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Marcos capítulo 5 comenzando
con el versículo 21 dice así la palabra de Dios pasando otra
vez Jesús en una barca a la otra orilla se reunió alrededor de
él una gran multitud y él estaba junto al mar y vino uno de los
principales de la sinagoga llamado Jairo Y luego que le vio, se
postró a sus pies y le rogaba mucho diciendo, mi hija está
agonizando, ven y pon las manos sobre ella para que sea salva
y vivirá. Fue pues con él y le seguía una
gran multitud y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía
12 años padecía de flujo de sangre y había sufrido mucho de muchos
médicos y gastado todo lo que tenía y nada había aprovechado,
antes le iba peor. Cuando oyó hablar de Jesús, vino
por detrás entre la multitud y tocó su manto, porque decía,
si tocaré tan solamente su manto, seré salva. Y enseguida la fuente
de su sangre se secó y sintió en el cuerpo que estaba sana
de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí
mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud,
dijo, ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron, Ves
que la multitud te aprieta y dice, ¿Quién me ha tocado? Pero él
miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la
mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había
sido hecho, vino y se postró delante de él y le dijo toda
la verdad. Y él le dijo, hija, tu fe te ha hecho salva, ve en
paz y queda sana de tu azote. Mientras él aún hablaba, vinieron
de casa del principal de la sinagoga diciendo, tu hija ha muerto,
¿para qué molestas más al maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo
que se decía, dijo al principal de la sinagoga, no temas, cree
solamente. Y no permitió que le siguiesen
nadie sino Pedro, Jacobo y Juan, hermano de Jacobo. Y vino a casa
del principal de la sinagoga y vio el alboroto y a los que
lloraban y lamentaban mucho. Y entrando les dijo, ¿por qué
alborotáis si lloráis? La niña no está muerta si no
duerme. y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos,
tomó al padre y a la madre de la niña y a los que estaban con
él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña,
le dijo, Talita, Kumi, que traducido es, niñate, y te digo, levántate.
Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años, y se espantaron
grandemente. Pero él les mandó mucho que nadie
lo supiese, y dijo que se le diese de comer. Amén, hermanos. Hasta ahí la lectura de la Palabra
del Señor. Vamos a pedir su ayuda nuevamente en oración. Nuestro
Dios y Padre, no tenemos ninguna habilidad para bendecir a tu
pueblo. No podemos lograr la edificación,
la instrucción, la reprensión sin tu ayuda. Pedimos entonces
que en esta tarde el Espíritu Santo acompañe a la Palabra que
Él ha inspirado que nos permita ver lo que dice de Cristo, que
nos muestre por la fe a nuestro Señor Jesucristo. Y viéndolo
a Él, oh Señor, sabemos que seremos animados, inspirados, exhortados
a seguir adelante y consolados a la luz de nuestras tristezas,
preocupaciones y ansiedades. Bendícenos pues, oh Señor, porque
dependemos totalmente de Ti, en el nombre de Tu Hijo Jesucristo.
