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El libro de Zacarías, el capítulo doce, empezando en el reciclo diez. Y derramaré sobre la casta de David y sobre los moradores de Jerusalén espíritu de gracia y de oración y mirarán a mí, a quien traspasaron y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Jadrabimón en el valle de Megiddo. Y la tierra lamentará, cada linaje aparte, los descendientes de la casa de David por sí y sus mujeres por sí, los descendientes de la casa de Natán por sí y sus mujeres por sí, los descendientes de la casa de Levi por sí y sus mujeres por sí, los descendientes de Simeí por sí y sus mujeres por sí, todos los otros linajes, cada uno por sí y sus mujeres por sí. En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la punificación del pecado y de la inmundicia. Y en aquel día, dice Jehová de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres y las imágenes, y nunca más serán recordados. Y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia. Y acontecerá que cuando alguno profetizare aún, le dirán su padre y su madre que lo engendraron. No vivirás, porque has hablado mentira en el nombre de Jehová. Y su padre y su madre que lo engendraron, le traspasarán cuando profetizare. Y sucederá en aquel tiempo que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizarán, ni nunca más vestirán el manto belloso para mentir, y dirán, no soy profeta, labrador soy de la tierra, pues he estado en el campo desde mi juventud. Y le preguntarán, ¿qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá, con ellas fui herido en casa de mis amigos. Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Y ere el pastor, y serán dispersadas las ovejas, y haré envolver mi mano contra los pequeñitos. Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán. más la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se pruebe el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré y diré, Pueblo mío. Y él dirá, Jehová es mi Dios. Pues hemos llegado casi al final de este libro de Zacarías, y espero que hayamos aprendido mucho, no solamente en los detalles del libro, no solamente en los mensajes individuos, sino también en general, cuán precioso es el Antiguo Testamento. cuántos tesoros encontramos en el Antiguo Testamento, profecías de Cristo, enseñanzas que también encontramos en el Nuevo Testamento, pero que son presentados aquí en el Antiguo, tal vez con más imágenes, tal vez más expresiva y viva. Y vamos a ver exactamente esto en nuestro pasaje de hoy. Vamos a estudiar una verdad común, una verdad conocida, una verdad que conocemos. pero estudiarla de manera muy viva en la historia y profecía aquí de Israel. Vamos a estudiar de Cristo, de su muerte, de su salvación, cosas que fácilmente encontramos y entendemos en el Nuevo Testamento, pero que a veces perdemos en el Antiguo. Entonces, yo quiero que ustedes estén aprendiendo no solamente de lo que yo predico, sino también cómo encontrar las mismas verdades cuando ustedes mismos leen el Antiguo Testamento en sus casas. Es parte de mi deseo aquí en este estudio. Para entender aquí el contexto histórico de este pasaje, tenemos que recordar lo que estudiamos hace ocho días, de la esperanza de la victoria del pueblo de Dios. Estudiamos en el capítulo 12, en los primeros nueve versículos, estudiamos de una batalla, un sitio en contra de Jerusalén, en lo cual Dios iba a demostrar su soberanía y control y luchar para su pueblo. Estudiamos que el énfasis para Israel, y para nosotros, fue el confiar en Dios. Tener nuestra confianza en Dios, incluso cuando parece que es muy difícil, porque Él siempre es victorioso, y por eso nosotros también siempre somos victoriosos. Ese fue el tema que estudiamos hace ocho días. Y no sabemos exactamente cuándo esta batalla va a suceder, o si es nada más metafórica. Pero de todos modos, la lección es la misma. El pueblo de Dios siempre triunfa en Cristo, porque Cristo ya ha ganado la victoria. Y aquí hoy, cuando continuamos estudiando el capítulo 12 y también el capítulo 13, tenemos el mismo contexto. Lo que vamos a estudiar el día de hoy, en este mensaje, es enfocarnos en el tema que nosotros leemos en el capítulo 3 y el versículo 1. Todo esto, los capítulos 12 a 14, es una sola profecía. Y esa sección de 12.10 a 13.9 también tiene un solo tema, aunque