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Cuando estamos detenidos por
el momento sobre los conflictos, algunos de ustedes ya se acuerdan
de que los conflictos comienzan con los papeles, y esto lo vimos
en forma de síntesis en un solo estudio, y luego se extienden
a la relación sexual, todos estos asuntos en relación con los conflictos
y la relación íntima en el matrimonio, esto fue otro domingo, y luego
esto se extiende al tema de los hijos y los suegros. Yo digo suegros, no digo la suegra,
digo los suegros que se meten en este asunto invariablemente,
inevitablemente. Y estamos detenidos a propósito,
aprovechándonos de este tema de conflictos, que es el tema
del dinero. y es un tema amplio que la Biblia trata de muchas
maneras como lo vimos no en el primer estudio hicimos un pequeño
resumen volveremos a esto de cuantas veces algunos dicen el
15% de las enseñanzas de nuestro Señor Jesús en toda la lista
de ilustraciones en las parábolas en relación con deudas en relación
con obreros, en relación con contratos, en relación con joyas,
con tesoros, con todo un gran tema que esto ilustraba. Incluso
algunos dicen que la mayor parte de sus parábolas se centraban
en algo relacionado con cuestiones económicas y el dinero, tan solo
de manera ilustrativa. Nada más. Ahora, ¿listos? Vamos
a dar lectura en Éxodo 20. A la lista de los 10 mandamientos
estamos llegando aquí. Al famosísimo décimo que vamos
a bosquejar más adelante. Mandamientos, estamos llegando.
¿Ya lo tienen? Y es en el versículo 17 que lo
encontramos. Estoy distraído aquí con esto.
El 17 dice, No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás
la mujer de tu prójimo. ni su siervo, y se sobreentiende
que la palabra aquí habla de esclavos, ni su criada, esa es
la versión antigua, es una parte del mismo tema de los que están
a su servicio, ni su buey, que sería hoy en día su medio de
transporte de entrada, entre otras cosas, o sea, ni su coche,
ni su asno, que es una parte del mismo asunto, se los hueyes,
y los asnos eran tanto medios de transporte como animales de
carga y chamba, en el contexto histórico-cultural, ni cosa alguna,
vean cómo se extiende la prohibición en su forma negativa, ni cosa
alguna, ni ninguna cosa de tu prójimo. Ahora vamos al Evangelio
según Lucas, rápido, hay que buscarlo, a esta tan conocida
Enseñanza en Lucas 12, por favor, en relación con nuestro mismo
punto. Muchos no entienden que la palabra,
no vamos a discutirlo a fondo el día de hoy, codicia, obviamente
implica avaricia, incluye la avaricia. ¿Estamos mal? avaricia. En Lucas, ya lo tienen
en su capítulo 12, en el versículo 15. Y les dijo, mirad, guardaos
de toda avaricia. Guardense, ¿no? De toda avaricia,
que es el mismo tema de la codicia. Porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de bienes que poseen. Eso es un
gran tema, ¿no? Gigantesco este punto. Y les refirió a una parábola
diciendo la edad de un hombre rico había llevado mucho. Y él
pensaba dentro de sí diciendo, ¿qué haré? Es una tremenda abundancia,
bonanza, ¿qué haré? Porque no tengo en dónde juntar
mis frutos. Dijo, y estos son sus pensamientos en su corazón,
esto es lo que haré. Derribaré mis alfolías, mis graneros,
y edificaré mayores. Y ahí juntaré todos mis frutos
y mis bienes. Y diré a mi alma, alma, muchos
bienes tienes almacenados para muchos años. Reposate, come,
bebe, regocijate. Bien, estos son sus pensamientos,
¿no? Esto es en el momento crítico en su vida, cuando los ingresos
no superan las expectativas. El hombre ya de entrada es desde
un principio un hombre rico, en otro contexto lo entendemos.
Y esto es muy variable y es algo comparativamente hablando. Y
le dijo Dios en el versículo 20, Ignacio, Esta noche vuelvan
a pedir tu alma. Vienen a pedirte tu alma. Y lo
que has prevenido, ¿de quién será? Y así es la aplicación. Que hace para sí tesoro. Y no es rico en Dios. A esto vamos a llegar antes de
concluir. ¿Qué quiere decir esto? Rico sin Dios. Ahora Santiago,
por favor. Guarden en mente estos textos.
Son la base de todo lo que vamos a escuchar. Ahora vamos a A Santiago,
por favor, a su capítulo 4. Esta Biblia se me están pegando
las rocas. Santiago 4, por favor. Y el tema de los conflictos que
ya mencioné está delineado aquí en relación con su causa y sus
raíces, incluyendo todos los conflictos en relación con el
dinero. Ya hicimos un estudio preliminar
sobre este asunto. viendo una serie de principios
bíblicos que gobiernan este tema del dinero, como es que no ha
de ser un conflicto en la vida de ningún creyente, que no debemos
dejarnos llevar por lo que vemos en los demás, ¿no?, enredándose
increíblemente todos los conflictos en el mundo entero se centran
en este tema en algún sentido. En Santiago 4, ¿de dónde vienen
las guerras y los pleitos entre vosotros? No son, acaso no, vean,
no son de vuestras concupescencias. Y vean, esta palabra también
es fuertísima. Pasiones desordenadas, se traduce
en las versiones modernas, las cuales combaten en vuestros miembros.
Y la palabra aquí es miembros, ¿no? Y se refiere siempre a esta
fórmula a las partes, facultades del alma y el cuerpo del ser
humano, miembros, ¿no? Comenzando con lo que vemos aquí
en el mismo corazón. Lo que el décimo mandamiento prohíbe En
el versículo 2, en la versión antigua, codiciais. Y no tenéis,
no logran lo que codician, no lo logran obtener. Y como consecuencia,
matáis. Y esto es la causa de todas las
guerras en algún sentido. Puede haber algunas excepciones,
la así llamada guerra justa, pero con la excepción de estos
casos, todas las demás guerras a lo largo de la historia se
han centrado en lo que estamos leyendo aquí, al no obtener,
esto es entre las naciones, lo que un pueblo o nación codicia
en relación con otro pueblo o nación, termina matándose. unos a otros. Ardez, y esa es la versión antigua
y esa es la traducción correcta. Escuchen lo que dice aquí. Ardez
de envidia. Y llevan a cabo un conflicto. Aquí la idea sería hasta con
violencia. Guerreáis, no un tipo de guerra.
Y aún así, con toda la codicia, con toda la envidia y con todo
este conflicto que se está armando en el contexto del argumento,
tampoco logran sus deseos. No tenéis lo que deseáis Y luego
viene el por qué en parte en la vida de un creyente es por
no pedir, porque no pedís. Y al pedir, si esos son los motivos
por los cuales estamos rogando y pidiéndole a Dios en este asunto,
no recibís. Ah, porque pedís mal para gastar,
y esto es otra vez la versión antigua, para gastar en vuestros,
y la palabra aquí es, deleites o placeres, ¿no? Ahora, esto
es nuestro tema. Lo que vamos a hacer es bosquejarlo,
analizarlo, incluso señalando evidencias y síntomas de todo
este conflicto que está pasando en el corazón de cada persona
en conversa en todo el mundo sin excepción. Lo que acabamos
de leer aquí es lo que está sucediendo en pobres, en ricos, en cualquier
parte del mundo. Esa es la triste realidad. Y
luego vamos a analizar en una forma abreviada, bosquejando,
al final del sermón, cómo librarnos de esto. que es el conflicto
principal, triste y increíblemente en la gran mayoría de los matrimonios
en todo el mundo. Pero como estamos aprovechándonos de esto, nos
toca en el próximo sermón un análisis de los principios bíblicos
sobre cómo manejar los recursos que Dios nos ha dado, una lista
de reglas, principios, incluso mandamientos y prohibiciones,
es lo que vamos a ver, que son de muchísima ayuda práctica para
todas las parejas, para todas las familias, para todas las
personas, ¿no? en el contexto de entender su mayordomía. Ahora
comencemos con esto. ¿De dónde vienen esos conflictos?
El texto dice vienen y procedan del corazón. No vienen de fuera,
sino de dentro. Acabamos de leerlo, ¿no? Esto
sigue cayéndome. Si vuelve a caer, no voy a hacer
caso. La fuente de todo este asunto
es el corazón, ¿no? En nuestro corazón se encuentra
el origen, se encuentra la causa, se encuentra el porqué de todo
este asunto. No es algo, como vemos por todos
lados, de que tú eres víctima de alguien o algo. Esto no es
así. La victimización no entra aquí.
No se trata de países ricos, de países pobres, no se trata
de la cuestión socioeconómica ni política de ninguna nación
ni pueblo, aunque estos factores los vamos a ver. tienen algo
que ver con estos problemas a nivel mayor, ¿no? Pero a nivel menor,
todo el asunto comienza aquí. Nuestro concepto de quiénes somos,
de lo que nos hace falta para vivir cómodamente en este mundo,
esto es la causa de todos estos problemas. Y esto, como vamos
a ver, va mucho más allá de la cuestión de comida, más allá
de la cuestión de vivienda, más allá de la cuestión de lo básico
y lo necesario para sobrevivir. vivir. Comienza con deseos, comienza
con pasiones, comienza con codicia, comienza con envidias, comienza
con celos, comienza con supuestas necesidades que se convierten
en exigencias, en demandas, en lo que merezco, en lo que ustedes
me tienen que dar, en lo que me deben. Así comienza todo este
asunto en el corazón de cada quien. Y estas demandas que van
creando expectativas en relación con la vida de cada persona,
se van creando desde cierta edad, depende del tipo de hogar en
que nacieron, se van creando expectativas, sueños, aspiraciones
y deseos, y cuando todo esto no se cumple, entonces de inmediato
surge el deseo de castigar, La traducción aquí, estos deseos
riñan, estos deseos se combaten entre sí, hacen guerra entre
sí. Estos deseos incluso son un tipo de violencia, de homicidio. Si no llegamos a los carteles
y a todo lo que vemos con... Yo les pregunto, ¿cuántos de
estos 600, 800 o más de un millón de muertos en los últimos años
en la guerra, supuesta guerra con los narcos? ¿Cuántos de estos
muertos murieron precisamente por lo que el texto dice? Asesinan,
dice el texto. Se matan entre sí. Ardez de envidia,
dice el texto. Cometen actos de homicidio, ¿no?