Amén. Un comentarista hace notar que
aquí en Marcos capítulo 5, relata que el Señor Jesucristo está
tratando con casos desesperados. Personas que no tienen esperanza,
quizás se acordarán, ¿verdad?, que al principio del capítulo,
en los primeros 20 versículos, Se trata de un endemoniado, un
endemoniado con una legión de demonios. Nadie lo podía ayudar,
ni siquiera lo podían atar con cadenas. Pero viene el Señor
Jesucristo y no solamente se le puede controlar, él mismo
se controla, regresa a su juicio, se viste bien y da testimonio
de lo que Dios ha hecho. Luego está una mujer con un flujo
de sangre que le ha durado 12 años, que los médicos no le han
ayudado, ha sido reducida a la pobreza por sus esfuerzos de
obtener alivio para su condición. Pero solamente toca el borde
del vestido de Cristo y queda completamente, inmediatamente
sanada. Y obviamente en un sentido el
caso más extremo, una niñita que ya murió. Su corazón no está
latiendo, no hay circulación de sangre, no hay actividad cerebral. Pero cuando el señor le dice
levántate, se levanta y hasta come, camina y come. El Señor
Jesucristo no sabemos qué comió. Pero el Señor Jesucristo está
tratando con casos desesperados y lo que humanamente no se puede
solucionar. Y desde el punto de vista humano
no se puede hacer nada, no hay ayuda, no hay apoyo, no hay remedio. Solamente viene el Señor Jesucristo
y ya todo queda bien. Pues también la porción que leemos
hay dos relatos entretejidos, ¿no? Uno lo nota que comienza
con Jairo y su hija que está enferma, luego viene la interrupción,
por decirlo así, de la mujer con el flujo de sangre, y luego
se regresa a considerar lo que pasó con la hija, la hijita de
este hombre, Jairo. Y los dos relatos están relacionados
no solamente porque uno interrumpe al otro históricamente y también
textualmente, pero porque tienen algunos puntos parecidos. Por ejemplo, como un comentarista
hace notar, Los doce años largos que había padecido esta mujer
con su flujo de sangre correspondían a los doce años breves que había
vivido esta niñita antes de fallecer. Pero también hay un gran contraste.
Aquí está Jairo, líder en la sinagoga, un hombre rico, respetado. Y aquí está una mujer que ha
sido reducida a la pobreza y que por su condición no ha podido
entrar en la sociedad. Están a lados opuestos de la
escala social, por decirlo así. Uno está a la cumbre de la sociedad
y la otra está hasta lo más bajito de la sociedad. ¿Pero qué les
une? lleva a estar en el mismo lugar,
pues es que ambos tienen necesidad de lo que solamente el Señor
Jesucristo puede proporcionar. Ahora digo todo eso como introducción
para poner un poquito el contexto, pero en esta tarde quisiera enfocarme
en las palabras que el Señor Jesucristo dirige al hombre,
al líder de la sinagoga, a Jairo. Hemos predicado anteriormente
de la mujer con su flujo de sangre. Si se han olvidado, pues lo pueden
buscar en Servo Audio, ¿verdad? Ahí está la grabación, por si
gustan. Y no vamos a considerar todo. De hecho, en un sentido no vamos
a considerar el milagro de la resurrección de la hija. Pero vamos a considerar lo que
el Señor Jesucristo dice a este hombre. Pero primero recordemos
la circunstancia. Viene un hombre. se acerca a
Jesucristo, se postró a los pies de Jesucristo y le ruega, le
rogaba mucho diciendo mi hija y sería un poquito más correcto,
más exacto decir mi hijita está agonizando, ven y pon las manos
sobre ellas para que sea salva y Pues aquí hay un padre angustiado,
¿no? Ve a su hija sufriendo, ve a
su hija en condiciones críticas, ve a su hija a punto de morir. Pues él, ¿qué puede hacer? Solamente
acercarse a Jesucristo con esa tristeza, con esa preocupación,
con esa ansiedad. Y se nota que quería a su hija
porque le dice, mi hijita, ¿verdad? Es un término como de cariño.
