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Vamos, vayamos, por favor, a la primera carta del apóstol Pedro. Primera carta del apóstol Pedro, capítulo 1, versos 15 y 16. Un llamado a vivir en santidad. Un llamado a vivir en santidad. Primera carta del apóstol Pedro, capítulo 1, versos 15 al 16. nos dice aquí la palabra, sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. Porque escrito está, sed santos, porque yo soy santo. También, Deuteronomio capítulo siete, verso seis, nos dice, porque tú eres pueblo santo para Jehová Dios, tu Dios Jehová te ha escogido para hacerle un pueblo especial. Y creo que ahí en ese pasaje está la razón y el motivo por el cual debemos de vivir en santidad, debemos de ser hombres y mujeres santos, porque Dios nos llamó para que fuésemos un pueblo santo, compuesto por hombres y mujeres ¡Sé santo en toda vuestra manera de vivir! Y para introducir nuestro tema, queremos, primero que nada, plantear cuán necesaria es la santidad para nuestras vidas. La santidad es necesaria, mis amados hermanos, porque ella es la base donde descansa nuestra comunión con Dios. Nadie podrá experimentar en su vida una real, verdadera, auténtica comunión con Dios a menos que sea santo en su Vida Cotidiana. Primera de Juan, capítulo 1, versos 5 al 7, nos dice, y ese es el mensaje que hemos oído de parte de Él, y os anunciamos, Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas. Si decimos que tenemos comunión con Él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en luz como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Su Hijo nos limpia de todo pecado. La santidad, mis hermanos, es la base de nuestra comunión con Dios. Por eso, debemos de ser hombres y mujeres santos, que viven para buscar la santidad, y a través de ello experimentar continuamente una vida de comunión con Dios. Dios demanda y exige de nosotros que seamos santos porque ella es la base donde se establece y desarrolla nuestra relación con Él de una manera fructífera, pero también es la base donde se sustenta y desarrolla nuestra relación de manera horizontal con nuestro prójimo. Debemos de ser santos, mis hermanos, porque la santidad es la base para alcanzar nuestro bienestar y felicidad aquí en la tierra, en este mundo. La santidad con que vivamos nosotros mantendrá alejado de nosotros todo aquello que trae desgracia, miseria, tristeza y dolor, refiriéndonos al pecado como la fuente de ello. Pero también la santidad nos mantendrá alejada la mano de la disciplina de Dios. Hebreos capítulo doce, seis, cuatro al Pues todavía no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado. ¿Y habéis ya olvidado la exhortación que se os dirige como a hijos? Hijo, no tengas en poco la disciplina del Señor, ni desmayes cuando seas reprendido por Él. Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo aquel que recibe por hijo. Hermanos, la disciplina es el fruto de la obra de Dios para tratar con nuestros pecados y apartarnos de Él. Y normalmente la disciplina es algo doloroso, aflictivo. Esa es la experiencia que cada uno tenemos. La santidad mantiene la disciplina de Dios, la vara de la disciplina de Dios, alejada de nosotros. Pero también, hermano, la santidad es necesaria para poder servirle a Dios y ser fructíferos en Su obra. No le podemos brindar a Dios nuestros servicios en vasos sucios. Para poderle brindar a Dios nuestro servicio, los vasos de nuestras vidas deben de ser limpios, deben de ser vasos santos. La santidad es necesaria para nosotros porque es la base donde descansa nuestra seguridad, nuestra seguridad, la seguridad de nuestra salvación descansa sobre esta base llamada santidad. Y mis amados hermanos, en modo general, Esas son las razones por las cuales debemos mantenernos alejados del pecado, y de esta manera experimentando en nosotros el fruto, el fruto de una vida santa. Esta mañana decíamos que la santidad no es un concepto abstracto, intangible. Es algo que se experimenta como una filosofía de vida, como un estilo de vida. Y eso se hace patente, se hace evidente, comenzando con el círculo familiar. Esta mañana presentábamos la santidad de una esposa. ¿Dónde comienza la santidad de una esposa? ¿Cómo sabremos que una esposa es santa? Por la medida de su sumisión a su marido. Por la medida en que ésta sea sumisa, obediente, a