00:00
00:00
00:01
Transcript
1/0
Santiago, capítulo 4, si Dios lo permite, vamos a considerar desde el versículo 13 hasta el 17. Santiago, capítulo 4, desde el 13 al 17. Somete tu vida a la soberanía de Dios. Somete tu vida a la soberanía de Dios. Aquí, eh... Santiago capítulo cuatro, versículo trece dice, vamos ahora los que decís, hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos y ganaremos, cuando no sabéis lo que será mañana. Porque, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina, que aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual, deberíais decir, si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. Y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado. Eso es Santiago 4, desde el versículo 13 al 17. O sea, somete tu vida a la soberanía de Dios. Esa idea de someter nuestra vida, ¿no? Tenemos que venir ante Dios con humildad y entregarle nuestra vida, entregarle nuestras decisiones, entregarle nuestros planes, entregarle todo lo que hacemos en toda área de nuestra vida. entregar nuestra vida, realmente, someter nuestra vida a su soberanía, a su señorío, a su control, a su poder. Incluso Jesús mismo, cuando enseñó a sus discípulos a orar, ahí en Mateo 6, del 9 al 13, podéis notar que la oración que les presenta como ejemplar, muestra su misión total. Su misión total a la voluntad de Dios. Porque nos dice Mateo 6, del 9 al 13, dice, Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, danoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos metas en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino y el poder y la gloria por todos los siglos. Amén. Eso es Mateo 6, del 9 al 13, y podemos notar la humildad con la que hay que acercarnos a Dios. La sumisión. El problema es que muchas veces nosotros vivimos para llevar a cabo nuestra voluntad. Oramos para cumplir nuestra voluntad, para que Dios haga lo que nosotros queremos. Y no reflejamos humildad, no reflejamos sumisión a Dios. Y es que el mundo que nos rodea te dice lo que debes de buscar. Te dice lo que debes de hacer para tener éxito. Te dice cómo debes de vestirte. Qué clase de relaciones debes de tener. Cómo debes de relacionarte. Cómo debes de vivir. Cómo puedes ser feliz. O cómo puedes obtener lo que más has querido. Lo que siempre has querido. El mundo tiene su opinión, pero su opinión es anti Dios. Contra Dios. cuando lo que debemos hacer es buscar la voluntad de Dios. Es pedir que Dios nos ayude a tomar decisiones conforme a su voluntad, no a la nuestra. Por ello aquí Santiago capítulo 4, versículo 4 dice, ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Entonces, si no estamos buscando a Dios de todo corazón, no nos estamos sometiendo a Él, la realidad es que estamos siendo amigos del mundo, y al ser amigos del mundo, nos constituimos enemigos de Dios. Es lo que nos dice ahí Santiago 4, versículo 4, y por eso le llama almas adúlteras. Son infieles espiritualmente porque están buscando las cosas del mundo. Y es que aquí, este texto de Santiago 4, desde el 13 al 17, resalta la importancia de dejar todas las manos de Dios, de someternos a su voluntad, de reconocer su soberanía, reconocer su control, reconocer que Él tiene la última palabra, no nosotros. Entonces, no debemos de enorgullecernos y vivir nuestra vida para nosotros mismos pensando que nosotros lo tenemos todo controlado, que podemos controlar todas nuestras empresas, nuestros negocios, todo lo que hacemos, todas nuestras relaciones, todos nuestros planes, etcétera. No, sino que debemos de descansar en el control de Dios y vivir con esta perspectiva, con esta actitud de confiar en Dios. Entonces, ¿qué es lo que debemos de evitar? Bueno, el contemplar la jubilación como un tiempo para disfrutar del fruto de nuestra labor. Mira lo que yo he conseguido. O ver el trabajo como un medio para conseguir lo que queremos comprar. O ver la prosperidad material como un símbolo de la independencia. O imaginar que Dios no está involucrado en los asuntos cotidianos de nuestra vida o en los asuntos financieros debemos de evitar tomar decisiones sin consultar