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los versículos que vamos a leer este día o bueno que vamos a estudiar en la predicación son el capítulo 2 verso 9 hasta el 12 pero para tener un mejor contexto vamos a leer desde el capítulo 1 verso 13 al 19 y después capítulo 2 verso 9 al 12 que dicen así Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción, sed sobrios en espíritu, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que teníais antes en vuestra ignorancia, sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está, Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis como Padre a Aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir, heredadas de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tache y sin mancha, la sangre de Cristo. Capítulo dos, verso nueve, el doce. Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Pues vosotros en otro tiempo no erais pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios. No habíais recibido misericordia, pero ahora habéis recibido misericordia. Amados, os ruego como extranjeros y peregrinos que os abstengáis de las pasiones carnales que combaten contra el alma, Mantened entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que os calumnean como malhechores, ellos, por razón de vuestras buenas obras, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación. Esta es la palabra de Dios, hermanos, y vamos a orar. Padre, estamos agradecidos por la bendición de estar en este lugar, y no nos cansamos de darte gracias por esto, porque En este día, señores, cuando nosotros podemos acercarnos a ti con gratitud y alabanza, no de forma personal únicamente, sino como iglesia, como cuerpo, como el grupo de personas que tú has escogido para salvar, señor, y estamos delante de ti agradecidos por tu salvación. Y también por tu palabra, deseo, señor, que seas hoy tú bendiciendo esto, hablando a cada uno de nosotros y especialmente a la iglesia por medio mío, Señor, que pueda predicar con fidelidad y con claridad y oro también por mis hermanos que todos tengan oídos para oír y un corazón para recibir tu palabra, Señor. En el nombre de Jesús, amén. Dios ha hecho de su iglesia, estoy hablando de la iglesia en general, no solamente nosotros como iglesia, Bíblica de León, un reino de sacerdotes, un reino de gente santa, y como su pueblo, Dios manda que nosotros, su iglesia, reflejemos su santidad y su gloria en nuestra conducta de vida. Esto, el que reflejemos su santidad y su gloria, es por medio del culto diario, que nosotros ofrecemos a Dios. Si recuerdan, Romanos capítulo 12 dice, les ruego que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable. Este es nuestro culto racional y es a esto a lo que me refiero ahora cuando les digo por un culto diario, un culto que no se hace con sacrificios animales, derramamientos de sangre, sino con algo que es más excelente y es la presentación de nuestras propias vidas en sacrificio a Dios. presentamos nuestros cuerpos, presentamos nuestro ser como una ofrenda agradable delante del Señor al servirle en santidad, en humildad, en fidelidad. El panorama que tenemos es el siguiente. Quiero dibujarles o plantearles la idea de lo que vamos a hablar este día. Y es que habiendo sido nacidos de nuevo de parte de Dios, tenemos la simiente incorruptible de Dios. Ahora nosotros somos un nuevo tipo de gente, una nueva etnia o raza. Somos una nueva nación. Pablo dice que somos nuevas criaturas en segunda Corintios capítulo cinco. Y pertenecemos no a un pueblo más, pertenecemos a un pueblo especial que es el pueblo de Dios. Sin embargo, aunque somos el pueblo de Dios y estamos de este lado de, bueno, aquí en el mundo, en la tierra, podemos decir que no pertenecemos en sí a este mundo. Somos un pueblo que está peregrinando hacia la tierra, hacia la tierra celestial, a la que Dios está preparando para nosotros. Sabemos que al morir todos nosotros vamos a ir a su presencia y vamos a estar tal vez en este estado espiritual. Sin embargo, nosotros esperamos algo mejor todavía que solamente estar, por decir así, en el cielo o de una forma muy abstracta. Todos nosotros por la fe esperamos cielos nuevos y tierra nueva y por ende también cuerpos nuevos, cuerpos glorificados. Y esto es el panorama de lo que nosotros estamos haciendo. Hemos sido salvos, rescatados de algo, y estamos rumbo a aquello que Dios está preparando para nosotros, que es los cielos nuevos, la tierra nueva, donde vamos a poder morar por siempre, por siempre con nuestro Dios. Muchos estudiosos asegura que lo que vamos a leer y estudiar hoy, y el contexto en general de eso, tiene un lenguaje de exilio. Es decir, como cuando Israel estaba en Babilonia, había sido deportado de su pueblo, de su tierra más bien, por causa de sus pecados, y ellos tenían que estar morando en otro lugar. Y es cierto, de hecho, no quiero contradecir eso. Sin embargo, cuando yo estaba estudiando, yo veía y realmente mi corazón se inclinaba mucho más que a un lenguaje de exilio, a un lenguaje del éxodo. el éxodo, ese libro éxodo en la Biblia, ¿no es cierto? Cuando Israel por la mano poderosa de Dios y por medio de Moisés fue liberado de Egipto y del faraón, de la esclavitud en la que se encontraban, fueron liberados de ahí, llevados a través del desierto rumbo a la tierra que Dios había prometido a sus padres que eran Abraham, Isaac y Jacob, donde ellos iban a poder servir con libertad a Dios. rendir culto diario. Y realmente mi corazón está muy inclinado en ese sentido, y todo lo que voy a hablar en este día tiene esa inclinación, que nosotros como iglesia hemos sido sacados del Egipto espiritual, del mundo y del dominio, no de un faraón, sino del enemigo, del diablo, hemos sido librados de las cadenas del pecado, no estamos más bajo ese yugo, pero tampoco hemos llegado todavía a la tierra prometida, o a la ciudad celestial. Estamos rumbo a ese lugar. Y todos nosotros, como cuerpo y como iglesia, estamos atravesando, como por el desierto, rumbo a ese lugar. Nosotros somos el pueblo de Dios. Y lo que yo quiero que pensemos este día es cómo se ve el pueblo de Dios. ¿Cómo las naciones que estaban alrededor o que estaban en el camino hacia la tierra prometida, hacia Canaán, verían