tenemos la división del capítulo. Bueno, para recordarnos, las divisiones en capítulos y versículos no son inspiradas. Entonces, lo que tenemos aquí, empezamos en el versículo 10 del capítulo 12 y continuamos hasta el final del capítulo 13, porque es una sola sección, aunque tenemos la división del capítulo. Es una sola sección con un solo tema. ¿Cuál es el tema? Leemos otra vez en Zacarías 13 y el versículo 1. En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén para la purificación del pecado y de la inmundicia. Y esta descripción de un manantial abierto es el tema sobre lo cual vamos a enfocarnos en este mensaje. Nuestra esperanza en el manantial abierto. Y yo voy a probar que este manantial se refiere a la salvación que Dios nos provee en Cristo, a través de su muerte, a través de su sangre. Y lo que hace es purifica a su pueblo, a nosotros. Esta imagen de un manantial se usa en otros lugares en la Biblia, no solamente aquí. Por ejemplo, en el Salmo 36, 9, David dice a Dios, contigo está el manantial de la vida. En Jeremías 2, Dios reprendió al pueblo de Israel cuando dijo, porque dos males ha hecho mi pueblo. Me dejaron a mí fuente de agua viva y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. También en Jeremías 17, describe a Dios como un manantial de aguas vivas. Entonces, no debería causar los problemas ver la verdad aquí de Dios como una fuente de aguas vivas para su pueblo. Dios como un manantial de limpieza y purificación y salvación. Es una imagen común en la palabra de Dios, especialmente aquí en el Antiguo Testamento. Y otra vez, este es el tema que mantiene unido todo este pasaje, todos esos reciclos que vamos a estudiar. Dios es un manantial abierto para su pueblo. Dios es el lugar que cada persona necesita, o este manantial es el lugar que cada persona necesita para ser salva y limpiar de sus pecados. Entonces, la primera cosa que vamos a ver en cuanto a este manantial abierto es que solamente aquellos que sean arrepentidos de sus pecados pueden aprovecharse de este manantial. Es lo que vamos a ver aquí en los versículos 10 a 14 del capítulo 12. Este manantial es solamente para aquellos que sean arrepentidos de sus pecados. Este tema del arrepentimiento es lo que vemos claramente aquí en el resto del capítulo 12, los reciclos 10 a 14. Puesto que el contexto es el mismo de los reciclos 1 a 9, otra vez tenemos que recordar un poquito lo que estudiamos la semana pasada en cuanto a la batalla descrita aquí en este capítulo. Yo les dije que yo soy de la opinión de pensar que esta batalla es algo literal que va a suceder en el futuro en la nación israelí. Y por eso yo veo la misma cosa en estos reciclos, que Dios en su misericordia va a conceder el arrepentimiento a muchos judíos en el futuro, para que sean salvos y agregados a la iglesia como el resto del pueblo de Dios. Porque dice aquí en el versículo 10, que Dios va a derramar sobre Israel un espíritu de gracia y de oración. En el Antiguo Testamento, cuando habla de un derramamiento del espíritu, siempre se refiere al Espíritu Santo, como en las profecías de Ezequiel y de Joel. Lo que Dios está prometiendo aquí, en este versículo, es derramar su Espíritu Santo sobre ellos en gracia y darles a ellos una actitud de oración, oración de arrepentimiento, como vamos a ver. Y como resultado de esta obra del Espíritu Santo, ¿qué sucede en las vidas de esas personas? Dice, otra vez en el versículo 10, que ellos, el pueblo de Israel, en ese contexto, mirarán a mí, a quien traspasaron. Esas son palabras muy importantes, porque nos hace pensar en Cristo, como vamos a ver. un entendimiento correcto de lo que Cristo hizo por su pueblo, es la única cosa que puede darnos arrepentimiento de nuestros pecados, y así acceso a este manantial abierto para limpiarnos de nuestros pecados. Pero tenemos que entender aquí a quién se refiere esta persona que fue traspasada. Si regresamos al versículo 9 del capítulo, vemos que Dios está hablando en la primera persona. Dios dice, yo voy a destruir a las naciones en contra de Jerusalén. Pues aquí en el versículo 10, todavía se refiere a Dios. Estas personas van a mirar a Dios. Dice a mí, ¿no? Y Dios está hablando. Entonces van a mirar a Dios. ¿Pero qué es la descripción de Dios aquí? Dice, mí a quien traspasaron. Esta palabra traspasar aquí habla