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Levítico, capítulo 6, verso 8, hasta el capítulo 7, verso 38. El tema del mensaje en esta mañana, sirviendo a Dios a la manera que Él ha prescrito. Sirviendo a Dios a la manera que Él ha prescrito. Levítico 6, 8 al 7, 38. Entonces, el Señor le dijo a Moisés, ordena a Arón y a sus hijos, y diles, esta es la ley del holocausto. El holocausto mismo permanecerá sobre el fuego, sobre el altar, toda la noche, hasta la mañana, y el fuego del altar ha de mantenerse encendido en él. El sacerdote vestirá su túnica de lino y se pondrá calzoncillos de lino fino sobre su cuerpo. Tomará las cenizas a que el fuego ha reducido el holocausto sobre el altar y las pondrá junto al altar. Después se quitará sus vestiduras, se pondrá otras vestiduras y llevará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio. El fuego del altar se mantendrá encendido sobre el altar, no se apagará, sino que el sacerdote quemará leña en él todas las mañanas y pondrá sobre él el holocausto y quemará sobre él la grasa de las ofrendas de paz. El fuego se mantendrá incendido continuamente en el altar. No se apagará. Esta es la ley de la ofrenda de cereal. Los hijos de Aarón la presentarán delante del Señor frente al altar. Entonces uno de los sacerdotes tomará de ella un puñado de flor de harina de la ofrenda de cereal con su aceite y todo el incienso que hay en la ofrenda de cereal y la quemará sobre el altar. Es aroma agradable, su ofrenda memorial para el Señor. y lo que quede de ella, Aarón y sus hijos lo comerán. Debe comerse como tortas sin levadura en lugar santo. En el atrio de la tienda de reunión lo comerán. no se coserá con levadura. Se la he dado como parte de mis ofrendas encendidas. Es josa santísima, lo mismo que la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa. Todo varón entre los hijos de Arón puede comerla. Es una ordenanza perpetua por todas las generaciones de ustedes, tocante a las ofrendas encendidas para el Señor. Todo lo que las toque quedará consagrado. Y el Señor dijo a Moisés, esta es la ofrenda que Aarón y sus hijos han de ofrecer al Señor el día de su unción, la décima parte de un efa de flor de harina como ofrenda perpetua de cereal, la mitad por la mañana y la mitad por la tarde. Se preparará con aceite en una sartén y cuando se haya mezclado bien la traerás. Ofrecerás la ofrenda de cereal en pedazos cocidos al horno como aroma agradable para el Señor. La ofrenda el sacerdote, la ofrenda el sacerdote que de entre los hijos de Aarón sea ungido en su lugar. por ordenanza perpetua será totalmente quemada para el Señor. Así que toda ofrenda de cereal del sacerdote será totalmente quemada, no se comerá. Entonces el Señor habló a Moisés, di a Aarón y a sus hijos, Esta es la ley de la ofrenda por el pecado. La ofrenda por el pecado será ofrecida delante del Señor en el mismo lugar donde el holocausto es ofrecido. Es josa santísima. El sacerdote que la ofrezca por el pejado la comerá. Se comerá en un lugar santo, en el atrio de la tienda de reunión. Todo el que toque su carne quedará consagrado. Y si la sangre salpica sobre una vestidura, lavarás en un lugar santo lo que fue salpicado. y la vasija de barro en la cual fue hervida será quebrada, y si se hirvió en una vasija de bronce, se restregará y se lavará con agua. Todo varón de entre los sacerdotes puede comer de ella, es cosa santísima, pero no se comerá de ninguna ofrenda por el pecado cuya sangre se haya traído a la tienda de reunión para hacer expiación en el lugar santo. Al fuego será Quemada. Capítulo 7. Esta es la ley de la ofrenda por la culpa. Es cosa santísima. En el lugar donde degüellan el holocausto han de degollar la ofrenda por la culpa, y el sacerdote rociará su sangre sobre el altar por todos los lados. Luego ofrecerá de ella toda la grasa, la cola gorda, la grasa que cubre las entrañas, los dos riñones con la grasa que hay sobre ellos y sobre los lomos, y quitará el óvulo del hígado con los riñones. Y el sacerdote los quemará sobre el altar como ofrenda encendida para el Señor. Es una ofrenda por la culpa. Todo varón de entre los sacerdotes puede comer de ella. Se comerá en un lugar santo. Es cosa santísima. La ofrenda por la culpa es como la ofrenda por el pecado. Hay una misma ley para ambas. le pertenecerá al sacerdote que hace expiación con ella. También el sacerdote que presente el holocausto de alguien, la piel del holocausto que haya presentado será para él. De la misma manera, toda ofrenda de cereal que sea cocida al horno, y todo lo que sea preparado en cazuela o en sartén, pertenecerá al sacerdote que la presente. Y toda ofrenda de cereal mezclada con aceite o seca, pertenecerá a todos los hijos de Arón, a todos por igual. Esta es la ley del sacrificio de la ofrenda de paz que será ofrecido al Señor. Si lo ofrecen en acción de gracias, entonces, junto con el sacrificio de acción