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vino. En Mateo 16 Jesucristo prometió que él edificaría su iglesia dijo esta es mi iglesia y yo la edificaré y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella y lo ha estado haciendo por dos mil años y fielmente lo va a cumplir como dice Efesios capítulo 5 cuando habla del amor de Cristo por su iglesia cuando dice que él murió por ella para presentársela a sí mismo una iglesia santa pura y sin mancha. Él está haciendo todo esto. La iglesia ha prevalecido a través de pestes, guerras, persecución. Dios ha sido fiel con su iglesia. Este año Dios ha sido fiel con su iglesia. Un año muy difícil, 2020, muy difícil. Muy difícil y en particular para esta iglesia un año muy difícil. Pero un año muy bueno. Porque en medio de las dificultades ha prevalecido la bondad, la gracia, la misericordia, el amor del Señor. Hemos aprendido a confiar más en Él. Y Él muestra su fidelidad para el que cree en Él. Y el que cree en él puede vivir confiado y en perfecta paz. Y no estoy exagerando al hablar así. Perfecta paz. ¿Por qué? Porque la paz que Dios ofrece es la paz de Él. Jesucristo dijo, mi paz os dejo, mi paz os doy. No como el mundo la ofrece. No como se siente, sino como verdaderamente es, porque viene de Dios. En la historia de la humanidad Dios ha ofrecido esa paz. Y hoy quiero que miremos la historia de un hombre llamado Simeón y el testimonio de su vida ante la paz ofrecida por Dios. Simeón encuentra la paz. El primer punto es Simeón un hombre de carácter puro. El verso 25, vamos a estar en Lucas capítulo 2. Lucas da unos detalles que los otros evangelios no dan acerca del nacimiento del Señor Jesucristo. Vamos a leer del verso 25 hasta el verso 35 y después nos vamos a ir verso por verso. Hagamos eso para mirar el texto completo. Dice, había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre justo y piadoso esperaba la consolación de Israel y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron para cumplir por él el rito de la ley, Simeón tomó al niño en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo, Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya en paz, conforme a tu palabra. Porque mis ojos han visto tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos, luz de revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. Y los padres del niño estaban asombrados de las cosas que de él se decían. Simeón los bendijo y dijo a su madre María, este niño ha sido puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel y para ser señal de contradicción. Y una espada traspasará aún tu propia alma a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Ese es el texto que vamos a estudiar. Si me dan luz aquí, agradecería bastante, por favor. Ya con los años uno necesita un poquito más de luz para poder ver bien. Mi oculista siempre que voy allá me pone una luz cerquitita. Me dice, mira, si notas la diferencia comparado con ese. Y me dice, así son como te ayudan tus lentes y cuando estudias necesitas más luz. Bueno, Simeón no es un hombre de carácter puro. Verso 25 al principio dice, Había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón. Este hombre justo y piadoso esperaba la consolación de Israel. Este verso nos está mostrando detalles específicos en la vida de Simeón. Hemos escuchado El nombre es Simeón. Hemos escuchado la declaración que él hizo, pero es diferente cuando nos detenemos a mirar el texto y a observar las palabras que Lucas escribió mostrando detalles de la vida de él. Dice que vivía en Jerusalén y está Jerusalén. Hago una pausa allí en ese sentido. Simeón está diciendo algo acerca de Señor Jesús, pero Simeón es de Jerusalén. Usted sabe que hay ciudades que uno menciona y dice San Francisco, wow, o Los Ángeles, como que hay una idea, o Nueva York, como que se forma una idea de qué hay allí y se categoriza como que todo el mundo fuera igual. Pero Simeón muestra aquí una característica de vivir en una ciudad donde había mucha hostilidad contra el Señor Jesucristo. Había mucha religiosidad. El sistema que había allí estaba puesto de tal manera que era casi imposible, de acuerdo a ese sistema, recibir al Señor Jesucristo. Pero allí está Simeón, en la última ciudad donde Jesús iba a ministrar como un adulto. Fue allí donde se esperaba la persecución y la cruz para el Señor Jesucristo. Jesucristo, mire, era un lugar tan hostil contra el Señor Jesucristo, Jerusalén, que Jesús establece su centro de operaciones en Galilea, no en Judea, sino en Galilea. No en Judá, sino en Galilea. Y aún al norte de Nazaret, en la ciudad de Capernaum. Capernaum, esa área es llamada, y Galilea es llamada como la región de los gentiles. ¿Qué indica esto? Jerusalén es el centro de Israel, es donde está el centro religioso. En Capernaum, él está al extremo norte, en Israel, donde entre más se aleja del centro, más mezcla hay con gentiles. Es decir, es menos judío y más mezclado con gentiles. Allá es donde está el Centro de Operaciones del Señor Jesucristo. Y el lugar opuesto para vivir a donde Jesucristo puso su centro de operaciones a Jerusalén, donde está el templo, el sistema religioso judío, los fariseos, escribas y saduceos, dominando todo aspecto cultural y social en el área. Pero en medio de esta nube, espesa de religiosidad perversa, vivían personas fieles a Dios. Son los que la palabra llama como el remanente del Señor. Y entre ellos encontramos a Simeón, descrito por Lucas como un hombre justo, un hombre piadoso. Dos palabras que van unidas, tienen que ir juntas cuando se habla de un hombre. Tito 2, verso 12, muestra un poquito acerca de este detalle y dice Tito 2, perdón, Tito 2, verso 12 dice, enseñándonos que negando la impiedad y los deseos mundanos Vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente. Hay una negación, hay una separación para buscar algo diferente y hay una manera de actuar donde se ve sobriedad, justicia y piedad. Es decir, está hablando de una relación con Dios, por eso es piadoso, y una relación con su prójimo en la cual es descrito como un hombre justo. Era un hombre de buena reputación, semeón, conocido por su dedicación y amor a Dios y a su prójimo. Entonces la piedad y la justicia descritas en él van de la mano y son características de todo el que busca vivir en santidad para honrar a Dios. Obviamente la santidad tiene que ver con el Señor. Y sigue ahí en el verso 25, siempre me voy a referir a Lucas capítulo 2 en este mensaje, ese es nuestro mensaje, nuestro texto base. Dice que Simeón esperaba la consolación de Israel. En la venida de Jesús, Jesús es la consolación de Israel, se cumplen muchas profecías. Y ya vimos cómo se rompen 400 años de silencio de Dios con Israel. Y vemos aquí, en la vida de Simeón, que el Espíritu Santo, porque mire, verso 25 dice, este hombre justo y piadoso esperaba la consolación de Israel y el Espíritu Santo estaba sobre él. El Espíritu Santo está despertando y guiando al remanente para mostrarles de la venida del Señor. Porque si seguimos lo que dice Mateo, el ángel le habla a María, le habla a José, De una manera, el Señor despierta a hombres sabios