El título del sermón es Soberanía en Medio del Fracaso Humano. Escritura Primera Reyes 12 del 1 al 24 serie El Reino Eterno. Si gustan ponerse de pies una vez más, pueden hacerlo. Esta es la palabra del Señor. Entonces, Roboam fue a Psiquim, porque toda esa era había ido a Psiquim para ser rey. Cuando lo supo, Jeroboam, hijo de Nabat, que estaba viviendo en Egipto, porque todavía estaba en Egipto, donde había huido de la presencia del Rey Salamón, y enviaron a llamarlo. Entonces vino Jeroboam con toda la Asamblea de Israel, y hablaron con Roaboam, y le dijeron, su padre hizo pesado nuestro yugo, ahora pues, aligere la dura servidumbre de su padre, y el pesado yugo que puso sobre nosotros, y le serviremos. Entonces él les dijo, váyanse por tres días, después vuelvan a mí, y el pueblo se fue. Y el rey Roboam pidió consejo a los ancianos que habían servido a su padre Salamón, cuando aún vivía, diciendo, ¿qué me aconsejan que responda a este pueblo? Y ellos le respondieron, si hoy se hace servidor de este pueblo y le sirves y le concedes su petición y le dices buenas palabras, entonces ellos serán sus siervos para siempre. Pero él abandonó el consejo que le habían dado los ancianos y pidió consejo a los jóvenes que habían crecido con él y le servían. Y le preguntó, ¿qué aconseja que respondamos? a este pueblo que me ha dicho, aligere el yugo que su padre puso sobre nosotros. Y los jóvenes que se habían criado con él le respondieron, así dirá este pueblo que le dijo, su padre hizo pesado nuestro yugo, pero usted hágalo más ligero para nosotros. Así le hablarás. Mi dedo mimique es más grueso que los lomos de mi padre. Por cuanto mi padre los cargó con un pesado yugo. Yo añadiré al yugo de ustedes. Mi padre los castigó con látigos, pero yo los castigaré con escorpiones. Entonces vino Jeroboam con todo el pueblo a Roaboam al tercer día, como el rey había dicho, diciendo, vuelvan a mí al tercer día. El rey respondió con dureza al pueblo, pues había despreciado el consejo que los ancianos le habían dado. Y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciéndoles, Mi padre hizo pesado el yugo de ustedes, pero yo añadiré al yugo. Mi padre los castigó con látigos, pero yo los castigaré con escorpiones. El rey no escuchó al pueblo, porque lo que había sucedido era del Señor, para que él confirmara la palabra que el Señor había hablado por medio de Ahías, el Silonita de Aheroboam, hijo de Nabat. Cuando todo Israel vio que el rey No le escuchaba, el pueblo respondió al rey, ¿qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia con el hijo de Isaí. A tus tiendas, Israel. Mira ahora por su casa, David. Y todo Israel fue a sus tiendas. Pero en cuanto a los israelitas que habitaban en las ciudades de Judá, Raboam reinó sobre ellos. Entonces el rey de Raboam envió a Doram, que estaba a cargo de los trabajos forzados, pero todo Israel lo mató a piedras. y el rey Roabom se apresuró a subir a su carro para ir a Jerusalén. Así, Israel ha estado en rebeldía contra la casa de David hasta hoy. Cuando todo Israel supo que Roabom había vuelto, enviaron a llamarlo a la asemblea y lo hicieron rey sobre todo Israel. No hubo quien siguiera la casa de David, sino sólo la tribu de Judá. Cuando Roabom llegó a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, 180,000 hombres guerreros escogidos para pelear contra la casa de Israel. y restituir al reino a Rehoboam, hijo de Salomón. Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo, Habla a Rehoboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo, diciéndoles, Así dice el Señor. No subirán ni pelearán contra sus hermanos los israelitas. Vuelva cada uno a su casa, porque de mí ha venido esto. y ellos escucharon la palabra del Señor y se volvieron para irse conforme a la palabra del Señor. Que el Señor bendiga su santa y divina palabra. Padre, te damos gracias por lo que acabamos de leer. Enséñanos, Padre, las grandes verdades, las difíciles verdades que se encuentran en este pasaje, Padre. Que podamos entender, Padre, que Tú eres Dios aún, incluso, Padre, cuando las cosas son difíciles en nuestras vidas. Enséñanos, Padre, lo que es la distinción entre la sabiduría mundana y la sabiduría espiritual. Pidimos todas estas cosas en el nombre de Jesús y para tu gloria. Amén y Amén. Pueden tomar sus asientos. Hoy dirigimos nuestra atención, la primera de Reyes, capítulo 12. Es un capítulo crucial en la historia del pueblo de Dios. Este pasaje relata la trágica división de Israel bajo el rey Roboam como profetizó a Jías en el capítulo 11. Y a partir de este punto Israel sería un reino dividido para siempre, para siempre, para el resto de su historia. Y quiero informarle que lo que vamos a llegar es una porción de escritura que a veces se pone confusa y es difícil de entender. Y va a ser mi intención de enseñar estas cosas de una manera que podamos entender. Lo que hace esto difícil y lo que tenemos que entender aquí es que el reino ahora se va a dividir. Diez tribus se van a ir y van a constituir su propio reino. Van a, como hemos visto, van a unir a Jereboam como su rey. Las dos tribus de abajo, Israel, Judá, perdón, y Benjamín, se van a quedar fiel a la casa de David. Eso va a constituir el Reino del Sur. Va a haber el Reino Norte y el Reino del Sur. El Reino del Norte lo llamamos el Reino del Norte o el Reino de Israel. El Reino del Sur se va a llamar el Reino del Sur o el Reino de Judá. Y la historia ahora va a brincar entre los dos reinos, y eso es lo que hace confuso a veces. que empezamos aquí del norte y empezamos hablando del sur y a veces nos confundimos de quién estamos hablando y cuál cuál de los renomí, mi intención va a ser cuando lleguemos a estas porciones de predicarlas de una manera que esa confusión no esté ahí y lo que confusa a mucha gente es que a veces empieza en sincronía hablando de el rey del norte el rey de Israel y habla de todo lo que ese rey hizo y cuando se termina su vida brinca para atrás al sur pero no al mismo punto donde estamos brinca hacia atrás y habla de todos los reyes que fueron reinando mientras este rey reinó por acá y cuando se termina aquí otra vez brincamos y a veces hacia atrás donde el último rey terminó y ahí empezamos eso será una parte que vamos a tener que tener mucho cuidado con ella otro obstáculo para nuestro entendimiento es que hay reyes que se oyen iguales aquí tenemos dos Jeroboam y a quien? Rohoboam. Y es posible confundirlos uno al otro. Vamos a tener que tener cuidado. Aquí Rohoboam es el rey de cual reino? Del sur, el de David, de la línea davídica. Jeroboam es el rey de que? Del norte, verdad? Y es el que fue en rebelión. Vamos a tener que tener cuidado con estas dos cosas. Otro obstáculo para nuestro entendimiento es que hay