Porque están siendo devorados por la envidia y la codicia que
domina en sus corazones. Y esto funciona así a nivel micro
y macro. En una familia, en el contexto
de la pareja, hay tantas expectativas y muchas parejas se enredan en
este tipo de problemas. Y termina con que si me das lo
que necesito, lo que exijo y merezco, hablando a su pareja, todo estará
bien. Si me ayudas, te amo, te quiero,
te aprecio mucho. Pero si fallas en mis expectativas
en este asunto, si no me das, si me impidas o me obstaculizas,
entonces tú eres el culpable, yo soy víctima y me lo vas a
pagar. Y voy a pelear contigo. en un
momento te voy a obligar y si esto no sirve te voy a castigar
y si el asunto no se resuelve entonces pudiéramos hasta separarnos
y yo te voy a demandar y si esto no basta terminaremos divorciados
entonces. Y es increíble, si no es por
el asunto de la infidelidad en la relación sexual, la gran mayoría
de los divorcios en todo el mundo, yo me atrevo a decir, si fuéramos
a saber las cifras reales, como el 75% de los que terminan divorciados,
es el pin, el divorcio es el pin de lo que acabo de resumir
con palabras ilustrativas a grandes rasgos. Es lo que acabo de decir. Y claro, cuando están frente
al juez y en un proceso legal de divorcio, pueden o no sacar
de la manga estas cosas y decir, nos vamos a divorciar por este
conflicto que tenemos sobre el dinero y los recursos. Y esto
va por muchos caminos. Entonces, para aterrizar aquí,
hay que analizar, y lo vamos a hacer de una forma bosquejada,
primero, La causa principal de todos estos problemas que sigue
siendo la codicia. La palabra codiciar en el décimo
mandamiento que es según el apóstol Pablo el mandamiento que Dios
usó en su propia vida en el proceso previo a su conversión de convicción
de pecado. Pablo dice en Romanos 7 que él nunca hubiera reconocido
su propia pecaminosidad y culpa y necesidad de perdón y salvación
si no fuera por el décimo mandamiento. Es lo que Pablo dice, no codiciarais
¿no? No codiciar y esta palabra es
tremenda ¿no? Porque la codicia es un deseo.
Entonces Dios está llegando al nivel de decir, no pueden ustedes
desear la lista de cosas que está en Éxodo 20. Se refiere
a desear cosas, aquí las estoy pintando como pecaminosas, hay
que entenderlo. La misma palabra codiciar en
el griego del Nuevo Testamento se usa en forma positiva, de
igual manera como en forma negativa. Es decir, hay muchas cosas que
hemos de desear. que hemos de codiciar muchas
cosas que deberíamos de desear de todo el corazón. Cosas buenísimas,
cosas lícitas, ¿no? Comenzando con toda una lista
de cosas espirituales, comenzando con la misma salvación, ¿no?
Así comienza. Nadie se ha salvado jamás sin
haber deseado dicha salvación. Y el punto es que la Biblia maneja
esta misma palabra en forma positiva y negativa. Escuchen bien. Esto
quiere decir mucho. Ah, porque como vamos a ver,
el derecho de propiedad privada es uno de los diez mandamientos.
El octavo mandamiento. Y la Biblia da por sentado que
vamos a poseer toda una lista de cosas. Hay un gran propósito
en esto que vamos a discutir próximamente. Pero el hecho de
que los seres humanos poseen bienes, ¿no? Y aquí estamos hablando
de cosas materiales. Incluso, obviamente, el dinero.
Es algo importantísimo como vamos a ver. Pero en nuestro caso aquí
lo que es el lado negativo de este asunto es lo que vamos a
bosquejar. Porque se trata el décimo mandamiento
del deseo excesivo, el deseo caminoso en relación con todo
un paquete. Y esto al grado que ya lo señalábamos
en la palabra miembros, habla de todo lo que hay en nosotros,
incluyendo profundos deseos, abarcando sueños, abarcando expectativas,
abarcando los pensamientos cotidianamente de muchísimas personas. abarcando
sus imaginaciones y estos profundos deseos en relación con las cosas
materiales, en relación con los beneficios que las cosas materiales
nos proporcionan, en relación con todo un paquete que termina
apoderándose de la persona. Esto es lo que sucede. Y cuando
estos deseos son cultivados, son fomentados y esto es lo que
está sucediendo constantemente, estamos siendo bombardeados con
propaganda, con comercios, con anuncios, no puedes hacer nada,
no puedes ni abrir tu celular sin que te llegan estas cosas,
no puedes ver ningún programa en televisión o escuchar ni siquiera
en radio sin que haya todo un mundo de propaganda, de medios
masivos, peor en las redes sociales para venderte algún producto
o crear por lo menos estos deseos en tu corazón. De tal modo que
lo que sucede es esto, la mayoría de las personas son de forma
imperceptible al principio y luego en forma deliberada, son personas
dominadas por estos deseos. Llegan al extremo muchísimas
personas a creer que su felicidad depende de todo esto, de lo que
andan codiciando, de lo que quieren poseer, de lo que quieren obtener.
Llegan a creer que es imposible que tengan éxito, es imposible
que tengan cierto nivel de vida, es imposible que sean personas
especiales en algún sentido, a menos que pueden cumplir con
esto. Llegan a creer que no pueden,
la idea de ser felices es un gran tema. Yo voy a decir que
no pueden estar satisfechos. Que no pueden quedarse, como
vamos a ver terminando, ya estoy violando mi regla, que no pueden
estar contentos, ¿no?, sin dar bien de suelta todo esto. Y esto
lo manifestamos por lo que el texto aquí en Santiago explica,
por la envidia y por los celos que todo esto engendra. ¿Cuántas
veces hemos hablado de la envidia que los teólogos llaman la enfermedad
del alma? Esta idea que nos sentimos mal,
desgustados, enojados, victimizados al ver la prosperidad ajena,
al ver las bendiciones que tienen otras personas. Lo percibimos
como un golpe en contra, como vamos a ver en un momento de
nuestra soberbia, un golpe en contra de mi autoestima, un golpe
en contra de la gran persona que pretendo ser y al grado en
que esto provoca enojo. Coraje, el deseo aquí de incluso
de atacar y si fuera necesario pelear y llegar al momento de
quitárselo de los demás, todo lo que tienen, lo que yo no puedo
obtener, quitárselo de esas personas, si fuera posible. Y este asunto
va por muchos caminos porque, obviamente, lo hemos escuchado
mil veces, no se trata simplemente de cuestiones económicas. Lo
que engendra envidia entre nosotros puede ser, y la lista aquí es
interminable, el poder, los dones, los talentos, las oportunidades,
el nivel de éxito, en un momento dado el buen nombre, la reputación,
la fama, ¿no? Puede ser la familia de otra
persona, puede ser, como en la lista, En éxodo 20, la pareja
de otra persona, pudieran ser sus medios de transporte, pudieran
ser. Y la lista que dice ninguna cosa,
en éxodo 20, no hemos de codiciar ninguna cosa que se encuentra,
en este contexto de ver al prójimo desear y anhelarlo y codiciarlo
y enojar, nada de esto. según el décimo mandamiento debería
de suceder a nosotros. Y este tema es tan fuerte, nos
sentimos ofendidos al ver que otras personas tienen más. Nos
sentimos como si esto nos hiciera menos al ver que otras personas
tienen más. Nos llena de celos, ¿no? Y nuestra
ambición personal se apodera de nosotros y en la lista de
todos los ejemplos bíblicos, ¿no? de Caín matando a Abel,
de Sara y Agar peleando hasta que Agar se quedara echado al
desierto y desamparada, Jacobi y Saúl, Raquel y Lea la Fea,
la lista la conocemos, es a lo largo de la Biblia, Saúl y David,
Cristo y los judíos, etc, etc. La lista es interminable porque
este conflicto, esta guerra está presente Por todas partes y increíblemente
en casi todas las relaciones interpersonales esto es lo que
se ve. De alguna manera. De tal modo
que ahora voy a ir más allá. Esto lo comenté ayer en el instituto.
Tengo que señalar esto antes de proceder. En lo más profundo
de este asunto, lo que estamos viendo en la codicia, la avaricia
y la envidia es simplemente la soberbia. No es otra cosa, salvo
ese pecado principal que se llama la soberbia. Eso es lo que estamos
viendo. Y lo estamos viendo de la siguiente manera. Escuchen
la ilustración. Si el amor, según 1 Corintios
13, Este, tiene paciencia. El amor, que es una descripción
del amor de Cristo, es bondadoso. El amor que nunca se vuelve arrogante
o soberbio. El amor que no hace nada indebido,
nada indecoroso en la versión antigua. El amor, escuchan, ¿qué
dice el texto? El amor no tiene envidia. El
amor no cae en la trampa de comparaciones y la envidia. Y luego llega al
extremo a decir el amor ni siquiera busca lo suyo propio? No. Y este amor no es provocado?
No. No guarda rencor, ni enojo, ni
coraje. Menos. Ni lleva la cuenta. No. Ni apunta. Nada. No. Ni se regocija cuando ve
que algo malo ha pasado al próximo. Menos. Menos. Y si cambiamos
la descripción del amor en 1 Corintios 13 para poner en su lugar la
palabra soberbia. Escuchen lo que sucede con esa
descripción. Ah, resulta que la soberbia no
es paciente. Que la soberbia no es bondadoso. Que la soberbia está lleno de
envidia y cada vez envidioso. Que la soberbia es arrogante.
