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Vamos a buscar nuestras Biblias, el libro de Marcos, puestos de pie a leer el capítulo 7, para permanecer para una palabra de oración. Marcos capítulo 7, el evangelio. Yo creí que menos gente iba a venir por el frío y por la nieve, verdad, que habían anunciado. Vamos a ver si es que podemos estar en la casa del Señor. Marcos capítulo 7 y sigan con sus vistas la lectura de los 23 versículos del párrafo primer párrafo de Marcos capítulo 7. Los primeros 23 versículos. La primera frase dice, se juntaron a Jesús los fariseos. Esto no significa que se asociaron con Él, que se hicieron cristianos, pero que se acercaron a nuestro Señor Jesucristo. Se juntaron a Jesús los fariseos y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban. Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomar para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. Le preguntaron pues los fariseos y los escribas, ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Respondiendo él, le dijo, Hipócritas, Bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito, Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres. los lavamientos de los jarros y los vasos de beber, y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también, bien invalidada es el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo, honra a tu padre y a tu madre. El que maldiga al padre o a la madre muera irremisiblemente. Pero vosotros decís, basta que diga un nombre al padre o a la madre, Escorván, que quiere decir, me ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, y no lo dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Muchas cosas hacéis semejantes a estas. Y amando así a toda la multitud, les dijo, oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que entre en él que le pueda contaminar. Pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Cuando se alejó de la amplitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. Él les dijo, También vosotros estáis así sin entendimiento. ¿No entendéis que todo lo que de fuera que entre en el hombre no le puede contaminar? Porque no entra en su corazón, sino en el vientre y sale a la letrina. Eso decía, siendo limpios todos los alimentos. Pero decía que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre. Oremos al Señor para que abra nuestros corazones a las maravillas de su ley. Padre Santo, nuestro gran Dios soberano, te damos gracias, Señor, que Tú nos hiciste. Podemos estar en Tu casa. Tú provees todo lo que necesitamos. Te pedimos, Señor, ahora, como ovejas de Tu prado, que tú tengas a bien visitarnos, como lo has prometido, que visitarías a tu rebaño, que mandarías lluvias de bendición. Tú nos fortalecerías, nos fortalecerías en Jehová. Y es mañana, Señor, como iglesia te pedimos eso, que tú nos fortalezcas, que nos visites, mandes lluvias de bendición. Para nosotros y para nuestros hijos, los niños en la escuela dominical, que ellos puedan aprender de tus caminos y nunca se aparten de ellos. Te rogamos, Señor, por nuestras iglesias hermanas, aquí en México sobre todo, que se extienda tu reino. Te rogamos, Señor, por las iglesias hermanas en Ucrania, que con ellas, Señor, en este tiempo, dales esta fortaleza especial. Dales paciencia, Señor, y esperanza en Cristo. Te rogamos asimismo, Señor, que te bendigas a las iglesias hermanas en Haití, en Cuba, aquellas que sufren en estos tiempos políticos. Sé con ellas de una manera especial. Manda a tu Santo Espíritu. Úngelos de lo alto con tu poder. Ahora, Señor, si hablo, que hable conforme a la palabra de Dios, y si ministro, que ministre conforme al poder que Dios da para que Cristo nuestro Señor sea exaltado. En su bendito y santo nombre te lo pedimos. Amén. Amén. Sentémonos, hermanos. Estamos estudiando el Evangelio según San Marcos y ya llegamos al capítulo 7, a este párrafo del versículo 1 al versículo 23. El sermón para esta mañana lo pueden titular, ¿Cómo lavas tu corazón? ¿Cómo lavas tu corazón? No sé ustedes, pero al leer este párrafo, lo primero que me llamó la atención es que es bastante extenso. Son 