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ប្រតិចារិក
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Mateo capítulo cinco versículo nueve dice la palabra bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios oremos Oh Dios y Padre, una vez más imploramos, suplicamos Señor que tu gracia venga para iluminar nuestros corazones y mentes con el entendimiento necesario para conocer tu voluntad sobre esta doctrina extraordinaria que este texto nos enseña. y concédenos vivir conforme a lo que ella nos está demandando. Como tus hijos, como hombres y mujeres pacificadores, dasnos esta bienaventuranza que tú garantiza y promete a quienes son pacificadores, a quienes son tus hijos. Ven y bendice, nos lo rogamos en el nombre de Jesús. Amén. Amados hermanos, en estas breves palabras nuestro Salvador y Señor Jesucristo establece uno de los privilegios más grandes y gloriosos que habremos de experimentar mientras estamos viviendo en este mundo de huérfanos. porque el mundo en que vivimos es un mundo formado por huérfanos espirituales. Sin embargo, nosotros, habiendo creído en Jesucristo y recibido a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas, tenemos el privilegio de ser llamados hijos de Dios. bienaventurados los pacificadores porque ellos ellos y solo ellos serán llamados hijos de dios según el diccionario la palabra huérfano del griego órfanos describe a un niño cuyos padres están ausentes muertos o que lo han abandonado. Una definición legal de la palabra huérfano es la siguiente, dice el diccionario, huérfano es alguien que ha sido privado de sus padres a través de la muerte o la o por la separación o la pérdida de ambos padres. Eso es alguien huérfano, según el concepto emitido por los diccionarios. El pecado nos excluye de la paternidad de Dios. Eso está claro en las Escrituras. Nos desaparece de la familia de Dios. el pecado nos excluye de la familia de Dios por eso el pecado original y sus frutos convierte al hombre a la raza humana en huérfanos desde el punto de vista espiritual porque nacemos en huérfanos, carente de paternidad divina. La Biblia nos enseña que Dios Padre tiene muchos hijos. Por ejemplo, el Salmo 27 nos dice que Jesucristo es por generación eterna el unigénito hijo de Dios. Juan capítulo treinta y ocho versículo siete también nos dice que los ángeles son hijos de Dios por creación y en Juan capítulo uno versos once al trece aquí el Señor Jesucristo nos dice que todos aquellos que creen en él reciben la potestad de ser hechos hijos de Dios dice literalmente a los suyos vino y los suyos no les recibieron más a todos los que les recibieron a los que creen en su nombre les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. La palabra potestad, la palabra griega potestad, aumename, significa poder o autoridad. aquellos que creen en el nombre de Jesucristo y le han recibido como Señor y Salvador, reciben la facultad, reciben el poder, reciben la autoridad para identificarse como hijos legales de Dios. El trámite legal con el cual se adopta a una persona se le llama adopción y esa palabra que se usa en el argo del lenguaje de la adopción es usada en la biblia para describir esos trámites legales que tienen que ver con la justicia de Dios para admitir a alguien en la familia del Señor. Romanos capítulo 8, verso 17. ahí nos dice la palabra de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo. Si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. El catecismo de Westminster en su pregunta setenta y cuatro dice, o hace la siguiente pregunta, ¿qué es la adopción? Y responde, la adopción es un acto de la libre gracia de Dios en su hijo Jesucristo y solamente por él, por la cual todos aquellos que son justificados son recibidos en el número de los hijos de Dios. teniendo ellos el nombre de Dios escrito sobre ellos. Les es dado, además, el espíritu de su hijo. Están bajo su cuidado y dispensación paternal. Son admitidos a todos los privilegios y libertades de los hijos de Dios. Y, además, son hechos herederos de todas las promesas y coherederos de Cristo que en gloria termina la cita. Amen. Hay muchos pasajes bíblicos donde se enseña la doctrina de la adopción mediante la cual decidimos el poder, la autoridad, o potestad de ser declarados hijos de la familia de Dios. Ahora, para entender ese concepto de lo que es la adoción mediante la cual somos hechos partícipes de la familia de Dios, mediante la cual adquirimos la paternidad de Dios. veamos algunas diferencias que hay entre una adopción humana y la adopción que Dios lleva a cabo para recibir a hombres y a mujeres huérfanos para que formen