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el libro de Zacarías y el capítulo cuatro, empezando en el versículo uno. Volvió el ángel que ha hablado conmigo y me despertó como un hombre que es despertado de su sueño y me dijo, ¿qué ves? Y respondí, he mirado y aquí un candelabro todo de oro con un depósito encima y sus siete lámparas encima del candelabro y siete tubos para las lámparas que están encima de él. y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito y el otro a su izquierda. Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo, ¿qué es esto, Señor mío? Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo, ¿no sabes qué es esto? Y dije, no, Señor mío. Entonces respondió y me habló diciendo. Esa es palabra de Jehová a su lobel que dice no con ejército ni con fuerza, sino con mi espíritu. Ha dicho Jehová de los ejércitos. Quién eres tú? O gran monte delante de su delante de su lobel serás reducido a llanura. Él sacará la primera piedra con aclamaciones de gracia, gracia a ella. vino palabra de Jehová en mí, diciendo, Las manos de Zerubbabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán, y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zerubbabel. Esos siete son los ojos de Jehová que recorren toda la tierra. Hablé más y le dije, ¿qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? Hablé aún de nuevo y le dije, ¿qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? Y me respondió diciendo, ¿no sabes qué es esto? Y dije, Señor mío, no. Y él dijo, esos son los ungidos que están delante del Señor de toda la tierra. ¿Alguna vez tuviste las ganas de hacer algo, pero pensabas que no tenías la capacidad o el poder para hacerlo? Estoy seguro que la respuesta de casi todos es sí. Cada persona lucha con esto, con querer hacer algo que no puede, o que piensa que no puede. Es la verdad en cuanto a las cosas mundanas, pero esta lucha también existe para el pueblo de Dios en las dificultades espirituales que tenemos. Cada persona que es un verdadero hijo de Dios tiene las ganas de obedecer a Dios, de vivir correctamente conforme a su voluntad, pero muchas veces piensa que no puede. Esas son palabras que desafortunadamente decimos o pensamos demasiado. No puedo, no puedo. Nunca debemos decir eso. Nunca. Porque aunque es la verdad que no podemos hacer nada en nosotros mismos, en Cristo podemos hacer todo. Con el poder del Espíritu Santo, tenemos la capacidad espiritual de obedecer cada mandamiento de Dios y cada parte de Su voluntad. Y exactamente como nosotros, el Pueblo de Dios hoy en día, luchamos con estas cosas, así fue con el Pueblo de Dios en el Antiguo Testamento también. Hemos estudiado que en los libros de Ajeo, y aquí en Zacarías también, el contexto fue el regreso de Babilonia, del exilio, y la obra del Pueblo de Israel en reconstruir la ciudad de Jerusalén y su templo. Pero ellos luchaban mucho con el desánimo. Y por eso Dios dio a Zacarías estas visiones de esperanza. Es lo que estamos estudiando en el tema de este libro, la esperanza del pueblo de Dios. Ellos estaban luchando con desánimo. Nosotros también luchamos con desánimo. Ellos necesitaban este mensaje, esta promesa de Dios y nosotros también necesitamos esta promesa. La semana pasada estudiamos una promesa de confianza de Dios a Josué, el último sacerdote. Una visión de darle la confianza en su justificación, en su derecho, en su derecho, perdón, de estar de pie ante Dios. Y aquí en esta quinta visión que vamos a estudiar hoy, vamos a ver que es una visión para Sodo Rabel, el líder político de Israel. Y Sodo Rabel tenía una gran responsabilidad. de dirigir el pueblo de Dios en la reconstrucción de la ciudad y del templo. Él tenía que dirigir el pueblo para trabajar fielmente en obediencia a Dios. Y parece aquí como que Soló Robert estaba luchando mucho con desánimo. Estaba luchando con una falta de confianza en Dios. Y por eso Dios reveló esta visión a Zacarías específicamente para Sodoba Bel, pero también para el pueblo de Israel en ese tiempo y para nosotros, el pueblo de Dios hoy en día. Entonces hoy vamos a estudiar el tema de nuestra esperanza en el poder del Espíritu Santo, enfocando nuestras mentes con esta declaración. Tenemos el poder del Espíritu Santo para ser la luz del mundo, y no tenemos que depender nosotros mismos ni en otras personas, porque nuestro éxito está garantizado en Dios. Otra vez. Tenemos el poder del Espíritu Santo para ser la luz del mundo, y no tenemos que depender nosotros mismos ni en otras personas, porque nuestro éxito está garantizado en Dios. Vamos a estudiar cada parte de esta proposición para que Dios pueda darnos el mensaje de este capítulo de nuestra esperanza en el poder del Espíritu Santo. En primer lugar, aquí en este pasaje aprendemos que somos la luz del mundo. El primer punto somos la luz del