varios reyes en ambos reinos que tienen el mismo nombre. Entonces, a veces nos confundimos. No, ¿qué estará el Rey del Sur? ¿Por qué lo estamos mirando en el norte? Es otra persona completamente diferente con el mismo nombre. Hazarías, Hazarías, tenemos. Jerabón el primero, Jerabón el segundo, ambos en el norte. Y vamos a tener reyes así, que se oyen, sus nombres son exactamente igual, y es posible que nos confunda decir, ay, pero ¿por qué está aquí en el sur y ahora está en el norte? Son dos personas completamente diferentes. otro obstáculo para nuestro entendimiento que vamos a notar cuando lleguemos a estos pasajes que hay reyes que tienen varios nombres varios nombres entonces la palabra de Dios habla de Joás y de Jehoás y es la misma persona o el rey Azarías el rey Uzias y es la misma persona tiene varios nombres entonces cuando lleguemos a esas porciones Usted va a decir, pero ¿no que era el rey Afadías? Y ahora miramos, sí, es la misma persona. Vamos a anotar esos momentos para que podamos entender. La mayoría de nuestro texto en Primera de Reyes, capítulo dos, los capítulos que siguen, se van a enfocar la mayoría, no exclusivamente, pero la mayoría en el Reino del Norte. En la línea de Jeroboam, en la línea de Ahab, uno de los reyes más malvados que hay. Y también vamos a ver a los profetas, dos grandes profetas que se van a levantar durante ese tiempo, Elías y Eliseo. Amén. Vamos a ver estos dos profetas que van a estar combatiendo con el Rey del Norte, una que otra vez predicando la verdad del Señor. Entonces, lo que espera a nosotros es una gran jornada y vamos a ver estos dos reyes. Lo que tenemos entonces es un reino, es el reino de David. Es importante que ustedes noten, es el reino más pequeño. el que quedar una tribu y Benjamín, son dos, pero la Biblia dice una y Benjamín, se quedaron fiel a la línea de David. Algo increíble es que la línea de Benjamín se quedó fiel a la línea de David, porque de la línea de Benjamín era quien Saúl, el rey que no quería a David y hubo tanta pleito entre dos, pero estas dos tribus se quedan leales. Y la tribu de los Levitas, que no son nombrados por nombre. En el Reino del Sur está el templo, Está la alabanza del Señor. No siempre alaban a Dios correctamente, por la mayoría de su tiempo se van a la idolatría, la idolatría que introdujo, ¿quién? Salomón. Pero habrán reyes piadosos, pocos, que se levantan y llaman a Israel el Sur a judar, a alabar y a servir al Señor. Amén. Habrán reyes que aman al Señor, de la línea de David. En el Reino del Norte, Jeroboam, el profeta le dio, si tú me sirves, dice Dios, Él establecerá tu línea, y tu familia será rey sobre el Norte en perpetuación, si tú me sirves, pero Él no sirve al Señor. Él introduce qué, idolatría horrible. Y lo que ocurre es que entonces el Señor le quita de la línea a Jeroboam, se la da a otra familia, esta familia es rey, por un buen tiempo viene otra familia, los mata a ellos, y es una nueva familia de rey, una nueva dinastía, y viene otra familia que mata a esa familia, y viene otra dinastía, y van a haber varias diferentes familias, diferentes dinastías que se levantan, completamente no relacionadas con las unas y las otras. Pero en el norte siempre habrá quien, un descendiente de quien? De David. ¿Amén? En el sur, perdón. Siempre va un descendiente de quién? De David. En el norte van a haber diferentes familias. Bueno, con todo esto dicho, creo que es importante que tengamos esto en nuestra mente para poder entender. Lleguemos atrás al Primera Reyes, capítulo 12, luna 24. A primera vista, puede parecer este capítulo una historia de fracaso político y fracaso humano. Pero a medida que profundizamos, veremos que es una historia de la fidelidad de Dios a sus promesas del pacto, incluso en medio del caos de las terribles decisiones humanas, algo importante que la Iglesia presta atención. Este pasaje nos enseña a escuchar atentamente la palabra de Dios y responderle a ella El pueblo de Dios debe confiar continuamente en que sus planes, los planes de Dios siempre son perfectos, incluso cuando se desarrollan de maneras inesperadas, incluso como lo vemos aquí. Y este es un apunto muy importante. A veces el Señor obra maneras que no podemos... ¿Cómo es que la división del reino, el rechazo de la línea de David, el reino de David se ha disminuido a tal punto. ¿Cómo puede ser esto el plan de Dios? Pero lo es. Y como dice la palabra de Dios en Isaías 55, 8 y 9, Dios hablando, porque mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni sus caminos son mis caminos, declara el Señor, porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que sus caminos, y mis pensamientos más que sus pensamientos. operan un nivel completamente diferente. Cuidado con nosotros tener este pensamiento que Dios nos debe a nosotros una explicación de lo que Él está haciendo. Dios es Dios y Él hace lo que Él hace en nosotros. El trabajo de nosotros es someternos. Bueno, con todo esto dicho, miremos el versículo 1 al 15, la soberanía de Dios incluso en medio de la división. La soberanía de Dios incluso en medio de la división. Está de importante que miremos esta porción de la Escritura. Nuestro pasaje Comienza con el descontento entre las tribus del norte de Israel. No están dispuestas a aceptar el reino de Jeroboam a menos que les ofrezca un alivio de las duras políticas de su padre Salomón. Parece que cuando Salomón perdió la bendición de Dios, cuando introdujo la idolatría y vino la mano severa de Dios, el Señor empezó a quitar su mano de bendición y el dinero y la fama y el poder empezó a disminuirse. Salomón debe de arrepentirse durante ese tiempo lo que fue que puso políticas duras en el pueblo. unos impuestos bien altos a una manera de servir muy difícil y ellos sufrieron porque Salamón era rey y tenía todo el poder. Pero ahora que aquí está, es su hijo Raboam, es nuevo, espiermo, todavía no ha consolado todo su poder y viene el pueblo, las tribus del Norte le dicen, mira, tu padre fue difícil al final con nosotros, nos hizo la vida imposible con sus impuestos y sus políticas. Pedimos, por favor, que ablandes esa manera de pensar, que no hagas lo que hizo tu padre. Es más, en el versículo 4, el pueblo dice, su padre hizo pesado nuestro yugo, ahora pues aligera la dura servidumbre de su padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros. Dices, míralo al final de ese versículo, y nosotros le serviremos. Ellos no tenían desobediencia en su corazón. Ellos le dicen, mira, si tú quitas los impuestos, si tú haces nuestra vida un poquito más fácil, nosotros te serviremos. Pero por favor, darnos un poquito de alivio. No podemos vivir bajo estas leyes y estas políticas. Es muy difícil para nosotros. Sírvenos un poquito. Quita este