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predicando el reino de los cielos y la necesidad de arrepentirnos para llegar al reino de los cielos. Como la niña preguntó que si uno no quiere, ese es el problema. No queremos confesar que somos tan malos que tenemos que arrepentirnos. No somos tan malos, nos creemos. Y si tenemos, número uno, que reconocer que somos muy malos, Y no podemos salvarnos. Nadie puede llevarme al cielo. Me encanta la niña preguntando eso, ¿verdad? ¿Su papá y mamá pueden llevarte al cielo? Bueno, ¿ellos han subido al cielo ya? ¿Han ido al cielo alguna vez? No. ¿Ellos pueden saltar tan alto que llegan al cielo? No. Es que nadie puede llegar al cielo. Dios del cielo tiene que llevarnos al cielo. Y esto es lo que ofrece el Señor Jesús. Y Él dice, solo voy a llevar al cielo. Los que están arrepentidos no puede uno perdonarse a sí mismo, cambiarse a sí mismo, saltar en su propia fuerza para llegar al cielo. Ningún hombre puede llevarte allí o perdonarte de todo pecado. Por eso vino Jesús para hacerlo por nosotros. Pero tenemos que decir, señor, yo sí soy malo, soy un gran pecador. Y así, señor, yo quiero cambiar. Más tarde veremos. Tengo hambre y sed de justicia, pero por esta mañana tenemos lo que llamamos las bienaventuranzas. Eso es cómo ser feliz. Bienaventurado significa una felicidad profunda en nosotros. Y esta felicidad se cumplirá cuando lleguemos al reino de Dios, al cielo, allí. Así que allí, cada uno que cree en el Señor Jesús y le han servido después fielmente, van a llegar a ser como reyes en el cielo. En el cielo dicen que las calles son como calles de oro. No habrá ninguna necesidad de ninguna cosa. Las murallas del cielo parece que dice allí en Pocalipso son jaspe. Eso probablemente es como diamante. Así puede imaginar si toda la ciudad está con murallas de puro diamante que son como 1400 metros de alto, ¿verdad? Y entonces de largura y de anchura, la ciudad así es la mitad de los Estados Unidos, lo que pinta de la Nueva Jerusalén, la capital del cielo. Y allí dice que las calles serán de oro, ¿verdad? Como capital de la Nueva Tierra, que se va a bajar del cielo para estar en la Nueva Tierra. Y allí vamos a reinar con el Señor como reyes ricos, podemos decir, ¿verdad? Si nos hemos arrepentido, entonces y miramos que no somos tan malos que no podemos salvarnos y débiles que no podemos, entonces el Señor dice, pero no se desespere, solo porque tú no puedes salvarte a ti mismo y tus padres y hermanos y nadie más, la tierra puede, Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Y así es que el Señor dice un día puede ser el reino. Por eso predicó el reino de los cielos, pero predicó la necesidad de arrepentirse porque Dios no permite suciedad en el cielo. Algunas mujeres, yo recuerdo especialmente una familia que antes venía a la iglesia, que cuando compraron nueva casa, la casa tenía carpeta blanca. alfombra todo blanca, verdad? Blanco allí. Y entonces, cuando entramos, la señora dijo Por favor, pastor, no quiero ofenderle, pero tienes que quitar los zapatos para caminar aquí sobre nuestra alfombra, verdad? Como dos años después, cuando tenían niños y los niños crecieron un poco. Entonces dije Voy a quitar los zapatos. No, no se preocupe. Mira que está todo sucio. Ya es que ya no importa, verdad? Pero quería mantener la casa limpia, como todas las mujeres quieren, por supuesto. Y Dios no permite ninguna vez ninguna suciedad para entrar en el cielo. Y así que él tiene que perdonarnos, pero perdona porque él pagó por pecado y perdona a los que están arrepentidos por haber hecho mal. Hay muchos que quieren tener fe. Como, este niño es muy inteligente, no sé quién es la niña. Pero hay muchos que quieren creer que iría al cielo. Tienen fe, quieren tener fe, pero no