23 versículos. En comparación, el milagro de las Sanidades en Capernaum tan solo son 4 versículos, del versículo 53 al versículo 56 del capítulo 6. Y el milagro de cuando nuestro Señor Jesucristo anduvo sobre el mar tan solamente son 8 versículos. Pero Marcos aquí se tomó 23 versículos para contarnos lo que el Señor nos enseñó sobre lo que contamina al hombre. Eso quiere decir que las enseñanzas de este párrafo son muy importantes, más importantes que los milagros en sí. Esta mañana veremos algunas de ellas. Pero antes creo que debemos de aclarar esto del lavamiento de las manos, el lavamiento de las manos de los religiosos y los judíos de ese tiempo. Leemos en el versículo 1. Se juntaron a Jesús los fariseos y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén, los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban. Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo a la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomar para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber y de los jarros, de los utensilios de metal y de los lechos. Le preguntaron pues los fariseos y los escribas, ¿Por qué tus discípulos no andan conforme la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? Aprendimos que tenemos que lavarnos las manos muy bien, sobre todo antes de comer. Pero los religiosos de ese tiempo no lo hacían por un virus o por las bacterias. Lo hacían porque, según ellos, pudieran haber tocado algo que un goyim había tocado. Si saben qué es un goyim, Un goyim es uno que no es judío. En nuestra Biblia se usa la palabra gentiles, pero para mí gentiles suena amables, nobles, que gentiles. Pero en ese tiempo no los consideraban así los judíos. Los judíos les llamaban los goyim. Y los consideraban paganos, por supuesto, idólatras, pero peores que los perros rabiosos de la calle. Y según los judíos entonces, en la plaza o en el mercado, pudiera ser que ellos tocaran una fruta, tocaran alguna tela que querían comprar algo, que los goyim habían tocado. Entonces, para ellos, eso era como tocar a un leproso. Eso era algo terrible. Se contaminaban. No podían socializar, no podían entrar al templo. Entonces, para prevenir que la inmundicia de los Goyim no entrara a su cuerpo, se lavaban mucho las manos. El verbo que se usa aquí en Marcos es muy interesante. Literalmente es pegarse a puñetazos en las manos, restregarse mucho las manos. Ese es el verbo aquí. Y lo hacían exageradamente. No sé si ustedes han estado en un quirófano cuando los doctores están lavándose las manos, y las enfermeras les ayudan en los guantes, y están resfriando, y vienen, y otra vez más, y vienen. Pues así, más exagerados que los doctores. Muy bien, con esto en mente, entonces, aprendamos algunas de las lecciones de este pasaje. Y la primera es que el Señor Jesucristo, que al Señor Jesucristo le importa mucho cómo honramos a Dios. Al Señor Jesucristo le importa mucho cómo honramos a Dios. Versículos 6 y 7. Respondiendo, Él les dijo, Hipócritas, Bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito, Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Ahora, el Señor, por supuesto, se enojó, se alternó aquí con los religiosos, los llamó hipócritas. Es como cuando en Mateo 23, también hablando y reprendiendo a los fariseos, Él les dice, hay de vosotros fariseos hipócritas. Siete veces en Mateo 23, Él les dice, hay de vosotros fariseos hipócritas. A mí me gusta más la versión antigua en inglés, woe unto you. ¡Wow! Les dijo, ¡ay de vosotros! Son unos hipócritas. Ahora, ¿por qué se alteró tanto el Señor? ¿Por qué se enojó con ellos? Y yo me lo imagino muy enojado. Así como nos dice la escritura, ¿verdad? Que se enojó mucho cuando entró al templo y se encontró a los vendedores de animales y los cambistas, ¿verdad? ¿Se acuerdan? Que sacó las mesas, tocó todo. con un látigo, ¿se acuerdan? Que les dije, ustedes han hecho de esa casa de oración de mi padre una cueva de ladrones, ¿se acuerdan? Y se alteró mucho, se enojó mucho con ellos. Y aquí también, por supuesto. ¿Pero por qué? ¿Por qué se alteró tanto? Y les dijo, hipócritas, ¡ay de