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ប្រតិចារិក
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nos dice la escritura que en el día 24 del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno y con cilicio y tierra sobre sí y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros y estando en pie confesaron sus pecados y las iniquidades de sus padres Y puesto de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová, su Dios, la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios. Luego se levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa, Bani, Catmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani y Kenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios. Y dijeron los levitas Jesúa, Catmiel, Bani, Asapnías, Serebías, Odías, Evanías y Petaías. ¡Levantaos! Bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad y bendígase el nombre tuyo glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza. Tú solo eres Jehová. Tú hiciste los cielos y los cielos de los cielos con todo su ejército. La tierra y todo lo que está en ella. Los mares y todo lo que hay en ellos. Y tú vivificas todas estas cosas y los ejércitos de los cielos te adoran. Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abraham, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre a Abraham, y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del Cananeo, del Eteo, del Amorreo, del Cereceo, del Jebuseo y del Jerjeseo, para darla a su descendencia, y cumpliste tu palabra, porque eres justo. y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo, e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos, y te hiciste nombre grande como en este día. Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco, y a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas. Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir. Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos. y les ordenaste el día de reposo santo para ti, y por mano de Moisés, tu siervo, les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley. Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña, y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías. Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos. No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos. Antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira y grande en misericordia, porque no los abandonaste. Además, cuando hicieron para Sibecerro de fundición y dijeron, este es tu Dios que te hizo subir de Egipto y cometieron grandes abominaciones, tú, con todo, por tus muchas misericordias, no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego para alumbrarles el camino por el cual habían de ir. y enviaste tu buen espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed. Los sustentaste cuarenta años en el desierto, de ninguna cosa tuvieron necesidad, sus vestidos no se envejecieron ni se hincharon sus pies. y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos, y poseyeron la tierra de Seón, la tierra del rey de Esbón, y la tierra de Oj, rey de Basán. Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla. Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran. Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales. comieron, se saciaron y se deleitaron en tu gran bondad. Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti e hicieron grandes abominaciones. Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti. Y tú desde los cielos los oíste. Y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos. Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti. Por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos que los dominaron. Pero volvían y clamaban otra vez a ti. Y tú desde los cielos los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste. Les amonestaste a que se volviesen a tu ley, mas ellos se llenaron de soberbia y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá. Se rebelaron, endurecieron su cerviz y no escucharon. Les soportaste por muchos años y les testificaste con tu espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon, por lo cual los entregaste en manos de los pueblos de la tierra. más por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste, porque eres Dios clemente y misericordioso. Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, No se ha tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día. Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros, porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo. Nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios con que les amonestabas. Y ellos en su reino, y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras. Y aquí que hoy somos siervos, enos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comiesen su fruto y su bien. Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros ganados conforme a su voluntad. Y estamos en grande angustia. A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa y la escribimos firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes. Después de reedificar las murallas para darle a la ciudad de Jerusalén el protagonismo que Dios le había concedido y que no era otro sino ser luz a las naciones, los habitantes de Jerusalén, bajo la dirección de Neemías, reclamaron también la edificación de las murallas, en este caso espirituales. Y esto tenía un fundamento básico, y es que no se pueden edificar morallas espirituales fuera de la Palabra. Tenemos que irnos a la Palabra porque es la que nos sirve de fundamento, es el único fundamento que tenemos para ser edificados en la fe. Desde luego esto de ser expuestos a la Palabra es algo bastante inverosímil en nuestros días. Es inverosímil. unos días en los que vivimos donde se pretende que la palabra sea alterada cuando, como hace la iglesia católica, se le añade la tradición. Son las escrituras más la tradición. Claro, todos los evangélicos están en contra de esto. Pero entonces llegan los evangélicos y ponen la escritura sí, pero la emoción. Así que aquí estamos ya tergiversando, manipulando y pervirtiendo el sentido de las escrituras. porque uno de nuestros baluartes es sólo escritura, sólo