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El título del semón es Muerto a la ley, la escritura romano 7 del 1 al 6, la serie La gracia salvadora de Dios. Y esta es la palabra de Dios. ¿Acaso ignoran hermanos, pues hablo a los que conocen la ley, que la ley tiene jurisdicción sobre una persona mientras vive? Pues la mujer casada está ligada por la ley a su marido mientras Él vive, pero si su marido muere, queda libre de la ley en cuanto al marido. Así que mientras vive su marido, será llamada adultera si ella se une a otro hombre. Pero si su marido muere, está libre de la ley, de modo que no es adultera aunque se una a otro hombre. Por tanto, hermanos míos, también a ustedes se les hizo morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo para que sean unidos a otro. aquel que resucitó dentro de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la ley actuaban en los miembros de nuestros cuerpos a fin de llevar fruto para muerte. Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que no ataba, de modo que sirvamos en la novedad del espíritu y no en el arcaísmo de la letra. Amén. Padre, te damos gracias por tu palabra. Pedimos, Padre, que abra nuestro entendimiento, que todo lo que se haga aquí sea para tu gloria. Enséñanos sobre el pacto de las obras, el pacto de la gracia, la función de la ley en la vida del creyente, Padre. Enséñanos lo que es morir a la ley, Padre, qué significa y qué es vivir hacia Cristo y por qué es necesario morir a la ley para ser casado con otro. Todas estas cosas, Padre. Enseñenos, si hay alguien aquí que no sea salvo, que hoy tú le abras los ojos a su desesperada condición. Y las personas que sean salvos, Padre, que hoy están aquí regocijándose en haber conocido a ti. Más, Padre, ser redargullidos, exhortados y amados por ti, por medio de tu palabra. Pedimos esto en el nombre de Jesús, para tu gloria. Amén y Amén. Bueno, amados, este es un capítulo que realmente ha tomado una gran Un gran aspecto de mi propia vida, estudiando por ayer y contemplando estas cosas, realmente esta semana ha sido de gran bendición para mí preparar estas palabras. El capítulo 7 del Libro de Romanos analiza la relación entre los creyentes y la ley comparándola a una analogía del matrimonio. Es lo que hace Pablo aquí. Un matrimonio donde una parte del matrimonio, la mujer muere y el hombre entonces es libre para perseguir nueva relación. Es lo que Pablo aquí enseña. El tema clave es que los creyentes ya no están obligados a la ley de la misma manera que lo estaban antes de llegar a la fe en Cristo. En cambio, ahora están unidos con Cristo. A través de esta unión encuentran libertad de la condenación y la esclavitud de la ley. Debemos tener cuidado como entendemos el término la ley, la ley. La ley puede referirse a la totalidad de la Palabra de Dios, del Génesis al Apocalipsis. En este sentido, la ley nos enseña todo lo que es necesario para encontrar a Cristo, a ver al Padre, mirar la obra del Espíritu Santo, es la Palabra de Dios. Cuando podemos usar el término la ley como toda la Palabra de Dios. En esa manera, Pablo no la está usando. Él no está diciendo ya no estamos, ya no necesitamos la Palabra de Dios, esa sería la femea del apóstol. Un ejemplo del uso del término de la ley como que habla de toda la palabra de Dios se puede encontrar en el Salmo 119. El salmista aprecia profundamente la ley de Dios, la ve como una guía que refleja la sabiduría de Dios, la bondad de Dios y la misericordia de Dios. El salmista reconoce el valor de vivir de acuerdo con los preceptos de Dios y busca meditar en ellos continuamente. Él dice yo amo tu ley. Y cuando él dice la ley, aquí él está hablando de toda la palabra de Dios, la revelación de Dios. Es más, podemos mirar uno de esos versículos, el versículo 72 del mismo capítulo dice, mejores para mí la ley de tu boca, tu palabra, lo que salga de tu boca. Él usa el término la ley, pero está hablando de la palabra de Dios, lo que sale de la boca de Dios. Y que dice, mejores para mí la ley de tu boca, que millares, de moderas, de oro y de que plata. Ojalá que esto sea cierto del pueblo de Dios hoy. Que usted diga para mí la palabra de Dios, la Biblia es más importante de todas las riquezas de este mundo. Si me dan un cuarto lleno de oro o de plata, pero me dicen no puedes leer la palabra de Dios para el resto de tu vida, diría yo que la Biblia sería más importante de mí que las riquezas de este mundo. Porque la Biblia me enseña quién es Dios. lo que ha hecho Dios el Hijo por mí y como ha aplicado Dios el Espíritu Santo esto a mi vida. Yo necesito la Biblia porque en ella encuentro a Dios. Amén. El Salmista dice la palabra de tu boca es mejor que millares de monedas de oro y de plata. Ojalá que la palabra de Dios, la Biblia sea tan importante para usted. Algo que usted lea cada día, algo que usted contempla. Algo que Ud. ame, algo que Ud. no pueda resistir, algo que Ud. Su alma lo llame a ella, que Ud. tenga que leerla, porque en ella Ud. encuentra la cara de Dios. Amén. Que cosa más linda. El Pablo no está usando la ley en esos términos, él está usando la ley en el término de un código que se debe seguir o guardar para obtener la salvación. el pensamiento en el tiempo de Pablo de esto de que aquí está la ley de Dios bendita y perfecta y santa