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El libro de Zacarías, el capítulo nueve, empezando en el versículo uno. La profecía de la palabra de Jehová está contra la tierra de Hadráquil sobre Damasco, porque a Jehová deben mirar los ojos de los hombres y de todas las tribus de Israel. También Amad será comprendida en el territorio de este, Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias. Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles. Y aquí el Señor la empobrecerá, y herirá en el mar su poderío, y ella será consumida de fuego. Verá Azcalón y temerá. Gaza también y se dolerá en gran manera. Asimismo Acrón, porque su esperanza será confundida, y perecerá el rey de Gaza, y Azcalón no será habitada. Habitará en Azdod un extranjero, y pondré fin a los obreros de los filisteos. quitaré la sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes, y quedará también un remanente para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el Jebuseo. Entonces acamparé alrededor de mi casa como un guarda, para que ninguno vaya ni venga, y no pasará más sobre ellos el opresor, porque ahora miraré con mis ojos. Alégrate mucho, hija de Sion. Da voces de júbilo, hija de Jerusalén. Y aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. Y de Efraín destruiré los carros y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados, y hablará paz a las naciones, y sus señorías serán de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra. Una de las cosas que espero que hayamos aprendido con mucha claridad en este estudio del libro de Zacarías es que Cristo se encuentra en cualquier parte de nuestras Biblias. Entendemos esto claramente en el Nuevo Testamento. Es muy obvio. A veces es más difícil verlo en el Antiguo Testamento. Esa es parte de la razón por la cual estamos estudiando el Antiguo Testamento. Para que entendamos que en toda la Biblia, en toda la Biblia es necesaria y en toda la Biblia encontramos a Cristo en una manera u otra. En este libro de Zacarías hemos visto mucho de Cristo. En algunas profecías, en los símbolos del templo, de los sacerdotes, de los reyes. Y hoy vamos a ver más de Cristo en una profecía bien conocida, la profecía que leemos en Mateo 21, para probar el reinado de Cristo y también aplicar esta verdad a nuestras vidas personales. Es decir, en todo estudio de la Biblia, si sea en el Antiguo Testamento o el Nuevo Testamento, tenemos que fijar nuestros ojos en Cristo. Y eso es lo que vamos a hacer en este mensaje, en el capítulo 9, donde se empieza con una nueva sección del libro. Como el capítulo dice en el versículo 1, esta es una profecía, la profecía de la palabra de Jehová, etc. Esta profecía incluye los capítulos 9, 10 y 11. Es una sola profecía. Obviamente no vamos a estudiar esos tres capítulos porque es muchísimo. Pero tenemos que entender que se van juntos esos tres capítulos como una profecía que incluye la destrucción de las naciones, los advenimientos de Cristo y el juicio de Dios. Y hoy vamos a enfocarnos en los primeros 10 versículos del capítulo 9, meditando en el tema de nuestra esperanza en los advenimientos de Cristo el Rey. Que Él vino una vez como Rey, pero también va a regresar otra vez un día, también como Rey. Tenemos que pensar en esta manera, mientras estudiamos este pasaje. Que nuestro Cristo es el Rey Prometido. un rey justo, salvador y humilde que un día va a reinar sobre todo para siempre. Estamos enfocándonos completamente y totalmente en Cristo en este mensaje. Pero antes de ver la profecía de Cristo el Rey en el reciclo 9, tenemos que ver los reciclos 1 a 8 para ver la primera parte de la profecía. De una manera, los reciclos 1 a 8 son una introducción al tema del reciclo 9, al tema de Cristo como Rey. Entonces, tenemos que entender los reciclos 1 a 8 antes de empezar el mensaje de Cristo el Rey. Por eso, por favor, síganme mientras estudiamos muy rápidamente esos primeros ocho reciclos. En este pasaje encontramos una declaración del juicio de Dios sobre las naciones, específicamente las naciones enlistadas aquí, que son los enemigos tradicionales del pueblo de Dios a través de su historia. Los primeros tres versículos describen naciones muy fuertes, muy