Que la soberbia hace un sinnúmero de cosas indebidas, indecorosas.
Que la soberbia es tan fácilmente provocada. Que la soberbia lleva
definitivamente cuentas del mal. Que la soberbia goce de la injusticia
que sucede a otros. Y que la soberbia nada lo sufre,
nada lo soporta, nada lo aguanta, ni la más mínima falla en los
demás. La soberbia no aguanta nada. Que la soberbia no espera
lo mejor, sino lo peor. Que la soberbia tan solo piensa
en sí mismo y ya explotó una bomba. No sé si me explico. Estamos hablando de las raíces
de todo este fenómeno. Que yo estoy diciendo aquí, en
forma directa, es la soberbia. La soberbia. Ahora, termina la
introducción y vamos a bosquejar el tema aquí. Primero, hay que
pasar por este bosquejo, entender más a fondo de qué se trata esto,
y luego veremos cómo, con la ayuda de Dios, cómo en alguna
medida, combatir todo esto y librarnos de esta codicia. ¿Listos? Estoy viendo por primera vez
ese reloj que no funciona. Ahora escuchen bien. En todos
los casos la codicia termina creando un conflicto en la vida
de la persona. Es lo que hemos dicho en la vida
de todas las personas. La codicia termina creando un
conflicto entre lo material y lo espiritual. Esto es el argumento
bíblico que vamos a ver aquí. Entre las cosas materiales y
las cosas espirituales, un gran conflicto. La codicia siempre
tiene este efecto en quien sea. Incluso sobre los creyentes tiene
el efecto de debilitar, de disminuir todo lo que es la gran importancia
de la realidad espiritual y su relación con Dios. Al grado en
que en la palabra sobre el sembrador y el proceso evangelístico, Cristo
dijo que este conflicto preexistente que ya existe en la vida de cada
persona en conversa, es el obstáculo en muchos casos, las codicias,
plural. Las codicias dice Cristo en su
explicación de cómo la palabra sembrada como semilla, el evangelio
sembrado en el corazón de esas personas no lleva fruto dice
Cristo por las codicias de otras cosas. Que entrando terminan
ahogando la palabra y se vuelve fructuosa la palabra. Cristo
dice, esto es uno de los obstáculos principales en la conversión
de todo el mundo. La codicia, ¿no? Impide que sean
convertidos. Lo mismo sucede en otros contextos
que no vamos a discutir aquí. Pero el punto es, es tan sencillo.
En el momento en que una persona se vuelve consciente de un conflicto
entre lo material y lo espiritual, ya hay un problema. Hay un problema
gravísimo. Yo me atrevo a decir, como lo
vemos en el caso del joven rico y otros, como lo vemos en el
caso que estábamos leyendo al principio de este hombre que
comenzó a planear todo lo que haría con la cantidad de dinero
que le había llegado. Vemos que esto es el camino directo
a la perdición en la vida de cuantas personas. El joven rico
se fue triste. Se sintió malisimo al escuchar
de la boca de Cristo la aplicación del décimo mandamiento. Lo que Cristo sacó en relación
con la pregunta de que tengo que hacer. Tienes que arrepentirte.
De que tengo que arrepentirme. De tu codicia tienes que arrepentirte.
y se fue triste y perdido al infierno. Llegó, es lo que se
supone, sin saber cómo terminó su vida. Pero el punto es tremendo.
Hay un poder en todo esto. Los teólogos lo llaman un poder
totalitario. Un poder que se enseñorea de
las personas, hasta el punto de dominar, hasta el punto de
controlar, hasta el punto de esclavizar a quien sea. Hay un
peligro en cualquier cosa terrenal, en todos los así llamados tesoros
terrenales. Hay un peligro enorme en relación
con el dinero. Hay un peligro enorme en la acumulación
de bienes. Hay un peligro enorme en llegar
a tener cierto nivel de éxito socioeconómico. De igual manera,
un peligro enorme en no alcanzar ninguna de estas cosas. Ah, porque
las cosas que codiciamos tienen poder sobre nosotros, tienen
poder sobre nuestro corazón. Son lo que Cristo dio a entender
en la tan citada referencia, donde está vuestro tesoro, ahí
estará vuestro corazón. El Sermón del Monte, Mateo 6,
21, en donde está centrándose tu corazón en algo, como algo
que tú estás atesorando, que tú estás, este, en este caso
estimando y valorando mucho. Pueden ser tantas cosas, aquí
estamos hablando del dinero. Lo que sea está sobre la mesa,
lo que es de gran valor. Lo que tu corazón estima y desea
es lo que te va a ocupar, es lo que te va a arrastrar, es
lo que te va a controlar. Y los deseos más profundos de
tu corazón serán arrastrados por todo esto. Y si se trata
simplemente del dinero, como lo que vimos en el estudio anterior,
el amor al dinero, en eso vas a confiar. Los que buscan su
felicidad en el dinero, los que buscan su contentamiento en el
dinero, los que buscan su razón de ser en el dinero, en el dinero
confían. Hasta yo digo que terminan enamorándose
del dinero. Esta fórmula, la versión antigua,
amantes del dinero dice. Es la misma cosa, el dinero llega
a desempeñar un papel como si fuera un amante. en sus vidas,
como si tuvieran alguna relación romántica con el dinero. No, esto no es así. El dinero
termina siendo su Dios. El dinero termina controlando
sus vidas como un Dios, ¿no? Que tiene control sobre sus emociones,
tiene control sobre sus pensamientos, tiene control. El Dios que se
llama, hay una palabra técnica en la versión antigua, mamón.
Yo entiendo que esa palabra tiene mal uso en el español. Pero es
el Dios que adoraban en los cultos, en las religiones paganas, en
el mundo greco romano, hacían culto a ese Dios, ¿no? A ese ídolo. Lo tenían en un
templo central. el ídolo que representaba para
esas personas, el dinero. Y todo subordinado al Dios del
dinero. Todo subordinado, toda la perspectiva,
toda la vida, todos los anhelos, todos los sueños, todo centrado
en esta idolatría. En Efesios 5 Pablo dice la avaricia,
el sexo lo conocemos, la avaricia es de tal manera que podemos
decir que los que aman al dinero son idólatas. Y con razón en
la lista de los 10 mandamientos Dios se declara como enemigo
de todo esto. Con razón Dios da a entender
lo siguiente, Dios aborrece la codicia. Tal como aborrece la
mentira, tal como aborrece la infidelidad, tal como aborrece
el homicidio, Dios aborrece la codicia. Dios aborrece la codicia
por lo que hace a los hombres. De como nos convierte en sus
esclavos, de como nos reduce al nivel de personas y doble
atrás, ¿no? De cómo nos conduce a hacer caso
mismo de lo espiritual, creando un conflicto, si hay un conflicto
al principio, pero el conflicto termina con la gente olvidándose
de lo espiritual y entregándose a lo material. Eso es lo que
sucede. en este pecado. Dios aborrece
la codicia porque es un acto de adoración. En donde las cosas
temporales, escuchan, las cosas materiales toman el primer lugar,
se exaltan por encima de nosotros, por encima de Dios, y exigen
nuestro servicio. Y si tu dudas de lo que estoy
diciendo, Tan solo tienes que mirar al mundo en que vivimos. ¿Cuántas personas? Todos sus
ídolos son materiales. Todo su tiempo, toda su energía,
todos sus dones, todos sus talentos, toda su fuerza de vida incluso. Todo está dedicado al servicio. de este ídolo, ¿no? Y lo que sucede, este tema lo
hemos tocado muchas veces hace años, lo tengo que resumir aquí. Es un proceso adictivo. Vivimos en un mundo en donde,
por lo menos en los países del primer mundo, todos son adictos
al materialismo. Es una adicción. Son adictos. Y la adicción que estas personas
tienen comenzó en su juventud, adolescencia. Es un ciclo vicioso
que se repite en la vida de todos. Llegan a pensar a cierta edad
que necesitan, ¿no? Cuando yo era un joven, era un
estereo, ¿no? No había Walkman, no había iPods,
no había nada de lo que conocemos hoy en día. Todo lo traes ahora
en tu celular. Y desde tu primer estereo, Y luego hasta tu primer
coche, si llegaras a tener las llaves de un carro propio, de
tus papás, lo que sea. Y comienza en la vida de todos
los jóvenes, estoy hablando aquí de los varones, un proceso en
donde tú vas poco a poquito escalando, ¿no? Tratando de obtener toda
una lista de cosas que son las que los demás están buscando
en ciertas ciudades. Esto comienza a los 13, 14, 15,
16. hasta 20 años de edad. Y es un ciclo vicioso en donde
lo que sucede es lo siguiente. La persona comienza a codiciar
la cosa que su corazón le dice que es tan necesaria para su
estatus, para verse bien, para tener su club de fans, puede
ser en un momento dado, para que los demás en secundaria o
prepa, puede ser a nivel universitario, ya graduados de la universidad,
para que los demás vean que la persona ha tenido cierto nivel
de éxito en su vida y lo que sucede es que las personas al
llegar a cierto nivel luego se sienten insatisfechas. Luego
