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El estudio de el texto que se encuentra en Segunda los Corintios, capítulo cinco, versículo diecisiete. El texto reza de la siguiente forma, de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Aquí las cosas viejas pasaron y todas son hechas nueva. Y la pregunta a la que hemos estado respondiendo desde que analizamos los detalles de este texto es cómo yo sé que soy un cristiano genuino, cómo yo sé que soy creyente. Muchas veces las personas nos dicen, pero es que yo no puedo saber. Yo no puedo conocer si yo soy cristiano o no, porque yo no soy el espíritu santo para saber lo que hay en mi conciencia y en mi corazón o en la conciencia. y el corazón de otros. Y regularmente se nos llama a no juzgar, lo cual también es correcto. No estamos llamados a nosotros ser jueces, pero también veíamos a la luz de este texto que hay evidencias en toda la Biblia que yo puedo analizar a la luz de la cual yo puedo contrastar mi vida para yo responder a esta pregunta tan importante. Cómo saber si yo soy un cristiano genuino? Yo sé que a medida que pasan los años en la fe y que nosotros maduramos, tenemos una mayor certeza de nuestra seguridad de salvación. pero muchas veces esa seguridad de salvación es atacada cuando nosotros por cualquier razón caemos en pecado o estamos siendo dominados por algún pecado o algún vicio en nuestras vidas o por las circunstancias aflictivas que nos rodean y nos llegamos a preguntar pero seré yo cristiano de verdad porque porque me están pasando todas estas cosas porque yo he sucumbido tan fácil o tan difícil o con resistencia, pero he sucumbido ante el pecado. Y esas dudas muchas veces vienen producto de nosotros no estar viviendo una vida centrada en el evangelio y nos cuestionamos, nos preguntamos, seré yo cristiano o será fulano un verdadero cristiano a la luz de lo que estamos viendo? Y empezamos a ver entonces que cuando el apóstol Pablo habla en este texto de que nueva criatura es la cosa vieja pasaron y todas son hechas nueva nos daba a nosotros o nos da las escrituras un parámetro de saber que todo aquel que ha experimentado la verdadera conversión y cuando digo la verdadera conversión lo digo por el énfasis de que muchos circuncriben o amarran la conversión algunos actos o eventos puntuales o ceremoniales que la gente hace cómo pasar al frente, levantar la mano, orar con alguien y ciframos la conversión en esos elementos y no en una transformación real y verdadera de nuestro corazón en la que se evidencia que ha nacido una nueva criatura, que hay una nueva vida en aquellos que han creído en el Evangelio. Y citábamos que no es que pasar al frente o levantar la mano o orar con alguien no sea bueno porque las mismas escrituras dicen que con el corazón se cree para salvación y con la boca se confiesa para salud. Lo dice en el evangelio de Mateo lo que nos habla entonces a nosotros de que es importante dar testimonio público de nuestra fe. Pero ese testimonio público no es lo que marca la conversión. de las personas, sino la experiencia regeneradora del Espíritu Santo obrando nueva vida en nosotros. Por eso el apóstol Pablo dice que de modo que si alguien está en Cristo es una nueva criatura. Entonces entendemos lo que el Señor le decía a Nicodemo cuando le decía es necesario nacer de nuevo y ese nacer de nuevo lo que implica es una vida nueva, una vida transformada por el Evangelio, una vida que nace del Evangelio propiamente. ¿Qué implicaciones tiene esto en nuestras vidas? En primer lugar, que la salvación se evidencia en cómo nosotros vivimos. Si yo puedo saber, yo puedo analizar, buscar en mi vida y en la vida de otros, si sus características, si su vida, la forma en que camina es una vida que se conforma al Evangelio. Y puede surgir una pregunta, pero una persona puede engañarme mostrando sus frutos y ciertamente puede engañarme a mí. Pero hermanos, nosotros, a pesar de nuestra tremenda hipocresía muchas veces, no somos capaces de engañarnos a nosotros mismos. Pero lo intentamos. Lo intentamos. Y no vamos a engañar al Señor. Acuérdense que en el contexto de lo que estamos estudiando en el culto de la verdadera piedad, el apóstol Pablo le dice a Timoteo que muchos tendrán apariencia de piedad, apariencia de piedad, podrán darnos esa característica que nosotros venimos viendo, pero con sus hechos negarán la eficacia del mismo. O sea, de alguna manera, como decimos en el campo, el refajo se va a ver. De alguna manera se puede ver ese refajo. Entonces veíamos cuáles características yo puedo analizar para saber si soy cristiano. Y iniciábamos en el Evangelio, entonces en la primera carta del apóstol Juan. Y yo le decía que a partir del versículos 5 y 13 nosotros entendemos el propósito de la carta. El apóstol Juan allí dice, y esto se ha escrito para que ustedes sepan que tienen vida eterna. O sea, hay elementos y características en la vida de una persona que evidencian si esa persona real y efectivamente está siendo transformada por el Evangelio, si esa persona está viviendo a la luz del Evangelio. Y cuál fue la primera característica que nosotros vimos la semana pasada de aquellos que caminan en el evangelio. Bueno, pues nosotros veíamos que la primera característica para saber si yo soy cristiano es que hay vida espiritual. Si hay vida espiritual y lo veíamos a la luz del texto de Colosense 3 capítulo 5 que decía Sed pues morir lo terrenal en vosotros. Si hago morir lo terrenal por implicación estamos dando paso a una nueva realidad. Y qué realidad es esa? Bueno, la realidad de una vida espiritual. Estamos sembrando en lo espiritual para hacer morir lo terrenal. Y Colosenses 3.5 nos da una lista. ¿De cuáles son esos elementos de la vida terrenal? Dice fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría. Y a partir del verso 8 también dice, ahora dejad, dejad, abandonad