y que si yo de alguna manera con mis propias obras mantengo esa ley Dios me debe a mí salvación será la manera judía de pensar en la ley si yo hago estas cosas Dios me debe a mí salvación usted recuerda el hombre rico que vino a Cristo, le dije ¿qué tengo que hacer para merecerme por mis méritos el cielo? Y Cristo le dice, si tú quieres merecerte el cielo, si estás mirando la ley, cumple con estos mandamientos, sabiendo que él no podía. Y él dice, justificándose así mismo, eso lo he hecho de mí de niñez, ¿qué más me queda? Y Cristo le dice, si tú quieres vivir por la ley, pues vamos a hablar de la idolatría que hay en tu corazón. ve vende todo lo que tú tienes dáselo a los pobres ven y sígueme tendrás tesoros en el cielo y él se fue dice la palabra de dios triste porque tenía muchas posesiones podemos añadirle o las muchas posesiones lo tenían a él se fue triste porque encontró por la primera vez que la ley no era algo superficial sino algo interno encontró por la primera vez que era un idólatra que él amaba el dinero más que a dios amén Y en esa manera, el pueblo estaba mirando la ley. Y es posible que usted lo mire de esta manera. Hoy, el pensamiento moderno que equivale a esto es, yo soy una buena persona. Usted habla con cualquier persona y ellos le dicen, no, no, yo soy una buena persona. Cuando yo me muera, yo no maté a nadie. Yo no. Yo no le robé a nadie. Yo no le hice daño a nadie. Yo soy una buena persona. Dios va a ver que yo soy una buena persona. Él es bueno. Él va a entender que yo traté lo mejor que pude y Él me va a dar el cielo. Pueden ver que es la misma cosa. Hay un código, el código mío. Yo creo que soy una buena persona y porque soy una buena persona Dios me debe a mí que vida eterna. Es el mismo error que se encontraba en el tiempo de Israel. Esta es la opinión predominante, tanto en la época de Jesús y Pablo como en la nuestra. Así es como Pablo usa este término hoy, esto de la ley. Pierde ya la habilidad de dominarnos, porque la ley de Dios es perfecta. Es un estándar que si usted pudiera mantenerlo, sí, usted merecería el cielo por sus propios méritos. El problema es que nacemos todos como qué, pecadores. y como pecadores no podemos, entonces, cumplir con la ley perfecta de Dios. Es más, si solo le hago una pregunta, ¿cuántos de ustedes han mentido, aunque sea una vez en su vida? Todos, si vamos a decir la verdad, vamos a levantar la mano, todos somos mentirosos. No nos gusta esta palabra, nos ofende, es una palabra muy dura, eres un mentiroso, duele, pero es lo que dice la palabra de Dios. Hemos mentido, somos mentirosos, hemos odiado, somos que asesinos, hemos codiciado, hemos quebrantado toda la ley de Dios. Entonces, eso de que yo soy una buena persona o que yo solo tengo que hacer estas cosas y Dios me debe a mí, el cielo, es una cosa loca. El apóstol Pablo destruye esta idea en sus epístolas, incluso particularmente en este libro romanos. Él enseñó constantemente que los esfuerzos humanos para obedecer perfectamente la ley eran inútiles. Esta creencia común entre la nación judía era una mentira. Yo no puedo ganarme mi propia salvación. La salvación no se podía obtener mediante el cumplimiento de la ley, ya que ninguna persona podía cumplir con el estándar perfecto establecido por Dios. En cambio, la ley entonces expone nuestra pecaminosidad. lo que lleva a nuestra condenación. Ahora no haga el error de confundir y si la ley entonces es mala Pablo dice de ninguna manera en el libro de Galatas la ley es buena pero yo siendo malo Satanás usó la ley para que matarme a mí para que reviva dentro de mí mi propio que pecado entonces la ley que Dios, Dios es buena no matarás claramente bueno No mentirás, claramente bueno. No codicierás, bueno. No cometirás fornicación adulterio, absolutamente bueno. Nadie va a decir que estas cosas son malas, son perfectas, son buenas. Pero entonces la ley siendo buena, mira al pecador y dice, has quebrantado lo bueno de Dios, así que mereces ¿qué? El juicio de Dios. Eso es lo que Pablo estaba enseñando. Si hubiera un hombre que puede cumplir con la ley, ese hombre puede ser salvo, pero no hay ninguno que pueda cumplir con la ley. Así que lo bueno de Dios, de verse bueno en nuestras vidas, se convierte en la manera en que somos juzgados, encontrados como pecadores y dignos para ir al infierno. Las enseñanzas de Pablo enfatizaron una verdad profunda. La salvación no es una recompensa por nuestros méritos, sino un don recibido únicamente a través de la fe en Jesucristo. Al destruir el mérito de ganar la salvación mediante la ley, Pablo se centra en la gracia de Dios. Nuestra justificación no proviene del cumplimiento legalista de las reglas por parte de obra de nosotros, sino una confianza genuina en la obra redentora de quien Cristo Jesús. Entonces, hoy vamos a mirar el pacto de las obras. Es muy importante que entendamos ese pacto. Después de eso vamos a mirar el pacto de la gracia. Después de eso vamos a ver las tres funciones que ahora tiene la ley en la vida del creyente. Creo que es muy importante que lo sepamos. Este cambio teológico de las obras a las gracias nos invitan a abrazar la salvación basada en la fe, reconociendo nuestra dependencia total en la gracia de Dios. La ley revela nuestra necesidad de un salvador. llevándonos a la