la escritura, únicamente la escritura. Esto es lo que esta gente estaba manifestando y confirmando. Así que cuando la escritura fue abierta delante de aquel púlpito de madera que se puso en el centro y elevado delante de todos, cuando las escrituras fueron abiertas y las escucharon en su propio idioma y con el sentido correcto, fueron convencidos de pecado, Fueron convencidos de pecado. No se estimularon sus emociones para saltar, brincar y hacer piruetas. ¿No? Fueron convencidos de pecado. La obra del Espíritu Santo se estaba llevando a cabo porque lo que hace el Espíritu Santo es que toma la palabra y la aplica. Esto es lo que hace el Espíritu Santo. Si observamos bien veremos que lo primero que recibieron en la exposición de la palabra fue la ley. Hoy, ¿en cuántas iglesias se predica sobre la ley de Dios? La triste realidad es que la mayoría de la cristiandad no sabe cuáles son los 10 mandamientos. Y si alguno se lo sabe y lo puede recitar de memoria, recita a los católicos. Los 10 mandamientos católicos, pero no los 10 mandamientos de la Escritura. Pero esta gente se expuso delante de la ley. Quisieron saber cuál era su situación legal delante de Dios. ¿Cuál era su situación legal? cuáles debían ser las reformas que debían hacer para estar en sintonía con Dios y cómo el arrepentimiento debía ser manifiesto y había que hacer obras dignas de arrepentimiento que mostrasen que evidentemente estaban sometidos delante de la ley de Dios buscando su perdón y buscando la reconciliación. Esto nos muestra el impacto que se produce cuando la palabra es expuesta con fidelidad. La palabra puede ser expuesta para el entretenimiento o la diversión. O simplemente venimos a muchos de los cultos que suele haber donde sales sabiendo y conociendo lo mismo que cuando entraste, es decir, nada. Pero quien se sube al púlpito tiene la responsabilidad de predicar todo el consejo de Dios en toda su amplitud. Le guste o no le guste al oyente. Le guste o no le guste. Generalmente no le va a gustar. Esto es lo que pasa aquí con todos estos hombres y mujeres y niños que se reúnen para escuchar la palabra. Fijaos si no le gustaron a ninguno de ellos, que en el capítulo anterior ya vimos cómo lloraron y se lamentaron por su pecado. Lloraron y se lamentaron por su pecado. Así que exponiéndose a la palabra, esto produjo que se tomase muy en serio la enseñanza y sin añadirle ni quitarle nada a las escrituras, corrigieron sus propios caminos. No expusieron justificaciones ni excusas. No. Simplemente definieron el pecado y se arrepintieron de su pecado. En el texto de hoy vamos a ver cómo esta gente de Jerusalén renueva su compromiso con Dios. Y un elemento crucial es la gran confesión de pecado que hacen delante del Señor. La gran confesión de pecado. Según el versículo 3, durante unas tres horas estuvieron confesando sus pecados y adorando a Dios. ¡Tres horas confesando el pecado! Así que tendrían bastantes pecados que confesar. Desde luego, si le preguntas a cual cristiano de nuestra época, no creo que llegase a diez segundos. Porque ¿quién tiene pecado? Aquí vamos a ver cuáles son aquellos principios que debemos mantener en nuestras conciencias si decimos que amamos al Señor. Y lo que nos vamos a encontrar en nuestro texto es una confesión de fe. Nosotros tenemos una confesión de fe, la de Londres de 1689, pero está en sintonía con lo que dice la Escritura. Y aquí, estos hombres y mujeres, liderados por Neemías y con el propósito de los levitas también de enseñar al pueblo, hicieron una confesión de fe que viene aquí manifestada. En primer lugar, el Dios de la conciencia. En segundo lugar, el Dios creador. En tercer lugar, el Dios de toda gracia. En cuarto lugar, el Dios del pacto. En quinto lugar, el Dios justo. Y en sexto lugar, el Dios todopoderoso o soberano. Así que vamos a ver, en primer lugar, el Dios de la conciencia. Confesar el pecado como hizo esta gente. Confesar el pecado. Esto es algo muy raro, muy raro, entre los que se llaman creyentes. Si observamos bien en nuestro entorno cristiano, y si nos observamos a nosotros mismos, todos podemos asumir que somos pecadores. Todos somos pecadores, claro. El asunto es cuando definimos un pecado. Ese es el problema, definir un pecado. No estamos hablando de disparidad de opiniones en el tema de los pecados porque muchos utilizan las opiniones para acusar de pecado a otras personas. No estamos hablando de esto. No estamos hablando de alguien que se tenga que arrepentir de su opinión. Nos arrepentimos del pecado, no de mi opinión. El pecado, como todos sabéis, es transgredir la ley moral. y todas las variantes que se desprenden de la ley en cuanto a principios que se enseñan en las escrituras. Pero es importante que estos dos aspectos los tengamos en cuenta para discernir con criterio. Esto es importante. Muchas de las acusaciones que se vierten sobre aquellos que dirigen, es decir, contra el pastor, tienen que ver con aspectos opinables. Opinables. Y este es un asunto que Satanás usa para desestabilizar e inquietar a la Iglesia y romper su paz sobre asuntos opinables. Si alguien quiere discutir y generar un ambiente hostil sobre asuntos de opinión, perturbando la paz de la Iglesia, entonces debe saber que contraviene todo principio y enseñanza bíblica. Está tentando contra una norma fundamental. Por eso el apóstol Pablo, cuando escribe a los romanos en el capítulo 14, dice Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobreopiniones. En esta iglesia estamos cansados, muy cansados, de recibir a personas que se ponen a cuestionar todo lo que hacemos, por qué lo hacemos, para qué lo hacemos, en base a sus opiniones, y generan discordia entre hermanos. Estamos cansados. No sé si me he explicado bien. Cansados. Nosotros no queremos este debate de opiniones. No queremos un debate de opiniones. Otros se van de la iglesia porque hacen de sus opiniones un campo de batalla. Pero lo único que demuestran es que son unos inmaduros. Y unos caprichosos. O incluso algo peor. A lo mejor no son ni creyentes. Porque cada creyente debería saber que debemos estar sujetos a unos principios, no a unas opiniones. Algunos se resienten contra