mundo. En los reciclos 1 a 3 de este capítulo 4 encontramos lo que Zacarías vio en esta quinta visión, otra vez leyendo los reciclos 1 a 3. Volvió el ángel que ha hablado conmigo y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño, y me dijo, ¿qué ves? Y respondí, he mirado, y hay aquí un candelabro, todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él, y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. Es lo que Zacarías vio en esta visión. Un candelabro, todo de oro, con un depósito encima, con sus siete lámparas encima del candelabro y siete tubos para las lámparas que estaban encima de él. Un candelabro no era algo extraño para un judío, porque era una parte vital de su adoración a Dios. Este candelabro o un candelabro estaba en el tabernáculo y también en el templo, como leemos en Éxodo. Pero obviamente tenemos que entender el significado del candelabro de oro para entender esta visión. Porque Dios mandó que ellos pusieron en el templo y en el tabernáculo un candelabro. ¿Pero por qué? ¿Por cuál razón? ¿Solamente para luz? No, también para representar algo. En el tabernáculo y en el templo, el candelabro representó a Cristo. pudo, como el oro, la luz del mundo, como él mismo declaró en Juan 9. En el templo, en el tabernáculo, el candelabro era la única fuente de luz. El sacerdote no trajo una lámpara con él, sino todo lo que fue hecho en el lugar santo y en el lugar santísimo fue iluminado solamente por este candelabro. Por eso debemos pensar en Cristo. Solamente Cristo puede dar la luz y alumbrar la luz a esas cosas. ¿Por qué? ¿Qué hizo el sacerdote en el lugar santo y el lugar santísimo? Ofreció un sacrificio por pecado. ¿Y qué es la única solución a ese pecado? Es Cristo. Cristo da la luz de la salvación. Incluso en las imágenes de los muebles del tabernáculo y templo podemos ver a Cristo. El candelabro en el templo representó a Cristo. Pero cuando pensamos en el tema de luz en la Biblia, debemos recordar no solamente que Cristo es la luz del mundo, sino también Él dijo en Mateo 5 que nosotros somos la luz del mundo. Por eso cantamos esos dos himnos. Jesús es la luz del mundo y Cristo quiere que nosotros brillemos por Él. Esa es nuestra responsabilidad. También en Apocalipsis 1, cuando hablan de los siete candeleros, candelabros, la interpretación es que estos fueron las siete iglesias. Entonces, el candelabro muchas veces representó a Cristo, la luz del mundo, pero también representó al pueblo escogido de Dios. Y esta segunda representación es lo que vemos claramente aquí en este capítulo, en esta visión. El pueblo de Dios encomendado con la responsabilidad de dar la luz a las naciones, de alumbrar la persona y promesa del Mesías a las personas que nunca habían oído. Esto fue la responsabilidad de Israel, como estudiamos hace dos semanas. El plan de Dios fue para juntar en un lugar todo el pueblo de Dios, no solamente de Israel, sino de todas las naciones del mundo. Y fue la responsabilidad de Israel de ser la luz al mundo, porque ellos tenían la Palabra de Dios, ellos tenían la promesa del Mesías, y tenían la responsabilidad de dar esta luz a otros también. Ellos fracasaron en esta responsabilidad, pero fue su responsabilidad. Y nosotros también, en la iglesia, como el pueblo de Dios ahora, tenemos la misma responsabilidad de no solamente guardar la luz aquí en la iglesia, sino alumbrar la luz a todos, a esta colonia, a nuestros vecinos, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestras familias, para hablar de Cristo, para alumbrar la luz de Cristo en todo el mundo. Entonces aquí este candelabro representa al Pueblo de Dios y nuestra responsabilidad de alumbrar la luz a las personas en la oscuridad. Pero vemos algo interesante aquí. Porque este candelabro en Zacarías 4, como se describe aquí, es diferente que el candelabro que estaba en el templo. Porque el candelabro aquí en Zacarías 4 tenía un depósito encima sus siete lámparas con siete tubos y dos olivos uno al otro. El candelabro en el templo no tenía dos olivos, no tenía tubos, no tenía depósito, solamente tenía sus lámparas y nada más. Entonces tenemos una diferencia aquí. ¿Pero por qué? ¿Cuál es la diferencia? ¿Cuál es el punto de hablar de un candelabro diferente aquí en este pasaje? La diferencia fue que este candelabro, en contraste con el candelabro que estaba en el templo, no necesitaba que un ser humano lo rellenara, porque este candelabro recibió un suministro constante del aceite que vino de los dos olivos a través de los tubos al depósito y hacia las lámparas para que pudieran dar luz. Entonces, este candelabro, en Zacarías 4, nunca podía dejar de alumbrar, porque recibió un flujo constante del aceite. Entonces, salimos a sus dos lados, dando aceite a través de los tubos al depósito que estaba encima del candelabro, para proveer el aceite