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Esta mañana vamos a estar en los versículos 19 y 20 de Hebreos capítulo 6, Hebreos 6, 19 y 20. El tema es el ancla del alma, el ancla del alma. Y debemos recordar que estas verdades dice en versículo 18, para que seamos grandemente animados, para que seamos grandemente animados. Y yo sé que varios de nosotros están luchando con el desánimo Y también estos pasajes hemos visto en la primera parte de capítulo 6 es para que maduremos, maduremos en Cristo. Así que si ustedes piensan que no es práctico lo que estamos viendo están bien equivocados. Porque esto es sumamente práctico, son los fundamentos de nuestra fe. Vamos a entregar este tiempo al Señor pidiendo que nos ayude tanto en el desarrollo, en la comprensión, y también que realmente entendamos la importancia de lo que estamos viendo aquí. Gracias, Señor, por esta mañana. Gracias por este pasaje, Señor. Gracias por toda tu palabra y aún especialmente en este momento esta carta a los hebreos que muestra tu infinito valor, señor, como nuestro señor, salvador, sumo sacerdote, sacrificio, en comparación con todo lo que tenían los israelitas en el Antiguo Testamento. Qué tanto superior es el nuevo pacto en tu sangre que el primer pacto, señor. Y gracias, señor, por eso te pido que esta mañana también seamos grandemente animados viendo esta esperanza que es el ancla del alma, señor, que necesitamos. Gracias, señor, en tu nombre. Amén. ¿Qué es lo que nos mantiene firme en Cristo al pasar por muchos problemas, al pasar por las dificultades en la vida? ¿Qué es lo que nos mantiene firme en Cristo? O tal vez siempre estás a la deriva. Algo pasa y te desanimas. Vas desanimando por una cosa, luego por otra, y otro. Y en estos sermones, normalmente en gran parte de hebreos, hay mucha repetición. También hay muchos de los fundamentos que necesitamos. para que nosotros nos mantengamos firmes en Cristo y también para que seamos grandemente animados. Toda esta enseñanza que estamos viendo tiene que ver con la perfecta obra de nuestro gran Salvador Jesucristo. Y eso fue escrito para animarnos en Él. Nosotros no somos los primeros que han pasado por desánimo a través de la historia cristiana. Y obviamente aquí, la razón por la cual dijo en versículo 18, para que nosotros seamos grandemente animados, obviamente también fue un asunto también para los creyentes ahí. El desánimo es real. El desánimo a veces es muy fuerte. Pero viene de fijar la vista en nuestras circunstancias, en lugar de fijar la vista en nuestro gran Salvador, quien nos cuida y nos lleva a nuestra herencia eterna. Así que, La meta, voy a repetir, que tengo en la exposición de esta carta es que maduremos por entender la gran obra de Jesucristo a nuestro favor. Y así que eso es lo que deseo que estemos haciendo a través de estas prédicas. Vamos a leer el contexto de Hebreos 6 nuevamente. Estoy leyendo de la Nueva Biblia de las Américas. Pero en cuanto a ustedes, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación, porque Dios no es injusto como para olvidarse de la obra de ustedes. y del amor que han mostrado hacia su nombre, habiendo servido y sirviendo aún a los santos. Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma solicitud hasta el fin para alcanzar la plena seguridad de la esperanza, a fin de que no sean perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia hereden las promesas. Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por él mismo, diciendo, ciertamente te bendeciré y ciertamente te multiplicaré. Y así, habiendo esperado con paciencia, Abraham obtuvo la promesa. porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos, y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión. Por lo cual Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento. a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, los que hemos buscado refugio seamos grandemente animados para hacernos de la esperanza puesta delante de nosotros. Tenemos como ancla del alma una esperanza segura y firme que penetra hasta detrás del velo, adonde Jesús