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Abramos nuestra Biblia en esta tarde en Lucas 22. Vamos a leer Lucas 22, 1 al 22. Dice esta porción de la escritura. Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura que se llama la Pascua. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarle porque temían al pueblo. Y entró Satanás en Judas por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce. Y este fue y habló con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia de cómo se lo entregarían. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. Y él se comprometió y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo. Llegó el día de los panes sin levadura en el cual era necesario sacrificar el cordero de la Pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan diciendo, prepárenos la Pascua para que la comamos. Ellos le dijeron, ¿dónde quieres que la preparemos? Él les dijo, he aquí, al entrar en la ciudad no saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua, seguidle hasta la casa donde entrare. Y decida al padre de familia de esa casa, el maestro te dice, ¿dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis discípulos? Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto, preparad allí. Fueron pues y hallaron como les había dicho, Y prepararon la pascua. Cuando era la hora, se sentó a la mesa y con él los apóstoles. Y les dijo, ¿cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca? Porque os digo que no la comeré más hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y habiendo tomado la copa, dio gracias y dijo, tomad esto y repartidlo entre vosotros. Porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que el rey, el reino de Dios venga. Y tomó el pan y dio gracias y lo partió y les dio diciendo este es mi cuerpo que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa diciendo esta copa es el nuevo pacto en mi sangre que por vosotros se derrama. Mas he aquí la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. A la verdad del hijo del hombre va según lo que está determinado. Pero hay de aquel hombre por quien es entregado. Oramos. Nuestro Dios, te damos gracias por tu palabra y por la verdad de que tu presencia está en medio de tu pueblo y ello trae consuelo y ello trae estímulo para poder atender a tu voz, a tu dirección y al bien que necesitamos. Asístenos, pues, en este tiempo que todo nuestro ser te honre. en Cristo Jesús. Amén. El tiempo ha llegado. Es evidente en esta tarde lo que como Iglesia celebramos. En todo el mundo la Iglesia de Cristo proclama de forma incesante el hecho de la muerte y la resurrección de Cristo. Dentro de no mucho se hará de una forma más intensa. Pero ahora es sumamente importante este hecho. Es sumamente importante porque esto le da veracidad a la fe que nosotros profesamos. Tenemos que recordar las palabras de Pablo cuando dijo que si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe. Es sumamente, por lo tanto, importante este hecho histórico porque le da veracidad a la fe que profesamos Si este hecho no hubiese sucedido, entonces el cristianismo no debe ser creído. Pero si este evento realmente sucedió, como así lo dice la historia, con abundantes evidencias de la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, entonces, si esto es así, si esto es verdad, Todo lo que dice la palabra debe ser creído. Todo debe ser creído, incluyendo una verdad que todo ser humano natural rechaza, y es que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. y lo creó para tener una relación personal con Dios. Pero el hombre se revela en contra de Dios, el pecado entra en la humanidad y el pecado deforma al ser humano y lo hace completamente. Ahí está el pensamiento, intelecto, emociones y voluntad dañadas por el pecado. palabra nos dice que el hombre está totalmente arruinado por el pecado y con la profunda necesidad de ser perdonado y rescatado. Pero la palabra también incluye y nos dice la realidad de que el hombre no se puede salvar a sí mismo, de que está totalmente