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ប្រតិចារិក
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Conforme seguimos tratando el tema del sufrimiento, hoy quiero empezar el mensaje con un ejemplo de la vida real. Una familia sale de vacaciones buscando y esperando un tiempo de descanso, de bienestar, de placer, pero termina encontrándose cara a cara con la tragedia. Es como si el dolor y el sufrimiento nos acechan en un sentido es comprensible. Estamos en un mundo caído, un mundo que ha sido maldecido por la presencia del pecado. Era una tarde de vacaciones cuando esta familia sale a buscar un tiempo de solaz, de descanso. Y esta joven de 17 años se zambuche en una parte de la playa que está en Chesapeake Bay, y al calcular mal la profundidad del agua, se rompe el cuello, quedando paralizada de los hombros hacia abajo. En menos de un minuto, la vida de la joven pasó de tener una salud perfecta a quedar cuadripléjica. Un mar de preguntas inundó a la joven a medida que los días pasaban y ella tomaba conciencia de la gravedad de la situación. Pero por lo menos cuando el novio la visitaba, él le leía la palabra de Romanos donde dice que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, a pesar de que era difícil entender y aceptar eso. Pero por la gracia de Dios, esa joven se convirtió en uno de los testimonios más poderosos de glorificar a Dios a través del sufrimiento. Ella no solamente ha aceptado su condición, sino que ha defendido férreamente la soberanía y el amor de Dios, resaltando cómo su fe ha sido fortalecida a través del sufrimiento a la que ha sido expuesta. Y uno de los pasajes preferidos de esta joven en el momento, 17 años, era 2 Corintios 12.9, versículo que ella atesoró por toda su vida, hasta el día de hoy. 2 Corintios 2.19 dice, 12.9, y él me ha dicho, te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades para que el poder de Cristo more en mí." Esta joven aprendió a sufrir piadosamente, glorificando a Dios en medio del sufrimiento. Y es exactamente lo que Pedro quiere que sus lectores entiendan. Por eso en esta sección que estamos viendo de Primera de Pedro, el apóstol está abordando el tema del sufrimiento. Y hoy vamos a ver el segundo de los cuatro mensajes que les dije que vamos a estar viendo, que tienen el mismo tema, el tema del sufrimiento. ¿Cómo sufrir piadosamente? Pedro nos enseña en toda esta sección, del versículo 12 al versículo 19, a cómo debemos sufrir para la gloria de Dios. Es en esta sección del capítulo 4 que Pedro insta a los creyentes a que se regocijen aún cuando les toca sufrir. Lo vimos en los versículos 12 y 13. Y hoy veremos que él insta a los creyentes a que deben sufrir glorificando a Dios. La semana entrante, las dos semanas que vienen, si Dios quiere, estaremos viendo que Pedro les pide a los creyentes que sufran sin avergonzarse, eso lo vamos a ver desde los versículos 15 y 16, y que también que sufran encomendándose a Dios, versículos 17 al 19. Entonces hasta ahora, si en el versículo 13, Él les ordena regocijarse en el sufrimiento actual, ahora en el versículo 14 les dice, no se preocupen, gócense aún más, porque cuando son insultados por causa de Cristo, son benditos. El apóstol escribe en el 4.14, si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son. pues el espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. Ciertamente por ellos él es blasfemado, pero por ustedes es glorificado. Por eso he titulado el mensaje de hoy, glorificando a Dios cuando sufrimos. Y en este versículo Pedro nos enseña tres beneficios por los que debemos glorificar a Dios cuando sufrimos. Los tres beneficios de glorificar a Dios cuando estamos sufriendo, son que somos dichosos, somos defendidos y somos distinguidos. Esos van a ser nuestros tres puntos esta tarde, dichosos, defendidos y distinguidos. Y comenzando con nuestro punto número uno, dichosos, glorificar a Dios cuando sufrimos nos hace dichosos. Eso es lo que nos dice el apóstol. Al principio del versículo 14, si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son. Ser insultado no es una experiencia agradable, todos convenimos en eso, es una experiencia humillante. Pero pensemos un poco en la raíz que está en la actitud y en la acción de insultar a alguien. La raíz de los insultos está y nace en una percepción de parte de un grupo, de una persona, de que cierto individuo no se conforma a las expectativas de la mayoría. Entonces, nacen los insultos. Nacen los insultos como manifestaciones de protestas y de disconformismo hacia esa persona que no comparte las convicciones del grupo. Pedro ya nos dijo esto en el 4.4. Si ustedes están ahí, el 4.4 dice y en todo esto se sorprenden de que ustedes no corren con ellos en el mismo desenfreno de disolución y los insultan. En otras palabras, dado que el cristiano no sigue la corriente del mundo, entonces es odiado y es vituperado. Porque el mundo no acepta que el cristiano no ame su sistema de vida. El mundo no acepta que el cristiano se siente que está de paso por esta tierra, que está de paso como un forastero por esta vida. El mundo Los inconversos que han hecho de este planeta todo lo que ellos quieren y necesitan, no aceptan que los cristianos somos peregrinos en esta tierra. Contrariamente a ellos, que desean quedarse aquí para siempre viviendo para