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ប្រតិចារិក
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El título del sermón es parte 1 de la Lección Soberana de Dios, la Escritura Romanos 9, del 1 al 5, la serie La Gracia Salvadora de Dios. Esta es la palabra de Dios. Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio en mi conciencia en el Espíritu Santo, de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, mis parientes, según la carne. Porque son israelitas a quienes pertenece la adopción, como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas. De quienes son los patriarcas y de quienes, según la carne, procede Jesucristo. el cual está sobre todas las cosas, Cristo, que es Dios bendito por los siglos. Amén. Padre, te damos gracia por esta porción de la palabra, donde miramos el corazón del apóstol, un corazón quebrantado, un corazón adolorido. Y la razón por ese gran dolor, por ese gran desesperación, padre, es que cuando él mira a Israel, esta nación tan bendecida, rechazar a Cristo como su salvador, rechazar los privilegios, las bendiciones que se le habían otorgado a ella. Cuando él mira a los israelitas darle la espalda a Cristo y caminar fuera de la salvación hacia el infierno, padre, su corazón se quebranta, las lágrimas fluyen, porque el corazón del apóstol, padre, es mirar a todos los seres humanos, tener una relación personal con Cristo como Salvador, incluso su propia nación. Enséñanos un poco de este corazón, padre, pedimos en el nombre de Jesús y para tu gloria. Amén y Amén. Bueno, amados, la transición de Romanos capítulo 8 a Romanos capítulo 9 puede parecer abrupta. Romano 8 es como un día brillante, lleno del sol, lleno de esperanza. Recordemos cuando terminamos Romano 8 que leímos versículos como los siguientes. No hay condenación para aquellos que están en Cristo Jesús. Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros? Estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni cosas por venir, ni cosas aquí, nada nos separará del amor de Dios que está en Cristo Jesús. Qué lindo el capítulo 8 con sus promesas. Luego, ahora viene el capítulo 9 y nos encontramos con la seria doctrina de la elección soberana, cosas difíciles a veces a entender. Jacobame y Saul que odié. Mientras los muchachos, los gemelos estaban en el vientre sin hacer ni bueno ni malo antes que nacieran, Dice Dios, para que el propósito de la lección sea cumplida a uno yo amé y al otro yo odié. Es cosas difíciles a veces de entender o de aceptar. Y para aquellos que se quieren protestar que estas cosas no son justas. ¿Quién eres tú, oh hombre, para responderle a Dios? Dice el apóstol en el capítulo 9. Sin embargo, cuando pensamos en ambos capítulos juntos, nos damos cuenta de que la garantía y la seguridad eterna para los creyentes, que es parte del capítulo 8, sólo puede ser basada en la enseñanza de la lección de Dios en el capítulo 9. Ambos capítulos tienen que caminar juntos. Así que la doctrina de la elección soberana de Dios no es una verdad misteriosa que se encuentra en pasajes vagos de las Escrituras. No es una doctrina que solo un teólogo puede entender. La doctrina de la lección aparece, escuche, en cada página de la Biblia. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Es claramente una cosa revelada de Dios. Deuteronomio 29, 29 dice que hay cosas que solo Dios entiende. Y hay cosas que son reveladas al hombre. Esta es una de esas cosas, revelada al hombre. ¿Y para qué proposo? Propósito, es destinada a ofrecer esperanza al cristiano. Esta doctrina es tan notable, tan llena de gloria, tan llena de esperanza que Dios me conoció antes de yo haber nacido. Antes que hubiera un mundo, antes que hubiera una eternidad, antes que hubiera cualquier otra cosa. Dios separó a un grupo para hacer, estos son míos y yo los voy a salvar. Gloria a Dios por esta verdad. Qué privilegio tenemos nosotros los santos de Dios cuando sabemos que estamos santificados no porque hemos hecho nosotros algo, sino porque Dios nos escogió para la salvación. Qué grande es este conocimiento. Este conocimiento trae gran esperanza para el cristiano. Y esta doctrina es tan notable que el famoso predicador George Whitefield dijo una vez, las doctrinas de nuestra elección y de la libre justificación en Cristo Jesús presiona cada día más y más a mi corazón, llena mi alma con un fuego santo y me brindan una gran confianza en Dios, mi Salvador. ¡Qué lindo! Saber que Dios me ama Saber que le pertenezco a Dios Saber que Dios me escogió Y porque Dios me escogió, mandó al Hijo Y porque mandó al Hijo, el Hijo murió por mí Y cargó mis pecados en la cruz Y porque el Hijo murió, el Espíritu Santo me trajo a Él Y porque el Espíritu Santo me trajo a Él Dios asegurará que yo llegaré al cielo Que mi salvación está completa Saber estas cosas, dice George Whitefield Me llena de santo gozo Que Dios me ha amado a mí. Amados, ninguna otra porción de las Escrituras enseña esta doctrina de manera tan clara, de manera tan persuasiva que nuestro pasaje en Romanos capítulo 9. Sin embargo, aunque esta doctrina es enseñada claramente en Romanos 9, la iglesia moderna y los cristianos disinformados utilizan tres formas básicas para evitar la verdad que aquí se enseña. Número uno, la forma más fácil de evitar la lección de Dios es de negar que la enseñanza de nuestro pasaje es algo que tenemos que ponerle atención, es ignorar o evitar este capítulo por completo. Romanos capítulo 9 es el capítulo más ignorado en toda la Biblia, no sé si ustedes saben eso. Es el capítulo que más pastores rehusan enseñar, no quieren enseñarlo. Esto tiende a suceder con aquellos que saben lo suficiente como para Darse cuenta de que la verdad de las doctrinas aquí están, pero no están dispuestos a aceptarla. En otras palabras, personas que dicen mira, capítulo 9 cuando lo leo parece decir esto claramente, pero yo no quiero creer que esto es lo que está diciendo, yo quiero creer que está diciendo lo opuesto y como no puedo reconciliar estas cosas, lo que dice y lo que yo quiero que diga, entonces sabes que no lo voy a enseñar. Otros dicen que Pablo aquí en Romanos Nuevo no está escribiendo acerca de la elección soberana de individuos por parte de Dios, sino la elección soberana de las naciones. Sin embargo, una lectura clara del pasaje indica que Dios está hablando a individuos específicos. Cuando Él dice antes que los gemelos, individuos, nazcan, para que el propósito de Dios de acuerdo a la elección sea cumplido, sin un gemelo hacer algo bueno o malo, o el otro hacer algo bueno, para que yo como Dios sea soberano, a uno elegí para la salvación y al otro no. Es claramente hablando de individuos. Negar esto, este hecho, es cerrar los ojos con obstinancia deliberada. Y finalmente, la forma más peligrosa de negar la doctrina de la elección es en redefinirla en un sentido no bíblico. Esta es la enseñanza de que Dios mira a lo largo del tiempo y sabe cómo responderá a la gente cuando escuche el evangelio. Dios elige para salvación a aquellos