Usted está escuchando una traducción de una prédica de Richard Cadwell, pastor y maestro de Founders Baptist Church en Spring, Texas. Esta traducción fue realizada en vivo y sin edición. Nuestro mayor interés es avanzar la verdad de Dios para la gloria de Dios. Usted puede colaborar con nosotros compartiendo esta prédica con sus amigos a través de las redes sociales como Facebook, Twitter, Google Plus y Pinterest. Por favor vaya al Evangelio de Lucas capítulo 18. Para aquellos que nos visitan, estamos estudiando el Evangelio de Lucas. Hemos llegado al capítulo número 18 y esta mañana estamos viendo el verso 18 al 30, Lucas capítulo 18. Y leemos empezando con el verso 18. Y cierto hombre prominente le preguntó, diciendo, Maestro, bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le respondió, ¿por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino Dios solo. Tú sabes los mandamientos, no cometas adulterio, no mates, no hurtes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre. Y Él le dijo, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Cuando Jesús oyó esto, le dijo, te falta todavía una cosa. Vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres y tendrás tesoro en los cielos. Y ven, sígueme. Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico. Mirándolo, Jesús dijo, ¿qué difícil es que entre en el reino de Dios los que tienen riqueza? Porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios. Los que oyeron esto dijeron, ¿y quién podrá salvarse? Y él respondió, lo imposible para los hombres es posible para Dios. Y Pedro dijo, he aquí nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Entonces él les dijo, en verdad os digo, no hay nadie que haya dejado casa o mujer o hermanos o padres o hijos por la causa del reino de Dios. que no reciba muchas veces más en este tiempo y en el siglo venidero, la vida eterna. Hemos visto que hay dos grandes temas que pasan a través de estas secciones que hemos estudiado en el capítulo 17 y 18 de Lucas. Está el tema del reino de Dios y está el tema de la fe salvadora. ¿Cómo uno entra al reino de Dios? ¿Qué tipo de persona va a estar presente en el futuro, en el reino futuro? ¿El aspecto presente, el aspecto de ahora, la salvación? ¿Quién entra al reino de Dios? ¿Y el aspecto futuro, quién va a estar presente en ese reino? ¿Qué tipo de fe recibe el reino de Dios? En la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos aprendimos acerca de la humildad de la fe que salva. En el encuentro que Jesús tuvo con los padres que le traían a Él sus pequeños niños, aprendimos acerca de la simpleza de la fe que salva. Y lo ahora, en los versos en que hemos llegado esta mañana, versos 18 al 30, vamos a aprender acerca de la dependencia de la fe que salva, o la adoración exclusiva que está presente en la fe que salva, o el rendimiento que caracteriza la fe que salva. Todas esas descripciones es ciertas acerca de lo que hemos descrito para nosotros, lo que se nos describió para nosotros en el verso 18, el 30. un abandono, abandonamiento a Cristo. La fe que salva depende de Dios. La fe que salva adora a Dios. Solamente la fe que salva se rinde a Jesús como Señor. Vamos a ver este encuentro en tres secciones. Primero que nada, vamos a ver al encuentro mismo. Jesús se encuentra con este joven rico en el verso 18 al 23. Y luego vamos a escuchar mientras que Jesús comenta acerca de este encuentro. No lo explica en el verso 24 al 27. Y luego en el verso 28 al 30 veremos lo que Jesús anima bajo la luz de este encuentro. Así que encuentro mismo hasta el verso 23. Jesús explica el encuentro hasta el verso 27. Y luego Jesús anima, nos anima a nosotros bajo la luz del encuentro en el verso 28 al 30. Primero que nada, nos damos cuenta del encuentro mismo. Verso 18 dice, Y cierto hombre prominente le preguntó, diciendo, Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le respondió, ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos. No cometas adulterio. No mates. No huertes. No des falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y Él dijo, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Cuando Jesús oyó esto, le dijo, te falta todavía una cosa. Vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoros en los cielos, y ven, sígueme. Pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico. La primera cosa que quiero que veamos aquí es que este es un gobernante. La palabra arco es una palabra general que se traduce como debería de ser traducida gobernante. La pregunta es exactamente qué debemos de entender nosotros acerca de la identidad de este hombre. A veces Lucas usa esta palabra para referirse a alguien que era un fariseo, alguien que era un gobernante en el sentido de que a lo mejor él era parte de los del San Hidrio. Otras veces esta misma palabra se usa para referirse al líder de una sinagoga, pero se nos dice no aquí, pero se nos dice en la historia de Mateo que este era un hombre joven. Mateo 19 verso 20. Este era un joven rico, un gobernante joven y rico. Así que su argumento en contra del pensamiento de que él era un gobernante religioso de