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Buenos días, hermanos. Hoy vamos a continuar con nuestra serie Formando una cultura cristiana y vamos a meditar algunos pasajes. El primero va a ser Salmo 35. A muchos les gusta ser diferentes. Ha llegado casi a ser una moda hoy vestirse o verse diferente. Pelos, teñidos, cortes de pelo diferente, ropa diferente, tatuajes, piercing de una forma u otra. Claro, cuando todo el mundo hace lo diferente ya no es diferente, ¿verdad? Ya cuando vemos pelos rosados, ya tantos que andan así o esas ese tipo de cosas ya no es diferente entonces bueno yo no sé como que más podemos inventar ya todo llega a ser moda pero quiero decir si usted quiere ser diferente joven muchas veces pasamos por esa etapa que queremos ser diferente queremos expresar nuestra individualidad ¿sabe que? los únicos que pueden ser diferentes en este mundo los únicos son los que han recibido una naturaleza nueva por Jesucristo Son los únicos que quieren ser diferentes. Diga Cristo y serás bien diferente. Dijimos el domingo pasado que una cultura cristiana requiere que la palabra de Dios sea el centro de todo tema. Y cuando es así, vamos a encontrar que varias áreas de nuestra vida se conforman al corazón de Dios. Cuando usted pone la palabra como centro, encontrará que muchas áreas de su vida se conformarán al corazón de Dios. En este mensaje, hoy, Vamos a ver lo que tiene que producir la palabra de Dios en nuestras vidas. Cuando colocamos esa palabra en primer lugar, vamos a ver lo que ella hace en nuestras vidas, la forma en que la palabra nos lleva a formar una cultura radicalmente diferente a la cultura que nos rodea. La Palabra de Dios, como tema de hoy, la Palabra de Dios efectúa un cambio profundo y radical en el cristiano, formando y llevándonos a formar una cultura diferente en nuestro hogar, en nuestra vida. Salmo 35. Salmo 35 termina con el versículo 28. Y después de un Salmo en que David habla varias cosas de su relación con Dios, él termina este Salmo diciendo en versículo 28, Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día. ¿De qué habla usted? Usted habla de las cosas que le interesan. Si a usted le gusta mucho el fútbol, mucho de fútbol usted habla. Si a usted le gusta mucho la política, de la política habla. Si le gusta cocinar, de recetas habla. Si le gusta modas, de modas usted habla. Si a usted le gustan las motos, de motos habla. David dice, hablaré todo el día de la justicia y la alabanza de Dios. Yo creo que es triste, hermanos, es triste que haya algunos cristianos tan superficiales en su fe que no pueden siquiera entablar una conversación inteligente sobre las cosas de Dios. Hay cristianos incapaces de conversar inteligentemente en más de treinta segundos de las cosas de Dios. porque David podía y quería conversar de la justicia de Dios recuerden hermanos en Deuteronomio 17 del 18 al 20 no sé si le gustaría anotarlo porque es importante Dios le había dicho al rey ya en Deuteronomio antes de haber rey Dios le había dicho para Israel que el Rey se hiciera una copia especial y personal de la Palabra de Dios. Acuérdense que en aquel entonces no imprimían Biblias en imprentas en masa y todos tenían Biblia, era a mano en rollos. El que pudiera tener una Biblia en aquel entonces era cosa costosa, arduo. Claro, los escribas siempre estaban haciendo copias. Había copias de la Biblia en Israel. Una de esas copias la tenía que tener el rey. Y la tenía que tener a la par de su cama y a la par de su trono. Y decía Dios, en Deuteronomio 17, 18 al 20, la tenía que conocer. la tenía que leer, la tenía que tener a mano de Él para dirigir bien el pueblo. David conocía bien a Dios porque cumplió esa orden, hermano. David muchas veces en los Salmos dice, tú lees mi meditación, de mañana y de tarde. David meditaba la Palabra de Dios. Y es así que la Palabra de Dios lo llevó a ver la vida