00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
El título del sermón es Perseverar Frente al Rechazo. Escritura Romanos 10, del 16 al 21, en la serie La Gracia Salvadora de Dios. Esta es, si quieren ponerse de pies, esta es la santa y bendita palabra del Señor. Sin embargo, no todos hicieron caso al Evangelio, porque Isaías dice, Señor, ¿quién ha creído nuestro anuncio? Así que la fe viene de oír y oír por la palabra de Cristo. Pero yo digo, ¿acaso nunca han oído? Ciertamente que sí. Por toda la tierra ha salido su voz y hasta los confines del mundo sus palabras. Y añado, ¿acaso Israel no sabía? En primer lugar, Moisés dice, yo los provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo. Con un pueblo sin entendimiento los provocaré a ira. Eisaías es muy osado y dice, fui hallado por los que no me buscaban. Me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero en cuanto a Israel, dice, todo el día he extendido mis manos a un pueblo desobediente y rebelde. Padre, te damos gracias por tu palabra. Es bendita, necesaria. Habla hoy con nosotros, Padre. la realidad del rechazo, Padre, que es bíblico, Padre, que debe ser esperado y que no debe desanimar al cristiano de compartir el Evangelio. Si hay alguien aquí que nos ha salvado, Padre, hoy pedimos que Tú lo salves. Y la persona que te ame, Padre, que hoy salga aquí alentada a compartir el Evangelio, que lo ha salvado a ellos. Pedimos todo esto en el nombre de Jesús. y para tu gloria. Amén y Amén. En nuestro último sermón que predicamos en Romanos, ya van varias semanas atrás, exploramos Romanos 10, si se recuerdan, versículos 14 y 15, donde Pablo abordó una objeción común a la doctrina de la lección por gracia La objeción era la siguiente, si Dios ya ha elegido a quienes creerán, ¿por qué debemos participar en la evangelización? Y si se recuerda, nuestra escritura que leímos nos dio tres razones convincentes por las cuales debemos proclamar el Evangelio. Número una, porque somos mandados a evangelizar. Vayan a todo el mundo y prediquen la palabra, es el gran comisión. Número dos, porque es un gran privilegio, exploramos la idea que Dios no nos necesita, pero eligió usar métodos humanos para proclamar el Evangelio, algo increíble para considerar. Y número tres, la que aprendimos en el pasaje del versículo 14-15, fue la siguiente, porque Dios ha ordenado la salvación de los elegidos a través de la predicación fiel de la palabra. Entonces, sabemos que la fe viene por oír hoy por la palabra de Dios y que aquellos que Dios ha determinado que vayan a creer, sólo van a creer cuando se les presente el Evangelio. A lo mejor no la primera, segunda, tercera vez, pero llegará un tiempo donde su elección y su llamado estarán juntos y esa persona por la primera vez, por la ayuda del Espíritu Santo, tendrá un nuevo corazón para entender y correrá al Señor. Como la Iglesia entonces nos recordó nuestro sagrado deber de ser mensajeros de las buenas nuevas, enviados por Dios para traer esperanza a un mundo completamente necesitado. Y todo para la gloria de Cristo y la salvación de las almas. Tenemos un deber, amados. Amén. Un deber. Pero hoy nos enfrentaremos a la triste realidad de que incluso cuando los mensajeros fieles de Dios predican clara y poderosamente el mensaje de la salvación, la mayoría, no algunos, la mayoría de las personas aún lo rechazará, el mensaje de Cristo. Y sabemos que esto puede ser desalientor. Llegamos al punto que predico y predico y doy testimonio y nunca veo a nadie en mi mirada a Cristo. A lo mejor lo estoy haciendo mal. mejor quedarme callado. O no me gusta que me rechacen, así que quedo callado, porque he enfrentado tanto rechazo. Pero debemos recordar que el rechazo al Evangelio es legítimo. Es legítimo. Como dijo Cristo, el camino que va al infierno es amplio, estrecho, confortable, y muchas personas, ¿qué? Lo caminan. Pero el camino que va al cielo es, ¿qué? angosto, difícil, en poco que lo que haya. Entonces, nosotros tenemos que quedarnos con ese pensamiento en la mente, que predicaremos y predicaremos y predicaremos, debemos testimonio, testimonio, testimonio, y es posible que la mayoría, si no todos de los que hemos hablado, nunca vengan al Señor. Es legítimo, es esperado, Fuimos advertidos acerca de esto y hoy Pablo explora esa idea para nosotros. Así que miren el versículo 16, donde miramos la necesidad y el desafío de predicar el Evangelio. Dice Pablo en el versículo 16, sin embargo no todos hicieron caso al Evangelio porque Isaías dice, Señor, ¿quién ha creído nuestro anuncio? Isaías en su tiempo predicó por varios años, décadas, a un pueblo rebelde de Israel. y vio muy pocos frutos de su predicación. Nosotros miramos a Isaías como un gran hombre de Dios, escogido para predicar. Y Pablo en su tiempo mira que muy pocos vienen y mira hacia atrás, mira hacia Isaías y dice, pues eso ocurrió con Isaías y los profetas. Y nos dice, está ocurriendo aquí hoy en mi tiempo. Y sabe que, amados, ocurre hoy con nosotros también. Pablo aquí va a citar a Isaías varias veces. y esta es una de las primeras. No hay nada malo, entendemos con él, las buenas nuevas con el Evangelio que predicamos. Y anteriormente en Romanos 