de una herida fatal. Como cuando nosotros decimos, por ejemplo, que una bala traspasó el pulmón. Por ejemplo, a veces en nuestras Biblias esta palabra se introduce como alancear. Se está hablando de una herida fatal. Vemos esta idea también en Isaías 53, cuando dice que Cristo fue herido por nuestras rebeliones. La misma palabra, Él fue traspasado por nuestras transgresiones. Y yo espero que con estas alusiones podamos ver claramente a quién se refiere aquí. Hay dos pistas para nosotros. En primer lugar, Dios mismo está hablando. Ellos van a mirar a mí, a quien traspasaron. Y dos, leemos de la misma palabra en cuanto a Cristo en Isaías 53, que Él fue traspasado. Es decir, aquí tenemos una profecía de Cristo. Cuando dice ellos van a mirar a mí, a quien traspasaron, está hablando de Cristo, Dios mismo, que los israelitas mataron, que fue herido por nosotros y nuestras transgresiones. Porque Dios no puede ser herido, porque no tiene cuerpo. Él es espíritu. Pero Cristo, el Dios hombre, podía y fue traspasado, herido por nosotros en la cruz. Y para estar aún más seguro que este versículo se refiere a Cristo, tenemos el cumplimiento de la profecía en Juan 19. Si quieren buscar en sus Biblias, en Juan 19, para que nadie aquí piense que yo estoy inventando algo. Esta profecía en Zacarías fue cumplida en Cristo aquí en Juan 19. Vamos a leer los reciclos 32 a 37 que hablan de lo que pasó después de la muerte de Cristo. El libro de Juan 19 empezando reciclo 32. Hablando otra vez de lo que pasó después de su muerte. Cristo murió. ¿Qué pasó después? Dice el versículo treinta y dos. Vinieron pues los soldados y quebraron las piernas al primero y asimismo al otro que había sido crucificado con él. Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y él que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero. Y él sabe que dice verdad para que vosotros también creáis. Porque estas cosas sucedieron para que se cumple la Escritura. No será quebrado hueso suyo. Y también otra Escritura dice, mirarán al que traspasaron. Pues este versículo en Zacarías 12 y 10 es una profecía de Cristo y fue cumplida después de la muerte de Cristo. Ellos miraron a quien traspasaron. Pero después de entender a quien se refiere esta persona en este versículo, tenemos que regresar a nuestro punto en cuanto al arrepentimiento. que este manantial abierto de salvación y limpieza es solamente para aquellos que se han arrepentido de sus pecados. Porque aquí dice nuestro pasaje, después de que ellos van a mirar a quien traspasaron. Describe su arrepentimiento en el resto del versículo 10 hasta el versículo 14. Dice que ellos llorarán como se llora por un hijo unigénito. Es el dolor inimaginable de la pérdida del primer hijo. Dice que habrá un gran llanto, como fue el llanto de Hadar Rimón en el valle de Megiddo. Es una referencia histórica a la muerte del rey Josías en Segunda de Crónicas 35, cuando Jeremías y todo el pueblo se lamentaron por su rey. En los discípulos 12 a 14 describe el aumento de toda la tierra, incluyendo el linaje real de David a través de su hijo Natán y el linaje de los sacerdotes. de la casa de Levi a través de su nieto Simeí. Y todos los otros linajes, como dice el versículo 14, se lamentarán por el gran pecado de traspasar al Hijo de Dios. Y sabemos aquí que este arrepentimiento es verdadero, por una descripción repetida en estos versículos. Habla de los descendientes de la casa de David y sus mujeres por sí. Y repite esa descripción de las mujeres lamentando a parte cuatro o cinco veces más. Y parece que el punto aquí es que cada individuo va a estar abrumado por sus propios pecados, por su propia parte en matar al Hijo de Dios. No sería algo fingido, como muchas veces es posible en un grupo de personas cuando todos están llorando. Entonces tú también lloras, ¿no? Por eso dice, cada persona aparte, sus mujeres por sí. Esas personas no están llorando, porque todos están llorando. Cada persona aquí entiende su gran pecado en matar al Hijo de Dios y están arrepintiéndose de sus pecados. Por eso le demos que es un pecado verdadero, demostrando su dolor, su arrepentimiento por sus pecados. Yo creo que podemos ver sin problema cómo esos reciclos hablan del arrepentimiento del pueblo. Y no podemos brincar a la aplicación para nosotros sin pensar en Israel, otra