sí mismos, nosotros los cristianos amamos más a Cristo que al mundo. Entonces, nos insultan. Y para darles una ilustración de cuán expuestos quedamos a los insultos del mundo, los llevo al mundo del fútbol, los jugadores de fútbol, que son insultados porque la afición cree que el jugador no ama tanto lo que ellos aman. Aún son insultados por su misma afición. La ficción piensa, si estos pierden o si no nos dan los resultados que queremos, quiere decir que no aman la institución tanto como nosotros. No sudan la camiseta. Pero, ¿qué hacen los jugadores? ¿Se quedan paralizados en el campo? No. Cuando el jugador de fútbol es insultado desde las gradas, si bien eso es algo desagradable, Siendo jugadores profesionales como son, saben que eso en un sentido viene con la profesión que han elegido, eso viene con el territorio de participar en un espectáculo público. Ellos aceptan que los afeccionados neciamente se sienten en el derecho de denigrarlos y ultrajarlos. ejerciendo una pretendida autoridad sobre ellos basado en el amor incondicional que estos aficionados dicen tener por el club que apoyan. Todo porque los fanáticos sienten que los jugadores no aman al club tanto como ellos lo hacen. Entonces, los jugadores quedan expuestos al odio y al vituperio. Y en un sentido, hermanos, Los mundanos hacen lo mismo con los cristianos, que no aman al mundo tanto como ellos aman al mundo. Los cristianos entonces quedamos expuestos a los caprichos del mundo y muchos inconversos se sienten que tienen el derecho de ejercer algún tipo de maltrato sobre nosotros, sobre aquellos que no responden con el mismo amor hacia el mundo que ellos tanto aman y defienden. El inconverso se podría decir que se sienta en las gradas de la vida y arroja insultos contra el cristiano porque este, el cristiano, no ama al mundo como ellos lo aman. Entonces, como los cristianos no corren con los inconversos en el mismo desenfreno de disolución, los insultan, los vituperan, los odian. Pero en un sentido, hermanos, Como vimos en uno de los mensajes anteriores, esto no debe sorprendernos. Esto no debe paralizarnos. Jesús ya había predicho que los creyentes serían perseguidos. Jesús es como ahí el técnico, ¿no?, que está advirtiéndole a los jugadores antes de salir al campo, eh, miren, vamos a jugar en terreno contrario. Somos visitantes acá. Los van a insultar. Los técnicos de fútbol hacen eso y el Señor está diciéndoles a sus discípulos y a los cristianos, a nosotros, Ustedes juegan de visitantes en el mundo. Ustedes no son del mundo. Ustedes van a ser insultados, odiados y vituperados por el mundo. Y en Marcos 13, 13, el evangelista registra esto. Ya que el Señor les dice, y ustedes serán odiados de todos por causa de mi nombre, pero el que persevere hasta el fin, ese será salvo. Y esa predicción del Señor se cumpliría casi inmediatamente después del nacimiento de la iglesia y queda registrado en Hechos 4.17. Ahí escribe el doctor Lucas, pero a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, vamos a amenazarlos para que no hablen más a ningún hombre en este nombre. Amenaza, odio, vituperio sobre los discípulos del Señor cumpliendo la profecía que el Señor mismo les diera. Y Pedro, como verán, Pedro estaba ahí, Pedro experimentó en carne propia la persecución y el sufrimiento desde el arranque mismo de la iglesia. Y ahora le dice a los cristianos de esta región grande llamada Anatolia, en Asia Menor, les dice que serían insultados por el nombre de Cristo. Y cuando usan el sí, estamos ahí en el versículo 14, que dice, sí, ustedes son insultados. Acá el sí no está siendo usado porque Pedro duda de que esto va a acontecer. Él asume la realidad de la situación de que los cristianos se van a enfrentar a insultos, a vituperios, a odio. Ellos serán insultados por su fe. Ellos serán vituperados por amor a Cristo. Pero miremos un poco ¿A qué se refiere Pedro con la palabra insultados? ¿Qué es lo que está describiendo ahí el apóstol? La palabra que él está usando significa insulto, pero también puede significar deshonra. La palabra se usaba en el griego de ese tiempo para referirse a un reproche, para referirse a una afrenta dirigida hacia alguien con la intención de avergonzarlo públicamente. Ese término se usaba para describir determinadas situaciones sociales donde las críticas y las humillaciones eran lanzadas hacia alguien para ridiculizarlo públicamente. El sentido de oprobio es considerado aquí. Y el oprobio es esa deshonra pública es la pérdida del respeto o la reputación debido a una conducta que es condenable por la sociedad. Y usted como cristiano, que lleva la etiqueta de cristiano en la manera en la que usted vive, en algún momento usted va a ser perseguido, vituperado, va a experimentar el oprobio, porque la sociedad donde usted vive La sociedad donde usted trabaja odia a Cristo. Y si odiaron a Cristo, lo van a odiar a usted. Un caso de oprobio, por ejemplo, que tiene que ver con esta condena de la sociedad. No sé si recuerdan el caso de Lance Armstrong, a mí que me encanta el ciclismo, tristemente me acuerdo. Mi ídolo. ganador de siete de Tour de France. Pero Armstrong arruinó su legado, arruinó su reputación y su honor cuando en el 2012 se descubre que estaba involucrado en un programa de dopaje, un dopaje bien sofisticado. Costó mucho