la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia, palabras deshonestas de nuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndonos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo entonces entendemos lo que Pablo dice cuando dice de modo que si alguno está en Cristo es una nueva criatura las cosas viejas pasaron todas esas que menciona Colosense y entonces ahora experimentamos una nueva vida cuando nosotros experimentamos eso y estamos experimentando estas realidades podemos decir que hay entonces vida espiritual La segunda característica que veíamos la semana pasada es que un cristiano verdadero a la luz del evangelio de Juan capítulo 1 y versículo 5 al 7 que nos dice, pero. Verso 5 Este es el mensaje que hemos recibido de él y os anunciamos Dios es luz y no hay tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tiniebla, mentimos y no practicamos la verdad. O sea, podemos analizarnos la luz de ese principio. ¿Cómo está siendo mi caminar? Tenemos que entender entonces que cuando nosotros venimos al evangelio empezamos a experimentar esa nueva vida y no podemos conformarnos a lo que anteriormente nosotros vivíamos. Finalmente, la semana pasada vimos, en tercer lugar, que una conversión genuina, un creyente genuino, se reconoce porque primero conoce su pecado y lucha contra ese pecado. Reconocemos en qué hemos fallado, en qué nos hemos apartado de la verdad. Y entonces confesamos ese pecado y empezamos a vivir a la luz de la verdad y en una lucha constante con el pecado, como lo describe Romano capítulo 7, que da toda una lista de cómo es esa batalla con el pecado. Hermanos, cuando usted lee Romano capítulo 7, es muy interesante porque a veces da la idea como que Pablo perdió la lucha contra el pecado. En el trabalengua Pablo dice, oye, pero es que hasta lo que quiero hacer no hago. Y cuando quiero hacerlo bueno, hay una ley en mi miembro que se revela contra la ley de mi mente. Pero el final del capítulo nos da a entender a nosotros que a pesar de esa lucha continúa con el pecado. Pablo daba gracias a Dios por Jesucristo, porque en él es que aprendemos y entendemos que tenemos victoria sobre el pecado. Ahora bien, en cuarto lugar, ya entrando en las características de esta semana, vamos a continuar en Juan y vamos a ir ahora al capítulo 2 y versículo 5. Una cuarta evidencia de que nosotros somos cristianos y que estamos caminando en ese cristianismo genuino Es que guardamos la palabra. Guardamos la palabra. Dice el versículo 5 del capítulo 2. El que guarda su palabra en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. Y observen la parte final del versículo que es muy interesante. Por esto sabemos que estamos en él. ¿Qué dice el texto? Sabemos, o sea, por eso tenemos seguridad de que somos salvos. En otras palabras, efectiva y realmente yo puedo saber si estoy en el evangelio. Y Juan dice aquí, el que guarda su palabra en este verdaderamente, el amor de Dios se ha perfeccionado. Por esto sabemos que estamos en él. Ahora, guardar su palabra aquí, implica ser un depósito de la palabra de Dios como cuando nosotros guardamos el dinero en el banco. Nosotros ponemos un dinero en el banco y ese dinero generalmente que hace? Si dura ahí genera intereses. Cuando la palabra de Dios está siendo guardada en nuestros corazones Esa palabra que está allí, que es la que transforma, que es la que regenera, que es la que da vida, que es la que da constancia, entonces está llamada a producir frutos. Pero si esa palabra no está en mí, yo no puedo producir lo que no tengo. Yo no puedo evidenciar lo que no tengo. Por eso es que Jesús maldijo a aquella higuera estéril. Aparentaba tener un fruto, pero cuando se acercó a ella, No había nada. No había nada. Por eso el tema de la apariencia de piedad que el apóstol Pablo habla. Muchos pueden aparentar cristiano. Muchos pueden vivir y hasta simular una vida cristiana. Pero cuando vayamos a los frutos que da el guardar su palabra, no lo vamos a encontrar. ¿Por qué razón? Porque la palabra de Cristo no está guardada en ese corazón y el no estar allí no produce cambio. Así que guardar la palabra aquí da una idea también y regularmente el texto en el original tiene que ver como con custodiar. Los que son militares aquí entienden bien el concepto de custodia. A usted le dan algo y usted tiene que custodiarlo, guardarlo, pero usted no se duerme. Porque si usted se le pierde eso que le dieron a custodiar, usted tiene... Yo siempre digo en el lenguaje militar aquí 30 días. 30 días y una cuanta física. Entonces, guardar la palabra tiene que ver con esa idea de custodiar, protegerla, guardarla de modo que no se me pierda. Tomamos esa palabra de Dios, todo su consejo, vamos aprendiendo, vamos creciendo, la vamos incorporando a nuestra vida. Y entonces esa palabra que está siendo guardada empieza a producir frutos que se ven en nuestro caminar, cuando ese caminar es de conformidad con la palabra. Y podemos aterrizarlo diciendo, bueno, si yo antes era un mentiroso y la palabra ahora me dice, no mintáis los unos a los otros. Yo tomo esa palabra, la guardo en mi corazón y continuamente que voy a procurar cuál es el fruto que va a producir ese principio, esa verdad en mi vida, a que yo me voy a guardar de la mentira. Yo voy a guardarme de la mentira. Y cuando por cualquier razón se asome una mentira a mi corazón, ah, pero aquí hay un principio que me dice, no mintáis los unos a los otros. Muchas veces decimos que esa voz de la conciencia que nos dice que no hagamos tal cosa, yo digo no. Muchas veces no es la voz de la conciencia, es la reprensión del Espíritu Santo a nuestro corazón. Mira fulano, tú sabes que eso no está bien. Y nos trae el principio a la cabeza. Hermanos, eso es el Espíritu Santo tratando con nuestro corazón. Así que si usted le va a poner un nombre a la voz de la conciencia, diga la voz del Espíritu Santo hablándome, enseñándome, reprendiéndome. Reprendiéndome. Como