su pueblo. A lo mejor lo que se quiere decir aquí es que este hombre era un líder cívico. A lo mejor él tenía influencia en su comunidad debido a su gran riqueza. No sabemos seguramente. Lo que sabemos seguramente es que este hombre ha venido a Jesús con una pregunta profunda. A veces puede, pero con una pregunta con mucho interés. A veces usted puede hacer una pregunta profunda sin un interés en esa pregunta. Es posible hacer preguntas muy importantes si usted mismo está separado de esa pregunta. Usted no entiende el peso de las palabras que se están diciendo, pero ese no era el caso con este hombre. Viene con una pregunta, la pregunta más importante que cualquier persona puede preguntar. Él dice qué debo de hacer yo para heredar la vida eterna? Esa es la pregunta más pesada que cualquiera de nosotros pudiéramos hacer. Cómo puedo tener vida eterna? Y este hombre, le digo, tenía un sentido de lo pesado que estaba preguntando. Era una pregunta que le estaba que le había traído peso a su corazón. pregunta que le abrumaba. ¿Por qué dice usted, dice usted? Porque la historia de Marcos nos da esta información. Marcos 10, 17 dice, cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo y arrodillándose delante de él, arrodillándose delante de él. Le preguntó Maestro, bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Eso indica urgencia, ¿no es cierto? Este hombre viene corriendo a Jesús. Ahora recuérdese que este es un hombre de influencia. Este es un gobernante. Este es un hombre que tiene reputación. Este es un hombre rico para que él venga corriendo a Jesús de esta manera pública para que él caiga sobre sus rodillas delante de Jesús. Cuando él hace esta pregunta, esta no era. Este no era un tema liviano para este hombre. Era un tema que él estaba abrumando, que estaba quemando en su corazón. Este era una pregunta urgente. Él había venido con un tipo de convicción, con un tipo de carga, cuando él llegaba a Jesús. Entendemos esta mañana que es posible. venir bajo afecciones religiosas que no prueban ser afecciones que salvan. Entendemos que es posible tener un encuentro con Dios que le afecta a usted emocionalmente, que le afecte en una manera que usted lo puede sentir, que usted lo puede sentir, y aún así quedarse corto de que sea una fe de salvación. Experimentar gran emoción, pero no experimentar el nuevo nacimiento. La Biblia es clara acerca de esto. Mateo 13, verso 20. Y aquel en quien se sembró la semilla en Pedregales es el que oye la palabra y enseguida la recibe con gozo, pero no tiene raíz profunda en sí mismo, sino que solo es temporal y, cuando por causa de la palabra viene la aflicción o la persecución, enseguida tropieza y cae. Jesús no está describiendo aquí a alguien que se ha convertido genuinamente. Él está describiendo a alguien que escucha el Evangelio y parece recibirlo. De hecho, en algún nivel ellos lo reciben. Hay gozo en la recepción del mensaje. Pero mientras que el tiempo pasa, lo que es probado acerca de ese individuo es que el Evangelio no echó raíces de salvación en la vida de esa persona. No fueron convertidos realmente. No hubo experiencia de nuevo nacimiento. Y la prueba de esto es que ellos Se apartan cuando la tribulación viene. Por la palabra, ellos se apartan. Así que aquí está un hombre que está experimentando gran emoción de tal modo que él corre a Jesús, de tal modo que él se arrodilla delante de Jesús. Y él hace la pregunta más importante que cualquier persona pueda hacer. Tiene un sentido de lo pesado de esta pregunta y pregunta. Y como veremos, mientras que la historia continúa, es que este hombre se apartará de Jesús sin ser convertido. Se aparta de Jesús perdido, tan perdido como cuando él llegó. Yo creo que esto es muy importante para que le pongamos atención, porque hay muchas personas sentadas en nuestras iglesias hoy. que pueden buscar, que pueden rastrear su creencia a su conversión por una experiencia emocional que han tenido con Dios. Ven de regreso algún tiempo cuando su corazón tenía algún sentimiento, alguna emoción que les venció y ellos le dirán a ustedes hoy. Yo sé que yo conozco a Jesús porque me acuerdo el día cuando yo tuve esta gran experiencia emocional con Dios. Yo le digo a usted, en amor, que la emoción no es la prueba de la conversión. La emoción no es la prueba. La emoción no es la evidencia de la conversión. Lo que el Nuevo Testamento nos enseña es que como nos tenemos que asegurar que tenemos vida eterna, nunca arrastre a nuestra aseguranza alguna experiencia emocional o algún evento que nosotros tuvimos con Dios. Así que este hombre hace una pregunta pesada. Segunda cosa que quiero que se dé cuenta ustedes que este hombre, la obediencia de este hombre es una perspectiva ciega. Él está haciendo la pregunta correcta, pero está existe, está ciega en su vida. Jesús hace algo en mucho amor. Ve al verso 19. Jesús le respondió ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno. Él le dice buen maestro. Bueno, esa fue la pregunta. Y Jesús le dice ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios. Tú sabes los mandamientos. No cometas adulterio, no