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Fue por amor o por odio que Jesucristo, mientras estuvo en la tierra, denunció las enseñanzas y las prácticas falsas de los fariseos, los religiosos de aquellos días, los líderes de Israel. Fue por amor o por mero espíritu contencioso que corrigió las creencias tergiversadas del pueblo de Israel. Nosotros sabemos hoy que fue por amor. Pero en aquel entonces, muchos malinterpretaron sus motivaciones y sus propósitos. De hecho, quisieron matarle. De hecho, le quitaron la vida. Malinterpretaron el propósito de sus correcciones. Los líderes del pueblo no tenían la razón y Cristo lo sabía, y por eso procuró ayudarles. Y para ayudarles era necesario que Dios les abriera los ojos ante el error. Los líderes lo tomaron a título personal y le quitaron la vida. ¿Por qué las personas concluyen tan rápidamente que es por falta de amor que otros disienten de ellos? Creo que muchos lo hacen porque prefieren permanecer en el error antes que dar cierta muestra de debilidad, reconociendo que estaban equivocados, y permanecen fijos, duros, firmes, pero en el error, pero en el error. Hay quienes permanecen aferrados a sus errores por el sentimentalismo de que fueron cosas que sus padres les enseñaron y transmitieron. Otros hay que lo hacen porque prefieren seguir alineados con amigos y familiares que creen lo mismo que ellos, pero creen el error. En la Biblia nos encontramos no solamente con el ejemplo de Cristo, que combatió el error, que denunció el error, aun sea de los líderes religiosos de sus días, sino también con el ejemplo de los profetas y el ejemplo de los apóstoles. Es Judas, en su epístola, en el versículo 3, que nos exhorta a combatir por la verdad, y dice, Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortandos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Los mismos apóstoles, urgían a los creyentes a contender por la fe que nos fue confiada por el Señor. Esa doctrina nos fue dada por Dios, la verdad, que es la bendición para la salvación de los hombres, es una doctrina que debe ser preservada por nosotros. La Iglesia, dice la Escritura, es la columna y baluarte de la verdad. Nosotros debemos proclamar la verdad, debemos defender la verdad. Por eso debemos contender, dice ardientemente, por la fe que ha sido una vez dada a los santos. En ese contexto, el apóstol Pablo nos enseña que hay cosas bien serias, tan serias, que ni aún la palabra de un ángel debe ser aceptada si contradice eso tan serio. Vayamos a Gálatas, capítulo 1, para ver esto. Epístola del apóstol Pablo a los Gálatas, capítulo 1. Y observen a partir del versículo 6 hasta el 9 lo que Pablo le dice a esta iglesia, a estas iglesias de Galacia. Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo para seguir un Evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el Evangelio de Cristo. Mas si aún nosotros o un ángel del cielo os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito, si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pablo presenta que este es un asunto tan serio La verdad del Evangelio tal como Cristo lo entregó a nosotros es un asunto tan serio, que es mucho más importante, dice Pablo, que su propia reputación y su propia seguridad personal. Por eso él dice, si aún yo mismo anuncio un Evangelio diferente, que yo sea anatema, que yo sea anatema. Pero él va tan lejos como para decir que esa declaración se aplicaría incluso a los ángeles. Aunque un ángel se aparezca y diga algo diferente, un evangelio diferente, cambia el evangelio, adultera el evangelio de verdad, no debe prestársele atención ni a un ángel. De manera que la verdad del evangelio es algo tan fijo y cierto que nada ni nadie debe contradecirlo. Ese es el punto del apóstol Pablo. Nada ni nadie debe contradecir ese evangelio. Hay consecuencias punestas de prestar oído a otras enseñanzas que no sean las de las Escrituras. Las enseñanzas de las Escrituras. Y los hombres terminan por eso, siguiendo un evangelio diferente. Dice el versículo 6, Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo. Que se hayan alejado de Dios, ¿para qué? Para seguir un evangelio diferente. Un evangelio distinto. Ahora, si nosotros pudiéramos salvarnos a través de diferentes evangelios, y como quiera llegar a un mismo destino, no habría inconvenientes, no habría problemas. El problema es que sólo hay un verdadero evangelio, no dos ni tres. Observen el versículo siete. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. No es que hay varios evangelios. Dice Pablo, solamente hay uno, pero otros lo quieren pervertir. Si de diversas maneras, de diversos evangelios, pudiéramos llegar al destino, no habría problemas. Pero Pablo dice, tergiversar, adulterar el evangelio de verdad no va a causar ningún bien a la humanidad. Hay uno solo y no hay otro diferente a este. O sea que no todo lo que se llama Evangelio allá afuera es el Evangelio de Cristo y que sus apóstoles predicaron. Toda joya preciosa es falsificada y adulterada. Y el Evangelio es la gema preciosa de Jesucristo y no faltarán los que van a tratar de crear una falsificación muy parecida. Y puede ser muy parecida, pero no tiene el valor de la joya genuina. No tiene el valor de la joya genuina. De manera que el error es error, no importa a quién lo diga. El error es error, no importa a quién lo diga. Dice, ni a un yo, dice Pablo, ni a un ángel que venga anunciando otro evangelio. No debemos prestar atención. El error es error. no importa quién lo diga. En los días previos y posteriores a la muerte del Papa, los medios de comunicación fueron abarrotados con imágenes, editoriales y artículos, recuentos históricos acerca de la vida de este hombre. Millones de personas le rindieron homenaje tras su