entró por nosotros como precursor. Hecho según el orden de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre. Así dice la palabra de Dios. La verdad principal es la esperanza segura que tenemos en las promesas de Dios por la obra perfecta de Jesucristo es como ancla clavada en el fondo del mar que se mantiene firme en todas las tormentas de la vida. Esta mañana realmente estos versículos no son muy complicados en un sentido para desarrollar. El enfoque es, vamos a estar leyendo muchos versículos, muchos pasajes de hebreos viendo lo que estos versículos están apuntando. Así que vamos a comenzar. No vamos a comenzar con el ancla del alma. Eso va a ser el segundo punto. Pero el primer punto es Jesucristo, nuestro sumo sacerdote, entró al lugar santísimo a nuestro favor. Dice en los versículos. En 19 y 20 tenemos como ancla del alma una esperanza segura y firme que penetra hasta detrás del velo, en donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho según el orden del milquisidex sumo sacerdote para siempre. Nuestro garante es Jesucristo, quien nos asegura nuestra entrada a la presencia de Dios Padre por su obra perfecta a nuestro favor. Él se sacrificó a sí mismo por nosotros. Él presentó su perfecto sacrificio en el lugar santísimo celestial y ahora Él intercede perpetuamente a nuestro favor. Y esos versículos, el enfoque principal de estos dos versículos es, como dice, y que penetra la segunda mitad, la segunda parte, perdón, del versículo 19, y que penetra hasta detrás del velo. ¿Quién es el que ha penetrado hasta detrás del velo? ¿Y qué es el velo? Vamos a estar viendo todo eso. Pero deseo comenzar con la palabra PRECURSOR, adonde JESÚS, versículo 20, entró por nosotros como PRECURSOR. Esta palabra, según Quero, quiere decir EL QUE CORRE DELANTE, EL QUE CORRE DELANTE, y se usa respecto a los mensajeros, también en los deportes y en la navegación. Y este es el único lugar en el Nuevo Testamento donde usa esta palabra. Cristo es nuestro precursor. La idea no es tanto la de un guerrero como se usa en el Antiguo Testamento respecto a los precursores. que se apresura a adelantarse, ni la de un buque de avanzada, sino la, entonces eso es la parte, la de alguien que ha corrido la misma carrera y cuyo recorrido exitoso hace posible el de los creyentes. Otra vez, la de alguien que ha corrido el mismo o la misma carrera y cuyo recorrido exitoso hace posible el de los creyentes. ¿Cuál es la base o cómo es que nosotros podemos recorrer la vida de una forma exitosa? Es por nuestro precursor. el que ha recorrido esta carrera delante de nosotros. Y por eso él ha podido entrar detrás del velo. Pero vamos a pensar en algunos pasajes en hebreos que enfatizan como Jesús ha corrido la misma carrera que estamos corriendo. Pero él fue 100% exitoso en resistir la tentación y cumplir perfectamente la voluntad de Dios. Hebreos capítulo 2. Hebreos capítulo 2. Versículo 14, en adelante. Hebreos 2, 14. Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo. para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo. Versículo 17. Por tanto, tenía que ser hecho semejante sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un somosacerdote misericordioso y fiel. en las cosas que a Dios atañen para hacer propiciación por los pecados del pueblo. Pues, por cuanto él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados. Precursor, Hebreos 4, Hebreos 4, 14. cuatro, catorce, teniendo pues un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. nuestro precursor. Él puede compadecerse de nuestras flaquezas porque ha sido tentado en todo. Hebreo 5, capítulo 7, perdón, capítulo 5, versículo 7. Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas, al que lo podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente, aunque el Hijo aprendió obediencia por lo que padeció. Y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen. Otra vez, pasando por la dificultad. Así que habiendo Jesús corrido la carrera exitosamente, ¿dónde entró Jesús? ¿Qué estaba detrás del velo? El comentarista Kistemaker dice, el escritor de la epístola ha llegado al fin de su exhortación que se iniciara tras la introducción de Jesús como sumo sacerdote según el orden de Miskisidek. Vuelve ahora al tema del sumo sacerdocio de Cristo con una referencia al santuario interior que está tras el velo. Estas palabras traen inmediatamente la memoria de los lectores el día de la expiación, cuando el sumo sacerdote entraba ante la presencia de Dios, y además los hebreos sabían por el Evangelio que les había sido proclamado que al morir Jesús el velo del templo se había rasgado de arriba hasta abajo, exponiendo el lugar santísimo a la vista de todos los que estaban en el templo. Ellos entendían la referencia al santuario interior de modo figurado y lo asociaban con el cielo. Entonces, así tenemos a Jesús quien ha entrado detrás del velo. En Hebreos, capítulo nueve, vamos a pensar un poco en el Antiguo Testamento y lo que tenían ahí. Hebreos, capítulo nueve, los primeros versículos ahí para pensar en el primer pacto y lo que tenían ellos en el tabernáculo. Hebreos nueve, a partir del versículo uno, dice Ahora bien, Aún el primer pacto tenía ordenanzas para el culto y el santuario terrenal. porque había un tabernáculo preparado en la parte anterior, en el cual estaban el candelabro, la mesa y los panes consagrados. Este se llama el lugar santo. Detrás del segundo velo, y eso es lo que estamos hablando aquí en Hebreos capítulo 6, detrás del segundo velo había un tabernáculo llamado el lugar santísimo. el cual tenía el altar de oro del incienso. El arca del pacto cubierta todo de oro, en la cual había una urna de oro que contenía el maná y la vara de arón que retoñó y las tablas del pacto. Sobre el arca estaban los querubines de gloria que daban sombra al propiciatorio. Pero de estas cosas no se puede hablar ahora en detalle. Así, preparadas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente al primer tabernáculo para oficiar en el culto. Pero en el segundo, es decir, detrás del velo, sólo entra el sumo sacerdote una vez al año, no sin llevar sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia. Así que, detrás del velo, del segundo velo, en el lugar santísimo, había varias cosas, pero el principal era el pacto o el arca del pacto. ¿Qué estaba dentro del arca del pacto? Las dos tablas de del pacto que Dios había hecho con los israelitas, es decir, los diez mandamientos estaban ahí y esos diez mandamientos representaban la ley de Dios. Sobre la etapa. del arca se llamaba el propiciatorio, propiciatorio. Y eso era propiciación, quiere decir aplacar la ira, satisfacer ira. Y fue sobre el propiciatorio que rociaban la sangre del sacrificio una vez al año para propiciar, para satisfacer la ira de Dios. Encima de la bueno con la tapa también había los querubines, no los querubines y dentro de las salas de los querubines querubines había un vacío, un vacío y en ese vacío moraba la presencia de Dios. Eso fue la morada, por decir, terrenal, especial de la presencia de Dios. Y por eso los israelitas o los sacerdotes, el sumo sacerdote, no podía entrar cuando quisiera. Eso es lo que está hablando aquí, cuando dice detrás del velo está hablando de entrar la presencia inmediata de Dios Padre. Y los israelitas en el Antiguo Testamento no tenían acceso a eso. Ni aún los sacerdotes. Solo un sacerdote, el sumo sacerdote, una vez al año. Así que la gran mayoría de los sacerdotes tampoco entraba a ese lugar. Y así, en el día de la expiación, el sumo sacerdote llevaba la sangre del sacrificio de expiación dentro del lugar santísimo para presentársela ahí delante de Dios, rociándolo sobre el propiciatorio delante de la presencia invisible de Dios. Y así que, de esa forma, propiciaba a Dios a favor de su pueblo. Ya no estaba airado contra su pueblo por quebrantar sus mandamientos, su santa ley. Los israelitas no cumplieron la ley de Dios. Y si Dios estaba o tenía razón para estar enojado con ellos. Y una y otra vez el Antiguo Testamento registra la infidelidad de los israelitas. Pero la manera que ellos tenían. Para volver a estar en comunión con Dios, fue por medio de esto, de