pero también por su conducta ante Cristo. Llega, se postró
ante Cristo y le rogaba mucho. O sea, sus sentimientos son muy
intensos, son muy fervientes. No viene alguien que dice, bueno,
si te da la gana, puedes sanar a mi hija si quieres, ¿no? Viene
con insistencia, viene con toda esa emoción de su corazón, de
decirle al Señor Jesucristo, mi hijita, la que quiero, está
a punto de morir. Sálvala, pon tus manos sobre
ella para que viva. Es una situación angustiante
de gran aflicción para cualquier padre ver a sus hijos enfermos
y obviamente entre más severa es la enfermedad, pues más la
angustia de los padres, ¿verdad? Y el Señor Jesucristo va con
él. No le dice nada, no le Dice, ay, pues es que estoy muy ocupado,
es que esto, aquello, lo otro. Se va con él. Pero ahora está
este padre y no pueden avanzar bien. El versículo 24 dice, le
seguía una gran multitud y le apretaban, le apretaban de tal
manera que una mujer enferma, una mujer que padecía, de debilidad
podía acercarse a él y tocar el borde de su vestido sin ser
visto. Entonces no debemos de pensar
en el Señor Jesucristo como caminando rápidamente enfrente de una multitud,
pero como rodeado de tanta gente que apenas van avanzando a duras
penas. Pues siendo yo, Jairo, yo me
estaría desesperando cada vez más, ¿verdad? ¿Por qué no se
quita esta gente? ¿Por qué no nos permiten avanzar?
Y luego viene una mujer Y el Señor Jesucristo se para y la
busca y platica con ella. Y pues en un sentido Jairo no
puede experimentar resentimiento, no puede molestarse cuando ella
pide la misma misericordia que él necesita. Pero en vista de
la condición de su hija, ¿cómo se habrá sentido con otra demora
más? Aunque fuera con un buen motivo,
¿verdad? Él pensaba, en su opinión, el Señor Jesucristo tenía que
estar presente y tenía que estar presente dentro de poco para
poder ayudar. Pues cuando es así, cuando es
una situación de emergencia, todo parece tomar mucho tiempo. Parece
que no estamos avanzando. Si les ha tocado en algún momento
ir en ambulancia al hospital, pues saben que aunque la ambulancia
va rápido, no va lo suficientemente rápido para el enfermo o para
sus familiares. Pues cómo estaría de ánimo este
hombre ya. Y luego, Mientras Jesucristo hablaba con
la mujer, llegaron unos mensajeros de la casa de Jairo y le dijeron,
tu hija ha muerto. ¡Qué golpe! Tenía la esperanza,
quizás no muy firme, quizás no muy fija, pero tenía la esperanza
de que Cristo quizás iba a llegar a tiempo. Pero ahora llegan y
le dicen, tu hija ha muerto, ya es muy tarde. Y hasta le dicen,
¿para qué molestas más al maestro? Pues estos mensajeros de su casa
como que no son muy compasivos hacia Jairo, ¿verdad? Hablarle
así diré, tu hija ya murió, deja de molestar al maestro. Como que no le comprenden, como
no saben lo que va a sentir, como que no pueden imaginar que
ya está batallando emocionalmente. Si toman un momento para reflexionar
sobre esto, para pensar cómo se sentirían si ustedes estaban
viviendo lo que Jairo vivió, pues creo que verán que tuvo
motivos de ansiedad, tuvo motivos de miedo, tuvo motivos de desesperación. Estaba afligido. Y en este momento,
el Señor Jesucristo le dio un mandamiento Le dijo, no temas,
cree solamente. No temas, cree solamente. Bueno, el Señor Jesucristo ve
la necesidad, ¿verdad? Como con la mujer, él vio la
necesidad, no solamente de sanarla, pero también de hablar con ella,
de que ella supiera, ¿verdad?, que él sabía lo que había sucedido,
que él aprobaba su acción, que él confirmaba su fe, que él le
restauró a su posición dentro de la sociedad, como el Señor
Jesucristo pudo ver todo eso en el caso de la mujer. Pues
aquí, en el caso de Jairo, él sabe, no solamente necesita ayuda
para su hija, también necesita ayuda para su espíritu. Proverbios
dice, ¿verdad?, que el espíritu del hombre sostendrá su enfermedad
o su debilidad, pero un espíritu herido, ¿quién puede aguantar? Con esta noticia el espíritu
