
00:00
00:00
00:01
ប្រតិចារិក
1/0
Como hablamos la primera clase perpetuando el hogar y dijimos que eso era heredando o pasando, verdad? Y continuando también. Y yo pongo un ejemplo como en la carrera olímpica. Muchas veces alguien lleva una bandera y tiene que pasarlo al otro, pero hay como cinco corredores en esa carrera o tres o cuatro. Vamos a poner cinco en esta ocasión. Y entonces uno empieza la carrera. y tiene que llegar para dárselo al otro y el otro sigue corriendo y así sucesivamente. De igual manera, en el hogar cristiano tenemos que, de esa manera, ir pasando la bandera. Ahorita yo soy el número uno corredor en mi hogar, en mi matrimonio. Yo soy el número uno que va corriendo y tengo que darle la bandera a mis hijos. Y entonces, cuando ellos formen su hogar, ellos van a ser número uno. Y esperamos que ellos sigan corriendo para darle la bandera a su generación. Y ellos pasarán a ser número uno para seguir corriendo así sucesivamente. Pero tenemos que pasar esa herencia, ¿no? Heredarles algo bueno. Y la pregunta sería, ¿estamos haciendo el trabajo correctamente para heredar? ¿O estamos corriendo, como dice Pablo, estamos corriendo nuestra carrera para pasar esa bandera? O estamos despistándonos. Imagínate que un corredor dice, bueno, sí voy a correr, pero se me antojan mucho las hamburguesas, los chicken nuggets, la pizza, los tacos, las tortas, los tamales. Así que no me importa si voy a correr o no voy a correr. Estoy poniendo un ejemplo, pero en la vida cristiana tenemos una carrera que tenemos que correr. Y algunos de nosotros pues no nos estamos fortaleciendo, ejercitando, usa Pablo esta palabra, ejercitándonos diariamente en la palabra de Dios y no estamos corriendo, sino que nos estamos llenando de todas esas chucherías, ese peso de pecado y no nos va a dejar correr nuestra carrera. Entonces, pongo otro ejemplo. Sí, hermana. en el High School, y corrí los 100 metros. Y cuando todos estábamos así agachados, veía la pistola, y usted salía. Su mirada era hecha donde está esa línea para llegar ahí, y uno hace así, y ya. Usted no tiene que mirar en ninguna otra parte. Directo a la meta. Sí, así es. Entonces, todos debemos tener una meta. Ahí voy a poner otro ejemplo. Henry Ford, el que hizo el carro, ¿verdad? Se dice, a lo mejor han escuchado esa historia o lo he dicho algunas veces, ¿verdad? Esta anécdota. Pero se dice que una vez él iba, su chofer le llevaba, miró uno de sus carros a un lado del camino y él dijo, párate. Y se estacionó. Fue a un joven y le dijo que si le podía ayudar. Pero obvio que Henry Ford no iba como mecánico, no se miraba como no tenía la facha de mecánico. Así que el joven dijo no, pues tú qué puedes saber de este carro. Y le despreció sin saber que él era el hombre que había inventado ese carro. Así que él era el que podía decirle la falla de ese carro. De igual manera, muchas veces en nuestro hogar, nosotros, ¿quién estableció el matrimonio? ¿Quién estableció el hogar? Bueno, pues Dios. Y muchas veces nosotros decimos, ¿sabes qué, Señor? Yo sé cómo hacer estas cosas. Yo sé cómo hacerlo. No te necesito. Déjame hacerlo a mi manera. Y entonces hacemos a un lado a quien constituyó el matrimonio, el hogar. Entonces, de una manera de la que vamos, cómo vamos a pasar a perpetuar o heredar esa ese matrimonio, ese ejemplo para nuestros hijos. Ese buen ejemplo. Bueno, cómo vamos a heredar y perpetuar el hogar cristiano? Corriendo una buena carrera, no? Entonces usted toma la decisión y pasamos a la segunda elección. Es algo rápido así. El esposo, amante y líder en casa. ¿Quién tiene fecios 5, 23 al 28? Hermano David. Entonces lo más importante aquí en esta clase solo estoy tomando algunas cosas importantes. Tu amor debe reflejar el amor de Cristo en ti. De igual manera como Cristo nos amó de igual