a la nación de Israel mientras ellos peregrinaban? Es fácil ver la iglesia o pensar cómo se debería ver por dentro. Y es fácil ver por dentro y tal vez decir, ¿estamos bien o estamos mal? Y lo que yo quiero hoy No es tanto que veamos ni el antes ni el después, cómo deberíamos llegar a ser, sino cómo Dios la ve, cómo se ve, cuál es el modelo de la iglesia y del pueblo de Dios que Dios ha diseñado para nosotros y a lo que debemos apuntar. Y después, en sermones a que vengan después, vamos a ver en detalle cada una de estas cosas. Así que vamos a ver ahora el primer punto que dice el pueblo de Dios. Les pido que abran sus Biblias en Deuteronomio, capítulo 7, para que leamos versículos 6 y 8. Deuteronomio 7, versos 6 y 8. Dice así, Porque tú eres pueblo santo para Yahweh tu Dios. Yahweh tu Dios te ha escogido para ser pueblo suyo de entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra. Yahweh no puso su amor sobre vosotros, o en vosotros ni os escogió, por ser más numerosos que otro pueblo, pues erais el más pequeño de todos los pueblos. Mas porque Yahweh os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres, Yahweh os sacó con mano fuerte y os redimió de casa de servidumbre de la mano de Faraón, rey de Egipto. Comienza diciendo aquí Moisés, tú eres pueblo santo para Yahweh, tu Dios. Él te ha escogido para ser pueblo suyo. Te ha escogido de entre todos los pueblos, no porque seas el más grande o más importante o mejor, sino porque más bien eras el más pequeño, dice. ¿Y cuál es la razón para que Él nos haya escogido? Dice, porque os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres. Por esta razón, él los sacó, los rescató con mano fuerte de Egipto y de la servidumbre a Faraón. Y de una forma similar dice ahora Pedro en el capítulo 1, verso 11, no, perdón, 17. Conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación, sabiendo que no fueron redimidos de vuestra vana manera de vivir, que heredaron de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino como con la sangre de Cristo. Sangre preciosa, dice así Pedro, la sangre de Cristo. Dice, pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para la posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de aquel que les llamó de las tinieblas a su luz admirable. En otro tiempo, dice, no eran pueblo, pero ahora sois pueblo. En otro tiempo no habían recibido misericordia, pero ahora han recibido misericordia. Y es realmente precioso cuando nosotros vemos en el Nuevo Testamento estas promesas que eran hechas exclusivamente para una nación que era Israel, ahora aplicadas a toda la iglesia, a todo el cuerpo de creyentes formado entre judíos y gentiles. Dios mostrando por medio de los apóstoles que el verdadero pueblo de Dios no es un pueblo que pertenece a unos límites geográficos o a un linaje físico y genético nada más, sino que es el pueblo que es por la fe en Cristo Jesús. La misma fe, dice Pablo en Romanos, que es la fe de Abraham. Realmente es precioso esto. Porque yo quiero que imaginen esto. Muchas veces nosotros como personas, tal vez han conocido, tal vez ustedes mismos, tenemos la tendencia de desear algo que no somos o que no tenemos. Y es muy común, especialmente en países de tercer mundo, creo, desear ser o tener las cosas que hay en el país, en países de primer mundo. Por decir, vemos películas, vemos o leemos libros, literatura, y empezamos a ver lo genial tal vez que es un país de primer mundo, tal vez un país como Estados Unidos o un país como Europa, bueno, como países de Europa. Vemos la cultura, la sociedad, vemos cómo cumplen las leyes, tal vez de tránsito, ¿no es cierto? Vemos que son países tal vez avanzados y nosotros podemos desear y envidiar y decir, ¿por qué no nací en este lugar? ¿Por qué me hiciste boliviano, Señor? ¿Qué tan difícil era que me hagas nacer en una familia en otro país? Y deseamos, y hay gente que viaja, y hay gente que se esfuerza, y hay gente que invierte dinero, tiempo y sacrifica muchas cosas. por lograr tener una nacionalidad en un país extranjero, ya sea en Europa o en Norteamérica. No sé si ustedes conocen gente en ese contexto, yo sí. Hemos escuchado, hemos visto, conocemos, sabemos de los sacrificios reales que se hacen con tal de tener una nacionalidad. Ahora imaginen lo que Pedro está diciendo. Ustedes no eran pueblo, pero ahora sois pueblo. Hay países, creo, que teniendo cierto tiempo morando, habitando allá y pudiendo demostrar, tú puedes recibir una nacionalidad. No hay forma que ganemos nacionalidad del cielo de esa manera. No hay forma que consigamos visa para estar en el cielo o permiso de turista No hay forma que nosotros pudiéramos comprar nuestra nacionalidad o un permiso para ser parte del pueblo de Dios. No hay forma. No hay manera. Y si aquí en la tierra todavía hay un poco de esperanza para muchas personas que piensan que irse a un país de primer mundo es la solución a todos los problemas, imaginen la desesperación en la que nos pondría nosotros. Entender eso, que la única solución es ser parte del pueblo de Dios y que no existe forma que nosotros seamos parte de ese pueblo. No hay manera, no hay muñeca, no hay a quién coimearle o darle un soborno para que nos agilice un poco algunos papeles. No hay manera. Y eso es lo que Pedro está diciendo. Ustedes, en otro tiempo, no erais pueblo. Y yo creo que si nosotros no entendemos el punto de desesperación en esas palabras, o en las palabras que dice después, como no habían recibido misericordia, entonces no vamos a comprender la seriedad del evangelio y lo grandioso que es el regalo de la gracia. Hace un tiempo yo estaba en el peluquero y fue grandioso. Dios proveyó el momento que pudiera hablar con quien me estaba cortando el cabello. Y llegamos a hablar del tema de... Bueno, él me preguntó... Bueno, llegamos a hablar del tema de la iglesia, si me congregaba y todo eso. Y yo también le empecé a preguntar eso. Y comencé a compartirle el evangelio porque fue claro de que este hombre no era creyente. Sí, había asistido algún tiempo a una iglesia, pero nunca fue creyente. Entonces, comencé a compartir el evangelio y hacerle algunas preguntas, y fue grandioso cómo él llegó a la conclusión de, entonces, ¿de qué manera