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Santiago capítulo 4, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 4 hasta el versículo 6. Santiago 4, del 4 al 6. La mundanalidad es pecado. ¿Te apartas del mundo? La mundanalidad es pecado. ¿Te apartas del mundo? Y cuando digo mundanalidad, es el amar al mundo, el acercarse al mundo, el seguir sus prácticas, el pensar como el mundo, el disfrutar de lo que el mundo te ofrece, el abandonar o poner a un lado a Dios y a su palabra y entregarte a el mundo. Aquí, el texto en Santiago 4, versículo 4 dice, ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano el Espíritu que Él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero Él da mayor gracia. Porque, por esto dice, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. Eso es Santiago 4, del versículo 4 al versículo 6. Y podéis notar que ahí en versículo 4, básicamente lo que está diciendo es que la amistad del mundo es adulterio espiritual. En versículo 5, la mundanalidad menosprecia la Escritura, Y en el siglo VI la mundanalidad provoca disgusto divino. A través de las escrituras nos dice constantemente que debemos de apartarnos del mundo. Que no debemos de amar a este mundo, sino que debemos de amar a Dios sobre todas las cosas. Incluso debemos de transformar nuestro entendimiento, nuestra mente. Debemos de buscar las cosas celestiales. Nos dice Colosenses 3.5. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros. Esos Colosenses 3.5. Y ahí destaca algunos de los pecados, aunque no es una lista exhaustiva, pero dice, fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría. Sos Colosenses 3, 5. Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros. Dios quiere que vivamos como Él quiere que vivamos. Él quiere que nos aferremos a Su Palabra, que le busquemos a Él primero. Como nos dice Mateo 6, Mateo 6, versículo 33, "...mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia." Ese debe ser nuestro enfoque. Y cuando no buscamos a Dios primero, realmente lo que estamos haciendo es buscando otras cosas primero. Y lo que resalta aquí Santiago 4, versículo 4, es que cuando hacemos eso, realmente estamos cometiendo adulterio espiritual y nos estamos volviendo enemigos de Dios. Le estamos ofendiendo a Dios y no estamos reflejando Amistad con Dios. Amor hacia Dios. No le estamos poniendo primero. Por eso Mateo 6.33 dice más, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. Dice, y todas estas cosas os serán añadidas. O sea, y ahí está resaltando que no debes de afanarte, no debes de preocuparte por las cosas de este mundo, sino que debes de buscar a Dios primero. Porque muchas veces esa es nuestra excusa. de que no podemos poner a Dios primero porque, bueno, es que hay que comer, bueno, hay que pagar el alquiler, hay que pagar nuestras deudas, hay que hacer esto, hay que hacer aquello, necesito metas, o tengo que cumplir esto o aquello, tengo estos requisitos o estas responsabilidades, y ponemos todo eso delante de Dios. Pero ese texto ahí en Mateo 6, 33 dice, más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas esas cosas Todas estas cosas os serán añadidas. O sea, Dios se encarga. Cuando tú te entregas completamente a Él y le buscas al primero, Él se encarga del resto de las cosas. Entonces, siempre tu prioridad debe ser Dios. Cuando Dios no es nuestra prioridad, entonces, como aquí nos menciona Santiago 4, versículo 4, nos volvemos adulteros espirituales. Y, enemigos de Dios, porque hacemos la amistad con Dios. Buscamos la amistad con el mundo y entonces nos volvemos enemigos de Dios. En Romanos 12, del 1 al 2, dice, Así que, hermanos, os ruego, por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Eso es Romanos 12, 1. Ahora vamos al siglo 2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. esos romanos 12 del 1 al 2. Ahí lo ponen muy claro, en versículo 2. No os conforméis a este siglo. Puedes pensar en ese juguete que tienen para los niños pequeños, ¿no?, que están aprendiendo sus formas, donde hay un círculo y tienen quizás una cajita o algo, donde hay un agujero para que quepa ese objeto, ¿no?, el círculo, el cuadrado o la estrella. Creo que entendéis el concepto, o sea, cada uno cabe en el molde para el