que viven en el oriente, en el este, para que vengan a ver al bebé Jesús. El ángel le habla a los pastores, allí en Lucas capítulo 2, y les muestra de la venida del Señor Jesucristo. Entonces, Dios está obrando en su remanente. Vemos la obra donde se acaba el silencio, esos 400 años entre malaquías, y el Nuevo Testamento donde empieza la venida del Señor. Y es bien clave esto porque nos deja ver la fidelidad del Señor con su pueblo. Dios mostrando esa fidelidad. Y Simeón, un hombre de buen testimonio, justo y piadoso, siendo dirigido por el Señor. Y lo que nos deja ver también aquí es que, aunque es un hombre justo y piadoso, necesita de la ayuda del Señor. Necesita de la guianza del Señor. El Espíritu Santo es quien lo está guiando y le ha iluminado en cuanto a la venida del Salvador, que es llamado aquí por Lucas la consolación de Israel. Este es otro título que le corresponde al Señor Jesucristo. Entonces, hay una respuesta de fe de parte de Simeón, hubo una respuesta de fe de parte de los pastores cuando escucharon, hubo una respuesta de fe de parte de José, de parte de María, de parte de los sabios nos deja conocer el carácter de este hombre Simeón y sus acciones como lo vemos aquí reflejan una dedicación a esperar en las promesas de Dios a Israel Esperaba la consolación de Israel. Pero no dice que fuera un sacerdote o un escriba o algún líder religioso. Parece que, igual que los pastores, era un hombre sencillo, sin ninguna labor específica dentro del templo. Parece ser que así es. Entonces, es un hombre sencillo, fiel al Señor, que en medio de la oscuridad espiritual que cubría Israel, tiene un corazón esperando la provisión de la consolación a Israel. Es decir, que esperaba la promesa del Mesías. Mire en Miquéas 7, versos 18 al 19. Miquéas lo va a encontrar después de Jonás, allí en los profetas menores. Miquéas capítulo 7, el último capítulo de Miqueas, versos 18 y 19, y si es un libro que está en su biblia, cuesta un poquito más de tiempo encontrar estos libros, pero si se va cerca del final del Antiguo Testamento, ahí lo va a encontrar Miqueas. Si tiene la nueva Biblia de las Américas, es la página 952, así que una ayuda ahí. Ahí está ese capítulo. La razón por la que predico de Nueva Biblia de las Américas es porque de las traducciones que hay, pienso que una de las mejores es la Biblia de las Américas. Y la Nueva Biblia de las Américas le quita el lenguaje antiguo y pone un lenguaje fácil de leer con la misma traducción. Entonces se me hace que es lo mejor que hay. Por eso uso esta versión. Micah 7, 18 al 19 dice que Dios hay como tú. que perdona la iniquidad y pasa por alto la rebeldía del remanente de su heredad, no persistirá en su ira para siempre, porque se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse de nosotros, hoyará nuestras iniquidades, si arrojarás a las profundidades del mar todos sus pecados. Esta es la consolación de Israel. Es una de las promesas del Antiguo Testamento aquí en Miqueas. Es una de esas promesas. que se dieron más de 400 años antes de la venida del Señor Jesucristo y vemos la vida de Simeón y Simeón está esperando en estas promesas por eso dice Lucas que Simeón estaba esperando la consolación de Israel entonces vemos el corazón de Simeón apegado a lo que Dios ha dado a conocer a través de su palabra en medio de, en Jerusalén, una cultura religiosa que había establecido enseñanzas que no eran fieles a las promesas de Dios. No eran fieles. Dios les dio la ley, ellos pasaban la ley oralmente, pero la empezaron a interpretar y escribieron la Mishnah, a lo mejor estoy equivocado en el orden, pero escribieron un libro para interpretar lo que la ley dice. Se hace tan complicado que sacan el Talmud, otro libro, para interpretar la interpretación de la ley. Entonces, lo que la gente recibe es algo bien diluido. y controlado y manipulado por ellos, pero en medio de eso vemos el remanente, escuchando la voz de Dios. pero sobre todo nos deja ver la fidelidad de Dios con su remanente al mostrarles estas cosas y Simeón teniendo esta esperanza en su corazón un hombre que estaba esperando la consolación de Israel ¿por qué? porque Simeón conocía que Dios era un Dios misericordioso un Dios perdonador un Dios que quería mostrar amor y gracia sobre su pueblo. Así es Dios. Dios no es un Dios lejano. Dios no es un Dios frío y sin emociones. Dios no es un Dios que no está fijándose en su pueblo. Dios es un Dios que quiere mostrar su amor. Es el deseo de Dios. Simeón es una persona que nos deja ver estas características de Dios. Y todo el que espera en el Señor, espera por la consolación de Israel, espera por la consolación de su alma, espera por la consolación de la iglesia del Señor. ¿Por qué? Porque su confianza está puesta en el que la puede dar, es Dios. Hay un deseo En mi corazón de Simeón, por ver las promesas del Señor, un ángelo profundo por la manifestación de su reino. Yo me imagino que la oración de Simeón era algo así parecido. Y en su oración prevalecía decir, venga a nosotros tu reino. Pienso que el estandarte de Simeón para vivir era, santificado sea tu nombre. Que la admiración mayor de este hombre era decir, Padre nuestro, que estás en los cielos por encima de todo. Al esperar en la consolación de Israel, Simeón va más allá de esperar en una consolación a nivel individual y personal. Él estaba esperando por la consolación del pueblo de Israel. Y no sólo eso, en la declaración que él hace vamos a ver que va todavía más allá. Su interés, su deseo era por la nación de Israel. Mira lo que dice Isaías 61, versos 1 al 2. Isaías 61, los profetas mayores. Vamos a ir allí, yo creo que es bueno esperar que todos lleguemos a cada texto, a veces los leo un poco rápido porque quiero ganar tiempo, pero está bien si vamos allí, que nos acostumbremos a buscar los textos. Página 758 para los que tienen la nueva Biblia de las Américas, así que conviene tener esa si lo quieren encontrar rápido. Isaías 61, versos 1 al 2. Isaías es el profeta, el libro de la Biblia del Antiguo Testamento que contiene más profecías acerca del Mesías. Muchas profecías acerca del Mesías. Venía con mis hijos escuchando en la radio un libro que escribió Arsis Proler, ya estaba con el Señor. Se llama La Santidad de Dios, The Holiness of God. Un libro clásico dentro del cristianismo, les recomiendo que lo lean. The Holiness of God, La Santidad de Dios, está en español. ¡Excelente libro! Y habla del encuentro que Isaías tiene con la gloria de Dios y la transformación que eso produce en su corazón. Isaías le dice a Señor a mí aquí, Señor, yo iré. ¿Por qué menciono a Isaías? Voy a leer una profecía que él escribió, pero Isaías y Simeón no son muy diferentes. Son hombres que aprendieron a esperar en el Señor. Ellos esperaban la consolación de Israel. Miren, Isaías 61, 1 al 2 dice, El Espíritu del Señor, Dios está sobre mí. Esta profecía, antes de seguir, Jesucristo la lee Creo que es en Lucas capítulo 4, cuando abre el rollo y empieza a leer esta profecía que se cumple en él. En Jesucristo se cumplen todas estas palabras, dice, el Espíritu del Señor Dios está sobre