de una forma totalmente diferente. a como la ve la persona incrédula. David podía ver la vida de una forma teocéntrica porque podía ver la mano de Dios y la justicia de Dios en todo. Por la palabra podía alzar su mirada por encima de las cosas terrenales de hermanos y podía ver a Dios, la justicia de Dios, la mano de Dios, la voluntad de Dios alrededor suyo. Por tanto podía alabar a Dios, podía regocijarse en la gloria de Dios, su justicia, su santidad, su perfección. David regocijaba hermanos de lo más sublime de lo que puede un ser humano. ¿De qué cosas nos regocijamos, hermano? De muchas cosas. ¿Sabe qué es lo más sublime cuando usted se regocije? En Dios, en su justicia, en su salvación. Tener una visión teocéntrica permitía a David hablar de Dios les permitía hablar de Dios. David podía hablar mucho de Dios. Cuántos de los Salmos son escritos. No sé cuánto de eso sería un buen dato saber. Cuántos de los Salmos fueron escritos por David. No sé si fueron la mitad. David tenía mucho que decir de Dios. ¿Puede usted y yo decir tanto de Dios, mi hermano? Recontar su historia de salvación. Sabemos tanto lo que hizo en el pasado. Podemos alabarle de la forma que David lo hacía. David hablaba de Dios, su justicia, mientras otros se quejan, mientras otros reniegan, mientras otros blasfeman. Seguramente en algún momento de su vida, quizás niño, quizás viejo, a usted le emocionó algo mucho y usted de eso sólo hablaba. Y hablaba tanto de ello que las personas le decían, no sea necio. Ahí va otra vez, no sea necio, sólo de eso usted habla. ¿Le ha pasado? Yo creo que a todos nos ha pasado. ¿Sabe qué? Sería un honor sería un honor para el cristiano que le dijera, ah, ahí va otra vez hablando de Dios y Su justicia. Eso sería un honor, que le dijera a usted así. ¿Recuerda lo que dijo Jesús? De la abundancia del corazón habla la boca. Lo que está en su corazón, eso es lo que usted habla, y el corazón de David estaba tan lleno del conocimiento de su Dios, estaba empapado, todos los días agarraba esa ley y meditaba, todo lo que Génesis, Éxodo, Levítico, Deuteronomio, los jueces, Josué, sabía su Dios, pensaba en su Dios, vivía su Dios, entonces eso afectaba todo lo que hacía, todo lo que vía, todo lo que pensaba. Su boca hablaba la justicia y las alabanzas de Dios. Si yo le preguntara a usted qué parte de la Biblia está leyendo ahora, hermano, ¿qué me contesta? Y si me dice, pastor, sinceramente ninguna, ya sé que usted probablemente tampoco habla de Dios, de su justicia y de su alabanza. ¿Cómo pretende usted formar una cultura cristiana para usted y su familia, si no está llenando su pensamiento, su corazón, su mente de su Dios. La palabra de Dios es la forma principal que moldeará el corazón y el pensamiento del cristiano, llevándonos a cimentar nuestras vidas sobre la justicia de Dios. Y si usted no está pensando en Dios, meditando su palabra, Hablando de la justicia y de Dios y su alabanza. ¿De qué está pensando? ¿De qué entonces está pensando? Y esa respuesta es la que nos debe preocupar sobremanera en esta mañana. La actitud de David aquí la debemos adoptar, hermano. Mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día. Que Dios nos ayude. Que Dios nos ayude, hermanos. estar tan empapado en nuestro pensamiento corazón que no tenemos siquiera que hacer este tipo de petición porque eso va a ser algo tan natural de toda la iglesia en cualquier momento de cualquier día de cualquier tipo de conversación usted y yo hablaremos naturalmente de forma natural porque somos eso es lo que somos lo que vivimos lo que pensamos, lo que sentimos nuestro Dios justo, salvador, misericordioso hermanos la cultura cristiana se fundamenta, se forma con base en la palabra de Dios, meditando en Dios, conociendo a Dios y se llega a formarse y vivirse hablando hablando la justicia de Dios su alabanza, en el hogar y fuera del hogar. Dice David