el pastor porque tienen unas opiniones diferentes a las suyas, o porque ellos hubieran hecho esto y no lo otro, entonces el pastor debería haber hecho lo que a ellos les gusta que el pastor hiciera, y no lo otro que el pastor cree por convicciones que tiene que hacer. Entonces empezamos a cuestionar todo lo que hace el pastor. Pero de esto es de lo que está hablando Pablo. Uno cree que se ha de comer de todo. Otro, que es débil, come legumbres. El que come no menosprecia al que no come, y el que no come no juzga al que come, porque Dios lo ha recibido. ¿Tú quién eres que juzgas al criado ajeno? ¿Por qué te pones a juzgar sobre opiniones? O sea, el pastor no te juzga a ti, pero tú sí juzgas al pastor. El asunto es que esto no se queda ahí, sino que además esto de las opiniones, y que estoy en contra de quien dirige en la iglesia o en la familia o en cualquier otro ámbito por un asunto de opiniones, esto les lleva a algunos a criticar ante otros al que no piensa sobre cómo ellos habrían hecho tal o cual cosa y no cómo el pastor o quien dirige habría hecho tal o cual otra. Entonces están generando murmuración y están provocando una rebelión por sus opiniones. Pero esto está completamente prohibido por la escritura. Completamente prohibido. Y en su conducta, entonces, como el pastor no piensa igual que ellos, porque tiene su propia opinión y su criterio, y conoce bastante más cosas de cómo funcionan muchas otras cosas, entonces, levantan una muralla de separación y resentimiento la ponen delante del pastor y el pastor se queda... Vamos, esa muralla es infranqueable por la que no puede pasar el pastor. Ya lo tiene prohibido. Así se alejan lo más que pueden de tener una comunión normal con aquel que Dios ha puesto para dirigirles y no se dan cuenta de que están siendo usados por Satanás para actuar como Judas. Pues así estamos. El fruto de este pecado es que imposibilitan a la Palabra que haga su obra en ellos porque tienen sus oídos cerrados porque a la persona que está predicándoles la aborrecen por opiniones. Así que la Palabra no llega. Ni alimenta. Ni produce la edificación. Ni consuelo. Ni crecimiento. Cero. De manera que cuanto más vienen a la iglesia, más se levanta un corazón rebelde en contra de quien predica. Si alguien está en esta situación, debería no volver a la iglesia por su propio bien y estabilidad espiritual. Que no vuelva. Pablo dice, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¿Por qué menosprecias al pastor? ¿Por qué? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Le vas a decir, no, es que pensaba distinto a mí en algunas cosas que ocurrían en el mundo. Pero el pastor no tiene derecho a tener su propio criterio, o tiene que tener el tuyo. ¿Crees que tienes la libertad de generar inestabilidad, romper la paz y la unidad en la iglesia por un asunto de opinión? Cualquiera que haga esto debe saber que está tentando contra los principios establecidos en la Escritura y contra la Iglesia de Cristo. Es un tema bastante grave y desde luego el Señor no dará por inocente al culpable. Es un tema bastante grave. Pero en nuestro texto cuando leemos que estas personas estaban confesando sus pecados y lo hacían sin excusas y sin justificaciones y no de acuerdo a su opinión, sino de acuerdo a la doctrina, Entonces aquí vemos que están basándose en principios bíblicos. Y en la ley. Porque no ponen excusas ni justificaciones. Simplemente se arrepienten. Están refiriéndose a asuntos legales. Porque están expuestos ante la ley. Nuestra relación con Dios es legal. No amorosa, emocional... No, es legal. Luego viene lo demás. Pero lo primero es legal. Están refiriéndose a asuntos legales, de atentados cometidos contra la ley moral. Y entonces el Espíritu Santo usa la ley que les está siendo expuesta para aplicarla en sus corazones. Y por esta razón fueron convencidos de pecado, por la ley que les estaba siendo predicada. Y posteriormente expusieron su confesión de fe, que es la nuestra también, reconociendo la grandeza y la majestad del Dios Eterno que les llamó a la salvación. Así que no podemos olvidar que fue por medio de la lectura y la predicación de la palabra a la cual se expusieron con un espíritu enseñable, sin justificaciones ni excusas, donde se les recordó las obras poderosas de Dios a través de la historia. Esto se ve claramente en esta confesión que ellos hacen. Y esto nos lleva a nuestro segundo punto. El Dios creador. Dice el versículo 6, tú solo eres Jehová. Tú hiciste los cielos y los cielos de los cielos con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos. Y tú vivificas todas estas cosas y los ejércitos de los cielos te adoran. Esta es nuestra confesión de fe. Aquí tenemos el testimonio una vez más en las Escrituras de Dios como Creador. ¿Qué nos dice Génesis 1.1? En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Bastante claro. No hay que ir a estudiar a Oxford ni a Cambridge. En el principio, creó de crear. Dice el libro de Hebreos que por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. Esto es crear. No es evolutivo. Es crear. Desde luego, como todos sabéis, el mundo en el que vivimos lo niega. Apareció un Big Bang, un Big Bang, un Big Boom y aquí estamos todos. Esto es como sacarse un conejo de la chistera. Más o menos. Ya hay una ley totalitaria en algunos países que se llaman democráticos. Menos mal que ya sabéis que en la democracia uno puede pensar lo que quiera, ¿verdad? Por eso vivimos en democracia. Cada uno puede pensar lo que quiera. Salvo que pienses distinto a lo que piensa el que gobierna. Entonces lo tienes un poco crudo. Pero vivimos en democracia. Bien, pues ya hay una ley totalitaria en algunos países que se llaman democráticos, y es una ley que se está alargando de forma amenazante en otros tantos países, para negar que Dios haya creado al ser humano como hombre o mujer. Porque como todo el mundo sabe, cuando te pones desnudo delante del espejo, hay 47 sexos distintos. Tú no sabes diferenciar lo que es un hombre y una mujer cuando los ves desnudos. No sabes. Entonces eso sí que tienes que ir a estudiar a Oxford, a ver si te lavan el cerebro y ves otras cosas distintas a las que