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El libro de Sajerías, el capítulo 6, empezando del versículo 9 hasta el final del capítulo. Vino a mí palabra de Jehová, diciendo, Toma de los del cautiverio a Eldai, a Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia, e irás tú en aquel día y entrarás en casa de Josías, hijo de Sofanías. Tomarás, pues, plata y oro. y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadak. Y le hablarás, diciendo, Así ha hablado Jehová los ejércitos, diciendo, He aquí el varón cuyo nombre es el renuevo, el cual brotará de sus raíces y edificará el templo de Jehová. Él edificará el templo de Jehová. y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado, y consejo de paz habrá entre ambos. Las coronas servirán a Elen, a Tobías, a Gedahías y a En, hijo de Sofanías, como memoria en el templo de Jehová. Y los que están lejos vendrán, ayudarán a edificar el templo de Jehová. Y conoceréis que Jehová de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Y esto sucederá si oyeros obedientes la voz de Jehová vuestro Dios. La semana pasada terminamos la serie de las ocho visiones en el principio de este libro de Zacarías, pensando en las promesas que Dios había dado a su pueblo de Israel y que ha dado a nosotros también. Y como ellas, como sus promesas, como sus profecías, como su palabra, siempre va a ser cumplida. Dios siempre cumple su palabra. Siempre hace lo que dice sin duda y sin falla. Es lo que estudiamos la semana pasada. En la segunda parte del capítulo 6, que vamos a estudiar hoy, encontramos algo que no es una visión. Hemos terminado con las visiones, pero parece que es algo que sucedió inmediatamente después de las visiones. Sabemos que no es una visión porque la sección empieza de manera diferente. Otra vez en el versículo 9 dice, vino a mi Palabra de Jehová diciendo." No dice que Zacarías otra vez alzó sus ojos para ver algo, para ver una visión, sino que la Palabra de Dios vino a él, como era normal para los profetas, recibiendo la Palabra de Dios directamente de Dios y para comunicarla al pueblo. Y lo que leemos en este pasaje son algunas instrucciones que Dios dio a Zacarías, algo que tenía que hacer como profecía para el pueblo. Eso es lo que encontramos en los versículos 10 y 11. Leemos de lo que Dios mandó que Zacarías debiera hacer y lo que hizo. Otra vez vamos a leer los versículos 10 y 11. Toma de los del cautiverio a Eldai, a Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia. E irás tú en aquel día y entrarás en casa de Josías, hijo de Zofanías. Tomarás, pues, plata y oro, y harás coronas, y las pondrás en la cabeza del sumo sacerdote Josué, hijo de Josadak. Eso es lo que Dios mandó que Zacarías hiciera. ¿Pero qué está pasando aquí? En el versículo 10 habla de cuatro hombres, tres de los cuales que habían llegado de Babilonia, Eldai, Tobías y Gedaías. Ellos habían traído oro y plata, de los que todavía estaban en Babilonia, como ofrenda para el templo. ¿Cómo sabemos esto? Porque en el versículo 10 dice que Dios mandó a Zacarías a tomar de los del cautiverio a Eldad, a Tobías y a Gedaías. Tomar algo de ellos. Y el versículo 11 dice lo que esto fue. Plata y oro para hacer una corona. Entonces estos tres hombres habían traído plata y oro de los judíos que todavía estaban en Babilonia para dar una ofrenda a Dios. Otra vez, ¿cómo sabemos que era una ofrenda para Dios? Sabemos que fue para el templo debido a quien le dieron el oro y la plata. A Josías, hijo de Esofanías, según el final del reciclo 10. ¿Quién fue Josías? Lo dice aquí en el pasaje. Pero es interesante que cuando leemos la misma lista de hombres, de nombres, en el versículo catorce, llama a Josías como En, hijo de Sofanías. No es una persona diferente, la misma persona. Es una otro nombre para la misma persona. Es un nombre que significa gracia. Es un nombre que normalmente fue usado para la persona que fue mayordomo del tempo. Por eso entendemos que Josías era la persona que tenía el cuidado del templo y por eso las ofrendas fueron traídas a él. Para entender el contexto aquí, esos tres hombres de Babilonia habían llevado una ofrenda de los del cautiverio como una ofrenda para el templo en Jerusalén. Entendemos? Ese es el contexto para empezar esta historia, esta palabra de Dios. Y Zacarías fue mandado a tomar esta ofrenda, tomar la plata y el oro, y usarla para hacer una corona y ponerla en la cabeza del sumo sácero de Josué. Es lo que dice el versículo 11. En nuestra traducción dice coronas, en plural, ¿no? En el versículo 11. Pero eso no tiene sentido. ¿Es normal poner más que una