yugo tan difícil. Ante esta petición, Rabón pide tres días para consultar con sus consejeros antes de responderles. Los ancianos a quienes la sabiduría de Salomón había instruido sabiamente le aconsejaron que mostrar moderación y humildad le permitiría ganarse la lealtad y el corazón del pueblo. Leemos en el versículo 7, Si hoy se hace servidor de este pueblo, y les sirve, y les concede su petición, y les dices buenas palabras, entonces ellos serán sus siervos para siempre. Increíble la palabra. Estos hombres, ¿quién eran? Los ancianos, los que habían estado bajo la presencia de quién? De Salomón. Por esos años que Salomón amó a Dios, la sabiduría que él tenía era realmente sabiduría espiritual que fluía de quien? De Dios. Y ellos fueron instruidos, nutridos por esa sabiduría. Se convirtieron sabios estando bajo la sabiduría de quién? De Salomón, hombres que amaban al Señor. Y estos hombres que amaban al Señor le dijeron, mira, mira, mira, sirve al pueblo. Ámalos. Diles palabras suaves. Respóndele con un corazón humilde. ¿Y sabes lo que vas a hacer? Te vas a ganar su corazón. Vas a ganar la lealtad y a esta persona se la vas a servir. Mira qué grande es Dios. Qué bueno es Dios. Él había prometido, Él había profetizado por medio de Ajías a Salomón que el pueblo de Israel sería qué? Rascado en doce pedazos. Que diez tribus se le harían a quién? A Jeroboam. y incluso era por el pecado de quien Salomón pero aquí Rabón el Señor le da su palabra le da su palabra por medio de los consejeros de quien de Salomón Dios le da todo lo necesario para él tener éxito. Le da su mera palabra. Y estos hombres que se sentaron y fueron nutridos por la sabiduría de Salomón, abran las palabras de Dios. Y es algo increíble, porque las palabras que ellos dicen aquí son las meras palabras de Jesucristo en el Nuevo Testamento. Y usted pregunta, ¿pero cómo estos hombres, separados por miles de años de Cristo Jesús antes que naciera, abran, hablan las mismas palabras de Cristo? Porque la sabiduría de Cristo Era la sabiduría de quien? Salamón. Era la sabiduría de estos hombres. Y la palabra de Dios no cambia por el tiempo. Lo que le están pidiendo es un liderazgo que sirve a las personas que están bajo su autoridad. Y es lo que Cristo nos enseña que realmente es lo que nosotros debemos hacer. Así que, de la boca de los consejeros Salamón aprendemos lo que el Nuevo Testamento nos enseña tan frecuentemente acerca del liderazgo. El verdadero liderazgo bíblico es un liderazgo que es de servicio. Es un lavado de pies de aquellos que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado. Nos ensalta no es mejor que el otro. Usted dice, usted recuerda las palabras de Cristo hasta en oídos, que los hombres cuando reinan sobre las otras personas, los ponen bajo su autoridad y lo hacen así. Pero no será así con ustedes, ustedes serán diferentes. Y lo que miramos aquí es esas mismas palabras, las palabras de Cristo en la boca de estos hombres, separados de Cristo por miles de años, le dicen, mira, sirve. El rey está, ¿por qué? Para servir. El rey está para amar. El rey está para proteger. El rey está para servir el pueblo de Dios. El rey no está para que el pueblo lo sirva. El rey está para servir, ¿a quién? Al pueblo del Señor. Es la manera bíblica del Nuevo Testamento, del liderar. ¿Y sabe qué, amados? El esposo está para servir a su esposa. Es lavar pies. La esposa está para servir a sus hijos y para lavar pies. y el patrón está para servir. Y nosotros como cristianos estamos aquí para servirnos los unos a los otros. Como pastor tengo que servirle, tengo que orar, tengo que preparar, tengo que traerle la palabra del Señor, tengo que aconsejarlos. Cuando usted tiene dificultad tengo que estar aquí con usted aguantándole las manos. Tengo que darles noticias que usted no quiere oír, pero que tiene que oír porque los amo. Estoy aquí para servir. Yo no estoy aquí para que ustedes me sirvan a mí. Yo estoy aquí para servirle a ustedes. Y ese es el modelo cristiano del liderazgo. Amén. Y es la palabra de los consejeros de Salomón. Mire lo que dice Cristo. Mire las palabras de estos hombres y la palabra de Cristo. Compáralas. Mateo 9, 35. Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo, si alguien desea ser el primero, sea el último de todos y el servidor o esclavo de todos. Usted recuerda cuando Cristo dijo estas palabras que estaban haciendo los discípulos argumentando a quién era el primero, el mejor de ellos, quién iba a ser el líder en la ausencia de Cristo, quién iba a tomar el cargo. Yo debo ser, pues Cristo siempre me llama a mí, yo soy Pedro, y no, no, no, debe ser yo, yo fui el primero que vine. Estaban argumentando a quién iba a ser el primero. Y Cristo le dice, al que quiera ser el primero, que se haga qué, último. Al que quiera ser el líder que sirva al otro. Incluso la palabra de Cristo en Juan 13, del 3 al 15, ustedes me llaman maestro y señor y tienen razón porque lo soy. Pues si yo, el señor y el maestro, les lavo los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a los otros porque les he dado un ejemplo, un ejemplo, dice Cristo, para que como yo les he hecho, también ustedes lo que lo hagan, ¿Usted recuerda el contexto de estos? Estaban sentados, listos para comer. ¿La tradición era qué? Alguien tiene que lavar los pies, el esclavo, el más bajo del grupo. Si no hay esclavo, el más bajo del grupo tiene que lavar los pies. El problema aquí, tiene que usted entender, no era lavar los pies de Cristo. Cada uno de los discípulos quería lavar los pies de Cristo. Él es el Señor, Él es Maestro. Como Él dice, bien ha dicho, me llamo Maestro y Señor, eso sí lo soy. El problema no era lavar los pies de los otros. desde Cristo era lavar los pies de los otros que discípulos porque si te lavo los pies yo a ti que estoy diciendo que yo soy menos que tú y yo quiero ser el primero entonces cada uno de ellos quería lavar los pies de Cristo pero el problema es que si lavo los pies de Cristo tengo que lavar los pies de los otros y en lavar los pies de los otros me hago quien menos y yo tengo que ser el primero Así que te voy a dar el privilegio a ti a lavarle los pies a Cristo, y el privilegio es lavarme a mí los pies. Ese era el pensamiento ahí. Y cuando Cristo vino a Pedro, Pedro dice, Señor, Tú me vas a lavar los pies a mí, yo debo lavarte los pies a Ti. Exactamente. El problema no era Cristo, el problema era lavarle los pies a Pedro, porque Pedro dice, y eso es mejor que Tú, y no queríamos hacer esto. Y recuerda lo que el Señor le dijo a Pedro, tengo que hacerlo. y después cuando termino le dices, ¿saben? Ustedes me llaman señor y maestro, ¡y lo soy! Entre este grupo, el más grande de todos, el más importante, ¿soy quién? ¡Yo, dice Cristo! Y