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honorar al señor con nuestro cuerpo, honrar al señor con nuestro cuerpo, ¿Por qué? Porque este cuerpo es de él. Este cuerpo fue creado para él, para servirle a él, para su gloria, para su alabanza, pertenecemos a Dios. Y vamos a ver verdades gloriosas que no me daría a mí intelecto ni ni tiempo para poder hablar estas verdades tan grandes, tan gloriosas, pero mi Me ayude a expresar lo necesario de acuerdo a mi capacidad y que le ayude a ustedes a recibir esa palabra del Señor. Primera de Corintios 6, 12 al 20. Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. Los alimentos son para el estómago. y el estómago para los alimentos, pero Dios destruirá los dos. Sin embargo, el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros mediante su poder. ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré acaso a los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo! ¿O no saben que el que se une a una ramera es un cuerpo con ella? Porque Él dice, los dos vendrán a ser una sola carne. Pero el que se une al Señor es un espíritu con Él. Huyan de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo. Pero el fornicario peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a ustedes mismos? Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios. ¡Qué gloriosa palabra! Qué glorioso, pero qué glorioso sería no sólo que esa palabra quede en nuestra mente, sino que esa palabra descienda en nuestro corazón y cubra nuestra voluntad, nuestras emociones, lo que somos y vivamos conforme a eso. Vivamos conforme a eso. Vivamos conforme a lo que fuimos creados. Es tan sencillo a veces. Yo le pregunto, Lisa, mi niña menor, entra a mi cuarto. mi oficina, mi espacio de estudio y de oración, y yo le pregunto sin esperar una respuesta, ¿para qué Dios nos creó un cuerpo? Y ella ni siquiera lo pensó mucho para alabarle y servirle a él. Asimismo, no estoy exagerando, ni lo pensó, y dice así, ella hace las cosas así, ella se mueve y ella no piensa mucho. Ella estuvo a veces hasta sin pensar, diría yo, para servirlo, para alabarle a él. ¿De dónde salen esas palabras de ella? Ella ni siquiera estuvo aquí el domingo pasado. Y hablamos de eso. Y nosotros a veces, tan grandes, se nos olvida eso. Que este cuerpo, estas manos son para alabar a Dios, para expresar a Cristo, para darle gloria a Él. Mi cabeza, mi mente, mi corazón, mi ser, mi existencia, son para Él. Se nos olvida. Pueden sentarse. Se nos olvida, se nos olvida. Y eso no se nos puede olvidar. Oro al señor que crea una conciencia profunda. Yo no quiero que nadie se duerma hoy. Si veo a alguien durmiendo, se voy a darle al púlpito para que despierte. Porque es importante esto. Dios nos creó para él, para él, para él. Somos su propiedad. Él nos puso su sello y eso es lo que vamos a ver aquí. Varias cosas gloriosas. Vamos a ver cuatro. Vamos a ver una. Pero en este pasaje de Corintios hay cuatro razones para huir del pecado sexual y honrar a Dios con nuestro cuerpo, para huir de todas aquellas cosas que son pecaminosas en nuestro cuerpo y honrar a Dios con nuestro cuerpo. Hay cuatro razones claras, gloriosas que Dios nos muestra. Y es lo que queremos ver. Es lo que queremos ver, esas cuatro razones. Ahora mira, voy a resumir un poco lo que hablamos la semana pasada. y resumir un poco la primera razón y hoy vamos a entrar en las últimas tres razones. Últimas tres razones. Oye bien, oye bien qué importante nosotros. Y el versículo 11 del capítulo 6 termina hablando una verdad importante. Nosotros hemos sido lavados. De nuestras impurezas, de nuestros pecados lavados, hemos sido limpios por Dios, limpiados por el Señor, lavados de nuestras impurezas. Nuestros pecados han sido perdonados y hemos sido que santificados. Qué significa eso? que hemos sido separados para Dios, separados para él, para su uso. Y hemos sido hechos libres de la condenación. Mediante la obra salvadora de Jesucristo, que es en la justificación y en la presencia y el poder del Espíritu Santo. Dios nos lavó, Dios nos santificó y Dios nos justificó. Dios nos perdonó y nos limpió de nuestros pecados, de nuestra suciedad. Dios nos separó para él. Dios dice Ustedes son mi propiedad, son míos. Y nos justificó, nos hizo libres de la culpa del pecado. ¿Quién tiene culpa de pecado aquí? ¿Quién todavía tiene culpa? Arrepiéntase, venga el Señor. Hay perdón de pecado en el Señor. Él nos ha justificado, nos ha declarado inocentes. Él es el juez de jueces. Él es el juez del universo y él ha dicho yo los declaro ustedes inocentes. Claro, porque Cristo hizo una obra en la cruz para perdonar nuestro pecado, verdad? Él nos ha justificado, nos ha hecho libres de la condenación al pecado. Somos libres, pero libres para hacer lo que nos dé la gana con nuestro cuerpo, no libres para qué? Para servirle a él, para adorarle a él, para deleitarnos en él. Usted entiende eso? Lo vuelvo a repetir. Amén. Lo vuelvo a repetir. Mira que importante es todo esto. Si nosotros vamos a resumir la Biblia, se resume en esto, en esto fuimos creados para Dios, para honrarle, glorificarle y alabarlo a Él. complacerlo a él. Eso se resume a la Biblia. Dios nos creó para eso. Nosotros nos caímos, nos desviamos, nos fuimos, nos escocotamos y nos volvimos a nosotros. Mis placeres, mis planes, mis deseos, mis