su marido. Ahí veremos la calidad de su santidad. Veremos la medida de su santidad. y veremos los frutos de la santidad práctica en su vida. Una mujer insumisa, insurrecta, rebelde, contumaz, ostinada, gotera continua, no podemos concluir que sea una mujer santa. Más bien, en lugar de corresponder su carácter a reflejar el carácter de Cristo, el carácter de quien representa, el carácter del diablo, el de Satanás, que puede ser identificado como un ser rebelde y contumaz. También señalábamos que la santidad en el hombre, en el esposo, en el hogar, como marido, se ha de mostrar de manera tangible por el desempeño de su liderazgo amoroso en el hogar, siendo un hombre que ama a su esposa y le sirve a ella como Cristo a la iglesia. el cual la ama y le sirve con un amor de entrega total a promover su bienestar y su felicidad que la ama a ella con un amor sacrificial pagando el precio que sea necesario a una costa de su vida para buscar y promover su bienestar, que la ama a ella con un amor santificador, que procura a toda costa evitar y apartar a su esposa de todo aquello que él sabe la daña, corrompe y contamina. La santidad de ese hombre se mide con esa vara. Si usted no ama a su esposa como Cristo amó a la iglesia y no la ama como se ama a sí mismo, entonces usted no es un marido santo. Usted es un mundano. Ese es su nombre. Usted no puede ser calificado como santo. Usted es un mundano. Y recuerde que la santidad es la base para la comunión con Dios, para su bienestar y felicidad para servirle fielmente al Señor y para, ¿qué más?, para ser útil en Su reino. Y ahí, mis hermanos, que Dios nos demanda santidad, como esposa a las mujeres, como esposos a los maridos. Y en ese marco ya señalamos que la santidad no es más, la santidad práctica no es más, que conocer la voluntad de Dios para el matrimonio, y someternos a obedecer esa voluntad de Dios para el matrimonio. Ahora, la santidad la podemos ver no solamente en el esposo, en la esposa y en su desempeño como marido y como esposa, en obediencia a la palabra de Dios, sino que también la santidad la hemos de identificar en nuestra vida familiar. Cuando desempeñamos el rol que el Señor nos asignó como papá, como mamá. Allí se puede, sin lugar a duda, conocer acerca de cuán santos somos. ¿Cuán santo tú eres como papá? ¿Cuán santo tú eres como mamá? ¿Podrá saberse tal cosa? La respuesta es sí. Tú puedes saber cuán santo tú eres como papá y cuán santo tú eres como mamá, cuán santa tú eres. ¿De qué manera? Bueno, por el conocimiento de los principios bíblicos para la paternidad y por tu obediencia a esos principios, por tu aplicación de esos principios para criar a tus hijos. Eso determina tu santidad como padre y como madre. Es lo que enseña Efesios capítulo 6, verso 1, Y vosotros, padres, no provoquéis a ir a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y la instrucción del Señor. Dios usó a nuestros padres y nos ha usado a nosotros como padre para crear a nuestros hijos y nos dio también la responsabilidad de criarlos para que sean santos para Su gloria y para el gozo y el deleite de nuestros corazones. Y, mis hermanos, la santidad con que nosotros nos entreguemos en esa labor titánica de criar a nuestros durante eso 18, 21, 22, 23, 24 hasta que se van de la casa. Será recompensada y será fructífera en la medida en que nosotros seamos santos, fieles en esa tarea. Así seremos recompensados, premiados con la vida de nuestros hijos. Estamos llamados a criarlos en santidad, pero para poder lograr ese objetivo, obviamente, nosotros debemos de ser santos. Al conocer la voluntad de Dios para la crianza de los hijos y aplicarnos nosotros en esa de conocer la voluntad de Dios y de implementarla a la hora de criarlo, o mientras lo ya estamos criando, desde que están en el vientre de mamá y hasta que se van del seno de la casa. De ahí, mis hermanos, que hemos de empeñarnos en esa tarea. Nuestra santidad como padre, nuestra santidad como madre, ha de ser la materia prima para hacer esa tarea santa de criar a nuestros hijos. En ese tenor, hermanos, nuestra santidad como padres se verá en la medida en que nosotros desplegamos todos los recursos y habilidades que Dios nos ha otorgado, nos ha dado para realizar ese trabajo. Dios te dio a ti capacidades, te dio talentos, pero también