se sientan mal. Ah, porque todo lo que el ídolo
les ofrecía, felicidad, autorealización, club de fans incluso, todo lo
que su soberbia anhelaba, no se logra. Como lo dijo nuestro
Señor Jesús, el que bebe de estas aguas volverá a tener sed. Volverán a tener sed. Y esto
es el ciclo vicioso que comienza a cierta edad y se repite en
las siguientes etapas de la vida sin enumerar todos los detalles
ni las cosas que van buscando, anhelando y creyendo. El punto es muy sencillo. Las
personas terminan creyendo lo que acabamos de leer de la boca
de nuestro Señor Jesús que la vida del hombre consiste en la
abundancia de cosas que posee. Terminen más que convencidos
de esto. Exactamente lo opuesto. Cristo
dijo que la vida del hombre no consiste en esto, pero terminan
creyendo que sí. Y se quedan psicológica y emocionalmente
tan atrapadas, que su misma felicidad depende de la adquisición de
más, y más, y más, y más, y más en la adicción a la codicia y
la adicción al materialismo. No hay límite. Esto nunca termina. Es algo que sigue hasta que las
personas terminan el 100% dominadas. por esta adicción, creyendo que
la vida del hombre consiste de sus posesiones. Así. Y si tú has estado escuchándome
hasta ahora, a lo mejor en un contexto cristiano, y piensas,
no hermano, ¿por qué estás perdiendo nuestro tiempo hablándonos de
esto? Ya lo sabemos. ¿Por qué nos estás hablando de
esto? Porque ya lo entendemos. ¿Por qué ahora nos vas a dar
más balas? Estoy disparando en contra
de la codicia porque no, no, no, a mí, a nosotros no nos domina
esto. Pero yo no estoy convencido. No, es, tu respuesta no me convence
o tu objeción no es válida. Ah, porque en un contexto cristiano
es increíble cuantos cristianos de inmediato piensan, no, esto
no me describe a mí. Yo no creo que la vida del hombre
consiste de la abundancia de cosas que posee. Entonces, ¿por
qué están peleando sobre dinero en tu matrimonio? ¿Por qué hay
inconformidad y conflictos en la relación más importante, salvo
la que tenemos con Dios, sobre esto? ¿Por qué? Si el asunto
no es así. ¿Por qué estamos luchando cotidianamente
en contra de esta idolatría? Por lo menos con algunas cosas
que se nos presentan en los anuncios que sí, nos llaman la atención. ¿Por qué? Porque este pecado está bien
arraigado. en la vida de todos, en la vida
de todos. Si fuéramos a saber en el transcurso
de un solo día, y aquí el tema está limitado. Lo que estamos
diciendo aquí está muy restringido. Cada vez que tú ves un cuerpo
atractivo, eso es la codicia. Más atractivo puede ser en un
contexto sexual, en un contexto romántico. ¿No te sientes atraído? Si tú me dices que no, simplemente
no te creo. Cada vez que tú ves, yo les dije hace más de una vez,
yo salgo de aquí esperando que se hayan ido los coches. Y a
veces, ¿dónde está mi carro? ¿Dónde está? Está estacionado
aquí enfrente, ¿no? Es un Altima 2015, está ahí parado enfrente. Y me subo al coche. No quiero
ver los coches de los demás para evitar esto. No voy a decir más. El problema
de todo esto es real. Ahora, vamos por partes aquí. ¿Cuáles son síntomas o evidencias
de lo que el hermano está diciendo? ¿Cuáles son? Bueno, hay que entenderlo
bien. Este es el pecado, el más misterioso
de los pecados en la lista de los 10 mandamientos, que siempre
llega a nosotros disfrazándose. Este es el pecado oculto. Este
es el pecado encubierto. Este es el pecado que siempre
te llega por diferentes caminos. Este es el pecado que puede encontrar
el motivo. Este es el pecado que siempre tiene el pretexto. Este es el pecado que te dice,
no, no, yo no estoy hablando de codicia aquí, son mis necesidades.
Sobre este punto de tus necesidades básicas, vamos a hablar antes
de irnos y vamos a hablar más hoy en ocho. Y no es una necesidad. OK. Ah, yo tengo que mantener
a mi familia. Estoy de acuerdo. Ah, yo necesito. Y una lista de cosas básicas.
OK. Pero más allá de eso, ¿qué necesitas? No, ese es el pecado que es experto
en disfrazarse, que te acerca constantemente bajo mil pretextos. para justificarse. Es increíble
esto, ¿no? ¿Cómo sucede? ¿Cómo somos víctimas
de un autoengaño incluso en todo esto? Y todo esto se manifiesta
de mil maneras. Comenzando con nuestros pensamientos
se manifiesta la mayoría de los pensamientos de la mayoría de
la gente están centradas en estas cuestiones todo el tiempo. hasta
los que profesan ser creyentes, la mayor parte de su tiempo,
con la excepción de los momentos leyendo, escuchando, asistiendo
a un culto, o en comunión con Dios, sus mentes están distraídas
con estas cosas, sus mentes están ocupadas con estas cosas. Y esto
no lo estamos desvinculando de la chamba, no lo estamos desvinculando
de tu trabajo, lo vamos a ver también. Esto es una parte del
mismo asunto. Pero, ¿cuántas personas no pueden
dejar de pensar en estas cosas? La mayor parte de sus pensamientos,
la mayor parte de sus esfuerzos, la mayor parte de sus vidas,
todo está entregado a esto. Sí. Esto es así. Y cuando preguntamos tan sencillamente,
¿qué es lo que buscamos más? Estas cosas o las cosas de Dios. ¿Cuáles son las cosas que nos
importan más? ¿Cuáles son las cosas que nos dan más tristeza?
Más dolor, más ansiedad, más preocupación, más conflictos
en nuestra vida. Cuando hacemos las preguntas,
¿a qué nos dedicamos con lo que se llama el tiempo libre en nuestras
vidas? Es decir, ¿qué es lo que estamos
buscando en primer lugar? Ya saben lo que voy a citar,
buscar primeramente el reino de Dios. el sermón del monte
y su justicia. ¿Qué serán estas palabras? Reino
de Dios. ¿Qué significa su justicia? Y
todo lo demás será añadido. Ah, pero muy pocos están buscando
primeramente el reino de Dios. Muy pocos están buscando primeramente
la justicia. Están buscando en primera instancia
esto. Y estoy dando aquí una lista
de evidencias de que esto es así. Hasta el grado en que la
lista tan espantosa en Éxodo XX es una tremenda ilustración
de esto. Porque dice, ni su pareja, su
esposa, su marido, ni su casa, ni su coche, ni la palabra sierva,
la palabra siervo, la palabra hebrea, incluso habla de los
esclavos en la casa, es todas las comodidades. Hoy en día la
sierva es el refri. Hoy en día el esclavo es la lavadora. Entres ahí. Vente este gordita. Hay que ver la lavadora que tienen
aquí. Si tienen secador. Hasta puede ser el horno. ¿Qué
tipo de horno tienen en esta cocina? Hay que venir a ver. Y los aparatos domésticos, ahí
comienza la lista, son los ciervos, son las ciervas. ¿Cuánto más,
no? Lo que vemos. Todo entra bajo
la observación y la crítica de todos. La codicia se fija en
todo. La avaricia se fija. En todo. La envidia, ¿no? Puede ser la
esposa. Pueden ser los hijos. Puede ser
que de veras tiene un asno ahí. ¿Qué tenemos aquí atrás en el
jardín? Vénganse a ver. Aquí tenemos
este animal. Ahí está el animal. Yo voy a decir burro. Vénganse
a ver mi burro. ¿Cómo tienes un burro? Yo no
tengo un burro. ¿No? Estamos iniciando un negocio.
Vamos a vender burros. Sería un buen negocio. La persona
codiciosa siempre se está comparando con los demás. Siempre. Y la
pregunta es, ¿por qué estas personas tienen cosas que yo no tengo?
Y ese golpe que mencionamos al principio, ese golpe para tu
autoestima, este golpe para tu soberbia y la codicia, no puede
dejar de caer en esta trampa de comparaciones Y peor, lo mencioné
ayer, es increíble. Normalmente estos en la oficina,
personas que se dedican a lo mismo. Un médico envidiando a
otros. Un atleta, no. Es increíble el
nivel. Lo que ellos dicen es, no, es
un nivel de competencia. No, es envidia. Son celos. Ajá. Sí. Es la codicia. Entre los
políticos, es increíble el nivel de competencias, codicias, envidias
y pleitos. Ah, porque todo esto te deja
así. Te vuelve incapaz de amar al
prójimo. Te deja indiscapacitado así,
sin abusar de esta palabra, yo entiendo que significa algo muy
triste en la vida de una persona discapacitada, pero espiritualmente
te deja incapacitada para ser un verdadero amigo. ¿Cuántas
amistades han terminado por esto? Te deja incapacitado. para amar
al prójimo y desear el bien del prójimo por encima de tu propio
bien. Te deja descontento, como vamos
a ver, terminando. Te deja como uno de estos ingratos,
¿no? Que ha perdido toda perspectiva,
toda perspectiva de la realidad de las cosas, ¿no? Esta capacidad
de apreciar las bendiciones, de ser a de veras personas agradecidas,
de entender que todo que tienes que no hayas recibido, todo lo
hemos recibido de Dios. Como lo comenté y lo volveremos
a ver, este tema es tan fuerte porque tan solo Dios te puede
dar dinero. Nadie más. Yo estoy hablando
en forma lícita, no con la pistola. Estoy hablando en forma correcta.