partida. El Vaticano nunca se había llenado de tantas personas. Los elogios fueron sobreabundantes. Biografías han aparecido y seguirán apareciendo por decenas. El impacto de su papado continuará sintiéndose en el mundo. Y la pregunta es, ¿qué debemos nosotros pensar al respecto? ¿Qué debemos nosotros pensar al respecto? ¿Cómo podemos nosotros evaluar el impacto que Juan Pablo II tuvo en la historia? ¿Debemos nosotros montarnos ciegamente en el vagón de la exaltación personal en la que lamentablemente aún a muchos evangélicos se encuentran montados? ¿O no deberíamos nosotros más bien sopesar y evaluar los hechos? Sopesar y evaluar los hechos. Mi llamado es un llamado a pensar. Mi llamado es un llamado a evaluar. quien nos visita regularmente sabe que nosotros no tendemos a identificar por nombre los movimientos religiosos, sino que nosotros domingo tras domingo nos dedicamos a estudiar la Palabra de Dios de manera consecutiva y a rumiar las más importantes enseñanzas que de la Palabra derivamos. De hecho, el estudio de hoy no es de los estudios placenteros de mi corazón. Yo hubiera preferido tomar el próximo yo soy, de los grandes yo soy que hemos estado estudiando. Pero los pastores hemos considerado necesario, importante, pertinente, ante los acontecimientos que se han ventilado a nuestro alrededor, traer alguna palabra de Dios al respecto. Una de las cosas que tenemos que aprender es a evaluar los tiempos. a la luz de los principios inmutables que Dios nos ha dejado en las Escrituras. Evaluar los tiempos a la luz de los principios inmutables de las Escrituras. Nosotros hemos dicho en múltiples ocasiones y de diversas maneras que a nadie nosotros debemos seguir ciegamente. Si nosotros no hablamos conforme a las Escrituras, nuestras palabras no tienen ningún valor. Nadie tiene derecho a adueñarse de las conciencias de los hombres sino sólo Dios. Ningún hombre, ninguno de vuestros pastores, ni quien les habla en este instante tiene ningún derecho de adueñarse de sus conciencias. A quien ustedes me deben obediencia absoluta es al Señor Jesucristo. Al Señor Jesucristo. Cualquier otra obediencia en la tierra es derivada de la autoridad de Cristo a través de Su Palabra. Por eso es tan trascendental nosotros estudiar las Escrituras y hacer lo que hacemos por las Escrituras. Por las Escrituras. En ese sentido nosotros no podemos ser cristianos por tradición. Tenemos que ser cristianos por convicción. Por convicción, no por tradición. Creo que la pregunta que nosotros, por tanto, debemos hacernos es ¿qué Evangelio predicó Juan Pablo II? ¿Qué Evangelio predicó Juan Pablo II? Observen a la luz de Gálatas, capítulo 1. La trascendencia del mensaje del Evangelio es tal que ni aún el mismo apóstol Pablo, ni un ángel que se apareciera, podía decir algo diferente. La pregunta es, ¿qué evangelio predicó Juan Pablo II? Recuerden que para Juan Pablo... Recuerden que para Pablo, perdón, no había diferencia entre que fuera un hombro o que fuera un ángel que lo dijera. El hecho es que nadie tiene derecho a anunciar otro evangelio diferente. Como les decía, el error es error, no importa quién lo diga. El error es error, no importa quién lo diga. ¿Qué Evangelio predicó Juan Pablo II? No estamos evaluando la persona como persona, estamos evaluando y considerando, como lo hizo Cristo, como lo hicieron sus apóstoles, el mensaje de los que impactan el pueblo en la comunicación de un mensaje supuestamente divino. La mayoría de nosotros salimos del seno de la Iglesia Católica. En mi caso personal, Fue así después de tener una educación católica dentro de uno de los grupos más marianos del país, era un colegio altagraciano. Mi salida ocurrió hace ya veinticuatro años. Sin embargo, todas las imágenes observadas en estos días refrescaron en mi memoria tantas cosas. Parecía como si yo hubiera trasladado en el tiempo y estuviera viendo los mismos rituales, las mismas enseñanzas, las mismas convicciones. Todo ha seguido igual. Si hubo algo que hizo el Papa fue que preservó intactos los distintivos de la Iglesia Católica. Él pudo preservar intactos los distintivos de la Iglesia Católica. Él comenzó su papado Y una de las cosas que se analiza en cuanto a la historia de su papado es que él se encargó de limpiar y mantener la casa en su funcionamiento normal. Y aun aquellos sacerdotes católicos que estaban levantando críticas y que estaban pidiendo cambios, ellos fueron marginados por los líderes, fueron echados a un lado y las cosas siguieron igual que siempre. Igual que siempre. ¿Qué evangelio predicó Juan Pablo II? Bueno, son muchas las cosas cruciales que nosotros pudiéramos mencionar aquí. Muchas, de verdad. Hay cosas que pudiéramos mencionar acerca de la doctrina de la infalibilidad papal. Cosas acerca de la tradición. Hay muchísimas detalles acerca de lograr, acerca de reliquias y ritos que nosotros pudiéramos mencionar aquí. Pero por razones de tiempo y de espacio, hemos seleccionado un par de ellas, y no estoy seguro que el tiempo me dé ni siquiera para ver este par de cosas. Y cada una de ellas podría ser en sí misma el objeto de un estudio independiente. Pero como el propósito hoy es sencillamente poner un poco de perspectiva de estos asuntos, hemos seleccionado estas dos. Y lo primero que quiero decir es lo siguiente. Juan Pablo II predicó un evangelio mariano. Ese es mi primer punto. Juan Pablo II predicó un Evangelio Mariano. Yo no estoy seguro de que el tiempo me vaya a dar. Posiblemente viendo todo esto tardemos un buen tiempo y el siguiente encabezado no lo veamos con mucha amplitud o tan sólo llegue a mencionarlo. Lo segundo que yo quería tratar o quisiera tratar es que Juan Pablo II predicó un evangelio que menoscaba la suficiencia del sacrificio de