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El tema siguiente, un llamado a vivir en santidad sin la cual, como sabemos, nadie verá al Señor. Eso es algo clave y preciso en la escritura. Nos dice aquí un autor, Juan Wesley, dijo que Juan Fletcher era el hombre más santo que había conocido en Europa y en América. Y que lo era porque diariamente se examinaba para saber si su proceder estaba de acuerdo con los planes de Dios, para lo cual se hacían las siguientes preguntas. Note lo que cada día se... el cuestionario que cada día se aplicaba a sí mismo. Fletcher, este santo hermano, hermano nuestro, el cuestionario era el siguiente. ¿Desperté espiritualmente y tuve cuidado de guardar mi mente de pensamientos errantes cuando me levanté esta mañana? Pregunta número uno. Pregunta número dos. ¿Me he acercado a Dios en oración o he dado lugar a la pereza y a la desidia espiritual? Pregunta número tres. ¿Se ha debilitado mi fe por no haber velado o ha sido avivada por haberla puesto en actividad hoy? 4. ¿HE ANDADO HOY POR FE? ¿HE PROCURADO VER A DIOS EN TODAS LAS COSAS? 5. ¿ME HE NEGADO A MÍ MISMO AL USAR PALABRAS Y AL EXPRESAR PENSAMIENTOS POCO BONDADOSOS? ¿ME HE DEBILITADO ESPIRITUALMENTE AL VER ¿Qué prefieren a otros en mi lugar? Pregunta número seis. ¿He aprovechado mi tiempo precioso, mis fuerzas y mis oportunidades según la luz que Dios me ha dado? ¿He guardado mi corazón, la pregunta número siete, en un ambiente de gracia, de modo que haya sacado provecho? Pregunta número ocho. ¿Qué he hecho hoy por los cuerpos y las almas de los santos? 9. ¿He desrochado cualquier cosa por agradarme a mí mismo, cuando podía haber guardado el dinero para la casa de Dios? 10. ¿He gobernado bien mi lengua, recordando que en la multitud de palabras no falta pecado? Pregunta número once. ¿En cuántas ocasiones me he negado a mí mismo hoy? ¿Mi vida y mis palabras han honrado el Evangelio de Cristo? Esta es la pregunta número dos. Esas doce preguntas se las aplicaba este hombre cada día a su vida. Naturalmente esto funcionaba como una navaja para el que se afeita. ¿Qué hace la navaja con aquel que se afeita? le elimina la barba y lo deja como un bebé sin una pizca de pelos en su rostro, en su cara. Eso hace o eso hacía este cuestionario en la vida de este hombre. Mis hermanos, yo entiendo que es algo prudente, sabio, Tomaron un cuestionario como éste y aplicaron a nuestras vidas todas las tardes o todas las noches, cuando terminamos nuestra jornada en esta tierra, para ir a la cama a dormir. Hermanos, ¿qué es la santidad en la que estamos llamados a vivir? El salmista tenía un anhelo en su corazón y lo expresaba delante de Dios en oración. En el Salmo 139, verso 23 y 24, Él decía, ¡Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón! ¡Pruébame y conoce mis pensamientos! ¡Ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame por el camino eterno! Ese era el deseo de un santo, el anhelo de un santo. Y para ello, hermanos, Un cuestionario como este nos será muy útil para que el Espíritu Santo saque a la luz nuestras malas obras, nuestros pecados, nuestras prevaricaciones cometidas en contra de la ley de Dios. Ahora, ¿qué es la santidad en la cual estamos llamados a vivir cada día? Bueno, la santidad para poder entender su significado en su raíz. Primero que nada debemos de conocerla a la luz de cómo ella, o a la luz de cómo este nombre, santidad, esta palabra santidad, se aplica al mismo Dios. Santidad es uno de los nombres que usa Dios para revelarse al hombre, para darse a conocer a sí mismo en sus tratos con el ser humano. santo y temible es Tu nombre", nos dice el Salmo 11, 9. En el Salmo 99, 9 dice, Exaltad a Jehová nuestro Dios. Postraos ante Su santo nombre, porque santo es Jehová, nuestro Dios. En Abacut 1, 13 dice, Eres demasiado limpio como para mirar el mal. Tú no puedes