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Pido en esta tarde que abran sus Biblias conmigo al libro de Génesis. La Palabra de Dios ha sido dada, la Biblia que tienes en tus manos ha sido dada para revelar al Señor Jesucristo. y es una gran bendición de Dios, una gran bienaventuranza de Dios el poder leer en la Biblia y ver a Cristo Jesús. Él es la llave para el entendimiento de todas las cosas que están escritas en la Palabra de Dios. De hecho, son misteriosas y esta Biblia es un libro cerrado, es un libro cerrado y misterioso hasta que Cristo es revelado. Cuando Cristo es revelado entonces podemos ver qué es lo que Dios nos está diciendo. Dios habló a los creyentes en el Antiguo Testamento como leímos allá en Hebreos capítulo uno, Dios habiendo hablado en tiempos pasados a los padres por los profetas. Habló por medio de sueños, habló en tipos, habló por medio de figuras, en sueños y en visiones para revelar a los profetas de antaño el propósito de Dios en la redención y la gracia que vendría por medio de Cristo Jesús. Dios habló a estos profetas en el Antiguo Testamento de esta manera. Pero a ti y a mí nos habla en la palabra de Dios. A ti y a mí nos habla por medio de lo que ya fue dicho. Aquí lo que vemos en esta tarde en Génesis capítulo 28. Quiero que veamos cuando Dios apareció a Jacob. Dice versículo 10, Génesis 28, 10, dice, salió pues Jacob de Berseba, o Berseba, Y fue a Arán y llegó a un cierto lugar y durmió allí porque ya el sol se había puesto. Y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera y se acostó en aquel lugar. Y soñó. Y aquí una escalera que estaba apoyada en tierra y su extremo tocaba el cielo. Y aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y aquí Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo, yo soy Jehová, el dios de Abraham, tu padre, el dios de Isaac. La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur. Y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. Y aquí yo estoy contigo y te guardaré por donde quiera que fueres. Y volveré a traerte a esta tierra porque no te dejaré hasta que yo haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño y dijo, ciertamente Jehová está en este lugar y yo no lo sabía. Y tuvo miedo y dijo, cuán terrible es este lugar. No es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo. Y se levantó Jacob de mañana y tomó de las piedras que había puesto de cabecera y la alzó por señal y derramó aceite por encima de ella. Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-El, aunque luz era el nombre de la ciudad primero. E hizo Jacob voto diciendo, si fuere Dios conmigo y me guardare en este viaje en el que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, si volviera en paz a casa de mi padre, el paz será mi Dios. Y esta piedra que yo he puesto por señal será casa de Dios. Y de todo lo que me dieres, el diezmo pagaré a ti. Jacob, qué figura en la palabra de Dios. Nos dice la palabra, Jacob es un hombre que representa a todo el pueblo escogido de Dios. No podemos entender muchas cosas de Jacob, pero si somos honestos, no podemos entender muchas cosas de nosotros mismos, ¿verdad? No podemos, somos un enigma para nosotros mismos. Pero Jacob es un hombre difícil de entender, pero sabemos esto acerca de Jacob, porque Dios lo dice en su palabra. Jacob era un hombre al que Dios amaba. un hombre al que Dios amó, uno de los escogidos de Dios. Cuando Isaac oró y pidió por su esposa, que era estéril, Dios le contestó. Y Rebeca, cuando estaban los dos hijos todavía en el vientre, si ustedes quieren ver allá en Génesis 25, Rebeca cuando los dos hijos, porque Rebeca concibió Y gemelos, eran gemelos. Mismo padre, misma madre, en Génesis 25, versículo 21, dice, oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril, y lo aceptó Jehová y concibió a Rebeca, su mujer. Y los hijos luchaban dentro de ella, gemelos. Y dijo, si es así, ¿para qué vivo yo? y fue a consultar a Jehová. Y le respondió Jehová, dos naciones hay en tu seno. Dos pueblos serán