cual ha sido creado el hecho. Y entonces, lo que nos mencionan ahí romanos 12.2, no os conforméis a este siglo. Entonces, no os adaptéis a este mundo, a las prácticas de este sistema mundial antidiós. Entonces, como en ese juguete, no intentes meter la estrella en el cuadrado. O sea, no os hagáis, no os conforméis, no os metáis o no os apretéis en el molde del mundo. sino hay que poner a Dios primero. Hay que transformarse, como menciona, por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios agradable y perfecta. Y todo eso es mostrando la entrega a Dios. El conformarse a lo que Dios desea de nosotros. El ser diferente al mundo. El no poner en práctica todos sus pecados. toda su idolatría y su entrega a los placeres y al yo, la entrega a las adicciones o a las maldades, los enojos, las dudas, la incredulidad, las codicias, el orgullo, el egoísmo, el vivir como si Dios no existiera, la frustración, las ansiedades, la justicia propia, el ser autosuficientes, pensar que no necesitas ayuda, el orgullo independiente, el egoísmo en tiempo, en dinero, en intereses, la amargura, el resentimiento, el juicio crítico, la envidia, los pecados de la lengua, etcétera. No os conforméis a este mundo. Y es que la mundanalidad es pecado. ¿Te apartas del mundo? Aquí en el versículo 4, vemos como empieza resaltando que la amistad del mundo es adulterio espiritual. Por eso, dice, ¡Oh almas adulteras! Ahora, ese término, eh, adulteras, no, se refiere a infieles, no, desleales. Y es que Santiago, inspirado por Dios, ha estado llamando a sus lectores como hermanos, ¿no? Muchas veces como hermanos o amados hermanos. Como por ejemplo en Santiago 1.2, hermanos míos, tened por sumo gozo cuando saléis sin diversas pruebas. O en Santiago 1.16, amados hermanos míos, no erréis. Pero aquí directamente les dice, oh almas adúlteras, Es por el carácter que están reflejando, es por las actitudes que tienen, es por las acciones que hacen, las palabras que salen de su boca. Ahora se dirige a ellos como personas adúlteras. Y aunque el término en el lenguaje original está en femenino, ¿no? Cuando se refiere, dice o almas adúlteras, o adúlteras. Está en femenino, realmente se dirige a toda la comunidad. Y especialmente se puede notar en los siguientes versículos donde lo aplica a toda la comunidad de creyentes. Y aquí menciona adúlteras, es decir, esposas que han traicionado sus votos matrimoniales. Y la razón es porque en el Antiguo Testamento, especialmente los profetas, Frecuentemente comparaban la relación entre Yahweh, el Dios verdadero, y su pueblo, el pueblo de Israel, como una relación matrimonial. Y entonces nos dice Isaías 54, del 5 al 6. Porque tu marido es tu Hacedor, o sea, tu Creador. Jehová de los ejércitos es su nombre. Y tu Redentor, el Santo de Israel. Dios de toda la tierra será llamado. Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada dijo el Dios tuyo". Eso es Isaías 54 del 5 al 6, donde Dios se identifica como el esposo y su pueblo como la esposa, ¿no? Y simplemente está mencionando esta relación, este pacto que hay entre Dios y su pueblo. entonces Dios se describe como al esposo y a Israel como la esposa y esa es la razón que cuando hay idolatría esa idolatría amenaza la relación entre Dios y su pueblo y por eso Dios les acusa de adulterio porque se están entregando a otros a otros dioses y por eso es idolatría espiritual En Jeremías 3, 20, dice, Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová. Eso es Jeremías 3, versículo 20. Y está usando esa ilustración de como una esposa que es infiel abandona a su marido y se va tras sus amantes. Pues Dios dice, eso es lo que ocurre cuando me abandonáis a mí. El Dios verdadero le abandonan y se entregan a otros dioses, a los dioses falsos. Están cometiendo adulterio espiritual. Jesús mismo también usó esa imagen, esa figura, cuando dice en Mateo 12.39, el respondiente les dijo, la generación mala y adultera demanda señal. Pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. O sea, Jesús también llamó adúlteros a aquellos que no le recibieron. Aquellos que le rechazaron. Aquellos que se entregaron a otros placeres. Siguieron a otros dioses. Eso es Mateo 12, 39. En 2 Corintios 11, versículo 2, vemos como