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Vayamos, hermanos, a nuestra serie acerca de la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Nosotros queremos continuar en esta mañana tratando esta importante doctrina de la santidad en nuestra vida práctica, a fin de que podamos así, de esta manera, vivir la vida que a Dios le agrada y también cosechar los frutos de esa vida alineada con la plomada de la ley de Dios, a la que llamamos santidad, según la Biblia. ¿Qué es la santidad? Pues la santidad en nuestras vidas la podemos definir como ese traje de gala refugente y glorioso de la nueva vida en Cristo, con que nos viste el Espíritu Santo desde el momento en que nos imparte el nuevo nacimiento el arrepentimiento de nuestros pecados y la fe en nuestro Señor y Salvador Jesucristo, cuya sangre derramada en la cruz nos limpia de todo pecado y nos aparta para vivir una vida nueva, según los estándares de Dios para que así podamos vivir para conocer, amar, adorar y glorificar Su bendito nombre, tanto en el tiempo como en la eternidad. Santo es Aquel que ha sido investido con una nueva vida por la gracia de Dios, y vive una vida sumiso a esa Palabra de Dios que tenemos en nuestras manos. En este tenor hemos señalado que la santidad no es un concepto abstracto, es un concepto práctico, es una doctrina práctica, cuyos resultados lo hemos de ver en nuestra vida cotidiana, primero que nada en el hogar, en el hogar. La santidad podemos verla en un esposo, cuando este hombre vive con su esposa, conforme a lo requerido por Dios en su palabra, Vemos la santidad en una esposa cuando ella vive según lo esperado por Dios, lo diseñado por Dios en su palabra. Lo vemos en los hijos cuando ellos viven según el modelo de Dios para su relación con sus padres. Lo vemos en el contexto del desempeño de papá y de mamá en su paternidad y en su maternidad. siendo ejercida conforme a lo requerido y demandado por Dios en Su Palabra. La santidad puede ser vista a través del ejercicio de nuestra vida familiar, pero también, mis amados hermanos, la santidad ha de verse en nuestra vida laboral. Nuestra vida laboral debe ser un espejo donde pueda ser conocida la santidad con la cual fuimos revestido con una nueva vida. Es interesante observar que el apóstol Pablo, después de haber hablado de la familia en el capítulo 5, después de haber hablado de la relación padre-hijos en el capítulo 6, Inmediatamente después empieza a hablar de la vida laboral y el estándar de santidad que los siervos, en este contexto de la antigüedad, deben de vivir con sus amos. Dios creó al hombre para que éste viviera en familia. pero también lo creó para trabajar, para mantener su familia, con el sudor de su frente. La historia del trabajo comenzó en el jardín del Edén, donde nos dice Génesis 2, 15, Tomó pues Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase. Vemos que eso fue antes de que el pecado entrara al mundo. Después que el pecado entró al corazón del hombre, Dios le dijo también en Génesis 3.19, con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelva a la tierra, porque de ella fuiste tomado, pues polvo eres y al polvo volverás. Todo el trabajo manual, así como también todo trabajo intelectual, es honorable. Y tanto el hombre como la mujer deben de emplear su mente y sus manos para producir todos y cada uno de esos bienes y servicios que la gente requiere y necesita en su cotidiano vivir. Debemos de trabajar, porque el trabajo no es una maldición de Dios, sino una bendición dada por Él. primero para suplir nuestras necesidades temporales, pero también las necesidades espirituales. El trabajo es una bendición dada por Dios para hacernos útiles para los demás. El trabajo es un medio de gracia que Dios ha provisto para hacernos felices y dichosos, prósperos en esta tierra. Ahora, ¿por qué hay tanta gente desempleada en nuestra generación? ¿Por qué hay tanta gente pobre, indigente, menesterosa, infortunada y desafortunada en nuestro país? en nuestra generación en el mundo. