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Bien, esta semana vamos a estar de pie, vamos a comenzar lo que es la Escuela Dominical en este Día del Señor. Vamos a presentarnos delante de él, vamos a pedirle su dirección en todo lo que hemos de hacer para su gloria, para su honra, siempre hacerlo. Oremos al Señor. Padre bueno y Dios, Tú que moras en las alturas de los cielos, en esta mañana te damos gracias Señor porque una vez más Tú nos das esta oportunidad de nosotros, Tus hijos, estar en este lugar reunidos con el firme propósito de aprender de Tu Palabra, de ser edificados en esas grandes verdades que Tú has establecido en Tu Palabra. Oh Dios, pero reconocemos que es imposible que esta palabra pueda obrar el cambio y la transformación en nuestras vidas si tu Espíritu Santo no es la que viene y infunde ese poder en nuestras vidas para nosotros cumplirla, para nosotros hacerla. Por esa razón pedimos la dirección de tu Espíritu Santo para que de una manera especial estas palabras que hemos de estudiar en este día no sean palabras que caigan en oídos sordos sino que puedan caer a los más profundos de nuestro ser y nos lleve a una transformación integral de todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo. Gracias Señor porque es un privilegio, también lo reconocemos así, el que Tú nos das de podernos sentar a aprender de Tu Palabra. Pedimos Señor que así Tú también concedas a muchas vidas más, muchas almas más que puedan venir, oh Dios, hasta el lugar que nosotros como Iglesia hayamos preparado para reunirnos y allí también se puedan ellos, al igual que nosotros, nutrir de las sabias enseñanzas de Tu Palabra. Esto que lo pedimos, Padre, en el nombre poderoso de Jesús. Amén y Amén. En el día de hoy nosotros estamos estudiando el amor de Dios. Este es el capítulo 15, capítulo 15 de esta serie acerca de los Atributos de Dios. Cuando nosotros leemos las Sagradas Escrituras, nos encontramos que ellas nos hablan acerca de la naturaleza de Dios de tres formas. La primera es que Dios es Espíritu. Juan capítulo 4 verso 24 nos dice a nosotros que Dios es Espíritu y que los que adoren deben de adorarle en espíritu y en verdad. En el griego no hay un artículo indeterminado, por lo que decir que Dios es un espíritu sería como algo extremo, sería algo que lo igualaría a otros seres. Pero cuando nosotros leemos que Dios es espíritu, lo está diciendo en el sentido más elevado, más elevado que puede haber para esa palabra, para ese término. Entonces, por ser Espíritu Dios, nosotros podemos decir que Él no tiene cuerpo, es invisible, no tiene una sustancia visible. Si tuviera un cuerpo, pues entonces no sería, como nos enseña la palabra, omnipresente, porque no estaría en todas partes, Él estaría limitado solamente a un lugar, Y al ser Espíritu, nosotros podemos ver que Él llena todo lo que son los cielos y la tierra, toda su creación. Eso es lo primero que nos enseña, Dios es Espíritu. Lo segundo que nosotros vemos en las Escrituras es que Dios es Luz. Para esto, nosotros leemos en Primera de Juan, capítulo 1, Verso 5, y nos dice de la siguiente forma, y este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos, Dios es luz y en él no hay ninguna tiniebla. Las tinieblas en las Escrituras representan el pecado, representan el mal, representan la muerte. La luz, entonces, representa la bondad, representa la santidad, representa la vida. Entonces, cuando nosotros leemos, cuando la Palabra de Dios nos dice a nosotros que Dios es luz, lo que nos está diciendo es que Él es la suma de todas las excelencias. Lo máximo en todo es Dios. Entonces, hablamos que Dios es Espíritu, que Dios es luz, y en tercer lugar, que Dios es amor. Que Dios es amor. Primera de Juan, capítulo 4, verso 8, nos dice así, el