que necesitaba. Eso es lo que Zacarías vio, y vamos a entender su significado más adelante mientras estudiamos el mensaje, la aplicación de lo que Dios vio a Zacarías aquí. Pero entonces, aquí, al revelar esta visión del candelabro a Zacarías, Dios estaba enseñando que Israel tenía la responsabilidad de ser la luz del mundo. Otra vez, ellos eran el candelabro. Tenían que compartir entre las naciones la promesa del Mesías. Cristo es la luz. Cristo era la luz. Demostrado por el candelabro en el templo. Y ellos eran los medios que Dios estaba usando para reflejar la luz de Cristo a todo el mundo. Y como dije, nosotros como cristianos aquí en la iglesia somos la luz del mundo y tenemos la misma responsabilidad. Entonces la primera cosa que tenemos que entender aquí es de pasar. El candelabro representa el pueblo de Dios. Israel en su tiempo y ahora nosotros en nuestro tiempo. Tenemos que dar la luz de Cristo al mundo. Pero no era suficiente que Israel entendiera que era la luz del mundo y que necesitaba actuar como ese candelabro. Y no es suficiente para nosotros tampoco entender nada más que somos la luz del mundo, que tenemos la responsabilidad de alumbrar la luz a otras personas. Porque como yo mencioné en el principio, muchas veces tenemos las ganas de hacerlo. Queremos ser la luz del mundo, queremos ser buen testimonio, queremos hablar de Cristo. Pero pensamos que no podemos. Que no hay suficientes fuerzas en nosotros mismos. Por eso tenemos que ver en este tema de la esperanza y el poder del Espíritu Santo, que no solamente somos la luz del mundo, sino también, en segundo punto, nuestra luz es suministrada por el Espíritu Santo. Primer punto. Somos la luz del mundo. Ok, pero no podemos. Y nosotros mismos no tenemos la capacidad. Tenemos las ganas, pero la capacidad no. Entonces, ¿qué debemos hacer? Nuestra luz es suministrada no por nosotros mismos, sino por el Espíritu Santo. Y tenemos que pensar de esta manera, recordando lo que vimos otra vez aquí en la visión del candelabro. ¿Cómo era encendido este candelabro? O es decir, el candelabro mismo era nada más que un mueble de oro. No podía hacer nada. Tenía sus lámparas, su depósito, sus tubos, pero ¿qué necesitaba para dar la luz? Necesitaba aceite. Pues en esta visión, el candelabro recibió el aceite de los dos olivos, uno a cada lado. Eso es lo que vimos. Que este candelabro era diferente que el candelabro que estaba en el templo, porque recibió un suministro constante de aceite de los dos olivos. Por eso debemos entender que Dios aquí está enfatizando la importancia del aceite, del flujo constante del aceite. ¿Cómo aplica nuestro mensaje? Estamos hablando del Espíritu Santo y estamos hablando de la Sete. Dos cosas diferentes, ¿no? Pero no. En la Biblia, el aceite casi siempre es un símbolo del Espíritu Santo. Cuando los reyes y los sacerdotes y los profetas eran ungidos con aceite, fue porque el aceite era un símbolo de recibir el Espíritu Santo para su ministerio. Un estudio de la palabra aceite en el Antiguo Testamento va a revelar claramente que casi siempre representa al Espíritu Santo. Incluso aquí en nuestro pasaje, debe ser muy obvio que la Sete refiere al Espíritu Santo, porque en la aplicación de la visión, en el versículo 6, el ángel dijo que todo lo que su gobierno y el pueblo tenían que hacer iba a ser cumplido, no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. La imagen es esta. Escuchen. Exactamente como el candelabro, no podía alumbrar la luz sin el aceite. Tampoco sólo Babel y el pueblo de Israel podían alumbrar el testimonio del verdadero Dios, la luz de Cristo, sin el poder del Espíritu Santo. Y la aplicación para nosotros también. La obra de Dios no viene de nada que está dentro de nosotros. El aceite para este candelabro, para Israel, era el Espíritu Santo. Un suministro, una provisión continuamente dada Y es la misma verdad para nosotros hoy en día también. El aceite para nuestro candelabro, nuestras vidas cristianas, es el Espíritu Santo. Un suministro, una provisión continua que recibimos de Dios. Entonces nosotros no alumbramos la luz por nosotros mismos, por nuestro propio aceite, si digamos así, sino por el aceite de Dios que es el Espíritu Santo. No podemos Pero Dios nos da al Espíritu Santo para que podamos obedecerle, para que podamos ser la luz del mundo. Entonces yo quiero que entendamos esta aplicación del texto, que entendamos el enfoque de este pasaje es el poder del Espíritu Santo, la provisión del Espíritu Santo por Dios. Por otra vez, este candelabro era único. El candelabro, sobre lo cual leemos en el Tabernáculo, tenía que ser provisto con aceite diariamente. Que los sacerdotes, los levitas, tenían que entrar en el Tabernáculo, en el Templo, cada día para dar el aceite al candelabro. Pero aquí el candelabro es diferente. Este candelabro no