aparecen a simple vista. Entonces esto se niega. Pero lo triste es ver que hay muchos que se llaman creyentes que asumen la teoría popularmente creída, de que la creación se llevó a cabo en épocas de millones de años. Así que cuando la Biblia dice que Dios en el primer día hizo tal, en el segundo día tal, ellos dicen que no. Porque retorciendo el sentido de las Escrituras, cuando el Señor dice que un día para Él son mil años y mil años de un día, de esa hipótesis que el Señor expone, ya la extrapolan y entonces pueden ser millones de años lo que el Señor tardó en que la Tierra fuese lo que hoy es. Y además, de manera casi aleatoria y milagrosa, se produjo la vida. Es decir, de una ameba, que se produjo y no se sabe de cómo salió a la vida, estamos nosotros seres inteligentes dotados con cuerpo, alma y espíritu. Esto sí que es para crearse un cuento, pero es lo que la mayoría del mundo se cree y la mayoría de la cristiandad también. Así que, en esa generación de vida, no tienen ningún problema muchos creyentes en asumir la teoría de la evolución que corresponde a la categoría de filosofía especulativa. Pero qué maledad. Si no creen en la Biblia, imagínate. Ya que no quieren creer a la verdad, pues el Señor le envía mentira. ¿Para qué te creas a la mentira? Pero cualquier creyente que ame a Dios y, por tanto, tenga que amar su palabra, lo mismo si ama a Dios tiene que amar su palabra, Le debemos recordar que con una afirmación semejante, es decir, que el mundo se hizo en seis trillones de años, hasta que vino a ser lo que hoy es, con una afirmación semejante le están robando a Dios su papel como creador. Porque la escritura dice que en el principio creó Dios los cielos y la tierra. Creó. No la dejó para que evolucionase y al cabo de tropecientos millones de años, o de ciclos, o de milenios, estuviésemos como estamos. No es eso lo que dice la Biblia. En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Creó, del verbo crear. Si alguien no sabe lo que es, que se vaya al diccionario y vea lo que implica. Pero también le están llamando a Dios mentiroso. Porque lo que Dios dice en su palabra es mentira. No sé si puede haber un pecado más grave. Pero este es muy grave. Porque reniegan de Dios en su papel como creador y le llaman a la cara al Dios poderoso, omnipotente, trino, le llaman mentiroso. Porque lo que dicen en su palabra no es cierto. Vaya. Pero son creyentes, ¿eh? No te lo pierdas. Que el mundo en el que vivimos que sirve a su padre el diablo lo crea, así, no nos extraña. Porque, evidentemente, son hijos de su padre el diablo, el cual es homicida y mentiroso. Y se creen todos los engaños que Satanás, a través de la mal llamada ciencia, extiende con sus tentáculos a todos los centros académicos. Pero que un creyente que tiene la escritura, tiene la revelación, tiene la fuente de forma directa, se crea lo que el mundo se cree, tiene que dudar de su fe. Y tiene que dudar de si es salvo. Porque si se cree las patrañas de este mundo, ¿por qué se va a creer que somos salvos por gracia, por medio de la fe? Puede ser otra patraña. Así que, estos hombres y mujeres del pasado afirmaron con bastante rigor que Dios es el Creador. Esta fue su confesión de fe, que es también la nuestra. En segundo lugar, que Él es el Dios de toda gracia. En nuestros días, desde luego, no puedes hablar de la elección, porque los propios que se llaman cristianos, que son muy estudiosos, como todo el mundo sabe, reniegan completamente de esta doctrina, de la doctrina de la elección. Pero fijaos lo que aquí afirma nuestro texto, en el versículo 7. Tú eres el Señor Dios que escogiste a Abraham. Vaya, pues sí que tenemos un problema entonces con la cristiandad. Tú eres el Señor Dios que escogiste a Abraham. Esto corresponde a una afirmación contundente. Dios escogió a Abraham. No dice que Abraham escogió a Dios. Esto es lo que dice la cristiandad. Que tú eliges a Dios. Pero no es lo que enseña la Escritura. La Escritura enseña que Dios escoge su pueblo. Y esto nos muestra el propósito de Dios en la elección de su pueblo. A Abraham no le buscaba. Abraham era un idólatra como el resto de sus conciudadanos en la ciudad de Ur que se ponía de rodillas delante de todo tipo de imágenes. Pero Dios se reveló a él y no a otros. Dios le llamó a él y no a otros. Y lo hizo de acuerdo a su gracia soberana para hacerlo el padre de los creyentes. Abraham es el padre de la fe. y mostrarnos de esta manera su elección de acuerdo a su propósito eterno y soberano, que es el quien elige a quien quiere, cuando quiere y como quiere. Este es Dios. Bienvenidos. Pero no fue algo porque Dios no eligió a Abraham por algo que viera que Abraham era buena persona. Y dijo, bueno, esto que es buena persona lo voy a llamar. No. Fue porque el Todopoderoso tuvo su voluntad de llamarlo porque él quiso. porque Dios es el que tiene el libre albedrío, no el hombre, a pesar de todo lo que el hombre dice. Desde luego, quien hable del libre albedrío, quien hable del libre albedrío para defender que la doctrina de la elección no tiene sentido, pues tiene un problema bastante grave, porque el tema del libre albedrío también es otra de las doctrinas de la filosofía. Aquí siempre estamos entre qué es lo que piensa el mundo y qué es lo que piensa Dios. Cuál es la palabra del mundo y cuál es la palabra de Dios. Por supuesto, si cree que Dios no ha elegido a su pueblo, que se lea Romanos 9 y discuta con Dios. Sí tiene valor. Que se lea Romanos 9. O que se lea la carta de los Efesios. O que se lea esta misma declaración de fe que hacen aquí nuestros antepasados. A ver si encuentra la respuesta a su rechazo sobre esta doctrina. Porque aquí no hablamos de opiniones, no es mi opinión. Es una doctrina, claramente establecida en las escrituras. El asunto es, ¿creemos en la palabra de Dios? ¿Creemos que cuando Dios dice algo, evidentemente lleva toda la razón, porque su sabiduría es infinita y esta es la revelación especial que nos ha dado a nosotros? ¿Creemos que él es el creador? ¿Creemos que él es quien elige a su pueblo de entre las distintas personas del mundo? Porque esto es una confesión de fe que estos hermanos antepasados nuestros