ricos, naciones que pensaban que no podían ser vencidas, Siria, por ejemplo, por la mención de la ciudad de Damasco. Tiro, Sidón, ciudades, países muy fuertes, muy poderosos, muy poderosas en ese tiempo en la historia. Pero en el versículo 4, ¿qué dice de esas ciudades? El Señor las empobrecerá, las herirá y serán consumidas de fuego. Esos son los enemigos de Dios. Y como hemos estudiado muchas veces, Dios siempre va a rescatar a su pueblo. Dios va a castigar y juzgar a sus enemigos. Es lo que vemos aquí. También dice en el versículo 4, bueno, los versículos 5 a 7, habla de las ciudades de Filistea, otro país muy fuerte en contra de Israel en toda su historia. Y dice que aunque estas son ciudades y países que están en contra de Dios, que aman la violencia, en el reciclo 7, que aman la violencia, aunque ofrecen abominaciones a sus dioses, no tendrán esperanza. Van a estar destruidas. Dios es más grande. Dios tiene su pueblo. Dios va a proteger su pueblo y destruir a sus enemigos. Entonces es el punto del versículo ocho. Después de hablar de todas esas naciones que Dios va a destruir, Dios dice en el versículo ocho. Entonces acamparé alrededor de mi casa como un guarda para que ninguno vaya ni venga y no pasará más sobre ellos del opresor, porque ahora miraré con mis ojos. Dios tiene el control. Dios juzga a sus enemigos y protege a su pueblo. Eso fue la verdad para Israel y es la verdad para nosotros también. Hay una pregunta aquí de los eruditos. Si estos reciclos 1 a 8 estaban profetizando algo que ya pasó en la historia, de Alejandro Magno, quien marchó a través de esos países exactos y las venció, a excepción de Israel, o si solamente está hablando de un símbolo del juicio de Dios sobre todas las naciones. Yo creo que podemos verlo de las dos maneras. Si has estudiado la historia mundial en la escuela, si ustedes recuerdan lo que estudiaron en la escuela, es cierto que has escuchado de Alejandro Magno, el líder griego que conquistó casi todo el mundo conocido en su tiempo, en los años 300 a.C. Él era un general muy poderoso y sus ejércitos no podían estar detenidos. Y cuando leemos, no en la Biblia, sino en la historia del mundo, de lo que Alejandro hizo, leemos de su vencimiento de estas naciones enlistadas aquí en Zacatecas Nueve, Siria, Tiro, Filistea, etc. Es decir, esos reciclos fueron cumplidos precisamente en la vida y conquista de Alejandro Magno. Pero entendemos como cristianos que esta victoria fue de Dios, no de él, como cualquier otro ser humano o cualquier otro líder político, porque ellos no pueden hacer nada sin el permiso de Dios. Dios usó a Alejandro, un líder incrédulo, para cumplir su voluntad y rescatar a Israel de sus enemigos. Porque es muy interesante, aunque Alejandro conquistó todas esas naciones, no conquistó a Israel. ¿Por qué? ¿Por qué Israel era tan poderoso? Claro que no. Es como dice el versículo 8. Dios acampó alrededor de su casa y los protegió. Entonces, tenemos que pensar en esos versículos así, que fueron cumplidos en la historia, que Dios se fue con Alejandro mientras él marchó y venció a esas naciones, dándole la victoria a él para juzgar a esas naciones por sus pecados. Pero cuando Alejandro llegó con sus ejércitos a la nación de Israel, Dios dijo a Alejandro, no más. Hasta aquí te ha dado la victoria. Pero aquí yo estoy con mi pueblo y yo voy a protegerlo. Exactamente lo que hizo. Alejandro no conquistó a la nación de Israel. Las naciones fueron destruidas. Israel no. Esa es historia. Es lo que pasó. Y es lo que hemos profetizado aquí años antes, siglos antes de Alejandro. Hemos profetizado exactamente lo que iba a pasar. La pregunta es, ¿por qué es tan importante? ¿Por qué era tan importante que Israel no fuera destruido? Y obviamente hay una aplicación general aquí para el pueblo de Dios. Que Dios está con nosotros como estaba con ellos y siempre va a darnos la victoria. Pero hay una aplicación específica aquí en nuestro pasaje. Otra vez, ¿por qué fue tan importante que Israel no fuera destruido por Alejandro Magno cuando él destruyó todos esos otros países? Por lo que leemos en el reciclo 9, que es la clave de este pasaje y este mensaje. Empezamos con los reciclos de juicio, los reciclos 1 