antojos, nos volvimos a nosotros. Y ahí nos hallamos en qué? En la angustia, en la aflicción, en el dolor, en la desesperación, en todo eso, toda esa cosa, la opresión, la... Todos esos experiencias que el humano se siente aplastado, sucio, separado porque nos alejamos de Dios. Entonces Dios, por medio de Cristo, Dios nos llama, nos levanta, nos limpia, nos santifica, nos justifica y nos coloca otra vez en una posición donde podemos honrarle, alabarle y adorarle solo a él. Por lo tanto, Ustedes pueden leer el versículo 12, repasando un poquito, los corintios estaban diciendo, ah, pues entonces yo soy libre. Para yo hacer lo que yo quiera ahora. Entonces, porque todo me es lícito, pero Pablo le dice, pero todo no aprovecha. Ahora hay un principio de vida. Esta libertad tiene un principio. Ahora yo tengo que buscar lo que aprovecha, lo que edifica al hermano. Yo no voy a hacer cosas que aunque puedan ser legítimas o se puedan hacer, si a mi hermano le afecta, pues yo me voy a limitar. Mi libertad tiene un límite. Mi libertad tiene un límite y es el beneficio o la edificación del hermano y es la gloria de Dios. Y luego él le dice, Todo me es lícito, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. Yo no me puedo volver a colocar bajo el señorío de nada, porque antes éramos esclavos de qué? Del pecado, de Satanás, del mundo, de las pasiones, de la carne. Éramos esclavos, estábamos sujetos, esclavizados, pero el Señor nos libertó de eso para seguir siendo esclavos de mis pasiones, mis bajas pasiones, seguir siendo esclavos de Satanás. No estén firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, dicen en Gálatas 5. y no estén otra vez sujetos bajo el yugo de la esclavitud. Él nos ha hecho libres, pero libres para disfrutar esta libertad en él, para entregar nuestro ser, nuestro entero, nuestro cuerpo, nuestro sistema solo a él. Oh, pero claro, Dios creó el estómago para las viandas, para la comida y la comida para las viandas. No será lo mismo que Dios creó el cuerpo o las partes del cuerpo para el sexo y el sexo para el cuerpo, decían ellos. No, dejen ese disparate. Dios, Dios, Dios no creo. Pablo le dice Usted no pueden hacer esa comparación porque el cuerpo no fue para la fornicación ni para el pecado sexual. No fue creado para eso. El cuerpo fue creado para el Señor. Desde ahora y por la eternidad, porque nuestro cuerpo serán resucitados y glorificados. O sea, nuestra vida va más allá de la vida terrenal. Hay vida después de la muerte y los creyentes estaremos en la presencia del Señor y nuestros cuerpos serán glorificados, revestidos de gloria y estaremos en la presencia del Señor con nuestros cuerpos. O sea, que importa lo que yo hago con mi cuerpo hoy. Porque el cuerpo no es mío, no me pertenece. El cuerpo es del Señor. Y ahí vemos cuatro razones de peso en este pasaje para huir del pecado sexual, el pecado contra el cuerpo y para honrar a Dios con nuestro cuerpo. Para vivir ahora usando mi cuerpo no como instrumento de pecado, sino como instrumento para hacer la voluntad de Dios, como instrumento de justicia. Es un cambio totalmente radical. La semana pasada tratamos la primera razón. La primera razón para huir del pecado sexual y de todo aquello que atenta contra nuestro cuerpo y honrar a Dios con mi cuerpo es porque somos para él. Porque somos para él. El cuerpo no es para la fornicación, sino para el señor y el señor es para el cuerpo. El señor es para ser el salvador del cuerpo, el morador del cuerpo, el señor de mi cuerpo y mi cuerpo es para él, para servirle a él. para honrarle a él por medio del servicio a él. Oye bien, Dios no creó nuestro cuerpo para que fuese usado para propósitos impuros o egoístas, sino para que fuese usado para la gloria del Señor y en su bendito servicio. Y se acuerdan del principio que hablamos, que es muy importante, Romanos 11 36. ¿Qué dice? Porque de él, por él, Y para él son todas las cosas. A él sea la gloria para siempre. Amén. ¿De quién son todas las cosas? ¿De él? ¿Por medio de quién son todas las cosas? Por medio de él. ¿Y para quién son todas las cosas? Para él. O sea que tú y yo somos de él, por él y para él. A él sea la gloria. A él sea la gloria. El hecho de que nosotros tengamos apetitos físicos No significa que debemos o que podemos satisfacerlos cuando queremos o de la manera en que queremos, de la manera que pensamos. Los apetitos, los deseos o aún las necesidades de nuestro cuerpo no deben dominarnos o señorear sobre nosotros. Debemos poder sujetar nuestro cuerpo y ponerlo en servidumbre. O sea, el cuerpo debe servirnos a nosotros como instrumento para servir al Señor y no viceversa. cuerpo, mis manos, mis pies son instrumentos para servir al Señor, para honrarlo, para levantar al caído, para hacer obras que glorifiquen su nombre, que veremos más adelante, no para usarlo para el pecado, para la inmoralidad. La vida en Cristo no es para complacernos a nosotros mismos, sino para complacer al Señor. Y algunos tal vez sí oyen eso y dicen, sí, es verdad. La vida no se trata de mí. No se trata de complacerme a mí. Se trata de complacer al Señor. El principio que debe guiar mi vida y manejar mi vida siempre debe ser esto glorifica al Señor. Esto honra al Señor. Esto que pienso, esto que siento, esto que hago, a dónde voy, esto honra al Señor. Es el principio de