divididos desde tus entrañas. El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor. Dios le dijo a Rebeca que el mayor serviría al menor. hijos había en su vientre. Y de estos dos hijos, uno era Jacob y el otro Esaú. Esaú era el primogénito. Esaú era el que nació primero, Jacob nació después. Pero Dios había dicho que el mayor va a servir al menor. Eso es una figura también de cada creyente. Cada creyente tiene dos naturalezas. La naturaleza pecaminosa con la que entramos en este mundo es una naturaleza fuerte, pero hay una naturaleza que Dios pone en la regeneración y estos dos luchan todo el tiempo. Todo el tiempo están luchando y uno está sirviendo al otro. Uno está sirviendo al otro. El mayor, es decir, el que es el carnal, va a ser sujeto al espiritual, va a estar sujeto al hombre espiritual. En Romanos capítulo 9 Dios dijo esto por el apóstol Pablo cuando Rebeca concibió en versículo 10 dice de uno de Isaac, nuestro padre, pues no habían aún nacido, no habían hecho ni aún el bien ni el mal, para que el propósito de Dios conforma a la elección permaneciese. Dios nos enseña en Jacob que hay una elección. Y los dos no habían nacido, no habían hecho ni aún el bien ni el mal, y Dios le dijo a Rebeca que el mayor serviría al menor. no por obra sino por el que llama y se le dijo el mayor servirá al menor como está escrito a Jacob amé más a Esaú aborrecí no dice a Esaú lo amé menos dice a Esaú lo aborrecí sabemos esto que Dios amó a Jacob que Jacob era uno de los escogidos de Dios y Jacob antes de que Dios se le revelara, es un hijo de Adán como todos los demás, hijo de Ira lo mismo que los demás. Por naturaleza su nombre lo llevaba bien, Jacob. Era, significa suplantador, tramposo, suplantador. Jacob suplantó la primoginiatura de su hermano. Tomó la primogenitura de su hermano, la bendición era para él, para Esaú, pero con manias, ayudado por su madre, con manias, él engañó a Isaac, su padre. Y él primeramente, Esaú le vendió su primogenitura, ¿se acuerdan? Esaú despreció su primogenitura y por un, una, una taza de lentejas de potaje le vendió a su primogenitura pero después él fue con su padre y le engañó y él suplantó él se puso y él recibió la bendición ahora eso también nos figura a nosotros suplantador sabemos esto de Jacob que era un hombre escogido de Dios un hombre amado de Dios pero era un hombre tramposo un hombre que suplantador es, era su nombre. Esaú dijo, este ya me robó dos veces, es lo que le dijo. En Génesis 27, su nombre de Jacob significa suplantar, tomar el lugar de otro por fuerza o por hacer engaño. en Génesis 27 versículo 35 dice y él dijo vino tu hermano con engaño es decir Isaac dijo a Esaú vino tu hermano con engaño y tomó tu bendición y Esaú respondió bien llamaron su nombre Jacob está bien su nombre Jacob pues ya me ha suplantado dos veces, se apoderó de mi primogonitura y aquí ha tomado mi bendición. Y dijo, ¿no has guardado bendición para mí? Le preguntó Esaú a Isaí. Esa es la característica de cada uno de nosotros. Por naturaleza somos suplantadores. Hay uno que solamente recibe toda la honra y la gloria y es el Señor Jesucristo. el creador de todas las cosas. Él es el único que debe recibir toda la honra, la gloria, la bendición ahora y por todos los siglos. Pero el hombre, nosotros en Adán, todos nos rebelamos en contra de Dios y nosotros queremos tomar para nosotros la honra y la gloria que solamente le pertenece a Él. Eso es un suplantador. Suplantamos a nosotros Jacob engañó a su hermano para que le vendiera la primogénitura. Y con la ayuda de su madre, engañó a su padre Isaac para que le diera la bendición reservada para el primogénito. Le preguntó Isaac, ¿eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob dijo, yo soy, yo soy. Jacob tuvo, por esto, Jacob tuvo que huir. Jacob tuvo que huir de la casa de su padre y de la ira de su hermano. Ahí estaba él corriendo para salvarse la vida. Su hermano dijo, voy a matar a ese hombre. Y el Saúl lo iba a hacer. Y Jacob tenía que salir corriendo. Esto está ya en Génesis 27, versículo a 41 y aborreció Esaú a Jacob por la bendición que su padre le había bendecido. Y dijo en su corazón, llegarán los días de luto de mi padre y yo mataré a mi hermano Jacob. Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú, su hijo mayor, y ella envió y llamó a su hijo Jacob, a Jacob, su hijo menor, y le dijo, he aquí Esaú, tu hermano, se consuela acerca de ti con la idea de matarte. Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz, levántate y huye a la casa de Labán, mi hermano, en Arán. Y mora con ellos algunos días hasta que el enojo de tu hermano se mitigue. Huye. Bueno, aquí en este pasaje que estamos viendo en esta tarde, en Isaías, perdón, en Génesis capítulo 28, tenemos a Jacob que está huyendo. Dice, salió pues Jacob de Berseba y fue a Arán. Y estaba él corriendo ahí, salió huyendo de la casa. Y aquí en este pasaje vemos cómo Dios cruza el camino. Dios cruza el camino. Esto es lo que quiero que veamos en esta tarde. Así como Dios hizo con Jacob, él va a hacer con todos los Jacobes suyos. con todos aquellos que Él escogió en la eternidad y a todos ellos que Él amó con amor eterno. Todos nosotros somos los Jacobes, aquellos que Dios ha escogido y aquellos que Dios ha amado. Si Dios te ha amado, te ha amado con amor eterno y puedes estar aquí huyendo. Puedes estar aquí de mala gana. Pero si Dios le ha placido cruzar tu camino en esta tarde, va a ser tu experiencia como la experiencia de Jacob en aquel día. Jacob salió allá, estaba huyendo, y Dios le pasó, le cruzó el camino. Dios cruzó el camino de Jacob en su vida. Así es que siempre Dios cruza el camino de los suyos. Va a llegar el día en que Dios va a cruzar el camino de sus escogidos, de aquellos que él amó con amor eterno, con las buenas nuevas del evangelio. Y se va a revelar el Dios invisible, el Dios vivo y verdadero se va a revelar en la persona y la obra del Señor Jesucristo. Y esto es la vida eterna. Y allí en Cristo Jesús, en Cristo Jesús es donde Dios tiene todas las bendiciones para su pueblo. Dios ha bendecido a su pueblo con todas las bendiciones espirituales, lugares celestiales en Cristo Jesús. Pero lo primero que vemos allá es que él estaba huyendo. Jacobo estaba huyendo. ¿Y por qué estaba huyendo? Estaba huyendo por la misma razón que todos nosotros estamos huyendo. Por el pecado. El pecado ha hecho separación entre nosotros y nuestro Dios. Ese es el lugar en que en Isaías capítulo cincuenta y nueve dice versículo dos vuestras iniquidades han hecho división. Apenas, apenas el hombre cayó en el pecado en el huerto, lo primero que hizo era huir. Adán. Adán, cuando él desobedeció a Dios, no fue buscando a Dios, buscando reconciliación, buscando perdón. ¿Ven allí la enemistad en el corazón de cada hombre por naturaleza? El hombre no va buscando a Dios. Pero ahí está también la gracia de Dios. Ahí vemos la gracia, el favor de Dios no merecido. Porque aunque el hombre no va buscando a Dios, Dios Dios es el que viene buscando al hombre. ¿Por qué? Porque él lo amó con amor eterno. Porque él se lo dio a su hijo. Y porque él no va a perder a ninguno de aquellos que él escogió. No va a perder a ninguno de aquellos que le dio a su hijo. Y hay solamente una razón por la condición en que nosotros estamos por naturaleza. Y es por el pecado. Una sola razón por la que Jacobo estaba en la situación en la que estaba. Su pecado. Su pecado. El lugar donde nos encontramos entonces por naturaleza, lo que somos por naturaleza, somos personas llenos de pecado. Desde la cabeza hasta los pies, podrida llaga e hinchazón. No hay cosa sana en nosotros. Estamos, somos infelices, deprimidos. Nuestra condición es, y lo peor es que somos orgullosos de eso. Lo peor es que somos orgullosos de eso. Somos codiciosos de las cosas de este mundo. Estamos solos, apartados, como dice la palabra, separados, lejos de Dios. Sin Cristo y sin Dios en el mundo. Triste condición del hombre por naturaleza, bajo la maldición de la ley. bajo la maldición de la ley. La ley pronuncia maldición sobre todo aquel que no continúa en todas las cosas escritas en el libro de la ley para hacerlas. Estamos bajo la maldición de la ley sin fuerzas, sin habilidad de obedecer esa ley. Cada día que transcurre más y más deudores nos hacemos. Cada vez que, cada instante que vivimos, más y más nos volvemos deudores por nuestros pecados. Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados, dice Isaías 59, 2, han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. ¿Había alguna razón por la que Dios debiera ir a encontrar a Jacob? ¿Había alguna dignidad en Jacob? Acabamos de pintar una figura muy fea de Jacob, ¿verdad? Si alguien hubiera escogido entre estos dos hermanos, entre todos nosotros que estamos acá, el que mejor te caería era Esaú. Era el que mejor te caería. Jacob no te caería bien. ¿Había algo en Jacob? que pudiera mover a Dios para ir a buscarle a él, para ir a encontrarlo en su camino. No, no hay ninguna dignidad en Jacobí, no hay ninguna dignidad y no hay ninguna razón que se encuentra en el hombre para que Dios haya enviado a su hijo a este mundo, sino únicamente por el gran amor con que Dios amó a su pueblo antes de la fundación del mundo. Qué indigno es el hombre que indigno es Jacob del amor con que Dios le amó y que indignos todos nosotros que indignos todos nosotros nosotros los suplantadores nosotros los que por naturaleza todo hombre por naturaleza si pudiera oigan esto todo hombre por naturaleza si pudiera pondría la mano sobre Cristo Jesús allí en el trono y lo arrancaría del cielo es precisamente lo que el hombre está diciendo cuando no se somete cuando no cuando no obedece es lo que está diciendo no tú no vas a decirme lo que yo voy a hacer yo voy a hacer lo que yo quiero el evangelio viene a los hombres no como invitación sino como mandato mandato del rey cree, cree en el Señor Jesucristo y será salvo y el hombre dice eso a mi que una gran ofensa al rey pero lo que significa es que si pudiera el hombre ya viste lo que ya viste ya puedes ver lo que el hombre hizo con el Señor Jesucristo cuando Dios por un momento lo entregó a las voluntad del hombre la voluntad perversa del hombre Escuchen esto. Cristo no está en tus manos como para que tú hagas lo que tú quieras hacer. Cristo no está a tu disposición para que tú puedas hacer con él. Tú estás en las manos de él. Yo estoy en las manos de él. Y la pregunta es, Señor, ¿qué quieres hacer? Señor, ¿qué quieres? Aquí estoy en tus manos. Lo que tú quieras, eso va a ser. Pero los hombres hoy en hoy día de un Cristo falso, hoy en un Cristo pobrecito, inútil, como que el hombre tiene el control sobre ese Cristo. En ninguna manera, ese no es el Cristo de la Biblia. ¿Pero qué indigno entonces es Jacob? ¿Qué indigno es el hombre? La causa no se encuentra en el hombre, si la causa se encuentra únicamente en el Señor. Dios es justo. Dios es justo cuando nos condena. Dice David, tú seas justo cuando me condenas. Dios sería justo en enviar a toda la humanidad al infierno. Porque eso sí es lo que merecemos. Eso es lo que hemos ganado. Eso, si pudiéramos hablar de esta manera, eso es lo que nos debe Dios. Eso es lo que nos debe por nuestras obras. El castigo eterno, el infierno. Pero la gracia de Dios, la paga por el pecado es qué? Muerte. La gracia de Dios es vida eterna. El don de Dios. En Efesios capítulo 2. En Efesios capítulo 2. Él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. ¿Qué condición estaban? Muertos. Sin habilidad, sin deseo, sin voluntad. Muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduviste en estos pecados. En otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad, es decir, siguiendo la voluntad de Satanás, príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia entre los cuales también todos nosotros todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne haciendo la voluntad de nuestra carne y de los pensamientos y éramos por naturaleza hijos de ir a lo mismo que los demás es que cada creyente aquí en esta tarde antes