ver el agravio. En Apocalipsis capítulo quince verso cuatro dice, ó Señor, ¿quién no te temerá y glorificará Tu nombre? Porque sólo Tú eres santo. Todas las naciones vendrán y adorarán delante de Ti, porque Tus juicios han sido manifestados. ¿Santo? ¿Es el nombre que emplean los serafines para entrar a la presencia de Dios? y alabarle y adorarle allí en su augusta presencia. En Isaías, capítulo 6, versículo 3, vemos allí que los serafines proclamaban el nombre de Dios y decían, Santo, Santo, Santo es el Señor Jehová de los ejércitos. Toda la tierra está llena de tu gloria. Cuando Estudiamos el término santidad en la Biblia, encontramos que la palabra santidad se emplea en la Biblia para comunicar la idea de que Dios en su divinidad, de que Dios en su deidad se haya separado por su majestad suprema de todas y de cada una de las obras de su creación. Dios está elevado por encima de todas las obras de sus manos, así también la santidad denota, por ese medio, que Dios es un ser majestuoso, un ser supremo, y que se halla por encima de todas y de cada una de sus criaturas. El término santidad, por otro lado, aplicado a Dios, da la idea de aquella perfección moral que identifica y caracteriza el ser de Dios. Nos revela la ética moral del carácter y del ser de Dios cuando el término santidad se aplica al Señor. ello da testimonio de la justicia de Dios, da testimonio de la verdad de Dios, da testimonio de la fidelidad de Dios, da testimonio de la integridad absoluta del ser de Dios. Un autor, apellido Rodley, dice, la santidad de Dios se pone de manifiesto como la antítesis de toda mancha moral. aquella cualidad de Dios que no solamente es por sí misma el rechazo de todo lo que el hombre es contrario a su voluntad, sino que hace imposible la subsistencia del pecado en su presencia. Ante la presencia avasallante del Dios infinitamente santo, dice el autor, el profeta Isaías, cobrando conciencia de su pecaminosidad, llegó a la conclusión de que debía de morir para que su pecado desapareciera de la presencia de Dios. William Clark también dice, la santidad es la gloriosa plenitud de la excelencia moral divina, principio de su propia actuación y pauta para la actuación de sus criaturas. El Dr. Lassie también dice, la santidad pertenece más bien al carácter de Dios que a sus voliciones, o sea, las obras de su voluntad, o a sus atributos activos. Por supuesto, todos los atributos de Dios en su operación han de obrar en conformidad con la santidad, porque el obrar de otra manera sería en contra de la naturaleza del ser que obra. terminan las citas. Con este concepto de la santidad en nuestras mentes, podemos observar inmediatamente que la necesidad es necesaria para cada uno de nosotros, mis amados hermanos, porque la santidad de Dios reclamada en nosotros nos provee el patrón de vida que debemos de imitar del carácter de Dios. Levítico capítulo 19, verso 2, nos dice, habla a toda la congregación de los hijos de iglesia bíblica de la Trinidad, y diles, santos seréis, porque santo soy yo, Jehová vuestro Dios. Primera de Pedro 1.16 dice, porque escrito está, ses tantos porque yo soy santo. Y en Hebreo 12.14 aparece la misma frase. Seguí la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Nuestra santidad demandada por Dios en su palabra como una marca distintiva en nuestra vida, consiste en la restauración de la imagen y semejanza de Dios en nuestro ser para que de esta manera vivamos la vida al modo y a la manera de Dios, que es la santidad en la vida nuestra La santidad no es otra cosa que la restauración de esa imagen y semejanza de Dios plasmada en nosotros a través del nuevo nacimiento, la regeneración y la obra de santificación que el Espíritu de Dios ejecuta en nuestra naturaleza humana. Ahora, hermano, aterrizando todo esto, ¿por qué tú y yo debemos de ser santos cada día