si yo siendo el líder, el más importante, el señor y el maestro, si yo me hago nada y les sirvo a ustedes, y les lavo a ustedes los pies porque están argumentando, ahora te doy un ejemplo cómo tú debes liderar, de esta misma manera. tragándote el orgullo y sirviendo a la iglesia de Dios, incluso cuando ellos no lo merecen. Amén. Esto fue lo que los ancianos le dijeron a Robo. Es la palabra de Dios. No hay ninguna diferencia entre las palabras de Cristo y las palabras de los sabios de Salomón. Y si Robo me hubiera escuchado, Israel se hubiera quedado unido. Es lo que la palabra del Señor nos dice. Entonces, ellos vinieron y hablaron con él y le dieron esta palabra. Sin embargo, Rabón rechazó, abandonó, dice la palabra de Dios, el consejo de los ancianos. Y por tanto, en rechazar el consejo de los ancianos, rechazó a quién? A Dios. Porque la palabra de los ancianos era exactamente la palabra de Cristo, la palabra de Dios. ¿Pueden verlo? En rechazar los ancianos, rechazó a las palabras de quien? De Dios. En lugar de escuchar la sabiduría de Dios, se volvió hacia los hombres más jóvenes y sus compañeros y se identificó con hombres inexpertos y empíos. Leemos lo que él dice, ¿qué aconsejas que respondamos nosotros a ellos? Con los ancianos él nos dijo eso, ¿qué me aconseja que yo le conteste a ellos? Pero con este grupo de obras, ¿qué me conseja que nosotros digamos? ¿Vio? ¿Quién era su grupo? Este grupo. Él se identifica con ellos. En lugar de escuchar la sabiduría, entonces se identifica con este grupo. Y aquí aprendimos una lección tan importante, una lección que puede ser ofensiva para muchos, pero que se tiene que decir. Los impíos, los inconversos, nunca deben ser los mejores consejeros o amigos de un cristiano. Y eso le da mucha cólera a mucha gente cuando lo oye. Y he escuchado personas argumentar conmigo, que me dicen, no, no, pero Cristo comió con pecadores, con prostitutas y con recaudadores de impuestos, Cristo se sentó con ellos. Sí, se sentó con ellos y comió y habló el Evangelio otra que otra vez y los llamó al arrepentimiento. Pero lo que Cristo no hizo fue hacer ser mejor amigo de inconversos, caminar con ellos, compartir su vida, a tomar consejos de ellos, hablando con ellos, viviendo vida con ellos, y a veces y de vez en cuando hablar del Evangelio. Eso no fue lo que Cristo hizo. Entonces si quieres caminar, si quieres comer con prostitutas y recaladores de impuestos y presentar el Evangelio otra que otra vez, gloria a Dios, hazlo. Pero si quieres mejores amigos que no son cristianos, Si vas a tener relaciones con los inconversos, como que si fueran cristianos, y si no tener relaciones con los hermanos y hermanas en esta iglesia y en la iglesia del Señor, hay un grave problema. ¿Por qué? Porque los inconversos, la gente del mundo, nunca deben ser los mejores consejeros de un cristiano. es lo que dice la palabra de Dios en primera Corintios 15 33 no se dejen engañar las malas compañías corrumpen las buenas costumbres la mala que compañía entonces si queremos desafiar a Dios no pero que tú no sabes que yo he sido amigo con esta gente tanto tiempo y son iguales y son como familia lo que estás diciendo es que la palabra de Dios hizo un error en este versículo este versículo no aplica a ti Y aquí tenemos un problema cuando llegamos a ese punto. Años atrás una mujer me estaba hablando acerca, una mujer que amo en el Señor, una hermana increíble, pero tenía una mejor amiga desde el cuarto grado que era en conversa y me dice, pero no entiendo por qué ella y yo no nos llamábamos bien. Le digo, es porque tú no hablas el Evangelio lo suficiente. Te lo aseguro. Si tú le hablas a esa persona otra que otra vez del Evangelio, algo que un cristiano quiera oír. Cuando yo hablo con usted y usted habla conmigo, hablamos del Señor todo el día, es que glorioso es. Esa persona no creo que me va a abandonar. Un mes después habló y me dijo, tenías razón. Empecé con hablar de Cristo cada vez que hablábamos y me dijo, mira, yo seré tu amigo toda mi vida, pero si seguimos así no vamos a poder seguir hablando. Es algo increíble. ¿Por qué? Porque el incrédulo no puede ser el mejor consejero de un cristiano. Amén. Es lo que dice, la mala compañía corrumpe las buenas costumbres. Así que estos jóvenes inconversos ofrecen consejos que se alinean con los valores del mundo. La sabiduría se llama mundana, que se opone directamente a la sabiduría piadosa de los ancianos. Estos jóvenes sugieron una estrategia de intimidación y amenazas. Así es el liderazgo del mundo, ¿verdad que sí? En la iglesia debemos lavar pies, pero en el mundo yo me hice el líder para que tú me sirvas a mí, no para yo servirte a ti. Yo soy mejor que tú porque soy el líder. Y ellos le dan esta Este consejo a este rey, él acepta. Mi dedo, mi nique es más grande que los lomos de mi padre, imagínese. Mi dedito, mi nique es más grande que los lomos de mi padre. Si ustedes creen que mi padre era difícil, yo voy a ser peor. Si ustedes creen que el yugo que mi padre le puso a ustedes era difícil de cargar, yo le voy a dar más yugo. Mi ex padre, dicen, los disciplinó a ustedes con látigos, pero yo, ¿con qué? Escorpiones. No vengan a decirme a mí que yo no puedo. Yo soy el rey. Lo que yo diga, yo voy a hacer. Ustedes están aquí para servirme a mí, yo no para servirles a ustedes. Esa fue la respuesta. Esa es la forma de liderazgo del mundo, de mano dura y autoritaria, gobernando de arriba hacia abajo, no ama ni silba al pueblo, sino que se preocupa sólo por sus propios intereses. El orgullo de Robam nos llevó a afirmar su poder en lugar de mostrar humildad y resulta en consecuencias catastróficas. Así que Robam toma decisiones terribles, con un corazón inclinado a confiar en el poder humano. Él habla con el pueblo de una manera dura, no quiere servir al pueblo. Y dice la palabra de Dios que aquí empezó la división. ¿Y de quién tiene la culpa de esta división? Bueno, usted me diría, Salomón. Fue Agías que habló a Salomón, le dijo, porque tú has hecho esto, te voy a rascar el reino, pero no en tu tiempo, en el tiempo de quién, de tu hijo. Y aquí lo estamos viendo en vida. ¿Es la culpa de Salomón? Y yo diría, absolutamente. Usted también me diría, ¿sabe qué? También tiene culpa aquí en Rehoboam. Porque el Señor le dio su palabra, le dijo, mira, si tú le hablas a ellos de una manera suave, te van a servir para siempre. Pero él se puso con que mi dedo me inique más grueso que los lomos de mis padres, y ahí perdió todo. Él también tiene culpa, yo decía, absolutamente, él también tiene culpa. Desobedeció la palabra de Dios. Pero viene el versículo 15 y nos dice algo, una perspectiva completamente diferente. Mira el versículo 15. Dice la palabra de Jesús, Rey no escuchó al pueblo, porque