Todos estamos en la misma circunstancia, en la misma condición en que
dependemos el 100% de la providencia, del suministro,
de la bondad, de las promesas, de la provisión de Dios. El 100% dependemos de él. Y los encombarsos no lo quieren
reconocer, por eso están peleando entre sí. Y se supone que como creyentes
debemos reconocerlo. Hemos de entenderlo. No, esto
no es así. La mayoría de las iglesias que
predican el evangelio falso de prosperidad están todos los domingos
tocando los tambores de guerra hasta el grado en que promuevan
desde el púlpito esta codicia. Promuevan desde el púlpito a
través de sus supuestas enseñanzas la envidia y la codicia y el
materialismo. Llegan al punto de aplaudir a
las personas que vayan avanzando en ese aspecto de sus vidas y
menospreciando a los demás. Llegan al grado de convertir
a sus feligreses en un tipo de mercancías, dice la palabra de
Dios. Aprovechándose de estas personas,
el texto en 2 Pedro dice, por avaricia harán mercadería de
ustedes, de vosotros, con palabras fingidas. Charlatanes, ladrones en el púlpito. ¿De cuántas iglesias a esta hora,
el domingo del 12, 13 de noviembre de 2022, me atrevo a decir el
85% de los púlpitos en esta gran ciudad de México? Son ocupados
por estos hombres que por avaricia se dedican a aprovecharse de
sus feligreses motivados por su codicia. Manipulan a la gente
y peor aún, Esto es tan espantoso, porque en una lista de textos
en el Nuevo Testamento, que están en 1 Corintios 6, Efesios 5 y
Gálatas, en la lista de pecadores, y los que no son creyentes, los
que no van a heredar el reino de Dios, los que van a ir definitivamente
a la perdición, porque viven y son dominados por los pecados,
y vienen a nuestra mente, ¿cuáles han de ser estos pecados que
excluyan a las personas del cielo? ¿Cuáles han de ser esos pecados
que llevan directamente a la perdición? ¿No? A los que son
víctimas, esclavizados por estos pecados, ¿no? Y cuando comenzamos
a ver en esta lista, dice, ningún fornicario va a ir al cielo. Estaba hablando de personas que
no se arrepientan de su inmoralidad sexual. Es la palabra genérica
que habla de esto. Ningún en mundo. Y luego, la
lista de inmediato, De inmediato viene ningún avaro? Ningún avaro? Tiene herencia en el reino de
Cristo y de Dios? Ninguno? Y luego en el texto, en el artículo
anterior estoy citando de Efesios 5. Y avaricia ni aun se nombre
entre vosotros, dice? Que nadie sea culpable de avaricia? Hablando de los que son miembros
de la iglesia en Éfeso dice, no, no deben de admitir a ninguna
persona así. No deberían ni siquiera de mencionar
algo así. Como una característica de los
creyentes en Éfeso. Porque saben que, y se entiende
que los fornicarios y los inmundos van a la perdición. La tercera
palabra en la lista dice, los jabalos igual. Es lo que dice. Y se agrega, ah que son servidores
de ídolos. Si el ídolo es el sexo, si el
ídolo es el dinero, es lo mismo. Y luego dicen, nadie se engaña
con palabras vanas. Porque por estas cosas, ¿Cuáles
cosas? La inmoralidad y la avaricia
vienen, vean, a estas personas les viene la ira de Dios, por
estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.
No sean ustedes parecidos a ellos, el versículo 7, no sean, la palabra
grega es muy fuerte, ni participantes con ellos, ni parecidos a ellos
en ninguno de estos puntos. Y luego los púlpitos en donde
están promoviendo la avaricia. Directos al infierno irán. Y estos pastores que guardan silencio
son cobardes. o porque quieren aprovecharse
de alguien, guarden silencio, ni una palabra. Nadie jamás ha
expulsado de ninguna congregación evangélica en ningún país en
las Américas haya sucedido esto. Yo me atrevo a decirlo. A lo
largo de los últimos 100 años, en ninguna nación en donde el
evangelio ha sido predicada, en donde hay iglesias, jamás
hayan expulsado a nadie por este pecado. Síntomas de la codicia están
por todas partes. Están en todas las iglesias. Están en la mayoría de los púlpitos. Ahora rápido, como lo hemos pintado
aquí, se vuelve más feo el asunto. Ahora escuchen la contraparte. Muchos dicen, bueno hermano,
pero esto es tan drástico y tan pesado lo que nos estás diciendo.
¿Y cuál es la medida? Ya saben lo que vamos a decir
ahora. La Biblia no dice que es pecado
poseer cosas. Esto lo vamos a discutir. Ya
lo mencioné, el octavo mandamiento, el décimo mandamiento y otros,
van cargados al lado de propiedad privada, no al lado del socialismo. Aunque vamos a discutir eso.
Es un gran tema. Es la investidura del dominio.
Dios quiere que cada persona tenga posesiones. Es un gran
tema. No es pecado poseer ninguna cosa de este mundo. Esto no lo
hemos dicho. No, la Biblia está repleto, está
lleno de personas riquísimas y de igual manera súper pobres,
súper ricas y súper pobres. Están las dos cosas en la Biblia.
Y la Biblia está lleno de ejemplos de personas tanto pobres como
ricos que no callaron en esto. ¿Cómo es que no callaron en esto?
Lo vamos a discutir. Ya lo hemos dicho en parte. Buscando
primeramente el reino de Dios. su prosperidad espiritual, dieron
desde un principio no al mundo, a la Babilonia de este mundo,
escuchando la boca de Cristo de que le serviría a una persona
ganar todo el mundo a cambio De perder su alma, ¿no? Aquí
todo el mundo, ahí está la pistola, pero te tienes que suicidar.
Al final de recibir todo y disfrutarlo por un bien ratito y nada más
te vas a suicidar, ¿de qué le habrá servido? No, el creyente
entiende esto. El creyente pretende buscar primeramente
el reino de Dios. El creyente pretende buscar en
primer lugar la prosperidad de su alma. Vean en este texto,
¿no? Que estoy citando en tercera
de Juan. Vean el texto con sus propios ojos. Pero hay que volver
a decirlo. Nada de esto nos hace mejores
o peores en la medida en que no seamos culpables de codicia,
de avaricia, de envidia, ¿no? La fórmula aquí es tremenda.
Deseo que seas prosperado en todas las cosas. Y las sectas
carismáticas en todo el mundo, pentecostales, que predican la
prosperidad todos los domingos, mil veces lo hemos escuchado.
Quiero que seas, hermano, de la boca del apóstol Juan, prosperado
en todas las cosas. Y cierran la Biblia. Y que tenga salud a otros dicen
los que creen que tienen el don de sanidad. Esto se descartó
definitivamente con COVID. Yo me atrevo a decir, en las
Américas fallecieron más de estos farsantes mentirosos que decían
tener el don de sanidad que de cualquier otra clase de persona.
en relación con la falsedad de sus rectores. Toda sanidad es
divina. Nadie hoy en día tiene el don de sanidad que vemos en
el Nuevo Testamento. Sin discutir el por qué no, es
obvio que ya no. Incluso no estaría deseando sanidad
o salud si alguien pudiera venir a sanar a estas personas. Esto
termina en las últimas partes del Nuevo Testamento con Santiago
aquí llamar a los ancianos que tienen que orar por el enfermo
porque nadie puede venir a sanarlo. Al final Pablo no puede sanarse
a sí mismo ni nadie Así termina el Nuevo Testamento. Con estos
dones apostólicos de sanidad. El asunto terminó y no existe
hoy en día. Y han ofrecido en todo el mundo. Un amigo mío de toda la vida.
Jefe de la Escuela de Medicina de la Universidad de Oklahoma
en un momento. Se metió a trabajar en el hospital
de Oral Roberts, en su hospital que se dedicaba supuestamente
a mezclada medicina con la sanidad divina. El líder de una secta
carismática en la Unión Americana en los 50s, 60s, 70s, 80s y 90s
y en los 2000 y pico falleció. Este amigo mío se metió en el
hospital con el propósito de ver si podían sanar a alguien
o no. Estuvo ahí, si no me equivoco,
más de un año tratando de buscar y documentar y a ver y salió
con que nadie se había sanado. Construyó un hospital con tres
torres y con las manos gigantescas de oración frente a las torres.
Hoy en día estas torres están abandonadas. Y esa torre, ese
hospital se cerró porque sufrió un colapso económico, terminó
en quiebra en Tulsa, Oklahoma. Y aquí por todos lados estos
sanadores, por favor, sánate a ti mismo lo que dijo Cristo.
Vean, quiero que tengas prosperidad, quiero que tengas salud, pero
¿cuál es la medida? Así como tu alma Tan solo en
la medida en que tengas prosperidad y salud espiritual. Y esto es
la bomba que estos cuates no quieren entender. Porque si existiera
una correspondencia entre las dos cosas, todos estaríamos gravemente
enfermos aquí el día de hoy, todos. Algunos muertos, algunos
ya sepultados desde hace tiempo. Si existiera una correspondencia
entre tu salud espiritual, la condición de tu alma y la condición
física de tu cuerpo, estaríamos en gravísimos problemas. Pero vuelvo a agarrar el hilo.
Escuchen, no es pecado poseer nada. Escuchen cómo lo estoy
diciendo. Si estas cosas están en su lugar, en un lugar secundario,
por lo menos. Pero ahora, escuchen el argumento.
No es pecado nacer pobre. No heredar nada de nuestros padres. Como la mayoría de los mexicanos
de esta o la generación anterior, nacieron. No es pecado no poseer
casa, no ser dueño de ningún terreno. No es pecado no tener
una lista de posesiones materiales. Nada de esto es pecaminoso. Tampoco
es una virtud. Acabo de decirlo, tampoco es
una virtud. No, no, no, yo no estoy alegando
aquí a favor de las falsas sectas en la iglesia católica romana
en donde toman sus votos de pobreza, por favor. Deberíamos de haber
llegado descalzos aquí el día de hoy. ¿Qué estamos haciendo?