necesitaba los sacerdotes para proveer el aceite necesario. Otra vez vamos a leer, bueno, entendemos aquí al final de este pasaje en los reciclos 11 a 14. ¿De dónde recibió ese candelabrio su aceite? Otra vez en los dos olivos. Vamos a ver esto empezando en el reciclo 11. Hablé más y le dije, ¿qué significan estos dos olivos? A la derecha del candelabrio y a su izquierda. Hablé aún de nuevo y le dije, ¿qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? Y me respondió diciendo, ¿no sabes qué es esto? Y dije, Señor mío, no. Y él dijo, esos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra. Entonces, esta fue la pregunta de Zacarías. Porque Zacarías nunca había visto un candelabro así. Pues había visto el candelabro en el templo, el candelabro que estaba en el templo, pero un candelabro así nunca. Y por eso él le preguntó al ángel, ¿qué significan esos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? Porque esos olivos no estaban en el templo, no estaban en el tabernáculo. y él recibe una respuesta en el reciclo doce. Antes de recibir su respuesta hizo otra pregunta. ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? Esto era algo raro para Zacarías. De ver un candelabro digamos autosuficiente, un candelabro que no necesitaba la provisión de los hombres para que pudiera alumbrar. Siempre recibió lo que necesitaba de los dos olivos. El ángel le respondió en el versículo 14, para responder, ¿cuáles son esos dos olivos? Es una pregunta obvia, ¿no? Si esos dos olivos suministran todo lo que necesita el candelabro, que significa, porque obviamente no son olivos solamente olivos, pero significan algo. Y en el versículo 14 el ángel respondió con la respuesta, aunque el problema es que no sabemos si está respondiendo a la primera pregunta de Zacarías o a la segunda. porque otra vez en el reciclo 11 él preguntó qué significan los dos olivos en el reciclo 12 preguntó qué significan las dos ramas de olivo entonces cuando el ángel dio su respuesta está respondiendo a la primera pregunta o la segunda pregunta pues vamos a ver pues su respuesta es en el reciclo 14 que estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra y honestamente no es fácil por esta descripción, decir cuáles son esos dos ungidos. Pero como siempre, tenemos que pensar en el contexto, en el contexto histórico, especialmente aquí. Zacarías ya ha visto una visión de Josué, el sumo sacerdote, uno de los dos líderes de Israel en ese tiempo. En esta visión aquí, en el capítulo 4, tiene una visión para Zerubabbel, el otro líder, el líder político. Ellos dos tenían la posición y la responsabilidad de dirigir a todo el pueblo espiritualmente. Por eso, algunas personas dicen que Josué y Zorobel son los dos olivos, porque en ese momento ellos estaban delante de Dios, ungidos en su ministerio, instrumentos de Dios para dirigir a su pueblo, los medios que Dios estaba usando para dar el Espíritu Santo a su pueblo para que ellos pudieran alumbrar en la tierra. Esa interpretación tiene sentido. porque cuando pensamos en la visión de Josué en el capítulo 3, porque Josué fue justificado, Josué fue limpiado para que pudiera ser usado como instrumento de Dios para su pueblo. Pero, cuando leo este pasaje, parece que el ángel está respondiendo a la segunda pregunta de Zacarías, no a la primera. Es decir, el ángel está explicando cuáles son las dos ramas de los dos olivos que estaban haciendo la obra de dar el aceite al candelabro. Pues estoy de acuerdo en pensar en Josué y Zorobel aquí, por las razones que mencioné. Eran los líderes actuales, los instrumentos de Dios en ese tiempo. Pero no creo que ellos fueron los dos olivos, sino que ellos fueron las dos ramas de los dos olivos. Entonces, fíjense en lo que estoy diciendo. Algunos de ustedes están... Escúchenme. Los dos olivos no son Josué y Solabel. Y voy a explicar por qué en un minuto. Ante todo, es porque ellos no eran la fuente del aceite. sino que ellos eran las dos ramas de los dos olivos que estaban virtiendo el aceite al candelabro, instrumentos que Dios estaba usando para dar el aceite al candelabro, para dar el Espíritu Santo a su pueblo. Pues si pensamos claramente y bíblicamente, Josué y Solovell no podían ser los dos olivos, porque ellos eran nada más que los representantes actuales de las dos cargas de líder político y líder espiritual. Si pensamos en ellos como los dos olivos, tenemos que pensar que cuando ellos murieron, también cesó el flujo del aceite, cesó el flujo del Espíritu Santo al pueblo. Y esto no puede ser. La visión aquí no era solamente para el pueblo de Dios en ese tiempo. sino para el pueblo de Dios en todos los siglos. Es para nosotros también. Y por eso tenemos que pensar en Josué y Zerubabbel como los instrumentos que Dios estaba usando en ese momento. Las dos ramas de los dos olivos, instrumentos