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필사본
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Marcos 8, versículos 1 a 21. En aquellos días, como había una gran multitud y no tenían que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo, Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen que comer. Y si los enviaran ayunas de sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron, ¿de dónde podrá alguien saciar de pan esos aquí en el desierto? Él les preguntó, ¿cuántos panes tenéis? Ellos dijeron, siete. Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra, y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante, y los pusieron delante la multitud. Tenía también unos pocos pececillos y los bendijo y mandó que también los pusiesen delante. Y comieron y se saciaron. Y recogieron de los pedazos que habían sobrado siete canastas. Eran los que comieron como cuatro mil y los despidió. Y luego, entrando en la barca con sus discípulos, vino a la región de Dalmanuta. Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo para atentarle. Y Jimiendo, en su espíritu, dijo, ¿por qué pides señal a esta generación? De cierto digo que no será señal a esta generación. Y dejándolos, volvió a entrar en la barca y se fue a la otra ribera. Habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca. Él les mandó diciendo, mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Edodes. Y discutían entre sí diciendo, es porque no trajimos pan. Y entendiendo eso, Jesús les dijo, ¿qué discutís? ¿Por qué no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis? Cuando partí los cinco panes en el cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Ellos dijeron, doce. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas los pedazos recogiste? Ellos dijeron, siete. Él les dijo, ¿cómo aún no entendés? Esa es la pregunta. Es la pregunta de la palabra de Dios para nosotros hoy en día también. ¿Por qué no entendemos? ¿Por qué no recordamos lo que Dios ha hecho? Vamos a orar y pedirle que nos enseñe este punto tan importante a través de su palabra. Nuestro Padre, damos muchas gracias por todo lo que has hecho en nuestras vidas, en nuestro mundo. Damos gracias por Tu Palabra, porque podemos ver Tu Poder, Tu Soberanía, Tu Amor, para que no tengamos que dudar, para que podamos recordar y así confiar y tener fe en Ti. Enséñanos eso, te pedimos en este tiempo. En el nombre de Cristo. Amén. ¿Cuántas personas aquí, no tienen que decir, pero piensen, ¿cuántas personas aquí tienen problemas con su memoria? Problemas recordando cosas. Yo creo que es un problema que tenemos, y más cuando crecemos más y más en edad. Generalmente es nada más una molestia, ¿verdad? Olvidas en dónde están tus llaves, pero un rato las encuentras. Pero también, sin duda, puede convertirse en algo peligroso, si no puedes recordar algo importante, o si olvidas muchas cosas durante tu vida diaria. Nosotros también tenemos una memoria espiritual. Podemos recordar lo que Dios ha hecho, recordar lo que Él ha permitido en nuestras vidas para nuestro bien, recordar lo que hemos aprendido de Él y podemos vivir más confianza en el presente. Y así con nuestras memorias normales, podemos también olvidar espiritualmente, no recordar ciertas cosas, y también puede ser algo peligroso. Porque cuando olvidamos lo que Dios ha hecho en el pasado, cuando dejamos de recordar quién es Dios y lo que ha hecho, tendemos a vivir en dudas y desánimo, y con muchos problemas en nuestras vidas diarias espirituales. Entonces, una cosa que necesitamos como cristianos es aprender a recordar lo que Dios ha hecho. Necesitamos enseñarnos a nosotros mismos cómo recordar, aprender conscientemente cómo trabajar en recordar quién es Dios y qué ha hecho, para que no vivamos en incredulidad nuestras vidas, especialmente