vida en el cual debemos nosotros vivir. porque fuimos creados para él. Ahora, para terminar ese primer punto, que fue el que hablamos la semana pasada, mira cómo dice el Primer Eta Salonicense, capítulo 1, versículos 9 y 10. Ahí Pablo menciona que ellos escucharon el mensaje y creyeron, pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por ustedes y de cómo se convirtieron ustedes de los ídolos a Dios. ¿Para qué? para servir al Dios vivo y verdadero. Y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó entre los muertos, es decir, a Jesús, que nos libra de la ira venidera. O sea, que Dios nos salva, nos rescata, nos redime. ¿Para qué? ¿Para qué? Versículo 9. ¿Para qué Dios nos salva? Nos convertimos de los ídolos a Dios, ¿para qué? Para servirnos a nosotros. Para seguir viviendo mis antojos, mis pasiones, mi visión, mi sueño. Para servir al Dios vivo y verdadero. Y para poner mi esperanza en el Señor Jesucristo, para esperar en Él. O sea, que fuimos creados para Él. Y fuimos redimidos, rescatados, salvados, librados, lavados, santificados, justificados para Él. Somos de él, por él y para él. Hoy vamos a tratar las otras tres razones para huir del pecado sexual de manera premiante y constante y movernos de manera diligente a honrar a Dios con nuestro cuerpo y con todo nuestro ser. Y aquí voy a tener que correr porque se me va el tiempo. Ese reloj yo siempre, siempre he tenido una pelea con el reloj. Siempre yo tengo un reloj en mi oficina que lo que está todo silencio, lo que cuando miro el reloj, Ya es la hora de irme a trabajar y digo, no señor, qué problema con el reloj. Estoy loco porque llegue la eternidad. Allá contigo, no hay tiempo. Voy a estar en tu presencia. Ah, qué delicia. Olvídate del reloj, se acabó el reloj. La presencia del Señor, delante del Señor, mi mente, parar mi corazón, pero no, tengo que irme a trabajar y pensar en esos pobres animales que procesamos allá. Entonces mi mente fue, pues me la traigo el Señor otra vez. y se me va otra vez y tengo que estar ahí. Ay, Dios mío, pero el reloj. Ahora, en primer lugar, vamos a ver que el cuerpo es para expresar nuestra unión espiritual con Cristo. Mira qué importante, porque el que se une al Señor, un espíritu es con él y nuestra unión es espiritual, pero nuestra unión con él incluye nuestra alma y nuestro cuerpo. Todo nuestro ser ha sido unido con el Señor y eso es glorioso. Su cuerpo son miembros de Cristo, dijo, dice Pablo, dice la Escritura. En segundo lugar, Vamos a ver que el cuerpo es para ser un centro de adoración a Dios. Su cuerpo es templo del Espíritu Santo. Tercero lugar, vamos a ver que el cuerpo es para ser usado de manera limitada como propiedad de Dios, como propiedad de Dios. Ustedes no se pertenecen a ustedes mismos porque han sido comprados por un precio. Así que agarra ese cinturón que yo voy a correr aquí. porque estas verdades son gloriosas y le pido al Señor, al Espíritu de Dios, que marque en sus corazones la verdad central de estas cosas gloriosas. El cuerpo para expresar de manera visible nuestra unión espiritual con Cristo. Y Pablo lo dice ahí. No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo. Sus cuerpos son parte de Cristo. Hay una unión gloriosa con el Cristo que está entronizado, que hemos experimentado. Nuestros cuerpos no son para ser entregados al pecado. Ese era nuestro viejo amo y nuestro pasado estilo de vida. Nuestros cuerpos son para manifestar de manera visible nuestra unión espiritual con Cristo. ¿Alguien ha visto a Dios? Dios es invisible. Juan capítulo 1 versículo 18 dicen que nadie jamás ha visto a Dios, pero el hijo, el unigénito del padre, que esté en lo íntimo del padre. Él le ha dado a conocer. Cristo hizo a Dios visible. Qué glorioso. O sea que Cristo en la expresión visible del Dios invisible. Alguien quiere ver y conocer a Dios. Cristo en la expresión visible del Dios invisible. Cristo lo hizo visible. Cristo adquirió un cuerpo en el vientre de María para mostrarnos de manera visible cómo es Dios. Además de hacerse hombre para tomar el lugar de los pecadores y entregar su vida hasta la muerte para llevarnos a Dios, Jesucristo nos revela de manera visible en todo su vivir y su obrar el corazón y la mente de Dios. Jesucristo es la imagen invisible del Dios invisible. Es por medio de Cristo que podemos conocer a Dios, palpar a Dios, disfrutar a Dios, verlo actuando. Claro, lo vemos en los evangelios. Mateo, Marco, Lucas, Juan, vemos su abrazo actuar, su sentir, sus lágrimas, vemos su compasión, vemos la gloria de Dios en Cristo Jesús. Algún día lo veremos cara a cara. Gloria a Dios para siempre. Wow, y diríamos como la canción de Marco Vidal, ¿verdad? Yo no sé si me postraré y lloraré o te podré decir algo o simplemente me derretiría ante tus pies. No sé si tengamos palabras para expresar al Señor. Amén. Sí, anhelamos ese momento. Por eso vivimos hoy a la luz de ese momento. Eso es lo que nos va a llevar a honrar a Dios con todo nuestro cuerpo, con todo nuestro ser, nuestra existencia, mente, voluntad, emociones, honrarlo, porque yo vivo ahora a la luz de ese momento, a la luz de nuestro encuentro. Ahora yo. Esta vida es temporal. Esta vida es pasajera. Los más viven 80, 90 años. Ya muchos viven mucho menos y vamos a vivir afanados a nuestra a nuestras cositas. No vivamos el presente. Vivamos