representantes al pueblo de Dios. Ellos eran ramas, como todos los reyes y sacerdotes antes de ellos y después de ellos. Pero si ellos eran nada más las ramas, ¿qué representaron los dos olivos? Todavía tenemos esta pregunta. Porque ahora no existe un rey sobre nosotros. Ahora no necesitamos sacerdotes para tener acceso a Dios. Entonces aquí en esos dos olivos encontramos a Cristo. ¿Por qué? porque Cristo vino y cumplió perfectamente las dos cargas del rey y sacerdote. Él es rey de los reyes, señor y los señores, el gran sumo sacerdote que se ofreció a sí mismo una vez para siempre para renimirnos. Todos los reyes y todos los sacerdotes en el Antiguo Testamento representaron, prefiguraron, como estudiamos la semana pasada, a Cristo. Como pensamos aquí en Suavebel, líder político, rey, aunque no era rey, pero es de esta carga, y Josué, sumo sacerdote, como las dos ramas de los dos olivos, ¿cómo vamos a ver el cumplimiento de esta profecía? No en ellos dos, porque murieron. No en otros reyes y sacerdotes, porque no tenemos reyes ni sacerdotes. Pero pensamos en Cristo. los dos olivos son Cristo. Cristo en sus dos oficios como Rey y Sacerdote. Cristo como la fuente de la sete del Espíritu Santo para nosotros, el pueblo, para que podamos alumbrar en el mundo. Y esta interpretación tiene sustento en el libro de Juan, en los capítulos 14 a 16, cuando leemos que Cristo iba a enviar al Espíritu Santo. Entonces, ahí leemos, Cristo es la fuente del Espíritu Santo. Cristo envió el Espíritu Santo a su pueblo y ahora está enviando todavía el Espíritu Santo a su pueblo. Por eso tenemos sustento bíblico, para decir que Cristo es completamente la fuente por la cual fue enviado el Espíritu Santo. Estos dos olivos representan a Cristo en sus dos cargas, como Rey y Sacerdote, dándonos en la sepia del Espíritu Santo su poder para que podamos ser las luces del mundo. Y por eso el flujo del Espíritu Santo es constante, porque no depende de un ser humano. No dependía de los reyes y los sacerdotes. Ahora no depende de nosotros mismos. Este candelabro, que representa el pueblo de Dios, siempre recibe el aceite, que es el Espíritu Santo, de los dos olivos que representan a Cristo. Por eso, puedo decir, siempre tenemos el poder que necesitamos para obedecer a Dios. Nunca debemos decir, no puedo, porque si puedes, si eres Hijo de Dios, porque tienes el Espíritu Santo y es un flujo constante, cada segundo, cada momento de tu vida. Tú eres el candelabro para alumbrar la luz al mundo. En ti mismo no puedes hacer nada, pero tienes este flujo constante, ese suministro constante del aceite del Espíritu Santo, que es provisto por Cristo, para darte lo que necesitas para vivir como cristiano aquí en este mundo. No importan las persecuciones, no importa nada. Podemos obedecer a Dios. En el versículo 6, Sardau Rebel recibió una promesa muy fuerte. con esta profecía del candelabro, con esta visión. Pero en la explicación del versículo 6 recibe una promesa muy grande, una promesa que es para nosotros también. Esa es la palabra de Jehová a Zorobel que dice, no con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. La palabra traducida aquí como ejército habla de las fuerzas de muchos, muchos. La palabra que se traduce como fuerza habla de la fuerza de una persona. Se está diciendo, si sea la fuerza de una persona o de muchas personas, no importa. Si el mundo entero está en contra de nosotros, no importa. Con todos sus ejércitos, con todas sus fuerzas, no importa. ¿Por qué? Porque tenemos el Espíritu de Dios. No por ejército, ni por fuerzas, sino por mi Espíritu, dice Jehová de los ejércitos. En el contexto, Solomébal estaba preocupado por reconstruir el templo, reconstruir la ciudad, todos sus enemigos. Ellos tenían muchos enemigos. Por eso Dios le dio a él la promesa. Nosotros también tenemos enemigos, no físicos, no otras naciones, sino espirituales. El mundo, la carne, Satanás, son nuestros enemigos. ¿Y cómo debemos luchar en contra de ellos? físicamente, espiritualmente, pero cómo, en nosotros mismos, en nuestras fuerzas? Tampoco. En el poder del Espíritu Santo, ni por mi fuerza, ni por la fuerza de muchas personas, sino por el Espíritu Santo, yo puedo vencer las tentaciones, y yo puedo vencer los enemigos. Es lo que vemos aquí en el principio, en esos dos primeros puntos. Hemos visto que somos la luz del mundo. mandamiento. Pero no podemos nosotros mismos, porque somos solamente el candelabro, el mueble y nada más. Por eso necesitamos algo. Por eso, como dice el segundo punto, tenemos el suministro constante del Espíritu Santo, el aceite que necesitamos en nuestros candelabros para alumbrar la luz al mundo. Y el tercer punto, basado en lo que hemos visto, es que con el poder del Espíritu, nuestro éxito está garantizado. Somos la luz del mundo. Nuestra luz es suministrada