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primero de Samuel. La semana pasada, miramos capítulos uno y dos, y miramos la oración de una madre por un hijo. Aquí tiene que Ana, era ya grande, parece, y no tenía un hijo. Y muchas mujeres, en su corazón, más lo que sea otra cosa, quieren tener un hijo. Y así que ella oraba. No pudo hacer otra cosa. Y entonces, después de varios años, Dios le dio a su hijo por la gloria del Señor. Y entonces, capítulo dos, muestra cómo ella da gracias a Dios por ese hijo, Samuel, y hasta le llama pedido de Dios, Samuel, que significa pedido de Dios. Y entonces, encontramos que su oración es una inspiración hasta para María. Cuando Jesús iba a nacer, María en el Magnificat repite mucho de la oración de Susana. No nos damos cuenta de cuánta influencia tenemos sobre otros. La oración de Ana tiene influencia sobre la Virgen María, ¿verdad? Y quién sabe, si tú oras, qué influencia tiene tu oración sobre otros. Y Dios sabe, las próximas generaciones en particular. Y es lo que encontramos esta noche, ¿verdad? Su hijo, Samuel, llegó a ser el último de los grandes profetas de esta temporada. Tenía muchos jueces y profetas. Él realmente, debo decir, es el último de los jueces y el primero de los grandes profetas, porque más allá entonces tenía muchos profetas. Pero hace entonces llamaron a Abraham un profeta, pero realmente era un título especial que el Señor le puso. Pero aquí encontramos más para a Samuel, que es el primero de los grandes profetas, pero el último de los jueces de Israel. Y aquí encontramos, en capítulo 3, que Samuel es un niño. Y así, como digo, la oración de su mamá se le pega, se queda con él en su niñez. Y hasta cuando no está allí mamá, vive en el templo, Y el templo donde ella le dejó para servir a Dios no era un lugar santito. Debía haber sido un lugar santo, pero no era porque el sacerdote era un hombre decente, parece, Levi, aunque parece que era súper, súper gordo porque cuando murió, dice que cayó atrás y como cayó atrás por su mismo peso, se pegó al suelo y rompió su cuello y así murió. Pero parece que aunque era santo en muchas maneras, sus hijos, él no quería disciplinarlos. Hay un par de casos en la Biblia, David es uno y Eli es otro, que no querían disciplinar sus hijos para seguir al Señor, les permitían hacer lo que querían. Muchos creen, hay que amar a mi hijo y dejarle lo que quiere. Eso no es amar a tu hijo. El Señor dice que es como odiar a tu hijo por no enseñarle a andar en el camino de justicia y más que nada enseñarle a creer en el Señor y amar al Señor. Pero aquí encontramos que él vivió, Samuel vivió como un niño pequeño con estos hijos de Elí que eran sinvergüenzas. Elí era gordo, pero decente, pero no crió a sus hijos bien. Y así que los hijos llegaron a ser súper rebeldes, borrachos en el templo, parece que mujeriegos, muchas cosas malas para los que iban a ser sacerdotes. Así que el Señor permitió que los tres, el papá y los dos hijos, murieran en una batalla. Pero aquí encontramos en el capítulo tres que Samuel todavía es un niño allí con ellos y su mamá, su influencia, le sigue detrás. Muchas veces nuestros hijos están en situaciones malas. Puede ser una escuela cristiana donde todos no son santitos o puede ser la reunión juvenil de la iglesia, donde a lo mejor muchos son muy buenos, pero no todos son tan santitos y pueden tener mala influencia. ¿Qué es lo que mantiene un joven santo y puro y consagrado a Dios si no es la influencia de otros jóvenes? En este caso, es Dios obrando con una madre de oración. ¿Qué le llama a él? Ora a Jehová, ora a Elohim, el hombre que ora a Dios. Y así que encontramos cuando es pequeño, este Eli, él está en el templo dormido, y Eli, él... guardia, ¿verdad? Desde