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estamos cantando con gozo. Y así debe ser. Todos nosotros debemos estar siempre cantando con gozo. Aunque el pastor me decía, canta en el corazón, porque dice, cuando yo canto, amor, canta en tu corazón, como dice la palabra de Dios. No le gustaba escucharme cantar, pero ahora... Hermano, gracias realmente. Le damos a Dios por tenernos aquí. Nos gozamos grandemente el día de ayer. Tuvimos una reunión bastante agradable. Y sabemos que eso solo sucede cuando Dios está obrando, hermanos. Cuando Dios está obrando que todo va a caminar como tiene que caminar. Y sabemos que tenemos la ayuda de Dios el Padre, de Dios el Hijo y del Espíritu Santo en todo lo que hagamos. Pero ahora yo pienso y espero que no vengan a decir que el hermano Raúl está blasfemando porque lo van a malinterpretar. Pero ahora tenemos la ayuda de nuestro pastor que está allá. diciéndole a nuestro Señor Jesucristo, mira, ayúdales. Todavía Él desde arriba nos está dando una manito, hermanos, porque la necesitamos. Necesitamos que nuestro Dios nos guíe cada paso que vamos a dar, que vamos a tomar cada decisión que vamos a tomar. Debemos siempre estar confiando en Él. Y en esta mañana, hermano, traigo una pequeña, siempre digo, pequeña meditación, no como mi hermano Eugenio, que siempre trae unas grandes meditaciones largas y buenas meditaciones, pero son buenas. El domingo pasado me gocé con esa enseñanza, el domingo en la mañana, hermanos. Pero un poco jocoso, hermanos, sí quiero decirles algo, y espero que también. Hace... me acuerdo, hermanos, que fue cuando prediqué un mensaje titulado, cuando fueras a la casa de Dios, yo hice una si pueden decirlo así, una broma. Y así como muchos, para que no se nos duerman, porque si nos ponemos solo a platicar ustedes se van a dormir, de vez en cuando hay que decir algo. Y yo dije esa mañana, hermanos, cuando abrí mi bosquejo, yo dije, mi esposa estaba sentada allá, y yo dije, Marisa, ¿todo esto tengo que decir? ¿Todo esto que me escribiste? Hermanos, era una broma. porque inmediatamente después del servicio, vino un hermano de mi esposa y le dijo, hermana, buen mensaje le dio el hermano Raúl. Y eso hermano, nos reímos, pero ha seguido. Y solo déjenme decirle una cosa, yo creo que... o sí, Eugenio. Eugenio tampoco, hermano. Hermano, déjenme decirle, cuando uno va a predicar la palabra de Dios, es una relación entre Dios y uno, es personal. Mi esposa cuando yo vengo aquí no sabe ni el tema, ni los versos. A veces me quedo encerrado. Yo en la fábrica, el hermano Juan en su oficina, yo en la fábrica porque hay más tranquilidad después del trabajo. Si, créanme hermano, que si Fausto, René, que han predicado Jorge, todos los que han predicado aquí, si tuviéramos que predicar un mensaje que nos han dado, créanme que yo no estuviera así como estoy ahora mismo. Yo estuviera contento. Solo tengo que predicar lo que me han dado. Los jóvenes me invitan a jugar los sábados en la noche, pero no puedo ir, porque tengo que estar pidiéndole todavía a nuestro Dios que me ayude para el mensaje que me toca, que el pueblo de Dios necesita. Pero si yo supiera que mi esposa me dice, ahí está el mensaje. Léelo. Uh, yo inmediatamente, vamos a jugar y regresamos. Pero no, hermano, es algo entre Dios y uno. Nadie más, hermano. Y el Espíritu Santo, claro, que está con uno. dicho esto hermano espero que se me despierten vamos a abrir nuestras biblias en el libro de éxodo éxodo el capítulo 10 y los versos del 8 al 11 van a ver muchas hojas aquí hermano pero no crean eso sólo son hojas este El tema del mensaje de esta mañana lo he titulado el peligro de dejar a nuestros hijos en Egipto. El peligro de dejar a nuestros hijos en Egipto. Ese es el tema de esta mañana y vamos a ver varios versos a través de la Biblia lo que la palabra de Dios nos dice. Primeramente Vamos a orar. Padre, gracias. Gracias te damos en este momento porque nos permites, como tu pueblo, estar reunidos en tu nombre. Gracias te damos por tu gran amor, por tu gran misericordia que tú tienes con nosotros. Pedimos en este momento que al abrir tu palabra, Señor, seas tú hablándonos de nuestras vidas, que nos quites de en medio, que seas tú a través de tu Espíritu Santo, que diga lo que tengamos que decir. que hables a nuestras vidas, que hables a nuestros corazones. Oh Padre, y sobre todo, que lo que podamos aprender lo podamos poner por práctica, para que así nuestros hogares, nuestras familias, oh Señor, podamos estar siempre sirviéndote como solo tú te mereces. Bendice tu mensaje, Señor, en esta mañana. En el nombre de Cristo Jesús oramos y las gracias te damos. Amén. nos dice la palabra de Dios hermanos ahí en éxodo capítulo 10 del 8 al 11 dice y Moisés y Aarón volvieron a ser llamados a faraón el cual les dijo andad servir a jehová vuestro dios quién y quién son los que han de ir y Moisés respondió Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas. Con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir, porque tenemos solemnidad de