verdad liberadora de que la salvación no se trata de lo que podemos hacer sino de lo que Cristo ha hecho por nosotros y aquí vamos a hablar esto un poquito más adelante pero escuchen nosotros los reformados los reformados bautistas siempre hicimos la salvación no es porque obras es porque gracia amén lo gritamos lo más que podemos Pero, y eso es correcto. La salvación no es por obra de nosotros. Es por la gracia provista por nosotros. ¿Por quién? Por el trabajo y la obra de quién? De Cristo. Pero hay verdad en esto lo que vamos a decir. La salvación si viene de obras. Las obras de Cristo. Y no la de nosotros. De ninguna manera nosotros podemos salvarnos a nosotros mismos. Pero tuvo que haber alguien que venga y cumpla con el pacto de las obras. Alguien que nunca mintió. Alguien que nunca mató. Alguien que nunca tuvo un pensamiento pecaminoso. Alguien que mantenió la ley de Dios completamente. Alguien que fue a la cruz completamente inocente de haber violado la ley de Dios. Y alguien que cargó nuestra culpabilidad también. Sin esa obra de Cristo. Si Cristo no cumple con el pacto de las obras, no hay salvación por gracia a nosotros. Así que sí, proclame, la salvación es por gracia y no por obras mías. Pero sepa que si es por las obras de quien? De Cristo Jesús. Hay un lugar para las obras, las obras de Él y no las de nosotros. Miremos la verdad de esto en Romanos 3.20 que hemos hablado y predicado anteriormente. Porque por las obras de la ley, lean conmigo. Ningún ser humano será justificado delante del ¿cuántos? Y la gente quiere decirme hoy soy una buena persona. Yo no he matado a nadie, no he hecho nada. Dios me debe a mí. Dios me debe. Y lo que Dios te debe a ti es el infierno para siempre. ¿Por qué dice la palabra? Porque por las obras de la ley, ningún ser humano será justificado. Eso lo incluye a usted y a mí. porque somos parte de la raza humana. Pues por medio de la ley no viene el camino a la salvación porque somos pecaminosos, por medio de la ley viene el conocimiento del pecado. O como dice Pablo en Gálatas antes dice yo no sabía que mentir era malo, entonces viene la ley y dices no mentirás y ahora cuando miento sé que estoy quebrantando la ley de Dios, ahora doble pecado estoy cometiendo porque es desobediencia a Dios y haciendo algo que Dios no le gusta. Entonces, nuestro pasaje nos lleva a la cruz donde en unión con Cristo los creyentes experimentan una muerte transformadora a la ley que antes nos mataba. Lo que era bueno nos mataba porque nosotros éramos ¿qué? Malos. La culpa no la tiene la ley, la tenemos nosotros. Y es importante que sepamos esto. Miremos entonces el versículo 1 al 3, donde vamos a aprender nuestra muerte en Cristo nos libera de la condenación de la ley. Aquí Pablo habla de este matrimonio y de la muerte de una persona. Y Pablo usa una analogía sencilla del matrimonio. Es tan simple como lo siguiente. Cuando una pareja entra en matrimonio, intercambian votos. comprometiéndose a honrarse y amarse mutuamente durante todas sus vidas. Amén. Eso es lo que es un matrimonio. Hemos prometido que estaremos en unión para el resto de nuestras ¿qué? vidas. ¿Por qué es importante? Es importante que usted quite el pensamiento o la definición del matrimonio moderna de su mente. El matrimonio moderno es prometo amarte y estar contigo hasta que me caigas alta, entonces me voy. Hasta que hagan problemas económicos, hasta que hagan problemas familiares, hasta que me encuentre alguien mejor que tú, hasta que esté desinteresado. Entonces, la unión se disuelve, nos divorciamos y nos vamos y nos casamos de nuevo ¿Cuántas veces queremos casarnos? Esa es la definición moderna del matrimonio. Pero Dios llama esto que adulterio. Adulterio. Recuérdense que cuando Dios unió a Adán y Eva era para, ¿por qué? Por vida. Según la escritura, el matrimonio es un pacto por vida. Génesis 2.24 dice lo siguiente. Por tanto, el hombre dejará a su mejor relación que ha tenido hasta ese punto, a su padre y a su que? Madre, se unirá a quien? A su mujer y lo más importante y serán una sola carne. Dios te une en tu matrimonio, tanto a la otra persona que sea. Cuando Dios mira a esa persona, a esa pareja, Él mira a solo un individuo, una sola carne. Él le llamó sus nombres Adán. Usa el nombre en particular para referirse a la pareja Adán, una persona. Es por eso que el libro de Malaquías dice, el Señor dice estoy contra ti porque has dejado el pacto de tu juventud, has divorciado a tu mujer, le has causado gran dolor y sangre. Es un acto violento. ¿Cómo voy a cortar a una persona en dos pedazos si caiga mucha sangre y mucho dolor? Pueden verlo, amados. Entonces, el matrimonio cristiano tiene que ser sagrado. No puede, no puede unirse a la definición del mundo. Para nosotros estamos ligados por vida y mientras no haya adulterio entre una pareja, una de las dos personas pareja, el matrimonio tiene que seguir que hacia adelante. Tienen tiempos difíciles, trabajen, oren, busquen a Dios. no se quieren como se querían antes, empiezan a amarse. Amen a Dios, pídele a Dios misericordia. Tienen problemas, hay argumentación, dejen su orgullo, adopten su lugar que Dios lo ha puesto, su rol en que Dios ha definido por usted, pero continúen siendo fiel al pacto que hizo delante de Dios, los testigos y su cónyuge. Amén. Pueden