lo que había sucedido era del Señor, para que Él confirmara la palabra que el Señor había hablado por medio de Ajías. ¿Quién tiene la responsabilidad? Salomón. ¿Quién tiene la responsabilidad por sus acciones? Roaboa. Pero soberanamente, ¿de quién viene esto? De Dios. Habrán reyes, habrán presidentes, habrán líderes, muy pocos que amen al Señor, gloria a Dios. Y habrán presidentes, líderes y y gobernadores que sean corruptos o que hagan lo malo, glóriese a Dios. Como sea el plan de Dios, marcha hacia adelante, dice la palabra de Dios. Este versículo cambia nuestro enfoque del error y el orgullo humano a la soberanía de Dios. ¿Cuál es el propósito detrás de todos estos eventos, dice la palabra de Dios? Fue para cumplir la palabra de Dios, pronunciada anteriormente en Primera Reyes 11, del 31 al 39. que 10 tribus serían entregadas a Jeroboam. En otras palabras, la división del reino no fue un accidente o un resultado de un mero error humano, sino fue que el dictado del Dios soberano. Lo que Dios había prometido a Salomón ahora se cumple en el tiempo de Jeroboam. El pecado de Salomón tiene consecuencias. El pecado de Jeroboam tiene consecuencias. Y lo que Dios le ha dicho que son las consecuencias, aquí las miramos. Y aquí llevamos un versículo que tenemos que considerar. Gálatas 6.7. No se dejen engañar. De Dios nadie se que burla. Pues todo lo que el hombre siembra, esto también va a cegar. Y aquí miramos a Jeroboam y miramos a Salomón cegando lo que habían sembrado. Desobediencia. Pero todo viene de la mano de quién? De Dios. Así que aprendemos que como Rehoboam eligió libremente la arrogancia en lugar de la sabiduría, ahora hay consecuencias. La mano soberana de Dios movió los acontecimientos para que su palabra se cumpliera. Esto nos enseña que los propósitos de Dios nunca se frustran, ni siquiera por el orgullo de la revolución humana. Entonces usted me preguntará, pero pastor, ¿Cómo es que la desobediencia de este hombre trabaje para bien? Ese es el gran misterio, ¿verdad que sí? La palabra del Señor. Y se lo puedo explicar de esta manera. Dios había dicho que iba a rascar, iba a dividir el reino. Se lo había prometido a quién? A Salomón, que en tiempo de su hijo lo iba a ocurrir, en Raubón's tiempo. Dios le da la palabra a Raubón, mira que si tú sirves a este pueblo, te servirán para siempre, le da toda la oportunidad de obedecer, pero lo que Dios no hace es que no hace que Ramón ponga o asente entendimiento, él quita las manos y dice ahora escoge lo que tú vas a escoger, sabemos que el hombre dejado a su propio libre albedrío, si vamos a usar esa palabra, siempre va a escoger lo que, lo malo, porque por naturaleza es un pecador y que escoger, desobedecer, que era exactamente el propósito de Dios y cumple la palabra algo increíble, mira, la soberanía del hombre y las decisiones del hombre, la soberanía de Dios, perdón, y las decisiones de quién, del hombre. Así que el malo, lo malo que sale de esto es la culpa de quién, Jeroboam y Salomón. Pero lo bueno que sale de esto, el cumplir de la palabra de Dios, viene solamente por la soberanía de quién, de Dios. Que Dios siempre sea glorificado. Así que, amados, este pasaje nos recuerda que la soberanía de Dios gana siempre. Miremos lo que dice el Proverbio 21.1. Como canales de agua es el corazón del Rey en la mano del Señor. Él lo dirige donde le place. Amén. Tenemos un Presidente ahora, no ha sido un hombre de Dios. Como canales de agua es el corazón del Rey en la mano del Señor. Él lo dirige donde le place. Tenemos un Presidente que va a tomar cargo aquí en cuantos días, no sé, 14 días. Como canales de agua, es el corazón del rey, en la mano del Señor, Él lo dirige donde Él quiera. Amén. No importa quién esté en la Casa Blanca o quién esté en el trono de los gobiernos humanos, Dios es soberano. Qué bueno saber para nosotros. Así que sí, la división del reino fue trágica y triste y condujo a toda clase de maldad y pérdida de vida. Sí, las acciones de Raubón fueron pecaminosas, pero a Dios nunca le sorprende el orgullo humano. Está en su propio plan. En cambio, usa incluso la arrogancia de los reyes para cumplir su voluntad. Como todos los gobernantes antes de él, Raubón es un, en última instancia, Igual que todos los otros reyes antes de él y que le sigan a él, él es un siervo de la soberanía de Dios. Lo sepa o no, lo quiera hacer o no. Qué bueno saber. Así que, amados, que este pasaje nos recuerde que la soberanía de Dios gana incluso en medio de los fracasos humanos. Este pensamiento le da diente a la palabra de Dios en Romanos 8, 28. Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien. Esto es para los que son llamados conforme a su propósito. Todo. Incluso la división de un reino. Que antes era tan lujoso, tan enorme, tan hermoso. El oro fluía, ¿se recuerdan? Ni querían la plata porque el oro fluía por donde quiera. Sabiduría, las naciones venían, todos se renegociaban, todo el mundo bajo su propio algo. Paz por donde quieras. Qué lindo era ese reino. Y ahora lo miramos aquí destruido. o pareces el destruido, y si no, ¡ay, qué tristeza! Pero todo viene de la mano de Dios para la gloria de Dios. Amén. Incluso cuando no lo entendamos. Miremos los versículos 16 al 20, porque es tan importante considerar el segundo punto que es el pecado del hombre y el pacto inquebrantable de Dios. Miremos estos versículos. El pecado de Robón no fue un error de una sola vez. Fue un patrón de vida. Sus malas decisiones repitidas exponen a un hombre con mucho poder terrenal, pero sin una relación celestial. ¿Cómo sabemos eso? La Biblia marca tres maneras en que él fracasó. Primera, ya lo hemos leído, Robón rechazó el consejo sabio de los hombres que amaban al Señor y aceptó el consejo arrogante de sus amigos. todavía consumido por el orgullo de Rabón, envía a Dorán para cumplir sus políticas y imponer trabajo forzados a las tribus del norte. Ellos le dieron, no queremos nada que ver contigo, a la tribu de David que se entienda a sí mismo, nosotros nos vamos, vamos a ser nuestro propio rey. Y él manda a Dorán para forzarlos que cumplan, que hagan su voluntad. Yo todavía soy su rey. ¿Qué le ocurrió, dice la palabra de Dios? Mataron a quién? A Dorán. Tercero, Cuando él huye y llega a Judá, Rabón se preparó para atacar a Israel y obligarlo a someterse. Dice la palabra, preparó a hombres de guerra, 180 mil hombres listos para atacar antes que Rabón consolidara su poder. Dice, lo atacamos ahora, lo matamos a él, Israel tiene que regresar a mí. Pero él sabía la profecía que Dios había dado a su padre. Y aquí lo miramos otra vez peleando como su padre peleó, como Saúl peleó contra la mano de Dios. Así que el versículo, los versículos aquí nos enseña un rey no escuchando a