Jehová. Y Él les dijo, así sea Jehová con vosotros, como yo os dejaré ir a vosotros y a vuestros niños, mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro. No será así, les dijo Faraón. Id ahora vosotros, varones, y servid a Jehová, pues esto es lo que vosotros demandasteis y echaronos delante de Faraón. Hermanos, si nos vemos en los versículos anteriores, capítulos anteriores del libro de Éxodo y parte de Génesis, ¿cuántas veces Dios había hablado con Moisés para que le dijera a Faraón. Pero así, a simple vista, hermanos, sin reflexionar en esto que acabamos de leer, a veces nos ponemos a pensar cómo es que un país tan grande, cómo es que un país tan poderoso como este y muchos otros países, nos ponemos a pensar cómo es que hay tanta maldad. Habiendo tantas iglesias, de tantas denominaciones, habiendo millones de cristianos sólo en este país, ¿cómo es que hay tanta maldad? Cuando yo vengo a veces que me tiro por Fulton porque hay mucho tráfico, hermanos, si usted alguna vez ha ido por Fulton Avenue, de Rockaway Avenue para allá, sólo en ese pedazo, en menos de 2, 3 cuadras, hay más de 14, 16 iglesias. de distintas denominaciones, bautista, pentecostales, reformado, del séptimo día, hay muchas iglesias de Haití. Una vez me tomé el atrevimiento, 14 conté, y de ahí no quise seguir contando. Entonces, ¿cómo es que hay tanta maldad hoy en día? ¿Por qué existe tanta maldad hoy en día? Y especialmente mirando una encuesta, desgraciadamente el 67% de todo lo malo de las noticias que oímos, el 67% son jóvenes. Son jóvenes. Miramos esos tiroteos en las escuelas, en las iglesias y en otros lugares, y nosotros mismos nos hacemos la pregunta, ¿cómo es posible que esto suceda? ¿Cómo es posible que esto esté sucediendo en este tiempo que supuestamente estamos tan civilizados? ¿Cómo es posible? Por una y única razón, porque nos hemos alejado de los caminos de nuestro Dios y dejamos de hacer lo que Él nos manda a que hagamos. Ese es el diario de vivir en esta ciudad, en este país, hermanos. Por eso hoy en día hay tanto sufrimiento, tanta aflicción, aún en nuestras familias cristianas, aún dentro de nuestros propios hogares cristianos, hay tanto sufrimiento, tanta aflicción. Eso es mirando sin reflexionar, pero ya reflexionando a lo que hemos leído aquí en Deuteronomio, en el capítulo 10, del 8 al 11, encontramos el por qué esto es así. Vemos, hermanos, ahí, en este versículo, la estrategia que usó Faraón con el pueblo de Israel. Podemos ver cuántas veces Dios le dijo a Moisés, ve donde el Faraón y dile, deja ir a mi pueblo para que me sirvan. Fue donde el Faraón dijo no. Segunda vez. Todos conocemos la historia cuando se dieron las 10 plagas. deja ir a mi pueblo para que me adore adoren faraón decía no hasta cuando ya dios mandó la plaga de los primogénitos pues él dijo que se vayan que se vayan que se vayan a adorar a su dios fuera de aquí él ya no quería tanto sufrimiento pero hermanos es la misma estrategia que hoy en día satanás está usando en muchas iglesias y muchos hogares, desgraciadamente. Eso está pasando hoy en día. Vemos que todo lo que Satanás está haciendo para esclavizar, especialmente, voy a usar la palabra joven, pero estamos incluidos todos, porque no vayan a decir, le están dando a los jóvenes, no, estamos incluidos todos. Pero Satanás nos ha esclavizado, especialmente la juventud, porque siempre tendemos que cuando somos jóvenes Siempre lo he dicho, lo podemos todo. Es muy fácil hoy en día para jóvenes que no conocen a Cristo y jóvenes que conocen a Cristo hacer cosas que no son del agrado de nuestro Dios. Cuando sabemos que están sin Cristo, andan en pandillas, andan en vicios, andan en borracheras, andan en todo. Y cuando estamos en Cristo, nuestros jóvenes, nosotros, Tratamos de hacer lo mejor para Dios. Pero si miramos la estrategia que usó Faraón, es la misma. Es la misma que está utilizando Satanás hoy en día contra nuestros hogares y contra nuestros hijos. Como lo dice el versículo 10 y 11. Y les dijo, así sea Jehová con vosotros como yo os dejaré ir a vosotros y a vuestros niños. Mirad cómo el mal está delante de vuestro rostro. él miraba el faraón que pensaba que no le iba a regresar nadie si no lo dejaba ir no será así le dijo faraón no será así como me lo están pidiendo como su dios quiere que yo haga dice les dice id ahora vosotros los varones cuando dice varones le está diciendo todos los adultos id ahora vosotros y les dice y servid a Jehová pues esto es lo que vosotros demandaste dice, y los echaron delante de Faraón. Hermano, Moisés quería que Faraón los dejara salir de Egipto para ir a adorar a nuestro Dios. Y cuando Faraón le pregunta quiénes van a ir, él le dice, pues queremos ir con nuestros hijos, queremos ir con nuestras hijas, queremos ir con nuestros nietos, queremos ir con nuestros nietos, queremos ir... Hermano, hasta los animales los iban a sacar para ir a adorar a nuestro Dios. Hasta los animales ¿Tenían que salir de ahí? Y el faraón, ¿qué fue la respuesta que el faraón les dijo, hermanos? Está