ver? Y esta es la manera en que estamos hablando aquí del matrimonio. No es la definición moderna, sino la definición bíblica. Lo que dice Pablo es que cuando una mujer se casa con un hombre, están ligado para qué? Por vida. Y siguen ligado. Ella no se puede ir y casarse con otro hombre. ¿Qué dice él? Si se va y se casa con otro hombre, es que adultera. Adultera. El mundo puede reconocer el divorcio. El mundo puede reconocer el nuevo matrimonio. El mundo puede aplaudir el nuevo matrimonio. Dios dice es adulterio y es pecado. Si no hay razón bíblica. Amén. Pueden verlo, amados. Es tan importante. Entonces, mirando esto, Él dice, esta es la analogía. Ustedes nacieron casados con la ley. Porque Dios dio la ley perfecta. Los 10 mandamientos y la ley moral de Dios. Y ustedes por su naturaleza pecaminosa nacieron en pecado, le aumentaron su pecado y quebrantaron la ley de Dios. Y ahora la ley debe de ser un camino a la salvación, es un camino a tu condenación, porque has quebrantado la ley de Dios. Y no hay nadie que te libre de esa ley. Como único puede ser libertado esa ley, tienes que morirte a esa ley para casarte con la gracia que solo viene en quien? En Cristo Jesús. Esta es la analogía de Pablo aquí. Sin embargo, si entendemos que si uno de los cónyuges muere, entonces todas las obligaciones que encumbren al sobreviviente ahora quedan de lado. Y la viuda o el viudo es completamente libre ante los ojos de Dios para casarse nuevamente, para comenzar, si ellos quieren, una nueva relación. En otras palabras, la muerte de un cónyuge libera al otro cónyuge sobreviviente del pacto que hizo delante de Dios. y el pueblo de Dios. Amén. Si alguien se muere, la otra persona se puede casar. En ese lugar no es adúltero o adúltera esa persona, están libres. Pues se murió a la persona cuando ellos le debían esa lealtad. La ley del matrimonio entonces nos une y regula nuestros matrimonios solo mientras nuestra pareja permanezca que viva. Y por eso cuando la gente viene a mí a veces Y este Dios del pasado, me siento mal en casarme de nuevo, porque me siento como que estoy traicionando a mi esposa que murió y tal y tal. Y yo, estás libre. Ahora, que si te quieres casar o no, eso está en ti, en Dios. Pero que puedes, estás completamente, ¿qué? Libre. Amén. Libre, dice la palabra de Dios. ¿Y por qué es importante esto? Porque si hemos muerto a la ley, podemos entonces estar casado con Cristo sin ser que adúlteros. Miremos el versículo 4 al 6. donde enseña que hemos muerto a la ley. Pablo no dice que la ley ha muerto en estos pasajes. Él no dice que murió la ley, sino que él enseña que nosotros hemos muerto por lo que nuestro matrimonio con la ley ha terminado. Es importante, la ley de Dios nunca muere, porque no hay nada mal con la ley de Dios. La ley de Dios es que perfecta, produce en nosotros muerte, porque nosotros somos que imperfectos, pero la ley de Dios es perfecta. No tiene que morir. Sigue viviendo la ley de Dios. Amén. Porque es perfecta. El que tiene que morir es el imperfecto. Soy yo y es usted. La ley ya no tiene dominio sobre nosotros como la tenía antes de que muriéramos. Morimos en Cristo y en Cristo se cumplió la ley. ¿Se recuerda que Pablo habló de estos romanos? Hemos muerto con Cristo. Hemos muerto con Cristo. Aquí está la importancia de morir con Cristo. Esta muerte tiene que ver con toda la ley moral de Dios y no solamente con los 10 mandamientos de Moisés. Cuando él está hablando morir a la ley, él está hablando de toda la ley moral de Dios, no solamente los 10 mandamientos. ¿Cómo sabemos esto? Recuerde, dado que la muerte entró en el mundo con Adán y Eva, y todas las personas después de Adán y Eva murieron antes de que se diera la ley de Moisés, los 10 mandamientos, el pecado estaba en el mundo antes de la ley de Moisés. Y esto es importante. Porque Pablo habla de que antes de la ley no había qué? Pecado. Pero ahora que ha llegado la ley hay pecado. Entonces, ¿cuál ley estamos hablando? Si Adán y Eva murieron antes de la ley de Moisés, ¿cuál ley estamos hablando? La única manera en que el pecado podría estar en el mundo antes de la ley de Moisés es si hubiera otra ley que predeciera la ley de Moisés. Es decir, la ley moral de Dios que revela el capítulo 1 y 2 de Romano como la ley que se ve en la naturaleza y en nuestra conciencia. Cuando miramos afuera, miramos a estrellas, miramos el orden del universo, miramos que precisamente vienen las épocas y decimos tiene que haber un que, un Dios. Y también cuando el incrédulo que nunca ha oído la palabra de Dios siente remordimiento por algo que él hizo o siente que no debe hacer algo que quiera hacer, ahí está activa la ley de moral de Dios en su qué? Conciencia. La persona que nunca ha ido de Cristo, que vive en un lugar que nunca el Evangelio ha ido, también tiene una, ellos también tienen un código moral, lo que no se puede hacer y lo que sí se puede hacer. ¿Por qué? Porque tienen conciencia y ahí está la ley moral de Dios. Por lo tanto, desde el principio entonces, la ley de Dios ha tenido dominio sobre la humanidad caída. La ley nos ha expuesto al juicio y la condenación de la santidad de Dios. Desde la caída hemos estado bajo la implacable carga de la ley que nos pesa y nos expone momento a momento a la maldición total por nuestros pecados. ¿Y