parte de su nueva familia o de una nueva cuyo padre es Jehová Dios los hombres adoptamos para suplir la necesidad de prole como sabemos una pareja de esposo que no ha podido procrear por alguna circunstancia adoptar para de esa manera proveerle de su apellido y de todo lo que eso implica a la prole que adopta como hijo. Adoptamos por necesidad de prole. Pero ese no es el caso de Dios. Dios no nos adoptó en su familia para ser sus hijos por alguna necesidad particular que hubiese en el corazón o en el ser de Dios. que Dios desde toda la eternidad ha tenido, tiene y tendrá a su unigénito Hijo, a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. De él En Mateo 13 y 17, testifica Dios diciendo, este es mi hijo amado en quien tengo complacencia. Durante toda la eternidad, Cristo fue suficiente para satisfacer el corazón paterno de Dios en todas sus dimensiones. Cristo le brindó a Dios el Padre complacencia en su paternidad o en el desempeño de su paternidad como el Padre de nuestro Señor Jesucristo. En la persona del Hijo estaba absolutamente todo lo que el Padre necesitaba encontrar para experimentar la complacencia y la felicidad que brinda el tener prole, el tener hijos, el tener hijas en el contexto del ser humano. Estoy plenamente seguro de que Dios no necesitaba absolutamente a nadie más que al Señor Jesucristo para experimentar absoluta y plena satisfacción paterna con relación a su prole. Nosotros, como seres humanos, tenemos necesidad de prole. para satisfacer y complacer el mandato de Dios que nos mandó a multiplicarnos y a llenar la tierra. De ahí la necesidad de proles que hay en cada pareja de matrimonio. Hay un vacío, una necesidad insatisfecha o un deber incumplido hasta que el hombre y la mujer no se multiplican. en el contexto de Dios. Eso no sucedió así porque Cristo ha sido, es y será eternamente la prole de Dios en quien Él encuentra plena y absoluta satisfacción. Por esa razón, amados hermanos, llegamos a la conclusión de que Dios no nos han adoptó porque él tuviera alguna necesidad particular que él necesitaba con satisfacer o complacer. Más bien Dios nos adoptó por compasión, por misericordia y por amor. Esas fueron las razones o motivaciones que tuvo Dios para adoptarnos como miembro de su familia. Nos adoptó por compasión, nos adoptó por misericordia, nos adoptó por clemencia, porque nos vio huérfanos, carente de un padre celestial. con las dimensiones de la paternidad que solamente él puede brindarnos. Él nos adoptó por piedad, nos adoptó por clemencia, nos adoptó por misericordia, porque siendo huérfanos de la paternidad de Dios, Satanás era nuestro papá, era nuestro padre. y siendo Satanás nuestro padre fuimos malcriados fuimos endurecidos y fuimos enemistados con nuestro creador porque amados hermanos y amigos sino a Jehová Dios. Quien decretó que tú y yo fuésemos creados en el vientre de nuestra madre, no fue Satanás, fue Dios. Pero como sabemos, desde el vientre de la madre fuimos infectados con el pecado original. y ese pecado original con el cual fuimos concebidos nos apartó de la paternidad de nuestro creador desde el vientre desde la matriz de nuestra madre fuimos apartados de la paternidad de Dios y fuimos en consecuencia recibidos y malcriados, endurecidos y enemistados con nuestro procreador, con el sustentador de nuestra vida aquí en la tierra. Como padre, Satanás nos explotaba enseñoreándose de nuestra voluntad y haciéndonos esclavos. Esclavos que le servían a él de manera libre y espontánea en la plantación del infierno en que él ha constituido este mundo donde vivimos porque amados hermanos este mundo donde vivimos no hay la menor duda de que es una plantación del infierno donde todos los productos del infierno son sembrados y cosechados por la raza humana y sus miembros que viven y trabajan como peones de satanás pero por compasión Fuimos sacados de esa plantación donde se siembran los frutos del infierno para ser trasladados como hijos de Dios al reino de su amado Hijo, el Señor Jesucristo. Fuimos adoptados por compasión, por clemencia, por misericordia, por piedad. siendo sacado de las plantaciones del mundo donde trabajábamos como esclavos del diablo. Por eso, mis amados hermanos, es el más grande e insigni privilegio que jamás podremos experimentar en este mundo, el de ser llamados hijos de Dios. Por causa de las limitaciones económicas, los padres que adoptan por lo general pueden adoptar uno y máximo dos hijos. Pero lo que Dios hace es radicalmente distinto a los padres humanos que pueden adoptar. Los padres humanos tienen limitaciones para adoptar. por las circunstancias económicas en