te dio autoridad y responsabilidades fundamentales. Tú serás tan santo en el desempeño de tu papel paterno, materno, en la medida en que tú despliegues tus responsabilidades en todo el universo de sus vidas para lograr ese objetivo de que sean mañana adultos santos, como tú eres santo, eres santa. Hemos de entender, mis hermanos, claramente que nuestros hijos nacen con la necesidad apremiante, con la necesidad fundamental de que sean criados, de que sean criados. Tienen necesidades espirituales y necesidades materiales y Dios nos dio la tarea de buscar con diligencia y con responsabilidad, con esmero, satisfacer esas necesidades espirituales, esas necesidades materiales con las cuales nos los entregaron el día que nacieron. Todos nacen con la necesidad de comida y ellos no pueden irse a una fábrica a trabajar para conseguir el pan, ¿verdad que no? Nacen con la necesidad de vestido y ellos no pueden ir a la tienda a comprar un vestido cuando están recién nacidos. nacen con muchas necesidades y los padres tienen la responsabilidad de satisfacer esas necesidades materiales. Pero mis hermanos, a ningún hijo se lo entregan a su padre con la necesidad más apremiante y urgente que hay en ellos. la de salvación y la de vida eterna. ¡Nacen todos muertos en sus delitos y pecados! ¡Nacen todos pecadores contumaces y rebeldes a Dios! Así nacen nuestros hijos. Y esa es su primera y más grande necesidad. Nuestra responsabilidad paterna, en ese tenor consiste en procurar satisfacer plenamente esa necesidad de un Salvador que le libere de la esclavitud del pecado, cosa que ni tú ni yo podremos lograr, pues sólo Cristo puede salvar a los pecadores. Nuestra tarea es presentarle al Salvador, para que ellos le conozcan como Salvador y Señor para sus vidas. Esa es su mayor necesidad, y hermanos, nuestra prioridad paterna como hombres santos, como mujeres santas, será buscar que nuestros hijos conozcan a Jesús como Salvador personal. Esa es su mayor necesidad en esta vida. No es ropa de marca lo que necesitan. No es una educación esmerada lo que necesitan. No es cultivar el intelecto lo que necesitan. No hermano, su mayor necesidad es cultivar el alma, la salvación de sus almas. Satisfacer esa necesidad es su mayor necesidad. No nos dejemos engañar del diablo ni del mundo. tu paternidad en el marco de la santidad la podemos determinar por la prioridad que tú le pones a la necesidad fundamental que tiene tu hijo. Cuán santo tú eres en tu paternidad, en tu maternidad, lo sabremos por cuán preocupado tú estés por la salvación de tu hijo, por la salvación de tu hija. Eso determinará cuán santo tú eres ¡Cuán santo tú estás! ¡Cuán conforme a la voluntad de Dios lo estás viviendo en el marco de tu paternidad, de tu maternidad! Como padres debemos de trabajar para obtener y darle a nuestros hijos esa comida que alimentará sus almas con el pan de vida, de vida eterna. Y hermanos, en esto nos debemos de tomar vacaciones. Esa cocina de mi casa nunca ha estado de vacaciones. Su cocina ha estado de vacaciones en su casa. ¿Cuántas veces se te prende el fogón al día? Porque todos los días hay que poner en la mesa. el pan para el sustento de su cuerpo. Hermanos, ¿estamos tan preocupados en mantener el fogón espiritual encendido para proveer desayuno, almuerzo y cena para nuestros hijos? Eso habla de tu santidad personal. Eso habla de tu santidad personal. Como padres estamos llamados a preparar y a servir a nuestros hijos ese banquete espiritual, porque escrito está, no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entendemos eso, lo entendemos realmente, y por ello nos entregamos a brindarle el mejor banquete que podemos servir a nuestros hijos. Note que dice el pasaje, y vosotros, padres, no provoquéis a ir a vuestros hijos, sino criarlos en la disciplina y la instrucción del Señor. no criar a los hijos en disciplina y en instrucción implica provocarlos a ira, provocarlos a ira. ¿Por qué? Porque así como hay necesidad de alimento para el cuerpo, también hay necesidad en su alma de alimento para su sustento espiritual. Por eso se airan cuando ese pan para su alma no está siendo servido, brindado, con responsabilidad, con diligencia, con constancia, por sus padres. El vocablo griego kriatlo está en voz activa, en modo imperativo y en tiempo presente. Y es