usando esta misma ilustración de esposo y esposa vemos que la iglesia es la esposa de cristo en segunda corintios 11 2 dice porque hostelo con celo de dios pues os he desposado con un solo esposo para presentaros como una virgen pura a cristo entonces vemos el pueblo de dios como esposa de dios o la iglesia como esposa de cristo Entonces, cuando hay infidelidad espiritual, realmente hay adulterio espiritual. Se ha roto el pacto, se ha dañado la relación. Y por ello Santiago usa adúlteras en femenino para identificar la infidelidad. Infidelidad de sus lectores, ¿no?, del pueblo de Dios. Y al buscar la amistad con el mundo, en realidad están realizando adulterio espiritual. Al entregarse a sus placeres a otros dioses, están rechazando al Dios verdadero y están cometiendo adulterio espiritual. Y es que la amistad, aquí dice en Santiago 4, cuatro, después de llamarlas, de llamarles o almas adúlteras, dice, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Ahora, la amistad, ¿qué es lo que implica? Implica compartir. Implica, pues, compartir valores, compartir lealtades, compartir tiempo juntos. Esa es la razón por la que compartir con el mundo implica enemistad contra Dios. Porque las prácticas del mundo son exactamente opuestas a las prácticas que Dios desea que pongamos en práctica. El reino de las tinieblas es exactamente lo opuesto al reino de la luz. La mentira es exactamente lo opuesto a la verdad. Y por ello, no puedes tener amistad con el mundo y amistad con Dios al mismo tiempo. Y por ello, el compartir con el mundo implica enemistad contra Dios. El mundo es el sistema de la existencia humana en sus numerosos aspectos, ¿no? Sus deseos, sus influencias, sus estructuras que apartan a una persona de Dios. Es un sistema anti-Dios. Y es que refleja un carácter de vida en oposición. en oposición a Dios, que menosprecia a Dios, y entonces aquí lo que está resaltando es que hay amor hacia este sistema. Amor hacia los valores del mundo. Es una actitud que hace el mundo, una actitud hacia el mundo, que reemplaza a Dios. Y por ello, ser amigo del mundo Ser amigo del mundo te hace enemigo de Dios. Te hace someterte a la moralidad y a los valores del mundo. Te hace conformarte a sus principios, a sus metas. Es amar lo que ellos aman. Hacer lo que ellos hacen. Vivir como ellos viven. Pensar como ellos piensan. Disfrutar de lo que ellos disfrutan. Eso es... poner en práctica lo que el mundo desea. Realmente eso es la mundanalidad. Y... la meta, ¿no?, del mundo es... es el engrandecimiento. ¡El disfrute personal! Y... por ello aquí vemos que el desear al mundo en vez de a Dios es... eh... adulterio espiritual. Porque, ¿qué es lo que hacen? Exaltan a la criatura en vez de al Creador. No hay un punto medio. ¿O eres amigo del mundo o eres amigo de Dios? Y si eres amigo del mundo, eres enemigo de Dios. Nos dice Mateo 6, 24. Ninguno puede servir a dos señores. Porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. no podéis servir a Dios y a las riquezas. Eso es Mateo 6, versículo 24, y lo aplica directamente a las riquezas, pero desde el mismo principio, no puedes tener dos señores. Durante unos años yo trabajé con un chico, ahí en Estados Unidos, él trabajaba para nuestra empresa y para otra empresa. Al mismo tiempo. Lo cual, si los horarios no concuerdan, no hay ningún problema, normalmente. Pero, había una temporada donde nuestra empresa requeríamos más de su tiempo, que se quedase unas horas más, y justamente había un conflicto con su otro trabajo. Ahora, ¿cómo creéis que le fue? ¡Mal! Porque un jefe dijo, oye, si no nos das prioridad a nosotros, busquemos a otro. Y la otra empresa dijo lo mismo. ¿Qué ocurrió? Al final yo creo que perdió los dos trabajos. ¿Por qué? Porque no podía coordinar a quién iba a servir. Porque si se quedaba un poquito más tiempo en nuestra empresa, pues iba a perder el otro trabajo. Pero si no llegaba a tiempo a la otra empresa, pues iba a perder este trabajo. Entonces tuvo que decidir. ¿No? Tenía que decidir. Es la misma idea. O sea, tenemos que decidir entre servir al Dios verdadero o no. Ya está. No hay un punto medio. O eres amigo de Dios, o eres su enemigo. Ahora, aquí en Santiago, realmente no hay evidencia de que estas