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Vayan conmigo a Eclesiastes 11 Pesiatrés 11, vamos a leer los versículos del 3 al 5. Nos dice la palabra del Señor. Si las nubes fueran llenas de agua, sobre la tierra la derramarán. Y si el árbol cayera al sur o al norte, El lugar que el árbol cayere allí quedará. El que el viento observa no sembrará. Y el que mira las nubes no cegará. Como tú no sabes cuál es el camino del viento o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer en cinta, así ignoras la obra de Dios. el cual hace todas las cosas. Amén. Padre, al meditar en tu palabra, nuestra oración es que tú nos guíe a comprender las verdades que hay en estos proverbios que nos sirven para una vida mucho más agradable ante tus ojos. Te lo pedimos, Señor, que nos bendigas en el nombre de Jesús. Amén. Si nosotros atamos estos dos Estos tres versículos con los primeros, donde veíamos el camino de la sabiduría, podemos decir que ahora no solamente vemos ese camino, sino que también vemos la causa y el efecto como una consonante en la vida del ser humano. Estos tres versículos tienen dos grandes enseñanzas, tanto el tres como el cuatro, Contemplamos allí nosotros la causa y el efecto de los acontecimientos. Bien la palabra nos enseña que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Y no solamente podemos ver aquí la ley de la siembra y la cosecha. Tarde o temprano cosechamos todo aquello que hemos sembrado. Todo tiene su tiempo. Como también nos enseña Eclesiastes 3. Versículo 1. Todo tiene su tiempo. Así que la idea que Salomón transmite aquí en los versos 3 y 4 y que enfatiza es la idea de que tenemos que entender que todo lo que tiene una causa tiene un efecto. Todo. Y este principio nos dirige y debe dirigir nuestra mirada hacia la eternidad. Porque la maldad o la bondad del hombre en esta vida terrenal dará sus frutos o en el cielo o en el infierno. Lo que cosechamos en esta tierra veremos sus frutos cuando el Señor venga por segunda vez. Me encanta como Daniel en el capítulo 12 declara este gran principio. Él dice, los que enseñaron la verdad a la multitud brillarán como las estrellas a perpetua eternidad. Los demás se levantarán para que vergüenza y confusión perpetua. Y es interesante que muchos viven en esta tierra como si no tendrán que dar cuenta. como si no hay una consecuencia por nuestros actos, como si simplemente podremos burlar a todo ser humano y burlar a Dios. En un buen dominicano pensamos muchas veces que nos vamos a salir con la de nosotros. Pero la Biblia, la palabra de Dios declara que el que siembra para la carne de la carne que segará, la ley de la siembra y la cosecha. Más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Hermanos, ese principio lo encontramos desde la primera hoja de la Biblia hasta la última. La promesa Adán fue el día que comieres de ese árbol, ciertamente morirás. Hermanos, es una promesa, es una sentencia, pero ¿Qué es lo que había allí? Yo te prometo que si lo hace mal, te voy a castigar. O no es una promesa lo que le decimos a nuestros hijos muchas veces cuando lo amenazamos, decimos, si hace tal cosa, la consecuencia será esto. Hermano, mire, y cuando te haga eso, cumpla. Cumpla lo que usted prometió, porque las cosas deben tener consecuencias. El proverbista dice aquí, las nubes están llenas de agua. Si las nubes fueran llenas de agua, sobre la tierra la derramarán. No se quedará la nube para siempre con el agua, la derramará. Están diseñadas para eso, para tomar el agua evaporada y luego rociarla, derramarla sobre la tierra. Y Spurgeon dice que esto da la idea de cómo Dios en Cristo bendice la vida de los creyentes. Dice Él, hablándole a su corazón, mi querido corazón, si tú crees que Cristo es una nube que está llena de lluvia, pregúntate por qué razón lo está. ¿Y saben cuál es la respuesta de Spurgeon a su propio corazón? Él dice, pues para vaciarse en la tierra, Así Cristo para vaciarse en sus hijos. Y dice él no habría necesidad de que fuera el lleno de empatía, excepto que sea para empatizar con los hombres