importante que le pongamos asunto a esta gramática. La voz activa nos indica que nuestros hijos no han llegado a hacer todavía lo que Dios espera que ellos lleguen a hacer. Por eso, se nos demanda que los criemos, o sea, que los llevemos a alcanzar aquello que es el idear de Dios para su vida. y hasta que no hayamos alcanzado el ideal de Dios para su vida, hermanos, la tarea paterna no está concluida. No está concluida la tarea paterna hasta que no nos veamos alcanzar el ideal de Dios para sus vidas. No nacieron maduros y hay que llevarlo a la madurez. no nacieron completos y hay que completar las fichas en su vida. Nacieron pecadores y hay que buscarles su salvación. Este es el detalle. El muchacho que se cría a sí mismo en un ambiente de total libertinaje, que se le permite hacer sus propias elecciones, hacer lo que a él le plazca? Dios asegura en Proverbios 29, 15, diciendo, el muchacho consentido avergonzará a su madre. Será una vergüenza para la familia, un oprobio para la familia. Hermanos, Dios no quería que los hijos se criaran a sí mismo, por eso le puso papá. Les puso papá a cada muchacho. ¿Por qué? Porque no era el plan suyo que los hijos se criaran a sí mismos. Él quiso que los hijos fuesen criados por padres. El término está en modo imperativo, criarlos. ¿Es un mandato que Dios quiere que cumplamos? ¿Es un mandato que Dios quiere que obedezcamos y armamos nuestra santidad personal? ¿Se mide con ese espiritucímetro? ¿Cuán obedientes somos en esa tarea que Dios nos ha asignado? ¿O cuán irresponsables, rebeldes, ligero, superficial somos en el cumplimiento de ese deber, ello habla de cuán santo o cuán hundado somos. No es opcional obedecer o no obedecer este mandamiento. Obedecerlo implica ser santo, alcanzar la santidad, vivir en santidad. Desobedecerlo implica ser sano e impío. Ambas cosas. ¿Es andar y vivir en rebeldía contra Dios, en desobediencia a Él? andar por la senda opuesta a la santidad de vida. Crear a tus hijos implica velar para que se alimenten con una dieta espiritual balanceada a fin de que crezcan saludables y fuertes en su carácter, en su temperamento, en su constitución emocional, fisiológica, mental, Criar a tus hijos también implica velar para examinar las cosas que el mundo le ofrece. El mundo no está indiferente a tus hijos. No son una ficha más, un número más, no. El mundo completo está interesado en tus hijos y le brinda una dieta continua. Continua. permanente, le está sirviendo un banquete, un menú. Y, hermanos, ¿cuál es el retaurant favorito donde el diablo sirve sus más perniciosos y sucios banquetes? ¿Cuál es el retaurant? ¿Cómo le podemos llamar? entretenimiento. El mundo del entretenimiento, oigan como le llaman, el mundo, y es un mundo, o sea, es el mundo, hermano, así mismo es el mundo, pero el mundo sin Dios, el mundo ateo, el mundo pervertido, es el que sirve en ese retaburán, la comida que ellos han preparado. Y nuestra tarea, hermanos, es velar qué le están sirviendo en ese restaurante a través de los medios electrónicos como el internet, el telecable, los celulares inteligentes, qué están recibiendo, con qué lo están nutriendo en ese restaurante inmenso llamado entretenimiento. ¿Qué le están sirviendo allí? Hermanos, no sean simples. Ese muchacho no está en condición de tener una televisión con teletrable allí en su habitación, donde él duerme solo. No se lo entrega al diablo. Ese muchacho no tiene la madurez ni el discernimiento para tener una computadora con Internet Flash, sin retriciones. en una habitación donde él duerme solo con un hermanito o hermanita que se duermen y él se queda conectado allí la noche entera. Y usted lo ve al otro día durmiéndose en la escuela. Usted le dio media hora de emocionar pero el retauran de satanás, le brindó cinco o seis horas corrida de pornografía, etcétera, etcétera, etcétera. Abrimos los dos hermanos, velar por la integridad de nuestros hijos. Es nuestra tarea, no es la tarea del pastor, ni de los pastores, ni de los diáconos, ni de los hermanos, ni de los abuelos, ni de los tíos. Es vuestra responsabilidad. Es vuestra tarea, mis hermanos. Quedar hijo implica velar para examinar el menú que le sirve al mundo del entretenimiento. Abran sus ojos, o abramos los ojos, hermanos. No nos dormamos en nuestros laureles. porque saben ser muy