él, porque nunca llegó ese de todo papá, pero estaba sirviendo como un papá, ¿verdad? Y allí estaba, entonces, que él sabía orar y sabía escuchar la voz de Dios. Pero no le escuchamos, no le leemos orando, pero se supone, por lo que dice Samuel, que él sabe, pero él es un poco rebelde y no sé cómo, especialmente la crianza de sus hijos, y Dios no le habla. Así que va a dejar su familia pasar hasta la muerte por tanta rebeldía que viene por no criar a sus hijos bien. Como digo, esto no es un padre que ama a sus hijos. permitiéndoles hacer tan malas cosas que irritan a Dios y trae el juicio o castigo de Dios sobre ellos hasta la muerte. ¿Eso es amar? No. Hubiera sido amar una madre, un padre que disciplinaba a sus hijos. Después de su niñez, Ana no tenía gran influencia sobre Samuel. Le dejó en la iglesia. Pero muchas veces, esos primeros años, los primeros tres, seis, ocho años de vida de un niño son los más formativos, ¿verdad? Y muchas veces lo que está en el corazón de un niño se queda allí con la influencia de una madre cristiana de oración. Pero ella no está allí para enseñarle cómo escuchar la voz de Dios y cómo orar. Y aquí encontramos que una noche el Señor viene para dar un mensaje severo. El mensaje que Eli y su familia iban a estar castigados por todo su pecado, ¿verdad? Y Dios no quería ni hablar con Eli mismo, aunque era sacerdote. Así que él habló con uno que iba a ser juez, profeta y sacerdote a la vez, a Samuel, de niño, pequeñito. Pero ya encontramos esta oración en capítulo 3, en versículo encontramos que Dice que en versículo uno, Samuel administraba a Jehová en presencia de Eli. No sabemos cuántos años tenía, seis, ocho años de edad, no sé qué. Pero lo interesante es que estaba administrando hasta de niño. Me gusta eso. Tenemos el Club de Jóvenes, que llamamos Discipulos Jóvenes, porque queremos que los jóvenes lleguen a ser siervos, discípulos del Señor. De hecho, cuando comencé el Club de Jóvenes, hace como 25 años o más, 30 años, dije, mira, queremos tener un Club de Jóvenes, pero no como solamente traer a muchos mundanos para influir en los jóvenes aquí primero. sino entrenar a los jóvenes a salir y ganar el mundo para Cristo, en vez de traer el mundo para influir a los jóvenes en contra de Cristo. Así que vamos a llamar a los discípulos jóvenes. El énfasis es para entrenar a los jóvenes en este club, pero luego, durante el año, tendremos alcance juvenil, tendremos parte del club de jóvenes, salir para tocar puertas, repartir tratados, explicar el Evangelio. Les enseñamos cómo servir al Señor. Y así como de niños pueden servir al señor. A veces tenemos algún culto que digo los jóvenes van a dirigir la música y van a levantar la ofrenda y un joven va a dar el devocional. Por eso este sábado el pastor Esteban está entrenándolos verdad para escribir algún himno, un poesía y leerlo delante de otros verdad para la gloria del señor. Pero el joven Samuel ministraba en presencia de él y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días porque no había visión con frecuencia. Dios no habló a la gente mucho en aquellos días. Eran tan rebeldes que no querían escuchar. Y si Dios les iba a hablar, no iban a obedecer. ¿Por qué hablar? Tú has tenido esa experiencia. A lo mejor has tenido hijos que has dicho que hagas esto. No, no quiero. Entonces, en el futuro, después de varias quejas, dice, ni le voy a pedir porque solo se va a quejar. Así era el Señor, ¿verdad? Que dice, si escasea habla, ¿por qué Dios me habla? ¿Tú le obedecerías si Él te hablaba? Bueno, ya quiero pensarlo, verdad? Entonces no te va a hablar, porque el que quiere hacer su voluntad va a saber la doctrina. Y así dicen Juan, verdad? Pero aquí encontramos la visión. No se frecuentaba porque la gente no escuchaba mucho. Y entonces aconteció un día que estando el día acostado en un posento versículo dos, el primero de Samuel 3 comenzaba a oscurecerse de modo que no podía ver. Y sus ojos estaban llegando a ser medio ciegos, dice. Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arco de Dios. Y antes de que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel. Y él respondió, ¡Eme aquí! Pensó que Eli le estaba llamando. Y así que corriendo, luego Eli dijo, ¡Eme aquí! ¿Por qué me llamaste? ¿Qué niño más bueno? Si está cansado, está con sueño, y le llama enseguida. ¡Corre! ¿Qué deseas? ¡Wow! Yo no creo que haya tenido ninguno de mis hijos así, porque ellos no tenían padres así. verdad que si me levantaba ya iba a correr para hacer algo de esa manera es que algunos somos bien tuercos y muchos dormilones verdad estuve leyendo esta semana que era para el domingo pasado era el 9 de febrero verdad y el 9 de febrero de como 1709, creo que era. Era un día especial en la vida de Juan Wesley. Este templo comenzó como un templo metodista que venía de los Wesley. Y así que Juan Wesley, que comenzó el metodismo de niño de seis años de edad, estaba en su camita. Parece que en la misma cama dormían como todos los niños, como cuatro o cinco hermanos, todos juntos en la misma cama. No tenían dinero para dos camas o algo verdad, o cinco camas. Todos dormían en la misma cama. Pero parece que esa noche prendió fuego en la casa. Y la casa se quemaba totalmente. Y todas sus hermanas y hermanos en la cama corrieron afuera y se olvidaron de John Wesley. Con fuego, con huracán, lo que sea. Dormido, dormido. No se despertó. Es que ya le entiendo perfectamente, ¿verdad? Pero el hecho es que allí se quedó dormido hasta que finalmente, no sé si sentí el calor en su mano, se despertó y no sabía qué estaba pasando, pero había una ventana y corrió la ventana y gritó y dijo, ah Juanito, todavía está arriba. ¿Verdad? Y un hombre muy grande encontró una escalera, subió y la agarró y la rescató como un carbón rescatado del fuego. Y así fue llamado toda su vida. Su mamá siempre dice, ese es mi carbóncito rescatado del fuego. ¿Verdad? El 9 de febrero de como 1709. Y él mismo dio ese testimonio. Creo que estaba en su tumba, si no me equivoco. que dice nada más soy un pecador carbón rescatado del fuego, ¿verdad? O algo así. Pero de cualquier manera, aquí encontramos que este niño no fue así. Este niño enseguida se despertó y en vez de llorar o quejarse o ignorar la voz, enseguida corrió. Buena práctica para escuchar la voz de Dios. Los niños nos damos cuenta de eso. Estamos entrenando a los niños a obedecer al señor. De la manera que nos obedece a nosotros, que estamos en lugar del señor para ellos. Así que como un joven responde a sus padres, está practicando cómo responder a Dios. Y si un hijo está acostumbrado a decir sí, papá, sí, mamá, Cuando Dios un día dice, ¿Quieres ser misionero? Sí, señor. Lo que tú quieres, señor. ¿Verdad? Pero si es verdad solo de regatear la cosa. Ay, no, porque yo. Entonces un día vendrá Dios para decir, gane almas para mí, que seas un evangelista. Ay, porque yo. ¿Verdad? Están practicando de niño cómo obedecer. o desobedecer a Dios cuando son grandes. Y este niño, mamá le había enseñado muy bien, desde niño pequeño, le había enseñado a responder enseguida. Y entonces lo practicó aquí en el templo. Fue a su, digamos, padrastro, en un sentido, el que le cuidaba por lo menos. Y entonces dice, ¡Eme aquí! ¿Por qué me llamaste? Y le dijo, no te he llamado. Vuelve, acuéstate. Y se volvió y se acostó. Y pasó eso la segunda vez. Y pasó eso la tercera vez. Y cada vez el niño no se fastidió. En cada caso, la misma respuesta. Finalmente, el