vosotros, hipócritas! Ciertamente, por si leemos los evangelios, no vamos a dar cuenta que una cosa es que ellos estaban condenando a los discípulos que eran inocentes, y esto es cierto. Pero lo que lo enfureció más nos dice el texto, este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí, pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. El problema para el Señor, lo más grave, es que esos hombres no estaban honrando a Dios como se lo merece. Ese era el gran problema. Lo estaban haciendo de labios para afuera, pero no de corazón, no sinceramente. Y lo estaban haciendo conforme a los mandamientos de hombres, no conforme a los mandamientos de Dios. Entonces, la lección es clara aquí. El Señor se fija cómo adoramos, se fija cómo le obedecemos su palabra. Para Cristo, la hipocresía era un pecado muy grave, más a la hora de adorar a Dios, más en los cultos del templo. Entonces, hermanos y hermanas, tenemos que honrar a Dios de corazón. Si no, es en vano. Si lo hacemos de puros labios, artificialmente es en vano, dice el Señor. Entonces tenemos que leer la Biblia, tenemos que cantar los himnos, como dicen corintios, con el entendimiento, con el corazón. Sólo así agrada al Señor. Adorarlo de labios para afuera es honrarlo superficialmente. Creer que es un ídolo, que no nos está viendo el corazón, que no sabe si realmente estamos despiertos en atención, adorándole. El Señor requiere el corazón, todo lo que somos. El exterior sí, pero el interior también. Que le honremos y obedezcamos con todo lo que somos al cien por ciento. En otras palabras, que lo hagamos con amor a nuestro Dios. Que lo hagamos con pasión de verdad. Bien, esa es la primera lección. El Señor Jesucristo, al Señor Jesucristo le importa mucho cómo honramos a Dios. Segunda lección. El Señor requiere que nos aferremos a los mandamientos de Dios, no a los de los hombres. El Señor requiere que nos aferremos a los mandamientos de Dios, no a los de los hombres. Versículo ocho. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres, los lavamientos de los jarros y los vasos de beber, y hacéis otras muchas cosas demejantes. Les decía también, bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo, honra a tu padre y a tu madre, y el que maldiga al padre o a la madre, muere irremisiblemente. Uno de los mandamientos, el quinto mandamiento. Pero vosotros decís, basta que diga el nombre del padre o la madre, es Corban, y quiere decir, me ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte y no lo dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido y muchas cosas semejantes a estas. Ahora, y por cierto, en el versículo 13, ¿verdad?, invalidando la palabra de Dios, es anotarse que los mandamientos de Dios son para nuestro Señor Jesucristo la Palabra de Dios. Y ese era el problema del Señor, porque los religiosos habían cancelado, habían invalidado la Palabra de Dios. Estaban poniendo a los hombres sobre Dios, como si el hombre fuera más santo, más sabio que Dios. Es el gran problema. Y también, por cierto, es de notarse aquí en estos versículos que para el Señor los mandamientos siguen vigentes. Los mandamientos de Dios, los diez mandamientos, siguen vigentes. Y cristianos también. Hay algunos que piensan que el Señor no requiere que guardemos los diez mandamientos, que eso es cosa del Antiguo Testamento. Pero es obvio que aquí cita el quinto mandamiento, sigue vigente. Todos los diez mandamientos se citan en el Nuevo Testamento. Y el Señor específicamente nos enseña aquí entonces que, por ejemplo en Mateo 5, que los mandamientos siguen vigentes. Y Él nos dijo, no piensen que he venido para abrogar la ley de los profetas. No he venido para abrogar, sino para cumplir. Y de hecho, el Señor, más que ningún otro profeta, nos enseñó de los mandamientos, pues nos explicó qué realmente significan. Nos explica en Mateo 5, no matarás, no solamente significa no asesinarás, pero significa también que no debes de odiar a tu prójimo, que no debes de llamarlo con nombres despectivos. Claro, es mucho más que no asesinar. Es no odiar, no enojarse y todas esas actitudes que asesinan