00:00
00:00
00:01
Transcrição
1/0
Bueno, el mensaje que hoy voy a compartir con ustedes, tengo que decir en principio que me estaba resistiendo a compartirlo. En principio antes de estudiarlo decía, creo que tendría que buscar algo más relevante y después de leer algo, sinceramente, Tuve que pedirle perdón a Dios por considerar algo de la palabra de Dios como no tan trascendente, no tan formidable, y ya después de estudiarlo dije que a veces nos creemos más listos que Dios. De verdad, Dios es bueno y ojalá podamos sacarle provecho a lo que hoy día vamos a estudiar. Vamos a leer Ezequiel en el Antiguo Testamento, el libro del profeta Ezequiel, capítulo 37, versículos del 1 al 14. Entiendo que la mayoría tiene la versión Reina Valera. Esta vez voy a seguir la Biblia de las Américas, pero son muy semejantes como ustedes van a ir viendo. Si nos podemos poner de pie, por favor, para leer el libro de Ezequiel, capítulo 37, versos del 1 al 14. Este pasaje es muy conocido, incluso hay canciones al respecto, algunas también un poco desviadas. Así dice la Palabra de Dios, Ezequiel capítulo 37, versos del 1 al 14. La mano de Yahvé vino sobre mí y me sacó en el espíritu de Yahvé y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos. Y él me hizo pasar en deredor de ellos, y he aquí eran muchísimos sobre la superficie del valle, y he aquí estaban muy secos. Y él me dijo, hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí, Señor, ya ve, tú lo sabes. Entonces me dijo, profetiza sobre estos huesos y diles, huesos secos, oíd la palabra de Yahvé. Así dice el Señor Yahvé a estos huesos, He aquí, haré entrar en vosotros espíritu y viviréis, y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis, y sabréis que yo soy Yahvé, Profeticé pues como me fue mandado, y mientras yo profetizaba, hubo un ruido y llegó un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí había tendones sobre ellos. Creció la carne y la piel los cubrió, pero no había espíritu en ellos. Entonces él me dijo, profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu. Así dice el Señor y avé. Vende los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como él me había ordenado. Y el Espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie un enorme e inmenso ejército. Entonces él me dijo, Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Y aquí ellos dicen, nuestros huesos se han secado, y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos. Por tanto, profetiza y diles, así dice el Señor Yahvé, he aquí abriré vuestros sepulcros y os haré subir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Yahvé cuando abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros sepulcros, pueblo mío. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis, y os pondré en vuestra tierra. Entonces sabréis que yo, Yahvé, he hablado y lo he hecho. Declara Yahvé. Podemos tomar asiento. Voy a hacer una pregunta y, por favor, espero honestidad. ¿Quiénes hemos leído el Antiguo Testamento? Entonces, verán el primer punto en sus boletines, contexto histórico, y creo que es bueno repasarlo. Recordemos que Dios había cumplido su promesa de apartar un pueblo para sí de la descendencia de Abraham, y a ver Dios por medio de Moisés liberó a su pueblo Israel de la esclavitud en la que estaban por 400 años en Egipto, y lo sacó rumbo a la tierra prometida. Sin embargo, debido a la infidelidad de este pueblo, estuvieron por 40 años vagando en el desierto. Y sólo una nueva generación, es decir, los hijos de estos que habían salido al desierto, pudo entrar en la tierra prometida. Con el paso del tiempo, el pueblo judío pidió ser gobernado por reyes como los pueblos vecinos. Los pueblos vecinos eran pueblos impíos que no conocían al Señor y que adoraban a otros dioses. Así fue que llegaron a ser gobernados por David, un hombre conforme al corazón de Dios. Y Abed-Dios hace un pacto con David de que su trono por medio de su descendencia sería firme para