manera nosotros como esposos, verdad? Amar a nuestra esposa y en sus hojas ahí, pues dice así, si eres el esposo, clasificante a ti mismo. Si eres la esposa, te calificas a ti mismo o el esposo. Cada uno se califica. Dice un líder, es un líder espiritual. Bueno, podríamos preguntarle a tu esposa, ¿qué opinas de tu esposo? ¿Es un líder espiritual? ¿Sí o no? Y tú dirías, bueno, a veces sí, a veces no, o nunca. Porque muchas veces las esposas son las que van siempre por delante. Vamos a la iglesia y nos traen a la iglesia, ¿verdad? Algunos, no todos. es un proveedor, el esposo es el que está ahí matándose por llevar lo necesario al hogar, o es la esposa que a veces está trabajando para sustentar el hogar. Entonces, muchas cosas ahí. Y hay numeración del 1 al 5 y usted pone la calificación. ¿Quién es el mejor administrador dentro del hogar? Ahora, tenemos que tener en cuenta que Somos un complemento, somos una sola persona, verdad? Una vez que llegamos, nos unimos en matrimonio, llegamos a ser una persona verdad? Así demanda o dice la Biblia. Y entonces ambos tenemos responsabilidades y podemos compartir. No quiere decir a tú no sirves para eso, no sirves, no. Tú haces eso bien, no bueno, sino podemos complementarnos uno con el otro. Entonces no necesariamente si uno administra como, por ejemplo, yo. No sé si soy el mejor administrador o mi esposa, pero si a veces sabía. Bueno, mi esposa a veces pensaba que podíamos gastar dinero un poco de más y yo pensaba que no. Entonces y ya hoy ya es la que cuida más el dinero que yo. Ella va y anda buscando ofertas y me manda a comprar el la. Cómo le llaman ustedes? El mandado del si ya me quemé solito. No, pero sí, eso sí. No, pero hay veces que a mí me manda mi esposa y voy a traer algunas cosas a la tienda. Y simplemente agarro lo primero que miro a este el jitomate aquí no hay mi esposa. A lo mejor no está más caro aquí, está más barato allá o cosas así. Entonces a veces ella cuida más el dinero ya que yo y algunos pues no sé. Algunos no. Dice un líder considerado. Ahí sí tenemos que pensar un poco. A veces nosotros, bueno, en mi persona, por ejemplo, no soy considerado con mi esposa. A veces pienso que yo me puedo enfermar, pero ella no se debe enfermar. Entonces hay así como no. Por qué te sientes mal? Debes de hacer tus quehaceres. Pero yo sí me puedo enfermar, pero ella no. Entonces dice aquí cita un ejemplo verdad? Y dice cómo es tu amor para ella? Este un amor compasivo, un amor voluntario, un amor incondicional. Entonces hay cosas ahí y yo les animo que esta hoja más ustedes la puedan leer y estudiar en su familia. Entonces vamos a pasar al número tres. Ah, bueno, seguimos todavía. Vamos a quedarnos poquito en Efesios 5 versículo 28. Dice Así también los maridos deben Escuchen bien. Amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer a sí mismo se ama. Entonces dice el 27, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosas semejantes, sino que fuese santa y sin mancha. Hablando de Cristo, con el amor que Él nos amó, Cristo nos amó incondicionalmente cuando no merecíamos su amor. Él nos amó y así como Cristo nos amó, nos manda que nosotros amemos a nuestras esposas y cuidemos de ellas también. Vamos a pasar a la clase tres para ver si tenemos suficiente tiempo. La palabra para la esposa. Y ahí quiero que hermano Héctor, yo le di a usted esa, sí? Proverbios treinta y treinta y uno treinta. A usted le di hebreos. Ok, entonces a quién le dice? O sea, usted hermana. Sí. Muy bien, entonces. Dios nos hizo, y por lo tanto, yo fui a mi clase, pero Dios hizo al hombre y a la mujer. Uno no tiene un precio más que el otro. Ambos somos iguales delante de Dios, pero con roles diferentes. Entonces, a mí me dio la responsabilidad de ser cabeza del hogar, aunque, escuche bien, puede ser que