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En el libro de Zacarías, en el capítulo 6, yo voy a leer los primeros ocho versículos. De nuevo hacé mis ojos y miré, y aquí cuatro carros que salían de entre los montes, y aquellos montes eran de bronce. En el primer carro había caballos alazanes, en el segundo carro caballos negros, en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos oberos rusios rodados. Respondí entonces, y dije al ángel que ha hablado conmigo, Señor mío, ¿qué es esto? Y el ángel me respondió y me dijo, esos son los cuatro vientos de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra. El carro con los caballos negros salía hacia la tierra del norte, y los blancos salieron tras ellos, y los ovejos salieron hacia la tierra del sur. Y los alestanes salieron y se afanaron por ir a recorrer la tierra. Y dijo, id, recorrer la tierra. Y recorrieron la tierra. Luego me llamó y me habló diciendo, mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi espíritu en la tierra del norte. Vamos a orar. Nuestro padre celestial, gracias por tu palabra y por la oportunidad de estudiarla. Gracias por esos pasajes que tal vez parecen difíciles para nosotros y oscuros. Por favor, te pedimos que nos ayudes a entender lo que dice tu Palabra y la manera en la cual podamos aplicarla a nuestras vidas. En el nombre de Cristo. Amén. Hoy llegamos a la visión final de Zacarías aquí en el principio de su libro, la octava visión que él vio. Y como yo mencioné en el principio, todas estas ocho visiones están relacionadas. Obviamente tiene el tema de la esperanza del pueblo de Dios, porque ese es el tema de todo el libro. Pero también estas visiones demuestran la obra de Dios en cumplir sus promesas y cumplir su palabra. Porque en estas visiones hemos visto muchas promesas para el pueblo de Dios. Y aquí al final vamos a recibir confianza otra vez, que Dios es fiel a su palabra, que Dios siempre cumple lo que dice y lo que promete. Por eso el título del mensaje es Nuestra esperanza en el cumplimiento indudable de la palabra de Dios. Es lo que vemos en esta visión que concluye la serie de visiones, que lo que Dios dice, lo hace, sin duda y sin falla. Pero para entender esta verdad, para ver el cumplimiento indudable de la Palabra de Dios, tenemos que tomar el tiempo en este mensaje, no solamente para estudiar la visión aquí en el capítulo 6, sino también para revisar las otras siete visiones que hemos estudiado, para que podamos ver cómo se relacionan juntas, para que podamos entender el mensaje entero de estas visiones que Zacarías vio. Muy rápidamente, vamos a revisar las otras siete visiones que hemos estudiado. En primer lugar, Zacarías vio en la primera visión una tropa de jinetes escondida en una hondura de Mirtos. Ellos habían espiado toda la tierra para ver la condición de las naciones. Y ellos reportaron a su capitán, el ángel de Jehová, Cristo mismo, que la tierra estaba en paz. Eso no fue un buen reporte, porque significó que los enemigos de Dios estaban en paz, mientras el pueblo de Dios todavía estaba sufriendo mucho. Pero leímos que Cristo intercedió por su pueblo, y Dios respondió a su intercesión con palabras buenas, con palabras consoladoras, con promesas de bendecir a su pueblo y juzgar a sus enemigos. Y el tema que aprendimos en esta visión fue nuestra esperanza en la soberanía de Dios, que aunque a veces parece como que Dios no tiene el control, todavía tenemos esperanza porque Él sabe todo, porque Él escucha la intercepción de Su Hijo, y porque Él es celoso por Su pueblo. En la segunda visión, Zacarías vio cuatro cuernos, que representaron los enemigos de Dios, y cuatro artesanos, que eran los instrumentos de Dios para destruir sus enemigos. Y la interpretación fue que podemos tener esperanza en el juicio de Dios, porque aunque nuestros enemigos son reales y fuertes, nuestro Dios es un juez también real y fuerte. En el capítulo 2 estudiamos la tercera visión de un hombre midiendo la ciudad para la construcción de sus murallas, y que esta obra fue parada por el ángel porque la profecía fue que Jerusalén sería habitada sin muros por causa de la multitud viviendo en ella, que era una promesa de prosperidad, no solamente física, pero una promesa de la presencia de Dios, del poder de Dios. Entonces, en estas dos visiones estudiamos el cumplimiento de la primera visión. En la primera visión, Dios prometió bendecir a su pueblo y juzgar a sus enemigos. Es