siempre. Este pacto era incondicional, a diferencia de otros pactos que él había hecho, basado en la fidelidad de Dios, no en la fidelidad del hombre. Conforme se sucedió en el trono a la descendencia de David, su hijo Salomón y luego principalmente su nieto Roboam, hacían lo malo delante de los ojos de Dios. Se volvían a otros dioses, adoptaban prácticas de las religiones paganas de los pueblos vecinos. En resumen, desobedecían a Dios. En ese tiempo Israel ya se había dividido en dos, Reino del Norte y Judá. Entonces el Reino del Norte tenía reyes, Judá tenía otros reyes, y pasaron los años muchos reyes, la mayoría haciéndolo malo ante los ojos de Yahvé. Dios, por medio de sus profetas, había estado continuamente llamando al arrepentimiento a su pueblo. Sin embargo, su pueblo estaba entregado a su idolatría, no escuchaban a los profetas de Yahvé, incluso los perseguían y los mataban. Y Abe, como juicio, hizo que imperios se levantaran y derrotaran a Israel del Norte. Años más tarde, lo mismo pasó con Judá. Tomaron prisioneros, saquearon y los llevaron al exilio. Aunque Jerusalén seguía en pie, con judíos que no habían sido exiliados, porque en realidad lo que estos pueblos hacían era, escogían a la gente más importante, se las llevaban, y a la gente pobre las dejaban en Jerusalén. Entonces Jerusalén seguía en pie con judíos que no habían sido exiliados aún. Ezequiel, el profeta Ezequiel, ya desde el exilio, fue uno de los profetas que predicó arrepentimiento y juicio de Dios debido a la apostasía, a la idolatría, a la desobediencia de Dios, a la desobediencia del pueblo a Dios, hasta que finalmente Jerusalén también cayó. ¿Qué implicaba que Jerusalén caía? Con esto también se quemó el templo que Salomón había edificado a Yahvé. se saquearon sus tesoros, se quemó y se destruyó el templo. Entonces, la visión que acabamos de leer de Ezequiel 37 tiene que ver después de que Jerusalén ya ha sido arrasada, destruida. ¿Por qué es importante que entendamos eso? Porque podemos entender mejor cuál era el ánimo del pueblo judío en ese tiempo. no era para nada de los mejores. En general, el pueblo judío tenía desesperanza. Añoraban su tierra, añoraban la tierra que Dios les había prometido, añoraban el templo, añoraban las prácticas que ellos podían realizar con total libertad. Los rituales también que ellos realizaban a llave de Dios. Vamos a volver a leer Lo he dividido en tres escenas, el pasaje del día de hoy, y vamos a ir viendo los primeros tres versículos del pasaje que hemos leído. Volvamos a leerlo por favor, es aquí el 37, versos del 1 al 3. empieza diciendo la mano de Yahvé vino sobre mí y me sacó en el espíritu de Yahvé y me puso en medio del valle que estaba lleno de huesos y él me hizo pasar en de alrededor de ellos y aquí eran muchísimos sobre la superficie del valle y aquí estaban muy secos aquí la reina Valera dice estaban secos en gran manera verdad y él me dijo hijo de hombre vivirán estos huesos y yo respondí señor tú lo sabes El término, la mano del Señor vino sobre mí, o la mano de Yahvé vino sobre mí, es un antropomorfismo, es decir, que se atribuye a Dios una figura humana, en este caso una mano, que hace referencia a la recepción de una revelación de parte de Dios, especialmente en este caso en el que Ezequiel recibe una visión. Ahora bien, ¿pero qué es una visión? El comentario bíblico Mundo Hispano define visión como percibir una realidad que está oculta a los ojos meramente humanos. No tiene que ver necesariamente con entrar en un estado de trance como algunos pensamos o algo parecido. ¿Quién hace posible esta visión? ¿Quién hace posible las visiones verdaderas en la Biblia? Es Dios mismo. El relato de la visión prosigue y dice que el espíritu de Yahvé lo pone a Ezequiel en medio, y tomemos en cuenta esa frase, en medio del valle que estaba lleno de huesos. Ahora, para entender lo que significa eso, debemos hacer uso de nuestra imaginación. No sé si alguien ha visto la película