a la gente. La lección del pasaje es que no debemos seguir las tradiciones religiosas de los hombres. Y eso es el contexto aquí, ¿verdad? Nosotros, los sonorenses, por tradición, vamos a los tacos de cabeza por la mañana. Y en la noche, tacos de asada, ¿verdad? Con coyotas, si se puede. Es una tradición sonorense. Pero aquí el escritor no está hablando de esas tradiciones. El contexto es tradiciones religiosas, tradiciones que se añaden a la Biblia, cosas que Dios no mandó. Aunque parezcan cosas bonitas, saludables, santas, si Dios no las manda religiosamente hablando en su iglesia, en nuestra cristiandad, no debemos de cumplir con ellas. No debemos obedecer esas tradiciones si son de los hombres. Les voy a dar un ejemplo nada más de esto. En Levítico 10, en los primeros cinco libros de la Biblia, lo que se llama Pentateuco, está Génesis, Éxodo, y luego tenemos Levítico. Números de euteronomio levítico 10. Levítico 10. Hay algunos que piensan verdad que el tema, el concepto de sola escritura comenzó en la reforma. Claro que no. Sola escritura, solo la palabra de Dios es desde el principio. Y este es un buen ejemplo de eso. Trágico, pero está aquí en la escritura para que aprenden, aprendamos esta verdad. Nadab, Belevítico 10, Nadab y Abiú, hijos de Aarón. Aarón era el sumo sacerdote. Aarón era el hermano de Moisés, uno de los líderes. Tomaron cada uno su incenciario y pusieron en ellos fuego sobre el cual pusieron incienso y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño que él nunca les mandó. Y salió fuego delante de Jehová y los quemó. y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón, esto es lo que habló Jehová diciendo, en los que a mí se acercan me santificaré y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón cayó. Nos pudiéramos imaginar, es una imaginación, nos pudiéramos imaginar a Nadab y a Biú en un mercado de árabes. y se encuentran ahí con incienso y y y le dicen a su hermano, qué bonito huele este incienso, y viste cuando cuando lo prendemos, cuando le llamo el hombre, el humo sale azulito, ¿Lo viste? Qué bonito sale el humo, y qué bonito huele. ¿Por qué no llevamos eso al tabernáculo? Va a oler muy bonito y y y vamos a apantallar a los demás sacerdotes con con este humo El problema, el problema, el gran problema es que Dios no lo había mandado. Dios no lo había ordenado. Sólo lo que Dios ordena para su adoración lo podemos hacer. Es lo que debemos de cumplir, la palabra de Dios, no imaginaciones de hombres o tradiciones por más bonitas que sean o por más saludables que sean. Sólo si Dios lo manda, lo podemos hacer. Voy a tratar de explicarme aquí muy bien y voy a hablar con cuidado. Espero que nadie me malentienda o se ofenda. El contexto en la historia, hermanos, los fariseos no eran terroristas, no eran maliciosos. Los fariseos y los escribas eran religiosos. Los fariseos, sobre todo, eran hombres que querían ser buenos y santos. Así comenzó esa denominación, por así decirlo, de los judíos. Entonces comenzaron a hacer reglas y comenzaron a hacer mandamientos para no caer en pecado, para tratar de ser más buenos. Pero se fueron al extremo con cosas secundarias. minúsculas. En Mateo 23 leemos que diezmaban la menta, el comino, diezmaban, por así decirlo, la hierbabuena, la hierbita chiquita, la diezmaban. En eso se fijaban. Pero como dijo el Señor, dejaban lo más importante de la ley, la justicia, la misericordia y la fe. Hay hermanos, y aquí hablo con cuidado una vez más, Hay hermanos que se horrorizan y quieren excomulgar, excomunicar a una mujer que no trae falda larga. Se horrorizan. O si algún hombre trae el cabello largo, se horrorizan. A la hoguera. No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no. No debemos de fijarnos tanto en lo exterior y agregar mandamientos a la Palabra de Dios. Punto. Tenemos que hacer lo más importante de la ley, la justicia, la misericordia y la fe. Alguien me preguntó, ¿qué vas a hacer si entra una prostituta a tu iglesia en minifalda? Y yo le dije, qué bueno que viene esa mujer a la iglesia a escuchar la palabra de Dios, a escuchar el evangelio. Qué