a 8. Y tal vez algunos de ustedes no están poniendo mucha atención porque es un tema que hemos visto mucho. Pero Dios preservó a su pueblo por destruir a sus enemigos y rescatarlo de la mano de Alejandro por una razón, para preservar la línea por la cual el Mesías, el Rey, iba a llegar al mundo. Es lo que vimos en Versículo 9. Hable de un Rey perfecto. Hable de Cristo, como vamos a ver. Tenemos que entender que en este punto de la historia de Israel, parecía muy probable que la nación no iba a continuar. Que desde la perspectiva humana, parecía imposible que la promesa de Dios de muchos siglos, de un Mesías, de un Rey, otra vez, para salvarles, sería cumplida. Parecía imposible. Por eso Dios les dio al pueblo esta promesa. Por eso Dios aquí describe con tanto detalle la destrucción profetizada de sus enemigos, de su poder para vencerlas y proteger su pueblo, y esta profecía del Rey que iba a llegar, de Cristo, para dar la esperanza otra vez al pueblo de Israel. Entonces eso es lo que vamos a ver en este mensaje para nosotros. Vamos a enfocarnos en el versículo 9 y estudiar nuestra esperanza en los advenimientos de Cristo el Rey. Y lo digo así porque mientras estudiamos el tema de Cristo el Rey, vamos a pensar en su primera venida, otra vez que ya fue en el pasado, y también un poco en su segunda venida, que todavía está en el futuro. Por eso digo los advenimientos, plural, de Cristo el Rey, porque los dos son importantes. Y mientras estudiamos este tema, tenemos que hacerlo de la manera en la cual el versículo describe. Al principio del versículo nueve, el autor es dice, ¡alégrate mucho, hijo de Sion, hija de Sion! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Entonces, tenemos que hacerlo de esta manera. Esa es la relación entre este mensaje y el mensaje de la semana pasada, cuando estudiamos nuestra esperanza en el celo de Dios para con su pueblo. Que Dios cambie nuestros tiempos de tristeza en tiempos de alegría y gozo. ¿Por qué? ¡Por Cristo! Por esta promesa, que Cristo vino para salvarnos y iba a regresar un día, también para nosotros. Por eso debemos estudiar este tema, no como algo intelectual o algo muy académico, sino con gozo, con alegría, porque eso es nuestro Salvador y porque Él nos preserva y porque Él está con nosotros siempre. Entonces, en esta manera, con esta actitud, vamos a estudiar este discípulo, este mensaje. El reciclo nueve describe a este rey en tres maneras y vamos a estudiar cada una de ellas. Él es justo, él es salvador y él es humilde. Pero en primer lugar tenemos que pensar en por qué decimos que este rey es Cristo, porque si leemos el reciclo no dice Cristo, no tenemos su nombre, solamente habla de un rey. ¿Cómo sabemos que este reciclo se refiere a Cristo? Entonces hay algunas maneras para hacer esto. Podemos pensar que no hay ningún rey que puede cumplir todas esas características, pero ante todo necesitamos hacer lo que hemos aprendido en la clase en la escuela dominicana. encontrar una cita en el Nuevo Testamento que cita la profecía del Antiguo Testamento, obviamente hablando de Cristo. Eso es lo que hicimos en la lectura de hoy. En Mateo 28, que leímos, Cristo entró así, humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. De hecho, en Mateo 21, que leímos, dice esto fue hecho para cumplir la profecía. ¿Cuál profecía? Esta, aquí. Entonces, por eso decimos que esta profecia habla de Cristo, porque Cristo la cumplió. Entonces, para que estemos de acuerdo, que estamos hablando aquí de Cristo y no cualquier otro rey. Estas son descripciones de Cristo, de nuestro rey, de nuestro Macías. En primer lugar, vamos a estudiar que Cristo, el rey, es justo. Esta es la primera descripción del versículo 9. Y aquí tu rey vendrá a ti justo. Esa es una característica muy importante para cualquier rey o cualquier líder. de reinar justamente, de hacer lo correcto para todo el pueblo, y no solamente lo bueno para él mismo, o para los ricos, o los poderosos, sino de mostrar justicia para todos, para su pueblo. Desafortunadamente, sabemos que esta no es una característica muy común en los líderes humanos. Los reyes de la historia, en mayor parte, intentaron el enriquecerse a sí mismos y ganar el favor de