10 hemos dicho que el Evangelio es fácil de entender. Pablo dice este punto en el versículo 8, cuando él dice, cerca de ti está la palabra en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra de fe que predicamos. Predicamos y está cerca, accesible, es fácil de entender. y debido a que la palabra está cerca de cada uno de nosotros siempre nosotros razonamos debe ser aceptada con alegría y gratitud por las personas inconversas en nuestra mente el evangelio es tan fácil, tan claro tan hermoso, un tesoro tan grande que cuando lo compartimos con otros no podemos entender porque esa persona no puede ver la gloria de Dios tal y como usted y yo la vemos y nos desalienta, como nos van a creer Este tesoro tan lindo, tan hermoso, el tesoro de Cristo, lo que ha hecho para nosotros, es tan fácil de entender que nada más debemos predicar y todo el mundo debe venir corriendo, arrodillándose delante del Señor Jesucristo. No es difícil de entender el mensaje del Evangelio. Debido a que la palabra está cerca de cada uno de nosotros, siempre debe ser aceptada con alegría y gratitud por todos. Y sin embargo, sabemos que aunque el Evangelio es fácil de entender, es imposible aceptarlo si no obra el Espíritu Santo en nuestras vidas. Pablo enfatiza esta realidad al decir, no todos hicieron caso al Evangelio. ¿Y por qué? Si es fácil de entender y si es un gran tesoro, ¿por qué es tan difícil de aceptar el Evangelio en un corazón inconverso? Porque el Evangelio ataca nuestro sentido de bondad con la verdad acerca de nuestra pecaminosidad y incapacidad. El Evangelio destruye nuestro sentido de justicia propia y nos llama a abandonar nuestro orgullo y autosuficiencia corriendo hacia Cristo para buscar una justicia que es ajena, una justicia fuera de nosotros. El Evangelio dice no eres una buena persona. El Evangelio te dice no puedes acercarte a Dios. El Evangelio dice que tu justicia es inmundicia, trapos inmundos, que no sirven para nada. El Evangelio te dice tienes que buscar una justicia que es ajena, que no fluya dentro de ti. El Evangelio te dice eres un pecador. El Evangelio no es difícil de entender, es fácil de aceptar. ¿Pueden ver la diferencia? Todo el mundo entiende lo que le estamos diciendo. Se ofenden cuando predicamos el Evangelio. ¿Por qué se ofenden? Porque entendieron el mensaje. No eres una buena persona. Estás al rumbo a qué? Al infierno. Y si no vienes a Cristo, no hay esperanza para ti. Eso es... Lo entienden. No les gusta el mensaje. No quieren aceptar el mensaje. Es difícil de aceptar porque para aceptarlo tengo que abandonar mi propio pensamiento de que soy una qué? Buena persona trabajando para una salvación. Es lo que Pablo está aquí diciéndonos a nosotros. El mensaje es fácil. Lo que es difícil es aceptar el mensaje. El mensaje es fácil. Dice que somos nacidos, ¿qué?, pecadores, que le aumentamos a nuestra naturaleza, ¿qué?, más y más pecado. Y por nuestro pecado y pecaminosidad, nunca podemos abordar El espacio que está entre Dios y nosotros. Dios es Santísimo. Nosotros somos pecadores. Así que estamos destituidos de la gloria de Dios. No tenemos ninguna oportunidad para trabajar, para ser aceptables a Dios. No somos buenas personas y necesitamos justicia, pero no la podemos producir. Pero Dios, en su gran amor, mandó a su Hijo, que se hizo uno de nosotros, vivió la vida perfecta, cumplió la ley que nosotros no pudimos cumplir, fue a la cruz como un substituto. siendo substituto, siendo perfecto, él puede entonces pagar por los pecados de otros porque no tiene pecados para pagar de sí mismo. y pagó por nuestros pecados, y el Señor lo afligió a él como si fuera a nosotros, y por su vida, por lo que él cumplió, nosotros podemos tener nuestros pecados perdonados y podemos recibir la justicia ajena que fluye de él. Y con esa justicia ajena que fluye de él, el Padre nos mira como perfecto, nos adopta a su familia. Ese es el, en breve, el Evangelio. Amén. Es fácil de entender, difícil de aceptar. que yo soy un pecador malvado sin ninguna esperanza de redimirme yo mismo por mis obras. Así que aprendemos que aunque Dios ha enviado predicadores fieles, el versículo 15, ¿y cómo predicarán si no son enviados? Dios enviado, la mayoría de la gente no invocará a Cristo en arrepentimiento como exige el versículo 14. Dice, ¿cómo ¿Cómo clamarán a Cristo? ¿Cómo se arrepentirán si no hay alguien que le predique la Palabra? La Palabra ha predicado, pero ellos no han venido. Esto es cierto incluso ahora y evidenciado por el uso que Pablo hace de Isaías 53.1. En 53.1, Isaías dice lo siguiente, ¿Quién ha creído en nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del Señor? Isaías el profeta se lamenta cuando escribió este versículo. El mismo lamento que Pablo expresa en Romanos 10 es el lamento de Isaías. Y es el mismo lamento que ha tenido la iglesia por largo de su historia. Predicamos y predicamos, presentamos a Cristo y muy pocos que vienen. este gran tesoro, este hermoso Cristo, lo que ha hecho, algo que todo el mundo debe aceptar, muy pocos vienen. Y nos desalienta el rechazo de la mayoría de la gente. Isaías sabía, Isaías sabía como lo sabía todo profeta, que la palabra de Dios debe ser