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필사본
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Hoy el Levítico capítulo 19, sigo en su lista si son tan amables. Versículo 1 nos dice así. Habló Jehová a Moisés diciendo, Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles, Santos seréis, porque santo soy yo, Jehová vuestro Dios. Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis, Jehová vuestro Dios. No os volveréis a los hírodos, ni haréis para vosotros dioses de fundición, Dios Jehová, vuestro Dios. Y cuando ofreciereis sacrificio de ofrenda de paz a Jehová, ofrecerlo de tal manera que seáis aceptos. Será comido el día que lo ofreciereis, y el día siguiente lo que quedare para el tercer día será quemado en el fuego. Y si se comiere al día tercero, será abominación, no será acepto. El que comiere llevará su delito, por cuanto profanó lo santo de Jehová, y la tal persona será cortada de su pueblo. Cuando ciegues la miez de tu tierra, no llegarás hasta el último rincón de ella ni explicarás su tierra cegada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña, para que el pobre y para el extranjero lo dejarás. Dios Jehová, vuestro Dios. No hurtaréis, no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Dios Jehová, no formirás, oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana. No maldecirás al sordo, y delante del ciego lo pondrás tropiezo, lo que tendrás demor de tu Dios. Dios Jehová, no harás injusticia en el juicio, ni favoreciendo al pobre, ni complaciendo al grande. Con justicia juzgarás a tu prójimo. No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo, Dios Jehová. No aborrecerás a tu hermano en tu corazón. Razonarás con tu prójimo para que no participes de su pecado. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Dios Jehová. Si tienen sus Biblias, busquen 1 Corintios 13. 1 Corintios 13 estamos aprendiendo este capítulo este año como iglesia aprendemos un versículo por mes lo estudiamos, lo meditamos y mediante el último mes en diciembre aprenderemos el versículo 12 y el versículo 13 ya llegamos al quinto versículo 1 Corintios 3 de 5 será nuestro texto como título para este sermón les sugiero La virtud del amor que protege a la iglesia de divisiones. La virtud del amor que protege a la iglesia de divisiones. Otro título pudiera ser, ¿Cómo vencemos el rencor? ¿Cómo vencemos el rencor? Otro título pudiera ser, El rencor es lo opuesto al amor. El rencor es lo opuesto al amor. Y otro título más espectacular, La Bomba Atómica del Diablo. La Bomba Atómica del Diablo. Esta tarde entonces nos toca terminar nuestro estudio de 1 Corintios 3-5, donde Dios nos enseña que el amor real no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. Y eso digamos que el amor no hace nada indebido, es decir, no hace nada que estar prohibido en la Biblia. También vimos que el amor no busca lo suyo, es decir, no es egoísta, no es egocéntrico, sino que busca el bien de los demás. También no se irrita, es decir, no se enoja, sino que controla sus sentimientos para no pecar contra Dios. Esta tarde nos toca estudiar, entonces, que el amor no guarda rencor. El amor no guarda rencor. Nuestro plan de estudios no pudiera ser más sencillo. En primer lugar, vamos a aprender lo que es el rencor. Vamos a definir el rencor. En segundo lugar, vamos a aprender qué hacer para no tener rencor. ¿Qué hacemos para no guardar el rencor? Muy bien, en primer lugar, si el amor no guarda rencor, tenemos que saber qué es eso del rencor, a qué se refiere aquí la Palabra de Dios. El leccionario secular dice que rencor es resentirse, tener un sentimiento, un sentimiento de enojo, de pesar por algo. La frase original de nuestro texto dice, el amor no considera el mal, es lo que dice en el original. Hay otra versión que lea en nuestro texto, el amor no toma en