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필사본
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Santiago 4 13 nos dice vamos ahora los que decís hoy y mañana iremos a tal ciudad y estaremos allí un año y tráficaremos y ganaremos cuando no sabéis lo que será mañana porque qué es vuestra vida ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece en lugar de lo cual deberíais decir Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. Y al que sabe hacerlo bueno y no lo hace, le es pecado. Es un hecho bastante probado que cada ser humano que viene a este mundo hace sus planes para el día de mañana. Eso está bien porque indica un espíritu ambicioso en el buen sentido. De esta manera se marcan metas y motivaciones para el desarrollo y utilidad que cada ser humano tiene que llevar a cabo en este mundo. Los matices, como siempre, son los que empiezan a marcar la línea que vamos a seguir durante toda nuestra vida. Lo primero es saber si en nuestras metas y objetivos vamos a ir tomando nuestras decisiones basadas en luchar a favor de la justicia o a favor de la injusticia. Ahora bien, ¿quién define qué es la justicia y qué no es la justicia? Esa es la parte moral con la que cada ser humano viene a este mundo. El hecho de que hayamos sido creados a imagen y semejanza de Dios y no a la de un mono establece la diferencia de nuestro sentido moral. Hablamos de que el ser humano es un ser moral porque tiene la ley moral incrustada en su conciencia en la creación, es decir, son los diez mandamientos los que deben regular la conducta de todo ser humano en este mundo. En base a que tenemos esa conciencia moral que está implantada en la creación, podemos discernir si actuamos de acuerdo a la justicia o no. La conciencia rápidamente lanza su mensaje. Cuando el Señor dijo yo soy el camino, la verdad y la vida, estaba mostrando la esencia de su ser. Cuando el Señor definió al diablo y dijo que es mentiroso y homicida, estaba definiendo la naturaleza de Satanás. Los hijos de Satanás tienen claro lo que son. Así que escuchamos. La mentira es un arma revolucionaria. Lenin Y esto es lo que podemos ver cada día en los mil asuntos que llegan a nuestros oídos o en la manipulación de masas, como es el caso de este hombre que ha muerto en Mineápolis, y que en todo el mundo ha impactado. Por cierto, a los que no saben más de este asunto les sugiero que escuchen la editorial de César Vidal del pasado viernes día 5 de junio. El asunto es que cuando la masa manipulada se cree la mentira, Participa en la perversión de la justicia, acepta como buena la moda de pensamiento que se pretende imponer y no cuestionarse nada. Es como los borregos directos al matadero. A todo ser humano y especialmente a los más jóvenes les debería preocupar si están de parte de la verdad y de la justicia o de la mentira y de la injusticia. Lo que podemos ver en nuestra época es que hay una gran manipulación hacia la mentira. De ahí que Satanás sea el príncipe de este mundo, el gran mentiroso. Cuestiones tales como la verdad, el honor, la lealtad, la fidelidad, la palabra dada, el saber estar, la educación, el respeto, saber tu posición, Todo esto es lo que da razón de lo que es el valor real del ser humano. Pero parece que hoy nada de esto sirve. ¿Quién va a hacer caso a la Biblia que nos enseña todos estos principios? ¿Quién va a hacer caso a la Biblia si tenemos los púlpitos de adoctrinamiento a través de los programas de televisión, de las películas y series, de las redes sociales, y de los centros educativos que están 24 horas al día derribando las conciencias. Además tenemos la matraca de que hay que ser progres, cuando en realidad eso es tener, es decir, los progres tienen la mentalidad de los habitantes de Sodoma y Gomorra de hace 6.000 años, que eran, aparte de unos pervertidos, unos ignorantes. Bueno, pues eso es ser progres. de manera que el veneno que están inoculando con éxito a los más jóvenes es que debe ser barriobajero, porque esto es progre. Utilizar palabras sueces y vulgares. Tener algún vicio como ser un borracho y partirte de risa con tus amigos porque esta semana te has emborrachado dos veces. Esto sí que es progre. Es como si esto fuera el gran logro de un héroe. que cuando quedes con tus amigos a celebrar un cumpleaños o algo similar, ¡corra el alcohol! Porque esto es de ser muy progre. Eso sin olvidar que ser un vago debe formar parte de tu existencia. Por supuesto, no tienes que cumplir con tu palabra, no tienes que asumir compromisos, debes ser permisivo con el mal, debes justificar el mal, debes asumir la manipulación de la realidad, debes ser muy infantil con las responsabilidades que recaen sobre ti, muy infantil, pero muy adulto para los derechos. Esto caracteriza a nuestra sociedad. y con mucha más precisión a las nuevas generaciones que están siendo manipuladas por los poderes de este mundo, para que se unan en su guerra contra Dios, contra su ley y contra todo lo que se expone en las Sagradas Escrituras. Un libro que gracias al buenismo y a la inutilidad de la Iglesia, que hace mucho que ha desistido de su papel, ha conseguido que la Biblia sea considerada irrelevante y digna de ser tirada a la basura. Gracias, cristiandad. Todo lo que se incentiva son los deseos naturales del ser humano. El orgullo y la arrogancia le cierran los ojos al hombre para que no vea la realidad, de modo que ni siquiera quiera reconocer que está haciendo el ridículo más espantoso, ni que está defendiendo la mentira como hace cada día, ¿no? A esto se le suma que cuando el hombre habla y hace planes, es como si fuera el amo de su