proclamada una y otra vez. Sabía que el Evangelio había sido anunciado por los profetas y aún por él mismo. Pero se entristizó al ver la incredulidad del pueblo. ¿Quién ha creído a nuestro mensaje? ¿Pueden ver? Yo lo he proclamado. Los profetas lo han que proclamado. Jeremías lo proclamó. Isaías lo proclamó. Elías lo proclamó. Eliseo lo proclamó. Daniel lo proclamó. Abdias lo proclamó, Malaquías lo proclamó. Pueden verlo, amados. ¿Quién ha creído a nuestro mensaje? Muy pocos, dice, hemos predicado por lo largo de la historia de Israel. ¿Y quién ha creído nuestro mensaje? Dice, Isaías, muy pocos. Escuche la palabra que él usa, nuestro mensaje. Los predicadores habían predicado con toda diligencia, con toda urgencia, todos, pero viendo que muy pocos creían. Y Pablo aplica esta verdad diciendo que en su tiempo esta era la realidad también. Llegamos a una verdad que todos los cristianos entonces deben de tener en cuenta cuando evangelizan, y es la siguiente. La predicación de la palabra es una condición necesaria para la fe. pero no es una condición suficiente. Otra vez, la palabra, la predicación de la palabra es una condición necesaria para la fe, pero no es una condición suficiente. Nada más porque predicamos. Sabemos que nadie vendrá si no predicamos, así que ¿qué? Predicamos, pero nada más porque predicamos no quiere decir que van a venir. Amén. Sabemos es la única venida para el venir, pero sabemos nada más que le damos la venida no van a venir. O en otras palabras, no se puede tener fe sin predicar el Evangelio, pero se puede tener incredulidad incluso cuando es predicado. Sin la predicación no puede haber fe, pero podemos predicar y puede haber, ¿qué?, incredulidad. Todos debemos luchar con esta desgarradora verdad y comprenderla para no desanimarnos en nuestros esfuerzos evangelísticos. Mira que doy testimonio y testimonio a mi tía, a mi tío, a mi hijo, a mi hija, a mi nieto, a mi nieta, a mi padre, a mi madre, a las personas que amo y le enseño y le hablo y le hablo y siempre rechazan y rechazan y rechazan. ¿Qué estoy diciendo yo mal? Nada. Absolutamente nada. ¿Quién ha creído nuestro qué? Mensaje. ¿Lo dice quién? Isaías de él y los profetas. ¿Lo dice quién? Pablo de sí mismo. Lo ha dicho la Iglesia por lo largo de la historia y lo decimos nosotros. ¿Quién ha creído nuestro mensaje? Muy pocas personas. Pero, ¿por qué debemos entonces continuar predicando repetidamente el Evangelio a quienes han rechazado su verdad? Si usted está diciendo, pero pastor, si usted tiene razón, si muy pocas personas van a creer, ¿por qué seguir insistiéndole? ¿Por qué no decir, ya se lo prediqué, no aceptaron, allá están ellos con Dios y yo me quedo callado. Cuando vengan a la casa no digo nada. Cuando comamos no voy a decirle nada porque no lo quieren oír. Mi tía me ha dicho, voy a tu casa, pero si tú empiezas con Cristo, me voy, entonces me voy a quedar callado. Ya le dije una vez, ¿y qué importa? Ya, ya se lo dije, si no lo cree, está entre ellos. ¿Por qué? seguir predicando. El versículo 17 abarca este dilema, el Evangelio sigue siendo la única esperanza del hombre. Así que la fe viene de oír, de oír por la palabra de quien? De Cristo. El mensaje de Pablo es claro, la fe en Cristo solo puede surgir cuando alguien escucha el Evangelio. ese evangelio que se centra en Jesucristo y aunque la gente lo rechace sigue siendo su única esperanza y por eso predicamos como lo hizo Isaías con el corazón quebrantado por la incredulidad de la mayoría pero persistimos en predicar porque sabemos que la única esperanza que tiene esa tía que tiene ese tío que tiene esta persona nuestra vida es el evangelio y si se ofenden que se ofendan Es como el niño que no quiere tomar medicina. Se está muriendo y no quiere tomar la medicina porque no le gusta el sabor. ¿Qué hace usted como un padre? Le agarra las narices y se lo meta adentro. Te la vas a tomar. Levantas la boca para que se la trague porque es necesario. Y nosotros tenemos que tener esa mentalidad. Seguiremos predicando. No quiero ir, no me digas nada. Es imposible que yo no hable de Cristo. Ese fue el dilema que se le presentó a Pedro, si se le cuenta, cuando lo trajeron delante de San Jindrín y le dijeron, si tú no sigas predicando y si vas a seguir predicando, te vamos a matar. ¿Y qué dijo Pedro? Ustedes juzguen si nosotros debemos escuchar al hombre o a Dios, pero nosotros seguiremos predicando ¿a quién? A Jesucristo. No vamos a parar. Y amados, tengan cuidado de su corazón. No voy a decir nada, ya le dije, no quiero pleitos. Ese es el corazón cobarde. El corazón de Pablo dice, si esa persona viene a mi casa, si esa persona tenga relación con ellas, yo seguiré proclamando a Cristo. Rechacen que rechacen, es posible que un día el Señor le abra los ojos y vendrán a Cristo. ¿Y cómo lo va a abrir? Por la predicación, la fe viene por oír y oír por la Palabra de Dios. Y estoy casi muy seguro que la mayoría de ustedes vinieron a Cristo no la primera vez que escucharon el Evangelio. Amén. Estoy seguro que la mayoría de ustedes rechazaron a Cristo una que otra, que otra, que otra vez. Son muy pocos las personas que nunca oí de Cristo y alguien me lo predicó y wow, vine