mi esposa es más inteligente que yo. Pero, Dios así lo estableció, entonces no podemos quebrar las reglas de Dios, porque aunque mi esposa sea más inteligente que yo. Para su desgracia, yo soy el hombre, verdad? Entonces Dios me puso por cabeza, entonces no somos, no somos una cabeza ni somos el hombre del hogar para dominar sobre la esposa ni hacer que ella se someta a mí. Porque cuando yo trato de hacer que mi esposa se someta a mí, empeoro las cosas. Entonces lo que yo tengo que hacer es someterme a Dios yo, ¿verdad? Y que mi esposa mire el amor de Dios en mí, ¿verdad? el amor que Dios ha puesto en mí, que Él ha injertado en mi vida, el amor de Cristo, con ese amor que me amó, que dio a su Hijo Unigénito, que ella pueda mirar ese amor para que ella empiece, o ella también empiece a confiar en Dios, si es que no es creyente, y si es creyente que ella pueda mirar que Dios realmente ha cambiado mi vida, que no soy el mismo que era antes o así. Entonces ambos somos del mismo valor. Yo no soy más que mi esposa. Mi esposa no es más que yo y ella no es menos. Algunos malentienden esto. Algunos piensan no. La Biblia dice que te sujetes y que obedezcas en todo. No. Entonces como que malinterpretamos un poquito eso. Entonces. Vamos a ir a primera de Pedro 3 del 1 al 6. Primera de Pedro 3 del 1 al 6. Dice así, así mismo vosotras, mujeres, está sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atravío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de gran estima delante de Dios, porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos, como Sara, obedecía a Abraham, llamando, Señor, de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer temer ninguna amenaza. Nadie tiene que obedecer, ninguna esposa o mujer tiene que obedecer a su esposo por miedo. o porque si no obedece va a recibir un golpe. Nadie. No debería ser así. Porque dice, vosotros maridos igualmente vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como acuerderas de la gracia de la vida. para que vuestras oraciones no tengan estorbo". Entonces, en esta lección yo usé una frase y dije, tienes que amar a tu esposa o esposa a tu esposo, respetarlo, porque la Biblia manda, esposa, respeta a tu marido, porque un hombre lo que más demanda es respeto, no amor. Y la esposa lo que más demanda es amor, porque tú le dices mil veces que le amas y te dice, todavía te pregunta, ¿me amas? a las 10 de la noche. Me amas? Ya te dije mil veces que te amo, no? Y el esposo requiere respeto, no? Entonces dice aquí Nosotros debemos cuidarles como un vaso frágil. Ahora, por qué? Bueno, porque tienes que tener en mente que tu esposa es una hija de Dios. Imagínate en el problema que te estás metiendo, verdad? Entonces imagina esposa. Tu esposo es un hijo de Dios. Ambos son coherederos de la gracia de Dios. Entonces no podemos maltratarnos uno al otro, aunque. Sí, en el matrimonio sucede. Muchas veces nos gritamos, exaltamos y empezamos a ofendernos unos a otros. Entonces, tenemos que, antes de empezar a ofendernos y empezar un pleito, pensar, es la hija de Dios, es el hijo de Dios. No, no vamos a pelear. Y otra de las razones es porque una pelea, un disgusto en el hogar es una barrera, es un estorbo. a tus oraciones. No puedes pelear en tu hogar y llegar a la noche y venir a Dios en oración. Imagínate cuántos matrimonios hoy en día están disgustados, ¿no? Toda la semana pelearon en casa, pero hoy llegaron juntos a la iglesia. se agarraron de la mano, se dieron un besito delante de los hermanos. ¡Qué bonito matrimonio! Yo quisiera ser como ese matrimonio. Pero no sabemos qué pasó entre semana. Y muchas veces sucede así. Entonces, no puede ser así porque hay un estorbo a vuestras oraciones. Entonces, tenemos que arreglar. En otra parte de la Biblia dice, no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Entonces