vida. Por supuesto donde Dios no está en ninguna área, como si Dios no existiera. Y es de todo esto de lo que nos va a hablar Santiago demostrando la insensatez de vivir una vida de ateísmo en la práctica. Es difícil vivir como cristianos aplicando principios prácticos. Es difícil. Necesitamos sabiduría y necesitamos discernimiento. Pero la Biblia es muy práctica. La Biblia es muy práctica. Nos da todas las herramientas y recursos que necesitamos para afrontar la realidad de un mundo caído. Tienes que luchar contra todo y contra todos. ¿Pero es muy fácil vivir una vida de ateísmo práctico? ¿Solo tienes que seguir el deseo de tu corazón? alimentarlo con la necedad estratosférica de este mundo, que es además lo que encaja de forma natural en nuestra naturaleza caída. De manera que en esta situación es gracias a la obra imprescindible y todopoderosa del Espíritu Santo, que es quien nos hace nacer de nuevo y traernos a la vida por lo que podemos tener vida. Porque por nosotros mismos es imposible. Así que con todo esto como introducción, nos vamos a esta exhortación de Santiago donde vamos a analizar cuatro puntos que nos son de interés. En primer lugar, el ser humano y su arrogancia. En segundo lugar, el ser humano y sus limitaciones. En tercer lugar, el ser humano y la voluntad de Dios. Y en cuarto lugar, el ser humano y su jactancia. Así que vamos a ver en primer lugar el ser humano y su arrogancia. En nuestro texto hay una advertencia para que meditemos sobre la forma tan confiada con la que hablamos y planificamos el futuro sin tener en cuenta a aquel que dirige y gobierna todas las cosas en los cielos y en la tierra. Así que el versículo, el texto, empieza diciendo, vamos ahora los que decís, hoy y mañana iremos a tal ciudad y estaremos allí un año y traficaremos y ganaremos. Lo que sorprende de estas palabras es que no van dirigidas a los impíos. No. Sino que Santiago se está dirigiendo a la iglesia, donde es posible que hubiera un grupo específico de personas que pensaban así, como es el gremio de los comerciantes. Ahora bien, que nadie piense que como no es comerciante, está exento. No, no, no. Esta advertencia va dirigida a todos... ...en cuanto al hecho de que todos hacemos planes para el futuro. Todos. El asunto... ...que lleva la matización aquí es... ...qué es lo que forma parte de nosotros cuando hacemos planes. ¿En qué estamos pensando? En una sociedad y en un entorno... ...en el que supuestamente todos son creyentes... ...Santiago les dice, ¿oís ahora? Prestadme atención. Y es una advertencia no porque no se puedan hacer planes, sino por el hecho de que al hacer los planes tenemos que contar con la existencia divina y poner en oración cada situación, porque cuando uno hace planes sin tener en cuenta una variable determinante como es Dios y su voluntad, Lo que se da a conocer es lo que hay en la mente y en el corazón de esa persona. Y esto muestra la perspectiva mundana en la que el que se llama creyente puede haber caído. Por lo tanto, esto es de máxima atención. El pecado de no acudir a Dios en oración ante cada suceso, o antes de planificar algo de nuestra vida, es una de las ofensas más comunes que el creyente comete. Y esto le arroja los brazos de la mundanalidad. ¿Qué es la mundanalidad? Un comentarista lo define así. Es una visión del mundo y de la vida que ignora por completo a Dios. Es una disposición que penetra en todas las esferas de la vida donde se rechaza a Dios y se exalta al hombre. Así que nos tenemos que preguntar por qué el discernimiento en toda la interpretación de las escrituras es imprescindible. Nos tenemos que preguntar que tenía de malo el que ellos planificaran sus negocios y que tuvieran una previsión de las ganancias que iban a conseguir. ¿Qué hay de malo en esto? De hecho, en todas las empresas, cuando llega el mes de octubre, ya se empiezan a planificar los objetivos para el año siguiente. Tenemos que saber a dónde vamos a ir, con qué recursos contamos y por dónde se nos va a ir el dinero. De hecho, en muchas iglesias también, que tienen una gran cantidad de miembros, se planifica dónde se van a invertir los diezmos y ofrendas en cuanto a los misioneros que se pueden mantener, o el alcance de las publicaciones, u otro tipo de actividades que se van a desarrollar. ¿No nos enseña Dios? ¿No nos enseña Dios a ser prudentes y precavidos y hasta nos presenta a la hormiga como un buen ejemplo de esto? Pues efectivamente, Dios nos enseña a ser prudentes y precavidos. Nos enseña a planificar. Nos enseña a que no nos pillen por sorpresa los acontecimientos que pudieran recaer en este mundo. Uno tiene que planificar y tiene que prevenir y tiene que ser precavido. No hay nada de malo en todo esto. No hay nada de malo en el hecho de planificar para el próximo año como estaban haciendo estas personas. Lo malo estaba en su perspectiva sobre la vida y sus planes de futuro donde no había nada que indicase que estaban teniendo en cuenta a Dios. Y esto se demuestra, en primer lugar, por la manera en la que el ser humano toma sus decisiones. Ellos estaban diciendo, hoy y mañana iremos a tal ciudad y estaremos allí un año y traficaremos y ganaremos. Y con estas palabras lo que están diciendo es, hemos decidido hacer esto y así se hará. Porque lo digo yo. Efectivamente. Pero así planifican todos aquellos que no tienen en cuenta a Dios, que no lo tienen en cuenta en ninguno de sus pensamientos. Lo cual es un desprecio absoluto a aquel que gobierna sobre todas las cosas. Las personas afirman lo que van a hacer como si tuvieran en sus propias manos el destino de su existencia en