de gracias, ofrecerá tortas sin levadura amasadas con aceite y hojaldres sin levadura untados con aceite y tortas de flor de harina bien mezclada amasadas con aceite. Con el sacrificio de sus ofrendas de paz en Acción de Gracias, presentará su ofrenda con tortas de pan leudado, y de ello presentará una parte de cada ofrenda como contribución al Señor. Será para el sacerdote que rocía la sangre de las ofrendas de paz. En cuanto a la carne del sacrificio de sus ofrendas de paz en Acción de Gracias, se comerá el día que la ofrezca. No dejará nada hasta la mañana siguiente. Pero si el sacrificio de su ofrenda es por un voto o una ofrenda voluntaria, se comerá en el día que ofrezca el sacrificio, y al día siguiente se podrá comer lo que quede. Pero lo que quede de la carne del sacrificio será quemado en el fuego al tercer día. De manera que si se come de la carne del sacrificio de sus ofrendas de paz en el tercer día, el que la ofrezca no será acepto ni se le tendrá en cuenta. Será cosa ofensiva y la persona que coma de ella llevará su propia iniquidad. La carne que toque cualquier cosa inmunda no se comerá, se quemará en el fuego. En cuanto a otra carne, cualquiera que esté limpio puede comer de ella. Pero la persona que coma la carne del sacrificio de las ofrendas de paz que pertenecen al Señor, estando inmunda, esa persona será exterminada de entre su pueblo. y cuando alguien toque alguna cosa inmunda, ya sea inmundicia humana o un animal inmundo o cualquier cosa abominable e inmunda y coma de la carne del sacrificio de la ofrenda de paz que pertenece al Señor, esa persona será exterminada de entre su pueblo. Después el Señor habló a Moisés, Diles a los israelitas, no comerán ninguna grasa de buey, ni de cordero, ni de cabra. La grasa de un animal muerto y la grasa de un animal despedazado por las fieras podrá servir para cualquier uso, pero ciertamente no deben comerlo. Porque cualquiera que coma la grasa del animal del cual se ofrece una ofrenda encendida al Señor, la persona que coma será exterminada de entre su pueblo y ustedes no comerán sangre, ni de ave, ni de animal, en ningún lugar en que habiten. Toda persona que coma cualquier clase de sangre, esa persona será exterminada de entre su pueblo. Entonces el Señor habló a Moisés, di a los israelitas, el que ofrezca el sacrificio de sus ofrendas de paz al Señor traerá su ofrenda del sacrificio de sus ofrendas de paz al Señor. Sus propias manos traerán ofrendas encendidas al Señor, traerá la grasa con el pecho para que el pecho sea presentado como ofrenda mecida delante del Señor. El sacerdote quemará el cebo sobre el altar pero el pecho pertenecerá a Arón y a sus hijos, y ustedes darán al sacerdote la pierna derecha como contribución de los sacrificios de sus ofrendas de paz. Aquel que de entre los hijos de Arón ofrezca la sangre de las ofrendas de paz y la grasa, recibirá la pierna derecha como su porción. Pues yo he tomado de los israelitas, de los sacrificios de sus ofrendas de paz, el pecho de la ofrenda mesida y la pierna de la contribución, y los he dado al sacerdote, a Harón y a sus hijos, como su porción para siempre de parte de los israelitas. Esta es la porción consagrada a Arón y la porción consagrada a sus hijos de las ofrendas encendidas para el Señor desde el día en que Moisés los presentó para ministrar como sacerdotes al Señor. El Señor había ordenado de que se les diera esa porción de parte de los israelitas el día en que los ungió. Es la porción de ellos para siempre por todas sus generaciones. Esta es la ley del holocausto de la ofrenda de cereal, de la ofrenda por el pecado, de la ofrenda por la culpa, de la ofrenda de consagración y del sacrificio de las ofrendas de paz. El Señor la ordenó a Moisés en el monte Sinaí el día en que él mandó a los israelitas que presentaran sus ofrendas al Señor en el desierto de Sinaí. Esta es la palabra del Señor. y vamos a elevar al Señor una oración. Soberano Dios y Padre, tú que moras en las alturas de los cielos, en esta mañana venimos delante de tu presencia y nos hemos reunido, Padre, para recibir también tu palabra predicada, proclamada desde este lugar. Pedimos Señor la unción de Tu Santo Espíritu para que esta palabra sea aplicada eficazmente a nuestros corazones y nos mueva a la transformación de todo nuestro ser, buscando así darte a Ti la gloria y la honra desde ahora y por toda la eternidad. Gracias Señor por proveernos estos dones para recibir tu palabra, pidiéndote siempre que esta proclamación cada día del Señor y cualquier otro día que nos reunamos como iglesia pueda seguir manifestándose de una manera poderosa en medio de esta congregación. Esto te lo suplicamos, Señor, en el nombre de Cristo Jesús nuestro Salvador. Amén y Amén. Pueden sentarse. mis hermanos nosotros acabamos de leer 61 versículos y en estos 61 versículos que consideramos en esta sección nosotros encontramos y no sé si