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Este es Podcast Gracia y Paz, donde la palabra siempre es con gracia, sazonada con sal, respondiendo a cada uno. Colosenses 4-6 Bienvenidos. Este es Podcast Gracia y Paz y con ustedes Marcos Reyes. Primeramente queremos agradecer a Dios esta oportunidad de poder hablar con ustedes y seguir la serie en Efesios capítulo 2. Y la pregunta que tengo para ustedes es ¿Eres parte de la familia de Dios? ¿Usted pertenece a su familia, eres en verdad su hijo? Vamos a contestar esta pregunta leyendo aquí en Efesios capítulo 2 verso 11, donde dice Por tanto, acordaos de que en otro tiempo ustedes los gentiles en cuanto a la carne eran llamados en circuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. Aquí el apóstol Pablo está explicándonos que debemos recordar, recordar que en tiempo pasado, los gentiles en cuanto a la carne, nosotros éramos llamados incircuncisos. De hecho, los judíos, los israelitas, hasta llamaban a los gentiles perros. Pero también nos llamaban incircuncisos. ¿Por quiénes? Por la circuncisión hecho con mano en la carne. Ellos tenían su prepucio circuncidados. Ellos eran llamados la circuncisión y ellos nos llamaban la incircuncisión. De hecho, si podemos estudiar ahí la historia de David, podemos también ver en esa historia cuando David enfrentó a Goliat. Él dijo que Goliat era un incircunciso. Pero de qué nos habla esto? Pues la circuncisión era algo simbólico, era algo simbólico ahí de que nos hablaba acerca de lo que Dios hacía en la corazón de los creyentes. La circuncisión, como dice Romanos capítulo 4 verso 11, dice que era un sello, era un signo, era un sello de qué? De la fe que tenía Abraham. Es un símbolo de un corazón regenerado. Nos habla de un corazón que ha sido cambiado por el Señor. Nos habla de la fe que Dios otorga, la fe que es don de Dios junto con su salvación. Y Dios circuncidaba a los israelitas y mandaba este señal, pero debía, debía haber apuntado a una señal mucho más grande. Y la señal es de un corazón circuncidado. Dice en Romanos capítulo 2. El que es físicamente incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley. pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne, sino que es judío el que lo es en lo interior. Y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra, la alabanza del cual no viene de los hombres sino de Dios. Entonces aquí es algo tan importante que nosotros tenemos que aprender. La circuncisión verdadera es cuando Dios circuncida nuestros corazones. Cuando Dios hace esa operación divina Así, cuando nosotros pensamos acerca de un verdadero cambio, no es ser miembro de una asociación, no es juntarme con cristianos. Tenemos que ser regenerados. Tenemos que ser cambiados desde adentro hacia afuera. Tenemos que nacer de nuevo. Y esa es obra de Dios. Y en la obra de Dios, cuando estamos pensando en este versículo dice así, que los judíos nos llamaban incircuncisos, pero su circuncisión era hecha con mano en la carne. Y la que cuenta, para ser parte del verdadero pueblo de Dios, tenemos que recibir la circuncisión no hecha con mano, no sino la operación de Dios. Cuando Dios nos da ese cambio de corazón y se cumple nuevo pacto cuando ya no tenemos corazón de piedra, sino corazón de carne y suave, moldeable. porque Él es el alfarero divino. Y dice en el verso 2, en aquel tiempo estaban sin Cristo. ¿Cuándo? Sin la circuncisión del corazón. cuando todavía estábamos alejados de la ciudadanía de Israel. En aquel tiempo estábamos sin Cristo, sin la ciudadanía de Israel. Éramos ajenos a los pactos de promesa, sin esperanza, sin Dios en el mundo. Pero mira lo que dice el verso 13. Gloria al Señor. Dice, pero ahora en Cristo Jesús, ustedes que en otro tiempo estaban lejos, han sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Es la sangre de