Bienvenidos a esta edición del Martes de Por Cristo y Su Palabra con el pastor y maestro Enrique Zaria, pastor de Iglesia del Valle Central en Ceres, California. Esta predicación es para usted y es para mí, es para todos nosotros. Porque hay muchas razones por qué preocuparse en esta vida. Pero el Señor dice aquí qué hacer. Y es un asunto de fe y de obediencia a Él. Y dice así, verso 25, Por tanto os digo, no os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo que habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo que no siembran, ni ciegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo, o en esta porción? ¿Se puede decir quién de ustedes, por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida? ¿Y por el vestido, por qué os afanáis? ¿Considerar los lirios del campo? ¿Cómo crecen? No trabajan, ni hilan, pero os digo que ni a un salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del calpo que hoy es y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo que comeremos, o que beberemos, o que vestiremos. Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas, mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán, basta cada día su propio mal. Señor Oramos, pidiéndote ayuda para creer este texto que estamos leyendo. Esta es una de esas porciones donde somos ordenados a hacer algo y suplicamos ayuda para obedecer, para responder con obediencia. Tú dices, ¿quién es el que me ama? El que obedece mis mandamientos. Te lo pedimos, Señor, en el nombre de Jesucristo y te damos gracias. Amén. Amén. Señor, aquí cubre las necesidades básicas de una persona. Donde tiene que ver con la comida, con el vestido y con el futuro. Esas tres cosas son las que él cubre allí. Pero cuando empieza en el verso veinticinco dice, por tanto, os digo. Por tanto, os digo, cuando está diciendo así, esta frase está conectada con lo que dijo anteriormente, con el verso anterior. Y en el verso anterior, verso 24, dice ninguno puede servir a dos señores porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Así que el creyente, como es hijo de Dios y a Dios le sirve, entonces no puede estar con ansiedad y preocupación, porque estos son marca de los que tienen sus riquezas aquí en la tierra y no en el cielo. ¿Se puede preocupar un creyente? Sí. ¿Puede vivir preocupado un creyente? Lo que la escritura dice es no. El Señor ordena que no. Ahí hay mucho pecado en una persona que se preocupa, en una persona que experimenta ansiedad continuamente. Hay mucho pecado. La razón principal de este pecado, y aquí con ese por tanto lo conectamos bien fácil, el verso 24, con el verso 24, no puede servir a Dios y a las riquezas. Es que esa persona no le está sirviendo a Dios. Esa persona por alguna razón se está sirviendo a sí mismo o a sí misma y por eso está sufriendo lo que está sufriendo. Y lo vamos a ir mirando poco a poco. Por tanto, os digo, no os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Señor, da la orden aquí a sus discípulos. No os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer o que habéis de beber, ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. Es imperativo lo que el Señor está diciendo aquí. No es una sugerencia, No es una opinión, es una orden que le da a sus discípulos. Si usted está sentado aquí y dice, pues, ¿cómo voy a obedecer algo así? A usted le toca creer si usted se considera que es un hijo o una hija de Dios. Si usted no lo puede hacer, si usted está tomando la decisión desde ya que no lo va a hacer, entonces usted necesita arrepentirse de sus pecados y venir a Cristo. Porque lo que yo estoy predicando se lo estoy predicando a los hijos de Dios. Sólo los hijos de Dios pueden recibir una orden del Señor. Estar con ansiedad y preocupación es pecado, porque la ansiedad es un síntoma, simplemente es un síntoma, que muestra que esa persona está caminando directamente en dirección opuesta a como Dios le dice que camine. ¿Por qué digo esto? La ansiedad es exactamente lo opuesto de lo que es la confianza. La ansiedad es el síntoma exactamente opuesto de lo que produce la confianza. La confianza produce paz. La desconfianza produce ansiedad. El que se preocupa desconfía de Dios. Su confianza la tiene en lo que posee o en él mismo o en ella misma. Pero no en Dios. Y por eso se preocupa y por eso su vida es limitada como se limita por tantos síntomas que esto puede producir. ¿Hay salida? Sí. Si usted está en Cristo, hay salida. Si usted no está en Cristo, no se preocupe. Clame a Dios por su salvación. No procure hacer esto. Porque si usted lee lo que el mundo dice, dice, oh, pues considera la yoga y ponte a hacer... y