podemos ser salvos? Entonces, no hay esperanza, porque llegué a presentarle el hecho de que uno no es salvo, no es cristiano por estar en la iglesia, o en cierto tipo de iglesia. Y empecé a mostrarle la realidad de las malas noticias que son previas al Evangelio, a las buenas noticias. Y esta es una mala noticia. Ustedes no eran pueblo. Pero ahora, dice Pedro, sois pueblo. No habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado o habéis recibido, dice, misericordia. ¿Y cuál es la razón? No porque fuéramos grandes, no porque fuéramos importantes, no porque tuviéramos un título o cierto apellido, porque Él nos amó. Somos ahora su pueblo, pueblo santo, pueblo escogido, real sacerdocio. para que diariamente ahora nosotros como pueblo ofrezcamos continuamente a Dios sacrificios que sean agradables delante de él. En Oseas capítulo uno, creo que de hecho Pedro está citando Oseas, dice así. Es un libro un poco difícil de encontrar Oseas. Está en el Antiguo Testamento. Yo estaba escuchando algunas prédicas y es lindo, como dicen en algunos otros países, tienen un montón de Biblias para las visitas, ¿no? Y dicen, si usted nos está visitando, puede abrir su Biblia en su Biblia en tal página, ¿no? Qué lindo sería poder hacer eso, no tenemos todas la misma Biblia. Sería de mucha ayuda realmente, ¿no? Poder dar solo un número de página. Pero dice así o seas, capítulo 1, versos 6 hasta el 10. Aquí está hablando de una persona, dice ella, esta es la esposa del profeta. Dice así, ella concibió otra vez y dio a luz una hija, y Yahweh le dijo, ponle por nombre los Ruamá, porque ya no me compadeceré de la casa de Israel, pues no los perdonaré jamás. Pero me compadeceré de la casa de Judá y los salvaré, por Yahweh su Dios, y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos, ni jinetes. Después de haber destetado, dice el verso 8, a los Ruamá, ella concibió y dio a luz un hijo. Y Yahweh dijo, ponle por nombre lo a mí, porque vosotros no sois mi pueblo. Y estas palabras son duras, dice, vosotros no sois mi pueblo. Y yo no soy vuestro Dios. ¿Qué palabras más duras? ¿Qué palabras más duras realmente? Dice 10. Pero el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y sucederá que en el lugar donde se les dice, no sois mi pueblo, se les dirá, sois hijos. Dios viviente. Y en el siguiente capítulo, en el versículo dieciséis al veintitrés, es es todavía más es realmente esperanzador cuando lo leemos porque está dando un diagnóstico totalmente malo en el que Dios les dice no soy más vuestro Dios y les da un poco de esperanza en el capítulo diez porque dice en el lugar donde se les dijo no sois mis no sois mi pueblo se les dirá sois hijos del Dios viviente. Y continúa en el capítulo 2, verso 16, dice así, sucederá que en aquel día declara Yahweh que me llamarás Ishi y no me llamarás más Baali. Baali significa señor e Ishi significa, bueno, es una connotación para hombre o para marido. Dice así, porque quitaré de tu boca los nombres de los Baales y nunca más serán mencionados por sus nombres. la sembraré para mí en la tierra, y tendré compasión de la que no recibió compasión, y diré al que no era mi pueblo, tú eres mi pueblo. Y él dirá, tú eres mi Dios. Y esto, cuando yo lo leía y cuando... Esto también está en Romanos capítulo... No recuerdo si es el capítulo 10 o capítulo 11, pero cuando yo lo leía es realmente precioso. Porque imaginen el estado de desesperanza total y de desesperación realmente, no solo desesperanza, desesperación, en el que uno no tiene manera de alcanzar salvación. Nuestros pecados nos apartan de Dios. Hemos sido destituidos, echados fuera. No hay forma que nosotros nos acerquemos. Y de hecho, por nuestro estado de pecado, ni siquiera queremos acercarnos a Dios. En Juan capítulo 3 dice, y esta es la condenación, la luz vino al mundo y los hombres amaron las tinieblas. Los hombres amaron las tinieblas, vieron la luz y le dieron la espalda. Y dice después, los hombres no vienen a la luz porque sus obras son malas. Sus obras son malas y aman ese estado. Y si todavía hubiera algo en nosotros que, a pesar de ese estado, pudiera desear ser parte del pueblo o acercarse a Dios, realmente no hay esperanza porque ni siquiera somos parte del pueblo legítimo, hablando genéticamente, no somos descendientes de Abraham. Pero Dios ha abierto un camino. Dios ha provisto salvación. Jesús dice, yo soy el camino, la verdad y la vida. Y por medio de él, nosotros podemos llegar al Padre. Y en el lugar donde se nos dijo, ustedes no son pueblo. Ahora escuchamos, no solamente que somos pueblo, sino que somos hijos del Dios viviente. Y nosotros ahora le respondemos a Dios y le decimos, tú eres mi Dios. Éxodo capítulo 19 dice así, versos 5 y 6. Ahora pues, si en verdad escucháis mi voz y guardáis mi pacto, es Dios hablando. Seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra, y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes, una nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. Es Dios hablando a Moisés. Quiero que pasemos al siguiente punto. ¿Cómo se ve el pueblo de Dios? 1 Pedro capítulo 2, verso 11 y 12 dice así, Amado, les ruego como extranjeros y peregrinos que os abstengáis de las pasiones carnales que combaten contra el alma. mantener entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que los calumnian como malhechores, ellos por razón de vuestras buenas obras, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación. Al igual que Israel en el desierto, la iglesia es un pueblo que está peregrinando a través de este mundo. Y Dios manda que por una conducta santa nosotros demos a conocer también su santidad y su justicia, su sabiduría, sus virtudes. Volvamos a Deuteronomio capítulo cuatro, por favor. Vamos a leer los primeros nueve versículos. Deuteronomio cuatro, uno al nueve. Dice así, Ahora pues, oh Israel, escucha los estatutos y los decretos que yo os enseño para que los ejecutéis, a fin de que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que Yahweh, el Dios de vuestros padres, os da. No añadiréis nada a la palabra que yo os mando ni quitaréis nada de ella para que guardéis los mandamientos de Yahweh, vuestro Dios, que yo os mando. De aquí en adelante realmente deseo y les pido que presten atención a cada una de las expresiones y las ideas que está dando a Moisés. Dice así. Vuestros ojos, dice el verso 3, han visto lo que hizo Yahweh en el caso de Baal peor. Pues a todo hombre que siguió a Baal peor, Yahweh tu Dios lo destruyó de en medio de ti. Mas vosotros que permanecisteis fieles a Yahweh vuestro Dios, todos estáis vivos hoy. Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, tal como Yahweh mi Dios me ordenó, para que los cumpláis en medio de la tierra en que vais a entrar para poseerla. Así que guardarlos, ponedlos por obra, porque esta será vuestra sabiduría, vuestra inteligencia, ante los ojos de todos los pueblos que al escuchar los estatutos dirán, ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente. ¿Notan eso? Dice, al guardarlos y ponerlos por obra, los pueblos van a escuchar y van a decir, ciertamente esta nación Esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente. Verso 7. ¿Por qué qué nación grande hay que tenga un Dios tan cerca como está Yahweh nuestro Dios siempre que le invocamos? ¿O qué nación hay que tenga estatutos y decretos tan justos como toda esta ley que yo, perdón, que hoy pongo delante de vosotros? Por tanto, cuídate y guarda tu alma con diligencia. para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto y no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida, sino que las hagas saber a tus hijos y a tus nietos. Y la razón por la que leo aquí de Euteronomio, estos nueve versículos, hay básicamente tres ideas que vamos a ir entendiendo ahora. Por un lado, está la idea de la ley o los mandamientos, las ordenanzas que Dios ha dado al pueblo. Por otro lado está la idea de cómo van a ver las naciones vecinas a Israel a causa de estas leyes. Y la exhortación que está al final de la importancia de guardar esto y la consecuencia de no hacerlo. Y la consecuencia final de no guardar estas cosas es destrucción. Destrucción. Traigamos solamente de nuevo esta imagen panorámica que les he dado al principio. de la iglesia que ha salido de un Egipto espiritual, estamos rumbo a la ciudad celestial, pero estamos en este peregrinaje en el medio, justo en el medio. Estamos pasando en medio de pueblos, naciones, gente que nos ve, gente que está viendo a la iglesia, y la pregunta es, ¿cómo se ve la iglesia? Y ahora sí estoy hablando de nuestra iglesia, iglesia bíblica de León. ¿Cómo se ve nuestra iglesia? Resulta imposible que la iglesia pase por este mundo y que sea desapercibida para el resto. Eso sucedió con Israel, ellos estaban pasando por el desierto y todos los veían, todos se enteraron de las cosas que estaban sucediendo, supieron cómo derrotaron a los otros dos reyes, supieron todas las cosas, incluso cuando llegaron a Canaán y hablaron con Raab, en la conversación que tienen los dos espías con esta mujer, ellos ya sabían todo lo que había ocurrido en Egipto, ellos sabían lo que había ocurrido en el camino. Los habían estado observando, habían estado escuchando, han recibido noticias de lo que estaba sucediendo con esa gran nación que había estado viajando en el desierto. Y lo mismo pasa con la iglesia aquí en la tierra. La exhortación de Pedro y de Moisés es que nosotros tengamos un tipo de conducta o de mente que realmente honre a Dios. porque hay un peligro que como iglesia nosotros corremos. Quiero leerles de nuevo lo que dice Pedro. Dice así, como extranjeros y peregrinos, les ruego que se abstengan de las pasiones carnales que combaten contra el alma y que mantengan una buena conducta. Y esto, por eso también les leí Deuteronomio, donde habla de lo que sucedió en Baal Peor, Es realmente peligroso y va a ser muy dañino para la iglesia si nosotros no cuidamos esto. Tal vez todos han escuchado en algún momento la historia del rey Balak o el rey de Moab, y este es difícil decir si profeta, vidente, este hombre Balam. Todos conocemos la historia más por la burra que por este hombre mismo, ¿no? El rey Balak contrató a Balaam para que maldijera a Israel a fin de que ellos no pudieran avanzar más y fueran destruidos. Para ser corto, no puede maldecirlos porque Dios ha decretado bendición sobre ellos. Y después de muchos intentos, lo único que salió de su boca era bendición. Yo les animo realmente No recuerdo qué capítulo, creo que es el 23 de Números. Lean esa historia, es bella, es bella. Las bendiciones que salen o las cosas que salen de la boca de Balaam. ¿Quién diría de una fuente tan corrupta saliendo cosas tan bellas? Les animo a leerlo. Lo trágico de toda esta historia es que pese a los intentos de maldecir al pueblo de Israel y que no lo logra porque Dios los está protegiendo, sí se sale después por testimonio de la misma escritura de que él, Balaam, dio a Balak consejo de cómo causar daño a la nación. Y fue por medio de las fiestas que ellos tenían, de la idolatría y la fornicación. La idea es que las mujeres moabitas empezaron a celebrar todas las fiestas comunes que ellos tenían, fueron acercándose poco a poco hacia el pueblo de Israel, hacia el campamento, y la gente de Israel vio, deseó y participó en la idolatría y en las fornicaciones de este pueblo pagano. Y no fueron destruidos por maldición, sino por el castigo y el juicio santo de Dios. Por eso dice Pedro, ser santos porque yo soy santo. Por eso dice Pedro, si invocáis como padre aquel que juzga sin hacer acepción de personas conducidos con temor todo el tiempo de vuestra peregrinación, Porque si Dios no perdonó a su pueblo y lo juzgó con justo juicio y en santa ira, también a nosotros. De hecho, Pedro más adelante dice, es necesario que el juicio comience por la casa de Dios. ¿Cómo ve Dios a su pueblo y qué demanda de ellos? Dice Deuteronomio 4, versos 6 y 8. Así que guardadlos y ponedlos por obra, porque ésta será vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, que al escuchar todos estos estatutos dirán, ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente. Porque, ¿qué nación grande hay que tenga un Dios tan cerca de ella como está Yahweh nuestro Dios siempre que le invocamos? ¿O qué nación grande hay que tenga estatutos y decretos tan justos como toda esta ley que hoy pongo delante de vosotros? Recordemos, somos linaje escogido, nación santa