el hoy a la luz de nuestro encuentro con el Señor. Amén. Gloria a Dios. Ahora, hoy, ¿quién ha visto a Cristo? ¿Quién ve a Cristo? Cristo está entronizado, glorificado, está en la diestra del Padre reinando. Él es el rey de gloria. ¿Pero qué pasa? La iglesia es la expresión visible del Cristo ascendido y entronado. La iglesia es la que debe mostrar al Cristo glorioso, porque la iglesia es el cuerpo extendido de Cristo. El cuerpo visible. Nosotros somos miembros de su cuerpo. Nosotros somos parte. Estamos unidos a Cristo. Eso es lo que enseña la escritura. De la manera en que Cristo mostró o reveló al Dios invisible en un cuerpo visible, la iglesia, el pueblo redimido de Dios, muestra a Cristo al ser la extensión visible del cuerpo de Cristo en la tierra. La iglesia es un cuerpo formado por muchos y diversos miembros, pero unidos por la misma vida. Cristo en nosotros, mediante la presencia del Espíritu Santo y el Espíritu de Dios, el que nos une a ese cuerpo glorioso. Y eso es una realidad gloriosa. Amén. Vamos a leer el primer Corintios 12, 12 y 13. El 12 nada por ahora, el 13 lo leemos ahorita, porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo. Así también es Cristo. Nosotros somos muchos. Diversos, diferentes, somos muchos, muchas, muchas diferentes funciones, diferentes dones, diferentes capacidades, pero todos formamos, formamos y expresamos el cuerpo de Cristo. Más adelante vamos a ver el versículo 13. Déjalo ahí. Ahora lo que quiero que que veamos y quiero moverme en esto porque. Ok, vamos a vamos a leer ese ahora, pero mira en Pablo en 1 Corintios, déjalo mismo, no lo mueva 1 Corintios. Estamos en el versículo 15 que dice No saben que su cuerpo son miembros de Cristo. En el versículo 17 habla de nuestra unión con Cristo, dice por el que se une al Señor, es un espíritu con él, es una unión espiritual. Es una unión espiritual. Ahora, cómo cómo se lleva a cabo esa unión con Cristo? Porque es real. Nosotros estamos todos unidos unos a los otros y unidos a Cristo de una manera gloriosa. Sólo Dios sabe. Nosotros formamos y expresamos el cuerpo de Cristo en la tierra. El versículo 13 habla pues por un mismo espíritu. Todos fuimos bautizados en un solo cuerpo. Es el bautismo del espíritu. El bautismo bautizar significa sumergir. Nosotros hemos sido sumergidos en el espíritu de Dios, por un mismo espíritu. Todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, esclavos o libres, a todos se nos dio a beber del mismo espíritu. Fuimos al espíritu venir sobre nosotros, nos une al cuerpo de Cristo, nos bautiza, nos mete dentro del cuerpo de Cristo y nos llena con su presencia. Nos dio a beber del mismo espíritu, nos llena, es la llenura del espíritu. Él nos une al cuerpo y luego nosotros continuamos bebiendo. Necesitamos continuar bebiendo, continuar siendo llenos del Espíritu. Es el mandato que se nos da. El bautismo ocurre una sola vez. Somos añadidos al cuerpo mediante el bautismo del Espíritu Santo. Luego la llenura se busca al beber del Espíritu, al obedecer su voluntad, al disfrutar de él en su palabra. Continuamos bebiendo del Espíritu. Pero nuestra unión es mediante el Espíritu, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo. Estamos unidos a Cristo. Y ahí Él nos da capacidades, dones, nos da maneras de nosotros expresar las glorias de Cristo a través de estos cuerpos. Es increíble. Pero es glorioso. Ahora, esto nos lleva a entender por qué es tan terrible nosotros pecar contra este cuerpo. Y mira cómo Pablo sigue diciendo en Primera de Corintios 15, dice Tomaré a caso los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera. Acaso un hombre, y lo leo en la nueva traducción viviente, dice, acaso un hombre debería tomar su cuerpo que es parte de Cristo y unirlo a una prostituta? Jamás. O sea, mi cuerpo está unido a Cristo y yo entregarme al pecado sexual, yo estoy uniendo de una manera aberrante un cuerpo que le pertenece a Cristo, que es parte de Cristo, al pecado. Algo que se debe saber, como Pablo está hablando, dice acá, dice el que se une a una ramera es un cuerpo con ella, él sigue hablando. Y no se dan cuenta de que si un hombre se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella. Y esto es profundo porque está hablando de la unión sexual, ahora dice, porque El acto sexual crea una unión física como ninguna otra cosa. Tanto así que siendo dos personas llegan a ser una sola persona. Hay una unión y la unión no es solo física. El acto sexual crea una unión física y una unión espiritual. Por eso es cuando un creyente que está unido a Cristo se une el pecado de la fornicación Es algo terrible. Por eso Pablo dice jamás y estas expresiones que Pablo da de ningún modo. Eso es algo terrible. El acto sexual crea una unión física como ninguna otra. Después sigue diciendo Pablo pues las escrituras dicen los dos se convierten en uno solo, en uno solo. El acto sexual en el matrimonio, el acto sexual es lo que silla el pacto matrimonial. Por eso la relación sexual tiene un propósito y un significado aún más allá que la procreación. Y no es simplemente para la satisfacción personal, es un asunto de unidad. Dos personas que llegan a fundirse en una sola persona. Y ahí es que Pablo luego dice, el que se une al Señor es un espíritu con él. El pecado sexual es tan terrible porque está tentando