encontrarlo, descubrirlo, exponerlo. Pero el oprobio que él sufrió fue tremendo, fue bien duro. Porque no solamente él estaba usando sustancias prohibidas, sino que también encubría los hechos. Muchos testigos eran amenazados para que no hablaran. Pero fue un oprobio tal, hermanos, que pasó inmediatamente de héroe a villano. Increíble. Y este caso de un deportista no es único. Está lleno de casos donde hay políticos que sufren oprobios, líderes religiosos. Hace poco tuvimos un triste caso también de un líder religioso. Y en un sentido son entendibles. Pero cuando la sociedad hace su veredicto hacia alguien que amenaza los estándares de esa sociedad, eso se hace sentir fuertemente. Esto viene con un precio. El problema es que muchas veces la sociedad, ¿qué pasa? Está equivocada. y terminan atacando y persiguiendo a inocentes. Por eso, en el tiempo del Lejano Oeste, era muy famoso y típico el linchamiento. Venía todo el grupo ahí, la plebe, todo el grupo de gente que no sabían qué pasó pero querían acción y terminaban linchando a alguien porque alguien dijo que había hecho algo y era inocente. Muchas veces la sociedad actúa así y nosotros los cristianos muchas veces somos recipientes de ese tipo de justicia social. La sociedad se equivoca y terminan atacando y persiguiendo a inocentes. Miren, para dar un ejemplo bien concreto y que tocó de cerca a la Iglesia, En los tiempos de la pandemia de COVID-19, la sociedad había juzgado que las iglesias debían estar cerradas. Y, eso sí, las licorerías y los centros de aborto necesitaban estar abiertas. La sociedad consideraba que muchas cosas eran esenciales menos la iglesia. Y el oprobio de muchos cayó sobre la iglesia, que no le era permitida reunirse sin máscara o sin respetar los dos metros de distancia. Pero sí la sociedad aceptaba las manifestaciones multitudinarias, sin máscara, sin distanciamiento, prendiendo fuego a las cosas, rompiendo todo. El punto es que la sociedad muchas veces se equivoca. y arroja su oprobio injustamente en este caso sobre los cristianos. Esto no es historia nueva. Caín mata a Abel por eso mismo, por el odio. Siempre va a haber una persecución hacia el Hijo de Dios. Y eso aún Se lo hicieron al santo Hijo de Dios, quien sufrió el oprobio de sus ejecutores. Marcos 15.32 describe ese momento en el que Cristo, estando crucificado, recibió el mordaz y sarcástico insulto de los presentes. Miren lo que le dicen. Que este Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que veamos y creamos. Y los que estaban crucificados con Él también lo insultaban. Y si el Hijo de Dios, hermano, soportó esa burla, ese oprobio, ese vituperio, ¿por qué pensamos que nosotros no vamos a tener que sufrirlo? De la misma manera que el Cristo crucificado recibió el oprobio de los burladores y los pecadores resentidos, de la misma manera, hermanos, nosotros estamos invitados a participar en recibir el mismo trato. Eso es lo que el escritor de Hebreos tiene en mente cuando habla del concepto del oprobio. Hebreos 13.13, si el Señor recibió ese oprobio, ¿qué tenemos que hacer nosotros? ¡Identificarnos con Cristo! Así pues, salgamos a su encuentro fuera del campamento llevando su oprobio. No estamos excusados, no estamos a salvos, no estamos eximidos de sufrir, de recibir el oprobio que nuestro Señor sufrió. Es más, estamos invitados a identificarnos con Él. Y bueno, esta identificación sobre todo era el caso de los recipientes de la Epístola de Pedro. Estaban padeciendo eso. Estos cristianos que eran hebreos enfrentaban la tentación, por ejemplo, de volver al judaísmo, a los que escribe el libro de Hebreos, y los de, digamos, Asia Menor están expuestos al odio de la sociedad. que ve todo este movimiento nuevo, esta iglesia nueva, este movimiento, esta religión nueva, como una amenaza a lo que era el poder imperial. Entonces, así como el autor de Hebreos insta a que salgan al encuentro de Cristo fuera del campamento, fuera del sistema religioso judío tradicional, este autor de Hebreos los insta a que se asocien, se identifiquen con el oprobio de Cristo. Así que tal como Cristo fue despreciado, rechazado y enfrentó la humillación social, los cristianos estamos llamados a lo mismo. Por eso es que Pedro les dice aquí a los expatriados, gente dispersa nace a menor. Si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son. Pues el espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. Él nos está mostrando acá en este versículo tres beneficios de eso. Y el que estamos viendo es que somos dichosos. ¿Por qué? Por la identificación con Cristo. Porque el espíritu de gloria y de Dios reposa sobre nosotros. Sufrir el oprobio y los insultos de los hombres es parte del sufrimiento que el cristiano debe aceptar como un regalo divino. Somos dichosos cuando el mundo nos avergüenza. Somos dichosos cuando el mundo nos deshonra. Somos dichosos cuando el mundo nos afrenta públicamente. Pero tengamos en cuenta, hermanos, que sufrir en nombre de Cristo no significa que es porque nos hacemos llamar cristianos. No es simplemente que nos llamemos cristianos y ahí sí ya vamos a sufrir. No es el tema de que somos cristianos nominales. Créanme, la sociedad no tiene problema con los cristianos nominales. No los van a atacar, porque al revés los quieren así, inoculados con el Evangelio. Pero no hay un cambio en la vida, no