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Muy buenos días, hermanos, personas que nos visitan. Le damos gracias a Dios porque nuevamente estamos delante de su presencia en un día apartado de la semana para darle a él toda la honra y toda la gloria. Hoy estaremos viendo, seguiremos en la serie de filipenses. Es la prédica número cuatro. El tema es Cristo, la razón de vivir. En una ocasión le preguntaron a Tenzin Gyatso, el Dalai Lama, qué era lo que más le sorprendía de la humanidad. Y él respondió, me sorprende más el hombre. Y le dijeron, ¿por qué el hombre? Y él le dijo, porque sacrifica su salud para ganar dinero, y cuando lo consigue, sacrifica su dinero para recuperar la salud. y luego está ansioso por el futuro, que no disfruta tampoco el presente. El resultado es que no vive ni el presente ni vive el futuro. Vive como si nunca fuese a morir y entonces muere sin haber vivido realmente nunca. En todo hombre, agrego ya después de esta cita, que no vive para Cristo se cumple esta verdadera y triste realidad. Millones y millones nacen en el mundo y mueren sin haber vivido realmente. Y lo peor del caso es que no tienen la oportunidad de la vida eterna. El apóstol Pablo nos enseña quién es la razón de vivir. Vamos a orar. Padre bendito, Dios eterno, venimos nuevamente delante de tu presencia. Señor, porque estamos necesitados de ti, porque nada podemos hacer sin que tú dirijas nuestras vidas. Por eso necesitamos, prescindimos de ti y queremos agradarte, queremos adorarte. Queremos poner nuestros corazones en tus manos para que tú obres en nuestras vidas. Señor, enséñanos la razón de vivir. Enséñanos, Señor, que tú eres la razón de nuestras vidas. Señor, qué privilegio tenemos de poder entrar a tu lugar santo y decirte gracias, Padre, por tanto amor que no merecemos. Te pedimos, Señor, que tú seas el Rey y presidas esta reunión. Tú eres el dueño de esta iglesia. Habla tú y permite que tu siervo solamente diga palabra tuya. Pon corazones de una buena tierra que pueda, Señor, escuchar tu palabra y no solamente escucharla, que no seamos solamente oidores, sino hacedores de tu palabra. Señor bendícenos en esta mañana, en este día y siempre. En el nombre de Jesús. Amén. Cada criatura o cosa tiene una razón de existir. El arquitecto, el dueño, el creador, el constructor, el Señor y Dios del universo diseñó todas las cosas y dentro de su diseño dejó un manual del usuario para lo más valioso de su creación, el hombre. Lo más valioso de toda la creación es el hombre. Me refiero a hombre y mujer, por supuesto. Este manual perfecto es la Biblia. Cuando un hombre no toma en cuenta este manual perfecto, vive como la narrativa que leímos al principio. Cuando un hombre no vive con un rumbo, con un norte de quién es el motivo de vivir, vive como narrábamos al principio. Es por eso que nada le funciona, nada le sale bien cuando vive a espaldas de Dios, aunque quiera aparentar lo contrario. Muchas veces nos hacen aparentar que están viviendo una vida feliz y sabemos que cuando llega el momento de estar dentro de una habitación solo, se da cuenta lo vacío que es y lo vacío que está. Solo cuando somos de Cristo y vivimos para Cristo comprendemos el motivo de nuestro existir. El apóstol Pablo le explica esto a los filipenses. Vamos a Filipenses capítulo 1 y vamos a estar leyendo desde el versículo 12 al 21. Filipenses 1, 12 al 21. Filipenses 1, 12 al 21. Dice la Palabra de Dios, quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el progreso del Evangelio, dice el apóstol Pablo, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio y en los demás, en todos los demás. y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor, con mis prisiones se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. Algunos a la verdad predican a Cristo por envidia y contienda, pero otros de buena voluntad. Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones. pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del Evangelio. ¿Qué pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado, y en esto me gozo y me gozaré aún. Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo Esto resultará en mi liberación. Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, antes bien, con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Esta serie la hemos dividido en dos. El gozo de vivir en Cristo, primera parte y segunda parte. El versículo 12 que leímos, Pablo creía que tanto lo bueno como lo malo promovía el Evangelio. Y eso es bueno que nosotros veamos eso. A veces creemos que la vida cristiana es color de rosa. No, no necesariamente. Hay muchas cosas que nos acontecen y aún así Dios nos bendice siempre y está con nosotros todo el tiempo. Pero Pablo dice, Pablo creía que tanto lo bueno como lo malo promovía el Evangelio. La palabra que utiliza allí, progreso, significa abrir camino cuando un ejército marcha hacia la guerra, seguir adelante. Eso es lo que quiere decir esa palabra ahí cuando dice el progreso, seguir adelante. El apóstol nos enseña que las dificultades no eran maldiciones. A veces decimos, oye, pero ¿cuántas maldiciones? ¿Cuántos problemas? No, no, no. El apóstol nos enseña que el que vive en Cristo y le pasan situaciones apremiantes no son maldiciones. Tampoco es mala suerte o desgracia en la vida. Más bien, el apóstol la veía como oportunidades nuevas para predicar el Evangelio. Él veía cada cosa como una nueva oportunidad que Dios le daba para él predicar el Evangelio. En el versículo 13, nosotros vemos que estas oportunidades le sirvieron para llevar la palabra al peretorio. Vamos a leer. dice el versículo 13, de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio y en todos los demás. Nosotros vemos ¿Qué es un pretorio? Esa palabra viene de la palabra pretor. Pretor es un magistrado antiguo de Roma que administraba la justicia. De manera que el pretorio era en el sitio donde estaban los pretor. Originalmente estaba reservada esta palabra para los nobles de Roma. En otras palabras, una persona que era del vulgo, de la mayoría, no podía ser un prétor. Eran personas selectas. Después cambió. Pero en este tiempo eran personas que eran de la realeza, por así decirlo. El prétorio, por tanto, era el palacio donde habitaban y juzgaban los prétores. Debido a sus comparecencias allí, Pablo tuvo la oportunidad de predicar el Evangelio a los préteros, a los préteres y a los demás, a todos los demás. Dentro de estos restantes y demás estaba la élite militar. Acuérdense que Pablo estaba custodiado regularmente por soldados y por militares. Los soldados que les custodiaban, los cuales tenían turnos rotativos que le daba la oportunidad de predicarle a más soldados. Los soldados se cambiaban por tiempo y él tenía oportunidad de predicarle el evangelio. Además, había en ese sitio, en el pretorio, las personas que servían allí. Personas que servían cualquier cosa, no sé si café, no sé lo que ellos tomaban, pero sí había personas que daban el servicio regularmente como los hay en las oficinas. Por eso él dice, sus prisiones se habían hecho patentes en Cristo. La guardia pretoriana sabía que el compromiso de Pablo con Cristo lo había llevado al arresto y posterior encarcelamiento. En otras palabras, todo el que estaba alrededor de Pablo sabía por qué Pablo estaba preso. ¿Y Pablo estaba preso por qué? Porque él servía a Cristo. Y porque él no se negaba a cambiar lo que él estaba predicando. y eran oportunidades constantes que tenía el apóstol de predicar cuando vamos a los versículos 14 al 17 vamos a leerlo dice ahí y la mayoría de los hermanos cobrando ánimo en el señor con mis prisiones se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor algunos a la verdad predican a cristo por envidia y