personas, de que estos creyentes, habían renunciado abiertamente a Dios. Habían dicho, ¡ya está! No voy a servir al Dios verdadero. No había llegado a ese punto. Sino que estaban imitando al mundo. y estaban siguiendo las prácticas del mundo, estaban valorando lo que el mundo valora, amando lo que el mundo ama, viviendo como el mundo vive. Porque aquí les vemos, en capítulo 2, en Santiago, capítulo 2, del 1 al 13, están haciendo diferencia entre personas. Eso no refleja el Evangelio de Cristo, eso no refleja el carácter de Dios, pero están haciendo diferencia entre personas, haciendo favoritismo. O en capítulo 3, del 1 al 12, el uso de su lengua, de cómo hablaban, de cómo se trataban los unos a los otros. El mal uso de la lengua no refleja el carácter de Cristo, refleja el carácter del mundo. O aún la última parte del capítulo 3 estaban mostrando actitudes llenas de celos amargos y ambición egoísta. Eso no refleja a Cristo, eso refleja al mundo. Y aún en los primeros tres versículos del capítulo cuatro, les vemos buscando sus propios placeres. Y crean toda clase de pleitos, o sea, si solamente... consideramos los versículos anteriores, o sea, desde, por ejemplo, Santiago 3, empezando el versículo 13, dice, ¿Quién es sabio entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero, si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis ni mintáis contra la verdad, porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal animal diabólica. Porque donde hay celos y contención, allá hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. Ahora Santiago 4, versículo 1. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones las cuales combaten en vuestros miembros? ¿Codiciáis y no tenéis? ¿Matáis y ardéis de envidia y no podéis alcanzar? ¿Combatís y lucháis pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís? ¿Pedís y no recibís porque pedís mal para gastar en vuestros deleites? O sea, solamente considerando esos versículos, esos... Santiago 3, versículo 13, hasta el capítulo 4, versículo 3, Este contexto anterior, en nuestro texto, vemos toda clase de maldad en la cual están involucrados. Están reflejando al mundo, en sus prácticas. Entonces, por ello, aquí Santiago, capítulo 4, versículo 4, les llama almas adúlteras. porque no podemos vivir en comunión íntima con Dios si nuestros corazones no están con Él, si nuestros corazones están dirigidos al mundo. Es que el deseo de fomentar amistad con el mundo te hace culpable de infidelidad hacia Dios. La decisión de amar al mundo desafía la afirmación de estar dedicado a Dios. O sea, podemos decir, sí, yo amo a Dios, pero realmente reflejar otra cosa. reflejar amor hacia el mundo. Y por ello tenemos estas palabras de Santiago que son tan duras, ¿no? Dice, ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? ¿Por qué? ¿Qué es lo que están haciendo? Amando el mundo. Poniendo unas cosas en este mundo. Valorando lo que el mundo valora. ¿Qué es lo que el mundo valora? Pues el poder. El prestigio. El dinero. La apariencia. El tener cosas. El mundo valora un montón de diferentes cosas. El ser popular. Pero la escritura, como nos dice Colosenses 3, del 1 al 2, dice, si pues habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba. donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Esos colosenses 3 del 1 al 2. O sea, poned las cosas, poned los ojos en las cosas celestiales, no en las de esta tierra. Entonces, por eso no hay que estar preocupados por lo que es popular o estar metido en lo que todo el mundo quiere, en lo que todo el mundo ama, no, sino buscar las cosas celestiales. Buscar lo que a Dios le agrada. Y es que aquel que ama al mundo, es enemigo de Dios. Y Dios no tolera rivales. Dios quiere arrepentimiento. Dios quiere arrepentimiento de la infidelidad. Y cuando un creyente vive de una forma mundana, refleja lealtad al mundo. El mundo es hostil hacia Dios. Y es que el que ama al mundo está poniendo el mundo en lugar de Dios. Estamos aquí en Santiago capítulo 4, versículo 4, viendo cómo la amistad del mundo es adulterio espiritual. y viendo cómo la escritura constantemente repite la misma idea debemos de poner a Dios primero amarle a él sobre todas las cosas en primera de Juan capítulo 2 del 15 al 17 primera de Juan 2 versículo 15 no améis al mundo ni las cosas que están en el mundo si alguno ama al mundo el amor del padre no está en él Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa. Y sus deseos. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Eso es 1 de Juan 2, del versículo 15 al versículo 17. Y ahí lo pone muy claro. ¡No améis al mundo! Lo cual implica este sistema antidios. todo lo que se opone a Dios. Por eso no hay que amar al mundo ni las cosas que están en el mundo. Y porque ahí mismo lo dice, el que ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Y todos esos deseos de la carne, todos esos deseos de los ojos, toda la veracluria de la vida, eso no proviene del Padre, sino proviene de este mundo. Todos los placeres que ofrece este mundo. Todas las pertenencias que puedas tener. No te enfoques en este mundo. No ames. No ames las pertenencias. No ames lo que puedas obtener. No ames el prestigio que puedas conseguir. No ames el poder político que puedas lograr. O las grandes riquezas que puedas acumular. No ames este mundo. El que ama al mundo se somete al mundo, sirve al mundo, vive enfocándose en el mundo y sus placeres y eso le hace un adúltero espiritual. Y es que la idolatría espiritual es adulterio espiritual. La amistad con el mundo demuestra la infidelidad, demuestra la incredulidad. Y esta amistad del mundo contrasta Con... El... Con Abraham. Abraham mismo, en Santiago 2.23. Dice ahí, fue llamado amigo de Dios. Amigo de Dios. Eso contrasta con aquellos que son amigos del mundo. ¿No? Porque aquellos que son amigos del mundo, realmente son enemigos de Dios. Pero Abraham, ahí en Santiago 2.23, dice fue llamado amigo de Dios. Y por ello, aquí realmente está alertando. Está pidiendo arrepentimiento. Si tú estás en esa condición, arrepiéntete. Por eso aquí nos dice Santiago 4.4, o almas adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Y si notáis, ahí dice el que quiera ser amigo del mundo. No, el que tiene el deseo, la inclinación, el que lo busca, el que tiene el deseo. Entonces, no significa que estés viviendo en esas prácticas en este momento, pero el deseo. Porque al desearlo, realmente lo que estás haciendo es cortando la relación o dañando la relación con Dios. Ese deseo. Por eso dice, el que quiera ser amigo del mundo. Y hay que tener cuidado. Porque este mundo tiene mucha purpurina. No, muchas cosas que brillan. Mucho que nos atrae. No, el aplauso del hombre. La gente hace lo que sea para que les aplaudan. La gente hace lo que sea por dinero. La gente hace lo que sea para ser popular. O para que la gente les dé un like. ¿No? Un me gusta en sus redes sociales. Hacen lo que sea. Hacen lo que sea Para que la gente les busque o quieran estar con ellos o... Hacen lo que sea para recibir el aplauso del mundo y para disfrutar sus placeres. Hacen lo que sea por este mundo. Y este mundo atrae mucho. Por eso tenemos que tener cuidado. Porque nuestro enfoque debe ser exclusivo. Debemos enfocarnos exclusivamente en Dios. Por eso, Jesús mismo dice, amarás al Señor tuyo con todo, con todo tu corazón, ¿no? Toda tu alma, con todas tus fuerzas, o sea, con todo tu ser. Amale a Él primero. Y si no estás haciendo eso, estás reflejando amor hacia el mundo, porque estás amando otra cosa por encima de Dios. Lo cual, eso, implica idolatría, ¿no? Porque no estás, no estás adorando a Dios exclusivamente, sino que estás adorando otra cosa, sea lo que sea. Y por ello, aquí Santiago lo describe como adulterio espiritual. Y entonces, continuando aquí, en versículo 5, donde vemos que la mundanalidad menosprecia la Escritura. O sea, no solamente esa mundanalidad, esa amistad del mundo, esa adulterio espiritual, sino que también vemos cómo menosprecia la Escritura. Versículo 5 dice, o pensáis que la Escritura dice en vano el Espíritu que Él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? O sea, ahí está hablando de la Escritura como si no tuviera valor. Como si estuviera, como si sus palabras fueran vacías. Eso es lo que significa vano, no vacío. Sin propósito. O sea, la escritura no tiene propósito. Básicamente lo que está diciendo. O sea, ¿piensas que la escritura es así? ¿Que no tiene propósito? Jesús mismo en