mates, no huertes, no des falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre. Y Él dijo, todo lo he guardado desde mi juventud. Jesús nunca quedó satisfecho con decisiones. Jesús nunca quedó satisfecho con decisiones. Jesús es el Salvador. Ese es su interés, el salvar verdaderamente a alguien. Él nunca se queda satisfecho con seguidores superficiales, nunca queda contento con simplemente tener a alguien añadido al número de aquellos quienes son identificados con él, quienes le siguen a él, con el grupo de aquellos que le siguen. Este no es el interés de Jesús. Jesús ama a este hombre. Jesús tiene un interés en la alma de esta persona. Él quiere ver a este hombre ser salvo. Así que, ¿qué es lo que Jesús hace? Él reta a este hombre. y reta a este hombre basado en dos cosas. Él reta a este hombre basado en sus palabras y reta a este hombre basado en sus obras. Primero, Jesús ve él se aferra a algo que él escuchó en sus palabras. El gobernante preguntó la pregunta. Hizo la pregunta. Buen maestro, buen maestro, qué debo de hacer para heredar la vida eterna? Y Jesús ve este aferra de esto y reta las palabras de este hombre. Verso 19 dice ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo uno, Dios. Ha habido muchos escritos y se ha hablado mucho acerca de por qué Jesús pone su atención en esto. ¿A qué está resaltando Jesús aquí? ¿Qué es lo que Él quiere iluminar aquí? Y solo poniéndole atención al texto de lo que podemos estar seguros nosotros, es que Jesús quería que este hombre entendiera la santidad solitaria de Dios. Él quiere que este hombre entienda que nadie es bueno como Dios es bueno, excepto Dios. Nadie es bueno. en el sentido de que él o ella es el estándar de bondad. Sólo Dios es el estándar de la bondad. Nadie es perfecto en la bondad, excepto Dios. Nadie es inmutable o que no cambien su bondad, excepto Dios. Nadie es intrínsecamente bueno en el sentido de que la bondad no fue dada a él o producida en él, excepto Dios. Si hablamos acerca de verdadera bondad, bondad perfecta, una bondad intrínseca, el único que es bueno es Dios. Así que al retar las palabras de este hombre, Jesús inmediatamente hace que este hombre vea hacia arriba y entienda la santidad de Dios. Y por contraste, él está siendo llamado a entender su propia naturaleza pecaminosa y no solamente la de él, pero también la naturaleza pecaminosa de toda la raza humana. Si usted realmente cree que Jesús es solamente un maestro, si usted realmente cree que Jesús solamente es un hombre, entonces ¿por qué lo llamas bueno? Y si realmente crees que Dios es bueno, entonces reconoces quién Él realmente es. Él es Dios parado delante de usted en carne humana. ¿Reconoce usted eso? ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno. excepto Dios. Así que el primer reto que él da, es un reto relacionado a las palabras de este hombre, pero dese cuenta que no para ahí. Verso 20 dice, tú sabes los mandamientos, no cometas adulterio, no mates, no huertes, no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre. Jesús dirige la atención de este hombre a los 10 mandamientos y específicamente a lo que está siendo referido a la segunda mesa de la ley. Él refiere estos mandamientos en las que se relacionan a las relaciones con los hombres. Asesinas, cometas adulterio, robas, honras a tu padre y a tu madre. La historia de Mateo agrega esto y debes de amar a tu prójimo como a ti mismo. Y debes de amar a tu prójimo como a ti mismo. Entonces, ¿por qué Jesús haría esto? Seguramente esto no es lo que aprenderíamos en un entrenamiento de evangelismo, ¿cierto? Dirija la atención de alguien a la ley. De hecho, de acuerdo a la historia de Mateo, Jesús le dijo al hombre, si entras a la vida, guarda los mandamientos. ¿Quieres salvarte a ti mismo por virtud de tus obras? ¿Quieres ganarte la entrada a la presencia de Dios? Entonces guarda los mandamientos. ¿Por qué Jesús hace esto? Bueno, hágase usted esta pregunta. ¿Qué función va a lograr la ley en el interés del Evangelio? ¿Qué función va a lograr la ley en el interés del Evangelio? ¿Cuál es la respuesta? Va a mostrarle al hombre su naturaleza pecaminosa. Va a mostrarle al hombre su naturaleza pecaminosa. La ley demuestra nuestra necesidad por la gracia. A lo mejor usted ha visto estos videos, el camino del maestro, el encuentro de evangelismo. Usted ha visto esos y qué es lo que hacen? Ellos salen a un lugar público y la manera en que empiezan a compartir el evangelio es que ellos toman los diez mandamientos, pero preguntan a las personas a medirse a sí mismos comparados a los diez mandamientos. Alguna vez se ha medido usted honestamente en comparación a la ley de Dios ha considerado Si es cierto de usted decir que usted nunca ha robado? Nunca ha robado? Es cierto de usted decir que usted nunca ha cometido adulterio? Recordando que Jesús nos dio la esencia de la ley cuando apunta a la condición del corazón y él dice si usted ha visto sobre una mujer con lujuria en su corazón, usted ha cometido adulterio. ¿Ha sido usted perfecto cuando se trata acerca de la ley de Dios? ¿Puede usted decir que usted nunca