hay una transformación, no hay una manera de pensar con principios bíblicos que ponga incómodo al mundo, que revolucione la sociedad donde están viviendo. Este ataque no viene contra cristianos nominales, no. A lo que Pedro se refiere aquí es a sufrir en conexión con Cristo, sufrir debido a la revelación de su obra, sufrir debido a la revelación de la persona de Cristo. Por eso, hermanos, así como Cristo fue rechazado, insultado y condenado a la misma muerte y muerte de cruz, de la misma manera nosotros vamos No vamos a ir a la cruz, no creo que lleguemos a eso, pero sí vamos a recibir el oprobio, la ridiculización pública, los insultos y la maldición del mundo. Pero eso es una bendición, porque nos hace más dependientes de Dios, porque nos ayuda a no confiar en nosotros mismos, porque nos pone de rodillas delante de Dios. para aclamarle y que nos ayude a que no perdamos la sal. Somos la sal de la tierra. Nuestra asociación con Cristo nos va a llevar de la misma manera a recibir oprobio, insultos y la maldición del mundo. Pero debemos poner este sufrimiento en perspectiva eterna. Pensemos hermanos que los cristianos somos receptores de la bendición de Dios, receptores de la bendición de Dios, o sea, escuchen la diferencia, el hombre nos puede maldecir con sus palabras, Pueden maldecir todo lo que quieran, pero nosotros tenemos la bendición divina sobre nosotros. Y lo que importa es lo que Dios diga de nosotros. Es la palabra que Dios usa para salvarnos, para bendecirnos, para enseñarnos, para entrenarnos en justicia y no lo que el mundo diga maldiciéndonos porque no nos conformamos a su estilo de vida. Somos maldecidos por los hombres, pero bendecidos por Dios. Nosotros somos bendecidos de Dios, somos bendecidos por Dios. Los cristianos, como dice la palabra, somos, la palabra es macarios. Es un estado de bendición, es un estado de felicidad que no depende de si somos insultados por el mundo. No depende de nada externo. Es un estado de bendición personal interna. El estado de ser bienaventurado tiene que ver con la satisfacción interior y lo que es la alegría que proviene de las palabras de bendición de Dios, no de los insultos del hombre. El Señor nos dijo esto claramente en las Bienaventuranzas. Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan y digan todo género de mal contra ustedes falsamente por causa de mí. Reconcíjense y alegrense porque la recompensa de ustedes en los cielos es grande porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de ustedes. Y hermanos, esta persecución en forma de insulto verbal era el tipo de sufrimiento que los creyentes de Asia Menor estaban experimentando. Y puede ser que muchos de nosotros estemos experimentando o vamos a experimentar. Yo recuerdo, no hace mucho, hace unos 10 años por ahí, un poquito más, trabajando en un grupo, un grupo bastante grande, Siempre escuchaba las burlas hacia mí porque era cristiano, porque no hacía cosas que el grupo hacía o no decía cosas que el grupo decía, no me reía de cosas que en el grupo se reían, porque yo vivo para Cristo. Entonces, este tipo de persecución, de insulto verbal Esto es moneda corriente del cristiano en toda época del cristianismo. Pero lo alentador era para ellos, y lo es para nosotros, que lo estaban sufriendo a eso por el nombre de Cristo. Los cristianos somos honrados cuando sufrimos por la persona de Cristo. Somos dichosos, somos bienaventurados. Así que una vez más, hermanos, Pedro se está haciendo eco de las palabras de su maestro. ¿Vieron eso? Él está como dando una enseñanza, salida de las bienaventuranzas que él mismo escuchó sentado en la montaña, en el monte. Un lugar impresionante. El Señor sentaba ahí al grupo, los tenía hacia abajo, les hablaba y no solamente se escuchaba al Señor hablando, es un lugar hermoso que se ve hacia abajo, una vista impresionante. Y Pedro, a medida que trata de alentar a estos creyentes, está pensando en eso. Él está extrayendo esas enseñanzas que tanto le bendijeron a él y se las está pasando ahora a estos cristianos que están siendo atacados verbalmente. Lo que nos brinda también, ¿sabe qué hermano? El principio nos debe recordar de que los líderes espirituales debemos liderar con la palabra de Dios. Es bueno dar un aliento, unas palabras normales, comunes y corrientes, pero los líderes lideramos con la palabra de Dios. Y el pasaje de Pedro y la bienaventuranza del Señor coinciden en tres elementos. Miren esto. Tanto las bienaventuranzas que enseñó el Señor como lo que está enseñando Pedro en esta sección, los dos hablan de una bendición divina que es asegurada hacia los creyentes. Lo otro que también vemos es que tanto Jesús como Pedro usan la misma palabra para describir el insulto verbal a lo que estos creyentes están siendo expuestos. Y la tercera cosa es que tanto Jesús como Pedro indican que el sufrimiento es debido a la identificación de los creyentes con Cristo. Pero estos sufrimientos no son en vano. Pedro escribe, si ustedes son insultados por el nombre de Cristo, dichosos son. Y eso solo debería ser razón para que nos regocijemos, pero Pedro agrega Que otro beneficio es que somos defendidos. Anteriormente pudimos haber contestado la pregunta, ¿por qué somos dichosos? Ahora contestamos la pregunta, ¿quién? ¿Quiénes son defendidos y quién nos defiende? Y este es