llevar adentro el sacrificio anual. Pero Jesús y ellos lo hacían cada año, cada año nunca podían descansar de esos sacrificios porque en sí nunca quitaba definitivamente el pecado. Eso es el trasfondo de lo que está diciendo aquí cuando dice entró detrás del que penetra hasta detrás del velo. Como precursor, ¿quién es el primero que ha entrado con su sangre la presencia inmediata de Dios? Es Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote. Vamos a leer varios textos en hebreo mismo que explica, y esos son textos que vamos a estar viendo más profundamente en los sermones que vienen. Hebreo 7, 23. Hebreo 7, 23. En adelante. Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar. Entonces, no solo es que tenían que hacerlo una y otra vez cada año, sino que tenían que cambiar el sacerdote porque morían. Pero Jesús conserva su sacerdocio inmutable, puesto que permanece para siempre. Por lo cual, Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios. Se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes sí intercedían a favor del pueblo delante de Dios. Pero cada sacerdocio sacerdote murió. Después otro, después otro. Y así sucesivamente. Pero Jesús. Conserva su sacerdocio inmutable. Y por esa razón es poderoso para salvar. Hebreos nueve. Versículo 11, Hebreos 9, 11 en adelante. Pero cuando Cristo apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros a través del a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, entró al lugar santísimo una vez para siempre, no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, obteniendo redención eterna. Aquí, no entró un tabernáculo terrenal, sino el tabernáculo celestial, con su propia sangre, versículo 15, 9, 15. Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto, a fin de que, habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, Los que hemos sido llamados reciben o los que han sido llamados reciben la promesa de la herencia eterna. El recibimiento. De la herencia eterna, y eso es una parte de la esperanza que tenemos, que vamos a estar viendo en el segundo punto, esa base de lo que Jesucristo ha hecho. Él es mediador del nuevo pacto. Él ha entrado en la presencia de Dios y por eso nosotros podemos tener la seguridad de recibir la herencia eterna. 9.23 Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera. Pero las cosas celestiales mismas con mejores sacrificios que estos. Y solo hay que pensar un poco. Muchas veces pensamos, bueno, el tabernáculo físico que los israelitas construyeron era el tabernáculo, por decir, verdadero. Pero aquí dice, las representaciones de las cosas en los cielos. Las cosas terrenales representaban algo, la verdad, algo que más real en el cielo. Fueron purificadas las representaciones de las cosas, fueron purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas con mejores sacrificios que estos. Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero. sino en el cielo mismo para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros. No para ofrecerse a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote entra en el lugar santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera, a Cristo le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo. Pero ahora, una sola vez, en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo. Y así como está decretado que los hombres mueren una sola vez y después de esto el juicio, así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente lo esperan. Otra vez, nuestra entrada a la presencia de Dios, nuestro futuro, nuestra herencia, Nuestra salvación final es todo eso es garantizado por Cristo. Capítulo 10. Versículo 11. Hebreos 10 11 ciertamente todo sacerdote está de pie día tras día, ministrando, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar los pecados. Pero Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se ha sentado a la diestra de Dios, esperando de ahí en adelante hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. Porque por una ofrenda, Él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados. Versículo 12 dice, Perdón. Sí, al