este mundo. Pero nadie tiene en sus propias manos esto. Fijaos lo que nos ha ocurrido este año a todos. lo que habíamos planificado para este año, cuando llegan las navidades, qué vamos a hacer este año, cómo se presenta el año próximo, un montón de proyectos. Un ejemplo, entre otros muchos, lo tenemos con las conferencias de Semana Santa. Habíamos planificado todo desde el año pasado. Estábamos tan seguros de ir que ni nos hemos parado a pensar que eso no tendría por qué ocurrir. Nos hemos parado a pensarlo. Quizá entraba dentro de nuestra previsión el que alguien pudiera caer con gripe, como mucho, pero ni nos podríamos imaginar algo como lo que ha pasado. Pero de la misma manera hemos podido tomar decisiones en nuestras vidas sólo para darnos cuenta de que hay una alta probabilidad de que las cosas no sucedan como nosotros las planificamos. El problema viene cuando nosotros planificamos las cosas de una manera, ocurren de otra y entramos en conflicto. Y entonces es cuando pensamos, ¿pero qué he hecho yo para merecer esto? Bueno, lo que has hecho es no empezar a orar y poner todo en las manos del Señor, confiando en que esas son tus perspectivas y tus proyectos, pero tienes que dejarlo en las manos del Señor y estar preparado para que no ocurra nada de lo que has planificado. La arrogancia aparece cuando se ve la manera confiada y segura con la que muchos toman las decisiones. Hoy y mañana iremos a tal o cual ciudad y pasaremos allí un año y haremos esto y lo otro. Porque estas personas que estaban dentro de la iglesia no expresan ni la más mínima duda en cuanto a si iban a poder hacer lo que se habían propuesto. Dios no estaba allí. Y eran creyentes. Estaban plenamente seguros de que iban a ir donde habían planificado. Tenían la certeza de lo que habían hecho antes, lo podrían volver a hacer. Como lo hicimos el año pasado, este año lo haremos también. Hablaban como si sus vidas estuvieran completamente en sus manos. Cuando hay algo que nadie sabe con certeza, la duración de su vida y lo que ocurrirá en tu vida. Pero la arrogancia se ve también en la confianza que el ser humano tiene en sus capacidades. Haremos negocio y tendremos ganancia. Vaya. Pensando en sus negocios, estas personas, muy confiadas en sí mismas, se convencían de que tendrían éxito. Y así planifica el ser humano. Y así, tristemente, podemos caer como creyentes en planificar. Piensa en lo que va a ganar el año que viene. Y lo que hará con ese dinero. Y con sus vacaciones. Y con sus antojos. Fijaos como al inicio del año todos teníamos unos planes pero por causa del coronavirus todos los planes se han esfumado. De hecho muchas personas están en una situación tan extrema que están llegando incluso al suicidio porque no pueden afrontar las terribles pérdidas que esta situación les ha provocado. A pesar de la mentira que pudiera haber detrás de toda esta situación, a la mayor parte de la población mundial esto le ha supuesto un cambio enorme y un quebranto total. Lo que nos recuerda que hay una variable que siempre debemos tener en cuenta. Dios. Dios es quien gobierna sobre el reino de los hombres y Dios es quien utiliza el pecado del hombre para cumplir sus propósitos eternos. Calvino escribe respecto a esto y dice, Santiago destaca la necedad de aquellos que descuidaron la providencia de Dios y planificaron lo que harían durante todo un año, aunque no tenían ni un solo instante de su vida en su poder. La pregunta, por tanto, es, ¿cómo planificamos nosotros para no ser arrojados a los brazos de la amargura y encontrarnos con una sorpresa cuando la realidad no coincide con lo que habíamos planificado? ¿Cuál es la necesidad previa que tenemos para poner todo en las manos del Señor y descansar en su providencia? Esto es lo que vamos a ver también en nuestro segundo punto. El hombre y sus limitaciones. Esto es algo que la Escritura se preocupa en recortarnos a menudo. Nuestra vida es corta. Es muy corta. Y no podemos gobernar todo lo que ocurre en ella. El versículo 14. de este capítulo 4 de Santiago, nos dice cuando no sabéis lo que será mañana. ¿Por qué estáis haciendo tantos planes sin contar con Dios cuando no sabéis lo que será mañana? Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina, que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. ¿Qué es la niebla? Todos nosotros sabemos lo que es la niebla. Aquí en nuestra región, las mañanas de invierno, en muchas ocasiones tenemos niebla. Es un vapor tenue que se desvanece. Es frágil y sin duración. Y esa es la vida. Moisés, que vivió hasta los 120 años, escribió una oración en el Salmo 90 en la que dijo, a partir del versículo 10, los días de nuestra edad son 70 años. Y si en los más robustos son 80 años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo porque pronto pasan y volamos. ¿Eres creyente? ¿No olvides esta realidad para que no se amargue tu corazón esperando tener en este mundo lo que sólo al lado de Cristo tendrás en el cielo? No te equivoques. El tipo de personas a quien se dirige Santiago no se han preguntado cuál es el significado de la vida. Han descuidado el consejo de Salomón cuando en Proverbios 27 nos dice, no te jactes del día de mañana porque no sabes qué dará de sí el día. Uno tiene que planificar, pero no olvides ponerlo todo en manos del Señor y prepararte para lo que pueda ocurrir. ¿Te quieres comprar un coche, una casa, cambiar de trabajo? Por supuesto que puedes seguir adelante. Pero ponlo previamente en las manos del Señor y prepárate para que de lo que has planificado alguna cosa no ocurra o te venga todo al revés. La gente habla acerca del