contienda pero otros de buena voluntad Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones, pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del Evangelio. Nosotros vemos que la segunda oportunidad para dar testimonio del Evangelio involucraba a la propia Iglesia. La iglesia tenía el deber y la obligación por ver a este hombre padeciendo por Cristo, de ser motivados para ellos predicar el Evangelio. Fíjense qué importante y qué diferente es lo que nos presenta la palabra de Dios con lo que es vivir la vida cristiana, con lo que la gente entiende que es la vida cristiana desde fuera. Cuando estamos dentro y vemos la verdad de Dios y vemos la palabra de Dios y entendemos la palabra de Dios, entonces entendemos que cada momento de nuestra vida es una oportunidad para la predicación del Evangelio. Debido a sus prisiones, los cristianos se dividieron en dos grupos, los que apoyaban a Pablo y los que se oponían a él. ¿Cómo? ¿Dentro de la iglesia? Por supuesto que sí, por supuesto que sí. ¿Y eso le agrada a Dios? Por supuesto que no, por supuesto que no. Pero había gente que estaba contendiendo en cómo predicar el evangelio y por qué hacerlo. Acuérdense que hay personas que les gusta brillar por ellos mismos. Quieren brillar sobre el dueño de la iglesia. Y hay otros que no, que entienden que tienen que estar bajo él porque él es el dueño de la iglesia. Y nosotros lo único que somos, somos siervos inútiles. Siervos inútiles, pero hay otros que no quieren ser siervos inútiles. Hay otros que vienen del mundo y quieren traer su brillo y quieren seguir brillando, más que el que debe de brillar. Eso fue lo que pasó en esta iglesia. Y por eso había un grupo que lo hacía de corazón y había otro grupo que lo hacía por contienda y por envidia. Allí la iglesia tuvo la oportunidad de conocer quién es quién, quién es quién. En los momentos cruciales es donde se conoce realmente quién es un cristiano genuino y quién no es un cristiano genuino. Es muy fácil venir al frente como se predica a veces. Vengan al frente, conviértete. Di un paso, me convertí. Vienen los problemas, entonces salgo huyéndole a los problemas. Eso no es la vida cristiana. La vida cristiana es cuando uno da ese paso y se entrega a Cristo, no hay vuelta atrás. Y hay una canción que me viene a la memoria, dice, he decidido seguir a Cristo, he decidido seguir a Cristo. La cruz delante y ¿qué detrás? Y el mundo atrás. Pero hay gente que va detrás de la cruz y de repente se devuelve y quiere ir detrás del mundo. Y Cristo que me caiga atrás. No, esa no es la vida cristiana. La vida cristiana es una vez, nosotros hacemos un giro completo. Decidimos seguir a Cristo, hicimos un compromiso con Cristo, el mundo quedó atrás. El mundo quedó atrás y el mundo sigue detrás de nosotros. Y tiene como si fueran, ustedes han visto los vaqueros cuando van en un caballo para enlazar una vaca, ahí vienen detrás de nosotros el mundo tratando de enlazarnos constantemente y tratando de llevarnos con ellos. Pero cuando un hombre tiene la determinación como tenía el apóstol Pablo, dice yo no vuelvo atrás. Pase lo que pase, sea lo que sea. Estoy dispuesto a seguir a Cristo con mi vida pero no solamente con mi vida, con mi muerte también, con mi muerte también. Que me maten, que hagan lo que quieran conmigo, este cuerpo le pertenece a él. Me viene a la memoria una anécdota que escuché hace muchos años atrás. Se dice que en una comunidad rural de Colombia, y qué coincidencia, que me regalaron un libro hoy, de alguien que estuvo preso por la guerrilla colombiana, el padre de nuestro hermano Rey Grissin, Y se dice que en la comunidad rural de Colombia, en momentos en que la iglesia cristiana de un pueblo estaba reunida, de repente se apareció un grupo de guerrilleros armados y gritaron a esa iglesia a viva voz, los que son de Cristo tienen la oportunidad de salir ahora