vez. Parece lo que tenemos aquí. Es una profecía de un tiempo de dolor y llanto para la nación de Israel. Un día de arrepentimiento nacional. Entonces, hay debate si está hablando aquí de la nación física o de la iglesia. Y otra vez, yo tiendo a creer que está hablando literalmente de Israel en el futuro como nación. Pero enfatizo otra vez, porque yo no quiero que perdamos el punto, no quiero que salgamos aquí con un mal entendimiento de profecía. Enfatizo que si Dios en su misericordia escoge dar un arrepentimiento verdadero a los judíos un día en el futuro, no sería aparte de la iglesia. Si ellos se arrepientan, van a ser incluidos en la iglesia. No van a ser más importantes que nosotros. La única cosa que va a demostrar es la soberanía de Dios y tan misericordioso es para con la nación que le rechazó y crucificó a su Hijo. Pero los judíos no tienen que esperar hasta esta fecha en el futuro para arrepentirse y creer en el Mesías que sus antepasados traspasaron. Cada judío que cree en Cristo ahora y a que Dios salva está cumpliendo esta profecía de manera individual. Y es la misma cosa para cualquier persona, si sea judío o gentil. Porque aunque fueron los judíos que crucificaron a Cristo a través de los romanos, obviamente, también tenemos que fueron nuestros pecados que mataron al Hijo de Dios, que él fue traspasado por nuestros pecados. Las personas aquí en este cuarto. Fue traspasado, fue crucificado por nuestros pecados. no solamente los pecados de los judíos, sino los pecados del pueblo de Dios en todo el mundo. Por eso, cada persona tiene que reaccionar como el reciclo describe. ¿Qué dice el reciclo 10 otra vez? Ellos van a mirar a Cristo, mirar a este Salvador crucificado que fue herido y matado por nuestros pecados. Tenemos que mirar. ¿Pero mirar en cuál manera? ¿Con ojos físicos? No, en fe. Exactamente como en la historia de Israel cuando ellos miraron a la serpiente de bronce para vivir, ¿ustedes recuerdan? Tenemos que mirar a Cristo de la misma manera. en fe, creyendo en lo que Él ha hecho, creyendo en lo que la Palabra de Dios dice de Él. Porque esta serpiente, por ejemplo, del Antiguo Testamento, era un símbolo, nada más. No podía salvar a nadie. Pero nosotros, cuando miramos a Cristo por su Palabra, podemos poner nuestra fe en una persona real, en la única persona que puede salvarnos, en el Salvador quien nos da acceso a este manantial abierto para limpiarnos de nuestros pecados. Como Cristo mismo dijo en Juan 3.14, Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Es lo que cada persona aquí tiene que hacer. creer en Cristo, mirar a Cristo en fe, a este Salvador que nosotros crucificamos, que nuestros pecados crucificaron. Nosotros no podemos echar la culpa a los judíos. Nosotros lo hicimos. necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados y mirar a Cristo y creer en Cristo y llegar a este manantial abierto para limpiarnos de nuestros pecados y darnos la vida eterna. Después de ver el arrepentimiento de nuestros hijos en el capítulo 12, Llegamos al capítulo trece, y reciclo que nos provee el tema de este mensaje. Otra vez, Zacarías trece uno. En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia. Y empezando en el versículo 1 y continuando hasta el versículo 6, encontramos otra verdad en cuanto a este manantial abierto. Este es un manantial que es solamente para aquellos que se han arrepentido. Es lo que hemos visto. En segundo lugar, este manantial purifica del pecado. Este manantial abierto purifica del pecado. En primer lugar, tenemos que probar que este manantial se refiere a la sangre de Cristo, porque la sangre de Cristo es la única cosa que puede purificarnos de nuestro pecado y salvarnos. Y para probar este punto, nada más tenemos que recordar lo que estudiamos en la sección anterior, en cuanto a mirando a Él, a quien ellos traspasaron. Otra vez, en la original no hay división de capítulos. Esta sección que estamos estudiando hoy habría sido leída como una totalidad. Por eso, todavía estamos enfocándonos en Cristo, en el versículo 1. ¿Y qué pasó cuando la profecía de Zacarías 12.10 fue cumplida? ¿Qué pasó cuando Cristo fue traspasado por ese soldado romano? Si recordamos lo que leímos en Juan 19, dice que el soldado le abrió el costado con una lanza, que cuando traspasó a Jesús después de su muerte, salió