que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. Muy bien, entonces, Dios no solamente ama, sino que es amor puro. Entonces, cuando hablamos del amor de Dios, no estamos hablando sencillamente de uno de sus atributos, sino que Dios en su mismo ser, en su misma naturalidad, es amor. ¿Estamos de acuerdo con eso? Muchos en nuestros tiempos hablan, abundan, toman muchos términos para hablar acerca del amor de Dios. Pero estos términos que nosotros escuchamos en la sociedad y en muchos círculos evangélicos son ajenos por completo, están divorciados por completo al amor de Dios. o a ese Dios de amor. Comúnmente se considera al amor divino como una especie de debilidad afectuosa, como algo así como una cariñosa indulgencia, como que es un ser ancianito que le deja pasar todo a todos. Ese es el concepto de amor que abunda en la sociedad y en algunas iglesias evangélicas. Solamente basado en un sentimiento, como dice el autor del libro, enfermizo calcado de las emociones humanas. Es decir, tomado de las emociones humanas. Como el hombre entiende que es el amor, así quiere hacer presentar y ver a Dios. Pero es basado en su propio sentimiento. Y ese no es el amor de Dios y ese no es el Dios de amor. Ese no es, mis hermanos. Toda idea que nosotros podemos tener acerca de Dios, acerca de su amor, acerca de su bondad, acerca de su misericordia, tiene que estar regulado por las Sagradas Escrituras. Así que el concepto de amor no es un concepto que usted se inventa y en base a ese concepto usted elabore ese Dios de amor. No, no es así, mis hermanos. Nosotros tenemos que irnos a las Escrituras, nosotros tenemos que irnos a la Palabra para conocer qué significa este término de que Dios es Amor. Entonces, por esa ignorancia que prevalece en la sociedad, por esa ignorancia que prevalece en los círculos evangélicos también, lamentablemente, entonces nosotros necesitamos tener un concepto claro acerca de lo que es el verdadero amor de Dios y lo que significa, a la luz de la palabra, el hecho de que Dios es amor, para que nosotros no nos desviemos de igual forma como lo han hecho muchos en nuestros tiempos. Entonces, cuanto más nosotros conozcamos su amor, su carácter, su plenitud, su bienaventuranza, entonces más fuerte será el impulso de nuestros corazones hacia el amor de Dios, mientras más lo conozcamos. Entonces, el hecho de que usted vea que una persona hable mucho de Dios, el hecho de que usted vea que hay una persona que tenga un concepto de Dios acerca de que es amor, no necesariamente podemos dar por un hecho de que esa persona conoce a ese Dios de amor. No podemos dar por un hecho de que esa persona tiene un concepto claro de lo que las Escrituras hablan acerca de ese Dios de amor. Amén. Y probablemente usted puede ser un medio, usted puede ser un canal de bendición para que esa persona pueda ser encajilada, pueda ser dirigida a tener una relación personal con el Señor. Amén. Basada en ese amor. Entonces nosotros vamos a ver algunas características del amor de Dios. algunas características del amor de Dios. La primera característica que nosotros vemos acerca del amor de Dios es que el amor de Dios es intrínseco. El amor de Dios es intrínseco. ¿Qué quiere decir esta palabra con que el amor de Dios es intrínseco? que es propio de Él, que no hay nada fuera de Él que pueda producirlo, que no hay nada en la criatura que pueda atraerlo o impulsar ese amor. Entonces el amor de Dios es propio de Él, es intrínseco, eso es lo que quiere decir. Generalmente, el amor que una criatura siente por otra criatura, está producido por algo que hay en esa otra criatura. Eso es lo común en el ser humano. Lo que le atrae a esa persona es lo que le lleva a amarla. Generalmente es así. Pero el amor de Dios es