todo el día, en cualquier momento del día, eso es lo que yo siento, eso es lo que yo soy, eso es lo que yo voy a hablar. Hermanos, fíjense ese reto, que le lleguen a decir, ay, ahí va otra vez. Un buen reto, que se quejen de oírle a usted hablar tanto de su Dios. En segundo lugar, busque conmigo Salmo 77. Este Salmo escrito por Azaf trata el sufrimiento en la vida del cristiano, trata la angustia. Él comienza su Salmo diciendo, Salmo 77, dice, con mi voz clame a Dios. a Dios clamé, y él escuchará. Al Señor busqué en el día de mi angustia, alzaba Él mis manos de noche sin descanso, mi alma rehusaba consuelo." Y así comienza, así sigue este salmo, hermanos, en un momento de profunda angustia, de prueba fuerte de Azab, él clama a Dios. Y más adelante, en el versículo doce, Aztaf nos dice, ¿dónde hay yo la solución para su dolor, para su prueba? Meditaré en todas tus obras y hablaré de tus hechos. ¡Oh Dios Santo es tu camino! ¡Qué Dios es grande como nuestro Dios! Tú eres el Dios que hace maravillas, hiciste notorio en los pueblos tu poder. La cultura cristiana enfrenta el sufrimiento de una manera totalmente diferente a los incrédulos. La sociedad alrededor nuestro, la sociedad sin Dios hermano, enfrenta el dolor El dolor emocional, el dolor personal, la angustia, enfrenta el dolor con una curita o con una pastilla, un calmante. Intenta tapar la herida para que no la veamos o intenta darnos un sedante para que no lo sintamos. ¿Y qué es el consejo de nuestra sociedad incrédula que no tiene el sentimiento de un Dios Todopoderoso? Básicamente nos dicen, tú tienes el potencial para enfrentar esta situación, ten calma, confía en ti mismo, procura que todo el mundo te dé a ti tu lugar porque tú eres el más importante en esta vida y tú tienes que cuidar de ti mismo. Es un enfoque totalmente egocéntrico. Suena bonito, a todos nos gusta, al hombre natural le gusta que nos digan eso. El mundo solo puede intentar calmar la angustia con esta receta, hermano, pero es obvio, inclusive sin necesidad de la palabra de Dios, hermano, es obvio que esta fórmula que da el incrédulo no va a funcionar. Porque si le dice a usted, enfóquese en usted, usted es el que tiene el dolor en usted, usted es el que tiene el problema, y cuando, cuanto más usted se enfoque en sí mismo, ¿qué es lo que más ve? ¡El problema! Pero aquí vemos que es el negocio redondo, el negocio redondo de los psicólogos, la receta que le dan asegura que usted siga volviendo. Y se ha hecho negocio el dolor de los seres humanos hoy. ¡Negocio! el dolor emocional de los seres humanos hoy nosotros no necesitamos un sedante necesitamos cirugía y el bisturí de Dios primero duele hermanos para luego sanar La cirugía que ocupamos es que Dios corte ese egocentrismo. Lo mismo que recete el incredo, es el veneno que nos está matando. Y necesitamos que Dios corte el egocentrismo en manos de nuestro corazón. ¿Para qué? Para que podamos ver la realidad. Ese egocentrismo es lo que nos tiene vendados, nos tiene enfermos, nos tiene dando vueltas. Y Dios tiene que venir y cortar el egocentrismo para que veamos la realidad como es, veamos a un Dios que está en control. Dios controla la historia y eso es lo que Asaf termina viendo a la luz de la palabra de Dios, a la luz de la cirugía de Dios. Él puede expresar, meditaré, ¿en qué? En tus obras. Ahora entiendo, dice Asaf, ahora puedo ver, puedo ver a Dios en la historia y lo que hizo. ¿Cómo enfrenta el sufrimiento el cristiano? Como Asaf. encontrando en la palabra las poderosas obras de Dios, la salvación de su pueblo en tiempos pasados. Hoy debemos reconocer que la iglesia, la iglesia misma, ha caído en un gran problema que impide, hermanos, que la forma, esta cultura, bíblica que queremos fomentar y necesitamos para enfrentar el sufrimiento. La misma iglesia se ha desviado en convertir la religión en un misticismo. La iglesia de hoy ha olvidado