de aquí y saldrán con vida, pues a todo aquel que es de Cristo y se quede aquí lo vamos a matar. Piensen ustedes, ustedes en esa situación. En cuestión de segundo, la iglesia que estaba abarrotada de personas se quedó con sólo unos pocos valientes quienes le pidieron a los hombres armados que antes de matarlos les permitieran hablarle del Evangelio. Ustedes no van a matar, pero nosotros queremos hablarle del Evangelio. El jefe del grupo accedió a dicha petición y una vez terminado el tiempo de predicación, el jefe del grupo guerrillero les dijo Nosotros también somos nuevos creyentes. Lo único que queríamos era adorar y conocer a verdaderos hermanos en la fe, no a falsos quienes pudieron denunciarnos delante de nuestros superiores. Ahora queremos cantar una canción con ustedes y luego nos marchamos. Esta gente fueron puestos a prueba y el resultado fue muy patético y muy patente. Muchos dicen de boca amar a Cristo, pero en realidad se aman a sí mismos. Mateo 10, 39. Vamos a Mateo 10, 39. Mateo 10, 39. Dice la palabra de Dios en Mateo 10, 39. el que haya su vida la perderá y el que pierde su vida por causa de mí la hallará. Tanto el aire como el papel aguantan todo lo que nosotros digamos o escribamos en él. Ahora bien, decirlo, escribirlo, avivirlo es muy diferente. decir soy creyente, escribir soy creyente, a tu vivir una vida de creyente y yo también, son dos cosas totalmente diametralmente opuestas. Este grupo de hombres que estaban en esa iglesia, todos eran supuestamente creyentes. Al fin y al cabo, ¿quién ustedes creen que eran creyentes? Aquellos que dijeron, me pueden matar, pero yo quiero una sola cosa antes de que me maten, yo quiero predicar de Cristo. El apóstol Pedro, otro de los apóstoles le dijo al señor de boca mi vida pondré por ti en Juan 13 37 mi vida yo pondré por ti Pedro pensaba que engañaba al señor de igual manera pensamos nosotros que le engañamos pero es imposible pero es imposible El Señor ve mucho más allá de nuestra intención. Él ve aún nuestros pensamientos. Por eso le respondió a Pedro en Juan 13, 38, tu vida pondrás por mí. De cierto, de cierto te digo, no cantará el gallo sin que me haya negado tres veces. Ciertamente, Pedro le negó tres veces. Y oigan la tercera vez cómo le negó. Le negó con maldición y le negó con juramento. Como dice Mateo 26, 69 al 74. Luego lo pueden buscar. Debemos cuidarnos de vivir nuestra vida de fe en total dependencia del Espíritu Santo. Es el deber que nosotros tenemos si somos hijos de Dios. vivir en total dependencia del Espíritu Santo. Todo paso que tú y yo demos debe ser para la gloria de Dios. Toda acción que tú y yo iniciemos debe ser con la anuencia del Espíritu Santo en nuestra vida. Que sea Él quien dirija nuestros pasos. Se puede estar trabajando en la Iglesia de Cristo, y oigan esto que es importante, se puede estar inmerso trabajando en ministerios dentro de la Iglesia de Cristo con motivos equivocados. y con una actitud que no sea santa, sino pecaminosa. En Filipos había un grupo que predicaba a Cristo por envidia y contienda. ¿Cómo? Volvemos y lo repetimos. En Filipos había un grupo que predicaba el Evangelio por contienda y por envidia. De ahí la importancia de sanar nuestro corazón antes de traer ofrenda a Dios. A Dios no le interesa qué tanto tú sirves en la iglesia, primero le interesa tu corazón. Él está interesado en tu corazón. Él quiere o todo o no quiere nada. Obviamente, después que tú tienes tu corazón sanado, Él mismo es el que pone el querer como el hacer por su buena voluntad, no al revés. A veces pensamos que no, me voy. Y ustedes ven gente que están en setenta mil actividades en la iglesia. Y aquí y allí. No, no, no. Él quiere tu corazón primero. Él quiere tu corazón primero. La salvación es por gracia, no es por obra. Él no quiere verte obrando y haciendo. No, no, no. Él no ve eso que tú estás