bien, vayan. Váyanse. Pero sus hijos y sus hijas se quedan aquí. Sus hijos y sus hijas se quedan aquí. Hermanos, a Satanás no le importa que usted y yo como adultos estemos sirviendo en la iglesia tanto tiempo. A Satanás no le importa que usted y yo vengamos martes, miércoles, viernes, domingo, en la mañana, en la tarde. A Satanás no le importa eso. Si Satanás dice, bueno, si ya con ustedes no puedo hacer nada, aunque sí podemos, no nos estemos confiando. Sí, el diablo nos ataca, hermano, pero ataca más nuestra familia, nuestros hijos. Vayan, adoren a su Dios, pero ¿saben qué? Sus hijos me los dejan aquí. Sus hijos. no van a ir. Ellos se van a quedar aquí. ¿Por qué? Porque el faraón sabía que si los dejaba ir a todos probablemente no iban a regresar. Tal vez sí, pero probablemente no iban a regresar. ¿Y quién iba a tener de esclavo a él para que trabajaran? ¿A quiénes se iba a tener? Él sabía que si se quedaban los hijos pues iban a crecer, iban a seguir siendo esclavos. yo me quedo con sus hijos. Esto nos hace pensar, hermano, en algo que todo cristiano, que a todos nosotros, como hijos de Dios, tenemos que reflexionar. Nosotros no somos el problema para Satanás. Nosotros no somos el problema para Satanás, que estemos sirviendo en su ministerio. Él queremos que nosotros dejemos a nuestros hijos en Egipto, en nuestros hogares, Que nosotros vengamos a adorarle, a alabarle, y nuestros hijos los dejemos en los hogares. Es peligroso hermano dejar nuestros hijos en los hogares, es peligroso. Los jóvenes, y perdónenme jóvenes, los jóvenes hoy en día hay cualquier, hasta nosotros inventamos a veces cualquier cosa, que tengo tarea, que me doy la cabeza, que mañana tengo que ir a examen, que tengo que y a veces nosotros los viejos nos quedamos con ellos también por no venir a la iglesia. Ok, me quedo. Me quedo yo también contigo. Es una artimaña que el diablo está usando y a veces usa a nuestros hijos para que nosotros o los dejemos en casa o no vengamos. Si nuestro pastor hubiera visto tantos hermanos reunidos, nuestro pastor estuviera bien, bien contento. y así nos quiere ver siempre que estemos unidos, que no dejemos a nuestros hijos hermanos a disposición del diablo en sus hogares. Hoy tenemos, en día tenemos una generación de jóvenes hijos de padres tristemente cristianos, hijos de pastores que no están sirviendo al Señor. ¿Por qué? Nos hemos preguntado hermanos el por qué está sucediendo esto Porque cuando nosotros estábamos en la iglesia adorando a Dios, nuestros hijos estaban en casa. Nuestros hijos estaban en internet. Nuestros hijos se habían invitado al amiguito de la escuela a hacer la tarea. Nuestros hijos e hijas se habían quedado con su novio o novia en casa. Y nosotros, ¡santo, santo, santo! ¿Y nuestros hijos qué, hermano? ¿Nuestros hijos qué? debe ser preocupante para cada uno de nosotros, nuestros hijos, hermano. No dejemos, cuando digo Egipto, cada uno de ustedes sabe a lo que me estoy refiriendo. En nuestros hogares, el mundo, allá dejamos a nuestros hijos. ¿Por qué Faraón y Satanás usaron esta estrategia? Para garantizar una generación de esclavos. Faraón no quería quedarse sin clavos, sin esclavos. Aunque los padres de familia se fueran, aunque los padres de familia no volvieran, él tenía hijos e hijas, niños, niñas, jóvenes, nietos y bisnietos. Él se quedaba con ellos para que siguieran siendo esclavos a su servicio. Eso es exactamente lo que el diablo quiere de nuestros niños y de nuestros jóvenes. Una generación que no busque a Dios, Una generación sin sueños, una generación sin metas, esclavizados a este mundo, esclavizados a las redes sociales, pero no esclavizados a Dios. Jóvenes, si ustedes y nosotros como adultos nos esclavizamos a servir a Dios, nuestras vidas van a ser una vida victoriosa. Nuestra, créanme, nuestra vida va a ser una vida victoriosa en Cristo. Pero si nos esclavizamos a Dios, ¿cómo nos esclavizamos a tantas cosas? ¿Cómo podemos hacer nosotros? ¿Cómo vencer? ¿Cómo podemos vencer esa estrategia de Satanás? ¿Qué podemos hacer para que el enemigo, el enemigo hermanos, no destruya nuestras vidas? ¿Qué podemos hacer? Josué 24, 15. Es un verso muy conocido. Josué 24, 15. Dice Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quien sirváis, si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres cuando estuvieron de esta parte del río, o a los dioses de los amorreos en cuyas tierras habitáis, que yo y mi casa serviremos a Jehová. Que yo y mi casa serviremos a Jehová. ¿Cómo podemos vencer las estrategias de Satanás? tomando decisiones valientes, tomando decisiones sabias en familia, como la tomó Josué. Yo en mi casa serviremos a Jehová. Tristemente, lo tengo que decir, pero hoy en día, hermanos, es una realidad a veces de nuestros hogares, que ir a la escuela es obligatorio, pero ir a la casa de Dios es opcional. Hermano, sin nuestros hijos, van a la escuela al día siguiente, qué bueno, qué bueno, porque tienen que aprender. Y si a veces se acuestan lo más temprano, lo acostamos lo más temprano que podemos nuestros