ha cometido adulterio? ¿Puede usted decir que usted nunca llevó falso testimonio? ¿Puede usted decir que usted perfectamente ha honrado a sus padres? ¿Puede usted decir que usted ha amado a su prójimo como a usted mismo, a los estándares que la ley de Dios le requiere? Si usted fuera a guardar los mandamientos de esa manera, ¿heredar la vida eterna, usted, ¿Llega a la altura de la ley de Dios? Si vemos honestamente el espejo de la ley de Dios, ¿en qué conclusión llegamos? Nosotros necesitamos la gracia, necesitamos perdón, necesitamos que alguien nos salve. Si estamos delante de Dios basados en lo que hacemos, medida en contra de su ley, se nos encuentra culpables de pecados en contra de Dios y merecemos la penalidad de Dios para el pecado, merecemos la muerte. ¿Qué nos da la muerte? Es la penalidad para el pecado, para todo pecado, para cualquier pecado. Y cuando estamos delante de la ley de Dios, se nos encuentra como pecadores y necesitamos y merecemos la furia de Dios. Así que, ¿qué necesitamos? Necesitamos la gracia de Dios, el perdón de Dios y la misericordia de Dios. Necesitamos que alguien pague por nuestros pecados. Así que qué es lo que Jesús hace cuando apunta a este hombre a la ley de Dios? Sabe lo que está haciendo? Él, con mucha gracia, está tomando el la consideración propia de este joven y está exponiendo el error que tiene él en ella. Hay una estimación propia y luego hay una estimación divina. Se da cuenta. Es lo que usted cree acerca de usted mismo. Y luego está lo que Dios sabe que es cierto acerca de usted. Es lo que usted dice acerca de usted mismo y luego es lo que Dios dice acerca de usted mismo. Este es lo que este hombre que acerca de él mismo dice, que todos estos mandamientos los he guardado desde mi juventud. Desde el tiempo en que tuve entendimiento hasta ahora, he guardado la ley. Eso es lo que este hombre dice. Esto es lo que este hombre sinceramente cree. Este es un hombre sincero. Él está viniendo de una manera muy transparente. Él viene de una manera abierta. En un entorno público, él ha corrido hacia Jesús y ha caído en sus rodillas delante de él. Este hombre no está escondiendo nada. Y en su estimación sincera, él ha guardado estos mandamientos desde el tiempo de su juventud. ¿Y sabe qué? Desde un punto de vista externo, Probablemente lo había hecho. Desde un punto de vista externo, ésta, éste era un hombre sincero, que no había cometido adulterio, que no había asesinado, que no había robado, que no había llevado testimonio falso, que había buscado honrar a su padre y a su madre, quien había amado a su prójimo como a sí mismo. Ésta es una estimación sincera de sus hechos, sus acciones. Así que, ¿qué es lo que Jesús hace en el amor de Dios? Él toma la consideración propia de este hombre y la destruye. Y luego, ahora le da a este hombre una consideración divina. Verso 22, cuando Jesús oyó esto, le dijo, te falta todavía una cosa. ¿Sabes? Hay algo que está mal delante de usted, Señor. Hay algo que le falta. Hay algo que no está ahí. Mencioné hace un momento que cuando Jesús inicialmente le reta, le reta con la segunda mesa de la ley. Lo que queda afuera son esos mandamientos que se relacionan directamente a nuestra relación con Dios. Lo que queda afuera es el último mandamiento que tiene que ver con la avaricia. Y Jesús hace esto con un propósito. Este hombre siente que él ha pasado la prueba. Cuando se trata acerca de cómo se relaciona con los hombres, realmente no lo ha pasado, pero externamente así es como él se ve a sí mismo. Él ha pasado esta prueba, así que aquí es lo que Jesús hace. Él le dirige hacia Dios y llega a algo que es comparable a la idolatría. Se da cuenta de esos dos mandamientos primeros que tienen que ver. Tú no debes de tener ningún otro Dios delante de mí. Tú debes de adorar a Dios y a Dios solamente. que Dios nos dice en el libro de Colosenses en el Nuevo Testamento, que la avaricia es idolatría. Cuando usted ama más de lo que usted ama a Dios, cuando usted ama las cosas materiales más de lo que usted ama a Dios, entonces usted es un idólatra. Usted no está adorando a Dios solamente. Usted no puede adorar a Dios y al dinero. No es eso lo que Jesús dijo. Usted no puede servir a dos amos. Usted va a amar a uno y odiar al otro. Usted no puede servir a Dios y a las cosas materiales. Lucas capítulo 16, verso 13. Ningún siervo puede servir a dos señores porque o aborrecerá a uno o amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Así que Jesús dice esto lo que te perdiste. Amas a Dios más que a cualquier otra cosa. ¿Le adoras a él solamente? ¿Acaso hay algo en su vida, Señor, que usted ha puesto en el lugar de Dios? Y en vez de hacer esa pregunta de una manera directa, él simplemente la resalta de una manera indirecta. Él dice esto, él lo pone a la prueba, dice, vende todo lo que tienes y reparte entre los pobres y tendrás tesoros en el cielo. Y ven, sígueme. Él toma la pregunta abrumadora de este hombre y su perspectiva ciega y la quebranta con una certeza. Aquí hay algo que usted puede saber por seguro, señor. Usted hace la pregunta. ¿Cómo puedo tener la