00:00
00:00
00:01
Transcrição
1/0
Buenos días, amados hermanos, personas que nos visitan, agradecidos de que estemos reunidos dándole la honra y la gloria al que resucitó, al que mora, vive por los siglos de los siglos. Y qué bendición que aquellos que hemos creído en él viviremos para siempre en su presencia. Hoy estaremos viendo una prédica suelta, no de la serie de Primera de Juan, debido a que tenemos bautizo. Ya tenía mi prédica lista, pero como ustedes saben yo tengo un tiempo específico, tenía que hacer una prédica más corta. para que nos dé el tiempo de salir de aquí e irnos al bautismo. Pero también el tema es relevante. Hoy estaremos viendo la resurrección de Cristo, un mismo evento, dos reacciones diferentes. En esta mañana hemos hecho este alto de Primera de Juan y estaremos viendo este tema. Estaremos viendo la reacción de cada uno de los personajes que aparecen en la historia de Mateo capítulo 28. Ahí veremos cada uno cómo actúa ante un mismo evento. Otros fueron testigos del Cristo, hicieron la voluntad de Dios. Otros fueron tergiversadores de la palabra, chantajistas, persuasivos y mentirosos ante este mismo evento. Pero antes vamos a orar y luego vamos a leer Mateo 28. Oremos. Padre bueno, Dios eterno, venimos delante de tu presencia una vez más agradecidos por el privilegio que tú nos concedes de estar reunidos como un pueblo que quiere hacer tu bendita voluntad. Señor, permite que cada persona que está aquí en esta mañana pueda ser bendecido con tu palabra. Dale una doble porción de tu espíritu a tu siervo, quien va a predicar tu palabra, que no sea palabra de hombre, sino palabra tuya. Señor, que cada uno de nosotros podamos ser permeados con esta bendita palabra, para que nosotros podamos escoger la mejor parte. Veremos en esta historia cómo hombres, ante un mismo evento, siguieron siendo peores que como eran. Pero qué bendición que aquellos que eran tus hijos siguieron obedeciéndote a ti. Señor, que en esta mañana haya un antes y un después para cada uno de nosotros. Que podamos aprender de tu palabra, que seas tú bendiciéndonos de manera muy especial. Queremos orarte por Ana, por Pilar, que van a ser bautizadas, que han tenido la valentía y la obediencia de presentarse delante de ti y decirme aquí, yo quiero cumplir con tu palabra, quiero ser bautizada. Señor, bendice los hermanos también que fueron bautizados en el primer servicio y en el segundo servicio en la parte en inglés. Que cada uno de nosotros aprendamos en este día a amarte más, a hacer tu voluntad. Guárdanos y bendícenos, derrama tu gracia en medio nuestro. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. Mateo capítulo 28 Dice la palabra de Dios Pasado el día de reposo al amanecer el primer día de la semana vinieron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y hubo un gran terremoto por un ángel, porque un ángel del Señor descendiendo del cielo y llegando removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago y su vestido blanco como la nieve. Y del miedo de él, los guardias se quedaron como muertos. Mas el ángel respondiendo dijo a las mujeres, no temáis vosotras porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor e id pronto y decid a sus discípulos que has resucitado de los muertos y he aquí va delante de vosotros a Galilea allí le veréis he aquí os lo he dicho entonces ellas saliendo del sepulcro con temor y gran gozo fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos y mientras iban a dar las nuevas a sus discípulos Y aquí Jesús les salió al encuentro diciendo, salve. Y ellas acercándose abrazaron sus pies y le adoraron. Entonces Jesús les dijo, no temáis, id, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a Galilea, y allí me verán. Mientras ellas iban, he aquí unos de la guarda fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. Y reunidos con los ancianos y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, diciendo, Decid vosotros, sus discípulos vinieron de noche y lo hurtaron, estando nosotros dormidos, Y si esto lo oyera el gobernador, nosotros le persuadiremos y os pondremos a salvo. Y ellos tomaron el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy. Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús le había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron, pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo, Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amén. Lo primero que nosotros notamos que dice la palabra de Dios en estos textos, en estos versículos que hemos visto, pasado el día de reposo, aquí equivale el día de reposo al sábado, de manera que el amanecer era el primer día de la semana, era el domingo. Por eso la iglesia se reúne el domingo y no el sábado como en el Antiguo Testamento. A partir de ahí nosotros vemos en hechos como la iglesia cada vez que estaba reunida era el primer día de la semana. Por eso hay personas que siguen reuniéndose al día de hoy sábado, pues se quedaron en el pasado. Porque la palabra de Dios nos enseña que en la resurrección de Cristo fue el primer día de la semana. A partir de ahí la iglesia se reúne el