torpe sacerdote se dio cuenta de lo que él no había recordado por mucho tiempo. que Dios estaba hablando. Él no había escuchado la voz de Dios mucho, parece. Y tardó tres veces. Y la tercera vez dice, ah, hijo, eso será la voz de Dios llamándote. Tú tienes que aprender a orar, ¿OK? La primera cosa para orar es decir, heme aquí, Señor, tu siervo hoy. Así que el niño se acostó, vino la cuarta vez la voz de Dios. Y él respondió, eme aquí, Señor, tu siervo hoye. Y Dios le dio el mensaje que quería. Versículo nueve, habla porque tu siervo hoye. Versículo nueve, versículo diez, aquí Jehová se paró en versículo diez, llamó como las otras veces, Samuel, Samuel. Entonces Samuel dijo, hable porque tu siervo hoye. Los niños tienen que aprender a orar cuando son niños. Enséñales en edad temprana, dice Proverbios, y cuando crecen van a seguir en ese camino. Es muy difícil convencer a un joven a seguir al Señor Jesús de todo su corazón si no ha tenido una influencia de niño. Y hay algunos, muchos, muchos jóvenes que han crecido de niños y se ponen más rebeldes. Pero hay algunos de nuestra iglesia ahora mismo que escucharon la palabra de sus madres y hasta en la iglesia cuando eran pequeños. Hay algunos aquí a lo mejor que dejaron al Señor por muchos años. Pero ya el Señor está empezando a obrar otra vez y la semilla no se cayó en tierra vacía. Siempre vuelve para dar fruto. Y así es que hay jóvenes aquí que sirven al Señor porque tenían madres que les entrenaban de niño, aunque se pusieron rebelde de joven, ya regresan más al Señor por la oración de una madre y por aprender a orar. Gracias a Dios que Samuel aprendió a orar primero en las rodillas de su mamá y ahora seguido con el sacerdote para decir, heme aquí, Señor. Habla, Señor. Tú siervo hoy. Segundo, él crece y ya está para ser el profeta de Israel, el juez de Israel. Capítulo 3, versículo 9 y luego capítulo 7. Puede pasar varias páginas en la Biblia para la próxima oración que está en la Biblia. La próxima oración está en capítulo 7, versículo 3. Israel está bajo ataque de los filisteos. Les van a destruir de todos si no hay una ayuda y ellos no tienen espada, no tienen lanza, no tienen fuerza para ayudar mucho. Y habló Samuel a toda la casa. Versículo 3, primero de Samuel 7, versículo 3. Habló Samuel a toda la casa de Israel diciendo, si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitar los dioses ajenos y a Asterod, que es una diosa, ídola, de entre vosotros, y preparar vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servir, y os librará de la mano de los filisteos. ¿Y qué pasó en versículo cuatro? Entonces los hijos de Israel quitaron los Baales y a Asterod, y sirvieron solo a Jehová. No dice que oraron, pero parece que está indicando eso. Pero versículo 5 es la oración. Samuel dijo, Reunida todo Israel en Mitzpah para la batalla, Y yo oraré por vosotros a Jehová. ¿Quiere decir esas palabras conmigo? Muy sencillas. Y yo oraré por vosotros a Jehová. Amén. Y se reunieron en mispa. Y sacaron agua y la derramaron delante de Jehová. Así que como una ofrenda de agua para el Señor, una ofrenda derramada. Pablo habla de eso en Filipenses cuando dice mi vida es una vida derramada para el Señor, como ofrenda derramada delante de él. Y ayunaron aquel día y dijeron allí. Contra Jehová hemos pecado, así como una oración de confesión después de probar que estaban, que eran sinceros. Hay muchos que vienen a la iglesia, oh, ha hecho mal, señor, perdóname, ¿verdad? Yo siempre oro para pedir perdón, pero has dejado los ídolos, los placeres del mundo, para probar que es sincero. Así encontramos que la gente probaron que eran sinceros y entonces confesaron sus pecados al Señor. Y así dice, juzgó Samuel, los