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puestos de pie así vamos a tener una lectura del libro de Gálatas si tienen sus biblias o pueden compartir a su alrededor en Gálatas tres el versículo diecinueve vamos a comenzar a leer ahí ustedes sigan con sus vistas Gálatas tres diecinueve del capítulo hasta el capítulo cuatro del versículo siete ustedes siguen con sus vistas y leamos con reverencia la escritura El apóstol Pablo escribe en Galatas 3, 19. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones hasta que viniese a la simiente quien fue hecha la promesa y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador. Y el mediador no lo es de uno solo, pero Dios es uno. Luego, ¿la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera, porque si la ley dada pudiera verificar la justicia fuera verdaderamente por la ley, mas la escritura lo encerró todo bajo pecado para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes que veniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada, de manera que la ley ha sido nuestro hallo para llevarnos a Cristo a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo hallo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente el linaje de Abraham sois herederos según la promesa. Pero también digo, entre tanto que el heredero es niño y nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo, sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el Padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que rdimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el espíritu de su hijo, el cual clama Abba Padre. Así que ya no eres esclavo, sino hijo. Y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Es muy fácil escoger de qué se va a tratar el sermón para esta tarde. Tiene que ser de Navidad, por supuesto. Lo que es difícil es escoger el versículo para el sermón. Hay muchos versículos que nos enseñan sobre la verdad de la Navidad. Como mencionábamos en esta mañana, toda la Biblia nos habla de la Navidad. Cristo vino al mundo a salvar a pecadores. Esta tarde estudiaremos de este pasaje de Galatas, especialmente el versículo 4, Galatas 4, 4 y 5, donde se nos explica algo súper importante sobre la Navidad. Estudiaremos este versículo según el orden de sus frases y terminaremos con unas lecciones prácticas, como generalmente lo hacemos. Pero antes, Un comentario sobre su contexto, sobre su contexto histórico, para que sepan por qué Pablo dice aquí en Galatas 4.4, pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y lo que había pasado, un virus espiritual mucho más peligroso que el SIDA, había contaminado a los cristianos en Galacia. Infectados por unos judíos, los gálatas creían que para ser salvos tenían que cumplir con la ley judía. Y en esta epístola el apóstol les enseña que Cristo es el que nos salva. No nuestros méritos, no nuestra obediencia, no nuestras acciones, pero como escribe al principio del libro, Cristo es el que se dio a sí mismo por nuestros pecados. Entonces, para ser perdonados de nuestros pecados, para poder ir al cielo con Dios, los gálatas, y nosotros, no necesitamos cumplir con los mandamientos de la ley, algo que realmente es imposible que nosotros podamos cumplir. Lo que necesitamos hacer es creer en Cristo, el que Dios envió, creer la promesa del Evangelio, que somos salvos por la fe en su Hijo. Entonces, lógicamente, los Gálatas se preguntarían, como leímos en el versículo 19, Gálatas 3, 19, entonces, ¿para qué sirve la ley? ¿Por qué Dios nos dio la ley? En este pasaje que leímos, el apóstol les explica que la ley no es contraria. las promesas del evangelio. Niños, no sé si a ustedes les pasó. Yo estuve en la escuela primaria de Iberto Aja y pasó varias veces, que teníamos unos maestros muy estrictos y cuando nos portábamos mal no nos dejaban salir a la hora de recreo. ¿Les pasó a ustedes? Sí, hay varios. Muy bien, entonces sí entienden lo que quiero decir aquí. La ley fue dada como una maestra muy estricta que no dejó salir a la hora de recreo para enseñarnos que