nuestro segundo punto, defendidos. ¿De qué manera somos defendidos? Pedro, si lee ahí conmigo en el versículo 14, dice, pues el espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes. ¿Y cómo es que esto nos ayuda a glorificar a Dios cuando sufrimos? ¿Cómo nos ayuda? A ver, pensemos hermanos en el aliento incomparable que esto les trae a los lectores de la carta en el primer siglo cuando lo están recibiendo, pero también a nosotros cuando abrimos la escritura ahí en Primera de Pedro. El espíritu de gloria. Piensen en esto, el mismo Espíritu que actuó en Cristo está ahora trabajando en los sufridos creyentes. Está trabajando en mi vida, está trabajando en su vida. en cada uno de los que han nacido del Espíritu de Dios, ese Espíritu está trabajando en su vida. Y Pedro les comunica que el estar sufriéndose es una prueba misma de que el Espíritu que residió en Cristo reside en ellos, vive en ellos, habita en ellos, porque de la misma manera que los creyentes, Cristo también fue perseguido por causa de la justicia. Y eso es lo que le está pasando a los creyentes en el primer siglo. están enfrentando la hostilidad del mundo. Y es lo que nos está pasando a nosotros también. Tal vez no lo notemos tanto porque nos movemos en el círculo de la iglesia. Pero nosotros estamos experimentando la hostilidad del mundo. Somos perseguidos por causa de la justicia. Pero hermanos, este tipo de persecución es una bendición no solamente en tiempo presente, no solamente que nos debe llenar de aliento a los creyentes de todas las edades, por eso Pedro está escribiendo esto a estos creyentes del siglo primero, pero lo bueno es que no debemos esperar al futuro para estar alentados por las grandes bendiciones que recibiremos. Podemos gozarnos, podemos alegrarnos ahora en este presente de persecución, si es que está siendo perseguido. ¿Por qué? Porque esa misma persecución por causa de la justicia nos hace saber que estamos identificados, pero también que estamos unidos con Cristo. Hay una unión real con Cristo. Por eso, la razón por la que podemos glorificar a Dios cuando sufrimos es exactamente eso. A través de la unión con Cristo, a través de haber nacido del Espíritu Santo, ahora el Espíritu de Gloria. mora en nosotros. Eso explica quién nos defiende. Permítame que repita lo que dije. La única razón por la que podemos glorificar a Dios cuando sufrimos es porque el Espíritu de Gloria mora en nosotros. Es el Espíritu Santo, el gran Consolador, quien nos ayuda en nuestras debilidades. Solos no podemos hacerlo. Con nuestras fuerzas no podemos hacerlo. Apaciguando la carne no podemos hacerlo. Es el rol del Espíritu Santo a nuestro favor que nos permite elevarnos por encima de todos los problemas, de todas las circunstancias para poder glorificar a Dios aun cuando estamos sufriendo. Aun cuando estamos entresoyosos. Aún cuando somos un mar de lágrimas, porque no podemos resistir la situación a la que estamos siendo expuestos. Pero aún ahí es el Espíritu de Gloria quien potencia, quien fortalece nuestro ser interior, proveyéndonos con la energía espiritual que nosotros necesitamos. ¿Para qué? Para no secarnos, para no caernos, para no debilitarnos. para que a pesar de lo que es la sequía emocional que a veces nos toca sufrir, las circunstancias adversas nos hacen sufrir y nos exponen a la intemperie de, digamos, el dolor, del sufrimiento, de las lágrimas, de los llantos, de muchas situaciones que son totalmente desagradables para la carne. Pero el Espíritu de Gloria morando en nosotros, morando en nuestro interior, es quien en un sentido se manifiesta poderosamente al ayudarnos, fortaleciéndonos, haciéndonos pasar durante nuestras pruebas. Es el Espíritu Santo, hermanos, el que nos da la victoria en una época donde tristemente el rol del Espíritu Santo La influencia, la obra y el ministerio del Espíritu Santo es tan mal entendido. ¡Qué glorioso Espíritu Santo que nos ayuda en todo para poder pasar adelante cualquiera sea la situación que estamos enfrentando! Es la tercera persona de la Trinidad, la única que permite que nosotros podamos verdaderamente glorificar a Dios cuando sufrimos. Porque cuando sufrimos por Cristo, algo que vimos la vez pasada no es que estamos, digamos, experimentando el desagrado divino, sino que es una bendición divina. La presencia misma de Dios se hace presente con nosotros cuando somos perseguidos y cuando sufrimos por Cristo. Y es por eso que Pedro dice que el Espíritu de Gloria reposa sobre nosotros. Pensemos en eso. Esto describe una verdad maravillosa, de que en tiempos de persecución, en tiempos de sufrimiento, los creyentes experimentamos esta abrumadora sensación de la presencia y la gloria de Dios, porque mora en nosotros. Hermanos, podemos glorificar a Dios en las pruebas y durante los momentos de sufrimiento más intensos porque el Espíritu de Gloria nos proporciona esas fuerzas y ese consuelo durante las pruebas. Entonces déjeme que le pregunte, ¿se ha sentido usted alguna vez abandonado? Usted estaba pasando por una prueba, por un momento, un momento de incertidumbre, de dolor, ¿se ha sentido abandonado? En ese momento, dejado a la deriva, dejado a solas, a sufrir, a ser probado a sufrir. Bueno, mire, la joven cuadripléjica de la que le di el ejemplo al principio, tuvo momentos en los que ella se sintió abandonada