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Vamos a orar para empezar. Padre, hemos venido en esta mañana para alabar tu nombre. Tu pueblo se ha reunido aquí por tu misericordia una vez más. No queremos olvidarnos que es tu bondad la que se extiende a nuestro favor día a día. Y estás con los tuyos en medio de todas las providencias. Oramos para que Tu Santo Espíritu nos dirija a meditar en la Palabra para que nuestro entendimiento sea abierto, nuestros ojos espirituales alumbrados, de tal modo que podamos ver el resplandor de Tu gloria. Señor, danos la gracia que en este día adoremos Tu nombre, te exaltemos en espíritu y en verdad. Que Tu iglesia sea edificada y que las almas perdidas sean salvas por tu poder. Te lo suplicamos en Cristo. Amén. Busquemos el Salmo 104. Salmo 104, versículo 24. Dice la palabra del Señor, ¿cuán numerosas son tus obras, oh Señor? Con sabiduría las has hecho todas, llena está la tierra de tus posesiones. En esta mañana empezaremos a considerar la sabiduría de Dios. Hemos visto anteriormente la eternidad de Dios. Hemos considerado la inmutabilidad de Dios. Anteriormente estuvimos meditando en el conocimiento de Dios o la omnisciencia de Dios, y hoy empezaremos a considerar la sabiduría de Dios. Ciertamente que la sabiduría de Dios puede considerarse como un aspecto particular de su conocimiento. Es evidente que conocimiento y sabiduría van juntos, pero no son lo mismo. Es decir, podemos tener a alguien que conoce mucho, pero que no es sabio. Podemos tener a alguien que posee mucho conocimiento acerca de un tema particular, incluso conocimiento teológico y no ser sabio. Ahora, en lo que respecta a Dios, Dios tiene conocimiento perfecto y es perfectamente sabio. Así que podemos decir que la sabiduría de Dios es aquella perfección por medio de la cual Él aplica su conocimiento para obtener los mejores fines por los mejores medios para su gloria. Quiero repetir esto, la sabiduría de Dios es aquella perfección de Dios por medio de la cual él aplica su conocimiento, y hemos dicho que su conocimiento es perfecto, su conocimiento para obtener los mejores fines usando los mejores medios para su gloria, para su gloria. El fin último de todas las cosas es la gloria de Dios. El fin último de la creación, de la redención, de la eternidad nuestra, hablando de nosotros, tiene que ver con la gloria de Dios. Todo lo que Dios hace es para su gloria. Todo lo que Dios hace, todo lo que Dios dispone, las formas, los medios, los tiempos, las circunstancias, todo tiene un propósito. La gloria de nuestro Dios. Es la gloria de Dios la que se busca. Así que hemos definido la sabiduría de Dios y hemos dicho que es aquella perfección. Y aquí tenemos que volver sobre lo que ya hemos dicho anteriormente. Y es que todos los atributos de Dios son perfectos. No hay nada imperfecto en Dios. Así como veíamos anteriormente que su conocimiento es perfecto porque Dios no tiene nada que pueda aprender, no hay un poco de ignorancia en Dios, No hay ningún tema, ningún asunto que Dios desconozca. Todo está expuesto a la vista de Dios y todo pertenece a su conocimiento porque el conocimiento es de su propia naturaleza. Y su conocimiento es perfecto porque lo que Dios conoce no hay ni siquiera la posibilidad que Él conozca algo erradamente. mucho de nuestro conocimiento, con el tiempo nos damos cuenta que no sabíamos como debíamos saber. Y cuando pasa el tiempo decimos, ¿sabe? Yo pensaba esto acerca de este tema, pero ahora me doy cuenta que no es así. Y con el tiempo he tenido que ir cambiando mi perspectiva acerca de este asunto porque He ido conociendo más, he ido aprendiendo más. En los asuntos espirituales hemos ido recibiendo más luz, de tal modo que ahora vemos con un poco más de claridad ciertas cosas. Ese es nuestro conocimiento, pero en Dios es perfecto. Pues decimos de la sabiduría igualmente que es una perfección. Es una perfección por medio de la cual Él toma ese conocimiento y lo usa y lo usa perfectamente lo usa tal como él es en plena perfección lo usa de acuerdo a su justicia, su santidad, su verdad así que la sabiduría de Dios nos habla a nosotros de aquella perfección por la cual Dios siempre hará, determinará lo que es mejor. Hermanos, y al considerar la sabiduría de Dios, nos damos cuenta que estamos frente a