dice el hijo mío muchas veces cuando hace, él se sorprende y dice en serio. Él usa mucho esa palabra en serio, como de verdad. Y muchas veces hermanos, yo no sé si a ustedes les ha pasado, somos reprendidos por el Espíritu Santo y la frase que nos hacen en el corazón es como, si el Espíritu Santo nos diera, ¿en serio Ergel? O sea, ¿de verdad? Y la idea es, o sea, trae a la memoria la palabra guardada en tu corazón. Entonces, cuando nosotros guardamos esa palabra y vemos el fruto de ella, entonces nosotros podemos decir, mira, yo estoy caminando en el Evangelio. Yo estoy caminando conforme a lo que Dios enseña. Así que en este verdaderamente el amor del Padre se ha perfeccionado y se perfecciona porque el fruto de la palabra, de guardar la palabra en nuestra vida va a producir cambios continuos en nosotros. Por eso siempre hemos dicho que el cristiano nunca deja de crecer. Usted nunca va a terminar de crecer. Usted seguirá creciendo en muchas áreas de su vida hasta el día que se muera. Porque el decir que ya no estamos creciendo significa decir que somos perfectos. Y el que dice que es perfecto, entonces es mentiroso. O está siendo Dios mentiroso. Seguiremos creciendo continuamente. No hay una etapa en la que decimos, mira, ya yo alcancé la madurez en la fe, ya no necesito crecer más. Porque eso sería una evidencia de que no hay fe. No hay fe. En quinto lugar, Nosotros podemos ver que somos verdaderos cristianos cuando andamos como Cristo anduvo. Y eso es lo que vemos en el versículo 6 de la segunda carta de Juan, de la primera. Dice el versículo 6, el siguiente del que leíamos. El que dice que permanece en él anda diferente. No. ¿Cómo dice el texto? El que dice que permanece en el debe, o sea, tiene el deber, está llamado a andar como Él anduvo. ¿Cómo sé que yo soy un verdadero cristiano? ¿Cómo yo sé que yo soy un cristiano genuino? Oh, porque yo procuro andar como Cristo anduvo. Hay gente que son muy literales y tal vez se conseguirán unas sandalias, un vestido de un solo cuerpo, como usaban los judíos, y tratarán de andar como un judío, pero andar como el anduvo aquí para nada se refiere a la vestimenta O a una forma de caminar. Hermanos, cuando el texto dice aquí, el que dice que permanece en él, o sea, el que dice que está en Cristo debe andar como Cristo anduvo. Se refiere a ese deseo ferviente de nosotros imitar los elementos del carácter de nuestro Señor. Imitar los elementos del carácter de nuestro Señor. imitar su bondad, imitar su misericordia, imitar su compasión, imitar su amor desinteresado por los demás. Cada una de esas características, cuando nosotros empezamos a aplicarla a nuestra vida y empezamos a caminar así, nosotros estamos caminando como Cristo caminó. Estamos evidenciando aquellas cosas de su carácter que son propias de aquellos que andan de conformidad con él. Por eso es que es preocupante cuando nosotros perdemos la capacidad de asombro o de indignarnos contra las cosas que no están bien. Cuando un cristiano dice, no, ya a mí eso ni me... O sea, que vean la injusticia y que de tanto que la hemos visto hemos perdido la sensibilidad a un punto de decir, no, realmente ya como que no me... Entienden por donde voy, porque cuando perdemos eso, estamos perdiendo un elemento del carácter del Señor. El Señor odia el pecado, el Señor no quiere nada que ver con el pecado y cuando nosotros el pecado ya no nos asombra, entonces debe ser preocupante. David ve preparando los micrófonos, entonces Ya eso está hablando de que yo estoy perdiendo elementos del carácter de Dios. Aunque lo veamos todos los días hermanos, aunque todos los días y todos los gobiernos tengan personas corruptas, no debemos dejar de sorprendernos por eso. Porque eso es parte de que nosotros reconocemos a la luz de la palabra que eso no está bien. Y cuando nosotros nos indignamos contra el mal, ¿qué es lo que estamos haciendo? Destacando un aspecto, un carácter de la vida y la voluntad de nuestro Señor, de su vida, de su carácter. Por eso es que cuando nosotros andamos como el anduvo, nos indignamos frente al pecado. No estamos de acuerdo con el pecado, hermanos. No debemos perder la capacidad de asombro porque eso nos insensibiliza. Yo no soy media lengua, pero nos insensibiliza. Entonces, debemos nosotros andar como el anduvo, imitando esos elementos de su carácter. ¿Quién fue el que levantó la mano? José Manuel y el hermano Lizardo. El versículo 6 es muy interesante, porque es la conclusión del argumento de Juan. Y se retrotrae al versículo 1. Hijitos míos, esta cosa os escribo para que no pequéis. Es decir, eso se refiere a que tenemos que andar sin pecado como el Señor Jesucristo anduvo. Aún así, Juan da una excepción por causa de nuestra condición, pero si alguno peca, abogado tiene. Pero la regla no es pecar. La excepción es pecar. La regla no es no pecar, como Cristo anduvo. Entonces muchas veces... Hacemos de las reglas el pecado, pero la excepción del cristiano es pecar. Exacto. Y lo vamos a ver ahora en el punto 6. Desde que entremos en el punto 6, vamos a ampliar esa idea, porque está contenida en los versículos siguientes también. Y en el capítulo 3, habla un poco más amplio de esa excepción que es no pecar, no estar en el pecado. Entonces, hermanos, el hermano Lizardo, Buen día, mamás, hermanos, pastor. Siempre he visto como, por ejemplo, como un ejemplo de una persona, de un verdadero creyente. Es el celo por la verdad. Amén. Cuando, por ejemplo, usted oye personas impías o creyentes no genuinos hablando cosas incorrectas en contra del Señor Jesucristo y del Evangelio. que usted siente como punzada en su corazón y quisiera como salir a hablarle la verdad para que la entiendan. Es así. Ese deseo, por eso hablábamos de no perder esa capacidad de asombro. Porque lo que nos hace mantener esa capacidad de asombro es precisamente el celo. Somos celosos de las cosas del Señor y eso nos