sangre y agua. Fíjense en esta verdad increíble. Cristo fue traspasado así cumpliendo esta profecía y salió sangre. La única fuente posible para salvarnos de nuestros pecados. Y también también salió agua. La imagen que la Biblia usa siempre para hablar de la purificación del pecado. Somos salvos por la sangre de Cristo y purificados por el agua del Espíritu Santo. Esto fue profetizado aquí en Zacarías y cumplido en la muerte de Cristo. Por eso, en este mensaje, podemos pensar en este segundo punto, que este manantial abierto purifica del pecado en dos maneras. En primer lugar, en cuanto a la purificación y en la salvación. Este versículo 1 dice que este manantial es para la purificación del pecado y de la inmundicia. Es decir, este manantial de la sangre de Cristo que nos salva, también nos purifica de la paga del pecado, de su castigo, de su condenación. En el momento de nuestra salvación, Dios nos justifica. Eso significa que nos proclama como inocentes porque nos da la justicia perfecta de su Hijo y nos limpia de nuestros pecados. Y después de este instante, después del instante de la salvación, nunca más vamos a sufrir el castigo o la condenación de la ira de Dios. Nunca. Nunca, nunca. Dios, a través de este manantial abierto, que es la sangre de Cristo, en el momento de la salvación, nos purifica de nuestros pecados. Y así nos da la vida eterna. Esta verdad refleja el cumplimiento de una profecía que estudiamos en el capítulo 3, que Dios iba a quitar de la tierra en un día todo su pecado. Y dijimos que eso es lo que Cristo hizo cuando murió, quitó todo el pecado de su pueblo en ese momento. Y aquí en Zacarías 13 vemos el cómo, cómo Cristo quitó todo el pecado de su pueblo en un día, a través del manantial de su sangre que nos salva y nos limpia y nos purifica del pecado. Y vemos esta verdad de que Cristo es una fuente, que Cristo es un manantial de la salvación en la historia de la mujer samaritana en Juan 4. Ustedes recuerdan la historia, ¿no? Cristo se fue al pozo para sacar agua, agua física. Y la mujer también vino para sacar el agua. Y Cristo le pidió a ella agua. Pero después dijo, Cristo dijo a la mujer, si conocieras el don de Dios y quien es el que te dice dame de beber, tú le pedirías y él te daría agua viva. Cristo reclamó ser el agua viva, el agua que salva, el agua que purifica, el agua que da la vida eterna a cualquier tipo de persona. Así era para esta mujer y todavía es la verdad para nosotros. Este manantial abierto, la salvación encontrada en la sangre de Cristo, nos purifica del pecado, nos salva de su poder y castigo para siempre. Es lo que espero que ustedes entiendan sin lugar para la duda. Si eres cristiano, Cristo te ha salvado, esta sangre te ha purificado y nunca, nunca vas a sufrir la condenación, el castigo de tus pecados, porque Cristo ha pagado por todos. Pero la purificación que recibimos de este manantial, la purificación que recibimos en la muerte y sangre de Cristo, no es solamente algo inmediato, no es solamente algo que sucede en el momento de la salvación, sino también es una purificación progresiva que nos limpia poco a poco del poder del pecado. Este proceso se llama la santificación, y es algo representado por el agua, y hecho por el Espíritu Santo. Es decir, en la salvación, nosotros no somos solamente rescatados de la condenación del pecado, sino también Dios nos libera, poco a poco, a través de nuestras vidas cristianas, del pecado que todavía muere en nosotros. No estamos perfectos aquí y no vamos a estar perfectos aquí, pero Dios está perfeccionándonos poco a poco a través de esta purificación del pecado. Y un día Él va a quitar todo el pecado remanente de nuestras vidas, cuando nos glorifique, cuando estemos en el cielo con Él, cuando no tengamos que sufrir nada más. Tenemos que pensar en dos maneras. En la salvación somos purificados de nuestros pecados, completamente, para siempre. Por eso Dios nos da la vida eterna. Pero también, a través de nuestras vidas cristianas, Dios nos purifica poco a poco a poco en la santificación, a través del Espíritu Santo, para que al final de nuestras vidas vaya a hacernos perfectos. ¿Perfectos aquí? No. ¿Perfectos en el cielo? Sí. es el proceso que cada cristiano está experimentando. La purificación inmediata del pecado, sí. La purificación progresiva del