mí. porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos, me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros, para proclamar el año favorable del Señor y el día de venganza de nuestro Dios, para consolar a todos los que lloran. Simeón esperaba la consolación de Israel. La consolación de Israel es el Señor Jesucristo, es el Mesías, el Libertador. ¿Qué nos deja ver esto de Simeón también? Simeón tiene una teología sólida. Y déjeme decirle, todo creyente debe de tener una teología sólida, un conocimiento claro y bien cimentado de la verdad de Dios, porque si no tiene un conocimiento claro y bien cimentado de las verdades de Dios, la esperanza que tiene puede estar puesta en el lugar equivocado y puede estar perdiendo tiempo. Simeón tenía una teología sólida. Cuando vimos la Magnificat, ¿se acuerda la teología que María tenía? María tenía 13 o 14 años de edad. ¿Qué tipo de teología tenía María? Una teología sólida. ¿A qué me refiero con teología? Un conocimiento de Dios. Teos es Dios, Logías conocimiento, conocimiento de Dios. ¿Y de dónde viene el conocimiento que tenía María? ¿De dónde viene el conocimiento que tenía Simeón? de las Escrituras. Ellos tenían el Antiguo Testamento y con el Antiguo Testamento era suficiente para conocer quién es Dios y al conocer quién es Dios entonces lo que la persona espera es completamente definido, aclarado y el camino es marcado en una sola dirección. Esto hizo de Simeón un hombre sólido en su convicción Claro, en la manera como vivía. Por eso la declaración que hace más adelante es muy consistente con el conocimiento que él tiene de Dios. Una teología sólida y sabe muy bien a quién espera. Y ese texto de Isaías se cumple en el Señor Jesucristo. Él es la consolación de Israel. Ahora déjeme le pregunto a usted. Vamos a buscar un poquito de aplicación aquí. ¿Qué es lo que usted Espera. ¿Qué es eso que usted está esperando? Yo recuerdo cuando yo era un ateo, un mondano, un impío, un enemigo de Dios. Siempre andaba esperando algo, pero no sabía qué era. Iba a las fiestas porque estaba esperando encontrar algo allí. Competía en carreras de motos, pensaba que iba a encontrar algo allí. Hacía otras cosas, pensaba que lo iba a encontrar allí. Viajaba a diferentes lugares porque pensaba que finalmente iba a encontrar eso allí, pero no sabía qué era lo que buscaba. Pero ahora en el Señor es diferente. Ahora mi pregunta para usted, si usted está en el Señor, ¿qué es lo que usted espera? En su vida, piense en su vida. ¿Qué es lo que usted espera? ¿Usted sabe el día de mañana? No. Ninguno de nosotros sabe. Pero debemos esperar el día de mañana. ¿Qué trae el día de mañana? ¿Qué viene en ese día? La definición del futuro está definida en el conocimiento de lo que Dios nos deja saber de quién es Él y lo que Él ha hecho en el pasado. Y las promesas que nos ha dado para el futuro. Todo viene de allí. De acuerdo con la vida de Simeón, Es muy importante en saber qué esperar. Simeón no era yo y Dios. Cuidado con esto. Su carácter muestra fidelidad a Dios y amor por el prójimo. Y un entendimiento muy claro del plan redentor de Dios para el pueblo de Israel. El que es piadoso y justo espera mucho más que para sí mismo. Aprende a esperar de acuerdo con el plan redentor de Dios para su pueblo. En nuestro caso. En nuestro caso tiene que ver con esperar con el plan redentor del Señor para su iglesia. ¿Hemos recibido la salvación si estamos en Cristo? Sí. Pero hay falta completar. La salvación no se ha completado. O sí. No se ha completado. Tenemos lucha con el pecado, tenemos lucha con las tentaciones, tenemos dificultades en la vida, tenemos sufrimiento. Esa salvación no se ha completado. Por fe sabemos que sí, pero evidentemente estamos esperando que se complete. Y lo esperamos no de manera individual, sino como iglesia y por eso estamos aquí. Yo los felicito. Porque usted está aquí el día de hoy. Usted pudo estar aquí y aquí está. Esperamos ese día en que Cristo nos lleve con Él en las nubes y sabemos que Cristo no viene por un creyente Cristo viene por la iglesia y estaremos entonces con los santos transformados con cuerpos gloriosos como el de nuestro Señor y Salvador como dice Pablo en Filipenses 3, 19 y 20 ¿Qué espera usted? ¿Qué está esperando? Simeón esperaba la consolación de Israel Segundo punto, Simeón un hombre lleno del Espíritu Santo. Seguimos allí en Lucas 2, 25. Y el Espíritu Santo estaba sobre él. Esa es la última parte de ese verso. La fidelidad y la misericordia de Dios sobre la vida de Simeón son testificadas por Lucas cuando él dice y el Espíritu Santo estaba sobre él. Lucas no puede ver al Espíritu Santo. Es imposible. Pero Lucas puede ver la evidencia del Espíritu Santo en la vida de Simeón. Y los detalles que da más adelante nos deja ver mucho más claramente por qué. Entonces, la unción del Señor estaba sobre Simeón. Sí, en el Antiguo Testamento el Espíritu Santo habitaba en personas del Antiguo Testamento y su unción estaba sobre ellos. Y la obra del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento era la convicción de pecado para que los corazones vinieran a Dios, así como lo hizo con Simeón. Y la salvación de los creyentes del Antiguo Testamento es igual que la salvación de los creyentes en el Nuevo Testamento, es por fe, por fe en las promesas de Dios. En el Antiguo Testamento, ¿qué hacen? Miran hacia la avenida de la consolación de Israel, el Mesías. En el Nuevo Testamento, ¿qué hacemos? Miramos hacia atrás, al mismo lugar, al mismo lugar, a la cruz donde Cristo vino para pagar por nuestros pecados. No nos miran al futuro, nosotros miramos al pasado y todos esperamos lo mismo, que la redención sea completa en el Señor. No que tengamos que hacer algo para eso, sino que debemos esperar como Simeón está esperando. ¿Y quién nos ayuda para poder esperar? El Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo el que está ayudando a Simeón. Es la unción del Espíritu Santo. Y José y María un poco más antes. dirigidos por el Señor también, habían hecho algo que es notable en el texto. Dice que le pusieron a Jesús, le pusieron al bebé el nombre de Jesús como el ángel les había dicho, dirigidos por el Espíritu Santo. Jesús significa Jehová salva. Entonces vemos la obra del Espíritu Santo en Simeón, la vemos en José y María, la vemos en los pastores cuando son presentados delante del ángel. Y ese mensaje de redención está en todo el Antiguo Testamento del Espíritu Santo ayudando a las personas a conocer, a entender el cumplimiento de estas promesas del Consolador de Israel. Simeón estaba esperando en él y el Espíritu Santo era quien le daba la convicción para creer cada día. ¿Quiere decir esto que el Espíritu Santo tuerce el brazo de una persona para que entonces se mueva en cierta dirección? No, el Espíritu Santo obra en la persona pero la persona responde a la persona del Espíritu Santo y obra de acuerdo a la guianza que el Espíritu le da. Hoy en día decimos que una persona está llena del Espíritu Santo. ¿Cuándo un creyente debe estar lleno del Espíritu Santo? Todo el tiempo. Es una orden que está en las escrituras. Todo el tiempo. No estar lleno del