Mateo 5, 18 dice, Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni una tilde pasará de la ley. hasta que todo esto acontezca. Hasta que todo esto se haya cumplido. Eso es Mateo 5, 18. Jesús mismo dice, se va a cumplir la ley. Se va a cumplir la palabra de Dios. Eso es Mateo 5, 18. En Isaías, Isaías 55, del 10 al 11, dice, porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca, no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envíe". Eso es Isaías 55, del 10 al 11. Y usa la ilustración de la lluvia y la nieve. ¿No? O sea, nosotros entendemos que cuando llueve, el agua se queda sobre la tierra, ¿No? Y la tierra la recibe y entonces produce, produce fruto. Yo por lo menos no he visto que la nieve se levante otra vez al cielo. ¿No? No vuelve, sino que produce. A eso es a lo que se está refiriendo. Es que al igual que la lluvia y la nieve cuando caen pues, impacta en el terreno, así es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios llega y llega a su propósito. Cumple lo que tenía determinado. No vuelve vacío. Entonces, por ello, aquí, volviendo aquí a Santiago 4, versículo 5, dice, ¿pensáis que la Escritura dice en vano? O sea, ¿vuelve vacía? ¿Como que no tuviera propósito? No, para nada. dice o pensáis que la escritura dice en vano el espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente ahora aquí aquí menciona la escritura dice lo lo interesante es que realmente en el antiguo testamento ni tampoco en el nuevo testamento tenemos un texto similar a este uno idéntico al que lo cita Entonces, probablemente, no está citando un pasaje particular, sino resumiendo la verdad expresada en varios pasajes del Antiguo Testamento. Como hace Jesús en Juan 7, del 37 al 39, cuando dice, el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz diciendo, si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él. Pues aún no había recibido, perdón, aún no había venido el Espíritu Santo. Porque Jesús no había sido aún glorificado. Entonces, eso es Juan 7, del 37 al 39. donde ahí vemos a Jesús, que está resumiendo las Escrituras, y usa un tema, diciendo, ésta es la Escritura, ¿no?, y lo resume. Es como cuando nosotros decimos, ah, sí, es que la Escritura dice esto. Quizás no estamos citando directamente un texto, pero estamos hablando de un tema en particular, y aplicándolo a la necesidad presente, ¿no? Y eso es lo que vemos aquí, cuando Santiago dice, pensáis que la Escritura dice en vano, y entonces, aparenta que está citando, pero está mencionando esta idea, este tema. Entonces, no está citando un pasaje particular, sino resumiendo una verdad expresada en varios pasajes del Antiguo Testamento. Y este texto aquí, versículo 5 especialmente, es un texto que tiene, en el lenguaje original, una gramática un poquito difícil, que da posibilidades a muchas interpretaciones. Pero seguramente lo que está diciendo es que el celo que es de Dios desea que su pueblo se mantenga puro y dedicado a Él. Cuando dice, el Espíritu, que Él, o sea que Dios, ha hecho morar en nosotros, nos anhela celosamente. Y es que la Escritura habla del celo de Dios. El celo que Dios tiene por su pueblo. No es como el celo de un marido, que quiere proteger a su esposa. Ese es el celo que Dios refleja para su pueblo. Nos dice Éxodo 25. No te inclinarás a ellas. Eso es parte de los diez mandamientos, diciendo, mira, no debes de tener dioses ajenos y no debes de hacer imagen. Dicen, no te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visitó la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen. Eso es Éxodo 20, versículo 5, ¿no? Vemos ese celo que Dios tiene para proteger a su pueblo. En Éxodo 34, 14, porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es celoso, Dios celoso es. Eso es Éxodo 34, versículo 14. Entonces Dios desea que su pueblo esté completamente dedicado a Él, que sea completamente suyo, Él no tolera a rivales. Dios nos anhela con celo. Nos dice Deuteronomio 4, 24, porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso. Y es que Dios castiga a aquellos que se rebelan contra Él. Por eso, Dios les advierte a no coquetear con las actitudes y los valores del mundo. Ahora aquí, en versículo 5, podéis notar aquí en la Reina Valera, dice, el Espíritu que la ha hecho morar El Espíritu que ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente. Y podéis notar que aquí en la Reina Valera pone mayúscula sobre Espíritu porque le está identificando con el Espíritu Santo. En griego usa el mismo término Espíritu, usa Espíritu pero no tiene mayúscula, entonces, aquí realmente hay diferentes opciones, diferentes comentaristas intentan dar sentido a este versículo viendo si se refiere, algunos piensan que es el espíritu de sabiduría que debemos de pedir a Dios para que nos dé sabiduría, como nos dice Santiago 1.5. Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídele a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche le será dada. Algunos piensan que es el espíritu de sabiduría que si no nos sometemos a Dios, que si no le buscamos y buscamos al mundo entonces Dios nos quita esa sabiduría. Otros piensan que se refiere al espíritu que Dios da, que Dios dio al hombre en la creación. Cuando nos dice Génesis 2.7 que Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. Entonces algunos piensan que posiblemente se está refiriendo al al Espíritu que Dios sopló para dar aliento de vida al hombre, y otros, lo cual yo creo que es más probable, es que sí se refiere al Espíritu Santo. Entonces, el Espíritu Santo, o sea, cuando dice el Espíritu, o sea, el Espíritu Santo, que Él ha hecho morar en nosotros, hablando de los creyentes, los anhela celosamente. Entonces, el Espíritu Santo, que el creyente recibe en su conversión. O sea, cuando pone su fe y confianza en Jesús como Señor y Salvador, Dios le da su Espíritu Santo, que mora dentro del creyente. Entonces, el Espíritu Santo anhela celosamente la dedicación y la lealtad a Dios. O sea, que estemos completamente dedicados a Dios, no al mundo, no a sus prácticas. O sea, el Espíritu Santo desea nuestro amor sin reservas. que estemos completamente dedicados a Dios. Entonces, es el Espíritu Santo que el creyente recibe en su conversión anhela celosamente su dedicación y lealtad a Dios. Porque Dios desea que su pueblo vuelva a Él. Dios requiere lealtad total. Coquetear con el mundo es un hecho serio. Dios desea Dedicación total. Dios desea nuestro crecimiento espiritual. Dios desea que abandonemos nuestras prácticas malévolas. Que abandonemos nuestro viejo hombre. Dios desea que nos deleitemos en Él. Dios desea que andemos en rectitud de vida. Él quiere exclusividad. Y lo que el texto nos recuerda es que Dios tiene el derecho. Él es nuestro creador. Él es quien nos ha dado el espíritu. Y por ello, somos suyos. Tiene el derecho. Debemos de servirle a su manera. Debemos de amarle sobre todas las cosas. Y es que la amistad del mundo es adulterio espiritual. La mundanalidad menosprecia la escritura, pero también vemos aquí en versículo 6 cómo la mundanalidad provoca disgusto divino. Porque en Efesios 6 dice, pero Él da mayor gracia. Por esto dice, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. Ahora, ¿por qué dice, pero Él da mayor gracia? Es porque ha estado resaltando la mundanalidad. Ha estado resaltando que hay algunos creyentes que se están acoplando al mundo, están acoplando sus prácticas. Sí, han puesto su fe y confianza en Jesús como Señor y Salvador, pero, oye, el mundo, mis amigos valoran esto, entonces yo también lo voy a valorar. O en las redes sociales valoran esto, pues entonces yo también voy a participar de ello. ¿O mi comunidad hace esto o aquello y celebran estas festividades y hacen estas prácticas? Pues yo también, para aparentar. De todas formas, quiero llegar a donde están ellos para evangelizarles. Entonces, pues voy a meterme en estas prácticas. Y están poniendo esas excusas cuando lo que realmente están haciendo es amando al mundo. amando sus prácticas, viviendo como el mundo vive, amando lo que el mundo ama, valorando lo que el mundo valora. Y entonces, si te encuentras en esa situación, ¿qué puedes hacer? Porque has desagradado a Dios. Y por ello, versículo 6 dice, pero Él da mayor gracia. O sea, Por mucho pecado en el cual estés involucrado o hayas estado involucrado en el pasado, Dios da mayor gracia. Una gracia que cubre todo. Y hay abundante gracia. Porque aquí realmente está pidiendo arrepentimiento. está pidiendo que