vida eterna? Aquí está su respuesta. Deshágase de todo lo que usted tiene. Véndalo. y síganme. Esta es mi promesa para usted. Tendrá tesoro en el cielo. Usted tendrá vida eterna. Lo va a hacer. Y a propósito, no son dos cosas que le está haciendo, diciendo a este hombre que a que haga. No lo está diciendo. Venda todo lo que tienes y distrúbalo a los pobres y también síganme a mí. No una está amarrada a la segunda. El énfasis aquí es, sígame a mí, pero esto es lo que yo voy a requerir de ti. Si tú me vas a seguir, yo quiero que vendas todo lo que tienes, los regales, y me sigas, y te daré lo que tú has pedido. En mí tú encontrarás la vida eterna. Tú tendrás tesoro, pero tu tesoro estará en el cielo. ¿Qué revelan las palabras de Jesús? Cuatro cosas son reveladas. Primero que nada, Jesús es Dios, porque Él promete a este hombre la vida eterna en sí mismo. Sígueme a mí y tendrás vida eterna. Esa es una declaración que sólo Dios tiene el derecho de hacer. Sígueme a mí y tendrás vida eterna. Jesús revela a sí mismo ser Dios. Él es bueno. Él es bueno. Sólo Dios es bueno. Jesús es bueno porque Él es Dios. Él le promete a este hombre la vida eterna en sí mismo. Segundo, Jesús hace ver claro que usted no puede seguir a Dios si cualquier otra cosa es su Dios. Usted no puede seguirle a Él. Usted no puede seguir a Cristo. Usted no puede tener a Dios si cualquier otra cosa es su Dios. Y en el caso de este hombre, era su dinero. Pero como dije hace un momento, lo que realmente está siendo aplicado aquí es el primer mandamiento. Usted no debe de tener ningún otro dios delante de mí. Y la avaricia es idolatría, así que el seguir a Cristo significa que solamente él será su dios. El dios triuno, el verdadero dios viviente, será su dios y usted le conocerá y le seguirá al conocer y a seguir a Cristo. Tercero, la vida eterna. No se encuentra en obedecer mandamientos, pero en entregar la vida de uno a Cristo. Jesús dice, así es como usted va a tener vida eterna, sígame a mí. Sígame a mí y tendrá tesoro en el cielo. Es sencillo, ¿no es cierto? Él no va de regreso y dice, bueno, ahora tienes que guardar todos estos mandamientos que tú crees que guardaste en tu juventud. Déjame darte otros mandamientos y guarda todos estos y tendrás vida eterna. No, Él dice, sígueme a mí. y tendrás tesoros en el cielo. Y cuarto, aprendemos que el venir a Cristo es el abandonar todo lo demás. Se da cuenta para este hombre el tema era el dinero, pero no era el único tema. Hablaremos acerca de eso en un momento. No es el único tema. Y cualquiera que viene a Jesús debe, en su corazón, abandonar todo lo demás. en el interés de tenerle a él. Estar dispuesto a perder todo lo demás, si significa el tenerle a él. Nada más importante que él, nada más valioso que él, nada entre usted y él. Eso es lo que la fe salvadora es. Es una fe que depende enteramente de Dios para estar correcto delante de Dios. Es una fe que está dispuesta a rendirse a Jesús como Señor. Es una fe que abandona todo lo demás para seguir a Cristo. Esa es la fe que salva. De hecho debe se cuenta del tipo de cosas que Jesús menciona en el verso 29, cuando le dice a ellos, en verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa o mujer o hermanos o padres o hijos por la causa del reino de Dios. Cristo no está hablando acerca de cosas que no son reales. van a haber casos en que el seguir a Jesús va a significar que usted, de hecho, va a perder estos tipos de relaciones en el interés de seguirle a él. Esa es una declaración asombrosa, no es cierto? Usted pierda casa o que usted pierda esposa, que usted pierda hermano o padres o hijos? Hay padres que ponen su fe en Jesucristo y como resultado ¿Pierden el amor y el soporte de sus hijos? ¿Hay personas que ponen su fe en Cristo y, como resultado, un esposo o una esposa ya no va a caminar con ellos? ¿Hay personas que siguen a Cristo y, como resultado, a través de la persecución, pierden sus posesiones materiales, en algunos casos, aún terminando en la prisión? ¿Sabe qué está sucediendo ahorita, en esta mañana, en algún otro lugar en el mundo, si estas cosas son ciertas? Estas cosas son reales. Esta no es algo hipotético. Esto es realidad. ¿Y sabe qué? No es la realidad en el caso de algunos, es la realidad en el caso de todos. Porque ya sea que usted de hecho ha sido llamado a rendir estas cosas de una manera material o no, todos y cada uno de nosotros somos llamados a rendir todas estas cosas en el ámbito de nuestro corazón. Amaremos a Cristo más que cualquier Otra cosa, así que vemos una pregunta abrumadora, una perspectiva ciega, una destrucción en amor de esa perspectiva ciega a través de estas palabras de incertidumbre. Quiero hacerse cuenta del rechazo en tristeza. Verso 23, cuando, pero al oír esto, se puso muy triste, pues era sumamente rico. Esta tristeza Él no la podía esconder. Era visible. Estaba en su rostro. Debe haberse hecho ver al siguiente verso, verso 24. Mirándolo, Jesús dijo. La tristeza de él hizo que Jesús estuviera entristecido. La tristeza del joven movió el corazón de Cristo. Este hombre estaba lleno de tristeza. Pero puedo