que saben que van, que dirán sí a Cristo, pero rechaza a aquellos que saben que rechazarán a Cristo. Sin embargo, como hemos discutido anteriormente, este punto de vista le roba la gloria a Dios. Esto de que Dios puede mirar y puede ver quién lo va a escoger, así que Dios los escoge en el pasado. Desde este punto de vista Dios para de ser omnisciente. ¿Por qué? Porque puede aprender. Dios mira y sabe que alguien lo va a escoger. Dios aprende esta información. Entonces, si Dios puede aprender, Dios no es ¿qué? Omnisciente. Omnisciente significa que Dios lo sabe todo. Y voy a preguntarle a la iglesia. ¿Usted creen que Dios es omnisciente? Tal como lo dice la Biblia, que Él lo sabe. ¿Qué? Dios no puede aprender Porque Él ya sabe todo claramente, así lo demuestra la Palabra de Dios. Otra doctrina que nega este punto de vista es la inmutabilidad de Dios. Dios nunca cambia. Y si Dios mira, y sabe, y reconoce, y actúa en el pasado porque algo dependió en el futuro, entonces Dios puede cambiar. Pero la Biblia dice que Dios no puede cambiar, que Él siempre ha sido santo, Él siempre ha sido perfecto, ayer, hoy, y ¿para qué, amados? Para siempre. Y si Dios es siempre santo, no puede cambiar. Gloria a Dios por ello. Así que esta enseñanza no se puede encontrar en ninguna parte de la Biblia y escuche, es herética. Entonces, ¿por qué es que la mayoría de las iglesias luchan contra la sencilla enseñanza de la Biblia sobre la elección soberana de los santos por parte de Dios? ¿Por qué es que el capítulo 9 en romano es uno de los capítulos que más se ignora en toda la Biblia? Bueno, debemos recordar que naturalmente tenemos un corazón y tenemos una mente pelagianos. El hereje Pelagio enseñó que el hombre nace bueno. No solamente el hombre nace bueno, el hombre puede vivir una vida perfecta, enseñaba este herético. En otras palabras, el hombre no necesita a Cristo porque nace bueno, puede permanecer bueno, puede ir a la muerte. ¿Qué? Bueno y sin pecado. Déjame hacerle una pregunta a usted. ¿Cuántos de ustedes son perfectos y sin pecados? Levante la mano para saber quién son los mentirosos aquí. Nadie es bueno. ¿Amén? ¿Cuántos de nosotros no hemos pecado? Amado, ¿cuántos de nosotros no tenemos un pecado delante de Dios? Cuanto nosotros no mentimos, no nos enojamos, no queremos lo que tiene el vecino, no estamos llenos a veces de envidia. Amados, somos pecadores. ¿Y de cuándo somos pecadores? Desde el nacimiento. A un niño chiquito se le tiene que enseñar a decir la qué? La verdad. Porque naturalmente quiere qué? Mentir. Esa es la naturaleza humana. Pelagios enseñaba que el hombre nacía bueno y podía vivir una vida perfecta sin pecado y podía ir a la muerte como un hombre perfecto. Esa es una blasfemia contra la palabra de Dios. Él también enseñaba que si el hombre perfecto cometía un error, un pecado, entonces lo que él necesitaba de Dios era un poquito de ayuda mediante Jesucristo. Y amados, ese es el problema que está en los púlpitos modernos. Enseñamos un evangelio de que tú solo necesitas un poquito de ayuda. Necesitas solo un poquito de medicina. Tú eres, por regular, una buena persona. Y como una buena persona solo necesitas un poquito. Si mentiste, si cometiste un pecado aquí u otro, pero sabes que eres una buena persona y necesitas que solo un poquito de ayuda, un poquito de medicina. El problema con ese punto de vista es que es contra la palabra de Dios. La palabra de Dios no dice que usted necesita un poquito de ayuda. La palabra de Dios dice que usted nació muerto en deleitos y pecado. Pueden ver la diferencia. Usted le puede dar a un muerto toda la medicina que usted le quiere y no le va a ayudar. Lo que el muerto necesita es vida y vida nueva en Cristo Jesús. Amén. Amén. Y tenemos que entender esto, amados. Tenemos que entender esto. Que nosotros no somos buenos, somos pecadores. No estamos vivos sin Cristo, estamos ¿qué? Muertos. Y solo en Cristo Jesús hay vida. Incluso para aquella persona que muere. Como le dijo Jesús a María y a Marta No crees que el que vive, el que está en mí nunca morirá y el que muere en mí siempre estará vivo Este es el Evangelio amados que usted puede tener vida y vida eterna solamente en quien Cristo Jesús Aparte de Cristo solo está la muerte en que nacimos Nosotros nacemos ya que muertos Los hombres pecadores aman este tipo de religión, esta forma de pensar. Creemos que el hombre puede venir a Dios independientemente de la ayuda, la misericordia, la gracia de Dios, lo cual la bíblia niega. Y para que ustedes vean la imposibilidad de un hombre ser salvo. Es imposible que ninguno de nosotros sean salvos si Dios no hace algo en nosotros primero. Para que ustedes miren esto. Podemos mirar a miles de versículos en la Palabra de Dios, pero solo miremos uno. Juan 6, 44. Mire lo que dice Cristo. Nadie puede venir a mí. ¿Cuántos pueden venir a Cristo, amados? ¿Cuántos? Nadie. Nadie puede venir a mí, Jesucristo, si no lo primeramente lo trae ¿Quién? El Padre. Y como es que trae el Padre, lo trae por mediante de quien? Dios el Espíritu Santo. Dios el Espíritu Santo te da una nueva mente, unos nuevos ojos, un nuevo corazón para poder ver lo que no podías ver antes en tu mortalidad. Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió. Y si el padre que lo envió lo trae mediante el Espíritu Santo, yo lo resucitaré en el día final. Esa persona nunca morirá. Morirá físicamente, pero no espiritual. Gloria sea a Dios. Amén. Tenemos la promesa de que vida y vida eterna. Solamente en quien? Jesús. Esta idea de Pelayo era herética y surge del deseo impío del hombre de ser completamente libre y no controlado por nada, incluido Dios. El hombre, naturalmente, quiere ser independiente. No quiere nada que ver con Dios. A mí nadie me dice nada. A mí nadie me controla. A mí nadie, esa es la respuesta humana, ¿verdad que sí? Yo soy independiente. Yo escojo lo que yo voy a hacer. Ese es como quiere pensar el hombre. Además, aprendemos que nuestra hostilidad natural hacia la soberanía de la elección no se cura instantáneamente cuando nos convertimos a Cristo. La razón por la cual la mayoría de los cristianos de hoy todavía pueden describirse como semipeligistas. No creen que el hombre es bueno, pero si solo necesita un poquito de ayuda. Y lo que necesitamos no es un poquito de ayuda, sino vida y vida eterna que fluya de Jesucristo. Al sostener este punto de vista, buscamos escapar de todas las implicaciones de la doctrina de la adicción. En la mayoría de las iglesias modernas, Dios es soberano sobre todo el universo, excepto lo que llamamos el libre albedrío del hombre. Dios es completamente soberano menos sobre el hombre. Amados, si Dios es soberano sobre todos menos una parte chiquita no es soberano en nada. Es como decir que Dios es perfecto en todo menos esta parte, entonces no es que perfecto. Dios es santo sobre todos menos esta parte, entonces no es que Santo. Dios es bueno sobre todo pero no sobre esta parte. Entonces no es que bueno. Y que decir que Dios es soberano sobre todos