de este nuevo año? y siempre mientras estemos viviendo en este planeta tierra. ¿Por qué? Primero que nada porque la santidad nos identifica como seres separados del mundo y consagrados para vivir para la gloria de Dios y para gozar de Él por siempre. La santidad nos identifica como seres que han sido apartados del mundo, pero consagrados a vivir para la gloria de Dios. Cuando nos vestimos con el traje blanco y resplandeciente de la santidad, la gloria y la belleza de la imagen y semejanza de Dios en la que fuimos creados, se manifiesta en todo su esplendor a lo largo y ancho de nuestro ser. Cuando miramos a nuestra vida anterior, a nuestra vida pasada, a nuestra vida de impíos, allí encontramos que el pecado arruinó la imagen inmaculada, pura, limpia, intachable y perfecta en la que fuimos. creados en Adán originalmente. ¿Fuimos creados con una mente santa, con una voluntad santa, con una conciencia santa, con un cuerpo y con un espíritu santo? El pecado original arruinó toda esa naturaleza santa con la que fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios. La santidad restablece aquella rectitud moral que perdimos en Adán, pero que reencontramos en Cristo Jesús. De ahí, mis hermanos, que debemos de procurar la santidad y vivir en santidad, porque ella nos identifica como seres que han sido separados del mundo y consagrados a vivir para la gloria de Dios. Segundo, debemos de vivir en santidad porque la santidad en nuestras vidas atraerá la mirada de Dios sobre nosotros. Si queréis que la mirada de Dios posee sobre vuestra naturaleza humana, la santidad es aquello que atrae el ojo divino para contemplarse a sí mismo en su imagen y semejanza plasmada en nosotros, y esto, sin lugar a duda, que será para el deleite y el gozo divino. Por eso podemos decir que lo que el diamante es para el anillo, eso mismo es la santidad para nuestra alma. La santidad es aquello que ennoblece nuestro ser, la santidad es aquello que hace bello el hombre interior ante los ojos santos de nuestro Padre celestial. Como bien lo expresa Isaías 66, 2, pero a ese miraré con aprobación, al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra. A ese miraré", dice el Señor. Tercero, estamos llamados a vivir y a andar en santidad. Amados hermanos, porque la santidad es lo que nos ha de distinguir de los impíos. La santidad de vida es aquello que nos distingue de los impíos, porque la santidad es el sello de Dios. sobre su pueblo. La santidad es el sello divino sobre el carácter y la vida de su pueblo, de cada uno de los miembros de su iglesia. Como lo expresa II Timoteo A pesar de todo, el sólido fundamento de Dios está firme. Teniendo este sello, conoce al Señor a los que son Suyos, y apártese de impiedad a todo aquel que invoca el nombre del Señor. La santidad es la identidad por la cual Dios nos conoce, por eso el llamado. Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre del Señor. De ahí que es nuestra responsabilidad apartarnos de manera decidida de todas las obras de la carne, es nuestra responsabilidad buscar la pureza moral, la pureza moral para que ella sea una realidad en cada rincón de nuestras vidas, en cada rincón de nuestra naturaleza humana. Allí la santidad de vida debe ser una realidad expresada a través de la pureza moral de nuestro carácter, de nuestro temperamento, de nuestras relaciones con los demás. Así como el blanco se distingue del rojo por los pigmentos de cada uno de ellos, así nosotros nos diferenciaremos de los impíos por los pigmentos de la santidad, en contraste con el rojo carmesí que identifica la vida de los impíos. De ahí, mis hermanos, que si queremos vidas blancas como la espuma del mar, si queremos vidas blancas como la blanca lana de la oveja trasquilada, la santidad, hermanos, es esa pureza moral que refleja, donde se refleja ese blanco incontaminado