hacer meditación y toda esa onda y pon tu mente en blanco. o hace ciertos ejercicios, o mira nomás, comete estas comidas y reposa así y entonces ya se va ahí la ansiedad de ti. O ve al médico que te dé una medicina para que te droguen. El mundo no tiene la respuesta a esto. El mundo no puede proveer la respuesta a esto. El mundo no sabe. Creen que saben. Yo estaba leyendo y leyendo de todo lo que hay y lo ponen con colores bien bonitos y dibujos bien suaves y fotos bien bonitas allá. No es así nada más. Estamos hablando de un problema espiritual. El problema es espiritual. Es un problema de pecado. Es una ofensa al Señor. Es una ofensa al Señor. Es ir directamente en contra de lo que Dios dice y así tiene que verse. O sea, ¿qué nos dice el mundo de la ansiedad y el afán? es común, a la gente le da, nunca lo van a llamar como un pecado, o sí. ¿Alguno ha escuchado un psicólogo usar la palabra pecado alguna vez? No existe para ellos ese término, es más, le enseñan a la persona que deseche eso, para que no se sienta culpable. Pero si miramos las escrituras y miramos este asunto como lo que es, y lo llamamos como lo que es, es algo inmundo, es algo sucio, es pecado, ofende al Señor, entonces tenemos un punto de partida para confrontar esta situación. Mientras no lo miremos así, no hay manera de tratar con esto. ¿Por qué? Porque así lo ve Dios. Si yo lo puedo ver como Dios lo ve, yo lo puedo atacar como Dios lo haría, confiando en Él. Pero mientras no sea así, no va a suceder. Salmo 1, aquí me estoy adelantando a mis notas. Dice, bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores, se ha sentado. Los que están en el mundo son malos, son pecadores y son escarnecedores. ¿En qué categoría están? En todas las categorías. Profesionales o no profesionales, no importa dónde estén, en toda categoría. Eso es lo que describe ese texto, que es una introducción a todos los salmos, y de eso se tratan todos los salmos. Entonces, no podemos escuchar lo que el mundo dice en cuanto a esto. No. Bueno, usted puede si quiere. Y para el mundo no hay esperanza, así que suena como una buena ayuda para ello, ¿por qué no? Pero el que está en Cristo tiene una sola opción y es obedecer al Señor. Por eso insisto, usted necesita leer la palabra. Si para ustedes venir nomás y escuchar algo y usted se va, es una opinión que le dieron y se va igual, queda igual, queda peor. Queda peor inclusive porque tiene una responsabilidad ante Dios. ¿Qué hacer con estas Escrituras? El Señor dice no os afanéis por vuestra vida. Esto cubre toda necesidad de una persona. La necesidad física, mental, emocional y espiritual. Toda área del ser humano está cubierta en esta frase. No os afanéis por vuestra vida. Jesús se refiere a todo, sin excepción. Así que no hay nada, ni interiormente ni exteriormente, en el ser, en la persona, que deba llevar al creyente al afán y a la ansiedad. Nada. La palabra es total. Nada. No hay razón lógica para preocuparse. Es algo necio, es ofensivo para Dios. Andar preocupado, tener ansiedad es algo necio y es ofensivo para Dios. La preocupación es el pecado de desconfiar en las promesas y en la provisión del Señor. La palabra preocuparse se deriva de un término alemán. Ese término alemán, esa palabra animal, no animal, alemán, alemana, significa estrangular, estar estrangulando. Y la ansiedad, eso es lo que significa. Es como un estrangulamiento, como estar apretado, como estar sin aire, como estar sin espacio, como estar sin escapatoria. Es lo que indica ese término. Muchas consecuencias mentales, emocionales, físicas y espirituales. Es más, hay gente que vive tanto así que necesita medicina porque ya su cuerpo está tan dañado que no pueden salir de ahí sin medicinas. Es tan extremo esto. Desconfiar en Dios produce esto. No tener fe, esto es lo que produce. Una vida de muerte, en realidad, porque no hay vida allí. No hay libertad. ¿Qué libertad puede haber allí? La ansiedad es un temor sin fundamento. Es como ahogarse en un vaso de agua. Mire, qué interesante esto, para poner una ilustración de esto de la ansiedad, cómo es. Las cosas se ven más grandes de lo que son. La neblina, todos estamos aquí acostumbrados a la neblina. Neblina que cubre siete bloques de una ciudad, 100 pies de densidad. Esa neblina que cubre estos siete bloques está densa. Está compuesta de un poco menos de un vaso de agua. Eso es todo. Son gotitas de agua. que están aquí en el valle, el clima abajo es más frío que arriba. Si usted va a Sonora, ve días bien preciosos allá, y aquí es todo cubierto de neblina. La diferencia de temperaturas hace que esas gotas se queden acá abajo. Pero