primer día de la semana, que es el domingo. Las primeras en llegar, el segundo punto que vemos, que las primeras en llegar fueron dos mujeres, dice la palabra de Dios, a ver el sepulcro. Fíjense que interesante que ellas no fueron a ver el Señor, ellas fueron a ver el sepulcro. ¿Por qué? Porque el Señor le había dicho que al tercer día, después de muerto, él iba a resucitar. Estas mujeres creyeron a la palabra de Dios y ellas no fueron a ver a Cristo. Ellas fueron a ver el sepulcro. Ellas fueron a ver lo que Cristo le había dicho, ya el sepulcro vacío. Y fueron muy de mañana. Amados hermanos, qué importantes son las mujeres para la palabra de Dios. A veces se pinta la Biblia como que Dios es un Dios machista. Amados hermanos, nada que ver con machismo. Dios es un Dios que ama a cada uno, a hombres, mujeres, de manera igual. Pero las mujeres, miren la preponderancia que tienen. Dos mujeres fueron las primeras. ¿Por qué no estaban los discípulos ahí? Ellos estaban reunidos en un sitio y las mujeres fueron las que fueron muy de mañana. Eso quiere decir la diligencia y lo diligente que son las mujeres. Dos mujeres fueron las primeras en ir a ver el sepulcro. Pero dice la palabra de Dios que hubo un gran terremoto. Un ángel del Señor removió la piedra y se sentó sobre la piedra. En cuarto lugar, nosotros vemos un miedo paralizante. Vamos a ver dos tipos de miedo. El miedo que tuvieron las mujeres combinado con gozo, pero no se paralizaron. Ellas tuvieron temor, pero no se paralizaron. Pero vemos que dice la palabra de Dios que los soldados quedaron como muertos. O sea, ellos quedaron atónitos de ver lo que estaba aconteciendo allí. Este es un miedo paralizante. Los guardas temblaron y se quedaron como muertos. Ese miedo pudo haber sido, primero, por el gran terremoto, por el aspecto del ángel, cuyo aspecto era como de un relámpago. Imagínense esta escena. Estos hombres estaban preparados para lo que iba a acontecer ahí. Acuérdense que versículos anteriores, y lo pueden leer en su casa, si se van al versículo 27 hay algunos versículos que nos hablan específicamente donde nos dicen que los ancianos y los fariseos y todos los enemigos de Cristo fueron delante del gobernador y las autoridades y le dijeron pongan soldado a la tumba, pongan soldado a la tumba porque sus discípulos pueden robarse el cadáver. Si Él resucita, pongan gente ahí, no vaya a ser que se los roben y digan que resucitó. Ese es un loco. Ese es el concepto que tenían de Cristo. Que Cristo era un loco. Que Cristo era alguien que estaba diciendo algo que no iba a acontecer. Pero ellos quisieron asegurarse diciendo, pongan guardas, pongan personas que cuiden esa tumba, no vaya a ser que se roben el cadáver y después entonces vengan con la historia de que ah, resucitó el Señor. Quiere decir que esos soldados que estaban ahí, ellos sabían lo que podía pasar. Cuando ellos vieron el acontecimiento, ¿qué ustedes creen que pasó? Temblaron. Yo me imagino que desde que lo pusieron en guarda estaban temblando, porque ellos dijeron, no sabemos lo que aquí va a pasar. Pero de repente viene un gran terremoto, y no solamente un gran terremoto. Viene un ángel del Señor, y mírenle el aspecto que tiene, con vestiduras blancas y parecía un relámpago, un rayo. Era algo que para verlo era difícil y de repente mueve la piedra y se sienta sobre la piedra. Estas mujeres cuando llegan ven este espectáculo, pero ven dos soldados o los soldados que estaban ahí petrificados como muertos. Estaban respirando pero parecían muertos. Eso es lo que nos describe la palabra de Dios. Y nosotros vemos este miedo paralizante. No sabemos, el texto no nos lo dice, aunque sí nos dice por el aspecto, por qué el miedo. Pero lo que sí sabemos es que a quien consuela el ángel es a las mujeres, no a los guardas. Noten cómo la palabra de Dios dice en el versículo 5. No temáis vosotras. En otras palabras, el ángel no está consolando a los soldados. ¿Quiere decir que esos soldados fueron desechados? No, eso no es lo que quiere decir. Porque nosotros vemos que en la Cruz del Calvario hubo uno de los soldados que introdujo la lanza, que dijo verdaderamente, este es el hijo de Dios. Posiblemente se convirtió. No lo sabemos, el texto no nos dice más de ahí. Pero nosotros sabemos que a quien Dios, a quien el ángel consuele a las mujeres, No a los guardas. Quizás los guardas se quedaron para más tarde. Quizás después de ello vender al señor también por dinero y hablar mentira. ¿Quién sabe si se convirtieron? Eso no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que el ángel consuela a las mujeres. Amados hermanos, eso nos sirve a nosotros de mucho. Llegará un momento en la historia de cada uno de nosotros que partiremos de este mundo y quienes recibiremos consuelos somos aquellos que hemos creído en Cristo. Porque la Biblia lo dice, no porque es un invento de nosotros. Pero habrá algunos que no tendrán ningún tipo de consolación. Eso es grave. Eso es grave. Y si tú estás aquí este día porque estás invitado aquí, es para que tú reflexiones con relación a lo que es la vida eterna. Amados hermanos, no se trata de