de la lana o de la espuma del mar. Cuarto, debemos de ser santos porque, mis amados hermanos, la santidad es, sin lugar a duda, nuestro gran honor en esta vida. Es un gran honor ser santos. Un gran honor, es un gran privilegio ser hombres, ser mujeres, santa en este mundo donde campea la mundanalidad, donde campea la mugre y la depravación de todas las relaciones entre los seres humanos. El Señor nos ha lavado de nuestros pecados y nos ha hecho reyes y sacerdotes para nuestro Dios. Y, mis amados hermanos, ese es un gran privilegio. Ese es un gran honor que por pura gracia estamos disfrutando y podemos disfrutar cada día. Observad que a los santos se le llaman en la Biblia vasos de honor. ¿Por qué se les llama a los santos vasos de honor en Romanos 9.21? Mis amados hermanos, porque cada uno de nosotros Dios lo ha preparado para que sean objetos bellos que adornan las vitrinas en este vasto cosmo donde Dios los exhibe como el objeto supremo de su creación. habiendo sido restaurado en nosotros esa gloriosa imagen y semejanza que Cristo nos ha plasmado con el nuevo nacimiento. Es un honor ser santo, por ello debemos de procurar la santidad sobre todas las cosas en esta vida. En Malaquía 3.17 se nos dice que somos el especial tesoro de Jehová en esta tierra, que somos un especial tesoro ¿Cómo se ha de identificar lo especial de ese tesoro? Por la santidad que identifica a esos preciosos tesoros que brillan ante los ojos de Dios, por la clase de vida santa que experimentan cada uno de ellos. Por eso, mis hermanos, es un honor ser santo, es un honor vivir en santidad, porque la santidad es la que hace de nosotros ángeles terrenales, ángeles terrenales hace la santidad de cada uno de nosotros. Por ende, es un gran honor ser un hombre santo, ser una mujer santa. En quinto lugar, debemos de ser santos cada día de este nuevo año. Hermanos, porque la santidad es lo que nos hace audaces y arrojados para venir delante de Dios con toda confianza. La santidad nos da la llave para venir con confianza a la presencia de Dios en todas las circunstancias y en cada una de nuestras necesidades. Como bien lo expresa Job 22, 23 y 26, Diciendo, si te vuelves al Todopoderoso, serás edificado. Si alejas de tu morada la maldad, entonces te deleitarás en el Todopoderoso, y podrás alzar tu cara hacia Dios. Observemos que cuando Adán perdió su santidad por causa del pecado original, Su primera reacción fue esconderse de la presencia de Dios. Pero, amados hermanos, la santidad nos mantendrá siempre en las condiciones espirituales óptimas para venir a la presencia de Dios, para tener comunión con Él, para hablar con Él y para que Él hable cara a cara con nosotros a través de Su santa y bendita Palabra. La santidad nos dará la confianza y la seguridad necesaria para arrojarnos en los brazos del Señor cuando estamos inmersos en aquellas grandes pruebas. en donde necesitamos apremiantemente de su socorro, de su auxilio, de su ayuda, para satisfacer nuestras necesidades temporales y nuestras necesidades espirituales. Como lo expresa Hebreo 4.16, acerquémonos pues con confianza al trono de la gracia para que alcancemos misericordia y hallemos gracia para el oportuno socorro. que hace la santidad en nuestras vidas, nos llena de confianza para que con ella podamos entrar sin dilación al trono de la gracia, para alcanzar la misericordia que necesitamos. En sexto lugar, estamos llamados, hermanos, a andar y a vivir en santidad cada día de este nuevo año, ¿saben por qué? Porque la santidad es el camino que nos conduce a la paz. La santidad es el camino que nos conduce a la paz, como lo expresa Isaías 57, 21. No hay paz, dijo Dios, para el impío. Si usted tiene una vida mundana, llena de mundanalidad, su vida será un torbellino. y naturalmente no tendrá paz aquel que tiene un torbellino instalado en su