corona sobre la cabeza de alguien? Es obvio que no, no tiene sentido. Por eso, algunas personas, estudiando este pasaje, han dicho que estamos faltando algo, que debe decir que Mr. Zacarías puso una corona sobre la cabeza de Josué y sobre la cabeza de Isidoro Abel. ¿Pero cuál es el problema? El texto no dice esto. Estamos agregando algo que no está en el texto. Entonces, esa no es la solución. Otras personas dicen que esta corona que fue hecha, fue hecha de plata y oro. Una corona mezclada de esas diferentes cosas y por eso se usa el plural. Es posible y no tengo problema con la interpretación. Pero, parece aquí que es un término gramatical que se llama un plural de majestad. Un plural de excelencia. Es decir, usando la forma plural para una palabra, pero con la referencia a una cosa, no más, con el propósito de enfatizar su magnificencia. Es lo que se llama un plural de majestad, un plural de magnificencia. Encontramos esta forma en el libro de Hobe, 31-36, que dice, Esta palabra Corona en Job, en el original, es el plural, pero se traduce como singular. ¿Por qué? Por eso tiene sentido. Porque es un plural de majestad, de excelencia. Eso se usa algunas veces en la palabra Dios. A veces como se refiere a Dios también. Dios no es plural, pero a veces usan un término plural para hablar de su magnificencia. Esa es la interpretación más sencilla de lo que tenemos aquí en Zacarías 6. Fue una corona, singular, para poner sobre la cabeza de una persona. Pero se usa la forma gramatical plural para decirnos que era una corona muy grande, no grande en tamaño, pero magnífica, excelente. Esa es la idea aquí en el texto. Entonces eso es lo que Dios mandó a Zacarías y es lo que Zacarías hizo. ¿Qué significó? ¿Cuál fue la razón por la cual Dios mandó que Zacarías hiciera este símbolo para el pueblo de Israel y para nosotros? Pues eso es lo que vamos a estudiar en el verso del mensaje, en los reciclos 12 a 15. Pero antes de hacer esto, tenemos que darnos cuenta de algo muy, muy raro en el símbolo que hemos visto en los reciclos 10 y 11, en lo que Zacarías hizo con la corona. Hay un problema. No sé si alguien se ha dado cuenta de lo que es. Fíjense otra vez en lo que Dios mandó. mandó que Zacarías pusiera una corona real sobre la cabeza del sumo sacerdote. ¿Alguien ve el problema? Aquí encontramos un problema, porque Dios mandó claramente en su ley que estos dos cargas de sumo sacerdote y rey, o de sacerdote y rey, no podían ser mezcladas. Recordamos esta verdad en la historia de Saúl, el primer rey de Israel. ¿Cuál fue la situación cuando Dios le rechazó para ser rey? cuando él no quería esperar a Samuel y decidió ofrecer los sacrificios por el pueblo él mismo. Y cuando lo hizo, cuando como rey tomó la responsabilidad, la obra de sacerdote, Dios le rechazó para ser rey. Entonces, en el Antiguo Testamento es muy claro que Dios no permitió una mezcla así de los dos oficios. Los sacerdotes tenían que ser de la línea de Levi, descendientes de Aarón. Los reyes eran descendientes de David, de la línea de Judá. Entonces, cuando Dios mandó a Zacarías el poner una corona real de rey sobre la cabeza del sumo sacerdote, Zacarías probablemente pensó, así como el pueblo, que era muy muy raro, que realmente fue un problema, eso no es permitido. Por eso Dios explicó el significado de ese símbolo en los siguientes versículos. Es lo que vamos a ver. Esta acción simbólica no se refirió a Josué mismo, sino a alguien que él representó. Alguien que iba a venir en el futuro. Alguien que podía ser sacerdote así como rey. ¿Y quién es esta persona? Jesucristo, nuestro Salvador, que tenía el derecho de tomar las cargas del sacerdote y rey. Eso es lo que vamos a estudiar. Ese es el símbolo del siglo XI. Lo que Isácarias hizo, por mandamiento de Dios, para prefigurar a Cristo. Ese es el tema de nuestro mensaje de hoy. Nuestra esperanza en Jesús, el sacerdote y rey. porque este acto de poner una corona real sobre la cabeza de Josué, el sumo sacerdote, fue con la intención de decir a los israelitas en su tiempo que su Mesías todavía iba a venir, que Dios no había olvidado su promesa, que iba a cumplir su promesa de enviar un Salvador a ellos. Y cuando nosotros, hoy en día, leemos este pasaje, también necesitamos pensar en Cristo, en su persona y carácter y obra, porque Jesucristo tenía que ser hombre, sacerdote y rey para ser nuestro Salvador. las tres cosas necesarias, hombre, sacerdote y rey para ser nuestro salvador. Vamos a estudiar cada una de estas descripciones de este mensaje para ayudarnos fijar nuestros ojos en nuestro salvador, en quién es y en lo que