están haciendo y que también es nuestra. Desde luego en nuestros días se sostienen las más degradantes ideas acerca de la soberanía y el propósito de Dios para salvar. Y eso sí que son opiniones. Para los que profesan ser cristianos Dicen que son cristianos, el Dios de las Escrituras es desconocido. No conocen al Dios de la Escritura. Habla de su soberanía. ¿Qué implica la soberanía de Dios? ¿Cuál es la doctrina de la soberanía de Dios? No saben ni que hay doctrina de la soberanía de Dios. Porque si profundizasen en la soberanía de Dios, se quedarían impactados. Pero sí que vemos que este pueblo, reunido ante las escrituras, asumieron la enseñanza que estaba siendo expuesta por parte de sus maestros. Dios ya se había quejado en el pasado de un Israel apóstata. Dice en el libro de los Salmos, capítulo 50, versículo 21, pensabas que de cierto sería yo como tú. Esa es ahora su acusación contra la cristiandad apóstata, que sigue sus propias reglas maquillando con versiculitos todo el mal que están haciendo. Imaginan que a dios le mueven no los principios sino las emociones como a ellos y que dependiendo de las emociones pues así dios está contento está triste porque también es un ser emotivo como lo que se pretende inculcar en las mentes de los que escuchan para que sean lo más infantiles posibles Pero desde luego rompen con lo que es dios como creador, como sustentador del universo, como el Dios de toda gracia, como el Dios que aquí se va a ir revelando a través de esta confesión de fe que ellos están haciendo. Desde luego Dios puede hacer muchas cosas, dicen ellos, pero el libre albedrío no lo toca. El libre albedrío no lo toca. Eso muestra una vez más el desconocimiento impresionante que tienen de la Escritura. rebajan la expiación eficaz por la cual Cristo redimió a todos aquellos que fueron llamados y elegidos como Abraham, haciendo de ese sacrificio de nuestro Señor una simple medicina para las almas que según ellos están enfermas. Es decir, Adán no murió espiritualmente, no. Aunque la Biblia lo dice, no fue así. Simplemente enfermó. Y entonces para curar esa enfermedad, si algunos quieren, pueden coger el sacrificio de Cristo y aplicarlo para curar esa enfermedad de la cual todavía están un poco dolidos. Y como no están muertos sino solamente enfermos, pues por esa razón son ellos quienes eligen a Cristo como su Salvador. Pero es porque están enfermos. Sin embargo, la Escritura dice que nosotros estamos muertos en nuestros delitos y pecados. Que no hay quien escuche, que no hay quien busque a Dios. Que todos se desviaron, que aún así hicieron ¡inútiles! Pues no. No. Le damos la vuelta a la Escritura, lo metemos en el infantilismo emocional y todos están contentos. Todos están contentos Camilo del Infierno. Pero con esto están negando la obra irresistible y poderosa del Espíritu Santo en el corazón del pecador. Y la convierten, como habréis escuchado, en una oferta del Evangelio que los pecadores pueden aceptar o rechazar a su antojo. Cuando escucho que alguien dice que esto es una oferta del Evangelio, me pongo malo. ¿Pero qué creen? ¿Que estamos en un supermercado y qué? ¡Oferta hoy 3x2! ¡Oferta! ¡Oferta! ¡Oferta! Pasa por el lineal y coge tu oferta. Y entonces tú le alcanzas, despliegas tu mano y coges la oferta. Es así como se presenta el Evangelio. Es una oferta. Hoy tenemos oferta, queridos hermanos. Hoy que es domingo tenemos una oferta. ¿Pero se puede ser más vil predicando y presentando el Evangelio? Pues sí. Lamentablemente el Dios del cual suele hablarse desde los púlpitos, especialmente de la iglesia de Roma, de las ortodoxas y cada vez más de las evangélicas, es una invención de la imaginación humana. Es mera ficción. Porque no es el Dios de las escrituras, no se abren las escrituras, no se profundiza el mensaje de las escrituras. El lugar central del culto no es la predicación. En muchos lugares el púlpito está apartado del centro. Ya tenemos que ser showmen. Para que la gente se divierta, se entretenga. Porque aquí venimos a pasarlo bien. Pues no veas lo bien que se lo van a pasar en el infierno. Desde luego eso que están predicando y que están diciendo y que muchas iglesias abrazan, no es el Dios de las Escrituras. No es el Dios que tiene el dominio absoluto sobre toda su creación. Incluidas sus criaturas visibles e invisibles. No es el Dios que hace todas las cosas según su voluntad en el ejército de los cielos y en la tierra. Pero esto, que la mayoría de la cristiandad cree, no era lo que creían estas personas que aparecen en nuestro texto. No. No. Tenían su confesión de fe. Lo cual nos lleva a nuestro cuarto punto. El dios del pacto. Nos dice el versículo 8, hiciste con él un pacto. Bueno, si le hablamos a alguien de la cristiandad de que hay un pacto hecho por Dios con sus hijos, empiezan a mirar al cielo a ver si le cae alguna tabla de la ley encima de la cabeza o algo así, porque no saben de qué estamos hablando. El Dios del pacto. ¿Con quién hizo Dios un pacto? Pues para empezar con Abraham. porque no solamente lo llamó sino también le prometió la tierra de Canaán por heredad pero como símbolo de aquella Canaán celestial que espera a todos los redimidos. Por eso el libro de Hebreos en el capítulo 11 es bastante amplio en mostrarnos cómo se salvaron los que vivieron antes de Cristo y los que vivimos después. Empieza por la fe desde los primeros habitantes del mundo. En el versículo 8 del capítulo 11 de Hebreos nos dice que por la fe Abraham, siendo llamado, y recordamos que la fe es un don de Dios, siendo llamado obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Eso es lo que esperaba por la fe. La ciudad celestial. La tierra prometida, pero la celestial. Fue Dios quien hizo el pacto y lo firmó con la sangre de Cristo. Abraham simplemente era el objeto del pacto, no el que firmaba el pacto. No adquiría ningún compromiso. El compromiso lo adquirieron las tres personas de la trinidad. El propósito era salvar pecadores. Así que Dios Padre eligió a los que iba a salvar. Y los iba a salvar por su sola gracia. Por su sola gracia. Esto quiere decir que él salvó a quien quiso como quiso y cuando quiso, porque él quiso. Es