Espíritu Santo es un pecado. Porque indica que la persona se está llenando de algo más. Y créame, en un sentido somos insaciables si le damos espacio a la carne. Somos insaciables. Y tenemos que buscar intensamente la llenura del Espíritu Santo. porque necesitamos la ayuda del señor Simeón. Era un hombre fiel, justo, piadoso. Pero también tenemos que recordar algo que el Espíritu Santo nos deja ver aquí. No hay nadie bueno. Romanos 3, 10 al 12 nos recuerda eso. No hay nadie bueno, ni uno solo. No hay nadie que busque a Dios. Todos aún se perdieron. Se han hecho inútiles, así dice el texto. Y la obra del Espíritu Santo muestra que Simeón no tenía una virtud en sí mismo para ganarse el favor de Dios, sino que Dios en su bondad muestra su gracia, su compasión, su misericordia, su amor en la vida de este hombre como lo hace en el remanente. Y le ayuda para esperar la consolación de Israel, lo capacita para que él pueda vivir en obediencia esperando lo que Dios ha prometido. Miremos algunos ejemplos de esto rápidamente allí mismo en Lucas en el capítulo 1. Mire el verso 15, Lucas 1 verso 15. Dice, porque él será grande delante del Señor, no beberá vino ni licor y será lleno del Espíritu Santo aún desde el vientre de su madre. Y al leer este texto estoy haciendo una corrección. Algunos de un grupo de hogar saben a qué me refiero. Entonces, Juan el Bautista lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre. Pero miremos también, ¿quién más? Lucas 1.41 dice Cuando Elizabeth oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre y Elizabeth fue llena del Espíritu Santo. También Elizabeth. Ahora miremos a alguien más en el verso 67. Es una familia muy particular que estamos viendo aquí. Todo estaba lleno del Espíritu Santo. Verso 67. Su padre Zacarías fue lleno del Espíritu Santo y profetizó diciendo. Juan el Bautista lleno del Espíritu Santo en el vientre de Elizabeth Elizabeth llena del Espíritu Santo cuando tiene a Juan el Bautista en el vientre y Zacarías lleno del Espíritu Santo profetiza cuando Juan el Bautista nace Todos ellos tres son del Antiguo Testamento Está en el libro de Lucas, Lucas Nuevo Testamento, sí pero está bajo la ley del Antiguo Testamento todavía no ha entrado el nuevo pacto en Cristo Jesús Entonces el Espíritu Santo llenaba a estas personas de su presencia y los guiaba para la obra que cada uno de ellos iba a hacer. Juan cumplió el propósito de Dios. Elizabeth cumplió el propósito de Dios. Zacarías cumplió el propósito de Dios. José, María cumplieron el propósito de Dios. Y aquí Simeón está cumpliendo el propósito de Dios. ¿Cuál era el propósito de Dios para Simeón? Que esperara la consolación de Israel. y viviera una vida justa y piadosa dando testimonio de la bondad de Dios en su vida por el poder del Espíritu Santo. La pregunta para usted al final de este punto es ¿está lleno del Espíritu Santo? ¿Es el Espíritu Santo quien guía su vida? ¿Es Él quien controla su vida? ¿Es a Él a quien usted ha cedido su voluntad, su vida, su caminar, sus pensamientos, su deseo? es para Él, el Espíritu Santo. Dios, el Espíritu Santo. Solo puede haber dos respuestas, sí o no. No hay nada en el medio. No hay nada como, estoy en el proceso, seguramente voy a llegar allí. No, o está o no está. Y Dios le garantiza la presencia del Espíritu Santo si usted está en Cristo, para que usted viva la vida que la palabra describe, que un creyente debe de vivir, como Simeón la está viviendo hasta este punto. Tercero, Simeón, un hombre lleno de esperanza, verso 26. Allí en el capítulo 2 de Lucas, verso 26. Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor. ¡Wow! Esto es único. Esta revelación es única, es particular. ¿Sí? El texto no nos está diciendo en qué época de la vida de Simeón sucedió esto. Lucas simplemente está narrando lo que Simeón está esperando por revelación de parte de Dios. Pero lo que sí podemos saber es que tuvo que tener un efecto transformador en la vida de Simeón. Simeón creía en las promesas de Dios, se había dedicado su vida a obedecer y honrar al Señor y amar a su prójimo. Y cuando el Espíritu Santo le da esta promesa inusual de saber que no moriría sin antes de ver al Cristo, de allí en adelante la fe de Simeón quedó super cargada. ¿Por qué? Porque Simeón decidió creer a lo que le había dicho el Espíritu Santo. su expectativa y su motivación son profundamente influenciadas. Me imagino a Simeón cada día, ¡cada día! Mire, no se ofenda con esto, pero voy a decir lo que es bíblico. Y si se ofende, pues ni modo, pues así es a veces. Mucha gente ora en la mañana y dice, gracias a Dios que estoy aquí. Yo no veo mucha virtud en esa oración, es mi opinión. Yo creo que no hay mucha virtud. Yo creo que esa oración la hace la persona que dice gracias porque no estoy todavía en el infierno. Pero la persona que está en Cristo, hora diferente. Yo creo que Simeón en la mañana daba gracias y decía hoy, hoy puede ser el día que voy a ver al Señor. Hoy, hoy puede ser el día que se va a cumplir la promesa que Dios me ha dado a través del Espíritu Santo. Hoy tal vez es el día. que voy a conocer a la esperanza, a la consolación de Israel. Su vida ha sido influenciada por las promesas de Dios, controlada por el Espíritu Santo, una persona que vivía una vida no solamente dando gracias por el día, sino dando gracias por la oportunidad que podía tener de ver al Salvador en persona. Me imagino la vida de Simeón cada día en la mañana. La muerte para Simeón tomó un lugar secundario. Hoy en día para muchas personas la muerte ha tomado un lugar primario y está definiendo su caminar, pero para Simeón no era así. La muerte tomó un lugar secundario. La promesa de Dios tomó el primer lugar. ¿Qué sucedió con Simeón? La esperanza en la vida de ese hombre era insuperable. Nada la podía superar. Los problemas, las dificultades que haya enfrentado en su vida jamás, jamás se rindió entre ellos por insuperables que se vieran. Al contrario, Simeón seguramente tenía la convicción y la fuerza para enfrentar lo que viniera ante él. Para él no había malas noticias. Solamente oportunidades. Porque en el Señor así es. Por eso el 2020 no es un año malo. Es un año difícil, pero lleno de oportunidades. Lleno de oportunidades. Un año diferente, lleno de oportunidades. Para el que está esperando las promesas de Dios. Para ese, Simeón esperaba las promesas de Dios. Y la razón de su esperanza viene de la promesa que Dios le había hecho a él. Esta es una vida con fe. Claro, yo estoy suponiendo esto, el texto no nos dice esto. Lo estoy suponiendo. Este es Enrique hablando de lo que puedo inferir en el texto que está allí. ¿Pero por qué lo hago? No lo hago sin ningún fundamento. Porque la declaración de Simeón, cuando ve al bebé Jesús, su propia declaración testifica que así vivía él. De la abundancia del corazón habla la boca. En el corazón de Simeón abundantemente estaba la palabra de Dios. Abundantemente estaba lleno de la esperanza del Señor. Vivir la vida sin esperanza Es una vida de miseria. No importa. No importa dónde vive una persona o lo que tenga. Si no hay esperanza, solamente hay miseria, que es lo mismo que