y pueblo de posesión de Dios, a fin de que nosotros, la iglesia, anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. La visión de Dios en relación a su pueblo es magnífica realmente, no tanto porque el pueblo va a ser grande, sino porque este pueblo refleja su gloria. Este pueblo o la iglesia refleja su santidad. Las naciones, la gente, los individuos que ven y oigan, tendrían que quedar sorprendidos por la sabiduría, la justicia y el culto de este pueblo. aunque no necesariamente van a querer participar. Eso es cierto. Yo he estado en conversaciones con gente que realmente admira cuando ve hombres o ve mujeres que son padres y que su prioridad no es el trabajo, sino que su prioridad es su familia. Yo he visto mujeres, he conversado con colegas que trabajan, se esfuerzan y dan mucho tiempo en esto, que admiran cuando escuchan de una mujer que es capaz de renunciar a un trabajo o una profesión para poder dedicarse y cuidar a sus niños. Y aunque lo admiran y lo ven como algo sabio y algo bueno, y algo necesario realmente, no están dispuestas a participar de esta manera. Yo he visto hombres y he hablado con hombres también que tienen esa misma visión, escuchan y ven a otros que llegan a admirar incluso por su compromiso en amar a sus esposas o involucrarse en sus familias con sus hijos, pero no están dispuestos a ese sacrificio o a esa entrega. Entonces los pueblos van a ver, la gente va a ver, pero esto no significa que necesariamente van a querer participar. No significa que van a necesariamente adorar también a Dios como nosotros. pero sí van a ver. Pedro dice que el fin de que nosotros hayamos sido hecho linaje, escogidos sacerdotes, pueblo y todo esto, es de que nosotros proclamemos sus virtudes. Y esta proclamación sí tiene que ver con el evangelismo, con hablar, con predicarle la palabra a otras personas, pero no es únicamente eso. Y realmente el contexto de lo que Pedro está diciendo y todo lo que va a ir mostrando la carta no tiene que ver solamente con hablar el evangelio, sino más bien con vivir el evangelio. Los pueblos o la gente va a ver el evangelio en la iglesia, la gloria del evangelio y la gloria de la santidad de Dios, no por lo que la iglesia diga con su boca, sino por lo que la iglesia viva en su conducta diaria. Algunos ejemplos de esto, por ejemplo, según 1 Pedro capítulo 2, verso 20, dice así, ¿qué mérito hay si cuando pecáis y sois tratados con severidad los soportáis con paciencia? Eso no es una prueba, en otras palabras, el soportar con paciencia cuando es una consecuencia de nuestro pecado. Pero continúa y dice, sí, pero si cuando hacéis lo bueno, sufrís por ello y lo soportáis con paciencia, esto haya gracia. Está hablando de conducta. Capítulo 3 dice, hablando de las mujeres. Mujeres, estad sujetas a vuestros maridos de modo que si alguno de ellos son desobedientes a la palabra, y noten esto, si un marido es desobediente a la palabra, puede ser ganado, no por las palabras de su mujer, sino por la conducta de su esposa. al observar la conducta casta y respetuosa. Notemos a los esposos, dice, convivir de una manera comprensiva, o en otras traducciones, dice, sabia. No está hablando de palabras. Está hablando de conducta. Y así podemos seguir con muchos otros ejemplos de siervos, esclavos, la vida civil. Es conducta. Y es por medio de nuestra conducta, nuestro comportamiento, nuestra forma de vida, que la iglesia glorifica y muestra la santidad de Dios. Continúa Pedro y dice, les ruego, les ruego. Él tiene la autoridad de apóstol, de decir, háganlo nada más. Pero dice, les ruego que abstengáis de las pasiones carnales que combaten contra el alma. absténganse, les ruego. Esta palabra, que es... Mejor no salto, seguiré nomás, perdón. Voy a complicarme más. Dice así, sean santos porque yo soy santo. Condúzcanse con temor todo el tiempo de vuestra peregrinación. Les ruego, absténganse de estas cosas, de los deseos, de las pasiones que combaten contra su alma. No todas las cosas que nosotros deseamos, o que son deseos, o que son pasiones, son malas en sí. Esto lo sabemos. Hay deseos, hay objetos del deseo que sí son pecaminosos, hay cosas que no hay donde perderse, es blanco o negro, obediencia o pecado, justicia, injusticia, piedad, impiedad, no hay donde perdernos en esas cosas. Pero hay otras cosas que si nosotros no tenemos el debido cuidado, se tornan impecaminosas para nosotros. Y creo que estas son las más peligrosas para nuestras propias vidas. Por ejemplo, el deseo de tener un automóvil no es malo, no es pecaminoso. Sin embargo, ¿qué produce el deseo? Es lo que puede ser pecaminoso. Hay personas que por una necesidad real se esfuerzan y desean tener. Hay otras personas, es curioso que hay este tipo, que no saben qué hacer con su dinero y simplemente compran. Hay para otras personas que esto representa un símbolo de poder, estatus, identidad. Por eso les importan más las marcas, modelos, tamaños. para otros es su codicia, sencillamente no soportan la idea de que trabajando y esforzándose otros tengan y ellos no. Y ustedes pueden darse cuenta en estos ejemplos cómo va la inclinación del corazón. Si realmente es una necesidad, o si es codicia, envidia, un deseo de mostrarse, egoísmo, o más bien mejor dicho, orgullo, la inclinación de nuestro corazón va a evidenciar estas cosas. Muestra esto si es nuestro deseo realmente pecaminoso o bueno. Hay gente que es capaz de mentir, hay gente que es capaz de robar, de defraudar, de estafar. de cometer homicidio, y por homicidio me refiero no solamente a quitar la vida humana, sino en la aplicación misma que Jesús da de llenarse de ira, de enojo, de menosprecio por sus hermanos, con tal de conseguir tener lo que quieren. Creo que Santiago es muy puntual en eso cuando dice que somos capaces de arder en ira porque no logramos tener lo que queremos. Lo mismo se puede ver en muchas otras cosas como pereza, dejadez, negligencia. En nuestras palabras, cómo pueden ser si son de edificación o si son palabras que causan daño a otros. No quiero descartar, o que descartemos por decir así, los que podríamos poner un título de pecados graves, Yo sé que cuando pensamos en pecado, tal vez grave, una palabra que podría venir a nuestra mente