por el Espíritu Santo. Y con el poder del Espíritu Santo, nuestro éxito está garantizado. Porque en los versículos 7 a 10 de nuestro capítulo Después de recibir la promesa del poder del Espíritu, Solovell recibe también promesas de éxito, promesas de bendiciones de Dios. Y otra vez recordamos que Solovell fue desanimado debido a toda la obra necesaria, toda la resistencia y persecución que estaba enfrentando. Por eso estos reciclos de éxito garantizado eran muy importantes para él. Y vamos a ver que la aplicación para nosotros también es muy importante. Porque el desánimo es algo que surge en nuestras vidas muchas veces. Pero Dios está al otro lado. Su Espíritu vive en nosotros, dándonos poder constante. Y por eso podemos hacer la obra y ser la luz del mundo, porque nuestro éxito está garantizado. En el contexto aquí era muy fácil para Saúl Babel ver nada más que los problemas, ver el gran monte, como dice el versículo 7. Todos los problemas políticos, militares y espirituales parecían para él como un gran monte que él no podía mover. Pero con el poder del Espíritu Santo prometido en el reciclo anterior, el reciclo 7 puede decir, ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Sodom y Gobel serás reducido a llanura. Y la promesa aquí es que no importa la situación, no importa el problema, aunque parece como el monte más grande de todo el mundo, Con el poder del Espíritu Santo, aún los problemas más graves van a ser arreglados y vencidos, van a estar como una llanura, algo fácil a cruzar, fácil de vencer. No fácil debido a nuestras fuerzas, sino fácil porque el Espíritu Santo puede hacer cualquier cosa y va a hacer cualquier cosa para fortalecernos en nuestras vidas cristianas. Es una promesa para nosotros también. ¿Quién eres tú, Gran Monte? Es algo que tú puedes decir a tus problemas. No porque tienes fuerza. No porque eres una persona muy especial, muy importante, muy fuerte, sino porque tienes el Espíritu Santo de Dios. Y ante el Espíritu Santo, el monte es nada. Tú puedes vencer las tentaciones, los pecados, los problemas, en este poder del Espíritu Santo. El éxito específico prometido aquí en este pasaje, en el contexto histórico, fue el cumplimiento de la construcción del templo y la ciudad. Por eso habla en el versículo 7 de que Sodovahbel iba a sacar la primera piedra con aclamaciones de gracia, gracia a ella, aclamaciones de gozo por la obra de empezar la construcción del templo. En el versículo 9 tenemos la promesa de que exactamente como Sodovahbel empezó la obra, también iba a acabar la obra con sus propias manos. Y cuando leemos la historia, eso es exactamente lo que pasó. La reconstrucción del templo y de la ciudad fue hecho. La promesa de Dios fue cumplida. Dios prometió éxito a ellos en su obra y también promete éxito a nosotros en nuestra obra por él. Pero esta obra aquí de reconstruir la ciudad, reconstruir el templo, parecía ser algo muy pequeño. La promesa fue que ellos iban a cumplir la construcción. Pero muchas personas en ese tiempo probablemente estaban esperando el esplendor y grandiosidad que Israel tenía en el pasado, cuando era un país muy fuerte de manera militar y económica. Por eso, tenemos la verdad en el ciclo 10, que dice, Porque los que menos preciaron el día de las pequeñeces, se alegrarán y verán la plomada en la mano de Soledad. Entonces, otra vez, en el contexto histórico, está hablando del proyecto de reconstrucción, algo que algunas personas habían menospreciado. En Esdras 3 leemos que cuando echaban los cimientos del templo, algunos de los ancianos que habían visto el templo de Salomón lloraban, porque no era tan impresionante como el templo anterior. Sabemos que algunos judíos, y tal vez incluyendo a Zolavel, estaban luchando con estos días de pequeñeces. Un día, un tiempo, cuando las cosas parecían muy pequeñas, ellos querían ver una obra muy grande de Dios, como en los años pasados. ¿Pero qué dice Dios aquí en ese versículo? Esas personas iban a alegrarse, iban a ver la plomada en la mano de Zorobel, representando el cumplimiento de la obra de construcción. Dios no quería que ellos tuvieran la actitud de menospreciar la obra, tan pequeña como fuera, porque era su obra. Y aquí hay una aplicación muy importante para nosotros, pensando en el día de pequeñeces. A veces parece como que las grandes obras de Dios sucedieron en el pasado, en el Antiguo Testamento, en el Libro de Hechos, en la Grecia Primitiva, en los días de la Reforma con Nútero y Calvino. Parece como que Dios solía actuar con su pueblo, con milagros y actos fuertes de su poder, pero ahora no, que ahora estamos viviendo en el día de pequeñeces. De alguna manera podemos entender ese punto de vista. No tenemos una iglesia de treinta, a veces cuarenta. No es una iglesia grande. Hay muchísimas iglesias en esta ciudad con mucha más