de inmediatamente. Son muy pocas las personas. La mayoría tenemos el testimonio que mi mamá estaba orando por mí, o mi tía estaba, o mi abuela. Alguien estaba orando y me estaba hablando y pidiéndole al Señor que traiga personas a mi vida y que estaban ahí, que traigan personas a la casa y yo le huía. Y cuando miraba al hermano, al hermano, al primo que conocía al Señor, no quería nada que ver con él. Y un día, no sé, un día el Señor abrió mis ojos. pude entender lo que me estaban tratando de decir por años, y vino a Cristo. Amén. Persistencia. Porque la fe es el único vehículo por el cual el Señor traerá, ¿qué? La salvación, la predicación, perdón, donde el Señor traerá la fe. Y amados, eso es lo que está aquí hablando Pablo. ¿Qué dice él? ¿Quién ha escuchado nuestro mensaje? ¿Y con qué sigue? ¿Pero qué? La fe viene por oír la palabra y la palabra ¿de quién? De Dios, de Cristo. Entonces Él dice, seguimos predicando como cristianos, como cristianos debemos seguir predicando el Evangelio con valentía. Si la gente no cree y se aleja, que así sea, pero nosotros quedaremos abriendo nuestras bocas, no nos quedaremos callados, proclamaremos el evangelio fielmente, sabiendo que este es el medio que Dios ha ordenado para traer la fe salvadora a los electos, los elegidos de Dios. Independientemente del rechazo, seguimos adelante confiando en que Dios cumplirá su propósito a través del poder de su palabra. Sabemos que el poder está en la palabra predicada, no en nosotros. Seguimos hacia adelante. Y tenemos que reconciliar esta verdad que hablamos nosotros el viernes los hombres. Y es la verdad que dice la Palabra de Dios que para algunos seremos la aroma de vida que va a vida y para nosotros seremos la peste a muerte que va a la muerte. ¿Qué era suficiente para todas estas cosas? Es legítimo que yo predique que la persona rechace y si se mueren, se mueren sin excusa. Gloria sea a Dios porque tuvieron una oportunidad. Y es legítimo seguir predicando y predicando y predicando y que rechacen y se rechacen el resto de su vida y mueren, están sin que excusa. Gloriese a Dios. Pero la sangre de esa persona no está en mis manos. Amados, no hay otra vía de la salvación. La fe viene de oír, oír a través de la palabra de Cristo. Es muy claro para nosotros. Los pecadores deben ser presentados una y otra vez al auténtico Jesucristo en su palabra. deben encontrarse cara a cara con el Cristo Bíblico a través de su Evangelio. Y el único vehículo es la predicación de la Palabra de Dios que sale de la boca de los santos como usted y como yo. El versículo 18 nos enseña entonces que la proclamación debe ser universal porque el poder de la salvación está en el Evangelio. Escuchen lo que dice Pablo, pero yo digo, ¿acaso nunca han oído? Ciertamente que sí, y ahora está otra vez cita a Isaías por toda la tierra ha salido su voz y hasta los confines del mundo sus palabras. En el tiempo de Isaías y de los profetas, ellos proclamaron el Evangelio a Israel y a las personas que se convertían al judaísmo. En el tiempo de Pablo, Dios había publicado su Evangelio a lo largo de las fronteras de Israel y en las tierras gentiles. Y en la era del Nuevo Testamento el Evangelio se difundió rápidamente, dice la Palabra de Dios. Escuche Juan 12, 19. Entonces los fariseos se decían unos a los otros, ven que ustedes no consiguen nada, miren, todo el mundo se ha ido tras de él, como estaba corriendo el Evangelio. Gloríase a Dios, amén. Todo el mundo, dice los fariseos. Hechos 17, 6. Al no encontrarlos, arrestaron a Jason y algunos de los hermanos antes de las autoridades de la ciudad, gritando, esos que han trastornado el mundo han venido acá también. ¿Habían trastornado qué? El mundo con la predicación de qué, del Evangelio. Dondequiera que iba, había un trastorno de las cosas como eran. Glóriese a Dios, cómo se escondía el Evangelio. Y el Colosenses, Colosenses capítulo uno, versículo cinco, la parte final al seis dice, el evangelio que ha llegado a ustedes así como en todo el mundo está dando fruto constantemente. Pónganle la obra del Señor, qué bueno es el Señor. Dar su evangelio por todo el mundo. Hermanos y hermanas, vivimos en una época también nosotros extraordinaria. en las que las buenas nuevas del Evangelio están difundiendo más rápido que nunca por todo el mundo. Dios está usando predicadores y evangelistas y personas comunes como usted y como yo para llevar el mensaje de Cristo a innumerables corazones por todo el mundo. Dios ha abierto la puerta a la proclamación del Evangelio a través de varias maravillas tecnológicas, y por lo tanto la incredulidad de hoy es un pecado grave frente tan gran misericordia. usted puede descargar un sermón de Charles Virgen, le dijo, este hombre vivió más de ciento y pico años atrás, pero lo puede escuchar hoy, por la venida de las redes sociales, y el internet. Usted puede escuchar pastores por todo el mundo, la palabra de Dios predicada por todo el mundo, por la tecnología, y por varios hombres dotados de Dios que son fieles al evangelio, predicando, hombres de ayer, hombres de hoy, predicando el Es algo increíble. Nunca jamás el mundo ha tenido el acceso al Evangelio como lo tiene hoy. Amén. Y