haciendo. Él ve tu corazón. Y Él quiere un corazón, el corazón tuyo, el corazón mío, lo quiere para Él totalmente. Y una vez le hemos entregado nuestro corazón totalmente, Él hace la obra. Y tú y yo nos sorprendemos de decir, ¿cómo yo estoy inmerso en esto? Él te mueve, Él te mueve. No al revés. El problema del hombre es que nosotros nos acostumbramos, ¿cómo yo compro el cielo? El cielo no tiene precio. Y lo dijimos en una prédica, respondiendo a una canción de Mark Anthony, ¿qué precio tiene el cielo? Y respondíamos en una prédica, ¿qué precio tiene el cielo? El precio que tiene el cielo es la sangre de Cristo. Ese es el precio, no hay otro precio. Dios quiere tu corazón, Dios quiere mi corazón, totalmente. De nada nos sirve estar inmersos en actividades de la iglesia si Dios está ausente en nuestra vida. Vamos al Salmo 127.1. Salmo 27.1. Dice la palabra de Dios en el Salmo 127.1. Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Jehová no edificara la casa, en vano trabajan los que la edifican. Dios ve con agrado a aquellos que prefieren trabajar con su vida de pecado primero, antes de servirle por envidia y servirle por contienda. El deseo de Dios es que nosotros curemos nuestro corazón. A veces pensamos que ser cristiano es sinónimo de estar metido en todo, de actividad en actividad. Pero puede ser que la motivación de tanta actividad sea el resultado de refugiarnos en dichas actividades, huyéndole a un sinnúmero de cosas, incluyendo huirle a Dios mismo, y más bien querer ganarnos el cielo por obras. Vemos personas que están metidas de lleno, y líderes, diáconos, pastores, hay pastores que le huyen a la esposa, y son pastores a tiempo completo, del mundo entero menos de la esposa y menos de los hijos. Me viene a la memoria, en un funeral de un pastor, murió el pastor, se paró todo el mundo a hablar del pastor, y la esposa y la hija estaban sentadas al lado. Y cada vez que alguien hablaba bien del pastor, belleza del pastor, la esposa y la hija se miraban y decían dentro de ella, pero ese no es mi papá. No es de mi papá que están hablando. ¿Y sabe por qué ellos se extrañaban de que hablaban así? Él fue pastor de la iglesia entera y del mundo entero, pero no fue pastor ni de la esposa, ni fue pastor de su hija. Él alteró el orden de Dios. Uno de los requisitos para los obispos, para los que sirven en la iglesia, es ¿qué? Que maneje bien su casa. Porque el que no maneja bien su casa no puede manejar la ley de Dios. Hay un orden de prioridad establecido por Dios, y Dios dice que Él está primero que todo eso. Pero muchos pastores se olvidan de Dios y sirven a un agré, creyendo que lo están haciendo perfectamente, y líderes, en sentido general, todos nosotros los que lidereamos. Hay un orden de prioridad que nosotros queremos, debemos cumplir, y Dios nos lo dice en su palabra. Dios es un Dios balanceado. Si tú creías que lo primero para mí debe ser la iglesia, no. Primero Dios, después yo tengo que tener cuidado de mi propia alma, yo debo tener cuidado de mí mismo. Yo tengo que curar mi corazón, yo tengo que cuidar mi vida espiritual. Y después de mí, yo estoy casado, va mi esposa. Y después de mi esposa, yo tengo hijos que están bajo mi techo, mis hijos. Y después de los hijos, entonces viene el trabajo, y en este caso el pastor está trabajando en el pastorado, entonces viene la iglesia, no al revés. Pero hay mucha gente que se quema en el ministerio porque se van detrás de las cosas que Dios no le mandó y quieren servir, y a nadie se le niega, y aquí estoy yo 24-7. Un momentico, no es un asunto de una emergencia de un hospital. Aún en los hospitales, en la emergencia hay médicos que se rotan y hay enfermeras que se rotan. porque si no se funden. Fundido. Ven el orden de prioridad de Dios. Ven lo que Dios quiere primero. Dios quiere que tú y yo seamos ordenados. Dios quiere que tú y yo tengamos