exactamente lo que estudiamos en estas dos visiones. En el capítulo 3, vimos algo un poco diferente. Una visión del sumo sacerdote Josué, él de pie ante Dios, el justo rey, con Satanás de un lado acusándole y Cristo a su otro lado defendiéndole. Y Cristo quitó su ropa sucia, sus pecados, y le revistió con ropa nueva, con ropa limpia, representando la justicia perfecta de Cristo que recibimos en la justificación, en la salvación. Esa es nuestra esperanza en la justificación porque necesitamos un nuevo estado ante Dios. Necesitamos pertenecer a su pueblo antes de que podamos recibir sus promesas, antes de que Él va a cumplir su palabra en nuestras vidas. En el siguiente capítulo estudiamos una visión para Sodol Abel, el líder político de Israel, una visión de un candelabro, con un flujo constante de aceite debido a una fuente de dos olivos. Y la promesa para Sodol Abel fue que no tenía que depender en sí mismo, ni en otras personas, ni en la fuerza humana, sino en el poder del Espíritu Santo. Es lo que estudiamos para nosotros también. Nosotros también somos candelabros. Tenemos un suministro constante del Espíritu Santo en nuestras vidas para obedecer a Dios, para cumplir o guardar sus mandamientos. Y finalmente, hace 15 días estudiamos dos visiones en el capítulo 5. Nuestra esperanza en la purificación del pecado. Que Dios sin duda va a purificar a su pueblo, a la iglesia y al mundo del pecado. Estas fueron las visiones de un rollo volando y de una mujer en el EFA, representando la maldad que Dios quitó de su pueblo. Y Dios está haciendo esta obra individualmente, en santificarnos, y va a hacer esta obra al final del tiempo, purificando a su iglesia y juzgando al mundo. Estas son las cosas prometidas por la Palabra de Dios en las otras visiones. Estos son todos los temas que hemos estudiado aquí en las visiones de Isaías. La promesa de bendiciones, la esperanza y el juicio sobre nuestros enemigos, de prosperidad espiritual, de la justificación, del poder del Espíritu Santo y de la purificación del pecado. Y ahora vamos a ver cómo este visión final nos da la confianza en esas promesas. Vamos a ver la razón por la cual podemos tener tanta esperanza en la Palabra de Dios. Esta octava visión continúa el énfasis en el juicio de Dios sobre sus enemigos, que Dios va a purificar el mundo de su maldad. Pero para que veamos el enfoque del mensaje. Esta visión final es el cumplimiento de todas las promesas de las otras visiones. Lo que Dios había prometido a través de esas visiones proféticas que Zacarías vio. Por eso, otra vez quiero usar este título. Nuestra esperanza en el cumplimiento indudable de la palabra de Dios. Y quiero resumir este mensaje así. Lo que Dios dice, lo hace, sin duda y sin falla. Es la frase que vamos a ver repetida muchas veces en este mensaje para ayudarnos a enfocarnos nuestras mentes en el tema de este mensaje. El cumplimiento indudable de la Palabra de Dios. Toda esta visión es la culminación y la conclusión de esta serie de visiones. Y nos hace recordar mucho la primera visión, porque también tiene símbolos de los caballos, como recordamos en la primera visión. Pero ahora es un poco diferente, como vamos a ver. Ahora estamos pensando en lo que Dios iba a hacer, en el cumplimiento de su palabra, el cumplimiento de sus promesas. Los israelitas en ese tiempo podían tener confianza en la obra de Dios debido a esta visión porque les dio esperanza, que Dios no estaba sentado en el cielo viendo a todo pero no haciendo nada, sino que Dios iba a cumplir su palabra y ayudarles. Y mientras nosotros aquí estudiamos esta visión, mientras concluimos esta serie de visiones, quiero que nosotros también recibamos más confianza, más esperanza, debido a la verdad que encontramos aquí, que Dios siempre cumple su palabra, que siempre cumple sus promesas. Tal vez no parece así. Tal vez parece a veces como que Dios te ha abandonado, como que todo se está cayendo a pedazos en tu vida, que todo está fracasando, que Dios no te quiere, que estás solo. Pero no es la verdad. Esas cosas son mentiras de Satanás y tu propia carne para alejarte más y más y más de Dios. Porque Dios siempre cumple su palabra, como vamos a ver. y hay aplicación de esta verdad en cada parte de nuestras vidas. Vamos a ver algunas al final del mensaje, pero mi deseo es que todos aquí hoy pongan atención en este mensaje para que podamos salir de aquí con esta confianza inquebrantable en nuestros corazones, que