Dios, pero también nos enseña un pueblo que rechaza a Dios. El versículo 15 nos recuerda que incluso la necedad de Rehoboam estaba bajo la soberanía de Dios, pero aún expone las consecuencias del orgullo humano. ¿Cuál es una de esas consecuencias? El pueblo abandona a Dios. El rechazo repetido del pueblo al pacto davídico en los versículos 16 al 20 resalta la triste realidad de la división de Israel. Esta división no es sólo un fracaso político, sino una tragedia espiritual, ya que marca el rechazo del pueblo al plan prometido por Dios a través del lineaje de David. ¿De qué estamos hablando? Mira el versículo 16. el versículo 16, las tribus del norte rechazan su conexión con la casa de David preguntando, ¿qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos herencia con el hijo de Isaí, versículo 16. ¿Pueden ver lo que están diciendo? Nosotros no tenemos nada que ver con la casa y el lineaje de quién? De David. ¿Pero quién viene de David? El Mesías. Te están diciendo, nosotros no tenemos parte con quién? Con Cristo. En rechazar el rey de David, o el descendiente de David, están rechazando el pacto que Dios hizo con David. Y en rechazar el pacto que Dios hace con David, rechazan ¿quién? Al mejor hijo de David, a Jesucristo. ¿Pueden ver las consecuencias? Es más, miren el versículo 16 otra vez, al final, y luego declaran su desafío con, a sus tiendas dirá él, mira ahora por su propia casa David. Ustedes son de David. Ustedes quédense con David. Nosotros no queremos nada que ver con el pacto davídico con el Mesías. Aún el autor destaca la importancia de la rebelión en versículo 19 cuando dice lo siguiente Israel ha estado en rebeldía contra la casa de David hasta hoy. ¿Y cómo encontramos a Israel hoy? En desobediencia al pacto davídico. ¿Por qué? Porque nunca aceptaron a quién, al Rey, al Mesías, a Jesucristo. ¿Qué estamos aprendiendo en Romanos 11? Cuando dice Dios, todo el tiempo has tenido en una mano a un pueblo qué, desobediente, terco, que rechaza la gracia provista por Cristo para establecer una justicia propia en las obras humanas. que dice Pablo, en Romanos 11, habrá un remanente fiel, pero la nación ha dado la espalda y Dios le ha dado la espalda a ellos, como nación, amén. Están en rebeldía, ¿a qué? Contra David, hasta este que día. Increíble, ¿ve? Lo que estamos leyendo en Romanos 11, míralos aquí, los principios de esa rebeldía contra Dios, es algo Y mire versículo 19, perdón, el 20, se nos dice que sólo la tribu de Judá siguió a la casa de quien? De David. Todos los demás abandonaron el pacto davídico, menos Judá y Benjamín. Algo triste considerar. Este era el pueblo de Dios, el reino de Dios. La mayoría, el noventa y pico por ciento, le da la espalda a Dios. Y sólo queda un qué? Remanente. lo que estamos aprendiendo romanos es algo increíble considera entonces tenemos que ser qué tal del glorioso pacto davídico segundo samuel 17 donde dios dice tu casa y tu reino permanecerá para siempre delante de mí tu trono será establecido para siempre bueno el reino aquí se encuentra dividido parece fracasado nuestros corazones deberían Romperse al ver este reino que una vez fue tan glorioso en este estado, pero el reino no está arruinado. Nuestro texto nos enseña que Dios le dio a David una luz, una tribu, un remanente, como dice Romanos 11. Amados, nada ni la rebelión humana puede derribar el pacto davídico de Dios o impedir la segunda venida del David Mayor Jesucristo. el reino de David será establecido y el remanente que el remanente del pueblo de Israel el pueblo que rechazó aquí al pacto un día buscará el rey de ellos es lo que promete Pablo en Romanos 11 cuando dice todo Israel hablando todo el remanente elegido vendrá Dios amén miremos lo que promete Oseas Oseas dice después los israelitas volverán y buscarán al Señor su Dios y a David Su rey, a quien estamos hablando aquí, ¿de quién? De Jesucristo. Y acudirán temblorosos al Señor y a su bondad en los últimos que día. El remanente Israel va a venir. Y aquí miramos a Israel como nación rechazar el pacto, pero vendrá el verdadero Israel un día a aceptar a Cristo. Gloriese a Dios. Ezequiel no dice la misma cosa. Entonces pondré sobre ellos un solo pastor que los apacentará. ¿Mi siervo quién? Cristo. Él los apacentará y será su pastor. Entonces yo, el Señor, seré su Dios. Y mi siervo David será príncipe, rey, en medio de ellos. Yo, el Señor, he hablado. Gloriese a Dios. Así que lo que estamos aprendiendo romanos aquí lo miramos, el rechazo, el remanente fiel que un día vendrá y alabará al Señor. La buena noticia entonces es que el orgullo de Roboam no pudo detener las promesas de Dios. Pero las malas noticias es que sus acciones, las acciones de Roboam pudieron manchar el honor del pacto. Lo disminuyó en estima. Él no puede destruir el plan de Dios, pero sí puede dañar su testimonio. Y aquí, amados, esta verdad se aplica también a usted y a mí. No podemos impedir que el reino de Dios venga con poder y gloria, pero nuestra infidelidad y nuestro pecado pueden manchar su belleza en los ojos de las personas en el presente. Amados, eso nunca debe ocurrir, que esta tragedia sea siempre evitada por nosotros. Al depender de Dios el Espíritu Santo debemos vivir fielmente confiando en las promesas inquebrantables de Dios y buscando reflejar su gloria en todo lo que hacemos. Como dice Felipenses 1 a 27, solamente comportes en una manera digna del Evangelio de Cristo, de modo que ya sea que vaya a verlos o que permanezca ausente, pueda oír que ustedes están firmes en el mismo Espíritu, luchando unánimes por la fe del Evangelio. Que ese sea nuestro testimonio también. Terminamos entonces con el versículo 21 al 24, donde aprendemos que cuando aprendemos que someternos a la sabiduría de Dios, a la soberanía de Dios, es lo que debemos hacer. Someternos a la soberanía de Dios, incluso en tiempos difíciles, es el llamado cristiano. Se nos dice que en Jerusalén, Raubón se preparó para usar la fuerza militar para recuperar las tribus del norte. Ningún rey quiere perder el 90% de su reino. 