un corazón para Él. Primero, sobre todo, un corazón listo para servirle a Él. Con razón dijo Weiss Hauner, muchos miembros de iglesia están almidonados y planchados, pero no lavados. Muchos miembros de iglesia están almidonados y planchados pero no lavados. Ahora nosotros vemos la palabra de Dios que no habla por ningún sitio que nosotros hemos sido planchados y almidonados por Cristo. No aparece. Sí constantemente dice los que han sido lavados por la sangre de Cristo. Entonces muchos en iglesia están almidonados y planchados, bien planchaditos pero no lavados. Verdaderamente eso es preocupante, es preocupante. Por eso lo primero que debemos hacer es revisar nuestro corazón y ver si estamos planchados y si estamos almidonados, o si realmente hemos sido lavados por la sangre de Cristo. Luego, si tú eres de Cristo, pon tus dones al servicio de Dios. Pero primero ese orden. Si tú eres de Cristo y tienes tu corazón limpio para con Dios, no para que la gente crea, no, no, para con Dios, entonces pon tus dones al servicio de Dios, no al revés. los escriba y los fariseos creían ser hijos de dios por sus actividades y ritos religiosos y el señor le llamó generación de víboras y en un solo capítulo les llamó en ocho ocasiones fariseos hipócritas en mateo 23 en un solo capítulo ocho veces fariseos hipócritas en filipos habían dos grupos en la iglesia los planchados y almidonados y los lavado por la sangre de cristo El grupo de lavados por la sangre de Cristo estaban motivados por la buena voluntad y el amor. Estaban conscientes de que Pablo había sido puesto, establecido por Dios para predicar y defender el Evangelio, especialmente para los gentiles. Ellos sabían claramente cuál era el propósito de ese hombre estar ahí. En el versículo 18, cuando vamos al 18 de Filipenses 1, Leemos que pues, que no obstante de todas maneras o por pretexto o por verdad Cristo es anunciado y en esto me gozo y me gozaré aún. El apóstol Pablo, miren el corazón de este hombre, él tiene en poco las diferencias y la conducta errónea de algunos, la tuvo en poco. Dice, lo que más le importó a él fue el evangelio, de todas maneras era predicado. La preocupación y el gozo de él era, ¿cómo quiere estar siendo predicado el evangelio? Y aún sabiendo que era una parte que lo hacía por pretexto, dijo, aún así me gozaré. No tuvo una excusa para decir cualquiera deja esto y se larga y deja esto. No. Él estaba gozoso en medio de la prisión con un grupo que se oponía a él, con un grupo que en vez de defenderlo lo que hacía era que lo atacaba, pero predicaba a Cristo. Y el apóstol estaba gozoso. Dios quiera poner ese corazón en cada uno de nosotros. Es un corazón que no parece un corazón humano. Obviamente no era un corazón humano, era un corazón puesto por Dios. Cuando tú y yo nos dejamos moldear por lo que es Dios, nos pareceremos cada día más a Él. Y eso es lo que Cristo quiere con cada uno de sus hijos. Él quiere lograr en cada uno de nosotros ser perfeccionados día a día. Obviamente, la perfección de dónde nace, de Dios mismo. Si tú y yo somos perfeccionados día a día es que nos estamos pareciendo más a Cristo. Estamos siendo más moldeados igual que Cristo. Este hombre tenía un corazón para servirle a Dios. Se dejó utilizar por Dios. El versículo 19 y 20 leemos, porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado, antes bien, con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida, o por muerte. Él tenía la esperanza de que la Iglesia estaba orando por él. Él tenía esa confianza. Ahí vemos el lado humano. No podemos dejar de orar. Por eso oramos constantemente. Ah, yo soy creyente. Ya, debo de orar, debo de pedirle a Dios. Aquí tenemos los miércoles días de oración. Es de esperar que tú vengas a esa oración, que tú estés con nosotros en esa oración. Y si tú por motivo de trabajo no puedes estar con nosotros, es tu deber