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Jeremías capítulo 5 versículos del 1 al 4 aunque vamos a tomar como base para nuestro mensaje en esta mañana el versículo 3 la última frase del versículo 3 pero vamos a leer estos cuatro versículos bueno hasta el versículo 5 dice así la palabra del Señor Recorred las calles de Jerusalén y mirad ahora e informaos. Buscad en sus plazas a ver si hayáis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad, y yo la perdonaré. Aunque digan, vive Jehová, juran falsamente. Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad? Los azotaste y no les dolió. los consumiste y no quisieron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse. Pero yo dije, ciertamente estos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Iré a los grandes y les hablaré, porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas. Oremos. Señor y Padre nuestro que estás en los cielos, te alabamos Señor y bendecimos tu santo nombre. Te damos la honra, la gloria y el honor porque eres digno, mi Señor, porque con tu sangre nos has redimido para ser tu pueblo y tú nuestro Dios. Bendícenos en esta mañana con tu presencia, con tu santo espíritu, con tu palabra, que nuestros corazones y todo nuestro ser estén dispuestos para ti. Tómanos en tus manos, Señor. Habla a nuestros corazones por amor a tu nombre, por Jesucristo tu Hijo. Amén. dice el versículo tres, los azotaste y no les dolió, los consumiste y no quisieron recibir corrección, endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse. El título de nuestro mensaje en esta mañana es determinados al mal, o resueltos al mal, determinados o resueltos al mal, porque dice el Señor a través del profeta Jeremías, no quisieron convertirse. Vamos a ver tres cosas, va a ser un tema muy sencillo, pero muy importante para nuestras vidas como cristianos. Vamos a ver tres puntos. ¿Quiénes no quisieron convertirse? En segundo lugar, vamos a ver lo que el rechazo muestra. Y en tercer lugar, vamos a ver cuál es la razón de este rechazo. Vamos a ver entonces, en primer lugar, ¿Quiénes fueron los que no quisieron convertirse? Aquellas personas a las que habla el profeta. no eran personas ignorantes de la palabra de Dios. Ellos habían escuchado la ley de Dios, ellos habían visto los milagros, los prodigios, las señales que Dios había hecho. Sus padres, sus antepasados, les habían contado cómo Dios los había sacado de Egipto para llevarlos a la tierra prometida. Ellos habían escuchado los relatos de cómo Dios había derrotado y echado fuera a los enemigos de Dios que ocupaban aquella tierra santa, aquella tierra que Dios había prometido para su pueblo. Sin embargo, a las personas a las que Jeremías está hablando, dice que aún con todos los tratos que Dios tuvo con ellos, no quisieron convertirse. La Biblia dice que no depende del hombre, no depende del que quiere o del que corre, sino que la salvación depende de Dios. Sin embargo, aquí vemos algo muy importante. No solamente no pueden convertirse, porque la persona que no es creyente verdaderamente, dice la Biblia, que está muerto espiritualmente. no puede convertirse, no puede creer, no puede tener fe, está muerto espiritualmente. en delitos y pecados. Hasta que no obra Dios en su vida, en su corazón, cambia ese corazón de piedra y le pone un espíritu de carne, un corazón de carne y le imparte de su espíritu, hasta entonces la persona empieza a entender las cosas espirituales. Entonces, no solamente no pueden convertirse, pero no quieren tampoco. Ahora, vamos a ver ¿Quiénes son esas personas que no quieren convertirse? ¿Qué características presentan esas personas? ¿Cuál es su comportamiento? ¿Cuál es su manera de vivir? ¿Cuál es su manera de ser? Ya que no quisieron convertirse. Tanto en aquel tiempo a quienes hablaba el profeta, como hoy en día. Hoy en día también hay muchas personas que han escuchado la palabra de Dios. que han leído la Biblia o alguien les ha hablado de Cristo, sin embargo, no quieren convertirse, igual como la gente en el Antiguo Testamento. Vamos a ver, en primer lugar, una característica de los que no quisieron convertirse, son aquellas personas que han declarado públicamente que no dejarán sus malos caminos. Son las personas que aunque pueden entender el camino bueno y el camino malo, escogen seguir el camino malo. Son las personas que saben y conocen, porque no son personas tontas, son personas que pueden razonar, pueden entender humanamente hablando lo que es bueno y lo que es malo. Y ellos determinan, con todo el uso de su razón, seguir el mal. Declaran públicamente, con sus hechos y con sus labios, que no dejarán el camino malo. Seguirán por ese camino ancho que lleva a la perdición. Pongan una marca ahí en Jeremías, y vamos a Juan 3.16 al 19. Dice la Palabra de Dios, un versículo muy conocido, Juan 3.16, algunos de ustedes conocen este versículo, dice, Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3.16. Ahora, versículos 17, 18 y 19, dicen 17, Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado. Pero el que no cree, ya ha sido condenado porque no ha creído en el nombre del Unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación, fíjense. Esta