muerto y destituido de la gloria de Dios, Palabra nos dice de que el hombre está muerto en sus delitos y pecados, nos dice que el hombre, aunque cree que es sabio, su sabiduría para Dios es completamente basura, porque hasta su intelecto ha sido corrompido por el pecado. palabra nos dice que no hay ni una persona justa y que tampoco hay una persona que sea inocente y que la paga final será la muerte. La palabra también nos dice que en ese día el pecador que ha rechazado a Dios se tendrá que reunir cara a cara y enfrentar cara a cara al Hijo de Dios. para el pecador que ha rechazado a su hijo, que ha menospreciado a Cristo Jesús y su obra, en ese día final vendrá destrucción total para él. La palabra nos dice que Jesús se encuentra ahora mismo sentado a la diestra del Padre, pero en ese día final Él vendrá a juzgar. Esto es lo que dice la palabra y esto es lo que debemos creer por cuanto la resurrección es un hecho real. Son malas noticias las que la palabra descubre, anuncia y proclama. Una profunda nube gris se cierne sobre el ser humano. Pero hay una buena noticia, y es esta, que hay una manera, hay una vía para ser perdonado. No a tu manera, no a mi manera, sino a la manera de Dios. Es a la manera de Dios. Y hoy recordamos el comienzo de esa vía para obtener salvación y vida eterna. Hoy que estamos delante de esta mesa, recordamos tal hecho, tal cosa, tal verdad, tal realidad. Ahora bien, nada de esto hubiese sucedido Nada de esto que estamos celebrando hoy hubiese sido posible si la muerte y la resurrección no ocurrió. O sea que son sumamente importantes estos versículos en la historia de nuestra redención. Vamos, por lo tanto, a dividir en dos partes el pasaje. se recoge desde el versículo 1 al 6, y el versículo 21 y 22, y en segundo lugar, desde el versículo 14 al 20. Entonces, en primer lugar, vamos a ver lo que Lucas nos dice, versículo 22, 1 y 2. Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la Pascua, y los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarle porque temían al pueblo. En el versículo uno nos dice y o da el contexto de la porción que hemos leído. Nos encontramos durante la semana de la Pascua. Es miércoles por la noche. Jesús muere el viernes. Estamos en la última semana de la vida de Jesús, en la última semana de su ministerio, y al final del versículo 21 dice que el Señor se fue al monte de los olivos como solía hacerlo. Y el versículo 2 nos da una información, y es importante, y es que los religiosos, los escribas y fariseos todavía estaban buscando la manera cómo arrestarle, de cómo deshacerse de Jesús. Esta era su búsqueda. Y vemos que su esfuerzo ha sido totalmente nulo. No habían tenido resultado todo esfuerzo que llevaron a cabo, pero persistían en ello. Y al final del versículo 2 dice que estos temían al pueblo. Claro está, ellos se cuidaban de que su reputación no se cuestionara, porque sabían también que Jesús era amado por el pueblo. Tenía una buena reputación ante el pueblo, por lo que lo que deseaban hacer no podía hacerse sino en secreto. Debía ser en secreto. ¿Cuántas veces quisieron hacerlo? Ahora veamos el versículo 3. El versículo 3 dice, y entró Satanás en Judas. entró Satanás en Judas. A primera vista parece que Satanás tomó las riendas como diciendo, yo me encargo, déjenmelo a mí, yo me encargo de Jesús. Y el texto nos muestra que Judas no se movió hasta que Satanás entró en él. ¿Acaso Satanás es soberano? ¿Acaso es Satanás quien planeó todo esto? ¿Quién tuvo el control de lo sucedido allí en la Cruz del Calvario? No podemos entender los versículos 3 al 6 a menos que no vayamos al versículo 22. Que dice así, a la verdad el hijo del hombre va según lo que está determinado. Según lo que está determinado. ¿Qué significa esto? Que lo que sucedió allí en el versículo 3 sucedió porque era la hora. Había llegado la hora y Satanás no pudo moverse hasta que Dios le abrió la puerta. Hasta que Dios le dijo, ahora es el tiempo. Ahora es el tiempo. Vemos como en el Evangelio de Juan, capítulo 2, versículo 4, allí