de Jairo está a punto de desmayar y en ese caso, en ese momento
el Señor Jesucristo le dice, no temas, cree solamente. Ahora hermanos, este es un mandamiento
que se da muchas veces en la escritura en una versión una
traducción de la Biblia, por ejemplo, ese mandamiento de no
temer aparece como 71 veces. O sea, es algo de que se repite
y de hecho creo que es el mandamiento que más se repite de todos los
mandamientos que Dios nos da. No es el primer manamiento en
el primero que se nos da, no es el primer manamiento en el
sentido que recopila a todos los demás, pero en un sentido
es el primer manamiento, es el manamiento que más se repite. No teman, solamente crean. Bueno, el Señor Jesucristo, ¿por
qué lo dice? ¿Por qué la Biblia lo enfatiza
tanto? Pues porque somos muy aptos a temer. Y con razón, uno
podría decir, ¿verdad? Pasan cosas malas. Pues sí, ¿verdad? Aquí está esta mujer con su flujo
de sangre por 12 años. Hay enfermedades crónicas, hay
condiciones que van de mal en peor. A su enfermedad se tuvo
que agregar pobreza, se tuvo que agregar lo que sufrió por
mano de los médicos. Se tuvo que agregar su aislamiento
dentro de la sociedad. Aquí está este hombre, su hija
está enferma y luego se agrega que ya murió. Hay muerte, hay
accidentes. Personas mueren, fallecen, uno
podría decir, antes de su tiempo. Sabemos que todo está bajo el
control de Dios, ¿verdad? Pero hablando simplemente en
términos humanos... Pues la muerte siempre es triste,
pero no es tan triste cuando una persona muere en plena edad,
lleno de días, con muchas experiencias, habiendo llevado una vida buena,
pues uno dice, bueno, todos tenemos que morir y mejor morir así.
Pero ser cortados antes de comenzar a vivir en un sentido, fallecer
a los 12 años, Eso es una tragedia. Toda muerte es una tragedia,
pero esa es una tragedia inusual, una tragedia que no acostumbramos
y que pesa más. Entonces el Señor Jesucristo
no dice que no temamos porque nada malo sucede. En un sentido
podríamos decir que es muy racional, que es lógico tener miedo. Pero de todos modos dice, no
temas. ¿Cómo es posible? Pues es crítico
notar que se agrega también, cree solamente. No es cuestión
de probabilidades. No es cuestión de decir, bueno,
a la mayoría de la gente no les pasa nada tan feo, ¿verdad?,
como lo que temen. Bueno, podría ser cierto. Es
cierto que por temerlo no lo podemos prevenir y entonces estamos
desperdiciando energía, pero No se dirige a eso el Señor Jesucristo.
La respuesta al miedo, la respuesta al temor, no es la estadística,
no es el tranquilizarnos, no es el dejar de tener sentimientos,
no es el intentar ocultar la realidad que la vida es difícil
y pesada y que sí pasan tragedias. La respuesta es la fe, el creer. ¿Y eso por qué? Bueno, porque
no estamos creyendo que todo va a salir bien inmediatamente,
¿verdad? Que todo va a ir conforme a nuestro
plan. La fe es la respuesta al miedo
porque estamos confiando en una persona. Estamos confiando en
el Señor Jesucristo, a final de cuentas. Sabemos que Él está
en control de todo, sabemos que todo ha sido sujetado a Él, que
Él tiene el señorío, el dominio universal, y entonces confiamos. Y aunque las cosas parecen marchar
de mal en peor, pues como hemos puesto nuestra confianza en Él,
como pertenecemos a Él, no, no, no se va a olvidar de nosotros,
no va a fallar en compasión, no va a fallar en poder tampoco. Aquí no hay ninguna pregunta
acerca de si el Señor Jesucristo puede ayudar a la niña, ¿verdad? Jairo tiene el ejemplo que acaba
de sanar a la mujer. No hay pregunta acerca de su
disposición para ayudar porque anda en camino para ayudar. La
pregunta es si va a llegar a tiempo o no. Y en el mero momento que
parece que no va a llegar a tiempo, el Señor Jesucristo le dice,
no temas, cree solamente. No le dice lo que va a hacer,
pero sí le dice que no temas. Hermanos, esa misma palabra,
ese mismo mandamiento nos llega a nosotros. ¿Qué es lo que temen? ¿Qué es lo que les preocupa?