pecado, también sí. Y toda esta purificación es de este manantial abierto de la sangre y la salvación de Cristo. Y podemos ver un ejemplo de esta purificación progresiva que hace este manantial en los reciclos 2 a 6 de nuestro capítulo. En estos reciclos Dios promete purificar la tierra de dos pecados específicos, el pecado de idolatría y el pecado de la falsa profecía. El reciclo 2 dice, por ejemplo, que Dios va a quitar de la tierra los nombres y aún las memorias de los ídolos, hasta el punto que nunca más serán recordados. Después dice que Dios va a cortar de la tierra a los profetas falsos, hasta el punto cuando uno sería avergonzado de ser falso profeta. Es lo que hemos descrito en los discípulos 3 a 6, rechazados por sus familias, avergonzados para que cuando alguien le preguntaría, ¿eres profeta? No, no, no, soy labrador de la tierra, nada más, yo no soy profeta. Entonces Dios va a purificar la tierra tanto que las personas van a ser avergonzadas de sus pecados. de la idolatría y de ser falsos profetas. Y por eso podemos ver que esta purificación que hace este manantial abierto afecta a todo. Aquí vemos la purificación de la tierra y aún del ambiente del pecado. Y esa es la esperanza para nosotros también. que no solamente hemos sido purificados del poder del pecado, sino un día vamos a ser rescatados de la presencia del pecado también. Otra vez, no aquí, en el cielo. Cuando seamos purificados, cuando estemos con Dios para siempre, no vamos aún a recordar los nombres de los pecados. No vamos a recordar las cosas que cometimos antes. sino vamos a estar completamente y totalmente purificados de la presencia del pecado. Por eso tenemos mucha esperanza, porque el manantial abierto de la sangre de Cristo nos limpia, nos purifica de nuestros pecados. Pero la pregunta es, ok, tengo esperanza del futuro, pero ¿ahora? Ahora, mientras todavía no estamos en esta posición de gloria, mientras no estamos en esta posición de perfección, tenemos que enfocarnos en este proceso de la purificación progresiva, confiando que Dios está cambiándonos, Dios está purificándonos, haciéndonos a la imagen de su Hijo, y va a hacerlo sin duda. Si realmente somos los hijos de Dios, no tenemos que dudar si estamos siendo santificados y purificados más y más cada día. Es algo que está sucediendo porque depende de Dios y no de nosotros. Pero también si somos los hijos de Dios, tenemos que trabajar en nuestra santificación, tenemos que obedecerle a él. no porque es un peso, sino porque queremos hacerlo, por el amor que tenemos con Él, por el deseo de obedecerle a Él. Entonces, nunca tenemos que desesperarnos, es mi punto, porque esta purificación progresiva no es nuestra obra, es la obra de Dios. Pero no tenemos el derecho de no hacer nada, porque por nuestro amor al Dios que nos salvó, queremos cambiar y ser más como Cristo. Y pensando en Cristo, llegamos al tercer punto de este mensaje. Este manantial, otra vez, es solamente para aquellos que se han arrepentido de sus pecados. Este manantial abierto purifica el pecado. Pero aquí al final tenemos que ver que este manantial se basa en el sacrificio de Cristo. Es muy similar a lo que hemos visto. Pues la primera parte del versículo 7 que tenemos que ver Zacarías 13, el versículo 7, aquí leemos de algo que tiene que ver con el punto anterior, que tiene que ver con la purificación del pecado, pero de manera muy específica. Aquí nos enseña que este manantial, que es solamente para aquellos que se han arrepentido, que purifican el pecado, tiene su base en el sacrificio de Cristo. Como dije, ya hemos visto este punto un poco. Pero aquí en el versículo 7 tenemos otra vez una profecía muy clara de Cristo y de su muerte, para quitar cualquier duda de lo que es la base de este manantial de la salvación. ¿Qué dice el versículo 7? Levántate, oh espada, contra el pastor y contra el hombre, compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere el pastor y se dan dispersadas las ovejas. Aquí tenemos una imagen que Zacarías usó antes en ese libro, en el capítulo once, cuando la espada de Dios se fue en contra del pastor malo. Pero aquí es diferente, porque esta vez la espada está en contra de un buen pastor. ¿Cómo sabemos? Veamos cómo se describe este pastor en el versículo siete. Otra vez recordamos que Dios está hablando. Y nuestra