Estas son las votos de pobreza, ¿no? Yo no estoy hablando de
eso. ¿Puedo? Ayúdenme. El Señor Jesucristo
era pobre. No tenía plata ni oro. No tenían
donde reclinar su cabeza. Lo comenté ayer, esto lo vamos
a discutir en otro contexto. No hay ni un ejemplo en los cuatro
evangelios de Cristo regalando, dando dinero de su bolsa a nadie. Ni tenían la moneda para pagar
el impuesto. Todo este milagro con Pedro y
el pececito, ¿no? Para pagar una moneda de poco
valor, ni lo traía Cristo, ni lo tenía Cristo. Cristo sabe
lo que significa ser pobre. Sí. La pobreza no es un pecado. Ni
la riqueza tampoco es pecado. No, no. Es la actitud, es el
corazón. Sí, es la condición espiritual,
sí. Todos somos mayordomos, sí. Sean
muchos los talentos, sean pocos, no. Las oportunidades, las posesiones,
tendremos que rendir cuentas y a los que se les ha encargado
más, se les va a pedir más. No tan solo en el día de juicio
más, sino ahora más. Así hemos bosquejado el tema.
Les pido perdón, demasiado tiempo. Ahora, muchos quieren saber si,
bueno, si esto es en síntesis de qué se trata esto. No nos
hemos alejado del tema del matrimonio. Hemos alejado algo importantísimo
aquí. Si es ella, la codiciosa, la
envidiosa. Si es él, por favor. el, el, el, el, el, el, el, el,
el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el,
el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el,
el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el,
el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el,
el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el,
el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el, el,
el, el, el, el, el, ¿Qué tipo de conflictos? Esos
conflictos no se van a resolver nunca hasta que se arrepientan. Hasta que el arrepentimiento
es un cambio de mente, emoción y voluntad, ¿no? Hasta que le
den a Dios la razón, hasta que se arrepientan de su codicia,
¿no? Yo mencioné cuántos casos de divorcio, cuántos casos de
separación, por esto y nada más, ¿no? ¿Y cuántos viven semana
tras semana o día a día? Y créanme, yo pasé 15 años de
mi vida trabajando en Ciudad Neza. Con gente, en un momento
dado, nadie traía coche. No había ni las calles con pavimento,
ni agua potable en 85, 6, 7, 8, 9, hasta 90 y tantos en Ciudad
Neza. Yo prediqué este mismo asunto
a ellos. Y no les gustó. ¿No? Algunos se enojaron mucho
conmigo. Dicen, no, es tan fácil pararte
a hablar así. Tú eres gringo, ¿no? Y tú eres
rico. ¿Ah, sí? A mí me tienen a la
lista en Hacienda, en Gringolandia. Yo aparezco y no aparezco. Hay
una lista de pobres y luego los que están en la pobreza extrema
en Gringolandia. Todo esto es comparativo. Ahí
estoy. ¿No? Aunque ustedes no lo crean.
No voy a decir más. Yo no soy el asunto de este sermón.
Estoy ilustrando que esto es un problema por todos lados y
en todos los matrimonios, increíblemente. Los matrimonios en donde esto
no es un problema son la excepción a la regla. Ahora, termino aquí
el bosqueco con esto. Muchos quieren saber cómo entonces salir de esto. Y las respuestas son muchísimas.
Algunas de las vamos a ir analizando en una forma muy práctica, no
simplemente con palabras teológicas. Pero obviamente es por medio
de la fe. Porque todo eso es la desconfianza en Dios, la desconfianza
en su providencia, la desconfianza en su provisión, su palabra,
sus promesas, su juramento. Es la gente desconfiante de Dios.
Lo que cae en esto. Es fácil de entender. Y es la
fe la que nos conduce a ver la realidad que hay en lo que cuenta. Las cosas espirituales a cambio
de... De que? De arrepentirte de tus
pecados. O todo el mundo a cambio de tu
alma. Entregame tu alma. Y el tema
va por este camino, es un gran tema. ¿Cómo vencemos al mundo? Por medio de la fe. ¿Cómo somos
más que vencedores en todo esto? Por medio de la fe. Cree, confía
y se entrega el 100% a Dios y su palabra. La fe es lo que te conduce
a estimar, a valorar correctamente las cosas. La fe es lo que supera
tu ingratitud. La fe es lo que acaba con tu
envidia. Etcétera, etcétera, etcétera.
¿No? Es un gran tema que conocemos. De igual manera, de igual manera,
La fe nos conduce a poner nuestro corazón en las cosas que tienen
verdadero valor. Las cosas espirituales tienen
un valor incalculable, incalculable. No, tú no puedes comprar la salvación
de tu alma ni con todo el dinero en el mundo. El valor es tanto
que tan solo la obra de Cristo, tan solo la vida de Cristo, tan
solo la sangre y la muerte de Cristo fueron suficientes para
asegurar la salvación de tu alma. Entonces, esto se sobreentiende,
aunque muchos los subestiman. Pero termino el bosque aquí con
esto, y esto nos conduce a una lista de puntos finales. Obviamente,
todos los textos bíblicos nos apuntan. Tenemos un librito sobre
esto, el contentamiento. Todos los textos bíblicos van
por este camino, ¿no? Dicen en una forma muy fuerte,
sean vuestras costumbres, vuestra forma de vivir, vuestro estilo
de vida sin avaricia. ¿Qué? sean sus vidas, o sea,
caracterizadas, la versión antigua usa la palabra costumbre, estilo
de vida, sin, sin avaricia, se acerca el buen fin. Y cada día del buen fin, creo
que está recortado, pero algunas cadenas ya lo extendieron a 20
y tantos días, cada día es el anuncio del buen fin y sean vuestras nuestros deseos, así lo voy a
decir sin avaricia, ¡contentos! ¡Contentos! No, con lo que tienen. Es una fórmula técnica. La versión
antigua lo traduce contentos con lo que tienes en el presente.
Es buenísimo. Contentos con lo que tenemos
en este momento. Y luego porque él dijo, no te
desampararé, ni te dejaré. De manera que digamos confiadamente,
el Señor es mi ayudador, no temeré lo que me harán los hombres.
Pero se amplía el argumento visitando este texto del Antiguo Testamento.
Pero el tema es la avaricia, el tema es la codicia, el tema
es el contentamiento, ¿no? ¿Qué es la lucha constante en
la vida de todos? Ahora, para concluir el día de hoy, nada
más, para concluir, he sido más que pacientes, ahora llegamos
a esto. ¿Cómo vamos a lograr este contentamiento? Si esto es el remedio, si esto
es el medio, si esto es la medicina para curar la enfermedad en la
codicia, ¿cómo vamos a lograrlo? Y la respuesta es, escuchen,
aprendiendo el contentamiento. Pero para aprender el contentamiento
tenemos que definir algunas cosas. ¿Cuáles son las cosas que tenemos
que definir? Bueno, la primera cosa es cuánto
es suficiente. Por eso comencé con la guerra
en Santiago 4. La persona sigue codiciando,
sigue anhelando, sigue incluso rogándole a Dios. Y nunca tiene
lo suficiente. ¿Cuánto basta? ¿Cuánto es suficiente? Escuchan tres respuestas bíblicas.
Apuntan los textos. Proverbios 38 y 9. Novedez, riqueza
ni pobreza. Es una petición, no me des riqueza,
no me des pobreza, dame de comer, dame a comer mi porción, mi pan
en algunas versiones, mi ración en otras versiones, tan solo
mi ración, que es el pan cotidiano. Porque teniendo mucho, podría
desconocerte y decir quién es el Señor. Y teniendo poco, podría
llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. Dame lo
básico, lo necesario, Proverbios 30, primer texto. Segundo texto,
del Padre Nuestro, danos hoy el pan que se traduce que necesitamos,
el pan de cada día. El pan necesario el día de hoy,
ahora escuchen con mucha atención, porque esto ya no es el Antiguo
Testamento, esto ya no es Proverbs, aunque exigen exactamente lo
mismo, ambos testamentos, es de la boca de Cristo y la mayoría
de nosotros, si tuviéramos tan solo el pan cotidiano, si tuviéramos
tan solo para comer el día de hoy, pensaríamos, creeríamos,
¿no?, que fuéramos pobres, pensaríamos eso. cada uno de nosotros. No
estaríamos ahí tan deprimidos y tan, tan sacudidos y tan desesperadamente
pensando, ¿qué voy a hacer? Acabo de comer el último bolillo,
la última hamburguesa, vean cómo lo voy a decir aquí. No estoy
hablando de tacos, no estoy hablando, no voy a decir más cosas aquí.
Estoy hablando de lo último que acabo de comer y no hay más. Si esto lo tuviéramos nosotros,
Y tendríamos un ataque de pánico total creyendo que nos hace falta
más. Escuchen lo que voy a decir.
En este libro lo que Dios te promete es eso. Es el día de hoy. Hay muchísimas
promesas. A estos textos fabulosos los
vamos a ver esta semana sobre los suministros de Dios y todo
lo que Dios tiene almacenado para cada creyente. Hay textos
que hablan así, pero lo que Dios te promete es lo necesario el
día de hoy. Y me atrevo a decir Que cada
persona presente el día de hoy, ninguno de ustedes se va a dormir
en esta noche. Yo entiendo, hay algunos hermanos
desempleados por la crisis que se acerca, que estamos esperando
que de alguna forma milagrosa México no sea tan afectado. Y
les hemos dicho, nuestra iglesia a lo largo de la pandemia, si
te hace falta comida, si te hace falta pagar la renta, cosas básicas
para sobrevivir, aquí estamos como iglesia, ¿no? En una condición
así de necesidad. ¿Qué es eso? Dios cumpliendo
su promesa. Pero yo entendiendo que hay hermanos
aquí desempleados, me atrevo a decir, comieron bien el día
de hoy. Si no, vamos a las hamburguesas
a terminar el culto. Es un buen pretexto, ¿no? Vamos
a las hamburguesas, ¿no? No sé si me explico, por favor. Lo que necesito hoy. Tercero,
el tercer texto. Teniendo alimento y vestido,
estemos contentos con eso. ¿Qué es esto? Estemos contentos
con eso. Ven, vale la pena leer el texto.