¿Qué no les permite dormir cuando les llega la mente, verdad? En
la noche. Se han preparado, se acuestan. Ay, están a punto de dormir y
de repente entra un pensamiento en la cabeza y ya están bien
despiertos porque están bien preocupados. En ese momento hay
que confiar. Hay que confiar en la persona
en el corazón, en el plan, en el propósito de nuestro Señor
Jesucristo. Ahora, a veces tomamos este mandamiento
y como que nos golpeamos con este mandamiento, como si fuera
algo dado para afligirnos más. Ay, mira, soy un mal cristiano,
siento ansiedad, siento temor, siento tristeza, sí me preocupo.
Bueno, no defiendo que nos preocupamos, ¿verdad? Porque el mandamiento
dice, no temas. Pero el mandamiento no está diciendo,
no sientan nada. De hecho, se dice en los Salmos,
cuando tengo miedo, cuando me espanto, cuando me preocupo,
confiaré en ti. Lo pueden leer en el Salmo 56. O sea, esperamos ser afligidos,
esperamos sentir cosas feas que quisiéramos no sentir. Pero la
pregunta es, ¿qué hacemos con eso? ¿Nos metemos en eso? ¿Nos sumergimos en eso? ¿Pedimos
que vaya creciendo y amontonándose hasta llevarnos a la desesperación?
¿O con ese miedo, con esa preocupación, con esa ansiedad nos dirigimos
hacia el Señor? ¿Recordamos quién es Él? y confiamos,
tranquilizamos nuestro propio corazón recordando que nuestro
Señor Jesucristo es suma y completamente confiable. A veces decimos, bueno,
soy un mal cristiano porque tengo ansiedad. Bueno, no es que uno
diga, ay, qué bueno que tengo ansiedad, ¿verdad? Pero Cristo
no lo dice en forma de mandamiento. para agobiarnos más. Cristo lo
dice en forma de mandamiento para nuestro bien. Porque, hermanos,
o sea, viendo las posibilidades dentro del mundo, no podría decir,
no, no, no, me tengo que preocupar, tengo que pasar horas y horas
en ansiedad acerca de esto, aquello y lo otro, para descubrir la
mejor manera de prevenirlo, para estar atentos y alertos para
que no suceda. Uno podría defender el miedo
y la preocupación, ¿verdad? Pero cuando así estoy, cuando
digo, ay, no, es que si no hago esto perfectamente bien, va a
resultar en un desastre. Hay una autoridad mayor que la
autoridad de mi propia mente. La autoridad de nuestro Señor
Jesucristo que dice, no teman. Y entonces puedo decir a esa
voz interna que tengo, que me dice, ay, las cosas van a salir
mal, con la autoridad de Cristo, no temas. Hermanos, este mandamiento
es un mandamiento de misericordia. Es una manera en que vemos que
el Señor Jesucristo comprende nuestra debilidad y es compasivo
hacia nosotros. No dice, ay, si fueran lo que
deben de ser, no sentirían miedo. Comprendiendo que Jairo ahora
va a sentir este golpe mortal hasta su alma, le dice, no temas,
solamente cree. Pero hermanos, este mandamiento
también es muy práctico en este sentido de que El Señor Jesucristo
entiende que no podemos apagar el miedo, ¿verdad? Como si fuera
una de estas luces que voy, lo prendo y luego lo apago, ¿verdad?
Y queda apagado. Uno no puede apagar un sentimiento,
una emoción de esa manera. Uno tiene que reemplazarlo con
otra cosa. ¿Qué puede reemplazar el miedo?
