00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
muy importante que debemos tratar a todos como trataríamos a Cristo. En Genesis 18, versículo 1, dice, Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y aquí tres varones que estaban junto a él. Y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos. Y se postró en tierra, y dijo, Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo. Que se traiga ahora un poco de agua y lavad vuestros pies, y recostaos debajo de un árbol, y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón, y después pasaréis, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro Cielo. Y ellos dijeron, Haz así como has dicho. Entonces Abraham fue de prisa a la tienda asada y le dijo, Toma pronto tres medidas de flor de harina, y amasa y haz panes cocidos debajo del rescoldo. Y corrió Abraham a las vacas, y tomó un becerro tierno y bueno, y lo dio al criado, y éste se dio prisa a prepararlo. Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de ellos, y él se estuvo con ellos debajo del árbol, y comieron. Ahora, es un poco difícil saber exactamente qué pasó, qué pensó Abraham aquí. Sabemos más luego, al final del capítulo, que Abraham luego reconoce que esas personas vienen del cielo, que uno es una aparición de Jehová y los otros dos son ángeles. Pero al principio no sabemos si él sabía que era el señor o no. Algunos dicen que sí, algunos dicen que no. Hay algunas cosas que parecen apuntar al hecho de que él sí sabía que era Jehová. Por ejemplo, en el siglo 2 dice que se postró en tierra y dijo Señor, si ha hallado gracia en tus ojos y habla como él es su siervo. Pero esa palabra Señor se pudiera ser usado por solamente un título de honor o por el Señor Jehová. Sabemos que, como mencioné más luego, al final del capítulo, sí reconoce que es Jehová. Pero hay otras cosas que parece que él no sabía. Por ejemplo, al principio sólo dice que habían tres varones y habla de que les da comida y no dice algo acerca de que era Jehová. De cualquier manera, si él sabía o no sabía, trata a esos tres hombres de una manera muy especial. Y yo creo que parece que él a lo mejor al principio no estaba seguro de quiénes eran. Y es increíble si piensas en cuán bueno trata a esas personas. Y vemos al principio habla ahí que estaba sentado en el calor del día. Sabemos que allí en Israel hay tiempos muy calurosos. Algunos de ustedes vienen de países donde por la tarde casi ni puedes salir porque hace tanto calor y a veces solamente se toma una siesta porque nadie quiere salir con un calor así. Pero él está ahí sentado, acostado. en un tiempo de mucho calor, y ve a esas tres personas, y es interesante lo que hace. Para la mayoría de nosotros, acostados, tomando una siesta en el calor del día, y miramos a unas personas pasar, no nos importaría mucho. Pero a él, no solamente le importa, pero dice allí en versículo 2 que salió como. corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos y se postró a tierra. Entonces, no solamente miró y dijo, oh, a lo mejor en cinco minutos, si todavía están ahí, me levanto de mi siesta para ver qué quieren. No, él ve a unas personas pasando y él corre para ayudarles, corre para servirles y y se postró en tierra. Y como dice allí en versículo tres, él les trata con mayor respeto. A lo mejor si sabían que era Jehová, a lo mejor no, pero les trata de todos modos como son más importantes que él. Dice Señor, si hay hallado gracia, te ruego que no pases a de tu siervo. Y les trata con mucho honor. Si él no sabía que era Jehová, él, Abraham, era un hombre muy rico. Esos tres hombres parece que no tenían nada. Por eso está ofreciéndoles comida y agua. Parece que no tenían nada en sus manos. Podría haber pensado bueno, eso solamente son mendigos o extranjeros muy pobres. No no llevan nada. Están en medio del desierto. Y pero les trata, aunque él es príncipe delante de Dios, aunque Dios le ha hecho tantas promesas y le ha escogido para hacer una gran nación por medio de él, les trata como más importante de sí mismo. Se postre delante de ellos, dice Señor a ellos y le dice que yo soy tu siervo. Entonces, la primera cosa que quiero compartir con ustedes esta noche simplemente es si queremos tratar o todos como trataríamos a Cristo, tenemos que ver el servicio a otros como un honor. Abraham ve el servicio a esas personas, aunque él es rico, aunque él es escogido por Dios, honrado. Y eso solamente son tres extranjeros ve. El poder servir a esos hombres, aun cuando tiene que quitarse de su comodidad y salir al calor y trabajar como un honor, corre para hacerlo. Dice a ellos, es un honor poder