es la condenación. que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas esta es una característica de aquellos que no solamente no pueden convertirse porque están muertos espiritualmente pero no quieren tampoco ellos saben perfectamente que Cristo vino para salvar a los pecadores. Ellos saben, pueden ver con sus ojos físicos, pueden entender el camino malo y el camino bueno, pero ellos escogen decididamente y determinadamente seguir el camino malo. Esta es la condenación, dijo Juan. que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. En el capítulo 1 de San Juan versículo 12 dice, mas a los suyos vino, y los suyos no le recibieron, mas a todos los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Jesucristo vino a los judíos, a los suyos, a su pueblo, pero dice, pero ellos no le recibieron. los rechazaron. Ellos determinadamente dijeron, no queremos que este reine sobre nosotros. Querían seguir confiando en su tradición, en su religiosidad, en sus costumbres, pero despreciaron al Salvador del mundo, teniéndolo delante de él. A los suyos vino y los suyos no le recibieron. más a todos los que le recibieron. Dios les dio el derecho, el poder de ser llamados hijos de Dios. Entonces, ¿quiénes son los que no quisieron convertirse? Aquellos que han declarado públicamente y han determinado seguir por el camino malo, el camino ancho que lleva a la perdición. Otra característica que tienen los que no quisieron convertirse es los que han prometido arrepentirse, pero no lo han hecho. Hay personas que han oído del Evangelio, conocen en su mente acerca de Dios, saben que tienen que arrepentirse, porque han escuchado, han leído en la Palabra de Dios, y piensan que algún día, pronto quizás, se van a arrepentir. Se hacen promesas, pero nunca cumplen. Vean Eclesiastes, Eclesiastes capítulo 5 dice cuando hagas promesa a Dios no tardes en cumplirla mejor es que no hagas, que no prometas o que prometas y no cumplas es lo que dice el predicador, el escritor en Eclesiastes capítulo 5 versículo 4 y 5 dice cuando a Dios haces promesa No tardes en cumplirla, porque Él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumpla. Esa es otra característica de las personas que, aunque saben acerca de Dios, conocen acerca de Dios, y saben que Dios demanda arrepentimiento y fe, Ellos piensan y prometen, hacen promesas o hacen votos de que se arrepentirán o se convertirán al Señor, pero nunca lo hacen, nunca lo cumplen. Siempre están dando más tiempo. A veces las personas dicen, en este año, en este año sí voy a acercarme, voy a buscar a Dios. y empiezan muy bien y termina el año y ellos terminan muy lejos del Señor. Hacen votos, hacen promesas y nunca cumplen. Cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla. Dios no se complace en los insensatos o en los mentirosos o en los hipócritas. Esa es otra característica de los que no quieren o no quisieron convertirse. Prometen arrepentirse pero nunca lo hacen. Otra característica que tienen es que confían en su religión, confían en su moralidad o en su ceremonia, en lugar de volverse al único Dios vivo y verdadero. Muchas personas se sienten confiados o seguros porque tienen una religión. Así eran los judíos. Recuerden que cuando Cristo vino anunciando el mensaje del reino de los cielos, ellos dijeron, nosotros somos descendientes de Abraham, somos hijos de Abraham, nunca hemos sido esclavos de nadie. Cuando Cristo les dijo, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. ¿En qué estaban confiando ellos? Estaban confiando en su religión. Estaban confiando en que eran descendientes de Abraham, el padre de la fe. pero no conocían al único Dios vivo y verdadero estaban confiando en una religión otros confían en su moralidad hay personas que son muy buenas personas no le hacen mal a nadie al contrario hacen buenas obras ayudan a los necesitados y viven una vida ejemplar muchas personas quisiéramos o quisieran ser como ellos Pero así eran los fariseos. ¿Se acuerdan que los fariseos, aquel fariseo que fue a orar al templo y aquel publicano, el fariseo oraba consigo mismo y se comparaba con los demás y decía, yo no soy adultero, no soy ratero, no soy ladrón, no he matado a nadie, ni siquiera soy como éste. él tenía una moral muy alta, un concepto muy alto de sí mismo en eso estaba confiando él pero dice la Biblia que su oración no fue escuchada por Dios y la oración del publicano que se golpeaba el pecho y ni siquiera quería levantar su mirada al cielo la oración de este hombre fue escuchada por Dios dice la Biblia que cuando él salió del templo salió justificado porque confiaba en la obra redentora de Jesucristo. Y el otro confiaba en su moralidad, que él no era como los demás. Otras personas confían en sus ceremonias. Gran parte de los judíos que ofrecían carneros, ovejas, palomas, ofrecían en el altar de Dios, el Señor les dijo, hastiado estoy de la sangre de los carneros y de los machos cabrillos. El Señor se complace más en la justicia, en la piedad que en los sacrificios. Dios se complace en un corazón contrito y humillado que confía en el Señor antes que en las ceremonias. Entonces, esta es otra