decirle algo. La tristeza de este hombre. Llegó. Era equivalente al rechazo de este joven hacia Jesús, porque estaba triste, porque él sabía que él no estaba dispuesto, porque estaba el triste, porque él no quería la vida eterna. él valuaba su dinero más de lo que él valuaba su alma. Jesús le acababa de dar una promesa. Él hizo la pregunta. ¿Qué debo de hacer? Hay algunas personas en el mundo que están convencidas que su rechazo de Jesús, de alguna manera, es más virtuoso, porque es un rechazo amigable de Jesús. Ellos se apartan de Jesús de una manera pasiva. Y ellos dicen, yo sé que él es el Salvador. Yo sé que él es la verdad. Yo deseo que yo pudiera tener la fe que usted tiene. Yo deseo que yo pudiera poner mi fe en él. De hecho, con tristeza le rechazo, con tristeza le rechazo. De alguna manera, se imagina que ese tipo de rechazo de Jesús es más virtuoso. que alguien que lo rechaza y lo manifiesta de cualquier otra manera. Yo quiero que me escuche esta mañana si usted rechaza a Jesús con lágrimas. Usted no está más cerca del cielo que si usted lo rechaza con maldiciones. Si usted le rechaza con lágrimas, usted le ha rechazado. Si usted se aparta de él con tristeza todavía, usted no tiene la vida eterna. Usted no está más cerca del cielo. Este hombre rechaza a Jesús con tristeza. Sin embargo, le rechaza. Así que primero tenemos el encuentro. Ahora des de cuenta lo que Jesús hace en el verso 24 al 27. Él comenta acerca de esto y lo explica. Jesús viéndole con tristeza, dice. No dude si Jesús tiene amor por los pecadores. No dude si Jesús o Dios tienen un amor por los perdidos, de esos que se apartan y todavía quedan perdidos. De hecho, se nos dice en la historia de Marcos que Jesús amaba a este hombre. Marcos 10, 21, Jesús mirándole, lo amó y le dijo, una cosa te falta, ve y ven de cuánto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo y ven, sígueme. Jesús ama a este hombre. Jesús se siente triste por este hombre. Y sin embargo, él deja que se vaya, lo deja irse. Ha sido dicho antes, pero si ha habido alguien que era el candidato del evangelista del bautismo del sur, usted va y cae delante de él públicamente, ¿qué debo tener yo antes de tener vida eterna? Pídale a Jesús que entre a su corazón, pero nuestro Señor conociendo el corazón. trató con él que si él iba a ser o no el Dios de este hombre. Usted no puede tener a Jesús como su Salvador si usted no tiene a Jesús como su Dios. Así que él trata con el Dios de este hombre. ¿Y qué es lo que él dice? ¿Cómo comenta acerca de esto? Él dice, ¿qué tan difícil es? que entren en el reino de Dios los que tienen riquezas, porque es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios. Los que oyeron esto dijeron, ¿Quién podrá salvarse? Y respondió, lo imposible para los hombres es posible para Dios. Es maravilloso. Jesús explica esto de dos maneras. Él explica en términos de imposibilidades humanas y posibilidades divinas, la inhabilidad humana y la habilidad soberana. Primero dice qué difícil es para aquellos que tienen riquezas que entran al reino de Dios. Muy pocos ricos serán salvos. Es difícil. De hecho, dice esto, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un hombre rico entre al reino de Dios. Se ha escrito mucho cerca de esto también. Más fácil que un camallo pase por el ojo de una aguja. Ellos creen que a lo mejor fue un error en las escrituras cuando habla acerca de una compuerta. A propósito, eso no es cierto. No sé por qué los eruditos simplemente son nerdos. Tratan de darle, descubrir lo que no necesita ser descubierto y se hacen ver. tontos cuando lo hacen, es el camello del animal más grande. No, es así de sencillo. Jesús está usando un dicho que es hiperbólico para hacer el punto de que con los hombres esto es imposible. Eso es todo. Si yo le digo a usted esta mañana, cuando los cerdos vuelen, yo voy a creerlo. Va a ser menos cierto si yo digo cuando las vacas vuelan o los elefantes vuelan, tiene que ser un cerdo para que tenga sentido. O cuando se tire un cerdo en paracaídas, no significaría lo mismo. Simplemente es un dicho. Y en esta época, esta es una manera de decir que esto es imposible. Esto es imposible. Ahora, yo no sé si las personas que escucharon esto entendían qué tan exactas eran sus propias palabras, porque en el verso 26 aquellos que escucharon, los que oyeron esto dijeron, ¿y quién podrá salvarse? Y puede ser que, como usted sabe, en esta época muchos asociaban la riqueza con el favor de Dios. Así que la idea es si los ricos. Si es difícil para que ellos sean salvos, entonces quién puede ser salvo? A lo mejor eso es lo que estaban diciendo. Pero lo que sea que estuviera en sus mentes no es tan importante ahora como el hecho de que de hecho ellos capturaron la verdad absoluta de esas palabras. Que si depende de los hombres. por su propia naturaleza y por su propia decisión, deshaciéndose de lo que él considera ser su riqueza. Si eso es lo que requiere él venir a Cristo, entonces yo le digo a usted esta mañana, que esa es una imposibilidad humana. No sucede. Y no solamente es los ricos en términos de riquezas terrenales