¿Qué puede reemplazar la ansiedad? solamente la fe, la confianza
en el Señor Jesucristo, a la luz de quien es, a la luz de
lo que ha hecho para nosotros, a la luz de su corazón tierno
y amoroso hacia nosotros, puedo decir, ah bueno, no me es necesario
temer, voy a reemplazar el miedo con la confianza en Jesucristo. Bueno, No podemos concluir nuestra
consideración de este capítulo en esta ocasión, pero podemos
agregar esto todavía. Cuando llegaron a la casa, el
Señor Jesucristo dijo a los que ya habían comenzado con el funeral,
con las lamentaciones funerarias para la niña difunta. Les dice,
versículo 39, ¿por qué alborotáis si lloráis? La niña no está muerta
sino duerme. ¿Y cómo respondieron? Se burlaban
de él. Pues no sé hasta qué punto hayan
sido muy sinceros en sus lamentaciones. O sea, si yo sentía gran tristeza
por la muerte de una niña, creo que no voy a pasar inmediatamente
a burlarme de otra persona, ¿verdad? Parece algo incoherente si mi
tristeza es profunda, ¿verdad? Y genuina. Pero a lo mejor hayan
sido... Lamentadores profesionales, ¿verdad? Que a eso se dedicaban a clamar
y alborotar cuando había una muerte. Sabemos que existían
en Israel, ¿verdad? Y desde los tiempos de Jeremías
en adelante. Pero noten esto. El mundo se
burló de Jesucristo y de su palabra. Y si nosotros decimos que caminamos
por la fe, si nosotros decimos que lidiamos contra la ansiedad
y el miedo, por la fe, pues también de nosotros se van a burlar.
O sea, si yo digo, pues todo va a estar bien, el Señor Jesucristo
está en control, ¿a poco los del mundo no se van a burlar
de mí? Ay, ese fanático religioso, ¿verdad? ¿Cómo puede decir eso? Hay ateos que se burlan de nosotros
porque hay cáncer infantil, ¿verdad? Y dicen, ay, bueno, si tu Dios
fuera tan bueno y tan poderoso, no existiría tal cosa, ¿verdad?
Se burlan de nosotros. Se burlaron de nuestro Señor
Jesucristo. Porque el mensaje del Evangelio,
la realidad de Cristo, parece una locura a los mundanos. Pero
igual podríamos decir que para nosotros su estilo de vida, sus
decisiones, sus prioridades nos parecen una locura. ¡Qué locura
vivir para este mundo y no pensar qué es lo que va a suceder cuando
muera! ¡Qué locura buscar placer aquí y no estar listos para el
juicio! ¡Qué locura pensar, estar bien,
sin conocer al Salvador que puede limpiarnos de nuestros pecados! La fe puede ser que provoque
que el mundo se burle de nosotros. Pero ¿qué importa, hermanos?
La fe es en nuestro Señor Jesucristo. En Él encontramos un motivo para
no temer y también un motivo para resistir con gran indiferencia
el desprecio. de los mundanos, que se burlen
de nosotros, ¿verdad? ¿Qué más da? Conocemos a Aquel
que es Señor de vida y de muerte, conocemos a Aquel que sí resucitó
a la hija de Jairo, conocemos a Aquel que fue crucificado por
nuestras ofensas y quien resucitó para nuestra justificación. En
Él, conociéndolo a Él, ese mandamiento de no temer tiene sentido. pues que Dios nos ayude a tener
tal confianza en Cristo que podamos comenzar a obedecer este mandamiento
de no temer. Amén.
Confianza o desconfianza
Series Marcos
Cristo le dice a Jairo que no tema, no porque no suceden cosas malas, pero porque la presencia de Cristo es motivo suficiente para confiar.
| Sermon ID | 1010221852366442 |
| Duration | 28:53 |
| Date | |
| Category | Sunday - PM |
| Bible Text | Mark 5:21-43 |
| Language | Spanish |
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