desesperanza. Y cuando hay esperanza, hay razón para luchar. Cuando hay esperanza, hay razón para superar. Cuando hay esperanza, hay razón para avanzar. Pero no es una esperanza puesta en yo puedo hacer lo que me proponga, sino es una esperanza, Dios puede hacer lo que prometió que Él va a hacer. Entonces mi esperanza está puesta en las promesas de Dios y en esa dirección me muevo. Pablo hablaba así. Pablo decía, una sola cosa hago, prosigo hacia la meta del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. ¿Por qué hablaba Pablo así? Porque era un hombre lleno de esperanza. ¿Por qué estaba lleno de esperanza? Porque había creído en las promesas de Dios. Simeón así vivía. Quiere decir esto que entonces Simeón, aunque se enfermaba, estaba súper poderoso allí. No, estaba afligido, dolido, sufriendo. ¿Se le murió a algún familiar? Seguramente que sí. Tuvo dificultades económicamente? Seguro que sí. Tuvo persecución y crítica en algún punto de su vida? Seguramente que sí. Pero la esperanza que Simeón tenía por las promesas de Dios iba muy por encima de esas situaciones y lo mantenía. No a flote. sino venciendo, perseverando, que es una característica del creyente, la perseverancia. Y la perseverancia no indica llegar a la meta arrastrándose y alcance a tocar la línea, no, sino uno que pasa la meta final fuerte, vencedor. ¿Cómo? Espiritualmente, aunque su cuerpo se esté acabando. Simeón era un hombre lleno de esperanza, porque sabía de las promesas de Dios y esperaba en la consolación de Israel. Déjeme le pregunto a usted, ¿qué sabe usted acerca de la venida del Señor? ¿Cuánto sabe usted acerca de la venida del Señor? ¿Cuánto conoce de las promesas de Dios a su iglesia? Si le pasáramos un papel en blanco ahora y le pidiéramos, por favor escriba las promesas que usted conoce del Señor, las que usted está esperando hoy, el día de hoy. Podríamos ver si usted es una persona con esperanza, o usted es una persona en desesperanza, o usted es alguien como un pez muerto que es llevado por la corriente. Ahí va, nomás por la corriente. ¿Dónde va la corriente? Pues una persona que está nadando contra la corriente porque ha creído en las promesas de Dios y se esfuerza en obedecer lo que Dios dice porque conoce la palabra de Dios. No sea una persona ignorante, le animo, no sea una persona ignorante de las promesas de Dios, conozca. las promesas de Dios. Llénese de esperanza, ponga su fe y su confianza. Dios es todopoderoso. Lo cantamos. Ore antes de cantar. Por favor, Señor, ayúdanos a que sea una confesión la que está saliendo de nuestra boca cuando decimos esas palabras. Él es todopoderoso. Un canto precioso. Después cantamos de la obra de Cristo, de reconciliación en nosotros. ¿Ya se les olvidó que cantamos? Si se acuerdan, ¿cierto? Porque hicimos una declaración al cantar esos cantos. ¿O somos mentirosos? Hicimos una declaración. Porque ahí está nuestra confianza. Hicimos una declaración porque creemos que esas son las promesas de Dios. Hicimos una declaración, por eso los cantos nos levantan tanto, porque nos ayudan a proclamar con nuestra voz las verdades de Dios de una manera abierta. Y debemos hacerlo todo el tiempo. Mira lo que dice Segunda de Pedro 3, del 8 al 14. Segunda de Pedro 3, del 8 al 14. Él está hablando allí en medio de persecución, de sufrimiento, en medio de muchas dificultades. El emperador que gobernaba el imperio romano era Nerón en este entonces. Y Nerón le gustaba atrapar a los cristianos. amarrarlos en postes, bien amarrados, cubiertos con brea. Y cuando llegaba la noche, tenía los caminos con estas personas ahí clavadas en esas cruces o amarrados, y los prendían en fuego. Esas eran las lámparas con las cuales iluminaban las calles en Roma. Eso es lo histórico de Roma. Una historia bastante perversa, por cierto. Y en medio de eso Pedro escribe lo siguiente, mire 2 Pedro 3, del 8 al 14. Pero amados, no ignoren esto, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. Yo creo que esto tiene que ver con esperanza, que Pedro esté usando este lenguaje. Un día es como mil años, mil años como un día. El Señor no se tarda, Porque inmediatamente verso 9 lo dice, el Señor no se tarda en cumplir su promesa. Está hablando del futuro. Según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá como ladrón. Está hablando del futuro otra vez, en el cual los cielos pasarán con grandes truenos, los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera, esto no es desesperanza. Esto está hablando del juicio de Dios para venir a establecer su reino. Dice, ¿qué clase de personas? Y esto sí es, no deben ser ustedes en santa conducta y en piedad. ¿Qué tiene que ver la santa conducta y la piedad cuando está hablando de destrucción? Pedro está hablando de la venida del Señor, del juicio de Dios sobre esta tierra, una tierra que está perverta, perversa en el pecado, en la maldad, en el derramamiento de sangre, en la inmundicia. pero dice él viene Dios no no tarda su promesa como dice en el verso nueve entonces el que vive con esa esperanza de que es Dios el que trae esto en su justicia entonces así vive una persona que tiene esperanza en el verso once ¿Qué clase de persona deben ser ustedes en su en su conducta y en piedad? Verso dos esperando y apresurando la venida del día de Dios en el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se fundirán con intenso calor, pero según su promesa nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra en los cuales mora la justicia. Y está hablando de una conducta santa y en piedad, esperando estas promesas. Una persona que tiene esperanza en lo correcto, en las promesas de Dios. Es una persona que se santifica y cuida su conducta porque está esperando eso que Dios prometió. Una persona que no tiene esperanza, que no conoce del Señor, que su teología es débil, es una persona que queda muy expuesta y hablando, si es dentro de la iglesia, al pecado, a la tentación, a la falta de compromiso, a la falta de seriedad con el Señor, a la falta de amor por la iglesia del Señor. Está relacionado lo uno con lo otro. Un estudio de la palabra esperanza produce un resultado de santidad y dedicación al Señor. Siempre cuando se hace ese estudio lo va a encontrar junto a los textos. Entonces Simeón, por eso es descrito por Lucas como un hombre piadoso y justo. Y después dice que estaba esperando la consolación de Israel, porque conocía las promesas de Dios. Entonces era un hombre lleno de esperanza, viviendo en santidad, preparándose para ver al Señor. ¡Qué mensaje que tenemos ahí en el libro de Lucas! ¡Qué mensaje! Creo que era el mensaje adecuado para concluir este año. Semeón vivió una vida lleno de esperanza. porque su mirada estaba puesta en las promesas del Señor. Por eso fue conocido como un hombre piadoso y justo. Por eso. ¿Cuál es su esperanza? ¿Qué es lo que usted espera? ¿Qué es lo que usted anhela? ¿Qué es lo próximo que usted está esperando que suceda? en su vida. ¿Cuál es el próximo suceso que usted considera como tan importante, tan, tan grande, que en realidad define todos sus pensamientos, todo lo que usted guarda en su corazón, todo lo que