buenos hipócritas saben ser muy buenos muy bueno en el arte de llevar una doble vida muy bueno saben ser delante de ustedes son santos pero cuando se trancan en esa habitación dejémoslo ahí ¿Con quiénes se juntan? ¿Quiénes son sus amigos? Con los que se mantienen pegados ahí con los dedos, comunicándose. ¿Quiénes son? ¿Y qué reciben por ahí? ¿Qué reciben por ahí? Porque están conectados. Y le están dando algo que le gusta. Está en tiempo presente. Dice, criarlo es una responsabilidad donde no hay vacaciones, no hay descanso, no hay días feriados. Por eso está en tiempo presente. En tiempo presente. Mientras están en casa debemos de criarlo constantemente, persistentemente y sin respirar. Esa es nuestra tarea. Es una tarea siempre presente, sin pasado ni futuro. Siempre estamos en ahora. Nuestra meta es criarlo para que confíen en el Señor, para que conozcan al Señor, para que sean discípulos del Señor Jesucristo, para que sean hombres y mujeres disciplinados en el camino del Señor, para que en sus actitudes, para que en sus patrones de conductas, para que en sus formas de vida sean santos y reflejen el carácter de nuestro Señor Jesucristo. Para eso trabajamos, con esa meta en mente, con esa idea en mente. Por eso, hermanos, nuestros hogares santos han de ser criadores, criaderos de santos. Un taller donde damos forma a los pensamientos de nuestros hijos. Un taller donde damos forma a las actitudes de nuestros hijos. Un taller donde le damos forma a sus acciones en el mundo. Es ahí donde se le da tal cosa, en el hogar. ¿Con qué fin, hermanos? para que su estilo de vida sea conforme a la santa, justa, buena, gratificante voluntad de Dios. Para eso, hermanos, para un padre santo, para una madre santa, que sus hijos sean buenos estudiantes, buenos profesionales, buenos atletas, buenos músicos, que sean buenos en su vida social, son cosas de poca monda. Son cosas de poca monta en comparación con la importancia que tiene el que lleguen a ser hombres y mujeres creyentes, discípulos maduros, santos y piadosos para la gloria de Dios y su felicidad personal, porque está ligado a ellos su felicidad en este mundo. Si bien es cierto que sólo Dios puede salvar y santificar a nuestros hijos, sin embargo, hermanos, Él ha usado ¡Mártires! Lo primero es que después, cuando se sacció la regla para la santidad en la relación con Él, inmediatamente, arreglar. El sexto mandamiento dice, ¿qué cosa? ¡Horra a tu padre y a tu madre! ¡Horra a tu padre y a tu madre! Y es interesante que Dios a este mandamiento le puso un premio mayúsculo, le puso un aloto al lado. ¿En qué consiste el aloto? Que se han de sacar aquellos que se entregan a andar en la santidad de una vida que honra a papá y a mamá, que irá bien y morirá de viejo. y longevidad lo que la gente anda buscando por lo que la gente se afana Dios lo promete de una manera bien simple honre a tu papá y a tu mamá y eso lo tendrá que premio hermano, que premio que premio más glorioso para los hijos su primera relación espiritual debe ser con Dios y mientras se hayan viviendo bajo el techo de papá y de mamá, comiéndose la comida que ellos proveen, vistiéndose la ropa que ellos le compran, disfrutando de la casa que ellos pagan, de la luz que ellos pagan, del agua que ellos compran, disfrutando de los bienes que la gracia de Dios le provee a la familia, mientras están bajo este techo, su santidad personal se habrá de medir por la clase de honra con que ellos honran a sus padres. Esta es su primera relación social, la que Dios estableció y demanda de los hijos, la relación con sus padres, la relación con sus padres. Honrar a Dios y respetar a sus padres es la llave maestra para lograr que te vaya bien en este mundo y para que tenga una vida longeva aquí en la tierra. Esa es la llave, no hay otra. No hay otra. Esa es la llave para que te vaya bien. Esa es la llave para que tú te mueras de viejo en este mundo. No hay otra llave. Esa es la llave maestra. Honra a Dios y honra a tus padres. es lo que Dios ha prometido en Su Palabra. Por eso, mis hermanos, la santidad de un hijo, de una hija, la podemos identificar por el respeto que le dispensan a los policías, por el respeto que le dispensan a los profesores. por el respeto que le dispensan a sus amigos, es allí donde se conoce la santidad de un hijo o de una