por Dios. Ella cuenta que al principio se sintió tan devastada y tan enojada con Dios que le cuestionaba ¿Por qué había permitido su accidente? Ella cuenta, cuando cae y golpea algo, ya ahí sintió que algo estaba raro y sentía que la corriente debajo del agua movía su cabeza una vez y dos veces, y volvía a tocar ahí, no podía ya hacer nada. Como en esos sueños cuando uno no puede moverse. Ella lo estaba experimentando ahí cuando ya está a punto de morir porque necesitaba respirar y ella no podía moverse. De ahí empieza a escuchar su nombre. Johnny, Johnny. Y era la hermana y la termina sacando, pero levantando. Pero ese momento tan horrible donde ella no entendía nada, en un sentido, No se puede comparar con el momento que vino después, cuando empieza a darse cuenta de que para toda su vida va a estar así. Y la invaden las dudas, la invaden los cuestionamientos. ¿Por qué Dios permitió esto en mi vida? ¡17 años! Pero con el correr del tiempo Dios produjo una transformación interior en la vida de esa joven. hasta llevarla a entender que Dios no desperdicia nuestro sufrimiento. Ella entendió que su sufrimiento no era en vano y que Dios nunca la abandonó. Pero llegar a ese tiempo, a ese momento, es solamente porque el Espíritu de Gloria está habitando en ella. como recordatorio hermano, hermano usted también debe saber que Dios nunca le abandona cuando nos toca sufrir por Cristo, cuando no entendemos que es lo que está pasando nunca nos abandona y Pedro nos dice que el Espíritu, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo no nos abandona Carlos Spurgeon predicó esto. Él predicó de este mismo versículo y tituló su sermón El Espíritu de Gloria Descansa Sobre Nosotros. Dijo y cito, estoy citando a Spurgeon, cuando estemos en el horno El espíritu de gloria y de Dios reposará sobre nosotros y descubriremos que las pruebas no son una prueba de la ira de Dios, sino una indicación de su presencia con nosotros de manera especial. ¡Oh, qué gran verdad! ¡Gloria a Dios! ¡Qué gran aliento que es para el creyente, ese creyente que está atribulado y sufriente, El Espíritu de Gloria está con nosotros, somos defendidos por este Espíritu de Gloria. Y miren esto, hermanos, miren cuán intencional es este pasaje en mostrar que Dios está cercano al sufriente creyente, que las tres personas de la Trinidad son mencionadas. Si los creyentes son insultados por el nombre de Cristo, son dichosos, pues el Espíritu de Gloria y de Dios reposa sobre ustedes. La Trinidad misma. El Dios verdadero está con aquel que sufre. Porque Dios quiere que le glorifiquemos cuando sufrimos. Y Pedro vuelve a traer a la Trinidad. como lo hiciera exactamente cuando inicia esta carta. En el capítulo 1, versículo 1 de 2, él dice, elegidos nosotros, según el previo conocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo. Pedro menciona a la Trinidad a través de toda su epístola, mostrando que la salvación es trinitaria. Pero si la salvación es trinitaria, ¿Adivinen qué? La santificación también es trinitaria. Dios está con nosotros. Dios usa y no desperdicia nuestro sufrimiento. Y la razón por la que podemos glorificar a Dios cuando sufrimos es porque el Espíritu de Gloria mora en nosotros y nos defiende. El sufrimiento del creyente es cuidadosamente acompañado por el Dios trino, quien es quien asegura que los creyentes pueden glorificar a Dios cuando están sufriendo. ¿Por qué? Nuevamente, porque el espíritu de gloria de Dios reposa sobre ustedes. Y pensemos en eso por un momento. Quiero, en un sentido, que detengamos nuestros pasos y contemplemos esa declaración. Este espíritu de gloria reposa sobre nosotros. Y la mención del espíritu de gloria, ¿saben lo que trae a la mente de los lectores que están leyendo la carta y debería traer a la mente nuestra? Es la columna de fuego durante la noche y la nube durante el día. ¿Recuerdan eso? Éxodo 40, 34 del 38. ¿De qué estamos hablando? De la gloria del Señor. Así como la presencia del Señor viajaba con su pueblo en sus sufrimientos en el desierto, la misma presencia, la misma gloria de Dios está con los creyentes del primer siglo y está con nosotros en este siglo XXI. Pero también quiero que notemos otras cosas en lo que dice Pedro aquí. En primer lugar, quiero que notemos el tiempo verbal con el que lo está expresando. Es un tiempo presente. Él nos hace saber que este espíritu no viene y va. Hay gente que recibe y pierde la salvación así, constantemente, y el espíritu también. Errores doctrinales que tienen un impacto muy grande en la manera en la que ese creyente vive. Pedro nos dice, usando este tiempo presente, que el Espíritu no viene y va, el Espíritu no anda deambulando, no anda manifestándose de maneras increíbles o alocadas. Pedro no habla de que el Espíritu se mueve de formas extraordinarias, simplemente dice que reposa. descansa, mora en el creyente, no se va a ningún lado. Y a pesar de las tormentas de esos abusos inclementes sufridos de parte de la sociedad que le rodea, el creyente experimenta paz y calma debido a la presencia del Espíritu Santo en su vida. No importa lo que esté pasando alrededor suyo, lo va a sentir en su carne, por supuesto que sí. Disfrute del Espíritu Santo que mora en usted. Aliméntelo. O sea, es una expresión, ¿no? Alimente su relación con el Espíritu Santo. Y la manera en la