un juego. No se trata de un asunto de que yo vivo esta vida como yo quiera y después, ah no, todos vamos a ser salvos. Eso no lo dice la Biblia. Y notemos aquí como este texto es específico. Como dice, no temáis vosotras, en otras palabras, le trae consuelo, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. Estos soldados estaban ahí, pero ellos no estaban buscando a Jesús. Ellos estaban cuidando la tumba de que no se robaran a Jesús. Estas mujeres fueron a la tumba buscando que esa tumba estuviera abierta. Que esa tumba, que ya el Señor no estuviera ahí. Porque ellas creyeron a su Señor. Luego, en el versículo 6 les dice, ha resucitado lo que ellas esperaban escuchar. Lo que ellas esperaban escuchar. Ha resucitado y las invitó a que vieran la tumba vacía. Luego les envía a dar las buenas nuevas a sus discípulos que ha resucitado de los muertos. Y les dice, vayan a Galilea. Nosotros vemos como estas mujeres no fueron buscando el lugar donde Cristo estuvo para quedarse ahí adorando ese lugar. No dicen en ningún momento que ellas se arrodillaron delante de la tumba y oraron. Pero tampoco dicen que a partir de ahí se empezó a adorar el sudario de Turín. Hay un sudario que tiene la iglesia católica de adoración. Nuestro Señor no es un Dios de adoración muerta. Nuestro Señor resucitó al tercer día, está sentado a la diestra de Dios Padre y le adoramos porque es Dios. No adoramos un manto, no adoramos una cruz que fue el símbolo de la maldición donde Él fue crucificado. Nosotros adoramos al mismo Dios hecho hombre. Amados hermanos, estas mujeres no se arrodillaron, se quedaron ahí y dijeron, esta es la tumba santa. Y a partir de ahí hicieron una iglesia en ese sitio. Eso no es lo que dice la palabra de Dios. Mientras los soldados estaban cuidando ese lugar, las mujeres fueron a adorar a su señor, a ver el milagro que él había dicho que iba a acontecer. Amados hermanos, y aconteció. Y aconteció. Dios es Dios y no hombre para que mienta. Lo que Él dijo se cumplió al pie de la letra. Lo que se dijo en el Antiguo Testamento, todas las profecías que se dijeron de Él se cumplieron perfectamente al pie de la letra. Amados hermanos, ¿se seguirá cumpliendo esa profecía? ¿Se seguirá cumpliendo que tú y yo cuando partamos de este mundo iremos a la presencia de Cristo? Por supuesto que sí. Por supuesto que sí. Dios es un Dios veraz. No es un Dios que él varía. No tú y yo variamos. Dios no varía. Dios es inmutable. Dios es eterno. Dios es Dios. En el versículo 8 nosotros vemos la actitud de las Marías. Porque dice que había María Magdalena y la otra María. No se sabe cuál de las Marías. En la Biblia aparecen varias Marías. Sin embargo, dice María Magdalena. Se supone que María Magdalena fue la misma mujer que derramó su pote de alabastro puro delante de él y lo adoró. Un momento de adoración muy especial de esta mujer. Los pies de un hombre es lo más bajo que tiene el hombre. Pero no solamente eso. Eran pies que no eran pies que iban caminando por los sitios con zapatos como los que tenemos tú y yo, con tenis. Eran chancletas, eran sandalias que utilizaban. Y eran sitios donde no estaban pavimentadas los lugares donde ellos caminaban. Eran sitios de piedra, eran sitios de tierra. Y esos pies, cuando llegaban a una casa de visita, eran unos pies que estaban polvorientos, sucios, posiblemente muy sudados también. de tanto caminar, del calor que hace en esa zona. Y cuando llegaban a una casa, era una costumbre de aquellos que estaban en la casa venir y lavarle los pies. Por eso Cristo le lavó los pies a los doce. Por eso Cristo lo hizo. Porque llegó a una casa y nadie le lavó los pies. Y dice el Señor, yo lo voy a hacer, y lo hizo él. Un ejemplo de humildad. Pues cada uno lo que hacía era eso. Esta mujer, un pote de alabastro puro, que era el equivalente a lo que vale ese perfume puro de Nardo. El valor de eso era lo que trabajaba un jornalero durante todo un año valía ese perfume. Y esta mujer derramó ese perfume y lo derramó y ungió los pies del Señor. Por eso Juda y Icariote, que era ladrón, no que se estaba preocupando por la obra de Cristo, sino porque era ladrón y sustraía de lo que se recolectaba. ¿Cuál es la expresión? Si esta mujer supiera el valor no derramar ese perfume y lo diéramos a los pobres. Dice la Biblia, no lo dijo porque él amaba a los pobres, sino porque era ladrón. Y él lo que sabía era que de ahí se iba a robar una gran parte. Y el señor que le dice, déjenlo, ella lo está haciendo para mi sepultura, ella se está preparando para lo que viene después. Pero no solamente eso, después que derrame ese pote de alabastro puro, de ese perfume, seca los pies del señor nada más y nada menos con lo que las mujeres pueden salir de cualquier forma, pero no sin peinarse muy bien. Con su pelo, con su pelo, con lo más alto que ella tenía, con su pelo. una señal total de humillación. Esas eran las dos Marías que estaban ahí. Y esas dos mujeres fueron las primeras en llegar. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor reverente y con gran gozo, que sólo Cristo de ese gozo. Acuérdense que el temor tenían los soldados paralizantes. Estas mujeres tenían un temor, el temor que uno tiene de venir a la presencia de Dios. pero con gozo. Fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Ellas no salieron como muchos de nosotros. Hoy toca para la iglesia, ay, a pararme y cambiarme, a ir a la iglesia. Amados hermanos, no. Estas mujeres salieron corriendo. Me imagino a la gran velocidad que iban por dar tan importante noticia. Yo me imagino cómo iban corriendo, sin pensar en la otra, sino yo quiero llegar primero. Yo me imagino esa escena. Amados hermanos, tenemos que tener imaginación. Si dice, salieron corriendo porque ya no fueron diciendo, ah, ya resucitó el Señor. No, fue algo dramático, fue un evento muy especial en la historia de la humanidad. Estas mujeres querían ser la primera, no las primeras, la primera vocero en decir, resucitó. ese era el deseo de ellas y por eso dice la biblia salieron corriendo yo me imagino que sin darse cuenta ni con el deseo de hacerlo estaban compitiendo a ver quién se presentaba primero y dijeron y di la noticia y fui yo la primera que la di amados hermanos un evento emocionante y dice que salieron corriendo a los discípulos, me imagino esa gran velocidad probablemente la mente de cada una primaba quien daría esa noticia primero pero inesperadamente se les interrumpió el plan y lo vemos en el versículo 9 ellas iban con esa intención y de repente en el versículo 9 aparece algo diferente Y aquí Jesús le salió al encuentro diciendo, salve, saludos. Yo me imagino el otro susto y la otra tranquilidad por otro lado. De repente van corriendo y le sale este que estaba muerto, que ya tenía tres días de muertos, resucitado. Las primeras en ver al Señor resucitado fueron dos mujeres. Las primeras en llegar al sepulcro fueron dos mujeres. Las primeras en dar la noticia del Evangelio fueron dos mujeres. Amadas hermanas, siéntanse orgullosas. Siéntanse orgullosas. Así como entró el pecado por una mujer al mundo, aunque fue Adán el responsable, fue una mujer. Miren ahí la reivindicación de dos mujeres llegando al sepulcro primero, dos mujeres viendo al Señor resucitado primero, y dos mujeres dando la noticia de las buenas nuevas en el Evangelio. La gloria sea para Dios. Inesperadamente el señor le sale al encuentro, salve, que quiere decir saludo. Al darse cuenta de que era el señor resucitado, ¿qué hicieron? No dudaron, inmediatamente le adoraron y ellas acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron. No lo abrazaron a él, se tiraron a sus pies, como diciendo, señor tú eres lo más grande, si te conocíamos antes, Cuando eras hombre y todavía no habías resucitado y sabíamos que tú eras el Hijo de Dios, ¿cuánto más ahora que vemos que tú has resucitado? ¿Quién ha vencido la muerte? Decía nuestro hermano Rubén al principio, Mahoma está en la tumba. Todos esos que han pasado, que lo tienen como ídolos en diferentes sitios, están en una tumba. Nuestro Señor Jesucristo no tiene tumba. Por lo tanto, no tenemos que ir a Jerusalén, no tenemos que ir a ningún sitio a adorar un cadáver que está ahí. Nosotros adoramos al Dios vivo, nosotros adoramos al Rey de Reyes, nosotros adoramos al Señor de señores. Estas mujeres, amén, gloria a Dios. Estas mujeres adoraron, adoraron al Salvador del mundo. Estas mujeres vieron otra vez a su Señor y Salvador. ¿Y sabes qué, amado hermano? Así como ellas lo vieron, lo veremos tú y yo cara a cara si somos creyentes. Dice la palabra de Dios que ese señor no se hizo una cirugía mientras estaba ahí en ese lugar. El Señor nos hizo una cirugía. El Señor nos mandó a que, mira, cóseme todas las heridas que me hicieron, todo lo que me lastimaron. Ahí hay un sudario de Turín que dice que tiene ciento casillos. ¿Cuántos doscientos casillos? ¿Cuántas punzadas? Amados hermanos, la gente no tiene ni idea de lo que pasó con Cristo. La Palabra de Dios dice que cuando Pilato saca a Cristo y le dice a los judíos, ¡He ahí su Rey! La expresión que dice ahí en el griego, en el hebreo, ¿sabe cuál es? He ahí lo que queda de un ser humano, una bola de sangre. Estaba totalmente desfigurado. La cara no parecía de él. Dice la Biblia que lo único que no se le quebró fue ninguno de sus huesos. Pero hay buenos teólogos cristianos, médicos, que dicen que sus vísceras eran expuestas. ¿Sabe lo que quiere decir eso? Que con los latigazos que le daban en la espalda, cuando venían las uñas de animales y los pedazos de metal que tenía el látigo, le desgarraban la carne y se le veían fácilmente los riñones. Y los pedazos de carne soltaban por todo sitio. Entonces no me vengan a mí a presentar un Jesucristo en una cruz con tres cositas, con cuatro cositas, ahí. No fue desfigurado de tanto golpe que le dieron, eran verdugos. Y ese señor permanece así hasta el día de hoy y tú y yo lo veremos de la misma manera, con un cuerpo glorificado. Eso es lo que dice la Biblia. Por eso le dice a Tomás cuando no cree, dice ven, mete tu dedo sobre mi llaga, pero ya has resucitado. Entonces el Señor Jesucristo se hizo una cirugía. Y ya el Señor Jesucristo, como ahora los artistas, que desde que le vienen tres pliegues de una vez