El Renacido. Ahí se muestran escenas a manera de simbología de montañas apiladas de cráneos de búfalo o de bisontes. Estas escenas tratan de resaltar el clima de desolación del alma del personaje principal. Ahora bien, eso es en una película tal vez. Vámonos a la vida real, a la historia. Tal vez viste fotografías de las fosas comunes en los campos de concentración promovidos por los nazis en la época de la Segunda Guerra Mundial. y entenderás a lo que me refiero. Son escenas muy desoladoras, son escenas muy tristes. Y la idea en este pasaje, en esta visión, es muy semejante. En la visión, el espíritu de Yahvé pone al profeta en medio del valle que estaba lleno de huesos, viendo lo que en otro tiempo era gente y gente de su nación. y lo hace pasar en torno a los huesos, es decir, veía un montón de huesos y los veía de cerca. Hasta ahí entonces tenemos que entender que el panorama es muy triste, extremadamente para él, porque además no era gente extraña, era gente que tal vez incluso él llegó a conocer, era su gente. Además, debemos considerar algo para el pueblo hebreo, El cuerpo de los difuntos, que el cuerpo de los difuntos no sea enterrado y que quede expuesto, era tomado claramente como un castigo de Dios. Veámoslo en Jeremías. versículo o capítulo treinta y cuatro verso diecisiete Jeremías capítulo treinta y cuatro verso diecisiete hay otras referencias también pero por por asuntos de tiempo y por enfocarnos en este pasaje solamente vamos a ver esto Jeremías capítulo treinta y cuatro verso diecisiete y luego vamos a saltar al veinte Jeremías treinta y cuatro diecisiete dice Por tanto, así dice Yahvé, vosotros no me habéis obedecido proclamando libertad cada uno a su hermano y cada uno a su prójimo. He aquí proclamo contra vosotros libertad, declara Yahvé, a la espada, a la pestilencia y al hambre, y haré de vosotros motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, y los entregaré en manos de sus enemigos. Y en manos de los que buscan su vida, sus cadáveres servirán de comida para las aves del cielo y para las bestias de la tierra. Entonces, claramente para el pueblo hebreo, que sus cadáveres no sean enterrados, era una muestra de juicio de Dios hacia ellos. Y eso se repite en otras partes también. Por ejemplo, en Jeremías 36.30, que ustedes lo pueden buscar en otro momento. Ahora bien, el versículo 2 de Ezequiel 37 termina diciendo, respecto a los huesos, que estaban muy secos. La reina Valera dice secos en gran manera, haciendo referencia a que llevaban mucho tiempo ya allí expuestos, es decir, ya no tenían carne. Generalmente, cuando el pueblo está en apuros, recién acude a Yahvé, Esto se ve en la Biblia a través de todo el Antiguo Testamento. Y todavía a día de hoy lo podemos ver. Conocemos incluso a personas que son ateas, que cuando están en situaciones muy extremas, ya sea de enfermedad, de accidentes, acuden a Dios. Se olvidan de su ateísmo, por decirlo así. Pues bien, este era el caso del pueblo judío. Pero bajo este contexto que estamos viendo, sabiendo que era un juicio de Dios el que los cadáveres estén expuestos ahí, los huesos estén expuestos ahí, la pregunta es, ¿a quién iban a acudir? Si era un juicio de Dios. Continuamos con el verso 3. En el verso 3, Yahvé le pregunta a Ezequiel, empieza diciendo, hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Recuerden que habíamos visto ya en otra oportunidad a qué se hacía referencia cuando decían hijo de hombre. Lo que en esa oportunidad habíamos hablado era que cuando hablaba de hijo de hombre se refería a la humanidad, a la parte humana que no es divina. A características, por ejemplo, el ser humano se cansa, el ser humano se enferma, el ser humano muere, el ser humano no tiene la capacidad en sí mismo de predecir el futuro. O dígame quién sabe qué día va a morir. O quién puede estar una semana sin dormir. Todos nos cansamos. Entonces Yahweh Dios empieza hablándole a Ezequiel, diciéndole hijo de hombre, haciendo