menos el libre albedrío del hombre es decir que Dios no es soberano. O decir que Dios es soberano sobre todos menos el libre albedrío del hombre porque Él mismo no quiere ser soberano sobre esta parte es decir que Dios no es que soberano. Amados tenemos que entender esto. Simplemente No podemos entender ni queremos entender la magnitud de la soberanía absoluta de Dios. Pero hoy, al comenzar a leer y estudiar Romanos capítulo 9, me gustaría desafiar a cada uno de ustedes con una sola pregunta. ¿Listo para ella? Esa es la pregunta. ¿Es nuestro deber creer y enseñar lo que enseña la Biblia o es nuestro deber creer y enseñar lo que nos gustaría que la Biblia enseñe. ¿Pueden ver la diferencia? ¿Es su deber creer lo que enseña la Biblia o es su deber creer lo que a usted le gustaría que enseñe la Biblia? Lamentablemente, hay muchos que no entienden esta pregunta. La Biblia determina, en otras palabras, lo que estamos preguntando es, ¿la Biblia determina la verdad? ¿O soy yo el que determino lo que es verdad? ¿Quién está en control? ¿Dios o yo? Lamentablemente hemos visto demasiado de las denominaciones hoy seguir el camino de sus propias preferencias y los resultados han dado lugar a un gran pecado. Y es mi oración que Dios nunca permita esto aquí de este púlpito, sea yo o sea otro pastor que lideré Dios nunca permite que nosotros nos apartemos de la verdad, de que la Biblia habla y el hombre debe decir que, amén. Hay cosas en la Biblia, voy a ser honesto con ustedes, que a mí no me gustan. Cuando Dios dice, cuando un hombre te pega en la mejilla por causa del Evangelio, ¿qué tienes que hacer? Dale la otra mejilla. Yo no crecí así. Si alguien me pega, ¿qué debo hacer yo? pegarle para atrás. Así crecí yo. No dejes que alguien te abuse, ese es el pensamiento. Pero Dios dice, si alguien te pega la mejilla, tú dale ¿qué? La otra mejilla. Cuando yo primero leí eso, como que no me cayó bien. Ahí tengo que entonces, o Dios está correcto y bien, o yo estoy correcto y bien. ¿Quién siempre está correcto y bien? Dios. En otras palabras, mi manera de pensar está ¿qué? Mal, equivocada, errónea. Otra cosa de la Biblia que cuando primero lo leí como un nuevo cristiano me cayó y no sé cómo es esto. La palabra de Dios dice el que quiere ser el más grande, el que quiere ser el líder entre todos ustedes que primero se haga el esclavo y sirva a su hermano. Así no funciona el mundo. Los grandes son grandes porque quieren poder y quieren autoridad y ellos no comparten y no son esclavos y no bendicen a los que están bajos de ellos. Pero el líder cristiano tiene que liderar de otra manera, ¿cómo? Amando al pueblo del Señor, lavando los pies, haciéndose nada para que ellos hagan algo. ¿Pueden ver la diferencia? Y tales diferencias como así. Entonces, lo que nosotros queremos es vivir bíblicamente, creer bíblicamente. Lo que la Biblia diga, el resultado debe ser un amén de nuestras vidas. Miremos el versículo 1 al 3. Y le di un largo título a esta porción. Y van a ver por qué. El título de esta porción es El cristiano reformado ama evangelísticamente a los incrédulos. Veía que era largo. Los cristianos reformados aman evangelísticamente a los perdidos. Una de las más grandes mentiras. Una de las más grandes calumnias. que se aventa a la fe reformada, que es la fe más correcta y más precisa, es que nosotros no amamos a los perdidos. Que nosotros decimos cosas como así. ¿Sabe qué? Los elegidos van a venir a Cristo. Ninguno de ellos se van a perder. Así que no importa si yo predico o hablo del Evangelio. Los que van a creer, van a creer. Los que no van a creer, van a irse al infierno. Que Dios sea Dios. Gloria a Dios. No me voy a preocupar de ellos. No sé si usted ha oído esa calumnia contra nosotros. Viene de personas ignorantes, que no conocen nada de lo que creemos, que son como pericos, escuchan una mentira y la repiten. Mi respuesta a personas que dicen esa calumnia contra nosotros es la siguiente. ¿Quiénes han empezado más hospitales en el mundo? La fe que reformada. ¿Más huerfanatorios? ¿La fe qué? Reformada. ¿Quién ha empezado más cocinas para darle comida a los pobres? ¿La fe qué? Reformada. ¿Quiénes fueron los más exitosos misioneros? ¿Los misioneros qué? Reformados. Y podemos seguir por la línea de la historia. Nosotros amamos a los pecadores, lo suficiente para compartir la palabra de Dios. Si creemos que solo los elegidos van a venir a Dios. Amén. Si creemos que hay un grupo que Dios predestinó para ser salvo. Gloria a Dios. Pero nosotros no sabemos quiénes son esas personas en ese grupo. Y porque no sabemos, ¿le predicamos a quién? a todos que dice la palabra muchos son que llamados pero pocos son los que escogidos yo como predicador llamo a muchos a todos ustedes le digo si no están en cristo arrepientas en hoy pongan su fe en jesucristo como su salvador yo los llamo a arrepentirse sabiendo que el que escoge es dios muchos son que llamados pocos son que escogidos como la parábola de cristo con los peces Uno tira la red del mar y está llena de todo tipo de peces. Peces buenos para comer y peces que no se comen, malos. Los malos son lanzados para atrás y los buenos son recogidos. Yo soy el pescador. Yo tiro la red. El Señor determina lo que es bueno y lo que sea malo. Gloria sea para Él. Amén. Él salva al que va a salvar. Y si hay un hombre reformado en toda la Biblia, es Pablo. Que habla de estas cosas aquí en este capítulo Y mira el corazón de él que se rompe por unos seres que él ama Que él conoce, pero que han dado la espalda de Cristo Mira lo que él dice Pablo dice, digo la verdad en Cristo, no miento Dándome testimonio, mi conciencia en el Espíritu Santo De que tengo gran tristeza Tengo continuo dolor en mi corazón porque desharía yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne. Digo la verdad, no estoy mintiendo. Pablo está hablando con la mayor seriedad posible. Él está preparándose para Aboldar cuestiones difíciles con los judíos. Estas cuestiones de que ustedes rechazaron a Cristo, así que ahora el Evangelio va ¿a quién? A los gentiles. Capítulo 9, 10 y 11. Ustedes rechazaron a Cristo, Cristo lo quitó del árbol y engrafó a los ¿quién? A los gentiles. Esas cosas que van a ofender a los gentiles. Se está preparando el hablar por estas cosas. R.C. Sproul dice lo siguiente, antes de que Pablo examine cómo Dios ha llevado el evangelio de los judíos a la comunidad gentil, usted que no es judío, ejentando gentiles en el lugar de Israel, Romanos 9 al 11, Pablo quiere asegurarse de que la comunidad judía en Roma, cuando lea esta epístola, sepa que la escribió con grandes lágrimas. Pablo está llorando, ¿por qué? Porque él es un israelita, él es un judío. Y si hubiera un grupo que debe de creer en Cristo, debe ser ¿quién? Los judíos. Y cuando él mira a su propia nación darle la espalda a Cristo, él empieza a llorar. Él no está enojado con Israel. Él habla como un cristiano que abraza y ama la verdad encarnada en Cristo. y sin embargo está desconsolado por las pérdidas del pueblo judío. Escuche