usted se había dado cuenta pero aquí encontramos información que ya nosotros hemos visto en los primeros cinco capítulos de este libro de Levítico si usted vio como que era algo repetitivo es cierto ya aquí hay información que hemos visto con anterioridad. En los primeros cinco capítulos nosotros hemos visto, de Levítico, en los primeros cinco capítulos de Levítico hemos visto sobre las cinco ofrendas principales que Dios mandó a ofrecer en el antiguo pacto. Estaba la ofrenda del holocausto, la ofrenda de grano, la ofrenda de comunión o de paz, la ofrenda por el pecado y la ofrenda de restitución. Esto lo hemos visto. Luego en el capítulo, en los primeros cinco capítulos, luego en el capítulo seis, nosotros volvemos a leer sobre las mismas ofrendas con más detalles, más una ofrenda adicional que no hemos visto en los primeros cinco capítulos, y esta ofrenda tiene que ver sobre la ordenación del sumo sacerdote. Ahora, la pregunta que surge aquí, y que yo espero que a usted se le esté haciendo también, es ¿por qué se vuelven a tratar los mismos temas? ¿por qué leer esos detalles minuciosos y sangrientos, no una sino dos veces? ¿por qué leerlas así? Y si usted esperaba que yo le diera la respuesta, pues lamento decirle que no tenemos una respuesta para ello. No sabemos por qué Dios vuelve y repite información que hemos visto en los capítulos anteriores, pero sin embargo respetamos que Dios tuvo una razón para repetir cierta información y nosotros la recibimos como palabra de Dios para nosotros. En los capítulos 6 y 7 Dios también proporcionó alguna información nueva sobre las ofrendas y las abordó desde una perspectiva diferente. En este sermón, en esta mañana, nos centraremos principalmente en la nueva información que aparece en los capítulos 6 y 7 y nos enfocaremos en la labor de los sacerdotes y el tema más amplio de lo que es el liderazgo del Pueblo de Dios, lo que son los líderes, los llamados a ser líderes del Pueblo de Dios. Si usted quiere saber más detalles de las anteriores ofrendas, pues hay una serie de siete sermones anteriores a éste donde usted puede verlo y todos están grabados disponibles para usted. Así que, si quiere saber más detalles de esa sofrenda, les invito a ver esos siete sermones, seis de ellos para hablar sobre la sofrenda y un sermón introductorio. Uno de los mensajes más obvios e importantes del Levítico es que el pueblo de Dios debe escucharlo y el pueblo de Dios debe de vivir y adorar a la manera de Dios. no a la nuestra. Eso es lo primero que debemos de saber. El pasaje que nosotros consideramos en esta sección es un buen ejemplo de este hecho. En los primeros cinco capítulos de Levítico, Dios reveló el modelo que pretendía que su pueblo siguiera al llegar a la presencia de Dios. Dios se le dijo, esto es lo que ustedes deben de hacer. Y Dios le dijo que ofrecieran sacrificios por el pecado y la culpa. Y en los capítulos 6 y 7 entonces Dios repite esa información con mayor detalle para asegurarse de que los sacerdotes siguieran sus instrucciones. El pueblo de Dios hoy en día también debe de seguir las instrucciones que Dios nos ha dado para nosotros. Si usted se considera pueblo de Dios, usted debe de seguir las instrucciones que Dios le ha dado para usted. Y por esa razón Levítico, capítulo 6 y capítulo 7, retratan principios que son aplicables a la iglesia hoy en día. Hay principios que son aplicables para nosotros en esta mañana de esta lectura de Levíticos 6 y 7. ¿Cuáles son esos principios? Pues se los voy a detallar en tres, en tres puntos, para que usted lo pueda manejar de manera mejor al detallarlo en tres puntos. Número uno, primer principio que nosotros podemos aprender acá es que nosotros dependemos el pueblo de Dios depende de la presencia de Dios en su vida dependemos de la presencia de Dios en nuestra vida en los primeros versículos de Levítico 6 Dios dijo tres veces tres veces Dios dijo que el fuego del altar debía mantenerse encendido. Eso está ahí en el verso 9, en el verso 12 y en el verso 13. Verifique si es así. Para darles un ejemplo, el verso 13 dice, el fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar, no se apagará. Para los israelitas el fuego seguramente habría evocado pensamientos de la presencia y el poder de Dios. Eso era cierto para los israelitas en el desierto que recibieron por primera vez estas instrucciones y eso es algo también cierto en toda la Biblia. Vamos a ver algunos ejemplos en las escrituras, pocos, hay muchos más en las escrituras pero por razón de tiempo Vamos a mencionar un par de ellos. Al principio del peregrinaje de los israelitas por el desierto, Éxodo 13.21 dice que el Señor iba delante de ellos, ¿de día en qué iba? ¿Cómo se manifestaba de día? Una columna de nubes para guiarlos por el camino. ¿Y de noche? Una columna de fuego. eso lo vemos en Éxodo, pero también en Éxodo 14.24 nos dice que el Señor confundió al