tenemos esperanza en el cumplimiento indudable de la palabra de Dios, que lo que Dios dice, lo hace sin duda y sin falla. Vamos a estudiar esta visión para ver sus diferentes partes y cómo demuestra el cumplimiento de la Palabra de Dios. La primera cosa que vio Sagirías en el reciclo 1 fue cuatro carros que salían de entre dos montes, y aquellos montes eran de bronce. Vamos a estudiar estos cuatro carros en los siguientes reciclos cuando se describen. Pero la primera cosa que tenemos que ver son estos dos montes de bronce. ¿Está hablando aquí de algo físico, algo real, o representante de algo? Si tú haces un estudio de tu Biblia, de cada versículo que menciona la palabra bronce, vas a darte cuenta de que cuando no se usa para hablar del material físico, se usa para representar el poder y la fuerza. Por ejemplo, en el libro de Job, el capítulo 40, en el siglo XVIII, hablando del monstruo llamado Behemoth, dice así, He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, y su vigor en los músculos de su vientre. Su cola mueve como un cedro, y los nervios de sus muslos están entretejidos. Sus huesos son fuertes como bronce. y sus miembros como varas de hierro. En describir este monstruo, este animal muy fuerte, la Biblia usa el término bronce para hablar de sus huesos. Obviamente los huesos de este animal no eran de bronce actualmente, pero la imagen describe su fuerza y su poder. También el Sábado 107 dice que Dios quebranta las puertas del bronce y desmenuza los cerrojos de hierro, hablando otra vez de poder. En este caso, el poder y la fuerza necesaria para quebrantar puertas de bronce, algo que requiere mucha fuerza y mucho poder. Cuatro punto. Cuando leemos aquí, en nuestro pasaje, de montes de bronce, debemos pensar inmediatamente en este tema de fuerza y poder. Pero no es la fuerza o el poder de los enemigos de Dios. No está hablando de ellos como anteriormente en este libro. Aquí la referencia es en cuanto a Dios. Dios está haciendo algo aquí en este pasaje, en esta visión. Está enviando sus carros militares a la batalla. ¿Y de dónde salieron estos carros? de dos montes de bronce. Y si estamos pensando en el tema de fuerza o poder, espero que la imagen militar esté clara. Esos dos montes de bronce representan el baluarte de Dios, su fortaleza, su lugar de poder desde donde envía sus ejércitos, sus soldados, para cumplir su voluntad. para cumplir lo que ha dicho y prometido. Ese es un baluarte firme, es una fortaleza invencible, porque es la fortaleza de Dios. Por esto la imagen es de dos montes de bronce, representando la fuerza y el poder de Dios, representando el hecho de que aquí está un lugar que no puede ser vencido, porque el Dios omnipotente vive y reina en su trono. Y si su trono y fortaleza no pueden ser vencidos, tampoco su voluntad puede ser resistida. Lo que Dios dice, lo hace sin duda y sin falla. Esa es la interpretación de esos dos montes de bronce. La única otra cosa que podemos ver en esta imagen es el contraste que nos da con la primera visión. Recuerda otra vez que en el capítulo 1, en la primera visión, Zacarías vio una visión de Jinetes con el ángel de Jehová, Cristo mismo, como su líder. En esa visión ellos habían espiado la tierra, estaban regresando para dar su reporte a su líder, y por eso estaban escondidos en esta hondura de Mirtos. Es decir, fue una misión de reconocimiento, todo hecho en secreto. Es lo que estudiamos en la primera visión. Pero aquí en la visión final, lo que vemos es lo opuesto completo. Los carros y sus caballos no están escondidos aquí, sino saliendo abiertamente de entre los dos montes de bronce, en plena vista de todos. Y podemos imaginar la luz del sol rebotando sobre las montes de bronce, la gloria de Dios reflejando en su creación su propia gloria. Es decir, aquí Dios está obrando y todos pueden ver que está cumpliendo su palabra. Todos pueden ver que lo que dice lo hace sin duda y sin falla. Eso es lo que podemos aprender de la primera parte de la visión, de los dos montes de bronce. ¿Pero qué significan los carros que salieron de ellos? Vamos a leer otra vez, no, vamos a ver otra vez, no leer todos esos reciclos, pero encontramos esta interpretación en los reciclos 2 a 7. Aquí es la interpretación de esos cuatro carros que salieron de esos dos montes de bronce. Los reciclos 3 y 4 describen cuatro carros con los caballos que los tiraron. Otra vez podemos ver que esta visión es similar a la del capítulo 