gratuito, el amor de Dios es espontáneo, el amor de Dios es inmotivado. no ha sido motivado por nadie. Entonces, la única razón de que Dios ame a alguien reside en su propia voluntad soberana. Amén. Deuteronomio, capítulo 7, verso 7 al 8, nos confirma esto que acabo de decirle. Por favor, si usted me alcanza, por razón de tiempo yo se lo voy a estar leyendo, pero usted tiene la cita, si tiene el folleto, si tiene el libro, y si no puede anotarlo. Deuteronomio, capítulo 7, Versos 7 al 8 dice de la siguiente forma. El Señor no puso su amor en ustedes, ni los escogió por ser ustedes más numerosos que otro pueblo, pues eran el más pequeño de todos los pueblos. más porque el Señor los amó y guardó el juramento que hizo a sus padres, el Señor los sacó con mano fuerte y los redimió de caza de servidumbre de la mano de Faraón, rey de Egipto. Esto es Dios hablándole a la nación de Israel. Es decir, Dios amó a la nación de Israel no porque ellos tuvieran alguna característica especial. No fue por ello, no fue por ello. Entonces otra cosa que nosotros vemos es que Dios ha amado a lo suyo desde la eternidad y por tanto no hay nada propio de la criatura que pueda ser causa de lo que Dios haya hecho en la eternidad, porque tenga pendiente que si Dios nos amó desde la eternidad nosotros no existíamos, no existíamos cuando Él nos amó. La Palabra de Dios nos dice a nosotros, I Alemán 4.19, que nosotros le amamos a Él, ¿por qué? Porque Él nos amó primero. Dios no nos amó porque nosotros le amábamos, sino que Él lo hizo antes de que nosotros tuviésemos una sola partícula de amor hacia Él. Así fue que Dios nos amó. Si Dios nos hubiera amado en respuesta a nuestro amor, no hubiera sido espontáneo de parte de Dios. Pero ya que Él nos amó cuando no había amor en nosotros, entonces eso resulta evidente de que nada influyó en su amor. Para nosotros poder adorar a Dios, para nosotros poder ser afirmados en los caminos de Dios, es importante que nosotros tengamos ideas claras acerca de esta verdad que estamos estudiando en el día de hoy. Y toda verdad de las Escrituras tenemos que tener cosas claras. El amor de Dios por los suyos, el amor de Dios por su Iglesia, no estuvo motivado en lo absoluto por nada que hubiera en nosotros. Amén. El amor de Dios no va a crecer por nada que haya en nosotros, pero tampoco va a descrecer por nada que haya en nosotros. Amén. Ambos términos tenemos que saberlo manejar, tenemos que saberlo entender. ¿Qué hubo en nosotros que pudiera atraer el corazón de Dios? ¿Qué hubo en mí como persona que pudiera atraer el corazón de Dios? ¿Qué hubo en usted como persona que pudiera atraer el corazón de Dios? Nada. Absolutamente nada. Al contrario, mis hermanos, en nuestros corazones había todo aquello que le repele, todo aquello que le haría a él aborrecernos. ¿Qué había en nosotros cuando Dios nos ahumó? En nosotros había pecado, en nosotros había depravación, en nosotros había corrupción, En nosotros no había cosa alguna que fuera buena, mis hermanos. Lo bueno es que entendamos eso, porque Dios nos amó en la eternidad pasada. No había nada en nosotros que pudiera atraer algún tipo de amor, si fuera así, de Dios hacia nosotros. Entonces, es la primera característica del amor de Dios, es intrínseco. La segunda característica del amor de Dios es que es eterno. es eterno, y ha de ser necesariamente así, eterno, porque Dios mismo es eterno, y Dios es amor, y por lo tanto, como Él no tuvo principio, tampoco su amor tiene principio, es decir, no hubo un momento en que ese amor de Dios nació. Y debemos de entender que eso trasciende el alcance de nuestra mente frágil, limitada por el tiempo, por el espacio, porque nosotros fuimos creados en el tiempo y en el espacio y por esa razón cuando hablamos de algo