Jesucristo. Predicó un evangelio que menoscaba la suficiencia del sacrificio de Jesucristo, y eso por diversas razones. Tanto por la manera en que se conceptúa lo que es la misa, como por lo que es la aplicación de esa redención obrada por Cristo en el corazón de cada creyente, o lo que podíamos llamar la doctrina de la justificación, o también por la forma como se concibe la vida eterna, lo que hay en el más allá, en el destino de los creyentes. Y esa es particularmente la enseñanza acerca del purgatorio. Yo he visto muchos documentos en estos días En el Internet aparecen muchos de estos documentos, aún católicos, encíclicas, los concilios, las enseñanzas de esos concilios, cartas y aún el nuevo catecismo católico. Eso todo está a la disposición de cualquiera en el Internet y lo puede leer por sí mismo. Pero en cuanto a que Juan Pablo II enseñó un evangelio o predicó un evangelio mariano, Eso sencillamente quiero hacérselo ver leyéndoles algunas de las cosas que él escribió. Y particularmente me quiero hacer referencia a la encíclica Redemptoris Mater. Redemptoris Mater. Una encíclica donde es un estudio básicamente de la doctrina católica acerca de la Virgen María. y todas sus implicaciones. Luego yo voy a tratar de poner algunas de estas cosas en perspectiva. Pero no quisiera cansarles leyendo alguna de estas cosas, pero no quisiera ser acusado de poner en boca de Juan Pablo II cosas que él no dijo. Yo voy a leer cosas que él escribió, cosas que están publicadas a su nombre. Y voy a sencillamente seleccionar algunos de los párrafos de esta carta encíclica, que es bastante larga, por cierto. Pero en el párrafo 19 dice, sí, verdaderamente feliz la que ha creído. Estas palabras pronunciadas por Elisabeth después de la Anunciación, aquí a los pies de la cruz, parecen resonar con una elocuencia suprema y se hace penetrante la fuerza contenida en ellas. Desde la cruz, es decir, desde el interior mismo del misterio de la redención, se extiende el radio de acción y se dilata la perspectiva de aquella bendición de fe. se remonta hasta el comienzo, y como participación en el sacrificio de Cristo, nuevo Adán en cierto sentido, se convierte en el contrapeso de la desobediencia y de la incredulidad contenidas en el pecado de los primeros padres. Así enseñan los padres de la Iglesia, y de modo especial, San Ireneo citado por la Constitución Lumen Gentium, el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María. Lo que ató la Virgen Eva por la incredulidad, la Virgen María lo desató por la fe. O sea, anoten, la Escritura hace una comparación entre Adán y Cristo como el segundo Adán, pero ellos están tomando Otra ilustración, están utilizando a Eva como una ilustración y María como una segunda Eva, que viene a traer la restauración del problema causado por Eva. Pero eso no está así en las Escrituras. Eso no está así en las Escrituras. Y se a la luz de esta comparación, sigue diciendo Juan Pablo II, a esta comparación con Eva, los padres, como recuerda todavía el concilio, llaman a María madre de los vivientes y afirman a menudo a la muerte vino por Eva, por María la vida. por María la Veda. La Escritura enseña que la vida vino por Jesucristo. Eso es lo que enseñan las Escrituras. Pero un católico toma esta enseñanza y la hace ya verdadera, práctica de su iglesia, porque hay que creer lo que la iglesia enseña. Y esto no es lo que enseña la iglesia católica. Esto fue lo que enseñó Juan Pablo II. Párrafo 21. ¿Qué entendimiento profundo se ha dado entre Jesús y su madre? ¿Cómo explorar el misterio de su íntima unión espiritual? De todos modos, el hecho se lo cuente. Es evidente que en aquel hecho se delinea ya con bastante claridad la nueva dimensión, el nuevo sentido de la maternidad de María. Una vez más, el énfasis de María como madre de todo ser viviente. Madre de todo ser viviente. Ese es el planteamiento. Tiene un significado que no está contenido exclusivamente en las palabras de Jesús y en los diferentes episodios citados por los sinópticos. En estos textos Jesús intenta contraponer sobre todo la maternidad, resultante del hecho mismo del nacimiento, a lo que esta maternidad debe ser en la dimensión del reino de Dios, en el campo salvífico de la paternidad de Dios. En el texto joánico, o de Juan, Por el contrario, se delinea en la descripción del lecho de Caná, en la boda de Caná y la participación de María allí, lo que concretamente se manifiesta como una nueva maternidad según el lecho y no únicamente según la carne. O sea, la solicitud de María por los hombres, de que faltaba vino en las bodas, ¿recuerdan?, el ir a su encuentro en toda la gama de sus necesidades, O sea, dice María, cuando le pide por vino, porque se había acabado el vino de la casa, cuando está mencionando este hecho, dice, eso es una ilustración solamente de lo que ella representa para todas las necesidades de la humanidad. Obviamente, eso no lo dice el texto. Eso es algo que ellos derivan, o él deriva de ese pasaje. En Cana de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana. O sea, esa falta de vino es una muestra de la indigencia humana. Aparentemente es pequeño y de poca importancia, no tienen vino, pero esto tiene un valor simbólico. El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa al mismo tiempo su introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. ¿Ustedes ven lo que está diciendo aquí? Ella está participando en la actividad mesiánica de Cristo y su poder salvífico. Por consiguiente se da una mediación. María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone en medio, o sea, se hace mediadora, no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede, más bien tiene el derecho de hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres. Su