Aquí vamos a concentrarnos en una parte de cómo lograr este
contentamiento. Ven con sus propios ojos el texto,
por favor, que acabo de citar. Es 1 Timoteo 6. ¿Ya lo tienen? El versículo 7, nada hemos traído
a este mundo, sin duda nada podremos sacar. Entramos desnudos, saldremos
así. Así que, teniendo, y en los textos anteriores habla de
los corruptos privados de la verdad, que interpretan el evangelio
y la vida cristiana como una fuente de ganancias, todo esto
lo descarta, y dice, no, hemos entrado desnudos, saldremos así.
Así que teniendo sustento y con que cubrirnos, seamos contentos
con esto. Ah, porque los que quieren enriquecerse caen en
tentación. Ven la versión antigua, caen
en lazo, caen en una trampa, en donde hay muchas, ven ahí
está nuestro tema, ahí está nuestra palabra, muchas, la versión antigua,
codicias locas, se traduce codicias necias, dañosas, que hundan a
los hombres en perdición y muerte. Y luego el texto del amor al
dinero es la raíz de todo tipo de pecados. Y otra vez, en la
versión antigua del versículo 10, codiciando a algunos. Se
descaminaron en la fe y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tu hombre de Dios, hablando
al joven predicador, predicador Timoteo. Este texto es tan famoso
porque la palabra huir es el que salgo huyendo de una casa
que está colapsando en un terremoto. Salgo huyendo de una casa que
está encendiada y se va a colapsar con un incendio que va a matar
a los que se quedan adentro. Salgas huyendo, dice, de estas
cosas. Y hay que seguir la justicia,
la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre, y
pelear la buena batalla de la fe. Tremendo el texto. Pero vuelvan a leerlo. Vuelvan
a verlo. El artículo 8, teniendo sustento
y con qué cubrirnos, nos damos por satisfechos. Ahora, para
concluir, hay que discutir una lista de cosas aquí. Las voy
a abreviar. Muchos no entiendan la gran importancia de lo que
acabamos de ver aquí. Hay una tremenda lista de beneficios
de este contentamiento, comenzando con nuestro tema sobre el matrimonio.
muchos matrimonios se pueden dormir bien con las dos partes,
tanto él como ella, satisfechos, contentos, ¿no? En el contexto
matrimonial. Pero la lista de beneficios es
más. Escuchen rápido. Si aprendemos a contentarnos,
y Pablo en Filipenses la fórmula, he aprendido. Es el aprendizaje. Es un proceso, es una lucha para
lograr a este punto. Pero si lo logramos, escuchen
la lista de beneficios. Primero, tendremos más tiempo. Todo este asunto del don del
tiempo, en donde un lío en esto es que el varón termina, estoy
trabajando ocho horas. No, ahora estoy trabajando diez
horas. No, ahora yo estoy trabajando
y mi pareja está trabajando. Y las dos partes están enredadas
trabajando. Y este, algún anuncio le está
llamando a esta persona, ¿no? Mejor no lo vea, por favor. Tendremos
más tiempo, porque no nos vamos a dedicar el 100% del tiempo
a la acumulación de cosas materiales. A la acumulación de más de lo
necesario. Esa es la peor forma para desperdiciar
el tiempo. Es un gran tema que pudiéramos
bosquejar incluso. De todo el tiempo, todo el esfuerzo,
todas las energías dedicadas a acumular una mini fortuna es
lo que algunos quisieran tener. ¿Y qué le van a decir a Dios
en el día de juicio sobre lo que hicieron con su tiempo? Esas personas que no tienen tiempo
para Dios están en la mira de lo que estoy comentando aquí.
No, no, yo no tengo tiempo ni para ir al culto. No, yo no tengo
tiempo ni para leer la Biblia. No, menos orar. Exactamente,
¿por qué será que no tienes nada en el tiempo necesario para lo
más importante en tu vida? Se llama codicia. Se llama falta
de contentamiento. Se llama idolatría. Se llama
pecado gravísimo. Se llama asegurar tu llegada
directo al infierno. Los que no tienen tiempo. Es
algo para las cosas que supuestamente van a satisfacer su avaricia. Ahora, segundo, tendremos paz. Tendremos tranquilidad en nuestras
almas. Habrá menos ansiedad, nada de
preocupaciones, nada de estrés. La mayor parte de la gente estresada,
ansiosa, preocupada, agobiada, enredada. ¿Cuál sería la causa? Ahí están con pastillas para
calmar su ansiedad. Ah, es porque no están contentos. Ah, es porque hay un conflicto
en su mismo corazón, como lo vimos al principio. es porque
están desgustados, es porque se sienten como víctimas. ¿Tan
estresados? ¿Tan agobiados? Si fueran a contentarse, ya no tomarían ni una pastilla
más, ni una visita con ningún médico. ¿No? De repente, La taquicardia
como que se tranquilizó. ¿Cuál es la medicina? Se llama
el contentamiento. No lo vende el Dr. Simi. No lo
vende en el liste la medicina. No lo regalan. No voy a decir
quienes andan supuestamente regalando las medicinas. Está aquí. Tercero. Escuchen. Seremos librados del
deseo de siempre tener más. Podremos lograr escaparnos del
ciclo vicioso de codicia, de avaricia. Seremos librados de
esa trampa venenosa que destruye el alma. Seremos librados de
la trampa de comparaciones. Dejaremos de compararnos con
otros o con lo que tuvimos y pero ya no, o con lo que pensamos
que llegaríamos a tener pero no se logró. Esta trampa de comparaciones
va por muchos caminos. Y aún más, tendremos menos deudas,
menos pagos, menos letras, menos mensualidades, menos problemas
con el banco o la tarjeta de crédito. Nos libraremos. Es increíble. Las personas que acababan de
terminar de pagar lo que mal gastaron en el Buen Fin en 2021,
se acaban de librar de los pagos y las mensualidades. Y ahora
están pensando, Pero ya subieron los intereses, Jairo. Subieron,
tú me lo dijiste. Y yo pienso que los que se van
a endrogar más ahora estarán pagando hasta 2024 para librarse
de esas deudas. Quinto, escuchen, estaremos preparados
para cualquier desastre económico, devaluación, caída de la bolsa. Hasta cualquier desastre de otra
índole, en sentido cuestiones económicas, la gente contenta
vive con lo suficiente. Sobrevive con lo suficiente. Tienen menos que perder. Saben cómo contentarse. Están preparados para lo peor.
Ustedes que vivieron así un año y medio, dos años en la pandemia,
¿no se sienten ya preparados para que venga algo peor? Quizás
vendrá algo peor. Y sexto, escuchen, escuchen ahora. En la medida en que logremos
este contentamiento, tendremos más para compartir y ayudar a
otros. Esto es un gran tema misterioso.
en donde hay que decirlo. Como regla general, la gente
que tiene menos es la gente que da más. Es increíble el argumento. Yo
no estoy hablando de cifras que publican de los países que dan
más y no, de países ricos o pobres, no. Estoy hablando de lo que
dijo nuestro Señor Jesús acerca de aquella mujer Dos blancas,
dos centavos de un peso, dos centavos de apeso la moneda que
dio. Y los ricos que depositaron tanto
aquel día, los expertos en el griego dicen, el texto de Marcos
12 lo conocemos, que Cristo mirando y haciendo sus cálculos, pronuncia
el veredicto y dice, esa mujer, la pobrecita que dio dos centavos
de la moneda de menor valor que existía en ese momento, dio más
que todo lo que dieron en su conjunto. Aquellos ricos que
según Cristo ofrendaron mucho aquel día en el templo en Jerusalén.
Para decir ¿qué? ¿Cómo es que los que tienen menos
dan más? ¿Cómo funciona esto? Según los
cálculos divinos. Según la contabilidad celestial,
estos son los que dan más. ¿Cuál sería la respuesta de este
que parece ser un misterio? No lo es. El asunto es proporcional. Es proporcionalmente lo que comenta
Cristo. Ella se quedó sin nada ni para
comer ese día. Proporcionalmente dio todo lo
que tenía para alimentarse ese día. Y mientras que la cantidad
enorme de dinero que dieron aquellos ricos resultaba ser menos de
una propina del 10 o 12 por ciento. Menos de una propina. Proporcionalmente. O sea, la pregunta aquí es, ¿cuánto
tienes? ¿No? ¿Y cuánto das? ¿Y cuánto
te sobra? Esto lo vamos a discutir en otro
estudio. Lo mencioné ayer. Yo voy a alegar esto. Lo más fácil es dar dinero. No
lo vamos a discutir. Y como regla genérica, escuchen
lo que voy a decir. Como algo en términos genéricos.
Los que se contentan con dar tan solo dinero, no importa la
cantidad de dinero, siempre dan menos de lo que deben dar. Lo veremos de hoy en noche. Guárdenlo
en mente. Es un gran misterio. ¿Cómo será eso? Lo vamos a ver
en la boca de Pedro. Ahora, hay que terminar. El próximo
punto es, escuchen bien, No tan solo tendremos más gozo, eso
es otro gran tema, la medida que daban ahí los de Corintios
8, según los de Corintios, en medio de una aflicción y pobreza,
sobreabundaron en gozo. Es un gran tema. ¿Qué es esto?
El efecto resulta ser diferente de lo que pensábamos. El efecto
resulta ser contrario. Todo lo pone la cabeza a la Biblia.
Diciendo, no, estos que ofrendaron para la sequía en Jerusalén estaban
agobiados ellos mismos en medio de una tremenda crisis económica
y sobreabundaron. Vamos a ver todo el argumento.