eterno nuestra mente no alcanza a comprenderlo del todo y es correcto y está bien, no hay problema con eso y nunca lo entenderemos del todo. Pero sí debemos de recibirlo por fe. Sí debemos de recibirlo por fe. Y por esa razón el Señor en Jeremías capítulo 31, verso… Jeremías capítulo 31, verso 3, nos dice de la siguiente forma. Desde lejos el Señor se le apareció y le dijo, con amor eterno te he amado, por eso te he sacado con misericordia. Amén. Con amor eterno te he amado. Que bendito conocimiento es saber que el Dios grande, que el Dios santo, amó a sus hijos antes de que creara incluso el cielo y la tierra y que él había puesto su corazón en ello y nosotros en sus hijos desde la eternidad. ¿Eso no es precioso? ¿No es precioso eso? Entonces, eso constituye una clara demostración de que su amor es espontáneo, porque Él nos amó innumerables siglos antes de que nosotros recibiésemos, si quiere, el aliento de vida. Y esa misma verdad, mis hermanos, nosotros la encontramos expuesta en Efesios capítulo 1, verso 4 al 5, nos dice de la siguiente forma. porque Dios nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos y sin manchas delante de él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo conforme a la buena intención de su voluntad. Amén. Entonces eso debería de producir en nosotros una alabanza, un deseo de darle la gracia constantemente a Él. Eso debería de producir en nosotros también un sosiego, que si el amor de Dios no tuvo principio, tampoco puede acabarse. Amén. Sosiego, tranquilidad. Él es Dios y es amor, entonces es igualmente cierto que ama a su pueblo desde el siglo y hasta el siglo. Amén. Entonces deberíamos, en base a esas verdades, descansar tranquilos en sus brazos. Entonces, número dos, dijimos que el amor de Dios es eterno. Número tres, el amor de Dios es soberano. Soberano. Dios es soberano. Eso lo hemos hablado aquí, ¿verdad? Dios no está obligado con nadie. Dios es su propia ley. Dios actúa siempre de acuerdo con su propia voluntad real. ¿Alguien dice abren a eso? Entonces, si Dios es soberano, si Dios es amor, de ahí se desprende necesariamente que su amor es soberano, porque Dios es Dios y obra como gusta, y porque es amor el ama a quien quiere. Por esa razón en Romanos capítulo 9, verso 13, haciendo una referencia a Génesis, la historia de Jacob y Esaú, le dice, Pablo tratando de mostrar lo que es la soberanía de Dios en la salvación también, le dice a Jacob amé y a Esaú aborrecí. Claro está que el término aborrecer no es el término como nosotros lo conocemos, no es el término comúnmente hablado en el mundo. Aborrecer es amar menos, pero nosotros vemos en el caso de Jacob que no había más objeto digno, no había ninguna característica que le pudiera ganar puntos a favor a Jacob para que Dios amara a Jacob. Jacob no, no tenía características diferentes, vamos a decir, que lo diferenciaba o que le ganaban algún privilegio de parte de Dios. Ahora, ¿por qué dice que amó a Jacob y no a Esaú? Porque así a Dios le agradó hacerlo. Son términos que son chocantes, ¿verdad? Porque nosotros no estamos acostumbrados a verlo así. Pero eso es lo que la Palabra de Dios nos enseña. Y eso es lo que nosotros vemos en todas las Escrituras. Y eso es lo que nosotros vemos en el Libro de Génesis, que recién terminamos de estudiar, cómo la soberanía de Dios va obrando conforme a lo que Él quiere y a sus planes eternos. Entonces, cuando hablamos de que el amor de Dios es soberano, lo que estamos diciendo es que Él ama a quien quiere. Ahora, supóngase por un momento, imagínense que el amor de Dios fuera regulado, fuera manejado por algo externo a su voluntad. Entonces, en tal caso, si eso fuera regulado por algo externo, entonces Dios estaría bajo una regla de amor, ¿verdad? Y Dios, lejos