habla de imitar. Ahora, es interesante Hay una ilustración que leí hace mucho tiempo que a mí siempre me parecía interesante el tema de cómo la ilustración muestra el deseo que tiene un creyente de andar como Cristo anduvo. Y es un papá que camina en un lugar, vamos a decir, que esté húmedo. Ustedes saben que cuando uno camina en lugares que están húmedos, tu pie se marca completo, se marca por completo. Si tu hijo trata de seguirte porque quiere imitarte, él no va a poder porque la zancada del papá y la zancada de un niño son muy distintas. O sea, el espacio entre el paso de un adulto y el paso de un niño, óigame, pero si nosotros, imagínense la escena, si nosotros vemos a un niño tratando de caminar en la zancada de su padre, en ese lugar, nosotros nos causaría risa. Nos causaría risa porque sabemos que él no puede, pero nos asombraría el hecho de que está intentando pisar donde su papá pisa. ¿Me entienden? Esa es la idea de andar como él anduvo. Nosotros no podemos ser perfectos como el Señor fue, pero nosotros se tiene que evidenciar ese deseo ferviente, ese esfuerzo genuino de tratar de pisar donde el Señor pisa. Y aún en nuestras propias vidas, hermanos, es interesante que cuando nuestros hijos lo comparan con nosotros, nosotros nos sentimos contentos. Nos sentimos contentos cuando dicen, oye, pero ese muchachito es igualito a su papá. Si el papá, oye, ¿cómo se siente? Oye, ¿usted se siente bien? ¿Cómo debe ser esa expresión para el Señor cuando dicen, oye, pero, pero José Manuel es un tipo que se parece a Cristo. Mira, él quiere caminar como Cristo caminó, aunque lo critiquen y se rían de él. Aunque muchas veces nos dicen, oye, pero estos evangélicos son un problema, porque es que ellos quieren ser los más serios del mundo. No les he dicho eso hermanos, en algún contexto. Ellos quieren ser los más serios. No, no, pero es que Cristo era serio. Y yo quiero ser como Cristo. Oye, pero a pesar de lo que le han hecho, mírale haciendo bien, pero es que Cristo me manda a hacer el bien, no me manda a pagar el mal por el mal. Y hermanos, muchas veces la gente nos va a catalogar de forma negativa cuando nosotros queremos andar como Cristo nos está mandando a andar, como nos está mandando a andar. Cuando usted tiene a alguien en su entorno que es difícil, pero usted siempre le hace bien, la gente le dice, si fuera yo hace rato que lo hubiese mandado a la porra, para no usar otro término, lo hubiese mandado a la porra. Pero es que Cristo no me manda a mandarlo a la porra. Me manda a ser ejemplo. Me manda a hacerle el bien. Me manda a poner la otra mejilla. Eso es caminar como Cristo caminó. Eso es andar como Cristo andó. Y mire, le van a poner gente difícil en su camino, hermanos. Y a esa gente hay que servirle. A Marily y a Stalin. Anda el micrófono por ahí todavía. Y en lo que llega el micrófono, hermanos, hay una realidad en nuestra vida y es que nosotros no vamos a un mismo ritmo todos. Pero es evidente cuando alguien que ha experimentado la salvación quiere caminar como Cristóndulo. Eso es evidente, hermanos. Amarili. Sí, yo tengo un... Por ejemplo, yo trabajo en un departamento que yo soy la encargada. Y tengo muchas pruebas porque tengo que estar tratando de hacer el bien y llevar mi conducta como debo llevarla. ¿Y qué ocurre? El Señor dijo que deben juntarse el trigo y la cizaña, que a su tiempo segarán. Porque si yo estoy en contra de esta persona todo el tiempo y ella haciéndome la maldad, yo digo, bueno, yo se lo voy a dejar a Dios, pero voy a tener que convivir con esta persona porque no puedo alejarme de ella. Tengo que estar con ella, aunque yo no quiera. Entonces, el cristiano debe actuar así. Eso es reflejar la imagen de Cristo. O sea, en todo, aunque el otro te haga mal, ¿qué te dice el Señor? Hasta bendecida a tus enemigos te manda. Y el contexto ahí es lo que abiertamente están en contra tuya. No es que esa persona está en contra de nosotros. Nosotros que somos creyentes tenemos que estar conscientes de eso. El creyente tiene que estar consciente de que Satanás se le va a oponer. De muchas y variadas maneras. Y esa conciencia nos lleva a nosotros a decir, mira, yo voy a caminar como Cristian Dubón aunque me cueste. Aunque me tenga que humillar. Y hermanos, hagan ese trabajo, porque al final, muchas veces esa gente que se oponen agriamente contra nosotros, terminan reconociendo, no nosotros, terminan diciendo, óyeme, ese hombre es cristiano. Y ese tiene que ser el mayor gozo para nosotros. No que digan que seamos buenos, no, sino que mira, A pesar de todo lo que le hice, se mantuvo imitando, andando como su señor anduvo, Starling. En lo que llega el micrófono de Starling, le decía, no todos vamos a crecer a un mismo ritmo en la vida cristiana. Y no a todos lo vamos a medir con la misma vara. Pero una cosa tiene que ser evidente en aquellos que son cristianos, su esfuerzo continuo y constante por andar como Cristo anduvo. Porque el verso 6 dice, el que permanece en él, o sea, da como sentencia, o sea, el que es cristiano, vamos a cambiar el término, tiene que andar como él anduvo. Debe esforzarse para andar como él anduvo. Aunque algunos vayan más rápido, otros vayan más lento, otros vayan... Pero esa es la vida cristiana. No todos son el apóstol Pablo. No todos van a crecer a la velocidad que crecen otros hermanos en la iglesia. Ahora, ¿qué debe ser evidente? Que todos, en todos se evidencia un deseo genuino por andar como Cristo anduvo. ¿Starling? Sí, si volvemos a primera, capítulo 2. Los tres y subrayamos la palabra debe, ahí nos damos cuenta que es un mandato del Señor. No es una, mira yo te recomiendo tal cosa, no. Es un dictamen del Señor para el creyente. Y si nos vamos al argot militar, ahí está Misael, que conoce ese lenguaje y todo lo que significan los dictámenes y los mandatos, es que hay un superior y hay una persona que le sigue, un subalterno, y cuando se