quieren tener arrepentimiento. Y así dice, yo iré al cielo, yo creo que Dios me llevará al cielo. Pero digo, ¿y cuándo te arrepentiste? ¿Cuándo cambiaste de todo? Naciste de nuevo, Juan capítulo 3 dice. ¿Cuándo cambió tu vida? ¿Me puedes decir el día? Era una noche, era una mañana. A lo mejor no recuerdas la fecha, ¿verdad? El 6 de enero de 1963. A lo mejor no recuerdas exactamente la fecha, pero vas a recordar el acontecimiento, ¿verdad? Muchos esposos, ¿verdad? No recuerdan, por lástima, no recuerdan la fecha de su aniversario de boda. Pero recuerden que se casaron. Recuerda que entraron allí delante de algún pastor o juez y allí hicieron sus votos. Y recuerda la ceremonia, ¿verdad? Lo que es. Recuerda el acontecimiento. Si uno ha nacido de nuevo, recuerda un poco el día que tú te arrepentiste. Yo recuerdo las lágrimas que yo tuve de sentirme como un niño pequeño, como nueve años de edad. Mis compañeros en un encampamento cristiano, todos dijeron yo soy salvo, he aceptado a Cristo y yo di una mentira. Como no fui salvo en un momento, dije, yo también soy salvo. Yo tenía un sueño un día que el diablo entró en la iglesia. Y entonces, era verdad el sueño, pero mi salvación no en ese momento. Pero yo digo, recuerdo que cuando tenía como dos años de edad o tres, verdad, que estuve durmiendo debajo de la banca. Eso fue común para mí. Siempre dormí debajo de las bancas durante los sermones. Cuando me convertí, ya por la primera vez escuché el sermón, ¿verdad? Con interés. El pastor dice, ya que tú eres grande, haces a la gente dormir como tú dormiste durante los sermones. El hecho es que cuando uno se convierte, la cosa cambia. Normalmente me dormí detrás, donde están las cruces, porque llegamos tarde a la iglesia y nos ocupamos esa banca, siempre la última, ¿verdad? Pero después del sermón me dormí allí. Pero mi sueño era la iglesia de mi abuela. en mi sueño. Y allí soñaba que estuve enfrente, allí dormido, y soñaba que el Señor venía y todos desaparecieron. Y soñaba que en ese momento el diablo entró por la puerta detrás. Y soñó que el diablo me agarró y me iba a llevar al infierno. Y en ese momento me desperté. Ya estuve en los brazos de mi papá llevándome fuera de la iglesia. En ese día, como me disciplinaba mucho, yo pensé que era el diablo, ¿verdad? Pero el hecho es que literalmente era mi papá llevándome. Pero dije en el campamento, bueno, yo tenía este sueño que el diablo me iba a agarrar, pero allí acepté a Cristo. No, no había aceptado a Cristo. Solo tenía un sueño para hacerme pensar en esas cosas. Pero esa noche, con lágrimas, dije, Señor, Yo no soy salvo. Perdóname, señor. Y entonces acepté al Señor Jesucristo. Hay varios que yo no recuerdo si esto fue en septiembre o en agosto. No recuerdo si era cabaña uno o dos, estuve en la cabaña, en la cabalitera, recuerdo algo así, pero no recuerdo detalles, ¿verdad? Más tarde en otro campamento todavía tenía inseguridad de mi salvación y un predicador alrededor de la fogata dijo, jóvenes, Si sus padres son cristianos, no significa que usted es cristiano. Usted es salvo de verdad. Y como fui un hijo rebelde, entonces pensé, a lo mejor no fui salvo. Entonces, ahora mismo, señor, y otra vez con lágrimas, señor, si no fui salvo la primera vez, sálvame ahora, señor. Y entonces hice seguro mi salvación con los 11 años de edad. Pero de cualquier manera, Encontramos que el Señor quiere perdonar, quiere cambiar, pero tenemos que confesar. Tiene que llegar el día que tú, si es físicamente con lágrimas o con gran tristeza en el corazón, vas a sentirte mal por haber sido rebelde, pecador. Y vas a decir, quiero ir al reino de Dios, pero Señor, No lo merezco y no sé cómo. Señor, ¿qué puedo hacer? Y alguien a lo mejor le apunta versículos de la Biblia. Como de tal manera, amó