de ser libre, entonces se hallaría gobernado por una ley, y ya no sería soberano, porque al estar regido por una ley ya no existe soberanía absoluta. El término soberano en la cultura se maneja muy diferente a lo que realmente significa, porque el término soberano muchas veces dice, no, este pueblo es soberano, pero el pueblo no es soberano del todo. Ustedes saben por qué el pueblo no es soberano del todo? Porque tiene leyes y las leyes regulan y limitan esa soberanía de esos pueblos. Entonces los pueblos del todo no son soberanos, están sometidos a leyes. Por eso nosotros decimos que toda ley de todo pueblo debería de estar basada en la ley divina para que pueda haber un mejor funcionamiento. porque el hombre en su corrupción, en su pecado, no puede hacer leyes justas para nadie. Entonces, toda ley de todo pueblo debería estar sometida a la ley divina. Cuando el pueblo maneja esas leyes en base a la ley divina, esos pueblos prosperan, esos pueblos avanzan, esos pueblos se desarrollan. Amén. Bien, eso es como un punto, como un paréntesis para entender. Entonces, si Dios tuviera alguna ley externa que lo obligara a hacer algo, ya no fuera soberano. Ya no fuera soberano. Entonces, cuando Dios nos amó, nos dice la palabra que Él nos amó según el puro afecto de Su amor. Es decir, eso salió de Él amar, no fue alguien que le dijo, tú tienes que hacerlo así, tienes que hacerlo de esta forma. El hombre sí trata, ¿verdad?, de ponerle condiciones a Dios. No, no, no. Dios no es justo si no hace esto. Pero eso no es así. Eso es un error, un pecado. Dios obra conforme, como Él quiere, en el momento que Él quiere, a la hora que Él quiere y cuando Él quiere. ¿Alguien dice amén? Amén. Muy bien. Número cuatro, el amor de Dios ¿Qué nosotros podemos hablar de esto? Bueno, en primer lugar, nosotros tenemos que entender que todo lo referente a Dios, todo lo referente a Dios es infinito. Su sustancia llena los cielos, la tierra. Su sabiduría es ilimitada. Conoce todo, el pasado, el presente y el futuro. Su poder es inmenso. ¿Qué más podemos decir? no hay nada demasiado difícil para él. Entonces, todas esas características de Dios también debemos de verlas a la luz del amor de Dios. Por lo tanto, su amor no tiene límite, no tiene límite, posee una profundidad que nadie puede sondear, una altura que nadie es capaz de escalar, una longitud y una anchura que excede toda medida humana. Hay un coro que cantan los niños, el amor de Dios, Es maravilloso, ¿verdad? Tan alto, tan bajo. Pues así es, mis hermanos. Eso nos indica, eso nos habla a nosotros Efesios capítulo 2, verso 8, verso 4, perdón, donde dice, Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, por su gran amor con que nos amó. Eso nos habla de un amor tan extraordinario que no se puede calcular, no se puede medir, no se puede pesar, no tiene límite, no está, no se puede contabilizar para nada. Ese es el amor de Dios. Nosotros vemos aquí un pasaje de Jean Brim Se lo voy a leer tal cual ustedes lo tienen en su folleto, en su libro, perdón, siempre hablo de folleto pero es mi libro. Dice así, ninguna lengua puede expresar fielmente la infinitud del amor de Dios, ni ninguna mente comprenderla, ya que excede a todo conocimiento. Efesios 3.19. Las ideas más extensas que la mente finita pueda formarse del amor divino quedan muy por debajo de su verdadera naturaleza. El cielo no está tan por encima de la tierra como la bondad de Dios lo está de los conceptos más elevados que seamos capaces de formarnos. Es un océano que sobrepasa las montañas de oposición que hay en aquellos que constituyen sus objetos. Es una fuente de la que fluye todo el bien necesario para quienes tienen interés en él. Entonces está hablando de la infinitud del amor de Dios. Amén, si tienen