y mujeres. No había necesidad de que él sangrara, excepto para sangrar por ti. No había necesidad de que él muriera, excepto para que el poder de su muerte nos libertara a nosotros de la muerte. Hace una analogía del árbol. Donde cae, allí quedará. Y es un llamado, hermanos, a que nosotros no veamos tanto las condiciones favorables o desfavorables. Si usted se pone a mirar el viento, el clima, si llovió el primero de abril o no para sembrar, se pasará todo el tiempo de la siembra calculando qué día sembraremos. Y cuando llegue la cosecha, no habrá nada que cosechar. Hemos gastado el tiempo, considerando más bien los tiempos adversos, que yendo delante de Dios. Ayer estábamos delante del Señor, ¿haciendo qué? Porque los tiempos están buenos, maravillosos. Porque si así fuera, el culto de ayer, el tiempo de ayer hubiese sido únicamente de acción de gracia. Pero hermano, el 90% de las cosas que había ahí no eran acción de gracia, eran peticiones. ¿Saben por qué? Porque los días no son buenos. y cada día vamos de mal en peor. Si seguimos observando las circunstancias, en lugar de confiar en Dios, prontamente se haremos hallados araganes, vagos, culpables. Señor, porque tuve temor, escondí el talento y mira aquí donde te lo guardé, uno solo. Eso es lo que hace el que solo mira las circunstancias. Él se quedó mirando la severidad mientras los otros cogieron el talento y lo pusieron a rendir. Spurgeon predicó un sermón acerca de este pasaje. Le tituló, Sembrando en el viento y cosechando bajo las nubes. Sembrando en el viento y cosechando bajo las nubes. ¿Y qué refleja ese sermón? Cada día debemos confiar en Dios a pesar de las circunstancias. Todos los días debemos confiar en Dios a pesar de la circunstancia. Y amados hermanos, hoy en día, la verdad es que si no podemos contemplar y esperar las mejores condiciones para hacer las cosas, ¿saben qué va a pasar? No se van a dar. Debemos orar para que el Señor nos muestre el camino. Debemos pedir valor para emprender el camino. Y debemos pedir confianza para no devolvernos en el camino. Porque hermanos, no podemos negar la realidad de que emprendemos el camino y a veces no queremos devolver. Sobre todo cuando estamos y queremos vivir el evangelio como Dios lo demanda. Porque es un evangelio fácil de vivir hermano, en esto tenemos que ser claro. Hay un evangelio fácil de vivir. Hay un evangelio cómodo de vivir. Hay un evangelio hecho, preparado y, como dicen por ahí, hecho potable para que usted se sienta en una iglesia, anestesie su alma y esté tranquilo. Ese evangelio humanista que solo nos habla del bien de la bondad, de la misericordia. Pero han sacado de allí la justicia, han sacado de allí el perdón, el pecado. Esas cosas no se hablan. Y en ese evangelio es fácil ir de viento en popa. Pero cuando nos enfrentamos al verdadero evangelio, vemos las consecuencias y el efecto en nuestras vidas. Hermanos, vivir el evangelio como Dios demanda. Es un reto para cada hombre y para cada mujer. No es fácil. Pero ahí tenemos el Espíritu Santo para ayudarnos y asistirnos durante todo el camino. Y orar, Señor, manda evangelistas para cuando yo me vaya a la feria de la vanidad, me arrastre de nuevo al camino. Me traiga de nuevo al camino, me ponga allí. Amados hermanos, oremos que el Señor nos permita ver mucho más allá de nuestras circunstancias, que el Señor nos permita ver mucho más allá de las cosas que acontecen a nuestro alrededor, que están buenas, que están malas, que se van poniendo peor. Y confiemos y esperemos en aquel que sabe hacer con su creación lo que lo que él ha determinado hacer en ella. Pídale a Dios que le dé esa confianza, esa fortaleza, esa firmeza, esa fuerza en sus caminos, pero sobre todo que lo ayude a vivir como es digno del Señor Jesucristo.
Tarde o temprano cosechamos lo sembrado
Series Eclesiastés
Tarde o temprano cosechamos lo sembrado
Sermon ID | 2325714155074 |
Duration | 12:16 |
Date | |
Category | Devotional |
Bible Text | Ecclesiastes 11:3-4 |
Language | Spanish |
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