final dice, habiendo ofrecido un solo sacrificio, se sentó a la diestra de Dios. Y la pregunta es, ¿por qué Cristo se sentó? En el Antiguo Testamento, en el tabernáculo anterior, no había asientos ahí en el lugar santísimo. ¿Por qué? Porque la obra del sacerdote, del sumo sacerdote, nunca terminaba. No podía decir, ya, está hecho. Pero Cristo se sentó diciendo, la obra está hecha. No hay más necesidad. No hay otro sacrificio que se requiere para salvar y para santificar, para perdonar los pecados. Diez, diecinueve. Entonces, hermanos, y esto es clave por los reciclos que estamos viendo ahora. Puesto que tenemos confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús. Por un camino nuevo, ¿quién tiene confianza? Nosotros. No por nosotros mismos, sino por nuestro precursor. Por un camino nuevo y vivo que él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, su carne. Puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura. ¿Qué es el más gran ánimo que debemos tener en la vida? es de poder entrar la presencia de Dios. Y podemos hacer eso, no por nuestros propios méritos, sino por los méritos de Jesucristo. También porque Él es, como dice el versículo 620, nuestro precursor, también nuestro sumo sacerdote. Y así, el ánimo El gran ánimo es por Cristo. Por lo que él ha hecho. Y cuando uno va pasando por Hebreos, realmente se ve qué tan inadecuado eran los sacrificios del Antiguo Testamento. Pero Dios los estableció por una razón, para apuntar al Salvador perfecto. Para ir pasando al segundo punto, que es de la ancla del alma, quiero citar a Schistemaker. Él dice, el ancla de nuestra esperanza tiene su absoluta seguridad en que Jesús, en su forma humana, ahora glorificada, ha entrado al cielo. Y Él ha entrado al cielo en su humanidad como garantía de que también nosotros estaremos con Él. Esta garantía es indicada por la frase que nos precedió. Él va delante de nosotros y nosotros le seguimos. Así que él no usa el nombre Jesús, no usa Cristo, y es un recordatorio específico de la vida terrenal del Señor Jesús. Jesús ascendió en su cuerpo humano, glorificado al cielo, y entró ante la presencia de Dios. Así como el cuerpo humano de Jesús ha llegado ante la presencia de Dios, del mismo modo nuestros cuerpos entrarán en el cielo. Esa es nuestra esperanza. El segundo punto, nuestra esperanza en las promesas de Dios garantizadas por la obra de Jesús. Y aún, bueno, tal vez ustedes van a notar que en el desarrollo de hoy solo voy a mencionar, no voy a mencionar el Melquisedec porque vamos a desarrollar eso en los próximos versículos, ok? Entonces, por esa razón no me enfoco en eso porque no quiero solo decir muy pocas cosas y llegar a confundir, más bien quiero explicarlo de una forma amplia ahí. Así que nuestra esperanza es el segundo punto en las promesas de Dios garantizadas por la obra de Jesús. A base de esta perfecta obra de Jesús, Dios Padre garantiza nuestra herencia eterna. Debemos tener esa esperanza como ancla del alma en todas las dificultades y tempestades de la vida. El ancla del alma es la esperanza. ¿Qué es el ancla? El ancla, en este contexto, es la esperanza segura y firme que tenemos. Y esta esperanza se basa en las promesas de Dios a nuestro favor. ¿Qué es la imagen que desea el autor traer a la mente al usar la palabra ancla? Bueno, sabemos todos que es un ancla. Él desea que nosotros pensemos en un barco en alta mar, por ejemplo, en una tormenta fuerte. Y de este barco los marineros han lanzado tal vez aún más de un ancla para que se clavan al fondo del mar. Y estas anclas eviten que el barco sea llevado a la deriva, ni por las corrientes, ni por el viento que lo quiere llevar y destruir. Esas anclas también evitan que el barco sea llevado para estrellarse contra las rocas o encallar en agua con poca profundidad. En sí, esas anclas mantienen el barco firme y le dan estabilidad en medio de situaciones increíblemente peligrosas. mantiene la estabilidad del barco en medio de la tormenta. Bueno, a veces leemos la Biblia pensando, bueno, esas personas, ese autor, no pasaban por la situación difícil