a Dios sino que debemos de tener esta actitud de sumisión a Dios que aún todas las decisiones que tengamos que tomar por muy pequeñas o muy grandes que sean debemos de consultar a Dios debemos ir a su palabra y ver qué es lo que Dios desea para nosotros eso refleja su misión a su soberanía Y por ello aquí en versículo 13, esto es Santiago 4, versículo 13, dice, vamos ahora los que decís, hoy y mañana iremos a tal ciudad y estaremos allá un año y traficaremos y ganaremos. Aquí vemos como Santiago se dirige a mercaderes. Y por el contexto, está hablando a mercaderes creyentes. Y les reprocha por tener una conducta incorrecta. una conducta inapropiada para creyentes. ¿Por qué es lo que están...? ¿Qué es lo que están haciendo? Están haciendo sus planes con el propósito de aumentar riquezas y ser autosuficientes. Y no están considerando a Dios. Y es que estas personas planean con intención y autoconfianza. Ese es el problema. Sus planes están firmes, sus expectativas seguras a sus propios ojos. Y, por ello, los vemos aquí, dice, ¡vamos ahora! No, aquí están estos mercaderes que están organizando sus negocios. Hay que recordar, en la antigüedad, ¿no? Si pensamos en los tiempos romanos, cuando escribía aquí Santiago, pues, un mercader, él no tenía una página web. Él no tenía una manera de mandar paquetes internacionalmente, no. Él tenía que organizar su ruta, organizar sus planes, comprar mercancía que se pueda vender, y hacer su ruta planeando en qué ciudades va a parar, qué va a comprar, qué va a vender, cuánto tiempo va a estar, y eso es lo que refleja aquí. Estos mercaderes están haciendo sus planes, ¿no? Su hora de salida, la selección de las ciudades donde van a visitar, el tiempo determinado que estarán en cada lugar, la organización de sus negocios en ese lugar, y pronosticar sus ganancias, ¿no? Eso lo hace cualquier mercader. No hay nada inusual en cuanto a esa situación, porque era una práctica común. O sea, un mercader tiene que planear su ruta, no es que dice, bueno, pues voy a comprar este producto aquí, Vamos a decir, voy a comprar patatas y la voy a llevar a tal lugar, sin pensar si ese lugar necesita patatas, ¿no? O el producto que quiera vender. Un mercader tiene que organizarse. Ese no es el problema aquí. El problema es que no están considerando a Dios en sus planes. El problema es que no están reconociendo a Dios como el origen de todo lo bueno Y ellos hacen sus planes y piensan que pueden controlar sus planes. Lo podéis notar ahí. Dice, hoy y mañana iremos a tal ciudad. Estaremos allá un año y traficaremos. O sea, tendremos negocios y ganaremos. ¿No? La razón por la que están haciendo todo ese plan es para acumular riquezas para sí mismos. Y es que el problema está en la arrogancia de pensar que pueden controlar el futuro. La arrogancia de pensar que pueden controlar todos sus planes y que logren sus planes. La meta principal que ellos tienen es ganar dinero. Es incrementar su economía. Lo cual, a través de las hechituras vemos lo fácil que es que el dinero te quite el enfoque. Que las riquezas te puedan tentar a vivir de manera independiente a Dios. Porque dices, lo tengo todo, no necesito nada. Yo lo controlo todo. Tengo todo el dinero que necesito para hacer mis negocios, puedo vivir cómodamente y entonces no necesito a Dios. ¿Quiénes son los que necesitan a Dios? Bueno, los pobres, los que necesitan algo, ¿no? Pero yo no tengo necesidad de nada. Por ello, las riquezas te pueden tentar a ser independientes de Dios. Incluso nos dice 1 Timoteo 6.10 Primera Timoteo 6, 10, porque raíz de todos los males es el amor al dinero. O sea, el problema no es el dinero, el problema es el amor al dinero, la actitud que tenemos hacia el dinero. Dice el cual, codiciando a algunos, se extraviaron de la fe y fueron traspasados de muchos dolores. Eso es Primera Timoteo 6, versículo 10. Y es lo que vemos aquí con estos mercaderes. El problema no es hacer planes. No debemos de hacer planes. Debemos de ser sabios y planear. Y trabajar. Hacer nuestra parte. Pero el problema es que ellos, su meta principal es