contra el cuerpo que le pertenece a Dios. Está tentando contra el cuerpo que no es mío, es miembro y es parte del cuerpo de Cristo. Porque estamos unidos a Cristo desde nuestro espíritu. Nuestra unión con Cristo es de carácter espiritual. Y es llevada, como ya vimos, y sostenida por la presencia del Espíritu Santo. Llevada y sostenida por la presencia. Nuestros cuerpos son para expresar de manera visible al Cristo que está entronado, entronizado, glorificado. Nuestros cuerpos son para expresarle a Él. Para expresar a través de los dones, a través del fruto del Espíritu, a través de las capacidades que Él nos da para expresar su carácter, su amor, su capacidad para expresar quién es Él. Nuestros cuerpos no son para entregarlos a los placeres, son para servir al Señor y son para expresar de manera visible a nuestro Cristo glorioso. Ahora, el cuerpo también es para ser centro de adoración a Dios. En el versículo 19, no se dan cuenta de que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que viven ustedes y les fue dado por Dios. Ustedes no se pertenecen a sí mismos. Estoy leyendo la nueva traducción viviente. Ustedes no se pertenecen, o sea, no se dan cuenta. Puede que todo el tiempo la idea principal y la pelea de Pablo es que. Para los corintios, la cultura que les rodeaba el pecado sexual o la fornicación era algo normal. En los templos de ellos, en las religiones paganas, había prostitutas, y teniendo el acto sexual, adoraban a sus dioses. Entonces Pablo no quiere que esa suciedad se meta dentro de la iglesia. ¿Por qué ellos hacían eso? Y pensaba, ¿cuál era la filosofía? Oh, el cuerpo no importa. El espíritu es puro y Dios nos salvó espiritualmente y nuestro cuerpo no importa porque el cuerpo va al polvo. La filosofía de los filósofos y los pensamientos era que el cuerpo no importa lo que tú hicieras en el cuerpo. Entonces Pablo está diciendo no, no, no, no es así. Sí importa lo que hagan con el cuerpo. Sí importa porque el Señor lo creó para él. Porque nuestro cuerpo son miembros de Cristo y porque nuestro cuerpo es templo, morada del Dios Santo. No sé si se entiende eso. A veces siento que estoy hablando en otro lenguaje. Yo estaré hablando lengua yo, señor, ¿no? Idioma o algo, porque, ¿verdad? No, pero creo que estoy hablando español. Me gustaría hablar hebreo y griego, poder leerlo bien, pero estoy hablando español. Mira. Su cuerpo es para morada del Espíritu Santo, que está en ustedes el cual tienen de Dios. Quiero ver esas cosas. Está en ustedes y el cual tienen de Dios. Mira eso. El Espíritu Santo está en nosotros. ¿Quiénes ustedes? El Espíritu Santo que está en ustedes. Ustedes son templo del Espíritu Santo que está en ustedes. ¿Quiénes ustedes? ¿Quiénes ustedes? Y ahí volvemos a pensar en el versículo 11. El Espíritu Santo está en ustedes que han sido, ¿qué? Lavados, santificados, justificados en el nombre de Cristo y en el Espíritu de nuestro Dios. El Espíritu Santo viene a limpiar el vaso primero, lo purifica con la sangre de Cristo, lo santifica, lo justifica y luego lo llena con su presencia. Entonces el Espíritu Santo está en ustedes. ¿Cómo? Para ir, venir e irse cuando... No, de manera permanente está en ustedes, de manera permanente, no va y viene, sino que ha establecido su morada en nosotros. unido a nuestro espíritu, que es el santuario interior. Desde ahí, desde nuestro espíritu, busca llenar todo nuestro ser con su presencia. Desde adentro, él busca llenar, él busca que le demos el espacio, nuestro ser, nuestra mente, voluntad, emociones. Está en nosotros de manera permanente. Ahora el espíritu lo hemos recibido. Lo hemos recibido de parte de Dios. Le fue dado por Dios el Espíritu Santo. El Espíritu nos es dado... Y ahí vamos a ver tres cosas para pasar luego al tercer punto. Mira, el Espíritu Santo lo han recibido de parte de Dios. Han recibido el Espíritu Santo para ser apartados para Dios. Apartados para Dios. El Espíritu Santo nos es dado como un sello que nos separa como propiedad exclusiva de Dios. nos ha dado como un sello que nos separa y también es el verdadero aceite mediante el cual Dios santifica y separa para su uso exclusivo. Mira cómo dice Efesios 1.13. Mira ese pasaje, con ese nada más nos movemos, mira. Y ahora ustedes, búscalo en la nueva traducción viviente, creo que la tienes ahí, ¿sabe verdad? Y ahora ustedes los gentiles también han oído la verdad, la buena noticia que Cristo, que Dios los salva. Además, cuando creyeron en Cristo, Dios los identificó como suyos al darle el Espíritu Santo, el cual había prometido tiempo atrás. Dios nos puso el sello. Mediante el Espíritu Santo nos identifica como su propiedad. Es el sello de que le pertenecemos al Espíritu Santo. Viene a nosotros. Lo hemos recibido para sellarnos como propiedad de Dios. como propiedad de Dios. Ahora, en el Antiguo Testamento, por ejemplo, se usaba el aceite y ustedes han escuchado, se ungían las piezas del templo con aceite, se ungían a los sacerdotes, a los reyes, para declarar que estas personas o estas cosas eran separadas para el uso de Dios, para el servicio a Dios. En el Nuevo Testamento, ¿quién es la realidad de ese aceite? ¿Con quién Dios nos unge? Con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo. Dios nos unge, nos separa para su uso exclusivo mediante la presencia del Espíritu Santo. ¿Te