característica de aquellos que no quisieron convertirse. Y una característica más es los que sólo aparentan creer en Dios. Hay personas, nosotros no conocemos el corazón de las personas, pero Dios sí. Hay personas que viven una vida aparentemente buenos cristianos, una vida piadosa aparentemente, pero dice la Biblia que nuestro Señor Jesucristo no se fiaba de todos los que lo seguían, mucha gente lo seguía, pero vean en Juan capítulo 2, el Evangelio de San Juan, capítulo 2, dice que nuestro Señor Jesucristo no se fiaba de ellos, porque Él conocía los corazones, Él sabía quién verdaderamente lo seguía, ¿verdad?, por la fe, por la salvación, por las cosas espirituales, y él conocía que algunos lo seguían solamente por los beneficios que recibían de Cristo. Capítulo 2 de San Juan, versículo 23, dice, del 23 al 25 dice, estando en Jerusalén en la fiesta de la Pascua, dice, fíjense, dice, muchos creyeron en su nombre, Muchos creyeron en su nombre, viendo las señales que hacían. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre, en el corazón del hombre. Fíjense lo que dice Juan, muchos creyeron en Él. Muchos creyeron en Cristo, viendo los milagros y las señales que hacía. Pero esa es una característica de los que no quieren convertirse. Aparentan creer en Dios, aparentan creer en Cristo, confiesan con sus labios que son creyentes, quizás se bautizan y participan de la cena del Señor, cantan en el coro o que se llora. No faltan los domingos al culto, pero todo su cristianismo es aparente, por fuera, apariencia. Tenemos la advertencia de Cristo aquí en el Evangelio de San Juan, y también cuando Cristo les dice en el Evangelio de Mateo, apartados de mí, dice, malditos al fuego eterno. muchos en aquel día me dirán señor señor en tu nombre hicimos milagros en tu nombre hicimos esto en tu nombre hicimos lo otro y el señor les dirá apartados de mí no os conozco hacedores de maldad porque su cristianismo su profesión era solamente externa, aparentemente. Entonces, estos son a los que Jeremías, bueno, a los que Dios, a través del profeta Jeremías, declara y dice que no quisieron convertirse. Vamos a ver otra vez el versículo 1 de Jeremías 5. Jeremías 5 dice, recorred las calles de Jerusalén y mirad ahora e informaos, buscad en sus plazas a ver si hayáis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad y yo la perdonaré. No había nadie, no había ningún justo, como dice la Escritura en Romanos 3, no había nadie que Dios pudiera tomar como ejemplo para no traer el juicio y el castigo sobre Jerusalén, sobre Judá, sobre su pueblo. Como en el caso de Sodoma y Gomorra, cuando Lot empezó a interceder por la gente, cuando Abram, perdón, cuando Abram empezó a interceder por el pueblo de Sodoma y de Gomorra, porque ahí estaba Lot, su sobrino. Señor, si encontrares 50 justos destruirás a la ciudad con todo y 50 justos y el dijo si hubiera 50 justos por causa de esos 50 justos no la destruiré y Abraham sabía que no había 50 justos y así fue disminuyendo si ayer es 40 si ayer es 20 si ayer es 10 al último Abraham dijo señor si hubiera un justo ¿Perdonarías la ciudad? Y el Señor dijo, por causa de ese justo, perdonaría la ciudad. Pero no había nadie, solamente Lot. Y el Señor mandó sus ángeles para que sacaran a Lot y a su familia, porque la maldad y el pecado de Sodoma y Gomorra habían llegado hasta el límite. Dios ya no los perdonaría. Vino el juicio sobre ellos. Aquí Dios dice a través de Jeremías, recorred las calles de Jerusalén, vayan por las plazas, por todos los lugares e infórmense, a ver si hay algún hombre justo que haga justicia, que busque la verdad y yo la perdonaré. Y aunque digan vive Jehová, juran falsamente. Entonces dice el Señor, los azotaste y no les dolió. Los consumiste y no quisieron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la piedra y no quisieron convertirse. El dolor y el llanto de nuestro Señor Jesucristo por aquella ciudad de Jerusalén. ¿Cuántas veces dijo el Señor? Extendí mis manos hacia ti. ¿Cuántas veces quise protegerlos? como la gallina protege a los polluelos, y no quisiste, y no quisiste, no quisieron convertirse Esta declaración del profeta no quisieron convertirse, se refiere a aquellos que saben de Dios, que han oído de Dios y de su Palabra. Aquellos que han oído la predicación del Evangelio, la Palabra de Dios, y aunque la Escritura dice que no pueden convertirse porque están muertos espiritualmente, el profeta declara con verdad y con justa razón que no solamente no pueden pero no quieren convertirse no quisieron convertirse la falsa profesión religiosa de los judíos trajo como consecuencia el juicio de Dios el pueblo de Israel se volvieron muy religiosos ellos de labios profesaban creer en Dios venían y ofrecían aquellos sacrificios Pero el Señor que conoce sus corazones y sus pensamientos, Él estaba hastiado de todas las cosas falsas que hacían. Eso es lo que declara el profeta Jeremías en el capítulo 7. Vean por favor Jeremías capítulo 7 desde el versículo 1 hasta el 28. Bueno, vamos a hacer esta lectura un poquito larga, pero van a ver ustedes aquí cómo Dios habla y se refiere a aquellas personas en Jerusalén, en, perdón, aquellos judíos que sabían de Dios y no eran solamente personas ignorantes, habla de los gobernantes, habla de los sacerdotes, habla de los profetas que falsearon la palabra de Dios engañando al pueblo. Dice Jeremías 7.1, palabra de Jehová que vino a Jeremías diciendo, Ponte a la puerta de la casa de Jehová y proclama ahí esta palabra, y di, Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que estáis por estas puertas para adorar a Jehová. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel. Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira diciendo, Templo de Jehová, Templo de Jehová, Templo de Jehová es éste. Pero si mejoráis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras, si con verdad hicierais justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimierais al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramaréis la sangre inocente, ni anduvierais en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que dí a vuestros padres para siempre. He aquí vosotros confiáis en palabra de mentira, que no aprovechan. hurtando, matando, adulterando, curando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis. Vendréis y os pondréis delante de mí, en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis, ¿librados somos para seguir haciendo todas estas abominaciones? ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová. Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ven lo que hice por la maldad de mi pueblo Israel. Ahora pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas cosas, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé y no respondisteis, haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar quedé a vosotros y a vuestros padres, como hice asilo. Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín. Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni ruegues, porque no te oiré. Fíjense lo que le dice Dios a Jeremías, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues, porque no te oiré. ¿No ves lo que estos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? Los hijos recogen la leña. Los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos para provocarme a ira. ¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión? Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor, he aquí que mi furor y mi ira se derraman sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra, se encenderán y no se apagarán. Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel. Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios y comed la carne, porque no hablé yo con vuestros padres ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. más esto les mandé diciendo, escuchad mi voz y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo, y andad en todo camino que os mande para que os vaya bien. Y no oyeron ni inclinaron su oído, antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante. Desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto, hasta el día de hoy. Y os envié todos los profetas, mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar, pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su servicio e hicieron peor que sus padres. Tú les dirás todas estas palabras pero no te oirán, los llamarás y no te responderán. Les dirás, por tanto, esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección, pereció la verdad y de la boca de ellos fue cortada. Este es el reclamo, el reproche de Dios contra su pueblo. Dice un versículo, los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos para provocarme a ira. Versículo 18. Tanto los hijos como los padres, como los sacerdotes, los profetas, los gobernantes, todos cerraron sus oídos para no escuchar la palabra de Dios. volvieron a andarse por sus propios caminos y no siguieron el consejo del Señor. Por eso Dios trajo el juicio sobre ellos. Ellos profesaban creer en Dios, pero su profesión era falsa, su religión era falsa, ¿verdad? Por un lado decían amar a Dios y por otro lado ofrecían sacrificios a dioses ajenos. El profeta Jeremías se refiere a los que no quisieron convertirse tanto entre los pobres como entre los ricos, entre los sabios y los ignorantes, entre los poderosos y los débiles. Muchos de ellos eran gobernantes, sacerdotes, profetas y pastores, dice Jeremías 5.4. 4 y 5, pero yo dije, ciertamente estos son pobres, fíjese. Jeremías pensó que ellos no querían escuchar porque eran pobres. Pero dice, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Iré a los grandes, a los ricos, a los poderosos, a los sabios, dice, y les hablaré, porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyuntas. No solamente los pobres o los ignorantes, sino también los ricos y los poderosos. dejaron el camino del Señor, no quisieron convertirse, no quisieron seguir el camino angosto que lleva a la vida eterna, no quisieron entrar por esa puerta angosta, no quisieron andar por ese camino angosto que lleva a la vida eterna, quisieron ir por el camino ancho, donde el hombre puede hacer lo que le dé la gana, y aún pensar que irá al cielo. Así son las personas que van por el camino ancho, se engañan a sí mismo, tienen una falsa profesión, confían en su religión, confían en