90, más del 90% de sus impuestos. Más del 90% de su economía. Más del 90% de sus personas. Más del 90% de su territorio. Ningún rey quiere perder tanto. Hay tiempos que el Señor quita, y quita, y quita. Y nosotros decimos, pero ya basta, me quitaste lo suficiente. Recordemos a Job. Dios le quita, y le quita, y le quita, y le quita, y él queda en nuestros ojos sin nada, pero realmente con todo, porque todavía tiene a Dios. Y aquí miramos que el Señor le quitó a Rehoboam más del 90% de su territorio, de su fuerza militar, de su economía, de las tribus, de las personas, y él dice, no puedo hacerlo. Inmediatamente él llama a 180,000 hombres fuertes y valientes que se presenten, vamos a marchar contra Israel el Norte, vamos a destruir y matar a Jeroboam y vamos, entonces ellos van a tener que regresar y someterse bajo mi autoridad. No queremos perder este poder militar, económico, físico que tenemos. Y antes que él salga fuerte los atacamos hoy, aquí terminamos esta rebelión. Podemos entenderlo, ¿verdad que sí? Es un gran plan humano, parece lógico, parece correcto. ¿Podemos entender de dónde viene este pensamiento? Nadie quiere perder tanto. Él va a arreglar la situación. Pero antes de que pudiera marchar contra el Reino del Norte, la palabra de Dios interviene a través del profeta Semaías. ¿Qué dice Semaías en el 24? Así dice el Señor, no subirán ni pelearán contra, y aquí el Señor les recuerda, sus hermanos. Esta sería una guerra civil. No pelearán contra sus hermanos los israelitas. Vuelva cada uno a su casa, porque de mí ha venido esto. ¡Qué grande es Dios! Por la segunda vez le da la sabiduría espiritual a este rey. La primera vez no la escuchó. Le dio la espalda a los hombres sabios y fue con los hombres jóvenes, inexpertos e incrédulos. Otra vez el Señor ahora por el profeta le trae la palabra. ¿Escuchará esta vez? En un giro sorprendiente, Rehoboam y sus tropas escuchan la palabra de Dios y abandonan sus planes. Como dice el versículo 24, Y ellos escucharon la palabra del Señor, y se volvieron para irse conforme a la palabra del Señor. Esta fue la primera decisión verdaderamente sabia de Rehoboam en todo el capítulo. La primera vez no escuchó la sabiduría de los hombres. Esta segunda vez escuchó la sabiduría que el profeta le da. Él dice, ¿sabe qué? Hasta aquí llegué. Esto fue la promesa que Dios le hizo a mi padre. Y ahora me estoy convirtiendo como mi padre, voy a pelear. Dice, ¿sabes qué? Prefiero ser un rey bajo la autoridad y obediencia de Dios, de un reino chico, que tener un reino grande sin la presencia y sin la sabiduría de quién? De Dios. y voluntariamente él pierde el noventa y pico por ciento de su poder, economía, territorio, personas, poder. Si Dios quiere que no tenga yo nada, gloria a Dios. Si quiere que tenga poco, gloria a Dios. Increíble, ¿verdad? Porque hasta este punto ha sido un hombre, ¿qué? Insensato. Pero aquí él escucha la palabra de quién? De Dios, dice la palabra de Dios. Aquí vemos entonces la gracia de Dios en enviar a ese Maías. Dios interviene con su palabra para detener el pensamiento equivocado de Rehoboam. Y sin embargo también hay una respuesta maravillosa de Rehoboam y Judá. Rehoboam se somete al mandato de Dios. ¿Y por qué lo hace aquí? No lo hizo cuando primero vino la sabiduría de los hombres. Porque primero la cosa era del Señor. Lo dejó actuar como Él quisiera. Porque tenía que rascar el reino de David. Pero aquí el Señor lo detuvo, y lo mantuvo, y le dio un corazón para escuchar, y Él hace lo bueno. Y esa es la diferencia entre pecado y no pecado en nosotros. Amén. Dísele, oh Señor, esta está mi vida. Si Tú no me cuidas y no me das, yo voy a hacer un terrible escándalo de esta vida. Oh Señor, ayúdame. Amén. Dependo completamente de Ti. Así que, Podemos aprender algo de esto y escuche lo que vamos a decir para terminar. Hay momentos en nuestras vidas en los que nosotros también debemos meternos a las duras providencias de Dios. Cuando las noticias son difíciles de tragar. Cuando el Señor te quita todo lo que tú querías o todo lo que tú tenías, la seguridad, la inocencia, el poder. Cuando el Señor te dice, tu salud se fue, cuando el hijo que amabas no camina con el Señor. Hay indiferentes, hay duras providencias en tu vida, donde tú vas a tener que decir, si esto es lo que tú quieres, no lo entiendo, no lo puedo entender, pero amén. Si tengo que perderlo todo, gloria a Dios. Joab, yo he perdido todo. Si me quieres quitar el 90% de las cosas, gloria a Dios. Lo que tú digas, eso haré, porque tú eres Rey, no yo. Son las duras providencias, ¿verdad? Qué lindo es caminar con el Señor cuando estamos en las montes, cuando la presencia de Dios está abundante, y como Pedro, aquí vamos a construir tiendas y aquí no vamos a quedar para siempre. ¡Qué lindo es este momento! Pero es el Señor, el Señor incluso en los valles de la sombra de las muertes, cuando los lobos y la oscuridad están alrededor de nosotros. Esas son las duras providencias de ser Dios. Y amados, a veces nos encontramos en circunstancias que no podemos reparar. tal vez como resultado de nuestro pecado, terquedad o malas decisiones, tal vez por seguir a Dios, como Pablo cuando llega a la prisión, por hacer la voluntad de Dios, sea por bueno o sea por nuestro pecado, nosotros tenemos que someternos. Incluso en esos momentos difíciles, la sabiduría nos llama a prestar atención a la palabra de Dios, aceptar su soberanía y vivir en su gracia, incluso cuando perdamos. Esto enseña si usted es un seguidor de Cristo nominal o si usted es un esclavo de Cristo. Porque el esclavo de Cristo dice lo que él diga, pues, él es el maestro, lo que él diga. Yo estoy aquí para el bien de él, para lo que él diga. Proverbios 3 nos dice acerca de la disciplina. Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor, ni aborescas su reprensión, porque el Señor ama a quien reprende, como un padre al hijo. en quien se deleita. Si el Señor trae la mano de disciplina, ¿qué debemos hacer? ¿Aceptarla? La merecemos. Es el amor de Dios. Proverbio 12.1 del mismo tema. El que ama la instrucción ama el conocimiento, pero el que odia la represión es torpe. En inglés dice aquí, pero el que odia la represión es estúpido. Stupid es la palabra que usa en la ESV. En otras, foolish. insensato, pero el pensamiento es igual. Hay una estupidez, una torpeza espiritual. El que no recibe la instrucción, el que quiere pelear contra Dios. El que le dice a Dios, tú me tienes que explicar a mí porque estas cosas, porque no creo que esto es justo. Cuidado. Cuidado. Dios hace lo que Él quiere hacer. Él es soberano. ¿Te quiere quitar el 90% del reino? Glória ese a Dios. ¿Te lo quita todo? Glória. sea a Dios. Amén. Eso es lo que nos está enseñando la Palabra de Dios. Escuchen lo que quiero con este término. La sumisión no es una señal de debilidad. La sumisión es una marca de verdadera sabiduría. Confiar en la Palabra de Dios y rendirse a su plan, incluso en medio de circunstancias difíciles, es vivir como ciudadanos de su reino, confiando en su gracia para cada paso hacia adelante. Así que, ¿dónde está usted en vida? Cuidado en pensar mucho en usted. Cuando alguien me dice, no entiendo por qué, señor, si yo hubiera sido Dios, yo no hubiera permitido tal y tal cosa. Lo que estás diciendo es que si Dios no actúa como tú quieres que Él actúe, Él no puede ser Dios. Porque tú conoces mejor. Tú eres tan sabio que Dios debe hacer las cosas como tú piensas que debe