que viven generalmente. Pero en el caso de Dios, nuestro Padre, Él tiene potestad y capacidad para adoptar multitudes. De hecho, ¿cuántos millones de hijos y de hijas tiene Dios en el día de hoy sobre la faz de la tierra, caminando? Caminando bajo la sombrilla de su paternidad. ¿Cuántos hijos e hijas son engendrados diariamente y añadidos mediante la adopción a la gran familia de Dios? Dios tiene recursos ilimitados para seguir practicando la adopción. Puede adoptar no uno, dos o tres, puede adoptar a millones. porque sus recursos son ilimitados para alimentar a su familia. Como bien lo expresa el Salmo 24.1, de Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan. No hay limitaciones. No hay limitaciones en el presupuesto de Dios para alimentar, sustentar, guiar, dirigir y proveer para esa gran familia de Dios. Alabado sea su nombre para siempre. Esto quiere decir que Dios tiene un patrimonio y tiene recursos para agotar a millones y a millones de sus hijos e hijas que engendra por la gracia de Dios mediante la proclamación y predicación del evangelio. Por esta razón nadie se debe de excluir por temor a pasar hambre en la familia de Dios donde es adoptado. Nadie se debe de excluir por temor a padecer de algún tipo de calamidad en el contexto de la pertenencia a la familia de Dios. Dios, nuestro Padre, tiene recursos ilimitados. para satisfacer toda necesidad, sea grande o sea pequeña, sea apremiante o sea una necesidad momentánea, Dios tiene recurso, poder y gracia como Padre para satisfacer cada necesidad de cada miembro de su familia, sea joven o sea viejo, sea grande o sea pequeño. No hay, no hay limitaciones en esa familia de Dios. ¿Cuántas veces le hemos tenido que decir que no a nuestros hijos? No. ¿Por qué no? Bueno, porque no hay. Preguntan, ¿y por qué tú no me quieres dar la pizza o el helado? Cómprame unos tenis, papi. Unos zapatos, papi. No. Y no es que no queramos hacerlo, es que no hay para darte lo que quieres. En Cristo Jesús, para los hijos de Dios, toda oración que llega al oído del Padre en función de una necesidad que tenemos es respondida con un sí y amén. Dios, nuestro Padre, no tiene limitaciones, porque el mundo y su plenitud, todo cuanto en él hay, le pertenecen a él. El padre tiene suficientes tierras, suficientes casas, suficientes bienes materiales y espirituales para repartir en abundancia a cada uno de sus hijos. Por eso Jesucristo pudo con mucha vehemencia tratar con el espíritu de ansiedad de sus discípulos en un mundo de carencia y de precariedades en el cual vivían. Mateo capítulo 6, 31 al 34. Nos afanéis, fue diciendo, ¿qué comeremos o qué beberemos o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan estas cosas. Pero vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia. todas estas cosas os serán añadidas. Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta cada día su propio mal. ¿Ven ahí? ¿La razón o la motivación por la cual Cristo llama a sus discípulos a permanecer quietos y tranquilos? en medio de un mundo de carencias, precariedades y necesidades, no solamente espirituales, también temporales. ¿A dónde le enfoca Cristo para que sus discípulos gocen de paz y de tranquilidad? ¿A dónde les enfoca? A la paternidad de un Dios rico. a la paternidad de un Dios rico cuya riqueza estaba allí, no para sí mismo porque no la necesita, sino para satisfacer a sus hijos. Vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad ¿de qué? De comida. de bebida y de todas las demás cosas que necesitamos para el sustento de la vida en este mundo de precariedades, de necesidades y de limitaciones financieras, económicas, laborales, etcétera. En cada necesidad que experimentamos los hijos de Dios tenemos un precioso momento para buscar que Dios ejerza su paternidad con eficiencia en nosotros, satisfaciendo nuestras necesidades. Cada vez que hay hambre y no hay con qué comprar la comida, el picapollo, usted tiene allí una preciosa oportunidad para que Dios, el Padre, ejerza allí su responsabilidad paterna, proveyéndole los recursos que usted necesita para comprar el picapollo. Si usted es de poca fe, porque si usted tiene más fe de ahí, pues, quizás haya más allá de un picapollo, ¿verdad? ¿Sí o no? Por eso él dice, no se afanen, no se afanen, no se afanen por el día de mañana. Observen el padre que ustedes tienen. Ahora, la incredulidad. La incredulidad, la carencia de fe o la debilidad de la fe, nos produce catarata espiritual que nos impide contemplar la majestad y la grandeza del padre que tenemos de ahí mis amados hermanos que si vamos a tratar con paternidad. ¿O debemos más bien de cultivar la