hizo por nosotros. Empezando en el reciclo 12, encontramos las palabras que Dios dio a Zacarías, la profecía, para explicar esta acción rara de dar una corona real sobre la cabeza en su sacerdote. En este versículo 12 vamos a aprender la primera parte de las descripciones de Cristo aquí en el pasaje. Que Jesucristo tiene que ser hombre, sacerdote y rey para ser nuestro Salvador. En este primer punto del versículo 12 pensemos en Jesús el hombre. En este versículo encontramos la clara verdad de que este símbolo que Zacarías realizó, esta acción de coronar a Josué, no tenía que ver con Josué, sino él estaba prefigurando la persona y la obra de Cristo. Eso es lo que Zacarías dijo a Josué cuando puso la corona sobre su cabeza, en el versículo 12. Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo, He aquí el varón cuyo nombre es el renuevo, el cual brotará de sus raíces y edificará el templo de Jehová. Mi pregunta es, ¿por qué es obvio que se refiere a alguien que iba a venir y no a Josué? Por eso eran palabras que Isagerías dijo a Josué. Pero, ¿por qué decimos que esas palabras se refieren a otra persona y no a Josué? Bueno, tenemos que pensar en lo que normalmente sucede en una coronación. No tenemos reyes aquí ni en los Estados Unidos, pero tal vez ustedes han visto en Inglaterra, por ejemplo, una coronación. La persona que iba a ser rey o reina o lo que sea, normalmente está de pie ante otra persona que va a darle la corona, que va a poner la corona sobre su cabeza, ¿no? Y depende del contexto, la persona dándole la corona va a decir algo, como, he aquí su rey. O, He aquí el rey tal. Dice algo así. Eso es exactamente lo que Zacarías hizo, pero de manera interesante. Otra vez, ¿qué dijo? Cuando puso la corona sobre la cabeza de Josué, no dijo, He aquí su rey. No. No dijo, He aquí el rey Josué. No, de hecho, aunque Josué estaba recibiendo la corona, su nombre no es aún mencionado después del siglo XI. ¿Por qué? Porque él era un símbolo, nada más. Josué no estaba recibiendo la corona real, no estaba recibiendo la gloria, sino, otra vez, estaba prefigurando uno que iba por venir. Entonces, ¿qué dijo Sagirías aquí en el versículo once? He aquí el varón cuyo nombre es el Rehnoevo. Interesante, ¿no? No menciona el nombre de Josué. No se refiere a Josué en absoluto. De hecho, claramente se refiere a Cristo con este nombre, el Rehnoevo, que estudiamos también en el capítulo tres de este libro. Pero antes de estudiar este nombre otra vez, el renuevo, no debemos omitir ver cómo empieza esta descripción. Sácheres dijo, las palabras de Dios, He aquí el varón. Y solamente con esas cuatro palabras aprendemos algo muy importante. Que Jesús, el Mesías prometido, el renuevo, iba a ser un hombre, un varón, un ser humano. De hecho, tenía que ser un hombre para ser nuestro Salvador. Y debido a esta verdad, yo escogí el título de este mensaje muy cuidadosamente. Nuestra esperanza en Jesús, el sacerdote rey. Muchas veces usamos Jesús y Cristo de manera intercambiable, pero tienen significados diferentes e importantes. Cristo es un título que significa Mesías, que significa el Salvador ungido. Jesús es el nombre humano del Hijo de Dios. El nombre dado por el ángel antes de su nacimiento. Y significa Dios es salvación. Se refiere a cómo Él es el Salvador. Por eso escogí este título. Jesús, su nombre humano. Jesús, el Sacerdote Rey. ¿Y por qué esta verdad es muy importante en este contexto, en este mensaje? Fíjense. El nombre Josué, en hebreo, y el nombre Jesús, en griego, significan la misma cosa. Dios salva. Dios es salvación. Es decir, son los mismos nombres, pero en diferentes idiomas. Josué, en hebreo, Jesús, en griego. El mismo nombre. Exactamente como en español el nombre es Josué, en inglés el nombre es Joshua. el mismo nombre en dos diferentes idiomas, Josué y Jesús. Y cuando nos damos cuenta de esta verdad, debería abrir nuestros ojos a la profecía increíble aquí. Dios escogió el sumo sacerdote Josué para prefigurar al salvador venidero Jesús en su propio día. Mandó que Zacarías diera, he aquí el varón, aparentemente a Josué, pero realmente al Josué que iba a venir Jesús, el hombre que iba a nacer de una virgen en un pesebre en Belén. No hay nada circunstancial aquí. No hay nada que tiene que ver con la suerte. No era un accidente el que Dios escogió a Josué para ser el símbolo de Jesús. que escogió a Josué para prefigurar al Josué que iba a venir. Cristo, Jesús, el hombre, el Dios hombre que iba a tener el mismo nombre. No debemos perder el significado aquí de esas palabras. Y aquí el varón. Necesitamos pensar en Jesús, el hijo