hijos, porque van a la escuela al día siguiente, y aún así los niños al día siguiente no se quieren levantar para ir a la escuela, no quieren. Pero nosotros, no, tienes que ir a la escuela ya, levántate. Pero miren los sábados que no tienen escuela, a qué hora levantan. el viernes se levantan, se acuestan a las 11 o 12 de la noche y se levantan a las 6 de la mañana pidiendo comida y de todo y el domingo se acuestan a las 7 o 8 porque vamos a venir a la iglesia al 10 y no quieren venir y nosotros bien contentos eso es lo que el diablo quiere hermanos que nosotros descuidemos a nuestros hijos que nosotros descuidemos a esos jóvenes Me gozo de gran manera cuando yo fui joven porque yo estuve en la sociedad de jóvenes aquí hace 30 años hermanos, jóvenes aunque no lo crean. Hace 30 años yo estuve en la sociedad de jóvenes aquí. Éramos seis o siete jóvenes. Eso es lo que éramos, seis o siete jóvenes, pero salíamos con ustedes a comer al San Claro que estaba aquí o cualquier otra cosa. Salíamos. Ahora, ¿cuántos jóvenes hay? Ahora lo dividimos, jóvenes mayores, jóvenes adolescentes y jóvenes, los otros jóvenes. Montón de jóvenes y qué bueno, como dijo el hermano Karim Junior anoche, ustedes son el presente de la iglesia, jóvenes, pero son el futuro de esta iglesia, van a ser los futuros líderes de esta iglesia. De nosotros dependen nuestros hijos. Cuando nuestros hijos se casen, de ellos, van a depender, sus hijos. Oh, cuánto me gozo yo cuando miro a los abuelos con sus nietos, gozándose con sus nietos, y cuando los están creando en los caminos del Señor, qué bonito es, hermanos. Nosotros no somos abuelos. Nosotros con mi esposa vamos a ser los abuelos más viejos. Sí, porque, imagínense, si se nos casan, van a ser de uno o dos años más. Ya yo con a mi esposa con 55 años, entonces... Quita eso, hermano, de internet, por favor. Entonces, hermanos, no, realmente, hermanos, tenemos que reconocer, hermano, que si dejamos, como padres, si dejamos a nuestros hijos en casa, mientras nosotros estamos en la iglesia, significa dejar a nuestros hijos en el mundo, en Egipto. Significa que ellos pueden llegar también a ser parte de esa generación sirviendo al faraón, sirviendo al mundo, de esa generación sin sueños y de esa generación sin metas y de esa generación siendo esclavos a las cosas de este mundo. Debemos de tener mucho cuidado. Y tenemos, como les dije, que tomar la decisión que hizo Josué, yo y mi casa. Eso significa hermano, el que vive bajo mi mismo techo, el que come en mi mesa, el que duerme en mi casa, ese tiene que servir a Dios. Nos guste o no nos guste. Nos duele como padre a veces, pero debemos de enseñarles eso a nuestros hijos, que si nosotros venimos a la casa de Dios, si nosotros venimos a adorar a Dios, ellos tienen que venir con nosotros. No nos vamos a jalar de pelo, no los vamos a obligar. Vamos a hablarles con amor. Porque si entre más rebeldes nos ponemos, nosotros más rebeldes se ponen ellos hermano. Hermanos, ¿qué podemos hacer para que el enemigo no destruya nuestros hijos? Tenemos que ver a nuestros hijos como Dios los ve. Tenemos que ver a nuestros hijos como Dios los ve. Isaías 43, 3, 4. Isaías hermanos 43 4 nos dice la palabra de Dios 43 4 porque en mí fuiste de gran porque en mis ojos fuiste es de grande estima fuiste es honorable y yo te amé daré pues hombres por ti y naciones para tu alma nuestros hijos hermanos son para dios de gran valor dice que son de gran estima ante los ojos de Dios. ¿Cómo miramos nosotros a nuestros hijos? ¿Qué tanto valor le damos nosotros a nuestros hijos? ¿Qué tanto amor les demostramos en decirles que vengan a la casa de Dios para escuchar la palabra de Dios? Cada vez que no traemos nuestros hijos a la casa de Dios, ¿saben qué, hermano, estamos diciendo? Que no nos importan nuestros hijos. Eso estamos dando a entender que no nos importan nuestros hijos cuando nos venimos nosotros y dejamos nuestros hijos ahí en casa. Estamos poniendo sus vidas en las manos del faraón. Estamos poniendo sus vidas en las manos de Egipto para que ellos sean esclavos y no les sirvan a nuestro Dios. ¿Qué podemos hacer para que el enemigo, para que Satanás, no destruya a nuestros hijos. Tenemos que tener las armas que Dios nos ha dado para pelear la batalla. Ustedes y yo sabemos que Dios nos ha dado muchas armas, pero con nosotros tenemos la principal arma, la oración. La oración. Debemos de estar siempre orando por nuestros hijos, pidiéndole a nuestro Dios que pongan sus corazones de venir a su casa. Segunda de Corintios, 10.4 Segunda de Corintios, 10.4 Dice, porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino, dice, ¿qué hermanos? ¡Amén! Poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. debemos de estar confiando en que las armas que nuestro Dios nos ha dado son armas poderosas con las cuales nos podemos enfrentar al enemigo a través de la elección a través de la lectura bíblica debemos pelear por nuestros hijos siempre debemos pelear por nuestros hijos quizás nuestros hijos hermanos ya no son unos