cuando enfrentamos nuestros problemas presentes. Es decir, nosotros hemos aprendido muchísimo de Dios. Muchísimo de Su Palabra. Hemos visto mucho la mano de Dios en nuestras vidas. Hemos experimentado muchas bendiciones de Dios. Pero todavía no hemos aprendido plenamente cómo aplicar nuestra memoria a las situaciones presentes. No hemos aprendido plenamente cómo conscientemente recordar, cómo traer a la mente lo que Dios ha hecho. No hemos aprendido cómo entrenar nuestras mentes, cómo recordar. Y por eso, aunque hemos visto milagros y providencia y Dios dirigiendo cada paso de nuestras vidas en el pasado, en la siguiente prueba, en el siguiente momento de dificultad que estamos experimentando, olvidamos. Pues no somos únicos en esta lucha. Marcos aquí nos explica claramente que los discípulos de Cristo, esos doce, que estaban tan cercanos a Él, tenían el mismo problema. Ellos habían visto milagros. Ellos habían estado con Jesús. Ellos habían visto suficiente en el pasado para poder enfrentar cualquier prueba en el presente, pero olvidaron, no recordaron. Vamos a ver esta lucha en el pasaje de hoy, y vamos a ver nuestra necesidad de aprender a recordar lo que Dios ha hecho, para que no vivamos en impunidad cuando enfrentamos problemas presentes. Para entender este problema con los discípulos y lo que Cristo les enseñó, debemos empezar primero con el milagro de este pasaje, la alimentación de los cuatro mil. En los primeros discípulos de este capítulo, encontramos a Cristo enseñando otra vez a una multitud esta vez en la región de Decapolis, y reconociendo su necesidad de la comida. Por eso Cristo habla con sus discípulos, expresa su compasión para la multitud, e implícitamente pregunta a sus discípulos lo que deberían hacer. Ellos no tienen la fe para creer en la posibilidad de alimentar la multitud, pero Cristo lo hace, con siete panes, algunos peces, alimentando y saciando la multitud. Al final sobraron siete canastas. Esa es la historia. Parece muy familiar, ¿verdad? Estudiamos la historia de la alimentación de los cinco mil en el capítulo 6 de Marcos. Algunos han dicho que esa es la misma historia, que había una confusión de parte de Marcos y de la Iglesia Primitiva, pero no, podemos ver muchas diferencias entre las dos historias, el lugar en donde estaban es diferente, el número de personas alimentadas, el número de panes, y ante todo, lo que debería convencer a cualquier cristiano que no hay ningún error aquí, es lo que Cristo dijo en Misiclo 19. Cuando Él estaba regañando a sus discípulos, hizo mención de la vez cuando alimentó a los cinco mil, y después menciona la alimentación de los cuatro mil. Entonces, o Cristo estaba equivocado, o había dos diferentes situaciones, y sabemos que Cristo no estaba equivocado. Vemos claramente que son dos diferentes historias que sucedieron en dos diferentes momentos. Lo que confunde a algunas personas, entonces, si esa es la verdad, si son dos diferentes historias, es cómo es posible que los discípulos no creían aquí en lo que Cristo podía hacer, cuando ya lo habían visto antes. Es precisamente el punto del pasaje. Es precisamente lo que Cristo está enfatizando aquí. Los discípulos deberían haber entendido. por todo lo que habían visto y experimentado con Cristo en el pasado. Ellos deberían haber recordado lo que Cristo había hecho en el pasado para poder tener fe en la situación actual. Muy brevemente, vamos a considerar las razones por las cuales Cristo alimentó esta multitud. Es decir, ¿por qué otra vez? En primer lugar, lo hizo para que todos pudieran ver su poder. Vamos a ver más adelante el pasaje que los fariseos querían una señal de Cristo. Pero Cristo estaba mostrando constantemente que era Dios por medio de milagros así. También Cristo alimentó a esta multitud debido a su compasión para con