mediación, por tanto, tiene un carácter de intercesión, María intercede por los hombres. Y aquí entra la doctrina de la intercesión de María. ¿Pero qué dice la Escritura? ¿Qué dice 1 Timoteo 2, versículo 5? Que hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. ¡Un solo mediador! ¿Por qué ese énfasis? ¿Saben qué? La literatura católica toma aún ese texto y dice, sí, pero es que la intercesión de María entra dentro de esa única intercesión de Cristo. Pero el texto lo dice tan claramente. Un solo mediador. Un solo mediador. Jesucristo hombre. No hay otro. No hay otro Salvador. No hay alguien que participe en este plan de Redentor. Bárrafo 26. Bárrafo 26. Y esto es tan serio. La Iglesia edificada por Cristo sobre los apóstoles se hace plenamente consciente de estas grandes obras de Dios el día de Pentecostés, cuando los reunidos en el cenáculo, o en el aposento alto, quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas según el Espíritu les concedía expresarse. Desde aquel momento inicia también aquel camino de fe, la peregrinación de la Iglesia a través de la historia de los hombres y de los pueblos. Se sabe que al comienzo de este camino está presente María, que vemos en medio de los apóstoles en el cenáculo, implorando con sus ruegos el don del Espíritu Santo. Su camino es, en cierto modo, más largo. El Espíritu Santo ya ha descendido a ella, y oigan esta expresión, que se ha convertido en su esposa fiel en la anunciación. Ustedes ven lo que Juan Pablo II está diciendo aquí? Que María es la esposa del Espíritu Santo. que María es la esposa del Espíritu Santo. Hermanos, eso no está en las Escrituras. Hermanos, eso es blasfemo. Eso es blasfemo. Es triste escuchar eso. Quebranta mi corazón. Quebranta mi corazón y lo grande es. que yo creo que hay tantas personas, millones de personas que no tienen ni idea de que estas son las implicaciones de las cosas que ellos abrazan cuando ciegamente creen y se identifican con una iglesia sin haberlo estudiado, sin haberlo considerado. Yo estoy simplemente leyendo lo que él dijo. Sencillamente leyendo lo que él dijo. ¿Por qué no lo estudian? ¿Por qué no lo leen? ¿Por qué no lo consideran? A la luz de la Escritura. Y hermanos, es triste. Nuestros corazones deben llenarse de tristeza y de compasión. Párrafo 30. Yo estoy sencillamente seleccionando y saltando algunas cosas de aquí. Una de las cosas que se le atribuyan a Juan Pablo II es que era un papa ecuménico, un papa que trató de unir ciertas religiones y trató de provocar unidad. Ahora, eso no es así visto ni siquiera por muchos que estaban en el seno mismo dentro de la iglesia católica. Algunos que fueron marginados por el mismo por cuanto estaban llamando a las autoridades a ser más bíblicos en sus convicciones. Y ellos lo marginaron. Eso no estaba enseñando unidad. Lo estaba enseñando realmente un espíritu de unidad cuando pasó esto. Y de paso, me decía un pastor antes de nosotros venir aquí a este salón para este servicio de adoración, que ahora que se está evaluando la elección de un nuevo papa y lo que será este conclave a partir del día de mañana lo que ellos están considerando, noten que es si elegir un papa más conservador o más liberal pero ellos no están evaluando si elegir un papa más bíblico esa no es la situación esa no es su preocupación la preocupación es si elegir un papa más liberal o conservador no si es más bíblico y eso es triste Pero en ese contexto de aún de esas mismas disensiones que hay dentro del seno de la Iglesia y fuera de la Iglesia, aún ya viéndose visto como un Papa que quería promover el ecumenismo, sin embargo, en la mesa de negociaciones habían cosas que no entraban en juego. Hay cosas innegociables de la Iglesia Católica. Hay cosas que ellos no están dispuestos a dejar. Y una de las cosas que no están dispuestos a dejar es la Veneración a María y verla a ella como la madre de todos los vivientes, la madre de Dios, la madre de la iglesia, la intercesora, la mediadora y la corredentora. Eso no entra en negociación. En este párrafo 30, dice, los cristianos saben que su unidad se seguirá verdaderamente sólo si se funda en la unidad de su fe. Ellos deben resolver discrepancias de doctrina no leve sobre el misterio y ministerio de la iglesia, y a veces también sobre la función de María en la obra de la salvación. los diferentes coloquios tenidos por la iglesia católica con las iglesias y las comunidades eclesiales de Occidente, convergen cada vez más sobre estos dos aspectos inseparables del mismo misterio de la salvación. Si el misterio del verbo encarnado nos permite vislumbrar el misterio de la maternidad divina, y si a su vez la contemplación de la Madre de Dios nos introduce en una comprensión más profunda del misterio de la encarnación, lo mismo se debe decir del misterio de la iglesia y de la función de María en la obra de la salvación. profundizando en uno y otro, iluminando en uno por medio del otro, los cristianos deseosos de hacer, como les recomienda su madre, lo que Jesús les diga, podrán caminar juntos en aquella peregrinación de la fe de la que María es todavía ejemplo y que debe guiarlos a la unidad querida por su único Señor. ¿De qué es lo que va a lograr esta unidad? Está diciendo, es María la que logra esa unidad. Es María la que logra esa unidad. No es siendo bíblicos en cuanto a lo que digan acerca de todas las cosas, incluyendo a María, sino tomando en cuenta el punto de partida de lo que la Iglesia crea acerca de María, entonces podemos negociar. Entonces podemos negociar. Eso escribió en el párrafo 30 de esta encíclica Juan Pablo II. Dicen más aquí, más allá. No quisiera cansarme leyendo cosas de esta encíclica. Yo sencillamente no quería, no quisiera, Que nadie dijera