su moralidad, confían en sus tradiciones, pero no se han vuelto al único Dios vivo y verdadero. Ese es el reclamo de Dios a través del profeta Jeremías. Los azotaste y no les dolió. Los consumiste y no quisieron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la piedra. No quisieron convertirse. El profeta Isaías dice, hay de aquellos que a lo bueno le llaman malo y a lo malo le llaman bueno. Así es la característica de aquellos hombres y mujeres y niños que no quisieron convertirse, dice el profeta Jeremías. Y lo mismo dice el Señor en Su Palabra en el Nuevo Testamento hoy en día. Vamos a ver en segundo lugar lo que muestra esta actitud de rechazo hacia Dios. En primer lugar muestra un fuerte e intenso amor por el pecado. Las personas que declararon públicamente y abiertamente que andarían en sus caminos de maldad, ellos muestran lo que hay en su corazón. ¿Y qué hay en su corazón? Amor por el pecado, amor por las cosas de este mundo, por los deleites temporales de este mundo. Vean Romanos capítulo 3, Lo que mencioné ahorita lo dice el Señor a través de Pablo en Romanos 3, versículo 10, del versículo 10 al 18. Como está escrito dice, no hay justo ni a uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a unas se hicieron inútiles. No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Versículo 13, Romanos 3, versículo 13. Sepulcro abierto es su garganta, con su lengua engaña. Veneno de áspides hay debajo de sus labios. Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre. Quebranto y desventura hay en sus caminos, y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos. Este rechazo hacia Dios muestra lo que hay en sus corazones, muestra un amor fuerte, intenso por el pecado. Su estilo de vida, su manera de vivir es solamente de continuo al mal, dice Pablo, hablando aquí en los romanos. Primera de Juan, capítulo 2, casi las cartas de Juan, casi el final de la Biblia. la primera carta de San Juan capítulo 2 versículos 15 y 16 primera de San Juan Primera de Juan, perdón, Primera de Juan, capítulo 2, versículo 15 y 16. No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él, porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo. Eso es lo que muestra ese rechazo hacia Dios, un corazón que ama solamente las cosas de este mundo, se deleita en las cosas temporales de este mundo, en los deseos de la carne, en los deseos de los ojos y en la vanagloria de la vida. Aquí atrásito de San Juan está Santiago, en el capítulo 4 y versículo 4 dice que cualquiera que ama al mundo se constituye enemigo de Dios. Santiago capítulo 4, versículo 4. Oh almas adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios. Esto es lo que muestra el rechazo hacia Cristo. Aquellas personas que aman al mundo, aman el placer, aman el pecado, son enemigos de Dios y muestran que para ellos su deleite y su vida es el pecado. El versículo que mencioné ahorita de memoria es Isaías capítulo 5 donde dice Hay de los que a lo bueno llaman malo y a lo malo llaman bueno. Isaías capítulo 5 versículo 20 al 25 Isaías capítulo 5 versículo 20 dice Hay de los que a lo malo dicen bueno y a lo bueno malo, que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz, que ponen lo amargo por dulce y a lo dulce por amargo. Hay de los sabios en sus propios ojos, de los que son prudentes delante de sí mismos. Hay de los que son valientes para beber vino y hombres fuertes para mezclar bebida, los que justifican al impío mediante cohecho y al justo quitan su derecho. Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo y la llama devora la paja, así será su raíz como poderosa. como podredumbre y su flor se desvanecerá como polvo porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos y abominaron la palabra del santo de Israel. Por esta causa se encendió el furor de Jehová contra su pueblo y se extendió contra él su mano y le hirió y se estremecieron los montes y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado su furor sino que todavía su mano está extendida. Esto es lo que muestra el rechazo hacia el Señor. Los que no quisieron convertírsela muestran lo que hay en su corazón, maldad, pecado, placer, deleite, todas las cosas temporales. Muestra también una falta de amor hacia Dios. Constantemente, de muchas maneras, Dios les está llamando a volverse a Él, y aún así las personas persisten en seguir en su camino de maldad. Dios ha usado muchos medios, ha enviado a sus profetas, ha enviado a sus apóstoles, envió a su propio hijo. a morir en la Cruz del Calvario por nosotros. Y con todo eso, las personas persisten siguiendo en su propio camino. No tienen ningún amor por Dios, aún viendo que Dios no es patrimonio a su propio Hijo. sino que lo entregó a morir por nosotros que éramos rebeldes contra Dios, enemigos de Dios, amadores del pecado más que de Dios, y aún así el Señor tuvo misericordia y compasión de nosotros. Usted como cristiano, pues se goza y se complace en el Señor, pero los que no se han querido convertir siguen con ese corazón duro, sin tener ningún afecto, ninguna gratitud, ningún amor hacia Dios, aun cuando Él amó tanto que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, mas tenga vida