referencia a la humanidad de Ezequiel. Y al parecer, Dios le está haciendo una pregunta retórica a Ezequiel, porque la respuesta es obvia. ¿Vivirán estos huesos? Si yo te llevo a un cementerio y te muestro huesos y te pregunto, ¿vivirán estos huesos?, ¿cuál sería tu respuesta? Seguramente la respuesta sería, claro que no, ya están muertos. Esa persona ya ha dejado de existir. Sin embargo, en este caso Ezequiel no le responde así. porque entiende que Dios tiene la última palabra. Ezequiel responde, Señor, ya ve, tú lo sabes. Pareciera que le estuviera diciendo, la última palabra la tienes tú. Si hay alguien que podría darle vida a estos huesos, ese eres tú. Entonces, la primera escena con la que quiero que pensemos, que nos imaginemos es esta escena, un panorama desolador, hay muchos huesos regados por ese lugar, por ese valle y Ezequiel caminando alrededor de ellos. Hay desesperanza, seguramente él sentía tristeza y de paso Dios le hace una pregunta, si esos huesos iban a vivir. Dios y Ezequiel entiende que Dios es el único que lo sabe, es el único que es capaz de dar vida a esos huesos secos. Ahora, en la segunda parte que vamos a ver del verso 4 al verso 10, vamos a ver a Dios entrando en una acción, a Dios siendo totalmente protagonista. Vamos a ver que la acción siempre es atribuida a llave de Dios. Por ejemplo, leamos el verso 1. Dice, la mano del Señor vino sobre mí y me sacó. ¿Quién lo sacó? Dios. Luego dice en el mismo verso, me puso. ¿Quién lo puso? Dios. En el verso 2 dice, Él me hizo pasar. ¿Quién lo hizo pasar? Dios. En el verso 3 dice, Él me dijo. ¿Quién le dijo? Y podríamos seguir encontrando esto a lo largo de 10 versículos de los 14 que hemos leído. Entonces, ¿qué es lo que hacía Ezequiel? Él recibe la orden de profetizar sobre los huesos, de anunciar el mensaje de Dios. Fue la palabra de Dios que dio vida a los huesos secos en gran manera. Palabra dicha por medio de Ezequiel, Es claro que quien profetiza es Ezequiel, pero quien da vida allá ve Dios por medio de su palabra. Y Dios se lo deja muy claro. Por eso empieza diciéndole, hijo de hombre. Porque Dios, de forma muy directa, se está atribuyendo a sí mismo el poder de darle vida a sus huesos. Y quien predica la palabra de Dios es Ezequiel. Continuemos y veamos en el versículo 6 y en el versículo 8, leemos incluso la secuencia en la que se va a cubrir los huesos en los cuerpos. Es interesante aún la secuencia que se relata. Dice primero se pondrá tendones, luego carne y luego la piel. Esta secuencia es inversa a cómo se produce la descomposición del cuerpo humano. y eso es muy interesante. Cuando buscaba al respecto, veía que lo que más tarda en descomponerse de un cuerpo humano son precisamente los tendones, incluso algunos hacían referencia a que estos tardan en descomponerse como cinco años, por eso es que los huesos siguen pegados unos a otros, pero en este escenario estamos viendo que los huesos ya ni siquiera están pegados unos a otros, es decir, esos huesos han estado mucho tiempo en el valle, en ese estado. y vemos que cuando el cuerpo se vuelve a componer, se compone en el sentido inverso como se ha descompuesto. Vean como la Biblia es verdadera. Ahora leamos el versículo 7. Profeticé pues como me fue mandado y mientras yo profetizaba hubo un ruido y luego un estremecimiento y los huesos se juntaron, cada hueso con su hueso. esto aunque parezca y lo que quiere decir que no se ha tomado un hueso de una persona y se ha juntado con el hueso de otra persona, no ha pasado eso. El profeta obedece a Yahvé y profetiza y otra vez hagamos uso de nuestra imaginación, cual película de ciencia ficción se oye un ruido y un temblor y los huesos se juntaron, los tendones se formaron, la carne creció y la piel lo cubrió, hasta ahí todo es extremadamente increíble. Imagínate que lo estás viendo y entonces cuando estás esperando que las personas se levantan, no se levantan. ¿Por qué no se levantan? El verso 8 nos responde a eso. Al