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón por la cual hay tanta desesperanza en materia laboral? Mis hermanos, la ausencia de santidad tiene consecuencias que se pueden palpar en la vida laboral de los seres pero también se puede empalpar en la vida económica de los seres humanos. Tanto a nivel familiar como a nivel eclesiástico y a nivel de los pueblos en general, la ausencia de santidad tendrá un impacto directo en estas esferas. Y la razón de ello se debe al hecho de que nuestra vida laboral y productiva debe de ser santa, o se pagarán las consecuencias de la ausencia de santidad en nuestra vida laboral, en nuestra vida productiva. La ausencia de santidad en nuestra vida económica, en nuestra vida productiva, producirá frutos de miseria y de pobreza. Y creo firmemente que la raíz de la pobreza está en la ausencia de santidad de la gente. Solamente viviendo en santidad se puede lograr un desarrollo integral en el ser humano. Solamente viviendo en santidad, oigan bien, jóvenes, especialmente los jóvenes, oigan solamente viviendo en santidad se podrá lograr un desarrollo integral en tu naturaleza humana, en tu vida. La ausencia de eso producirá una vida miserable y pobre, carente de las cosas más elementales para el sustento de la vida física y espiritual en este mundo. Hay muchos que viven soñando con pajaritos en el aire, y se pasan la vida completa, horas invertidas, en el mundo del entretenimiento, en el mundo de la vagancia, en las calles, subiendo, caminando, bajando, doblando y enderezando esquinas. Horas, semanas y años se pasan en eso, y eso es pecaminoso, pecado, esa falta de santidad, en la administración y mayordomía del tiempo. Eso se cosecha más tarde y a esa cosecha se le llama pobreza, miseria, indigencia, carencia de los bienes materiales más elementales que tiene el ser humano. Pasan su vida dilapidando sus horas en la vagancia y en el mundo del entretenimiento y mañana cosecharán los frutos amargos que produce esa siembra llamada vagancia y mala mayordomía del tiempo. De ahí, mis queridos hermanos y hermanas, que somos los responsables de cavar en la para arrancar el árbol que produce pobreza, miseria y muerte en los individuos, en las familias y en las sociedades en general. Cuando se cree y practica la verdad en el trabajo, en la vida productiva, el resultado será la santidad. el resultado será la restauración, el resultado será la gloria, el resultado será el desarrollo, el resultado será la prosperidad, el resultado será el bienestar, el resultado será el confort, la esperanza, la seguridad, el triunfo, y la sonrisa de Dios, que es lo más importante. La santidad aplicada en nuestras vidas laborales producirá desarrollo espiritual, primero que nada, pero también generará desarrollo intelectual, social y económico en nuestra vida individual, familiar, eclesiástica, etcétera. Porque la verdad rompe destruye y elimina del corazón y de la mente humana todas esas cadenas con las cuales el diablo mantiene al ser humano atado a todas aquellas mentiras que generan y producen miseria y pobreza, una vida inútil e inservible. Cuando el Evangelio llega al corazón del ser humano, rompe todos esos vicios y los expulsa de la vida humana, los erradica del corazón y de la mente. todos esos vicios que arruinan las finanzas, todos esos vicios que producen miseria y pobreza, son erradicados del corazón y de la mente humana. Cuando el Evangelio llega al corazón y a la mente del ser humano, y éste experimenta el poder de ese Evangelio, ese pecado llamado pereza, vagancia, se va, se esfuma, es sacado de allí. Como bien lo expresa el Salmo 104, 23, sale el hombre a su labor y a su labranza hasta el anochecer. Eso es lo que hace el Evangelio. hace del hombre un ser productivo, de sol a sol. Su mente no está vagando, soñando con hacerse rico, él trabaja para hacerse rico, si Dios en su providencia se lo consale. No se pasa horas y horas soñando Él convierte esos sueños en diligencia, porque Él sabe que la mano del Diligente, esa será prosperada. El