das cuenta? El hecho de que somos moradas del Espíritu de Dios, de que el Espíritu ha venido a nosotros, es que Dios nos ha sellado diciendo, tú eres mío. Y Dios nos ha ungido para separarnos para su uso exclusivo. Amén. Entonces ha recibido el Espíritu Santo también para ser un centro de adoración. Y ahí es que vemos la imagen del templo. Un templo es un centro de adoración. Un templo es en el Antiguo Testamento. El templo existía para adorar a Dios mediante sacrificios. Sacrificios eran elementos físicos como alimentos, animales, incienso que el adorador presentaba a Dios para expresar devoción. acciones de gracia o necesidad de perdón. Dios mismo estableció ese orden de cosas. Dios mismo, el templo era un lugar físico donde se iba a adorar a Dios mediante sacrificio. Y tenemos que ver algunas de estas cosas cuando pensamos, ¿verdad?, que nuestro cuerpo es un templo, un santuario, un centro de adoración. Por ejemplo, después luego vemos a a Jesucristo, a Cristo Jesús, que fue tanto el tabernáculo o el santuario de Dios movible en la tierra como el perfecto y verdadero sacrificio al que todos los demás apuntaban, todos los demás sacrificios apuntaban. como sombra, como tipo de Cristo, que es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Cuando Cristo estaba en la tierra, la Biblia dice que toda la plenitud de la Deidad habitó corporalmente en Cristo. Era Dios entero en la tierra, Padre, Hijo, Espíritu Santo, la Divinidad entera, Dios glorioso, caminando como un templo. Jesucristo fue el santuario de Dios. Su cuerpo habitó la Deidad entera, Dios todopoderoso. Y ahora, que Cristo se ha ido y ha enviado su Espíritu Santo. Nosotros, el pueblo de Dios, somos ese santuario de Dios, ese templo de Dios, tanto de manera individual como de manera colectiva. Ya no hay templo, por eso yo lo repito 500 veces. Esto podemos derribarlo y nadie derribó ni profanó un templo. Ahora tú maltratas tu cuerpo, usa mal tu cuerpo y tú estás profanando el templo de Dios, porque el cuerpo del templo de Dios es este. Este cuerpo, este cuerpo que increíble, pero Dios mora en este cuerpo, su espíritu. Sí, y la iglesia, cuando nos reunimos, Dios está presente. Dios está ahí en medio de su pueblo, en medio de su templo, calle delante de Dios, toda la tierra, porque él está en su templo, su templo, su pueblo, nosotros. Por eso es que tenemos que cuidar estos cuerpos, porque son casa espiritual de Dios, son templo de Dios, son morada santa de Dios. Adoramos a Dios. ¿Cuáles son nuestros sacrificios? ¿No sacrificamos animales? ¿No sacrificamos incienso? ¿Cuál es nuestra entrega, nuestro sacrificio a Dios, como templo de Dios? ¿Cuál es? Romanos 12, 1. Fácil. Por tanto, hermanos, les ruego por los muchos amores de Dios, por las misericordias de Dios en plural, que presenten sus cuerpos. ¿Y qué incluye nuestro cuerpo? mente, voluntad, emociones, deseos, sueños, visiones. Yo no sé todo, todo, todo el paquete entero. Nuestro cuerpo como sacrificio vivo a Dios, santo, aceptable a Dios, que es nuestro culto racional o nuestra verdadera adoración. Nuestra verdadera adoración es la rendición de todo nuestro ser. Puedes cantar 40.000 himnos, puedes predicar 500 años y si nunca rendiste tu cuerpo al Señor como propiedad del Señor, tú nunca adoraste a Dios. no señor en tu nombre hicimos milagros en tu nombre echamos fuera demonios en tu nombre hicimos cuantas cosas apartados de mí hacedores de maldad no los conozco oye yo no quiero que eso suceda a mí mil obras que podamos hacer de nada vale si nosotros vivimos una vida descuidada desparramada y lejos del señor el señor no quiere cosas él quiere que entreguemos nuestro ser entero nuestro cuerpo voluntad emociones nuestras energías a él Para eso él ha venido, ha venido el espíritu de Dios moral en nosotros para ser un centro de adoración. Ahora yo me muevo y mi cuerpo es para servir al señor y mis manos son para expresar al señor y mi y mi cuerpo es para para adorar a Dios. Yo entrego sacrificios a Dios cuando yo vivo mi vida para la gloria de Dios. Estoy presentando sacrificios de alabanza a él por medio de Jesucristo, cuando mi vida es presentada a él a diario, cada momento, cada instante. Adoramos a Dios con nuestras vidas mediante Jesucristo en el poder y la presencia del Espíritu Santo y conforme a la verdad revelada de Dios en las Escrituras. ¿Cómo yo puedo adorar al Dios que me creo si yo no lo conozco? Porque debemos adorarlo porque el Padre busca adoradores que lo adoren como, en espíritu y en verdad. O sea, gente que estén llenos del espíritu, guiados por el espíritu, porque son los que son guiados por el espíritu de Dios, son hijos de Dios. Entonces, para adorar a Dios, necesito que el Espíritu Santo domine mi vida, que él llene este templo con su presencia, con su chequina, con su gloria. ¿Verdad que sí? Entonces necesito conocer a ese Dios para adorarlo como él merece que yo le adore. Adorarlo en verdad, conforme a la revelación bíblica. Necesito su palabra para que mi mente sea renovada. Y eso es lo que sigue hablando el versículo 2. Hermano, no sea morde, no sea molde, no tome la forma de este mundo, sino que renueven sus pensamientos, renueven su mente. Para qué? Para que puedan conocer la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta para que adoren a Dios. Con un entendimiento