el ganar dinero. Incluso Jesús mismo dijo en Lucas 12, 15. Mirad y guardaos de toda avaricia. Porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Eso es Lucas 12, versículo 15. O sea, la meta en esta vida no debe ser el ganar dinero. Debe ser dar gloria a Dios con nuestra vida. ¿Y qué es lo que están haciendo estos mercaderes? Haciendo todos sus planes con el propósito de ganar dinero, aumentar sus riquezas. Y lo que es necesario entender es que Santiago no les está reprochando por su deseo de ganar beneficios. O sea, cualquier negociante, cualquier mercader desea ganar dinero. Por eso trabaja, ¿no? Trabaja. Cualquier trabajador trabaja para generar beneficios, ¿no? Trabajas cierto tiempo y te dan el salario, ¿no? O haces tal trabajo y te pagan. Ese no es el problema. El problema no es su trabajo. No es que son mercaderes, en este caso. Sino es su actitud. Entonces, por eso, esto nos aplica a nosotros también. ¿Cuál es nuestra actitud hacia la vida? ¿Cuál es nuestra actitud hacia la soberanía de Dios? ¿Cuál es nuestra actitud hacia el dinero? Porque aquí les vemos planear para el futuro, lo cual no es pecado. No es pecado planear para el futuro. No es pecado decir, oye, ¿sabes qué? Dentro de poco necesitaré un teléfono nuevo, ¿no? Un móvil o un celular nuevo. O voy a necesitar ropa. O voy a... Entonces tengo que planear para ello. O vamos a tener que comprar un coche. O... Etcétera. Voy a estudiar... El problema no es planear. Hay que planear. La cuestión es planear sin tener a Dios en mente. Sin reconocer a Dios. Sin considerarle. Entonces, Santiago no está condenando el ser buenos administradores de lo que Dios nos ha dado. Incluso la escritura misma resalta que debemos de ser buenos administradores de todo lo que Dios nos da. Lo que hace Santiago es reprocharle por la confianza mundana que reflejan al buscar sus metas. Están planeando sus vidas y sus futuros sin pensar en Dios. Y tenemos que tener mucho cuidado porque nosotros podemos llegar a ese punto también. Planear nuestras vidas. Planear nuestros futuros sin tener a Dios en mente. Tenemos que considerar nuestro corazón. Nos dice Mateo 6, 24. Ninguno puede servir a dos señores. Porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. O sea, trabajar y ganar dinero no es pecado, pero vivir para ello, sí. Vivir para este mundo sí es pecado. Eso nos dice, eso era Mateo 6, 24, nos dice 1 Juan 2, 15 al 17. No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama el mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios, permanece para siempre. Eso es 1 Juan 2, del 15 al 17. Y ahí resalta como que el que hace la voluntad de Dios, el que somete su vida a Dios, el que cumple las escrituras, el que las pone en práctica, el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. O sea, Dios bendice al que le honra, al que hace su voluntad. Pero a aquellos que viven para este mundo, pues les va mal. Les va mal. Y entonces lo que Santiago está haciendo es condenar la actitud de autodependencia. El hacer planes sin Dios y jactarse de lo que alcanzan. ¿Y qué es lo que resalta? Eso es pecado. El actuar como si Dios no existiera, como si Dios no tuviera sabiduría suficiente para tu vida. Y es que... El pensar que uno es autosuficiente es pecado. Todos necesitamos a Dios, lo creamos o no. Dios es el que da todo lo bueno. ¿No? Incluso aquí en Santiago 1.17. Dice, toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del padre de las luces en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Eso es Santiago 1.17. O sea, ¿de dónde viene todo lo bueno? de Dios. Reconozcamos a Dios en toda área de nuestra vida. ¿Y necesitamos sabiduría? Pues, ¿a quién debemos acudir? A Dios. Él es quien da sabiduría. Nos dice Santiago 1.5. Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídale a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Entonces, al vivir nuestra vida, tenemos que tener esa perspectiva, de descansar en el control de Dios, de reconocer nuestra necesidad de sabiduría, nuestra necesidad de la ayuda de Dios, de la dirección de Dios, de la guía de Dios. Por ello, la enseñanza de Jesús, ahí en Mateo 6, versículo 33 es clave, dice, más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. y todas... eh... y todas estas cosas os serán añadidas. Esos Mateos 6, 33. O sea, vive para Dios, haz su voluntad, esa debe ser tu prioridad y Dios se encarga del resto. Entonces, no debes de tener la actitud de estos mercaderes. ¿No? Que están... eh... buscando acumular y enorgullecerse de los negocios que han conseguido y viendo aquí como ellos hacen planes sin consultar a Dios y actúan con soberbia aunque la vida es incierta porque en el versículo 14 dice cuando no sabéis lo que será mañana porque que es vuestra vida ciertamente es neblina que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece O sea, realmente demuestras soberbia cuando piensas que puedes asegurar tu día a día, puedes asegurar tu día mañana y tus negocios mañana. Porque tú no controlas tu vida. El día de mañana, aquí mismo dice, versículo 14, no sabes lo que será mañana. ¿Cuántas veces has hecho planes y esos planes no funcionan? no salen adelante. ¿Cuántas veces ha habido personas que han dicho, ah pues yo voy a conseguir tal cosa y tienen un accidente y ya no pueden? Porque pierden movilidad o porque mueren. Podemos hacer los planes que queramos, pero los planes que se confirman, que ocurren, son los que Dios lleva a cabo. Y por ello, Jesús mismo enseñó la parábola del rico insensato. En Lucas 12, del 16 al 21. Dice, también le refirió a una parábola. Esto es Lucas 12, 16. Diciendo, la heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo, ¿qué haré? Porque tengo Perdón, porque no tengo dónde guardar mis frutos. Y él dijo, esto haré. Derribaré mis graneros y los edificaré mayores. Y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes. Y diré a mi alma, alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años. Repósate. Come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo, necio, esta noche vienen a pedirte tu alma. ¿Y lo que has provisto? ¿De quién será? Así es el que es el que hace para sí tesoro y no es rico para con Dios. Esos es Lucas 12 de 16 al 21 que donde Jesús ahí con esa parábola resalta la insensatez de vivir para uno mismo para sus propios planes sin considerar a Dios. Y es que Dios es el único que controla el futuro. Dios es el único que controla los planes. Dios es el que lo tiene todo controlado. Es que el creyente no debe de hacer planes sin considerar a Dios. Dios siempre debe estar en el primer plano. A él es a quien debemos de acudir y buscar consejo en su palabra para saber qué decisión tomar. Pensar que tú controlas tu vida es arrogante. Y por ello aquí dice, mira, o sea, a estos mercaderes que están haciendo todos sus planes le dice hacéis estos planes pero no sabéis lo que será mañana versículo 14 cuando no sabéis lo que será mañana hay que reconocer que nosotros no controlamos ni mañana no controlamos ni el siguiente momento es que Santiago destaca la necedad de personas que piensan así Santiago enfatiza la fragilidad de la vida humana y la incertidumbre de todos los planes humanos. Y es que es insensato caer en la tentación de hacer planes sin Dios. Porque no sabemos lo que será mañana. O sea, alguien dice, pues voy a estudiar esto, ¿no? Esta carrera. Voy a estudiar esto. Y... ¿Le preguntas por qué? Ah, bueno, pues para ganar dinero. Para ser alguien poderoso. Para ser... Para ser popular o para tener un futuro próspero. Cuando debería ser... O sea, cuando la respuesta debería ser... Bueno, voy a estudiar esto. Para glorificar a Dios con las habilidades que Él me ha dado. en el lugar donde Él me ponga. ¿No? Eso es vivir sumisos a Dios, diciendo, mira, lo que Dios desea que yo estudie para darle honra y gloria a Él. No para aumentar mis riquezas o para ser una persona budiente en este mundo. O una persona que dice, voy a mudarme a tal lugar, o a tal país, o a tal ciudad. Y le preguntas, pero hay una iglesia ¿Sólida allí? Ah, bueno. Pues no lo sé. O sea, cuando debería ser una de las primeras cosas que considerar. Ah, me voy a mudar a, ¿sabes qué? No me