hija. No, hermano, por el respeto que le dispensan a sus padres, por la honra que le dispensan a sus padres, es allí donde se conoce la santidad de vida en un hijo, en una hija. Ahora, hermano, en la práctica, ¿qué significa honrar a papá y a mamá? ¿Qué significa honrar a padre y a madre? Significa en primer lugar reconocer su autoridad y someterte a ella de buena gana y de manera completa, universal, total, sometidos a ellos. Eso es honrar a papá y a mamá. Someterte a ello de manera gustosa y voluntaria y a la primera voz. Eso es honrar a papá y a mamá. Y eso es lo que implica ser santo, ser santa. Capítulo 1 de Proverbio, verso 8 y 9, dice, escucha, hijo mío, la disciplina de tu padre, y no abandones la instrucción de tu madre, porque diadema de gracias serán a tu cabeza y collares a tu cuello. y obviamente esa es una descripción de la santidad de esa persona y del bien que le hará a su alma y a su vida en general el estar sometido a la autoridad paterna, la autoridad materna Dios premia esa conducta Dios gratifica esa conducta cuando la misma se hace con el propósito de glorificar a Dios y honrar a esas canas, que tanto se han sacrificado, que tanto han dado de sí mismos, para darte ese cuerpazo y esa cabezota que tienes. Cuando tus amigos y amigas te mandan a hacer algo, que tú sabes que contraviene la voluntad de tus padres, ¿Qué tú haces? ¿Qué tú haces? ¿Seguirle la corriente a ellos? ¿O decirle lo siento, papá y mamá? ¿Están en desacuerdo con eso? ¿No están de acuerdo con que yo haga eso? Eso es honrar a papá y a mamá. Eso es honrar a papá y a mamá. Someterte a la voluntad de tus padres en lugar de someterte a la voluntad de los amigos y compañeros. Eso se llama honrar a papá, honrar a mamá en la práctica. Dios toma ciertamente muy en serio los pecados que los hijos cometen contra sus padres. Eso del capítulo veintiuno, versículo quince dice, el que hiera a su padre o a su madre, ¿cuál es la sentencia? morirá irremisiblemente. Y esa palabrita irremisible, ¿de qué habla? De quien el médico chino lo salva. No hay apelación, no hay postergación de la pena, irremisiblemente, o sea, no hay apelación. Si lo hiciste, te va a ser acortado de raíz. del seno de esa familia. El que maldiga a su madre o a su padre morirá irremisiblemente. De nuevo asegura el versículo 17, de eso el capítulo 21. Dios no dice que debemos de honrar a nuestros padres si ellos son buena gente, si ellos se ocupan de satisfacer todos nuestros caprichos y pretensiones? ¿Son buenos o malos según nuestro juicio? ¿Normalmente prejuiciados? No hermanos, nos manda a honrarlo independientemente de que sean buenos o sean malos según nuestro parecer. Es honrarlo y punto. Es honrarlo y punto. Honrar a tu padre significa valorarlo y tenerle respeto a su persona. Como enseña Proverbio 30.17 al ojo que se burla de su padre y menosprecia el obedecer a su madre, sáquenle los cuervos, sáquenlo los cuervos de la quebrada y tráguenlo los polluelos del águila." Oiga bien, ¿a qué figuras apela Dios para castigar el pecado? de irrespetar a los padres, de irrespetar a mamá. Dios nos dice que debemos de honrar a nuestros padres independientemente de quiénes ellos sean y de cómo ellos sean. muchas veces los hijos miran los padres de los vecinos, ah pero que fulano es un licenciado, a ese si hay que honrarlo, ah que fulano es un rico, anda por ahí en una jeeperna, entonces a ese si los hijos tienen que honrarlo, porque su posición social, su estatus social, ¿verdad?, requiere y demanda que sus hijos le honren. No hermano, no importa aquí la condición social, su estatus social, los hijos están llamados a honrar a sus hijos, independientemente de quienes sean y de cómo sean, es el deber. Eso hemos de hacerlo por el simple hecho de que ellos son nuestros progenitores, los instrumentos que Dios usó para traernos al mundo a fin de que fuésemos criaturas existentes en este planeta. Coloséis de capítulo 3, versículo 20, ¡Obedeced a vuestros padres en todo, porque eso agrada al Señor! ¿Esa es la razón? Porque somos de este papá y mamá, porque eso agrada a Dios, eso honra a Dios, y eso será de bendición para tu alma, para tu vida en general. Tu honra y respeto hacia tu padre y tu madre se miden por la manera en que tú le hablas a ellos. Cuando te diriges a ellos, cuando le respondes a