ellos. Versículos 2 y 3. Tengo compasión en la gente, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen que comer, y si les envían ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Cristo otra vez está mostrando su compasión para con la gente. Y en tercer lugar, Cristo alimentó a estos 4.000 en diferente lugar que los 5.000. Piensen conmigo, Cristo alimentó a los 5.000 dentro de los límites de Israel. Aquí lo hizo en Decapolis, que hemos estudiado, es un lugar al otro lado del mar, un lugar con algunos judíos, pero la mayoría eran gentiles. Es posible que debemos entender aquí que Cristo estaba empezando a mostrar que iba a ser salvador de todos, no solamente los judíos. Alimentar los cinco mil judíos y alimentar los cuatro mil, ante todo, gentiles, mostrando que el Evangelio es para todos. Pero ante todo, la cosa más importante, la razón por la repetición del mismo milagro, la razón por alimentar esta multitud, es de seguir enseñando a los discípulos y a nosotros también. Dice que cuando Cristo tenía compasión con la multitud, no quería enviar a los años a sus casas, dijo, en el versículo 4, sus discípulos le respondieron, ¿de dónde podrá alguien saciar de pan esos aquí en el desierto? Bueno, por ahora vemos que por lo menos no son tan groseros como antes. Por antes estaban como, ¿estás loco por pedirnos alimentar a tantas personas? Por lo menos no lo hacen así. Pero todavía vemos que no entienden. ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a esos aquí en el desierto? Pues la persona con quien estás hablando, sí puede. Y ustedes ya lo habían visto. ¿Cómo puede alguien hacerlo? Ustedes lo han visto. Él lo ha hecho antes. Pero no tenían la fe. Es decir, ellos habían visto el milagro antes, pero no habían entendido. Cristo se dio cuenta que ellos necesitaban la misma lección otra vez. que necesitaban la repetición para poder aprender quién era Él, que solamente Él puede proveer pan en el desierto. Y debemos dar gracias a Dios por este ejemplo, porque nosotros también necesitamos muchísima repetición para poder aprender de Dios. Hay muchísima repetición en la Palabra de Dios. Hay mucha repetición en lo que predicamos aquí en la Iglesia. Y eso es a propósito. Porque necesitamos también la repetición y las lecciones para que podamos aprender lo que necesitamos aprender. Porque, ¿normalmente aprendemos bien la primera vez? No. ¿La segunda vez? No. ¿La tercera vez? Muchas veces Dios manda pruebas y dificultades y diferentes cosas porque eventualmente necesitamos aprender la lección. Él es misericordioso. Él es paciente con nosotros y repite, y repite, y repite la misma lección hasta que entendamos lo que necesitamos entender. Después de este milagro, vamos a ver más adelante que Cristo continúa enseñando a sus discípulos en cuanto al pan, pero entre esas dos cosas vemos, en versículos 10 a 13, una cosa con los fariseos. Vemos aquí la incredulidad de los fariseos, en versículos 10 a 13. Dice que ellos, Jesús y sus discípulos, salieron de Decapolis, fueron a otro lado de la barca, regresando, parece, dentro de los límites de Israel. Inmediatamente los fariseos se le acercan y empiezan a discutir con él, dice, pidiendo señal del cielo para tentarle. No estaban interesados en creer en Cristo, sino que estaban buscando una manera para condenarle. Y por eso dice que Jesús, gimiendo en Su Espíritu, dijo, ¿por qué pide señal a esta generación? De ciertos digo que no se dará señal a esta generación. Y después entró en la barca otra vez y se fue. Vemos claramente que los fariseos no están buscando una señal para poder creer. Están buscando una señal debido a su incredulidad. Y Cristo entendió muy bien eso. Y Cristo entendió también que aún con señales no iban a creer que nada iba a convencerles de su Deidad. Y nada ha cambiado hoy en día porque tampoco