que yo estoy poniendo en boca de Juan Pablo II cosas que él nunca dijo. Hermanos, estas cosas están allí disponibles para que ustedes las puedan ver. El párrafo 40 habla de la involucración de ella como co-redentora en la redención y la salvación de los hombres. Así empezó a formarse una relación. Estoy saltando algunas cosas de los párrafos para no cansarles. Así empezó a formarse una relación especial entre esta madre y la iglesia. En efecto, la iglesia naciente era fruto de la cruz y de la resurrección de su hijo. María, que desde el principio se había entregado sin reservas a la persona y obra de su hijo, no podía dejar de volcar sobre la iglesia esta entrega suya materna. Después de la ascensión del hijo, su maternidad permanece en la iglesia como mediación materna, intercediendo por todos sus hijos. La madre coopera en la acción salvífica del Hijo Redentor del mundo. La madre coopera en la acción salvífica del Hijo Redentor del mundo. Lo dice claramente, explícitamente. Al respecto enseña el concilio, y cita el concilio. Esta maternidad de María en la economía de la gracia perdura sin cesar. O sea, que esa obra de salvación de María sigue, no se acaba nunca. Hasta la consumación perpetua de todos los elegidos. Con la muerte redentora de su hijo, la mediación materna de la sierva del Señor alcanzó una dimensión universal, porque la obra de la redención abarca a todos los hombres. Así se manifiesta de manera singular la eficacia de la mediación única y universal de Cristo entre Dios y los hombres. La cooperación de María participa, por su carácter subordinado, de la universalidad de la mediación del Redentor, Único Mediador. Entonces dice, María coopera en la obra de redención. Ella también es salvadora. La pregunta es, ¿dónde en las Escrituras se presenta a María como salvadora de los hombres? No hay un versículo de las Escrituras que presente tal cosa. No lo hay. El apóstol Pablo que Describió la doctrina de la redención con amplitud enseñando a las iglesias para que fueran verdaderamente bíblicas, cristianas. Enseñó acerca del sacrificio de Cristo, enseñó lo que era el significado de la expiación de Cristo, la reconciliación, el perdón de los pecados, la propiciación, pero nunca habló de María en esa participación. ¿Cómo iba a obviar un asunto tan trascendental? porque sencillamente no es parte del plan de la redención de Dios. No lo es, y por eso no está en las Escrituras. Tienen que derivarlo de otros documentos y de otras cosas. No está en la Palabra de Dios. La misión salvadora de la Virgen. Oigan este párrafo, al final, al final de ese párrafo 40 dice De este modo la maternidad de María perdura incesantemente en la Iglesia como mediación intercesora y la Iglesia expresa su fe en esta verdad invocando a María con los títulos de abogada, auxiliadora, socorro, mediadora. He aquí los títulos que Él le atribuyó. ¿Abogada? ¿A quién atribuye el título de abogado a la Escritura? A Jesucristo, a Jesucristo. Auxiliadora, socorro. ¿Cuál es el trono de la gracia? El trono de Cristo donde hallamos socorro verdaderamente. Las Escrituras de principio a fin estimulan al creyente a ir directamente al trono de Dios, a ir en el nombre de Cristo a rogarle a Dios el Padre. El creyente que se ve en aflicción, en tribulación, es estimulado en todas las Escrituras a ir al trono de la gracia del Señor por medio de Jesucristo. Nunca a ir a María. Un asunto tan trascendental, ¿no lo iba a enseñar la Palabra de Dios? ¿Ni a un Cristo cuando nos enseña a orar en los famosos pasajes acerca de la oración? ¿Nunca menciona eso? ¿No sería eso una ignorar algo de trascendental importancia, siendo que es ella la que realmente lleva al convencimiento al hijo y al padre de contestar las peticiones de los hijos? Esa es la doctrina católica. Eso es lo que está en los catecismos. y mediadora todos los títulos seleccionados precisamente para Dios. De manera que yo no voy a cansar, yo tengo todo esto aquí, más cosas. Hermano, sencillamente es sobreabundante. Si hay una palabra que puede describir el papado de Juan Pablo II es María. María. La exaltación de María, hablar acerca de María, animar a los hombres a depender de María. Y él vivió así personalmente. Él vivió así personalmente. aún cuando fue nombrado obispo auxiliar en Polonia. El símbolo que utilizó para el escudo de armas que él utilizó para sí mismo, que seleccionó para sí mismo, tenía las palabras dedicadas a María que decían, totalmente tuyo. Él se consagró a María, su vida era una consagración absoluta a María, totalmente tuyo. era precisamente en uno de estos actos de las diferentes vírgenes que hay y de las apariciones de las vírgenes que se encontraba en la Plaza del Vaticano en la Plaza de San Pedro cuando se intentó quitarle su vida él estaba en una de estas celebraciones de una de las vírgenes, si no recuerdo mal, la vírgen de Fátima y él fue herido herido de gravedad la bala que le dio rompió un dedo y luego le penetró a los intestinos y él se vio muy mal perdió muchísima sangre después se dice que él se entregó a María cuando se vio así herido le oro a María y cuando se recuperó le atribuyó el milagro del quedarse con vida a María a María y él un año después se encontraba en el lugar santo de la Virgen de Fátima en Portugal, un año justamente después, para celebrar eso en honor a la Virgen de Fátima. Él está dedicando su vida a la Virgen y está celebrando el cuidado que la Virgen tuvo de él. Si él dependía de alguien, dependía de la Virgen. Sus enseñanzas eran totalmente marianas. Y todo eso, sencillamente, porque él estaba perennizando las doctrinas católicas acerca de María, las que se habían comenzado a diseñar más definidamente desde el 1850 o 49, que se empezaron a hablar acerca de la