es adulterio. O tal vez podríamos pensar en homicidios, o en alguien que ha hecho un fraude a otra persona, que le ha robado una gran cantidad de dinero. Y sí son pecados, pero sin duda hay cosas pequeñas. que atentan y dañan nuestra alma. Y son como esas mujeres en Moab, que poco a poco se acercaron al pueblo de Israel de acampamento. Y no les ofrecieron pecado, les ofrecieron fiesta. Les ofrecieron un tiempo de placer, de compartir, de diversión. Y eso terminó en miles siendo muertos por el castigo de Dios. Yo les animo ahí que cada uno de nosotros podamos revisar nuestras propias vidas, hacer como hemos cantado en la última canción, examíname, oh Dios, prueba mi corazón. Que analicemos cuál es el rumbo o la inclinación de nuestras palabras hacia otras personas, si son palabras de edificación o si son palabras de daño y de destrucción. Si la intención de nuestro corazón en las cosas que hacemos realmente es servir o es ser servidos y ser vistos, Si nuestra posición es de doblar nuestra rodilla y de ser el que sirve o el que lava los pies de sus hermanos, o es el que exige a otros que se le tiene que lavar a él. Realmente la línea es muy, muy delgada como para que nosotros descuidemos esto. La palabra que utiliza Pedro para decir que están combatiendo con nuestra alma Es una palabra que realmente tiene una connotación grande y está hablando de un ejército armado que está yendo a luchar contra otro ejército, contra una ciudad. La meta de este ejército no es ir a hacer la paz, es ir, destruir o conquistar, destruir, poseer al otro. Y notemos que está hablando en este sentido de las pasiones o los deseos que hay. Estos deseos no están buscando hacer paz con nosotros, no están buscando hacer bien con nosotros. Están buscando, si nuestra vida fuera una ciudad, están buscando tomarla. Si nuestra vida fuera una ciudad, están buscando destruir las murallas, prender fuego a las casas y matar todo lo que pueda haber con vida ahí dentro. Y esa es la idea. El peligro que nosotros como iglesia corremos y permitimos que las pasiones o los deseos nos dominen. ¡Absténganse! ¡Cuídense! Esta palabra, abstener, no solamente privarnos de, sino en sentidos reales, no solo cuidarnos, sino apartarnos de. Y hay muchas referencias similares que utiliza también Pablo a otras iglesias como tesalonicenses que les dice, apártense de toda apariencia de mal. de todo, no solo lo que sea literalmente malo, sino de lo que tenga apariencia de mal. Y en Romanos también dice, cuídense de no proveer para los deseos o para las lujurias de la carne. ¿Por qué? Porque es real que hay un enemigo que está buscando destruir la iglesia. Así como Amalek, mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto, los atacó con el fin de destruirlos, así el pecado está buscando destruirlos. Así como las mujeres de Moab se acercaron de una forma tan sutil al campamento de Israel y los sedujeron y los arrastraron hasta los pecados de modo que fueran destruidos, así también el pecado está buscando destruirnos. ¿Recuerdan lo que decía al principio del capítulo 2? Murmuraciones. Orgullo. Altivez. Quítense estas cosas de encima. Sáquense estas cosas de encima y deseen como niños recién nacidos la leche espiritual de la palabra para que podamos crecer. Versículo 12 dice así Mantengan entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que os calumnien como malhechores, ellos por razón de vuestras buenas obras, al considerarlas, glorifiquen a Dios en el día de la visitación. La siguiente orden de Pedro tiene que ver con una o con otra acción, mantener una conducta que es irreprochable delante de aquellos que no conocen al Señor. Realmente es una medida alta. Dice irreprochables, que no haya nada que puedan decir contra nosotros. Y tal vez aquí cualquiera, cada uno de nosotros puede decir como Pablo, no pretendo haberlo alcanzado. Ni siquiera estamos cerca tal vez. Pero es una orden. Es una orden de la palabra. Y si realmente creemos que es la palabra inspirada por Dios, debemos obedecerla. Mantener entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en cualquier cosa que ellos puedan calumniar contra la iglesia, ellos después tengan que dar gloria a Dios cuando Él vuelva y juzgue a causa de nuestras buenas obras. ¿Cómo se ve el pueblo de Dios? En medio de las tinieblas de este mundo caído y sumido en pecado y en corrupción, dice la palabra, Filipenses capítulo 2, que nosotros, los hijos de Dios, resplandecemos como luminares en medio del mundo. Y Mateo 5 dice, ustedes son la luz del mundo. Ustedes son la sal del mundo. Y una luz encendida no se puede ocultar, dice. ¿Cómo se ve esto entonces? ¿Cómo se ve la iglesia? Pedro dice que en lo civil, la iglesia son ciudadanos ejemplares, son hacedores del bien. Y si alguien está tomando nota, puede notar Pedro, 1 Pedro capítulo 2, verso 3, el 17. En lo civil, la iglesia, somos ciudadanos ejemplares, hacedores del bien. En lo laboral, el contexto realmente es de esclavitud, ¿no? No había tanto de ese tema laboral. Voy a aplicarlo en lo laboral. Capítulo 2, verso 18 al 20 dice, hay diligencia, hay paciencia y tolerancia de ambas partes, tanto del esclavo como del amo o del empleado como del empleador. En el matrimonio, Las esposas son sumisas y tienen una conducta pura, que es casta, ¿no?, irreverente. No irreverente, ¿no?, sino pura, pero también reverente. Dice además que las esposas están bellamente adornadas por un espíritu humilde. Los maridos debemos ser sabios, tiernos, afectuosos en nuestro trato a las mujeres, a nuestras esposas, que les demos un valor digno que se merece una coheredera de la gracia. En relación a los que, esto es el capítulo tres, verso uno hasta el siete, en relación a los que nos afrentan o los que luchan contra la iglesia, Nosotros como iglesia glorificamos al Señor. Y de hecho, la palabra que utiliza Pedro es santificamos al Señor en nuestros corazones por medio de nuestra conducta, porque sufrimos bien. No nos gusta eso, pero vamos a sufrir bien, es lo que dice Pedro, siendo o poniendo nuestra confianza en el cuidado fiel de Dios. que sea que nos haga justicia aquí en la tierra o no, sabemos que el sí nos va a hacer justicia cuando sea el juicio. Esto es capítulo tres, verso