uno de los atributos más hermosos, más alentadores, consoladores que podemos escuchar. Saber que nuestro Dios es plena y perfectamente sabio, trae mucho aliento a nuestro corazón. Porque no hay una sola decisión que Dios tome, no hay una sola determinación que Dios tome, de la que mañana podamos decir, se pudo hacer mejor. Hay muchas de las nuestras que continuamente decimos, yo no fui sabio en esto, debí haberlo pensado mejor, debí haber buscado consejo, debí haber oído el consejo que recibí, debí haber seguido la instrucción que me dieron. pero en el Señor es una perfección absoluta. Y como hemos dicho, de acuerdo a las escrituras, su sabiduría siempre apunta a la gloria de Dios. Así que vamos a mirar algunos pasajes que son conocidos para nosotros, pero que es bueno recordar, Romanos capítulo 11. Y nos recuerda como Dios hace todo para su gloria. Romanos 11.33 dice, ¡Oh profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Pues ¿Quién ha conocido la mente del Señor? ¿O quién llegó a ser su consejero? ¿O quién le ha dado para que se le tenga que recompensar? Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén. El apóstol Pablo está levantando esta adoración, esta doxología en la cual exalta el nombre del Señor y glorifica a Dios diciendo que son profundas estas cosas, la sabiduría, el conocimiento. Sus juicios son inescrutables. No hay consejero para Dios. Ah, pero de una cosa él sí puede estar seguro y es que todo ha sido hecho para su gloria. Todo busca la gloria de Dios. Todo conduce para la exaltación, para la gloria y el reconocimiento eterno del único y sabio Dios. A él es la gloria para siempre. Para él es la gloria para siempre. El mismo Pablo hablando a los Efesios acerca de nuestra salvación dice en el capítulo 1 En el versículo 11 dice también, hemos obtenido herencia habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de su gloria. Dios encaminó todas las cosas. Dios predestinó a los suyos con un propósito para que seamos, dice Él, para la banza de su gloria. Así que hemos visto, podemos ver aquí como la gloria de Dios es el fin principal. de todas las cosas que Dios hace, y Él manifiesta su sabiduría en aquellos fines y en aquellos medios que Él ha de usar. Pero hay tres aspectos en los que nosotros podemos ver la manifestación de la sabiduría de Dios. En primer lugar, vemos la manifestación de su sabiduría en la creación segundo en la providencia y tercero en la salvación. Vemos la sabiduría de Dios en su creación, en su providencia y en la redención o en la salvación. Espero que en esta mañana podamos considerar algo de su sabiduría en la creación y en la providencia. Así que, en primer lugar, pensemos por un momento en la sabiduría que Dios ha manifestado en su creación. Y volvemos al pasaje que leímos al principio del Salmo 104, donde dice el salmista, Salmo 104, 24, ¿cuán numerosas son tus obras, oh Señor? Con sabiduría las has hecho todas. Llena está la tierra de tus posesiones. El salmista está declarando aquí algo acerca de Dios. Él viene hablando en este salmo de su creación, del cuidado que Dios tiene de su creación, cómo Él dispone todas las cosas para sus criaturas, y en este salmo, y en este versículo, Él dice que son innumerables las obras de Dios. Lo primero que dice es que son muchísimas, son variadas. Y en ello nosotros podemos ver la sabiduría, el conocimiento y la perfección de nuestro Dios en lo variada que es la creación. Tanto es así que después de tantos años que han pasado, todavía se siguen encontrando especies, todavía se siguen descubriendo cosas acerca de algunas criaturas, de algunos lugares en el mundo, y todavía no hemos ni siquiera llegado al final de nuestro patio en el universo. No hemos salido de nuestra casa todavía. Para nosotros es grande llegar a la luna, pero visto desde el universo, no hemos salido todavía de nuestra casa. Son innumerables las obras del Señor, la variedad, los instintos que Dios ha dado a las diferentes criaturas, los colores, los aromas, las formas como crecen, los ecosistemas, y esos ecosistemas adecuados para diferentes especies. Es sorprendente ver algunos animales, como Dios les ha dado, el que puedan subsistir en condiciones muy difíciles. Desiertos donde no hay nada y allí hay animales y ahí viven. Lugares cubiertos de nieve y ahí