somos malos, que hemos fallado y que merecemos ser castigados porque pecamos contra Dios. Y así convencernos que necesitamos ser salvos de esos pecados, rescatados de esa maldad por Cristo nuestro Salvador. Y para ilustrar Esta verdad, el apóstol nos da el ejemplo precisamente de un niño aquí. Un heredero que tiene sus maestros, tiene su nana, por así decirlo. Hasta el tiempo, dice el versículo, señalado por el padre. Es lo que leímos en los primeros versículos del capítulo 4. Y aplicando esta ilustración, el apóstol nos enseña que eso es lo que pasó en la venida de Cristo. Y por eso comienza el versículo 4. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo. Bien, aquí comenzamos nuestro estudio. Esa es la primera frase. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo. Hay algunos que creen que fue el cumplimiento del tiempo, puesto que, por así decirlo, geográficamente, culturalmente, ya estaba todo listo. Los romanos habían conquistado el mundo conocido y ellos habían enseñado el lenguaje griego a muchas naciones, muchos lo podían entender. Habían construido buenas carreteras. Entonces, habían influido de tal manera que los discípulos, los apóstoles, podían salir a otras partes a explicar acerca de Cristo. Había sinagogas en muchas partes ahora y los discípulos podían comenzar ahí a predicar. Los filósofos griegos ya habían existido, ya habían muerto, comprobando así que las filosofías más sabias de la humanidad, de Sócrates y Platón y Aristóteles, realmente no nos ayudan en nuestro gran problema del pecado. Bueno, eso es cierto, definitivamente es cierto, eso pasó. Pero también podríamos pensar que no, que hubiera sido mejor que Cristo hubiera nacido en nuestros días. Porque si Cristo hubiera nacido en el 2017, entonces todos con nuestros celulares, nuestros teléfonos inteligentes, pudiéramos grabar cuando Cristo hiciera milagros o cuando Él predicaba, pudiéramos grabar las predicaciones y pasarlas por YouTube y todo el mundo en el Internet pudiera ver a Cristo. Podíamos pensar que hubiera sido mejor que él hubiera nacido en nuestros días. Pero si le preguntáramos a Abraham, Abraham no se hubiera dicho, fuera mejor que él hubiera nacido en mis días. O si le preguntáramos a David o a Salomón, ellos también nos hubieran dicho, hubiera sido mejor que hubiera nacido en nuestros días. El tiempo era perfecto para Abraham en sus días y el tiempo era perfecto para David o para Salomón. Bueno, el cumplimiento del tiempo aquí se refiere al tiempo del calendario divino, el calendario de Dios. Fue el tiempo perfecto, porque así se cumplían los propósitos eternos de Dios, que conoce el pasado, el presente y el futuro mejor que nosotros, obviamente. Él sabe todas las cosas. Y la verdad que el cumplimiento, el tiempo, no tiene que ver con cultura o educación o tecnología. El tiempo perfecto fue el tiempo señalado por el Padre, de acuerdo a su providencia perfecta para lo más le daba la gloria. Lo que más le daba la gloria fue que Cristo naciera en los días de Héroes, en los días de Pedro. Y por eso nació ese día. Ese fue el día, el cumplimiento del tiempo. Ahora, las siguientes palabras nos dan el corazón de la Navidad, el corazón del Evangelio. Nos dice Galatas 4, 4. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo. Dios envió a su Hijo, ¿a dónde? Al mundo. Entonces, por así decirlo, Juan 3,16 es un versículo de Navidad. ¿Se sabe en Juan 3,16? A ver, ayúdenme, repítelo en todos en voz alta. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito. para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna. Dios dio a su hijo. Dios envió a su hijo. De eso se trata la Navidad. Y esta es una frase que implica muchísimo. Por ejemplo, esta frase implica y nos enseña que la Navidad es algo de Dios. Hay Navidad porque Dios envió a su hijo. Cristo nació porque Dios envió a su hijo a este mundo. Entonces la iniciativa, la idea de la Navidad, de mandar a su hijo y salvarnos fue de Dios. Nosotros no pedimos que hubiera una Navidad. Dios planeó la Navidad. Fue el plan de Dios y por eso tenemos la Navidad. Y teólogos, piensen. Si Dios envió a su hijo, Entonces quiere decir que su hijo existía antes de la Navidad, antes de Belén de Judea. Si él lo envió, entonces ya existía. Claro que sí. El hijo de Dios no nació en Belén. Él es eterno. Él es el Dios fuerte, el Padre eterno, como nos dice Isaías 9 6. Otra cosa dice Dios envió a su hijo y aquí a la mejor me meto en algo peligroso y místico. pero creo que ustedes tienen la madurez para entenderlo. Al hablar de Dios padre y Dios hijo que él envió a su hijo, no pensemos, no nos imaginemos en la relación de padres e hijos de este mundo. De ninguna manera se imaginen a un padre y a un niño como que Cristo fuera un niño, un hijo de Dios, como tú tienes un hijo, como tú tienes un niño. No, no, no, no, no. Cristo no nació de Dios. Él es eterno. Por supuesto, Cristo no fue creado. Cristo es Dios. Cristo es tan Dios como Dios Padre es Dios. Ahora, creo que todos los que estamos aquí creemos en la Trinidad, así que esto no debe de ser algo nuevo para ustedes. Pero el punto es, es que es súper maravilloso el hecho de que Dios haya enviado a su Hijo. Por ejemplo, Cuando nosotros enviamos una carta o una tarjeta, a lo mejor eso ya no se usa, ¿verdad? Puros correos electrónicos. Pero antes los, iba a decir los hombres primitivos, pero suena muy feo. Los de antes, ¿se acuerdan cuando mandábamos cartas? Enviábamos tarjetas de Navidad, ¿se acuerdan? Mandábamos un papel, una hoja, y ya te envié la tarjeta, ¿verdad? recibí la tarjeta que me enviaste, muchas gracias. Ese es un tipo de envío. Pero el tipo de envío aquí no es así. El tipo de envío aquí es como si nosotros estuviéramos en el Hospital General, tuviéramos un amigo muy querido en el Hospital del Seguro Social en Obregón, y le llamáramos y le dijéramos, ya te envié mi riñón para el trasplante. El envío del riñón para el trasplante es un envío de algo personal, algo de nosotros. Y aquí de la misma manera, cuando dice que Dios envió a su hijo, no se imaginen algo separado como algo, un objeto o algo diferente a Dios. Cuando dice que Dios envió a su hijo como parte de la trinidad, Él nos envió algo de sí mismo. Divinidad envió divinidad, parte de sí mismo y a sí mismo Dios envió. Entonces Dios envió al ser más valioso, más poderoso, para usar las palabras de San Pedro, más precioso. no hay nadie mejor que él porque él es Dios no hay nadie arriba de él o a un lado de él porque él es Dios otro pensamiento aquí Dios envió a su hijo Dios no envió un arcángel o un ángel o un espíritu Dios envió a su hijo tenía que ser su hijo pues un ángel no nos podía rescatar de nuestros pecados las cosas malas que hacemos las desobediencias, por ejemplo, o las muecas que les pudieras hacer a tus padres, o el grito que le pudieras hacer a tu esposa o a tu esposo. Todas esas cosas malas son mucho más graves de las que nos imaginamos. Y el Redentor, entonces, tenía que ser alguien divino, que podía resistir el castigo de la ira de la justicia de Dios a nuestra cuenta. Entonces, si cancelamos la deidad de Cristo, es decir, si pensamos, Cristo no fue Dios, La cruz no tiene nada de poder. La cristiandad es vana. Si Cristo no fue más que un hombre bueno, un filósofo, un rabí, su muerte no nos sirve de nada. Sí, tal vez fuera como un mártir muy sabio, pero su muerte no nos salva, no nos rescata de nuestros pecados. Tenía que ser Dios. Él es Dios. Jesús de Belén es Dios, entonces su sangre, su sacrificio tiene un poder infinito para cancelar nuestros pecados. Su intercesión es eficaz, es poderosa, es Dios, pero también tenía que ser humano. O como dice la siguiente frase, véanla, Galatas 4,4. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer, y nacido bajo la ley. Nacido de mujer, es decir, ¿cómo nacemos nosotros? Todos nacemos de mujer. Pero hay algo más aquí. Nació sí de mujer, de carne y sangre como nosotros, pero nos explica Hebreos por qué. Vean Hebreos capítulo 2. Si tienen sus Biblias, un poquito después de Galatas está Hebreos, y vamos a leer del capítulo 2, otro texto de Navidad, de seguro, nos explica aquí el escritor de Hebreos. El hermano Francisco dice que fue Pablo. Yo sospecho que fue Apolos. En el cielo vamos a saber y vamos a confirmar que fue Apolos. Vamos a leer de Hebreos 2.14 lo que escribió ahí. Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, es decir, que fueron humanos, Él, hablando de Cristo, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham, por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere. para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. Por eso tenía que ser nacido de mujer, con un cuerpo como el de nosotros. Ahora, lo que el apóstol nos enseña en Galatas 4.4 es que tuvo que nacer de mujer y nos dice en la siguiente frase, nacido bajo la ley. Es decir, al nacer como hombre, y para esto nació como hombre, Cristo tuvo que nacer bajo la ley que Dios le había dado a los hombres. La ley que nos dice, amarás a tu Dios sobre todas las cosas, con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. La ley que nos dice, ustedes saben, no te harás dioses ajenos, ídolos. Tienes que santificar el día del Señor. No tomarás el nombre del Señor en vano. Honra a tu padre y a tu madre. No matarás. No cometerás adulterio, no mentirás. Ustedes la conocen. Entonces, eso quiere decir que Cristo tuvo que cumplir con todos esos mandamientos que los hombres teníamos que obedecer. Pero además, y aquí quiero que escuchen bien. Además, al estar bajo la ley significa que tenía que cumplir con los mandamientos. Sí, claro. Pero además, Cristo tuvo que sufrir todos los castigos que la ley exigía. Estar bajo la ley. Tenía que estar condicionado, castigado bajo la ley. Cristo tuvo que sufrir el gran castigo de la muerte. Es por eso el gólgota, porque estaba bajo la ley. Por eso, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Por la ley, el castigo de la ley. Él no pecó, por supuesto. Él fue totalmente inocente. Él nunca pecó. Hasta Herodes y Pilato reconocieron, este hombre es inocente. Pero bajo la ley sufrió ese castigo. Como nos dice la siguiente frase, por esto lo sufrió bajo la ley. Para que redimiese a los que estaban bajo la ley. Entonces, esto quiere decir que Cristo nació y murió bajo la ley para rescatarnos a nosotros. Porque nosotros estamos bajo la ley. Todos nosotros, judíos o no, estamos bajo la ley de Dios. Romanos capítulo 1, léalo, 2, 3. Todos somos pecadores, todos estamos bajo la ley de Dios, nos explica el apóstol Pablo. A lo mejor unos no la tuvieron escrita como la tenían los judíos en tablas de piedra, pero la tenían escrita, la tenemos escrita en nuestros corazones, en nuestra conciencia. Entonces, niños, jóvenes sean todos, verdad, por supuesto. La Navidad se trata de que Dios envió a su Hijo para rescatarnos, para salvarnos. La ley nos acusaba, la ley nos condenaba a la muerte eterna, el castigo eterno, pero Cristo nació, cumplió con todo lo que la ley de Dios requería, aún el castigo que merecíamos nosotros. Es por eso que nos explica aquí el mismo apóstol en Galatas 3.13, véanlo. Galatas capítulo 3 y el versículo 13. Cristo nos redimió de la maldición de la ley. ¿Cómo? Eso por nosotros, maldición. porque está escrito maldito el que es colgado en un madero es decir en la cruz por eso estuvo en la cruz porque estaba bajo la maldición de la ley bajo la ley en nuestro lugar para que en cristo jesús la bendición de abraham alcanzase a los gentiles a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del espíritu entonces es por eso que dios nos puede perdonar es por eso que dios nos puede declarar inocentes justificados Cristo cumplió en nuestro lugar toda la ley. En su vida y en su muerte, entonces, Él nos representó. Y de eso se trata la Navidad. Que Dios nos perdona por la vida perfecta de Cristo. Desde bebé, desde niño, desde joven, como adulto. Todo, todo, todo lo hizo en nuestro lugar. Y hermanos, algo que quisiera enfatizar aquí es que la intención de Dios se cumplió. Nos dice el versículo, pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley para que redimiese a los que estábamos bajo la ley. Esa fue la intención y el plan de Dios y esa intención y ese plan de Dios se cumplió. Él nos redimió, él nos salvó. Todos los propósitos de Dios se cumplen. Cristo no redimió. Como dice un himno, el rescate fue eficaz. Sólo de Jesús la sangre, ¿se acuerdan? Entonces, no es que Cristo vino para ver si podía salvarnos. No es que Cristo vino para ver si podía redimirnos de nuestro pecado atroz. Para ver si podía contra nuestra rebeldía. No es que Cristo vino para ver si podía contra nuestra libre albedrío. Isaías 53 nos dice, Él vio el fruto de la aflicción de su alma y quedó satisfecho. Él de verdad nos redimió a su pueblo. Pero hay más, hay más, otra súper bendición. Leemos en la última frase, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese los que estaban bajo ley a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Entonces, Dios no tan solo nos salva, Dios nos adopta como sus hijos. Hay muchas cosas, por supuesto, de que se trata la salvación, pero aquí menciona esto porque esto se trata del contexto. Y el punto es que nosotros éramos pecadores, rebeldes, Y en este mundo seguimos fallándole mucho, aún como cristianos. Pero ahora en Cristo, por la Navidad, nosotros somos hijos de Dios, herederos de Dios, coherederos con Cristo. Es como si un juez muy rico le presentan a un ladrón y el juez paga la multa del ladrón y le dice al ladrón, estás libre. pago la multa todo lo que tú debes yo lo he pagado pero además le dice al ladrón yo quiero que te vengas a mi casa y le muestra amor y le dice yo quiero que tú seas mi hijo y lo adopta y lo hace su heredero y eso es lo que hizo Dios leemos en los últimos versículos el versículo 6 Galatas 4, 6. Por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama Abba Padre. Así que ya no eres esclavo, sino hijo. Y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Entonces, la Navidad no se trata de que Cristo vino al mundo para rescatarnos del infierno. Es mucho más que eso. Cristo vino al mundo para rescatarnos de nuestros pecados, rescatarnos del infierno, pero también para llevarnos a Dios, para llevarnos al cielo, ser adoptados como hijos de Dios, para que tuviéramos esa comunión, esa armonía lo más cercana posible a Dios, como sus hijos, para su gloria. De eso se trata la Navidad. Ahora, aquí nos podríamos pasar el resto de la tarde de que se trata esto de ser adoptados hijos de Dios. Pero les voy a leer el capítulo de una confesión cristiana y es un capítulo favorito mío. Dice la confesión, los cristianos gozan de las libertades y privilegios de los hijos de Dios. Están marcados con su nombre, reciben el espíritu de adopción, tienen acceso confiadamente al trono de la gracia, Están capacitados para aclamar Abba Padre. Son compadecidos, protegidos y proveídos, y corregidos por Él como un Padre. Sin embargo, nunca desechados, sino sellados para el día de la redención. Y heredan las promesas como herederos de la salvación eterna. De eso se trata. Muy bien, eso es lo que nos dicen los textos que estudiamos esta tarde. Vamos a terminar con otras lecciones de lo que hemos aprendido. de Galatas 4, 4 y 5. Si lo que hemos visto es verdad, si lo que dice el versículo es verdad, entonces reconoce que el tiempo, la historia está en las manos de Dios. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, el tiempo señalado por el Padre, quiere decir entonces que el tiempo no es independiente, el tiempo no es autónomo. El tiempo marca el paso que Dios le da. Y si Dios dice que el tiempo pare, el tiempo para. Y si Dios dice que el sol pare, el sol para. El tiempo está en las manos de Dios. El salmista no exagera, no exagera. Entonces, cuando dice que nuestros tiempos están en las manos de Dios y algo muy práctico, entonces aquí parafraseando el himno. todo lo que pasa en mi tiempo aquí Dios lo prepara para bien de mí Dios sabe Dios sabe lo que va a pasar mañana en tu vida lo tiene preparado señalado lo que va a pasar el año que entra Dios sabe lo tiene señalado tú