cómo él habla. Tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Pablo estaba pasando por un dolor emocional severo. Algunos de ustedes saben lo que es esto. El dolor de Pablo no solamente era un dolor severo ahora, tengo gran tristeza, pero era continuo en todos los días de su vida y continuo dolor en mi corazón. El corazón de él gimía antes de escribir Romanos 9. El corazón gimía mientras escribía Romanos capítulo 9. Y el corazón de él iba a gimir después de haber escrito Romanos 9. ¿Por qué lloraba el corazón de Pablo? Porque él tenía personas que él amaban que rechazaban a Cristo e iban a ir al infierno. Si usted rechaza a Cristo no hay oportunidad para usted más que el infierno. Y eso Pablo lo sabía y lo conmovía. Estuvo siempre presente este dolor. Estuvo Pablo siempre molesto continuamente durante el resto de su vida mirar a Israel rechazar a Cristo. En este sentido, Pablo era muy parecido a Jesús. Cuando Jesús se acercó a Jerusalén, a los judíos, consideró como la gente de la ciudad se había endurecido contra la palabra de Dios y Cristo mismo lloró, dice la palabra de Dios. que Cristo dice Jerusalén, Jerusalén. La que mata a las que? Profetas. Y apiedra a los que son enviados a ella. Dios manda persona a tu vida para hablarte de Cristo y los rechazas y no quieren nada que ver con ellos. Como estábamos hablando esta semana, aquí vienen los aleluyas. Aquí viene eso que siempre están hablando de Cristo. Yo no quiero nada que ver con ello. ¿Cómo me enfadan? No quiero oír de Cristo. Así eran los judíos. Dios le mandaba a profetas para decirle arrepiéntanse, vengan a mí, los voy a salvar mediante mi Hijo Jesucristo. Y ellos rechazaron no solamente a los profetas, no solamente a los enviados, para Cristo mismo. ¿Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina junta sus pollinos debajo de sus alas? Pero tú no quisiste. ¿Cuántas veces quise salvarte? Pero tú no quisiste. Me rechazaste, igual que todo hombre que el Espíritu Santo no le abra los ojos. Todos los privilegios que he tenido de nada le ayudó. Porque rechazaron a quien? A Jesucristo. Y todo hombre que rechaza a Jesucristo no tiene esperanza. Mire lo que Cristo dice ¿Cuántas veces quise yo traer el tamiz como una gallina que agarra sus pollinos y los protege? ¿Cuántas veces quise yo salvar? Pero ustedes no querían y porque no querían entonces ahora van a sufrir el castigo eterno Pablo amaba a sus hermanos judíos y se preocupaba por su bienestar y cuando no respondieron a Cristo como el Mesías Pablo se entristició en su corazón tal como Jesús se entristició por ellos. Amados, esto debería ser cierto para cada uno de nosotros. Nosotros ver a las personas que amamos rechazar a Jesús debería ser tan emocionalmente difícil como lo fue para Pablo. Debería causarnos un gran dolor emocional ver a gente que nosotros amamos, hermanos, primas, madres, hijos, familiares, vecinos, conocidos, personas que nosotros vemos y vivimos y estamos con ellos y mirar que rechazan a Cristo y siguen rechazando a Cristo, debe causarnos a nosotros como cristianos un gran dolor en nuestras vidas. Debería causarnos un gran dolor emocional. Sabemos que la salvación sólo se puede encontrar en el Evangelio del Señor Jesucristo. Y el rechazo de ese Evangelio, de esa verdad, sólo puede conducir a la condenación eterna. Y esto debería abrir nuestros corazones. Nosotros predicamos el Evangelio. ¿Qué es el Evangelio? Simplemente que usted nació ¿Qué? Pecador. ¿Amén? Ninguno aquí es perfecto. Todos hemos cometido pecado delante del Señor Jesucristo. Y porque somos pecadores estamos destituidos de la gloria de Dios. No nos podemos reconciliar con Dios porque Dios es santo y Él odia el pecado y nosotros somos pecados y odiamos la santidad. Así que hay una brecha entre nosotros y Dios impasable No podemos llegar a Dios y Dios no va a llegar a nosotros Estamos destinados a ir en el infierno ¿Y qué hace Dios? Porque ama Él manda a su Hijo y su Hijo se encarna Se hace uno de nosotros Amén Viene y vive la vida y es perfecto Nunca comete un pecado Increíble considerar Y como un hombre perfecto y un Dios perfecto, él va a la cruz, no como una víctima, si como el Dios substituto. Y Dios el Padre lo castiga a él, derrama su ira, derrama su odio del pecado sobre el Hijo como que si fuera derramada sobre usted por sus pecados. Y si usted se rinde a esta verdad, Si usted se arrepiente de sus pecados, sus pecados son limpiados en Cristo y la santidad de Cristo es puesta en su cuenta. Y cuando Dios lo mira a usted, no lo mira por el pecador que es, lo mira por la justificación que está en Cristo Jesús. Lo mira como que si fuera perfecto. Amados, cada uno de ustedes son pecadores. Somos o éramos pecadores. En ese lugar estamos. O somos continuamente o éramos pecadores sin esperanza. Pero venir a Cristo, su santidad puesta en nuestra cuenta, somos que hechos perfectos. No que yo soy perfecto, pero tengo la perfección de Cristo en mi cuenta. Cuando el Padre mira a mí, me mira a quién? Y mira a Cristo en mi lugar. Gloria sea a Dios. Pablo dice, el que rechace ese mensaje causa el gran dolor a mi corazón. Dice Pablo, porque desearía yo mismo ser anatema, separado de Cristo por amor a mis hermanos. La palabra anatema significa el voluntariamente ser colocado bajo la misma maldición de Dios, ser entregado a la destrucción eterna y total en el infierno. Al hacerlo, Toda la nación judía, dice Pablo, si toda la nación judía llegara a conocer a Cristo, yo personalmente quisiera que Dios me mandara a mí al infierno. Si mandarme a mí al infierno significa que todos los judíos vengan a Cristo, yo iría al infierno para que todos ellos sean salvos. ¿Usted ha amado a una persona de esta manera? Aunque Pablo sabía que tal trato con Dios era imposible, sus emociones aquí son genuinas. ¿Por qué? La respuesta simple es que Pablo había aprendido a amar como amaba Jesús. Pablo estaba dispuesto a sacrificarse a él para que otros pudieran ser salvos. ¿Quién se sacrificó para que nosotros seamos salvos? Cristo. ¿Y qué hace Pablo aquí? Si yo me puedo sacrificar e ir al infierno para que todos los demás vayan al cielo, lo haría. Pablo aprendió a amar como Jesús. Este es claramente el lenguaje de un cristiano genuino Amados, la persona que dice ser cristiano y no se preocupa por los que perecen, debe preguntarse a sí mismo, ¿seré realmente salvo? Si usted vive una vida como cristiano y dice, no me preocupo de los pecadores, nunca hablo de Cristo, nunca le estoy pidiendo a las personas que vengan a Cristo, nunca los invito a la iglesia, nunca los invito al evangelio, nunca me preocupa. ¿Saben qué? Que ellos quieren vivir como vivan, que vivan como vivan. Yo estoy muy contento de ir a la iglesia. y alabar al Señor. Yo le diría a usted, chequease a ver si usted es realmente un cristiano. Porque el cristiano genuino ama a las personas. ¿Amén? Quiere ver personas venir al Cielo. Mire tanto Pablo que ama a Cristo en este pasaje. Míralo como él escribe en el otro pasaje de 1 Corintios 9.20. A los