por qué? Porque como incrédulos no regenerados, somos naturalmente transgresores de la ley, no cumplidores de la ley. No hay nadie que cumpla la ley. Todos sabemos quebrantar la ley. Ninguno de nosotros podemos mantener la ley. Amén. Y es importante que usted sepa que estamos a cada momento bajo, cuando no tenemos a Cristo, la condenación de la ley. Jonathan Edwards, el gran reformador, predicó un gran sermón que cambió el curso de América por un buen tiempo. En ese sermón, él compara a la persona no regenerada, la pecador, con un hombre torpe que no sabe que está caminando sobre un hilo de tela de arañas, sobre un gran hoyo lleno de fuego, de juicio y el infierno. No sabe que él solo está caminando en una telita de araña. En cualquier momento se va a reventar o se va a quemar y él va a caer completamente de cabeza primero adonde al infierno. Ese es el lugar que se encuentra el incrédulo. Si usted conoce a alguien en su vida que no conozca a Cristo, ese es el lugar donde se encuentra a ellos. Viven, se casan, tienen hijos, tienen nietos, tienen vidas, hacen fortunas, compran casas, creen que todo está bien, creen que están seguros que están los pies seguramente plantados en la tierra, pero realmente están caminando sobre una telita de qué, de tela de araña, sobre qué, el gran hoyo del infierno. En cualquier momento Dios puede cortar la línea y se terminó todo para ellos. Ese es el peligro terrible que se encuentra cada persona incrédula. Que el Señor toque el corazón de los creyentes para compartir el Evangelio. Pablo enseña que la ley no ha muerto, pero en Cristo nosotros hemos muerto. Y Cristo ha tomado todo el peso de la maldición de la ley sobre sí mismo para que ya no llevemos esa carga sobre nuestras espaldas. Como dice Mateo 11-28, vengan a mí todos los que están cansados y cargados y yo les haré descansar. El libro, el libro El Progreso del Peligrino, el peligrino está caminando y tiene un saco grande sobre su espalda, está jorobado, no puede enderezarse. le duele este saco, el saco cada día se hace más y más grande y más y más pesado y él ¿quién me libera de este saco? no me lo puedo quitar ¿quién me lo quita? y nadie se lo puede quitar y una vez mira la cruz y cuando él pone sus ojos a la cruz se cae el saco rodea abajo y se entra al sepulcro y el sepulcro se lo traga ese saco y él ese hombre que estaba tan jorobado, tan doblado, tan adolorido se puede levantar erecto y darle gloria a Dios Es lo que hizo Dios para usted y por mí. La ley condenaba y cada pecado aumentaba nuestra carga, aumentaba nuestra carga. Y la ley santa, la ley buena de Dios te dice, vas a ir al infierno porque sigues rompiendo la ley de Dios. Tú sabes que es malo y sigues haciéndolo. Nosotros, ¿quién nos libertará de este? No puedo ayudarme yo a mí, no hay ninguna persona que me pueda ayudar, pero si miro a Cristo. Amén. Si pongo mis ojos en Cristo, la carga es tomada. Encontramos nuestro descanso entonces en Cristo Jesús, que hizo lo que nosotros no podíamos hacer. Jesús pudo guardar la ley de Dios. Y aquí vamos a hablar del pacto de obras. Y escuche algo. Somos salvos por gracia y no por las obras nuestras. Pero sí somos salvos por la obra de quién? De Jesucristo. Hablemos del pacto de obras. El pacto original de Dios con el hombre A veces se llama el pacto de la creación, cuando Dios creó el mundo. Y en ese pacto de la creación, en el Edén, Adán y Eva fueron hechos a la imagen de Dios. Y Dios les puso una prueba y les dijo que no debían comer del fruto del árbol prohibido. Los teólogos reformadores llaman a este pacto el pacto de las obras. Si hay gracia en que Dios entró pacto con el hombre, no tenía que entrar con pacto con el hombre. Pero este pacto era un pacto de qué? De obras. Y se llama el pacto de obras porque los términos y condiciones de la bienaventuranza y la maldición estaban relacionadas con su obediencia y su desobediencia. Si tú haces tal y tal cosas, vivirás. Y si tú haces tal y tal cosas, ciertamente que morirás. Si comes, vas a morir. El día en que tú comas, morirás. Amén. Hay mucha gente que dice que esto no es justo. ¿Por qué Dios le va a dar un pacto de obras al hombre sabiendo que el hombre no puede cumplir con él? Y yo digo, no entienden la palabra de Dios. Recuérdense que Adán y Evan eran perfectos. Dios no te pone, no lo pone usted a un pacto de obras sabiendo que usted no va a poder cumplir porque usted es un pecador. Pero Adán y Evan eran ¿qué? Perfectos. Si había un hombre y una mujer que podían mantener las obras, ¿era quién? Adán y Eva. Dios le dio todo lo necesario, le dio una naturaleza sin pecado, le dio una perfección en su vida, en su mente, en el pensar. Ellos podían, si elegían, mantenerse puros, pero no eligieron mantenerse puros. Pero Dios los puso a ellos bajo un pacto, le dio un examen por un periodo. El hombre falló en su responsabilidad ante el pacto de Dios. Y el pacto quedó sin ser cumplido. En romanos ya hemos visto el marcado contraste entre el primer Adán y las desastrosas consecuencias para toda la raza humana a causa de su desobediencia. Y el segundo Adán, el Señor Jesucristo, quien, como el primer Adán, fue puesto a la prueba, pero él hizo lo que no hizo Adán, él triunfó. Usted recuerda la prueba de Cristo. Jesús estuvo expuesto al completo y terrible asalto