ocho, el 17. En relación a la iglesia misma como cuerpo, como pueblo, dice, somos fieles administradores de los diferentes dones que Dios ha repartido. Es decir, cada miembro de este pueblo lo va a usar o va a usar el don, las gracias que Dios le haya dado para el beneficio de los demás. Y por último, cada uno, perdón, eso estaba en el capítulo 4, versos 7 al 11 y 5, 1 al 5. Y por último, cada uno vive, cada ciudadano o miembro de este pueblo vive como esperando el retorno de su Señor y su recompensa. Capítulo 3, verso 10 al 12. Había un pecado que era terrible para el pueblo de Israel. Y era, no un pecado, perdón, un mal. Y era la lepra. La lepra te excluía del resto del pueblo. Tenías que quedar fuera hasta que de alguna forma se lograra demostrar que ya eras limpio. Y en algún libro yo leí, no recuerdo exactamente cuál. El pecado que se puede comparar a la lepra es el orgullo. Es tan dañino, es tan sutil. Puede avanzar tanto en nuestra vida sin que nos demos cuenta. Pero todo el mundo puede ver cómo nos estamos pudriendo y estamos hediondos por fuera, porque la lepra no se puede ocultar. Somos el pueblo de Dios. Hay una canción linda que si la hubiéramos cantado en la iglesia yo le hubiera pedido a Cristian que la toquen hoy. Y titula así, ¿no? Somos el pueblo de Dios, somos un pueblo especial. llamados para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz. Y continuó Iván Corríos y dice, llevaremos su gloria a cada pueblo y nación. Somos el pueblo. Ninguno aquí solo apartado es el pueblo. De hecho, la gente que se aparta, la gente que se aleja, ¿es o porque no es pueblo, como dice Juan en primera Juan, o es porque está tan contaminado por su pecado que se está excluyendo? Esta lista que les he dado hace un momento de seis puntos y algunos versículos, es la forma que Pedro presenta de cómo se ve el pueblo de Dios. Si tuviéramos que pararnos por encima como si esto fuera una caja de cristal y ver encima y contemplar todas las cosas que están pasando allá abajo, así se vería. Si tuviéramos que ver una familia y ver al varón, tal vez podríamos ver un trato tierno con su esposa. Si viéramos a la esposa, pudiéramos ver una conducta mansa, humilde, pura con su marido. Si tuviéramos que ver cómo se manejan en la ciudad o en lo civil, veríamos una conducta ejemplar. Yo sé que esto es una lista que tiene una medida muy alta. Pero está ahí y no podemos taparla sencillamente y decir, esto es difícil, Señor. Esto no. Lo que nosotros tenemos que hacer es más bien, como dice en el capítulo uno, ceñirnos, estar listos para la acción y comenzar a ser santos porque Él es santo. y como iglesia, juntos, vamos a avanzar en esto. La razón de ser del pueblo de Dios, versículo 12, dice así. Mantengan entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que les calumnean como malhechores, ellos por razón de vuestras buenas obras, al considerarlas, noten esto, glorifiquen a Dios en el día de la visitación. Este es el fin máximo. que Dios sea glorificado. La motivación y el llamado supremo de la iglesia para ser santos en este mundo caído, si tuviéramos que ponernos un cuadro o algo que cada día podamos verlo y motivarnos con eso a que podamos vivir una vida santa, según el modelo que hemos recibido ahora de Pedro, podríamos poner esas palabras, la gloria de Dios. que Dios se ha glorificado. Esa es nuestra razón. Para el mundo va a ser locura. El mundo va a admirar, va a reconocer sabiduría, no va a querer participar de esto. Para otros va a ser locura, para otros va a ser motivo de burla, de escarnio. Pero al final, al final, Cuando toda lengua esté confesando y diciendo, Él es Señor. Cuando toda rodilla se esté doblando delante de Cristo y reconociéndolo como Señor soberano y supremo de toda la creación, entonces también toda lengua va a glorificar al Señor. Y todos los que en un momento se burlaron y humillaron y menospreciaron su palabra y menospreciaron a la iglesia de Dios, van a dar gloria a Dios. Aunque no va a haber más esperanza para ellos, van a dar gloria a Dios. Y van a reconocer y decir, justo eres tú. Como dice también Pablo, sea Dios veraz y todo hombre mentiroso. ¿De qué les acusaban a los cristianos? Yo no sé si ustedes sabían esto, pero los acusaban de canibalismo. ¿Sabían? debido a la terminología de la cena del Señor. Están comiendo el cuerpo. Están tomando sangre. Y los acusaban de canibalismo. Los acusaban de ser incestuosos o de ser inmorales por tener reuniones de amor, de ágape. Lo interpretaban de otra forma. Los acusaban de ateísmo porque tenían un solo Dios, eran monoteístas, y para el colmo su Dios no se podía ver. Los acusaban de alta traición porque no servían al ejército ni juraban fidelidad al César. Los calumniaban, los acusaban, los perseguían, los denunciaban a fin de que sean apresados y sean muertos. De hecho, no pasamos todas esas cosas nosotros. Hay otras dificultades en nuestro tiempo. Pero a pesar de toda esta lista de cosas de las que los calumniaban y acusaban, nosotros tenemos una razón de ser y una meta por la cual, un objetivo al cual nosotros estamos apuntando, y es que Dios se ha glorificado. ¿Por qué haces lo que haces? ¿Por qué vives como vives? ¿Por qué persigues la santidad? Si eres esposo, ¿por qué vas a amar a tu esposa? y ser sabio y tierno en tu trato. Si eres esposa, ¿por qué vas a ser sumisa y vas a buscar que sea más tu conducta que tus palabras, las que hablen a tu esposo? En el trabajo, en lo civil y todos los demás ejemplos que he dado de la iglesia, ¿por qué lo vamos a hacer? ¿Por qué nos vamos a soportar unos a otros? ¿Por qué vamos a llevar las cargas unos de los otros? ¿Por qué vamos a animarnos unos a los otros? ¿Por qué vamos a orar unos por los otros? No para que un día pongan un cuadro que digan, hermano del mes. No, para que Dios sea glorificado. Cuando tú eres un esposo que amas a tu esposa y la tratas con un trato tierno, Dios es glorificado y está santificando a Dios en tu corazón. Cuando la esposa aprende a ser sumisa, y a ser más de conducta que de palabras, Dios está siendo santificado en su corazón. Cuando nosotros en el trabajo somos diligentes o hacemos lo que tenemos que hacer al final, seamos empleados o seamos empleadores, Dios