ejército de los egipcios y se les apareció como una columna de fuego y nubes. En Éxodo 19 se registra una manifestación imponente de la presencia de Dios en el monte Sinaí. y allí nos dice, éxodo 19, 18, que todo el monte Sinaí humeaba porque el Señor había descendido sobre él en fuego. Entonces es probable que a Moisés no le sorprendiera que el Señor se revelara por medio del fuego, por medio del fuego. De hecho, el primer encuentro cercano que tuvo con Moisés fue a través de qué? Una? una salsa ardiendo pero que no se consumía. De hecho, para los que todavía no lo sabían, aunque yo lo he dicho en otras ocasiones, el logo que ustedes ven acá enfrente, este logo que está bien bonito, bien colorido, ese logo que es de nuestra denominación y de muchas otras denominaciones presbiterianas, representa una zarza ardiendo con el lema, ¿cómo dice ese lema allí? ardens sed virens que es una frase tomada de latín que significa ardiendo pero floreciendo ardiendo pero floreciendo o floreciente eso es lo que representa este logo Pero volviendo a Levítico, en el tabernáculo del desierto, la presencia del Señor ya estaba representada también por el fuego de la menorá, que era el candelabro que estaba en el lado sur del lugar santo del tabernáculo, y las lámparas encendidas ebojaban pensamientos de la presencia de Dios y los sacerdotes se aseguraban de que esas lámparas nunca se apagaran. Y es por esa razón que Dios ordenó a los sacerdotes que, como vemos aquí en Levítico 6.13, que el fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar. No se apagará. Entonces precisamente ese fuego ardiendo, ese fuego perpetuo recordaba al pueblo su acceso a la presencia de Dios. La pregunta que puede surgir aquí, ¿cuándo nosotros tenemos acceso a la presencia de Dios? La respuesta corta es siempre, siempre nosotros tenemos acceso a la presencia de Dios y eso era simbolizado en aquel momento histórico por la llama perpetua en el altar del sacrificio. El fuego de la presencia de Dios nunca debía de ser apagado. Cuando nosotros pasamos por pruebas, la Palabra de Dios nos dice que Dios está con nosotros. Eso es lo que dice Isaías 43, cuando pases por las aguas yo estaré contigo, cuando pases por el fuego no te quemarás, ni la llama te abrazará, no temas porque yo estoy contigo. El Señor ha prometido siempre estar con nosotros. Dios no nos dice que se reunirá con nosotros cuando salgamos del sufrimiento, no, sino que nos dice la palabra que Él caminará con nosotros a través del sufrimiento. Además, cuando nosotros nos sentimos débiles e incapaces, Él ha prometido estar con nosotros. Cuando nosotros leemos a Jeremías, cuando Jeremías fue llamado, Él no quería ser profeta. ¿Por qué Él no quería ser profeta? Porque Él pensaba que era demasiado joven. pero Dios le dijo a Jeremías no tengas temor ante ellos porque estoy contigo para librarte Jeremías 1.8 de hecho mis hermanos nunca habrá un momento en el que no tengamos acceso a su presencia eso fue lo que Jesús dijo en Mateo 28.20 He aquí yo estoy con ustedes todos los días ¿Hasta cuándo? Hasta el fin del mundo. Sea lo que sea que usted esté pasando ahora, usted tiene acceso a la presencia de Dios. El fuego siempre está ardiendo para aquellos que han hecho la paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo, a través del sacrificio. y ese fuego representaba para el pueblo que debía de permanecer encendido, ese fuego representaba para ellos esa disponibilidad de la expiación. El propósito de Dios para mandar a Moisés a construir ese altar de bronce era proporcionar un lugar donde la gente ofreciera sacrificios para expiar el pecado. Los primeros cinco capítulos de Levítico describen esas instrucciones de Dios sobre los cinco tipos de sacrificios donde se refiere a la expiación repetidamente en relación con el sacrificio. Como nosotros hemos pecado, La expiación es necesaria para la reconciliación, para la entrada a la presencia de Dios, porque Dios es perfectamente santo. El pecado no se permite en su presencia. Dios también es perfectamente justo, siempre va a castigar el pecado. La pena por la transgresión es la muerte, pero Dios en su gracia permitía en aquel momento histórico que un animal de sacrificio muriera en lugar del pecador que lo ofrecía. Cuando ese animal era sacrificado, cuando ese animal era quemado en el altar en lugar del pecador, entonces el pecador espiaba su culto a causa de ese animal. Y dado que el animal sacrificado tenía que ser quemado para lograr la espiación, el fuego tenía que estar en el altar. El fuego siempre estaba ardiendo por lo que la expiación siempre se podía obtener. Y Dios hacía saber a su pueblo que su expiación y el perdón de los pecados estaban siempre disponibles. Y si usted no sabe a qué yo me refiero con esa palabra expiación, hay un sermón donde yo le explico, dos sermones donde lo explico en dos ocasiones. Así que no voy a entrar en detalle. Para