los poderosos. No mucho ha cambiado en esos tiempos tampoco. Nuestros líderes también políticos hacen la misma cosa. No son justos, no dirigen en justicia. Es una característica muy importante para un líder, pero es una característica que muy pocas veces vemos en un líder humano. Pero en contraste, Cristo, nuestro Rey, no es así, no es injusto. Él es perfectamente justo porque es Dios. Es imposible que Cristo no haga lo correcto, lo justo. Porque así como Dios el Padre es completamente perfecto y justo en su reino sobre todo el universo, así también es Dios el Hijo en su reinado como Rey de su pueblo. Cristo nunca se equivoca en sus decisiones. Cristo nunca comete un error en su juicio. Es perfectamente y completamente justo. Y podemos ver una descripción del Rey justo en el Salmo 72. Vamos a leer. Los primeros cuatro reciclos del Salmo 72 para ver esta característica importante de un rey, su justicia, que él es justo. El Salmo 72, y vamos a leer los primeros cuatro reciclos. El Salmo 72, empezando reciclo uno. ¡Oh Dios, da tus juicios al Rey, y tu justicia al Hijo del Rey! Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio. Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados justicia. Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará a los hijos del menesteroso, y aplastará al opresor. Este Salmo es una oración de David para su hijo Salomón. Pero si liéramos todo el Salmo, veríamos que ningún rey humano puede cumplir todas las características enlistadas aquí. Por eso, aunque David estaba pensando en Salomón, Dios lo usó para escribir una descripción de Cristo, el perfecto rey. Cristo es la única persona que puede cumplir todas esas descripciones aquí en este Salmo. Y habla mucho aquí del principio de su justicia, que él va a buscar justicia, llevar paz por su reino, proteger los afligidos. Y eso es lo que Cristo hace por nosotros, ¿no? Somos afligidos. Somos muy débiles. No podemos hacer nada nosotros mismos. Tenemos que confiar completamente en nuestro Rey para hacerlo correcto. Y Él siempre hace lo correcto en nuestras vidas. Nunca se equivoca en sus decisiones, en su juicio sobre su pueblo. No puede hacer lo que no es correcto. Es imposible. No puede hacer algo que no es para nuestro bien. Cada cosa que sucede en nuestras vidas, cristianos, es para nuestro bien. Porque a veces no lo entendemos. Pero esta es la verdad porque Cristo es justo, porque Él es el Rey justo y perfecto. Es lo que Cristo hizo en su primera venida y lo que también va a hacer en su segunda venida y lo que hace cada día entre las dos. Pero esta característica de ser justo y perfectamente justo es una espada de dos filos. Para el pueblo que vive bajo el reino de tal rey, el rey justo, es algo infinitamente gozoso para nosotros el saber que nuestro líder no puede hacer lo malo, no puede equivocarse en sus decisiones, que no existe la posibilidad de injusticia en su reino. Pero para las personas que desobedecen a este rey, que viven en rebelión en contra de él, que no quieren que él se quede como rey sobre ellos, esta característica de justicia perfecta es algo de ser temido. Obviamente aquí estoy hablando espiritualmente, ¿no? De los incrédulos, de personas que no reconocen el reinado de Cristo, que no reconocen que él es el rey sobre sus vidas. Como cristianos nos regocijamos en el hecho de que Cristo es perfectamente justo. Pero por otro lado, esta justicia es lo que envía a los incrédulos al infierno. Es decir, la justicia de este Rey requiere el castigar a los pecadores, a los malhechores, a los que no hacen lo que Él manda. Y otra vez, lo que este rey manda es perfecto, porque él es perfecto, porque no es injusto. Y por eso no hay ninguna excusa de no obedecer su voluntad, su voluntad de arrepentirnos de nuestros pecados y creer en la salvación que él ofrece, el regalo que vamos a estudiar más profundamente en el siguiente punto de este mensaje. Pero el chiste aquí es reconocer cuál es tu posesión ante este rey. Esa es mi pregunta para todos aquí. niños, jóvenes, hombres, mujeres, todos. ¿Cuál es tu posición ante este rey perfecto? ¿Reconcijándote en su justicia como uno de sus sujetos, viviendo gozosamente bajo un reino perfecto, o en