servirles. Y así debe ser con nosotros. Aunque Abraham era, él pensó a lo mejor, de mayor importancia de esos hombres, él se humilló a sí mismo y les sirvió como eran muy importantes. Yo recuerdo cuando yo estaba en la universidad, cada cuatro años tuvimos un día muy especial de descanso y de juegos y de otras cosas. Y una de las razones por qué fue ese día tan especial fue porque no tuvimos clases y siempre nos gustó eso. Pero también en ese día, por la mañana, todos los maestros, todos nuestros profesores con sus doctorados y todo eso, vinieron a nuestros cuartos ahí en la universidad y nos trajeron donuts. Ellos mismos y aún el presidente de la universidad vino y nos trajo donuts allí a nuestras camas y nos dieron ahí en nuestras camas donuts y café y nos sentimos muy especiales porque los doctores y los profesores y aún el presidente de la universidad estaba viniendo a nuestro cuarto para servirnos a nosotros. Y eso es algo que no ves mucho, que un profesor sirve al estudiante, que el presidente sirve a un joven muy pequeño. Pero eso debe ser la actitud de cada cristiano. Demasiadas veces nosotros siempre estamos buscando ser servido. ¿Qué pueden hacer otros por mí? Pero nosotros como cristianos debemos mirar el servicio no como una carga, no como una cosa que tenemos que hacer eso, pero como un honor. Es un honor poder servir a otros. Eso es lo que vemos en el ejemplo de Cristo mismo. cuando en Juan capítulo 13 muestra una historia muy conocida pero muy importante para recordar. En Juan capítulo 13 vemos la historia de Jesús y nos dice en versículo uno, antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Entonces, versículo 4, se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ceñió. Luego puso agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a enjuagarlos con la toalla con que estaba ceñido. Bajando a versículo 12, dice, Así que después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y les dijo, ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo, el siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hicierais". Entonces, Cristo, el creador de todos, el señor de todos, el que más que cualquier otro merecía el servicio, hace el trabajo más ungido, de lavar los pies. ¿Y qué dice? Dice, mira, si yo, el mayor que todos, o sirvo a ustedes, entonces, ¿cuánto más ustedes deben servir los unos a los otros? Y así debe ser con cada uno de nosotros. Es fácil, especialmente para los que son, en nuestra opinión, de menor importancia a nosotros, de menos preciados. Sea los niños, sea personas con menos talentos o capacidades que nosotros, sea personas pobres o cosas así. Y podemos mirar a otros así, a lo mejor en el trabajo, personas que están debajo de nosotros en el trabajo y despreciarlas. Sin pensar, es su trabajo servirme a mí. Pero si en verdad tenemos el Espíritu de Cristo, vamos a servir a todos, aún los que son menores en nuestra opinión de importancia de nosotros. Abraham, no sabiendo quiénes eran esos hombres, él siendo el príncipe delante de Dios, escogido por Dios, muy rico, Él mismo corre a ellos, no solamente manda a un siervo, pero Él mismo corre para ayudar, para servir. Se postra delante de ellos. ¿Por qué? Porque piensa que eso es un honor poder servir a otros. Cristo dice en Mateo capítulo 25, que la verdad es que debemos mirar a cada persona como Cristo mismo. Debemos tratar a otros como trataríamos a Cristo, porque dice el Mateo capítulo 25 y versículo 31. Cuando el hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria y serán reunidos delante de él todas las naciones. y apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor de las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha, venid, benditos de mi Padre, heredad del reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre. y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber. Fui forastero y me recogiste. Estuve desnudo y me cubriste. Enfermo y me visitaste. En la cárcel y viniste a mí". Entonces los justos le responderán diciendo, Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te cubrimos? o cuando te vimos enfermo en la cárcel y vinimos a ti. Y respondiendo, el rey les dirá, de cierto os digo, en cuanto lo hiciste a uno de esos mis hermanos más pequeños, a mí lo hiciste." Entonces, es cierto decir que en la manera en que tratamos a otros, Cristo lo toma personalmente. Y sigue el pasaje y dice lo opuesto. Y dice a los que maltrataron a otros, Cristo también toma eso personalmente. Entonces, cada día, aún esta semana, yendo al trabajo mañana o hablando con nuestros familiares, tenemos que pensar si esa