nunca jamás el mundo ha estado lleno de tanta incredulidad como hoy. El Señor en su misericordia dando tanto acceso y el mundo aún más y más rechazando el Evangelio. Y ese rechazo es un gran pecado. Al igual que en la época de Isaías y de Pablo, La incredulidad de nuestros días no se debe a que la gente no haya escuchado el evangelio, no lo haya entendido. Dios ha enviado predicadores. Mira lo que dice el versículo otra vez. Por toda la tierra ha salido su voz y hasta sus confines del mundo sus palabras. Bendito sea nuestro Dios misericordioso que sigue enviando su evangelio incluso frente a tanta incredulidad. Qué bueno es Dios. Y aquí prendemos otra verdad esencial. Como nos enseña el apóstol, estamos llamados a llevar el evangelio por toda la tierra y hasta los confines del mundo. De esta manera el evangelio debe ser proclamado universalmente. Y tenga cuidado, nosotros se nos acusa como reformados, ustedes no creen en predicar el evangelio, eso es falso, es una mentira de Satanás. Es la fe reformada que ha mandado más evangelistas, más misioneros, más doctores, más hospitales, más esfuerzo para evangelizar el mundo que cualquier otro grupo de cristianos. No sé si usted sepa eso. Históricamente correcto. Llevamos nosotros el mensaje, porque sabemos que el mensaje tiene que ser proclamado, ¿qué? Universalmente, a todos. Yo no sé quién el Señor va a elegir, quién el Señor ha elegido, quién el Señor va a abrirle los ojos. Yo le predigo a quién. A todos. ¿Amén? Universalmente, llamo al hombre a que arrepentirse y ponerse en, ¿qué? En Jesucristo como Salvador. ¿Qué dice la Palabra de Dios? por toda la tierra, a los confines del mundo, el Señor ha mandado a sus predicadores. Amén. Y yo soy uno de ellos. Así que proclamamos el mensaje a todos, pero sabemos algo. Sabemos que no a todos se le ofrece las bendiciones del Evangelio. El Evangelio es proclamado, pero no todos pueden apoderarse de las bendiciones del Evangelio. Las bendiciones del Evangelio se extienden solo a las personas que han llegado a Dios por medio de la condición de la fe de los que creen. Amados, las bendiciones del Evangelio se ofrecen específicamente a quienes se arrepienten y ponen su fe en Cristo. Si no estás dispuesto a poner tu fe en Cristo, las beniciones del Evangelio no son tuyas para recibirlas. No puedes tener paz con Dios cuando rechazas el Evangelio. No puedes tener vida eterna si rechazas el Evangelio. No puedes tener el perdón de tus pecados si no... ¿Qué? Vienes a Cristo si rechazas el Evangelio. Las beniciones del Evangelio, la nueva vida, todo, no puede pertenecerle a un inconverso. Así que proclamamos a todos, pero los que vienen a Cristo son los que reciben las bendiciones. Los que rechazan no reciben nada, más que condenación. Si bien el Evangelio se proclama a todos, pero sus beneficios salvadores están reservados para aquellos que creen, aquellos que escuchan la Palabra, confían en ella y son llevados a la fe en Cristo mediante el poder de esa Palabra predicada. Amén. Así que proclamemos, y si alguien viene sabemos que fue por la obra de quien. de Dios. Gloria sea a Dios. Miremos el versículo 19, el impacto sobrano entonces del Evangelio. Ya añado Isaías, acaso, ¿Israel no sabía? En primer lugar, Moisés dice, yo los provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo, con un pueblo sin entendimientos, los provocaré a ir a Aquí hay una verdad importante, mientras algunos siguen rechazando el Evangelio, otros llegarán a la fe mediante la obra poderosa del Espíritu Santo. Aquellos de quienes podríamos esperar que crean, a menudo no creen, y aquellos que no esperamos que crean, son los que vienen al Señor. ¡Gloria sea a Dios! Dios escoge las cosas tontas de este mundo para desafiar a los sabios, dice la Palabra de Dios. No podría que Israel creyera, para ello eran todas las bendiciones tenían que tenían la palabra de Dios, tenían las promesas del Cristo venidero, tenían el templo, tenían los sacrificios, tenían los profetas, tenían las ceremonias, tenían las bendiciones, tenían todo lo que uno pudiera esperar. Íbamos a esperar que cuando viniera Jesús, ellos dirían, nuestro Mesías, te estamos esperando, aferrarse, agarrarse a Él y llorar, y darle gracias a Dios por cumplir su palabra. ¿Pero qué encontramos? que el pueblo que tenía todas esas bendiciones puso su fe en las en las obras y no en la gracia prometida del antiguo testamento ese dios te dio la ley para enseñarte tu necesidad y tomaron la ley como una lista para qué para hacer y entonces querían la religión querían obrar por su por su salvación pero no querían el mesías y su gracia por venir Y cuando vino el Mesías, la gente que realmente debería haber corrido a él, abrazarlo y llorar y darle gracias a Dios por haber enviado al Mesías, el pueblo judío lo rechazó y lo mató. Increíble de pensar, con tanto privilegio, tanto bendición, tanto beneficio, le dieron la espalda a Dios. Y los gentiles que estaban al lado, idólatras, no buscando a Dios, no tenían la palabra, no tenían las ceremonias, no tenían el templo, no tenían los profetas, no tenían el Evangelio, no esperaban el Mesías, nada de beneficio tenían. Ellos recibieron la bendición. Cómo