que yo estoy pasando. Ellos no entendían el desánimo que yo estoy pasando. Ellos no entendían mi necesidad de esperanza. Pero les aseguro que ellos sí entendían. Y aún más que nosotros. Recuerden, el contexto de Hebreos es El autor está animando a creyentes judíos a no abandonar al Mesías Jesucristo, el único Mesías, el único Salvador verdadero. quien cumple todo lo que apuntaban los sacrificios del sacerdocio del Antiguo Testamento. Y estaban siendo tentados y presionados, perseguidos para volver atrás a los sacrificios anteriores. Y eso es, en medio de esa dificultad, el autor dice, tenemos como ancla del alma, tenemos como ancla del alma. Y en el original, ustedes tal vez tienen en su Biblia, la palabra esperanza está en cursiva y eso es porque no está en el original, pero el contexto es muy obvio porque está haciendo referencia a versículo 18 que dice Hacernos de la esperanza puesta delante de nosotros. En el original es muy claro que tenemos como ancla del alma. Está apuntando a esa esperanza. Esa esperanza puesta delante de nosotros. En versículo 18. Y esa esperanza hemos visto la semana pasada es por las promesas de Dios y también el garante quién es Jesucristo. Eso es nuestra esperanza. Y cuando pensamos en una esperanza aquí, es una esperanza que otra vez hay. Tal vez, posibilidad, no sabemos, No está la esperanza. Es una esperanza segura. Dicen romanos 8, 24, 8 romanos 8, 24, porque en esperanza hemos sido salvados, pero la esperanza que se ve no es esperanza. Pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos con paciencia o perseverancia, lo guardamos. No estamos dudando. No hay duda. No hay duda de ninguna forma en eso. Hebreos 11, 1, dos versículos muy un versículo muy conocido, Hebreos 11, 1. Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. La fe es la certeza. No estamos dudando. No es algo que posiblemente Jesucristo. Nosotros, los del Antiguo Testamento, miraban hacia adelante el Mesías prometido. Nosotros tenemos la seguridad de lo que ya estamos viendo hacia atrás y sabemos que nuestro Salvador vivió, fue muerto, se resucitó, ascendió al cielo y está ahí ahora. No tenemos duda de eso y a base de eso y las promesas de Dios tenemos esta esperanza segura. Y por esta esperanza es la seguridad que nosotros vamos a participar en las promesas que Yahweh Dios nos ha dado. En el Antiguo Testamento, Yahweh Dios les había dado varias promesas a los israelitas, por ejemplo, respecto a entrar, a poseer la tierra prometida. En Josué, por ejemplo, Joshua 21, 43. Sólo voy a leer un pasaje o dos tal vez que hablan de cómo Dios cumplió esas promesas. Y de esa forma también podemos tener la seguridad de que va a cumplir lo que nosotros tenemos. Joshua 21, 43. De esa manera Yahweh dio a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres. Y la poseyeron, y habitaron en ella. Y Yahweh les dio reposo en derredor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres. Ninguno de sus enemigos pudo hacerles frente. Yahweh entregó a todos sus enemigos en sus manos. Ni faltó ni una palabra de las buenas promesas que Yahweh había hecho a la casa de Israel. Todas se cumplieron. Todas se cumplieron. Dios había prometido a Abraham y a Moisés darles la tierra prometida. Ahí dice, todas esas promesas se cumplieron. Bueno, aún hoy en día, algunas personas siguen esperando una tierra, por decir, terrenal, un pedacito de tierra ahí en, por ejemplo, Palestino, ahí. Pero aquí dice, todas esas promesas Dios cumplió. Dios cumple, en este momento quiero enfatizar, Dios cumple fielmente sus promesas. Josué, 23, 14, Moisés hablando, miren, hoy me voy por el camino de toda la tierra y ustedes saben, perdón, es José hablando, y ustedes saben que con todo su corazón y con todo su alma, que ninguna de las buenas palabras que Yahweh, su Dios, habló acerca de ustedes ha faltado. Todas les han sido cumplidas. Ninguna de ellas ha faltado. Y para nosotros, Dios nos ha prometido varias cosas. Y en el Antiguo Testamento, Hebreos capítulo 11, por ejemplo, habla de que esas personas, Hebreos 11, 13, por ejemplo, todos estos