eterna. Al contrario, muestran un desprecio hacia Dios y Su Palabra, abiertamente desprecian a Dios. aunque muchos son un poquito más sutiles, no lo declaran abiertamente con sus labios, pero con sus hechos están diciendo que desprecian a Dios, cuando no honran el día del Señor, cuando no tienen ningún interés por la Palabra de Dios. Muestra también una resolución a continuar en el mal. No solamente lo hacen en el presente, pero están decididos a hacerlo hasta el final, día tras día, constantemente. Así era en los tiempos de Cristo, así era en los tiempos de Noé. Dice la Biblia que como en los días de Noé, comían, bebían y se daban en casamiento, sin importarles la predicación de Noé, hasta que vino el diluvio y los destruyó a todos. No les importaba oír la palabra de Dios. Ellos querían vivir el presente, gozar la vida y disfrutar. Por eso dice la Biblia, comían, bebían, danzaban, se casaban y se daban en casamiento, hasta que vino el diluvio y los destruyó. están determinados, resueltos a continuar en el mal hasta el último momento. En tercer lugar, vamos a ver cuál es la razón verdadera de que rechazan el llamado de Dios, el Evangelio, la Palabra de Dios. Noten ustedes que Jeremías dice, no quisieron convertirse. Y en el Nuevo Testamento Cristo dice que no pueden convertirse porque están muertos en delitos y pecados. Muchos, aunque quieran ellos, no pueden. Necesitan rogar al Padre que les ilumine, que les dé entendimiento, que les quite ese corazón de piedra y les imparta el Espíritu Santo para que puedan ver y conocer el Reino de los Cielos. Dios dice a través de Jeremías, no quieren convertirse, no quieren, endurecen su corazón. ¿Cuál es esa razón de que rechazan abiertamente el llamado de Dios, a Dios mismo? Una de las razones es que se engañan a sí mismos. Muchas personas se están engañando a sí mismas, piensan, creen que están en el camino correcto, así lo dice la Escritura, y Pablo advierte a los cristianos en 1 Corintios 10, 12, el que piensa estar firme, dice Pablo, mire que no caiga, porque muchas personas confían o se engañan a sí mismos, pensando que todo está bien, todo está bien, al final Diosito nos va, Diosito nos ama mucho, Dios nos va a perdonar y todos vamos a ir al cielo. Se engañan a sí mismos, esa es una de las razones poderosas por las cuales rechazan el Evangelio, rechazan el llamado de Dios, rechazan a Dios mismo. Porque ellos no creen en un Dios de justicia, creen solamente en un Dios de amor. No creen en un Dios santo, creen solamente en un Dios de amor. No creen en un Dios que derrama su ira sobre la maldad y sobre el pecado. creen solamente en un Dios de amor. Es todo lo que hay en su mente, es todo lo que hay en su pensamiento, en su corazón. Dios es amor, Dios es amor, Dios es bueno, Dios no nos va a dejar, Dios no nos va a lanzar al infierno. Y se están engañando a sí mismos, porque la Biblia no solamente nos habla del amor de Dios, sino nos habla de un Dios santo, de un Dios justo. misericordioso, que un día juzgará a los vivos y a los muertos. Cada uno comparecerá delante de él para dar cuenta de sus obras. Ahorita cantábamos Lamentaciones 3, dice, escudriñemos nuestros caminos y volvamos a Jehová. No sé si encontraron Primera de Corintios 10.12, Primera de Corintios 10.12, déjenme leerlo rápidamente. dice así la palabra del Señor. Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga, dice Pablo a los Corintios. El que está confiando en sí mismo, tenga mucho cuidado, porque puede caer, puede estarse engañando a sí mismo. Ahora vean, Segunda de Corintios 13.5. segunda de corintios trece cinco dice Pablo hablando aquí también a los corintios examiné examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe probaos a vosotros mismos o no conoceis a vosotros mismos que Jesucristo está en vosotros a menos que estéis reprobados Pablo está exhortando a los corintios a que consideren si verdaderamente están firmes creyendo en el Señor o si están confiando en sus propias fuerzas. Y aquí dice, examinaos a vosotros mismos para ver si estáis en la verdadera fe, en el verdadero Hijo, en el verdadero Dios. Dice, probaos a vosotros mismos para ver si estáis confiando en Dios de todo corazón. Esta es una de las razones por las cuales, una razón poderosa, ¿verdad? por la cual rechazan el Evangelio, el llamado de Dios o a Dios mismo, porque se engañan a sí mismos, piensan que ellos están bien, que van en el camino correcto y que al final de cuentas van a ir al cielo. Se engañan a sí mismos. Otra razón es que no hay ningún deseo o interés por la santidad, lo que mencionábamos ahorita. Y la Biblia dice en Hebreos 12, 14 que sin santidad nadie verá al Señor. No tienen ningún deseo o ningún interés de vivir una vida santa que agrade a Dios. Dice el profeta Isaías que el hombre se descarrió andando por sus propios caminos. Cada quien ganó por su propio camino. y dice el profeta en el libro de los jueces que en aquel tiempo dice cada uno hacía lo que bien le parecía cada quien hacía lo que le daba la gana imagínense ustedes el tipo de vida en aquel tiempo cada quien hacía lo que le daba la gana no les importaba lo que decía la autoridad o lo que decía