esa cinta, guárdela por ahí que está muy bonita, está preciosa. ¿Qué otra característica nosotros podemos ver del amor de Dios? Bueno, el amor de Dios es inmutable. Es inmutable. ¿Qué es inmutable? Nosotros estudiamos eso. No cambia. No cambia. Eso nos dice Santiago 1.17 que en Dios no hay mudanza ni sombra de variación. Por tal razón tampoco su amor conoce cambio. Por tal razón tampoco su amor conoce ningún tipo de disminución. Cuando nosotros leemos la historia de Jacob, nosotros nos damos cuenta de esa verdad. ¿Por qué? Porque Jacob fue una persona que en el proceso de Dios traerlo a sus pies, en el proceso de convertirlo, fue una persona incrédula, fue una persona desolente, fue una persona tramposa, pero a pesar de ello nunca dejó de amarle. En Juan capítulo 13, verso 1, también nosotros vemos una hermosa ilustración de esta verdad. Juan capítulo 13, verso 1, esa misma noche cuando Jesús ya estaba para ser entregado, ya estaba para morir, Uno de los discípulos le diría a Jesús, muéstranos al Padre, con esto nos basta. Otro le negaría con maldiciones. Todos se escandalizarían y lo abandonarían, lo soltarían en banda, como diríamos de este lado. ¿Pero qué nos dice Juan 13.1? Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. ¿Los amó hasta cuándo? Hasta el fin. El amor de Dios no depende de vicisitudes humanas de ninguna clase. Él sabía que ahí estaba este Pedro que le iba a negar, que ahí estaba este Tomás que incluso después de la resurrección iba a dudar, él sabía que ahí estaba este dentro del grupo ampliado, este Marcos, que iba a salir huyendo, todos le iban a dejar, pero dice que los amó hasta el fin. Como nos dice Cantares, Cantares 8, 6 al 7, que es un pasaje que se usa mucho para los enamorados, pero el término de cantar ese, el mensaje de cantar ese es la relación de Cristo con su Iglesia. Tome como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor, inexorable como el cielo de los cielos, sus destellos son destellos de fuego, la llama misma del Señor. Las muchas aguas no podrán extinguir el amor, ni los ríos lo apagarán. Las muchas aguas no podrán apagar el amor. o como nos dice Romano, en su capítulo 8, verso 35 al 39, que hace como, creo que tres semanas, estuvimos leyendo acá durante el mensaje, nada, en resumida cuenta, ¿verdad?, usted lo leyó, lo puede leer en su casa, Romano 8, 35 al 39, nadie, nada puede separarnos del amor. Amén. Por esa razón ese amor es inmutable, no cambia, no varía en el tiempo. Número seis, el amor de Dios es santo, santo. El amor de Dios no está regulado por el capricho, por la pasión, por el sentimiento. Ese es el problema del concepto de amor que hay en la sociedad, como les dije al principio y que hay en algunos círculos evangélicos, se piensa que es un amor basado en sentimientos, en caprichos, en pasiones, pero el amor de Dios está basado en un principio, está basado en un principio. De la misma manera que la gracia no reina a expensa de sí mismo, de sí misma, sino por la justicia, Acuérdense que la gracia, el favor inmerecido que Dios otorga está basado en la justicia de Dios, que es el declarar como justo a alguien que no lo era, en base al sacrificio de alguien que llevó la culpa. ¿Se acuerdan? Entonces debemos de entender eso. Es decir, Dios nos dio a nosotros la salvación, pero alguien tuvo que pagar el castigo de nuestra maldad. ¿Se acuerdan quién fue ese, verdad? Muy bien. No se lo voy a decir porque yo sé que ustedes lo saben. Entonces, cuando nosotros leemos acerca del amor de Dios, también debemos entender que el amor de Dios no choca con la santidad de Dios. Ese es el problema, lo hemos repetido varias veces durante la serie, cuando la persona sobredimensiona un atributo de Dios en menoscabo de otro atributo. Entonces cuando