hijos de Israel en Mishpa, comenzó a ser su juez. Y cuando oyeron los filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpah, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel. Y al oír esto, los hijos de Israel tuvieron temor de los filisteos. Ay, ¿qué vamos a hacer? Hemos orado, pero no tenemos espada. ¿Qué podemos hacer? Versículo ocho. Entonces dijeron los hijos de Israel a Samuel. Quiero leer lo demás de versículo ocho conmigo que pidieron de Samuel. No ceses de clamar por nosotros a Jehová, nuestro Dios, para que nos guarde de la mano de los filisteos. Amén. No ceses de clamar por nosotros a Jehová, nuestro Dios. Buena cosa para pedir, ¿verdad? Samuel tomó un cordero de leche y lo sacrificó como una oración. Lo sacrificó entero en el holocausto a Jehová. Y aquí, otra vez, de oración. Y clamó Samuel a Jehová por Israel. Y Jehová le oyó. Aleluya. Amén. Clamó. Dando sacrificio, ya clamó. Y aconteció, versículo 10, que tenían una victoria sobre los enemigos. ¿Cuándo? Quiero leer versículo 10 conmigo. Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron a pelear con los hijos de Israel, mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos y los atemorizó y fueron vencidos delante de Israel. Amén. Aleluya. ¿Cuántas espadas usaron? Ninguna. El trueno del Señor asustó al enemigo. Tenemos que así orar. ¿Cuándo contestó Dios? Mientras Samuel sacrificaba el holocausto. Mientras que él estaba orando, Dios estaba contestando. Mirábamos eso en la vida de Moisés. Recuerda cuando Moisés estaba orando con las manos levantadas y Josué estaba allí peleando y necesitaba a Arón y Ur para levantar sus manos porque se cansaba. Pero dice que cada vez que tienen las manos levantadas en oración, ganaban la batalla. Cuando bajaban las manos, empezaron a perder la batalla. Por eso le levantaron sus manos. Tenemos que animarnos unos a otros. levantar las manos unos de otros. ¡Ore, hermano! ¡Ore, hermana! ¿Verdad? Porque esto es cuando hay victoria, cuando estamos en la oración. Y cuando esta iglesia deja de ser una iglesia de oración, va a dejar de ser una iglesia bendecida por Dios. Que nunca llegue a ser eso. Que siempre seamos una iglesia de adoración bíblica. Que seamos una iglesia de oración y que seamos una iglesia evangelizadora que quiere ganar almas al Señor. Creo que son los tres secretos de cualquier gran iglesia, no grandes predicadores o grandes cantantes, pero hombres y mujeres de oración, evangelismo y adoración bíblica al Señor que le agrade. Aquí encontramos, entonces, el poder de la oración. Una madre le enseñó al niño cómo orar. El niño aprendió a orar por la primera vez. Habla, Señor, tu siervo hoy. Y ya de grande, todos están pidiendo que él ore por ellos. Y cuando ora, mientras que ora, Dios da la victoria. Aleluya. Amén. Gracias al Señor por eso. Capítulo 8, la próxima oración en versículo 6. Primero de Samuel 8, versículo 6. La gente está mirando a Eli con sus hijos rebeldes. Ya Eli en ese tiempo creo que está muerto, si no me equivoco. Y entonces Samuel ya ha llegado a ser grande. Y Samuel tiene hijos también. Y hace caso tiene hijos. Los hijos deben ser los próximos sacerdotes y por lo menos los jueces de Israel. Pero son tan rebeldes como los podemos decir estilo de primos, porque estaba allí con él y como casi de un tío, un padrastro, pero casi un tío y sus hijos tenían influencia sobre los hijos de Samuel. Cuidado de la influencia que tienen sus hijos. O son tus hijos que influyen en los otros. Pero el hecho es que tenemos que reconocer que los jóvenes influyen unos de otros. Y en este caso, los más grandes a los menores. Pero el hecho es que por esa razón, Dios dijo, Eli, tú no puedes seguir como rey. No puedo, no digo como juez y