está siendo santificado. El otro día escuchaba un audio en esa parte que dice en Salmos, todo lo que respira, y empieza a mencionar hasta los animales, las aves, todo, todo, todo lo que respira al ave al Señor. Y terminaba con una pregunta y decía, ¿cómo puede ser que un delfín, un ave, una vaca, alave al Señor y le dé gloria? Y él mismo respondía y decía, cuando cumplimos el diseño o el propósito por el cual hemos sido creados, estamos siendo alabados a Dios. Estamos siendo alabados, estamos alabando a Dios. De modo que cuando un delfín se comporta como delfín, Dios es honrado y es glorificado. Cuando el perro ladra y es perro, Dios es glorificado. Cuando sus hijos son santos, Dios es glorificado. Glorifiquemos a Dios en nuestros corazones. Ya para concluir, a medida que Pedro nos lleva por esta descripción de cómo se ve y es el pueblo de Dios, oremos, hermanos, que Dios nos transforme. que Dios nos ayude realmente a ser transformados conforme al modelo que Él ha dado para nosotros, que somos Su iglesia. Yo no sé cuántos de ustedes han estado meditando en la prédica del anterior domingo, lo que compartió Jaime. Si no lo han hecho, yo les animo a que puedan hacerlo. Era nuestra tarea y deber esta semana. para ir al punto de la aplicación que nosotros teníamos era ver las primeras obras, ver de dónde hemos caído, perdón, ver cómo hemos perdido nuestro primer amor y volver a hacer las primeras obras. Y creo que ser pueblo de Dios y tratar de seguir el modelo del diseño que tenemos de parte de Dios, sin amor por Dios, sin amor por Cristo y por la iglesia, no se va a poder. En esto conocerán que son mis discípulos, dice, en que tengáis amor unos por otros, o que os améis como yo os he amado. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas, y a tu prójimo como a ti mismo. somos la iglesia, somos el pueblo, y como hemos visto, esto no es poca cosa. Realmente somos tesoro de Dios. En la revelación de Dios a Moisés en el monte Sinaí, dice así, esto está en Éxodo 34, 5, 7, para quien está anotando. Yahweh descendió en la nube y estuvo allí con él, o sea, con Moisés. Y mientras éste invocaba, el nombre de Yahweh perdón, mientras éste invocaba el nombre de Yahweh. Verso seis, entonces pasó Yahweh por delante de él y proclamó, Yahweh, Yahweh, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad, que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado. Hasta ahí es realmente esperanzador. Y continúa y dice, y que no tendrá por inocente, que no tendrá por inocente al culpable, que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación. Y esto lo dice Dios en una de las revelaciones más grandiosas que hubo en la historia. Misericordioso, lento para la ira, compasivo, Pero para todo aquel que tenga un corazón duro, delante de Dios, altivo y soberbio, dice, no tendrá por inocente al culpable. Así que seamos sobrios, velemos, no caigamos en el error de pensar que porque es compasivo o lento para la ira o abundante en misericordia, nunca nos va a juzgar. Recordemos el ejemplo de Moab, de lo que pasó en los campos de Moab con Israel. fue tan sutil, pero miles fueron destruidos por su pecado. Así que hermanos, hermanas, niños, jóvenes, todos los que estamos aquí hoy, despertemos de nuestro adormecimiento, seamos sobrios y velemos, porque Dios nos va a llamar a cuentas a cada uno de nosotros. Y si alguno aquí está escuchando y nunca han nacido de nuevo y no han puesto nunca su confianza en Cristo para ser salvo justamente de eso, de sus pecados y de este estado de vida de perdición, este es el día entonces en el que puede clamar por perdón, por salvación a Cristo Jesús. Sed salvos de esta perversa generación, dice la palabra. y sean salvos de la destrucción que viene por delante. Si alguien aquí nunca ha creído en Cristo para salvación, el ánimo es que tome el ejemplo de Rahab. Esta mujer que tenía una vida tan perdida en pecado, pero que cuando llegó la oportunidad, clamó por ser parte del pueblo. Y en misericordia fue incluida dentro del pueblo. Esa es la esperanza que todos tenemos. Voy a leer primero a Pedro 1, 17 de nuevo para terminar, dice así. Si invocáis como Padre aquel que imparcialmente juzgue según la obra de cada uno, conducíos en temor durante todo el tiempo de vuestra peregrinación, sabiendo que no fuisteis redimidos de buena manera de vivir, heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo. porque para este propósito habéis sido llamados. Pues también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas. Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados, pues vosotros andabais descarriados como ovejas. Pero ahora habéis vuelto a pastor y guardián de vuestras almas. Oremos. Padre, gracias por tu palabra, que es viva y es eficaz. Y tú mismo dices que es más cortante que toda espada de dos filos. Y delante de ella no hay cosa que pueda mantenerse oculta, sino que delante de tu palabra todas las cosas están desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien debemos dar cuentas. Por tanto, teniendo tal sumo sacerdote que se compadece de nuestras debilidades, nos acercamos con confianza a tu trono de gracias, Señor, para hallar misericordia y alcanzar gracia para el oportuno socorro. Ayúdanos, Señor, porque en nuestras propias fuerzas no podemos hacer esto. Acompáñanos, examínanos, expón nuestro corazón delante de tu luz, Señor. Y ayúdanos en todo este tiempo que nosotros debamos ser transformados individualmente, pero también y especialmente como iglesia, Señor. De modo que la iglesia bíblica de León, Señor, dé gloria a tu nombre. En el nombre de Jesús pedimos esto. Amén.
El pueblo de Dios
Series 1 Pedro
Verdad Principal: Aunque en otro tiempo no éramos pueblo, Dios ha hecho de nosotros su pueblo; aunque no habíamos alcanzado misericordia, ahora la hemos recibido; y Él lo hizo a fin de que anunciemos las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Escrituras tomadas de La Biblia de las Américas® (LBLA®), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.LBLA.com
Sermon ID | 1218221929581565 |
Duration | 1:10:54 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Peter 2:9-12 |
Language | Spanish |
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