el pasado y el futuro. La Iglesia de hoy se ha centrado en un tipo de un misticismo, una experiencia en el presente nada más. Sólo piensa en el momento presente y fomentar una experiencia emocional, un éxtasis espiritual para el momento. Y eso impide que la Iglesia misma puedan meditar y aprender de lo que Dios hizo en el pasado. No pensamos en el pasado, ni como conocemos el pasado, ni nos interesa el pasado. A mí me ha dicho más de uno, inclusive pastores. No, no, no, hermano, mire, estas cosas a mí no me interesan. ¿Cómo va a ser posible si Azaz encuentra la solución de su angustia en el pasado? ¿En qué? En el Dios del pasado, porque el Dios del pasado es el Dios del presente y es el Dios del futuro. Y ese Dios que libró a su pueblo, estuvo con ellos en el pasado, estará con nosotros hoy en día hasta el fin. Viene en su cabeza de Dios, mi hermano. Viene en su cabeza de lo que Dios hizo. Por eso aquí todos los domingos abrimos el Antiguo Testamento, esas historias que nadie nunca lee. Y aquí vamos leyendo capítulo por capítulo, todos los domingos. ¿Por qué? Es necesario saber. Es necesario saber lo que hizo Saúl y lo que va a hacer Dios. Es necesario saber eso. La cultura cristiana forma personas que enfrentan la aflicción, la angustia y las pruebas de una forma muy diferente a la persona no creyente. Ahora, como el proceso de santificación es progresivo, no es inmediato, hermano. A veces nos es difícil poner en práctica esta parte, y vamos a pasitos lentos, y a veces nos echamos para atrás. Dios nos lleva adelante con paciencia porque nosotros a menudo tropezamos, olvidamos, pecamos y no avanzamos en línea recta como deberíamos. Entonces hoy, hagámonos la pregunta, ¿cómo está usted enfrentando las pruebas que ahorita tiene? En todo momento, alguna prueba, algún problema, todos enfrentamos. A veces peores, a veces más livianitos, pero ahorita, ¿cómo está usted enfrentando las pruebas que tiene? ¿Como cualquier persona del mundo? ¿O de una manera diferente? Y otra pregunta para los padres, ¿de qué manera le está enseñando a su hijo a enfrentar las pruebas? Sabe, esta parte de la cultura cristiana se enseña desde que nacen. El niño nace pecaminoso. Por más que los padres creamos que nuestros hijos son angelitos, no son angelitos totalmente perfeccionados todavía. Es más, por otro lado pueden tender a veces. Nuestros hijos nacen con el deseo de que el mundo gire alrededor de ellos. Y ese espíritu de orgullo y de egoísmo se ve muy temprano en sus berrinches. Es una excelente oportunidad cuando su hijo está con la trompa, con la lágrima de cólera, con el berrinche por hacerse, una excelente oportunidad de enseñarle esto. ¿Sabe cuál es la mejor forma de enseñarle cómo enfrentar los problemas? La paciencia, la ecuanimidad. Lo mismo que dijimos el domingo pasado, la mejor forma de quitarle el egoísmo del niño, llénele de Dios. Llénele de Dios. Entre más mamá y papá Le puede hablar de Dios, lo que Dios hizo, lo que Dios ha hecho en la historia, lo que Dios ha prometido hacer. Eso es la mejor receta. para que nuestros hijos nos sigan en este mundo egoísta. El mundo si les bombardea, hermanos, con el orgullo y el egoísmo. Es más, los videos para jóvenes y la cultura pop de jóvenes provoca aquella rebeldía, aquel yo, ¿verdad? Y las diferentes modas que estamos experimentando en este mundo es para que el joven haga lo que quiera y que nadie le diga ¿Y sabes que está produciendo eso, hermano? Alta tasa de suicidio. Aquí en nuestro país, en nuestro país, alta tasa de suicidio entre jóvenes. Porque la vida no es así. Es que no es así. Dios está en control. Y nuestra conciencia sabe en algún momento que yo no mando. Y esos, cuando ya llegan, sin ninguna esperanza, sin ninguna fe en Dios, a entender que ellos no mandan, se quitan la vida. La mejor forma de cómo el padre cristiano pueda llevar, quitarle los derrinches a sus