Dios al mundo que ha dado a sus hijos, unigénito, para que todo aquel que no cree no se pierda, más tenga vida eterna. Y cree en el Señor Jesucristo, invoca el nombre del Señor, serás salvo. Y digo, así es, Jesús pagó por mi pecado. Tengo solo que arrepentirme, invocarle con fe que me va a salvar y seré salvo. Así es. Y cuando estás arrepentido, le invocas para perdonarte, cambiar tu vida, salvarte. Y en ese momento, algo pasa dentro de ti. Que estás perdonado. Si lo sientes o no, confías en el Señor Jesús y eres perdonado. En ese momento vas a ver un cambio en tu vida. Como yo miré que ya tenía interés en sermones que yo no tenía interés antes. Yo me sentí mal por los pecados cuando antes daba excusa por mis pecados. Mi vida cambió. Poco a poco, no perfecto todavía, 70 años de edad, nada perfecto, pero Dios está obrando, ¿verdad? Tenga paciencia conmigo, Dios no ha terminado todavía. Así muchos dicen, tenga paciencia. Dios no ha terminado conmigo todavía. Cuando llegamos al cielo, se acabará la obra del Señor. Yo seré guapo. No puedes creer eso, ¿verdad? Seré feliz, seré santo, seré perfecto, pero solo en llegar al cielo. Gracias al Señor que llegará. Y así que Cristo predicó al reino del Señor. ¿No queréis ser reyes felices y ricos? ¿No queréis ir al reino de los cielos? ¡Arrepiéntete! Y el Señor, cuando ponéis fe en Él, con el corazón arrepentido, te perdonará, te llevará al cielo. Así que podemos llamar esto de las siete bienaventuranzas, cómo ser bienaventurado, cómo ser feliz. o mirando la primera bienaventuranza en versículo 3, versículo 1, viendo la multitud, subió al monte y sentándose, vieron a él sus discípulos y abriendo su boca les enseñaba. Yo estuve en este lugar allí en Israel y hay como a Un monte, digamos, que hay un templo encima y un jardín muy bonito. Ahora, delante de eso, en el mismo templo que está allí, tienen las Bienaventuranzas en las paredes, bien decorado. Es el templo más bonito que había visto en Israel, casi verdad, de las Bienaventuranzas. Pero al lado del templo hay como a un precipicio, ¿verdad?, donde se cae bastante fuerte, pero no totalmente derechito, pero una caída, ¿verdad?, que se puede... Pueden los jóvenes, si quieren, saltar por allí, rondarse, tumbarse, así llegar muy abajo. Sería peligroso, pero se puede. Y entonces abajo es el Mar de Galilea. Y allí en eso puso el Señor Jesús, ¿verdad? Porque al fondo se hace como un anfiteatro natural. Y entonces la gente podría sentarse y él podría hablarles verdad del Señor y de este tiempo que pasaron todo el día hablando. ¿Parece? Porque el sermón duró de Mateo 5, 6 y 7, tres capítulos. Pero no era solo como leer esos versículos en 10 minutos. Era una cosa que cada versículo hizo como yo hago. Una explicación de cada parte. Y así que tardó todo el día con esto, por lo menos. Y no lo hizo una sola vez. Pero parece que esto es la vez más famosa. Pero lo hizo, según Lucas, en otra ocasión también. con palabras casi lo mismo, pero diferentes en diferentes ocasiones. Como yo he predicado mismo sermón varias veces, pero nunca es lo mismo. Siempre es diferente, pero las ideas básicamente. Entonces, así era el Señor. Pero viendo la multitud, subió al monte para poder predicarles de allá y bienaventurados los pobres en espíritu. Versículo tres, porque de ellos es el reino de los cielos. Yo quería seguir predicando esto mañana. Bienaventurados los que lloran, porque si usted es pobre en espíritu, ya tiene lloro por su pecado, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados. Tercero, los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Es que la primera cosa en versículo tres de ese pobre espíritu me veo, veo mi necesidad, me guía para sentirme mal. Porque yo causé mi propia necesidad por mi pecado. Y eso, entonces, es