apóstol Pablo nos da cinco cualidades de la santidad que debe de adornar la vida de todo hombre o de toda mujer, a la hora de realizar su trabajo. Efesios capítulo 6, 5 al 10, y Tito capítulo 2, versículo 9, allí vemos las cualidades de santidad que ha de exhibir todo hombre, toda mujer de Dios en su vida laboral. Dice aquí, siervos, obedeced a los que son vuestros amos en la tierra con temor y temblor, con sinceridad de corazón, como a Cristo. No sirviendo sólo cuando se os esté mirando, como los que quieren quedar bien con los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios con ánimo. Serví de buena voluntad, como al Señor, no como a los hombres, sabiendo que el bien que haga cada uno, eso recibirá de parte del Señor, sea siervo o sea libre." Tito, capítulo dos, verso nueve. exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones, no defraudando sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador." Y esto obviamente, hoy debemos de aplicarlo. no a los esclavos, sino a los obreros o empleados asalariados. Estos principios son para establecer las normas de santidad que debían recibir los esclavos ayer y los empleados de hoy. Vemos aquí que un empleado cristiano, un hombre, una mujer santa, empleado, empleada, es alguien que se sujeta a su patrón en todo. La santidad se muestra en un empleado cuando éste se sujeta a su patrón no en lo que le conviene a él, no en lo que le gusta a él, no en lo que le parece bien a Él, sino en todo, en todo. «Siervos, obedeced a los que son vuestros amos», dice el apóstol en este pasaje de Efesios 6, 5. Los trabajadores cristianos deben obedecer a sus empleadores en todo, obviamente. siempre y cuando no violen la ley de Dios y la conciencia en su vida laboral. Es común que el jefe le diga a la secretaria, cuando alguien está llamando para cobrar alguna deuda, sobre todo, dile que no estoy aquí. En ese caso, ¿qué usted va a hacer? ¿Complacer al jefe, o decir la verdad? ¿Qué usted haría? Bueno, patrón, lo siento, pero yo no voy a hablar mentira, yo me debo al Señor ante que a Yo no voy a hablar mentira. Si usted está aquí, yo no voy a decir que usted no está aquí. ¡De la cara! Si alguien le contrata a usted y le paga un sueldo para que le sirva como empleado, usted no debe someterse a esa persona a regañadientes. Usted no se debe de someter a esa persona con mal humor. Usted no se debe de someter a esa persona con un espíritu de amargura, sino de manera gozosa y alegre. Es así como usted debe de someterse a la vida laboral por la cual a usted le pagan en esa empresa, en ese negocio. Debemos de aclarar que la sumisión es esencial en la familia, en el gobierno, en la milicia y, obviamente, en nuestro puesto de trabajo. Es esencial la sumisión. La insubordinación y la rebelión injustificada es un acto que deshonra a Dios y trae descrédito para el Evangelio. Usted tiene un patrón tirano, explotador y déspota. Busque otro trabajo. Es lo que le puedo recomendar. Es todo lo que le puedo recomendar. Buscate otro trabajo. Deja eso. Porque nosotros siempre debemos mostrar un espíritu sumiso de colaboración con esa empresa, con ese negocio, que nos paga un sueldo para que laboremos. Mucho o poco, pero nos pagan para eso. Nos pagan para eso. Mientras usted consigue otro trabajo con un mejor patrón, haga esto. Le recomiendo esta receta. Por lo demás, hermanos míos, fortalecemos en el Señor y en el poder de su fuerza. es lo que yo les recomiendo que hagan mientras aparece otro trabajo porque no salga corriendo pues tiene que pagar casa, tiene que pagar colegio, tiene que pagar luz y comprar comida para la familia es que yo no aguanto este despota es que yo no aguanto este tirano no le aguanto este explotador bueno Ore, humilles y pida a Dios que le dé otro trabajo, con otro patrón. Mientras tanto, encomiéndose al Señor y al poder de su fuerza, para lidiar con ese tirano. Es lo que le puedo recomendar, mi hermano. Un empleado santo será un empleado complaciente con su empleador. Tito 2, 9, que sean complacientes. Dice