sobredimensiona el amor de Dios y se olvida de la santidad de Dios, entonces se está cometiendo un grave pecado, al igual que fuera al revés también. Por eso hemos hablado que los atributos de Dios son características completas al 100% en su esencia. Dios es 100% amor pero también es 100% santo. Amén. No son partecitas, Dios no está dividido en muchas partecitas. Inmutabilidad, santidad, bondad, misericordia. No. Dios es 100% cada uno de sus atributos. Entonces cuando estamos hablando del amor de Dios no podemos dejar de lado que el amor de Dios también es santo. El amor de Dios no es una simple debilidad afectuosa, ni una especie de ternura blanca, como quieren hacerlo ver la sociedad dominicana, en su mayoría. Quieren hacer ver a Dios como un hombre, un anciano barbudo que deja pasar todo, como que todo está bien. No, mis hermanos, no es así. En un grupo, de hermanos, de creyentes, se comentaba acerca de una señora, una cantante del mundo, que en su cuenta de las redes sociales publicaba que el segundo disco, de un disco totalmente depravado, iba en buen camino gracias a las bendiciones de Dios. pero un bizco depravado totalmente que mueve al morbo y mueve solamente a la infidelidad y al pecado, vamos a decir. Entonces, miren qué concepto es, ¿verdad? Ella no tiene un concepto porque ella se mueve en esta sociedad, Y lamentablemente entonces el mundo evangélico que ha llegado a los altos, vamos a decir, como se dice, al mundo de la farándula, esos piques evangélicos que han llegado hasta allá, tampoco han sabido enseñar la verdad del Evangelio. No la están enseñando, porque solamente se quiere hacer ver como que Dios es este Dios que deja pasar todo. y que si tú tienes una mente positiva y no importa lo que tú hagas, no importa cómo tú lo hagas, si tú lo logras es una señal de que Dios te ha bendecido. Por eso yo le he dicho que ese Dios que ellos tienen, ese Dios que ellos manejan en la sociedad, en algunos círculos evangélicos, no es el Dios de la Biblia, porque no estudian la Biblia, quizá leen un pasaje salteado un día. No debemos de entender que ese Dios de la Biblia nos enseña a nosotros que al que Él ama, Él ¿qué hace? ¿Y qué más hace? y azota a todo aquel que recibe por hijo. Y si usted no me lo cree, eso lo dice la Biblia, vayas a Hebreos, capítulo 12, verso 6, Hebreos, capítulo 12, nos habla acerca de eso mismo que acabamos de mencionarle. y señálelo en su Biblia para que lo tenga pendiente. Debemos de entender que Dios no va a cerrar sus ojos al pecado, mucho menos al pecado de sus hijos. Amén. El impío ya tiene su camino hecho si no se arrepiente, su camino le conduce al infierno si no se arrepiente, pero a los hijos de Dios Dios tampoco va a dejar pasar porque ya es Hijo de Dios, porque entonces sería un mal padre. ¿Verdad que sí? Entonces Dios es amor puro, pero Él no mezcla Ese sentimentalismo que le lleva a dejar pasar por alto lo que merece castigo. Amén. Lo que merece castigo. Entonces, por esa razón el amor de Dios es santo. Tenga eso pendiente. Número siete, este es el último. El amor de Dios es benigno. El amor y el favor de Dios son inseparables. Nosotros leemos en Romano 8 ese capítulo completo. Entonces, cuando nosotros hablamos de ese amor de Dios tiene que estar basado en entrega, en entrega. ¿Y cómo se manifestó ese grado de entrega de Dios? Bueno, en enviar a su Hijo a morir por los pecadores a morir por sus hijos. El amor de Dios fue el motor, impulsor de la encarnación de Cristo, de que Cristo viniera y tomara forma de hombre y muriera en nuestro lugar. Eso es lo que nos dice a nosotros en Romanos capítulo 3 verso 16, porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, ahí está la demostración de Dios. Cristo no murió para hacer que Dios nos amara, sino