estás aquí porque Dios señaló que tú estuvieras aquí lo crees es cuando crees que Dios controla el tiempo, tu tiempo, todo lo que te pasa, que te calmas, cuando el doctor te dice, tengo unas malas noticias. Esas no son sorpresas para Dios. Dios sabía desde la eternidad. Es cuando conoces esto y lo aplicas a tu vida, que no vas a tener nada de ansiedad en cuanto al año que entra, en tu escuela, en tu hogar, con tus hijos, Todo está señalado por Dios. Número 2. Reconozco que el tiempo y la historia están en las manos de Dios. Número 2. Confía que Cristo se compadece de nosotros. Cristo se compadece de nosotros. Es increíble, pero es cierto. De esto se trata la Navidad. Cristo es Dios hombre. 100% Dios, 100% hombre. Entonces, como dice el autor de Hebreos en el capítulo 4, Teniendo pues un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia, para que recibamos misericordia y hallemos gracia para la ayuda oportuna. Hermana, hermano, concientízate que Cristo entiende tus tristezas, tus tentaciones, tus deseos, tus dolores, tus dudas. Porque Él fue de carne y sangre como nosotros, con los órganos, los músculos, los nervios, las hormonas que tenemos nosotros y comprende cuando tenemos sed, cuando tenemos hambre, cuando tenemos dolor. Y no tan solamente nos comprende, pero tiene compasión eficaz, se intercede por nosotros. Entonces confía en sus promesas. Ora a él, acércate a él y él te ayudará. Número tres. Aplica el hecho que la ley ya no nos puede condenar. Ya no estamos, ya no estamos sujetos a la ley a condenación. la ley ya no nos puede condenar porque Cristo vivió bajo la ley cristiano y quiero hablar a cristianos aquí en especial porque si eres cristiano tu conciencia tu corazón y aquí el diablo te va a atacar mucho si la ley te acusa cristiano entonces Contéstale con el Evangelio, con las verdades de este texto. Si tu conciencia te dice, dijiste una mentira a la hermana, le gritaste a tu hijo, codiciaste a esa mujer. Eres un incrédulo. No amas a Dios como debieras. No leíste la Biblia la semana pasada. Si la ley te dice eso, Tú contéstale, ¿es cierto? Ley, conciencia, lo que me estás diciendo, es cierto. Pero yo me arrepiento y creo la promesa de Dios que Cristo nació bajo la ley y la cumplió en mi lugar. Y yo me aferro a su vida perfecta. Esa es mi defensa. Yo soy débil, yo soy pecador, pero Cristo es perfecto. Y a lo último, en el juicio, no seré yo el que conteste, pero Cristo contestará por mí, su justicia. Y amigo, amiga, de eso se trata. La buena noticia es de Navidad. La promesa de Dios cree en esta verdad que Cristo nació bajo la ley, vivió bajo la ley en nuestro lugar. Él cumplió con la ley, sufrió toda la ley en nuestro lugar para que nosotros fuéramos rescatados por nuestra fe en él. Y eso es lo que te hace cristiano. En último lugar, esta Navidad da gracias a Dios que envió a su propio hijo. Dios envió a su hijo. Nosotros no merecíamos una salvación tan grande. Ninguno de nosotros. Una salvación tan costosa y con tanta bendición. Pero Dios fue el que tomó la iniciativa de salvarnos. Si alguien te da un regalo en esta Navidad, un regalo muy costoso, estarás muy agradecido. Entre más precioso, entre más costoso, más agradecido, por supuesto. Pero Dios nos dio el regalo más caro, más precioso del universo. Nos dio su propio Hijo. Entonces, demostremos nuestra gratitud. honrándole en esta Navidad, alamándole, dándole gracias. Y por esa gratitud, obedeciéndole a él. Obedeciéndole todos los días del próximo año. De eso se trata nuestro texto. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que ardimiese los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. adiós
¿Por qué Cristo tuvo que ser un hombre?
Series Navidad
Sermon de Navidad. Meditación en Gálatas 4:4-5 Se explica que tan esencial era que Cristo naciera de mujer y bajo la ley para poder redimirnos.
Sermon ID | 1201802522 |
Duration | 33:54 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Galatians 4:4 |
Language | Spanish |
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