bueno. Qué bueno. Espero que me entiendan en esto. Pero lo más importante a lo último es que apliquemos esa lección en nuestros cultos. Tenemos que tener sumo cuidado de cómo adoramos al Señor que sea conforme a Su palabra. No agregarle o quitarle lo que Él nos ha mandado es muy, pero muy peligroso. Una vez vi en un culto un carro de carreras en la iglesia. En otro, una motocicleta Hay que tener mucho cuidado de cómo adoramos al Señor, qué cosas traemos en los cultos y cosas de drama y magia y películas que no están en la palabra de Dios. Mucho, pero mucho cuidado. Mucho, pero mucho cuidado. Y para tu alma, para tu eternidad. Es vital, es de vida o muerte, que te aferres a lo que Dios te dice. Desafortunadamente, especialmente aquí en México, podemos testificar y evangelizar, y la gente nos dice, tal vez ustedes han escuchado estas palabras, o tal vez ustedes dijeron estas palabras. Es que así me enseñó mi abuelita. Y así me enseñó mi bisabuela. Con mucho respeto, por supuesto. A los maestros, a los filósofos, a los abuelos, a las tradiciones. ¿Qué dice Dios? Al final, eso es lo que cuenta. Eso es la verdad. ¿Qué dice Dios? Aquí testificando aún hablando con un vecino aquí. y invitándole a escuchar el evangelio y venir a adorar a la iglesia. Me dijo, es que mi papá me enseñó que yo puedo adorar a Dios en donde quiera que esté y puedo ir a un cerro y ahí adorarle. Eso es cierto. Podemos adorar a Dios donde quiera que estemos. Pero qué dice Dios sobre su congregación? Qué dice Dios sobre su iglesia? No que dicen nuestros padres o abuelos o tarabuelos o que dice Google que queremos de hacer, pero que dice Dios. El Señor requiere que nos aferremos a los mandamientos de Dios, no los de los hombres. Tercera lección. El Señor nos enseña que lo que nos contamina no es lo que entra por la boca, pero lo que sale del corazón. Volviendo a Marcos, capítulo 7, ahora el versículo 14. Nos enseña el Señor que lo que nos contamina no es lo que entra por la boca, pero lo que sale del corazón. Y llamando así a toda la multitud, les dijo, oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que entre en él que le pueda contaminar, pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. Él les dijo, También vosotros estáis así sin entendimiento. ¿No entendéis que todo lo de afuera que entra en el hombre no le puede contaminar? Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina. Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. Pero decía que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen y contaminan al hombre. Bueno, aquí hay que entender bien lo que significa contaminar. La palabra bíblica no se trata de la, por ejemplo, la contaminación ambiental. No, no está hablando de esa contaminación. Es mucho más grave que eso. La palabra es ensuciar. Corromper, hacer algo inmundo, hacer algo asqueroso delante de Dios. Eso se trata de esta palabra contaminar, ensuciar, corromper, hacer algo inmundo, asqueroso delante de Dios. Curiosamente en Hechos 21-28 se traduce profanar, la misma palabra, el mismo verbo. Entonces, la lección aquí no es de salubridad. No es que podemos comer ostiones con bacterias o cosas así. No, no, no, no es eso. Pero tiene que ver con lo que nos hace inmundo, nos hace asquerosos delante de Dios. lo que ensucia nuestra alma, lo que afecta nuestra vida espiritual, lo que nos mata espiritualmente. Ese es el problema. Esa es la contaminación aquí. Entonces, lo que entra por la boca, la comida en sí, no afecta nuestra alma, no contamina nuestra alma, nuestro ser. Lo que nos afecta es lo que sale de nuestro corazón. Eso sí que nos hace inmundos delante de Dios. Eso sí que nos hace sucios delante de Dios. Nos hace asquerosos delante de Dios. Ahora, otro concepto aquí es el de corazón. Aprendimos lo que significa contaminar, pero tenemos que también entender qué significa corazón. Ahora, nosotros, está de moda, ¿verdad?, hacer corazón. Para nosotros, ¿qué es esto? I love you. Te amo, te quiero, ¿verdad? I love you. Pero en ese tiempo, en la Biblia, el corazón incluía más que eso. El corazón de la persona tenía que ver