arreglar las cosas antes de que lleguen a mayores y pensar un poquito. Acerca más a fondo acerca quién es mi esposa, quién es mi esposa. Ambos somos iguales, herederos de la gracia de Dios. Entonces tenemos que pensar en eso. La lección 4 fue disciplina hoy o mañana es una gran desilusión. No debemos disciplinar. ¿Por qué? Bueno, porque Dios lo manda. No es porque yo quiero, no es porque a mí se me antoja disciplinar, porque no tengo otra cosa que hacer, sino es porque Dios manda que discipline a mi hijo. Usé una frase en esta clase y dije, si un niño tuviera la fuerza de un adulto, sería un asesino. ¿Por qué ha mirado a un niño cuando se enoja? Oh, hermano, qué bueno que no tienes la fuerza de un hombre, porque si no te matan ese ratito, no? Porque son somos o fuimos tremendos de niños. Pero ahora cuando veo a los niños, cuando se enojan de verdad que si esta frase tiene mucho que ver, no? Entonces los amigos no son. Escuche bien la fuente de su maldad. de los niños o de los jóvenes, pero pueden reforzar a su maldad. Por naturaleza somos pecadores y necesitamos nacer de nuevo. ¿Qué quiere decir? Necesitamos cambiar. Y ese cambio se da conociendo a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. Nosotros somos, para empezar, nosotros como padres somos ejemplo de nuestros hijos. porque no solo vivimos delante de nuestros hijos, sino que vivimos delante de Dios. Entonces, ¿cómo vamos a pasar esa herencia a nuestros hijos? Bueno, viviendo bien delante de nuestros hijos, con buen ejemplo. Y no solo estamos delante de nuestros hijos, porque a veces delante de nuestros hijos decimos y hacemos porque pensamos que nosotros tenemos la suprema autoridad, pero no es cierto. Estamos delante de Dios. Entonces, ¿quién tiene la suprema autoridad? Dios. Entonces, pensemos un poquito en eso. Muchos estamos tan ocupados, ¿verdad? y no estamos dando disciplina a nuestros hijos. Y cuando ellos crecen, ya no podemos disciplinarlos fácilmente, porque entonces ya tienen la fuerza de un adulto. Y entonces, si quieres disciplinarlos, necesitas traer a la policía, porque tú solo no vas a poder. ¿Verdad? Entonces, Hebreos 12.11, del hermano Héctor. Y quisiera que el hermano Flores usted podría buscarme Salmo treinta y uno veinticuatro. Sí. Muy bien. Aparentemente, la disciplina no es muy buena. Cuando a mí me disciplinaron, pensé que mis padres me odiaban. Y pienso que mis hijos también han pensado de la misma manera. Con alguna diferencia que cuando mis padres me disciplinaron, solo me golpearon y nunca supe por qué. Así fue la disciplina de mi padre o de mi madre. Pero en el caso de mis hijos sí aprendimos muchas veces del pastor y de la palabra de Dios y de los siervos de Dios también, que tenemos que comunicarles a ellos y decir, ven, te voy a decir el por qué te voy a corregir. Ahora, En mi caso, no me dijeron ni por qué. Cuando yo sentí, ya estaba siendo golpeado. Entonces, en el caso con mis hijos, bueno, ya dijimos, mira, no nos gustaría disciplinarte o castigarte, ¿verdad? Pero si no lo hago, estoy desobedeciendo a Dios. Y entonces yo me voy a meter en problemas con Dios y no quiero estar en problemas con Dios. Entonces ya explicamos a nuestros hijos el por qué, pero no todas las veces fueron así. Muchas veces disciplinamos rápidamente y explotamos en ese momento, porque ya después de estar, no lo hagas, no lo hagas. Nos cansamos, explotamos. No todas las veces fue con esa paciencia. Ok, creo que tienen. No siempre fuimos. O bien, déjate. Digo, por qué lo hiciste? Porque te voy a disciplinar. Bueno, entonces Dios demanda la disciplina y no podemos desobedecer a Dios. Por ejemplo, si tu hijo, como dije, muchos estamos tan ocupados en nuestro trabajo, nuestros quehaceres diarios, que no estamos disciplinando a