corazón nadie tendrá paz mientras haya un ciclón un ciclón moviéndose dentro de su conciencia porque allí lo que habrá sencillamente es un tumulto un tumulto por vivir una vida que aborrece aquello que Dios ama que rechaza y repudia aquello que Dios demanda y requiere de nosotros, jamás experimentará paz en su ser interior. Quien viva una vida en rebeldía, en contra de la autoridad y el gobierno de Dios, jamás podrá experimentar paz en su vida, mientras viva con su vida y con sus actos haciendo escarnio de la incomparable grandeza de Dios. Jamás podrá experimentar paz en su vida quien se mantenga diariamente pisoteando la gran bondad de Dios, el gran amor de Dios, la gran paciencia de Dios, con sus hechos y sus obras pecaminosas. jamás experimentarán paz en su vida aquellos que con sus actos y sus obras se mantengan despreciando la gracia de Dios. Por eso no habrá paz para limpio. Amados hermanos, la santidad de vida es la raíz que produce y lleva la dulce paz a correr como un raudal. por todo el interior de nuestro ser. Sin paz, sin santidad no solamente no veremos a Dios, sino que sin santidad tampoco podremos gozar de los bienes de Dios, de los bienes espirituales y, hermanos, aún de los bienes materiales. Hay gente que vive una vida llena de bienes materiales, tienen fortunas, de bienes materiales y terminan, terminan hermanos con su vida hecha pedazos buscando respuestas en las cosas del mundo. Ahora, ¿por qué no hay paz en su interior, ni felicidad? Porque no andan ni viven en santidad delante de Dios. ¿Qué habrá en el corazón de un hombre que no sea santo, de una mujer que no sea santa? ¿Desasosiego, malestar, motines internos? Porque, hermanos, sin santidad no habrá paz interior en el corazón de ninguna criatura. Por eso debemos de buscar la santidad cada día de este nuevo año, mis hermanos, porque ella es la fuente de la paz. donde nosotros podremos gozar de todos los bienes materiales, de todos los bienes espirituales que en Su gracia nos provee el Señor. La santidad, hermanos, es un requisito para nosotros porque ella es el camino que nos conduce al cielo. Ella es el camino que nos conduce al cielo. Isaías 35, 8 dice, y habrá allí una calzada a la cual se llamará camino de santidad. A la cual se llamará camino de santidad. No pasará por ella ningún impuro. Será para los que siguen el camino y los simples no se desviarán. Hermanos, sin santidad no habrá camino hacia el cielo. Está cerrado. Por eso, tú y yo debemos de procurar la santidad en nuestra vida cotidiana. Antes de entrar al templo de Dios, en los cielos, hermanos, debemos de ser santos en el Templo de Dios aquí en la Tierra. Usted no podrá disfrutar del Templo de Dios en los cielos si usted no disfruta del Templo de Dios aquí en la Tierra. Y usted no podrá disfrutar del Templo de Dios en la Tierra si usted no es un hombre santo. Y, en consecuencia, tampoco podrá disfrutar del Templo de Dios en los cielos si usted no es un hombre santo, si usted no es una mujer santa. Quien nos haya quien no se haya santificado en la tierra, no podrá vivir una vida santa en los cielos cuando pase de este mundo a la eternidad. Eso está claro en la Escritura, mis amados hermanos. Dios nos demanda que seamos santos. Y oiga bien, mi querido hermano, especialmente los jóvenes, oigan bien jóvenes, La quinta esencia de la felicidad es la santidad. La quinta esencia de la felicidad en este mundo la proveerá la santidad de vida, no otra cosa. No importa cómo lo disfracen, no importa que te pongan los mejores diseños de los grandes diseñadores de este mundo. Si tú no eres santo, tú serás una criatura infeliz, infeliz, sin lugar a duda. Hermanos, ¿qué debemos de hacer finalmente para ser santos? ¿Cómo podremos nosotros vivir en santidad cada día de nuestra vida aquí en la tierra? Es una realidad nos hayamos moralmente manchado con