procurar una lista que nosotros hacemos y decir yo quiero esa lista para yo orar en mi casa por lo que la iglesia está orando. Ese es tu deber y es mi deber. Eso, ahí nosotros vemos cómo la iglesia estaba orando, que es la parte humana, pero también cuando Él dice, y la suministración, ¿qué quiere decir eso? Que ahí estaba la asistencia divina. La iglesia estaba orando y Dios estaba respondiendo de una u otra forma. A veces creemos que Dios solamente responde cuando decimos, Señor, te oramos por ese enfermo. Se murió el enfermo. Ah, Dios nos respondió. Sí, Él respondió. ¿Sabe cuál fue la respuesta? Que se iba a morir. ¿Cómo? Y entonces, ¿para qué yo oro? Dios es el que tiene el plan, Él es el que sabe. A veces oramos para que se sane, el paciente se sana, pero oramos a veces y Él se agrava. Ah, Dios no nos está oyendo. Sí, Dios te está oyendo. Hay hijos tuyos que te piden cosas y tú no se las das. Y no quiere decir que tú eres un mal padre. Lo que pasa es que tú sabes en qué momento se las debes de dar y cómo se las debes de dar. Y Dios sabe cómo debe darnos las cosas y cuándo debe dárnoslo, y cuándo nos dice que sí y cuándo nos dice que no. Eso es lo que muchas veces no se entiende dentro del Evangelio. Sin embargo, la Iglesia estaba orando y Él confiaba en la suministración, en la asistencia divina. En esta oración, la gramática une oración y ayuda, van juntas, oración y ayuda. El apóstol dependía del funcionamiento de ambas. El pueblo de Dios orando, el Espíritu de Jesucristo respondiendo las oraciones de su pueblo. Él estaba totalmente confiado. Pablo mantuvo el optimismo, Pablo mantuvo la confianza plena de su liberación. Literalmente la palabra liberación quiere decir salvación. Él sabía que él era un hombre salvo. Pasara lo que pasara en su vida, él estaba salvo, él estaba seguro. Amado hermano, eso es importante que tú y yo lo sepamos. Es importante que tú y yo sepamos que pase lo que pase, si tú eres un hijo de Dios, tú vas al cielo. Pase lo que pase. Y debemos tener la seguridad de salvación porque la Biblia nos dice que aquellos que son de Cristo han sido comprados y que estamos en el puño de Dios y nadie, absolutamente nadie, nos puede arrebatar del puño de Dios. La gente dice, no, pero espérate, entonces si yo, no, no, si tú eres un hijo de Dios, tú eres un hijo de Dios. La salvación no se pierde, no se pierde según lo que dice la palabra de Dios. La salvación no se pierde. Si tú eres un hijo de Dios, eres un hijo de Dios. Pablo sabía que él era un hijo de Dios y pasare lo que pasare con él, él sabía y tenía seguridad de salvación. Pablo evocó la misma actitud que tuvo Job en Job 13, 13 al 16. Vamos al Antiguo Testamento y veamos a Job 13, 13 al 16. Job 13, 13 al 16. Miren lo que dijo Job ahí. Dice, escuchadme y hablaré yo, y que venga después lo que viniere. ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes y tomaré mi vida en mi mano? Y miren esta expresión, y es la expresión que tú y yo debemos de tener. He aquí, aunque él me matare, en él esperaré. ¿En quién? En Dios. ¿Sabe lo que le está diciendo? Aunque Dios me quite la vida, en Él voy a esperar. No obstante, defenderé delante de Él mis caminos y Él mismo será mi salvación. Es una expresión parecida a la que dijo el apóstol Pablo. Aunque me pase lo que me pase, aunque Él me quite la vida, yo sé que Él tiene el control de mi vida, Él me la puede quitar. Aunque Él me matare, en Él esperaré. En Él confiaré. En Él he depositado mi salvación. Todo hombre de Dios debe tener esa actitud. El versículo 20, conforme leemos en Filipenses 1, 20, conforme a mi anhelo y esperanza en que nada seré avergonzado antes bien, con toda confianza como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo o por vida o por muerte. Cuando el apóstol dice que no será avergonzado, indica no escapar de la batalla o del apuro de una forma cobarde. Es