rebelión en contra de él por tus pecados, tus intentos de merecer algo de él por tus obras? Cada persona tiene que reconocer cuál es su posición ante Cristo el justo rey. La segunda descripción, si regresamos a Zacarías 9, la segunda descripción de este rey perfecto, el rey Cristo, es que él es un salvador. Es que otra vez, aquí tu rey vendrá a ti justo y salvador. En el original, la idea es que él tiene salvación, que pertenece a él. Pues la traducción salvador es muy buena. Pero pensamos en esta manera. Este rey tiene salvación y por eso puede darla a otras personas como él quiere. De otra vez, pensamos en los reyes humanos. Sería una buena característica tener, el poder de salvar a su pueblo. Y algunos reyes poderosos en la historia han tenido esta característica, la capacidad de proteger a su pueblo de sus enemigos. Pero no perfectamente. Por dos razones. Uno, porque esta protección, esta salvación, siempre era temporal. o el rey perdió su poder y otro rey le conquistó, o murió y dejó la responsabilidad de protección a otra persona. Es decir, la salvación ofrecida y dada por los reyes y otros líderes humanos nunca era, ni es, para siempre, solamente temporal. Y la segunda razón por la cual esa salvación en los reyes humanos no era perfecta es porque no fue una salvación espiritual, sino solamente física. Fue un rescate de la opresión de los otros humanos aquí en este mundo, pero no tenía que ver con las consecuencias eternas de pecado y el poder de Satanás. Por eso, aunque esto pudiera haber sido una característica de un rey humano, no era algo permanente ni espiritual. Pero contraste, otra vez. Cristo, por otro lado, demuestra esta característica de ser salvador perfectamente y para siempre. verdaderamente él es el salvador perfecto, el rey salvador perfecto, el salvador del pecado, el salvador de la muerte eterna. Cristo tiene salvación. ¿Por qué? Porque él la compró en la cruz. Porque no solamente rey, sino salvador también. ¿Y qué hizo Cristo para ser el Salvador, para tener la salvación? Nosotros sabemos como cristianos, ¿no? Es lo que vamos a celebrar al final en la Cena del Señor. Cristo descendió del cielo, nació como ser humano, sufrió aquí en este mundo mucho, pero vivió perfectamente. Y al final de su vida, aunque no mereció la muerte, murió. No por él mismo, sino por nosotros, para comprarnos, para rescatarnos, para tomar nuestro lugar y pagar el precio que nosotros no podemos pagar. Y esa es la verdad y la salvación que cada persona necesita entender y también aceptar. Cristo es el Salvador. Él tiene salvación porque la compró por nosotros. Pero Cristo, como este Rey justo y Salvador, no solamente ganó la victoria y no solamente tiene la salvación, sino también nos da la salvación. Eso es obvio, ¿no? Pero tenemos que pensar así. Cristo no murió por sí mismo. No murió para ganar la salvación por sí mismo. Murió para tener la salvación y para darla a nosotros. es lo que cada persona necesita. No solamente creer que Cristo murió, es importante, pero también se arrepintió de los pecados y creer en Cristo, creer su obra para nosotros. Y cuando creemos en esto, entendemos que Cristo no solamente es el Rey justo, pero también nuestro Rey salvador, la única persona que puede salvarnos. Y la tercera característica aquí de este rey es que él es un rey humilde. Ustedes dicen, aquí tu rey vendrá a ti justo y salvador humilde. Y en cuanto a los reyes humanos, esta característica casi no existe en ellos. Los líderes casi nunca son humildes, sino ebrios de poder, pensando en sí mismos más que en otras personas. Hay bien algunas excepciones, pero no muchas. Y ningún rey humano, ni cualquier líder humano, ha sido perfectamente humilde en todas sus acciones y palabras y manera de vivir. Pero otra vez, Cristo es diferente. Cristo es el rey perfecto y por eso perfectamente humilde. ¿Cómo sabemos? Leímos, Jorge, la semana pasada en material 20, que dice que Cristo vino la primera vez no para ser servido, sino para servir. Eso no es la verdad para cualquier otro líder humano. Ellos quieren ser servidos. Pero Cristo vino para servir. Dios mismo descendió del cielo a la tierra como rey, pero para servir, no para ser servido. Él vino