cuenta, no considera el mal recibido, y de eso se trata. El rencor toma en cuenta el mal recibido, pero el que tiene aljafe, que tiene el amor de Dios, no toma en cuenta el mal que alguien le hace, no acumula esos sentimientos de odio, de enojo, de venganza contra el que le hizo mal. Escuché de un político, tal vez, irónicamente lo dijo, probablemente, él dijo, yo no soy recoroso, yo no soy recoroso, pero tengo muy buena memoria. Eso es, eso es. Esto es tener rencoras, tener una buena memoria, recordar, tomar en cuenta, considerar el mal que los demás nos hacen. Bueno, entonces, que el amor no guarda rencor significa que no debes de tener en cuenta las cosas malas que te hacen. Así como José con sus hermanos, ¿se acuerdan? Sus hermanos lo vendieron, lo vendieron como esclavos, los marianitas, los mayitas lo vendieron en Egipto, allí sufrió muchísimo, muchísimo, en las manos de la esposa de Potifar, y luego en el calabozo, allí sufrió muchísimo. Luego se encuentra con sus hermanas, ya que es primer ministro de Egipto, vienen sus hermanas a comprar alimento, ¿qué pasa con José allí? ¿Guardó rencor contra ellos? ¡No! José los recibió, los alimentó y les dio lo mejor de la tierra en Egipto. No guardó rencor, José. Mejor ejemplo, por supuesto, nuestro Señor Jesucristo. Los romanos se burlaron de Él poniéndole un vestido de púlpura como si fuera rey, le pusieron una corona como si fuera rey, pero la corona era de espinas, ¿se acuerdan? ¿Qué pasó con nuestro Señor Jesucristo en ese entonces? Después de que lo azotaron, después de que lo crucificaron, El Señor muy bien pudiera haber pensado dentro de sí mismo, ya verán al final. Yo voy a recordar esto. A esos hombres los enviaré a lo más profundo, al infierno. Pero el Señor no hizo eso. El Señor no los amenazó, el Señor no se vengó. ¿Saben lo que hizo el Señor? El Señor oró, Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y aquí nos lleva a lo positivo de esta virtud del amor, y es lo que realmente significa la frase, que el amor no guarda rencor. Significa, sí, que no tomamos en cuenta el mal recibido, pero por amor queremos lo mejor para la persona que nos maltrata. De eso se trata la frase a lo último. No tomamos en cuenta el mal recibido, pero por amor queremos lo mejor para la persona que nos maltrata. Es por eso que leímos en Levítico, No guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. El rencor, entonces, es lo opuesto al amor. Por eso que nuestro Señor Jesucristo nos enseña a amar a vuestros enemigos, bendecir a los que os maldicen, hacer bien a los que os aborrecen, orar por los que os ultrajan y os persiguen. No paguéis a nadie mal por mal. Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Finalmente, se todos de un mismo sentir, compasivos, amados fraternalmente, misericordiosos, amigables, no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis amados para queredarseis, bendiciendo. De eso se trata esta frase. Muy bien, pero ¿cómo hacemos eso? Suena imposible. ¿Cómo no tomamos en cuenta el mal que nos hacen? ¿Cómo podemos tener este amor agape que no guarda rencor? Bueno, esta es la segunda parte, es el final, y es lo práctico. Tenemos varios pasos aquí. En primer lugar, para lograr esto, para vencer el rencor, tenemos que nacer de nuevo. Dios tiene que implantar en nosotros su amor. Dios tiene que hacer la obra en nuestros corazones de tal manera que podamos lograr vencer ese rencor y aún amar a nuestros enemigos. Entonces, es imposible que uno que no cree en Dios y que no sigue a Cristo pueda tener esta virtud. Sólo como cristianos podemos tener el amor de Dios. Sólo como cristianos tenemos el fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas, como veíamos en esta mañana. Sólo como cristianos, entonces, tenemos la ayuda del Señor para amar sin rencores. Eso es lo primero, lo