hacerlas. Cuidado. se ha sido la tría de la más grande marca. Dios es Dios, Él hace lo que Él hace, nosotros digamos amén. Déjame compartir algo bien rápido que no compartí con el primer grupo, pero que se presentó al final en una plática que tuvimos, y es lo siguiente. Hay porciones en las Biblias como esta, como la porción de José en el Antiguo Testamento, como la vida de Cristo, en el Nuevo Testamento, que nos enseña una vida sufrida con dolores increíbles y a veces no por culpa de la persona, nada más porque aman a Dios, a veces por culpa de las personas. En la vida de José, era envidia de sus hermanos. Era una mujer mentirosa que lo acusa de abuso cuando él no había hecho nada. Y este hombre sufre por décadas, décadas sin haber hecho algo para sufrir. Esas porciones en la Biblia están ahí no solamente para enseñarnos verdades espirituales, pero para que usted pueda entender. Si este hombre José mantuvo su fidelidad, su vista que Dios puede hacer lo que Él quiera con mi vida porque Él es Dios. Incluso cuando Él no sabía lo que iba a ocurrir. Él no sabía, cuando estaba en la cárcel por más de una década, cómo esto iba a funcionar para bien. Nosotros podemos leer y mirar, y miramos hacia atrás, y como dice el que mira hacia atrás, tiene una vista de 20-20, puede verlo todo claro. Pero cuando él lo estaba viviendo, él no sabía cómo esto iba a funcionar para qué. Para bien. Los llantos eran verdaderos, las lágrimas corrían sus mejillas, las rodillas llena de callos, hunkándose, pidiendo al Señor, pero ayúdame aquí, pero ¿por qué estoy en esta cárcel? Ayudó a hombres de Faraón, le dijo, por favor, me recuerda, se salieron los hombres y se le olvidó todo de él. Quedó en la cárcel. Él intentó todo lo posible salir y no podía salir hasta que Dios se terminó. Y cuando él lo estaba viviendo, lo estaba viviendo en carne y en vida propia, él no sabía cómo esto funcionaba para bien. Nosotros podemos ver ahora cómo. Gloria a Dios, porque podemos leer la historia. Y esa historia está ahí para instruirnos a nosotros de la misma manera. Usted no va a saber a veces por qué está sufriendo, por qué está... A veces usted dice, es por mi pecado, sé cuál es mi pecado, el Señor me está disciplinando, aceptémoslo si seguimos hacia adelante. Pero a veces el Señor te quita todo y tú dices, ¿pero qué hice? No estoy presente, sé que soy pecador, pero no tengo presencia de ningún pecado terrible que he cometido, no me he arrepentido, ¿qué hice? Y en ese momento es difícil nosotros decir, a mí lo que el Señor quiera hacer, lo haga. Yo tengo confianza que todo funciona para bien. Usted dice, esto nos gusta, no es bueno, y ahí está la historia. Porque el Señor no te va a decir a usted, no le va a decir a usted, mira, por esto estoy haciendo esto y tal y tal, y es como va a funcionar todo para bien. Es posible que nunca recibamos que la manera o la instrucción por qué estas cosas están ocurriendo como están ocurriendo en nuestras vidas. Pero tenemos la vida de José para recordarnos que sí funciona para bien. Es más, sabemos que Él no guardó, que Él guardó esta lesión en su corazón cuando tuvo oportunidad de vengarse de sus hermanos múltiples veces. No lo hizo y cuando a ellos se reveló a ellos, ellos temieron de su vida. Ustedes pensaron que ustedes me trajeron aquí. Ustedes no me trajeron aquí. ¿Fue quién? Dios. Bueno, podemos argumentar no fueron ellos también. Lo malo que sale, sí, sí, el Señor se encargará de ellos. Pero por última instancia fue Dios para preservar vida. Y es más, hay otras razones que José tampoco pudo ver en su tiempo que nosotros podemos ver. Él dice para preservar la vida de Israel, pero específicamente la vida de quién? De Judá, su hermano. De la tribu de Judá, ¿dónde saldría quién? David, ¿dónde saldría quién? El Mesías. Si él hubiera matado a sus hermanos, hubiera matado a Judá, él se hubiera condenado a sí mismo y toda la humanidad al infierno. Dios tenía propósitos aún más grandes de lo que Él sabía. Amén. Él sabía lo suficiente para decir, al final dice, el Señor hizo esto para salvar vida, pero nosotros, pero para salvar la humanidad también lo hizo. Un propósito que Él ni sabía. Nosotros podemos leer y mirar el propósito, la vida de Él, porque el Señor lo declara. Y lo declara para que usted sepa, cuando Él no se lo declara a usted, que usted puede decir que, amén, si lo hizo con José, lo va a hacer con qué, conmigo. Pueden entender lo que estamos diciendo es tan importante que lo entendamos. Igual con Jesús y la sufrimiento de Cristo. Nosotros podemos, podemos hablar del bien que vino de su sufrimiento, pero cuando Él está por ese sufrimiento, los discípulos, cuando Él murió, los discípulos abandonaron todo y dijeron, nosotros pensábamos que Él era el Mesías, ¿qué vamos a hacer? Habían apelado toda esperanza. Después pudieron ver el propósito en todo. Job es otro ejemplo. Él llega al punto de desesperación. Él dice, si yo pudiera traer a Dios a la corte y demandarlo, lo haría. Imagínense. Si pudiera demandar a Dios en la corte, lo haría, pero ¿dónde voy a conseguir un abogado que le pueda ganar a Dios? No lo puedo hacer. Pero si tuviera la oportunidad, lo haría. Yo demandaría a Dios, porque esto no es que justo. Amén. Y al final, en los finales del libro, viene Dios y dice, oye, tú querías hablar conmigo. Tú tenías preguntas. Tú estabas demandando respuesta de mí. Oh, no, no, no, que soy un pecado. No, no, no, ciñete como un hombre. ¡Hablaste! ahora vas a tener que hablar conmigo, tú estabas ahí cuando yo guindé el mundo no nada, no, tú tienes todos los relámpagos y no, tú llamas los planetas por nombres, no, tú puedes controlar los animales, no, tú puedes hacer algo con la naturaleza, no, tú puedes hacer algo con los relámpagos y cuanta niebla va a caer, no, entonces cállate la boca porque yo soy Dios, esa es la respuesta de Dios ¿Cómo te atreves a abrir tu boca? Y él dice, antes yo me arrepiento hasta la ceniza, soy un alombris delante de ti. Entonces tenemos amplios ejemplos donde el Señor o no contesta como a Job, no le dice por qué, le dice yo soy soberano, yo puedo hacer contigo lo que yo quiera y tú tienes que aceptarlo, nosotros tenemos que decir que, amén. O como José, el Señor nos enseña cual bien salió de todo eso, pero recordemos que José no sabía cual bien estaba ocurriendo cuando lo estaba viviendo. Él solo estaba que sufriendo, pero poniendo su fe en quien? En Cristo. Amados, ustedes se pueden someter a Dios, incluso en las duras providencias de Dios, a la que podamos decir amén. Oremos padre, te damos gracias por tu palabra, bendita y perfecta. Aplica estas verdades a nuestros corazones, y enséñanos cómo vivir delante de tu luz, incluso en las duras providencias de Dios. En el nombre de Jesús.