hoy en día la gente necesita señales y milagros para poder creer en Cristo. Necesita entender su propia necesidad y su pecado y humillarse ante Él. Y por eso Cristo aquí no les dio una señal. Es que Jimío respondió fuertemente diciendo que no iban a recibir el señal de él. La fuerza es, no hay ninguna manera en este mundo que vayan a recibir un señal de mí. Es la fuerza de esa declaración. Cristo dice también, gimió, en un tipo de exasperación divina, molesto, pero sin pecado, frente a la incredulidad de los fariseos y los demás judíos. Y para que no pensemos que era pecado responder así, necesitamos recordar que aunque Dios sí es paciente, llega un momento cuando no hay más esperanza para una persona, cuando Dios deja a la persona en su incredulidad. Recordamos que la Biblia dice, en Génesis 6, antes del deluvión, Dios dijo, no contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, o no permanecerá mi espíritu con el hombre para siempre. Hay un momento cuando Dios ya no muestra más paciencia y misericordia con alguien, y es dejado en su pecado para sufrir el castigo que merece. ¿Qué es lo que pasó aquí? Estos fariseos habían llegado a este punto. Cristo dijo que no les iba a dar señal y después salió. Cristo no intentó convencerles. Cristo no continuó en la conversación. Dice les dejó, les dejó en su pecado, les dejó sin esperanza y salió otra vez en la barca con sus discípulos. Y cuando entró al abarco con ellos, habló con ellos en cuanto al pan y lo que ellos habían visto. Entonces, vemos aquí, en tercer lugar, la inquilinidad de los discípulos. Cristo no dejó a sus discípulos. así como los fariseos. Cristo continuó enseñándoles. Esa es la diferencia. ¿Ven la diferencia? Los fariseos no estaban interesados, y por eso Cristo les dejó. Los discípulos estaban muy mal muchas veces, y tenían mucha incrulidad, pero sí querían, y Cristo era muy paciente con ellos, y seguía, y seguía, y seguía enseñándoles. Es lo que hace aquí cuando entra en la barca. Dice que después de salir de donde estaban los fariseos, todos estaban en la barca, y leemos en el siglo XIV, que los discípulos habían olvidado de traer pan, y no tenían sino un pan consigo en la barca. Y parece que ellos habían salido tan rápidamente después de la discusión con los fariseos, que habían olvidado todo. Entraron tan rápido en la barca que olvidaron lo que necesitaban. Es irónico, ¿no? Que muy poco después de que Cristo alimentó a cuatro mil con siete panes, ellos mismos no tenían pan. Y por supuesto, como vamos a ver, el punto es que ellos no deben haber tan preocupados. Estaban con Cristo, quien había mostrado dos veces su capacidad de crear la comida de la nada. Ellos estaban tan enfocados en su necesidad material del momento, que olvidaban enfocarse en Cristo y lo que sabían de Él, que Él sí podía proveer por ellos. Y cuando Cristo se dio cuenta de la conversación, Él dijo, en el siglo XV, mirad, guardaos la levedura de los fariseos y de la levedura de Herodes. Pero los discípulos no entendían nada. Ellos tenían sus ojos tan fijados en lo material, en el pan que no tenían, en su necesidad de algo físico, que no entendían lo que Cristo quería decir. Cristo quería usar la conversación para dirigirles a hablar de algo espiritual. Pero ellos no entendían. En el versículo 16 dice, y discutían entre sí, diciendo, es porque no trajimos pan. Y Cristo les dijo, en los siglos XVII y XVIII, entendiendo a Jesús, les dijo, ¿qué discutís? ¿Por qué no tenéis pan? ¿No entendéis ni comprendéis? ¿Aún tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís y no recordáis? Cristo les dijo que deberían haber entendido. Básqueme les dijo, ¿no me refiero al pan físico? No me importa para nada si no tienen pan en la barca. Necesitan el entendimiento espiritual abierto, el corazón suavizado, y los ojos