básico. En segundo lugar, para vencer el rencor, tenemos que considerar qué tan peligroso es el rencor, qué tan peligroso es ser rencoroso. Rencor carcome, el rencor es como un cáncer en nuestra vida espiritual, y es lo más peligroso el rencor, porque es un sentimiento interno, casi nadie lo ve o nadie lo ve, que afecta nuestra comunión con los demás, sí, pero lo más peligroso es que el rencor afecta nuestra comunión con Dios. No podemos esperar la bendición del Señor si tenemos sentimientos de odio y de venganza contra los hijos de Dios. El que ama a Dios, ama al que ha sido engendrado por él. Nosotros debemos amar a nuestros hermanos, a los amados, aún a nuestros enemigos. Si hay rencores, entonces la comunión con Dios se rompe, y esto es lo más peligroso. El rencor también es muy peligroso, porque causa mucha hipocresía. Tienes todo un rencor contra la hermana Tiburcia, porque no ha devuelto a tu padre ex favorito. Por un año o más, lo tiene el padre y la hermana. Tú sabes que ella lo tiene. Tú le dices un frijol de fiesta y desde entonces no se ha devuelto de tu padre el favorito. Pero el domingo la ves. ¡Ah, qué tal, hermana! ¡Y la saludas! ¡Y apache un beso! ¡Es que cómo le ha ido la semana, hermana! Y te sientas con ella. Y cantas relavanzos al Señor. ¡Qué hipocresía es eso! Dentro de ti, en exceso del padre, tienes ese rencor contra esa hermana. Es pura hipocresía. También el rencor es muy peligroso porque causa profundas raíces de amargura. La palabra ahí del libro de Hebreos, las raíces de amargura. Los rencores amargan tu vida, amargan tu relación con otras personas. Y esas raíces a lo último dan fruto de venganza, griterías, envidias, odios, mentiras, golpes, chismes, traiciones y aún asesinatos. Y todo comenzó con un rencor. Y muchas veces por causas tan simples como me pisó y no me pidió perdón, me pisó, me pisó y no me pidió perdón, o no te ayudaron con un proyecto en la escuela. Y eso se ha escalado, se ha aumentado, ha progresado, se ha multiplicado a odios y sentimientos de venganza en tu corazón. Muy peligroso el rencor. Tenemos que tenerlo en cuenta. Cuando tenemos eso en nuestros corazones, afecta nuestra relación con Dios, afecta la relación con los demás y crea esos grandes pecados en nuestra vida. Entonces, número dos, para vencer el rencor tenemos que considerar qué tan peligroso es ser rencoroso. En tercer lugar, para vencer el rencor tenemos que aprender a pensar según Filipenses 4.8. Quiero que lo busquen en este pasaje. Si no lo tienen subrayado en su Biblia, le aconsejo que subraye ese texto. Es uno de esos textos que nos ayudan mucho en nuestra religión. Filipénices capítulo 4 y versículo 8. Los grandes textos de la cristiandad, de lo más práctico. Filipénices 4, 8 nos dice así. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen hombre, si hay virtud alguna, si hay algo digno de la mansa, en esto pensar. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen hombre, si hay virtud alguna, si hay algo digno de la mansa, en esto pensar. Tenemos que pensar en nuestra relación con los demás, en la vida, en todo, tenemos que pensar lo que es verdadero, lo honesto, lo que es bueno, lo amable. Muchos de los rencores son por puras cosas imaginarias. ¿Tienes ahí un rencor contra la hermana Trifosa? ¿Por qué? Bueno, lo que pasa, me dices, es que un día, la semana pasada, yo estaba en el centro, en la central del camión, ahí investigando el camión, y era un calorón, y yo vi a la hermana Trifosa pasar en una suburban con sus amigas ricas, y se avergonzó de mí. ¿Sabes qué hizo la hermana, hermano? No me saludó, no me ofreció rante. Ya está eso hirviendo en tu corazón. Hay ese rencor contra la Hermana Trifonza porque no te saludó ni te ofreció raíces. No debes de pensar eso. Tú tienes que pensar de acuerdo con Filipenses 4-8. La verdad es