futuro con una certeza absoluta. Sin embargo nadie tiene ningún control sobre su vida y a pesar de eso la gente no se pregunta acerca del sentido de su vida. Quieren ser ciegos e ignorantes ante el hecho más trascendente al que se enfrentan. Quieren asumir que no existe una realidad tajante que se llama Dios. Y como no lo pueden ver con los ojos de la carne, ya que para ellos la extraordinaria creación no es suficiente, niegan la existencia de Dios. Con todas las fuerzas de su ser, le desprecian y le llevan al olvido. Se creerán todas las mentiras, manipulaciones y cuentos que los poderes sectarios de este mundo les cuenten. Pero no aceptarán lo que es Dios ni su revelación en las escrituras. Pero si eres creyente, entonces no puedes estar posicionado al lado del mal. En Moisés encontramos a un hombre consciente de sus limitaciones y a la vez confiado en Dios. Y le dijo, esto es cuando iban a entrar en Canaán, siete naciones que vivían allí, tenían que someterlos, dominarlos y ocupar aquella tierra, por lo tanto tenía una labor extraordinaria a muchos niveles, Moisés le dijo al Señor, si tu presencia no va con nosotros, no nos hagas partir de aquí. Y esto es importante que como creyentes no lo olvidemos. Si tu presencia no va a ir con nosotros, no nos muevas de aquí. El ser humano no quiere ver sus limitaciones, sino que más bien tiene un concepto muy alto de sí mismo. Y en nuestro texto Santiago menciona dos cosas que el ser humano no quiere reconocer. La primera, no quiere reconocer su total ignorancia sobre el futuro. Por eso Santiago dice, no sabéis lo que será mañana. ¿Por qué planificáis como si esto fuera a ocurrir sí o sí cuando no sabéis lo que pasará mañana? Literal, mañana. Estos creyentes estaban hablando de pasar un año en cierta ciudad para negociar y Santiago les dice, ¿pero de qué estáis hablando? Si no sabéis lo que será de vosotros, ¡ya! El señor desde luego lo ilustró con la parábola de aquel rico que iba a derribar sus graneros y hacerlos mayores. Pero el señor tenía otros planes. Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma. ¿Y todo lo que has estado trabajando y atesorando, de quién será? Si no te has ocupado de lo más importante. No quiere decir que no tengas que plantar, que trabajar, que cosechar y tener esas perspectivas, sino ¿Te has preocupado en primer lugar de tu alma y de estar en sintonía con tu creador, que si eres creyente es tu padre? Cuando uno hace planes a expensas de Dios puede encontrarse con sorpresas. El ser humano se cree que es el dueño de su destino. Ignora voluntariamente que en cualquier momento de su vida se puede encontrar con que el Todopoderoso le llama a su presencia. En cualquier momento. En segundo lugar, es que el hombre no quiere reconocer su fragilidad. Así que le dice Santiago a estos hermanos, ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina, que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Si nos miramos en el espejo de la palabra de Dios usando este texto, Dios nos dice, mírate bien y observa lo que eres. Neblina. Por lo tanto, tu dependencia de Dios debería ser mayor. Mayor. Cada día. ya sea en tiempos buenos como en malos, cada día. En este texto Dios nos dice lo que como seres humanos no queremos reconocer y en lo que no queremos pensar, que nuestra vida es corta. A pesar de que la gente no quiere pensar en la muerte, ni siquiera reflexiona sobre ella, es algo a lo que a todo ser humano nos llega. Y en vez de que esta reflexión le lleve al hombre a preparar su camino delante de Dios y a nosotros los creyentes con mucha mayor razón por toda la enseñanza que las Escrituras nos aportan respecto a esto, más bien el corazón corrupto le lleva a decir al hombre, pues si voy a estar poco tiempo en la tierra, voy a disfrutar de todo, comamos y bebamos, que mañana moriremos. Y se entrega al pecado con mayor avidez. Olvidan que la única vida que tenemos es corta. Santiago le llama neblina. Un comentarista dice, cada cumpleaños que celebramos, cada funeral al que asistimos, cada enfermedad que sufrimos, no es más que un recordatorio que Dios nos da de que nuestra vida no es más que una neblina. De hecho, toma un álbum familiar. O siéntate a ver un vídeo. Es posible que veas allí a tus padres, a tus amigos, a tus familiares, que ya no están. Ya no están. Sin embargo, a pesar de todos estos recordatorios de parte de Dios, y a pesar de leer lo que Dios nos dice en nuestro texto, muchas veces hablamos y actuamos como si fuéramos a vivir indefinidamente, cuando esto no es así. O nos sorprendemos por el hecho de que alguien se haya muerto, pero si venimos para eso. Es precisamente en esto que radica la grandeza de la arrogancia humana, en que siendo lo que somos un vapor temporal y efímero, el hombre se jacta de su futuro como si estuviera todo en sus manos y piensa vivir indefinidamente. Llegamos a nuestro tercer punto, el ser humano y la voluntad de Dios. ¿Cuál es la actitud correcta que honra Dios? ¿Qué debemos pensar sobre nuestras vidas y cómo debemos ver los planes de futuro que hacemos en ella? Todas estas preguntas se nos responden en el versículo 15. En lugar de lo cual deberíais decir, si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Así que Santiago nos llama a reconocer nuestra absoluta dependencia de Dios. La palabra de Dios nos enseña que en el mundo, nos enseña que el mundo existe por Él. No sólo que Dios está en todo el lugar porque es omnipresente, no sólo que Dios lo llena a todo, sino que todo existe en Él. Como dice Pablo, en Él vivimos, nos movemos y existimos. Todo en este mundo, todo acontecimiento, desde el más mínimo hasta el más trascendente, depende de la voluntad soberana de Dios. Los hombres hacen su voluntad, creen ellos, pero es que Dios toma el pecado del hombre y lo que hace el hombre para cumplir sus propósitos eternos. Todo lo usa para llevar a cabo su plan mundial y eterno. Y no sólo actúa en el mundo en general, sino también en nuestras propias vidas en particular. Por eso Santiago nos dice, más bien deberíais decir, Si el Señor quiere, es decir, el primer pensamiento cuando estamos planificando es ponerlo en las manos del Señor. Si el Señor quiere, con conocimiento. Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Ahora bien, esto no nos exime de nuestra responsabilidad. Que nadie piense que como Dios es soberano y él llevará a cabo su obra sí o sí, que nosotros estamos exentos de asumir nuestro deber y de ejercer nuestra responsabilidad. Él nos ha llamado a defender la justicia, a no dejarnos intoxicar por la moda de pensamiento de nuestra época, a no idolatrar, a tener criterio y discernimiento, a pensar con lógica, a abstenernos de toda clase de mal, a analizarlo todo y retener lo bueno. No debemos ser ignorantes de cómo se mueve el maligno. No solamente en nuestro corazón, sino en el mundo. Al nivel de la política, de la economía, de la sociedad. Tenemos que conocer cómo se mueve el maligno. Tenemos que ser conscientes de la estratosférica manipulación que se está llevando a cabo por los medios de manipulación social. de la perversión de la justicia, de cómo Satanás engaña a las naciones y de cómo quiere que participes en sus desatinos y te unas a la corriente. Las escrituras desde luego son prácticas y afectan a la mente, al corazón y a la voluntad. En su extensión hacia el mundo afectan al arte, a las ciencias y a las letras. Necesitamos creyentes en todos los ámbitos de la sociedad humana, tanto en la política como en la magistratura, en el ejército o en la policía, a nivel técnico, a nivel sanitario, a nivel científico, en el campo y en la ciudad, a todos los niveles. Y esto no es para que hagan de bobalicones con cara de buenistas simplones. sino para que ejerzan con eficacia el mandato que Dios le dio al hombre en la creación de sojuzgarlo todo de acuerdo a los principios de justicia divinos. Que el hombre sea hombre delante de Dios y ejerza su papel. Y que la mujer sea mujer de acuerdo a lo que Dios ha establecido en la creación. Y que la familia ocupe el lugar que le corresponde. Tenemos que ser luz allí donde Dios nos ha puesto. Y tenemos que luchar en dependencia de Dios por llegar a lo que, de acuerdo a nuestras capacidades y la providencia, nos vaya abriendo. El Dios de la providencia nos abre o cierra las puertas para todo esto. Por eso tenemos que depender siempre de la voluntad de Dios. Pero tenemos que hacer lo que tenemos que hacer. Y así lo hicieron, entre otros, el apóstol Pablo, por ejemplo. Nos vamos a 1 Corintios 4, 19. Allí Pablo les está escribiendo a los corintios. Y les dice, iré pronto a veros, si el Señor quiere, y conoceré, no las palabras, sino el poder de los que andan envanecidos. Si el Señor quiere. Nos vamos a 1 Corintios 16, 7. Dice Pablo, ¿por qué no quiero veros ahora de paso? Pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite. nuevamente tiene en su mente que esto entra dentro de que en el plan de Dios se lo permita. Capítulo 18 del libro de los hechos, versículo 21. Se despidió de ellos diciendo, es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene, pero otra vez volveré a vosotros si Dios quiere. Y zarpó de exceso. Así que Santiago nos vuelve a enseñar que Dios es soberano en nuestras vidas. En toda nuestra planificación, actividades y logros que consigamos debemos reconocer siempre nuestra dependencia continua de Dios y poner todo en sus manos previamente para que nos guíe, nos aliente, nos dé sabiduría, nos dé discernimiento y nos dé un criterio lógico para hacer las cosas. En algunas culturas, como la nuestra, se utiliza la frase, si Dios quiere o Dios mediante, En esto debemos tener mucho cuidado, porque si se está usando como muletilla, sin darle el significado que realmente conlleva, estaremos atentando contra el tercer mandamiento que nos dice, no tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano. Así que cuidado con este asunto. El meter Dios mediante en todo, ¡ojo! De hecho, esa frase no está en todo el Antiguo Testamento. Y la enseñanza que se desprende del Nuevo Testamento no indica que los apóstoles hubiesen acuñado una fórmula para que se usara de forma recurrente. No. Si leemos sus epístolas, veremos que ni siquiera Pablo usa esta fórmula en aquellas ocasiones en que hubiésemos esperado que lo hiciera. Lo hace de forma aislada. Esto significa que no necesitamos usar la frase continuamente si Dios quiere o Dios mediante como un estribillo inevitable y de uso habitual porque nos puede llevar a cometer un atentado contra el tercer mandamiento. Así que, ojo, lo tenemos que utilizar, como cuando se hacen los juramentos, con pleno conocimiento de causa y sabiendo delante de quién lo estamos diciendo. Si Dios quiere, si Dios me lo permite, O esto es así, gracias a que el Señor me ha ayudado, pero tenemos que ser completamente conscientes de lo que estamos diciendo. En cuarto lugar, llegamos al ser humano y su jactancia. Y dice allí Santiago, en el versículo 16, Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala. Este versículo nos recuerda a la advertencia de Santiago cuando también en este capítulo, versículo 6, cita el Antiguo Testamento. Dios se opone a los soberbios, pero da gracia a los humildes. Este