niños quizás ya son jóvenes y han crecido, dejó de los caminos de Dios. O tal vez se han alejado de los caminos de Dios. Como les dije, quizás ya no podemos obligarlos a venir a la casa de Dios. No sé, los jóvenes lo saben. Pueden que en este momento no quieran saber absolutamente nada de Dios. Pero hermanos, ¿nos vamos a quedar de brazos cruzados? ¿Nos vamos a quedar de brazos cruzados? ¿Nos vamos a mostrar indiferentes ante nuestros hijos? No podemos. No podemos, hermanos. Son nuestros hijos. Dios nos los ha dado, nos los ha prestado y es nuestra responsabilidad pelear por ellos, luchar por ellos. Dios ya nos dio las armas, somos nosotros los que tenemos que tener el deseo de estar luchando por nuestros hijos. Tenemos que pelear la batalla por ellos. Ya están grandes, a unos grandes, a otros pequeños, pero tenemos, debemos de pelear la batalla por ellos. Porque hermano, nuestros hijos no son nuestros enemigos. Satanás es nuestro enemigo. No son nuestros hijos. No miremos a nuestros hijos con ojos, no de odio ni de recuerdo, porque son nuestros hijos. Pero a veces no le damos esa mirada. A veces hay miradas, hermano, que con una mirada dice todo. o te demuestra mucho amor, o te demuestra desprecio. Pero si son nuestros hijos, por muy mal que anden caminando, tenemos que darle esa mirada como nos mira nuestro Dios. A veces nosotros andamos caminando mal, a veces nosotros no estamos haciendo lo que Dios nos manda en su Santa Palabra, y Dios no nos mira así, Dios nos mira con ojos de amor. Tenemos, hermanos, que orar, clamar, ayunar, usar todas las armas que están a nuestra disposición para no dejar que el diablo destruya a nuestros hijos. Para no dejar que el diablo destruya a nuestros hijos. Porque si dejamos nuestros hijos en Egipto, en la casa, puede pasar lo que le pasó a la generación después de Josué. Puede pasar lo que le pasó a la generación que fue después de Josué. Y se preguntarán ustedes qué le pasó a esa generación. Vámonos, hermanos, a jueces 2, del 7 al 11. Amén. ¿Lo tienen, hermanos? Ah, bueno. Como dice nuestro hermano Papo, estén despiertos, hermanos. nos dice la palabra de Dios en estos versos 2 7 al 11 jueces dice y el pueblo el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué y todo el tiempo de los ancianos que vivieron largos días después de Josué los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová que él había hecho por Israel y murió Josué hijo de Nun siervo de Jehová siendo de 110 años y enterrarlo, enterraronlo en el término de su heredad, Entimad será en el monte de Efraín, el norte del monte de Gaz. Ay hermano, este es el verso que debemos tener mucho cuidado porque no debemos dejar a nuestros hijos en Egipto. El 10. Y toda aquella generación fue también recogida con sus padres. Toda la generación de Josué ya había muerto, ya había partido también. Y dice y levantose después otra generación que sigue después hermano que no conocían a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel no conocían a Jehová probablemente aquí hay dos tres hasta cuatro generaciones podría decir y cada generación que se va levantando después de nosotros debe de ir, nosotros debemos ir enseñando para que ellos miren. Si queremos que ellos caminen en los hijos de Dios, yo debo de instruir a mis hijos, una generación, mis hijos deben de instruir a sus hijos, otra generación, los nietos y así de generación en generación. Lo que hagamos nosotros, si queremos que esta nuestra iglesia, esta iglesia de Dios, pero en este lugar permaneza, con tantos jóvenes que tenemos aquí debemos ir trabajando generación tras generación generación tras generación aquí en los textos que hemos leído hermanos podemos ver en el momento en la que en la cual la generación de Josué llegó a su final fue una generación que vio las maravillas de Dios una generación que vio caer los muros de Jericó por el poder de Dios. Ellos pelearon grandes batallas contra ejércitos más numerosos que ellos, más grandes que ellos, más fuertes que ellos, pero ellos tenían el mejor guerrero del mundo, ellos tenían a Jehová con ellos, y por eso ellos vencieron, ganaron todas esas batallas. Y si nosotros estamos confiando en él, vamos a ganar todas las batallas en nuestros hogares, vamos a ganar todas las batallas que el diablo quiera usar contra nuestros hijos si estamos obedeciendo la palabra de nuestro Dios. Eso es todo hermanos, no tenemos que andar buscando en libros si son buenos, pero en este libro, en la Biblia, están todas las armas, está toda la guía, cómo podemos nosotros vencer al enemigo. No podemos andar buscando los libros seculares, pero debemos enfocarnos más en este libro. Pero como les dije, hermanos, ahí en el versículo 10 se nos menciona algo muy triste, que eso nos debe hacer reflexionar a cada uno de nosotros como padres y como familia. Y se levantó de ellos, después de ellos, otra generación que no conocía a Jehová ni la obra que Abel había hecho en Israel. Hermanos, después de que murió la generación de José, se levantó esa generación que no conocía