Inmaculada Concepción de María, que se hablaba de la Asunción de María, que se hablaba de María como Corredentora, se empezó a diseñar todas estas cosas. Muchos estaban incluso tratando de exhortarle a él que definiera ya de manera más clara muchas de esas doctrinas, de las Corredentoras, que lo dijera más claro, pero más claro de lo que lo ha dicho, no lo podía decir. Más claro de lo que lo había dicho, no lo podía decir. La pregunta es, ¿dónde la Biblia enseña que María es inmaculada? La inmaculada concepción de María no se refiere a que Cristo fue concebido sin pecado. No, no es eso, esa es otra doctrina. La inmaculada concepción de María es que además de que Cristo fue concebido sin pecado, María también fue concebida sin pecado. Esa es la doctrina de la inmaculada concepción. Ellos dicen, María no participó de pecado. Ella se libró de pecado original de esta forma y nunca pecó. Ella nunca pecó y se mantuvo virgen por el resto de su vida. Esa es la enseñanza de la doctrina católica. Se mantuvo virgen por el resto de su vida. Y luego ascendió. Ella no podía ni siquiera sufrir los rigores de las consecuencias de la muerte para todos los demás mortales, sino que también ascendió. Y ahí está la doctrina de la Asunción de María. Eso está en los catecismos. Yo tengo incluso copias aquí conmigo. Yo tengo aquí muchísimos papeles. Yo tengo copias aquí del catecismo católico hablando acerca de estas cosas. El catecismo católico habla de esto de esta forma. Pero eso no está en la Biblia. Eso no está en la Palabra de Dios. Permítanme recomendarles un libro. El Evangelio según Roma, de James McCarthy. de todo corazón lo recomiendo a nuestros amados hermanos y si aquí hay algún católico de verdad yo le recomiendo que simplemente estudie este libro lo lea y él basa la enseñanza en base a documentos católicos y dice todo lo que la iglesia cree y lo cita los documentos católicos de hecho el subtítulo del libro se llama el evangelio según Roma la iglesia católica de hoy ha cambiado ha cambiado una respuesta al nuevo best-seller Catecismo de la Iglesia Católica. Eso es este libro. O sea, que cita los documentos católicos y va a las Escrituras para analizar todas las cosas que allí se enseñan. Pero ¿sabe qué? Uno va a las Escrituras y analiza todo lo que la Biblia dice acerca de María y es sorprendente lo poco con relación al lugar que ocupa esta figura en la religión católica. Es increíble. Yo les decía a ustedes que yo me eduqué en un colegio altagraciano. Todo era María. Los 21 de enero eran los días de grande celebración. Todo era María, María, María, María, pero una de las cosas que yo no pude ver era la extracción de todas estas enseñanzas de la Palabra de Dios. de la Palabra de Dios. No fue así, no fue así. ¿Qué dice la Biblia acerca de María? Bueno, la Biblia dice acerca de María que ella sencillamente era una mujer como los demás mortales, que Dios le concedió una bienaventuranza, que de ella naciera el Señor. Fue una dicha y fue muy favorecida no llena de gracia como traducen algunas ediciones el texto en Lucas capítulo 1 cuando dice llena eres de gracia en el griego literalmente lo que dice es muy favorecida sencillamente no llena de gracia no aquella porque lo que se quiere presentar es que de ella proviene toda gracia esa es la doctrina católica que de ella sale toda la gracia que el hombre necesita pero eso no es lo que dice el texto lo que el texto está diciendo es que ella fue muy favorecida y nosotros estamos de acuerdo con eso Fue un privilegio grandísimo que Dios le dio a esta mujer de ser la madre de Jesucristo. Pero claro que eso es un enorme privilegio. Ahora, mencionándote yo esto, quiero que tú veas conmigo en Lucas capítulo 11 lo que Cristo piensa acerca de eso y aún de su misma madre. En Lucas capítulo 11, versículos 27 y 28. Versículos 27 y 28. Lucas 11, 27 y 28. Dice, mientras Él decía estas cosas, es decir, Cristo, mientras Él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo, bienaventurado el vientre que te trajo y los senos que mamaste. Haciendo referencia de quien está, de María, obviamente. Y Él dijo, antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan. Si Jesucristo hubiera creído el Evangelio de Juan Pablo II, jamás hubiera dado esta declaración que Cristo dio en este pasaje. ¡Jamás! ¡Era su madre! ¡Era su madre! Si había alguien que podía abogar por ella, si había alguien que debía defender esta doctrina tan importante para Juan Pablo II, Si había llegado un momento para clarificar el asunto, era ahí. Y sin embargo, oigan lo que Jesús dijo. Antes que María, antes que el privilegio de esta mujer de concebir en su vientre y dar a luz al Hijo de Dios, antes, bienaventurados, los que oyen la Palabra de Dios y la guardan. Dios ve, Jesucristo ve la obediencia a las Escrituras como algo, una bienaventuranza todavía muchísimo más grande. Amado amigo católico, que si tú te encuentras aquí escuchando estas palabras hoy, oye lo que te dice Jesucristo. Jesucristo te dice que la verdadera bienaventuranza, la verdadera bendición de Dios viene del estudio y la obediencia de la Palabra de Dios. Ahí viene la bendición. No tenemos que seguir palabras de mortales. No tenemos que apoyarnos en palabras de hombres. Ni a un ángel que venga a anunciarnos un evangelio diferente. Eso no nos hará el bien. El error es error, no importa quien lo diga. Cristo dice que la bienaventuranza verdadera del hombre viene en la obediencia a la palabra del Señor. Pero es posible que tú ni siquiera la leas. Es posible que tú ni siquiera la leas. A lo mejor te pasa lo mismo que me ocurrió a mí. A mí me ocurrió que yo comencé a leer la Biblia para defender mis principios católicos cuando un amigo mío, con amor, me empezó a enseñar la Palabra de