están y ahí viven. Dios los ha dotado de todo lo necesario para que puedan estar en el lugar que los ha puesto. ¿Ha visto usted esas imágenes de esas cabras que caminan casi en una pared? Eso es sorprendente. Es sorprendente. ¿Cómo pueden subir a esas rocas y esos acantilados que se ven casi como una pared derecha? Y Dios los ha preparado para que ahí puedan caminar. para que ahí puedan lamer de esas rocas los minerales con los cuales se alimentan. ¿Quién dio esa variedad? El Señor. Y luego pensamos en el mar y nos metemos en otro mundo. Dios ha hecho múltiples obras. Dice el salmista, ¿cuán numerosas son tus obras, oh Señor? Pero luego les da un calificativo. Él dice que han sido hechas con sabiduría. No hay nada que Dios haya hecho sin un propósito. No hay nada que Dios haya hecho erróneamente. Nada de lo que Dios ha hecho es inútil o es imperfecto. Más allá que a usted y a mí, algunos animales no nos gusten, nos den miedo, no nos provoque encontrarnos con ellos. Independientemente de eso, todo lo que Dios ha hecho es perfecto. Es perfecto. Nosotros también, como el salmista, deberíamos contemplar la creación y alabar a nuestro Dios. Pero también deberíamos acercarnos a mirar la creación con una buena ciencia. Con la ciencia que nos ayuda a examinar todo a la luz del poder y la sabiduría creadores de Dios. Y en esto es importante que nos detengamos un momento. Porque lo que nosotros conocemos hoy como ciencia, no es más que un intento humano por quitar a Dios de su trono. Y cuando hablamos de ciencia en ese sentido, deberíamos rechazarla. Y deberíamos huir de ella. No porque nosotros aborrezcamos la ciencia, sino porque nosotros anhelamos la verdadera ciencia, la que parte desde Dios, entendiendo todas las cosas como creación de Dios. Así que nosotros no vamos a sentarnos a estudiar cómo esto que existe hoy un día no fue y la nada produjo todo lo que vemos hoy. No, nosotros nos detenemos para ver la creación y no nos detenemos para ver a la madre naturaleza. No nos detenemos para ver el fruto de la evolución de los años. Nos detenemos para contemplar la gloria de Dios manifestada en su creación, que ha sido hecha con conocimiento, con poder y con sabiduría. porque todas las cosas las ha hecho nuestro Dios. Así que, hermanos, este entendimiento debe fomentar en nosotros un anhelo científico por descubrir y conocer la creación de Dios. Lejos de promover el analfabetismo, lejos de promover La gente que no quiere estudiar, lejos de promover la ignorancia, promovemos el conocimiento verdadero que parte desde Dios. Niños y jóvenes, No estamos diciendo que se queden sin ir a la escuela o a la universidad. Conozcan todo lo que Dios ha creado, porque eso es parte de la tarea que Dios nos ha encomendado. No podemos administrar, no podemos hacer que este mundo sea mejor si no lo conocemos, pero tenemos que conocerlo a la luz de Dios, a la luz de Dios. La ciencia debe estudiar entonces el mundo con la mirada puesta en la sabiduría de su diseñador. Pero hay otro pasaje que nos ayuda a pensar en esto, y es Jeremías, capítulo 10. Jeremías, capítulo 10, versículo 11, dice, Así les diréis, los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, perecerán de la tierra y de debajo de los cielos. Él es el que hizo la tierra con su poder, el que estableció el mundo con su sabiduría y con su inteligencia extendió los cielos. Una de las cosas que está haciendo Jeremías al traer este mensaje del Señor es contrastando el poder y la sabiduría de Dios contra los ídolos que nada hacen y nada pueden hacer. Dios le está diciendo a Jeremías ve y habla a la casa de Israel y diles que dejen de confiar en ídolos que nada han hecho. Que dejen de poner su mirada y su confianza en ídolos que serán exterminados de la tierra porque ninguno de ellos ha hecho nada. Y el Señor le dice a Jeremías, ve y dile que yo el Señor soy el que ha hecho todas las cosas. el que hizo la tierra con poder, el que estableció el mundo con sabiduría y con inteligencia extendió los cielos. No son los ídolos los que han hecho estas cosas. Es Dios con su poder. Y aquí, al ver la creación, entonces es evidente el poder de nuestro Dios. Es evidente su conocimiento y es evidente su sabiduría. Pero esto tiene una implicación más. Y es que a él debemos adorar y solo a él debemos temer. Otra