que el señor se revele a ti antes que venga y se manifiesta a ti Éramos hijos de ira. ¿Qué significa? Que teníamos el puño hacia el cielo diciendo no. No, Dios. Es una tontería decirle no a Dios, ¿verdad? Es una necedad decirle no a Dios. He dicho esto en otra ocasión. Si te vas a pelear con alguien, busca a alguien de tu propio tamaño. Busca a alguien con quien puedas ganar. Pero decirle a Dios, decirle a Dios no, la gran tontería. Necedad. el necio dice no Dios pienso eso cuando esto es una ilustración pero no no es nada comparado a Dios con sus criaturas pero imagínate que una hormiga esté discutiendo contigo y una hormiga te diga no y te enoje esa hormiga ahora que vas a decir aplastas a esa hormiga. ¿Qué va a decir esa hormiga? ¿Qué va a poder contigo esa hormiga? Y eso nada comparado a un hombre con Dios. Pero bueno. Pero Dios, ahí está la razón. Ahí está la razón. Pero Dios. que es rico en misericordia por su gran amor con que nos amó aún estando nosotros muertos en pecados nos dio vida juntamente con Cristo por gracia sois salvos. Todo hombre que es objeto del amor y la gracia de Dios conoce que por naturaleza si Dios me da lo que yo merezco Eso es el infierno. Nos juzgamos a nosotros mismos. El creyente se juzga a sí mismo. Toma el lugar de Dios contra sí mismo y dice, Dios, si tú me juzgas, si tú me llamas a juicio, me tienes que condenar porque eso soy pecador. Pero Dios es rico en misericordia. Ahí está Jacob, ahí está huyendo allá, no está buscando a Dios. Está en la condición en la que está porque así es él. Pero el Señor se le reveló en su misericordia. En versículo 12 de nuestro texto nos dice aquí que soñó. Como dije, es por esto que leía al principio del servicio, Dios habló en diferentes tiempos a los padres por los profetas. Soñó. ¿Puede Dios revelarse por medio del sueño? Sí. ¿Pero cómo se revela Dios a ti ahora? En la palabra. No puedes confiar en un sueño, por más bonito que sea. Yo puedo tener sueños buenos y puedo tener sueños malos y si como mucha pizza esa noche voy a tener sueños, visiones, visiones en la noche. Pero eso no significa que sea de Dios. Pero aquí Dios habló, Jehová habló a Jacob y soñó. Y aquí una escalera. Esta era la manera que Dios estaba revelando. Jehová se estaba revelando a Jacob. Jehová se había revelado a Abraham. ¿Es suficiente? Es decir, se reveló a Abraham. ¿Con eso basta? ¿Que se revele a Abraham? ¿Y con eso entonces todos sus hijos son creyentes? ¿Todos sus hijos son salvos? No. Dios se revela a cada uno de los suyos. Es decir, Jacob no fue creyente simplemente porque Abraham fue creyente. Porque ahí besa a Esaú. Ahí besa a Esaú y él no creyó. Y Dios no se le reveló a Esaú. Dios se le reveló a Jacob. ¿Por qué? Porque lo amó. Todos aquellos a quienes Dios ama se les va a revelar. Es decir, no los va a dejar en su incredulidad, no los va a dejar en su ignorancia, no los va a dejar en su rebelión. Si Dios te deja ir en tu desfrenada carrera al infierno, vas a abrirlo. Pero la misericordia de Dios para con su pueblo es que no permite eso. Él no va a permitir que uno de los suyos se pierda. Nadie puede arrancarlos de la mano del Señor Jesucristo, ni siquiera la oveja misma. No puede arrancarse. Él soñó y Dios se le manifestó. Él soñó en esta manera. Soñó acerca de una escalera. ¿Qué momento tan glorioso cuando Dios se revela? Cuando podemos ver que el Señor Jesucristo, Él es Dios. Esto es el conocimiento de la verdad. El conocimiento del Dios vivo y verdadero lo tenemos en la persona y la obra del Señor Jesucristo. Cuando Dios, el Espíritu Santo, toma las cosas del Señor Jesucristo y nos las revela a nosotros y abre nuestros ojos para que veamos ahora sí no en sueño sino habla el Espíritu Santo por medio de la palabra y nos muestra Cristo Jesús el único camino el único por quien podemos venir a Dios el Padre en esta en esta en este sueño Jacob vio esta escalera que estaba apoyada en tierra y su extrema tocaba el cielo. ¿Qué es esto sino una manera de llegar al cielo? Esto no es una cosa