usted hace con sus ojos, con sus oídos, define completamente todo lo que usted es como persona? Ese es el suceso que viene más adelante. Simeón esperaba en ese suceso y era ver la esperanza de Israel, ver al Salvador. Cuarto, Simeón encuentra la paz. Y aquí nos movemos ya a la conclusión. Verso 27 en Lucas 2 dice, movido por el Espíritu fue al templo y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron para cumplir por él el rito de la ley, bueno voy a parar ahí, pero fue movido por el Espíritu Santo. Obedece al Espíritu. Es un hombre lleno del Espíritu, obedece al Espíritu. El Espíritu no va a indicar nada que no tenga que ver con la Palabra de Dios. Por tanto, un hombre lleno del Espíritu Santo es un hombre que obedece la Palabra de Dios o una mujer que obedece la Palabra de Dios. Y cuando viene al templo, porque así lo dijo el Espíritu Santo, ahí llegan José y María con Jesús en sus brazos, el bebé Jesús. Esto sucedió en el día 40, Jesucristo tenía 40 días de nacido. ¿Cómo sabemos esto? Porque dice que José y María vinieron al templo para cumplir por él el rito de la ley. ¿Cuál era el rito de la ley? Cuando nacía, verso 21 dice, cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús el nombre dado por el ángel antes de que él fuera concebido en el seno materno. Entonces habla de ocho días cuando es circuncidado, lo hacen en el templo. ¿Por qué ocho días? Porque siete días la mujer quedaba como impura, tenía que esperar hasta el octavo día cuando podían hacer eso, venía y lo circuncidaban y le ponían el nombre. No era como que nacía una fecha y lo registraban por allá en otra fecha y terminaba con dos o tres cumpleaños, no. Cuando llega el día que hay que hacerlo, ellos lo hacen en obediencia al Señor. El octavo día, cuando circuncidan al Señor. Pero ¿por qué sé que 40 días es cuando ellos van al templo y a esos 40 días es cuando Simeón va al templo? Porque la ley en Levíticos decía que la mujer quedaba impura por 33 días más. Esos más 7 son 40. El octavo día estaba dentro de esos 33. De ahí viene la cuarentena. Se oye mucho de la cuarentena hoy en día, que no es cuarentena sino catorcentena, si así se pudiera decir. Pero de ahí se deriva la cuarentena. Era la ley de Dios. ¿Qué pasaba con esa ley? Es una ley que tenía que ver con rituales de pureza, pero protegía a la mujer, protegía la salud de la mujer. protegía la integridad de esta mujer antes de ella estar expuesta a otras cosas que tenía que hacer y era cuando presentaban sacrificios, presentaban un holocausto y una ofrenda delante del Señor. Llevaban un cordero y aparte del cordero llevaban unas palomas, pero José y María no tenían ese tipo de dinero, entonces José lleva dos palomas o dos tórtolas, dice el texto, si leemos un poquito antes ahí, antes de llegar aquí. Entonces eso es lo que está pasando cuando José y María vienen con Jesús al templo y en ese mismo momento está llegando Simeón, no sabemos cuántos minutos o diferencia hay para coincidir, pero el Espíritu Santo está guiando a Simeón sin estar obedeciendo ninguna ley, Y a José y María, quienes están obedeciendo la ley, para que se encuentren allí, es una cita divina que Dios ha puesto en ese lugar. Y allí, de esa manera, Dios cumple la promesa a Simeón. ¿Cuáles son los odds? ¿Cómo se diría eso en español? Las posibilidades de que esto sucediera. Simeón no conocía a José ni conocía a María. Simeón no fue avisado por los ángeles cuando nació Jesús. Simeón no vio la estrella que seguían los hombres del oriente. Simeón no trabajaba en el templo como un sacerdote. Simeón era un hombre regular, un ciudadano regular. ¿Cómo podía saber Simeón? ¿Quién le podía mandar un texto? ¿O cómo pudiera él mirar en las noticias? ¿Quién le pudiera mandar un email? La comunicación no depende del hombre, depende de Dios. La principal depende de Dios. Y Simón era un hombre que sabía escuchar la voz del Señor. Un hombre lleno del Espíritu. Y sabía dónde estar en el lugar adecuado, en obediencia a Dios, y él llega allí. En el verso 28 dice, Simeón tomó al niño en sus brazos y bendijo a Dios diciendo. Mire, tomar a ese bebé en sus brazos tuvo que ser una experiencia impresionante para Simeón. Era el momento más esperado en toda su vida. Era lo que había definido su manera de confrontar y superar cualquier obstáculo. Era el cumplimiento de la promesa inusual que Dios le había hecho a él en particular. Cuando Simeón ve a ese bebé, al bebé Jesús, proclama lo que se conoce como el non dimittis. Eso es en latín, que es uno de los cantos evangélicos que encontramos aquí, como la magnificat. Es nunc dimittis servuntum domine. Ahora, Señor, puede dejar que tu siervo se vaya. Es lo que dice la Vulgata, un texto muy usado en la historia de la iglesia. Y si me he movido por el Espíritu, llega a este punto de su vida y es como que hubiera quedado a solas con Dios, aunque él es consciente de que ahí están José y María. Él es consciente de que está en el templo. Él sabe dónde está. Pero para Simeón era el momento del encuentro esperado, el encuentro con Dios mismo, a solas con Dios. Mire, hay un texto en Números, en Números capítulo 6, vamos a ir allí, Números capítulo 6, 22 al 27, donde Dios les dice a Moisés cómo deberían de saludarse los judíos, hablándoles de la promesa, de una promesa que Dios hace allí, Números 6, 22 al 27, muchas personas lo usan en deseos de cumpleaños, lo usan cuando quieren expresarle bendición a otra persona, Pero yo dudo que saben lo que significa. La conexión yo la veo en parte aquí, no puedo decir que exactamente es esto, pero mira lo que dice. Número 622. Entonces el Señor dijo a Moisés, habla a Aron y a sus hijos y diles, así bendecirán a los israelitas, les dirán. Y lo que contiene esta frase está lleno de esperanza, pero apunta a un evento en particular. Dice, el Señor te bendiga y te guarde. El Señor haga resplandecer, ¿qué? Su rostro sobre ti. El Señor haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia. El Señor hace sobre ti su rostro dos veces y te dé paz. ¡Simeón encontró la paz! Cuando Simeón ve al Señor Jesucristo, se está cumpliendo lo que Dios le dijo a Moisés, que le dijera al pueblo de Israel, espera que Dios te muestre su rostro. La esperanza de una persona que cree en Dios, ¿cuál es? Ver el rostro de Dios. Moisés le dice, Señor, déjame ver tu rostro. Dios le dice, no, porque vas a morir. Pero puedes ver mi espalda que es todo esos antropomorfis que se le ponen a Dios, formas humanas, porque no tiene espalda. Pero lo que indica es el deseo. Dios pone ese deseo en el pueblo de Israel porque Dios quiere mostrarse a su pueblo. Dios quiere que lo conozcan y en su bondad, como lo vimos la semana pasada, el milagro de la Navidad, Dios desciende del cielo en forma de bebé y allí está Simeón viendo el rostro de Dios en Jesús. Está viendo un bebé. Pero más que un bebé, la declaración de Simeón cuando dice Lucas que Simeón bendijo a Dios diciendo en el verso 29 ¿Qué indica esta declaración? Dios es real Dios es verdadero. Dios quiere manifestarse. Dios quiere mostrarse. Dios no está escondido. Él no es un Dios lejano. Dios se acercó lo más cerca que se puede acercar en la forma de su Hijo Jesucristo. Ahora, dice Simeón, ha visto al Hijo de Dios. la meta suprema en la vida de todo ser humano aquí está enfrente de nosotros en este texto ahora dice Simeón esto va más allá del deseo de un judío del antiguo testamento es la cúspide, la cumbre, la meta mayor, la razón de la vida el futuro eterno, la promesa de Dios lo maravilloso del cielo está justo en brazos de Simeón es Dios mismo que amor tan grande el de Dios que manifestación de gracia y bondad dejarse cargar y cuidar por José y María y dejar que Simeón lo tenga en sus brazos no puedo entender este amor pero nos maravillamos si debemos doblarnos ante este Dios tan amoroso al que servimos verdaderamente podemos decir en esencia Dios es amor Y esta escena nos está mostrando que así es. ¿Quién es Simeón? ¿Quién es este hombre para que Jesús permita que lo tenga en sus brazos? Uno que ha sido redimido por la bondad de Dios, por la misericordia de Dios. Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya en paz conforme a tu palabra. Simeón está en completa paz. Ella tenía paz. Simeón vivía en paz. Pero está viendo la realización, el cumplimiento de la paz, de las promesas, del amor de Dios. La manifestación suprema del amor de Dios lo está sosteniendo en sus brazos. Su esperanza se ha completado. Su propósito se ha realizado. Simeón puede declarar como Pablo hizo más adelante, para mí el vivir es Cristo y morir es ganancia. ¿Qué más puedo hacer que servirle a Cristo? ¿Qué más puedo hacer que proclamar su palabra? ¿Qué más puedo hacer que anunciar la venida del Hijo de Dios para la salvación y perdón de los pecados? ¿Qué más puedo hacer? ¿Hay otra cosa que hacer en la vida, hermanos? ¿Hay otra cosa que hacer en la vida? ¿Hay algo más que cobre tal valor que dediquemos nuestra vida a eso? ¿Hay algo más? ¿Valdrá la pena? Esperamos la manifestación del Señor un día, cuando seamos manifestados en gloria con Él, como Pablo dice en Colosensios 1, del 1 al 3. Tiene sentido, todas esas escrituras cobran sentido cuando vemos la vida de Simeón aquí. Todo creyente debe estar así como Simeón, en ese punto decisivo en la vida, en que está esperando la venida del Señor. ¿Cuándo? Simeón no sabía cuál día era. Simeón no sabía cuál hora era. Pero Simeón vivió todos los días de su vida desde que recibió esa promesa esperando ver ese momento y viviendo ese día como que ese día era el que iba a ver al Señor y entonces se iba a morir. ¿Está listo usted? ¿Está lista? ¿Está listo para encontrarse con el Señor? Hay creyentes que se enferman, dicen que son creyentes graves, están llenos de terror, llenos de miedo. Y digo yo, ¿qué está esperando esta persona? ¿Qué espera esta persona? ¿Por qué tiene terror en frente de la muerte? Simeón dijo, ahora Señor, deja que tu siervo se vaya. Dios le prometió, no vas a ver la muerte hasta que veas al Salvador, la consolación de Israel. Lo que usted espera Tiene que ver con la manera como usted va a confrontar la muerte en su vida. Y créame, se habla mucho de la muerte en estos días. Mucho. Siempre ha estado. Siempre ha estado. Está a la puerta. Pero la manera como vivimos nuestra vida, la teología que tenemos, el conocimiento de Dios, la esperanza que tenemos en las promesas del Señor, la presencia del Espíritu por su llenura en nuestra vida porque obedecemos su palabra, una vida dedicada en piedad y justicia, honrando al Señor, determina qué sucede frente a la muerte, que es una realidad que todos tenemos que confrontar. Una máscara no le puede dar esa seguridad. Y perdónenme que saco este tema. El Espíritu Santo, las promesas de Dios en su palabra, no es lo que el mundo dice que hagamos, es lo que Dios dice que hagamos. Simeón le creyó a Dios y llegó a este punto donde dice, ya me puedo morir. Porque mis ojos han visto tu salvación ¿Cómo contestaría usted a esa pregunta? ¿Qué pasa si usted hoy se muere? ¿Qué espera ver? ¿Terror? ¿O la gloria del Señor Jesucristo? ¿Qué son las promesas que tenemos en la palabra? ¿Qué otra promesa? Somos las únicas personas. La iglesia del Señor no es esta nada más, pero todas las iglesias del Señor donde se predica la palabra, donde se espera siempre algo mejor. No hay malas noticias para un creyente. Para Simeón no había malas noticias, porque él creyó en la promesa del Señor. No había malas noticias para él. Y Dios cumplió su promesa. Simeón logró llegar a la promesa de Dios. No, Dios cumplió su promesa. Todo eso depende de Dios. Simeón fue obediente a lo que Dios le dejó conocer. Porque mis ojos han visto tu salvación, sus ojos han visto la salvación. Simeón no esperaba la liberación de sus enemigos terrenales, él esperaba el perdón de los pecados. Y lo que sigue en su declaración en el verso 31 lo demuestra, mire, la cual ha se preparado en presencia de todos los pueblos, luz de revelación a los gentiles. Siendo un judío, esta declaración, mire, la vida de Simeón, para una persona en el tiempo de Simeón, la vida de Simeón no coincide con lo que está sucediendo alrededor, no coincide. Los judíos esperaban al Mesías como un líder militar, como el próximo presidente que iba a liberar a la nación. Simeón esperaba la salvación de los pecados, no la liberación de ellos como nación de sus enemigos, sino el perdón de los pecados. Y no sólo para ellos, porque dice, luz de revelación a los gentiles. Yo soy el Señor, en justicia te he llamado, te sostendré por la mano y por ti velaré, te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, le dijo Dios a Israel en Isaías 42, 6. Isaías había creído estas promesas. Los apóstoles tuvieron dificultad para creer esto porque leemos en el libro de los hechos hasta el capítulo 15 de hechos. Están teniendo problemas. ¿Cómo es que los gentiles van a creer en Dios? Simeón ya sabía. Simeón le había creído al Señor. Verso 32, la otra parte de ese verso dice, y tu gloria a tu pueblo Israel. Zeas 46.3 dice, yo acerco mi justicia, no está lejos y mi salvación no tardará, pondré salvación en Sion, para Israel será mi gloria. Él es su nación escogida, Israel. La salvación está disponible para todos, pero la gloria en particular es para Israel. Y cuando dice que para los gentiles, Israel, Viene a mi mente Colosenses 3.11 donde dice que no hay distinción delante de Dios, porque en Cristo todos son iguales. No hay judío, ni griego, ni esclavo, ni libre. Cálatas también dice no hay hombre, ni mujer, ni judío, ni griego, no hay distinción. Porque en Cristo todos son redimidos igual, no importa la nacionalidad, no importa el lugar. Verso 33 dice, los padres del niño estaban asombrados de las cosas que de él se decían. Cada vez la identidad es más revelada y ellos están sorprendidos de todo esto. Verso 34, Simeón los bendijo. Y dijo a su madre María en particular, Simeón los bendice a los dos, pero se refiere más a María. Se cree que José murió después de los doce años de Jesús porque nunca más es mencionado. Entonces María le habla a ella, dice, este niño ha sido puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel. Es decir, en Cristo Jesús se define la eternidad de una persona. Caída en el infierno o levantado