Dios o lo que decían otros yo hago lo que yo quiero y basta y cada quien pensaba así de esa manera Por eso el Señor dice que debemos buscar, procurar, esforzarnos por la santidad, porque sin santidad nadie verá al Señor. Vean el Evangelio de Marcos capítulo 8, versículo 34. Marcos capítulo 8, versículo 34 hasta el 38. lo que Dios, lo que Cristo requiere para los que le siguen. Muchas personas querían seguir a Cristo. Y muchos hoy en día también quieren seguir a Cristo. ¿Pero saben por qué? Porque quieren que se les acaben sus problemas, sus enfermedades, sus necesidades. Pero noten lo que Cristo les dijo a los que quieran seguirlo. Marcos 8.34, llamando a la gente y a sus discípulos les dijo, si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque todo el que quiera salvar su vida la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí, del Evangelio, la salvará. ¿Porque qué aprovechará el hombre si ganara en todo el mundo y perdiera su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzara de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el hijo del hombre se avergonzará también de él cuando venga en la gloria de su padre con los santos ángeles. No hay ningún deseo o ningún interés por la santidad o por seguir a Cristo en medio de problemas y sufrimientos. La gente quiere seguir a Cristo, pero que no haya problemas. Cristo dijo, no es posible. El que quiera venir en pos de mí, nieguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Ese es el cristianismo, ese es el camino angosto, un camino de sufrimiento, de dolor, de burla, pero un camino de santidad en el cual el Señor nos guía y nos lleva hasta el final a la gloria, a la vida eterna. Otra razón de este rechazo de Cristo es una indiferencia hacia las cosas espirituales, hacia las cosas eternas. Tenemos un ejemplo muy claro en la Biblia, ahorita vamos a ver aquí mismo en Marcos 10, de un joven que quería tener la vida eterna, quería ir al cielo, pero quería seguir viviendo en esta tierra, disfrutando de los placeres y los deleites de la vida. Muchas personas quieren ir al cielo, pero quieren vivir en las cosas del mundo. Eso es lo que este joven manifiesta en el capítulo 10 de Marcos, versículo 17. Dice, al salir Jesús para seguir su camino, vino uno corriendo, hincando la rodilla delante de él y le preguntó, Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Aquí está, Él quería ir al cielo. Jesús le dijo, ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes. No adulteres, no mates, no hurtes, no digas falsos testimonios, no hagas fraudes. Honra a tu padre y a tu madre. Él entonces respondiendo le dijo, Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús mirándole, le amó. Noten ustedes, Cristo le amó tanto que le dijo, una cosa te falta, anda vende todo lo que tienes y dale a los pobres y tendrás tesoro en el cielo y ven sígueme tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste porque tenía muchas posesiones. ¿Qué quería hacer este joven? ¿Qué quería hacer este hombre? Quería ir al cielo, pero al mismo tiempo quería vivir en esta tierra, en este mundo, disfrutando de las cosas de este mundo, de los placeres, de los deseos de la carne y de la vanagloria de la vida. Cuando Cristo le mencionó estos mandamientos, dijo, esos mandamientos yo los he guardado, yo no soy adultero, no soy un asesino, no soy un ladrón. Pero cuando Cristo puso el dedo en la llaga, ¿En qué? En las cosas materiales, en los placeres. Él se puso muy triste, porque tenía muchas posesiones. No quería dejar las cosas de este mundo, pero quería ir al cielo. Así está la gente hoy en día. Mucha gente quiere ir al cielo, pero quiere vivir en este mundo, en el placer, en el pecado y en el deleite. Por último, tenemos una razón más por la cual ellos rechazan a Dios o el llamado de Dios y no quieren convertirse, no quieren volverse al Señor. Prefieren vivir el presente sin preocuparse por el futuro. Lo que mencionábamos ahorita, lo que había en los días de Noé, comía, bebía, se casaba, se daban en casamiento, ellos querían disfrutar la vida, no les importaba el futuro que Noé les decía, les advertía, va a venir un día el diluvio, va a venir el juicio de Dios, arrepiéntanse. Ellos no les interesaba eso, ellos pensaban solamente hoy, como aquel joven rico de las escrituras en el Nuevo Testamento, que tenía muchas propiedades, mucha cosecha, muchos granos. Tenía mucha semilla de maíz, mucho frijol, mucha avena, mucho trigo. Tenía unas bodegas enormes, era muy rico. ¿Y qué dijo? Alma mía, tienes para muchos años. Come, gózate, deleítate, disfruta de la vida. Y el Señor le dijo, necio, esta noche vienen a pedir tu alma y lo que has almacenado, ¿para quién será? una de las razones poderosas por las que se rechaza a Dios es porque la gente no considera el futuro en sus vidas, viven solamente el presente, Isaías capítulo 22 vamos a ver tres pasajes que están relacionados con este punto de personas que viven solamente preocupados por el presente y se olvidan del futuro, Isaías capítulo 22 versículo 13 capítulo 22 versículo 13 dice y aquí gozo y alegría matando vacas y degollando ovejas comiendo carne y bebiendo vino diciendo comamos y