el pecado original. Es una realidad nos hayamos moralmente contaminados con el pecado original. Es una realidad nos hayamos espiritualmente inmundo por causa del pecado original que hay en el hombre. Habla cómo se puede limpiar la mancha del pecado original. La Biblia lo pone bien simple y claro. Recurriendo a la sangre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo por medio de la fe. Bien simple, bien simple. Para ser santo La fórmula establecida por Dios para obtener ese bien inapreciable es la sangre del Señor Jesucristo, aplicada a nuestras almas por la obra y la gracia del Espíritu de Dios. Ello hará de ti un hombre santo o una mujer santa por la gracia de Dios y la misericordia de nuestro Salvador. Recuerda que la sangre de Cristo es el bañadero, es la piscina, es el cuarto de baño donde tu alma ha de ser emblanquecida. Así como en tu casa hay un cuarto de baño donde tú te limpias el cuerpo de las contaminaciones del medio ambiente, Así también, Dios ha provisto para nuestras almas un bañadero, un cuarto de baño equipado con todo lo necesario para que tu alma sea higienizada de pies a cabeza, de manera completa y absoluta, de todo aquello que la ha manchado, que la ha contaminado, que la ha ensuciado, en otras palabras. Ella puede lavar cada centímetro, cada milímetro de tu naturaleza humana. No hay rincón de tu vida que la sangre de Cristo no tenga poder para limpiar de manera completa y absoluta. Toda área en tu vida puede ser plenamente emblanquecida. Toda área de tu vida puede ser plenamente barrida. y recogida para que brille allí la santidad sin la cual nadie verá al Señor. Hay suficiente de la sangre de Cristo para limpiarte a ti y a todo el género humano si fuera necesario. Ese manantial o esa llave que continuamente derrama de esa sangre preciosa, continuamente está allí disponible para ti. ¿Qué es tu deber o cuál es tu deber? Tú debes de acudir a Cristo, a Su sangre preciosa. Ella te habrá de limpiar de todo pecado. La promesa primera de Juan 1.9 es para ti y es para mí. Dice Juan 1.9, primera Juan 1.9, si confesamos nuestros pecados, Él es fiel, Él es justo para perdonarnos y limpiarnos de todo pecado. De todo pecado, no hay excepción a la regla. Todo pecado en la sangre de Jesucristo haya incompleta y plena, plena liberación, plena limpieza. Hay en esa sangre carmesí que fue derramada por nuestros pecados en la cruz del Calvario. Ese es el camino para alcanzar la santidad y para preservar la santidad todos los días hasta el fin del mundo, si fuese necesario. Si tú vivieras tanto como Amatusalén, para tus pecados diarios habrá sangre de Cristo derramada para limpiarte de todos tus pecados. Hermano, no hay razón para que pase un día contaminado, sucio. No hay razón, no hay motivo, ninguno, excepto que no sea tu propia incredulidad y pecado. Pero en la sangre de Cristo siempre hay y habrá ese perenne manantial que limpia de todo mal al que viene a él. Y hermano, es tu deber orar por un corazón santo, Es tu responsabilidad orar cada día para que Dios haga una realidad en ti, este cuestionario al cual se aplicaba Fletcher, todos los días, para examinar su interior, su caminar diario en este mundo. Orar por un corazón santo es un deber que debemos de procurar todos los días, mis amados hermanos. Debemos clamar con el salvista David cada día, crea en mí un corazón puro, oh Dios, crea en mí un corazón puro, oh Dios. Y mis amados hermanos, el clamor nuestro permanente cotidiano debe de ser, Señor, mi corazón está lleno de la letra del pecado, Esta lepra contamina todo lo que toca, todo lo que entra en contacto con ella es contaminado a través de mi vida. Pero Señor envía a Tu Santo Espíritu para que me purifique, para que refine mi alma como se refina y se purifica el oro a fin de que yo pueda entrar y vivir en santidad dentro de Tu Templo Santo. Oh