es Dios increíble. Mire el don soberano, el impacto soberano del Evangelio. En otras palabras, ¿por qué debería Israel sorprenderse que el Evangelio fuera predicado por los gentiles. Esto no fue un cambio repentino del plan de Dios. Mucho tiempo atrás Dios le había dicho a Israel que los haría celosos extendiendo las bendiciones que habían rechazado a personas de las otras naciones. Isaías dice, Pablo dice, mira Isaías predijo esto, que Dios haría un trabajo en los gentiles por el rechazo de Israel. Esto no era un nuevo plan. estará el plan soberano de quién? De Dios. A diferencia de Israel, los gentiles no habían recibido las bendiciones y los privilegios especiales que Dios había otorgado a su pueblo. Sin embargo, debido a que Israel rechazó el Evangelio de Dios, estas mismas bendiciones fueron dadas a otros, a esta nación que no era nación, a esta nación torpe, en oscuridad, sin ninguna luz cualquiera. es donde amaneció la luz de la salvación. Es algo increíble considerar. ¡Qué bendecido es usted y yo! Amén. Torpes en la noche agarrando sin saber dónde íbamos. Ahí vino la luz inesperada para nosotros. Y los que tenían la luz eligieron mejor quedarse en la oscuridad. Es algo increíble considerar. Esa transferencia de bendiciones se ve algo importante Isaías era completamente responsable por su incredulidad, como usted y yo lo somos y no creemos. Israel había recibido suficiente conocimiento y entendimiento del Evangelio de Dios para que su rechazo fuera inexcusable delante de Dios. Y usted diría, pero, Pastor, ¿cómo funciona todo esto? Si Dios es el que ilumina, y si Dios no iluminó a Israel, claramente no iban a creer. Y aquí está, aquí está esta gran doctrina, la doctrina que el mundo y la Iglesia han adoptado, que se prueba a ser falsa. Esta doctrina del libre albedrío, que yo puedo escoger a Dios sin que Dios haga nada. Israel fue escogido por Dios. Dios le dio todos los beneficios posibles. ¿Amén? Ninguna otra nación en toda la historia del mundo ha tenido los beneficios de Israel. El monte en llamas, el humo consumiendo, la palabra de Dios dada, los milagros vistos, las ceremonias, el templo, las promesas, en el sacrificio, el Mesías por venir. A nadie se le dio tanta bendición como ¿quién? A Israel. ¿Y qué hicieron con esa bendición? Lo rechazaron. ¿Por qué? Porque Dios le dio todos los beneficios y dijo, escójeme. Y sin que Dios haga algo, ellos rechazaron a quién? A Cristo. Ahí está su libre albedrío. Y si Israel, con todos esos beneficios, no puede escoger a Dios sin que Dios haga algo por ellos, nadie puede venir a Dios por sí mismo. Amén. Y los gentiles que no estaban buscando a Dios, tropezaron sobre Cristo. Cayeron, encontraron a Cristo, dice la palabra, sin buscarlo. ¿Por qué? Porque Dios le abrió los ojos. Ahí está en Libra del Vendrío. Ningún hombre con todos los privilegios podrá jamás venir a Cristo si Dios no le abre los ojos, como se lo abrió a los gentiles. Es algo increíble considerar. Jesús ilustra En Lucas 23 al 16, su lamento, todo lo que se le dio a Israel y todo como rechazan, dice la palabra de Dios que Jesús dice eso cerca de ellos. Entonces, el dueño de la viña vino. ¿Qué hará? ¿Qué haré, perdón? Enviaré a mi hijo amado, quizás a él lo respetarán. ¿Usted sabe de esta parábola? Había un dueño de la viña, la viña le pertenecía a él, se la rentó, alquiló a unos hombres con la promesa de que cuando él viniera ellos le iban a dar parte de esa viña porque realmente le pertenecían a él como un pago. La viña era hermosa, el Señor la preparó, el Señor la hizo hermosa, el Señor se la entregó tal y como era, a ellos no tuvieron que hacer nada. Y cuando vino el tiempo para que el Señor colectar, mandó a sus servidores y lo trataron mal, le dijeron que no y algunos de ellos los mataron porque ellos querían quedarse con la viña por su propio poder. Ellos querían a Israel, ellos querían las promesas como ellos los querían. Y el Señor dice, ¿sabes qué? Han machucado, han golpeado algunos de mis Servidores, los profetas han matado a algunos de ellos, pero ciertamente si mando a mi hijo lo respetarán. Y manda a su hijo. Versículo 14. Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí diciendo, este es el heredero, vamos a matarlo para que la heredad sea nuestra. ¿Vio? Entendieron el Evangelio. No es que no entendían, Este es el heredero, este es el enviado de Dios, este proclama la verdad. A este le pertenece el pueblo, pero no queremos aceptarlo. Si lo matamos, nos quedamos nosotros en nuestro poder. No fue accidente, fue que a propósito. Es inexcusable el rechazo de Israel. Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron. Cristo está hablando de lo que le iban a hacer a Él. Por tanto, ¿qué les hará el dueño de la viña? vendrá y destruirá a estos labradores y dará la viña a otros. Gloria a Dios, hermanos, ustedes y yo. Amén. A otros. Y cuando ellos, los religiosos de Israelita, oyeron esto, dijeron, nunca suceda tal cosa. Jamás. Para nosotros nos pertenece esto y Dios no nos puede quitar esto. ¿Pueden verlo? El orgullo de la autosuficiencia. Versículo 20. El versículo 20 nos enseña que la gracia soberana de Dios es un regalo para los improbables. Otra vez hablando de Isaías, Pablo dice, Isaías es muy osado y dice, fui hallado por los que no me buscaban, me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pablo cita aquí Isaías 65, versículo 1, que es una palabra poderosa que habría sorprendido a muchos de la audiencia de Pablo, especialmente a los judíos autofuctificados que lo oyeron por primera vez. El versículo dice que Dios fue encontrado, encontrado por quienes no siquiera lo buscaban. Ahí está la... ¿Qué miramos con los judíos? El libre albedrío. Te doy todas las bendiciones, cógeme tú por tu propia voluntad. ¿Qué hacen? Rechazan. ¿Y qué miramos con los gentiles? ni buscando estaban. ¿Y qué hacen? Vienen a Cristo porque Dios le abre los ojos. ¿De quién me pertenece la salvación, hermanos? Si no a Dios. Amén. Dice la palabra muy claro, el versículo dice que Dios fue encontrado por quienes lo buscaban y se reveló a quienes no pidieron por Él, ni siquiera tenían el deseo por Cristo. ¿Cómo es una persona que no buscaba y no tenía deseo? ¿Cómo va a venir a Cristo si no es por el poder del Espíritu Santo? Este es un misterio, un giro sorprendente que desafía nuestro pensamiento. Amados, nuestro pasaje nos enseña claramente que Dios tiene el derecho soberano de ofrecer y darle la salvación a quien Él quiera. Los gentiles cuyos corazones y mentes estaban oscurecidos por el pecado y que ni siquiera pedían la gracia de salvación de Dios o estaban buscándola, son los que reciben esta gran bendición. Mientras tanto, Israel, Israel, Israel con todas sus bendiciones es pasado por alto debido a su obstinada negativa a aceptar el Evangelio de Dios. En su Libra del Verdrio, con todas esas bendiciones, dijeron, no quiero nada que ver con Dios. Matemos al heredero para que la herencia sea qué? nuestra. Este recordatorio nos llama a reconocer humildemente que la salvación es un regalo de Dios, no algo que podemos ganar o exigir. Y Pablo y Bernabé confirman esto en Hechos capítulo 13, versículo 46. Entonces, Pablo y Bernabé hablaron con valor y dijeron, era necesario que la palabra de Dios les fuera predicada primeramente a ustedes los israelitas Pero ya que la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, así que ahora nos volvemos a los que, gentiles. Ustedes que la rechazan y se juzgan que indignos de vida eterna. Él no dice, no la entendieron, pero la rechazan. Fíjense la diferencia. La entendieron, pero no querían que aceptarla. El librar del Dios del hombre dice, yo puedo por mí mismo, no necesito a Cristo. Entonces Él dice, ya que ustedes se juzgan a sí mismos indignos de vida eterna por su rechazo obstinado de Dios, ahora le damos la espalda a ustedes y una nación que no era nación recibirá la palabra del Señor. Benditos a Dios. ¿Por qué? Porque la salvación le pertenece a quien? A Dios. ¿Quién se la puede dar? A quien Miremos el versículo 21 para terminar. El rechazo continuo del hombre y la invitación persistente de Dios se encuentran en este versículo. Pero en cuanto Israel dice, otra vez Isaías, todo el día he extendido mis manos a un pueblo desobediente y rebelde. Ese versículo debe casar dolor en su corazón. Esta pasada revela que sólo Israel es responsable del juicio que atraeron sobre sí mismos. Entendieron el mensaje y lo rechazaron en su libre albedrío. A pesar de la paciencia de Dios y las repetidas invitaciones, Dios extendiendo sus manos de misericordia día tras día, Israel se negó obstinadamente a responder al llamado. Daniel fue llamado a ellos, Isaías fue llamado, Malaquías fue llamado, Ezequiel fue llamado. dice la palabra, Elías, Eliseo fueron llamados a él. Samuel fue enviado a ellos. Abías fue llamado a ellos. Los profetas menores, los profetas mayores, todos fueron llamados a Dios. Los profetas encontrados en primera Samuel y segunda Samuel, todos fueron llamados. Los profetas encontrados en crónicas, en los reyes, todos fueron llamados a Dios. El Señor dice, todo el día, toda la noche, extendí mi mano a ti, te di todos los beneficios y tú rechazaste, no querías nada que ver. Ese es el hombre dejado así para escoger a Dios. Y si Israel con esos beneficios, con todos esos profetas, no vendrá quien vendrá a Dios sin la ayuda divina del Espíritu Santo. La oferta de gracia de Dios era clara, pero la rechazaron continuamente, y su rechazo sólo profundizó el juicio que enfrentarían en el día final. Esto sirve como un recordatorio, una lección para nosotros, nuestra responsabilidad cuando rechazamos el llamado de Dios y de la gravedad de alejarnos de Su todos ustedes tienen testimonio, creo, de ser creyentes. Gloria a Dios. Pero si usted no está en Cristo y todo el día y toda la noche Dios extiende su mano a su misericordia y usted lo rechaza, un día se tendrá que enfrentar al infierno. Si usted nació en esta iglesia o ha estado en esta iglesia por varios años escuchando mensaje que tras mensaje nunca ha venido a Cristo, usted está en peligro ¿de qué? Del infierno. Así cuando Dios pronuncia un juicio sobre Israel, Él no está actuando arbitrariamente. Israel se merece el juicio, y usted se lo merecerá también. No podemos dejar de pensar en esas palabras de Jesús en Mateo 23, del 37 al 38, pronto antes de morir Jesús dice