y los oídos también abiertos. Cristo aquí no estaba hablando de la levadura física, del pan físico, sino del peligro de los fariseos y de Hedodes y sus actitudes. Ya sabemos, los fariseos eran hipócritas e incrédulos. Herodes también. Todos querían una señal para creer, cuando ya habían visto todo lo que necesitaban para poder creer. Cristo estaba avisando a Sus discípulos que no cayeran en el mismo error. Ellos habían visto a Cristo alimentar a la multitud dos veces, y aún así estaban preocupados y discutiendo sobre el hecho de que no tenían suficiente pan para comer. Ellos tienen una perspectiva mundana, temporal, material, mientras Cristo quería que se enfocaran en quién es Él, en su provisión, en la confianza que podían tener en Él. Habla de levadura, que es un símbolo en la Biblia para el pecado o la corrupción. La levadura, como ustedes saben, los que cocinan, es algo de lo cual necesitas muy poco para que funcione. Un poco de levadura en la masa es suficiente porque se extiende mucho. Entonces el aviso aquí es tener cuidado de aún un poco de incredulidad. El aviso es no ser como los fariseos y hedodes y los otros judíos, y con toda la evidencia necesaria, no creer. Por eso Cristo les reprende por no haber entendido y comprendido, por tener corazones endurecidos, por tener ojos que no ven y oídos que no oyen. Y Él usa ejemplos de lo que ellos mismos habían visto. Versículos 19-21, Cuando partí los cinco panes en el cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Ellos dijeron doce, lo habían visto, lo habían recogido ellos mismos. Y cuando los siete panes en el cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Ellos dijeron siete, ellos lo habían visto, ellos habían tocado las canastas, los pedazos y todos ya sabían. Y por eso dice, versículo 21, Él les dijo, ¿Cómo aún no entendés? Deberían haber entendido. Como estaba diciendo a ellos, ustedes me han visto crear comida de la nada. Me han visto alimentar a miles de personas y están preocupados porque no tienen suficiente pan para el muy breve viaje en esta barca para cruzar el mar. Y nosotros decimos que en esos discípulos tenían el Dios mismo con ellos, con la capacidad de proveer para todas sus necesidades, y aún así dudaron, olvidaron quién estaba con ellos. Pero hermanos, no hay ninguna diferencia entre ellos y nosotros. Así como ellos, nosotros también tenemos a Dios mismo con nosotros, con la capacidad de proveer cualquier necesidad Pero dudamos. Olvidamos quién está con nosotros. Olvidamos lo que sabemos de Él. Olvidamos que puede proveer todo lo que necesitamos. Por eso también nosotros necesitamos tener cuidado de la levedura de la incredulidad. Aquí no se refiere a la incredulidad de no creer en Cristo como Salvador, sino la incredulidad que aún existe en los cristianos. Necesitamos aprender a recordar, cambiar la manera en la cual pensamos, conscientemente enfocarnos en quién está con nosotros, enfocarnos en Cristo. Entonces, que dejemos de pensar en los discípulos, que empecemos a pensar en nosotros mismos. ¿Tú has entendido? Tus ojos han visto los milagros y la providencia y la omnipotencia de Dios, su amor para contigo y su poder. Pero cuando te falta pan, ¿qué haces? Tú tienes el pan de vida. Has visto cómo Dios provee para cada necesidad. Pero cuando estás en necesidad ahora, ¿qué haces? ¿Recuerdas lo que Él ha hecho? ¿O olvidas? Necesitamos recordar. Necesitamos aprender a recordar, meditar mucho más en Dios y en lo que Él ha hecho. Porque no hay nada mejor para el cristiano en su tiempo de prueba que recordar quién es su Dios, qué ha hecho y qué puede hacer. Ha sido más fácil actuar con los discípulos y solamente enfocarnos en lo que no nos parece posible. Los discípulos pensaron que había demasiada gente para alimentar. No había suficiente comida. Olvidaron lo