final del verso 8 nos dice, pero no había espíritu en ellos. y el Espíritu solo procede de Dios. Vámonos a Génesis capítulo 2 versículo 7 que es el contexto de la creación. Igual vamos a ver un paralelo. Génesis capítulo 2 verso 7. Dice, entonces Yahweh Dios formó al hombre de polvo de la tierra y sopló en su nariz el aliento de vida y fue el hombre un ser viviente. La palabra hebrea Ruach que se usa en el en el versículo 8 de Ezequiel y se traduce como espíritu, también puede traducirse como aliento y viento. Esa palabra se repite diez veces en este pasaje que hemos leído. En algunos casos se lo traduce como espíritu, en algunos casos se lo traduce como viento y en algunos casos se lo traduce como aliento de vida. Pero la idea y el proceso es el mismo. Primero se hacen los cuerpos y después viene el aliento de vida. Y el aliento de vida viene exclusivamente de parte de Dios. Por como está expuesto en el pasaje es obvio que Dios y Ezequiel quieren mostrar que si bien hasta aquí la restauración de los cuerpos ha sido algo increíble, lo más increíble que es el aliento de vida viene solo de parte de Dios. Vámonos a Ezequiel 10. Ezequiel 10 dice, Y profeticé como él me había ordenado, y el Espíritu entró en ellos, vivieron y se pusieron en pie un enorme e inmenso ejército. Y verán en su bosquejo que dice Dios habla y Dios hace. Eso es algo muy interesante. Todos quisiéramos tal vez ser así. Que lo que nosotros decimos, hagamos, ¿no? Pero a lo largo de nuestra vida siempre encontramos situaciones o circunstancias o personas que nos muestran que muchas veces nosotros decimos una cosa y hacemos otra. Pero Dios no es como nosotros. Dios es diferente. Dios habla y Él hace. Verás en este pequeño pasaje que todo lo que Dios dijo se hizo tal cual. Y esto sin duda apunta a la soberanía de Dios. El tercer escenario, versículos del 11 al 14, que otra vez lo vamos a leer, por favor. Entonces él me dijo, hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. He aquí, ellos dicen, nuestros huesos se han secado y nuestra esperanza ha perecido. Estamos completamente destruidos. Por tanto, profetice y diles, así dice el Señor Yahvé. He aquí abriré vuestros sepulcros, y os haré subir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. y sabréis que yo soy Yahvé cuando abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros sepulcros, pueblo mío. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis, y os pondré en vuestra tierra, entonces sabréis que yo Yahvé he hablado y lo he hecho, declara Yahvé. En este pasaje de los versos 11 al 14 se explica lo que significa la visión. el significado de los huesos secos, lo que Dios pretende con la visión y el por qué lo hace. Ezequiel 37.11 nos dice que los huesos secos son toda la casa de Israel. También nos explica cómo Israel se sentía. Dice, nuestros huesos se han secado y nuestra esperanza ha perecido, estamos completamente destruidos. Esos huesos secos eran la nación judía. Como vimos al principio, la desesperanza era el estado de ánimo nacional de Judea. Recuerden que para entonces también había sido destruido Jerusalén, también había sido destruido el templo, y ellos se encontraban deportados en Babilonia. Ezequiel se encontraba en Babilonia. Ellos entendían que como nación estaban muertos y su esperanza pereció, que literalmente se puede traducir como murió o dejó de existir. sin esperanza, ni siquiera con una esperanza chiquita, sin esperanza. La oración al final del verso refleja su estado de desánimo. Estamos completamente destruidos. Usando otra vez términos fuertes, Ezequiel profetiza la palabra de Dios. Leamos los versos 12 al 14. Por tanto, profetiza y diles, así dice Dios. Y aquí abriré vuestros sepulcros y os haré subir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. Y sabréis que yo soy Yahvé. Cuando abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros sepulcros, pueblo mío, pondré mi espíritu en vosotros y viviréis. Y os pondré en vuestra