a Dios. ¿Había fallado esta nueva generación de israelitas en no querer saber nada de Dios? Nos podemos hacer la pregunta, ¿habían fallado ellos, los hijos? No. ¿Quiénes habían fallado? Primeramente los padres. Los padres habían fallado porque andaban en idolatría, andaban sirviendo a Baalers, andaban haciendo tantas cosas que a nuestro Dios no le agradan. Y ellos miraron todo lo que estaba pasando. Entonces fueron los padres que habían fallado. Probablemente estemos ante una generación en peligro. Bueno, lo que miro, no. Gracias a Dios hasta el momento, sigamos unidos, sigamos orando. Pero tal vez usted se preguntará, ¿cuál generación está en peligro? hermanos, si no peleamos por nuestros hijos e hijas, si no peleamos por nuestros nietos y nietas, si no peleamos por nuestros bisnietos y bisnietas, nuestros hijos pueden ser una generación en peligro. Nuestros hijos pueden ser una generación en peligros de no conocer a Dios así como la generación que hubo después de Josué. veamos hermanos lo que nos enseña la palabra de dios sobre cuáles son los peligros de no conocer a dios cuáles son los peligros de no conocer a dios hermanos una persona que no conoce a dios no puede hacerlo bueno sino solamente lo malo si yo no conozco a dios de mí no va a salir nada bueno solo lo malo jeremías 4 22 Jeremías 4.22, por favor, nos dice la palabra de Dios. Oiga bien, hermanos, es que aquí tenemos todo lo que nosotros necesitamos para que nuestros hijos siempre caminen con Dios. Dice Jeremías 4.22, dice, porque mi pueblo es necio, no me conocieron los hijos ignorantes y los no entendidos. Dice, sabios para hacer el mal, y para bien hacer, no supieron. A veces usamos, usamos cosas, lo que pensamos nosotros que es lo más inteligente, que estamos haciéndolo bien, y usamos lo que está a nuestro alcance para hacer todo lo contrario, lo malo. Y no hacemos lo que realmente la palabra de Dios nos manda a hacer. Debemos estar siempre enfocados en hacer el bien. Como hijos de Dios debemos siempre de hacer el bien. Segunda de Tesalonicenses 1, 7 y 9. Segunda de Tesalonicenses, el 1, capítulo 1, versos 7 y 9, nos dice la palabra de Dios. Y a vosotros que sois atribulados dar reposo con nosotros cuando se manifestará el Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia en llama de fuego para dar el pago a los que no conocieron a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesucristo los cuales dice la palabra de Dios serán castigados de eterna perdición por la presencia del Señor y por la gloria de su potencia una persona hermanos que no conoce a Dios está expuesta al castigo eterno una persona que no se conoce a Dios está expuesta al castigo externo. Estoy seguro 100% que usted y yo no queremos que eso suceda a nuestros hijos, en nuestras familias. Por eso es nuestro deber estar siempre con ellos, orando, ayunando. Porque no pensemos, hermanos, que no se nos pase por nuestra mente que Nosotros no estamos expuestos, estamos expuestos porque en la palabra de Dios hubieron grandes familias, hubieron grandes hombres de Dios que sus hijos se apartaron, que tuvieron hijos que hicieron lo malo ante la presencia de Dios. Allá en Levítico 10 de luna al 2 dice los hijos de Araón cuando ofrecieron un incienso que el Dios no les había pedido. En primera de Samuel 2.12 los hijos del sacerdote Elí. Hicieron lo malo antes de los ojos de Dios. Aún el rey Salomón, hijo del rey David, sabio Salomón, el hijo del rey David, en primera de Reyes 11.6, hicieron lo malo. Y Manasés, el hijo del rey Ezequiel, también hicieron cosas que no eran agradables a Dios. Hermanos, entonces, si en estas familias de estos grandes hombres de Dios Podemos ver qué hicieron los malos. Podemos tomar dos lecciones muy importantes. Una, hermanos, nuestro ejemplo es importante, pero no es lo suficiente para impactar la vida de nuestros hijos. Nuestro ejemplo es importante, pero no es lo suficiente. Lo suficiente es estar con ellos, predicarles, hablarles. La segunda lección es, si esto, como les dije, si esto pasó en las familias de grandes hombres, ¿Cómo podemos pensar que no va a pasar en nuestras familias? ¿Cómo podemos pensar que no va a pasar esto en nuestras familias? Debemos estar atentos, mirando esta generación, porque de ellos, hermano, primeramente porque de ellas viene otra generación, otra generación. ¿Y qué es lo que estamos esperando de esas generaciones? ¿Lo bueno o lo malo? Estamos esperando todo lo bueno. y para ellos, ellos tienen que estar sirviéndole a nuestro Dios. Hermanos, no debemos olvidar que el primer lugar donde debemos predicar el Evangelio es en nuestro hogar. El primer lugar donde debemos predicar el Evangelio es en nuestro hogar. No vayan a decir allá, el hermano Raúl no hubiera ganado almas porque el hermano Raúl dijo que era el hogar. No, el primer lugar es nuestro hogar. Tenemos que hablar a nuestros hijos, no solo a nuestros hijos, nuestros padres, nuestros hermanos, si no conocen a Dios. Pero también tenemos que hablar a los de afuera. No me vayan a decir