por su gracia. Él demostró su gracia hacia quien quiso. No hacia toda la humanidad, sino hacia quien quiso. Fue Cristo quien murió por todos aquellos que el Padre le dio. Y de los cuales nos dice la escritura que no perdió ni a uno. Y fue el Espíritu Santo quien llevó a cabo la obra de regeneración, que también se llama Nuevo Nacimiento, por la cual opera en el corazón aplicando la vida de todos aquellos a quienes el Padre le dio al Hijo. Así que aquí vemos la Trinidad firmando el pacto. Este es el pacto eterno del que nos habla también Hebreos, que Dios ha hecho con los suyos. De manera que tenemos una firme roca en la cual basar nuestra esperanza. No depende de nuestra voluntad. Que hoy soy creyente, mañana no, y me pierdo, mañana me salvo. La salvación se pierde, no se pierde, ¿no? La Escritura no afirma en ningún sitio que la salvación se pueda perder. Se pierde para los que no son creyentes. Pero aquel que ha sido llamado por Dios es imposible que la pierda porque no depende de él. Nada más que por eso. No depende de él. La inmutabilidad del carácter de Dios garantiza el cumplimiento de sus promesas. Dice Isaías en el capítulo 54, versículo 10. Porque los montes se moverán y los collados temblarán, mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo Jehová el que tiene misericordia de ti. Y esto es lo que vemos en nuestro texto de Neemías 9. Continuamente que el Señor tuvo misericordia de ellos. Continuamente que muestra su favor. Continuamente que muestra su bondad. Continuamente. En esto hallamos desde luego estímulo para la oración. ¿Cómo podríamos orar a un Dios que no es soberano y que es voluble y que depende de la voluntad del ser humano y por lo tanto está sujeto a todo tipo de condicionantes y condiciones, circunstancias y adversidades? ¿Cómo podríamos orar a Dios para que se cumpla su voluntad en los cielos y en la tierra? Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, hágase tu voluntad en los cielos y en la tierra, si el hombre te deja. Pero esto no es lo que dice el texto. No. Hace su voluntad en los cielos y en la tierra. En absolutamente todo. En este mismo pacto de Dios también encontramos temor para los impíos. Aquellos que desafían a Dios y que se ríen de Dios. Aquellos que quebrantan sus leyes a propósito. Aquellos que desprecian su majestad y su gloria. Aquellos que atentan contra sus mandamientos. aquellos que lo ignoran por completo como si no existiera. Pues todos los que hacen todo esto no pueden esperar que cuando se presenten delante de la presencia de Dios, el Señor diga, bueno, vaya, ahora te das cuenta, ¿verdad? Ahora que estás aquí delante de mi presencia, ahora que has muerto y tu espíritu se presenta delante de mi presencia, ahora te das cuenta que a lo mejor te has equivocado. Venga, no pasa nada. Pues creo que no va a ser esa la respuesta. Dice Ezequiel 8,18, pues yo también actuaré en mi ira, mi ojo no tendrá lástima ni tendré compasión. Gritarán a mis oídos a gran voz, pero no los escucharé. Esto es lo que desespera a los impíos, los que se ríen de Dios, los que blasfeman, los que quebrantan todos sus mandamientos y están tan contentos. Desde luego Dios no se va a negar a sí mismo, ni varía en contra de su justicia inflexible, para satisfacer los deseos de todos aquellos que han rechazado el testimonio de Dios de forma evidente en la creación, porque la creación nos habla de Dios, y también de la revelación especial que se muestra en su palabra, en las Sagradas Escrituras, y que han sido advertidos solemnemente de la situación en la que se encuentran y los severos juicios que les sobrevienen. Y no los han creído, no los han tenido en cuenta. Así que, ¿qué va a ocurrir cuando se presenten delante de Dios? Que Dios dirá, pues aquí no ha pasado nada, no te preocupes majete. Da igual. El llamamiento de Dios para salvar es irrevocable. Y de hecho ninguno de los que el Padre le dio a Cristo se perderá. Pero el castigo de Dios sobre los impíos también es implacable. Y no va a haber misericordia en ese día. Es el día, la escritura lo define como el día de la ira. Y quien no está en Cristo, recibirá la ira de Dios con todo su poder. Desde luego, si alguno tiene dudas de que esto podría ser así, que piense en lo que supuso el pago de nuestros pecados por nuestro Señor Jesucristo. Porque es que Cristo vino a morir por todos aquellos que el Padre le dio y pagó con su vida el precio de nuestro rescate. Así que, ¿cómo alguien se podría salvar a expensas de Cristo? ¿Cómo alguien se podría salvar sin arrepentirse de sus pecados y sin volver a Cristo y sin abrazar a Cristo por la fe y sin someterse al Señorío de Cristo? ¿Cómo alguien se podría salvar si Dios no perdonó ni a su propio Hijo? ¿Cómo va a perdonar a los impíos? Pero están soñando. No hay ninguna esperanza de perdón si no se escucha la palabra de Dios, si no hay arrepentimiento y si no se busca un refugio seguro en la persona de Cristo porque fue el quien murió para aplacar la ira de Dios sobre nosotros. Esto es lo que hizo. Aplacar la ira de Dios sobre nosotros que caía directamente para llevarnos a la condenación eterna y por medio de su muerte y su resurrección no solamente perdonó nuestros pecados y nos hizo herederos del reino de los cielos sino también nos justificó para declararnos inocentes. Pero aquí también le reconocen, en quinto lugar, como el Dios justo. La justicia de Dios. Dice también la segunda parte del versículo 8, has cumplido tu palabra porque eres justo. Has traído juicio sobre esta nación. Y todos sabemos que la justicia es una de las perfecciones del ser divino. Es justo. Muchos dicen que es bueno, es bueno, pero para evitar que le caiga la ira de Dios sobre él. Pero Dios es justo. El profeta Isaías habla del Dios encarnado y dice que la justicia será el cinturón de sus lomos y la fidelidad lo será de su cintura. La justicia será el cinturón de sus lomos. El pueblo de Israel, como ya podemos ver a lo largo de su historia, era un pueblo rebelde. Una y otra vez se rebelaron contra el conocimiento que tenían de Dios y se rebelaron contra la palabra, contra sus privilegios, contra sus bendiciones y, por supuesto, contra los profetas que les alaban y les exhortaban y les querían llevar para andar por el camino recto. Continuamente se rebelaron, continuamente. Por esa razón acabaron siendo invadidos por sus enemigos. Por esa razón fueron tomados cautivos. Y por esa razón fue destruida su ciudad. Pero ahora veis que cuando se exponen a la palabra con un espíritu enseñable, reconocen que han llegado a esta situación por causa de su desobediencia. Y entonces empiezan a considerar la justicia de Dios. La justicia de Dios. E identifican sus pecados, confiesan sus pecados, se arrepienten de sus pecados. Dice el versículo 33. Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros porque rectamente has hecho más nosotros hemos hecho lo malo. Y sigue diciendo en el versículo 37. Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros ganados conforme a su voluntad y estamos en grande angustia. Esto no suena familiar. En los países hispanos no suena familiar este tipo de gobiernos. Y en Occidente ya nos empieza a sonar bastante familiar este tipo de gobiernos. Es que Dios usa a los gobiernos para ejecutar sus juicios. Literalmente. ¡Ay, qué gobernantes tenemos! Ah, ¿y dónde está la iglesia? A lo mejor tenemos los gobernantes que tenemos porque la iglesia dejó de ser lo que tenía que ser como iglesia. Israel dejó de ser lo que tenía que ser, de acuerdo a la palabra, y entonces llegaron gobiernos y los sometieron. Se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros ganados conforme a su voluntad. Hoy está maquillado todo de democracia, de igualdad, de... Ya no me salen las palabras de reasilismo, ¿no? Y todo lo demás que es el cuento de los cuentos. Para contarnos algo retorciendo el idioma y dándole otros significados distintos a los que realmente tienen para que estemos tan contentos. Pero esto es un engaño colosal. Se enseñorean sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros ganados conforme a su voluntad. Muchos no identifican el extraordinario engaño que se está llevando a cabo en el mundo. Pero solamente hay que ver los resultados. Solamente hay que ver los resultados. Cuando la Iglesia ha dejado de ser luz, cuando ha cambiado la doctrina por opiniones o tradiciones, cuando ha asumido el relato oficial de la mal llamada ciencia y se ha dejado arrastrar por la corriente del camino ancho de este mundo, No podemos esperar otra cosa sino un juicio severísimo de Dios. Y aquí llegan los gobiernos. Porque es el método que Dios ha usado históricamente para castigar. Sin embargo, a pesar de todo, como hizo también con Israel, el Señor nos alienta para que sepamos que en medio de sus juicios también está su misericordia para los que esperan en Él. También está su misericordia. Dice Isaías 50, 10. ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová y apóyese en su Dios. Las cosas están mal, pero pueden estar mucho peor. El asunto es dónde está nuestra esperanza y nuestra confianza. Si al final lo único que pueden hacer con nosotros de lo más malo es matarnos, pero nos hacen un bien. Ahí se quedan con el mundo y Satanás. Nosotros nos vamos a nuestra patria. Es lo más que pueden hacer. Por eso dice el Señor, no temáis al que el cuerpo pueden matar. Temed más bien a quien puede enviar vuestro cuerpo y vuestra alma al infierno. ¿Y quién puede enviar nuestro cuerpo y nuestra alma al infierno? Dios. Dios. Satanás no puede hacer nada. Así que a él debemos temer. A Dios. Nuestro Dios. Dios es justo no solamente a pesar de las aflicciones que nos sobrevienen, sino también es justo cuando nos envía las aflicciones. Dice el salmista en el Salmo 89, versículos 32 y 33. Entonces visitaré con vara su rebelión y con azotes sus iniquidades. Mas no quitaré de él mi misericordia ni falsearé mi verdad. Así que en medio de los juicios Dios también muestra su misericordia. Dios nos da las fuerzas para asumir todo lo que está por venir. Ya hablamos la semana pasada en el culto de oración de Daniel. todo lo que sobrevino a Israel, a Jerusalén, por causa de su pecado. Cómo Daniel estaba entre ellos y Daniel también tuvo que sufrir el pecado. Cómo fue arrancado de su familia siendo adolescente, cómo fue llevado a tierra extranjera para que sirviera a otros dioses. Pero vemos toda la obra que Dios hizo en Daniel y por Daniel, cuyo libro llega hasta nuestros días para nuestro aliento y consuelo. También se señala en esta confesión de fe Un hecho portentoso. Que Dios hace milagros. El Dios todopoderoso. Este es nuestro sexto punto. El Dios todopoderoso o soberano. Dice de los versículos 10 al 12. Hiciste señales y maravillas contra Faraón. Dividiste el mar delante de ellos. Con columna de nube los guiaste de día y con columna de fuego de noche. Para alumbrarles el camino en que debían andar. Pero fijaos que fue Dios mismo quien durante 430 años sometió a una esclavitud espantosa, por su pecado, a Israel. Pero también fue quien los sacó victoriosos para recibir su herencia. Así que en medio de los juicios, Dios también les mostró su misericordia. Y es así también como Dios nos guía y nos protege en el desierto de la vida, en el peregrinaje que llevamos en este mundo. ¿Quién de los que estamos aquí es inmensamente feliz? Vamos, si alguien lo dice, no me lo voy a creer. Porque todos tenemos nuestros problemas, nuestras debilidades, nuestras circunstancias, algo que nos está atornillando, algo que nos inquieta, algo que nos perturba. Satanás nunca deja de inquietar y de quitarnos el gozo y la paz por cualquier medio. Ese es el mundo en el que vivimos. Y no vivimos mal, podemos vivir mucho peor. Si el gobierno se empeña. Pero en todo esto Dios nos protege. Tenemos su palabra que es importante para que nos dé la fortaleza y tenemos también a su espíritu que es el que implanta en nuestros corazones la esperanza y que nos da las fuerzas para caminar cada día. Tenemos también sus promesas. Dios no desamparó a sus hijos en el pasado porque lo iba a hacer hoy si es el mismo Dios y si seguimos siendo sus hijos. Todo lo que aquellas personas estaban recordando sobre el poder de Dios, no solamente para sacarles de Egipto, sino el cuidado que tuvo durante toda esa travesía durante 40 años, donde no les