judíos, dice Pablo, yo me hice como un judío para poder ganar a los judíos. A los que están bajo la ley, como bajo la ley, aunque yo no estoy bajo la ley, para poder ganar a los que están bajo la ley. A los que están sin la ley, a los gentiles, como sin ley, aunque no estoy sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo, para poder ganar a los que están sin la ley. A los débiles, yo me hice débil para ganar a los débiles. A todos me ha hecho yo todo para que por todos los medios yo pueda salvar a quien. algunos. Ese es un hombre que ama a Dios. Al judío como al judío, al gentil como al gentil, al débil como débil. A mí no me importa lo que yo tenga que sufrir, lo que yo quiero ver es que esas almas vengan a Cristo antes de que sea muy tarde. Qué bonito ver a una persona así, que ame de esta madera. Amados, muchas veces me pregunto yo mismo, ¿Puedo amar de esta manera? Y resono que como un hombre que conoce la palabra de Dios, yo conozco los insoportables tormentos del infierno como son descritos en la palabra de Dios. Francamente, la idea del infierno es una idea horrenda a mí, algo que me asusta tanto cuando leo la palabra de Dios. Muchos de ustedes, cuando estábamos en el mundo, estábamos despreocupados del infierno y del cielo. No pensamos en estas cosas. Pero si usted leyera lo que dice la Palabra de Dios acerca del infierno, es una idea absolutamente horrenda. Y la Palabra de Dios, y cuidado con lo que vaya a decir, es insuficiente, no quiere las palabras, pero no puede describir el infierno de una manera que la mente humana la pueda entender. Solo puede usar palabras humanas para descubrir, describir algo que es completo fuera del ambiente personal de lo que nosotros conocemos. ¿Qué horrible es el infierno? La palabra de Dios pinta un cuadro sombro de este lugar terrible y atormentador. Y sin embargo, Pablo estaba dispuesto a ir a ese lugar y sufrir por toda la eternidad para que otros pudieran ser salvos. Lo único que queda es que yo pueda orar, oh Dios, enséñanos a amar como Pablo amó. Oh Dios, enséñanos amar como Cristo amó. Oh Señor, enséñanos lo que significa sacrificar para que otros sean salvos. Danos el corazón evangelístico. Miren el versículo 4 y 5 para terminar. Aquí le di los títulos. Los privilegios no siempre conducen a la salvación. Los privilegios no siempre conducen a la salvación. ¿Qué dice Pablo de los israelitas? Porque son israelitas a quienes pertenece la adopción como hijos, le pertenece la gloria, los pactos, la promulgación de la ley, el culto y las promesas de quienes son los patriarcas y de quienes según la carne procede Jesucristo, el cual está sobre todas las cosas. Jesucristo que es Dios bendito por los siglos. Amén y amén. El terrible sentimiento de dolor de Pablo se intensifica aquí por los grandes privilegios que Israel había rechazado. Amados, tener una ventaja no tiene valor si no conduce a la salvación. Y tener un privilegio no tiene sentido si ese privilegio no abre nuestros ojos a nuestra necesidad del Salvador. Cuando Israel, a pesar de sus muchas ventajas únicas, rechazó al Señor Jesucristo, esas mismas ventajas llevaron así más castigo. Al que mucho se le da, mucho se le que requiere. Otra vez, al que mucho se le da, que amados, mucho se le que requiere. Y a Israel se le había dado bendición, y bendición, y bendición, y bendición, y rechazaron a quien? a Cristo. El Evangelio se le predicó a ellos una que otra, que otra, que otra vez y siempre rechazaron a Cristo. Y esa ventaja que era destinada a traerlos a Cristo ahora se hace ¿qué? Causa de más que juicios sobre ellos porque rechazaron no solamente el Evangelio pero todas las ventajas que le dio Dios. ¿Cuántas veces usted ha oído el Evangelio? Y si usted no está en Cristo Si usted no está en Cristo, ¿cuántas veces ha escuchado el Evangelio y todavía lo rechaza? Si usted muere en esa manera, ¿qué tipo de juicio va a caer sobre usted? Porque al que mucho se le da, mucho se le que requiere. Amén. Debe ser así. Y amados, esta verdad se encuentra en Romanos 9.30 del 31. ¿Qué diremos entonces? Que los gentiles, nosotros que no éramos judíos, Que no iban tras la justicia, no sabíamos nada de Dios. Alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por fe. Pero Israel que iba tras una ley de justicia, no alcanzó esa ley. Dice el Pablo en Romanos, algo increíble. Los judíos que siempre querían ver a Dios y que queremos a Dios, cuando Dios vino en la carne, lo rechazaron. Y el gentil que no sabía nada de Dios, no tenía la Biblia, no tenía ningún entendimiento de Dios, cuando vino Dios lo aceptaron. El que no tenía privilegio vino y corrió a Cristo, y el que tenía privilegio le dio la espalda. Que cosa más terrible. Se supone que el que sabe mucho, cuando viera a Cristo, lo hubiera reconocido y corrido a él. Pero así no ocurrieron las cosas. Y el que sabe nada es el que rechaza, pero ese fue el que vino a Cristo. Pueden ver lo que dice Pablo aquí, es algo increíble de pensar. Y en otra palabra, y escuchen, y esto es más importante que pongan atención aquí, Mateo 11, del 21 al 23. ¿Quién está hablando? Jesucristo. ¿A quién está hablando? A ciudades judías. que él había visitado, el privilegio de su presencia, el privilegio de sus milagros, el privilegio de sus sermones, el privilegio del evangelio que él mismo predicaba, se lo trajo a estas ciudades. ¿Y qué hicieron estas ciudades? Los rechazaron. Y mira lo que dice Cristo de estas ciudades. Ay de ti, Corazón, la ciudad. Ay de ti, Bethesda. Porque si los milagros que se hicieron, los privilegios. Si los milagros que se hicieron ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en Cilicio y en Ceniza. Si usted no sabe su antiguo testamento, ¿qué significa esto? La ciudad de Tiro y Sidón eran ciudades gentiles que porque eran tan malvadas, Dios las destruyó. Y lo que dice aquí Cristo es, si el pueblo Israel, estas ciudades israelitas que yo visité con tantos milagros, si ellos hubieran visto estos milagros, ellos si se hubieran arrepentido. Y ustedes que deben arrepentirse que le di este gran privilegio, no se arrepintieron. Por eso, versículo 22, les digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para tiro y sidón que para ustedes. En otras palabras, El que mucho privilegio se da y sigue rechazando va a una parte peor del infierno. Imagínense. Ahora, yo no puedo entender qué significa esto. Para mí el infierno es el infierno. ¿Quién sabe, verdad? Pero dice Cristo que el que rechaza teniendo tan privilegio va a una parte peor del infierno. Escuchen el versículo 23. Y tú, ciudad Capurnam, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? Hasta el infierno descenderás. Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en la ciudad de Sodoma, esta hubiera permanecido hasta hoy. Esta es increíblemente más impactante. Usted recuerda la ciudad de Sodoma y Gomorra en el Viejo Testamento. Personas que no saben nada de la Palabra de Dios han oído esos dos nombres, Sodoma y Gomorra. Era una ciudad que se vio tanto a la homosexualidad Que se hizo la homosexualidad militante Cuando alguien visitaba que era hombre Los hombres ahí salían y abusaban de esos visitantes A bravo, sin que la persona pudiera rechazar Llegó tanto el pecado a Dios que Dios dijo Voy a destruir esta ciudad de Sodoma y que Gomorrah ¿Qué dice Cristo aquí? Si yo hubiera hecho los milagros Si yo hubiera entrado a esa ciudad Si hubiera hecho los milagros que hicieron ustedes, que son israelitas, ellos se vieran qué? Arrepentidos. Esa ciudad tan terrible se viera qué? Arrepentidos. Y ustedes, que son israelitas, que deben saber mejor, me rechazan. Él dice, peor lugar en el infierno. Y escuche, escúcheme aquí. Si usted ha rechazado el evangelio otra que otra vez, es un privilegio que si siguen rechazando, El lugar en infierno se va a poner el peor, el peor. Y escuche esto también. Para ustedes que están aquí, que han crecido en la fe, sus padres siendo cristianos, si ustedes no vienen a Cristo, si ustedes no han tenido la palabra de Dios cada día dándose la Sus padres enseñaron a Cristo. Yo crecí en un lugar sin Cristo. Yo crecí en un lugar sin la Biblia. Yo crecí en un lugar sin que hablen, me hablan de Dios. Hablamos de Dios en términos nebulosos. Ay sí, hay un Dios que nos ama, pero esa específica instrucción de Cristo yo no la tuve. Y si usted la ha tenido, si usted creció en la iglesia y sigue rechazando a Cristo y muere en esa condición, el lugar del infierno será peor para usted. Porque qué privilegio crecer en un lugar cristiano que ama a Dios. Amén. Qué privilegio tener un padre que te hable de Cristo. Qué privilegio tener una madre que pueda orar por ti en Cristo Jesús. Qué privilegio tener un padre y una madre que te enseñan la palabra de Dios. Qué privilegio tener un padre y una madre que te llevan a la iglesia para que tú conozcas todo de Cristo. Y tú rechazas a Cristo, el lugar del infierno se hará peor para ti. Al que mucho se le da, amados, ¿qué? Mucho se le requiere. Amén. Tiene que tener sentido. Entonces, ¿quién tenemos? ¿Quién de nosotros no tenemos seres queridos que no son creyentes? Conocemos este gran dolor de Pablo. Disfrutamos, reímos, incluso jugamos con ellos, pero siempre hay un dolor en el fondo de nuestros corazones. están en un estado de constante rechazo a Cristo y, por lo tanto, no tienen esperanza de vida eterna. Como ustedes, yo también he compartido con tales individuos el Evangelio. Repetidamente hemos orado intensamente por su salvación. ¡Qué increíble privilegio se les concede a estas personas la intercesión de nosotros, los santos! Y, sin embargo, continúan rechazando al Mesías. Solo hay un lugar para personas así. Yo le he comentado, yo tengo hermanos, creo todos ustedes le he comentado, hermanos que no caminan con Cristo. ¿Cuántas veces he compartido yo el evangelio con ellos? ¿Y cuánto oro por ellos? ¿Y siguen qué? Rechazando. ¿Qué privilegio? Que le están dando la espalda. Y si mueren en ese pecado, es imperdonable. ¿El juicio sobre tal individuo es justo? Pablo analiza los privilegios rechazados y muestra que Dios fue justo al ofrecer la salvación rechazada de los judíos a los gentiles. La falta de voluntad de Israel fue una enorme bendición para los gentiles. Mire lo que dice Romanos 11, 15. Porque si el excluirlos a los judíos es la reconciliación del mundo a los gentiles. En otras palabras, Dios trajo el plato de la bendición a los judíos, del evangelio de Cristo, de las bendiciones. Y dijo, come de Cristo, ven a Cristo. No nos gusta esa comida, no queremos de ella. Y Dios dice, si tú no te vas a comer esta comida, se la voy a dar a los otros. Y vienen los gentiles hambrientos, usted y yo, y nos comemos todo hasta que no quede nada. Amén. ¿Usted recuerda cuando vino esa mujer con una hija endemoniada? Y le dice a Cristo, mi hija está endemoniada, por favor, sálvala. Y era gentil a ella. Y Cristo le dice a ella, no es lícito, no es bueno que yo le dé el pan de los hijos a los perros. Soy terrible ¿verdad que si? Pero Cristo estaba enseñándole a ella algo Era para traer en ella fe No se ofenda con Cristo, el sabe lo que está haciendo Pero el le dice, no es lícito yo darle el pan que le pertenece a los hijos, a los judíos Yo soy, yo vine primeramente a quien? A los judíos, no a los gentiles, a los judíos, que privilegio No es lícito que yo le dé el pan de los hijos a los perros gentiles Y debe de ofenderse que dice la mujer. Sí, soy un perro. Pero aun los perros se sientan bajo la mesa cuando los hijos están ¿qué? Comiendo. Y las migajas que a los hijos se les cae, que a ellos no les importan, los perros vienen y las lamen y se las comen. ¿Eso es cierto o no es cierto? Entonces, si soy un perro, yo no estoy pidiendo toda la bendición. Las migajas que no quiera Israel, Las migajas que caigan en su boca, que caigan en el piso, yo como perro la acepto y la amo porque son bendición. ¿Y se recuerda lo que dice Cristo a la mujer? Oh mujer, que grande es tu fe. Tu hija es salva y la salvó. Porque ella dice, yo no quiero solo, lo que ellos rechacen dámelo a mí. Ese es el evangelio que lo ha salvado usted. Ese es el evangelio que me ha salvado a mí. Amén. ¿Y qué fue lo que Dios le dio a Israel? Todo el pan. Y de vez de desperdiciar esas migajas, esas cosas que no importan, Israel dijo no queremos ni el pan. Todo lo que Dios le dio, no solo los pedacitos que se caen de su boca, todo lo que Dios le dio, ellos dijeron no lo queremos, lo tiraron al piso y los perros dijeron pues, gloria a Dios. No solo la migaja, pero toda la comida es nuestra. Toda la bendición pertenece. Cristo es para nosotros también. Y Cristo nos salvó. Glorias a Dios. Amén. Glorias a Dios. ¿Cuáles fueron estos privilegios? Déjenme terminar con esto. Primeramente eran israelitas. Fueron la nación sacada de la esclavitud en Egipto y convertida en una gran nación. Dios los eligió a ellos. Entre todas las naciones en todo el mundo, Dios escogió a ellos para ser suyos. Qué gran ventaja. Y le dieron la espalda a quién? A Dios. Dice Dios, a ellos le pertenece la adopción como hijo. Se les había dado el alto privilegio de haber sido adoptados como el primogénito de Dios, Éxodos 4.22. Su propia posición, Éxodos 19.5. Su propio hijo, Oseas 11.1. Su pueblo, sus elegidos, Isaías 43.20. El llamado y la adopción de Israel, su separación de todas las naciones del mundo para ser propiedad de Dios, fue un honor más alto que cualquiera nación podría recibir y sin embargo se perdieron la revelación del Salvador viene el auténtico dijo y lo rechaza dice Pablo a ellos le pertenece la gloria la palabra griega para gloria es doxa es la palabra alabanza la gloria atribuye majestad a dios su gloria es tan brillante la gloria de dios que los ojos humanos no la pueden ver sin embargo dios permitió que su gloria habitar en medio de su pueblo israel en una nube en una columna La presencia en el rostro de Moisés cuando él subió y bajó lleno de la gloria de Dios, su rostro iluminante. Dios permitió que ellos miraran parte de su gloria. La gloria del antiguo testamento