persona fuera Cristo, ¿cómo le trataría? Aún si es más pequeño que yo, aunque si yo pienso, él no tiene mucha capacidad, él no tiene mucho talento, él es muy pobre o es un niño o algo así. Pero si eso fue Cristo, ¿cómo hablaría esa persona? cómo trataría esa persona. Yo creo que para todos nosotros que somos cristianos pensaríamos, bueno, sería un honor para mí servir a Cristo, decir una palabra buena a Cristo, traer comida a Cristo, ayudar a Cristo. Sería un honor poder hacer algo para Cristo. Y lo podemos hacer cada día en la manera que tratas a otras personas, especialmente las personas más despreciadas. las personas que muchos otros no aprecian, que no sirven. Y debe ser un honor para cada uno de nosotros servir a otras personas. Abraham, siendo un rico, siendo escogido de Dios, corrió para servir y dijo, es un honor ser su siervo. Y esa debe ser nuestra actitud. Debemos tratar a todos como trataríamos a Cristo. Pero no solamente eso. Regresando a Génesis, capítulo 18, Génesis 18, versículo 4, dice que se traiga ahora un poco de agua. y lavad vuestros pies, y recostaos debajo de un árbol, y traeré un bocado de pan, y sustentad vuestro corazón. Y después pasaréis, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro Cielo. Y ellos dijeron, Haz así como has dicho." Recuerda que Abraham era un peregrino. Abraham sabía lo que era dejar su casa y viajar lejos a un lugar que él no conocía, llegar a una tierra que no conocía a nadie, que estaba sola. Él entendía lo que era mudarse de un lugar a otro, de tener que vivir en tiendas. Él entendía lo que era viajar y ser peregrino y extranjero. Entonces, cuando él ve a esos tres extranjeros peregrinos pasar, él siente compasión por ellos. Él entiende lo que están sufriendo. Él entiende lo que es caminar larga distancia en el sol y en el calor, de sentir necesidad de sentarse y lavar los pies y comer un poco y tener un poco de agua. Y él dice, yo voy a tratar a otros como yo quiero ser tratado. Yo tengo compasión por ellos. Yo entiendo lo que están pasando. Entonces dice, mira, toma agua, lavad sus pies, descansar un tiempo. Voy a darles comida. Y es interesante lo que dice en versículo 5. Dice, pues por eso habéis pasado cerca de vuestro siervo. Él está diciendo, mira, usted pasó por delante de mi tienda, no por coincidencia. Dios te trajo aquí para que yo pudiera tener el privilegio de servirte. porque yo entiendo lo que necesitas. Entonces, es un placer poder servirle y estás aquí por la gracia de Dios, por la soberanía de Dios. Entonces, si queremos tratar a otros como trataríamos a Cristo, tenemos que ver el servicio a otros como un honor. Pero en segundo lugar, tenemos que sentir las necesidades de otros como nuestras necesidades. Tenemos que sentir las necesidades de otros como nuestras necesidades. Hace unas semanas, como muchos de ustedes saben, tomamos un viaje a visitar a los parientes, la familia de Allison en Chicago. Tuvimos un poco de miedo porque fue el primer La primera vez que íbamos a llevar a Corban en un avión. Iba a ser un viaje muy largo y tuvimos mucho temor de eso. Gracias a Dios se comportó bien, no lloró demasiado y no fue demasiado difícil. Pero antes de tener un hijo, siempre cuando íbamos en viajes, siempre me molestó un poco escuchar a los niños llorando. No tenía mucha compasión. Hasta tenía mi propio bebé. Y ya tengo mucha más compasión para los padres que llevan hijos en el avión. Ya en vez de enojarme o frustrarme cuando sus niños lloran, yo pienso, eso podría haber sido mi niño. Y tengo compasión. Y si puedo ayudar en algo, quiero ayudar en algo. ¿Por qué? Porque ya me he puesto en sus zapatos. Ya entiendo qué es. Y eso es lo que debemos hacer siempre. Cuando estamos en el trabajo y el jefe no está haciendo lo que nosotros queremos hacer y queremos enojarnos con él, pensar cómo sería tener esa responsabilidad de ser el jefe. A lo mejor él está pasando por tiempos difíciles en su casa. A lo mejor él no es cristiano y no tiene la paz que nosotros tenemos en Dios. Y tener compasión por él. Y tenemos que pensar en lo que otros se sienten cuando estamos en un restaurante y el mesero no está tratándonos como quisiéramos. Pensar cómo sería estar en su lugar y tener que trabajar con personas difíciles todo el día y no sabemos lo que está pasando. Tenemos que pensar en las necesidades de otros. En la carretera, cuando alguien no está manejando muy bien, en vez de enojarnos con él, pensar qué es su situación. A lo mejor hay algunas cosas pasando en su vida que no entiendo. Compañeros de trabajo, vecinos. En vez de enojarnos y frustrarnos con otros, ponernos en