1, describiendo diferentes tipos de caballos, alazanes, negros, blancos y ovejos. Y otra vez digo, exactamente como en el mensaje de la primera visión, que perdimos el punto del pasaje si nos metemos en intentar descubrir significados en los colores. Eso no es el punto. Estos reciclos describen cuatro diferentes tipos de caballos para distinguir los cuatro carros que salieron. No tenemos sustento bíblico para encontrar significados extraños. Pero lo que debemos entender es la razón de la mención de esos carros. Eran carros militares, obviamente. El problema es que, puesto que hoy en día no usamos carros así en nuestros ejércitos para demostrar fuerza militar, tal vez perdemos un poquito de lo que Dios está describiendo aquí. Porque el carro militar en ese tiempo fue el símbolo más grande de poder militar. Es decir, si tuvieras carros, tenías un ejército muy fuerte. Y entre más carros tenías, más fuerte eras. Esa es la imagen que tenemos que entender. Aquí leemos de cuatro. Pero no debemos pensar que Dios solamente tenía los cuatro, sino que ellos representan su poder completo. Porque dice en el versículo 5 que estos carros eran los cuatro vientos de los cielos que salen después de presentarse delante del Señor. Y estos carros salieron por todos lados. Especialmente dice el carro tirado por los caballos alestanes, en el versículo 7, dice que ellos recorrieron toda la tierra, no solamente una parte. Aquí debemos pensar otra vez en el poder y la fuerza de Dios, que es la razón exacta por la cual él siempre cumple su palabra, la razón por la cual podemos tener esperanza en sus promesas y en su palabra. Porque su ejército, el ejército de Dios, no solamente es enviado para espiar la tierra, sino también para salir de su presencia y hacer su voluntad. para hacer su juicio sobre aquellos que persiguieron a su pueblo, que le desobedecieron a él. No existe ningún lugar para esconderse de Dios. Sus instrumentos de juicio salen para toda la tierra, como los cuatro vientos de la tierra. Pero no como el viento físico, sino el viento como representando la agencia divina de poder, como estudiamos en el capítulo cinco. Esa es la idea otra vez aquí en el versículo 5 de este capítulo. Estos carros eran como los cuatro vientos de la tierra, usados por Dios para hacer su voluntad para cumplir su palabra. Ellos no salieron para hacer su propia voluntad, sino la voluntad de Dios. Porque dice al final del versículo 5 que salieron solamente después de presentarse delante del Señor de toda la tierra. Es decir, ellos salieron solamente después de recibir sus órdenes para la batalla. Los jinetes habían regresado de su misión de reconocimiento. Habían dado su reporte. Y basado en este reporte, Dios estaba enviando su ejército al mundo. Pues es importante ver otra vez en el versículo 5 cómo se describe a Dios. Cuál es la descripción aquí en el versículo 5? el Señor de toda la tierra. Y el Señor aquí es un título de Dios, describiéndolo como el soberano de todo, como la persona que tiene control sobre todo. Y estaba demostrando esta verdad en este pasaje, demostrando su reino sobre todas las naciones, demostrando que lo que dice lo hace sin falta y sin duda. Y todo lo que Dios hace es justo. Porque esta descripción aquí nos recuerda de algo que Abraham dijo en Genesis 18. El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Y la respuesta es obvia. Sí, tiene que hacer lo que es justo porque Él es justo, porque es perfecto. Así es aquí también. El Señor de toda la tierra está haciendo lo que es justo, juzgando a sus enemigos y así rescatando a su pueblo. Es lo que prometió hacer y es lo que hace. Y como vemos en los versículos 6 y 7, los carros salieron sobre toda la tierra, especialmente los alazanes. mientras los otros fueron dos por el norte y uno por el sur. Y debemos recordar otra vez lo que estudiamos en el capítulo anterior, porque Babilonia era el país al norte. Otra vez, Babilonia es el país usado en toda la palabra para representar el pecado y la suciedad de la tierra. Y repito algo que dije en otro mensaje. que aquí cuando vemos esta verdad del juicio de Dios sobre Babilonia y aplicándola nosotros mismos a los enemigos de Dios, tenemos que recordar que no hay nadie que puede esconderse de Dios. Ningún increlo debería pensar que nunca va a recibir el castigo por su vida pecaminosa. Ninguna persona debería pensar que puede esconderse de Dios. Si tú mereces la ira y el castigo de Dios, Él