que Pedro expresa que el Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes nos lleva también a un pasaje que está en Isaías 11. Cuando se nos dice que sobre el retoño del tronco de Isaías, es decir, Cristo, miren el versículo 2 lo que dice, reposará sobre él el Espíritu del Señor. Lo que Isaías escribió en tiempo futuro obviamente Pedro lo escribe usando tiempo presente porque ya se había cumplido y se estaba cumpliendo en la vida de los creyentes. Ese mismo espíritu ahora reposa en los creyentes así como reposó en Cristo en toda su vida terrenal, en su ministerio. Y bueno, evidentemente eso Es una realidad increíble, maravillosa, que crea tensiones e incrementa el odio y la persecución hacia los creyentes. Y es lo que Pedro expresa al final del versículo, donde Pedro nos brinda ahora un contraste entre la respuesta de los creyentes y la respuesta de los inconversos. Eso está al final del versículo. Y es aquí que vemos que cuando glorificamos a Dios, cuando sufrimos también somos distinguidos. ¿En qué sentido? ¿Distinguidos de ser honrados? Bueno, se puede tomar así, pero se refiere a distinguidos en el sentido de separados. Estos son los inconversos, estos son los creyentes. Y ese es nuestro último punto, distinguidos. Recuerden que estamos viendo tres beneficios por los que debemos glorificar a Dios aún cuando sufrimos, porque somos dichosos, somos defendidos y somos distinguidos. Distinguidos en el sentido de que hay una distinción entre la respuesta de los creyentes hacia el Espíritu Santo, que acabamos de describir, en comparación con la respuesta que tienen los inconversos. Leemos que el apóstol dice, estamos siempre en el versículo 14, 4.14, al final dice, ciertamente por ellos él es blasfemado pero por ustedes es glorificado. Miren esto hermanos, muchas versiones en inglés omiten esta parte, esta frase, porque si bien estas palabras se encuentran en la mayoría de los manuscritos griegos, no se encuentran en los que son los manuscritos más antiguos y los manuscritos considerados mejores manuscritos. Entonces, por ejemplo, New American Standard Bible 95 no lo tiene, la Legacy Standard Bible tampoco lo tiene. Las versiones en inglés toman esta sección como una nota explicativa añadida por un escriba posterior. Ahora nosotros en la Nueva Biblia de las Américas y en la Reina Valera 1960 lo tenemos. Ahora, yo creo que hacemos bien en mantenerlo. ¿Por qué? Les quiero dar varias razones. Y aquí estoy siguiendo las conclusiones de una de las eminencias en comentarios exegéticos. Es un erudito llamado J. Ramsey Michaels. Michaels dice que es probable que se trate de una omisión accidental de toda la última línea, cuando la carta estaba siendo copiada por el escriba. Entonces el escriba está trabajando, y cuando llega a esa parte, sobre todo por una confusión de una palabra que es muy parecida a otra, no escribió la última parte. Entonces esos manuscritos quedaron con una parte que falta. Él dice que eso es muy probable y que haya pasado. Otro argumento que da para validar que esta sección nosotros la tenemos en nuestras Biblias, que es una, digamos, sección original escrita por Pedro, es que Pedro hace un contraste. Y esto es algo muy distintivo del estilo que el apóstol viene mostrando en la carta. No sé si ustedes escuchan cuando yo predico, esto es en contraste con esto. Entonces, aquí, en esta sección, hay un contraste también. Lo que habla que, en mi opinión personal, y sigo lo que dice Ramsey Michaels, es muy probable que esto es original. Ahora, El tercer argumento es que el referirse a ellos, al hablar de los que blasfeman, ¿no? A Ecanes 4.14, coincide con el uso de ellos en el 3.14 de la misma epístola, cuando dice, O sea, hay tres razones ahí, podría pasar honestamente toda la tarde dándole razones, pero tengo el tiempo limitado, me quedo con esas tres. Entonces, tomo que esta parte final del versículo 14, cuando dice, ciertamente, por ellos él es blasfemado, pero por ustedes es glorificado, es parte del original que Pedro escribió. Resumiendo, yo no creo que esa sección, como dicen las Biblias americanas, sea una nota editorial o un comentario que un escriba, escribió ahí, ¿no? Tomo que el punto que Pedro está haciendo aquí es que la blasfemia contra el Espíritu Santo no es cometida por los creyentes, sino por los inconversos. Entonces lo aclara, lo pone ahí claramente. No me estoy refiriendo a que esta blasfemia es cometida por los cristianos. Los creyentes son insultados porque son fieles a Cristo, son fieles a Cristo porque el Espíritu Santo reposa en ellos. Por lo tanto, los creyentes que maldicen, perdón, los inconversos que maldicen e insultan a los creyentes, indirectamente lo que están haciendo es blasfemando contra el Espíritu Santo que reposa sobre los creyentes. ¿Quién es quien mantiene fieles a estos creyentes? A Cristo. Y bueno, contrariamente a esta actitud de los inconversos, que es lo que vemos, el contraste que nos muestra Pedro ahí, la fidelidad del creyente manteniéndose firme en su asociación con Cristo es lo que hace que el Espíritu Santo sea glorificado a través de su vida. Por eso dice, ciertamente por ellos él es blasfemado, atacan a los cristianos, maldicen a los cristianos, maldicen la obra del Espíritu Santo en los cristianos. Pero por ustedes es glorificado. A pesar del