es el problema en el que podemos caer. Es la misma condición en la que estaba Nabucodonosor en su locura sin Dios. ¿En qué podemos caer? En creer que, gracias a nosotros, obtenemos los logros. ¿Qué dijo Nabucodonosor en Daniel 4.30? Dios le había permitido tener un imperio. Y entonces se levanta Nabucodonosor desde su palacio y dice, ¿no es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad? Cuando el ser humano hace algo y Dios le prospera, el ser humano se cree que lo ha hecho él. Esa es su soberbia. Por eso Pablo nos recuerda, para que nos mantengamos humildes. ¿Quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? ¿Por qué presumes de algo que tú no has hecho, que te ha venido dado, que te lo han dado? ¿Por qué presumes? Y si lo recibiste, sigue diciendo Pablo en 1 Corintios 4, 7, ¿por qué te glorías, como si no lo hubieras recibido? Pero si todo lo recibimos de gracia, ¿por qué te glorías? Esto puede ocurrir en nuestros trabajos si Dios nos hace prosperar y pensamos, ¡buah! Si el creyente no es temeroso de Dios y no conoce bien las escrituras, puede creerse que ha llegado hasta allí por sus propias exclusivas fuerzas, que es lo que cree un impío. Esto puede ocurrir en una iglesia porque si Dios la bendice y tiene cientos de miembros que además ofrendan de acuerdo a su deber, y tienen un gran reconocimiento social y una gran influencia, el pastor se puede ver tentado a pensar que aquello es gracias a él. Debemos trabajar por cumplir con nuestro deber, pero siempre en dependencia de Dios. Es que somos lo que somos, que diría Pablo, por la gracia de Dios. Es que todo lo que tenemos es por la gracia de Dios. Si Dios tiene a bien bendecir nuestro trabajo, le daremos gracias. Y si tiene a bien no bendecirlo, también le daremos gracias. Debemos tener clara la enseñanza de la Escritura en la que se nos enseña que en ningún caso, por ser hijos de Dios, seremos librados de lo que le ocurre al resto de los mortales. Por ejemplo, os sugiero que luego en casa leáis Ecclesiastes 9. Y allí en el versículo 2 se nos dice... ...cosas ocurren para todos. y porque nosotros seamos creyentes no estamos exentos de ninguna. Por eso Dios nos da las armas para la batalla, pero no nos libra de la batalla. No nos libra. Ahí es cuando aprendemos a confiar en nuestro Dios y a esperar en Él. Dios usa todas esas aflicciones para que nos hinquemos de rodillas, para que estemos orando, para que supliquemos Su presencia, para asirnos de Él por medio de Su Espíritu, para tener más comunión con Él y para que nos dé fuerzas para la batalla. Pero la batalla la libramos como el resto. La jactancia humana es vana porque le da la gloria al hombre y no a Dios. El hombre se jacta de los propios logros que ha conseguido y esto es inaceptable. Esta jactancia tiene una consecuencia. Nos dice Santiago en este último versículo. Al que sabe hacerlo bueno y no lo hace, le es pecado. Esto es una severa advertencia en contra del pecado de la negligencia. No sólo se menciona el pecado de comisión, sino el pecado de omisión. Este pecado en particular asoma su horrible cabeza cuando el hombre rehúsa a Dios, reformula sus planes, tiene éxito y se jacta de sus logros. El pecado de omisión conlleva el no asumir el deber ni la responsabilidad que hemos contraído o bien no asumir aquello que lícitamente se espera de nosotros. Las dos cosas. O no asumir el deber o no cumplir aquello que lícitamente se espera de nosotros. Esto lo debemos tener bien claro para no pecar gravemente contra Dios. En sus rasgos generales este pecado se encuentra ilustrado en la parábola del buen samaritano. Lo encontramos en Lucas 10,30. Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron e, hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote, atención, descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita llegando cerca de aquel lugar y viéndole pasó de largo Así que aquí tenemos el pecado de omisión cuando algo se requiere de ti y tú no cumples con aquello pero tenemos bastantes más textos en las escrituras por ejemplo el que menciona el señor en mateo 25 34 venid benditos de mi Padre, heredad del reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recogisteis, estuve desnudo y me cubristeis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a mí". Entonces los justos le responderán diciendo, Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? o cuando te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti. Y respondiendo el rey les dirá, de cierto os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Así que Santiago se está dirigiendo a la persona que sabe el bien que debe hacer. No le está hablando a la gente que peca por ignorancia, no, no, no, no. Tú sabes que tienes un deber o tú sabes que algo se requiere de ti. y no lo asumes, lo ignoras. Consultando con nuestra jurista de guardia, con Carmen Pavia, nuestra hermana, me indica que el título 9 del libro II del Código Penal habla sobre la omisión del deber de socorro. El artículo 195, en su primer y segundo punto, nos dice el que no socorriere a una persona que se halle desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiera hacerlo sin riesgo propio ni de terceros, será castigado con la pena de multa de tres a doce meses. Y en el segundo punto dice, en las mismas penas incurrirá el que, impedido de prestar socorro, no demande con urgencia auxilio ajeno. Así que ya vemos cómo la jurisprudencia se nutre en sus fuentes de las Sagradas Escrituras. Si tú sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, ya estás pecando. Ya estás pecando. Su alcance llega a afectar a tu relación con las autoridades. Quinto mandamiento. Honra a tu padre y a tu madre. Ese es tu deber y lo que se espera de ti. El apóstol Pedro en su primera carta, capítulo 2, versículo 17. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey. Ese es tu deber y es lo que se espera de ti. El escritor a los hebreos, capítulo 13, versículo 17, Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas. Ese es tu deber y lo que se espera de ti. Aquí se dice, obedeced a vuestros pastores, de manera que no se está asumiendo que si a ti no te parece bien obedecerlo, le desobedezcas. Desde luego tienes que desobedecerle si te obliga a violar la ley de Dios. Pero si no ese es el caso, obedeced a vuestros pastores. Obedeced a vuestros padres. Lo que tristemente nos encontramos en el hogar y nos encontramos en la iglesia es que a la tal persona le parece que no tiene que asumir su deber, ¿no? Pero observa, observa. Si todo quedase a tu criterio y a tu voluntad, La Escritura no hablaría con precisión de que tienes que obedecer a tu pastor, ni hablaría con precisión de que tienes que obedecer a tus padres. Por razón de que tú te quieres salir con tu voluntad, la Escritura te dice que sometas tu voluntad a tus padres y tu voluntad a tu pastor. De manera que debes saber cuándo atentas contra estos niveles de autoridad para salirte con la tuya, porque en ese caso atentas contra Dios. Que eso te quede claro. Pero el tema va más allá. Si sabes lo que se espera lícitamente de ti y no lo haces, entonces también estás cayendo en un pecado de omisión. Has asumido un compromiso con tus padres, con tu pastor o en otro ámbito social. Entonces, ¿qué haces? Si sabes cuál es tu deber y no lo cumples, estás pecando. Si sabes lo que se requiere de ti y no lo cumples, estás pecando. Si has adquirido un compromiso, ¡cúmplelo! Si no puedes cumplirlo por causas de fuerza mayor, avisa y arregla el asunto. Personalmente me quedo perplejo cuando alguien asume un compromiso con el pastor y no lo cumple. Pero es que ni siquiera me avisa de que no lo va a cumplir. Quien tal hace debe saber que esto es un desprecio hacia la otra persona. Es un grave pecado de omisión y retrata a quien actúa de esta manera como una persona de la que no te puedes fiar. Porque quien no es fiel en lo poco, no lo será en lo mucho. Y si no es responsable con algo que ha asumido para hacer, por derivación de esa conducta, uno puede tener la absoluta seguridad de que no es fiel para con Dios, aunque use un vocabulario muy religioso. Por lo tanto, ojo con todas estas matizaciones a las que nos expone la Escritura para no pecar alegremente contra Dios por querer salirnos con la nuestra. Hermanos, prestad bastante atención a este pecado, que es más abundante de lo que parece. Asegúrate de no estar pecando gravemente contra Dios cuando te inclinas a desobedecer Su voluntad expresada en las figuras de autoridad que él ha puesto en el hogar, el cabeza de familia, en la iglesia, el pastor. Nunca debe tomarse el pecado a la ligera. Y esto es especialmente cierto en el pecado de omisión, al cual con frecuencia se le da la inocente apariencia de descuido. Y eso nos pasa también cuando planificamos el futuro. Es que no me he acordado de orar. Observad el discurso de despedida de Samuel porque a los israelitas les dice en el primer libro de Samuel capítulo 12 versículo 23 Lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar por vosotros antes os instruiré en el camino bueno y recto Pero instruir en el camino bueno y recto no supone el camino de los buenistas ni el de los simplones. No. Es un camino que conlleva obediencia y disciplina. En caso de que no se haga caso de este camino, Samuel lanza unas severas advertencias sobre las consecuencias. Nos dice en el versículo 25, Si tenemos gobiernos que abusan de poder y cometen todo tipo de atropellos, ya sabemos cuáles son las causas por las que nos puede venir el juicio de Dios. ¿Por qué viene el juicio de Dios? ¿Estamos nosotros haciendo lo que debemos hacer? En el mismo capítulo 12 del primer libro de Samuel, en el capítulo 14, dice allí Samuel de nuevo, «Si temierais a Jehová, y le sirvierais, y oyerais su voz, y no fuerais rebelde a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien. Mas si no oyerais la voz de Jehová, y si fuerais rebeldes a las palabras de Jehová, La mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres. Lo que no podemos es vivir como el mundo y esperar que el Señor bendiga nuestras vidas. Esto es incompatible, aparte de imposible. No podemos decir tampoco que somos bendecidos por Dios cuando estamos andando en contra de sus mandamientos, en contra de sus principios. Desde luego Samuel evitó el pecado de negligencia. La negligencia equivale a no tener en cuenta a Dios ni al prójimo. Y es por lo tanto un pecado contra toda la ley de Dios. Y esto se paga. Y de esto nos advierte Santiago. No os jactéis en vosotros mismos. Tened cuidado de no olvidar en cada una de vuestras situaciones a Dios. Poner todo en oración delante de Dios. Suplicar su presencia, su ayuda y su asistencia. Así que llegamos a nuestra conclusión. ¿En qué cosas estás empleando lo mejor de tus fuerzas, de tus habilidades y de tus talentos? ¿En qué estás empleando lo mejor de tu tiempo? ¿Estás valorando lo que Dios valora y teniendo en poco lo que Él tiene en poco? ¿Tienes discernimiento y criterio? Fijaos una cosa curiosa. Esta semana estaba leyendo a un ex agente secreto ruso y decía yo soy responsable de mí y todo comienza conmigo después de la responsabilidad viene la integridad una vez que asumimos la responsabilidad debemos ser