de Dios que se hizo carne. Y deberíamos pensar en otro pasaje también cuando leemos estas palabras, he aquí el vadón, pensando en Cristo. En Juan 19, 5, Cristo estaba ante Pilato, ante su vicio para ser crucificado. Recordamos que Pilato no quería enviar a Cristo a la muerte, pero él cedió a los deseos de los judíos y permitió que Cristo fuera atormentado. Y en Juan 19, vamos a buscar juntos, en Juan 19, 4 y 5, leemos algo que debería hacernos pensar en el reciclo que estamos estudiando. El libro de Juan 19, los reciclos 4 y 5. Cristo ante el juicio de Pilato. Juan 19, 4 y 5. Que dice, entonces Pilato salió otra vez y les dijo, mirad, os lo traigo fuera para que entendáis que ningún delito hayo en él. Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo, y aquí el hombre. Y aquí el hombre, como su pasaje dice, y aquí el varón, el hijo de hombre, el hijo de Dios, aquí sufriendo antes de su crucifixión con una colona de espinas, con un manto, pero con el propósito de burlarse de él. Zacarías dijo, He aquí el varón, cuyo nombre es el renuevo, para profetizar de este día cuando Jesús, el Dios hombre, estaría de pie ante sus enemigos, listo para ser crucificado, el Hijo de Dios en forma de ser humano, listo para morir por nosotros. He aquí el varón. Jesucristo tenía que ser hombre para ser nuestro salvador, para cumplir la palabra de Dios y la promesa de Dios, para morir por nosotros. Necesitamos entender este punto cuando leemos en nuestro pasaje esta profecía. Y aquí el varón. Y también, como dije, otra manera por la cual sabemos si regresamos a Zacarías 2 o 6, perdón, Que estaba hablando de Cristo es porque nos da uno de sus nombres proféticos, el renuevo. En el capítulo 3 de este libro estudiamos este nombre, esta profecía, también en relación a Josué, el renuevo que iba a quitar el pecado de la tierra en un día. Si ustedes recuerdan lo que estudiamos en este capítulo. Pero como hemos visto, este es un nombre profético de Jesús a través del Antiguo Testamento. En Isaías 11.1 leemos de la promesa de este renuevo que iba a salir del tronco de Isaías que habla de la línea de David. También Isaías 53.2 dice, el rey nuevo va a subir, que se refiere a Cristo. Jeremías 23.5 dice que Dios va a levantar a David, rey nuevo justo, que reinará como rey, será dichoso y hará juicio y justicia en la tierra. Es por eso, por lo que dice otros pasajes del Antiguo Testamento, estamos seguros que cuando leemos en Zacarías 6 y habla del Renuevo, está hablando de Cristo, Jesús, el Dios Hombre, el Salvador del mundo. Y nos dice algo en cuanto a este Renuevo, al final del recículo 12, el cual brotará de sus raíces y edificará el Templo de Jehová. En español perdimos el juego de palabras aquí, porque el verbo brotar, que se usa aquí, tiene la misma raíz como la palabra renuevo. Renuevo es el sustantivo, brotar es el verbo. Es la misma raíz. Es como en español, por ejemplo, con las palabras comer y comida. La misma raíz. Comida es el sustantivo, comer es el verbo. Así es aquí, el renuevo va a actuar como renuevo y brotar y crecer. ¿Cómo? Dice, brotará de sus raíces. ¿Cuáles raíces? Está hablando de su humanidad. Otra vez, un renuevo del tronco de Isaí, enfatizando la humanidad de este Mesías que iba a venir. Otra vez, Jesús, el hombre. Jesucristo tenía que ser hombre para ser nuestro salvador. Qué humillación cuando pensamos en la humanidad de Cristo, que Dios se hizo hombre. Y qué maravilla que es un énfasis de la palabra, de los profetas, de Cristo mismo, enfatizando su humanidad, que vino para vivir como un hombre y morir por nosotros. Ese es el primer punto de este pasaje. Primer punto de la explicación de lo que Esaías hizo con esta corona para Josué. Es una profecía de Jesús, el hombre, que tenía que nacer como ser humano aquí en este mundo para ser nuestro Salvador, que tenía que brotar de sus raíces humildes, humanas, como cualquier otro ser humano. que tenía que sufrir la persecución en su vida, de su propio pueblo, de los romanos, tenía que morir por nosotros. Y aquí el varón, el renuevo crucificado por nosotros. Dos, en segundo lugar, tenemos que estudiar no solamente a Jesús el hombre, sino también Jesús el sacerdote. Al final del versículo 12 y en el versículo 13, leemos de este énfasis otra descripción de este renuevo, que no era solamente hombre, sino también un sacerdote. Esta imagen se ve en Josué mismo, por supuesto, porque era su sacerdote, pero también en la obra profetizada en estos versículos. Vamos a leer al final del versículo 12 y el versículo 13. Hablando de este renuevo, dice, Él edificará el templo de Jehová. Él