hace un dictamen, ese subalterno debe, como dice el texto, cumplirlo. Y una de las características, obviamente que nosotros no vamos a ser como el señor, pero él nos lista en su palabra características que podemos proyectar a los demás tanto en realidad como físicamente, que es el amor. Entonces, si nos vamos a el Evangelio de Juan, el capítulo 13, versículo 35, él dice en su palabra, en esto conocerán todos que sois mis discípulos y subrayemos mis discípulos. Entonces, ahí vemos de nuevo que hay un jerárquicamente, hay un superior y un subalterno. Entonces, para nosotros Para nosotros andar como él debemos ser tal cosa. Entonces hay un superior dictaminándole a un subalterno que ande como él anduvo. Dice, si tuvierais amor los unos por los otros. Y es una de las características para mí impactante en la lista que el Señor nos ha dado como fruto del Espíritu. El amor los uno con los otro. Es una característica interesante que él nos da en su palabra para que andemos como el anduvo. Déjenmelo ahí que esa es la séptima característica que vamos a ver. Pero es muy interesante lo que está el índice con relación al deber y cuando lo mencionaste me llegó rápidamente algo que me sucedió ayer Ayer yo estoy con mi vecino, estamos resolviendo un problema que teníamos ahí con el séptico de la casa, y él es militar y tiene dos guardias con él allá trabajando, pero yo no sabía que eran guardias, estaban metidos de normal, un plomero, y estamos haciendo algo, como el lado que rompimos es de mi casa, es del lado de mi casa, para que el camión pudiera entrar, ellos están muy apurados por terminar ahí, yo les he dicho, no, no, pero No te preocupes, deja eso para ahorita. Y me dice el plomero que estaba abajo. No, comandante, es una orden. O sea, aunque usted me diga, yo no puedo hacerlo. El comandante me dijo que haga esto. Traspasemos eso al evangelio. Hermanos, nosotros somos así con lo que el Señor dice, porque eso habla de andar como el anduvo. O sea, yo no pude convencerlo con mi buena intención de que deja eso para ahorita, porque no, yo tengo una orden. Y a mí me dijeron, limpia el lado del vecino primero. Aunque usted me diga lo que me diga, yo tengo que terminar este lado. Yo le dije, bueno, no hay problema, termine. Pues no le voy a dar ningún problema a él tampoco. Pero hermanos, en nuestra vida como creyentes, qué tan serios somos nosotros en asumir ese mandato, como dice Stalin. ¿De quién? De mi superior, de Cristo. Que me está diciendo, tú debes andar como yo anduve. Esa es una evidencia de que nosotros, real y efectivamente, somos cristianos. Y un cristianismo verdadero, hermanos, procura, y este es un principio importante, un cristianismo verdadero procura vivir de una forma que se conforme al carácter de Cristo. Ese es el principio en este punto. Un cristianismo verdadero procurará conformarse al carácter de Cristo en su caminar. de andar conforme a su voluntad. Así que ese creyente tiene un corazón sensible al pecado. Ese cristianismo desea andar como Cristo anduvo. Y eso significa, mis amados hermanos, que tiene que haber un deseo real de nosotros imitar a nuestro Señor. Y hay una característica particular del carácter de Dios que cuando nosotros la ejercemos es como una de esas características que reflejan lo que Dios ha hecho en nuestro corazón y es la misericordia. Es la misericordia, hermanos. Miren, no hay una cosa que marque más a otra persona que cuando usted le hace bien a pesar de que no lo merecen. Eso es misericordia. Eso fue lo que el Señor hizo con nosotros. ¿Usted merecía la salvación? ¿O usted cree que sí? De hecho, hermanos, los que creen que la salvación se pierde, se pierde, viene de una mala comprensión de este principio de la misericordia. Es que yo no he hecho nada para que el Señor me salve. Y cuando digo nada, es en el sentido de que no había nada bueno en mí para que el Señor se digne en decir, ¡Wow! ¿Ustedes recuerdan lo que el Señor dijo de Job? Que diga, wow, tu has visto hombres rectos en República Dominicana. Mi siervo fulano. Pero como dijo de Job, mi siervo Job. No dijo Job, ese hombre tan recto que yo lo voy a salvar. No, porque nuestra rectitud en el Evangelio no viene previo a nuestra salvación. Sino después que el Señor nos ha salvado. Y la misericordia es como ese espejo que refleja lo que Dios ha hecho en nosotros de una manera increíble. Hermanos, ejercitarnos continuamente en la misericordia es importante. En una ocasión estábamos con un grupo de jóvenes en el conde y estábamos nosotros regando tratados, estábamos en esa ocasión en trabajo evangelístico. Y recuerdo que un niño se acerca y nos está pidiendo dinero para comida. Ustedes saben que en esa zona hay mucha gente que pide, y no necesariamente para comida. Piden realmente para otras cosas. Y esa es una realidad que nosotros debemos estar conscientes. El hermano, un hermano de los que estaban ahí, lo espantó. O sea, no, no, no, nosotros sabemos para qué tú estás buscando dinero. Tú no estás buscando dinero para comida. Pero uno del grupo me dijo, mira, yo le voy a comprar algo de comer, no le voy a dar el dinero, porque yo no quiero quedarme con la conciencia de que realmente tenga hambre. Si después de ahí él la votó, la vendió, hizo lo que sea, ese es su problema con el señor, pero yo no quiero irme con una intranquilidad de conciencia que se me ha metido después de esto, de cuidado si ese muchacho de verdad tiene hambre. Y fue, le compró algo de comer y el muchachito se lo llevó. Al final yo no sé si la vendió, como ha pasado muchas veces, si se la comió, si tenía hambre, pero él le hizo un ejercicio de qué? De misericordia. Y nosotros muchas veces queremos ponerle a la misericordia parámetros. No. Si hace esto hago misericordia. Si es bajo este principio hago misericordia. ¿Cuál es el principio de la misericordia, hermanos? Lo hago, aunque tú no lo merezcas, sabiendo que Dios hizo lo