gente. Iglesias que por mayor parte no predican la palabra de Dios fielmente. Y por eso tal vez tenemos la tendencia de pensar, ¿por qué, si tenemos la verdad aquí, no estamos experimentando bendiciones como queramos? ¿Por qué no tenemos tanta gente como otras iglesias? Pero cuando empezamos a pensar así, enfrentamos la tentación de intentar controlar los resultados en nuestras propias manos, con nuestras fuerzas y nuestros medios. Por ejemplo, si pensamos que nuestra iglesia es muy pequeña en comparación con otras iglesias aquí en la ciudad, y nos desanimamos y menospreciamos la obra pequeña de Dios aquí, tal vez estaremos tentados de cambiar nuestra música, por ejemplo, para atraer más gente aquí. O cambiar la manera en la cual dirigimos el servicio, o la manera en la cual se predica el mensaje, o lo que sea. Esa es la tentación cuando menospreciamos el día de las pequeñezas. Pero mientras este reciclo no nos dice cómo tener una iglesia más grande, cómo atraer a la gente, sí nos enseña que nunca debemos desanimarnos por la obra pequeña. Porque Dios está haciendo lo que quiere. Porque en el día final va a cumplir su obra y traer todo su pueblo y todo el mundo y toda la historia. en un lugar glorioso. Estoy predicando a mí también, no solamente a ustedes. Para el pastor también es difícil a veces no ver tanto crecimiento como quiere. Pero yo también tengo que tener la confianza. Tengo que volver a hacer lo que dice ese versículo y no menospreciar el día de las pequeñeces. Dios está haciendo una obra aquí en nuestra iglesia. Tal vez parecen una obra muy grande. Pero si es una obra grande ante sus ojos. Porque está salvando a la gente. Está dándonos su gracia para crecer. Está ayudándonos aquí. No debemos menospreciar el día de las pequeñezas. Y es la verdad para nuestras vidas personales también. Tal vez quieres ver cosas más grandes en tu vida. Tal vez estás menospreciando la obra pequeña que Dios está haciendo en tu vida. Eso no es correcto. Incluso cuando tu crecimiento es poco a poco. Incluso cuando parece muy lento. No importa. No importa. El chiste es que Dios está obrando. El crecimiento depende de Él, no de tu hombre. La única otra cosa para considerar en los versículos 7 a 10 de este éxito garantizado es lo que dice el final del versículo 10. Estos siete son los ojos de Jehová que recorren toda la Tierra. ¿Cuáles son estos siete, los ojos de Dios que recorren la Tierra? Encontramos la misma idea en Segunda de Crónicas 16.9, que dice, Porque los ojos de Jehová contemplan toda la Tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Obviamente Dios no tiene ojos físicos, porque Dios es Espíritu. Entonces, cuando habla en la Biblia de los ojos de Dios, siempre está hablando de su omnisciencia, que significa que sabe todo, que nada puede ser escondido de su vista. Esa es la idea aquí en este reciclo también. ¿Por qué siete ojos? No sé. Puede tener relación con las siete lámparas de este candelabro, como dice el reciclo 2. O también, como estudiamos la semana pasada, puede referirse a perfección, algo sin falta. Dios sabe todo, no hay nada escondido de su vista. Yo creo que sea lo que sea la interpretación de Siete, la idea debe ser clara que la razón básica por la cual Sodoma Bel y el pueblo podían tener la confianza en esta promesa de éxito es porque Dios sabía todo. Como en la primera edición de este libro, Dios tiene su ejército, sus jinetes, sobre todo el mundo. Una imagen que nos da confianza que Dios sabe todo y tiene control de todo. Y otra vez, es lo mismo para nosotros. No hay nada que pase en nuestra iglesia, nada que pase en nuestras casas, nada que pase en nuestras vidas individuales, que Dios nos sabe. Sus ojos, hablando así, están recorriendo toda la tierra. Él sabe todo. Él sabe que tú necesitas el Espíritu Santo. Que no puedes hacerlo en ti mismo. Y por eso va a darte lo que necesitas. Darte el poder que necesitas. Tu éxito está garantizado. Para los israelitas, el éxito estaba garantizado en cuanto a estar de pie ante sus enemigos físicos. Para que ellos pudieran terminar la obra de reconstruir su ciudad y su templo. Para nosotros como cristianos, nuestro éxito es estar de pie entre nuestros enemigos espirituales. Es terminar la construcción de nuestro templo. ¿Qué es nuestro templo? Nuestras vidas. Somos el templo del Espíritu Santo. La iglesia también, el templo de Dios, el cuerpo de Cristo. Entonces, el éxito que estaba garantizado para Israel, está garantizado para nosotros también. Podemos estar de pie ante nuestros enemigos, el mundo, Satanás, nuestra propia carne, y vamos a terminar la obra de reconstruir nuestros templos. No nosotros mismos, sino porque el Espíritu Santo mora adentro, Él va a darnos el poder que necesitamos. Tenemos que pensar profundamente, aquí al final del mensaje, en cómo podemos aplicar esta