edificará el Templo de Jehová, y Él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado, y consejo de paz habrá entre ambos. Este renuevo, este hombre profetizado sería un sacerdote también, porque habla de su obra de edificar el Templo de Jehová. De hecho lo dice dos veces, al final del versículo 12, al principio del versículo 13, repite la misma verdad. Él edificará el Templo de Jehová. Este énfasis en el Templo nos hace pensar en el sumo sacerdote. Así como cuando dice en el versículo 13 que habrá sacerdote a su lado, o como otras traducciones dicen más claramente, él será sacerdote sobre su trono. Está hablando de la misma persona. Hablando otra vez de esta combinación rara de sacerdote y rey en la misma persona, algo que solamente Cristo podía hacer. Pero cuando pensamos en esas rebeldes, Tenemos que mirar hacia adelante y cómo Cristo iba a cumplir esta profecía. Cómo Él sería un sacerdote para su pueblo. Gloria a Cristo como sacerdote es muy importante en entender nuestra salvación, entender el sacrificio que Cristo hizo. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes ofrecieron los sacrificios de los animales con su sangre para los pecados del pueblo, no porque la sangre de los animales podía salvar o limpiar al pueblo, sino otra vez para prefigurar al Corredor de Dios que iba a venir en el futuro. Y cuando Cristo vino, como a este Cordero de Dios, Él se sacrificó a Sí mismo por los pecados de Su pueblo. Derramó Su sangre por nosotros. Entonces, él fue el sacrificio. Pero también era el sacerdote que ofreció ese sacrificio. Cristo le ofreció a sí mismo para hacer el sacrificio por los pecados, como él mismo dijo en Juan 10, 17 y 18. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Entonces nadie quitó la vida de Cristo, ni los judíos, ni los romanos, sino Él la ofreció voluntariamente para nosotros, para que Su sangre pudiera limpiarnos nuestros pecados y justificarnos con Su perfección. Cristo es el gran sumo sacerdote sobre lo cual leemos en Hebreos. Un sacerdote mayor, superior a los que estaban en el Antiguo Testamento. Porque cuando Él hizo su obra, la hizo una vez para siempre. Una obra perfecta para nunca ser repetida. Por eso, otra vez, cuando leemos esta profecía en Zacarías 6, necesitamos pensar en Cristo, el Cordero de Dios que fue el sacrificio por nuestros pecados, el gran sumo sacerdote que hizo el sacrificio perfecto para Dios, para limpiar nuestros pecados por medio de su sangre. Entonces, Jesucristo es nuestro sumo sacerdote perfecto y nuestra esperanza está en él y en su obra. Pero como vimos, también dice que iba a edificar el templo, ayudándonos a pensar en su posesión y obra como sumo sacerdote. Pero si leemos esa descripción y pensamos en el templo físico y nada más, si pensamos que Cristo va a regresar un día y re-edificar el templo físico, perdemos el punto completamente. ¿Por qué? Porque el tabernáculo, así como el templo, era muy importante para los israelitas. Pero esas dos cosas, el templo y el tabernáculo, no eran el cumplimiento último de lo que prefiguraron. Siempre eran símbolos de lo que iba por venir. Porque ahora, no tenemos templo. ¿Verdad? No tenemos templo, no tenemos que ir a un lugar físico para hablar con Dios, para adorar a Dios. Podemos hacerlo en cualquier lugar. ¿Por qué? Porque en Efesios 2, Pablo dice que somos miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo la principal piedra del ángulo de Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo un templo santo en el Señor. Entonces nosotros, la iglesia, somos el templo de Dios. Porque hemos estudiado algunas veces en Ajeo y también aquí en Zacarías. El Espíritu Santo morde en nosotros como la gloria de Dios mordió en el templo. Por eso, otra vez digo, si leemos esa descripción, y pensamos en el Templo físico y nada más, perdemos el punto completamente. Porque toda esta profecía habla de Cristo. Prefigura su obra por nosotros. Entonces, cuando dice este renuevo, este sumo sacerdote iba a edificar el templo, tenemos que pensar en la aplicación para nosotros, que Cristo va a edificar el templo espiritual, que es su cuerpo, que es la iglesia, que es cada cristiano que ha salvado con su preciosa sangre. Tenemos que entenderlo así. Si pensamos en el templo físico y nada más, ¿por qué debemos leer este libro? Pero tenía aplicación para nosotros. El templo era el símbolo, nada más. No necesitamos otro símbolo. Algunas personas creen que necesitamos, o que bueno, en el futuro, antes del regreso de Cristo, alguien va a edificar otro templo físico en Jerusalén. Pero por qué no necesitamos