hijos, es enseñarle a Dios. Enseñele a Dios. Y cuando tu hijo sepa bien, conozca bien la historia de Dios, con sólo lo que usted dice, hijita, recuerde, cuando Dios hizo tal y tal cosa, ya usted no va a tener que enseñarle toda la historia, porque ya la sabe. Y sólo con que usted le recuerde, ya va a poder. Hermano, la cultura cristiana promueve y produce personas que enfrentan las aflicciones de una forma muy diferente que los del mundo. En tercer lugar, busquemos en el Salmo 85, en el Salmo 85, en el Salmo 85 no sabemos El autor dice para los hijos de Coré que eran los músicos en Israel. Y en este salmo el salmista está meditando en los caminos de Dios, el tratamiento de Dios con su pueblo. Israel había sido desobediente pero después del castigo Dios los había restaurado. El salmiente está pensando en la vida, la muerte, la relación de Dios con el hombre, y ¿qué es lo que le llama la atención? El versículo ocho y nueve lo dice, escucharé lo que hablará Jehová Dios, porque hablará paz a su pueblo y a sus santos. ¿Para qué? Para que no se vuelvan a la locura. ciertamente cercana está su salvación a los que le temen para que habite la gloria en nuestra tierra. La cultura cristiana se fundamenta una actividad y una actitud diferentes, hermano. Dice el salmista, escucharé lo que hablará Jehová Dios. ¿De qué manera escuchamos a Dios, mi hermano? En el sermón, excelente. Principalmente y primeramente escuchamos a Dios en su palabra predicada entre su pueblo. Pero no sólo aquí el domingo, otras formas son necesarias. Todos nosotros tenemos una Biblia y aquí en Costa Rica tenemos la libertad de leerla. No todos tienen eso. Usted sabe, hermanos, en la historia de las misiones, cuando ha llegado la palabra de Dios a algunas naciones, no se les permitió Biblias. Y muchos arriesgaron sus vidas llevando Biblias a situaciones ilegales donde podían tener una Biblia. ¿Por qué? Porque el cristiano por naturaleza quiere huir a su Dios. ¡Qué tristeza, hermanos, en naciones donde quieren pagarían mucho dinero y harían mucha lucha por conseguir una vida y en nuestras casas están las vidas regadas por todos lados, sucias, rotas en cada rincón y descuidadas muchas veces. ¡Qué tristeza! Veis, siempre la vida parece ser así, ¿verdad? Lo que nos esparcen no apreciamos y lo que otros quisieran no tiene. Hermanos, el cristiano por naturaleza quiere huir a Dios porque el Espíritu Santo pone ese deseo en nuestro corazón. ¿Y qué oímos de Dios? Pues oímos muchas cosas, pero en este Salmo se habla de lo fundamental. Este salmista, hermanos, habla, este Salmo habla de lo más primordial. Habla de lo que se fundamenta en nuestra vida. Habla del perdón de Dios. Versículo 2. Dice el salmista, perdonaste la iniquidad de tu pueblo. todos los pecados de ellos, cubriste. ¿Qué oye usted de Dios, mi hermano? ¿Qué oye usted de Dios? El cristiano salvo por la fe en Cristo, oye, Dios cubrió tus pecados en Cristo. Nosotros oímos una palabra de perdón. Y la cultura cristiana es diferente a las otras culturas religiosas porque se basa, las otras culturas se basan en las obras del hombre, en el esfuerzo que usted hace, en lo bueno que debe ser usted. La cultura cristiana se fundamenta en el perdón de Dios en Cristo por su gracia. Y eso lo afecta a todo. Esto lo afecta a todo. y nos da un carácter completo diferente a nuestra cultura, hermano, que es la cultura del mundo. El mundo generalmente se fundamenta en, si me ayudas yo te ayudo, si me friegas me la pagas. Pero la cultura cristiana es totalmente lo contrario. Nosotros ofendimos a Dios, ¿y cómo nos pagó Dios? Sacrificó su propio Hijo por nuestras ofensas. Nosotros no teníamos nada con qué ganar la buena voluntad de Dios. Dios dio lo que no teníamos. Dios proveyó el pago. Nosotros ni siquiera entendíamos la gravedad de nuestra suerte. Ni creíamos en un infierno. Y si creíamos en un infierno, nosotros no íbamos