paternidad de Dios en nuestras vidas? Cuando hacemos una adopción, lo hacemos con gran facilidad y a un muy bajo costo. Pero para Dios el Padre adoptar a uno solo de sus hijos, tuvo que pagar un gran precio. Para adoptarnos como hijos de Dios, la sabiduría del Señor debía convertir a los hijos del diablo en hijos de Dios, a los hijos de la perdición en hijos de salvación, a los hijos de la tierra en hijos del cielo. Y esto, mis amados hermanos, solamente se podía lograr mediante algunos eventos trascendentales que involucraban nada más y nada menos que la vida de su unigénito hijo a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Para ser adoptados como hijos de Dios, Primero que nada, había que pagar a la justicia de Dios por la culpa del pecado original y sus frutos. Como dice alguien. Y para pagar, alguien sin deuda con la justicia divina debía de morir en lugar de los deudores. Porque la deuda de nuestros pecados solo se pagaba con la muerte. Porque la paga del pecado es la muerte. Para ser adoptados como hijos de Dios, en segundo lugar, también había que limpiarnos del sucio pecado original y de cada uno de sus sucios frutos. Y eso sólo se podía hacer si Cristo, su unigénito Hijo, al ser sin pecado, derramaba su sangre para, por medio de nuestra fe en ella, limpiarnos de todo pecado. Y en tercer lugar, para ser adoptados en la familia de Dios, también había que vestirnos con la justicia inmaculada de nuestro Padre Celestial adoptivo. Y eso solo se podía lograr o conseguir si se nos vestía con la justicia del Señor Jesucristo, quien con la tela de su obediencia humana perfecta, al universo de la ley de Dios, nos creó un traje de justicia hecho a la medida de cada uno de nosotros. Y la pregunta es, ¿para qué? ¿Para qué? Bueno, ¿para qué nos vistamos con él? Para cubrir nuestra desnudez, la cual heredamos desde Adán con el pecado original. Y de esa manera, para que podamos alcanzar, habiendo sido paga nuestra deuda, habiendo sido limpiados del pecado y habiendo sido vestido con la justicia de Dios para que como fruto de esos tres hechos podamos obtener la pureza, la rectitud, la dignidad, el decoro y la santidad moral que perdimos en adán pero que en cristo recobramos por la gracia de dios para formar parte de la familia de dios adoptada por él para formar parte de su reino esos tres hechos se denominan justificación ¿Qué es en esencia la justificación? La justificación es el pago hecho por Jesús, donde Él pagó por mí, en la cruz, muriendo, en el lugar donde yo también debía de morir. Justificación es no solamente el pago, sino también Justificación es el acto de limpiarnos mediante el derramamiento de la sangre de Jesús, cuyo poder era suficiente para borrar de mi naturaleza humana todo vestigio del pecado original y sus frutos. La justificación es el acto mediante el cual somos también vestidos con la justicia inmaculada de nuestro Señor Jesucristo. Por ende, cuando somos, cuando pagamos nuestra deuda, cuando se nos lava y quita la mancha del pecado, cuando se nos viste con la justicia inmaculada de Jesús, adquirimos la pureza necesaria para ser un hijo de Dios, la rectitud necesaria para ser un hijo de Dios, la dignidad necesaria para ser un hijo de Dios, el decoro necesario para ser un hijo de Dios y la santidad moral necesaria para ser un hijo o una hija de Dios. de ahí mis amados hermanos que para ser un hijo de Dios como bien apunta el catecismo menor de Westminster lo primero que debemos de experimentar que es la justificación por medio de la fe en la justificación se paga nuestra deuda contraída con la justicia de Dios En la justificación se nos baña de pies a cabeza y se nos quita la inmundicia del pecado original y sus frutos. Con la justificación se nos viste con la justicia inmaculada de nuestro precioso Señor y Salvador Jesucristo. y a partir de ahí entonces somos constituidos hijos e hijas de Dios por ello mis amados y entrañables hermanos debemos sobre todas las cosas procurar procurar a través de la fe, la justificación. Porque es el primer requisito para poder en el tribunal recibir la sentencia divina que nos acredita, que nos da la potestad, la facultad o el poder de ser constituido un hijo, una hija de Dios, con todos los derechos que implica una adopción. Finalmente, la adopción humana y la adoción divina se diferencian en el hecho de que el hombre, cuando adopta, establece privilegios terrenales para sus herederos. Pero Dios, cuando adopta, establece privilegios celestiales infinitamente superiores para su descendencia, para sus herederos. Como dice Thomas Watson, cuando Dios hace a sus hijos, estampa su