que Cristo había hecho. Olvidaron que el pan de vida estaba en la barca y por eso no importó mucho que no tenían pan físico para comer. Nosotros también olvidamos mucho. Olvidamos el milagro de la salvación. Olvidamos cómo Dios nos ha protegido. Olvidamos cómo Dios ha provisto para cada una de nuestras necesidades. Nosotros necesitamos aprender a recordar. Vamos a pensar muy prácticamente ahora. En primer lugar, que nosotros también tengamos mucho cuidado de la levadura de la incredulidad. Cada uno de nosotros lucha con no creer plenamente en Dios en ciertas situaciones. Todos nosotros. No podemos evitar esa tentación, pero sí podemos tener mucho cuidado de la levedura de la incredulidad en otras personas para que no nos afecte. Por ejemplo, que tengamos mucho cuidado de la levedura de la incredulidad en nuestras familias y en nuestra iglesia. Porque así como la levedura, una persona puede afectar a todos. Las quejas del esposo o de la esposa pueden contagiar toda la familia. Los chismes y las quejas de una persona en la iglesia pueden dividir la iglesia. Yo entiendo que muchos de ustedes viven con familiares encargos, cónyegos, hijos, hermanos, lo que sea. Obviamente no puedes separarte completamente de ellos, especialmente si es tu esposo o esposa. pero tiene cuidado conscientemente de no ser afectado por la incredulidad de estas personas. Y especialmente si son personas con algún concepto de Dios o aún asisten a una iglesia, pero en vez de usar su conocimiento de las cosas de Dios para animarte, ayudarte, siempre están desanimándote y confundiéndote. Tengan cuidado, hermanos. porque un poco de la levadura de incluidad puede afectarte muchísimo y cambiar tu perspectiva en cuando las cosas de Dios pueden desviarte de Dios y su camino y su iglesia. Es muy peligroso. Hay personas que lo hacen a propósito, con la intención de hacerte dudar de Dios y su voluntad. Hay otras personas que son lavedura e incredulidad, y honestamente ellos no se dan cuenta. No es su intención para nada, pero te afecta mucho. Y necesitas aprender a cuidar tu espíritu cuando otros te hablan así, aun si no es su intención dañarte. Digo, cuando eres un familiar cercano, y no puedes separarte físicamente de la persona, necesitas hacer lo que Cristo enseñó aquí, recordar. siempre estar recordando conscientemente lo que sabes de Dios, lo que Él ha hecho por ti, para resistir esta influencia de incredulidad en tu vida. Y muy prácticamente necesitas pasar más tiempo con otros cristianos, más tiempo con aquellos que te van a influenciar para bien, y de todo, influenciarte a recordarte lo que Dios ha hecho. Por eso tiene tu iglesia local. Y ese es mi énfasis siempre en decirles, vengan para el Escuelo Dominical, quédense para la convivencia, quédense para el Segundo Culto, vengan para orar, vengan para las reuniones de balones y mujeres. Todo el propósito no es para que tengamos más números, eso no me importa. Es porque necesitamos estar juntos. Necesitas a otros que te van a recordar. Porque muchas veces tú solo no lo haces. Tú olvidas. Y necesitas estar con otras personas para que te recuerden de lo que ya sabes, pero has olvidado. Especialmente en una ciudad tan grande, en donde no nos vemos entre semanas si no buscamos activamente a la otra persona. especialmente en situaciones en donde nada más estar en tu casa con alguien es influencia para dudar. Necesitas tu iglesia local. Si tú preguntas, OK, pastor, ¿cómo puedo saber si estoy en una situación así? Yo no sé si personas me influencian así o no. OK, puedes pensar así. ¿Estás contento aquí en la iglesia, en el culto, en los estudios aquí? ¿Sales animado y lleno de gozo, pero ya en la casa? con el trabajo, con tal persona, y empiezas a dudar, y sentir desanimado y hasta enojado con Dios y la Iglesia, entonces esta persona es