hacia ello. menos queríamos acercarnos a Dios, y que eso Dios envió su Santo Espíritu para que estáramos en razón, para que tendiéramos al Dios justo, y para que acudiéramos a Jesucristo. Hermanos, cuando usted se da cuenta de esto, entonces su corazón se llena de qué? De maravilla. te asombro ante Dios. Y usted dice lo que dice aquí en versículo 3, reprimiste todo tu enojo y te apartaste del ardor de tu ira. Se asombra el cristiano, se maravilla el cristiano. Necesariamente esto produce una persona muy diferente, mi hermano. Su corazón no puede quebrantarse ante el Señor de gratitud, de maravilla, de asombro, y que usted siga siendo la misma persona. Esto, esta actitud de ese salmo produce una persona que procura la humildad y no la altanería. Ninguna persona, ningún cristiano que comprenda la gracia de Dios puede seguir una vida de altanería. Esto produce una persona que quiere ser servidor y no ser servido. Esto produce una persona que sabe perdonar y no guardar rencor, porque su Dios ha tomado nuestros pecados y los ha tirado en el mar más profundo y los ha alejado tan lejos como es el este del oeste. Jóvenes, en la etapa en que ustedes están, siendo bombardeados por muchas corrientes y fuerzas del mundo. El mundo promueve lo contrario, el mundo promueve el orgullo, la tardería, la arrogancia, la venganza inclusive. Meriten la gracia del Señor. Ustedes están entrando en un momento en que toma conciencia de la vida, toma conciencia de las cosas importantes, eso es gradual. Procure, no sólo los jóvenes, todos nosotros, procuremos, hermanos, que nuestro corazón siempre sea sensible a esta realidad que es el fundamento de una cultura cristiana. Sin esto, hermano, olvídese de que vamos a poder formar una cultura diferente, una cultura cristiana. Es una vergüenza para el Evangelio cuando los que se llaman cristianos van a la iglesia los domingos pero viven como paganos toda la semana. Mostrando las mismas actitudes de egoísmo, de arrogancia, de falta de humildad, no les interesa servir como Jesús sirvió y guardan rencor. Es una vergüenza para el Evangelio. La cultura cristiana se fundamenta y fomenta una cultura basada en el perdón de Dios en Cristo. Y todos los días, hermano, esto debe ser una maravilla para nosotros. Por eso cantamos hoy, nuevas son cada mañana, nuevas son cada mañana las misericordias de Dios, porque no son merecidas. Sólo pensar que Dios cubrió nuestros pecados en Jesús, sólo pensar que Él habla una palabra de paz para con nosotros, hermanos, debe llenarnos cada día de asombro, cada día de maravilla, cada día de sorpresa, cada día de amor y gratitud. Se emociona su corazón, se emociona su corazón, amigo que me oye, al escuchar una palabra de paz del Dios del Cielo? Si alguien muy sinceramente hoy me dice, ya Guillermo, no mucho. Usted me dijo la condición de su cultura cristiana que usted está desarrollando en su propia vida y en su hogar. Sabe, Jesús está triste con esa respuesta, y no se quedará conforme con un cristiano que continúe apático, frío, ante su gran sacrificio. Y lo único que yo puedo recomendar es que usted vuelva a tomar su Biblia, y que la abra, y que vuelva a meditar lo que hizo el gran Dios del cielo en Jesucristo. perdonando nuestros pecados. Y luego comience a vivir las implicaciones de ser salvo por la misericordia de Dios en Cristo. Hoy hemos contemplado tres formas en que la Palabra de Dios obra poderosamente nuestras vidas hermanos, transformando una cultura anticristiana en la que vivíamos, en la que nacimos, una cultura anticristiana en una cultura cristiana. Primeramente vimos que la palabra nos convierte en personas que hablamos lo que está en nuestro corazón. Y esa misma palabra pone en nuestro corazón el conocimiento de Dios, de justicia y de alabanza. Y sería un fraude que nosotros todos sólo habláramos de Dios el día domingo en la iglesia. Eso no puede