templos? Somos el templo. No necesitamos templo físico. Eso no es bíblico. No vamos a regresar a los símbolos. No vamos a regresar a la oscuridad. Estamos en la luz. Cristo ha cumplido todo lo que el templo simbolizó. Nosotros somos el templo y es lo que va a pasar para la eternidad. Ya se aplica a nosotros aquí. Cristo iba a edificar el templo, su cuerpo, que es la iglesia, parte de su obra como nuestro sacerdote. Entonces, pensando en nuestra esperanza en Jesús, el sacerdote rey, aprendemos en esta profecía que Cristo iba a llegar, no solamente como hombre, sino también como sacerdote, para edificar el templo, un templo espiritual que es su cuerpo, que es la iglesia. Y como nosotros somos el sacerdote perfecto, nos salva, ha llevado nuestros pecados, ha llevado nuestros castigos sobre sí mismo, ha sufrido por nosotros como el perfecto corredor sacrificial, dándonos el perdón de pecados por la limpieza de su sangre. El tercer punto del mensaje y de esta profecía de nuestra esperanza en Jesús, el sacerdote rey, que Jesucristo tenía que ser no solamente hombre y no solamente sacerdote, sino también tenía que ser rey. En el siglo trece leemos que este rey nuevo llevará gloria y se sentará y dominará en su trono. Y tenemos que pensar que ahora la obra de Cristo, por mayor parte, es interceder por nosotros. Su obra, en mayor parte, es ser nuestro sumo sacerdote, como ya estudiamos. Pero también está reinando. Y un día esta verdad va a ser declarada y mostrada sin lugar para la duda, más obviamente cuando Él regrese y tome el trono de David su padre, como el ángel profetizó a María. Jesús es el Rey, y nunca debemos olvidar esta verdad muy importante. No hay un líder hermano que puede comparar con nuestro Salvador. ¿Por qué debemos preocuparnos tanto por los líderes del mundo, por nuestro Presidente, por el Presidente de los Estados Unidos, o cualquier otro líder? ¿Por qué nos preocupamos tanto por esas cosas cuando servimos al Rey? Cuando Cristo está reinando ahora. no en toda la demostración de su gloria, pero sí está reinando. Y un día va a reinar con toda su gloria, cuando regrese, cuando reine sobre su iglesia en poder de manera más directa, cuando nos entregue a su Padre como una iglesia sin mancha e irreprochable ante él. Y cuando pensamos en Cristo como el Rey, no solamente somos sacerdote, Como hemos visto, tenemos que recordar otra vez que en el Antiguo Testamento una persona no podía tener este papel doble de sacerdote y rey. No era permitido. Pero la idea no era nueva, porque la había profetizada antes en Salmos 110, que habla de Cristo como rey. Y también dice que Él es sacerdote para siempre según el orden del mequisedec. Y aunque no tenemos el tiempo para estudiar toda la persona y la historia de Melquisedec en mucho detalle, es esencial entender un poco para entender nuestro pasaje y la promesa de un sacerdote rey. Fíjense, encontramos a Melquisedec en Génesis 14. Él se describe como rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo. Melquisedec es la única persona en la Biblia aparte de Cristo, que se describe como rey y sacerdote. Por eso, en el Salmo 110, cuando dice que Cristo es sacerdote para siempre según el orden del Melquisedec, es decir, un sacerdote como Melquisedec fue sacerdote, entendemos que está hablando de una persona con estos dos oficios, una persona que es rey y sacerdote al mismo tiempo. Y otra vez entendemos que se refiere a Cristo, porque en Hebreo 5.10 repite la misma verdad, claramente hablando de Cristo. Dice, Cristo fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden del mequiserec. Cristo fue declarado rey y sacerdote. El punto es entender que, otra vez, bajo la ley de Moisés, ningún hombre podía ser rey y sacerdote al mismo tiempo. No tenía el derecho ni el poder. Pero antes de la ley de Moisés, Dios nos vio el ejemplo de Melquisedec para profetizar, para prefigurar la persona y la obra de Cristo en el futuro. Entonces, tal vez sacaría si el pueblo pensaba que era raro coronar a un sumo sacerdote. Pero si ellos recordaron su historia, deberían haber pensado en Melquisedec y en la profecía de San Luis 110, que el Mesías que iba a venir iba a llegar como sacerdote y como rey. Al final del siglo XIII, Después de hablar de Cristo como sacerdote y como rey, dice que consejo de paz habrá entre ambos. Esta frase ha causado un poco de confusión, de si está hablando de una rivalidad entre Josué y Sodomabel, o otro problema entre los oficios de rey y sacerdote. Pero creo que la respuesta debería ser muy obvia, si pensamos en lo que hemos estudiado antes. En la Nación Israel, un rey