Dios. Entonces yo empecé a leer la Biblia para discutir con Él. Y en ese proceso Dios me abrió los ojos. En ese proceso Dios me abrió los ojos. Mi amigo, lee las Escrituras. Estudia la Palabra de Dios. Apoya todas tus creencias en las Escrituras. No seas cristiano por tradición, sé cristiano por convicción. Por convicción. Bendillo un tío aquí, me quedan poquísimos minutos. Permíteme mencionar y dar dos o tres encabezados acerca de mi segundo punto, y era sencillamente esto. Juan Pablo II predicó un evangelio, no solamente mariano. Juan Pablo II predicó un evangelio que atenta contra la suficiencia del sacrificio de Cristo. Juan Pablo II predicó un evangelio que atenta contra la suficiencia del sacrificio de Cristo. ¿A qué me refiero? Me refiero al hecho de que las Escrituras, cuando hablan del sacrificio de Cristo, lo presentan como lo único necesario y suficiente delante de los ojos de Dios para la salvación de los pecadores. Es el único sacrificio aceptable delante de Dios el Padre. Era lo que se necesitaba y Dios envió a su Hijo precisamente para ello. Si vamos a Hebreos capítulo 9 por un instante, Hebreos capítulo 9, Está contrastando los sacrificios que había en el Antiguo Testamento con el sacrificio que Cristo vino a hacer. Y dice en el versículo... vamos a leer desde el 11. Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabrillos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Una de las cosas que cita Juan Pablo II en uno de sus escritos es este texto de Hebreos 9.12, pero él cambia algunas de sus palabras, y una de las palabras que cambia es la palabra que aparece allí, entró, y él utiliza entra, entra, y no incluye la frase una vez. Está diciendo que Cristo entra al lugar santífico. Está presentando el sacrificio de Cristo como algo continuo, porque la concepción católica de la misa es un sacrificio continuo. En cada misa hay un sacrificio de Cristo incruento. Y por eso la explicación de este pasaje es cambiando estas palabras. Quita ese pasado, entró, y pone entra. Y noten que, sin embargo, cómo esto cambia el énfasis de toda la enseñanza de esta porción de las Escrituras. Porque aquí lo que está diciendo es que Cristo, a diferencia de todos los sacrificios que se hacían en el Antiguo Pacto, entró una vez y para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido la eterna redención. La obtuvo una vez, un sacrificio único e innecesario, y no necesita repetirse. No necesita repetirse, es un sacrificio de una vez y para siempre. En el capítulo 10, enfatiza una vez más esta realidad, en el capítulo 10, versículo 11. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados, pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. ¡Ya se acabó! ¡Consumado es! El sacrificio está hecho, no se necesita más sacrificio. Pero es aquí donde entra toda esta doctrina católica acerca de las misas que tienen que repetirse, acerca de las penitencias que los hombres tienen que realizar, porque falta algo que los hombres tienen que hacer, acerca de las obras que los hombres tienen que llevar a cabo, acerca de las indulgencias que los hombres deben comprar y realizar para ganárselas a favor de sí mismos y de los muertos. Todo esto es parte de un paquete doctrinal que atenta contra la suficiencia del sacrificio de Jesucristo. Y Juan Pablo II fue promotor acerca de estas cosas, promotor acerca de estas cosas. Uno de los puntos que enseña la Iglesia y que la Biblia no enseña es que además de cielo e infierno hay un purgatorio, hay un purgatorio. Ahora, quiero que sepan, la Iglesia Católica cree en el infierno. Eso está en el Catecismo. Tiene cinco párrafos. No lo voy a leer, sencillamente decir algunas cosas. Salvo que elijamos libremente amar, no podemos estar unidos con Dios, pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo, contra nosotros mismos. Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si no omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos. Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno. La doctrina católica contempla la enseñanza acerca del infierno. Ahora, ¿ustedes han oído hablar de eso? Se enseña mucho eso. Se advierte de esa peligro a los hombres. No, de lo que se habla es del purgatorio. Y todos los hombres parecen poder clasificar a entrar en ese estado que ellos llaman el purgatorio. El purgatorio. Porque a la larga, el católico no puede estar seguro de su salvación. La seguridad de salvación es una pretensión para la doctrina católica. Nadie puede estar seguro. Sin embargo, la Biblia sí dice que nosotros, el creyente, puede estar seguro. La Biblia dice que el que es salvo tiene vida eterna. Y ha pasado de muerte a vida. Y la Biblia tiene secciones que fueron escritas para que nosotros pudiéramos saber que estamos en Cristo y tenemos vida eterna. Pero para el católico no es así. Y eso incluye incluso hasta el Papa. Hasta el Papa. No sé si notaron. El cardenal que habló cuando murió el Papa. Tengo el nombre por aquí. Para que no digan que yo estoy citando el arzobispo Leonardo Sandri. El arzobispo Leonardo Sandri, al anunciar la muerte del Papa, dijo, nuestro santo padre Juan Pablo II ha regresado a la casa del Padre. Oremos por él. ¿Él está en la casa del Padre o no? ¿Para qué dice que oremos por él? ¿Para qué dice que oremos por él? Si está en la casa del Padre, el que está en la casa del Padre ya, no necesita oración. No necesita oración. Se cumple lo que el apóstol Pablo diría. Estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor, ausente del cuerpo, presente al Señor. ¿O aún recuerdan aquel ladrón en la cruz? Aquel ladrón en la cruz, ese hombre no recibió el sacramento del bautismo. Ese hombre no recibió eucaristía. Ese hombre ni siquiera recibió tremonción. Y Cristo le