la segunda cosa de llorar en arrepentimiento. Pero antes de arrepentirme, primero tengo que ver mi necesidad, tengo que verme como pobre. Pero Cristo está diciendo cómo ser feliz, bienaventurado o cómo en este versículo ser rico. en el reino de los cielos. Cuántos quisieran ser ricos, verdad? Cómo ser rico en Facebook? Ayer o anteayer puse de alguien creo. No sé si era Dora Rodríguez que puso. Yo lo compartí que la historia de unas señoras que murió de cáncer con 40 años de edad. Pero murió ya sin pelo por causa de su cáncer. Pero escribió allí. Mira, yo he tenido siempre las mejores. Yo soy la más rica de todos mis amigos. Yo tenía mansiones. Yo tenía mejor carro. Yo tenía mejor ropa. Yo tenía fama. Yo tenía era cantante, creo. Yo tenía mucho lujo en toda mi vida. Pero ahora no puedo vivir en mi mansión, solo estoy aquí en este hospital con un cuartito. No puedo comer toda la rica comida que comí o vestirme de la mejor ropa. Ya estoy con esta bata de hospital y con la medicina que me están dando, esperando la muerte. Y allí murió. El hecho es que hay muchos ricos que son pobres, como era ella en su vida. No sé si al final aceptó el Señor Jesús y por eso escribió eso. Y hay muchos pobres que son ricos. Así podemos llamar esto pobres, ricos, los pobres que son ricos o ricos, pobres. por ricos que realmente son pobres. El hecho es que Cristo está predicando reino y como ser rico allí y muchos ricos realmente son pobres. Y muchos pobres realmente son ricos y ricos que son verdaderamente ricos. Y hay pobres que no tienen a Cristo y son verdaderamente pobres. Número uno, vamos a ver aquí cómo ser rico. Número uno, la verdadera riqueza es Cristo. La verdadera riqueza es Cristo y la disfrutamos cuando conozcamos a Cristo y estamos en comunión con Él porque Él es nuestra riqueza. Es el gran yo soy, creador de todo, salvador de todo, creador del cielo, de la tierra, de todo universo, creador de ángeles, creador de nosotros. Él es el rico de ricos. Dice Juan 1, pónselo que Él vino a lo suyo. Dicen Juan uno que él creó todas las cosas y por él existen todas las cosas. Sin él nadie existe que existe. Él es Dios. Él es rico. Él es la verdadera riqueza. Pero aquí encontramos que dicen primero de Juan 1 13 30 esto más por él estáis vosotros en Cristo Jesús. Primero de Corintios 1.30, el cual nos ha sido hecho por Dios, sabiduría, Él es nuestra sabiduría. Justificación, Él es nuestra justificación. Santificación, Él es nuestra santificación. Redención, Él es nuestra redención, el gran yo soy, para que como está escrito, el que se gloría, gloríase en el Señor. En el Señor tengo todo lo que tengo o lo que puedo tener. Tiene que venir del Señor. Proverbios 3, 6, 7, y no obstante, Proverbios 3, 6, 7, hay quienes que pretenden ser ricos. Hay quienes pretenden ser cristianos. Hay quienes pretenden que irán al cielo. Hay quienes pretenden ser ricos y no tienen nada. Hay quienes pretenden ser pobres y tienen muchas riquezas. Colosenses 3 dice, nuestra vida, nuestras riquezas, nuestra vida está escondida en Cristo. Tú no puedes ver mis riquezas. De hecho, Dios no me permite a mí ver mis riquezas que tendré en el cielo, ¿verdad? Soy un rico, hijo de rey, pero he separado mis riquezas por el momento, ¿verdad? Así que el Señor me da una gota aquí o una gota allá de lo que necesito para el pan cotidiano, el pan de cada día. Pero es como un buen padre que dice, hijo, yo soy el rey, pero no voy a darte todos los manjares, voy a darte una barra de pan para hoy. Pero padre, tú eres el rey, rico. Sí, pero eso es mejor para ti, solo una barra de pan, un bocado de pan para hoy. Muchos padres quieren dar a sus hijos los mejores regalos de Navidad y cumpleaños y están mimados, ¿verdad? Y desagradecidos. Es mejor para un padre ser rico