estaba sobre el propiciatorio y el arca del pacto en el lugar santísimo. La gloria de Dios lo hace a él un fuego consumidor. Este gran Dios lleno de gloria se revela a ellos, le enseña su gloria y ¿qué hacen ellos? Rechazan al hijo. ¿Vieron los privilegios que ellos rechazaron? Pablo dice, a ellos le pertenecen los pactos. A Israel se le había dado los pactos de Adán, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y David. Los pactos que nosotros como iglesia heredamos provienen de los judíos, no de los gentiles. Los pactos originalmente pertenecían a quien? A Israel. Los rechazaron y Dios nos da el pacto de la salvación. Es más, aún el pacto de salvación que se encuentra en el libro de Jeremías. Ese pacto cuando dice Dios, ¿sabe qué? Ustedes solo son pobrecitos, solo son hombres. Y como son hombres, si yo hago un pacto con ustedes, van a quebrantar el pacto. Así que, ¿saben lo que yo voy a hacer? Voy a hacer un pacto en que yo hago todo. Yo sufro por el pecado en el Hijo, y yo derramo mi ira en el pecado como Dios, como el Padre. Y ustedes solo tienen que recibir la salvación que yo doy. Escuchen la palabra de Dios en Jeremías 31, 31, 34. ¿A quién se le da este pacto que nosotros hemos heredado? Vienen días, declara el Señor, en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto. ¿De quién le pertenece, amados? ¿A los judíos? No como el pacto que hice con sus padres al día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos, declara el Señor. No un pacto donde el hombre tiene que hacer algo. Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel, otra vez con Israel, después de aquellos días, declara el Señor. Yo pondré mi ley dentro de ellos. y sobre sus corazón la escribiré. Entonces, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo, a cada cual a su hermano, diciéndole, conoce al Señor, no habrá más predicador, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, declara el Señor. Pues perdonaré su maldad, yo lo haré y no recordaré más su pecado. ¿Quién hace todo en ese nuevo pacto? Cristo, Dios. ¿Y a quién se le dio el pacto primeramente? A Israel. ¿Qué hicieron ellos? Lo rechazaron. ¿Quién hereda este pacto? Nosotros, la Iglesia de Dios. Gloriese a Dios. A ellos también se les dio la promulgación de la ley. Fue en verdad un gran privilegio que en el monte Sinaí Israel hubiera recibido la ley de por las manos de Dios. Los israelitas tenían la Palabra de Dios cuando nadie más en el mundo tenía la Palabra. Increíble, ¿verdad? Ellos tenían la Palabra de Dios. ¿Quién más tenía la Palabra de Dios? Nadie. En África no había la Palabra de Dios. En los países latinos no había la Palabra de Dios. En las Américas los indios no tenían la Palabra de Dios. En Europa nadie tenía la Palabra de Dios. ¿Quién tenía la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento? Solamente los israelitas. ¿Y qué predicía la Palabra de Dios? Viene Cristo. Y cuando vino Cristo, ¿qué hicieron? Le dieron la espalda. ¡Qué gran privilegio! Votaron en la basura. Amén. De ellos le pertenece el culto. A los judíos se les dio el servicio de Dios. Las instrucciones sobre traer alabanzas y sacrificio a Dios en la adoración colectiva. Estas no vinieron por los gentiles, vino por Israel. El principio regulador de la adoración que moldea nuestra devoción en esta iglesia nació en quien? En Israel. Y aquí déjame decirle, sabemos que hay muchas iglesias donde hay humos y bandas, el rock and roll. Los pastores a veces vienen, se bajan del techo, son como superhéroes los pastores. Yo sé que lo has visto, ¿verdad? Que sí, eso no es Dios. La manera en que nosotros adoramos la adoptamos aquí en Israel. Un hombre no se atreve a predicar si no es llamado por Dios. Porque miramos los hijos de Aarón cuando se levantaron a adorar a Dios como ellos quisieran. ¿Y Dios qué? Los quemó vivos. Miramos, no vamos a renovar la iglesia, vamos a hacerla de una manera que el mundo la quiera, revalente, con luces, y vamos a hacerla moderna, y vamos a dejar los himnos, vamos a dejar la predicación, la palabra, vamos a hablar de cosas que ellos quieran oír. Claramente la iglesia va a crecer, pero no es Dios. ¿Cómo sabemos? Porque cuando David quiso reimaginar la manera de adorar, poniendo el propiciatorio encima de una carreta, Y cuando el propiciatorio se iba a caer y el hombre la tocó, Dios lo mató donde vivía, donde estaba parado. Nosotros alabamos de la manera bíblica. Y no sé si usted pudo entender cómo empezó este servicio, pero empezó con el hermano Óscar aquí arriba, fue por los anuncios bien rápido, y llegamos al llamamiento a la adoración, que es la palabra de Dios. Después del llamamiento, él fue por la confesión, que es la palabra de Dios. Después fuimos al catecismo que es que la palabra de Dios. Después leemos unísimo que la palabra de Dios. Después de leer la palabra de Dios que hicimos, oramos y oramos en la palabra de Dios. Después de la oración que hicimos, cantamos. A lo mejor no tan bonito como otros, pero sí cantamos. ¿Y qué cantamos? Palabras que adoran. ¿La palabra de qué? De Dios. Lo que aprendemos de la palabra de Dios. ¿Qué ocurre después? Viene el pastor y predica ¿qué? La palabra de Dios. Cuando terminaremos vamos a cantar una canción nueva que va a que exaltar lo que aprendemos ¿en qué? La palabra de Dios. Y al final habrá la bendición que viene directamente ¿de qué? La palabra de Dios. ¿Pueden ver por qué adoramos, cómo adoramos? ¿Por qué adoramos como adoramos? Porque Israel nos enseñó la santidad de cómo adorar a Dios. Amén. Sigamos. A ellos le pertenecen las promesas. Las promesas que tenemos también comenzaron con los judíos. Esas promesas que defendemos no surgieron solamente de Pablo, de Juan o de Pedro en la era del Nuevo Testamento. Las promesas de Dios llegaron a través de los siglos de declaraciones proféticas, demostrando en lo que llamamos el Proto Evangelio en Génesis capítulo 3, donde Dios prometió que la simiente de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente en el versículo 15. ¿Dónde encontramos el Evangelio, amados? En Génesis, en el primer libro de la palabra de Dios, en el capítulo 3. El Evangelio no empieza en el Nuevo Testamento, está por todo lo largo del Antiguo Testamento. Las miles de promesas que profetizaban aquel que viene, se encuentran en Israel. Y por último, el privilegio más perfecto que se le dio a Israel, que ellos también tiraron la basura, era el siguiente. Dice Pablo, y de ellos viene ¿qué? Cristo. Pablo llega al privilegio más increíble que jamás haya tenido todo Israel. de su nación procede el Cristo. Amados, Cristo no es un hombre blanco con los ojos azules, como lo miramos en las cruces. Cristo no es un hombre blanco con ojos azules. Y como en las iglesias, a veces en la teología africana, Cristo no es negro, Cristo no es blanco con ojos azules, no es japonés, No es puertorriqueño, no es de El Salvador o donde sea usted. Cristo era un hombre ¿qué? Judío. Poner en imagen a Cristo en la cruz, donde está bien flaquito y blanco con los ojos