mismo conmigo. Me dio cuando yo no merecía nada. Entonces tengamos cuidado cuando nosotros para ejercer la misericordia. Queremos que nos den una lista de. Cumplió el punto 1, el punto 2, el punto 3. Entonces este es pasible de misericordia. Hermanos, tengamos mucho cuidado con eso. porque a veces lo que estamos haciendo es volviéndonos jueces y no ejercitando ese paso de la misericordia. José Manuel y entonces entramos de una vez al punto que José Manuel tocaba ahorita de la sexta evidencia del verdadero creyente. Ese es un punto que está contenido también en la conclusión del versículo 6 que vuelve al verso 2 y él es la propiciación de nuestros pecados, por nuestros pecados y no solamente por los nuestros sino también por lo de todo el mundo. Algunas veces nosotros perdemos de vista de que Cristo murió por todo el mundo y que es la propiciación por los pecados de los demás y ese andar como Cristo anduvo tiene que ver también con que nosotros vamos a perdonar a los demás como Cristo nos perdonó a nosotros. es cierto que es difícil soportar el pecado de los demás y más cuando es contra uno mismo, pero aquí el Señor nos muestra y nos dice que Él me perdonó a mí y perdonó al que peca contra mí también. Entonces, yo debo de respetar ese sacrificio que Cristo hizo por esa persona que me hace mal y yo debo de ser propiciación también por esa persona, debo de soportar el pecado que esa persona comete contra mí, porque Cristo lo hizo conmigo y yo tengo que ser como Cristo. Cristo me perdonó a mí y perdonó a todo el mundo, perdonó a los que lo clavaron, perdonó a los que lo injuriaron y esa actitud que Cristo observó con los demás, con los que le hacían mal, así yo debo también observar esa conducta. perdonar a aquellos que me ofenden continuamente. Junto con la misericordia, el perdón tiene que ser otra de esas características que reflejan. Pero a ver si te entendí, porque en un momento como que me perdí. Cuando nosotros ejercemos el perdón hacia los demás, estamos reflejando esa gracia que en Cristo nosotros hemos obtenido a través del perdón. Es la idea, ¿verdad? Correcto, ok, perfecto. Pues en un momento como que me fui. Pero la misericordia o más bien la misericordia y el perdón reflejan ese elemento del carácter del cristiano en el que nosotros debemos ejercitarnos. En los versículos 9 hasta el 16 del capítulo 2, Juan aborda dos elementos más, que eran los dos que habían tocado rápidamente, tanto el hermano Stalin como José Manuel en su primera intervención, que es el amor a los cristianos y el abandono de la mundanalidad. Y es muy interesante, hermanos. Si alguien, tú tienes el micrófono a mano todavía. Tú puedes leerlo José, los versículos 9 hasta el 16, y ahí vamos a abordar dos características que tienen que ver, que evidencian de una manera palpable nuestra realidad de conversión. Dos nueve. Sí, hasta el dieciséis. El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y en él no hay tropiezo. pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos. Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis que es desde el principio, os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al maligno. No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo, Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el verso 17. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Hermanos, ese texto es rico. Es rico como para pasar un buen rato solamente en él. Pero quiero destacar los dos principios o las dos características que surgen a la vista aquí. ¿Cuál es una evidencia de que yo soy cristiano? El amor genuino por los hermanos. Pero el apóstol da un detalle. en esos primeros versículos. Observen cómo es ese amor del que el Juan está hablando desde el versículo 9. El que dice que está en luz y aborrece a su hermano. Recuerdan que yo les decía ahorita que habrá gente que pensará que sí. Que es cristiano. Pero hay una evidencia. Y ese amor no es un amor únicamente de vernos aquí, darnos un abrazo y decirnos cómo tú estás. Hermanos, ese amor tiene que ver con un interés genuino por el bienestar de mi hermano. Oigan bien, por el bienestar de mi hermano. ¿Y qué implica eso? Oración, misericordia, perdón, ayuda, favor, atención, cuidado. Eso es amor. Eso es amor. Y sigue diciendo él aquí, Óyeme bien, todavía está en tiniebla. Tú no amas a tu hermano. Tú no eres capaz de soportar las flaquezas, debilidades, tropiezos y perdón. Y perdonar a tus hermanos. Si tú no estás en esa capacidad. No soy yo que lo estoy diciendo. ¿Qué dice Juan? Tú estás en tiniebla. O sea, la luz del evangelio no te ha resplandecido. Lo que decía Stalin ahorita. En esto conocerán que son mis discípulos. ¿Cuál es la característica particular que el Señor menciona aquí por la cual nosotros nos vamos a identificar? Porque se aman los unos a los otros. Un amor genuino, un amor sin fingimiento, como el apóstol Pablo dice en otro contexto, que habla del trato los unos para con los otros. El que ama a su hermano permanece en la luz. Y la luz, en este sentido vamos a decir que está claro. Su mente ha sido iluminada, su mente ha sido aclarada. Y no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano, está en tiniebla, oiga bien, y anda en tiniebla y no sabe dónde va. Resumimos en lenguaje un español dominicano, está perdido, está perdido, está perdido. Y hermanos, nosotros debemos crecer en ese elemento de amarnos los unos con los otros. Yo siempre he dicho, y lo he mencionado muchas veces aquí en El Púlpito, que a veces da la impresión que amamos a un grupo de hermanos nada más. Porque siempre estamos con esos hermanos, compartimos con esos hermanos. Hay un nivel de afinidad, ya sea por familia profesional, por... Y eso no es... Vamos a ver, ¿cómo lo digo? No es... No, no es discriminación, pero no es la palabra que estoy buscando. Es... Clasismo. Eso no es clasismo. Regularmente nosotros nos asociamos más con quienes de