tierra. Entonces sabréis que yo, Yahvé, he hablado y lo he hecho, declara Yahvé. Dios trae esperanza real al pueblo de Israel. Date cuenta que todo lo que Dios dice es atribuirse a sí mismo la salvación del pueblo judío. Toda la obra es de Yahvé. La salvación es del Señor. Se repite el accionar de Yahvé en los versos 12, 13 y 14. Si se dan cuenta, el protagonista en esta visión no es otro que Yahvé Dios. Se repite el término, abriré vuestros sepulcros. ¿Quién va a abrir los sepulcros? Dios. Haré subir de vuestros sepulcros. ¿Quién va a hacer subir de los sepulcros? Dios. Os llevaré a la tierra de Israel. ¿Quién va a llevarlos a la tierra de Israel? Dios. Pondré mi espíritu en vosotros. ¿Quién va a poner su espíritu? Dios. Nota también que Dios repite dos veces la oración, abriré vuestros sepulcros, en el verso 12 y en el verso 3. Ahora la pregunta es, ¿quiénes están en los sepulcros si no son los muertos? Dios les daría vida a ellos porque ellos no podían darse vida a sí mismos. Tampoco perdamos el detalle de la oración, y sabréis que yo soy Yahvé, en el verso 3. A raíz de la obra de salvación de Yahvé existe un conocimiento y relacionamiento especial del pueblo con su Dios, de los salvados con su salvador. Y fíjate que Dios usa en el verso 12 el término, en el verso 13, perdón, termina diciendo, y sabréis que yo soy Yahvé cuando abra vuestros sepulcros y os haré subir de vuestros sepulcros pueblo mío. Otra vez, esto habla de una relación especial entre los salvados y su salvador. Una relación especial entre los creados y el creador. ¿Para qué Dios los salva? Consecuentemente, con lo que se ve a lo largo de la Biblia, todo esto lo hace Dios para su propia gloria. El verso 14 termina diciendo, entonces sabréis que yo ya ve, he hablado y lo he hecho, declara ya ve. En nuestras Biblias vamos a Romanos 11, verso 36. Romanos 11, verso 36. Porque de él, por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria para siempre. Parece decir, si bien ustedes en sí mismos no tienen esperanza, porque como habíamos leído hace rato, su esperanza había muerto. En Yahvé la tienen, yo los sacaré de ese estado y sabrán que yo soy Yahvé. Entonces hemos visto en principio el panorama desolador de cómo se encontraba el pueblo de Israel. Después en la segunda escena hemos visto a Dios en acción, actuando, obrando, hablando y haciendo. Y después en la tercera escena vemos la explicación de esta visión, por qué Dios hace eso con ese pueblo. Ahora bien, la pregunta que yo me hacía era, ¿pero qué tiene que ver esto con nosotros? Si esto es específicamente para la nación de Israel, ¿qué tiene que ver con nosotros? ¿Qué tiene que ver conmigo? Y vamos a encontrar demasiados paralelos con la obra de salvación que Dios hace con los gentiles. Contigo, conmigo. Para empezar, El hombre está apartado de la gracia de Dios en Cristo. Al igual que la descripción del pueblo judío en la visión, está muerto espiritualmente. Vámonos con nuestras Biblias a Romanos 3.23. Y aquí voy a pedirles que seamos un poquito ágiles. Romanos 3.23. Bueno, algunos ya deben saber de memoria Romanos 3.23. por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. En el mismo libro de Romanos 6.23 Porque la paga del pecado es muerte, pero la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro. Sólo Dios tiene el poder y la gracia para dar nueva vida a los pecadores más desesperanzados. Cristo abrirá nuestras tumbas, nos da de su Espíritu, nos llevará rumbo a su morada celestial con él. Colosenses capítulo 2, verso 13. Colosenses capítulo 2, verso 13. Y cuando estabais muertos en vuestros delitos y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, habiéndonos perdonado todos los delitos. Otra vez aquí no está diciendo y cuando estaban enfermos en sus delitos y pecados. Habla otra vez de muerte espiritual. Primera de Juan capítulo 5, versos 11 al 13. Primera de Juan, capítulo 5, versos 11 al 13. Y el testimonio es este. Que Dios nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros para que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna. Si lo piensas bien, la visión de Ezequiel que vimos el día de hoy es una de las escenas más dramáticas a lo largo de la Biblia, donde se resalta la condición espiritual del hombre muerto en sus pecados. Pero otra cosa que resalta fuertemente del pasaje que el día de hoy hemos leído es la gracia de Dios y su tremendo poder. capaz de dar vida donde sólo hay muerte y desolación. Ahora bien, tú y yo, al ser hijos de hombre, como en el caso de Ezequiel, sólo podemos identificarnos o con los huesos secos o con Ezequiel. Es claro que nosotros no podemos identificarnos en ese aspecto con Dios de que podamos nosotros dar vida a algo. es decir, nosotros nos identificamos o con los huesos secos o con este quién. Tú como los huesos secos, tal vez tu condición es semejante a los huesos secos en gran manera, con muerte espiritual apartado de Dios, sin esperanza porque hasta hoy tu confianza estuvo puesta en ti en tus habilidades, en tus sueños, en tus capacidades, en tus influencias, en tus contactos o en otros hombres. Si es así, tu esperanza ha perecido. Y si ese es tu caso, Dios claramente, así como lo hacía Ezequiel con la nación de Israel, te llama al arrepentimiento. En el mismo libro de Ezequiel, en el capítulo 18, verso 32, Dios dice, Ezequiel 18, verso 32, Dios dice, pues yo no me complazco en la muerte de nadie, declara el Señor y avé, arrepentíos y vivid. El llamado para ti que te identificas con la condición de los huesos secos es que te vuelvas de ti mismo y tu maldad a Cristo en fe, confiando en Cristo y su obra perfecta en favor tuyo. Escucha lo que Jesucristo dijo y esto te tendría que animar. Lucas 5, 32. Lucas 5, 32. Entonces, si tú entiendes que tu condición es semejante a la de los huesos secos del valle que nos relata el pasaje, hay una esperanza, pero una esperanza que está fuera de ti. Lucas 5.32 dice, no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. El Evangelio de Juan, capítulo 3, verso 36 dice, El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él. Entonces hay dos estados, un estado es todavía los huesos siguen expuestos, siguen sin vida, o la otra es que Dios te dé vida. Una vez más te llamo al arrepentimiento y a confiar solo, solo, solo en Cristo y su obra, en favor tuyo. En Cristo, su obra, vida, muerte, resurrección. Volvamos al pasaje que estamos leyendo, Ezequiel 37, 13 y 14. Ezequiel, capítulo 37, versos 13 y 14. Y sabréis que yo soy Yahvé cuando abra vuestros sepulcros y os haga subir de vuestros sepulcros, pueblo mío. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis, y os pondré en vuestra tierra. Entonces sabréis que yo, Yahvé, he hablado y lo he hecho", declara Yahvé. Entonces, si tu condición es como la de los huesos secos, Dios te manda hoy, demanda de ti arrepentimiento, que te vuelvas de ti mismo, a Cristo en fe. Ahora bien, por otro lado, tal vez tú no estás en esa condición y tu condición es, tú ya tienes una relación con Dios, tú ya eres creyente, tú ya entiendes que en ti mismo no tienes oportunidad de salvación, tú ya has abrazado a Cristo en fe, entonces tal vez tu posición es como la de Ezequiel, viendo alrededor de ti muchos huesos secos. Y al igual que Ezequiel, ya estuviste predicando arrepentimiento y no viste mayores resultados. Y también te has desanimado. Tu llamado, al igual que el de Ezequiel, es predicar la palabra de Dios. Como lo hizo el apóstol Pedro, como lo hizo el apóstol Pablo. confiando no en ti, sino en el poder de Dios por medio de su palabra que tú estás llamado a predicar. Ese poder capaz de dar vida donde sólo hay muerte. Cuando Dios habla, da vida. Cristo es capaz de sacar del sepulcro. Recordemos la historia de Lázaro. Así que el ánimo es confiar en Dios y seguir predicando la palabra de Dios, confiando en lo que Dios habla y por ende lo que Dios hace, porque lo que Dios hace lo hace por medio de lo que Él