sus zapatos y tener compasión de ellos, igual como Cristo ha tenido con nosotros. Romanos 12, versículo 15 dice, Mateo 7, versículo 12, dice así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Porque esto es la ley y los profetas. Todos nosotros hemos tenido días difíciles, cuando a lo mejor no hemos sido muy buenos los unos con los otros. Y si queremos que otros nos perdonen a nosotros y sean pacientes con nosotros, nosotros también debemos hacerlo con ellos. Debemos pensar cómo sería estar en su posición. En Hebreos capítulo 13 nos habla del hecho de que, como Abraham, Nosotros también tenemos que tener cuidado con cómo tratamos a otros. Dice en Hebreos 3 y 1, permanezca labor fraternal, no os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos. Y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo. Entonces, es posible que ese compañero de trabajo, esa persona a su lado en el tren, otra misionera que pasa por aquí, una visita a la iglesia, es posible que son mensajeros de Dios. Ánales, sin saberlo. Y tenemos que tener mucho cuidado cómo tratamos a otros. Tenemos que tener esa compasión de sentir lo que ellos están sintiendo, de pensar cómo sería estar en su lugar. Entonces, debemos tratar a todos como trataríamos a Cristo, ver el servicio a otros como un honor, sentir las necesidades de otros como nuestras. Y para terminar, regresando a Génesis 18, versículo 6, dice, Entonces Abraham fue de prisa a la tienda a Sara y le dijo, toma pronto tres medidas de flor de harina y amasa y aspanes cocidos debajo del resguardo. Y corrió a Abram a las vacas y tomó un becerro tierno y bueno y lo dio al criado y éste se dio prisa a prepararlo. Tomó también mantequilla y leche y el becerro que había preparado y lo puso delante de ellos y él estuvo con ellos debajo del árbol y comieron. Vemos que para muchos de nosotros, un extranjero pasando, a lo mejor pensamos, bueno, le damos un agua, si tenemos algo allí en la mesa, un pedazo de pan, le damos un pedazo de pan y ya somos muy generosos. Le doy un agua y un pedazo de pan. Pero Abraham no hace eso. Él va y primeramente pide a su esposa hacer pan. Entonces él mismo va y escoja el mejor becerro que está allí, lo prepara, prepara mantequilla y todas esas cosas para hacerles una cena muy, muy rica, lo mejor posible para ellos. Y él trata a ellos de la mejor manera. Y no solamente eso, pero es interesante. Él no solamente les da la comida, entonces les dice adiós. ¿Qué hace? Les da la comida, entonces dice que estuvo con ellos debajo del árbol. Él es un hombre rico, tiene muchas responsabilidades. Seguramente él podría haber estado haciendo muchas cosas, pero él toma de su tiempo para sentarse con ellos y comer con ellos. y pasar tiempo con ellos. Y eso es lo que nosotros también debemos hacer. Si vamos a tratar a otros como trataríamos a Cristo, tenemos que ver el servicio a otros como un honor. Tenemos que sentir las necesidades de otros como nuestras. Pero para terminar, tenemos que regocijar en dar lo mejor posible a otros. Tenemos que regocijar en dar lo mejor posible a otros. Recuerdo, creo que les he contado antes para los que han estado aquí, pero cuando me gradué de la universidad, viajé por un semestre por una parte de los Estados Unidos. Y casi cada noche estuvimos en una casa de una persona u otra casa. Entonces, muchas veces Nosotros fuimos a muchas escuelas cristianas e iglesias e hicimos un teatro, un drama para ellos. Cantamos y hacíamos otras cosas. Entonces, cada noche una persona de la escuela o de la iglesia nos dieron una cama en su casa. Y en algunas de las casas quedamos en unas casas muy bonitas, algunas casas humildes, donde las personas nos dieron lo mejor que tenían, y quedamos en unas casas donde no siempre nos dieron lo mejor. Yo recuerdo especialmente una casa donde fuimos, creo que A lo mejor les he contado eso antes, pero en una casa donde fuimos, llegamos a la casa y era una pareja con niños pequeños y sentí compasión por ellos, pero la casa era un desastre de cosas por todos lados. Pero la madre nos llevó al cuarto y Y eran muy amables en darnos el cuarto de su hijo y dijo, aquí vas a dormir. Pero el cuarto tenía muchas cosas encima de la cama y se nota que el niño acaba de. Creo que ya recuerdo que en una de las camas quitó el niño. Ya estaba durmiendo en su cama y quitó el niño de su cama. Aquí vas a dormir. Y otro hogar donde fuimos, nos dieron un cuarto en una casa muy, muy vieja y era en el segundo piso. como un ático y arriba arriba nos dijeron que aquí está su cuarto. Era yo y otro amigo que estaba conmigo ahí y me dijeron Ustedes van a dormir