puedo mudar a esa ciudad porque no hay iglesia. No me voy a ir a tal lugar porque no hay una iglesia. Tengo que buscar una iglesia. Entonces, una vez que encuentro una iglesia, vale, pues hay que tomar decisiones. De esa manera. Con sumisión a Dios. ¿Por qué? Porque si somos creyentes, debemos de congregarnos. ¿No? Entonces, la primera decisión, si acaso me voy a mudar, es dónde voy a congregarme. O, quizás, voy a trabajar en tal sitio o tal lugar. Bueno, ¿qué horario? ¿Qué horario tienes? Ah, es que justo trabajo durante las reuniones de la Iglesia y no voy a poder asistir. ¿No? Cuando deberíamos de empezar de la otra manera. O sea, Debemos escoger un trabajo que no estorbe. Que no estorbe el reunirte con la iglesia. O quizás, pues, voy a casarme con tal persona. Bueno, pues, ¿por qué? Bueno, porque es muy guapo. Es muy guapo y tiene mucho dinero. O es simpático, o lo que sea. No, esa no es la razón correcta. O sea, ¿voy a casarme con él? Pues porque él ama a Dios más que a cualquier otra cosa. Él ama a Dios sobre todas las cosas, y creemos que juntos podemos dar más gloria a Dios. ¿No? Es el cambiar la perspectiva, en vez de enfocarnos en lo que el mundo te dice que hay que valorar, es valorar lo que Dios valora. Tomar decisiones de acuerdo a lo que Dios valora. No de acuerdo a lo que nosotros valoramos, lo que nosotros deseamos. Eso es vivir en sumisión a Dios, en todas las decisiones. Pero aquí vemos a estos mercaderes que están haciendo planes. Están haciendo planes de negocios futuros sin considerar a Dios en su vida. Y no entienden lo vulnerable que es su vida. Porque aquí dice, porque ¿qué es vuestra vida? Esto es Santiago 4, versículo 14. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina, que desaparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. O sea, aquí describe a la vida como un vapor, que desaparece con rapidez. No solamente tienes que hablar con un ancianito y preguntarle, Oye, ¿cómo ha sido tu vida?" ", dice un vapor. Ha pasado muy rápido. ¿No? Y mientras más avanzan los años, dices, pero si... pero si ha pasado un año ya, ¿cómo puede ser que haya pasado un año? Más rápido van los años. Porque nuestra vida es un vapor. Y a través de las escrituras vemos esa imagen que nos presenta un vapor, como quizás pensando en un día frío cuando se puede ver el aliento con el vapor, o quizás neblina, pues hay neblina un momento y en el siguiente momento sale el sol con su intensidad y ya no hay neblina. Así es la vida. Es como un vapor que desaparece con rapidez. Porque, bueno, una enfermedad ¿Una muerte accidental? ¡O el retorno de Cristo! ¿No? O sea, puede interrumpir tu vida cualquier cosa y es como el vapor, ¿no? Que de un momento a otro estaba allí, pero ya no. Así es nuestra vida. Y aquí estos mercaderes no entienden que no tienen el poder para controlar las cosas. La vida es temporal. Hay que recordar eso. Por eso nos dice Proverbios 27.1. No te jactes del día de mañana. Porque no sabes qué dará de sí el día. Eso es Proverbios 27.1. O en Salmo 39.6. Ciertamente como una sombra es el hombre. Ciertamente en vano se afana a montonas riquezas y no sabe quién las recogerá. Eso es Salmo 39.6. Nos describe al hombre como una sombra. ¿no? Que... es temporal. Es que sólo Dios sabe lo que ocurrirá en el futuro. Tenemos que entender que todos dependemos de la gracia de Dios para un segundo más de vida. Nos dice Colosenses 1, 17. Que todas las cosas en él subsisten. o incluso en en Hebreos 1.3 quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder esos Hebreos 1.3 y Colosenses 1.17 donde describe el poder de Dios que mantiene el universo y que nos mantiene con vida mantiene todos los elementos de tal manera que podemos sobrevivir Él es quien permite que nuestro corazón siga latiendo, que nuestros pulmones sigan funcionando para que podamos respirar y conseguir el oxígeno. Entonces tenemos que depender de Dios constantemente. ¡La vida es temporal! ¡Y está en la mano de Dios! Y aquel que entiende lo vulnerable que es, lo temporal que es la vida, aquel que entiende eso va a dejar todo en las manos