traducción dice contra el pastor, pero la mayoría de las otras traducciones dicen contra mi pastor. Y eso es correcto. Dios dijo levántate la espada contra mi pastor. No está hablando de un mal pastor, sino un buen pastor. También dice, levántate tu espada contra mi pastor y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Entonces dice que este pastor es compañero de Dios. ¿Qué significa? Literalmente esta palabra significa uno que está en una relación muy cerca, muy íntima con otra persona. Este pastor a quien se refiere aquí es alguien unido con Dios, es alguien que es su igual, que tiene una relación cercana. Pensando así, solamente puede referirse a Cristo hablando de su deidad. Levántate tu espada contra mí, pastor, y contra el hombre, compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Está hablando de Cristo. Pero otra vez, para que ustedes no piensen que estoy inventando algo. Cristo mismo citó esta profecía en cuanto al mismo en Mateo 26, 31. Yo voy a leer este versículo. Después de que Cristo había celebrado la Cena del Señor por primera vez con sus discípulos, dice que ellos fueron al Monte de los Olivos, y después Cristo fue traicionado y crucificado. Pero antes de eso, Cristo dijo a sus discípulos, ¿Todos vosotros os escandalicéis de mí esta noche? Porque escrito está, heridé al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas. ¿Dónde dice eso? Aquí en el versículo 7 de Zacarías 13. Entonces, Cristo citó esta profecía para referirse a Él mismo. Por eso otra vez entendemos que está hablando aquí de Cristo. Es lo que pasó. Los discípulos estaban esparcidos cuando Cristo fue presionado y crucificado. Pero la pregunta es si esta profecía solamente se refiere a los discípulos como ovejas esparcidas o a otras personas también. Y parece que la respuesta es que se refiere a otras personas también, por lo que dice en los versículos 8 y 9. Estamos en Zacarías 13, 8 y 9. Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán, mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se pruebe el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré y diré, Pueblo mío. Y él dirá, Jehová es mi Dios. Y yo veo aquí una aplicación doble. En primer lugar, pensando en Israel como nación. Porque no hay duda de que después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 por los romanos, los judíos fueron esparcidos, ¿no? Ustedes saben la historia, ¿no? esparcidos en todo el mundo hasta el siglo pasado, cuando por primera vez en casi dos mil años existía la Nación Física de Israel. Y si tomamos en cuenta lo que dice la profecía aquí, casi dos terceras partes de todos los judíos fueron matadas en el año 70 por los romanos. Después, en la Edad Media, los judíos fueron perseguidos y matados. Y en el tiempo de la Segunda Guerra Mundial, Hitler y los Nazis también los persiguieron y destruyeron tanto como sea posible. Entonces, Israel, como nación, ha sido castigado mucho por rechazar a su Mesías, por traspasarlo a Él y no creer en Él. Pero como hemos visto en este pasaje y en el anterior, es posible que Dios va a salvar muchos judíos en el futuro. demostrando su misericordia en darles la redención y agregarles a la iglesia. Dios va a decir, pueblo mío. Ellos van a decir, Jehová es mi Dios. Como dice aquí el final del versículo nueve, así cumpliendo la profecía de oséas. Yo creo que hay una manera en la cual podemos pensar en esta profecía en cuanto a la iglesia también. Los verdaderos cristianos están esparcidos por todo el mundo. en diferentes países, hablando diferentes idiomas, en diferentes tipos de iglesias y denominaciones. Pero un día todo eso va a cambiar. El gran pastor va a regresar. El gran pastor va a unir todo su pueblo, toda su iglesia junto con él. Una iglesia sin mancha, porque ha pasado por el fuego. como dice en 1 Pedro 1, 7 y 9, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se pruebe con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. ¿A quién amáis sin haberle visto? ¿En quién creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso, obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas? El sacrificio de Cristo es lo que provee nuestra salvación, es lo que provee la paz por este manantial abierto. ¿Qué es lo que necesitamos para nuestros almas el día de hoy a través de este estudio, de este pasaje? ¿Qué