en las bodas de Canaán, donde María se dirige a Jesús, la madre, para decirle el problema que había tenido. No había vino, se había acabado. Y ella le dice, Jesús le responde, ¿qué tienes conmigo, mujer? Aún mi hora, no ha venido mi hora. En el capítulo 7, versículo 30, dice que quisieron prenderle, pero no pudieron, y no pudieron porque aún no había llegado su hora. El Evangelio de Lucas, capítulo 22, donde estamos en el versículo 53, dice, habiendo estado con vosotros, esto fue cuando fueron a arrestarle, habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis la mano contra mí, mas esta es vuestra hora y la potestad de las tinieblas. Cuando Satanás entró en Judas, ahí comenzó el poder de las tinieblas para entregar a Cristo a la muerte. Pero este momento no llegó hasta que Dios así lo quiso, cuando Dios lo determinó. Esto no sucedió al azar o por sorpresa, no. Esta había sido predeterminada por el Padre. ¿Por qué esto es importante, hermano? Porque lo que sucedió había sido trazado, planeado, determinado por el Padre, ni más ni menos. La realidad es que Satanás fue instrumento que Dios, el Padre, utilizó para iniciar ese proceso hacia la cruz. Por lo tanto, se mueve cuando Dios dice, como Dios dice y en el momento que Dios dice. ¿Recuerdan la historia de Job? Satanás se presenta delante de Dios, junto con los ángeles, allí ante el trono de la gracia. Satanás estaba callado. ¿Quién fue el que comenzó la conversación, sino Dios? Y le dijo a Satanás, ¿tú es considerado a mí sirvojo? Y Satanás le dijo, sí, lo que pasa es que tú siempre lo proteges. Y esto es muy interesante, satanás venía de rodear la tierra y él le dice tú siempre lo protege y dios le dijo bien lo pongo en tu mano lo pongo en tu mano no toque su vida pero lo pongo en tu mano y satanás quiere que se lo entregue Y dijo, ya verás cómo te maldice en tu cara. Ya verás que Job termina maldiciéndote. Vemos aquí nosotros el poder de Dios soberano sobre Satanás. Satanás no es soberano. Él no hace lo que quiere. Satanás hace lo que Dios le permite hacer. Satanás no es omnisciente, no es omnipresente, y en la soberanía de Dios estaba que Satanás entrara en la vida de Judas como lo hizo. Dios es el soberano, y Satanás es como un perrillo en las manos de su amo, que hace lo que éste le dice. Si nosotros no sabemos esto, Las cosas que sucedan o suceden a nuestro alrededor nos sorprenderán. Porque aún en las crisis más difíciles de nuestra vida podemos ver la soberanía de Dios en ellas. Que si nos sucede lo que nos sucede es porque Dios lo permite. en aquellos que son de él. Satanás no está haciendo lo que él quiere. Satanás está haciendo lo que Dios le permite hacer. Ahora, ¿qué pasa con Judas? Alguno dirá, pero no es justo que Satanás entre en la vida de un ser inocente y que lo corrompa. No es justo que así suceda. Hay aquí dos cosas que tenemos que tener claro. Y es que, primero, Judas no es un hombre inocente. Como tampoco lo somos nosotros. Todos somos pecadores. Pero la palabra nos dice, en Juan 12, 6, no es que Judas Recuerden el momento. Ahí está María, la hermana de Lázaro, quien había comprado un perfume de nardos muy costoso. Y ahí están jugando los pies del Señor Jesús con ese perfume y esos cabellos. Y Judas dice, esto se podía vender y darle a los pobres, que esto es caro. No es que Judas, dice Juan XVI, le importara a los pobres, o le importara a los pobres, sino porque era ladrón, dice, y se extraía de la bolsa. Su interés estaba en la bolsa. Judas no era inocenta, era un ladrón. Satanás no entró en la vida de un inocente y lo corrompió. No, Satanás opera, controla y lidera aquellos donde el pecado mora, donde el pecado sea lo que controle su vida. Efecio nos dice de esta realidad que nos alcanza a todos. Es fecho el capítulo 2, versículo 1 al 3. Y él os dio vida a vosotros cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo, en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Satanás lo que hizo es impulsar impulsar lo que había ya en el corazón de Judas, su pecado. Simplemente