Dios allí eso. ¿Que sean qué? ¿Respondrones? ¿Gruñones? Cuando le mandan a hacer algo que no le gusta hacer. No dice ahí complacientes. Los empleados cristianos deben trabajar con una actitud y disposición de ánimo positivo, de ánimo amable, de ánimo gentil, de ánimo alegre. Así deben de trabajar los creyentes. si son santos. ¿Esa actitud les capacitará para ver más allá de las letras de las órdenes? ¿Les capacita para entender mejor la filosofía y las metas del negocio o de la empresa? ¿Esa actitud le permitirá al empleado ir la segunda milla? Como nos dice Mateo 5.41, y a cualquiera que te obligue a llevar la carga por una milla, ¿qué dice Cristo? Ve con Él dos. Dos. Pero hay que trabajar, bueno usted va a las cinco, pero hay que trabajar hasta las seis y treinta porque tenemos un pedido que entregar. ¿Qué tú vas a hacer? Usted se equivocó, mi horario es hasta las cinco y yo lo siento mucho. coge tu moteta y te trae una moteta de garita. ¿Esa es la actitud correcta? Naturalmente hay situaciones y condiciones que hay que considerarlas. ¿Por qué? No todos los casos son iguales. Sobre todo en situaciones donde las empresas le cogen el can y el problema no es aquí que tienen una urgencia de entregar un pedido, el problema es que te ponen a trabajar más horas extras y no te pagan un gel eso se llama explotación y eso es pecado y veremos la santidad de los patrones porque no solamente es santidad que deben servir los empleados también, los patrones aquí tienen las normas para ser patrones santos." No diabolos, sino santos. Cada creyente en ese marco debe de ser un hombre o una mujer en su vida laboral, que llega a la empresa comprometido con la excelencia, comprometido con la calidad del trabajo, porque eso habla de la santidad, de tu santidad práctica. ¿Por qué? Porque tú metes en la vida laboral, ¿cuál es? Glorificar a Dios, exaltar su nombre, ser de buen testimonio allí, ¿Y quién puede ser de buen testimonio siendo un mediocre? ¿Quién puede dar gloria a Dios siendo un mediocre en su trabajo? El término griego euresto traducido complaciente denota el hecho de ser agradable y aceptable, excelente, por lo bien que hace su trabajo, por lo bien que hace su trabajo. Como dice Romano 12, 1 al 2, así que hermanos, os ruego por la misericordia de Dios que presentéis vuestros cuerpos en mi sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que vuestro culto racional no os conforme a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Y hermanos, interesante, vete aquí. ¿Qué? Las demandas de Dios para nuestros cuerpos, ¿cuál es? La de sacrificio. Y obviamente, hermano, es sacrificial pasarse ocho o diez horas siendo excelente en un trabajo, sobre todo cuando usted no está muy conforme por lo poco que le pagan. Ser excelente en eso no es fácil. Ahora, ¿qué le demanda a Dios? Que ofrezca su cuerpo en sacrificio vivo. ¿Para qué? para dar el máximo en ese negocio, en esa empresa. Un empleado santo no tendrá fama de ser un contradictor en la empresa o en el negocio de las órdenes que le da su jefe. Y no es que un empleado no tenga en un momento determinado una mente en su cabeza que le permite pensar y razonar. Hay órdenes que dan los patrones que son descabelladas, que ejecutarla produciría efectos dañinos a la compañía. Ahora, un creyente con una mente bien puesta sabrá dar buenas sugerencias, pero vean acá, debido cuidado, respeto, consideración, estima, honra y honor que esa persona merece. Pero venga acá, don, porque le gusta que le digan don a los patrones, ¿sabe? Cuando usted le dice don, entonces ellos se sientan y le oyen tranquilos. Y usted no cree que, y no le parece que, y usted ha pensado en argumentos que le muestran a esa persona que esa decisión que está tomando es dañina, perjudicial para el negocio, para la empresa y que va a pagar, porque los errores que se cometen en los negocios generalmente se pagan con cuarto. Entonces, en ese contexto, un buen empleado es aquel que tiene un caco bien puesto para saber en el momento preciso, decir al