va a juzgarte, porque su ejército sale por toda la tierra, porque no hay nada oculto de su vista. Ustedes que están aquí viviendo en sus pecados, deben pensar profundamente en la necesidad completa, que es pensar que puedes esconder tu vida de Dios, que puedes esconder tus pecados de Dios. ¿Puedes esconder tus pecados de nosotros en la iglesia? obviamente sí, pero de Dios no. Este pasaje debe hacerte pensar en tu manera de vivir. No puedes esconderte de Dios, no puedes esconder tus pecados de Dios. Aquí en esta segunda parte de la visión, la descripción de los cargos militares, podemos encontrar esta confianza, otra vez, en el cumplimiento indudable de la Palabra de Dios, que lo que dice, lo hace, sin duda y sin falla. ¿Por qué? Es decir, ¿por qué podemos tener esta confianza? porque reina desde dos montes de bronce, hablando de su omnipotencia y fuerza total, y porque él tiene y usa sus instrumentos, su fuerza militar divina, para hacer su voluntad y para juzgar a sus enemigos, para cumplir su palabra. Y la cosa final para ver en esta visión se encuentra en el versículo 8, Luego me llamó y me habló diciendo, mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi espíritu en la tierra del norte. Pasa el punto aquí. ¿Qué pasó cuando estos carros salieron de los dos montes de bronce? Especialmente el carro que salió al norte. La voluntad de Dios fue hecha. Eso es lo que pasó. Es decir, no es como que estos carros salieron y no hicieron nada. No es como que Dios envió sus instrumentos para cumplir sus palabras y sus promesas, pero ellos fallaron. De ninguna manera, es imposible. Ellos hicieron que su Espíritu reposara, según el versículo 8. ¿Qué significa eso? En nuestra traducción, la palabra Espíritu está en mayúscula, como que está hablando del Espíritu Santo. Esta es una interpretación posible, si la entendemos como que dice que, después de toda esta obra, Su Espíritu Santo va a reinar sobre la tierra en paz. Pero parece más correcto y más obvio entender esta palabra Espíritu como enojo o vida. No estamos jugando con palabras. No estamos jugando con términos. Porque esta misma palabra, que en mayor parte en la Biblia se traduce como espíritu, puede ser traducida como enojo o ira también. Vamos a leer en Jueces, en el capítulo ocho, todos juntos, buscando el libro de Jueces. para entender que yo no estoy inventando una interpretación aquí, que esta palabra en la original puede ser traducida espíritu o enojo oída. El libro de jueces Es el séptimo libro de tus Biblias, tus Biblias y Jueces en el capítulo ocho y el reciclo tres. Libro de Jueces ocho y el reciclo tres. Y si Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Sed, príncipes de Marían, ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó luego que él habló esta palabra. La palabra que aquí se traduce enojo es la misma palabra que tenemos en nuestro texto de Isaías 16 que es traducida espíritu. También encontramos la misma cosa en Ecclesiastes 10.4. No vamos a leerlo, pero en este reciclo algunas traducciones dicen el espíritu del príncipe y otras dicen la ira del príncipe, que tiene más sentido en el contexto. Solamente para decir que no estamos jugando con palabras aquí, porque esta palabra en la original puede ser traducida también como enojo o ira. Es decir, tiene mucho más sentido en nuestro contexto. Otra vez, si regresamos a Esaquería 6 y al reciclo 8, leyéndolo así, mira, los que salieron hacia la Tierra del Norte hicieron reposar mi enojo o mi ira en la Tierra del Norte. Eso tiene mucho más sentido porque es el tema de esta visión. Es el tema de estas tres visiones. Está hablando del juicio de Dios. Está hablando de la ira de Dios sobre sus enemigos. Pero dice, cuando estos carros salieron, ellos hicieron reposar la ira de Dios. Entonces, ellos hicieron la voluntad de Dios y no había más enojo, no había más ira para con las naciones. Entonces, es lo que tenemos aquí en el versículo 8, terminando esta visión. Entonces, lo que vimos en esta visión final es el cumplimiento de las visiones anteriores. Dios había enviado su ejército, dirigido por su propio Hijo, para recobrar la tierra en secreto, buscando información. Esta fue la primera visión, otra vez, demostrando nuestra esperanza en la soberanía de Dios, que sabe todo y controla todo, incluso cuando la situación no parece así. En enviar sus cargos con todas sus fuerzas desde sus montes de bronce en esta visión, también cumplió su promesa de la