imagen sobre ellos. Esto es más que lo que cualquier hombre que vive puede hacer. El hombre puede adoptar a otro, pero no puede alterar su naturaleza humana, no puede alterar su corazón, no puede alterar su patrón de vida. Ahora, Dios, al adoptarnos para ser sus hijos, hace cambios radicales en nuestra naturaleza humana, en nuestros corazones. Dios hace cambios radicales en nuestra personalidad, en nuestra identidad. De hecho, se dice en la Biblia que se nos pone un nuevo nombre. Cuando Saulo de Tarso fue llamado a ser cristiano, le pusieron un nombre a nombre. ¿Qué nombre le pusieron? Le pusieron Pablo. El nombre original de Pila de Juan era Boanerges, hijo del trueno. Desde que este hombre se convirtió le cambiaron su nombre de rayo, centella, por Juan. Es típico en la Biblia que Dios cambie el nombre de aquellos a quienes llama. Por eso se nos cambia el nombre, se nos da una nueva identidad, porque a partir de que somos adoptados en la familia de Dios, Dios hace obras específicas en nuestras vidas que alteran nuestra naturaleza humana para ser identificados como hijos de Dios naturalmente. Por eso se le llama la vida cristiana un nuevo nacimiento. A Nicodemos le dijeron, es necesario nacer de nuevo. Este hombre había sido religioso desde que nació posiblemente, pero la religión no puede operar ese cambio radical en la vida humana. Los ritos, las tradiciones, por noble que sean, no pueden cambiar, no pueden alterar el corazón del ser humano. Ningún acto religioso, civil, humano puede alterar el corazón y la vida de los seres humanos. Es una obra de Dios. Y es exactamente lo que sucede cuando Dios adopta a una persona para formar parte de su familia. Le altera su naturaleza humana. Por eso se le llama a eso un nuevo nacimiento, en el cual el hombre recibe la vida eterna. Es cambiado su estado de muerte eterna por vida eterna. Por eso se le llama a ese acto también resurrección. Resurrección. Estaba muerto, pero recibió el potencial de la vida para que con ese potencial de vida de nuevo su personalidad, su alma muerta empezara a vivir. llevando y experimentando aquellos signos vitales que mostraban la realidad de la vida que habitaba en él. Hay una alteración genuina en el corazón del hombre. Los sincredo lo dicen, eso es falso, eso es religión. Y es fácil. Que 200 o 300 o 400 millones de seres humanos digan lo contrario. ¿Quién puede decir, quién puede a mí convencerme de que yo no he nacido de nuevo? No es un asunto de que yo lo crea o no lo crea, es un asunto de que yo lo experimenté en mi propia naturaleza y vida. Y la prueba de eso fue el cambio radical que operó el Espíritu de Dios en mi corazón y en mi vida desde el día en que nací de nuevo. ¿Puede alguien negar de que yo tengo vida? ¿De que yo estoy vivo y parado aquí ahora? ¿Puede alguien osar negar el hecho de que tú estás vivo y estás sentado ahí? Así tampoco nadie puede negar el hecho de que cuando Dios nos adopta en su familia para que seamos sus hijos, Él opera en nosotros lo que denomina un nuevo nacimiento. Y esto es así porque a través de esa obra, Él estampa la imagen de Jesús en nuestros corazones. para que seamos hecho conforme a la imagen de su hijo. El que ha nacido de nuevo y fue adoptado por Dios para formar parte de su familia. Una de las primeras experiencias que experimenta su alma es la paz. Es la paz La paz de conciencia, la paz de corazón, la paz de alma, la paz en su vida es un hecho que nace de las entrañas mismas del nuevo nacimiento. Porque tan pronto la persona experimente el nuevo nacimiento, abrirá sus ojos para ver la vida de conflicto en que vivía con su Creador. ¿Y qué procurará inmediatamente? La reconciliación con su Creador, reconociendo su pecado, viendo su pecado, confesando su pecado y proponiéndose de corazón apartarse del pecado que le había mantenido alejado de la paternidad de Dios. El hombre empezará a repudiar todo aquello que le aparte de su padre celestial. Lo verá y lo estimará como lo que realmente es. Una oposición a la paternidad de Dios en nuestras vidas. Por eso hará su mejor esfuerzo, por ser un buen hijo, una buena hija. hará sus mejores esfuerzos para agradar a quien les recibió con los brazos abiertos en la casa, de la cual huyó desde que estábamos en el vientre de la madre, porque hermanos huimos desde que estábamos en el vientre. El hijo pródigo es un buen ejemplo de lo que es la actitud de un pecador. que al salir de la casa de su padre se convirtió en un huérfano. Finalmente, ese huérfano fue llevado por el diablo a servirle en una pocilga y de esa pocilga este hombre volvió en sí y recordó ese hogar donde gozaba de