sufrimiento, ustedes glorifican a Dios aún cuando sufren. Y esto trae gloria a Dios, gloria al Espíritu Santo. Entonces, ¿quiere usted glorificar y honrar al Espíritu Santo? Manténgase fiel a Cristo. Disfrute de estos tres beneficios que le brinda el glorificar a Dios cuando sufre, ser dichoso, ser defendido, ser distinguido de los inconversos. Y eso glorifica a Dios. ¿Cuál es la aplicación práctica que podemos poner aquí? Hermanos, Pedro nos está enseñando a cómo sufrir para la gloria de Dios. La semana pasada aprendimos que no solo no debemos extrañarnos del fuego de prueba, sino que debemos regocijarnos. Y hoy aprendimos que cada vez que somos probados, cada vez que pasamos por persecuciones y sufrimientos, podemos glorificar a Dios cuando sufrimos. La razón de que podemos glorificar a Dios cuando sufrimos es porque es solamente por el poder del Espíritu Santo. Es solamente por el espíritu que mora en nosotros que podemos encontrar la determinación y la fuerza para vivir una vida sin concesiones, sin retroceder cuando esta sociedad hostil a nosotros nos persigue debido a nuestras convicciones y debido a que nosotros no renunciamos a los valores fundamentales por los cuales nos identificamos con Cristo. Por eso, déjeme que le pregunte, ¿está sufriendo para la gloria de Dios? ¿Le está tocando sufrir a usted para la gloria de Dios? Me refiero a que cuando le toca sufrir, no vaya a buscar el sufrimiento a usted, pero si Dios pone en su camino el sufrir, ¿está sufriendo para la gloria de Dios? ¿Glorifica a Dios de la manera en la que usted se conduce cuando sufre? ¿Encara usted los sufrimientos con las fuerzas del Espíritu que reposan a usted? ¿O lo hace con sus propias fuerzas? ¿Se siente dichoso de padecer por causa de Cristo? ¿O contrariamente se resiente por esto? ¿Por qué me toca sufrir? La joven de la ilustración se llama Joni Eareckson Tada, y la manera en la que ella actualmente lidia con su condición física es ayudando a otros a buscar ayuda y fortaleza en Dios para glorificar a Dios cuando sufren. Ella fundó una organización, Joni and Friends, Joni y amigos, y sus amigos, Y lo que hacen es proveer ayuda, proveen asistencia a personas discapacitadas, a personas que están sufriendo ese tipo de problemas. Y probablemente usted no está llamado a crear una organización o a involucrarse en un ministerio como el de Johnny, pero si está llamado a algo es a preguntarse esto. ¿Qué debo hacer entonces? ¿Cómo puedo glorificar a Dios cuando me toca sufrir por la causa de Cristo? La respuesta inmediata que obtenemos de Pedro es, no se sorprenda cuando la prueba del fuego llega, regocíjese cuando llega la prueba. Usted puede glorificar a Dios cuando sufre si vive lleno del Espíritu. Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Vivir en el Espíritu. Debemos exhibir el fruto del Espíritu Santo de lo que Pablo escribe en Gálatas 5, 22 y 23. Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. Usted podrá glorificar a Dios cuando sufre, solamente cuando depende completamente en Él. Acá no se trata de ser un estoico, esa religión griega. Qué bueno, podían estar cortándole un brazo y ellos estaban ahí imperturbables. ¿Por qué? Decían que el dolor era algo que estaba ligado con el cuerpo y ellos Estaban mucho más allá espiritualmente y no querían saber nada de la vida en su cuerpo. Usted no. Usted vive en un cuerpo dado por Dios, bendecido por Dios, un cuerpo que por ahí va a enfermar y cualquier contratiempo, cualquier problema, cualquier sufrimiento extraído a su vida para que usted glorifique a Dios en ese cuerpo, cuidando su cuerpo, pero a su vez no permitiendo que ningún sufrimiento los separe de Dios. Recuerde estos tres beneficios de cuando glorifica a Dios cuando sufre. Usted es dichoso si es insultado por el nombre de Cristo. Usted es defendido pues el espíritu de gloria de Dios reposa sobre usted. Y usted es distinguido de los inconversos porque mientras ellos blasfeman al Espíritu Santo, usted glorifica a Dios en la manera en la que vive. Y esa manera en la que vive incluye esas temporadas en que va, ¿por dónde? Por el valle de sombra y de muerte. Oremos. Padre, te damos gracias. Te damos gracias por tu palabra, por tu aliento. Por la bendición que es abrir Primera de Pedro y encontrar tanto aliento, tanta instrucción a cómo glorificarte ante lo inevitable a veces, que es sufrir en un mundo que está maldecido debido al pecado. ¿Pero con qué esperanza podemos hacerlo, Señor? ¿Y qué oportunidades Tú nos das para que nosotros te glorifiquemos aún cuando sufrimos? Gracias, Señor. En el nombre de Cristo oramos. Amén. Que el Señor les bendiga, hermanos.
Glorificando a Dios Cuando Sufrimos.
ស៊េរី 1 Pedro.
Este es el segundo de los cuatro mensajes del Apóstol Pedro enseñándonos tres beneficios por los que debemos glorificar a Dios cuando estamos sufriendo.
Cuando estamos sufriendo somos dichosos, somos defendidos y somos distinguidos. Pedro nos insta a que no nos sorprendamos cuando somos probados y nos toca sufrir, y a que glorifiquemos a Dios en medio de los sufrimientos.
លេខសម្គាល់សេចក្ដីអធិប្បាយ | 12125331212654 |
រយៈពេល | 59:16 |
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ប្រភេទ | ការថ្វាយបង្គំថ្ងៃអាទិត្យ |
អត្ថបទព្រះគម្ពីរ | ពេត្រុស ទី ១ 4:14 |
ភាសា | អេស្ប៉ាញ |
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