o pobre, dar al hijo un regalo, un recuerdo, pero no demasiado a la vez, verdad? A mi hijo Jason viene en un par de semanas. El segundo hijo mío, que es pastor en New Hampshire, era misionero en España y va a traer sus dos hijos y dos que estarán adoptados en otras tres, cuatro semanas. Así que vamos a conocer nuestros dos nietos de sangre y los otros dos que estarán adoptados. Pero cuando llega ese día, el día 20, por allí, no sé, de febrero, es el día de cumpleaños de la muchacha que será adoptada. Y dice, quiero que la mime es un poquitín, pero papi, mami, les conocemos. Que sea un poquitín, no demasiado, por favor. No, no quiero que nos des muchos regalos. No tenemos lugar para llevar regalos en el avión atrás. Además, al salir de California, vamos a ir a la hermana de de mi nueva verdad en Colorado. No podemos subir el avión, bajar el avión, subir el avión, bajarlo a la casa. No hay lugar para regalos. Si quiere, una bolsita de caramelos o alguna cosa como un pendiente, alguna cosa suavecita, ligera, ¿verdad? No mucho. Estamos irritados porque queremos, como abuelos, darle mucho. Pero sabemos que es mejor, como Dios, darnos lo que nos hace falta y no mimarnos demasiado, ¿verdad? Pero aquí encontramos que hay quienes pretenden ser ricos. Ustedes conocen personas así, ¿verdad? Hay personas que viven en una choza, pero el público quiere pretender que son ricos. Así que compren mejor el modelo de carro del día y van allí para el trabajo en un carro lujoso. Usted es rico. Ya, sí. Debe ver mi casa. No debe ver mi casa. Debe ver mi casa. Pretenden ser ricos y realmente han gastado todos sus días, toda su herencia, solamente en pretensión de su traje, de su carro. Verdad. De cualquier manera, hay quienes pretenden ser ricos y de verdad tienen riquezas físicas de dinero. Pero no tienen Cristo. La verdadera riqueza. Y aunque pretenden ser ricos por tener dinero, son pobres. Hay otros que son pobres en lo físico, pero tienen Cristo en el corazón. Tienen la verdadera riqueza. Irán al reino, donde hay calles de oro, y allí son ricos. La verdadera riqueza no es tener dinero, sino tener Cristo. Cristo es nuestro gozo, nuestra paz. Todo esto viene de Cristo y la verdadera riqueza es Cristo, nuestro gozo, nuestra paz, nuestra vida. Y eso no nos cuesta nada. Queremos ofrecer mucho. Ay, Señor, yo le daré esto, daré esta ofrenda, si tú me dejas entrar en el cielo. Isaías 55, 1. Recuerda, dice ahí en 55, a todos los sedientos, los como la mujer samaritana, sed de agua física, pero también sed de agua espiritual, de gozo y satisfacción del alma, todos los sedientos, venid a las aguas. Cristo dice, yo soy el agua de vida. Los que no tienen dinero, venid, comprad, comed, venid, comprad sin dinero y sin precio. Vino y leche, las mejores cosas que alegran el alma y que sustentan el corazón. Así que vení a comprar sin dinero y sin precio. Esto es una cosa de una moneda que se llama sin dinero, una moneda que se llama sin precio, porque Cristo es el que tiene que dárnoslo como un regalo, pues Él es el precio de nuestro pecado. Él es el dinero para llegar al cielo. Los que tienen a Cristo son ricos, aunque no han pagado nada, no han hecho nada. dice que la paga del pecado es muerte, Romano 6, 23, más el regalo de Dios, es vida eterna. Por eso, Juan 1, 12, tienes que recibir a Jesucristo para ser tu Salvador. Entrégate a Él, confía en Él. Así que en recibir Cristo, recibo la salvación. Te recibo para ser mi único Salvador. Y si quieres, señor, señor de mi vida, versículo dos de Isaías cincuenta y cinco. Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan? Lo que no se satisface y no te da vida eterna, solamente te da un poco de pan del día, pero no pan de vida eterna. Y vuestro trabajo, porque lo gastáis en lo que no sacia. Trabajas mucho para cosas que no sacian, para comprar una casa, un carro, buena ropa, ya tienes todo eso. Y como la señora en el hospital o la señorita, no sé cómo era, Mueren o eran durante su vida, por lo menos, infelices. No les había satisfecho esas cosas que el dinero físico compró. Oídme atentamente, comed el bien, no solamente pan físico, y deleitará vuestra alma con grosura cuando usted tiene Cristo como tu pan de vida, Cristo como el agua de vida, Cristo te da gozo como vino y fortaleza como da pan físico. La verdadera riqueza comienza cuando uno conoce a Cristo después de haber sentido su verdadera pobreza. Dice este versículo tres Bienaventurados los pobres en espíritu. El comienzo es verme como pobre. Que no puedo ganar salvación, no puedo merecerlo. No puedo llegar a cielo a mi propia fuerza. Soy pobre en espíritu. Pero es una pobreza rica, porque es una pobreza que me lleva a Jesucristo, quien es mi riqueza. Isaías 66, versículo 2. Sesenta y seis, dos, mi mano hizo todas estas cosas, y así todas esas cosas fueron, dice Cristo, dice Jehová, pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu y que tiembla mi palabra. A él le miraré para dar riquezas de gloria, el reino y las bendiciones. Así que con Cristo tenemos todo. Si tengo Cristo, tengo vida eterna. Tengo la promesa de riquezas eternales en el cielo y tengo la promesa de que Él, como Padre, va a proveerme todo lo que necesito en la tierra. A lo mejor no es todo lo que quiero en mi deseo carnal, pero es todo lo que quiero para mi bienestar espiritual. Buscar primero el reino de Dios, Mateo 6, 33, y todas estas cosas se os añadirán. Buscar el reino de Dios, buscar a Cristo. ¿Quién es el rey? ¿Dónde está el rey? Allí está el reino. Si yo tengo Cristo en mi vida y corazón, estoy ya viviendo en el reino del Señor con Cristo reinando mi vida. Y un día va a llevarme al cielo donde Él va a reinar más completamente. Pero sin Cristo, si tengo Cristo, tengo todo. Pero sin Cristo no tengo nada. Sin Cristo no hay salvación. Sin Cristo voy por la vida como un barco sin timón. Cristo, Cristo. Cuando tengo Cristo, no necesito más. Él me provee lo que necesito en la tierra, estas cosas. Pero si no tengo Cristo, aunque tenga muchas cosas, no tengo nada de valor para ayudarme a tener gozo y paz. El hecho es que hay que dejar el mundo para seguir a Cristo. Hay que dejar el mundo para ganar el reino. Hay que perder el deseo de mi alma para ganar el verdadero deseo de mi alma. El que gana el mundo y pierde su propia alma, pierde todo. Perder los bienes es mucho. Perder la salud, aún más. Perder el alma es pérdida tal que no se recobra jamás. Perder a Cristo es pérdida tal que no se recobra jamás. Perder todo no importa si tengo a Cristo y tengo la salvación de mi alma. Perder a Cristo y la salvación de mi alma me queda sin nada, Lucas 9. 25, la verdadera riqueza es Cristo. Y como hablé mucho los niños, ni voy a terminar versículo 3, que son dos cosas más para ser realmente ricos. Número uno, lo más importante es Cristo. Número dos, va a ser verdadera riqueza. Es una actitud de gozo y contentamiento en vez de dinero. Y número tres, la verdadera riqueza es la esperanza paciente de recibir en el cielo el galardón y no tener galardones aquí. Ya no necesitas venir el próximo domingo, ya está predicado el sermón. Todos de pie, por favor. A lo mejor sientes que tú querías creer que eres salvo. Querías decir, yo soy rico, yo soy salvo, yo iré al cielo. Pero hay quienes dicen que son ricos y son pobres. Es difícil confesar que uno es pobre. Yo recuerdo a mis hijos en el colegio cristiano, colegio cristiano, y los otros jóvenes muchas veces se burlaban de mis hijos. Y dijeron, ustedes son pobres, no tienen mucho dinero. Bueno, es cierto que la iglesia nunca me ha