que usted vuelva ya, si se lo olvidó, ahí están esas grabaciones. Por esa razón, mis hermanos, nosotros siempre debemos de ir a la presencia de Dios. Y Dios siempre está dispuesto a quitar nuestro pecado. Dios nunca descansa. Y así como el fuego siempre estaba ardiendo, nuestro Salvador Jesús siempre está con nosotros. Hebreo 7.25 dice que Jesús también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que Él vive perpetuamente para interceder por ellos. ¿Por quiénes? Por los que se acercan a Él. No importa lo que hayamos hecho, en cualquier momento nosotros podemos confesar nuestro pecado y como dice Primera de Juan 1.9, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad. Alabado sea Dios por ello, su perdón siempre está disponible. Ese fuego ardiente, ardiendo, Ese fuego ardiendo perpetuamente le recordaba al pueblo de Israel esa actividad de Dios entre ellos. Dios dio estas leyes sobre cómo se ofrecían los sacrificios antes de que se ofreciera Él, el Señor, como sacrificio. De hecho, nosotros vemos que hasta ese momento Dios le está dando instrucciones a Moisés de que el fuego no debe de extinguirse. ¿Pero quién encendió ese fuego? ¿Moisés cogió un fósforo y lo encendió? ¿Una piedra? Cuando nosotros lleguemos a Levítico 9 nos daremos cuenta que fue el Señor quien encendió ese fuego. Él lo encendió, pero Moisés y los sacerdotes debían de encargarse de que el fuego no se extinguiera. El Señor mismo encendió el fuego en el altar del sacrificio. Él, ese fuego provino de Él. Pero después estaba esa responsabilidad de que ese fuego no se apagara. Dios estaba proporcionando los medios para el perdón. Porque el fuego representaba precisamente ese poder sobrenatural de Dios también su gracia es representada allí al encender ese fuego. Hermanos, nosotros también necesitamos el poder y la gracia de Dios, porque nosotros hemos sido reconciliados por gracia. ¿Quién fue el que encendió? Bueno, si nosotros leemos Efesios 2.8 que nos dice porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe y esto no procede de ustedes sino que es don de Dios. ¿Quién encendió el fuego de la salvación en nosotros? Dios, Dios lo hizo por su gracia, nos trajo a Él, nos regeneró también necesitamos el poder de Dios una vez que nosotros hemos sido reconciliados con Él todavía necesitamos su poder para vivir como Dios nos manda a vivir todavía lo necesitamos Juan 15.5 nos dice que el Señor hablando Él dijo separados de mí nada pueden hacer gracias a Dios que Él provee el poder que necesitamos de hecho esa es la promesa que Él dio antes de subir a la presencia de Dios recibirán poder cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo y serán mis testigos el poder de Dios está disponible a través del Espíritu Santo Él nos capacita para ser testigo. El Espíritu Santo está en los seguidores de Jesús. El Espíritu Santo produce frutos espirituales en nosotros. El Espíritu Santo es Él que nos da dones espirituales para que podamos servirle como estudiamos hace un par de miércoles atrás. Él es que da los dones. Y esta es la forma en la que nosotros hacemos la obra de Dios. con su poder. Ese sistema de sacrificio fue idea suya. Él lo inició por su gracia, por su poder. Él hizo esa obra a su manera. El fuego en el altar recordaba al pueblo de Dios el acceso que ellos tenían a su presencia a través del sacrificio de un animal. pero a fin de cuentas esa actividad sobrenatural de ese fuego que había llegado allí dependía de Dios. Que no permitamos que el fuego se apague en nuestras vidas, mantengamoslo encendido, sigamos yendo a la presencia de Dios en oración, sigamos buscando el perdón por el pecado diario que cometemos y sigamos dependiendo de su poder. Levítico 6.3, el fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar, no se apagará. Eso es lo primero que podemos ver acá, mis hermanos. Número 2, proveemos para los líderes de la Iglesia. Proveemos para los líderes de la Iglesia. El capítulo 6, versículo 14, comienza la descripción de la ofrenda de grano. Estamos en Levítico, ¿verdad? Levítico 6, 14. Los versículos 16 al 18 describen la intención de Dios de que los sacerdotes coman parte de la ofrenda de grano. El capítulo 6, versículo 25, comienza la descripción de la ofrenda por el pecado. Y el versículo 29 dice que los sacerdotes debían comer de esa ofrenda. El capítulo 7, versículo 1, comienza la descripción de la ofrenda de restitución. y los versículos 5 al 8 especifican que Dios dio una porción de esa ofrenda, ¿para quiénes? Para los sacerdotes. Luego está la ofrenda de comunión que comienza en el capítulo 7, versículo 11, y Dios dijo que los sacerdotes debían comer parte de la ofrenda de comunión también, en el versículo 14, 7, 14. ¿Ustedes van conmigo? ¿Están viendo las ordenanzas que Dios les da? Esto es, y Dios dice, esto es santísimo, pero esta parte es para los sacerdotes. Dios nos manda a apoyar a los líderes