no podía ser sacerdote, ni el sacerdote rey. Pero en Cristo los dos oficios iban a ser combinados en un consejo de paz. Es decir, no habrá problema. Esas dos cargas de sacerdote y rey tienen paz en la persona de Cristo que no podían tener en cualquier otra persona. Es lo que significa consejo de paz. Cristo podía ser rey y sacerdote al mismo tiempo sin problema. Y aunque esa es la interpretación correcta de esta frase del Consejo de Paz, creo que debe hacerlos pensar también en el hecho de que, exactamente como hay paz entre los oficios de Rey y Sacerdote en la persona de Cristo, así Cristo trae la paz, la reconciliación entre los seres humanos y Dios. Una reconciliación que no es posible sin su estado como hombre, sin su posición como sacerdote, sin su posición como rey. No hay salvación sin la reconciliación. Necesitamos tener paz con Dios para tener la salvación. Necesitamos tener un consejo de paz entre nosotros y Dios para recibir la salvación. No podemos hacerlo. porque somos pecadores. Pero Cristo, en vivir y sufrir y morir por nosotros, nos ha reconciliado con Dios. Tenemos paz con Él para siempre. Y en el versículo 14 habla de lo que iba a pasar con esta corona. Es decir, debería ser obvio que Josué no la guardó porque no perteneció a él, porque prefiguró a Cristo. Dice que la corona fue depositada en el templo como memoria. una memoria de lo que Dios había prometido. Dice que iba a ser memoria a estos cuatro hombres, pero obviamente fue una memoria a todo el pueblo de Israel, un símbolo físico de lo que Dios había prometido del Mesías en el futuro. Cada vez que el pueblo de Israel vio esta corona, podrían pensar que Dios siempre cumple su palabra, que siempre hace lo que dice, sin duda y sin falla. es la razón por la cual fue guardada en el templo como una memoria. Y la profecía termina en el reciclo XV con otra promesa y con una aplicación. La promesa es que, como dice el versículo, los que están lejos vendrán y ayudarán a edificar el templo de Jehová, y conoceréis que Jehová y los ejércitos me han enviado a vosotros. Esta promesa fue para los judíos, sin duda, pensando en su templo físico. Y había sucedido, por lo menos en parte, porque esos tres hombres llegaron de Babilonia con su ofrenda de plata y oro de Babilonia para ayudar al Templo de Dios. Entonces, fue parte del cumplimiento. Porque hemos visto, si el Templo físico nunca era más que un símbolo, si nunca era la realidad, Si el cumplimiento último del templo y sus sacrificios se encuentran en la iglesia de Cristo y sus sacrificios por nosotros, hay algo muy emocionante en la aplicación de esta promesa en nuestras vidas. Dios prometió que personas que estaban lejos iban a venir y ayudar a edificar el templo de Dios. Y la aplicación para nosotros es que no solamente los judíos iban a ser parte de la iglesia de Cristo, sino, como hemos estudiado varias veces en este libro, Dios iba a traer sus escogidos de todas las naciones para edificar el templo espiritual que es la iglesia. Es decir, esta promesa aplica a nosotros. Nosotros somos las personas de lejos que Dios ha traído para ayudar a edificar su templo, de ser parte del cuerpo espiritual de Cristo, parte de la iglesia mundial. Una promesa para nosotros. Y como has visto algunas veces en este libro, Zacarías termina la primera parte del reciclo diciendo que cuando estas cosas suceden, vamos a conocer que fue enviado por Dios, que era un profeta verdadero. Al final del Siglo XV tenemos una aplicación y siempre intentamos de terminar con la aplicación. Al final del Siglo XV dice, y esto, toda la profecía, esto sucederá si oyeres obedientes la voz de Jehová, vuestro Dios. Entonces, ¿qué deberíamos aprender de esta frase, de esta aplicación? ¿Deberíamos pensar que esta promesa, que esta profecía, dependió en la obediencia del pueblo de Israel, o que depende en nuestra obediencia? Parece así, pero espero que todos sepan, por lo que siempre estudiamos aquí en la iglesia, que la respuesta es no. Que esta promesa de un Mesías, esta promesa de Jesús el sacerdote rey, no dependió en el ser humano. y la aplicación de su obra en nuestras vidas, tampoco depende de nosotros, sino completamente de Dios. Entonces, otra vez, ¿qué significa esta frase? La idea no es que los judíos podían haber impedido el venido de Cristo, o que podían haber impedido su obra, aunque intentaban hacerlo. Si lo ves es una aplicación de si ellos iban a participar en los beneficios del cumplimiento de la promesa. Es decir, esta profecía iba a ser cumplida, sin duda y sin falla. Pero no todos iban a participar en sus bendiciones, ni