nuestros hijos y es de igual manera lo mismo que estamos haciendo. Por ejemplo, si tu hijo se estuviese ahogando en una alberca y él está pidiendo auxilio, Tú vas a decir mira, espérate un momento, estoy en mi programa, viendo mi programa preferido. Ahorita espera 30 minutos. Ya se murió ese niño, verdad? Ya se ahogó. Pues de igual manera, mire la disciplina a temprana edad es muy buena. Porque usted le puede salvar la vida a su hijo, porque usted va a enseñar a su hijo a respetar la autoridad. Y no va a ser tan fácil que él se meta en problemas. Pero hay un problema cuando en el matrimonio uno quiere disciplinar y otro no quiere disciplinar. Entonces, yo muchas veces con mi esposa hablé y dije, OK, si algún día cometemos un error tú o yo, Cuando después de que estemos a solas, ya a solas, tú me dices sabes que creo que lo hiciste es mal para que nuestros hijos no piensen que su mamá le defiende de mí o que yo defiendo a ellos de su mamá. Entonces no tengan preferencia. Hago algo mal y yo sé que me voy con mi papá y ahí no pasa nada, porque vamos a cometer un error y después va a ser mucho problema en el futuro. El fracaso en la familia, verdad? Otra vez siguió esa clase hablando acerca de los hijos. Proverbios 22, 6, que todos lo conocen, instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Entonces, yo puse más como enseña el camino de Dios al hijo, instruyenlo en el camino de Dios. La meta sería en la instrucción, escuche bien, mi meta en la instrucción para mis hijos siempre fue que ellos lleguen a ser salvos. Esa fue mi meta, ¿no? O es mi meta todavía. Que ellos puedan alcanzar salvación por medio de instruirles en la palabra de Dios. Porque imagínate que tú instruyes a un hijo para que encuentre su camino, pero nunca en salvación. Entonces, es más importante que sea salvo a que sea una persona de una profesión. Bueno, tenemos un ejemplo en Samuel. Lo vamos a leer ahí para cortar un poco de tiempo. Elí, verdad? Elí fue un padre que no corrigió mucho a sus hijos. Nunca pudo decirle a sus hijos no, eso no puedes hacerlo. Incluso cuando ellos fueron a decirle que sus hijos estaban haciendo mal. Él, él fue y dijo por qué están haciendo esas cosas? No está bien porque el pueblo está mirando y eso acarrea mala reputación para mí. Son mis hijos, no? Entonces este. El el muchas veces. Nosotros tratamos de tapar a nuestros hijos. Mire, algunas veces vienen a mí. Bueno, no han venido, pero un ejemplo vienen a mí y me dicen de mis hijos Tu hijo se portó mal en la clase o en la escuela. Yo digo no, mi hijo no es. No, él no. Otro sí puede, pero el mío no, el mío no, el mío no. No creo de eso. Entonces tenemos que ver que tratar a nuestros hijos como lo que son. Nuestros hijos son pecadores, igual que nosotros. Entonces no podemos pensar que ellos son unos angelitos. Entonces, si alguien dijo algo y como dicen por ahí, nos si el río suena es porque piedras lleva verdad. Entonces algo así. Entonces muchas veces eso no hay diez cosas. que yo puse en esta lección, o nueve, que te van a decir si tu hijo está malcriado o si tú has malcriado a tu hijo. Uno, no ayuda en nada en tu casa. Dos, te avergüenza en público. Tres, tienes que sobornarlo para que te obedezca. Cuatro, más bien te controla. Cinco, Tienes que rogarle para todo, hasta para comer. Hijo, vente a comer. Ándale, hijo, ven a comer. No, entonces algo así seis. No es agradecido. Siete te ignora. Ocho no respeta tu autoridad y nueve te manipula. Si una de estas cosas pasan con tus hijos, estás malcriando a tus hijos. Yo creo que entro también ahí. No sé si alguno de ustedes entra, pero yo entro en algunas partes ahí. Entonces recuerde la disciplina. La instrucción para nuestros hijos mayormente tiene que ser para salvación. Si tu hijo conoce al señor. Y reconoce a Jesucristo como su