bótox y empiezan a inyectarse, a ponerse, a hacerse cirugía y a etericarse la piel. Nuestro Señor no hizo eso. ¿Y sabe qué? El mejor cirujano del mundo es Él. Te hizo a ti y me hizo a mí. Hizo la humanidad. Él tomó un cuerpo Él mismo. Tomó un cuerpo. El mismo Dios tomó un cuerpo. Él pudo haberse hecho una regeneración para que nosotros lo viéramos. ¡Ay, qué bonito te quedó! No, amados hermanos, el Señor Jesucristo permanece igualito como fue crucificado, así con todas sus marcas, para que tú y yo lo veamos. Estas mujeres adoraron a ese Cristo resucitado. Se tiraron a sus pies, le besaron los pies, lo abrazaron, le adoraron. Ahora bien, una pregunta. ¿Por qué el Señor Jesucristo permitió que le adoraran? Es una pregunta muy importante y la respuesta es porque Jesucristo es Dios. Si no lo fuera, si él fuera un ángel, si él fuera un arcángel, si él fuera simplemente un maestro, él no lo hubiera permitido. Miren lo que nos dice Juan capítulo 12, versículo 3. Juan 12, 3. Y es lo que veíamos ahorita el texto, o más bien lo que citábamos de la María cuando derramó su pote de alabastro, de perfume. Juan 12.3 Acuérdense que hay Juan, pero hay primera de Juan, pero es Juan. Juan 12.3 Dice la palabra de Dios Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro de mucho precio y ungió los pies de Jesús y le enjugó con sus cabellos. O sea que nosotros vemos realmente cómo ella hizo esta dedicación a Dios muy especial. Nosotros vemos que cuando Pilato lo interrogó dudando de quién era en Juan 18, 37, miren lo que pasó. Pilato Miren la interrogante de Pilato respondiendo a lo que decíamos de si Jesucristo no era Dios porque él permitió que le adoraran. Y miren lo que pasó con Pilato. Juan 18, 37. Miren lo que dice Pilato. Pilato entonces le dijo, así que tú eres rey, Amado hermano, detengámonos ahí. Cómo se le está diciendo a alguien que no tiene un reino, ni una corona, ni un trono, que si es rey. Pilato le dice en forma de burla. Entonces tú eres así que tú eres rey. Miren la respuesta de Jesús. Respondiendo Jesús, tú dices que yo soy rey. En otras palabras, tú estás afirmando que yo soy rey. Pero miren lo que añade. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo para dar testimonio de la verdad. pero qué dice después todo aquel que es de la verdad oye mi voz amados hermanos eso es bueno que nos detengamos aquí en esta mañana aquí hay personas que está dispuesta a oír la verdad en esta mañana que hay personas que va a rechazar la verdad en esta mañana que hay personas que van a actuar como las marías adorando a dios en esta mañana que hay personas que se van a quedar como muertos y seguirán muertos y no adorarán a dios y venderán su alma como la han vendido durante toda la vida. Cuando le digan el lunes a su compañero de trabajo que yo estuve en una iglesia, oí el evangelio y vi un bautismo, esa gente le va a decir, te volviste loco. Y esas personas venderán de nuevo o seguirán vendiendo su alma. ¿A quién? Al enemigo de nuestras almas. Por eso decíamos que un mismo evento, aquí vemos dos actitudes de personas que estuvieron ahí. En esta mañana va a pasar lo mismo. Nosotros oramos a Dios que no pase. Nosotros oramos a Dios que cada persona que entró aquí salga diferente a como entró. Y pueda darle y entregarle su vida una vez y para siempre a Cristo. Deja la lucha. Deja esa lucha. Deja esa lucha. Esa lucha te va a llevar a ti a un infierno. Y nosotros vemos como aquí estas mujeres hicieron lo que tenían que hacer. Y nuestra motivación con la predicación de hoy, quiera Dios abrir tu corazón para que tú hagas lo mismo. Nosotros vemos que todo aquel que es de la verdad oye su voz, dice el Señor. Si el Señor Jesucristo hubiese sido un arcángel o un ángel, no hubiera permitido tal adoración. ¿Sabes qué? Ni los ángeles, ni los arcángeles, ni los querubines merecen adoración. Y hay que repetirlo y hay que decirlo porque hay mucha confusión. A los santos yo lo adoro. A aquellos que son ángeles yo lo adoro. Un arcángel con más razón lo adoro. Bíblicamente eso no debe de ser. Por eso nosotros no tenemos un santoral aquí pegado donde nosotros venimos y nos vamos persignando y nos vamos hincando y le vamos orando. Porque la palabra de Dios enfáticamente lo prohíbe. y como yo quiero ser bíblico no que tú salga de aquí diciendo el pastor dijo no vamos a leerlo vamos a buscar vamos a ver cómo nos damos cuenta vamos apocalipsis el último libro de la biblia se le va a ser fácil a los que no están relacionados con la biblia el último libro de la biblia apocalipsis 22 los versículos 8 y 9 apocalipsis 22 ocho y nueve. ¿Qué nosotros vamos a ver ahí? Nosotros vamos a ver ahí a Juan. Juan fue el único de los apóstoles que no murió martirizado, eso es bueno decirlo. Todos los demás discípulos murieron martirizados, todos. Fueron apedreados algunos, algunos fueron aserrados con sierra de mano, en vez de un sinfín, con sierra de mano, como cortaban la madera, fueron cortados en dos. Algunos fueron crucificados boca abajo, algunos fueron apedreados, otros fueron quemados. El único que sobrevivió a ese tipo de muerte fue Juan. Fue Juan. Y Juan aún fue echado en una olla hirviendo y se salvó de milagro. Y murió, y estando en la isla de Patmos tuvo esta revelación del apocalipsis. Y miren lo que le sucede a Juan. Fíjense lo que le sucede a Juan y la actitud que hace Juan por la misma confusión de ver un ángel que viene a él. O sea, un ángel es algo impresionante. Y la actitud de Juan es la que posiblemente tú y yo hubiésemos tenido. Y eso es lo que debemos ver. Miren lo que dice Apocalipsis 22, 8, 9. Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas, y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. ¿Se dan cuenta la actitud de Juan? Se arrodilló delante del ángel que le mostraba estas cosas. Atento a aquellos que son adoradores de imágenes. Pero, el versículo 9, miren el pero. Él me dijo, mira, ¿qué dice? No lo hagas porque yo soy consiervo tuyo de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. ¿Y qué dice al final? ¿Cómo dice? Amados hermanos, no es un invento de nosotros. Es que la palabra de Dios dice que al único que debemos adorar es a Dios. No debemos adorar a santos, ni arcángeles, ni querubines, ni a santos que fueron muertos ya. No, amados hermanos, ninguno de los apóstoles hubiera aceptado la adoración de nosotros porque ellos son consiervos de nosotros. Ningún ángel, ningún arcángel va a aceptar la adoración. Adora a Dios. ¿Por qué Cristo permitió que le adoraran estas mujeres? ¿Por qué Cristo permitió que eso sucediera en diferentes momentos que vemos en la Biblia? ¿Por qué? Porque Él es Dios. Solamente una persona que puede resucitar de su tumba, como Él lo hizo con el poder que lo hizo, es Dios. El único que tiene poder sobre la muerte y la vida es Dios mismo. Cristo es Dios. En Juan 8, 58. Juan 8, 58. Miren aquí otro ejemplo de la Deidad de Cristo. Los judíos, que eran gente quisquillosa y lo siguen siendo al día de hoy, son igualitos, no han cambiado. Siguen tan duros de corazón como lo fueron en aquel tiempo. Y miren cómo esta gente están haciendo una comparación. Como Abraham para ellos era lo máximo, ellos están comparando a Cristo con Abraham. Ellos están comparando a Cristo con Abraham. Es como que tú digas que un general es lo mismo que un raso. sin deseo de menospreciar al raso, pero en orden de prioridad, en orden de mando, el general es el general. Y ellos están comparando a un raso de baja categoría como Abraham, lo están comparando con Cristo, que no solamente es general, es Dios, es Señor de señores, es Dios. Y miren lo que sucede aquí con la respuesta que el Señor da. Juan 8, 58, Jesús ante el cuestionamiento de los judíos y la comparación que hicieron de él con Abraham, diciéndoles a Cristo que Abraham era mayor que él. Esta fue su respuesta. Miren lo que Jesús respondió. Jesús le dijo, de ciertos, de ciertos digo, antes que Abraham fuese, ¿qué dice? yo soy y que quiere decir esa palabra yo soy es la misma expresión usada en éxodo 3 14 en el libro de éxodo 3 14 cuando moisés le cuestiona que le dice ve y dile a faraón que yo te he enviado para que deje salir a mi pueblo Todavía no se había revelado el nombre de Dios. Todavía no se sabía el nombre de Dios. ¿Cuál es la expresión que le dice Dios en la salsa ardiente a Moisés? Lo que le dice cuando le dice en nombre de quien iré delante de Faraón para pedir la liberación de Israel. Miren la respuesta en Éxodo 3.14. Éxodo 3.14. Y respondió Dios a Moisés. Yo soy el que soy. ¿Y qué quiere decir yo soy el que soy? Es una expresión que dice yo soy el que era, yo soy el que sigo siendo, yo soy el que seré. Cuando Cristo le dice yo soy, le está diciendo yo soy ese mismo Dios que habló a Moisés. Yo soy el Dios de la eternidad, yo soy el Dios del pasado, yo soy el Dios del presente, yo soy el Dios del futuro. O sea, la expresión yo soy quiere decir la completa deidad de Dios. Y esa es la respuesta contundente que le da a los judíos, yo soy. Y dijo, así dirás a los hijos de Israel, yo soy, me envió a vosotros. No dice un nombre específico. Dice yo soy, envió a vosotros. Cristo utiliza a estos quiquillosos judíos, le dice lo mismo. Le dice, ya que ustedes conocen tanto del Antiguo Testamento, ¿sabe quién yo soy? Yo soy. Ese mismo yo soy. O sea que yo no soy, no me comparen a mí con Abraham. A Abraham lo hice yo, a Moisés lo hice yo y a ustedes lo hice yo. Amados hermanos, ese es el Dios en que hemos confiado. ¿Qué nosotros vemos? El primer punto, la reacción de las mujeres. Dos reacciones diferentes, como decíamos al principio. El versículo 10 de nuestro texto, cumplir con esa encomienda, o sea, volvemos a Mateo, nuestro texto de base. Entonces Jesús les dijo a esas mujeres, no temáis y dadlas nuevas a mis hermanos para que vayan a Galilea y allí me verán. ¿Qué nosotros vemos de estas dos mujeres? En primer lugar, cómo ellas fueron diligentes para ir a ver lo que Cristo les había prometido, ver la tumba vacía. En segundo lugar, cómo ellas tuvieron la disposición de adorar a Dios Pero en tercer lugar, vemos un acto total de obediencia a Dios. Dios le dijo, vayan a Galilea y den las buenas nuevas. ¿Qué hicieron? Salieron no como nosotros. No como nosotros que le pedimos permiso a