aquí y era un cuarto muy, muy pequeño y la única cosas que estaban en ese cuarto era un colchón inflable. Y dijimos, bueno, no queremos los dos dormir juntos, los dos hombres en ese colchón. Entonces yo dije, bueno, yo voy a dormir en el suelo y tú puedes dormir en el colchón. Y entonces, como después de una hora, nos dimos cuenta que no importaba porque él también estaba durmiendo en el suelo, porque el colchón no aguantaba el aire. Entonces, después de como ya finalmente, también hacía mucho frío. Era en Illinois y era como 10 grados debajo de cero, muy, muy frío y no había mucha calefacción en esa casa. Pero era una casa muy vieja y después de como una hora ya acabamos de dormir un poco y en medio de la noche se prendió la luz así de nada. Y entonces dijo, ok, no sé qué está pasando aquí. Y entonces, después de como media hora, se apagó. Entonces se prendió otra vez. Y creo que lo que estaba pasando es que los que estaban abajo, había un switch que estaba controlando nuestra luz y estaban prendiendo y apagándolo. Y nos dieron un baño, pero el baño era muy, muy, muy viejo. Solamente tenían una bañera allí, muy vieja, y era tan sucia que dijimos, no, creo que vamos a bañarnos en esa bañera. Y también tenía una suegra allí que tenía solamente dos diferentes fuentes. Una fuente con solamente agua caliente y el otro con agua fría. El agua caliente era muy, muy caliente y el agua fría era muy, muy fría. Entonces no pudimos escoger cuál era. Pero muchas veces había un corrito que cantábamos de niños o escuchábamos de niños acerca de los misioneros. Y dijo solamente solamente lo mejor para ustedes y dice a lo mejor una ropa usada o una comida a la mitad comida y habla que muchas veces los misioneros reciben solamente los restos de lo que las personas tenían. Pero no debe ser así con los que somos cristianos, ¿verdad? No debemos solamente darles los restos, lo peor. Debemos dar a otros lo mejor que tenemos. Y gracias a Dios por muchos de ustedes que nos han dado a nosotros y a otros lo mejor que puedan. En Filipenses capítulo 4 habla de que los filipenses, eso es lo que hicieron con Pablo. Muchas de las otras iglesias maltrataron a Pablo o ignoraron a Pablo cuando tenían necesidad. Pero nos dice en Filipenses capítulo 4, empezando a leer en versículo 14, dice, Sin embargo, bien hiciste en participar conmigo en mi tribulación. Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del Evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir. sino vosotros solos. Pues aún en Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia. Estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis, olor fragante. Sacrificio acepto, agradable a Dios. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. Cada vez que servimos a otros, Dios lo mira como un olor fragrante, un sacrificio a Él. Y otra vez, vamos a tratar a otros como trataríamos a Cristo. Y si fuera Cristo, le daríamos lo mejor. Y así debemos ser los unos con los otros. Cuando tenemos esa oportunidad, dar a otros lo mejor que tenemos. Debemos tratar a todos como trataríamos a Cristo. Entonces les animo hermanos esta semana, mañana al ir al trabajo, jóvenes a ir a la escuela, cuando estamos con nuestros familiares o vecinos o hablando con personas en la tienda, pensar en esas personas no como solamente personas, pero pensar cómo trataría a Cristo si estuviera en su lugar y tratar a esas personas como trataría a Cristo. Y no sabemos cómo Abraham, a lo mejor no sabía al principio que sí estaba sirviendo a Jehová. Imagínate si Abraham solamente hubiera dicho, bueno, solamente es un extranjero, voy a dejarle pasar o voy a darle, tirar un agua a él y decir hasta luego. No, él los trató lo mejor y luego se dio cuenta si eso es Jehová con dos ánimes. Y nosotros, como leímos en Hebreos 13, no sabemos si estamos sirviendo a ángeles. Entonces, sabemos por seguro que cada persona que servimos, Cristo lo toma personalmente. Entonces, esta semana que pedimos la gracia de Dios para tratar a otros como trataríamos a Cristo mismo. Vamos a orar. Padre, gracias por tu palabra. Gracias por el recuerdo que todos necesitamos de que debemos tratar a otros como trataríamos a Cristo. Señor, ayúdanos a hacer como habrá y mirar al servicio como un honor, no como una carga, no como algo que solamente lo hagamos por deber, pero como un honor que podamos servir a otros.
Hospitalidad real
Series Génesis
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Sermon ID | 11825149537276 |
Duration | 32:01 |
Date | |
Category | Sunday - PM |
Bible Text | Genesis 18 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.