verdad de nuestra esperanza en el poder del Espíritu Santo a nuestras vidas personales, así como a nuestra iglesia. Yo creo que la cosa más importante para recordar es ésta. El poder del Espíritu Santo es ilimitado. Nuestro poder es muy limitado. Pero su poder es ilimitado para nosotros en nuestras vidas diarias e ilimitado para nuestra iglesia, porque es el poder de Dios, el poder del Espíritu Santo. Este poder fue ilimitado para Israel, para su bebé en su tiempo, y es ilimitado para nosotros también. Tenemos que recordar que, aunque parece que estamos viviendo en el día de pequeñeces, no hay nada que depende de nosotros. El éxito del Evangelio no depende de nuestras habilidades, no depende de nuestras palabras. El éxito de una iglesia no depende de su liderazgo, no depende de su pastor. Todas esas cosas tienen éxito debido al poder infinito del Espíritu Santo de Dios. Y así como es la verdad para la iglesia, es la verdad para cada cristiano individualmente. La promesa es que el poder del mundo no puede oponer la vida de Dios en tu vida. No importa cuán pequeña sea la obra o cuán débil sea el instrumento humano. que tú no puedes, pero Cristo sí puede. Por eso dejemos de usar esta excusa de no puedo. Tienes el poder del Espíritu Santo y por eso puedes hacer todo lo que Dios manda, todo lo que Dios quiere. Entonces, como cristianos, tenemos la responsabilidad de obedecer a Dios. Pero no solamente la responsabilidad, sino también el deseo, el deseo de nuestro corazón para glorificar a Dios en todo. Y en cuanto al contexto y la visión de hoy, hemos estudiado que uno de esos mandamientos, una de las maneras en las cuales podemos glorificar a Dios y demostrar nuestro amor con Él, es ser la luz del mundo. Reflejar a Cristo, quien es la única fuente, la única verdadera luz del mundo, en nuestras palabras, en nuestras acciones, en cada parte de nuestras vidas. Pero no podemos en nosotros mismos. Somos el candelabro, somos el mueble, pero sin poder para hacer nada. Por eso necesitamos el aceite, el aceite del Espíritu Santo, para alumbrarnos, para que podamos ser la luz del mundo. Y es poder ilimitado y poder constante, un flujo constante del aceite que nunca puede acabarse. un fuente, una fuente de acepte, un flujo de acepte que tiene su fuente en Cristo. Por eso el éxito está garantizado. Y no debemos dudar de si podemos obedecer a Dios o no. Nosotros no podemos. En el Increíble no puedo. Pero en Cristo sí. En el poder del Espíritu Santo sí. Por eso vamos a dejar de decir no puedo aquí en esta iglesia. en sus casas también, en sus mentes también. Dejemos de decir, no puedo. Porque no estamos solos. Porque no dependemos en nosotros mismos, en nuestras obras, y en nuestra fuerza, y en nuestro poder. Tenemos la esperanza del poder del Espíritu Santo. Y con este poder, podemos hacer todo para la gloria y el honor de nuestro gran Dios. Vamos a orar. Nuestro Padre Celestial, te damos muchas gracias por esta promesa que hemos recibido. Una promesa que no es del pastor. Una promesa que no es de la iglesia ni de cualquier ser humano. Una promesa de Dios cumplida en Cristo a través del Espíritu Santo. Gracias que somos nada más que candelabros. Candelabros sin acepto. Gracias que no podemos hacer nada. Pero gracias ante todo de que, aunque no podemos, Tú nos has dado el aceite del Espíritu Santo para que podamos alumbrar la luz en el mundo, para que Tu verdad sea compartida en todo el mundo, en toda esta ciudad. Ayúdanos a actuar como candelabros, a actuar como la luz del mundo reflejando la luz de Cristo. Ayúdnos de pedirte a ti siempre por más poder del Espíritu Santo. Cada cristiano tiene el Espíritu Santo y no puede perderle. Pero lo que necesitamos es más de su poder cada día, más fuerzas, más capacidad de obedecerte en nuestras propias vidas y también aquí en esta iglesia. Te pedimos por el poder constante del Espíritu aquí entre nosotros. aunque no es nada que merecemos, no merecemos este poder, no merecemos esta ayuda. Pero gracias que la fuente no es nuestros méritos, sino los méritos de Cristo. Darnos esta confianza esta semana especialmente, darnos la capacidad de recordar este mensaje y pedirte por este aceite que necesitamos, por este poder que necesitamos, para que podamos alumbrar brillantemente en nuestras casas, en nuestros trabajos, en todo el mundo, en esta semana. Te pedimos en el nombre de Cristo. Amén.
Nuestra esperanza en el poder del Espíritu Santo
Series Estudio sobre Zacarías
Tenemos el poder del Espíritu de Dios para ser la luz del mundo, y no tenemos que depender en nosotros mismos o en otras personas porque nuestro éxito está garantizado en Él.
Sermon ID | 1021161821533 |
Duration | 48:40 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Zechariah 4 |
Language | Spanish |
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