todos los israelitas, ni todos el día de hoy. Es decir, esta esperanza en Jesús, el sacerdote rey, es solamente para aquellos que creen en él, que dependen de él, que confían en él. La obra fue segura, fue cumplida, va a ser cumplida. Cristo vino como hombre, hizo la obra de sacerdote, todavía está haciendo la obra de sacerdote, está reinando y va a reinar. Esta profecía es cumplida y es continuando, continuamente siendo cumplida. Eso no es la pregunta. Pero la única manera para participar en las bendiciones que Él ha provisto es obedecer lo que dice el versículo. Tienes que oír con obediencia la voz de Jehová. Tienes que arrepentirte y echarte sobre Él pidiendo su misericordia y su salvación. Nosotros no podemos afectar las promesas de Dios. Su palabra va a ser cumplida siempre. Sus promesas, sus promesas siempre cumplidas, sin duda. Pero si queremos recibirlas, tenemos que obedecerle a él. Esa es la aplicación. Toda esta profecía al final del capítulo 6 de coronar a Josué, el sumo sacerdote, era simbólica. no podía aplicarse a Josué, porque un sacerdote no podía ser rey. No podía aplicarse a cualquier ser humano. Si solamente podía aplicarse al hombre que iba a venir en el futuro, que podía ser sacerdote, así como rey. Esa persona es Cristo. Jesús, el sacerdote rey. Por esta razón la corona se quedó en el templo. No fue usada por Josué, ni por ninguna otra persona. Cristo cumplió esta profecía, así como todas las profecías en su vida. Esta promesa se aplicó a los judíos, no en su tiempo, pero para una promesa de que su Mesías iba a venir, sin duda, para darles la esperanza en su Mesías. Y como hemos visto, esta profecía aplica a nosotros también, porque este renuevo es nuestro Salvador. porque Jesucristo tenía que ser hombre, sacerdote y rey para ser nuestro salvador. No hay esperanza en nosotros mismos para la salvación. La salvación se encuentra solamente en este renuevo, en este sacerdote rey. Y tampoco hay esperanza en nosotros mismos para la vida cristiana, sino se encuentra solamente en este renuevo, en Jesús, el sacerdote rey. Entonces hoy Dios nos ha llamado otra vez a fijar nuestros ojos en nuestro Salvador, en Jesús, el Dios hombre. El Hijo de Dios que se hizo hombre y sufrió por nosotros. Y por eso es un Salvador que nos entiende, un Salvador que entiende nuestros problemas y luchas y pruebas. También tenemos que pensar en Él como nuestro sumo sacerdote perfecto, quien fue el sacrificio y también hizo el sacrificio para salvarnos. No podemos salvarnos en nosotros mismos si nuestro Salvador lo hizo como nuestro gran sumo sacerdote. Y Él también es nuestro Rey. Debe reinar sobre nuestras vidas. Debe reinar sobre nuestra iglesia. En un día, sin duda, va a reinar sobre todos, sobre todo el mundo. demostrando su poder, reinando perfectamente para siempre y nosotros con él. Esa es nuestra esperanza en Jesucristo y el Sacerdote Rey. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, gracias por enviar a nuestro Salvador al mundo. Gracias por Jesús, el sacerdote rey. Gracias que el Hijo de Dios se hizo carne, se humilló tanto para vivir aquí y sufrir y morir por nosotros. Gracias por su obra como sacerdote de sacrificarse a sí mismo por nuestros pecados. Y gracias también que Él reina, controla todo, que no tenemos que dudar, no tenemos que temer nada, porque Jesucristo está reinando. Ayúdanos a pensar en esta esperanza hoy, en la semana, para que no dependamos de nosotros mismos, para que no seamos engañados por nuestros propios corazones y nuestras propias mentes, sino depender completamente en ti, cambiar nuestras vidas radicalmente porque no vamos a vivir aquí por mucho tiempo nuestras vidas aquí son un suspiro y nada más porque nos enfocamos tanto en las cosas mundanas cuando tenemos el privilegio de enfocarnos en nuestro Salvador en su reino en lo que iba a venir en el futuro ayúdnos de no ser tan mundanos No ser tan preocupados en las cosas de este mundo. Ayúdanos a fijar nuestros ojos en Cristo. No meditar tanto en nuestras circunstancias, no meditar tanto en nuestros pecados y fallas, sino en la obra de Cristo por nosotros que nos ha salvado de la muerte eterna. Danos esta esperanza, esta confianza y este poder. Te pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
Nuestra esperanza en Jesús, el Sacerdote-Rey
Series Estudio sobre Zacarías
Jesucristo tenía que ser hombre, sacerdote, y rey, para ser nuestro Salvador.
Sermon ID | 125161430292 |
Duration | 50:01 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 6:9-15 |
Language | Spanish |
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