literal, no una escalera. Así como Cristo es la puerta, Cristo es la escalera. Así como Cristo es la vid. Así como Cristo es el cordero. Pero aquí Cristo es la escalera. Y la única manera que nosotros podemos venir a Dios es por medio del Señor Jesucristo. Él vio en su sueño, vio cómo Jehová estaba por encima de la escalera y se le declaró, se le reveló a Jacob. Y le dijo, ¿Quién él era? Dice, yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre. Es el mismo Dios. Dios se revela, así como se reveló a Abraham, Dios se revela a nosotros. El mismo Dios, el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, es el mismo Dios, el Señor Jesucristo. Él es el que habló. Dios siempre ha hablado por el Hijo. Dios el Padre no ha hablado a los hombres directamente. Ha hablado desde el cielo, este es mi hijo amado en quien tengo complacencia, pero para dirigirse a los hombres, siempre por medio del hijo. Dios ha hablado por el hijo. Dice aquí, yo soy Jehová, el dios de Abraham, tu padre, el dios de Isaac, la tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur, Y todas las familias de tierra serán benditas en ti y en tu simiente. Benditas en tu simiente que es Cristo. La misma promesa que hizo Abraham hizo a Jacob. Todas las naciones de la tierra serán benditas en Cristo Jesús. Él es la simiente. ¿Qué momento, verdad, cuando Dios se complace a revelarse en su gracia? El Señor Jesucristo, cuando Él se manifiesta y revela su misericordia. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con nosotros, estando aún nosotros muertos en pecado, nos dio vida juntamente con Él. Por gracia soy salvo por medio de la fe. la fe del Señor Jesucristo. Por medio de la fe en el Señor Jesucristo. Y esto no es de vosotros. Dios te dio esta fe. Cuando Cristo, cuando aún éramos débiles a su tiempo, murió por los impíos. Esta es la revelación de la misericordia de Dios. Yo soy Jehová, el Dios de Abraham, tu padre. Jehová es el Dios de propósito. El dios del pacto. El dios de la promesa. Yo soy el dios de tu padre Abraham. Tu padre Isaac. Cuando Dios se le manifestó a Jacob, podemos ver aquí que él estaba acostado. Estaba durmiendo. En otras palabras, estaba quieto. Estaba quieto. Dios se le reveló a él cuando estaba quieto. Una de las razones por la cual yo creo que Dios utiliza la predicación de la palabra es porque la persona está quieta. La persona está quieta. Cuando entras en, cuando entablas una discusión, una plática con una persona, muy rara vez la persona tiene el don de oírte sin estar pensando en qué te va a decir cuando tú te dejes de hablar has experimentado eso que la persona no te está oyendo porque simplemente está esperando que separen tus labios para que él diga o para que ella diga pero cuando Dios habla a su pueblo él los hace callar se acuerdan cuando estaba Allá el eunuco estaba allá en Jerusalén. El eunuco estaba en Jerusalén, ahí había mucho movimiento. Ahí había mucha ceremonia, ahí había mucha religión. Pero Dios no le habló la verdad, no se le reveló a él hasta que él estaba en una carreta, en un carro, jalado por caballos, yendo por el desierto y él estaba leyendo la palabra. Fue que Dios le envió un mensajero. Y él no empezó a tratar de decirle a Felipe lo que él podía entender. Él simplemente dijo, ¿cómo puedo yo si algún hombre no me enseña? Y se cayó. Y Felipe comenzó desde ese texto y le mostró que esto habla de Cristo Jesús. Él estaba quieto. Es decir, Dios lleva a pecadores a estar en una condición de quietos. Es decir, tiene que callarnos la boca. todo el tiempo que una persona esté replicando, que esté diciendo, no está oyendo. Está discutiendo. Pero, pero, pero, pero cuando viene la palabra de Dios y cuando el Espíritu Santo convence, la persona tapa su boca. La persona tapa su boca. El Señor. Estoy listo para oír. No es... Dios no tiene que oír nada de nosotros. Nosotros tenemos que oír a Él. Tenemos que oír a Él. La escalera, como podemos ver, estaba parada sobre la tierra, pero llegaba hasta el cielo. Y esto nos habla de Cristo Jesús, que Él siendo Dios, Dios manifestado en la carne. Él es el verbo que fue hecho carne. Él estuvo aquí sobre la tierra. Pero gran misterio de misterios, el Señor Jesucristo lo dijo en Nicodemo, allá en Juan capítulo 10. Perdón, Juan capítulo 3, le dijo a Nicodemo, Nicodemo nadie subió al cielo, sino del Hijo del Hombre que está en el cielo. Nadie descendió del cielo. No tengo que leerlo. Le dijo en Juan capítulo 3, versículo 13. Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo. ¿Quién es el que descendió del cielo? El Eterno Hijo de Dios. Jehová manifestado en la carne. El verbo fue hecho carne. Él descendió del cielo. Pero noten lo que dice, el Hijo del Hombre que está en el cielo. Así es que cuando Él vino aquí a la tierra, no dejó de estar en el cielo. Dios es Dios. El universo está en Dios. Dios el Padre, Dios el Hijo, Dios el Espíritu Santo, un solo Dios. No podemos entender esto, pero cuando Él estuvo aquí en la tierra como hombre, Él estaba allá en el cielo. Es el que el camino de Cristo Jesús dijo, yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mí. Los angles subían y descendían sobre la escalera y nos declara que solamente podemos venir delante de Dios por medio de Cristo Jesús. Es el camino, no es un camino como si hubieran muchos. No hay muchos caminos. Muchos son los caminos que llevan a la perdición. Hay un solo camino, que es Cristo Jesús, que lleva a la vida eterna. Es a través de Cristo Jesús, es por su obra que nosotros venimos a Dios. Nadie viene al Padre si no es por mí. Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo consigo mismo. Jehová mismo estaba por encima de la escalera e hizo a Jacob todas estas promesas. Dios desde el cielo hizo estas promesas y las hizo a Jacob así como Dios ha hecho todas las promesas a su pueblo en Cristo Jesús. Dios en Cristo Jesús y por medio de Cristo Jesús hace todas estas preciosas, estas promesas preciosas. Bendición espiritual de la vida eterna. Promesa de perdón de pecados. ¿Cuántos pecados? Todos tus pecados son perdonados. Las bendiciones que tenemos en Cristo Jesús. No olvides ninguna de sus bendiciones. Él es el que da vida y gloria para su pueblo, para su pueblo escogido y amado, es decir, los que creen a Dios. La promesa de Dios a Jacob y a su pueblo. Noten lo que dice el versículo 15. Estas cuatro cosas Dios le dijo a Jacob y estas cuatro cosas son de bendición para nosotros porque son para nosotros. Primeramente dice, he aquí, yo estoy contigo. En la salvación, Dios no dice, haz esto, haz lo otro. En la salvación, Dios muestra, ya está hecho. Ya está hecho. Hecho está. Consumado es. Yo estoy contigo. En las misericordias del pacto eterno de la gracia, Yo estoy contigo. Yo estoy contigo. Si Dios está con nosotros, dice Romanos capítulo si Dios está por nosotros. Si Dios nos escogió para salvación, porque la elección es para salvación, si Dios nos amó con amor eterno en Cristo Jesús, si Dios es por nosotros, dice Romanos capítulo ocho, quien contra nosotros. En Romanos capítulo 8, versículo 28 dice, y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan bien, esto es, a los que conforme su propósito son llamados. Porque los que antes conoció también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó a estos también llamó la elección, Si Dios está contigo en la elección, si Dios te amó con amor eterno, ¿quién contra ti? Si Dios te escogió, ¿quién contra ti? Si Dios ha predestinado todas las cosas, ¿quién contra ti? Nos predestinó a estos también y amó, y a los que llamó a estos también justificó, y a los que justificó a estos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? ¿Cuál es la conclusión? Si Dios es por nosotros, ¿quién Contra nosotros. ¿Quién contra nosotros? Qué precioso es eso, ¿verdad? Dios le dice a Jacob y Dios dice a su pueblo cuando él se revela, yo estoy contigo. Yo estoy contigo. Todo lo que Dios requiere de ti, Dios lo ha dado. Yo estoy contigo. Todo lo que Dios requiere de ti, Él lo ha dado esa es la salvación por