único señor y salvador. No, si te vas a tener que preocupar, pero no tanto. Porque si Dios controla su vida de él, va a estar todo bien. A la elección 6 comunicación o confusión. Recuerde, nosotros somos seres humanos, no somos adivinos y en el matrimonio muchas veces nos confundimos porque pensamos lo que yo pensé. Pienso que mi esposa está pensando. Y muchas veces, ¿por qué no hiciste esto? ¿Qué? No me dijiste nada. Y piensas que lo comunicaste, pero no. Entonces, somos personas, somos un matrimonio, pero no practicamos la adivinación. Porque a pesar, si no, sería un pecado también. Cuando hablas, la pregunta sería, cuando hablas con tu pareja, la pregunta sería, ¿hay paz o hay un caos? ¿Hay una comunicación? o hay un pleito, ¿no? Te dije que hicieras esto, ¿no? Entonces, ya no hay comunicación, sino que hay un pleito en el hogar. Entonces, las palabras tienen poder, ¿verdad? Tienen poder. Entonces, muchas veces nosotros, o en alguna ocasión, en esta lección yo usé una hoja. Bueno, más de escribir, ¿no? Pero en esta ocasión puedo usar este pañuelo. Y la comunicación en nuestro matrimonio puede causar que esta hoja siga igual, ¿verdad? Así. O que pueda yo hacerlo así y después quiera extenderlo, pero por más que quiera va a quedar arrugado. Entonces, las palabras que tú usas para comunicar en tu casa o en tu matrimonio pueden edificar o pueden matar. Las palabras tienen poder. Y he usado el ejemplo. Tú vas a visitar a una persona en el hospital. Llegó al hospital porque le duele la cabeza. Y cuando estás platicando con esa persona, le dices, ¿sabes que también a mi tía le dolió la cabeza y se murió? ¿Animaste o desanimaste? Entonces, tus palabras tienen poder y ella va a pensar, me voy a morir también. Entonces, muchas veces, ¿qué es lo que traen tus palabras dentro, tu comunicación dentro de tu hogar? ¿Paz o trae un caos? Entonces, hay Efesios 4.29. Vamos a leer Efesios 4.29. Si alguien lo encuentra, le puede dar lectura, por favor. Efesios 4.29. Dice así. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea de buena para la necesaria edificación a fin de dar gracias a los oyentes. Ninguna palabra corrompida. Entonces, cuando tú hablas, hablas para edificar a tu cónyuge o a tus hijos o para destruirlos. Niño, eres un bueno para nada, no sirves para nada, no? Quisiera decir que nunca he usado esa palabra, pero no podría. Sí podría hacerlo, pero delante de Dios, Dios sabe que no es cierto. Espero que solo sea yo el que ha usado eso de decirle a mi hijo, no sirves para mí. Pero a veces hablamos así porque no tenemos bastante amor. de Dios para mostrar nuestros... En pocas palabras, no estamos caminando cerca del Señor. Entonces, espero que yo sea el único aquí, el único malo, que use esa palabra que siempre he dicho a mi hijo. No siempre, pero en algunas ocasiones. No puedes hacer nada bien. Mira, no sirves ni para esto. Mira cómo lo haces y sale todo mal. Y hay veces que nuestros hijos no saben qué hacer para agradarnos. porque se sienten confundidos. Entonces, nuestras palabras tienen poder. Y, por último, el siete, que es otra lección, enfrentando el conflicto en nuestro matrimonio, en nuestro hogar. ¿Alguien puede buscar 1 Pedro 3.8? Vamos a buscar 1 Pedro 3.8. Primera de Pedro, 3.8. ¿Le puedo dar lectura, hermano? Sí, OK, ahí estaba bien. OK, recuerda que en esta lección yo usé algo y dije, aprendí que todos los conflictos y los problemas que están en mi matrimonio no nacieron ahí, sino que los traje a mi matrimonio. En mi formación viví una vida que pensé que así tenía que ser un matrimonio. Y muchas veces los traje, esos recuerdos los traje a vivirlos en mi matrimonio, que yo empecé. Algunos dicen que el amor es ciego y el matrimonio abre los ojos. Y sí es cierto. Ya cuando te casas con la persona, ves realmente quién es y