azules así sufriendo, nos hace sentir bien, pero ese no es el Cristo de la Biblia. Amén. Y recuerden, no ponemos a Cristo en la cruz porque Él se bajó de la cruz, Él subió al reino, Él resucitó entre los muertos. Amén. Cristo no es blanco con ojos azules, no es negro, no es moreno, no es de cualquier otro color. Cristo era un qué? En la carne, era qué? Judío. Pero Él no solamente vino en la carne, Él vino también como el Dios eterno. Dice la palabra del Cristo, el cual está sobre todas las cosas, Dios bendito por los siglos. Jesús era judío, del linaje de David, pertenecía a Israel, la encarnación fue alcance judío, Pablo da una de las afirmaciones más directas y decisivas, no solamente era judío, pero también es Dios. Él dice que Cristo es el Dios sobre todas las cosas, el que es exaltado sobre todo el universo. Jesús también es descrito como el Dios bendito por todos los siglos. Después de hablar de esta Deidad de Cristo, de hablar de que Él es Dios, Pablo incluye su final, dice, Amén. ¿Qué significa Amén? Así sea, cierto es, inquebrantable. Así que, ¿qué sabemos de Cristo? Fue hombre, un hombre judío. Nació en una casa judía. Su madre era, ¿qué? Judía. Aprendió a ser judío. Fue a la iglesia judía. Habló el idioma de los judíos. Practicó su cultura como un hombre, ¿qué? Judío. Cristo como hombre. Cristo como Dios para todas las naciones. Gloria a Dios. Amén. Gloria a Dios. Pero Cristo como hombre vino como qué? Un judío. Y Israel, cuando miraron a Cristo venir, al hombre y al Dios en la carne y que era uno de ellos, ¿qué hicieron? Le dieron la espalda. ¡Qué privilegio! Cuando Dios se encarna, se hace uno de tus líneas y tú le vas a dar la espalda. Así que el Dios hombre, Jesucristo, el Mesías fue dado primero al judío. Juan 1.11 dice lo siguiente, a los suyos vino y los suyos no lo recibieron. La encarnación fue un privilegio increíble y su rechazo constituyó el peor pecado imaginable. Mateo 12, 31. Por eso le digo que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada. ¿Saben lo que es la blasfemia del Espíritu Santo? Que usted rechaza ¿a quién? A Jesús. Hay un pecado que Dios no puede perdonar y es que usted muera sin ¿quién? Jesucristo. Para esa persona solo hay ¿qué? En el infierno. real como lo es. Y por eso termino con esto, le digo, amados. Algunos de ustedes crecieron en un lugar muy privilegiado, vengan a Cristo antes que sea muy tarde si no lo han hecho. Vengan a Cristo. Ustedes no quieren irse de este mundo, haber desprediciado todo ese privilegio, porque el lugar del infierno será más intenso. Por favor, lo digo porque los amos, vengan a Cristo antes que sea muy tarde. Amén. Y lo digo de corazón. Algunos de ustedes han escuchado el evangelio anteriormente y a lo mejor no han venido a Cristo. Es un gran privilegio que han escuchado el evangelio. No presuman que van a tener otra oportunidad. Vengan a Cristo antes que sea muy tarde. Amén. Y algunos de ustedes a lo mejor dicen, no, ¿sabes qué? Sí, me apresino, voy a la iglesia aquí y a esto, pero realmente no sé nada de Dios. Nunca lo he estudiado, no como ustedes, no como la Biblia. No sé mucho. Yo no tengo tanto privilegio, gloria a Dios. Pero tienes el privilegio de que estuviste aquí hoy y se te explicó el evangelio claramente, que te tienes que arrepentir, que sin Cristo no hay oportunidad. Tienes un privilegio que los que están en la calle que nunca han venido a una iglesia, no lo tienen. Dios te trajo aquí. Usted dice yo vine por esto, yo vine por lo otro. Tiene su razón por estar aquí. Pero Dios si es soberano y lo es. Dios lo ha traído aquí hoy por este propósito. Para que usted oiga este mensaje aunque sea una vez en su vida. Es posible que usted nunca jamás venga a la iglesia otra vez. Es posible que usted diga este está loco. Y se cae en personas que a veces están diciendo cuando se cae este para ir a comer tengo hambre. A ver, se está haciendo tarde. Pero es un privilegio que Dios lo ha traído a usted aquí para que usted pueda escuchar el Evangelio aunque sea una vez en su vida. Si le da la espalda al Evangelio y usted muere en ese pecado, no le podrá decir al Señor, sabes que yo nunca sabía, nadie me dijo. Amén. Así que son privilegiados, algunos más que otros, amén, pero todos somos privilegiados con el Evangelio. Mi última Declaración, ustedes serán los siguientes. Vengan a Cristo antes que sea muy tarde. Deje que todo el dolor de esta vida lo conduzca a la vida eterna. Aquel que un día quitará toda lágrima de nuestros ojos. Amén. Oremos. Padre, te damos gracias por tu palabra bendita y perfecta. Te damos gracias por lo que hemos discutido. La verdad de estas cosas es incuestionable. Todo está en tu palabra. La verdad que no somos buenos, es incuestionable. La verdad que nadie puede venir a ti si tú no hacer algo, es incuestionable, padre. Así que pedimos, padre, que tú toques cada corazón. Si hay un corazón aquí no convertido, que hoy se arrepienta. Algunos de los que estamos aquí somos más previgiliados que cualquier otra persona, padre. Y si no hemos venido a Cristo, padre, tráenos a Cristo hoy. Algunos somos privilegiados en que hemos venido aunque sea una vez, o dos, o tres, o cuatro, o cinco a la iglesia y hemos escuchado el evangelio. Padre, que no le demos la espalda a estos privilegios. Que aprendamos de la nación de Israel, la nación más privilegiada de todas las naciones, en todas las épocas, en todo el mundo. Y todavía caminan en desobediencia al Mesías, todavía rechazan a Jesucristo. Eso no es decir que un día no, tú no los vas a salvar. Eso no es decir que un día tú no lo vas a dar un nuevo corazón. Pero ahora, como están las cosas, todavía encamina en obstinancia, todavía declaran que Cristo no es el Mesías, todavía rechazan Jesucristo. Y los que hacen eso y mueren en esa condición van al infierno, padre. Oh, padre, qué tristeza. Cada uno de nosotros que sí estamos en ti, Padre, tenemos personas que amamos, que conocemos, que sabemos que no están en Cristo, Padre, y hablamos y oramos por ellos y ellos rechazan a Cristo y siguen rechazando, Padre. Pedimos que le des otra oportunidad, que traigas el Evangelio otra vez por nosotros o por otras personas. Y para los que son cristianos aquí, Padre, que nuestros corazones sean como Pablo, Padre, que gimen y lloran y sienten dolor, Para aquellos que miramos que rechazan a Cristo, Padre. Que amemos al punto de sacrificio, pedimos todo esto en el nombre de Jesús y para tu gloria. Amén.
La elección soberana de Dios
ស៊េរី La Gracia Salvador de Dios
Este primer sermón sobre Romanos 9 llama al cristiano a amar como amó Pablo. Se nos exhorta a evangelizar a aquellas personas que amamos y que, sin embargo, han rechazado a Cristo. También continuamos estudiando la gran doctrina de la Elección.
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រយៈពេល | 1:09:40 |
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ប្រភេទ | ការថ្វាយបង្គំថ្ងៃអាទិត្យ |
អត្ថបទព្រះគម្ពីរ | រ៉ូម 9:1-5 |
ភាសា | អេស្ប៉ាញ |
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