vez, no adoramos a la creación. Hermanos, el Señor nos ha mandado a cuidarla, a administrarla, nos ha mandado a usarla con entendimiento, con inteligencia, pero no adoramos la creación. No adoramos las criaturas. Es algo que Dios ha hecho y es algo que Dios controla. No tememos, no debemos temer a las criaturas. No debemos atribuir las obras de la creación a nadie más. No al destino ciego. No a la suerte. No debemos atribuir nada de esto a la madre naturaleza. Insisto con esto porque se oye continuamente esto, la madre naturaleza, la madre naturaleza, la madre naturaleza. Ahora, si usted tiene frío o necesita una casa, no puede derribar un árbol. Es un problema para derribar un árbol. Es un problema para matar un animal. No debemos hacerlo por diversión, porque nos gusta ver morir. No debemos hacerlo simplemente por ver cómo cae el árbol. Pero Dios nos ha dado eso para nuestro uso, para la administración del hombre, y para que en el uso de eso hagamos de este mundo algo mejor que honre al Señor. No estamos bajo la madre naturaleza. Si usted le atribuye alma a los animales, arrepiéntase, porque solo Dios le ha dado alma a los hombres. Nuestras mascotas, si usted las tiene, llegan a ser muy queridas, pero no dejan de ser animales. Dios le ha dado alma al hombre. Cuidamos el árbol. Usted cuida su planta en su casa. En estos días que el sol dura poco, compramos lámparas para que tengan luz. y ponemos agua y hacemos muchas cosas, y lo digo con conocimiento de causa. Pero no lo hacemos porque sean nuestro Dios ni nuestro Creador. Dios lo ha dado para que lo administremos. Por eso el Señor le dice a Israel, no teman a esos dioses falsos, ni los adoren ni los sirvan. Solamente a Dios se debe servir. Solamente a Dios se debe adorar. ¿Por qué? Porque Él ha hecho todas las cosas con sabiduría, con poder, y sólo Él es el Creador. Pero también vemos su sabiduría Manifestada en la providencia. Manifestada en su providencia. Y mire lo que dice el autor de Eclesiastes. Vaya un momento allí, Eclesiastes 8. Versículo 16. Cuando apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a ver la tarea que ha sido hecha sobre la tierra, aunque uno no durmiera ni de día ni de noche, y vi toda la obra de Dios, decidí que el hombre no puede descubrir la obra que se ha hecho bajo el sol. Aunque el hombre busque con afán, no la descubrirá. Y aunque el sabio diga que la conoce, no puede descubrirla. Pues bien, he tomado todas estas cosas en mi corazón y declaro todo esto. Que los justos y los sabios y sus hechos están en la mano de Dios. Dice el autor que él empezó a contemplar todas las cosas de la vida, lo que ocurre en el mundo, todo lo que pasa alrededor y se dio cuenta de dos cosas. La primera, que son misteriosas. Que hay cosas que ocurren y son un misterio. Hay cosas que están cubiertas de misterio porque Dios está obrando a través de ellas y en ellas. Y nosotros no siempre conocemos la explicación de esas cosas. Son misteriosas. Pero él dice también que descubrió o que llegó a una conclusión más. Y es que todo está en las manos de Dios. Todo está en las manos de Dios. Y eso, ese gobierno que Dios ejerce sobre la creación, ese gobierno que Dios ejerce sobre los hombres y en la historia, es lo que llamamos providencia. Cuando hablamos de la providencia hablamos de aquel gobierno soberano que Dios ejerce sobre todas las cosas, dirigiéndolas, encaminándolas para el cumplimiento de sus propósitos. Hay cosas que definitivamente nosotros no logramos entender y esa es una de las perplejidades que expresa aquí el autor de Eclesiastes, que hay cosas que son misteriosas, no las entendemos. Hermanos, si en nuestra vida o vemos a otros a nuestro alrededor y esto es una realidad. Hay un montón de cosas que son un misterio para nosotros que no logramos entender. Hay un montón de cosas que ocurren y nosotros no sabemos por qué se dan de esa manera, pero Dios las está usando todas con su sabiduría para conseguir los fines que Dios ha establecido. Aprendemos entonces de este misterio de la providencia a aceptar nuestros límites y debemos reconocer que todas las cosas Dios las está dirigiendo. Dios dirige todos los asuntos que ocurren en la naturaleza, pero también dirige todas las cosas que ocurren en la vida de los hombres. y su providencia es perfecta, y