de Satanás en el desierto durante 40 días y 40 noches. Y sin embargo, a diferencia de Adán, que no resistió, Cristo resistió hasta el final, diciendo que su comida y su bebida eran el hacer la voluntad del Padre, en Juan capítulo 4, y que Él vivía no de cada palabra que salga de la boca del hombre, sino de toda palabra que salga de la boca de Dios, en Mateo 4 y Lucas 4. En otras palabras, Adán falló en su examen, pero Cristo triunfó. Él sí cumplió el pacto de qué? De obras. Pero no solo en el cumplir el pacto de obras en su examen, la perfección de Cristo fue evidente no solo durante esos 40 días en el desierto, pero brilló desde el día de que nació hasta el día que él murió. Cristo fue perfecto. Deje que su mente trate de analizar la profundidad de que Cristo fue perfecto. Cristo nunca jamás mintió ni una mentira. Qué diferente a usted y yo. Cristo nunca asesinó a alguien con su enojo. Qué diferente a usted y yo. Cristo siempre, pero siempre, siempre honró al Padre en todo lo que le hizo. nunca tuvo un momento donde él pensó algo errante? Él nunca se incó a orar y empezó a empezar a otras cosas, lo que tenía que hacer de compras después. Y dijo Dios perdóname y regresa a la oración. Cuántos de ustedes han tenido esa desafortunadamente experiencia. Empezamos a pensar en cosas que no debemos. Cristo cuando se incó a orar con el Padre estaba en completa unión con Él. Cristo nunca peleó con una persona de una manera indigna. Cristo nunca codició, nunca tuvo un pensamiento errante para una mujer, mirándola de una manera que no la tenía que mirar. Cristo fue completamente diferente a usted y yo. Siempre perfecto, dormido y despierto, su mente siempre centrada en las cosas de Dios. ¿Usted sabe algo hermanos? Cuando lleguemos al cielo, tendremos esa habilidad también. Gloria a Dios. Amén. Porque ahora batallamos. Amén. Ahora batallamos. La perfección de Cristo se extendió a todos. Su perfecto acto de obediencia es la base de nuestra salvación. Él murió por nuestros pecados y vivió de nuevo para nuestra justicia. Y como el nuevo Adán, Jesús guardó el pacto de obras, hizo lo que ningún otro ser humano ha logrado jamás hacer, permaneció absolutamente fiel y absolutamente obediente a toda la ley de Dios todos los días de su vida, desde su infancia a su morir. ¿Por qué es importante? Porque él va a la cruz como el que cumple la ley, para que su cumplimiento sea el cumplimiento que es suyo y mío. por la imputación, como decimos nosotros. Escuche Mateo 5, 17, es tan importante. No piensan, dice Cristo, que he venido para poner fin a la ley o a los profetas, no vine a desecharme de ellos, a tirarlo como basura o como no importa. No he venido para, no he venido, dice él, para poner fin. No he venido para poner fin, sino ¿para qué? Cumplir. El pacto de obras llama, requiere que alguien cumpla la ley de Dios. Y ese tiene que ser el mejor Adán, Jesucristo. En otras palabras, amados, solo Cristo ha satisfecho la ley y lo ha hecho en nuestro nombre. Su observancia de la ley llega a ser nuestra cuando nos unimos a él en su muerte. Entonces, lo que fluye del cumplimiento de Jesús, del pacto de las obras, es la habilidad de usted y yo gozarnos el pacto de la gracia. ¿Por qué usted está en gracia? Porque Cristo cumplió la ley. Amén. Y hay dos aspectos en el cumplir de la ley que usted tiene que aprender hoy. Él fue perfecto a la cruz, Y como perfecto, él pagó por la imperfección suya. Ambas cosas. El pacto dice, hay bendiciones si obedeces y hay maldiciones si qué, desobedeces. Las bendiciones son de nosotros porque él obedeció y las maldiciones son de él porque él las cargó a la cruz. Así que el pacto de hombre está completamente cumplido. Y porque fue cumplido y él murió, nosotros murimos con él. Y el cumplimiento de él ahora se hace qué? El cumplimiento de nosotros. Y hemos muerto a qué? A la ley. Gloria a Dios. Amén. Es algo hermoso. Miremos entonces el pacto de gracia. El pacto de gracia se refiere a la promesa que Dios hizo inmediatamente después de la caída de Adán y Eva. Recuérdese que Dios no destruyó a la raza humana, pero prometió la redención que vendría a través del nacimiento de la mujer. A mí se me hace increíble que Dios no mató a Adán y Eva donde estaban. ¿Amén? Que no mató a toda la raza humana, en matarlos a nuestros primeros padres. El día que tú comas, ciertamente ¿qué? Ellos merecían muerte inmediata. Pero Él enseñó gracia. Ahí está el principio del pacto ¿de qué? De gracia. Escuche este versículo. Pondré, dice Dios, en amistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente, no plural, pero que específicamente a una persona, a Cristo. Él, solo uno, él te irará, irá a la cabeza y tú lo irás en el talón. Y ahí está la promesa de un pacto nuevo, el pacto de la gracia. Entonces, la promesa del pacto de gracia es que seremos redimidos, no porque guardamos la ley. No podemos cumplir con la ley. Seremos redimidos mediante el ministerio del que sí guarda la ley, la simiente de la mujer. Amados cristianos, escuchen. La justificación solo por la fe se puede resumir o se puede redefinir como la justificación solo por Jesucristo. En última instancia, nuestra justificación es sólo a través de sus obras. ¿Hay lugar para el pacto de obras? Absolutamente en nuestra salvación, en que Cristo cumplió con la