Jerusalén, Jesús, Jerusalén. la que mata a los profetas. ¿Enviados por quién? Por Dios. La viña mata a los servidores del rey, ¿verdad? Aquí se encuentra. Lo que mata a los profetas y apiedra a los que son enviados a ella. ¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta a los sus pollitos debajo de sus alas? Lean conmigo. Y no. Ahí está el hombre con todas las bendiciones de Dios, menos que el Espíritu lo traiga. Escógeme, quiero, ven a mí, no quiero nada que ver contigo. Prefiero matar a los profetas que doblar la rodilla. Al reflexionar sobre esto, Debemos reconocer que la misma advertencia se aplica a nosotros hoy. Así como Israel rechazó el llamado persistente de Dios, también nosotros, si no tenemos cuidado, podemos rechazar el Evangelio de la salvación. Y estábamos hablando de esto el hermano y yo el viernes. Y es cuando predijamos y decimos al pecador, ven, ven pecador a Cristo. Nosotros sabemos que sólo puede venir si el Espíritu Santo hace la obra. Él no sabe tal cosa. Si sigue rechazando, sigue rechazando, sabemos, y muere en su rechazo. Sabemos que el Señor no le abrió los ojos, pero sabemos que Él es responsable porque Él supo la verdad y quiso, ¿qué? Rechazarla. Porque el hombre es pecador. Amén. Gloria es a Dios. Así que si continuamos endureciendo nuestros corazones, si nos alejamos de su gracia y nos negamos a atender a su llamado, nosotros también enfrentaremos las consecuencias de nuestra desobediencia. Y ese es el mensaje de nosotros. Ven a Cristo o irás al infierno. Ven a Cristo. Sabemos que sólo puede venir si Dios hace la obra, pero si Dios hace la obra, esa persona va a qué, va a venir. Y la invitación es ven a Cristo, antes de que sea muy tarde. Amados, la paciencia de Dios es increíble. Podemos leer lo largo del Antiguo Testamento y mirar la paciencia con Dios, con Israel. En el desierto no los mató la primera vez que no creyeron en Él. Él dice, estas diez veces se han quedado contra mí. Diez veces estuvo con ellos. Diez veces no mató a todo el pueblo de Israel. Algo increíble de Dios. Los mandó en el desierto por 40 años por su desafío. y aún la misericordia de Dios lo trajo a Israel y le dio la posesión. ¡Qué buenos días! Le dio jueces cuando se fueron al pecado. Cuando en su ignorancia pidieron un rey, le dio un rey para darle una lección y hizo un rey para llevarlo al trono de la gracia. Cuando los reyes dieron su espalda, Dios mandó profeta tras profeta, tras profeta, tras profeta. Arrepiéntase, arrepiéntase, arrepiéntase por 490 años en la tierra, arrepiéntase. ¿Qué Dios más paciente? Él no es rápido para poner manos, para destruir, es un Dios de paciencia. Y desde que Cristo vino, ha habido profetas en el estilo profetas, hombres que predican la palabra de Dios, no profetas, la definición antigua, pero hombres que están hablando de las cosas por vivir en Dios. predicadores, pastores, predicadores, arrepiéntete, arrepiéntete, por más de dos mil años. El mundo continúa en su incredulidad y aún poniéndose más incrédulo por cada día. Además, la paciencia de Dios es grande, es sorprendiente, pero no es ilimitada. Llega el momento donde Dios dice, basta. También podemos mirar la historia de donde Dios dice, hasta aquí llegamos. y podamos mirar Segunda de Pedro donde dice Dios hasta aquí llegaremos. Rechazar la oferta de su misericordia, rechazar la oferta del Evangelio es merecer su ira. Amén. Así que prediquemos. Ustedes conocen a personas. No se cansen. No se desamine. Escuchen. No busquen la paz. en comprometer el Evangelio. Si es posible, dice la palabra, mientras sea de nosotros, estemos en paz con todos los hombres. Queremos paz. Amén. Incluso con los incrédulos. Pero si tener paz es decir que yo no voy a decirle a esta persona nada de Cristo, me voy a quedar callado y no predicar el Evangelio para que no se ofenda, eso ya no es paz. Eso es ser cobarde. Amén. Entonces, cuando el Señor lo trae a su casa, cuando el Señor lo trae a su mesa, cuando el Señor lo trae a su vida, abran sus bocas. Pero que haya rechazado siete, ocho, diez, treinta, cien veces, la fe viene por oír, oír por la palabra del Señor. Amén. Quizás este sea el día de salvación para ellos. Mientras vivan, prediquemos el Evangelio. Amén. Padre, te damos gracias por estas palabras verdaderas y hermosas realmente si las miramos, Padre. pidimos que lo aplique a nuestros corazones, pidimos que nos enseñe la realidad de estas cosas, Padre. Si hay alguien que no sea tuyo, Padre, que se arrepiente y que ponga su fe en Cristo por la primera vez, viendo su necesidad, y si, Padre, estamos en Cristo, que este mensaje sea, Padre, una llamada clara a nosotros, practicar evangelización en nuestras vidas. sin miedo de reproche. Pedimos esto en el nombre de Jesús y para Tu gloria. Amén.
Perseverar Frente al Rechazo
Series La Gracia Salvador de Dios
El rechazo es parte del evangelismo. Nuestro sermón profundiza en cómo los cristianos deben lidiar con el rechazo persistente mientras compartimos el Evangelio.
Sermon ID | 112424223054801 |
Duration | 51:36 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Romans 10:16-21 |
Language | Spanish |
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.