alguna manera comparten una realidad con nosotros. Por ejemplo, yo tengo hijos que van de los 5 a los 11 años. Regularmente los que también tienen hijos en esas edades tienden a crear un cierto vínculo, un cierto nivel de comunión, porque hay algo de interés que los une también, aparte de la relación entre los hermanos. Sin embargo, eso no debe limitarme a acercarme entonces, interesarme en aquellos hermanos. Pero evidentemente que sí, hay rangos en los que nosotros tenemos un cierto nivel de afinidad, a veces por la familia profesional que somos, el ambiente en el que trabajamos, el contexto en el que crecemos. Por ejemplo, las hermanas del grupo de oración. Esas hermanas tienen una comunión muy cercana, muy íntima, se evidencia como esa clase Ese amor más fuerte que con la que son más jovencita, que no pertenecen a ese círculo de ambiente en el que ellos están orando por la salvación de los hijos, por los problemas de la iglesia, por esto, por aquello. Y ese tipo de cosas se da. Ahora, lo que quiero llevarlo es, eso está bien y no podemos catalogarlo bajo ningún concepto como pecado porque es parte de la vida de comunidad que se desarrolla en la iglesia. A lo que quiero llevarlos, hermanos, es que cuando nosotros experimentamos ese amor cálido por todos los hermanos, aunque tengamos un grupo con el que compartimos intereses, debemos procurar ir donde esas hermanos, donde esas hermanas que casi No tenemos la oportunidad de tratar, de hablarle, visitarle, orar con ellos, ver si podemos servir en algún, en alguna área de interés. Ustedes saben que aquí en la iglesia, uno como que se acomoda a los sitios. Regularmente uno como que se sienta en el mismo sitio. Uno se acomoda y tú vienes y subes a la iglesia y cuando dicen sube a buscar a fulano, uno sabe por donde lo va a buscar. Y un día yo estoy sentado ahí y una hermana que siempre se sienta de este lado, viene cuando el grupo de vivienda llegó y se sienta con ellas. Y dice, no, no, porque yo quiero también sentarme con ustedes y conocerla. Y para mí fue de tanto gozo, hermano. Yo estaba sentado delante. Yo simplemente escuché lo que se dijo atrás. Y yo dije, wow. Eso es amor genuino. Me muevo de donde estoy. Me muevo de donde están estos hermanos que llegaron, ese grupo. Quiero compartir con ellos. Quiero conocerlos. Quiero ver cuáles son sus intereses. Yo quiero ser parte de la vida de ellos. Hermano, eso es amor práctico en la iglesia. Eso es amor práctico en la iglesia. José Manuel, entonces pasamos al séptimo punto. Yo creo que el séptimo lo vamos a tener que dejar. Escúchame que intervenga tanto. Mira mi hermano, oye una cosa. Si una cosa a mí me gusta, es la escuela dominical participativa. Así que tranquilo. Ok. Tú sabes que un mal que está afectando la iglesia, en sentido general, es la indiferencia. Hay un principio que dice que sin interés no hay acción, y eso es muy ciertísimo. Si a mí no me interesa algo, yo no hago nada por eso. Y la indiferencia tiene que ver con esa lejanía o con ese desinterés, ya sea consciente o inconsciente, que yo tengo contra las personas. Es como tú decías, no está mal que nosotros nos relacionamos con personas más afines a nosotros, con las que compartamos pensamientos o algún área de interés en común. Área de interés, porque a veces son los hijos, a veces la profesión, a veces el ambiente de trabajo, a veces la edad misma. Exacto, pero lo que sucede es esa indiferencia donde a mí no me interesa las hermanas que oran, no me interesan los que lavan los baños, no me interesa los que empacan la comida, solamente me interesa lo que son de mi círculo de confianza, donde yo me siento bien, donde no me dicen que yo estoy haciendo algo mal. no me recriminan por lo que yo hago, yo no me meto con ellos, ellos no se meten conmigo y vivimos en paz y es un asunto que está afectando a la iglesia porque conozco de varias iglesias, por hermanos que conozco, donde son tantos que no se conocen ni la tercera parte de la iglesia pero aún más, aún los pastores no conocen la cuarta parte de la iglesia, pero es un asunto que desborda, desborda muchas veces el trabajo que tienen las personas, pero ese desinterés también es marcado en no procurar relacionarse los unos con los otros, y yo entiendo que nosotros como iglesia debemos de tratar de luchar con la indiferencia versus el crecimiento, porque el crecimiento también produce una falta de interés por muchas razones. Realidades que se dan en ese contexto. Exacto. Que a veces no están pensado, planificado y complica las cosas. Entonces yo pienso, Argelis, que desde el liderazgo de la iglesia se debe de promover ese seguimiento y evitar esa indiferencia que se produce de manera natural en el crecimiento de la iglesia. No queremos una iglesia grande, pero eso trae su problema también. Claro. Y tenemos que tratar de ver cómo... Pero no queremos que la iglesia deje de crecer porque eso implica que se están convirtiendo y están siendo añadidos. Exacto, pero te voy a decir algo, la indiferencia también es un mal que mata también. Claro. Porque por la indiferencia muchas personas se pierden, se van de la iglesia, se enfrían y muchas veces tenemos un grupo de gente que son indiferentes a los hermanos y son indiferentes incluso a la predicación y el pecado. Por la falta misma de comunión. Tú sabes que en una ocasión, hablando de algo parecido con un hermano, decía, oíme, es bueno cuando uno está en una iglesia pequeña, porque como que el calor entre los hermanos es más fuerte y a la vez teníamos ese otro pensamiento, oíme, pero no será egoísta querernos quedar nosotros nada más, un grupito, porque se siente más el amor y que la iglesia no crezca porque son añadidos los que han de ser salvos. Yo creo que el tema va más hacia lo que tú decías primero, O sea, es luchar con ese individualismo, con esa indiferencia, pero se lucha con eso cuando estamos creciendo en amor. Cuando