ley. Nunca podríamos ganarnos la salvación basándonos en nuestros méritos, pero Cristo sí ganó nuestra salvación con los méritos suyos. La única manera en que alguien puede ser justificado ante los ojos de Dios es a través de la justicia real que se logra únicamente mediante la obediencia actual y la ley de Dios por parte de su hijo. Gloria sea a Dios. En otras palabras, nuestras obras no nos salvan, pero las obras de Cristo sí nos salvan. Somos justificados únicamente por la obra de Jesús, quien fue el único que guardó los términos del pacto de la obra. Dado que murió por nosotros como nuestro substituto, el apóstol ve que en un sentido muy real que hemos muerto con él y porque hemos muerto con él, moriremos a la ley y como camino de salvación porque antes de su muerte Cristo cumplió la ley. No tenemos que mirar la ley como camino a salvación, Podemos ver la ley por lo que es. Es la belleza de Dios que condena al pecador, pero que no puede tocar al redimido de Cristo. ¿Por qué? Porque cuando Cristo me mira a mí, cuando Dios me mira a mí, me mira como un qué? Santo que ha cumplido la ley. Bueno, amados, estas son buenas noticias. Ojalá que hayas de bendición. Pero quiero terminar con el último punto, si me permiten. Entonces, ¿qué relación tiene usted con la ley de Dios? Desafortunadamente hay muchas iglesias y muchos cristianos que predican, nosotros no estamos bajo la ley, podemos hacer lo que a nosotros nos guste. ¿Qué dice Pablo? Ciertas cosas de cierto que no, o Dios lo impida, o que nunca jamás sea. Esta idea porque ya no estamos bajo la ley, que podemos vivir como que no hay ley de Dios. No, no, no. La ley, la ley de Dios tiene tres funciones en la vida del cristiano. En la vida del impenitente una función, lo condena. Amén? Lo condena. Dice, vas a ir al infierno. Pero para el cristiano, el cual ya está liberado, el cristiano que ha muerto a la ley, que está casado con Jesucristo, para esa persona tiene tres funciones hermosas. Función número uno. La función número una, como la expresó Juan Calvino, es esta. La primera función de la ley es revelar el carácter de Dios, revelar su santidad. Si la ley es perfecta, entonces el que la dio tiene que ser ¿qué? Perfecto. Vamos, vamos a ponerle el examen. ¿Usted cree que es una buena ley? ¿No matarás? ¿Cuántos creen que es una buena ley? ¿Es una buena? ¿No? ¿No mentirás? ¿Es una buena ley? Claramente. ¿Es una buena ley? ¿No, no cometas adulterio o fornicación? ¿Es buena ley? Bien. Usted dirá, no solamente es buena, es qué? Perfecta. Y si la ley es perfecta, el que la dio tiene que ser qué? Perfecto. La ley, mientras más estudiamos la ley, más miramos la perfección de quién? De Dios que la dio. La ley moral no es simplemente una lista de deberes, no es una lista de lo que se puede hacer y no se puede hacer. La ley revela al legislador. La ley se basa en el carácter de Dios. fluye desde su mismo ser. Y como cristianos, cuanto más estudiamos la ley de Dios, más aprendemos de la santidad de Dios. ¿La ley es buena? Y si la ley es buena, nos enseña el buen Dios. ¿La ley es santa? Y si la ley es santa, nos enseña la santidad del que la dio. Función número una. Bueno, estudiar la ley, porque ahí podemos ver la santidad de Dios. Función número dos de la ley en la vida del cristiano. Solamente el cristiano. Recuérdese, para el penitente la única función que tiene la ley es ¿qué? Condenación. Condenación. Pero para el cristiano, ya que no lo puede condenar, función número dos, una, le enseña ¿qué? El carácter de Dios. Función número dos, la ley revela nuestra impiedad que todavía queda. La ley de Dios es un espejo y cuando nos miramos en ese espejo, Nunca, ese espejo nunca miente. Pone al cristiano de rodillas porque la ley de Dios revela la contaminación restante de este mundo que todavía cae sobre nuestras vidas. Cuando leemos Dios es luz, en él no hay que tinieblas o otra versión, oscuridad ninguna. Si miramos a nuestras vidas y decimos hay oscuridad todavía en mi vida. Hay una gran convicción. Estudiamos la ley, la ley dice no mentirás. Encuentro que aún como cristiano a veces peco contra Dios en esa área. Señor, perdóname. Yo quiero ser como tú. Quiero ser una persona de integridad, siempre hablando la verdad. Amén. Revela el carácter santo de Dios y revela la necesidad del cristiano de continuamente confesar y continuamente aferrarse a quién? A Cristo Jesús. Esa es una buena función, ¿verdad que sí? ¿Necesitamos la ley? Sí, para ver quién es Dios. Él es santo. Para ver quién somos nosotros necesitados cada día de la misericordia y gracia de Dios. Función número dos. Finalmente, función número tres. Aunque estamos libres de la carga y la destrucción de la condenación de la ley, la ley continúa revelándonos a nosotros lo que agrada a Dios. Yo leo que no mentirás. Y puedo aprender que decir la verdad le agrada a Dios. Y puedo anhelar ser alguien que siempre camine en esa integridad. Yo leo, no tendrás ningún ídolo, no amarás a otra persona, otra cosa más que a mí. Amén. Y yo puedo ver que le agrada a Dios que yo sea puro en mi afección y adoración a Él. Puedo leer que nos usarás el nombre de Dios en vano y puedo ver que le agrada a Dios cuando nosotros tenemos santidad y reverencia en nuestro corazón por el nombre grande que nos ha salvado. Puedo ver en la