con su entendimiento, con su voluntad, donde tomaba las decisiones, con su afecto. El corazón aquí tiene que ver con el hombre interior, el núcleo de tu ser, lo que te hace pensar, lo que te hace decidir, lo que a lo último te hace ser a ti. ¿Quién eres de verdad? Ese es tu corazón. Ahora, el Señor nos dice aquí, nos enseña que es de nuestro corazón que salen las maldades, esos pecados que nos hacen inmundo, nos ensucian ante Dios. ¿Por qué es esto? Bueno, por ser hijos de Adán y Eva desde el principio, todos nacemos con un corazón lleno, por así decirlo, de semillitas de todos los pecados. Escúchame muy bien, como dijo nuestro Señor Jesucristo, si alguno tiene oídos para oír, oiga, A lo último, somos pecadores porque nacemos con un corazón pecador, que tiene todas las semillitas del mal. Es cierto que imitamos a los malos, es cierto que el diablo nos provoca, pero a lo último, el pecado sale de nuestro propio corazón. Y pudiéramos cometer cualquiera de los pecados de esta lista. Venimos con esa tendencia a pecar, a hacernos inmundos ante Dios. Y el diablo nos puede tentar con cualquiera de esos pecados a nosotros. Hace mucho tiempo estaba escuchando una entrevista de un predicador muy famoso en Inglaterra, todavía vive él, Geoff Thomas. Algunos de ustedes lo escucharon en un campamento en Arizona. Es un gran autor también, un gran predicador, enseña con mucha claridad, un gran hombre de Dios. Y me interesó la entrevista porque una de las preguntas que le hicieron, y quería saber qué iba a responder, una de las preguntas que le hicieron fue, ¿tú a qué eres tentado? ¿Tú a qué eres tentado? Y yo me puse a pensar, ¿qué tentaciones podrá tener esa hermana tan bueno, tan santo, tan usado de Dios? Es uno de mis héroes, sobre todo porque predica muy claramente, con mucha sencillez. Y me sorprendió, pero luego dije, claro. No me sorprendió la respuesta. Él contestó, yo soy tentado a la lujuria. Yo soy tentado al robo. Yo soy tentado a matar. Yo soy tentado a la lascivia. Yo soy tentado a... Todos los que estamos aquí tenemos un corazón con esas semillas y podemos caer en cualquier pecado. De ahí salen todas las maldades en nuestras vidas. Hacemos con un corazón tan pecador, tan horrible. Y eso es el gran problema aquí entonces. Y lo que quiero, tengo que explicar bien. Si un ladrón roba a Banamex, afecta a Banamex, por supuesto. Banamex. Pero el problema del ladrón a lo último no es Banamex o la policía. Su gran problema es que ese robo lo hizo repugnante, asqueroso a los ojos santísimos de Dios. Ese es el gran problema del ladrón. Tu problema es si te enojas con tu esposa. Tu problema es si te enojas con tu esposo, tu padre, tu hijo, tu hermano en la iglesia. Tu gran problema es esa maldad. Te hace repugnante a tu esposa, a tu esposo, a tu hijo, a tu padre. Hay una relación que se rompe. Claro, hay problema ahí. Pero el gran problema de ese pecado no es tu esposa, a tu esposo, a tu padre o a tu hermano. El gran problema es que te hace asqueroso a los ojos santísimos de Dios. Es lo que te contamina, lo que te corrompe, lo que te ensucia. Cualquier mentira, cualquier envidia, cualquier codicia, cualquier mala palabra, un mal pensamiento, un enojo, te unen al infierno por eso. Precisamente por eso. Porque estás sucio, inmundo, delante de Dios. Entonces, entonces, necesitamos un trasplante de corazón. Necesitamos lavarnos el corazón muchas veces, todos los días. No lavarnos las manos muchas veces como los fariseos, pero lavarnos el corazón muchas veces. Con mucha razón, Salomón explica en Proverbios, de todas las cosas, sobre todo, guarda tu corazón, guarda tu corazón, cuida tu corazón. Ahora, ¿cómo hacemos eso? ¿Cómo hacemos un trasplante de corazón? Sólo Dios puede hacer esa operación. Sólo Dios. Entonces ora como David, el rey David. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio. Renueva un espíritu recto dentro de mí. Tienes que arrepentirte de tus maldades y pedirle a Dios misericordia que te cambie el corazón, que en vez de maldades salgan virtudes de tu corazón. Dile que no tienes dinero. Dile que no tienes méritos para pagar por la operación. Pero que lo haga por los méritos de Cristo. Que todo lo ponga a la cuenta de Cristo. Ese es el evangelio de las buenas noticias. Que Él lo va a hacer. En Cristo, Él lo hace. Ese es el evangelio. Bien, tenemos tiempo para dos lecciones secundarias de este pasaje. Una lección secundaria de este pasaje es que a los cristianos nos puede faltar entendimiento. A los cristianos nos puede faltar entendimiento. Vean el versículo 18. Marcos 7, 18. Cuando se alejó de la multitud, versículo 17, entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. En otro evangelio nos dice que fue Pedro el que le preguntó. Y él les dijo, ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de afuera que entra en el hombre no le puede contaminar? Porque no entra en su corazón, sino en el vientre y sale a la letrina. ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? Vean capítulo seis y versículo 52. Porque aún no habían entendido lo de los panes. Y así, a través de los evangelios, nos encontramos con discípulos que no entendían. Ahora, para nosotros que somos débiles, ignorantes, que nos falta mucho por entender, esto nos anima mucho. Los discípulos eran como yo. Pedro era como yo. Pero podemos ser discípulos de Cristo, sus seguidores. Podemos preguntarle y aprender de él. Ese es el cristiano. Este hecho también nos alerta que sólo si Cristo abre nuestro entendimiento, vamos a poder entender la Escritura. Sólo si Cristo abre nuestro entendimiento, vamos a poder entender y aplicar la promesa de Dios. Vean con sus ojos Lucas 24, por favor. Lo leímos, pero vale la pena leer otra vez de Lucas 24 y el versículo 45. Nuestro Señor Jesucristo había resucitado, crucificado, resucitado. Los discípulos no habían entendido, no esperaban que Cristo resucitara, estaban maravillados. Creían que venía un espíritu, un fantasma. Nuestro Señor Jesucristo les dijo en el versículo 44, Lucas 24, estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros, que era necesario que se cumpliese todo lo que es escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces, les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras. Y les dijo, así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Entonces les abrió el entendimiento. Esto es lo que necesitamos. Antes de leer la Biblia, antes de venir a la iglesia y escuchar la predicación, ora, haz bien a tu siervo que viva y guarde tu palabra. Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu ley. Solo así. Todos nosotros somos necios, endurecidos como los apóstoles. Necesitamos esto, hermano. No seamos orgullosos. Hay que encarnarnos para entender la palabra de Dios. En la última lección es que Cristo tiene toda autoridad sobre las ceremonias religiosas. Cristo tiene toda autoridad sobre las ceremonias religiosas. El Señor tiene potestad para hacer limpios todos los alimentos. Nos dice el versículo 19 en Marcos capítulo 7, Marcos 7 y 19. Esto decía lo último. Esto decía haciendo limpios todos los alimentos. ¿Cómo saben? Los judíos, por ejemplo, no pueden comer puerco. No pueden comer camarones. Porque de acuerdo a sus ceremonias religiosas, esos animales eran inmundos. Comunes, decían ellos. Los tenían prohibidos para recalcar que eran diferentes de las demás naciones. Los tenían prohibidos para recalcar lo que es la inmundicia, la suciedad ante Dios y que necesitaban un Salvador. Pero venido Cristo, el Salvador, ya no necesitaban esas ceremonias. Y aquí el Señor precisamente cancela esa ceremonia diciendo, no es la comida en sí que nos contamina, haciendo limpios todos los alimentos. Ahora, No es coincidencia que es Marcos que apunta esto. Como recordarán, en nuestro primer estudio de Marcos, fue Pedro quien dictó el Evangelio de Marcos a él, y por eso lo escribió. Y vean Eshos 10, 9. Eshos 10, 9 nos explica, históricamente hablando, por qué se incluyó esto en el libro de Marcos. Eshos capítulo 10 y versículo 9. Con esto vamos a terminar. Y quiero que subrayen, por favor, una palabra ahí en Marcos, perdón, en Eshos 10. Sigan con sus vistas. Hechos 10, y voy a comenzar a leer el versículo 9. Es Pedro