de Dios. Porque se da cuenta de que realmente no puede controlar absolutamente nada. No, no puedes... Realmente no tienes el control. Puedes hacer todo lo que quieras hacer para que no se te queme nunca la comida. Pero, hay esos días que se te quema la comida. A veces sabe mejor y a veces peor. Pero, el punto es que no puedes controlar todos los detalles de tu vida. Y es que, por ello aquí, Santiago, en versículo 15, les conecta con el versículo 13, cuando dice, "...en lugar de lo cual deberíais de decir". ¿Qué es lo que han estado diciendo? Han estado haciendo sus planes, ahí en versículo 13, de que, haciendo sus planes, dice, hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos ahí un año, y traficaremos y ganaremos. Y entonces Santiago dice aquí, en versículo 15, En lugar de lo cual deberíais decir, si el Señor quiere, viviremos, y haremos esto o aquello. ¿Qué es lo que refleja esas palabras, si el Señor quiere? Es total dependencia. O sea, no debemos usarlo como un amuleto. Ah, bueno, si decimos esta frase, Entonces, todo nos va a ir bien. Como una fórmula mágica que nos ayuda a lograr nuestros planes. No. Sino que debemos de reflejar la actitud de completa dependencia en Dios. Y es que Santiago ahora exhorta a los mercaderes confiados y arrogantes a expresar su dependencia de Dios con las palabras, si el Señor quiere. ¿No? Es en reconocer el control de Dios. No sólo se debe reconocer lo temporal y lo incierta que es la vida, sino que hay que reconocer que aún las vidas, nuestras vidas, están en las manos de Dios. El creyente debe considerar a Dios en toda área de su vida. Al considerar a Dios, estás reconociendo tu dependencia de Dios. Ahora, como mencioné antes, no está descartando el hacer planes. El texto asume que hacer planes es adecuado. La cuestión es la actitud. Porque esta actitud pone la voluntad de Dios como una condición a los planes. O sea, si Dios quiere, entonces iremos a tal lugar. Si Dios quiere, haremos negocios en tal sitio. Si Dios quiere, trabajaré. Si Dios quiere, tendré salud. Si Dios quiere, tendré dinero en el banco cuando lo necesito. Si Dios quiere. Es el descansar en el cuidado de Dios. Y cuando descansas en el cuidado de Dios, no te afanas. Porque Él lo tiene controlado. Es que esta actitud refleja conocimiento de los límites humanos, nuestros límites, y conocimiento de la soberanía de Dios, que Él lo controla todo. Pero esto implica el seguir los principios de la Escritura, el buscar la voluntad de Dios. Aquí dice, si el Señor quiere. Lo más probable aquí, Señor, se refiere a Dios Padre, y es, la esencia es reconocer a Dios en todos tus planes. El no hacer nada, o el no confiar en que algo ocurrirá, sin consultar a Dios, sin reconocer que si Dios no lo permite, no va a ocurrir. O sea, confiar en su soberanía y someternos a su soberanía. Es que hay que obedecer a Dios, tenerle presente en cada decisión. Debemos asegurarnos que nuestros planes se conforman a las Escrituras. Porque Dios es quien permite la vida. nuestras vidas dependen por completo de Dios. Porque nos dice el Salmo 104, del 27 al 30, que cuando Dios quita el aliento, no hay vuelta atrás. Si Dios quita el aliento, no hay vida. Nos dice Salmo 104, del 27 al 30, todos ellos esperan en ti para que les des su comida a su tiempo. Está hablando de los animales. Les das, recogen, abres tu mano, se sacian de bien, escondes tu rostro, se turban, les quitas el hálito, dejan de ser y vuelven al polvo. envías tu espíritu, son creados y renuevas la faz de la tierra. Eso es Salmo 104, del 27 al 30, donde describe la soberanía de Dios, cuidando de sus criaturas, y si les quita el aliento a los animales, dejan de ser. De la misma manera, si le quita el aliento al hombre, deja de ser. Por ello debemos de constantemente considerar a Dios en nuestra vida. Descansar en su voluntad. Incluso orar para que se haga su voluntad. Como leí antes ahí en esa oración que se conoce como el Padre Nuestro, ¿no? En Mateo 6, 10 vemos que dice, venga tu reino, hágase tu voluntad. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. ¿No es? Orar conforme a la voluntad de Dios. Y es que lo que Santiago desea es que no hagamos nada sin considerar a Dios primero. No creo que usemos la frase, si Dios quiere, como una fórmula mágica. El creyente debe reconocer constantemente su dependencia de Dios. Por ello debemos de evaluar nuestros planes. Evaluar nuestras actitudes, nuestros pensamientos conforme a las Escrituras. Porque debemos estar enfocados en hacer la voluntad de Dios. Entonces, enseña la actitud que debemos de tener. ¿Cuál es el problema? En ver el siglo XVI. Pero ahora, os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. Este término que he traducido, jactáis o jactancia, es la idea de enorgullecerse de uno mismo. Es hablar con orgullo, exaltarse a sí mismo con la boca. Y entonces, ¿qué es lo que están haciendo? Se están jactando de esos planes que tienen. De esa arrogancia que reflejan con sus planes. Y... lo que demuestran es que tienen la actitud inadecuada. No tienen la actitud que deben de tener. Sino que se jactan en su arrogancia. El problema es esa actitud escondida. Es la arrogancia. Se están enorgulleciendo en sus planes, en sus propias habilidades para organizar sus planes. Por eso el texto que leí antes en Proverbios 27.1. No te jactes del día de mañana porque no sabes qué dará de sí el día. Esos Proverbios 27.1. Pero se están jactando de su independencia. Se están jactando de sus éxitos, de lo que han logrado. Pero es que la vanidad de la vida es una característica del mundo. Nos dice en 1 de Juan 2.16, el texto que leía antes, dice, porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida no proviene del Padre. sino del mundo. O sea, esta jactancia, el vanagloriarse de lo que han conseguido, la vanagloria de la vida, lo describe ahí Primera de Juan 2.16, la vanagloria de la vida no proviene del Padre, sino del mundo. Si reflejamos esa característica, esa clase de vida, esa clase de actitud, no es una actitud que viene de Dios. No es una actitud correcta, es una actitud que refleja el mundo. esa vanagloria de la vida, el jactarnos por lo que hemos podido conseguir. Esta actitud planea y actúa como si Dios no existiera. Esta actitud refleja la idea de que UNO MISMO CONTROLA SU PROPIA VIDA. Es como una persona que hace, o sea... hacen planes para dentro de meses como si ya ocurriese y hablan casi en el pasado de actividades que quedan en el futuro y hacen planes sin considerar a Dios y lo que expresa es una actitud independiente de Dios una actitud autosuficiente han dejado afuera a Dios no le están considerando en sus vidas Y aquí refleja estos mercaderes, que, como mencioné antes, Santiago, inspirado por Dios, se está dirigiendo a creyentes. Y ellos han dejado fuera a Dios en sus vidas mercantiles. Aunque puede que reflejen piedad en otros lugares. ¿No? Reflejan piedad. O sea, reflejan que sirven a Dios en la iglesia o en su casa. Pero, realmente, la actitud de escondida la manera de vivir no es sometiéndose a Dios. Esta manera soberbia de hacer planes es pecado. Por eso nos dice, toda jactancia semejante es mala. Esto es Santiago 4.16. O sea, jactarse en esas soberbias, en esos planes arrogantes, el dejar fuera a Dios, el no darle un lugar a Dios en tu vida, no dejar que Él gobierne tu vida. Es soberbio, ¡es malo! Dice, toda jactancia semejante es mala. Porque no hay un área de la vida que esté fuera del gobierno de Dios. Es que dar por hecho que viviremos en esta tierra mañana es arrogante. No sabemos qué será mañana. Y por ello, debemos siempre mantener nuestro enfoque en Dios. Descansar en Él. Debemos siempre humillarnos delante de Él. Aquí están, estos mercaderes están más preocupados por sus riquezas y sus planes, que de la humildad delante de Dios. Y cuando nos dice Santiago 4.6, Santiago 4.6 justamente en este mismo capítulo dice Pero Él da mayor gracia, por eso dice, Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes. Aquí estos soberbios están reactando en sus planes, están enorgulleciendo y Dios no les va a bendecir. Lo que están haciendo es malo, es pecado. Incluso continúa en... en versículo 17 