eso fue lo que ocurrió. Judas no amaba a Jesús. Estaba con Jesús, pero no le pertenecía a Jesús. Amaba el dinero. Ese era su dueño. Satanás era su dueño. Y como dueño hizo con él lo que él quiso. Satanás hace con aquel que rechaza a Dios lo que él quiera hacer con él. Si tú eres un pecador y no has sido renovado, transformado por Jesucristo y limpio por su sangre, tú estás controlado por Satanás y lo que haces es lo que tú quieres hacer y lo que tú deseas hacer es simplemente el deseo de tu padre Satanás. Es importante entender esto porque Judas pasó tres años con Jesús y pasó tres años en el mejor seminario teológico que ha existido en la faz de la tierra. Él desayunaba, él almorzaba, él dormía con Jesús. Incluso hizo milagros. ¿Recuerdan? Allí en Lucas 10, donde se dice que Jesús envió a aquellos 70 de dos en dos para predicar. Cuando regresaron, estaban asombrados. Los demonios se sujetaban. ¡Qué proeza hicieron! Pero Jesús les dice, eso no es importante. Lo importante no es que los demonios se sujeten. Lo importante es que tu nombre esté escrito en el libro de la vida. Eso es lo realmente importante. No este hecho portentoso. Judas no amaba a Jesús. No era una de sus ovejas que oyen su voz y le siguen. Judas era hijo del diablo porque el dinero precisamente era su dueño. ¿Habrá alguno aquí que sea Judas, como Judas? Que viene a la iglesia, que tiene apariencia de discípulo, dice que ama al Señor, pero ese corazón tiene otro dueño. ¿Hay otro interés que domina el corazón? ¿Saldrá la luz? tarde o temprano. Y todos sabrán que nunca, si es así, nunca amaste a Dios, que sólo era una apariencia. Judas no faltará. No faltará. Unos tenían ropa espléndida. otros estudiaban la Biblia. Versículo 4 al 6 de nuestro pasaje. Aquí se está, se ve el desarrollo de ese plan. ¿Cuál era ese plan? Judas fue y habló con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron y convidieron en darles dinero. Y él se comprometió y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo. Este era su plan. Claro, todo esto ya estaba profetizado. Cuando leemos en Zacarías 11-12, dice, si os parece bien, dadme mi salario, y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Justamente treinta fueron las piezas de plata por la venta de Jesús, por la entrega de Jesús. Precisamente esto fue lo que confirmó que la hora había llegado. En el versículo 7, leemos, llegó el día de los panes sin levadura en el cual era necesario sacrificar el cordero de la Pascua. Había llegado el día, los judíos celebraban en memoria de lo que había sucedido, ellos estuvieron en esclavitud allí en Egipto, Dios en su gracia y su misericordia por Moisés los libra de la esclavitud. ¿Y cómo lo hace Dios? ¿Cómo lleva a cabo esta liberación? Él lo hace a través de unas plagas, Y nos dice la escritura que la última de las plagas fue la del espíritu de la muerte. Este iba a pasar por todo el campamento e iba a matar a todo primogénito. Dios en su misericordia dijo, la única manera que yo puedo librar al pueblo, la única manera en que yo puedo traer redención al pueblo es si alguien muere. Y alguien tiene que morir, se tiene que derramar sangre. Y Dios le dijo, escojan un cordero limpio, puro y sin mancha, sacrifíquenlo. Y con la sangre del cordero, manchen el lintern de las puertas. Y cuando el espíritu de la muerte pase, y vea la sangre de ese cordero sin mancha, él pasará de largo y no matará a su primogénito. Desde ese momento, Dios establece el sistema de sacrificio, en el cual el sacerdote tenía que coger un cordero limpio, sin mancha, puro, todos los años, y sacrificarlo, y su sangre se derramaba esto iba a servir como símbolo del perdón de pecado del pueblo. Tenía que haber un sustituto. Necesariamente tenía que haber un sustituto para la redención del pueblo, y este debía ser inocente, limpio y sin mancha. Esta era la celebración de la Pascua. Y anteriormente, Al principio del sermón hablamos de que Dios le permitió a Satanás entrar en Judas en el momento indicado y ese momento era en el que Dios decidió