sacerdote. Y ya con Samuel dice Samuel, tú has sido tan fiel, tan bueno. Gracias por ser tan fiel. Quiero bendecirte toda tu vida para unir los próximos dos. El próximo rey. Todo verdad, Samuel. Eres muy bueno, pero por un tiempo tú vas a ser juez. Pero de hecho es que la gente está diciendo, pero Pero tú eres muy bueno, Samuel, pero ya eres viejecito, verdad? Y tus hijos no están sirviendo el señor igual como los hijos de Eli. Así que vamos a ser para un líder. Y Samuel quiere decirles confía en el señor, pide al señor, ora al señor. No lo dice, pero parece que es lo que quería Samuel de la gente. Pero la gente no quería orar, no quería confiar en Dios para darles un buen líder. Querían escoger lo suyo propio. Y antes del tiempo que quería Dios, porque por un tiempo Dios quería decir tú no necesitas un rey. Estar contento con Samuel como tu líder, tu juez. Y si él muere, yo proveerá otro hasta que todo esté bien y hasta mi tiempo para tener un rey. No será mucho tiempo. No sabía que era con David dentro de unos años. Pero el hecho es que dicen no, no, no, no. Primero de Samuel 8, 6. Queremos nosotros un rey, no queremos un juez. Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron, danos un rey que nos juzgue. ¿Y qué hizo Samuel cuando la gente le criticaba y le rechazaba? Samuel, versículo 6, 8-6, Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel, oye, oye la voz del pueblo, en todo lo que digan. Porque no te han desechado a ti, sino a mí, Dios. A mí me han desechado para que no reine yo, Dios, sobre ellos. ¿Dónde escuchamos eso otra vez? No queremos que este reine sobre nosotros. El dicho más famoso del Nuevo Testamento de los judíos Cuando Cristo está en su crucifixión y los judíos dicen, no queremos que este reine sobre nosotros. Parece que esto es un poco de símbolo que va a pasar en el futuro de la gente que no quiere que reine Cristo sobre ellos cuando no quieren que Dios reinara sobre ellos. Todo el lema de la Biblia es este lema. Deja a Dios ser tu rey. Dios es el rey, va a establecer su reino un día. Pero como la gente rechaza a Dios como rey, primero necesitan un redentor para perdonar todo su pecado y así someterse al rey. Muchas veces he dicho, es como si hay dos cuerdas pasando por la Biblia, ¿verdad? Uno rojo y el otro dorado. Las marcas doradas manchan cada página con el mensaje que Cristo es rey. Sométete a Cristo, sirve a Cristo y tú serás rey y sacerdote con Cristo en el futuro. Pero ¿cómo rechazamos esto? El Señor pasa una cuerda roja por toda la Biblia, manchando cada página con sangre. para decir, Cristo ha pagado por tu pecado. Arrepiéntete y puedes ya disfrutar de su reino. Pero Cristo vino predicando el arrepentimiento y el reino. Hablé de eso domingo, ¿verdad? Que el Señor predicó, quiero que vayas al cielo, en el reino del Señor, toda felicidad, ningún dolor, ninguna tristeza, ninguna muerte. Pero primero tienes que arrepentirte, confesar que eres un pecador, que no mereces ir al cielo. Disfruta de la sangre de Cristo, cree que la sangre de Cristo pagó por todo tu pecado. Y entonces Dios te promete que irás al reino con él. Pero aquí encontramos entonces que dice, en versículo 7, el Señor dice, la gente no te ha rechazado. Así que el pueblo no quiso oír la voz de Dios, por eso versículo 19, el pueblo así no quiso escuchar la voz de Samuel. Y dijo no, sino que habrá rey sobre nosotros, dijo la gente. Como la gente diciendo crucifícale, crucifícale a este Jesús. No queremos que sea nuestro rey. César es nuestro rey. Nosotros seremos también como todas las naciones. Así es el problema, ¿verdad? Cuántos jóvenes quieren ser como las otras naciones, como los otros jóvenes. Pero todos mis amigos lo hacen porque no puedo yo. No hay