ellos, ahí se mide tu nivel de respeto hacia ellos. Tu santidad ahí se ve, ahí se da a conocer, por la manera en que tú le hablas, como si fuera uno igual a ti, tragándotelo. como si fuera un... ¿Cómo se llaman estas cosas que son suaves que bajan por ahí? Un molondrón. Se lo tragan como un molondrón. Tu respeto a ellos se ha de ver por la manera en que tú les respondes cuando ellos fallan en su paternidad cuando ellos pecan como padre, ¿cómo tú reaccionas contra ellos? ¿Reaccionas mal queriéndole volar arriba, volar encima? ¿Le hablas con rudeza y con una muy mala cara? Cuando tú estás siendo aconsejado por tus padres, ¿cómo tú respondes al consejo de tu papá, de tu mamá? Con un chuipi. ¿Cómo valora su consejo? ¿Lo pondera con seriedad y buen juicio, con buen tino, para ver si realmente tiene razón lo que te están argumentando, que es contrario a tu deseo? Cuando tú pides permiso para irte para la calle y te dicen que no, ¿cómo tú reaccionas? Con deseo de ahorcarlo, voy a ahorcarla. ¿Cómo tú reaccionas? ¿Cuál es tu reacción? Cuando te dicen no, ¿cómo va? Usted se queda. Muchas veces sucede que después de tan grande, te hacen sus invitaciones, se van al baño, se meten en la habitación se cambian y bajan de allá y van a dar simplemente la información yo voy a salir y pa' donde tu vas? porque yo no he visto que tu has pedido permiso mire pa' atrás no va quítese la ropa y el maquillaje que usted no va. ¿Cómo tú reaccionas en esos casos? ¿Cómo tú reaccionas? ¿Te trancas en el cuarto? ¿Le pones petillo para que nadie entre ahí por dos o tres horas? ¿Cómo tú reaccionas? Eso habla de tu respeto a tus padres. Habla de tu santidad. Describe quién tú eres en realidad. Cuán transparente tú eres con tus padres al abrir tu corazón para traerle y comunicarle esas cosas que te están afectando en tu vida personal. Tus temores. ¿Quién es tu mejor confidente? El amiguito de la calle, del compañero de tuyo, ¿quién es tu mejor confidente? ¿Tu papá, tu mamá o de la calle? ¿Quién es tu mejor confidente? ¿A quién le confiesas tus faltas, tus errores, tus temores, tus dudas, tus preocupaciones? ¿A quién se las confiesa? Eso habla de tu nivel de honra y de respeto a las canas de tu padre y de tu santidad personal. Ah, es que mi papá tiene una cara muy dura. Es que mi papá esto, es que mi papá aquello, siempre está muy ocupado. Busca el tiempo y busca el lugar y la ocasión para tratar con él. Y si él no responde, y usted sabe que anda mal, ¿no se cruza de brazos? Use los canales espirituales para llevar a ese hombre a la sensatez y al lugar donde debe de estar como papá. Porque la Biblia dice que hacer con el pecado de los hijos, pero también con el pecado de los padres. ¿Cuál es la meta? No es ser santos y que él sea santo. pues santifiquelo tratando con sus pecados al bíblicamente con sus faltas o errores porque quizá no está viendo cosas que usted está viendo y usted no tiene la... no está viendo, vaya y señálelo muchas veces las reprensiones más fuertes vienen de los niños, de los infantes esta mañana Clara me hablaba de un niño de aquí de la escuela dominical creo que uno de los alumnos de Génesis que su mamá estaba murmurando, en cierta forma, o quejándose más bien, porque no tenían carne para comer carne ese día. Y el niño, que creo que tiene, ¿cuántos años que tiene? Tiene como seis, cinco, cuatro, cinco años, le dijo, mami, recuérdate que Israel la calaría por la nariz por tal murmurando. por las narices, las granjas dormices, por estar murmuradores. Dios no quiere que tú comas carne, come huevos. ¿Cuál es el problema? Come berenjenas, que son riquísimas. ¡Tayota! Carne, carne, carne. Y yo no como nada para la carne. recuérdate mami que a los judíos la codornice la carne les salía por la narice muchas veces de la boca de los que maman perfeccionó Dios las reprensiones no están indiferentes hijos a los pecados de sus padres cuando lo cometen acérquense a ellos, traten con los pecados de sus padres y ayúdenle a santificarse no son perfectos ni lo serán en esta vida no están todos los maduros como padres que deben de estar ni lo estarán en esta vida esa es la realidad somos un equipo y trabajamos los unos con los otros para lograr el objetivo de ser santos y sin manchas en nuestras relaciones interpersonales y naturalmente mis hermanos inclinación