sacrificar a su hijo. Fue el viernes cuando Jesús es sacrificado y Dios escoge ese día para liberar a su pueblo a través de la vida de un inocente. Veamos en segundo lugar lo que sucede en los versículos 14 al 20. Vamos a leer 14 al 16 y dice, Cuando era la hora, se sentó a la mesa y con él los apóstoles. Y le dijo, cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca, porque os digo que no comeré más hasta que, o la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios. Y es importante, porque divide los tiempos. Aquí está en la mesa, con sus discípulos. Aquí pone fin a un tiempo y comienza el tiempo nuevo, un nuevo tiempo. Jesús pone fin al Antiguo Testamento, a los sacrificios, a los sacerdotes, pone fin a la ley del Antiguo Testamento diciendo ya no es necesario que todos los años sacrifiquen un cordero para el perdón de pecado. ¿Por qué? porque yo soy el verdadero cordero, el verdadero cordero que vengo a quitar de una vez y para siempre el pecado de mi pueblo. Termina el antiguo pacto y comienza el nuevo. Ahora veamos del 17 al 20. Y habiendo tomado la copa, dio gracias y dijo, tomad esto y repartidlo entre vosotros, porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga y tomó el pan y dio gracias y lo partió y les dio diciendo esto mi cuerpo que por vosotros es dado a ser esto en memoria de mí. De igual manera después que hubo cenado tomó la copa diciendo esta copa es el nuevo pacto en mi sangre que por vosotros se derrama. Fijémonos en lo que dice el versículo nueve. Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado. Aquí Jesús está diciendo, yo soy el Cordero, yo soy el Sustituto y yo voy a poner mi cuerpo en tu lugar. Voy a ir al matadero en tu lugar. Yo soy el cordero que nadie obligó, sino que voluntariamente me entrego y llevo a cabo tal sacrificio. Hermano, cuando tomemos la copa, recordemos esto. Yo soy el cordero. Yo soy tu sustituto. Pero así mismo Jesús instituye la Santa Cena en memoria de lo que Jesús iba a hacer allí en la cruz. Versículo 20, de igual manera después que hubo cenado tomó la copa diciendo, esta copa es el nuevo pacto en mi sangre que por vosotros se derrama. No solamente yo voy a ir a la cruz a morir en tu lugar, sino que la sangre que se va a derramar en esa cruz tiene el poder para limpiar tus pecados y hacerlo de una vez para siempre, para que de la misma manera que el espíritu de la muerte que estuvo allí en Éxodo pasó por alto la ira de Dios, en vez de caer en ti y en mí, pase también por alto. O sea, hermanos, cuando bebamos la copa, no nos olvidemos que fue esa sangre la que compró nuestra salvación. No olvidemos tal cosa. El único hombre inocente que ha vivido sobre la faz de la tierra se entregó en sacrificio con el propósito de que la ira de su padre, en vez de ir sobre ti, de ir sobre mí, fuera sobre él, para que a través de ese sacrificio y de esa sangre tú y yo no podamos podamos, mejor dicho, ser salvos una vez y para siempre. Aquellas hermosas palabras de Isaías 53.5, mas el herido fue por nuestra rebelión, morido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados. La ira del padre cayó. y cayó injustamente sobre su hijo, porque tenía que caer sobre nosotros. Pero fue así para que tú y yo podamos vivir. Por eso, amigo, ¿cómo es posible, cómo es posible que tú puedas vivir tu vida sabiendo esta verdad? conociendo que este acontecimiento tuvo lugar y la razón de este acontecimiento, y puedas vivir como si Dios no existiera, como si lo que hizo Jesús fuera algo irracional, algo insignificante. ¿Cómo es posible pensar y vivir así? ¿Cómo es posible? Es nuestra oración, esta tarde, que de una vez por todas dejes de estar viviendo como si esto no tuviera que ver contigo, como si esto no te incumbe a ti. La muerte de Cristo tuvo lugar y su propósito fue para que miserables como nosotros podamos ser salvos. Si vives como Judas, necesitas arrepentirte. Ahora mejor que después. Y necesitas considerar, considerar la severidad de lo que sucedió en la cruz. ¡Qué dura escena! ¡Qué duras palabras salieron