patrón, mire mi amigo, o mi jefe, mi jefe, no diga mi amigo, Mi jefe, oiga mi jefe, lo que yo tengo para decirle, mire esto, esto y aquello, entiendo que por esta razón no está bien, pero usted es el jefe. Le pasa la bandeja para su cancha. Pero en general, mis hermanos, los creyentes, el hombre y la mujer santos, no deben contradecir su vida laboral en su relación con el jefe y con la empresa, con una conducta chapucera, con una conducta de pereza, con una conducta de desgado y de insubordinación. Esas cosas no caben en el contexto de un hombre de Dios, de una mujer de Dios, empleados en empleados en una empresa a quien le pagan un sueldo. Es triste ver realmente muchos creyentes que lo despiden de los negocios. ¿Por qué? Porque son unos chapuceros. Son perezosos al ejecutar la orden y el trabajo. Se la pasan hablando y hablando y haciendo cuentos y haciendo... y relajo y... ¡barajando! Hacen la cosa con desgano cuando están de buen ánimo, que están desanimados, tú sabes, entonces... Son infructíferos. Insubordinados. hacen la cosa cuando quieren, o simplemente, ay, se me olvidó. Muchas veces sucede que cuando no están contentos con el sueldo, porque no le dan los permisos que quieren, cuando quieren, porque eso se da también cuando no están contentos con el sueldo o cuando el patrón no le ha dado permiso, cuando ellos quieren, ¿qué actitud asumen? ¿Qué actitud asumen? Trabajan con desgano, no rinden en la tarea, se pasan horas haciendo una tareita. Eso es pecado, mis hermanos. Eso es no ser santo en el trabajo. Eso es mundanalidad. Un empleado santo no será un desfalcador ni defraudador del negocio o de la empresa. Tito 2.9 dice que no defraude, 2.10, que no defraude, que no defraude Serví de buena voluntad como al Señor, dice Pablo en Efesios 6. Un empleado cristiano no querrá para sí ganancias económicas impropias. No procurarás ser rico de la noche a la mañana, de manera ilícita. Los trabajadores cristianos deben ser honrados, probos, íntegros, virtuosos e inflexibles ante cualquier pecado laboral y, por eso, son dignos de toda confianza en la empresa y en el negocio. Lamentablemente muchos no se sienten muy cómodos porque la llave ¿a quién se la dan? La llave se la dan a ellos. La llave debería, ¿a quién se la dan? Se la dan a ellos. ¿Por qué? Ah, porque son gente de confianza y saben que no van a meter mano. Entonces, bueno, es a las siete, es a las cinco que yo salgo, pero como tengo que cerrar, tengo que salir a las cinco y media. Porque lo que, la cajera cuadra, ahí está. Le dan a las seis de la tarde. Y yo tengo la llave. Tengo que cerrar. A mí me pasó eso en muchas ocasiones. Cuando yo trabajaba en la calle. Que me endosaban la llave. para cerrar, por la confianza que el Patrón había depositado en mí. Y, hermanos, eso es bueno, eso habla bien de ti, de tu testimonio, de tu confiabilidad. Y, naturalmente, tú llevas la llave, pero también con la llave te vas llevando, ¿qué cosa? El corazón del Patrón. Cuando haya que hacer un aumento, ¿en quién piensan? Cuando haya que hacer un ascenso, ¿en quién piensan? En ti. Ese es el punto. Un empleado santo será alguien que trabajará con buena fe en la compañía. Con buena fe en la compañía. Como bien dice el versículo 7, servir de buena voluntad como al Señor. con buena voluntad como al Señor. Y amados hermanos, en términos prácticos, esto quiere decir que usted como empleado debe demostrar puntualidad en sus horarios de llegada al trabajo. Debe ser discreto en las cosas que hablan fuera de la empresa. acerca de la empresa, discreto. Deben ser íntegros y honrados en cuanto al manejo de los recursos del negocio, pero también deben ser leales a sus jefes y compañeros de trabajo, leales, lealtad. El empleado cristiano debe de entender que quien lo puso en su puesto de trabajo no fue el diablo, fue el Señor Jesucristo. ¿O no lo pediste en oración cuando estaba desempleado? ¿Te lo dieron? ¿Quién te lo dio el Señor? Entiende lo siguiente, Dios te dio ese trabajo primero que nada para que a través de él tú glorifiques