es cuando empiezas a buscar esos defectos en esa persona. Bueno, ¿qué es lo que el conflicto acarrea dentro de nuestro matrimonio? ¿Nos hace mejores? ¿Nos hace peores? ¿Cuáles? cuál es la razón del conflicto dentro del matrimonio. Entonces, tenemos que entender que valemos lo mismo con roles diferentes, como dije hace un momento. Tenemos que entender que en el matrimonio ambos somos iguales. ¿Y cuánto porciento tiene que poner una persona y cuánto porciento tiene que poner otra persona para tener el 100%? Bueno, algunos dicen yo el 30, él el 70. Algunos otros dicen 50-50. Y llegamos a la conclusión que necesitamos un 100% cada uno. Porque cuando ella tiene 0%, yo tengo 100%. Y cuando ella tiene 100% y yo tengo 5%, seguimos con 105%. Entonces, estamos bien. Entonces, no hay para dónde hacernos. Ambos, cada uno tiene que tener el 100% para poder seguir adelante. Tenemos que aprender a perdonar en el matrimonio, pero es difícil dar algo que no hemos recibido. Si no has recibido el perdón y el amor de Dios, ¿cómo puedes tú darlo? Entonces, ¿qué puedes dar? Lo único que has heredado. Has heredado la gracia de Dios, es lo que puedes dar. Has heredado el amor de Dios, es lo que puedes dar. Amar a una persona significa darle lo que más merece cuando menos se lo merece. ¿OK? Así como Cristo nos amó y dio su vida por nosotros cuando no merecíamos, Así, cuando tu esposa no merece que tú le ames porque es una fiera, tienes que amarle porque Dios lo manda. De igual manera, como Dios te amó, que mandó a Cristo a morir por nosotros. Así como tu esposo es una bestia que no respeta, que no sabe hablar, que no sabe dirigirse a ti, Así como es, tienes que respetarlo si tienes el amor de Dios en tu vida. ¿Por qué? Porque tú quieres, no porque Dios lo demanda. Y quieres obedecer a Dios, entonces tienes que respetar a tu esposo. Yo les animo a que sigan con su lección en casa. Es muy buena esa lección, todas las lecciones que están ahí y algunas cosas ahí. y lo estudien ya sea en pareja o en familia. ¿Cómo vamos a heredar un matrimonio, un hogar cristiano a nuestros hijos? Bueno, recuerden que dije, donde hay un hogar, debería haber una iglesia. ¿Qué quiere decir? No exactamente una iglesia, porque si no los vas a aburrir si es tres horas de iglesia, ¿verdad?, diariamente. Pero tiene que haber diez minutos aquí, diez minutos allá, para que ellos sean bien instruidos. Así que, hermanos, yo les animo a que sigan siendo ejemplos para sus hijos, los que tienen hijos pequeños, y los que tienen hijos grandes también. porque la oración del justo puede mucho. Y tu oración puede cambiar el corazón de tus hijos, el corazón de tu esposo, el corazón de tu esposa, por oración simplemente, oración y acción, oración y ejemplo. Vamos a orar. Padre nuestro, te damos gracias. porque aunque hemos pasado por muy superficial todo esto, pedimos que tú nos ayudes a entender y nos ayudes a poner por obra tu palabra. y a poner por obra lo que hemos escuchado, no como dice al principio de esta clase, que no seamos como el hombre que va, se pone delante el espejo y luego sale y se olvida cómo era su rostro. Señor, que no seamos así, que solo escuchemos hoy, no solo seamos oídores, sino hacedores de tu palabra. Ayúdanos, porque en nuestras fuerzas no vamos a poder. pero confiamos que tú nos puedes ayudar y nos vas a ayudar para cumplir y hacer lo correcto para que nuestros hijos puedan heredar un buen hogar cristiano. En Cristo Jesús oramos. Amén.
Cimientos de la Familia
ស៊េរី Hogar y Familia en la Biblia
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
លេខសម្គាល់សេចក្ដីអធិប្បាយ | 42824202032583 |
រយៈពេល | 37:14 |
កាលបរិច្ឆេទ | |
ប្រភេទ | សាលាថ្ងៃអាទិត្យ |
អត្ថបទព្រះគម្ពីរ | ចោទិយកថា 6:6-9 |
ភាសា | អេស្ប៉ាញ |
បន្ថែមមតិយោបល់
មតិយោបល់
គ្មានយោបល់
© រក្សាសិទ្ធិ
2025 SermonAudio.