su guía es perfecta, y su gobierno es absoluto. Así que, si nos centramos solo en el hombre, porque sabemos, otra vez, que Dios gobierna todas las cosas, y que Dios tiene el cuidado de todas ellas y las dirige todas, todas las criaturas y toda la creación, pero podemos enfocarnos en considerar el hombre, podemos ver cómo Dios dirige con sabiduría al hombre como una criatura racional. Dios ha dado a los hombres una ley justa, santa y buena por medio de la cual todos los hombres son gobernados. Porque en todos nosotros Dios ha puesto el testimonio de la ley. Es nuestra conciencia. Es esa conciencia que actúa en los hombres y que ha actuado en los hombres a través de toda la historia. Y por eso vemos registros históricos de grupos, de tribus, de aldeas, donde jamás se llevó una Biblia, jamás se conoció nada del Evangelio, pero ellos actuaban de acuerdo a ciertos principios de la ley. Castigaban el asesinato, castigaban el robo, Promovían la adoración, era una adoración falsa, pero promovían la adoración porque Dios puso eso en el corazón del hombre. Castigaban diferentes tipos de delitos y dirigían por unos principios morales, aunque distorsionados por el pecado, pero allí estaban esos principios que Dios ha establecido en el corazón de los hombres. Ese es el testimonio de la ley y Dios está gobernando el mundo a través de ese testimonio de la ley. Por eso nosotros hoy vivimos en un mundo en el que la mayoría de personas no son creyentes, pero la mayoría de personas todavía preservan la vida del otro, hacen grandes esfuerzos por hacer cierto bien a los demás. Todavía se preocupan por la justicia. Todavía se clama por justicia. Todavía existen los tribunales donde es llevado alguien a quien se le acusa de un delito. ¿Y quién dijo que eso era un delito? ¿Y por qué todavía se sigue considerando un delito? Porque la ley o el testimonio de la ley La sombra de la ley que todavía está en el hombre, que actúa en su conciencia, sigue obrando de tal modo que Dios sigue gobernando a los hombres, aún a los no creyentes. Pero Dios gobierna también con sabiduría al hombre como criatura pecaminosa. Aunque el hombre es en sí mismo perverso y tiende a la destrucción y la deshonra de Dios, Dios todavía ejerce con poder y con sabiduría un gobierno sobre ellos de tal modo que encamina todas las cosas para conseguir sus fines, para conseguir sus propósitos, para conseguir sus planes. Si usted hace una lectura del libro de Habacuc, usted encuentra cómo Dios usó a un pueblo malvado que se levantó contra la nación, contra el pueblo de Dios. Y vinieron, hicieron toda clase de mal, pero eso estaba ordenado por Dios. Y Dios estaba dirigiendo todas esas cosas para el cumplimiento de su voluntad para traer una reprensión y un castigo a su pueblo. Luego ellos serían castigados por esa maldad porque eran responsables de esa maldad. Pero Dios estaba usando aún la maldad de esos hombres para traer reprensión a su pueblo. iba a venir una destrucción terrible. Por eso ese pasaje que tanto nos gusta, aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque no dé el olivo su producto, con todo yo me alegraré. Esas palabras salen de la boca de este hombre después de que Dios le ha anunciado la devastación casi casi total del pueblo. Dios estaba usando a una nación perversa, usando sus motivaciones perversas, sus corazones corruptos para el cumplimiento de sus propósitos. Grande es la sabiduría del Señor. Dios usó la maldad de los dirigentes religiosos Dios usó la maldad de los romanos. Dios usó la perversión de Judas para el cumplimiento de su propósito redentor. Que su Cristo fuera a la cruz. Que su Hijo fuera a la cruz. Dios gobierna. Dios domina todas las cosas. aún a los malvados los gobierna el Señor y lo hace con plena sabiduría para el conocimiento de su gloria entre nosotros, en el mundo y particularmente en su iglesia. Así que hermanos, no nos debemos llenar de un terror Si hay temor y si hay preocupación, pero nuestro temor debe ser llevado al Señor. Cuando vemos las cosas malas que ocurren en el mundo, cuando vemos las cosas terribles que ocurren a nuestro alrededor, Cuando vemos la enemistad del mundo contra la iglesia y aunque parezca que esa hostilidad nos va a aplastar, el Señor está dirigiendo todas las cosas para el cumplimiento de sus