dijo, hoy estarás conmigo en el paraíso. ¡Hoy estarás conmigo en el paraíso! El tiempo se me ha ido. El tiempo se me ha ido. Amigos que me escuchan, Para mí no ha sido un tema agradable preparar, lo confieso. Realmente hubiera preferido estudiar otra cosa de la Palabra de Dios. Pero entiendo la pertinencia de este tema para traerlo a la luz de las cosas que han estado pasando. Y más aún, porque quisiéramos hacer un llamado a nuestros amigos católicos a considerar y a reflexionar. A considerar y a reflexionar. Realmente tú sabes lo que tú crees. Tú sabes lo que tú crees. ¿En qué tú te apoyas para lo que tú crees? ¿Estás tú descuidando tu alma y lo que puede ocurrir para tú partir a la eternidad? Juan Pablo II murió. Y ciertamente tú y yo también vamos a morir algún día. Y la pregunta es, ¿estamos preparados para ello? ¿Estamos nosotros preparados para ello? Y el punto aquí por el cual una persona se salva, no sea porque tenga un catecismo católico o un catecismo evangélico. El que se salva, se salva creyendo la verdad de Jesucristo. Creyendo la verdad de Jesucristo, naciendo de nuevo por conversión, arrepentimiento y fe. Tú puedes dejar el movimiento católico y decir, a ver, allá yo no creo en cura, allá no... y eso no salva. Eso no salva. Lo único que salva es tú venir a los pies de Jesucristo en arrepentimiento y fe, creyendo el verdadero significado de su muerte, tal como ésta es enseñada en su palabra. Y nuestro llamado es, nuestro llamado es, oh, ven y refúgiate en Jesucristo. Es que es peligroso creer estas doctrinas que son contrarias a la palabra de Dios, ese es el problema. Y por eso yo les decía al principio que lo que impactó mi corazón, lo que chocó mi corazón, es ver que la iglesia es la misma a pesar de los años pasar. Pero los ojos de las personas no ven estas cosas. No se han estimulado a estudiar, ni a escudriñar, ni a estudiar. Por eso es que, hermanos, nosotros decimos cuando estudiamos aquí la Palabra de Dios, vamos a estudiar tal pasaje, abren sus Biblias, vamos a ver qué dice la Palabra de Dios, por qué debemos criar a nuestros hijos de esta manera, por qué tú debes aferrarte al Señor en tal circunstancia, qué creemos acerca de la vida y de la muerte. Lo estudiamos, lo escudriñamos, lo desmenuzamos, pestañas gastadas tratando de encontrar el verdadero significado de cada versículo de la Palabra de Dios. Porque nosotros no podemos ampararnos en voz de hombre ni en palabra de hombre. La palabra de los hombres perece y ésta se va. Es como dice el mismo Señor. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Aferrémonos, amparémonos en los decretos inmutables del Dios que no cambia de opinión con el paso del tiempo. Que Dios tenga misericordia de todos nosotros. Oh, que Dios tenga misericordia de nuestros amados amigos y aún familiares que todavía permanecen en el seno de la iglesia católica. Nuestro ruego es un llamado al examen consensuado. Me acordé ahora de mencionar este libro. Se llama Lejos de Roma y Cerca de Dios. lejos de Roma y cerca de Dios. Lo que queremos es que cudriñen, lo que queremos es que consideren, que indaguen, que estudien. Este libro se llama Los Testimonios de 55 Sacerdotes Católicos Romanos Convertidos. Gente que estuvo en el seno de la iglesia. 55 Testimonios de Católicos Convertidos. Usted debería dar curiosidad saber qué es lo que pasó con ellos. Qué ocurrió con ellos, qué pasó, por qué cambiaron de opinión. La gracia de Dios, la gracia de Dios es amplia en perdonar y en salvar a los pecadores. Y tú no tienes nada que aportar para tu propia salvación. El Evangelio, el Evangelio que estaba defendiendo Pablo en Gálatas capítulo 1, es el Evangelio de la libre gracia de Dios. El Evangelio que dice que si tú te arrepientes de tu pecado, si vas a Cristo, que Él es amplio en perdonar. Amplio es perdonar. No hay otro nombre dado a los hombres bajo el cielo. No hay otro nombre. Ni María. Dice Hechos. Que no hay otro nombre. Búscalo en tu Biblia, en Hechos 4, 12. No hay otro nombre dado a los hombres bajo el cielo en el cual podamos ser salvos, sino Jesucristo. Búscalo en la Biblia. Yo soy el camino y la verdad y la vida, dijo Cristo. Juan 14, 6. No hay otro camino. No hay otro camino, como decía en Juan capítulo 6, nadie viene al Padre si no es por mí. Cristo es el verdadero Salvador y ¿sabes qué? Él te recibe con los brazos abiertos para perdonarte todos tus pecados. ¡Todos tus pecados! Y después que tú partas ya con Cristo de este mundo a la vida venidera, es al cielo estar con Cristo para siempre. No hay necesidad de purgar ni de perdonar más pecados que ya los que Dios perdonó estando en vida, en la conversión y en el arrepentimiento. No es una oferta. No es una oferta tentadora. Ven a Cristo, mi amigo. Cree en el verdadero Evangelio, por eso Pablo lo defendió de esa manera, porque es precisamente lo que tú necesitas. Que Dios te abra los ojos a ver la hermosura del Evangelio de Cristo, tan simple y llano como se presenta en la Palabra de Dios. Vamos a orar. Señor y Padre nuestro, el ánimo por el cual tú nos das tu Palabra no es para aplastar al hombre sino para salvarlo tú no quieres la muerte del que muere y en ese camino en esa senda tuya trazada para el hombre tú te colocas delante del hombre y nos detienes como nos has detenido a muchos de nosotros para pensar y reflexionar en lo que era nuestra senda y para poder abrazar la senda que tú has trazado en tu palabra gracias señor porque hubo un día en que tú nos paraste Gracias Señor, porque un día, Tú no nos seguiste permitiendo hacerlo.
A Propósito de la Muerte del Papa
Sermon ID | 214081052344 |
Duration | 59:10 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Language | Spanish |
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