siete bloques de una ciudad se cubren con algo un poquito menos que un vaso de agua. Ese vaso de agua está dividido en 60 mil millones de gotitas, más o menos. Imagínense unos cuantos galones lo que pueden hacer con toda una ciudad. Pero es una cantidad muy pequeña. Y si usted está en la neblina, no es que no se ve, es que necesita ir más despacio, es que necesita prestar más atención, es que necesita no descuidarse sino poner su mirada en un solo lugar para poder saber para dónde va. Es una buena ilustración de cómo tratar con la ansiedad en la vida. El apóstol Pablo enseña que la ansiedad y el afán son opuestos a tener contentamiento. Una persona que tiene ansiedad, esa persona se queja normalmente, esa persona es negativa en su manera de hablar, es una persona que normalmente va a exigir mucho para sí misma, una persona que está llena de ansiedad porque su confianza no está en Dios. Vamos a Filipenses 4.13. Filipenses 4.13, uno de mis textos favoritos en la Biblia. Bueno, siempre que leo un texto en la Biblia digo que es favorito para mí, toda la Biblia es favorita, porque en todas partes Dios está hablando. Muchos lo conocen, es famoso en partidos de fútbol, de béisbol, torneos. gente que no conoce su Biblia, gente que no entiende de qué está hablando este texto y proclaman algo que no es lo que este texto está diciendo. Dicen, todo lo puedo en Cristo que me fortalece, voy a ganar este partido. No está hablando de eso. Pablo dice, todo lo puedo en Cristo que me fortalece, en el verso 13, Y está mostrando que el punto de partida para tener contentamiento se encuentra en quien? En Cristo. Todo lo puedo en Cristo. Él está partiendo de Cristo. El contentamiento del creyente es el Señor mismo. En Cristo encuentra su contentamiento. Por eso dice todo lo puedo en Cristo que me fortalece. En Él mantiene su mirada y Él es su contentamiento. Pablo dice que en el verso 12, vamos a ir progresando al revés, vamos a mirar esto un poquito al revés. Verso 12 dice que aprendió a tener contentamiento. Verso 12 dice, sé vivir humildemente y sé tener abundancia en todo y por todo estoy enseñado así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Lo que dice él es que se ha enseñado en el arte, si lo podemos llamar así, de tener contentamiento, o en la actitud de tener contentamiento, estar contento con lo que Dios le permite tener. ¿Y qué es lo que Dios le permite tener de acuerdo a ese verso? Dice, se vivir humildemente, se tener abundancia. No hay problema si Dios me da con abundancia, no hay problema. En todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así como para tener una buena comida o no tener nada, si esa es la voluntad del Señor, está bien. Así para tener abundancia como para padecer necesidad, no importa. El corazón es el mismo porque el Señor es el mismo. Cuando el Señor no es el contentamiento, no es la razón de ser de esa persona, sino lo que tiene, entonces depende de lo que tiene o de lo que no tiene, así cambia. Y las personas que están en ansiedad es porque no tienen lo que quieren. Y porque Cristo no es el enfoque de su corazón, son ellos mismos. Ellos son el centro. Miremos el verso 11. Dice, no lo digo porque tengas casés, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. El contentamiento es algo que se aprende igualmente. La ansiedad y el afán son cosas que se aprenden. Usted no se sintió de repente, se despertó una mañana y estaba lleno de ansiedad. Usted aprendió a desarrollar ansiedad en su alma. Usted aprendió a someter a su mente y a su corazón a la preocupación y a la ansiedad porque usted aprendió a desconfiar en Dios. Entonces se encuentra en la situación que se encuentra. Si es que eso es algo que usted tiene que considerar en su vida. Yo creo que todos necesitamos, todos somos expuestos a eso. Pero esas cosas se aprenden. La persona está donde está porque aprendió a llegar allí de alguna manera. Un pecado tras otro pecado, tras otro pecado de desconfianza, de no obedecer, de ignorar la verdad de Dios, de no meditar en una palabra, le va llevando allí. Así que es necesario estar bien pegado con la palabra para aprender, para ser enseñado, como Pablo dice aquí, para que pueda decir todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Hablando de contentamiento es lo que habla ese texto. Así que el creyente tiene la capacidad de confiar en Dios o la capacidad de afanarse y vivir como un impío, como un hijo del diablo cuando no debiera de. Verso 10, sigamos mirando un poquito más aquí. En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí, de lo cual también estaba en solícitos, pero faltaba la