humildemente, perfectamente humilde. De hecho, es la verdad en cada parte de su primera venida, en su descenso del cielo, en su nacimiento, en toda su vida, cuando sufrió en su muerte, demostró esta característica de la humildad, la humillación de hacer esas cosas como Dios. Otra vez lo hizo por nosotros, no por sí mismo, sino para salvarnos. Entendemos que Cristo era muy humilde en su vida aquí en esta tierra. En contraste, los líderes humanos aquí en el mundo no son humildes, pero Dios, Cristo, es diferente. Pero nuestro versículo agrega algo importante aquí, una descripción de este rey. Entonces si leemos en nuestro versículo, después de enlistar la característica humilde, dice, y cabalgando sobre un asno, sobre un puyino hijo de asna. Eso es lo que vimos cumplido en Mateo 21, cuando Cristo vino a la ciudad de Jerusalén, no como rey, no sobre un caballo, no demostrando que él iba a conquistar a los romanos, sino humildemente entrando. Esa es obviamente parte de esta descripción, sobre un asno, humildemente entrando a la ciudad. Pero no es completamente, bueno, esa idea de la humildad no es toda la descripción aquí. Porque en la cultura de ese tiempo, el asno representó no la humildad, sino la paz. Porque leemos en la historia y también en la Biblia de reyes y personas muy poderosas entrando a ciudades sobre un asno. No porque eran humildes, sino para demostrar que ellos llegaron en paz, sin el deseo de empezar problemas o luchas o una batalla. Y eso es lo que Cristo hizo en su primera venida en cuanto a sus intenciones de los reinos humanos. Otra vez, Él vino para sufrir. No vino con sus ejércitos celestiales para conquistar a sus enemigos. Vino para salvar a sus pueblos de sus pecados. Vino como Rey espiritual. Ese es el problema que tenían los judíos. Ellos pensaban que él estaba entrando como rey para conquistar a sus enemigos y reinar sobre el trono en Jerusalén. Eso es lo que Cristo va a hacer en su segunda venida. Cristo va a regresar y reinar sobre todo el mundo y conquistar todo el mundo. en su segunda venida. No es lo que hizo en su primera venida. Por eso tenemos esta descripción. Humilde, sí, pero también en paz. No conquistando todo el mundo. Esta es la descripción que tenemos aquí del Rey. Él es justo, Él es salvador, Él es humilde. Y también vino en paz. Pero no podemos terminar este mensaje sin pensar también en el versículo 10. Bueno, esos dos versículos son una sola profecía, como dije, los dos capítulos 9, 10 y 11 son una sola profecía. Tenemos que continuar y leer otra vez lo que dice el versículo 10, porque el versículo 9 se enfocó en la primera venida de Cristo, lo que Él vino en la primera vez que vino al mundo, lo que Él hizo la primera vez que vino al mundo, justo, salvador y humilde. Pero vamos a ver lo que dice el versículo 10. Y de Efraín destruiré los carros y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados. Y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra. Este reciclo continúa hablando del mismo Rey, pero no del mismo tiempo. Fíjense, está hablando del mismo Rey. Pero no del mismo tiempo. ¿Por qué? Porque habla aquí en el versículo 10 de destruir los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, los arcos de Guerra. Y tal vez parece como que otra vez está hablando de juicios sobre Israel. Pero no es el punto. Porque en la segunda parte del versículo habla de la paz, del Señorío de Cristo y su reino mundial. El punto aquí de hablar de las cosas militares, como carros, caballos y los arcos, es para decir que no van a ser necesitados Israel no va a necesitar protección militar, ni los caballos, ni los carros, ni los arcos, porque este rey va a reinar en paz, con victoria completa sobre todo el mundo. O pensando en la imagen anterior en el libro, que Dios iba a hacer un muro de fuego alrededor de ellos. Pero esto no sucedió en la primera venida de Cristo. Todavía no es la verdad en Israel, ni en el mundo. También dice aquí que iba a hablar paz a las naciones. Y no está hablando de palabras y nada más, sino es la idea de declarar la paz y hacer la paz. Que iba a hacer paz, pero también cumplir la palabra, cumplir la paz en la tierra. Y no solamente paz en Israel. Dice que su