dado mucho dinero, ¿verdad? Pero el hecho es que teníamos todo. En Cristo y la comida, teníamos todo lo que hacía falta. Pero no, no, no teníamos extra para los niños, para muchas chucherías y cosas. Así que dijeron, ustedes pobres. Y eso era una gran vergüenza de mis hijos. sentir que no tenían riquezas, como sus amigos en la escuela privada, ¿verdad? Porque yo ni pagué eso. Yo enseñé allí. Y eso, entonces, la escuela me dejó dejar a mis hijos estudiar, como yo fui maestro allí. Pero el hecho es que nosotros muchas veces sentimos mal por ser pobres. Espiritualmente, no nos gusta decir Yo soy un pobre pecador perdido que merezco el infierno. Yo soy rebelde. Yo soy pecador. Yo quiero creer, ya yo hago malas cosas, pero todos hacen malas cosas. Y Dios perdona, yo estoy bien. No, no estás bien si no has sido salvo de verdad, si no tienes Cristo de verdad. ¿Cuándo te arrepentiste? ¿Cuándo naciste de nuevo? ¿Cuándo entró Cristo en tu vida y cambió tu vida? ¿Cuándo cambió Cristo tu vida? Cuando comienzo la clase de nuevos miembros, la próxima semana, la primera cosa que hago es dar un papel que dice, escribe su testimonio. ¿Cómo era usted antes de ser cristiano? ¿Cuándo llegó a ser cristiano? ¿Y cómo cambió Cristo tu vida? Y si uno dice, bueno, yo siempre he sido buena persona. Siempre he sido salvo. Eso muestra que nunca has nacido de nuevo. Si naces de nuevo, empiezas a cambiar las cosas. No de golpe, no todo es perfecto en un momento. No todo ha cambiado en un solo momento. Pero ya no puedes crecer hasta nacer. No puedes crecer hasta nacer. Y muchos tratan de crecer, pero nunca han nacido de nuevo. ¿Y tú? ¿Has empezado a cambiar después de nacer de nuevo o nunca has nacido de nuevo? Y por eso dices, yo estoy bien. Siempre he sido buena gente, siempre así que yo estoy bien. ¿O ha llegado el momento en tu vida cuando te dijiste, yo soy un pobre? No me gusta confesarlo. Me da vergüenza decir que soy un pobre pecador, que no tengo nada para ofrecer a Dios para ir al cielo, ninguna buena obra, ninguna ofrenda que haya dado que me pueda llegar al cielo. Pero ha llegado el momento de decir, confieso que soy un pobre pecador. Pero creo que Cristo, y solo Cristo, pero Cristo, me puede hacer rico. Llevarme al cielo y darme lo que necesito aquí. Cambiar mi vida, solo Cristo. ¿Quieres recibir a Cristo en tu corazón? A lo mejor eres cristiano o has sido salvo, pero no has vivido por el Señor Jesús en gratitud por ese regalo tan grande. Así que le invitamos, cristianos, si usted dice, yo también quiero oración, para mostrar a los otros la humildad de un pobre y decirles que yo soy salvo, pero no por nada que haya hecho yo. Yo soy un pobre, pero Jesús salva a los pobres. Si quiere oración para ser salvo, va a acercarse al Señor. Venga adelante si quiere. Nuestro Padre social, ayúdanos ahora a glorificarte y servirte. Si hay algunos aquí, es muy posible, muy probable que hay varios que no son salvos todavía. Pero hay cristianos que se han pretendido ser ricos y realmente son pobres y necesitan venir y decir, Señor, ayúdame a ser humilde delante de todos y reconocer que no tengo nada, no ofrezco nada de valor, pero Quiero mostrar a la gente que Cristo lo ha hecho todo. Y quiero vivir para Él. Cantemos para terminar aquí. Tal como soy de pecador, sin más confianza que tu amor. Ya que me llamas, acudí, Cordero de Dios, en mí aquí. Si quieres oración con los hermanos aquí, venga adelante. Tal como soy de pecador, sin más confianza que tu amor. Ya que me amas,
Ricos en Cristo
Series San Mateo
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Sermon ID | 21025172122116 |
Duration | 36:46 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Matthew 5:1-3 |
Language | Spanish |
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