y Cornelio. Si no conocen la historia, se les recomiendo leer capítulo 10 ahora. Bueno, Hechos 10, 9 nos dice, Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar. cerca de la hora sexta. Tuvo gran hambre y quiso comer. Pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis y vio el cielo abierto y que descendía algo semejante a un gran lienzo que, atado de las cuatro puntas, era bajado a la tierra, en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz, ¡Levántate, Pedro, mata y come! Entonces Pedro dijo, ¡Señor, no! Porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez, lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. Lo que quiero que se rayan es la palabra Dios en el versículo 15. Volvió la voz a él la segunda vez, lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Entonces, si sumamos Marcos 7, 19, donde Cristo hizo limpios todos los alimentos, lo sumamos con Hechos 10, 15, concluimos fácilmente que Cristo tiene toda autoridad para quitar ceremonias, hacer limpios todos los alimentos, porque Él es Dios. Buenos matemáticos. Buena conclusión. Lógica. Es por eso que Cristo pudo hacer milagros, resucitar muertos, calmar las tempestades. Es por eso que reprendió contra autoridad a los líderes religiosos de su tiempo. Es por eso que exaltó los mandamientos y se cumplió las ceremonias del Antiguo Testamento. Las dijo hasta aquí esto ya basta. porque propetizaban de mí, aquí estoy. Pero sobre todo, amigo, hermano, es porque Él es Dios que Su sangre nos puede lavar, limpiar de todo pecado. Es porque Él es Dios que puede cambiar nuestro corazón. Entonces, amigo, hermano, esto es lo que nos salva, lo que nos hace discípulos de Cristo. Arrepintámonos. Y la vemos en nuestro corazón, creyendo que Cristo es el Hijo de Dios, el Salvador del mundo. Y como cristiano, no me va a sorprender si te hacen una entrevista a ti, y tú eres muy sincera, muy honesto, y les dices, yo soy tentado a la lujuria, yo soy tentado a la fornicación, yo soy tentado a... De ahí que tu conciencia llene la línea. Como cristianos, Nuestra esperanza no es que somos perfectos, pero que Cristo es Dios y que Él sí es perfecto, y que Su sangre, Su sacrificio por nosotros nos limpia de todo pecado. O como dice la preciosa promesa, si nosotros andamos en luz como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos lava continuamente de todo pecado. Es lo que nos dice literalmente. Nos limpia continuamente de todo pecado. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. Toda maldad. Fue precisamente Geoff Thomas, del cual escuché esa ilustración de una niña que va con su padre en la lluvia. Van en el carro manejando y van los, ¿cómo se llama? ¿Los limpiabrisas? con la lluvia. Y el padre le dice a la hija, mira, así como cuando la lluvia cae inmediatamente pasa el parabrisas y la limpia, así la sangre de Cristo continuamente, inmediatamente nos limpia de todo pecado. Ese es el evangelio. Por eso podemos vivir como cristianos, sobrevivir los ataques del diablo y los ataques de nuestra propia conciencia, sabiendo que Cristo es Dios y su sangre nos limpia de todo pecado. Oremos, oremos. Ahora, Señor, te pedimos que mandes lluvias de bendición sobre tu iglesia, sobre esta congregación específicamente. Que el Evangelio, Señor, nos refresque, nos anime, nos motive. Te pedimos, Señor, que visites a tu rebaño en este día, a través del día, en este día que santificamos para reposar, descansar nuestra alma y nuestro cuerpo. Te pedimos, Señor, que nos fortalezcas, que nos fortalezcas en Cristo. y todo para su gloria, para su honra. Ayúdanos, Señor, a adorarte como Tú te lo mereces. En Cristo Jesús. Amén.
Cómo lavas tu corazón?
Series Marcos
Aprendemos del Señor que nuestro entorno no nos ensucia delante de Dios. Son los pecados que salen de nuestro corazón que nos condena delante de Sus ojos. Pero hay remedio en Cristo quien nos puede lavar continuamente con Su sangre.
Sermon ID | 112252052195361 |
Duration | 45:02 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Mark 7:1-23 |
Language | Spanish |
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