nos demos cuenta, que valoremos nuestra vida, que nos demos cuenta de nuestras actitudes, nuestras actitudes que quizás se asemejan al mundo, las palabras que usamos que se asemejan al mundo, el amor que tenemos hacia el mundo y sus prácticas. Todo lo que sea mundano debemos de rechazarlo y debemos de aferrarnos a la gracia de Dios que es abundante. Y es que la gracia de Dios es suficiente para cumplir sus requisitos, para hacer lo que Él desea que hagamos. Dios da a su pueblo todo lo que necesitan para cumplir sus exigencias. Dios siempre está del lado de su pueblo. Dios siempre nos da más gracia de lo que necesitamos. Pero tenemos que acudir a Él. ¿Y cómo acudimos a Él? En humildad. Por eso nos dice versículo 6, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. O sea, si intentamos acercarnos a Dios con orgullo, realmente continuamos reflejando la actitud del mundo, no la de Dios, y Dios resiste a los soberbios. Esa idea de resistir, es la idea de oponerse. ¿No? Anteriormente ha dicho que nosotros, al hacernos amigos del mundo, nos oponemos a Dios. Somos hostiles a Dios. Entonces, ¿por qué pensamos que sin cambiar podemos acercarnos a Dios y pedir que nos dé su gracia? ¿No? Porque somos enemigos de Dios. Nos hemos vuelto enemigos de Dios. Hemos sido hostiles a Él. Entonces, Él está en nuestra contra, porque venimos ante Él con soberbia. con orgullo, pero viendo cómo Dios sí acepta a los humildes, a los que se humillan, a los que abandonan sus malas prácticas y claman a Dios. Y es que el que se exalta en su orgullo sólo recibirá la resistencia de Dios. Dios resiste a aquellos que se exaltan delante de Él. La gracia de Dios requiere que respondamos con humildad. Sólo los que se humillan reciben el regalo de la gracia. Dios ayuda a aquellos que se humillan delante de Él. En Proverios 3, 34, ciertamente Él escarnecerá a los escarnecedores y a los humildes dará gracia. No, aquellos que solamente se ríen y se jactan y disfrutan de sus placeres y se ríen de Dios, pues Dios no los va a escuchar. No, Él les va a ver sufrir. Pero a los humildes, a los que se humillan delante de Él, Dios les da gracia. Nos dice esos proverbios 3, 34. Salmo 18, versículo 27. Porque tú salvarás al pueblo afligido. y humillarás a los ojos altivos". Eso es Salmo 18, 27. Salmo 138, versículo 6, porque Jehová es excelso y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos. O sea, Dios atiende, Dios escucha al que se humilla, al que se da cuenta de su necesidad, al que se da cuenta de su error, al que se da cuenta de su pecado y viene delante de él humilde y se arrepiente de sus pecados y pide limpieza, pide perdón. Es que en vez de desear lo que el mundo ofrece, es necesario recordar que lo que Dios da tiene mucho más valor. Dios da dones a aquellos que se humillan y piden. Dios da de su gracia a aquellos que se humillan y se arrepienten. Pero Dios conoce nuestros corazones, Dios sabe si estamos siendo humildes o no. Y por ello la importancia del arrepentimiento. ¿No? Por eso aquí mismo en Santiago 4, del 4 al 6 dice, ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano al Espíritu que Él ha hecho morar en nosotros? ¿Nos anhela celosamente? Pero Él da mayor gracia. Por eso dice, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. O sea, Dios desea que estemos completamente dedicados a Él. Que nuestra lealtad a Él sea exclusiva. Que no pongamos a nadie ni a nada por encima de Él. Que Él sea nuestra prioridad. ¿Consideremos nuestra vida? ¿Qué es lo que amamos? ¿Qué es...? ¿Qué...? ¿Qué...? O sea, si consideramos nuestras actitudes... ¿Qué reflejan nuestras actitudes? ¿Reflejan a Cristo o no? ¿Qué de nuestras palabras? ¿Qué de nuestros pensamientos? ¿Nuestras acciones? Eh... ¿Nuestras relaciones? ¿Lo que hacemos con otras personas? Eh... refleja nuestra vida en la pureza de Cristo, refleja... reflejamos a Cristo en nuestra vida. Es que la mundanalidad es pecado. ¿Te apartas del pecado? Vamos a terminar en oración.
La mundanalidad es pecado; ¿te apartas del mundo?
Series Santiago
Sermon ID | 11523184046672 |
Duration | 50:26 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | James 4:4-6 |
Language | Spanish |
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