absolutamente despiadados con quien nos asociamos ojo con quien nos asociamos cuáles son nuestras amistades En este tipo de entorno, con una creciente anarquía y una corrupción cada vez mayor, muchas cosas están cambiando a la vez. Debes asociarte con personas que tengan integridad, lo que significa que sea una persona competente y con principios morales. Asegúrate de alentar a tus amigos y compañeros a hacer lo mismo. Todo lo que se necesita es una persona incompetente o desleal para causarte una gran pérdida de tiempo y de energía. Si una persona que no es creyente puede identificar principios de responsabilidad y de integridad, a la vez que tiene claro que no puede ser amigo ni compañero de cualquiera, ya que esto le va a afectar al futuro, ¿Por qué razón pasa por alto esto el creyente? ¿Por qué razón hay tanto buenismo, espiritualismo y religiosidad que no aporta nada de forma eficaz al mundo en el que vivimos cuando la Escritura es enormemente práctica? ¿Por qué la gente en general y los creyentes en particular se quieren seguir engañando con una matraca inútil? ¿Qué estás haciendo para planificar tu futuro? Tu vida tanto en tu formación, como en las disciplinas que debes asumir, como en los planes que tengas que hacer. ¿Qué estás haciendo? No olvides, en todos tus planes, preguntarte qué cosas van a seguir contigo cuando traspases el umbral de la muerte, porque tu casa no te la vas a llevar. No quiero decir que no tengas que trabajar para tener una casa. Lo que quiero decir es que la casa no te la vas a llevar y, por lo tanto, busca primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás va encajando. Pero no olvides que primero es lo primero. ¿Qué tiempo inviertes en poner tus actividades tu planificación delante del Señor y pedir su guía y su bendición, tanto a nivel familiar como a nivel laboral, como con los asuntos de la iglesia, como a nivel social en el país en el que vivimos. ¿Resulta que no haces nada de todo esto? Bueno, no te quedes contemplando el pasado. porque lo único que podemos hacer es arrepentirnos, arrepentirnos. Pídele perdón al Señor por el tiempo perdido, pero toma la determinación de no seguir actuando en tu vida sin tener presente la voluntad de Dios en todo, en todo. Usa la oración para descansar en el Señor, para prevenir posibles tragedias, para que arme tu espíritu, para que te ayude a vigilar tu alma, para que puedas darle sentido a la vida y para que luches por la justicia. Desde luego sin Cristo estaríamos perdidos. Pero ya que Cristo murió por su pueblo, por nosotros, se demanda de nosotros que sin dejar de poner cada cosa en las manos de Dios, hagamos lo que tenemos que hacer en este mundo, luchemos por lo que tenemos que luchar en este mundo. Si el Señor quiere, poniendo todo en oración, tenemos que ver dónde podemos ser más útiles para llevar más luz a las personas. Pero eso no ocurre yéndonos a cantar al retiro con una guitarrita. Ni tampoco subiéndonos a una caja roja para gritarle a la gente. Ni repartiendo folletitos. sino asumiendo nuestro compromiso con la fe en el lugar donde Dios nos ha puesto. Primero en nuestro hogar, cada uno de acuerdo a su papel establecido por Dios en la creación y sin que ninguno se olvide de su posición en la que el cabeza es el marido y la mujer tiene una cabeza. Luego en la iglesia, luego en el trabajo y luego en la sociedad. Tenemos que suplicarle al Señor que si Él quiere, si es su voluntad, vaya abriendo puertas para ocupar los altos puestos en todos los estamentos del Estado, de las empresas y de la sociedad. Es así como seremos luz y sal. No buscamos esa posición para jactarnos. Buscamos servir a Dios en medio de nuestra generación. Y quien dijo estas palabras se refería al rey David. Fue fiel a Dios en medio de su generación. Un rey. Por lo tanto, si la más alta autoridad del Estado sirve a Dios en medio de su generación, nosotros tenemos que correr detrás. Algún día cada ser humano se presentará ante el tribunal de Dios para dar cuenta por su vida. Si no encontraste en Cristo por la fe el perdón de tus pecados, ninguna cosa de este mundo podrá salvarte en aquel día ni aliviar en lo más mínimo tu miseria cuando seas arrojado para siempre a las llamas del infierno. Pero si Cristo te ha encontrado y te ha salvado, su salvación también implica tu responsabilidad de poner cada día todo en sus manos, de orar de acuerdo a su voluntad, de usar todos los recursos y capacidades que te ha dado para servirle y entonces ser útil en medio de la generación donde te ha hecho nacer. Y lo tienes que hacer. de acuerdo con la justicia que emana de los 10 mandamientos y de acuerdo a lo que se espera de ti. Es decir, tienes que actuar y tienes que tener muy en cuenta no cometer el pecado de omisión. Así honrarás a Dios, le servirás en medio de tu generación y serás útil a su reino durante el tiempo de tu breve vida en este mundo. Gracias al Señor que nos da su palabra. Gracias que nos da a hermanos del pasado como Santiago que inspirados por el Espíritu nos vuelven a recordar cuáles son algunos de los aspectos que debemos tener en cuenta mientras que transitamos brevemente por este mundo. Esto nos anima, esto nos alienta, esto nos guía Y esto honra a Dios, que es exactamente lo más importante que tenemos que hacer en este mundo. Vamos a terminar en oración. Vamos a ver.
12- Si el Señor quiere
시리즈 Sermones consoladores
Hay una variable imprescindible cuando planificamos el futuro.
설교 아이디( ID) | 6720132492007 |
기간 | 55:38 |
날짜 | |
카테고리 | 일요일 예배 |
성경 본문 | 야고보서 4:13-17 |
언어 | 스페인어 |
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