propósitos, para conseguir sus fines, para alcanzar lo que Él había establecido desde antes de la fundación del mundo. Porque nada se sale del control del Señor, porque Él dirige todas las cosas con sabiduría. Nos gusta la historia de José. Nos parece hermosa la historia de José, pero no queremos ser José. Sí, es fácil leer la historia de José. Y sentados en una tarde con un té o con un café, podemos leer toda la historia y vemos cómo este hombre llegó a ser el segundo en Egipto. Pero pasar la vida de José, El odio de sus hermanos. Lo venden. Lo venden como esclavo. Allí sufre tentación, pero mortal. Es acusado. Va a la cárcel. En la cárcel queda en el olvido. hasta que Dios tiene misericordia, pasa mucho tiempo y muchas cosas por medio de las cuales Dios estaba llevando el cumplimiento de sus propósitos. Y eso Dios lo sigue haciendo hasta el día de hoy. Y Dios sigue manifestando su sabiduría en cómo dirige a los hombres, cómo dirige a los pecadores, cómo gobierna a su iglesia y a sus criaturas. Concluimos entonces en esta mañana, hermanos, animándolos a meditar en la sabiduría de Dios. Meditemos en la sabiduría que Dios manifiesta primeramente en su creación. No pasemos por alto lo que Dios ha hecho. No pasemos por alto Pongamos en nuestro corazón las meditaciones del salmista, cuán innumerables son, oh Señor, todas tus obras, todas las has hecho con sabiduría. Y eso debemos traerlo a nuestro corazón. Eso nos libra de poner nuestra mirada en ideas y filosofías paganas, pero también Cumple ese llamado que nosotros tenemos de dar gloria a Dios por todo lo que hay, por todo lo que Dios ha concedido en este mundo, por todas las cosas que Dios ha creado. No nos olvidemos de ello. Veamos todo lo que Dios ha hecho. Piense en su propia vida, piense en su cuerpo, piense en las facultades que Dios le ha dado, la perfección de todo lo que Dios ha hecho de nosotros como seres humanos, un cuerpo, un alma. Cómo Dios nos ha creado como Un ser especial, diferente, porque nos ha dado eternidad, porque nos ha hecho seres pensantes, porque nos permite tener relación con él, conocerle y ser conocidos por él. Todo esto como criaturas. No solo somos un montón de moléculas que van por el mundo. No. un cuerpo y un alma diseñados por Dios con un propósito que le conozcamos a él que le amemos y ser objetos de su amor qué grande es esto amigo niño usted no es un accidente Dios lo creó Dios lo diseñó y no vino a este mundo para vivir los placeres de la vida para divertirse por un tiempo y luego morir. No, Dios lo puso en este mundo para que le conozca a él, para que viva para él, para que sometido a su voluntad usted pueda vivir la vida en plenitud y Dios sea honrado. Meditemos también en la sabiduría que Dios manifiesta en su providencia. Antes de quejarnos y de decir cualquier cosa acerca de las providencias del Señor, pidamos a Dios que nos dé un corazón para confiar en que Él está dirigiendo todas las cosas. No siempre lo vamos a entender, hermanos. No siempre lo vamos a entender. No siempre tendremos una respuesta de por qué pasó esto, por qué no pasó aquello, por qué vino esto o por qué no vino lo otro. No siempre vamos a entender eso. Ah, pero sí podemos estar completamente seguros de una cosa, que Dios lo ha preparado, que Dios lo ha traído y que Dios lo está usando para la gloria de su nombre. Vamos a orar. Señor, cuán grande y gloriosa es Tu sabiduría. Te suplicamos que nos des un corazón para Ti, para creer, confiar en Tu Palabra, para poner toda nuestra esperanza, no en los hombres, no en las criaturas, sino en Ti y en la obra sabia y poderosa que estás llevando adelante. Ayúdanos, Señor, para meditar en estas cosas y alabar tu nombre. Perdona aquellas veces que nos hemos quejado, que hemos murmurado contra ti. Perdónanos, Señor, porque ¿quiénes somos nosotros para cuestionar tus obras? Concédenos un corazón de fe que recibe de tu mano todo lo que tú traes. Y ayúdanos a confiar siempre en que estás llevando a cabo tu obra para la gloria de tu nombre, para el bien nuestro. Oramos en Cristo. Amén.
La sabiduría de Dios
Series Los atributos de Dios
Sermon ID | 11625145102804 |
Duration | 45:52 |
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Category | Sunday Service |
Language | Spanish |
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