levadura de infelicidad para ti. O ni puedes sentir gozo en la Iglesia, escuchar la Palabra de Dios, porque la única cosa en la cual puedes pensar cuando yo estoy predicando, es cómo la otra persona te va a decir que no es así. El pastor dice que sí, pero sabemos que aquí no. Aquí ni estás contento. O ni puedes estar contento en la iglesia porque sabes que, regresando de la iglesia, esta persona va a hablar contigo, no de lo que aprendió, sino de lo que no está de acuerdo, y todas las razones por las cuales no es cierto lo que dijo el predicador. Esta persona es levadura de imprudencia para ti. Si es tu situación, la Palabra de Cristo aquí te aplica. Ten cuidado. de la levedura de esa persona. Cuidado de que no seas contaminado de su incredulidad. La respuesta es recordar. Digo, a veces no puedes separarte completamente. La respuesta es recordar. Y la respuesta es ser recordado. Tener personas en tu vida con quienes puedes hablar para que no caigas en dudas o incredulidad. Por supuesto, si hablamos de la levadura de incluidad, otras personas tampoco son todo el problema, porque hay suficiente incluidad todavía nosotros mismos para causarnos muchos problemas. Tú puedes separarte de aquellos que te desaniman constantemente y pasar más tiempo con tus hermanos, y deberías. Pero también en tu propia carne llevas también toda la tentación para dudar y no creer y olvidar. Y no puedes separarte de ti mismo. Por eso tengo un mensaje. Recordar. Hermanos, recuerden. Aprendan a recordar. Es algo consciente. Es algo que tienes que esforzarte a hacer. Y por supuesto, necesitas pasar también más tiempo en la Palabra para conocer a Dios. Porque no solamente recordar lo que Dios ha hecho, es recordar quién es tu Dios. Es recordar tu unión con Cristo, es recordar esa doctrina que nos une con Cristo. El problema es, así como los discípulos, estamos demasiado enfocados en las cosas materiales. en lo que tenemos o no tenemos, que perdemos, olvidamos lo que Dios ha hecho, olvidamos lo que nos ha enseñado, o que Él ha hecho suficiente para fortalecernos para cualquier prueba o dificultad por la cual vamos a pasar. Los discípulos habían visto a Cristo alimentar más que 20,000 personas. con algunos panes y pesas, con canastas y canastas y canastas de comida extra, pero estaban preocupados porque en su viaje para cruzar un pequeño mar, sólo debía traer un pan. ¡Qué ridículo! Pensamos. Pero no, porque somos iguales. Hemos visto tanto. tantos milagros de Dios, tanta providencia de Dios, la mano de Dios en nuestras vidas, nuestras familias, nuestra iglesia, que no deberíamos dudar nunca. Pero lo hacemos. En la prueba presente olvidamos lo que Dios ha hecho en el pasado y dejamos de creer. Actuamos de manera incrédula, exactamente como los discípulos. Tal vez lo que tú necesitas hacer es, un día, sentarte solo con tu familia y escribir, en hoja física, todo lo que Dios ha hecho por ti. Y si lo haces, y Dios te ayude a recordar, vas a estar escribiendo por días cientos y cientos y miles y miles de cosas que Dios ha hecho por ti y tu familia en el pasado. ¿Para qué dudar? No tiene sentido. Pero lo hago. Y lo haces. Lo hacemos. Y especialmente en cuanto a nuestras necesidades físicas. Es la aplicación más específica aquí. La inquietud de los discípulos se vio en su reacción a un tiempo de necesidad física. No tiene suficiente pan. Eso nos pasa a veces. Hay momentos cuando ya no tenemos dinero. No tenemos pan. No tenemos que comer. En este momento, tendemos a responder con los discípulos, y quejarnos, y entrar en conflicto, porque no tenemos algo. Y fíjense que aquí, en realidad, era la culpa de los discípulos que no tenían pan. Ellos habían olvidado traer pan. Y aún así, Cristo dijo algo mucho más importante. Yo, el pan de mi vida, creer en mí. Entonces, ya sea que tú no tienes