Así como el pueblo de Israel proveía para los sacerdotes y levitas, los cristianos deben apoyar a sus pastores. En el sistema de sacrificios, Dios estableció un patrón que continúa en la iglesia del Nuevo Testamento. Dios hizo provisiones especiales para que los descendientes de Harón y toda la tribu de Leví se ganaran la vida oiga bien, se ganaran la vida con el sistema de sacrificios. A Arón y sus descendientes trabajaban en el tabernáculo y luego en el templo. Ellos no tenían otro empleo, Dios se los prohibió. Dios les ordenó trabajar en el lugar de culto. Y como no trabajaban en otro lugar para obtener ingresos o producir alimentos, ¿cómo podían mantenerse? Dios ordenó al pueblo que les proporcionara alimentos a través del sistema de sacrificios en el que trabajaban. Más tarde cuando los israelitas entraron en la tierra prometida y Dios asignó la tierra a cada tribu, los levitas, que era una tribu, no recibieron ninguna asignación de tierra. La tierra para Benjamín es ésta, la tierra para Judá es ésta, la tierra para Manasés es ésta, pero los levitas no tienen tierra. Una vez más, mis hermanos, los levitas no se ganaban la vida con la tierra, trabajaban en el tabernáculo y más tarde en el templo. por lo que Dios ordenó a su pueblo que proveyeran a los levitas allí, del lugar donde trabajaban. Pero si usted está pensando, ah, pero que eso era en el Antiguo Testamento y Dios le dio eso a los levitas y era de esa forma que tenían que hacer en el Antiguo Testamento, cuando nosotros vemos el Nuevo Testamento, ese mismo modelo se repite en el Nuevo Testamento. En 1 Corintios 9, 13 al 14, el apóstol Pablo se refirió a esta ley del Levítico. Se los voy a leer. 1 Corintios 9, 13 al 14. ¿No saben que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo y los que regularmente sirven al altar del altar reciben su parte? Verso 14. Así también ordenó el Señor que los que proclaman el Evangelio vivan del Evangelio. Primera de Corintios 9.13 al 14. Pero también Otro pasaje bíblico que encontramos en Primera de Timoteo 5.17 al 18, encontramos algo parecido. Aquí el apóstol Pablo le estaba escribiendo a Timoteo sobre cómo la iglesia debía tratar a los ancianos, que eran los líderes espirituales de la iglesia primitiva. Primera de Timoteo 5.17 al 18, se los leo también. Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza, porque la escritura dice, no pondrás bozal al güey cuando trilla, y el obrero es digno de su salario. Primera de Timonteo 5, 17 y 18. Pablo se refería acá de nuevo a los principios que Dios estableció en el Antiguo Pacto. En concreto citó en este caso de Timoteo a Deuteronomio 25.4 y Deuteronomio 24.14 al 15. El principio es que Dios quiere que proveamos a los que trabajan en su nombre. En el nuevo pacto, los ancianos o pastores dirigen el pueblo a través de ministerios, como la predicación, como la enseñanza, por lo que Dios le dice a la iglesia que provea para ellos. Ese es el mandato que tenemos. Cuando un pastor tiene que trabajar fuera, no está obrando correctamente. y entendemos verdad que el pastor debe de proveer para los suyos por lo tanto la iglesia debe de orar y ante todo ser fieles a Dios para que Dios bendiga esa fidelidad y también para que el pastor se ocupe de lo que ha sido llamado a hacer. Aprendamos eso conforme a las escrituras sirviendo a Dios a la manera que Él ha prescrito, no a mi manera, no a mi situación económica, no como mejor me parece, sino a la manera que Él ha prescrito. Número tres, mantengamos la santidad ante Dios. Mantengamos la santidad ante Dios. Gran parte del libro de Levítico está dedicado a enseñar al pueblo de Dios a observar el límite entre las cosas que eran limpias y las cosas que eran impuras. La distinción entre ambas, esto es puro y esto es impuro, era importante porque Dios estaba enseñando a su pueblo que quería que fueran diferentes. diferentes a las demás tribus, a las demás naciones. Varios versículos de este capítulo 7 de Levítico, introducen la idea de ser limpio ante Dios. El versículo 21, por ejemplo, dice que si alguien toca una cosa inmunda, en otras palabras, toca algo que el Señor le dijo que no tocaran, y luego come algo de la carne de una ofrenda de comunión, debía de ser castigado. porque él había traído la inmundicia a la adoración. El lugar de culto debía de estar limpio, la inmundicia debía de mantenerse alejada del lugar de la adoración y también de los adoradores. A lo largo de la Palabra, a lo largo de la Palabra queda, de la Palabra de Dios me refiero, de la Biblia, a lo largo de la Biblia queda claro que Dios no quiere que nos dediquemos a algo santo como la adoración, como el reunirnos hoy cuando nuestras vidas son vidas impías. Él quiere que nosotros vivamos vidas santas y ofrezcamos a Dios una adoración santa y si venimos con pecado ya Él ha provisto el medio para que seamos librados de toda iniquidad. Cuando Dios le dijo a su