gracia y luego dice aquí yo estoy contigo y luego dice y te guardaré aquí está la segunda promesa yo te voy a guardar Ninguno de aquellos que Dios escogió, ninguno de aquellos por quien Cristo murió y ninguno de aquellos que es traído por el Espíritu Santo a la fe en el Señor Jesucristo jamás se puede perder. Jamás se puede perder. Yo te guardaré. Estamos, somos guardados por el poder de Dios mediante la fe. Somos guardados, Dios nos guarda, Dios nos preserva, nos libra del maligno, nos libra del poder de Satanás. Yo te voy a guardar. Y vean la tercera promesa, yo voy a traerte otra vez a esta tierra. Canaan era tipo de la tierra prometida. Y Dios ha prometido que todo aquel que cree en Él tiene vida eterna y va a estar con Él en la gloria. Yo voy a traerte a esta tierra prometida. Cristo, nuestro aval, Él está ahora sentado a la diestra de la majestad en las alturas. Y como Él está tan seguro como la cabeza está allá, su cuerpo va a estar allá juntamente con Él en la gloria. Yo te voy a traer a esta tierra. Esa es la voluntad del Dios Todopoderoso. Padre, yo quiero que aquellos que Tú me has dado estén conmigo. que vean mi gloria y luego la cuarta cosa que vemos en ese versículo 15 y dice no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho qué bueno que no deja la salvación a medias qué bueno que no deja la salvación hace 99% y qué tal si te deja a las puertas de la entrada del cielo y te dice ahora sí a ver si llegas No hay salvación para ninguno. El que comenzó en ti la buena obra la perfeccionará. La perfeccionará hasta el día de Jesucristo. No te voy a dejar hasta que haya hecho lo que te he dicho. Ahí está la seguridad que tenemos. La palabra de Dios. Ahí está la base de nuestra fe. Lo que Dios ha dicho en su palabra. Jacob, podemos ver aquí que Él, cuando tuvo esta revelación, él dijo, esto es la casa de Dios. O es decir, donde Dios habita. Cristo, él dijo, es la casa de Dios y la puerta, y la puerta del cielo. ¿Quién es la puerta? Cristo Jesús. ¿Dónde habita Dios? Toda la plenitud de la Deidad mora, habita corporalmente en el Señor Jesucristo. Jacob llamó aquel lugar Betel, casa de Dios. Y Cristo Jesús es la casa de Dios. Cristo Jesús es la casa de Dios. Cristo Jesús es donde Dios, toda la plenitud de la Deidad habita o mora corporalmente. Y Él nos ha hecho uno con el Señor Jesucristo. De tal manera que nosotros, su pueblo, unidos a Él, nosotros somos la casa de Dios. la morada de Dios. Casa de Dios es donde Dios está. Donde Dios habita. Donde Dios se revela. La entrada al cielo, la puerta. Y notan, Jacob, él dijo, el Dios hizo un voto diciendo, si fuera Dios conmigo, dependiendo de Dios, en versículo 20, si Dios va conmigo y él me guarda en el viaje en que voy, Esto está hablando de dependencia, ¿verdad? Si él va. Dios ya le había dicho lo que él va a hacer. Pero él dice si él lo hace. Si él lo hace. Y es la verdad. Dios ha dicho lo que él va a hacer. Y esa es nuestra confianza. Nuestra única esperanza. Lo que él ha dicho. Y sabemos que si depende de nosotros, nadie va a ser salvo. Aún así, nosotros venimos voluntariamente. El pueblo de Dios, Él llamó a ese lugar la casa de Dios. A la revelación de Dios, Él obedeció. Dice la palabra de Dios, tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder. El Señor Jesucristo trae a los suyos Nadie que no sea de él puede venir a él, ninguno puede venir a mí si el padre que me envió no le trajere, yo le resucitaré el día postrero. Pero todos, todos los que son los hijos de Dios van a ser enseñados. Y aquí Jacob fue enseñado. Y nosotros en la palabra de Dios somos enseñados. ¿Quién es el Señor Jesucristo? ¿Qué es lo que Él ha hecho? Las promesas que Él ha dado. Él ha prometido que todo aquel que viene a Dios por medio de él será salvo. Que el Señor bendiga su palabra.
La casa de Dios
Sermon ID | 102016141188 |
Duration | 49:57 |
Date | |
Category | Sunday Service |
Bible Text | Genesis 28:10-22 |
Language | Spanish |
© Copyright
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