En la riqueza de su liberalidad, dice Pablo, se llenaron de gozo,
dice el texto. Increíble. Y el punto que ya
mencionamos, otro beneficio, este beneficio pudiera ser el
mayor. Esto te obliga a depender el
100% de Dios. Y esto en la medida en que suceda
con cualquier asunto en nuestras vidas, es la mayor bendición. Nos obliga, contentándonos, estamos
obligados, si es tan solo el pan de hoy. Estoy obligado a
levantarme el día de mañana esperando el 100% en Dios. Y increíblemente cuantos creyentes
pasan la mayor parte de su vida cristiana en cuestiones de salud,
todo tipo de asuntos, cuanto más en lo económico, tratando
de evitar, tratando de esquivar, tratando de escapar, tratando
de librarse de la necesidad de depender al 100% de Dios. Y yo voy a agregar aquí, el tiempo
se nos fue, voy a agregar esto, la mayor parte del crecimiento,
madurez, arrepentimiento y cambio que viene en la vida cristiana
de la mayoría de nosotros, de todos los creyentes en el mundo,
viene cuando nos vemos obligados a depender el 100% de Dios. Así comienza la vida cristiana,
así anuncia el asunto del Evangelio, es el 100% tienes que entregarte,
el 100% tienes que confiar, el 100% tienes que arriesgar tu
destino eterno, tu alma, el perdón de tus pecados, el boleto al
cielo, el 100% tienes que confiar en Cristo. Y se levantan de su
entrega a Cristo cuantos y pasen la mayor parte del resto de sus
vidas como creyentes tratando de evitar esto. Y con razón Dios
hace muchas cosas y con razón como vamos a ver en otro estudio
acerca de cuando ayudar o no a una persona en esta iglesia
no vamos corriendo atrás cada cosita, cada problema, cada detalle,
cada dilema en la vida de nadie. No lo hacemos. Ah, como lo hacen
en muchas iglesias en donde piensan que de eso se trata la iglesia.
No, de eso no se trata la iglesia. No señor, esto no está en la
Biblia de nadie. Lo que está en la Biblia es cada creyente
tiene que aprender esto. Las ilustraciones aquí son fatales.
Yo vi una. Ahí está Juanito. No, le dije
a mi esposa que lo iba a usar en otro sermón. Ya perdónenme.
Ahí está Juanito. No hizo su tarea. Viene el examen. No sabe las respuestas. Y sus
papás se meten en el asunto con Juanito y le proporcionan las
respuestas a Juanito. Pensando que le están ayudando
a Juanito. No, están perjudicando enormemente
a Juanito. Están pecando increíblemente
en contra de su propio hijo. Ah, porque como consecuencia
Juanito pasó el examen y no aprendió nada. Cero. Las universidades, por lo menos
públicas en esta nación, están repletas, están llenas de personas.
Mis tres hijos fueron a la UNAM, son graduados. Cada día llegaban
a la casa, en el grupo de estudio, en esta tarea, en este examen,
80, 90% de los alumnos, no tan solo no sabían cómo hacer la
tarea, cómo aprender. Hay profesores, maestros aquí,
Omar está aquí, el politécnico, toda la vida luchando con esas
necesidades. ¿En dónde están? No, no, no son
los papás de Juanito, pasándole las respuestas, son los otros
alumnos. para terminar con una bola de gente que no aprendió
nada, ni en la universidad. Salen a su carrera, de nada sirven. La ilustración es válida aquí.
Ah, porque cuando tú estás obligado a depender el 100% de Dios, ese
es el momento crítico de aprendizaje. Entonces, concluyo con esto,
la contraparte. ¿Los peligros de tener más que esto? ¿Cuáles
son estos peligros? Rápido. Los peligros ya los hemos
visto. El hecho de tener más te conduce a la soberbia. te vuelve más egoísta, te convierte
en narcisista de primer clase, te llena de soberbia haciéndote
creer que tú tienes más porque mereces más. Que tú tienes más
por tus grandes capacidades, pudiera ser, por tus talentos
y tu esfuerzo, pudiera ser, pero esto en verdad es así. Es exactamente lo que vemos con
este rico insensato, tan lleno de soberbia, tan lleno de narcisismo,
tan lleno de sí mismo, creyendo que se lo merecía. Sí. Y esto es la receta segura para
formar una persona la más presumida, la más engañada, la más estúpida,
la más necia sobre la faz de la tierra. Sí. Ah, porque esta soberbia, que
todo el hecho de tener más engendra una bomba de soberbia, de narcisismo,
de presunción, de autoengaño en quien sea. Aquí este cuate
termina con que, alma mía, muchos bienes tienes almacenados para
muchos años, decía. Ponte a descansar. Te mereces
unas vacaciones. Y en tus vacaciones ponte a comer,
a festejar, a beber, a regocijarte. Ah, porque cuando tienes más
de lo suficiente, caes en este gravísimo error de jactarte del
día de mañana. como lo vemos aquí. Este cuate
que se puso a jactarse de años. Tengo que construir almacenes. Hay que llamarle al arquitecto
que venga el maestro de obras ya. Vamos a tardar un buen ratito
construyendo la bodega para almacenar. Ahí estaba planeando. Yo supongo
el mismísimo día estaba haciendo el plan. Y a las 8 de la noche murió. En menos de, si tu calculas en
la parábola los lapsos de tiempo, en menos de ocho horas falleció. Como todas las personas presumidas, vayan cuando menos lo esperan,
mueran antes de tiempo. Ah, porque todo esto engendra
una seguridad falsa. Por eso ya vimos que no sean
arrogantes. Que no confíen en la incertidumbre
de riquezas en 1 Timoteo 6. Ah, porque eso es lo que les
conduce a creer que no necesitan de Dios. Que su dinero es mejor
que Dios. Pero ese dinero no les va a proteger
de nada. No les va a proteger de ninguna
enfermedad. No les va a proteger de ninguna aflicción. No les
va a proteger de ningún riesgo. No, ni siquiera si tuvieran,
si fueran los más ricos del mundo no se podían proteger de ninguna
de estas cosas menos dar dinero a cambio de sus almas. Nada. Cero. Como lo vemos aquí. como lo vemos
aquí. Esto te vuelve mal agradecido,
te conduce a codiciar más el tema, prediqué una serie sobre
eclesiastés hace años y ese texto en Eclesiastés 5, el que ama
el dinero, el que ama las riquezas, nunca, nunca está satisfecho,
nunca tiene lo suficiente, jamás. se vuelven malagradecidos, incapacitados
para valorar, estimar, incapacitados para darle a Dios las gracias,
todo el lío en que se enredan esas personas. Y en el momento
crítico, Dios viene por sus almas. ¿Cómo lo
dice? nuestro Señor Jesús. Dios vendrá. Y de todos los pecadores que
veremos en el día de juicio, de todo tipo, de todas las clases
posibles, de todos los pecados imaginables, veremos. Dios nos da a entender de la
boca de nuestro Señor Jesús que los más necios, los más tontos,
los más estúpidos, Los más viles, los más repugnantes, los más
aborrecibles en el contexto que lo estamos viendo aquí, son estas
personas. Le dijo Dios, en el contexto
aquí se supone que es la voz del Padre Celestial, necio. Esta noche vienen a pedir tu
alma y lo que has prevenido. lo que has provisto, lo que has
almacenado, lo que has guardado, lo que has ganado. ¿De quién será? ¿De quién será? Así es el que
hace para sí tesoro y no es rico. Se traduce para con Dios. No,
es mejor en la versión antigua. El que no es rico en Dios. Rico en Dios, dice Cristo. Rico
en Dios. ¿Qué quiere decir esto? Se auto
explica. Si no lo entiendes, entonces
no has escuchado nada. El rico en Dios Es el que tiene
su tesoro en Dios. Es el que tiene su amor puesto
en Dios. Es el que evalúa a Dios y su
relación con Dios por encima de todo. Es aquel que, en los ídolos del
corazón, se dedica cada día a entrar ahí, a ese templo. Creo que era
Dagán en el Antiguo Testamento. Y lo vuelve a tumbar. Lo vuelve
a patear. Lo vuelve a correr de su corazón,
¿no? Ah, porque es... Ya estoy destruyendo el público.
Porque es rico en Dios, ¿no? Enriquecido. Valuando a Dios, su relación
con Dios. El que es rico en Dios no es
pobre. Y los que no son ricos en Dios
son los más pobres de todos. Y así termina el sermón con esto. De la boca de Pablo la cita. Cristo siendo rico, se hizo pobre. Siendo rico, No
tan solo vivió una vida de pobreza, algunos dicen extrema, sino espiritualmente
en la cruz del Calvario se hizo el más pobre, se quedó en banca
rota, se encontraba en quiebra total, con nada que dar, nada
con qué pagar la deuda infinita de los pecados que le fueron
encargados. Entonces, Entregó su alma a cambio de todo un mundo de
creyentes. Todo su pueblo escogido a cambio
de ellos para salvar a cada uno de ellos. Se hizo el más pobre del universo
entero. Y así lo explica Pablo, siendo
rico se hizo pobre. para que vosotros por medio de
su pobreza llegáramos a ser ricos. Segundo
de Corintios 8, 9 el texto. ¿Eres tú uno de estos? ¿Heredero de estas riquezas de
gloria? ¿Coheredero con Cristo? por su pobreza, por su humillación,
por su muerte. Cada persona presente aquí puede
ser esa persona rica. Cada creyente presente es ya
esa persona rica en Dios. Y si no, si no somos de estos, Yo te digo, quédate con tu dinero, quédate
con tus posesiones, quédate con tu materialismo. Nos veremos en el día de juicio.
Tu ID Matrimonio e Hijos 8
Series Tu Identidad
La raíz de la codicia es la soberbia. La codicia genera un conflicto entre lo material y lo espiritual.
| Sermon ID | 1252216030671 |
| Duration | 1:37:47 |
| Date | |
| Category | Sunday Service |
| Bible Text | James 4:1-3; Luke 12:13-21 |
| Language | Spanish |
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