lo que está diciendo ahí, yo no me voy a mandar hacia el lado donde está. La guerra está aquí, Dios me quiere aquí, yo no me voy hacia el otro lado. Yo no soy de los que voy a abandonar la guerra. En el nombre de Jesucristo yo voy a pelear. Esa es la actitud del apóstol. Dice, yo no soy un cobarde. Yo no soy de aquellos que retroceden porque Cristo está en mí. Si fuera por mí mismo, yo retrocedo, pero como Cristo está en mí, como capitán, voy delante, él delante y yo detrás. Pablo no quería estar en la lista de lo que dice Apocalipsis 21.8. Apocalipsis 21.8 dice, pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte segunda. Él no quería estar en ese grupo que está en primer lugar, cobardes. Hay gente que cree que para entrar al cielo solamente los asesinos, no. Miren el listado como empieza en Apocalipsis 21.8, los cobardes. Hay gente que no viene a Cristo por cobardía. Hay gente que dice, no, ¿qué dirá mi familia que somos de tal o cual religión si yo me convierto? Bueno, la Biblia dice ahí, pero los cobardes son los primeros que están en la lista. Pablo decía, yo no quiero ser de esos cobardes. Yo soy de los que voy detrás de mi Señor y Salvador. Pablo esperaba que Cristo fuera magnificado en su cuerpo, en vida o aún en su muerte, sin importar si esta muerte era violenta. Él sabía que él podía morir por una muerte violenta, no por una muerte natural. Él sabía que su vida podían quitársela. De hecho, nosotros vemos constantemente con el apóstol Pablo que dondequiera que lo movían, lo protegían muy bien porque habían quienes querían matarlo. Entonces, su vida estaba en un hilo, pendía de un hilo. Y él sabía claramente acerca de eso. Algunas preguntas finales para terminar. ¿Por qué pensaba y actuaba Pablo así? Otra pregunta que tenemos. ¿Por qué tenía en poco o en nada los deleites temporales de la vida y los apetitos carnales? ¿Por qué el apóstol pensaba así? La respuesta es porque Cristo era la razón de su vida. Cristo era la razón de vivir. Y una pregunta final que nosotros hacemos para finalizar. Y si yo te pregunto a ti en esta mañana, ¿cuál es tu razón de vivir? ¿Cuál es tu razón de vivir? ¿O vivimos para Cristo o vivimos para el mundo? No hay de otra. Simplemente hay esas dos respuestas, o vivimos para el mundo o vivimos para Cristo. Si tú eres de Cristo, como dice la Palabra de Dios, los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. ¿Cuál es la exhortación final? Si tú y yo somos de Cristo, vivamos para Cristo. Que nuestro vivir sea Cristo. Si tú no conoces a Cristo, este es un buen día para tú hacer tu decisión por el Señor. Es un buen día para tú hacer las paces con Dios. Y te garantizo de que tendrás la vida eterna. Eso es lo que la palabra de Dios nos dice. Hoy es un buen día para reflexionar acerca de eso. ¿Para quién tú vives? Si para el mundo, si para Cristo. Y si no conoces a Cristo, hoy es un buen día para hacer una decisión por Él. Vamos a orar. Padre bendito, Dios eterno, una vez más nos presentamos delante de Ti dándote gracias, gracias por Tu amor, gracias por Tu misericordia. Te pedimos, Señor, que Tú nos enseñes a vivir para Ti. Señor, nada más importante que tú en esta vida, nada más importante que tú en el mundo, nada más importante que tú en el cielo. A ti sea la honra, a ti sea la gloria. Bendícenos, Señor, en el nombre de Jesús. Amén. Este sermón fue predicado en el Ministerio Hispano de Community Church of Columbus. Hasta una próxima ocasión.
Filipenses
Sermon #4 de la serie de "Filipenses "Sermon predicado por el P. Frank Escoto.
En el cual se nos da la instruccion de la practica acerca de cual es la manera de vivir del creyente independientemente de su circunstancia.
Sermon ID | 2517134569 |
Duration | 38:26 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Language | Spanish |
© Copyright
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