habla. Y tal vez nosotros como creyentes no estamos predicando, Si ese es el caso, nuestro llamado también es predicar la Palabra de Dios. Y no confiar en nuestra elocuencia, en nuestro poder de convencimiento, sino en el poder de la Palabra de Dios. Porque la Biblia nos muestra que la Palabra de Dios es poder para salvación. Como verán, esto tiene una aplicación no solamente para ese pueblo judío, sino también para nosotros. E independientemente del estado emocional, físico en el que en este momento te encuentres, puedes sacar provecho y entender primero el poder de Dios. Pero ese poder es para que tú puedas glorificarlo. he llamado otra veces si tú estás como esos huesos secos dios te llama al arrepentimiento que te vuelvas de ti mismo de tu egoísmo a cristo en fe confiando en la obra de él en favor tuyo y confiando sólo en cristo vamos a orar Gracias Dios por mostrarnos en esta visión de Ezequiel algo tan grande, tan fuerte, tan impresionante Dios. Pero a veces lo vemos como historia solamente fantástica, sin aplicación para nosotros. Dios que esta visión que el día de hoy hemos visto, hemos Hemos estudiado Dios, nos muestre, primero nos asombre de cuán grande es tu gracia, Dios. Tú eres el único capaz de dar vida donde sólo hay muerte. Tú eres la única esperanza de vida. Dios, en nosotros mismos estamos muertos en delitos y pecados, Señor. Estamos apartados de ti. Pero nos toca confiar en que tú puedes hacer tu obra en nosotros. Queremos ver ese poder manifiesto en nuestras vidas, en nuestro entorno, Dios. Queremos que tú seas honrado, que tú seas glorificado. Dios, si por medio del día a día muchas veces desconfiamos de ti, te pedimos perdón también, Señor. Desconfiamos de tu poder y a veces nosotros te limitamos, Señor. Dios, que tu buena voluntad sea con nosotros. Sea aquí personas que no han nacido de nuevo, Dios, que tú los llames con tu palabra al arrepentimiento, Señor, que se vuelvan de sí mismos a Cristo en fe, Señor. Esa es nuestra oración, que tú hagas tu obra, que el evangelio llegue a sus vidas y que ellos puedan responder al evangelio, Dios. Pero también si somos creyentes, Señor, y empezamos a desconfiar de tu poder, de tu obra, y de que somos parte de tu pueblo, Dios. Perdónanos también por nuestra incredulidad y por confiar más en nosotros, más en el hombre, antes que en ti. Te pedimos, Señor, que tú nos ayudes, que tú también nos fortalezcas, Señor, porque nosotros mismos no tenemos esperanza. Que este pasaje que hoy día hemos leído también nos mueva a predicar el Evangelio como es aquí el Señor. Predicar tu palabra, Dios. Entendiendo que no es nuestro poder de convencimiento, no es nuestra elocuencia lo que va a cambiar, va a salvar vidas, sino eres tú por medio de tu palabra, Dios. Que no cayemos, que no caigamos en desánimo, Dios. Pero que seamos diligentes en compartir el Evangelio, en compartir tu palabra, Dios. Y si hemos sido negligentes, señor, en el estudio de tu palabra, también te pedimos que tú nos fortalezcas en esta área, Dios. Que no seamos negligentes estudiando tu palabra, que nos acerquemos a ti en oración, en dependencia de ti, en esa relación especial a la que tú nos llamas también en este último pasaje, señor, que hemos leído. Gracias, Dios, por el privilegio que me das de compartir tu palabra, te pedimos que tu obra sea hecha en cada uno de nosotros, gracias señor, en el nombre de Jesús, amén.
La única esperanza de vida
Série Varios
Bosquejo:
I. Un panorama desolador (vv. 1-3).
II. Dios habla y hace (vv. 4-10)
III. La única esperanza está en Yahweh Dios (vv. 11-14)
Escrituras tomadas de: La Biblia de las Américas® (LBLA®), Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation. Usadas con permiso. www.LBLA.com
ID do sermão | 33023121359256 |
Duração | 47:01 |
Data | |
Categoria | Culto de Domingo |
Texto da Bíblia | Ezequiel 37:1-14 |
Linguagem | espanhol |
Adicionar um comentário
Comentários
Sem comentários
© Direitos autorais
2025 SermonAudio.