dice, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado. Ahora, en este contexto, está hablando de los mercaderes. ¿Qué es lo bueno? ¿Qué es lo que deben hacer? Someter todos sus planes a Dios. Dejárselo en sus manos. Tener la actitud que refleja el versículo 15, si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. No tener esa actitud sumisa a Dios. ¿Por qué? Porque conocemos lo que hay que hacer, pues si no lo hacemos es pecado. O sea, el conocimiento debe de llevar a la práctica. La sabiduría es el poner en práctica el conocimiento. Y es que el vivir en el temor de Dios es querer agradarle en toda área de la vida. Ahora, este principio que aquí Santiago nos enseña, donde dice, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado, aplica a toda área de nuestra vida. O sea, lo cual nos informa también, porque pecado no es solamente hacer algo malo, sino también es pecado no hacer algo bueno. Dice, el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado. Entonces, no solamente es pecado hacer algo malo, sino el no hacer algo bueno es pecado también. Este principio que Santiago nos enseña aplica a toda área de nuestra vida. El pecado no es solamente hacer algo malo. O sea, si sabes lo que es bueno y que debes de hacerlo, Si no lo haces, es pecado. O sea, lo cual comúnmente se le conoce como pecados de omisión. ¿No? O sea, ¿sabes que debes de evangelizar a tus compañeros en el trabajo? Pero no lo haces. ¿Sabes que debes leer tu Biblia? Pero no lo haces. ¿Sabes que debes de orar? Pero decides no hacerlo. ¿Sabes que debes de ofrendar? Pero no lo haces. ¿Sabes que debes de asistir a las reuniones de iglesia? Pero no lo haces. ¿Sabes que debes amar al prójimo? Pero no lo haces. ¿Sabes que debes de perdonar? Pero decides no hacerlo. ¿Sabes que debes de vivir para Dios? Pero no lo haces. ¿Sabes que Dios debe ser tu prioridad? Pero no lo haces. O sea, esos son algunos ejemplos de lo que es pecados de omisión. El no hacer lo que sabes que debes de hacer. Lo que sabe es que Dios desea de ti. Y es que no hacer lo bueno es desobedecer al Espíritu Santo, que te ayuda a hacer lo que es bueno. Incluso en Efesios 4.30 nos dice que cuando no hacemos lo bueno, o sea, cuando pecamos contra Dios, contristamos al Espíritu Santo de Dios. Eso nos dice Efesios 4.30. Y por ello en Galatas 6.9 dice, no nos cansemos, pues, de hacer bien. Porque a su tiempo, cegaremos, si no desmayamos". Sosgratas 6, 9. No nos cansemos, pues, de hacer el bien. Y entonces aquí vemos este texto que aplica a toda área de nuestra vida. Debemos de someternos a Dios, someternos nuestra vida a la soberanía de Dios. Entonces, en vez de jactarse, en vez de jactarte, pensando que puedes vivir por tus fuerzas, por tus recursos, por tus habilidades, por tu intelecto, depende de Dios. En vez de tomar decisiones a la ligera, simplemente porque es lo que tú quieres hacer, no. Considera la palabra de Dios. Busca la voluntad de Dios para tu vida. Cuando estás en una encrucijada importante en tu vida, pide sabiduría de Dios. antes de tomar una decisión, ora, reconociendo a Dios como soberano. En vez de enorgullecerte, humíllate delante de Dios. En vez de pensar que Tú mismo lograrás tus planes. Pensar que tú vas a sacar adelante tu vida por tu propia fuerza. No. Descansa en la providencia de Dios. En vez de hacer... En vez de confiar en tus fuerzas, sométete a Dios. Somete tu vida a la soberanía de Dios. Descansa en su control. Deja todo en sus manos y ora. conforme a su voluntad, no a la tuya. Por ello, no hagas planes, no tomes decisiones a parte de Dios. Que Dios sea tu prioridad, que siempre le mantengas en todos tus planes, en todas tus decisiones, considerando todo lo que haces conforme a la escritura, evaluándolo, sometiendo tu vida a la soberanía de Dios. Vamos a terminar en oración.
Somete tu vida a la soberanía de Dios
Series Santiago
Sermon ID | 1119232159162457 |
Duration | 45:58 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | James 4:13-17 |
Language | Spanish |
Documents
Add a Comment
Comments
No Comments
© Copyright
2025 SermonAudio.