de que ninguna relación es tan atacada por el diablo como la relación entre el esposo y la esposa y los padres y los hijos ninguna relación es tan atacada como es por Satanás porque él sabe muy bien las devastaciones que causa en este mundo y de hecho usted no tiene más que ver los periódicos para darse cuenta la catástrofe que esta sociedad está viviendo precisamente donde encontramos que sucumbió este barco. ¿Por qué sucumbió? Hermanos, porque los padres dejaron su papel, porque las madres dejaron su papel, porque los hijos no cumplieron su papel tampoco. Es una sociedad embancarrota, porque se han abandonado los parámetros de la santidad en el hogar. Hermanos, especialmente aquellos jóvenes creyentes, ¿qué tan importante es para ti la santidad en tu relación como hijo con tu padre? ¿Realmente eres santo como hijo? ¿Eres un hijo santo? ¿Y se hace evidente esa santidad por la clase de relación santa que tú sostienes con tus padres? Sea cual sea tu situación de pecado, ¿Recuerda la promesa de Dios en I Juan 1, 9? Él dice que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel, Él es justo para perdonarnos y para limpiarnos de toda maldad. Hay poder en la sangre de Jesús para barrer con el pecado y para hacernos santos. en nuestra relación como esposo, como esposa, como padres, como madres, como hijos, como hijas, Él quiere y demanda que tengamos una vida santa. Hermanos, esa vida santa la podremos experimentar cuando conocemos el plan de Dios, y lo obedecemos, y nos sometemos a ese plan. que estás aquí sin Cristo. Dios en esta hora te asegura a ti aquello que también le aseguró a Isaías. Cuando este hombre vio su pecado, reconoció su pecado y confesó su pecado al Señor, he aquí las palabras con que Dios premió a este siervo. Cuando le dijo He aquí es quitada tu culpa y limpio tu pecado." Te invitamos en esta hora para que te vayas limpio de este lugar, para empezar a construir una nueva relación con tu esposa, una relación santa, para que empieces a partir de aquí a construir una relación limpia con tu esposo. una relación santa, para que empieces a construir desde hoy con tu papá una relación limpia, una relación santa, para que empieces a construir con tus hijos una relación limpia, una relación santa con tus hijos. Oh, que Dios nos ayude, hermanos, a ser santos en nuestros hogares. Ciertamente, hermanos, cuando miro mi propia vida, mi desempeño como padre, a la luz de este espejo, cuántas manchas negras, cuántos hoyos negros encuentro en el universo de mi vida paterna. Mis hijos, perdónenme. por no haber sido el papá que Dios quiere que usted detenga. He fallado y he cometido muchos errores. Perdóname, perdóname Gerancina, perdóname Frangi. Los amo y espero que el Señor, que da su amor infinito, que cubre multitudes de pecados, les conceda a ustedes cubrir con ese manto la multitud de mis pecados y de mis fallos, mis errores cometidos en mi desempeño como padre. Posiblemente en ello no han podido ver brillar la santidad como debieron de verla brillar a través de mi vida, en mi vida paterna. Confío que el Señor me ayude en lo que es resta de vida a cumplir con el papel que Él me asignó. He fallado muchas veces, pero confío en esperanza en que el Señor me ayudará a terminar mi carrera hasta el día del Señor Jesucristo, para Su gloria y para vuestra felicidad en este mundo. Señor y Dios, Padre, cuando vemos a nuestro interior y reconocemos, reconocemos, oh Dios, nuestras fallas, errores y pecados, con el que fragmentemente hemos violado Tus mandamientos, y pecado contra Ti y contra nuestras familias, oh Dios, perdónanos, lávanos y límpianos, llénanos de Tu amor, amor con el cual como un manto Tú cubrirás de pecados, faltas y errores. Lávanos y límpianos de todo pecado, oh Dios, y concédenos como familia, reconciliarnos unos con otros, y comenzar de nuevo una relación limpia, una relación santa, cada día, delante de Ti, para Tu gloria. Oh, bendícenos en ellos, Señor, lo reconocemos en el nombre de Jesús. Amén.
Padres llamados a vivir en santidad 02
Series Vivir en santidad
Padres llamados a vivir en santidad en la crianza de sus hijos
Sermon ID | 221141940423 |
Duration | 1:06:20 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Peter 1:15-16 |
Language | Spanish |
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