para estar con Dios en el cielo. Ese era el factor definidor de la eternidad para todos. Y para señal de contradicción, lo que indica es la persecución que el pueblo de Israel ejecuta contra Jesucristo. La hostilidad contra él, el rechazo. La humillación, la burla, el odio que culmina la crucifixión. El verso 35 dice, y una espada traspasará aún tu propia alma. Está hablando del sufrimiento que María, como la madre de Jesús, va a experimentar por la vida que Jesús tenía que vivir. Una vida de mucho sufrimiento. Una vida de mucho dolor para ella. Por lo que podía ser testiga de lo que iba a pasar con él hasta que llegara a la cruz. El verso 35 continúa, a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Jesús es la luz y revelará qué hay en el corazón de todos en la manera como lo tratan. No hay neutralidad con Jesús, solamente amor u odio, una de las dos. Este mensaje de hoy, como está escrito, como está diseñado, muestra dónde está su corazón. Usted sabe dónde está su corazón hoy. No hay término neutral con Dios, con Jesucristo. Usted odia a Cristo o usted ama a Jesucristo. No hay término medio, créame que no lo hay. Aunque usted no diga yo odio a Cristo, pero si no cree en Él, es lo mismo. Así dice la Palabra, son presentados como enemigos de Dios. Pero el que ama al Señor, la Palabra misma revela lo que hay en su corazón. Jesucristo revelaba lo que había en los corazones de las personas y lo que cada persona Como cada persona actuó frente a él, reveló que había en sus corazones enemigos de Dios o amaban a Dios, una de las dos. Muchos vinieron a él porque dice que fue usado para levantar a unos para caer a otros. Cerremos ya el mensaje, pero quiero preguntarles antes de cerrar. ¿Qué es lo que le ha mostrado Dios a usted? En su palabra, ¿cómo es su relación con Dios cuando usted lee las escrituras? ¿Qué es lo que Dios le muestra allí? Otra pregunta, ¿cuál es el próximo capítulo en su vida? ¿Qué es lo que está esperando? Estamos cerca del 2021. Se piensa mucho, ¿cierto? Se hacen planes. Se hacen, ¿cómo se dice eso? Resoluciones, promesas. ¿En base a qué? ¿Qué es lo que está esperando usted? ¿Cuál es el próximo capítulo en su vida? ¿Qué espera? Si usted tuviera que hacer una declaración el día de hoy acerca de su vida, ¿qué escribiría en esa declaración? ¿Qué define su vida? ¿Qué define sus pensamientos, su caminar? ¿Qué es lo que usted confiesa acerca del Señor Jesucristo? Porque él en la cruz revela lo que hay en el corazón de las personas. ¿Qué revela él de usted? ¿Qué es lo que hay en su corazón? ¿Qué dice usted de él? Y por último, esta pregunta. ¿Ha encontrado usted la paz? Simeón encontró la paz. Pero vemos la intervención de Dios para que él llegara allí. Él no tiene ningún mérito. Es la bondad de Dios que lo llevó allí. ¿Por qué no oramos? Pongámonos de pie y vamos a cerrar este mensaje. Pidiéndole al Señor que nos ayude a meditar en esto. Y a considerar las verdades que nos dice allí. Qué hombre, ¿no? Simeón. ¿Se acuerdan algo que hemos visto varias veces? Se necesita un hombre, una persona nada más que le crea a Dios. Una persona, claro, Dios usa a la iglesia, a todos. Pero el desafío es, usted es esa persona. Usted es. Si usted ya le creyó al Señor, no se suelte, siga allí como Simeón, dependiendo del Espíritu, confiando en las promesas, anhelando ver el rostro del Señor, esperando esas promesas. Si usted no está allí, what are you waiting for? ¿Qué está esperando? Hoy es el día de su salvación, hoy. Usted ha escuchado el mensaje de la salvación en todo este texto está allí. No espere más. Usted no sabe que viene mañana, pero si está en Cristo, usted puede saber que viene mañana. Con plena seguridad. Y la muerte no es un problema. No la andamos buscando y no creo que se sienta bien estar enfrente. Pero las promesas del Señor superan todo eso y le da sentido a la vida. Padre, gracias por tu palabra. Gracias, Señor, por la vida de Simeón. Nos maravillamos al mirar de cerca la vida de Simeón, lo que Lucas escribió acerca de la obra que tú hiciste en el corazón de este hombre, no sabemos qué hizo él, cómo eran sus pecados, no dice, pero sí nos deja ver el resultado de tu obra en su corazón, la presencia de tu santo espíritu, la alianza al poder que tú le diste y un hombre como dice Lucas al principio, un hombre piadoso y justo, un hombre que tomó la decisión voluntariamente de obedecerte y no cuestionar las escrituras, sino simplemente creerlas y vivir esperando. Y tú lo premiaste, Señor, dándole esta promesa tan peculiar, tan particular, que no vería la muerte sin antes ver al Salvador. Y ahí está Simeón, con este bebé en sus brazos, el Salvador, la consolación de Israel, la meta, la cúspide, ver al Salvador. Tú se lo permitiste, Señor, en su caso, en su situación. Padre, ayúdanos a tomar en cuenta lo que conocemos de la vida de Simeón y a considerar nuestras vidas a la luz de este modelo que vemos aquí, Señor, de fidelidad a ti. pero sobre todo de tu fidelidad, de tu gracia, de tu bondad sobre un hombre que no merecía nada de esto, pero lo recibió porque a ti te plació amarlo, como te place amar a las personas que creen en ti, Señor. Oro, Padre Santo, que lo que estemos esperando todos sea ver tu rostro. La muerte realmente la vamos a encontrar, no sabemos cuándo o cómo. Pero lo que sí sabemos es lo que nos espera, la promesa del Salvador, verlo cara a cara con cuerpos transformados, glorificados. Pero oro, Señor, para el que no tiene esa esperanza, para el que no espera ni anhela la venida de Cristo, ni ora por su venida. Que pueda tener esa convicción de pecado que da el Espíritu para que los confiese delante de ti. para que clame por la salvación de su alma, para que declare a Cristo como Señor y Salvador de su vida, para que venga a caminar contigo atraído por el llamado que tú das, Señor, a los que tú estás llamando a salvación. Y pueda ser como Simeón, esperando ver el rostro del Señor un día, cuando estemos glorificados, Señor. Gracias, gracias, porque en medio de tanta dificultad en este año, Una y otra vez, tenemos el mensaje de la palabra. Un mensaje lleno de esperanza. Un mensaje lleno de las promesas, la bondad de Dios. Gracias, Padre. Gracias, gracias, gracias, Señor. Ayúdanos a vivir para Ti. A apasionarnos por Ti. A soñar, a anhelar, a buscar ese día, a correr, como para encontrarnos contigo, Señor. Te amamos, Padre. Te bendecimos. Exaltamos tu nombre, te damos gracias por tu bondad, en el nombre de Jesucristo. Amén.
Simeón Encuentra la Paz
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Simeón un hombre justo y piadoso encuentra la paz. El evangelio de Lucas muestra la ruta que la vida de Simeón tomó por haber creído en las promesas de Dios. Vivió esperando ver "La Consolación de Israel" y Dios se lo permitió. Fue un hombre lleno de esperanza, con una meta definida, un hombre que entendió el propósito máximo de toda persona y asi vivio, espero y conoció la paz.
Sermon ID | 1228202334475214 |
Duration | 1:15:14 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Luke 2:25-35 |
Language | Spanish |
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