segunda visión, de enviar sus instrumentos, los artesanos, para conquistar sus enemigos, los cuernos. Aunque nuestros enemigos son reales y fuertes, nuestro Dios es un juez también real y fuerte. Y el resultado de las acciones en esta visión también aseguró el cumplimiento de la tercera visión, la promesa de prosperidad. Dios promete prosperar a su pueblo con su poder y con su presencia. Y nuestra confianza en esas promesas de Dios se encuentra en nuestra relación con Él. nos ha justificado, nos ha limpiado con ropa nueva, como estudiamos en el capítulo 3, y nos ha dado el poder constante del Espíritu Santo como un flujo de aceite constante para hacer su voluntad aquí en la tierra. Y sin duda en esta visión hemos visto el cumplimiento de las dos visiones del capítulo 5, la purificación del pecado. Dios estaba demostrando su maldición sobre el pecado y después quitando el pecado de su pueblo, rescatándole para siempre. Pero incluso si no recordamos todas las verdades de esas visiones, ¿cuál es lo más importante aquí? Dios siempre cumple sus promesas. Dios siempre cumple su palabra. Esa es nuestra esperanza. Lo que Dios dice, lo hace, sin duda y sin falla. Pero no debemos terminar este mensaje sin pensar en la aplicación para nosotros. Para Israel, esta visión fue de esperanza, pensando en el día del juicio final de Dios, un día que ellos tal vez no podían creer que iba a llegar, pero un día prometido por Dios, y por eso seguro. Pero nosotros también necesitamos salvación en nuestros enemigos. Hemos pensado en diferentes aplicaciones de este tema a través de estos mensajes, pero Hoy quiero que nos enfoquemos en Cristo, en cómo Cristo cumple la palabra de Dios, en cómo Cristo cumple las promesas de Dios. Dios envió a Cristo al mundo no en carros grandes, con caballos fuertes, con una proclamación del poder del cielo, como aquí en esta edición. Cristo se hizo carne y nació de una virgen en un pesebre. Vivió en Nazaret, no en Jerusalén. Vivió en pobreza, sin nada. No conquistó a los romanos. Y al final, murió. No parece existir una comparación entre su vida y obra y la visión aquí. Pero sí existe, si pensamos espiritualmente. Aunque desde una perspectiva humana, Cristo no ganó nada. No ganó la victoria. Pensando espiritualmente, Él ganó todo. Ganó la vida eterna para su pueblo. Dios demostró su poder. Dios cumplió su palabra en enviar a Cristo al mundo para salvarnos. Es como vemos la aplicación aquí de esta visión a Cristo. Dios siempre cumple su Palabra, siempre cumple sus promesas, y cumplió su Palabra y cumplió sus promesas en enviar a Cristo aquí para salvarnos. Eso es como la Biblia describe la muerte de Cristo en la cruz, victoriosa. No tiene sentido desde una perspectiva mundana. Pero el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte fue demostrado en su muerte en la cruz. Colosenses 2, 13 a 15 habla de su muerte así. Es un pasaje que estudiamos hace algunos meses. y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados. Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que no será contraria, quitándola del medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a los potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. de Cristo triunfó sobre sus enemigos. ¿Cómo? ¿Indestruido con fuego? ¿En castigarlos como rey con juicio físico? ¡No! Cristo triunfó sobre ellos en la cruz, en su muerte, en su sacrificio. Y hizo todo esto para cumplir las promesas de Dios, la palabra de Dios en todo el Antiguo Testamento que prometió un Mesías, un Salvador ungido, para rescatar y redimir a su pueblo. Entonces esta salvación, esta obra de Cristo, nos hace pensar también en el tema de hoy, en el cumplimiento indudable de la palabra de Dios. ¿Por qué? Porque a través de toda la historia, hasta el nacimiento de Cristo, a través de todo el Antiguo Testamento, Dios prometió un Salvador. Y cuando Cristo vino y vivió perfectamente y murió en la cruz por nosotros, Él fue la prueba de esta verdad, que Dios siempre cumple sus promesas, que Dios siempre cumple su palabra, que lo que Dios dice, lo hace sin duda y sin falla. Es decir, el cumplimiento más grande de esta verdad se encuentra en Cristo y lo que Él hizo por nosotros. A veces hay personas que piensan en la historia de Cristo, piensan en su vida y muerte como algo débil, como algo con falta de poder. Personas piensan, ¿cómo es posible que tantas personas creen en una religión cuya líder fue crucificado, quien nunca