señorío, su reino, iba a ser de mar a mar, desde el río hasta los fines de la tierra. Está hablando de todo el mundo. Está describiendo su dominio. Esto otra vez es un cumplimiento del Salmo 72 que leímos antes. En el Siglo VIII de ese Salmo dice, dominará de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra. Suena familiar. Exactamente lo que dice aquí en Zacarías. Cumpliendo esta profecía en el Salmo. Que Cristo va a regresar y dominar y reinar de mar a mar por todo el mundo. Hablamos de la universalidad de su reino, que sería mundial, con paz completa, sin guerra, sin la necesidad para cosas militares. Pero eso tampoco ha sucedido ahora, ni en Israel, ni en el mundo. ¿Cómo podemos resolver este problema? Podemos ver claramente cómo Cristo cumplió el versículo 9 en su primera venida, ¿no? Pero tal vez tendríamos problemas si intentamos pensar en cómo Él cumplió el versículo 10. Porque ahora Cristo está reinando espiritualmente, no físicamente como se describe aquí sobre todo el mundo. Todavía no tenemos paz mundial. Hay muchas guerras y muchos problemas. Por eso tal vez es difícil entender cómo puedo decir que los discípulos de Numero 10 son una sola profecía, hablando del mismo Rey, hablando de Cristo. Y eso causa problemas a veces cuando leemos profecías así en el Antiguo Testamento. Porque a veces parece como que el profeta está hablando de un solo tiempo. Pero se refiere a cosas que son para nosotros, están en el pasado, y otras cosas que para nosotros están en el futuro, en la misma profecía. Eso nos confunde a veces. Pues así es aquí. Zacarías está hablando de los dos advenimientos de Cristo en una sola profecía. Esto es porque cuando Dios les dio a los profetas la profecía, no siempre distinguió entre el futuro más cerca y el futuro más lejos. Porque para los profetas todo era el futuro, obviamente. Pero para nosotros, a veces podemos ver que algunas profecías hablan de cosas desde nuestra perspectiva que ya han sucedido, y otras cosas que todavía están en el futuro. Entonces, a veces, lo que estoy diciendo es que en una sola profecía vemos cosas del pasado, desde nuestra perspectiva, y otras cosas del futuro. Es exactamente lo que vemos aquí. Zacarías estaba escribiendo la profecía que Dios le dio de Cristo, de este rey que iba a venir. Y para Zacarías todo era futuro. Su primera venida y su segunda venida. Y por eso escribió estos dos versículos juntos. Hablaron del mismo rey y en su mente el mismo tiempo. Pero nosotros, en nuestra perspectiva, viendo la historia, podemos entender que el versículo 9 fue cumplido en la primera venida de Cristo y el versículo 10 va a ser cumplido en la segunda venida de Cristo. Es lo que yo digo. Entonces, ¿cómo pueden ustedes saber que eso es correcto? ¿Cómo pueden ustedes saber que esta interpretación de una profecía es correcta? Porque tenemos un ejemplo de Cristo. En Lucas 4, no vamos a leer, pero pueden escucharme. En Lucas 4, Cristo estaba predicando en la sinagoga, predicando la Palabra de Dios. Y dice que Él leyó de la profecía de Isaías. Isaías 61, 1 y 2. ¿Qué dice? Escúchenme. Esa es la profecía de Isaías. El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me han ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Me han enviado a sanar los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor. Esa es la profecía de Isaías, eso es lo que Cristo leyó. Y después Cristo dijo, yo he cumplido esta profecía. Entendemos eso, ¿no? Eso es fácil. La cosa es que cuando leemos Isaías 61, 1 y 2, vemos que Cristo no leyó toda la profecía. Cristo terminó con las palabras, a predicar el año agradable del Señor. Pero Isaías continúa diciendo, y el día de venganza de Dios nuestro. Pero Cristo no había cumplido esta parte. Todavía iba por venir. Esa es parte de su segunda venida. Por eso él no leyó toda la profecía, sino solamente la parte que aplicó a él en este momento. ¿Entendemos? Por este ejemplo de Cristo estamos diciendo, a veces en una sola profecía estamos hablando de cosas pasadas o cosas futuras. Y eso no es un problema. Es lo que Cristo hizo en su interpretación de una profecía. Leer no solamente parte de la profecía, porque Él sabía que la parte final todavía iba a venir. Por