porque Él amaba a su pueblo, decidió enviar a su Hijo. Amén. El Calvario, la Cruz, El Golgotha, cualquier término que usted quiera utilizar para ese lugar donde él fue crucificado, es la demostración suprema del amor de Dios. Amén. Ese es el mayor, la mayor muestra del amor de Dios. Entonces cada vez que usted se sienta tentado a dudar del amor de Dios tenga pendiente recordar el Calvario. La benignidad de Dios se manifiesta en este hecho. Y este hecho nos lleva a nosotros a tomar en cuenta de que Jesús, durante su ministerio terrenal aquí en la Tierra, Él no estuvo exento de pobreza, Él no estuvo exento de persecución. El mismo Jesús sufrió hambre sufrió sed, los hombres le escupieron, le maltrataron y eso nos enseña a nosotros que a pesar de ello, el amor de Dios para con su Hijo, Jesucristo, no fue No se redujo a causa de eso. El amor de Dios a su Hijo, Jesucristo, no se redujo a causa de que Cristo sufriera hambre, sed, persecución, traición, lo escupieran, lo maltrataran, no tuviera ni siquiera donde recostar la cabeza, como le dijo a uno que quería seguirle, Eso quiere decir Dios se mantuvo amando a esa segunda persona de la Trinidad, Dios el Padre a la segunda persona de la Trinidad desde siempre, pero ustedes ven que durante su ministerio terrenal y durante su vida física aquí en la Tierra sufrió los embates de una vida de muchas carencias. Entonces, ¿qué nosotros podemos aprender de eso? Que el amor de Dios tampoco se limita, está en menor escala manifestada sobre aquellos aquí en la Tierra que pasen hambre, que pasen sed, que pasen necesidad, que pasen quebranto, que pasen enfermedades. ¿Y por qué yo digo esto? Porque realmente el concepto de este falso evangelio de la prosperidad que hay en nuestra sociedad, que hay en nuestro mundo en estos tiempos, lleva a la persona a hacerle ver como que si la persona pasa por situaciones difíciles, eso es una muestra de que Dios no está con ella. pero eso no es lo que la Biblia enseña. Porque si Jesucristo siendo Dios y siendo Hijo en lo que es la manifestación de Dios como segunda persona en la Trinidad, sufrió todo esto durante su vida física, eso quiere decir, y tenemos en claro que Dios nunca se perdió el amor entre ellos, debe de quedar claro a nosotros también, de que el que nosotros nos veamos expuestos a estas carencias, a estas dificultades, no quiere decir que Dios no nos ame o que nos está amando menos. Amén. ¿Está claro eso? Entienda eso, que cuando usted pase por situaciones difíciles en su vida, no quiere decir que Dios le ha dejado, no, al contrario, son situaciones que Dios permite que ocurran en nuestras vidas para, de una forma u otra, fortalecer nuestro carácter y quizás también, en algunos casos, el que nosotros anhelemos más, la Patria Celestial. Amén. Donde no habrá muerte, donde no habrá llanto, donde no habrá dolor, conforme a las promesas de Dios en su Palabra. Amén. Muy bien. Entonces este es el tema de hoy, el amor de Dios.
El Amor de Dios
Series Los Atributos de Dios
En las Sagradas Escrituras se nos dicen tres cosas acerca de la naturaleza de Dios. Primero, que "Dios es Espíritu" (Juan 4:24). Segundo, que "Dios es luz" (1Juan 1:5) lo cual es lo opuesto a las tinieblas. Las tinieblas, en las Escrituras, representan el pecado, el mal, la muerte; la luz representa la santidad, la bondad, la vida. Que "Dios es luz" significa que es la suma de todas las excelencias. Tercero, que "Dios es amor" (1Juan 4:5). No es simplemente que Dios "ama", sino que es el Amor mismo. El amor no es simplemente uno de sus atributos, es su misma naturaleza.
Sermon ID | 215192029113839 |
Duration | 48:56 |
Date | |
Category | Sunday School |
Bible Text | John 4:24 |
Language | Spanish |
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