quienes son ricos en sus propios ojos. De hecho, cada ser humano en Adán, cada ser humano apartado de Dios que no conoce a Jesús, se le deja a sí mismo. Él o ella se considera a sí mismos ser ricos al punto de que ellos no estén dispuestos a deshacerse de su riqueza para tener a Jesús. Ellos ven lo que tenían como que tenía más valor que Jesús. Me he encontrado con personas en la calle que no tienen ni siquiera un centavo, que creen que ellas tenían demasiadas riquezas para venir a Jesús. Para ellas puede ser, si yo tengo que rendirle alcohol para venir a Jesús, yo necesito el alcohol. Si tengo que rendir las drogas para venir a Jesús, yo necesito mis drogas. Existe este hombre o esta mujer que son tan importantes para mí, que están en el camino entre Jesús y yo, y ellos me valen más a mí que Cristo. La manera en que me gano la vida, el trabajo que tengo, vale más que Cristo. Este hobby, esta cosa que me gusta hacer, me vale más que Cristo. Se da cuenta, su riqueza puede ser cualquier cosa en el mundo. Pero yo sé esto acerca de los corazones humanos y de la palabra de Dios acerca de nuestra condición depravada. Si nos abandonamos a nosotros mismos, siempre pensamos que tenemos demasiada riqueza para venir a Jesús y esto es lo que hacemos. Creemos la mentira del diablo. que lo que Dios está haciendo al ofrecernos a su Hijo, es que él está tratando de deshacernos de la riqueza, para darnos algo a alguien que realmente no es comparable a lo que tenemos que rendir. Esa es la mentira del diablo. Y quiero que entiendas que lo que Dios está ofreciendo en su Hijo, es que usted va a intercambiar basura por tesoro. que usted va a dejar ir los ídolos de su vida que no están vivos, que no son reales, que no salvan, que no satisfacen, que son pasajeros y perecerán y que le van a causar a usted perecer para siempre. Dios le está ofreciendo en vez de ese montón de basura a su único hijo. y el perdón de todos sus pecados y la presencia de la vida verdadera, de la vida eterna, de la vida de Dios, de la vida que le permite conocer la vida como debe de ser vivida como ser humano. Vida que es ahora, vida que es para siempre. Vida que no puede ser perdida. Eso es lo que Dios está ofreciendo. Y ahora sí, escucha lo que Jesús dice. Richard, ¿por qué dice usted que es imposible? Porque Jesús dice que es imposible. Verso 27, y Él respondiendo lo imposible para los hombres. Se da cuenta, esto es imposible para los hombres. Si los abandonamos a sí mismos, ellos siempre van a tener más riquezas para que Jesús, algo más importante que Jesús. Pero aquí está la esperanza. Pero con Dios se da cuenta. Es posible. Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Dar cuenta es Dios, el que es capaz de abrir los ojos de un hombre a una mujer para ver su verdadera condición, para ver su verdadera posición, para ver lo que ellos van a rendir para ganarse a Cristo. Es Dios el que abre su corazón y el que hace brillar su luz. Es el que permite que las cadenas se caigan. Lo que el hombre ve como su libertad, él puede ver que de hecho es su esclavitud. Y es libertad en Cristo y él lo ve. Y lo que él no atesora, él ve como el tesoro más grande de todo el mundo. Y el que no amaba, él corre hacia él para recibirle a él, para ser salvo por él. Esta es la obra de Dios. Dios es capaz de darle disposición al pecador. Dios es capaz. Esto es lo que Él hace en el corazón de todos los que Él salva. Él hace que una alma entienda el valor de Cristo. Que una alma entienda la gravedad del Evangelio y la gloria del Evangelio. al ver la gloria de Dios en el rostro de Jesús. Estas son las palabras de Pablo, Filipenses 3.7, dice, pero todo lo que para mí era ganancia lo he estimado como pérdida por amor de Cristo, y aún más yo estimo como pérdida todas las cosas. Aquí está, en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo he considerado como basura a fin de ganar a Cristo. en orden de que pueda ganar a Cristo. Él tiene un valor que sobrepasa todo. Él es un valor que sobrepasa todo. Yo lo he visto de tal modo en mi vida que lo he perdido todo para tenerle a Él. Lo he perdido todo para tener a Jesús. Yo le pregunto a usted esta mañana, amigo mío, ¿hizo esto Pablo para sí mismo? ¿Pablo llegó a esta decisión por sí solo? ¿Acaso Pablo tenía esa perspectiva nacida en su propio corazón por su propia habilidad o sus propias obras? No, fue Jesús el que lo encontró en el camino a Damasco. Así le dijo, Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? ¿Quién eres, Señor? Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Él es el que abre el corazón de este hombre. Él es el que iluminó la perspectiva de este hombre, quien tomó al perseguidor más grande de la iglesia, y lo hizo el apóstol más grande de la iglesia. Esta es la obra de Dios, y no solamente es cierta en la vida de Pablo, sino que es cierta en nuestras vidas. La imposibilidad humana, pero hay una posibilidad divina. Esto es lo que Dios es capaz de hacer, y diese cuenta que Jesús termina esto. al animarnos bajo la luz de estas cosas. Pero dice, eh aquí nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Y me imagino que si es posible con Dios entonces. Ya ha sido demostrado en el caso de estos apóstoles. Más adelante lo vamos a ver demostrado en el caso de Zacarias, quien está dispuesto a pagar de regreso todo lo que él ha estafado y aún más para tener a Cristo. Está en la obra de Cristo y ha sucedido en el caso de estos hombres y ellos lo reconocen. Y ellos se enfocan en lo que ellos han dejado en las palabras de Pedro. Vean lo que hemos dejado para seguirte a ti y des cuenta lo que Jesús pone, donde Jesús pone su énfasis. Y él le dice a ellos, verso 29, entonces les dijo, en verdad os digo, no hay nadie que haya dejado. Cristo expande más allá de los discípulos. Estos somos nosotros, somos todos los que le siguen a él. No hay nadie. que ha dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos, por la causa del reino de Dios, y en las otras historias, por amor a Cristo, por amor al Evangelio, que no reciban muchas veces más en este tiempo y en el siglo venidero de la vida eterna. Algunos dicen que la cristianidad representa la promesa de algo en el futuro. Yo les digo, esa es una mentira. Cristo da vida ahora, y usted recibirá mucho más ahora, en este tiempo y en esta vida. Venga a Cristo. Usted puede haber perdido una casa, pero usted se ha ganado en casas. Venga, Cristo, usted puede haberse perdido de sus padres, pero usted tendrá una familia llena de ellos. Usted puede perder una esposa o una esposa, pero hay personas que le aman y le soportan por el resto de su vida, en su vida, en la compañía de las personas de Dios. Usted viene a la familia de Dios. Usted viene a Cristo. Usted entra a la familia de Dios. Usted se gana en este tiempo mucho más que cualquier otra cosa de lo que usted se ha perdido. Y dése cuenta lo que sucede en el futuro y en la época por venir que tendrá. Usted tendrá vida eterna. Usted tendrá una vida eterna. Usted va a ganarse riquezas inmensas que no se pueden medir y ganará riquezas que no se pueden medir para siempre y ahora. Él no simplemente le destituye de sus riquezas, sino que él le enriquece a usted. Pero yo sé esto esta mañana. Sólo Dios puede hacerle a usted saber eso. Sólo Dios puede hacerle ver eso. Sólo Dios puede hacerle creer esto. Sólo Dios puede hacerle buscar eso. Sólo Dios puede hacerle desear eso. Cuando este mañana usted desea a Jesús más que la vida misma. Usted lo va a ver a él como el tesoro en el campo. Le va a ver a usted como la perla de gran precio. Sólo Dios puede producir eso en su corazón. Con usted es imposible. Alabado sea Dios que con él es posible. Y yo me pregunto si hay alguien aquí esta mañana que usted haya venido a este lugar con una pregunta que le quema su corazón. Usted estaba bajo convicción y bajo una carga. Dios le ha traído cara a cara con su naturaleza pecaminosa. Ahora, por un tiempo, usted se sintió como este hombre joven que usted ha guardado los mandamientos y que Dios, a través de su palabra, le ha destruido y le ha puesto a muerte, le ha mostrado su verdadera condición. Y usted hace la pregunta, ¿qué debo de hacer para tener vida verdadera, para tener vida eterna? ¿Qué debo de hacer? Jesús, esta mañana, le dice a usted, a través de estos versos, sígale a él. pierda todas estas cosas que usted considera ser tesoro y abandonese a usted mismo al Hijo de Dios. Ríndase a él mismo, al verdadero Dios viviente. Tenga más Dios delante de usted. Deshágase de sus ídolos y ponga su fe en Cristo. Y hoy usted tendrá riqueza inmesurable, no solamente por un día, sino que para siempre. Usted conocerá las riquezas que Dios da en su Hijo. ¿Cómo le recibo a Él? Por fe. Al creer, crea en el Señor Jesucristo, y amigo mío, usted será salvo. Usted será salvo hoy. Entregue su vida a Jesús. Y para todos los santos en este lugar, yo quiero preguntar, ¿ha usted olvidado esto? ¿Ha usted olvidado lo que significa el estar abandonado a Dios? ¿Se ha olvidado usted lo que es decir que Jesús es mi tesoro? Nada yo valúo más que Él. Nada vale más para mí que Él. Nada está entre mí y Él. Nada. No las cosas materiales, no las relaciones, no las cosas que disfruto hacer. Nada más importante para mí que Jesús. ¿Es eso cómo vivimos? Que Jesús renueve esa visión en su pueblo. Oremos juntos. Padre, gracias. por Tu Hijo, quien es nuestro Salvador. Todos los que confiamos en Él y los que hemos venido a conocerle, yo oro por cualquier persona en este auditorio que no te conoce, que no conoce a Jesús, que este día puedan rendir sus vidas a Él. Oro por mis hermanos y mis hermanas y por mí mismo. Señor, Tú nos has liberado de la idolatría, y aún así nuestra carne todavía es idólatra. y luchamos en este mundo con haber puesto nuestros valores en malos lugares. Señor, cura esto en nosotros, cura esto en nosotros. Trabaja en nuestros corazones para que podamos decir honestamente que Jesús significa más para nosotros, que cualquier cosa que este mundo nos pueda dar. Y enseñanos, Señor, lo que es vivir nuestras vidas. con Jesús preeminente en todas las partes de nuestras vidas. Bendice esto en nuestras mentes y nuestros corazones. Pido en el nombre de Jesús. Amén. Pongamos de pie juntos.