hizo nada, nada de importancia en este mundo? Pero no es así. Nosotros como cristianos entendemos esta verdad. La muerte de Cristo no fue una demostración de debilidad, sino fue una demostración de su poder. Cristo cumplió todas las promesas de Dios del Antiguo Testamento. Cristo vivió perfectamente. Cristo murió no porque fue vencido, sino porque era el vencedor. ¿Entendemos esa diferencia? Cristo murió no porque fue vencido por la muerte, sino porque era el vencedor de la muerte. No fue conquistado por la muerte, sino entregó su vida libremente en sacrificio para nosotros, para que podamos vivir. Pero este es poder. Este es triunfo. No tienes que creer en una persona tan débil que no podía salvarse de sí misma y de sus enemigos. sino en el Hijo de Dios tan poderoso que podía entregarse a sí mismo, a sus enemigos, para que pudiera salvar su pueblo, para que pudiera salvar millones y millones de personas a través de los siglos de la muerte eterna. Para nosotros como cristianos, esa es nuestra esperanza. que Cristo ha cumplido la Palabra de Dios, que Cristo nos ha salvado así. Nosotros servimos a un Salvador resucitado, un Cristo que no falló, un Cristo que no fue vencido, sino que triunfó, que ganó la victoria. Pero nosotros mismos nunca podríamos vencer la muerte, nunca podríamos escapar de las consecuencias eternas de nuestros pecados. Pero Cristo podía, y es lo que hizo. Incluso ahora no podemos vencer nuestros problemas y levantarnos de nuestros pecados en nosotros mismos. Pero Dios nos ha prometido en Hebreos trece, cinco y seis. No te desampararé, ni te dejaré. Promesa de Dios con cual resultado dice el versículo seis de manera que podemos decir confiadamente el Señor es mi ayudador. No temeré lo que me pueda hacer el hombre. Esa es la esperanza para nosotros. Esa es la promesa para nosotros. La pregunta no es si Dios va a cumplir su promesa. La pregunta no es si Dios puede cumplir su promesa, cumplir su palabra. El cumplimiento de la palabra de Dios es indudable. Lo que Dios dice o hace, sin duda y sin falla. Esa no es la pregunta. La única pregunta es si tú crees en Él o no. Si crees en su palabra o no. Si crees que Él es confiable o no. Y no estoy hablando de tus fuerzas, porque no tienes ningunas. Y no estoy hablando de tu poder, porque no tienes ninguno. Estoy hablando de tu fe. Si crees en lo que la palabra de Dios dice y promete o no. Si crees que Dios es suficientemente poderoso para cumplir lo que ha dicho y prometido o no. Si no estás viviendo en victoria en tu vida cristiana, no es la culpa de Dios. Es porque tú no crees completamente en él. ¿Es porque prefieres depender de ti mismo, en lo que tú entiendes? ¿O es porque eres demasiado egoísta, que no quieres echarte a sus pies en fe y confianza, rogándote por su ayuda, por el triunfo que Él te promete? Dios es poderoso. Eso no es la pregunta. Eso no es el problema. Dios puede hacer todo, y eso incluye cada parte de tu vida. No hay nada que está pasando en tu vida que sea difícil para Dios. ¡Nada! Entonces deja de pensar tanto en ti mismo, en tus pecados y fallas, y fija tus ojos en Cristo, en las promesas de la Palabra de Dios, y no seas tan egoísta para pensar que esas promesas no son para ti, que eres demasiado terrible para recibirlas. ¿Crees que tus pecados son demasiado para Dios? ¿Crees que Él no te quiere por tus fallas y caídas? Si crees así, no entiendes tu Dios. Porque cuando tus pecados abundan, su gracia sobreabunda. En cualquier parte de tu vida sobre la cual estás luchando, cree en esta promesa, cree en esta esperanza que estamos estudiando hoy, esperanza en el cumplimiento indudable de la palabra de Dios, que lo que Dios dice, lo hace sin duda y sin falla. Entonces, hablemos muy directamente, muy prácticamente, para que salgamos de aquí con esta verdad firmemente, fijadamente. El hecho de que Dios hace lo que dice, que cumple su palabra, sin duda y sin falla. Puede ser de ánimo o desánimo para cada persona aquí, dependiendo en tu estado. Si no conoces a Cristo como tu salvador, si no crees completamente en Dios o si estás dependiendo en otras cosas para la salvación, la verdad es que Dios siempre cumple su palabra, no es de esperanza, sino de miedo. porque hemos visto mucho en estas versiones el juicio de Dios, el castigo de Dios sobre sus enemigos, que nadie puede escaparse de Él, ni aquellos que persiguen a su pueblo, ni los que rechazan a Él. Si estás aquí sin Cristo, un día, una de