todos los parabienes que necesitaba para vivir, donde había abundancia, habían becerros gordos, había de todo allí. Amados hermanos, cuando un hombre experimenta ese nuevo nacimiento, habrá en su vida un cambio radical de su personalidad. experimentará la paz de Dios en su corazón y a partir de allí se convertirá en un verdadero, en una verdadera pacificadora. Al nacer de nuevo y ser adoptado en la familia de Dios, ese espíritu rebelde y contumaz que caracterizaba su personalidad será cambiado. para que el individuo empiece a experimentar una vida tranquila, una vida quieta, una vida calma, una vida apaciguada, sosegada, una vida mansa, serena. Eso es paz. Paz en acción. Cuando la paz entra en operación en el corazón nuestro, Nuestra alma se tranquiliza, se aquieta, se aplaca, se calma, se apacigua, se sosiega, se amansa, se serena. En nuestro trato con Dios y en nuestro trato con los nuestros en la familia, porque ahí es donde comienza la cosa. Cualquiera tiene paz con el vecino, a quien vemos cada cinco semanas. pero en la casa, en el hogar con quien le compartimos las 24 horas del día, es ahí quienes primero se enteran de que tenemos la paternidad de Dios. Es allí donde primero experimentan aquella paz que experimentamos en nuestra relación personal con el Señor. Y amados hermanos, ese cambio radical crea esa condición. Porque nuestro espíritu se tranquiliza, se aquieta, se aplaca, se calma, se apacigua, se sosiega, se amansa y se serena. Todo esto acontece en nuestra relación con los miembros de la familia. Quien vive en paz necesariamente será un pacificador. Y lo será Porque así como Cristo usó la palabra para aquietar el mal en tempestad, cuando los discípulos le llamaron porque la embarcación se anegaba, así mismo también el Hijo de Dios, que tiene la paz de Dios en su corazón, usará continuamente la palabra de Dios y la oración para aquietar el mar inquieto de su propio corazón. donde continuamente se suceden tempestades provocadas por ese medio ambiente conflictivos en el cual vivimos, con quienes compartimos en nuestras propias casas. Porque no siempre estamos de acuerdo y estamos a la par. Hay conflictos, hay dificultades, hay desavenencias, hay desacuerdos. pero usaremos los medios y los recursos de la gracia para lidiar con esas tempestades que se levantan en nuestros corazones y que se levantan a nuestro alrededor. Usaremos la palabra y la oración para tranquilizar, aquietar, aplacar, calmar, apaciguar, sostegar, amansar y serenar nuestros propios corazones y el corazón turbulento que se mantiene amenazando con hacer sosobrar la nave de nuestras vidas Amados hermanos, debemos de concluir que solamente quienes tienen el espíritu de paz de Cristo podrán realmente ser pacificadores en este embravecido mar tormentoso donde navegamos un mar que se encuentra dentro de nosotros y un mar que se encuentra a nuestro alrededor. Las olas violenta del pecado de nuestros cónyuge o del pecado de nuestros hijos o del pecado de nuestros hermanos en la iglesia nos pueden provocar grandes marejadas. Grandes olas, impetuosas olas, incontrolables olas que solamente la gracia de Dios puede calmar. Por eso es absolutamente necesario que Cristo venga a morar en tu corazón. Porque Él es la esencia de la paz. Él es la paz misma. Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, yo la doy. Garantiza el Señor. Cuando Jesucristo viene al corazón, En el nuevo nacimiento acontece un cambio radical en su vida. El hombre o la mujer que eran violentos, impulsivos e impetuosos, se convertirán en pacificadores por la gracia de Dios. El que era de corazón rencoroso se convertirá en una persona perdonadora, reconciliadora, pacificadora. Aquel que era una persona irracional, con quien no se podía razonar y conversar para tener una comunicación seria, honesta, tranquila, razonable, bien argumentada, se convierte en una persona racional. con quien se puede uno sentar a conversar, a hablar, a tratar, especialmente aquellos temas que nos dividen, aquellos temas que no quisiéramos tratar. Porque nos crispan los nervios. y despiertan ese volcán que naturalmente mora en nuestros corazones lleno de lava caliente. Y no quisiéramos que alguien topara la boca de ese volcán porque si lo detapan hay problema. Pero amados hermanos, cuando el Espíritu de Dios viene a morar en el corazón del hombre, Habrá paz en su corazón y esa paz dará la capacidad de ser un pacificador. La adopción nos capacita para vivir en paz en medio de un mundo que se encuentra en guerra contra Dios. Al ser adoptados por Dios para formar parte de su familia en la iglesia, tenemos el privilegio que Pablo describe en Romanos ocho nueve diecisiete allí en ese pasaje encontramos que quienes son adoptados en la familia de Dios tendrán en sus corazones nada más y nada menos que el Santo Espíritu de Dios morando allí. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. ¿Quién viene a morar? ¿Quién es la persona que viene a morar en tu corazón cuando le entregas tu vida a Jesús? el Santo Espíritu de Dios. Y uno de los frutos que produce el Espíritu de Dios en el corazón es, además del amor y el gozo, el tercer fruto, ¿cuál es? La paz. Más el fruto del Espíritu es amor, gozo y paz. Y ese fruto te capacita para ser un pacificador, hijo, hija de Dios. La adoción para ser hijo de Dios nos da la garantía de que nuestros cuerpos serán resucitados en la venida del Señor Jesucristo. Como bien lo dice el versículo 11. La adoción para ser hijos de Dios nos da el privilegio de ser guiados por el Espíritu de Dios en este mundo de tinieblas, de oscuridad en el cual vivimos. La adoción para ser hijos de Dios nos da el privilegio de clamar y de comunicarnos con Dios en los términos familiares, en que se comunica un niño recién nacido con su padre. en una relación de confianza. Amados hermanos, la adoción como hijos de Dios nos da el privilegio de ser los depositarios de esa bienaventurada herencia que nos aguarda para después de esta vida. ¿Ven ahí las razones por las que somos bienaventurados, los pacificadores, los hijos de Dios? Amados hermanos, todo ello es en virtud de los privilegios que ostentamos en esa relación filial en la que Dios el Padre nos recibe a través de la puerta del nuevo nacimiento para formar parte de su gran familia. Familia que está ubicada en las diferentes congregaciones que integran la Iglesia de Cristo a través del mundo. Finalmente, amados hermanos, para ser pacificadores necesitamos de un buen corazón. Una fuente sucia no puede dar agua limpia. Necesitamos de un buen corazón como el de Cristo para ser pacificadores. Necesitamos de un buen corazón como el corazón de nuestros padres celestial para ser pacificadores. El que tiene un corazón bondadoso amará y aceptará incluso aquellas conductas que nos resultan chocantes y difíciles de soportar. El que tiene un corazón bondadoso traerá con un espíritu de paz los eventos de conflicto, los eventos en los cuales experimentamos enojo e ira cuando la gente nos falla, se equivoca, peca contra nosotros. le miraremos con ojo de compasión, no con ojo de venganza, sino con ojo de compasión, porque la compasión es lo que gobierna tu corazón. No es el enojo, no es la ira, no es la rabia, no es el rencor, es la compasión. Por ende, cuando va a corregir a alguien que se equivocó contigo, tú no irás con una bata de carnicero. y un filoso machete en la mano, tú irás con la bata de un cirujano para tratar de sacar el mal que incapacita a esa persona para servirte y hacerte bien, el bien que tú esperas. Un pacificador no es un carnicero. Se parece a un carnicero. Usted ve un tipo blanco, con una bata blanca y bien limpio y pone al lado otro, la misma categoría, limpio, blanco. Ahora, usted se ponde en la mano de un carnicero para que lo operen. Están metidos de blanco, igual es el problema, es el corazón. La bata blanca no es lo que hace el corazón, lo que hace el corazón es la sangre de Jesucristo morando dentro de él. Y amados hermanos, necesitamos de muchos cirujanos para lidiar con las enfermedades que afectan a la gente que forma parte de nuestro entorno familiar, eclesiástico. necesitamos hombres y mujeres con un corazón generoso porque esa es la gracia base para ser pacificadores cuando tenemos conflicto con alguien para ser pacificadores necesitamos anteponer las necesidades del otro antes que las nuestras. Anteponer las razones del otro antes que las nuestras. Anteponer los derechos nuestros antes que los otros. ¿Entiende el punto? ¿Qué fue lo que hizo Lod? ¿Qué hizo Abraham? ¿Qué hizo Abraham cuando Lot decidió separarse de él? ¿Qué hizo Abraham? Abraham, como cabeza de la familia, tenía el derecho de escoger alante. Y obviamente, ¿qué dice la gente? Que el que bebe alante, que bebe. raro, se puede servir con la cuchara grande y buscar los pedazos más grandes y los más exquisitos, porque dio alante. Dicen por ahí el que da alante da todo eso. Lod no era gobernado por esa filosofía. Perdón, Abraham. Abraham no era gobernado por esa filosofía, por eso a la hora de dividirse con su sobrino querido lo puso a escoger alante, coge lo que tú quieras mijo y obviamente ese acto reveló que había en el corazón del Lord donde terminó finalmente y lo que luego experimentó en su propia