renovado, no imite las conductas ni las costumbres de este mundo, Más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiar en la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. ¿Se dan cuenta de eso? Qué importante es. Qué importante es que el Señor, ¿verdad? Ilumine los corazones conforme a su voluntad, porque yo hasta ahí llega mi capacidad. Amén. El cuerpo no solamente es para el Señor, El cuerpo no solamente es miembro de Cristo, el cuerpo no solamente es templo del Espíritu de Dios, el cuerpo para ser usado de manera limitada como propiedad de Dios. Como propiedad de Dios. Pablo dice. Después de preguntar por el templo, dice no saben que su cuerpo es templo. Versículo 19 del Espíritu Santo que estén ustedes, el cual tienen de Dios y que ustedes no se pertenecen a ustedes mismos. Ustedes no se pertenecen a ustedes mismos porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios. Ahí en esa última frase les doy esta nota para en su Biblia. Muchas las notas abajo tal vez dicen la parte y en su espíritu, los cuales son de Dios, porque los manuscritos antiguos, los más antiguos no tienen esa frase y algunas traducciones lo incluyen, otras no, pero no importa. Todo nuestro ser, nuestro cuerpo, nuestro espíritu, todo nuestro ser es de Dios. O sea que no es de mucha molestia que esa frase haya estado o no, nos usamos. Solamente lo digo para cuando usted esté leyendo. Algunas versiones lo dicen, algunas no. Pero nuestro cuerpo es para ser usado de manera limitada como propiedad de Dios. Esto es algo que debemos saber, o sea, el hecho de que somos propiedad de Dios. Es algo que debemos saber no sólo con nuestra mente, sino con nuestro espíritu, con nuestro corazón y con nuestro estilo de vida. Porque yo voy a limitar el uso que le doy a mi cuerpo si yo entiendo de verdad que le pertenezco al Señor. No solamente soy para él, para servirle a él, como la primera, soy de él, porque pertenezco a él, porque me compró con un precio. Ahora, cada uno de nosotros necesitamos llegar a ser conscientes de esta verdad todo el tiempo. No podemos usar nuestro cuerpo y nuestra vida de la manera que queramos, porque no nos pertenecemos a nosotros mismos. El Salvador de nuestro cuerpo es también el Señor de nuestro cuerpo. Tomanos 14, 7 al 9. Muy claro, con ese pasaje nos movemos. Pues no vivimos para nosotros mismos, ni morimos para nosotros mismos. Si vivimos, es para honrar al Señor. Y si morimos, es para honrar al Señor. Entonces, tanto si vivimos como si morimos, pertenecemos al Señor. Cristo murió y resucitó con este propósito, ser Señor de los vivos y de los muertos. Estés muerto, estés vivo, eres del Señor. Pertenecemos a Él. Somos para Él, somos de Él. Gloria al nombre del Señor. Ustedes no se pertenecen a sí mismos. ¿Por qué? Versículo 20. 1 Coríntios 6, 20. Porque han sido comprados por un precio. Guau. ¿Qué significa que fuimos comprados? Comprados. Pablo repite esta idea en el capítulo 7, ahí mismo, versículo 23. Lo mismo dice, ustedes fueron comprados por precio. Comprados por precio. ¿Qué significa esto? La palabra comprar tiene el sentido de redimir. de rescatar, de obtener la liberación o la libertad de personas, personas que son esclavas. Es dar el pago requerido por un esclavo para luego entregarle los papeles que garantizan su libertad y dejarlo ir. Literalmente es dar el pago requerido por un esclavo para luego entregarle los papeles que garantizan su libertad y dejarlo ir. Y nosotros éramos eso, esclavos del pecado. Esclavos sujetos al pecado. El pecado era nuestro amo. Piensa cómo vivías antes, arrastrado. Pecabas como si nada, andabas en la mentira, andabas en el pecado sexual, andabas en cuanto vicio, en cuanto a cosas, de una manera desenfrenada. Esclavos, podías volverte de ahí a Dios por tu propia fuerza. No porque el Señor llegó y por a través de su Espíritu Santo y el Evangelio despertó nuestros corazones, nos lavó, nos santificó, nos justificó y podemos decir wow, amazing grace, sublime gracia, que yo estaba perdido, ciego, sordo, mudo, hecho un etcétera, pero el Señor donde yo estaba me rescató del fango, me dio vida y me sentó en lugares celestiales junto con Cristo. Wow. Qué glorioso nuestro Señor. Qué glorioso. Primera de Pedro 1.18. Ustedes saben que Dios pagó un rescate, ahí está el rescate, para salvarlos de la vida vacía que le daron de sus antepasados. No fue pagado con oro ni plata los cuales pierden su valor. No lo cambió todavía. Da la llave 18. A él le interesa el rescate. Dios pagó un rescate para salvarnos de la vida vacía que le damos desde nuestro antepasado. Gloria a Dios. Y pensamientos como estos a veces somos muy ligeros en pasar. A veces cogemos un texto de la Biblia y comenzamos a leer y nos vamos por ahí. No nos detenemos a pensar. en ciertas verdades gloriosas que hay en la palabra de Dios. El hecho es que Dios pagó un rescate. Dios es Dios. Dios no tiene que pagar nada a nadie. Todo es de él. Salmo 24 dice que la de Jehová en la tierra y su plenitud del mundo y los que en él habitan. Todo es de Dios, porque Dios va a pagar un rescate. ¿Por qué? ¿Quién es el hijo del hombre? ¿Quiénes somos nosotros para que Dios se fije en nosotros? No humilla eso tu corazón delante del Señor. Ahora, ¿cuál fue ese precio? Veciclo 19, Pedro sigue diciendo que el rescate que pagó para salvarnos