dos cosas va a suceder en tu vida. O Cristo va a regresar y traerte al trono de juicio para ser juzgado de tus pecados y echado en el infierno para siempre, O, Dios va a enviar su carro de muerte para traerte al trono de Juicio para ser juzgado de tus pecados y echarlo en el infierno para siempre. Si no resulta, es lo mismo. Puedes pensar en otras opciones posibles, como el purgatorio. Tal vez pienses que Dios va a aceptarte a pesar de tus pecados, pero yo tengo noticias para ti. Lo que Dios dice, lo hace, sin duda y sin falla. Si no te arrepientes de tus pecados y no crees en Cristo, Dios va a cumplir su palabra y castigarte y echarte en el infierno para siempre. Por eso, eso no es de esperanza para todos, solamente para los cristianos. La única solución para las personas que no conocen a Cristo aquí es lo que estudiamos en el capítulo 3, la visión de la justificación. La única solución es que Cristo te limpia de tus pecados, quita la ropia repugnantemente sucia de tus supuestas buenas obras y te reviste con su perfección. para que puedas estar listo y limpio para estar de pie ante Dios. Es la única solución. Es la única esperanza para cualquier ser humano. Y para los cristianos, quiero que apliquemos esta verdad de esperanza a cada parte de nuestras vidas. Porque para nosotros esta esperanza completa la verdad de que Dios siempre cumple su palabra, que nunca falla en lo que promete. Es la verdad ahora en nuestras vidas, cada día, porque siempre está con nosotros, porque siempre nos da las fuerzas que necesitamos, porque nos hace crecer más y más, porque siempre demuestra su amor en cada situación de nuestras vidas. Es un pecado muy grave no confiar en Dios, pensar que Él no puede hacer algo en tu vida. o no puedes obedecerlo cuando nos has dado todo el poder necesario, cuando nos has dado todas las bendiciones de estar, de ser unidos con Cristo. Pero no tenemos excusas. Dios siempre es fiel a sus promesas y a su palabra en cada día y en cada situación. Pero también tenemos que pensar en nuestra esperanza del futuro. cuando Cristo va a regresar para juzgar a las naciones y traernos para estar con Él para siempre. Cuando las cosas de este mundo parecen oscuras, cuando la lucha es muy pesada, podemos confiar no solamente en las bendiciones diarias y en la esperanza diaria, sino también en el futuro, de que Dios va a cumplir su palabra en el futuro también. El día cuando va a traernos a su presencia para siempre, cuando no vamos a sufrir más, cuando no vamos a pecar más. Dios va a cumplir su palabra y recibirnos para siempre. Por eso tenemos esperanza. Por eso es nuestra esperanza en el cumplimiento indudable de la palabra de Dios. Entonces, cristiano. Confía en Dios. Confía en Dios. Encuentra tu esperanza en él. porque él es siempre fiel, es siempre fiel, porque siempre cumple su palabra, porque lo que dice lo hace, sin duda y sin falla. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, te damos muchas gracias por esta promesa, por esta esperanza que hemos encontrado en tu palabra. de tu fidelidad, del cumplimiento indudable de tu palabra, que cada promesa que nos da vas a cumplir, sin duda, sin falla. Por favor, ayúdanos de tener la confianza que necesitamos en estas promesas, en esta verdad, tener la fe que necesitamos, la fe como un grano de mostaza y nada más. Es suficiente para creerte y creer Tu Palabra. Es lo que necesitamos esta semana porque sin duda vamos a enfrentar muchas tentaciones. Sin duda vamos a caer. Sin duda vamos a tener que luchar. Prendamos gracias que no tenemos que luchar nosotros mismos porque el Ejército de Dios está con nosotros. Tú estás con nosotros siempre. nunca vas a abandonarnos, sino vas a cumplir tu palabra siempre, en cada momento, en cada instante de nuestras vidas. Ayúdanos de creer. Ayúdanos de dejar de depender de nosotros mismos. Ayúdanos de dejar de ser tan egoístas. No es humildad, es egoísmo. Pensar que nuestros pecados son demasiado para Dios. Demasiado para ti. Gracias por tu poder infinito. tu gracia infinita que sobreabunda sobre nuestros pecados. Te damos gracias en el nombre de Cristo. Amén.
Nuestra esperanza en el cumplimiento indudable de la Palabra de Dios
Series Estudio sobre Zacarías
Lo que Dios dice, lo hace, sin duda y sin falla.
Sermon ID | 1022161138131 |
Duration | 46:20 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 6:1-8 |
Language | Spanish |
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