ser. David decía que quería hablar de la justicia de Dios todos los días. porque por la palabra de Dios veía la justicia de Dios todos los días y en todo y su corazón estaba lleno del alabanza a Dios hermano la cultura cristiana nos va a llevar a ser personas que llenamos nuestro corazón y pensamiento con la palabra de Dios el conocimiento de nuestro Dios para que todos los días y todo el día hablemos la justicia y el alabanza de Dios en segundo lugar vimos El cristiano forja una cultura muy diferente en la forma de enfrentar las pruebas y las aflicciones de esta vida. Nos separamos intencionalmente, conscientemente, nos separamos de la cultura egocentrista y nos apegamos a Dios. La palabra de Dios es aquel bisturí. que corta el egoísmo de nuestro corazón, permitiendo que veamos con nuevos ojos a Dios para contemplar sus maravillosas y poderosas obras en la historia. En la cultura cristiana los padres les enseñan a sus hijos desde pequeños ¿Cómo poner la mirada en Dios en medio de los dolores de esta vida? Y eso producirá cristianos muy diferentes, hermanos, cuando esta cultura cristiana esté arraigada entre nosotros, y nosotros sepamos ante toda aflicción, ante toda angustia, sepamos enfocar nuestro pensamiento en Dios, ¿sabe, hermanos? Van a haber cristianos fuertes. Vamos a ser cristianos estables, cristianos valientes. Nada nos tumba, nada nos intimida, nada nos podrá frenar en nuestro servicio de Dios. En tercer lugar, vimos que la palabra de Dios nos enseña que el cimiento de toda nuestra vida es la asombrosa y maravillosa gracia de Dios en Cristo Jesús. La cultura cristiana es una cultura ¡De asombro! No es una cultura aburrida jamás. La cultura cristiana, mi hermano, es una cultura de maravilla. Nuevas son cada mañana las misericordias de Dios. Nunca nos aburrimos de tomar la Biblia otra vez y contemplar otra vez el amor inmerecido de Dios para con nosotros. Se lo enseñamos a nuestros hijos, oramos y alabamos a Dios en casa, y aquí con nuestros hermanos cantamos glorias y cantamos alabanzas a Dios. Y nuestra vida entera se convierte en un sacrificio vivo a Dios, practicando la humildad en lugar de la arrogancia, el servicio en lugar de ser servido, el perdón en vez de la venganza y el rencor. No siempre es fácil dejar la cultura anticristiana en que hemos sido formados hermanos. Y esa cultura que nos rodea no siempre es fácil. Pero yo creo que todos aquí en esta mañana estamos de acuerdo. Que la cultura cristiana que Dios tiene para nosotros es una cultura mucho más sana. ¿No es cierto? Es hermosa. Es una cultura en que hay verdadera felicidad. una cultura en que nuestros hijos crecerán seguros. Yo creo, hermanos, que nosotros en esta mañana anhelamos formar esta cultura para nosotros. ¿Cuántos le decimos a Dios hoy? Dios, ayúdame a poder formar firmemente esa cultura cristiana. Amén. Oremos. Esa es nuestra oración, Señor. Gracias por Tu Palabra que nos explica claramente cómo la cultura, la vida cristiana difiere raritalmente de la cultura que han formado los incrédulos. Y ayúdanos, oh Dios, pon en nosotros ese amor por Tu Palabra, el amor por Ti, el amor por conocerte Tus obras, oh Dios, y ayúdanos. a cada uno de nosotros, individuos, padres, jóvenes, hijos, a luchar por formar esa cultura cristiana, para que Tú recibas la gloria y que nosotros seamos seguros en Ti. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.
Formando una cultura Cristiana - Parte 2
La formación de una cultura Cristiana requiere que la Palabra influya directamente en las siguientes tres áreas: 1) Lo que hablamos, 2) La forma de enfrentar el sufrimiento, 3) La habilidad de apreciar el perdón de Dios y practicar su perdón
ID kazania | 11811142442 |
Czas trwania | 40:07 |
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Kategoria | Niedzielne nabożeństwo |
Język | hiszpański |
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