nada malo, pues hasta los otros jóvenes cristianos hacen esto. Quiero ser como ellos. No. El hecho es que esta semana vi una cosa que puse en Facebook que alguien tenía y me gustó, que habla de homeschooling en este caso, ¿verdad? No tiene que ser eso de enseñar a tu hijo en la casa, pero buena cosa. Pero está diciendo un mundano, que es igual como todo el mundo, habla un cristiano y dice, mira, si tus hijos no van a la escuela pública y participen en todas las actividades de los otros jóvenes, van a ser diferentes. Y el señor cristiano dijo, eso es su propósito. Ese es el propósito, que sean diferentes. El hecho es que tenemos que ser diferentes que el mundo. No tienes que ir a una escuela cristiana para eso, pero tienes que consagrarte a Cristo para eso. Ser fiel en una iglesia cristiana, en tu familia, orando, leyendo la Biblia, ¿verdad? Y aquí encontramos que dice, queremos ser como las otras naciones. Versículo 20, nuestro rey nos gobernará como César, que rey cruel, y saldrá delante de nosotros y hará nuestras guerras. Un rey no hace tus guerras. El rey te manda a ti para guerrear. Ellos no se dieron cuenta de eso. Pensaron, el rey va a luchar por nosotros. Versículo 21. Y oyó Jehová todas las palabras del pueblo. ¿Y qué hizo Samuel en versículo 28, 1? Los refirió en oídos de Jehová. ¿Quieren leer esa parte? Las refirió en oídos de Jehová. El Señor ya los había escuchado, pero Samuel dijo, Señor, ¿has escuchado esto? Que han dicho tal cosa. Y Jehová dijo a Samuel, oye su voz, pondré sobre ellos. Muchas veces el Señor dice en los salmos, hablando en el Salmo de lo que pasó en Números, que cuando la gente pidió carne en vez de estar satisfecho con maná, todos se enfermaron. Y dice en los Salmos que Dios les dio el deseo de su corazón, pero envió mortandad a sus almas. Les dio el deseo de su corazón, pero envió mortandad a sus almas. El hecho es que tú puedes pedir y pedir y pedir algo que tú sabes que no debes tener. Y a lo mejor Dios le permite tenerlo, pero con las consecuencias. Y luego decimos, ¿por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Y es lo que va a pasar a la gente aquí también. ¿Por qué? ¿Por qué nos pasan esas cosas malas? Y así encontramos para terminar esta noche en capítulo 12, versículo 17. que el Señor está usando a Samuel para advertirles qué va a pasar cuando tienen al rey Saúl sobre ellos. Porque ya Saúl, o digo Samuel, va para ungir a Saúl. Y entonces, en capítulo 12, versículo 17, primero de Samuel 12, versículo 17, dice, no es ahora ciego de trigo, En este tiempo no hay lluvias, no hay truenos, ¿verdad? Pero para advertirles de lo que ustedes han hecho y para advertirles a volver al Señor y seguir al Señor, clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias en este tiempo que menos quieran, porque va a destruir toda la cosecha, para que conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros un rey. ¿Y qué hace en versículo 18? ¿Quieres leerlo conmigo un poco? Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día, y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel. Un hombre de oración inspira temor, irreverencia y respeto. Pero aquí encontramos que ya el Señor dijo, mira, ustedes no me quieren escuchar, no me quieren escuchar. OK, voy a darles lo que quieren, pero voy a decirles de antemano, ¿Qué es lo que les va a pasar de truenos y lluvia destruyendo las cosechas y lo demás por su rebeldía? A ver si ustedes se arrepienten ahora. ¿Tienen temor? ¿Tienen miedo? Pero no tienen arrepentimiento. Versículo 19. Entonces dijo todo el pueblo de Samuel, ok, ruega por tus siervos, tu Dios, majeo va tu Dios, tu Dios. ¿Dice orar a nuestro Dios? No, dice orar a tu Dios, como si no es nuestro Dios. ¿Para que podamos arrepentirnos y sentirnos mal por el pecado? ¿Verdad? No. ¿Para qué no moramos? Porque todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey por nosotros. ¿Y qué dice en versículo 23, Samuel? Quiere leer versículo 23, muy importante este versículo, y con eso terminamos. Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová, cesando de rogar por vosotros, antes os instruiré por el camino bueno y recto. Amén. Es un pecado no orar como debemos orar. Lejos sé de mí que yo pequé en dejar de llorar por vosotros, aunque vosotros sois bien rebeldes. Por más razón voy a llorar por vosotros. A veces nos desesperamos. Esta gente es tan rebelde y nunca va a responder. Es un pecado dejar de llorar por ellos. Hay muchas personas que yo he llorado y llorado, A lo mejor es pecado, ¿verdad? En desesperarme y dejar de orar tanto por ellos. Y decir, esta persona nunca va a venir al Señor. Y más tarde, el Señor, por su gracia, muestra que Él es más grande que mi fe. Y Dios hace lo que yo no pensaba que Él podría hacer o Él quería hacer. Y Él regresa a esa persona a reír de Dios. Hay personas aquí, en la iglesia, que así es. Dejaron al Señor. Yo me desesperé. ¿Por qué orar por esa persona? No va a venir el Señor. Y ahora están en la iglesia sirviendo al Señor con muchos años de orar, de no orar, de orar otra vez. Muchas veces, cuando yo dejo de orar, será como sacaría a Elizabeth. Creo que Elizabeth no dejó de orar. Es como Ana y su esposo, que el esposo parece que dejó de orar por un hijo, pero Ana no dejó de orar. Creo que mi esposa y muchas mujeres no dejan de orar, ¿verdad? Y siguen orando por las personas. Yo sé que tengo en mente un joven en la iglesia que todavía no es miembro, pero está asistiendo regularmente. Y mi esposa por todos los años está diciendo, yo tengo una carga para orar por fulano. Y fulano está otra vez en la iglesia. No estaba en la iglesia realmente mucho de niños, sino arrastrado por su mamá. Pero ahora está en la iglesia de su propia voluntad, con sus hijos y todo, ¿verdad? El hecho es que Dios puede hacer grandes cosas, pero tenemos que dar muchas oraciones a veces por largo tiempo. Aquí encontramos que Él dijo, Lejos sea de mí pecar contra Jehová en dejar de orar por vosotros. Son rebeldes. No sé si van a arrepentirse mientras que yo esté vivo o no, pero yo voy a seguir orando por ustedes hasta que yo muera. Que el Señor nos ayude en eso. De pie, por favor. Nuestro padre social, gracias por la palabra de Dios. Gracias por tener más poder de lo que tenemos fe. Pero ayúdanos a tener más fe. Aumente nuestra fe, Señor. Y ayúdanos a orar, especialmente cuando la gente se pone tan rebeldes como nosotros. Porque nosotros hemos sido tan rebeldes como los otros muchas veces en nuestras vidas. Y otros han orado por nosotros. Y esa oración de nuestras madres, abuelas, eventualmente nos acercaron al Señor. Y así, Señor, déjanos a nosotros, ayúdanos a nosotros a orar como Samuel, en tiempos buenos y malos, en tiempos de desesperanza, en tiempos de batalla y guerra, en tiempos de desobediencia y rebelión. Ayúdanos a orar con amor, con compasión, unos por otros y por todo el mundo, Señor. En el nombre de Jesús. Amén. Orando sin cesar, ¡venceremos! Orando sin cesar, ¡venceremos! Para poder vencer, necesitas el poder. En el nombre del Señor, ¡venceremos! Venceré, porque Él está conmigo. Venceré, porque es mi amigo fiel. Venceré, venceré, vencerás, vencerás, en el nombre del Señor venceremos.
Orando con Samuel
Série Oración
Iglesia Bíblica Bautista Antioquia
Identifiant du sermon | 21325526522051 |
Durée | 42:44 |
Date | |
Catégorie | Réunion de prière |
Texte biblique | 1 Samuel 3 |
Langue | espagnol |
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