después, cuando el hermano verdaderamente diga, no, solo fui yo. El hermano de Raúl dijo que no, que primero la familia. Hermano, y si no gana un familiar, ¿vamos a estar siempre en la casa? No, son ellos que tenemos que predicarle primero, pero también debemos de ir fuera. Deuteronomio 6, del 4 al 9. Hoy sí, hermanos, usamos más la Biblia. Deuteronomio 6, del 4 al 9, porque es necesario que encontremos en la Palabra de Dios, en este libro, todo lo que debemos hacer para poder guiar a nuestros hijos, para no dejarlos en Egipto, para que ellos sigan sirviéndole a nuestro Dios. Deuteronomio 6, del 4 al 9, nos dice la Palabra de Dios, oye israel jehová nuestro dios jehová uno es y amarás a jehová tu dios de todo tu corazón y de toda tu alma y con todo tu poder y que estas palabras que yo te mando hoy estarán donde dice hermano su corazón pero oiga bien el versículo 7 hermano dice y la repetirás a tus hijos. Hablarás de ella estando en tu casa y andándome por el camino y al acostarte y cuando te levantes. Estuve hablando con un amigo mío, un conocido, él es musulmán, y dice que ellos desde pequeños, desde que el niño nace, ellos le dicen en el oído, desde que el niño ha nacido, cuando lo agarran a la primera vez le dicen, a la semana que lo lleva, Alá es Dios, Alá es Dios. Y están repitiéndole constantemente, diciéndole Alá es Dios. Están equivocados, porque nosotros sabemos quién es Dios. Pero ellos en su gran ignorancia están diciendo Alá es Dios. ¿Nosotros qué le decimos a nuestros hijos? ¿Qué le decimos a nuestros hijos? ¿Le decimos Jehová es Dios? ¿Jesucristo es nuestro Salvador? Si se los decimos una vez, o se las repetimos. Dice aquí, y las repetirás. Tenemos que estar repitiendo continuamente, porque ellos se les puede olvidar. Son jóvenes, se les puede olvidar. Hay que repetirle a nuestros hijos, hermanos, y nosotros mismos, estas palabras. Dice el 8, y haz de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos, y las escribirás en los postes de tu casa, de tus portadas. Hermanos, nosotros, usted y yo, no nos podemos, hermanos, confiar en que nuestros hijos son salvos. No nos podemos confiar. Debemos de estar seguros 100% si mi hijo es salvo. Si su hijo es salvo, ¿cómo lo vamos a confrontar? ¿Cómo lo vamos a comprobar? Confrontándolos con la Palabra de Dios. Y no está de mal preguntarle, ¿tú eres salvo? Se pueden molestar tantas veces que me hacen esta pregunta. Pero si somos salvos no tiene que molestarle a nadie cuando le preguntan, ¿eres salvo? Amén, soy salvo porque fui lavado con la preciosa sangre de nuestro Señor Jesucristo. Eso es todo. No debemos molestarnos. Si su hijo se molesta cuando usted le haga esa pregunta, hágasela más seguido. Hágasela más seguido, hermano. No tiene por qué molestarse. No caigamos en el error de pensar de que porque nuestros hijos se congregan, porque han crecido en una iglesia, porque asisten a una iglesia cristiana, porque están en el club bíblico, porque están en las clases abajo, son cristianos. No debemos de confiarnos en eso, hermanos. Son nuestros hijos. Miremoslos con esos ojos de amor como Dios nos ve a nosotros. Sé que los amamos, pero demostremos ese amor para con ellos. No caigamos en el error, como les dije, de predicarles a otros y no de predicarles a ellos, no de predicarles a nuestra propia familia. No debemos de cometer el error de pensar que es normal, jóvenes, que es normal que los jóvenes cristianos se aparten de los caminos de Dios y se vayan al mundo. Vayan buscando Santiago 4.4 por favor. ¿Qué nos dice hermano Santiago 4.4? Nos dice la palabra de Dios, adultes y adulteras no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios, cualquiera pues que quisiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Cualquiera que quiera hacer amistad con el mundo se constituye enemigo de Dios. Estamos en este mundo, pero no pertenecemos a él. Ya somos del reino celestial. Ya tenemos un dueño que es nuestro Señor Jesucristo. Allá en el Salmo 34, 8 dice, Gustad y ved que bueno es Jehová. Gustad, dice. y ved qué bueno es Jehová. En otra versión dice, saboreen, saboreen lo bueno del Señor. Si nosotros saboreamos la palabra de Dios, si nosotros saboreamos, si nosotros deseamos estar una familia unida, una familia sirviéndole a Dios, debemos de reflejar en nuestro caminar y en nuestro hogar, debemos Que el mundo mira que somos diferentes, que estamos saboreando lo que sólo Cristo puede dar, que estamos saboreando lo que sólo Cristo puede dar. Tenemos, hermanos, que hablarle a nuestros hijos de las maravillas que Dios ha hecho en nuestras familias, porque Dios ha hecho muchas maravillas y la primera maravilla que ha hecho en su vida y en mi vida fue a darnos la salvación, es darnos la vida eterna. Nuestra propia generación tiene que ser una generación, hermanos, de hijos, de hijas, de hombres, de mujeres, que siguen y adoran al Señor, no por obligación, no porque sus padres lo obligaron a venir a la iglesia, sino por agradecimiento, por las maravillas que Él ha hecho en cada hogar, en nuestras