pueblo que no adorara después de tocar algo profano, Dios estaba dando una ilustración física, una ilustración visible para enseñarnos a evitar el pecado y para que aprendiéramos, específicamente dirigido primariamente al pueblo de Israel, pero también para nosotros, para que aprendiéramos a abrazar la santidad. Aquí surge una pregunta, ¿qué hace que un animal sea limpio o impuro? ¿Por qué un animal era limpio y otro impuro? Los adventistas, en ese enfoque desmedido hacia comer o no comer ciertos alimentos, quieren hacer ver, a través de estudios científicos, y lo digo entre comillas, que estos animales no se pueden comer porque son peligrosos para la salud, porque hace daño a la salud y por eso Dios dijo que este animal era impuro y este no era, este era puro. Pero la Biblia no dice eso. La Biblia no detalla eso. No era el animal que contaminaba o no a la gente. ¿Usted sabe lo que contaminaba a la gente? Todavía lo que sigue contaminando a la gente, la desobediencia al mandato. Si Dios me dice a mí, no hagas eso, oye, yo no tengo que estar buscando razones para saber por qué Dios me dijo que no hiciera eso. Si Dios dijo que no lo haga, yo debo de no hacerlo. Y punto. La desobediencia a Dios en el asunto de tocar una cosa inmunda, era una señal de que había un problema más profundo en el corazón. Y ese problema en el corazón era la rebelión contra Dios y su mandato. Pablo cuando escribía a los cristianos de Corinto para que se diferenciara de la gente del mundo que no conocía a Cristo, él escribió, salga de en medio de ellos y apartense, dice el Señor, y no toquen lo inmundo y yo los recibiré. Dios llama a alejarse a su pueblo de la impureza y a obedecerle, siguiendo sus mandatos, lo que ya Dios ha establecido. Y visto esto, mis hermanos, sabemos que Dios ha provisto un medio para que por cualquier indelicadeza o desliz o ignorancia, caigamos en el pecado de desobediencia, Dios ha provisto un sistema para que podamos ser limpio y podamos restaurar la comunión con Él. El medio de expiación de Dios en el sistema de sacrificios, en el antiguo pacto, mejor dicho, era el sistema de sacrificios. y Dios ordenó respetar cada parte de ese sistema. Levítico 7.23 dice que Dios ordenó a su pueblo no comer la grasa de los animales de sacrificio. El versículo 26 dice que Dios ordenó a su pueblo no comer la sangre de los animales de sacrificio. La grasa se reservaba para Dios y se le entregaba en el sacrificio. La sangre era la vida del animal sacrificado que se daba para espiar los pecados del pueblo. Dios tenía mandatos especiales con respecto a estos dos casos, para darles un ejemplo, a la grasa y la sangre. Y esperaba que su pueblo respetara esos mandatos. No deben de comer la sangre. ¿Por qué? Ah, bueno, porque si comen sangre eso le va a hacer daño a su salud. No, no tiene que ver nada con eso. No debemos de comer sangre, para darles un ejemplo, porque Dios lo ha mandado así. ¡Ah!, que no se puede comer grasa porque ustedes saben el daño que hace la grasa al organismo. ¡No es por eso! De hecho ahora se han hecho otros estudios nuevos donde hay un tipo de grasa que sí debe de comerse. Y si nos llevamos de los científicos nos volvemos locos. Dios nos ha dado mandatos específicos que no cambian con el tiempo, aplicables a nuestras vidas. y si Dios ha dado ciertos principios que debemos de cumplir nosotros como creyentes debemos demostrar respeto por esos principios que Dios ha dado y esforzarnos en cumplirlos y esforzarnos en obedecerlos. Cuando Cristo vino y se manifestó aquí en la Tierra, Él vino a hacer ese sacrificio perfecto, Él vino a hacer ese cumplimiento de todos los sacrificios que Dios ordenó en el Levítico. Ya no necesitamos ofrecer más animales, porque todos esos, como les decía el domingo pasado, todos esos sacrificios ordenados acá prepararon a la gente para la venida del Hijo de Dios y el Salvador de los suyos. Todo ese holocausto representaba a Cristo. Él se dio completamente como sacrificio perfecto para aquellos que le reciben por la fe. Filipenses 2 nos dice que Él se despojó a sí mismo hasta la muerte de cruz, se humilló hasta lo sumo. Y cuando nosotros vemos cada detalle de esas ofrendas, nosotros vemos cómo cada ofrenda apuntaba a Cristo. La ofrenda de grano identificaba o significaba acción de gracias y dedicación a Dios. Jesús expresó su agradecimiento a Dios Padre y estuvo completamente dedicado a Dios durante su ministerio terrenal. De hecho, él dijo, he descendido del cielo no para hacer mi voluntad sino la voluntad del que me envió. La ofrenda de comunión expresaba la paz con Dios Jesús tenía y tiene una perfecta comunión con el Padre. En Juan 10.30 Él dijo, yo y el Padre somos uno, pero Jesús también hizo posible la paz con Dios para nosotros. Colosenses 1.20 nos dice que Él hizo la paz por medio de la sangre de su Cruz. La ofrenda por el pecado era para hacer expiación. Dios juzga el pecado