palabra de Dios donde dice que no vas a profanar el día de reposo y puedo ver que le agrada a Dios cuando nos congregamos juntos los domingos para adorar el santo y divino nombre. Amén. Puedo ver Es la palabra de Dios que dices honrarás a tu padre y a tu madre. Puedo enseñarles a mis hijos lo que significa eso y honrarles a los padres y madres de nosotros si todavía están vivos y enseñar, aunque sean incrédulos a ellos, un honor para que ellos puedan ver a Cristo en nosotros. La ley dice no matarás y ni odiarás porque el odiar es matar y puedo ver que al Dios Señor le agrada cuando yo amo incluso al enemigo como enseñó Jesucristo. La ley dice, no cometerás adulterio tomando la esposa de tu prójimo. Y puedo ver que el Señor le agrada cuando camino en puridad sexual. Amén. La palabra del Señor dice, no robarás. Y puedo ver que le agrada al Señor cuando yo no le causo daño a mi prójimo. La ley dice, no mentirás. Y puedo ver que le agrada al Señor cuando digo la verdad. La ley del Señor dice, no codiciarás. Y puedo ver que le agrada al Señor cuando estoy contento con lo que Él me ha dado a mí. La ley de Dios es perfecta. Y si la estudio, puedo yo entender el camino que agrada a Dios. Y como dice la epístola de Juan, aquel que dice que ama a Cristo debe caminar como Él camina. ¿Y cómo camino Él? Cumpliendo la ley de Dios. Entonces, hermanos, no estamos bajo la ley para condenación. Gloria a Dios. Hemos muerto a eso. La ley no era mala. Nosotros éramos malos. Vino Cristo. Él cumplió la ley. Su cumplimiento es mi cumplimiento. Pagó por pecados. Pagó por mi desobediencia a la ley. Murió. Yo murí con Él. Resucitó. Yo resucité con Él. Murí a la ley. Estoy bajo la gracia. El pacto de la gracia es posible porque Cristo cumplió el pacto de qué? obras. Amén. Gloria a Dios. Del pacto de las obras fluye el pacto de la qué? De la gracia. Y ahora que estoy libre de la condenación de la ley, ahora puedo ver la ley por lo que es. La belleza de Dios. Me enseña el carácter de Dios. Me enseña mi necesidad por Dios. Y me enseña cómo agradar a Dios. Gloria a Dios. Gloria a Dios. En conclusión, amados, debemos entender el poder de las palabras del apóstol. Cuando Él dice hemos muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, déjame hacerle algo tan claro que hasta un bebé lo va a reconocer. La persona muerta no es capaz de obediencia o de desobediencia. Está que muerta. Los muertos no pueden pecar. La ley no reina sobre los cadáveres llamados en Jesucristo. Cuando hablamos de la condenación de la ley, somos cadáveres. Nuestra esclavitud a la ley, nuestro matrimonio a la ley ha terminado. Estamos casados con el Señor de la gracia. Nuestra muerte con Cristo desvuelve nuestro matrimonio con la ley. Somos liberados. Amado, ahora podemos servir en la novedad del espíritu, como dice Pablo en este versículo 6. En lugar de la desesperación que teníamos bajo la ley, ¿quién me libera? Ahora hay alegría. En lugar de la esclavitud, al mundo y al pecado, ahora soy libre para ser esclavo de Dios. En lugar de la muerte que reinaba sobre mi vida, ahora tengo vida eterna. Antes, en lugar de la oscuridad, hay que, hay luz. Del odio, hay el amor. Y podemos continuar todo el día. No estamos casados con la ley que despertó nuestras pasiones pecaminosas para dar fruto para la muerte. La ley que me decía no mentirás y yo mentía, me enseñaba a mí que iba a ir al infierno. Frutos dignos de muerte, sino que pertenecemos a otro, como dice Pablo. Casados con Jesucristo para dar frutos ahora para con Dios. Tener una vida excepcional, espiritual, guiadas por el Espíritu Santo. Que Dios bendiga su Santa Palabra. y la aplicación de ella en sus corazones. Padre, te damos gracias por lo que hemos estudiado. Ojalá que sea de gran bendición a tu pueblo. Enséñanos la verdad de estas cosas, Padre, y nuestra necesidad de caminar con Cristo. Enséñanos, Padre, la realidad de que la ley es buena, es perfecta. El problema no era la ley, el problema era nosotros en nuestra naturaleza. La ley nos condenaba porque éramos dignos de ser condenados, Padre. Y en Cristo que cumplió la ley, que cumplió el pacto de obras, ambas partes, no solamente ganó salvación porque cumplió con la ley, pero pagó por el pecado y la muerte de aquellos que rompen la ley. Porque en Cristo cumplió ese pacto de obras, de ahí fluye la gracia, el pacto de la gracia para nosotros. Te damos gracias, Padre. Que si somos salvos por obras, si estamos hablando de las obras de Cristo. Te damos gracias por esta realidad. Enséñanos la necesidad que tenemos por tu ley, las tres funciones como enseñó nuestro hermano Juan Calvino. Deber la santidad de Dios, nuestra necesidad constante de Cristo y el arrepentimiento y la belleza, Padre, de lo que te agrada. Pedimos estas cosas en el nombre de Jesús y para tu gloria. Amén.
Muertos a la ley
Series La Gracia Salvador de Dios
Este sermón analiza el Pacto de Obras, el Pacto de Gracia y la función de la Ley en la vida del creyente. Aprendemos que hemos muerto a la condenación de la Ley para que podamos casarnos con Cristo Jesús y experimentar la plenitud de la vida eterna.
Sermon ID | 121242219593956 |
Duration | 51:34 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Romans 7:1-6 |
Language | Spanish |
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