bebamos porque mañana moriremos esa era la filosofía de ellos disfrutemos el presente disfrutemos de este día dice porque quizás mañana moriremos Mateo capítulo 24 vamos al Nuevo Testamento en el Evangelio de Mateo capítulo 24 versículo 38 y 39 capítulo 24 de Mateo versículo 38 dice así porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo casándose y dándose en casamiento hasta el día en que no entro en el arca y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos así será también la venida del hijo del hombre Mateo capítulo 24 versículo 38 y 39 Colosenses capítulo 3 este es el último pasaje que veremos Colosenses capítulo 3 aquí Pablo les dice a los creyentes a las personas en Colosas que pongan su mirada y su confianza en las cosas espirituales en las cosas eternas en las cosas futuras no solamente en las cosas materiales no se preocupen por el que comer o el que vestir el Señor suplirá las necesidades ocúpate en las cosas eternas, en el futuro, en las cosas espirituales, Colosenses capítulo 3 versículo 2 dice, poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, versículo 5 Haced morir pueblo terrenal en vosotros, fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia que es idolatría, cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. pongan la mirada, pongan su confianza en las cosas de arriba, en las cosas espirituales, en el futuro, no solamente en las cosas terrenales, no solamente en el vivir el día de hoy, en el placer y suplir sus necesidades, sino consideremos la eternidad, el futuro, Dios se ocupa, cuando buscamos primeramente las cosas espirituales, Dios suple las necesidades materiales. ¿Por qué os afanáis en el qué comer o qué vestir? Dios tiene cuidado de nosotros. Si Dios cuida de las aves, si Dios viste a la hierba del campo, a las flores con una hermosura tal que nadie, ni siquiera Salomón se vistió como uno de ellos, ¿no tendrá acaso Dios cuidado de nosotros? Las personas que rechazan a Dios y el llamado y no quieren convertirse es porque nunca piensan en el día de mañana, nunca piensan en el futuro, nunca piensan en la eternidad, nunca piensan en las cosas espirituales. Dice la Escritura, Los días antes del diluvio comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento sin importarles la advertencia, el llamado de Jonás al arrepentimiento. No quisieron convertirse, dice el profeta Jeremías. Los azotaste y ¿qué dijeron? No nos dolió. No les interesaba. el castigo o la disciplina de parte de Dios. Ellos dijeron, estamos determinados a seguir en nuestro pecado, en nuestra maldad, en nuestra voluntad, en nuestros caminos, y no queremos que Él reine en nuestras vidas. No quisieron convertirse, dice el Señor a través del profeta. Entonces, no es solamente que no puede. pero no quieren tampoco a Dios. Porque Dios, cuando nuestro corazón está dispuesto, Dios obra en nosotros el querer como el hacer, por su buena voluntad. Y Dios nos da la fuerza, Dios no solamente pone el deseo, pero Él da la fuerza. Aún cuando ya no tenemos ninguna, dice la Escritura. Es entonces cuando se manifiesta el poder de Dios. ¿Quién podrá entonces ser salvo? Es una pregunta que podemos hacernos. Para el hombre es imposible, pero para Dios todo es posible. La salvación pertenece 100% al Señor, porque el hombre está muerto en delitos y pecados. Y aun cuando Dios muestra su amor y su misericordia para con los hombres, aún con todo y eso, desprecian a Dios, desprecian su palabra, desprecian a sus siervos y aún a su único hijo que envió a morir en la cruz del Calvario por nosotros, y no quieren convertirse. determinados están a seguir los deseos de su malvado corazón. Que Dios tenga misericordia, solamente la misericordia de Dios, solamente su gracia irresistible puede quebrantar ese corazón tan duro y hacer que el más perverso y el más vil de los pecadores, como dijo el apóstol Pablo, como él se consideraba, dijo, palabra fiel y digna de ser recibida por todos, que Cristo vino a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Yo soy el más grande de los pecadores. Y no me avergüenzo, dijo Pablo del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación. Se necesita el poder de Dios para la salvación de un alma, porque el corazón duro, entenebrecido de los hombres, solamente va de continuo al mal. Ese es su deleite y ese es su placer, hasta que Dios pone un alto en su camino y le llama al arrepentimiento y a la fe. Dios tiene diferentes formas de obrar en la vida de las personas. Dios obró de una manera tremenda en la vida del apóstol Pablo. Dios ha obrado de una forma especial en la vida de cada uno de nosotros para hacernos volver al camino que lleva a la vida eterna. Dios tratará con cada uno de ustedes conforme a su voluntad, conforme a su palabra. Pero con todo eso, muchos todavía continúan en su corazón endurecido y no quieren convertirse. Que el Señor les bendiga, es mi oración y mi deseo. Vamos a orar para despedirnos.
Determinados al mal
ID kazania | 729221856145498 |
Czas trwania | 1:00:02 |
Data | |
Kategoria | Niedzielne nabożeństwo |
Tekst biblijny | Jeremiasz 5:1-5 |
Język | hiszpański |
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