y el castigo por el pecado es la muerte. Sólo la ofrenda satisfacía la ira de Dios. Jesús fue nuestra ofrenda cuando murió en la cruz por nuestros pecados. La palabra del Nuevo Testamento para satisfacer la ira de Dios contra el pecado es propiciación. y Primera de Juan 4.10, 4.10 dice, en esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. La ofrenda de restitución era por la culpa del pecado e implicaba la restitución de los males cometidos, el pago de las deudas contraídas a causa del pecado. Eso lo vimos el domingo pasado, que cuando alguien robaba algo, cuánto debía devolver, se robó 100, cuánto debía devolver, 100 pesos, quedamos bien. Lo robado más una quinta parte. La muerte de Jesús en la cruz también cumplió con esa ofrenda de restitución. Colosenses 2, 13 al 14 nos dice que Dios, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado del medio clavándolo en la cruz. Jesús pagó nuestra deuda de pecado en la cruz y lo hizo con reces. Jesús nunca fue el siguiente paso en el plan de Dios como enseñan algunos. Siempre Jesús fue el plan de Dios. Jesús es el sacrificio final y único por el pecado. Cuando Jesús murió en la cruz, cada pecado de los elegidos, pecados pasados, presentes y futuros, fueron cargados sobre Él, fueron puestos sobre Él. Dios nunca quiso que este sistema de sacrificio del cual hemos leído fuera permanente. Ese sistema de sacrificio existió para preparar al sacrificio de Jesús en la cruz y también para que pudiéramos entenderlo. Y debido a que Jesús no era un sacerdote humano, sino Dios el Hijo, Él no ofreció la sangre, de cabras, de toros, él ofreció la suya. Nadie lo mató contra su voluntad, él entregó su vida por nosotros voluntariamente. Su sacrificio no fue un tabernáculo terrenal hecho con manos humanas, él se ofreció a sí mismo ante Dios. Dios ordenó que se respetaran todos los elementos de los sacrificios del antiguo pacto, que debía de hacerse así. Mira, ten cuidado de cómo se hace. Como yo te digo, debes de hacerlo, Moisés. ¿Cuánta más reverencia debemos dar al sacrificio de Dios mismo en carne humana? cuánto más incurriremos en la ira de Dios si tratamos con ligereza ese sacrificio. Si la palabra aquí nos dice que todo el que desobedecía a eso debía de ser cortado, el pueblo, ¿ustedes creen que pasaremos como que no hemos hecho nada si tiramos por el suelo lo que representa el sacrificio de Cristo? Esa es exactamente la pregunta que el escritor de Hebreos hizo, que quedó registrado en Hebreos 10, 29. Allí mencionó que la gente podía ser condenada a muerte por violar un mandato del antiguo pacto. y luego en Hebreos 10 y luego preguntó en el verso 29 ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por el cual fue santificado y ha ultrajado al Espíritu de gracia? Muchas veces Nosotros actuamos como los religiosos llevando cruz en el pecho sin pensar en su significado. Pero la cruz es el lugar en el que el Dios Todopoderoso del Universo dejó de lado sus mandatos sobre el sacrificio de animales y grano y Él mismo se convirtió en el sacrificio por el pecado. Él tomó la iniquidad de su pueblo de sus elegidos y lo llevó fuera, como nos dice la palabra, fuera de Jerusalén para que así pudiéramos alcanzar perdón completo. Entonces, ¿cómo podría alguien rechazar semejante amor y gracia? ¿Cómo alguien podría hacerlo? Que nunca despreciemos al Hijo de Dios que nunca profanemos la sangre de su pacto, sino que en cambio nosotros le sirvamos dependiendo de su presencia, dependiendo de su poder, obedeciendo sus mandatos, separándonos de la impureza para ser limpios ante el único Dios verdadero. Que el Señor nos dé esa gracia. Que el Señor nos dé esa gracia. que no tiremos por el suero lo que hemos recibido, que no permitamos que esto siga siendo causa de excusa para no cumplir lo que Dios ha mandado, que no nos apoyemos en las filosofías del mundo y que hagamos las cosas como Dios ha ordenado. y que lo hagamos de la forma que Él lo ha pedido, siguiendo las indicaciones que Él ha pedido, sirviendo a Dios a la manera que Él ha prescrito, no a la manera que me gusta, no a la manera que me pone cómodo, no a la manera que otros dicen que debería de ser, sirviendo a Dios a la manera que Él ha prescrito. Estemos de pie y oremos al Señor.
SIRVIENDO A DIOS A LA MANERA QUE EL HA PRESCRITO
Series LEVITICO
Dios dio mandatos específicos sobre cómo su pueblo debía ofrecer los sacrificios que Él prescribía, y su pueblo debía obedecer esos mandatos.
Si te interesa conocer más acerca de este tema, te invitamos a que te comuniques con nosotros a través del número: +1(809)234-7795 y el correo electrónico: [email protected]
La versión de la Biblia que utilizamos es la Nueva Biblia de Las Américas (NBLA)
Sermon ID | 119251749403639 |
Duration | 1:00:23 |
Date | |
Category | Sunday - AM |
Bible Text | Leviticus 6:8-7:38 |
Language | Spanish |
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