murieron en fe sin haber recibido las promesas. Habiendo visto de lejos y aceptando, con gusto confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Ellos anhelaban, en versículo 16, una patria mejor, es decir, la celestial. Y hay otros así. El versículo que leímos antes, Hebreos doce. Versículo. Veintiocho, Hebreos doce, veintiocho, por lo cual, puesto que recibimos. Un reino que es incomovible, un reino que es incomovible, y eso también se hace referencia en Romanos capítulo cuatro. Romanos capítulo cuatro y versículo trece. Y que también dice porque la promesa Abraham o a su descendencia y aquí en este contexto nosotros todos los que creen en el Mesías son descendencia de Abraham. Que él sería heredero del mundo. heredero del mundo y esa promesa todavía no ha sido cumplida en su plenitud. Nosotros somos herederos del mundo y nosotros estamos esperando el pleno cumplimiento de eso. Hebreos también trece, Hebreos capítulo trece, versículo catorce, Hebreos trece, catorce, porque no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir, es decir, la celestial. Que en varias veces en Hebreos habla de eso, la promesa de la herencia eterna. Y voy a leer algunos versículos de Apocalipsis. Apocalipsis capítulo 21. Apocalipsis capítulo 21. Versículo 1 en adelante. Entonces vi un cielo nuevo. Y eso es lo que nos espera. Y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. Y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono, el tabernáculo de Dios está entre los hombres y él habitará entre ellos. Ellos eran su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado. El que está sentado en el trono dijo, Yo hago nuevas todas las cosas, y añadió, Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas. Hecho, también me dijo, hecho está. Yo soy el alfa y la omega. Principio y el fin. Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente de agua de vida. El vencedor heredará todas estas cosas. Y yo seré su dios, y él será mi hijo. Y continúa el pasaje. Y la pregunta para nosotros es, Estas promesas de Dios son promesas seguras. En el Antiguo Testamento, recuerdan, Dios había prometido a los israelitas en el primer pacto una tierra, una tierra terrenal. Dice la palabra que Dios cumplió todas esas promesas. En el nuevo pacto tenemos las promesas de Dios. Y si volvemos a Hebreos capítulo 6, vemos, por ejemplo, versículo 12. A fin de que no sean perezosos, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia hereden las promesas. Heredan las promesas. Versículo 17. Por lo cual, Dios deseando más plenamente los herederos de la promesa, la inmutabilidad de su propósito interpuso juramento, a fin de que por dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, los que hemos buscado refugio seamos grandemente animados para hacernos de la esperanza puesta delante de nosotros. Tenemos como ancla del alma una esperanza segura y firme que penetra hasta detrás del velo. Donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho según el orden de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre. ¿Qué es lo que tenemos? Entrada, primero, a Dios. Entrada por la obra de Jesucristo. Ya estamos ahí, tenemos esa entrada. Pero también tenemos la esperanza segura de la plena herencia que Dios nos ha prometido. Y a través de hebreos va explicando esa esperanza. Que Dios nos ha dado una esperanza asegurada por nuestro garante Jesucristo. Y así, para ir concluyendo, podemos hacer las mismas preguntas que hicimos la semana pasada. Actuamos, no la pregunta es, actuamos en nuestro diario vivir como si Dios nos tuviera digno de confianza Actuamos en nuestro diario vivir como si Dios nos estuviera digno de confianza. Los israelitas en el desierto experimentaron muchas bendiciones de Dios, pero sin embargo se quejaban, desconfiaban en la palabra de Dios, desconfiaban en el poder de Dios. ¿Cómo actuamos nosotros? Dice el pasaje, tenemos como ancla del alma. ¿Qué hace un ancla? Nos asegura. Nos pone firmes, estables. No en medio de aguas muy tranquilas, más bien en medio de tormentas, dificultades. cosas que nos sacuden y