fue con la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios que no tiene pecado ni mancha, la sangre de Cristo, el precio. el precio para rescatarnos a nosotros. En otras palabras, él derramó su vida hasta la muerte para pagar por nuestra libertad. Él derramó su vida hasta la muerte para pagar por nuestra libertad. Hechos 20 y 28. Pablo manda a llamar a los ancianos de la iglesia en Éfeso y les dice tengan cuidado ustedes mismos y de toda la congregación en medio de la cual el Espíritu Santo los ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual él compró con su propia sangre. La cual él adquirió con su propia sangre. Apocalipsis cinco nueve ¿Quiénes van a estar en el cielo delante de la presencia del Señor? Mira los que van a estar cantando, cántico nuevo, diciendo, digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos porque tú fuiste inmolado y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. La gente redimida por el Señor. Los que fueron rescatados, redimidos, comprado con su sangre. Eso vamos a estar cantando en la presencia del Señor, en la presencia de Dios. Estarán Todos aquellos que saben que han sido comprados por Dios de la esclavitud mediante la sangre de Cristo y que viven cada día como gente que le pertenece a Dios. No es sólo saberlo y creerlo, es vivir como gente que le pertenece, que hemos sido comprados con un precio, comprado con su sangre. Por tanto, termina diciendo Pablo. Glorifiquen a Dios con su cuerpo, con su espíritu, algunas versiones, los cuales son de Dios glorifiquen. Por lo tanto, huyan de la fornicación, de todo lo que atenta contra el cuerpo y busquen honrar a Dios con su cuerpo. Busquen honrar a Dios, glorificar a Dios con su cuerpo. Y ya vamos concluyendo. Mateo 5.16 Así brille la luz de ustedes delante de los hombres para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que esté en los cielos. Mi vida, mi vida debe reflejar, reflejar que yo le pertenezco a Dios, que yo soy de Dios, que soy su templo, su morada, su casa, que soy, soy la extensión de su cuerpo de tal manera que la gente cuando me vea actuar, decir, hablar, me vean, ellos puedan glorificar a Dios, alabar a Dios, porque ven en mi vida, ven en mi vida a Cristo. al Cristo que está entronizado, sentado en su gloria, que su Espíritu Santo muere en mí. La gente debe ver mi manera de actuar y a glorificar a Dios, alabar a Dios, porque ven a Dios en mi vida. Debe haber eso, que mi luz brille, que mi vida brille, que mi vida sea distinta, diferente, gloriosa, porque yo disfruto a Dios, porque Dios muere en mí y glorifico a Dios y la gente glorifica a Dios a través de mi vida. Filipenses 1.20 Pablo dice como Cristo será exaltado y magnificado en mi cuerpo, sea por vida o sea por muerte. Mira el anhelo de Pablo y la esperanza de que nada sería avergonzado. sino que Pablo está a punto de morir. Pablo estaba encarcelado y con toda confianza aún ahora, como siempre, Cristo será exaltado. Otras versiones dicen magnificado en mi cuerpo, ya sea por vida o por muerte. Dios es grande. Cristo es grande. Nosotros no vamos a hacer que Cristo sea más grande con nuestra vida, pero si podemos magnificarlo, si podemos mostrarlo de manera visible, su grandeza, su gloria y a eso es lo que hemos sido llamado. a glorificar al Señor, a magnificarlo con nuestro cuerpo, con nuestra vida. Y mira cómo dice primera de Pedro 2.9, que eso lo hemos visto muchas veces. Nosotros somos linaje escogido. Realza el docio, nación santa, títulos grandísimos, pueblo adquirido para posesión de Dios, ahí está la redención. A fin de que, ¿qué? Que anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Es que vivimos, somos de Él, por Él y para Él. Nuestro cuerpo, nuestra vida debe reflejar su grandeza, su gloria, sus virtudes, todo lo que somos y hacemos. Ese es nuestro propósito, ese es nuestro llamado aquí en la tierra. Debemos huir del pecado sexual y de manera consistente y apremiante y buscar diligentemente glorificar a Dios. y honrar a Dios con nuestro cuerpo, porque porque fuimos creados no para nuestra propia gratificación, sino para servir y amar a Dios con todo nuestro ser espiritual, mi cuerpo, porque estamos unidos a Cristo y nuestro cuerpo son parte de su cuerpo aquí en la tierra, la cual es la iglesia y expresamos a Dios mediante nuestro cuerpo. Porque nuestros cuerpos son un centro de adoración a Dios. Dios se manifiesta, habita y es adorado en su templo. Y ese templo somos nosotros de manera individual y colectiva. Y número cuatro, porque pertenecemos a un nuevo amo que es Dios. Pues hemos sido rescatados de la esclavitud al pecado y a Satanás para pertenecer al único Dios mediante nuestro Señor Jesucristo. ¿Serán estas razones suficientes para honrar a Dios con nuestro cuerpo? Para glorificar a Dios con todo lo que somos y en todo lo que hacemos. ¿Será suficiente eso? Para decir, wow, yo tengo que tener mucho cuidado ahora con lo que hago con mi cuerpo. Y tengo que ser diligente en buscar honrar a Dios con mi cuerpo. Amén, porque no nos pertenece. ¿Cómo está el puesto de pie?
Honrando al Señor con tu cuerpo #2
Series 1 Corintios
Sermon ID | 1212231745537967 |
Duration | 51:45 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 1 Corinthians 6:12-20 |
Language | Spanish |
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