vida la historia está ahí registrada en la biblia porque amados hermanos La historia habría sido diferente para Abraham si él escoge primero y escoge el valle donde estaban Sodoma y Gomorra. Es mucho más sabio seguir la matemática de Dios que la matemática humana. Abraham escogió perder la mejor tierra. pero escoger lo que era más conforme a la voluntad de Dios para su vida. Hermano, ¿qué era lo más cercano a la voluntad de Dios para la vida de Abraham? ¿Vivir cerca de Sodoma y Gomorra o vivir lejos de Sodoma y Gomorra? ¿Qué era lo mejor? Estar lejos de allí. Por esa razón, este hombre no titubeó, no argumentó, no razonó para defender su derecho a ocupar lo mejor de lo mejor que había en ese valle. Cogió más bien lo peor, la loma, donde nadie quería estar. Lejos de Sodoma, lejos de Gomorra. Porque él entendía que era mejor Por amor a Dios, escoger lo peor que hay en este mundo, siempre y cuando que sea por amor a Dios y para agradarle a Dios. Por eso el Señor dice, no os vengáis vosotros mismos, tranquilos. ¿Qué más sigue? Dejad lugar a la ira de Dios, porque Cristo dice, a mí es la venganza, yo pagaré. déjale la cuenta a quien la puede cobrar con intereses a Dios llamados hermanos eso se destaca donde donde hay un corazón pacificador yo no quiero pleito está bien cógelo que te vaya bien Pero no diga lo que sé mucho, que te vaya bien y sigue más adelante y que te pise un tren. Que te vaya bien, cógelo, pero detrás lo que hay como oración es y que te agarre una patana esa bien grande y que te pisotee. No hermano, eso no es el espíritu, aunque debemos de hacerlo. Para ser pacificadores, Obviamente debemos de negarnos a nosotros mismos para ese fin. Amados hermanos, que Dios nos dé la gracia de apreciar y de valorar lo que por gracia hemos recibido, la paternidad de Dios. ¿Eres realmente un hijo de Dios? ¿Eres un hijo o una hija de Dios porque has sido adoptado en la familia de Dios? Porque para ello Dios te regeneró, te dio un nuevo nacimiento. A los suyos vino y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre. ¿Qué hizo Dios? Les dio la facultad. les dio el privilegio, les dio el honor, la bendición de ser constituido hijos e hijas de Dios. y note que su raya. Esa gente no fueron engenderada por los evangelistas, por los pastores, por los miembros de la iglesia, no son formado o creado por voluntad humana, ni con sangre humana, sino por la voluntad de Dios. Es la voluntad de Dios, entonces, que tú creas en Jesucristo, que recibas Jesucristo. Porque para ellos es que está garantizada la adoción y el nuevo nacimiento. Ambas cosas están en ese verso que hemos leído. Les dio potestad de ser ellos hijos de Dios. ¿Qué es eso? ¿Adoción? ¿Y dónde está la regeneración? Los cuales no son engendrados. Ahí la palabra. Engendrar. Dios te engendra. Te da una nueva naturaleza. La naturaleza divina. Portadora de la imagen de Cristo. portadora de la vida eterna, portadora de todo el universo, de la gracia de Dios, para que viva como un radiante hijo de Dios en este mundo, como una radiante hija de Dios en esta tierra. Dios tiene una gran familia en este mundo. Eres parte de ella. Que Dios nos conceda ver a esta iglesia crecer, porque Dios, ahí está su casa, sigue trayendo a sus hijos. Te damos gracias, oh Dios, por tu bendita palabra, porque a través de ella podemos estudiar y conocer, ver lo que tú has hecho en nuestras vidas, haciéndonos bienaventurados por ser tus hijos, por ser pacificadores. Bendícenos en esta mañana concediendo lo que están aquí sin Cristo. Concédele, Señor, esa bienaventuranza de ser adoptado en tu familia, de ser regenerados, de experimentar el nuevo nacimiento. Que a partir de aquí su vida puedan experimentar un cambio radical, al recibir la estampa de la imagen de Cristo, la vida eterna y el perdón de todos sus pecados. Rogamos que tu Señor en esta mañana pague la deuda de la culpa de sus pecados, le lave y les limpie sus almas de la mancha de sus pecados. También te pedimos que tú les vistas del traje resplandeciente, del vestido inmaculado de la justicia del Señor Jesucristo. Que así puedan ellos vivir y ostentar para siempre la filiación contigo como padre. Te rogamos y pedimos estas cosas para tu gloria y el bien de nuestros hermanos y amigos que están aquí presente. En el nombre de Jesús. Amén.
22 Felices los pacificadores
ស៊េរី Bienaventuranzas
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
លេខសម្គាល់សេចក្ដីអធិប្បាយ | 3920028422162 |
រយៈពេល | 1:12:04 |
កាលបរិច្ឆេទ | |
ប្រភេទ | ការថ្វាយបង្គំថ្ងៃអាទិត្យ |
អត្ថបទព្រះគម្ពីរ | ម៉ាថាយ 5:9 |
ភាសា | អេស្ប៉ាញ |
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