que la Hermana Trifonza no llevaba sus lentes y no te vio. La Hermana Trifonza sin lentes no ve más que bultos. No pienses. Tienes que forzar tu entendimiento y tu mente a pensar, la hermana no me dio. La hermana no se avergonzó de mí. Tienes que pensar bien. De seguro que la hermana no me dio, pero Dios debe tener un propósito. Yo pude compartirle un folleto al que iba junto a mí. Pero ¿qué pasa? El cambio de pensamiento, el amor que no guarda rencor, piensa en lo mejor de los demás, piensa según los dices filipenses 4-8, no se imagina cosas. No sabemos la realidad de la hermana Trijosa. Tú no sabes mucho de la vida de nuestros hermanos, a lo mejor. El hermano no te vio, iba concentrado en manejar. Llevaba un problema, una tristeza que no veía. Pasaban las personas enfrente de él, pero no las veía. Tú no sabes su corazón. Tú no sabes sus angustias. Tú no sabes lo que pasa en la vida del hermano. El hermano a lo mejor te contestó muy fuerte. ¡Fuerte, fuerte! Pero al último, no, realmente no fue algo contra ti. El hermano traía algo en su corazón, una angustia tremenda que... Hace algunos años escuché una historia de uno de mis maestros en la universidad, en el seminario. En donde estaba yo en la universidad, vivíamos en unos tipos de apartamentos, unas 4 o 5 personas, 4 o 5 estudiantes en un cuarto y teníamos literas El caso es que había estas muchachas, obviamente no había hombres y mujeres juntos, pero en este cuarto de puras muchachas. Una muchacha terminó de hablar por teléfono y aventó el teléfono contra la pared y estaba bien enojada con las compañeras de cuarto. Las compañeras de cuarto la reportaron al comité de disciplina. Allá son muy estrictos. En el comité de disciplina, por supuesto, la mandaron con mi maestro que era el encargado de los estudiantes de la más alta disciplina ahí en la universidad y el maestro le preguntó ¿qué pasó? ¿por qué hiciste esto? y fue con lágrimas en sus ojos que ella le dijo es que mi mamá me llamó mi mamá me llamó por teléfono y me dijo que era lesbiana pero imagínense, la hija, imagínense. Fue entonces que los demás entendieron la frustración, la angustia, la tristeza, el pesar de esta señorita peronco. No sabemos por lo que van pasando nuestros ¿Y por qué nos contestan así? ¿Por qué hacen ciertas cosas y muchas veces las hacen sin intención malas? Tenemos, tenemos que pensar conforme a que le penses, cuatro huesos. Tenemos que pensar lo mejor de las demás personas, no pensar cosas imaginarias que no sabemos, que son la realidad. Ahora, esto nos lleva al siguiente punto, muy difícil pero cierto. Para vencer el rencor tenemos que creer que las cosas malas que nos hacen los demás vienen de parte de Dios. Para vencer el rencor tenemos que creer que las cosas malas que nos hacen los demás vienen de parte de Dios. Hay una historia de, muy triste por cierto, cuando David va huyendo de su propio hijo, Absalom, va huyendo porque Absalom no quiere matar, se quiere quedar con el reino, su propio hijo, va huyendo David y un hombre se aprovecha de las circunstancias, un vulano de nombre Simei, este hombre lo insulta a David, lo insulta, le tira polvo, le tira con piedras, entonces uno del equipo, del ejército de David, le dice a David, le voy a cortar la cabeza a este hombre, Y muy bien pudiera haber David mandado ese corte en la cabeza, ya me tiene cansado. Pero ¿saben qué hace David? David contesta estas palabras. Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién pues le dirá por qué lo haces así? Y dijo David a Abishai y a todos sus siervos. He aquí mi hijo que ha salido de mis entrañas, asecha mi vida. ¿Cuánto más ahora un hijo de Benjamín dejarle que maldiga? Pues Jehová se lo ha dicho. Cuando alguien te hace mal, cuando alguien te maltrata, es porque Dios así lo ha predestinado. Tienes que creer esta verdad, tienes que creer que todas esas injurias, todos esos maltratos vienen dentro del plan perfecto de Dios para tu vida. Tómalos como algo por lo cual Dios te quiere enseñar paciencia, humildad, dominio propio, amor. Todo lo bueno viene de Dios. Amén. Todo lo malo también está dirigido y controlado y predestinado por Dios. Amén. Si es así, entonces, no tenemos por qué guardar rencor. porque si viene de parte de Dios y el último es para mi bien y para su gloria, no tenemos por qué guardar rencor, todo lo contrario, tenemos que amar más a esa persona y darle gracias que dentro del plan de Dios te está ayudando a fortalecerte y crecer en la cristiandad. Oye Paco, espérate, espérate, espérate, eso no es justo, no podemos dejar que los malos se salgan con la suya. Cierto, Tiene que haber justicia. Pero eso, déjaselo a Dios. Ese es el quinto punto. Para vencer el rencor, tenemos que dejar la venganza al Señor. Para vencer el rencor, tenemos que dejar la venganza al Señor. Salomón aconseja, no digas yo me vengaré. Espera a Jehová y Él te salvará. San Pablo también nos aconseja. No paguéis a nadie mal por mal. Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está, mi es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Y otro texto dice, así que si tu enemigo tiene hambre, dale de comer. Si tú vienes sed, la ley debe ver, pues haciendo esto, asco de fuego mantendrá sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien alma el mal. Entonces, saber que Dios hará justicia perfecta nos quita todo este sentimiento de enojo y venganza personal que es el rencor. Saber que si la persona merece castigo, Dios lo castigará, nos da mucha paz. Él hará justicia. a los que apuntan, pueden escribir ahí, Salmo 98. Muy bien, en sexto lugar, el último lugar, en sexto lugar. Para vencer el rencor, tenemos que aprender a cubrir con amor las faltas de los demás. Para vencer el rencor, tenemos que aprender a cubrir con amor los pecados, las faltas, las debilidades de los demás. Hay un versículo que dice, el odio despierta rencillas. pero el amor cubrirá todas las faltas. Otro dice, el que no hace caso a la injuria es prudente. Hace unos años estudiamos en la iglesia el Catecismo de Heidelberg, un catecismo muy antiguo, no me equivoco, del siglo XVII, catecismo cristiano. Este catecismo nos explica que el mandamiento de honrar a nuestros padres implica que, y se los leo, eso es lo que implica el mandamiento, que yo muestre a mi padre y a mi madre y a todos mis superiores, honor, amor y fidelidad, que me someta obedientemente a sus buenas enseñanzas y castigos, y que soporte pacientemente sus debilidades. que soporte pacientemente sus debilidades. Eso es lo que tenemos que hacer aquí. Soportar pacientemente las debilidades, las fallas de los demás. Tenemos que cubrir sus fallas por amor, no tomarlas en cuenta, olvidarlas. Espérate, espérate, Paco, Paco, Paco, Paco, Paco. Han pegado contra mí muy feo. muy fe, me dolió mucho, me afectó mucho, afectó a mi familia, no es justo que yo nada más lo olvide y lo pase. Si alguien ha pecado contra ti y no lo puedes cubrir, no puedes olvidarlo por amor, entonces, y este es el penúltimo punto, tenemos que buscar el arrepentimiento de esa persona para reconciliarnos totalmente con ella lo más pronto posible. Tenemos que buscar el arrepentimiento de esa persona para reconciliarnos totalmente con ella lo más pronto posible. Y el Señor nos dio los pasos que hay que seguir. Él nos manda, escuchen. Si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas. Sigue en privado. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más para que toda palabra sea confirmada por boca de dos o tres testigos. Si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia. Y si también rehúsa escuchar a la iglesia, sea para ti como un gentil y un recalador de impuestos. Sabemos el proceso, está en Mateo capítulo 18. Sabemos el proceso, sabemos lo que hay que hacer. Pero muchas veces pasa que por vergüenza Por cobardía, por pena, no seguimos el proceso. Hay muchas personas que tienen un problema con el hermano, ahí van tirando con el pastor. Sí, vamos, le voy a decir al pastor. O mejor, le voy a decir a la esposa del pastor para que le diga el pastor. Cuando mi esposa me dice algo, yo no le hago caso. Bueno, tengo que... tengo que hablar con otras palabras, vamos allá. Cuando mi esposa me chismea algo de una persona de la iglesia, yo no le hago caso. No, es que la hermana dijo que debería... No le hagas caso. No que ella lo haga, por cierto. No, no crean que se la lleve a Sheffián. Por supuesto que no. Pero si una hermana, un hermano de esta iglesia, o de otra iglesia, o de otro país... Quiere acercarse a mí a través de mi esposa, padre. Y no está siguiendo el proceso bíblico. Yo lo devuelvo. Esta persona tiene que hablar primero en privado con la persona que tiene problemas. Y si no, tiene testigos. Y si no, bueno, muy bien, vamos a traerlo a la iglesia. Pero tiene que seguir el proceso bíblico. Tenemos que seguir el proceso bíblico. Eso es muy importante, pero es de lo más trágico que cristianos están sufriendo, iglesias están sufriendo, por no seguir el proceso del Señor. Esposos que por décadas, décadas, tienen problemas y tienen rencores en cristianismos. Hijos que tienen rencores contra sus padres por cosas de años, y hace años que pasaron de eso. Eso rompe la comunión, por supuesto, en la familia. Paraliza nuestra cristiandad como hermanos, y nos sujeta al castigo del Señor. En un profeta de Enoa, el Señor dice, Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no revocaré su castigo. Porque persiguió a espada a su hermano, violó todo afecto natural, En su furor le ha robado siempre. Y lo peor, dice el profeta, lo peor dice el Señor, perpetuamente ha guardado el rencor. ¡Es lo más terrible para el Señor! Nos dice, por tres pecados de domingo y cuarto no revocaré su castigo, porque persiguió a Espada. ¡Qué feo ese! Su violento afecto a András. ¡Qué feo ese! ¡Qué horrible! En su furor le ha robado siempre. ¡Qué horrible, por supuesto! Pero... Lo peor, dice el Señor, perfectamente ha guardado el rencor. No debemos tener en ojo rencor. por más de 24 horas. Antes que el sol se ponga, el Señor nos dice, hay que resolver ese enojo, hay que resolver ese sentimiento de venganza antes que el sol se ponga. Tenemos que resolver ese problema con nuestra esposa, ese problema con nuestro esposo, ese problema con nuestro padre, ese problema con el hijo, ese problema con el hermano, con el vecino. Tenemos que resolverlo lo más pronto posible y reconciliarnos totalmente. Y el proceso del Señor, esta eficacia comienza. Esa es la palabra del Señor. El proceso es eficaz. El proceso funciona. Para lo último tenemos que deshacernos de esos sentimientos, porque están carcomiéndonos el alma en nuestra relación con el Señor. Y les voy a decir, muchas veces seguir el proceso del Señor resuelve todo. Nos damos cuenta que fue un malentendido. La hermana Trifosa no llevaba lentes, no me vio. Fue un malentendido. Y saben que, muchas veces, no es un malentendido, pero al resolver el problema con el humano, lo que va a pasar es que el hermano te va a respetar más y te va a amar más. Porque va a pensar, este hermano de verdad es hermano. sigue lo que la Biblia dice y me ama y quiere tener una relación, esta comunión conmigo, que tiene la valentía y la crecientad de hablar conmigo y confrontarse y decirme eso es lo que tiene en su corazón. Y eso nos une en una comunión eterna. En último lugar, Para vencer el rencor tenemos que perdonar a los que nos ofenden así como Cristo nos perdonó. San Pablo nos escribe. Quítense de vosotros toda amargura, todo enojo, toda ira, toda gritería y maledicencia, toda malicia, antes de venirnos unos a otros, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, como Dios también nos perdonó a vosotros en Cristo. Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados, y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a Sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en Olor Fragán. Último versículo de Efesios 4, los primeros de Efesios 5. Cuando el Señor nos perdona, Él olvida todos nuestros pecados. Él los entierra en lo más profundo del amar. Él no guarda ningún rencor contra nosotros, aun cuando pecamos como cristianos. Él no guarda ningún rencor. Él no guardó ningún rencor con el apóstol Pedro, que lo negó. Él no guardó ningún rencor con los discípulos que lo deceptaron, lo adonaron a la hora de la cruz. Él no guardó ningún rencor. Él los perdonó. Allí también nosotros debemos de tener misericordia con los que pegan contra nosotros y perdonarlos de verdad. No tomarles en cuenta el mal que nos han hecho. Olvidad sus insultos. Olvidad sus faltas, sus debilidades, sus pecados contra nosotros. Y eso sí, entonces con nosotros tenemos ese amor agape que no guarda rencor. En tres comentarios y termino. Tres comentarios breves. Número uno. El rencor es una de las armas más poderosas del diablo. Estados Unidos venció a la Segunda Guerra Mundial. Venció a Japón. ¿Saben cómo? ¿Se acuerdan cómo? La bomba atómica. Hiroshima. Fue así como Estados Unidos derrotó, se acabó la guerra. Así el diablo derrota, divide, destruye iglesias con el rencor entre hermanos. La bomba atómica del diablo es el rencor. Y el diablo es muy astuto, porque el rencor es invisible. Es un arma que no se ve. Y el diablo puede usar, simpleza, Y porque somos humanos y somos carnales y somos débiles, aún como cristianos, voy a usar simplezas para provocar rencores, para destruir y dividir la iglesia. Que la hermana no me dijo nada de mi vestido nuevo. Que la hermana nada me dio un tamar. Que el hermano no me quiso prestar el celular. El hermano no te quiso prestar el celular porque no tenías saldo. La hermana no te dio más que un tamal porque vio que no iba a alcanzar en la congregación. Venía un visitante y nada más iba a alcanzar para un tamal y como vio que tú eras una de las hermanas maduras y que tú te iban a entender, al final nada más te dio un tamal. Pero el diablo puede usar cosas así para dividirnos y destruirnos. Hermanos de la Iglesia Bíblica Montiorez, Mucho cuidado con esto, mucho cuidado. No permitamos que el diablo destruya nuestra bella comunión con rencores. Perdonémonos, reconciliémonos y vamos en paz para adorar al Señor unánime. Salmista dice, mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía, porque allí envía Jehová bendición y vida eterna. Otro comentario. Mucho cuidado de no tener rencores contra Dios. 1 Corintios 13 se aplica a los novios, a las familias, por supuesto. Principalmente fue escrito Para la iglesia, problemas de Nicorinto. Pero que este capítulo del amor también lo debemos de aplicar a nuestro amor por Dios. Por supuesto. Que el amor no guarda rencor se decide también a nuestro amor por Dios. Y el diablo nos tienta a guardar rencores contra Dios. Muchas veces. ¿Y por qué Dios me hizo así? ¿Y por qué Dios no me hizo más alto? Más rico. ¿Por qué me hizo tan pobre y me gustaría ser tan inteligente como esa persona? ¿Por qué? ¿Por qué Dios no me hizo así como ella? ¿Y por qué Dios permitió este accidente en mi vida, esta enfermedad crónica? ¿Y por qué Dios me dio esta esposa? ¿Por qué Dios me dio esta esposa? ¿Por qué Dios me dio este hijo? ¿Por qué Dios me dio este padre? ¿Por qué Dios... Ahí en sus rayos está la niña. Y ahí no está la línea. Eso es muy, muy peligroso. Tener rencores contra nuestro Dios. Es de los más necios tener rencores contra un Dios que