es lo que necesitamos tomar con nosotros como conocimiento y aplicación mientras salgamos de este lugar? Ante todo, tenemos que enfocarnos en este manantial abierto, en esta salvación que Dios nos da, en este gran regalo de la vida eterna. si nunca te has lavado en este manantial, si nunca te has arrepentido de tus pecados, si nunca has recibido la limpieza de tus pecados por la sangre de Cristo, si no estás dependiendo completamente en el sacrificio de Cristo para tu salvación, hoy es el día para hacerlo. Tienes que empezar con arrepentimiento, no solamente reconociendo que a veces actúas de manera mala, lo que eres un pecador en contra de Dios, en contra del Hijo de Dios, quien fue traspasado por ti. Sin un reconocimiento de tu maldad y sin la respuesta correcta del arrepentimiento. Esta verdad que hoy hemos estudiado, esta esperanza en el manantial abierto, no va a ayudarte. Eso no es un problema con el manantial. El manantial siempre está abierto, siempre está listo para ti. Pero si lo rechazas, no vas a salvarte. Pero gracias a Dios, la verdad de la cruz, no solamente la triste realidad de lo que hemos hecho en contra de Dios, sino también la realidad triunfante de lo que Él ha hecho por nosotros en Cristo. Puede ser esto otra vez. La verdad de la cruz no es solamente la triste realidad de lo que nosotros hemos hecho en contra de Dios, sino también la realidad triunfante de lo que Él ha hecho por nosotros en Jesucristo. Es decir, hay esperanza. No terminamos este mensaje con condenación y nada más. Sí hay condenación para las personas que no son cristianos. pero también hay un manantial abierto para ti. Mis pecados traspasaron a Cristo, pero la sangre de esas heridas forma el manantial abierto que puede limpiarme de ellos. Entonces, si somos cristianos, No solamente entendemos el dolor y la tristeza de nuestros pecados, sino también nos gloriamos y triunfamos en la gracia de Dios. La gracia que provee tan manantial, que nos salva y nos purifica. Mi deseo es que cada persona aquí el día de hoy salga con esta esperanza. la esperanza en el manantial abierto, en la salvación a través de la sangre de Cristo. Que salgas con esa esperanza como algo nuevo, si hoy Dios te salva, o que salgas con un nuevo redescubrimiento de esta verdad. que confíes en Dios, no solamente para tu salvación y tu vida eterna, sino también para tu santificación progresiva, el proceso que Dios está haciendo en ti. Todo eso encuentra su fundamento, su verdad, en este manantial abierto. Vamos ahora. Nuestro Padre Celestial, gracias por la oportunidad de enfocarnos en esta realidad del manantial abierto, la sangre de Cristo que fue derramada para nosotros. esta fuente de aguas vivas que nos limpia, que nos purifica de nuestros pecados. Señor, no hay ninguna esperanza sin estas verdades. No hay esperanza para el incrédulo, porque solamente va a sufrir condenación. Pero tampoco hay esperanza para el cristiano si esa no es la verdad. Porque nuestra salvación se base en Ti y no en nosotros. No podemos hacer nada, ni para salvarnos a nosotros mismos, ni para purificarnos a nosotros mismos. Todo es de Ti. Y Señor, tenemos que recordar esta verdad siempre. Porque fácilmente caemos en este pecado de confiar más en nosotros mismos, de intentar purificarnos a nosotros cuando es imposible. Ayudanos a depender de Ti. poner toda nuestra confianza en este manantial abierto para nosotros, en esta sangre de Cristo, que puede salvar a cualquier persona de cualquier pecado. Gracias por esta esperanza. Ayúdenos de vivir esta semana de manera diferente, por aprender de esta esperanza. Ayúdenos de enfocarnos mucho en este manantial, enfocarnos mucho en Cristo y en su obra por nosotros. Eso te pedimos en el nombre de nuestro Salvador. Amén.
Nuestra esperanza en el manantial abierto
Series Estudio sobre Zacarías
Hay un manantial siempre abierto para limpiarnos de nuestros pecados.
I. Este manantial es solamente para aquellos que se han arrepentido- 12:10-14
II. Este manantial purifica del pecado- 13:1-6
A. En la salvación- 13:1
B. En la santificación- 13:2-6
III. Este manantial se basa en el sacrificio de Cristo- 13:7-9
Sermon ID | 125162246384 |
Duration | 48:25 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 12:10 |
Language | Spanish |
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