algo por tu culpa, O simplemente porque Dios quiere probarte. La respuesta es igual. Recordar. Recordar. Recordar quien es tu Dios. Recordar tu salvación. Recordar todas las bendiciones de Dios para contigo en el pasado. Pablo dijo en Romanos 6 que deberíamos considerar. Es la misma idea. Considerar. Recordar. Vivir a la luz de quienes somos en Cristo. Vivir a la luz de quien es Dios, recordando que ha hecho y confiando que Él va a seguir haciéndolo. Muy rápido, también podemos aprender aquí de la crueldad de los fariseos. Ellos querían una señal para creer en Cristo. Digo, muchas personas hoy en día también quieren una señal. Tal vez alguien aquí. Tú quieres ver a Dios arreglar tu situación de trabajo y después vas a creer en Él. ¿Tú quieres que Dios haga algo en tu familia y después vas a creer en Él y comprometerte a la iglesia? ¿Tú quieres que Dios haga algo aquí en la iglesia antes de que te comprometas? ¿Quieres una señal primero? No. No es así. Lo que tú necesitas no es una señal. Lo que tú necesitas es la fe. Dios no va a proveer una señal para ti para que creas por vista. Tal vez basta retirar las señales de tu vida hasta que creas por fe. No tientas a Dios. No necesitas una señal. Tienes el Evangelio. Tienes todo lo que necesitas para creer en Dios y someterte a Él y creer que Él hace todo para el bien. o si no eres cristiano y estás esperando una señal antes de creer en fe en la salvación. Tampoco la salvación es por fe. Y en realidad tú tienes toda la prueba que necesitas. Cristo vino, Cristo vivió perfectamente, Cristo murió en lugar de pecadores. Resucitó para darnos la salvación que no podemos merecer. Tú no necesitas que Dios te abra el cielo para que seas salvo. Necesitas reconocer que tú no eres bueno. Eres un pecador y necesitar un salvador y rogar a Cristo humildad que te salve. Hermanos, ¿qué recordemos? que conscientemente trabajemos en recordar lo que Dios ha hecho por nosotros, para que no reaccionemos en incredulidad en las pruebas presentes. Y que nos ayudemos unos a otros también para hacerlo. Porque no solamente recordar, es también ser recordados. es tener personas en nuestro alrededor que nos hablen de Dios y su palabra y lo que ha hecho para darnos confianza en el presente. Que Dios nos fortalezca para hacerlo. Que trabajemos conscientemente como iglesia para ser cristianos que recuerdan. Vamos a ver. Nuestro Dios, te damos muchísimas gracias por tus atributos y por tus hechos. Damos gracias por lo que hemos aprendido de ti en el pasado, en tu palabra. Damos gracias por lo que tú has hecho. Nos has salvado, no por nada, nosotros mismos, porque no merecemos la salvación y no podemos ser salvos por buenas obras. Tú nos has salvado por Cristo. Y tú sigues fortaleciéndonos y bendeciéndonos en Cristo por nuestra unión con Él, por nuestra relación con Él. Tenemos todo. Todo lo que necesitamos para la eternidad y todo lo que necesitamos también para esta vida. Ayúdenos, Señor, a recordar. Ayúdenos a no enfocarnos en lo que no tenemos en el presente y recordar que Dios siempre nos aprovecha lo que necesitamos. Danos más fe. Ayúdenos a vivir por fe, no por vista. Como Iglesia, ayúdnos a ayudarnos unos a otros. Ayúdnos a recordar a otros cuando están desanimados de lo que Dios ha hecho en sus vidas. Te pedimos, Señor, que necesitamos esta fe. Es algo sobrenatural, y tú lo puedes hacer. Danos fortaleza. Ayúdnos a reconocer la necesidad. Te pedimos, Señor, que podamos recordar. En nombre de Cristo. Amén.
La importancia de recordar
시리즈 Estudio de Marcos
Necesitamos aprender a recordar lo que Dios ha hecho, para que no vivamos en incredulidad cuando enfrentamos problemas presentes.
설교 아이디( ID) | 2102021444717 |
기간 | 37:23 |
날짜 | |
카테고리 | 일요일 예배 |
성경 본문 | 마가복음 8:1-21 |
언어 | 스페인어 |
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