que nos también pueden llevar. Estamos mirando, y en eso la pregunta es, ¿estamos mirando nuestras circunstancias difíciles? ¿O estamos mirando al Dios Todopoderoso ¿Quién primero ha cumplido todo en Jesucristo respecto al nuevo pacto? ¿Y también quién nos da sus promesas de la herencia eterna? Debemos tener esa plena confianza que Dios es poderoso y Dios es fiel para cumplir sus promesas. Así que nosotros entendemos la obra perfecta de Jesucristo Recuerden, este pasaje está escrito para que maduremos. Es bastante práctico. Su obra incluye, obviamente, su muerte, su resurrección y su intercesión a nuestro favor. Él entró detrás del velo como sumo sacerdote. Él está intercediendo a nuestro favor. Así que nosotros necesitamos meditar en su perfecta obra, en nuestro favor. Meditar en que nuestro problema más grande ha sido resuelto. Ya no estamos bajo la justa ira de Dios. Meditamos también en que las promesas de Dios sí o sí se cumplirán. Así que tengamos estas verdades como ancla del alma. Recordemos la verdad principal, la esperanza segura que tenemos en las promesas de Dios por la obra perfecta de Jesucristo es como ancla clavada en el fondo del mar que se mantiene firme en todas las tormentas de la vida. Vamos a terminar leyendo Hebreos 6, 13 hasta 20, y luego Hebreos 4, 14 hasta 16. Hebreos 6, 13, en adelante. Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar, por uno mayor juró por el mismo, diciendo, ciertamente te bendeciré, ciertamente te multiplicaré. Y así, habiendo esperado con paciencia, Abraham obtuvo la promesa. Porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos, y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión. Por lo cual Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento. a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, los que hemos buscado refugio, seamos grandemente animados para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. Tenemos como ancla del alma una esperanza segura y firme. que penetra hasta detrás del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho según el orden del Melquisedec, sumo sacerdote para siempre. Hebreos 4, 14, teniendo pues un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe, porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia y hallemos gracia para la ayuda oportuna. Oremos, hermanos. Gracias, Señor, por esta mañana. Gracias por tu palabra. Ayúdanos realmente a asirnos a esta esperanza. Entender que es como ancla que nos mantiene firme. Ayúdenos a estar grandemente animados, Señor, tanto por tus promesas como por nuestro Garante Jesucristo, quien ha cumplido todo a nuestro favor. No es por nuestros propios méritos que podemos entrar en tu presencia, sino por nuestro gran sumo sacerdote que ha entrado delante de nosotros como precursor detrás del velo, Señor. Y así por él tenemos entrada tu presencia. Tenemos la seguridad de las promesas eternas, de la herencia eterna, Señor. Y con esa base te pido, Señor, que nosotros, cada uno en su diferente circunstancia, Muchos pasando por diferentes dificultades, pueden ser dificultades físicas, económicas, interpersonales, o solo el desánimo general, señor. Te pido por cada uno, que cada uno de nosotros mire que estemos mirando, señor, a ti, tu grandeza, tus promesas, señor, y la seguridad que tenemos en ti. Gracias, Señor, por eso y gracias que podemos decirnos a ti en todas circunstancias. En tu nombre grande y también por la perfecta obra de Jesucristo. En tu nombre. Amén.
El ancla del alma
Series Hebreos
Verdad principal: La esperanza segura que tenemos en las promesas de Dios por la obra perfecta de Jesucristo es como ancla clavada en el fondo del mar que se mantiene firme en todas las tormentas de la vida.
Escrituras tomadas de la Nueva Biblia de las Américas Copyright 2005 por The Lockman Foundation; usadas con permiso; todos los derechos reservados. www.NuevaBiblia.com
Sermon ID | 1112231846114500 |
Duration | 58:53 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Hebrews 6:19-20 |
Language | Spanish |
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