vidas, dándonos la salvación. Nuestros hijos e hijas tienen que conocer cuán bueno, hermanos, y misericordioso ha sido Dios con nuestra familia y con ellos mismos. Ellos tienen que saber sobre la sanidad, sobre la provisión, sobre la protección, sobre todo lo que Él está haciendo por cada uno de nosotros. Y si nuestros hijos se han apartado, hermanos, para terminar, y si nuestros hijos se han apartado de nuestro Dios, o nuestros hijos, no han conocido a Dios, no han conocido a nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador, ¿qué debemos hacer? ayunando, hablando con ellos para que ellos vuelvan a los caminos de Dios. Tenemos que reconocer, hermano, que la alegría más grande de todo padre, de toda madre, es ver a sus hijos sirviendo a nuestro Dios. Esa debe ser la alegría más grande. Igualmente, la tristeza más grande es ver de una familia, de unos padres, ver a sus hijos alejados, de los caminos de Dios. Eso es triste. ¿Cómo está nuestra familia, hermanos? ¿Cómo está nuestro hogar? ¿Cómo están nuestros hijos? Tenemos que predicarle, no debemos descansarnos. Segunda de Timoteo, hermanos, cuatro, uno, y Dios nos dice la palabra de Dios. Requiero yo, pues, delante de Dios y del Señor Jesucristo, que haga de sus garras a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediquen la palabra, que instes a tiempo y fuera de tiempo, redargúye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Tenemos que reprender con amor, con paciencia. No nos vamos a ir a reprender porque si nos vamos a reprender como sabemos reprender muchas veces, se nos van a ir y no van a querer saber nada de nuestro Dios. Dos versos más, hermanos, y terminamos. Debemos orar para que nuestro Dios, si se han alejado o si no han conocido a Dios, nos traiga cunas de amor. Oseas 11.4. Oseas 11.4. Dice la palabra de Dios, el 11.4. Dice, con cuerdas humanas los traje y con cuerdas de amor. Y fui para ellos como los que alzan el yugo sobre sus mejillas y llegué hacia él la comida. ¿Cómo los trajo Dios? Con cuerdas de amor. Con cuerdas de amor. Y ese mismo amor que Él demostró para nosotros, que ha demostrado para muchos de nuestros hijos, debemos demostrarlo nosotros. hacia otras personas y especialmente a nuestra familia para que ellos vengan voluntariamente, por decirlo así, a las cosas de Dios. Pero hay algo, hermanos, que esperemos que no suceda en aquellos, cuando digo jóvenes me estoy refiriendo a los adultos también, que Dios no vaya a usar otra manera de hacerlos volver a sus caminos. Zacarías 11.7 Zacarías 11.7 se están oyendo esas biblias, esas hojas hermanos que bien porque yo todavía no lo he hallado dice Zacarías 11.7 dice apacente pues las ovejas de la matanza es a saber los pobres del rebaño y me tomé dos callados el uno y se puse por nombre suavidad y y al otro ataduras y apacente las ovejas a uno le puse por nombre suavidad en otra versión dice gracia y es a través de la gracia que nuestro señor Jesucristo con su callado nos llama como está en el salmo 23 del buen pastor con su callado nos está llamando a su redil Pero, estimado hermano, estimado amigo, estimado hijo, padre de familia, si nos hemos alejado de Dios. Cuando digo alejado de Dios, hermanos, no solamente pensemos cuando ya no queremos saber nada de Dios, que ya nos hemos retirado de la iglesia, que no venimos. No solamente eso. Cuando no queremos saber nada de Dios es cuando no le damos importancia a los servicios. cuando no estamos en la casa de Dios, cuando debemos de estar. Esperemos que entonces nuestro Dios no nos llame con el callado de las ataduras. El pastor tenía dos callados, uno que tenía una punta bien grande y fruta para ahuyentar los animales, y el otro callado de la atadura o el callado de la gracia tenía un Garfield, ¿para qué? Para jalar. las ovejas que estaban saliendo del rebaño no nos salgamos del rebaño hermanos porque nuestro dios hay diferente manera que él nos puede jalar a su rebaño nuevamente dios no lo quiera puede ser de muchos problemas enfermedades muertes cualquier que sea la situación a través de ese callado déjeme decirle que no va a ser nada agradable ni para usted ni para mí Entonces, vengamos hacia Él con amor, no esperando que Él use el callado de letadura. Amigo, en esta mañana que nos visitan, si tú te has alejado de los caminos de nuestro Dios, si tú no conoces a nuestro Dios, si tú tienes tus hijos, tus hijas, generación en generación, en esta mañana, Dios te da una oportunidad. de que le reconozcas como nuestro único y suficiente Salvador. Que pongas toda tu confianza en Él. Que vuelvas a sus caminos, porque donde estás no es nada bueno. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz, entraré a Él, cenaré con Él y Él conmigo. Gracias, Padre. Gracias por tu mensaje en esta mañana Señor. Lo necesitamos Padre.
El Peligro De Dejar a Nuestros Hijos En Egipto
Sermon ID | 129181657275691 |
Duration | 56:00 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Exodus 10:8-11 |
Language | Spanish |
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