un pie para mover el otro con las cosas del Señor. Ellas salieron corriendo. ¿Fueron qué? Obedientes. Dice la palabra de Dios que a Dios le gusta más la obediencia antes que los sacrificios. La tendencia de cada uno de nosotros es hacer sacrificio. Y decíamos en semanas pasadas que vemos muy típico en los religiosos de algunas iglesias, aún evangélicas, que vienen con la cara lánguida después de 10 días o 20 días de ayuno decir, estoy ayunando. Y se dejan las ojeras, se dejan despeinado, no se cepillan la boca y salen así. Para que vean que le está ayunando. Amados hermanos, Dios no quiere ver eso. Dios ve tu corazón. Dios ve tu corazón y por eso la palabra de Dios dice, Dios ama más la obediencia que los sacrificios. Dios no quiere que tú te sacrifices. ¿Sabes lo que Dios quiere de ti y de mí? Que seamos obedientes. Que seamos obedientes. Estas mujeres no fueron a decir, no, yo estoy cansada de correr, mírame las piernas como se me pelaron las plantas de los pies, la chancleta la dejé botada, no. Ellas iban corriendo rápido y quisieron obedecer y dar la noticia primero. Y yo estoy seguro que no llegaron al sitio diciendo, Disípulos, espérense, déjenme coger aire, que me falta el aire. No. Con el poco de aire que le quedaba, yo me imagino ella diciendo, ¿saben qué? El Señor resucitó. Yo me lo imagino. Amados hermanos, usemos la imaginación. Ustedes creen que llegaron allí diciendo, ay, qué sacrificio más grande, tuve que ir muy de mañana, todavía el sol no había nacido, y me tuve que levantar a esa hora para ir a ver si había resucitado Cristo. Y no solamente eso, el espectáculo que me encontré allí con esos soldados, hasta yo me muero de él también. Y mira, me lastimé, corrí. No, no, obedecieron, obedecieron. Vemos entonces en aquellos que son discípulos de Cristo, que quieren servirle a Cristo, obediencia. en segundo lugar y en último lugar en el mismo evento de la resurrección de cristo entonces vemos otro grupo los soldados se encuentran con sus superiores miren lo que pasó con ello que ya lo leímos quienes le sobornaron le dieron dinero diciéndole vamos a comprar la conciencia de ustedes para que digan que no pasó así sino que ustedes se durmieron y vinieron los discípulos y se lo robaron Cambiaron la verdad por una historia ficticia. Ellos, los soldados, aceptaron el soborno para preservar sus vidas, porque si a Cristo se los robaron sus seguidores, lo que le correspondía a ellos, ¿qué ustedes creen que le correspondía a esos soldados? Por haber dejado que robaran a Cristo. Muerte, en ese tiempo, la legislación romana. Si se le escapaba a un soldado, ¿saben lo que pasó? ¿Se acuerdan cuando estaba en la cárcel Pablo? ¿Se acuerdan lo que sucedió? Que el soldado ya se iba a quitar la vida porque tembló, hubo un temblor también y los presos no lo veían porque estaba oscuro. Y dijo, se soltaron los presos, me voy a quitar la vida. ¿Por qué? Porque le correspondía pena de muerte. Entonces, ¿ustedes creen que estos soldados iban a quedar vivos si dejaban que se robaban, se robaran ese cadáver? No, pena de muerte. Y por eso, fíjense entonces, el soborno. Y no solamente cómo lo sobornaron, ellos aceptaron el soborno, por eso la persuasión de parte de los ancianos y sacerdotes y los principales gobernadores. Como vemos al día de hoy, sigue pasando lo mismo, o sea, esta gente le dijeron, hagan ustedes y digan la parte que a ustedes les corresponde, digan que esa gente que se los robaron sus seguidores y déjennos a nosotros los demás, nosotros vamos a hablar con los abogados, con los gobernadores, con los jueces y le vamos a decir a ellos, espérate, hay que darle una oportunidad a esa gente, Porque fue de una manera increíble cómo se robaron ese cuerpo. Al día de hoy, como vemos, siguen existiendo dos tipos de personas. Amados hermanos, nosotros vemos las mujeres que adoraron, nosotros vemos los soldados que fueron sobornados. ¿Cómo te sobornan a ti para no creer en Cristo? Es una buena pregunta. ¿Cómo te sobornan a ti? Porque tú dirás, bueno, pero a mí no me han dado dinero. No te tienen que dar dinero necesariamente. Cada vez que alguien te dice a ti, y tú estás oyendo esa loquera de lo que es el evangelio, y tú estás asistiendo a una iglesia evangélica, ¿tú sabes por qué mucha gente no viene a las iglesias evangélicas? Porque son cobardes. porque son cobardes. Y sabe lo que dice la palabra de Dios en Apocalipsis. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y los hechiceros no entrarán al reino de Dios. Pero la lista no empieza con los asesinos. La lista empieza con los cobardes. El pecado más grande que puede tener un hombre es ser cobarde. El pecado más grande que puede tener una mujer es ser cobarde. Y para ser creyente hay que tener valor. Y no quiere decir que somos más valientes que ninguno. Estas mujeres que estaban ahí, dice la Biblia, que ya tuvieron temor. Los creyentes tenemos temor. Pero el temor que tenemos de Dios es un temor diferente al otro temor. Es un temor reverente. Mientras los soldados quedaron paralizados, nosotros tenemos un temor reverente. Nosotros sabemos que Dios no es cualquier cosa. Por eso nosotros no jugamos al cristianismo. Por eso nosotros no jugamos a lo que se me apareció anoche. Y eso es bueno que lo sepan. Hay iglesias evangélicas y hay evangélicos que dicen, no, yo iba a predicar de tal cosa y anoche se me presentó el señor en mi habitación y me dijo, cambie el tema. Y yo le he dicho a ustedes, amado hermano, el día que me pase eso a mí voy a salir huyendo porque me salió un fantasma, no Dios. Es un jueguito que tienen de que el señor me reveló de manera especial. El señor no revela así, el señor revela a través de su palabra. a través de... o no estamos predicando el evangelio aquí hoy. Amado, dígamelo. No estamos predicando el evangelio. El Espíritu de Dios no está hablando a tu corazón. ¿Qué es lo que necesitamos ver? ¿No necesitamos ver más nada? ¿O nosotros tenemos que ver para creer? Esas son gente que tienen que ver para creer, impresionar a la iglesia. Que el Señor anoche me reveló de manera especial. No, amados hermanos, el Señor nos revela a nosotros a través de su palabra. y nosotros le oramos a Dios y no queremos decir ni queremos minimizar la obra de Dios. Si bien es cierto que ahí se aparece un ángel bien, bien determinado que ellos lo vieron, no es menos cierto que al día de hoy esa no es la forma que Dios está utilizando. Porque el Señor dice la palabra de Dios cuando se terminó esto, la última palabra de Cristo en la cruz que dijo, consumado es. ¿Sabe lo que quiere decir? Todo está escrito, todo está listo ya para que se cumpla todo. Ya yo cumplí con lo que tenía que hacer. Con la crucifixión, con la muerte de Cristo y la ascensión de Cristo al cielo se consumó todo. Ya no tenemos que esperar más que la segunda venida de Cristo. Entonces, a veces se juega esto dentro de las iglesias evangélicas. Y se juega el asunto de que tuvo una revelación muy especial. Esa no es la forma que Cristo utiliza. Estas mujeres fueron obedientes. Estos hombres, no. Estos hombres aceptaron el soborno. Nosotros podemos aceptar el soborno como la manipulación. Familiares que nos dicen a nosotros, no, no te metas a eso. Hay esposos que le dicen a la esposa, el día que te conviertas, ese día estamos juntos. Bueno, tú debes aceptar el soborno de tu marido o tú debes aceptar la gracia de Cristo. Tan sencillo como eso, tu marido se va a morir y tú te vas a ir al infierno si no aceptas a Cristo. ¿Qué tú prefieres? ¿Cuál es mejor, Cristo o tu marido? ¿Cuál es mejor, Cristo o tu mujer? ¿Cuál es mejor, Cristo o tus hijos? ¿Cuál es mejor, Cristo o tus padres? ¿Qué es mejor para los jóvenes, Cristo o tus amigos? tú escoges, si quieres el soborno ya tú sabes lo que tienes que hacer, déjate sobornar y seguir sobornando. Si no lo quieres, haz lo que tienes que hacer. Los que aceptan el soborno y la persuasión como estos soldados, con sus conciencias, con tal de agradar a los hombres, con tal de agradar a familiares, con tal de agradar a superiores, Y en última instancia, al orquestar estas voces falsas y agoreras, le dan la honra y la gloria al padre de mentira, al homicida Satanás. Ahí vemos dos formas de actuar ante la misma resurrección. Los que obedecieron a Dios y los que le dieron la honra a Satanás una vez más. Finalmente, la resurrección de Cristo produce hoy también del mismo evento dos reacciones. Reacción de adoración y reacción de rechazo a Cristo. Reacción de adoración, reacción de yo ser sobornado por la gente y por aquello que me sobornan. Una última pregunta o dos preguntas. ¿Con cuál te identificas? ¿Con los soldados corrompidos o te identificas con los discípulos fieles de Cristo Jesús? Quiera Dios en esta mañana haber hablado a tu corazón. para que tú puedas tomar una decisión sabia, una vez y para siempre. Y no te presentes delante del tribunal de Cristo y delante del juicio de Dios diciendo, a mí no me dijeron que yo debía hacerlo, sino que tú has sido hoy persuadido a que creas en Cristo Jesús y lo aceptes como Señor y Salvador. Y si eres un creyente, amado hermano, no le pidas permiso a un pie para mover el otro. Sé tan diligente como las marías. Sé tan diligente para hacer la voluntad de Dios. El pueblo de Dios no es un pueblo estático, es un pueblo que está caminando constantemente haciendo la voluntad de su Señor y Salvador. Vamos a orar. Padre bendito Señor y Dios, una vez más venimos delante de tu presencia dándote gracias por tu amor, por tu cuidado, por tu misericordia. Te pedimos, Señor, que seas con nosotros, que sigas haciendo tu voluntad en nuestras vidas. Bendícenos, Señor, de manera especial. Bendice el tiempo que vamos a tener del bautismo ahora. Y te pedimos que tú nos bendigas en todo lo que resta del día y de la semana. Alabado sea tu nombre, sigue haciendo la obra en medio nuestro. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.
La Resurrección de Jesucristo
Série Sermones individuales
En esta ocasion estaremos viendo
ID do sermão | 49231458421859 |
Duração | 48:05 |
Data | |
Categoria | Culto de Domingo |
Texto da Bíblia | Mateus 28 |
Linguagem | espanhol |
Documentos
Adicionar um comentário
Comentários
Sem comentários
© Direitos autorais
2025 SermonAudio.