eso cuando leemos aquí en Sat. 9, vemos todo el derecho bíblico de dividir estos dos reciclos pensando en dos advenimientos de Cristo. Él cumplió el reciclo 9 porque vino como Rey espiritual al mundo, justo, salvador, humilde. Y en el futuro cuando Él regrese otra vez para juzgar al mundo, para reinar sobre todo el mundo, va a cumplir el reciclo 10. Entonces, por eso estamos estudiando todo este pasaje como un único pasaje. Hablan del mismo rey, pero dos diferentes tiempos, dos diferentes alineamientos. ¿Y qué podemos aprender de este punto? Pensando en el contraste entre los Siglos 9 y 10, pensando en el contraste entre los dos alineamientos de Cristo y cómo aplican los ojos. Entonces, escúcheme por favor para la aplicación aquí. Cristo vino, la primera vez, como Rey, pero Rey espiritual, en humildad, en paz. Aunque era y es el perfecto Rey del Universo, de todos modos Él sufrió y murió por Su pueblo, porque sabía del premio que iba a ganar, nosotros, y un reino de poder y majestad en el futuro. Entonces, si Cristo lo hizo así, ¿por qué nosotros nos quejamos tanto de vivir de la misma manera? En paz, en humildad. Porque no siempre ganamos la victoria sobre las personas del mundo. Espiritualmente, sí. Pero sufrimos mucho. Mucha persecución. Muchas pruebas. Muchas dificultades. Y nos quejamos mucho. ¿Cómo es posible que soy cristiano pero estoy sufriendo tanto? Dios no me ama porque estoy pasando por temas tan difíciles. Pero no. Cristo vino y vivió y sufrió más que nosotros. Y murió por nosotros. ¿Por qué? Porque Él tenía en mente la esperanza de su segunda venida. de resultado, de salvarnos a nosotros como su pueblo. Y tenemos que pensar de la misma manera. Ahora sufrimos, sí, ok, vamos a sufrir. Vamos a tener vidas difíciles. Pero eso no es un problema. ¿Por qué? Porque no vamos a estar aquí para siempre. Porque vamos a estar con nuestro Cristo para siempre y no vamos a sufrir. Entonces podemos soportar las pruebas y los problemas aquí en el mundo ahora porque tenemos la esperanza del futuro. Es lo que podemos aprender de estos dos advenimientos de Cristo. Por eso podemos obedecer el versículo 9 y podemos alegrarnos. Podemos vivir en gozo, no en tristeza. No debemos ser cristianos tristes, sino gozosos y alegres, porque tenemos tanta esperanza que el mundo no puede imaginar. Debemos vivir diferentemente por eso. Entonces, hoy Dios nos ha dado la oportunidad otra vez de ver a Cristo. ver a Cristo en el Antiguo Testamento, estudiar esta profecía de Cristo el Rey, el Rey perfecto, el Rey justo, salvador y humilde. ¿Y solamente Cristo es así? ¿Solamente Cristo cumplió estas características de su primera venida? Y solamente Cristo va a regresar para reinar con todo poder y majestad para siempre. Extendiendo su reino sobre toda la creación. Trayendo paz a todo el mundo. Vamos a esperar en Él. Porque no solamente el Rey, sino es nuestro Rey. Y por eso tenemos esperanza. porque nosotros pertenecemos a Él, porque vamos a reinar con Él en poder, en majestad para siempre. Tenemos esperanza en Cristo, nuestro Rey. Vamos a orar. Nuestro Padre celestial, te damos gracias por enviar a tu hijo la primera vez justo, humilde, salvador, para hacer esta obra por nosotros, para rescatarnos de nuestros pecados, para tomar nuestro lugar y salvarnos de nuestra rebelión y nuestros pecados. Gracias que Él es nuestro Rey, que está reinando ahora espiritualmente en nuestras vidas. Y gracias por la esperanza que un día va a regresar y va a reinar sobre todo, va a juzgar a sus enemigos, proteger a su pueblo, que vamos a reinar con Él para siempre. Por favor, darnos la esperanza que necesitamos en esta semana, mientras sufrimos, mientras luchamos con problemas, que nos ayudes a enfocarnos en esta verdad, que tenemos esperanza en Cristo nuestro Rey. Te pedimos en Su nombre. Amén.
Nuestra esperanza en los advenimientos de Cristo el Rey
Series Estudio sobre Zacarías
Nuestro Cristo es el Rey prometido, un Rey justo, Salvador, y humilde, que un día va a reinar sobre todo para siempre.
Sermon ID | 125161532468 |
Duration | 41:31 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 9:1-10 |
Language | Spanish |
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