su nombre, sirviéndole a tu prójimo en esa empresa, en ese negocio. Pero también para que gane dinero y obtenga mediante él el pan nuestro de cada día. Finalmente, hermanos, un empleado santo se esmerará en dar un buen testimonio para mostrar cómo la doctrina de Dios adorna, embellece, engalana su vida. Para eso, hermano, como bien lo dice Tito 2.9, Y diez, exhorta a los siervos a que estén sujetos a sus propios amos en todo, que sean complacientes y no refundones, que no defrauden, sino que demuestren toda buena fe, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador. ¿Cómo un empleado adorna la doctrina de Dios en su vida laboral? siendo una persona sujeta y obediente en su trabajo, siendo un empleado complaciente para hacer su trabajo y ejercer su función. Usted adornará la doctrina de Dios cuando en su empleo no es un individuo contradictor de las órdenes correctas que les da su jefe. Usted adorna la doctrina de Dios cuando usted, como empleado, no defrauda a su patrón, haciendo todo lo que le encomiendan de buena fe, con buen deseo de que las cosas funcionen, marchen, y sean productivas. La razón por la que Pablo estableció estas normas a los esclavos de ayer, y a los empleados de hoy, es para que en todo adornemos la doctrina de Dios, para eso, para eso. La palabra griega kosmeo significa embellecer, hacer más atractivo el aspecto físico de una De manera que los trabajadores cristianos deben hacer más atractivo el Evangelio para sus patronos impíos y compañeros de trabajo. De modo, hermano, que interesante está esto. Tu vida laboral será un poderoso mensaje evangelístico en el trabajo donde tú estás. Tu testimonio dará de tu Señor y Salvador. Tu testimonio. Tú no tienes que abrir la boca. Tu testimonio hablará de Ti y de Cristo. Los trabajadores cristianos deben hacer más atractivo el Evangelio para sus patronos y compañeros de trabajo por la belleza de su vida productiva, por la destreza con que ejercen su función, su labor, por la abnegación con que trabajan, por el amor con que hacen las cosas, también, por el entusiasmo que ponen al realizar sus tareas, aun las más incómodas y difíciles, pero también, hermanos, por la fidelidad, rectitud y apego. a los principios que dirigen la empresa, desde el punto de vista administrativo. Es ahí, mi hermano, donde se manifiesta la santidad en la vida laboral. Y hemos de esperar que el Señor, en consecuencia, propere y bendiga nuestras manos. Pues Su promesa es las manos diligentes que serán prosperadas siembra la doctrina bíblica del trabajo en tu vida, tienes el derecho, por la promesa de Dios, a esperar que Dios prosperará tu trabajo. Y creo que aquí hay muchos buenos ejemplos de eso. Gente que comenzaron con un celular sus negocios, y hoy tienen empresas prósperas y bendecidas. ¿Fruto de qué? Conocieron la verdad y aplicaron la verdad a su vida laboral, erradicaron de sus corazones la falsedad y la mentira que el mundo ha sembrado, le creyeron a Dios, y en ese marco Dios se ocupó de bendecirles, como hasta ahora lo ha bendecido. ¿Para qué debemos trabajar? Para que en todo adornemos la doctrina de Dios, para Su gloria y para nuestra prosperidad personal, familiar, etcétera. Que Dios nos conceda la santidad en nuestra vida laboral. Es nuestra oración para cada uno de nosotros. Te damos gracias, oh Dios, por tu bendita palabra que en esta solemne mañana hemos traído aquí. Gracias por la escuela dominical, por cada grupo, por cada maestro o maestra que enseñó tu palabra, señora, a nuestros corazones. Prospérala. Tu palabra que hemos predicado desde Púlpito también rogamos que la prosperen nosotros. Haznos santos en nuestra vida laboral. O Dios, te pedimos y rogamos estas cosas, en el nombre de Jesús. Amén.
Empleados llamados a santidad
Series Vivir en santidad
Llamados a vivir en santidad en nuestros empleos, como empleados.
Sermon ID | 221142010261 |
Duration | 44:55 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Language | Spanish |
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