faltó nada para comer, donde una nube les cubría en el desierto, que las temperaturas son escandalosas, una nube les cubría de día. Y de noche en el desierto hace un frío espantoso y tenían una columna de fuego de noche. Nada les faltó. Podrían haber vivido mucho mejor, sí, pero nada les faltó. Tuvieron agua, tuvieron comida, tuvieron un velo protector durante el día, tuvieron fuego por la noche. Nada les faltó hasta llegar a su tierra prometida. Y es así como también Dios cuida a su pueblo. Cuando este pueblo de Israel recordó y oyó todas estas cosas, manifestaron sus convicciones profundas sobre el Dios que les había dado su palabra y su espíritu. Aquí tenemos la declaración de fe. Y esto es algo que nosotros debemos cultivar. ¿Cuál es nuestra confesión de fe? Ya sabemos lo que piensa el mundo, sobre todo lo que piensa. Pero nosotros, ¿qué pensamos? Frente a Dios y de acuerdo a su palabra, ¿qué pensamos? Debemos cultivar una mayor conciencia de Dios y debemos profundizar continuamente en las Escrituras porque el mundo que nos rodea nos engaña por todos los puntos en los que puede. Todo es engaño colosal. Tenemos que recurrir a las Escrituras para poder discernir y apartarnos de toda la corriente ancha de este mundo que lleva directamente a la perdición. Si el gran mandamiento es que amemos a nuestro Dios con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas, entonces nuestro mayor afán debe ser conocer a Dios. ¿Quién es Dios? Pues aquí se nos muestra. ¿No debemos amar a Dios ya que lo conocemos? ¿Y si lo amamos esto no nos debe llevar directamente a la obediencia? ¿Por qué lo amamos? Si no traemos todas estas cosas a nuestra mente, si no las recordamos una y otra vez, seremos guiados y arrastrados por la corriente de este mundo y por las falsas doctrinas de la cristiandad que le quitan a Dios su gloria, tanto en la creación como en la salvación. De manera que por eso tenemos que recordar constantemente lo que Dios ha hecho por nosotros. Lo que Dios ha hecho por nosotros. Aquí tenemos una confesión de fe. Una confesión de fe que la mayor parte de la cristiandad no firmaría. Nosotros la firmamos. Pero la mayor parte de la cristiandad no firmaría esta confesión de fe. Pero esto es palabra de Dios donde se nos presentan doctrinas fundamentales de la palabra de Dios. Esto no son opiniones. Estos son doctrinas. Por tanto, son nuestras convicciones que forman la estructura de nuestra confesión de fe. La doctrina de la creación, la doctrina de la gracia, la doctrina del pacto, la doctrina de la justicia, la doctrina de la soberanía de Dios y cómo todo esto afecta a la conciencia. Todo esto nos equipa, nos fortalece, nos ayuda a crecer y nos prepara y equipa para la batalla. Estas profundas convicciones afectaron a la vida y al testimonio de este pueblo, frente al resto de vecinos que pensaban exactamente lo contrario, como hoy está el mundo en el que vivimos. Pero nosotros conocemos la fuente de la que debe nutrirse nuestra conciencia para defender estas grandes doctrinas que Dios nos ha dejado por escrito en su palabra. No es lo que hemos oído, no es lo que viene de la tradición, no es para que nos sentamos emocionalmente contentos. Es la palabra de Dios. que está siendo abierta un domingo más delante de todos nosotros para que entendamos cuál es la profundidad y a dónde nos lleva el alcance que tiene esta palabra. Así que en medio de este mundo tormentoso, donde la ideología sectaria se impone, donde los gobiernos son instrumentos de Satanás para someter al ciudadano y dominar su conciencia esclavizándolos a su ideología, nosotros debemos recordar una y otra vez la relevancia absoluta que tienen las Escrituras. Debemos irnos y recurrir una y otra vez a qué es lo que enseña Dios en todas las áreas donde nos movemos en este mundo. Debemos saber cuál es nuestra confesión de fe, de la que no debemos movernos. Y aquí tenemos un ejemplo de una confesión de fe. De la que debemos estar bien afianzados con argumentos convincentes como los que en nuestro texto mantienen aquellos antepasados nuestros en la fe que defendieron con todo en él. A fin de reconocer por medio de una mente que ha sido instruida en la palabra, que ha sido enseñada por la palabra, a fin de reconocer lo que Dios ha hecho por el bien de su pueblo. Todo lo que nos ha dejado revelado en las Sagradas Escrituras. Cómo Dios es el creador, Dios es el sustentador del universo y Dios es el salvador. Y es el que nos llamó a su gloria por Cristo, nuestro Señor. Y todo esto lo hizo por gracia. Esta es la confesión de fe de este pueblo. Esta es nuestra confesión de fe. Esto defendemos. Esto creemos. De esto estamos convencidos y por esto morimos. Y veremos si no nos toca. Terminamos en oración. Padre nuestro que estás en los cielos, te damos gracias por exponernos estas grandes afirmaciones de doctrina que nuestros antepasados en la fe pudieron exponer delante de todo tu pueblo como eres reconocido como el Dios creador el Dios justo el Dios de toda gracia el Dios que lleva a cabo la salvación de su pueblo el Dios que cumple su propósito en los cielos y en la tierra, el Dios soberano. Gracias te damos por recordar todos estos aspectos doctrinales fundamentales para la fe y te suplicamos por tanto que nos ayudes a refrescar nuestra mente y nuestra memoria con todas las cosas que en el pasado hiciste con todo aquel pueblo pero que hoy sigues haciendo con tu pueblo en nuestros días a pesar de todos los enemigos que hay contra la fe. Te suplicamos por tanto que nos ayudes a defender las doctrinas y no las opiniones y a posicionarnos en la defensa de tu palabra y no dejarnos arrastrar por la corriente ancha de este mundo que lleva a la gente a la destrucción. Guíanos en todo esto, te lo suplicamos en el nombre de Cristo nuestro Salvador. Amén.
10- Una confesión de fe
ស៊េរី La vida de Nehemías
¿Conoces cual debe ser tu confesión de fe, según la Palabra?
លេខសម្គាល់សេចក្ដីអធិប្បាយ | 326231356197570 |
រយៈពេល | 59:25 |
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ប្រភេទ | ការថ្វាយបង្គំថ្ងៃអាទិត្យ |
អត្ថបទព្រះគម្ពីរ | នេហេមា 9 |
ភាសា | អេស្ប៉ាញ |
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