estamos creciendo en un amor genuino los unos para con los otros. Porque a veces me da la impresión de que muchos cristianos quieren vivir un cristianismo católico romano. Me explico. No sé cuántos de ustedes han tenido en su vida la oportunidad de estar en una iglesia católica. Lamentablemente, yo duré muchos años allí. Otra historia. Pero el interés del católico romano no es con quienes comparte la comunidad de iglesia, sino el compromiso de que debo ir a la iglesia el domingo en la mañana. Punto. ¿Quién está a mi lado? ¿Quién está al frente o detrás? Eso no me importa. no me importa y lamentablemente es así por eso te ve que en muchas de esas iglesias de cortes romanos no hay una hermandad como lo hay en el pueblo evangélico donde tu te encuentras con cualquier hermano por ahí y aunque muchos lo han suprimido Dios te bendiga que tal mi hermano usted no ve ese tipo de coinonía en la iglesia católica romana verdad que no usted no lo ve porque no hay un interés genuino del bien del otro, sino un compromiso únicamente con que voy a la iglesia el domingo, cumplo con la iglesia, pero lo que envuelve toda la vida de iglesia no me interesa. Y a veces, eso que dice José Manuel, eso es lo que se da en muchos cristianos. Ese mismo corte. Por eso usted ve que hay personas que llegan a la iglesia a las 10 y 39, casi comenzando el culto, Pero desde que el pastor dice, vamos a orar, ya se están montando en el vehículo. No hay un interés genuino de compartir, de crecer en la comunión, en el amor, los unos con los otros. ¿Qué es lo que hay? Un interés genuino simplemente de cumplir con que fui a la iglesia el domingo. Ya. Su amor llega hasta ahí. Como hasta ahí vamos a llegar nosotros, no vamos a quedar con el punto 7, 8 y 9. para una próxima semana hermanos y de verdad miren yo estaba tratando de comprimir de que para terminar hoy esta parte los principios pero realmente estamos en el capítulo 2 y no hemos llegado al 15 que lo leímos y esas evidencias son importantes son importantes porque nosotros debemos crecer en esas gracias y este elemento del amor los unos con los otros ya Stalin leyó Juan 13 34 en adelante de esa característica en el versículo 15 del evangelio de Juan y versículo 8 al 12. El apóstol vuelve a la misma realidad. Juan vuelve a esa misma realidad de la evidencia del amor los unos con los otros en la iglesia. Y hermanos, ustedes no se imaginan con esto voy a terminar. Ustedes no se imaginan de cuánto gozo. De cuánto gozo es para nuestros hermanos mayores cuando nosotros los jóvenes lo llamamos, lo visitamos. Mire, yo quisiera que ustedes visiten un día al hermano Erasmo. Yo quisiera que ustedes lo visiten un día. Vayan a su casa. La esposa de Erasmo, ella es del Sibao. Y ella me contaba que ella vive aquí desde que tiene como cinco años. Pero ella habla Sibaeño, Sibaeño, Sibaeño. y rápido que usted no se imagina pero miren un cibaeño y yo le decía pero como usted tiene la vida entera viviendo aquí en Santo Domingo y usted habla así pero le comento eso hermano porque mi experiencia esa primera vez hace muchos años con ellos en su casa Esa señora no encontraba dónde poner a uno. O sea, la gente de la iglesia vino. ¡Qué bueno que están aquí! ¡Qué bueno! El hermano Erasmo no es de mucho hablar. Ustedes saben que él habla corto, pausado, pero se notaba la felicidad. Y Mirciades, que siempre iba por allá, siempre venía de allá, muerto de la risa con Erasmo. Pero hermano, para ellos es un gozo enorme. ¿Y de qué habla eso? ¿Cuál es el testimonio que estamos dando a los demás? ¿Qué es lo que estamos evidenciando? Nuestro verdadero cristianismo se evidencia por un amor genuino por los hermanos. Y quiere el Señor que ustedes, con esto termino, puedan crecer en ese amor. Hágase una lista. Vaya donde la hermana Ramonita, de hecho nosotros tenemos una lista que se la podemos facilitar. Vaya, visite a la hermana Ramonita, vea cómo ella está, que ahora no puede venir. No solamente por la pandemia, sino por sus problemas visuales y depresión. Vaya donde la hermana, donde la hermana Dulce, visítela ahí en el Duarte. La semana pasada Miguel me mandaba un video que pudieron ir donde la hermana Elena, que ya Elena hermano, Elena no puede ya levantarse. No puede levantarse. Y Elena manda saludos a la iglesia. Ella no sabe decir ya muchas cosas, pero ella dice saludos a la iglesia, lo amo en el Señor. Hermano, experimente esa situación y usted verá como su corazón va a experimentar otra sensación, otra sensibilidad hacia el trato cercano, continuo, y lo llevará usted a orar con una mayor conciencia por los hermanos. Así que hasta ahora hemos visto seis. Veremos en otro contexto cómo podemos completar. Pero me gustaría que completemos el evangelio de Juan, que sigamos viendo paso a paso todas las evidencias del evangelio. No la primera carta de Juan que hay allí, que nos permiten a nosotros evaluar nuestro cristianismo. Y cuando nos digan Ustedes son salvos, siempre salvo. Si nosotros somos de los salvos, siempre salvo, porque creemos que aquellos que Dios ha salvado, nadie lo podrá separar de Dios en el amor que es en Cristo Jesús. ¿Y cuáles son las evidencias? Mírenlas aquí. No es que caminamos como queremos, sino que andamos como el anduvo, amamos a los hermanos y las demás características que ya hemos visto. Vamos a orar, hermanos. Padre, gracias por permitirnos estudiar en esta carta de Juan las características y evidencia de que realmente ha habido en nuestro corazón una fe regeneradora. Gracias por tu misericordia. Guíanos y bendícenos, Padre, en el nombre de Jesús. Amén.
¿Cómo saber si soy cristiano? #2
Series ¿Soy cristiano?
¿Cómo saber si soy cristiano?
¿Ha habido en mi vida una transformación real?
Sermon ID | 11722228455291 |
Duration | 1:01:10 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | 2 Corinthians 5:17 |
Language | English |
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