nos hizo y nos ha dado a vivir, respiramos y somos y existimos por su buena voluntad. Un Dios que es nuestro creador, pero más un Dios que es nuestro gran Salvador. Y un Dios tan sabio, tan bueno, que hace todas las cosas. para nuestro bien y para su gloria. No entendemos por qué Dios mandó ese accidente y mandó ese maltrato y mandó ese esposo, mandó esa esposa, mandó ese hijo, mandó ese problema, mandó esa enfermedad. Se ve tan mal y se ve tan horrible. A lo último vamos a ver el panorama tan bello de Dios de toda la historia como Él crió, juntó, divisió, controló todo a la perfección para nuestro bien. y para su gloria eterna, y nos vamos a fascinar, nos vamos a encantar, y vamos a envenenar. Con razón pasó así, con razón murió mi hijo, con razón me dio esa enfermedad, con razón no me dio la hermantibursia, con razón, ¡mira qué bello es Dios y Santo, y tan sabio y soberano! El alma es de rencores. Nunca debemos tener rencores contra nuestro Dios. El último comentario. Hermanos, Hermanos míos, como dice San Pablo, no seremos recibidos en el cielo porque nuestro amor es perfecto. No seremos recibidos en el cielo porque nunca tuvimos algún rencor. Seremos recibidos en gloria porque Cristo no fue rencoroso. Seremos recibidos en gloria porque Él nunca falló. Porque Él amó, según 1 Corintios 13, a la perfección. Porque su justicia de su vida es nuestra justicia. Porque Dios perdona nuestros rencores. Porque Dios nos da el amor perfecto de Cristo a nuestra cuenta. Ese es el Evangelio. El amor no guarda rencores, algo de lo más difícil de aplicar. Pero no es imposible para los cristianos. En Cristo podemos hacer esto. Confesemos nuestros rencores. Reconciliémonos con nuestros hermanos, con nuestros hijos, con nuestros padres. Hagamos todo lo posible. Confesándose nuestros pecados a Dios, arrepintiéndonos, por supuesto. Pero lo último, yendo a Cristo, es en Él que aprendemos a no ser rencorosos, perdón, aprender a ser perdonadores, misericordiosos, pacientes con nuestros hermanos. Y esto, hermanos, urge, urge. Porque si yo hablas lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o símbolo que retiñe. Y si tuviese profecía y entendiese todos los misterios y toda la ciencia y tuviese toda la fe de tal manera que trasladase los montes y no tengo amor, nada soy. Y si partíse todos mis bienes para dar de comer a los pobres y si entregase mi cuerpo para ser quemado y no tengo amor, que nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno. El amor no tiene envidia. El amor no está cansioso, no se envanece. El amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor. Oremos al Señor. Sí, cerrados los ojos, inclinados los rostros, les voy a pedir un favor. Yo creo que nuestras conciencias nos van a decir si tenemos problemas de rencor, sí o no. Y lo que quiero que hagan es que, en esos momentos, oren al Señor y pidanle perdón y pidan ayuda para resolver este rincón. A lo mejor es un vecino, es un amigo, es un hermano, no sé. Pero para que salgan de las puertas de esta iglesia, celebrando y gozándose que yo tengo el perdón de Dios, ¿quién me va a ayudar con esto? A lo mejor es algo de lo más difícil. A lo mejor la persona ya murió. Pero ustedes confiésenlo al Señor. Y piden a su ayuda para olvidar eso. Por su gracia y por su amor. Y al salir de las puertas de este iglesia, acuérdense, el Señor nos va a recibir por Cristo. Pongan toda su fe en la perfección de Cristo, y que Él nos enseñe a amar como Él amó, y se entregó a Sí mismo por nosotros. Pero su hermano Martín es inamable de despedirnos en oración.
La bomba atomica del diablo
시리즈 Capitulo de Amor
Lo que es el rencor y lo que podemos hacer para vencerlo.
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카테고리 | 일요일 예배 |
성경 본문 | 고린도전서 13:5 |
언어 | 스페인어 |
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