de la boca de Jesús! ¡Qué difícil! ¿Por qué me has abandonado? Considera la severidad de lo que sucedió en la cruz Y hazlo porque un día tendrás que verte cara a cara con Jesús y tu desprecio y ese rechazo que ha de traer. Y la propia palabra que anuncia y proclama el sacrificio de Cristo para vida dice destrucción para ti, destrucción para ti. Escucha. Dios, por su palabra, te está diciendo ya no juegues más no lo hagas ya no juegues más vamos a cantar el himno 180 antes de pasar a tomar el pan y la copa. Himno ciento ochenta. Escuchamos la melodía. espera un momentito Pues de amor y de clemencia en el Golgotazo no, y al oírla con violencia al Calvario retembló. fue la voz que Cristo dio. Voz de escarnio, de ironía, vil pronuncia el hombre audaz, mientras Cristo en Su agonía hace al sol nublar su fallo, como en su madurez fue la voz de un dios verano. Entre angustias y dolores, un amparo se encontró. El Señor por pecadores, ira de Dios fue su frión. Con su mal duelo hizo el fin. con su maturnato anuncio para el triste pecador bendiciones celestiales por no obtener todo el Señor. ¡Aleluya! del perdón es el fiador. Canten, ángeles, la gloria de la gracia del Señor. Con las almas redimidas todo temor le doy. consumado es gloria a nuestro Salvador. Amén. Vamos a acercarnos a esta mesa del Señor y recordar este hecho del cual hemos compartido, un glorioso hecho que da sentido a nuestra fe, a nuestra esperanza, que fortalece y vigoriza nuestro ser en medio de un mundo difícil por el cual todavía nos queda un recorrido que hacer, pero con una esperanza que no va a cambiar, que va a estar siempre delante de nosotros y se cumplirá en perfección en aquel día. Tomaremos el pan y la copa. Antes vamos a dar gracias. Le voy a pedir a Josué, por favor, que él pase y dé gracias. Padre Señor nuestro, te agradecemos que podamos acercarnos a ti y podamos participar de esta mesa. Que tú nos hayas amado y nos hayas perdonado, reconciliándonos contigo por medio del sacrificio de tu Hijo, nuestro Salvador. Gracias, Señor, por este hecho, porque nuestro Señor ha muerto y resucitado para nuestra salvación. porque su sangre nos limpia de todo pecado y porque su sacrificio es eficaz para hacernos tus hijos y hacernos partícipes de la vida eterna y para que todas nuestras iniquidades sean arrojadas a lo profundo del mar y el acusador sea callado y podamos tener una confianza, una certeza de la vida eterna la cual nos ha llamado tener la seguridad, Señor, no por nosotros mismos, sino por esa obra perfecta de nuestro Señor y Salvador. Queremos rogarte ahora que este tiempo en el que recordamos y traemos en memoria este hecho sea para renovar nuestra fe y para responderte a tu amor y tu compasión para con nosotros. con esa vida que te agrade a ti, en amor, en fidelidad, en buenas obras, sirviéndote con nuestras vidas y apartándonos de todo pecado e iniquidad. Ayúdenos, Señor, a seguirte, a obedecerte y a guardar ese día en que lo beberemos nuevo en el reino de Dios. Señor, sé con nosotros en esta hora y impártenos de tu gracia. Por Cristo nuestro Salvador. Amén. Pueden participar de esta Cena del Señor, aquellos que han dado testimonio bajando a las aguas del bautismo, dando testimonio de su fe y de la obra de Cristo en sus corazones y están bajo el ministerio pastoral en medio de su iglesia, que adora. Aquellos que nos visitan y que están en esta situación pueden participar y si no, abstenerse. Vamos a repartir este pan. Las exigencias de Dios con respecto al Cordero en aquel tiempo eran claras. No podía ser de cualquier manera. Tenía que ser como Dios había establecido. Demandaba un cuidado, una atención para no caer en desobediencia. es nuestro Cordero, nuestro Salvador, un Cordero perfecto, quien no hubo en el pecado, ni hizo, ni se halló en él. Damos gracias por la
El tiempo ha llegado
ID kazania | 11025191604621 |
Czas trwania | 50:16 |
Data | |
Kategoria | Niedziela - PM |
Tekst biblijny | Łukasz 22:1-23 |
Język | hiszpański |
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