oportunidad. Suena como que Pablo está centrado en él, pero no es lo que él está diciendo. Él está contento porque los filipenses pudieron hacer algo que era bueno, algo que Dios puso en el corazón de ellos. Está contento con la obra de ellos, está contento con lo que él recibe o con lo que él no recibe, y está enseñado y ha aprendido a confiar en Dios, a mantener al Señor como el centro de su vida. Miremos los versos 6 al 8, de ahí mismo, de Filipenses. Por nada, mire, esto usted debe saberlo de memoria. Yo constantemente uso estos versos. Usted debe saber estos textos de memoria. Porque el afán y la ansiedad son un problema de todos los días, para todas las personas. Porque vivimos en un mundo que está siempre moviéndose. Vivimos en un ambiente donde las cosas de repente cambian. No son como esperamos, no son fijas, no son sólidas. Solamente la palabra del Señor es fija y es sólida. Y así como usted aprende a desconfiar en Dios, usted debe aprender. Como Pablo dice, he aprendido, estoy enseñado. Usted debe aprender. Y lo hace memorizando las escrituras, repitiéndolas, meditando, meditando, no usándolas como una fórmula, pero metiéndose tanto en esa escritura, que de una manera natural la escritura se hace parte de usted. Y cuando viene una cosita en el día, usted responde con la escritura. Viene otra cosa, usted responde con la escritura, usted responde con la escritura y se va en oración y está siempre en alerta. Pero el que no está equipado con la palabra, el que no sabe qué versos utilizar, se va a preocupar. Y esa preocupación le lleva a otra cosa y a otra cosa y se acostumbra y empieza a aprender a cómo desconfiar en Dios. Y eso es la ansiedad. Una persona ansiosa es una persona muy pecaminosa delante del Señor. Por nada estéis afanosos. Otra vez, el mismo imperativo que encontramos en Mateo. Esto está bien ligado con Mateo. Por nada estéis afanosos. Si no sean conocidas todas vuestras peticiones delante de Dios con oración, ruego con acción de gracias y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús y por lo demás hermanos todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre. Si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza en esto pensar. Estos tres versos están conectados con lo que venimos diciendo desde el 4.13 donde dice todo lo puedo en Cristo que me fortalece. ¿Qué es lo que va a proteger el corazón y la mente del creyente cuando todas sus necesidades las lleva delante del Señor? El libro de Hebreo dice que volquemos ante Dios todas nuestras preocupaciones, todas nuestras ansiedades porque Él cuidará de nosotros. Pero el que no hace eso las tiene que cargar, es una carga bien pesada y sufre las consecuencias mental, emocional y físicamente. Y afecta a todo el mundo que está a su alrededor, a todos se los arrastra con él. Entonces hay que llevar toda petición delante del Señor con oración y con ruego. ¿Cuál es el problema de la persona que tiene ansiedad? ¿Es una persona que posiblemente ora poco? ¿Es una persona que no ruega delante del Señor? Ir delante del Señor, hay que presentar ruego, hay que suplicar. La confianza está puesta en la misericordia del Señor, no en la capacidad de obtener algo porque se oró. Y estar constantemente con acciones de gracias, característico de lo que dice Efesios en el capítulo 5 cuando habla de estar lleno del Espíritu. Una persona que está llena de la Palabra puede hacer esto. Está ligado una cosa con la otra y está siempre dando gracias. ¿Quién tiene el control? Es Dios. ¿Cuál es el problema de la ansiedad? Querer estar en control, no aceptar que el que tiene control es Dios. En toda situación que se presenta en el día. Usted cuando viene en su carro manejando a la iglesia, si viene tarde, tiene una lucha en su mente y en su corazón. ¿Quién está en control? El que está en control es Dios. Usted le puede pisar y pensar que va a tener el control y va a cortar las cosas, o yo, pero el que tiene el control es Dios. Usted ha estado escuchando al Ministerio Radial de Iglesia del Valle Central con el Pastor y Maestro Enrique Zaria, Pastor de Iglesia del Valle Central, Ceres, California. Las enseñanzas del Pastor Enrique están disponibles en nuestra página de Internet, iglesiadelvalle.com. Para más información o para recursos gratis visite nuestro sitio web iglesiadelvalle.com o llame al teléfono 209-872-9792 de martes a viernes de 9 a.m. a 1 p.m. La versión completa de este mensaje fue predicado en la Iglesia del Valle Central en Ceres y lo puede encontrar en nuestra página de internet en iglesiadelvalle.com Porque el que amaba es bueno, para siempre su misericordia...