Cristo que nos hace cercanos. No es por nuestras obras. No es porque ya llego a ser miembro de algún lugar, empiezo a juntarme con cristianos. No. Es por medio de la salvación de Dios. El evangelio es el poder de Dios para la salvación. Él nos da su Espíritu de Dios divino. El Espíritu de Dios llega a morar en nosotros y nos cambia el corazón. ¿Qué hace Dios? Por su gracia, Dios circuncida nuestros corazones, quita la carne y nos hace nacer de nuevos. Tenemos que poner mucha atención a lo que dice el 12. En aquel tiempo estaban sin Cristo. Antes estábamos sin Cristo. Antes no éramos ciudadanos de Israel. Pero ahora que tenemos el corazón nuevo, pertenecemos a Cristo. Ahora soy ciudadano de Israel. Ahora ya no soy ajeno a los pactos de la promesa, sino que los pactos son para mí. ¿Por qué? Porque el que tiene la circuncisión del corazón, eso es un verdadero hijo de Abraham. Por eso soy ciudadano de Israel. También los pactos de la promesa. ¿Cuál promesa? La promesa que apuntaba al Hijo de Dios. ¿Quién es el verdadero Hijo de Abraham? Es el Señor Jesús. El Señor Jesús y Cristo es el heredero. Todas las promesas son para Cristo y todos los que estamos en Cristo. Todos los que estamos en Cristo, las promesas también son para nosotros. Antes no tenía yo esperanza, pero ahora Dios en Cristo nos ha dado esperanza. Antes estábamos sin Dios en el mundo, pero ahora tenemos todo esto. Tenemos a Cristo. Somos ciudadanos de Israel. Ya tenemos somos parte de los pactos de la promesa por eso dicen romanos 11 que fuimos injertados injertados porque las promesas son para nosotros injertados en el olivo también las promesas son para nosotros porque Todas las promesas. El heredero del mundo es Cristo. Y el que es salvo y el que es en Cristo somos herederos de Dios y coherederos con Cristo. Bendito sea el Señor. Que tenemos promesas tan preciosas. Y dice en el verso 13, pero ahora en Cristo Jesús, ustedes que en otro tiempo estábamos lejos, han sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Esto nos habla de la reconciliación, reconciliados. Estábamos separados de Dios, pero por Cristo, en lugar de estar lejos por su sangre derramada, que Borra el pecado, que nos perdona de toda maldad, que nos limpia de pecado. Eso es la sangre de Cristo, tiene poder. Dice el himno, ¿qué me puede dar perdón? Y un nuevo corazón, sólo de Jesús la sangre. Bendito sea Dios, por eso dice en el verso 14, Porque Él es nuestra paz, de que de ambos pueblos hizo uno derribando la pared intermedia de separación. Dios no tiene dos pueblos. Dios no tiene dos familias. Un solo pueblo. Un solo rebaño, dice Juan, capítulo 10. Un solo rebaño y un solo pastor. Eso es lo que ha hecho Cristo y es glorioso en nuestros ojos. Y bendito sea el nombre del Señor por su obra gloriosa. Entonces regresamos a la pregunta inicial. ¿Es usted parte de la familia de Dios? ¿Usted pertenece al verdadero pueblo de Dios? Se contesta esa pregunta. con otra pregunta. ¿Ya has recibido un nuevo corazón? ¿Dios ya te hizo nacer de nuevo? ¿Ya has creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios? Porque arrepintiéndote poniendo tu fe plena en el Señor Jesús, en lo que Él hizo. Cristo murió en la cruz y resucitó al tercer día. Gloria a su nombre. Y Él recibe ese nuevo corazón, el Espíritu de Dios. Y el Espíritu de Dios te circuncida a tu corazón para que seas nacido de nuevo, regenerado. Y por eso, de aquí, te saludamos, diciéndote gracia y paz. Que Dios me los bendiga.
¿Perteneces al Verdadero Pueblo de Dios?
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El Pueblo Verdadero de Dios son aquellos cuyos corazones han sido circuncidados.
Sermon ID | 11719142373020 |
Duration | 10:58 |
Date | |
Category | Podcast |
Bible Text | Ephesians 2:11-14 |
Language | Spanish |
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