Señor, restáurame, límpiame, purifícame, hazme una nueva criatura conforme a la santidad de Tus hijos. Hermanos, hemos de orar cada día para que Dios nos dé santidad. Es un bien espiritual que pertenece a Él y solamente Él lo puede dar. Pero también, hermanos, si deseas ser santo, camina con aquellos que son santos. Si deseas ser santo en este nuevo año, propon en tu corazón caminar hombro con hombro al lado de aquellos hombres y mujeres que son santos. ¿Por qué? Amados hermanos, quien camina entre especias aromáticas, ¿cómo? sale de allí hediondo u oloroso sale oloroso si usted camina entre rosas saldrá oliendo a rosas si camina entre claveles saldrá oliendo a claveles si o no si camina entre gente que está perfumado con esos perfumes Yo casi no uso perfume porque me da problemas capituítas, pero hay muchas marcas renombradas y que cuestan muchísimo dinero, una pequeña porción. A mi esposa le gusta la Quinta Avenida, eso es verdad. Ese es el favorito de mi esposa, es un perfume muy agradable. Y me gusta estar cerca de la Quinta Avenida porque ¡guau! ¡qué cosa más rica! ¡esa Quinta Avenida! Hermanos, el que anda cerca de la quinta avenida, oiga bien, termina ahí, en la quinta avenida. Esa es la realidad. Por eso, mis hermanos, caminemos junto a aquellos claveles rosas que exhalan ese rico perfume de la santidad a través de sus vidas. Sin lugar a duda que ello será algo contagioso para nosotros. Nos estimulará a vivir santo y a andar en santidad para disfrutar de la comunión de ese hermano, de esa hermana, que cuando hablamos con ella, óyeme, cómo nos mista, cómo nos fortalece. cómo nos produce gozo y alegría, cómo huye de nosotros la depresión, cómo huye de nosotros el mal humor, cómo huye de nosotros el desánimo, el desaliento, cosas muy comunes. ¿Por qué, hermano? Porque el que está lleno de santidad, tiene en su corazón un río de gozo que empalaga todo lo que toca. Pero aquel que está lleno de pecado, de la abundancia del corazón, eso habla la boca. Hermanos, si queremos ser santos, corramos cada vez que pequemos a la sangre del Señor No te detengas, no te detengas, y hasta que no vea tu alma limpia y resplandeciente y una conciencia acallada, no cese de buscar la sangre de Cristo, que ella sea aplicada a tu corazón. El Salmo 51 ha sido uno de mis compañeros fieles por años en este mundo de batalla contra el pecado, clamando en ese lenguaje espiritual de los Salmos, Allí podemos encontrar buenos argumentos para procurar que la sangre de Cristo nos limpe de todo pecado. Hermanos, orar por un corazón santo debe ser una meta nuestra en este nuevo año, pero también caminar junto a esos hombres y mujeres santificados debe ser una meta para nosotros en este nuevo año. Que Dios nos conceda esta bendición, mis amados hermanos. Veremos el próximo mensaje, cómo se manifiesta la santidad en nuestra relación personal con Dios, en la iglesia, en la familia, en el trabajo, en el entretenimiento, en el vestir, etcétera, etcétera, etcétera. Cómo se manifiesta la santidad en estas cosas. Señor, te damos gracias ahora por tu palabra que hemos traído ante nosotros. Te pedimos, oh Dios, que tu Espíritu Santo que ha producido En nuestros corazones el querer como el hacer estar en este lugar para oír Tu Palabra también enseñó la sella en nosotros. Padre, mira, es el principio de Tu Palabra que nos llaman a ser santos con sed en apropiarnos de ello para vivir para Tu gloria y para Tu honra. Oh, bendícenos, Padre, en esto lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén.
01 Un Llamado A Vivir En Santidad
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01 Un Llamado A Vivir En Santidad
Sermon ID | 1230222152343926 |
Duration | 45:07 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Vivir en Santidad |
Language | Spanish |
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