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Vamos a leer juntos los versículos del 7 al 12. Santiago capítulo 5, versículos 7 hasta el 12. Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones, porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros para que no seáis condenados. Y aquí el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomar como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento, sino que vuestro sí sea sí y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación. El gran tema de esta sección de la Palabra de Dios es la paciencia, o más específicamente, la indispensabilidad de la paciencia si hemos de soportar las adversidades con un carácter piadoso. La indispensabilidad de la paciencia. Decía un siervo de Dios del pasado, George Horn, La adversidad toma prestado su aguijón más afilado de nuestra impaciencia. La adversidad toma prestado su aguijón más afilado de nuestra impaciencia. La adversidad es dolorosa, ya sea que nosotros la experimentemos con paciencia o con impaciencia, pero la impaciencia hace que sea más dolorosa. La impaciencia nos lleva a cuestionar la providencia de Dios, ya sea por el tipo de aflicción que nosotros estemos pasando, ya sea por el largo tiempo por el que estemos pasando de aflicción, pero la impaciencia nos lleva a cuestionar los caminos de Dios. Ante el mantrato, ante las injusticias, la impaciencia nos lleva a reaccionar pecaminosamente, apresuradamente. La impaciencia nos lleva a nosotros a actuar en el momento en que nosotros queremos como nosotros queremos, tomando nosotros las cosas en nuestras manos. La impaciencia nos lleva a tomar la justicia, por ejemplo, en nuestras propias manos. Me están actuando de tal manera en injusticia, yo voy a actuar, yo me voy a defender, yo voy a reclamar mis derechos. La impaciencia hace larga la espera Porque queremos que sea ya, en ese momento, rápidamente. Y Dios tiene otros planes. La impaciencia quiere resultados inmediatos. La impaciencia nos hace quejarnos y murmurar. Nos torna irritables e intolerantes. La impaciencia nos mueve a buscar atajos incorrectos. Porque queremos lograr los fines inmediatamente. La impaciencia quiere el cielo aquí y ahora. Y así la impaciencia no nos ayuda a resolver los problemas y nuestra impaciencia tampoco ayuda al avance del reino de Dios. No vamos a ayudar a Dios con nuestra impaciencia. Decía otro siervo de Dios que el Todopoderoso está haciendo un trabajo a gran escala y que Él no se verá apurado por nuestra desagradable impetuosidad. El trabajo de Dios es a larga escala, hermanos, y nosotros pensamos que vamos a ayudarlo, que tenemos que ayudarle a resolver los problemas, que quizás sea descuidado y no me presta atención como él debería y yo estoy pasando por las injusticias por las que estoy pasando. Los lectores de esta epístola de Santiago conocían lo que era vivir bajo la presión de las injusticias, conocían la opresión de los poderosos, que fue lo que estudiamos la última vez en esta epístola, en el capítulo 5, versículos 1 al 6. Y en esa porción se anunciaba el castigo de los opresores. Y era una forma de alentar a los hijos de Dios, a esperar al momento de Dios. Pero aquí directamente, en esta sección, el autor les exhorta a la paciencia, a no reaccionar impacientemente ante estas injusticias de sus opresores y de sus poderosos. Santiago consideró imprescindible exhortarles a estos hermanos a cultivar un espíritu de espera sosegado. Y en un contexto de abuso de injusticias, la paciencia es presentada como algo absolutamente necesario para nuestra perseverancia en las tribulaciones. De manera que estudiamos este pasaje con un bosquejo sencillo y que es fácil de aprender. Vamos a ver la paciencia exhortada, la paciencia ilustrada y la paciencia aplicada. Vamos a ver primero la paciencia exhortada. La vemos en el versículo 7, una declaración muy clara, expresa, tener paciencia hasta la venida del Señor. Luego, da el ejemplo de paciencia de los labradores, y entonces vuelve a la carga con su exhortación en el versículo ocho. Tened también vosotros paciencia. ¡Tengan paciencia! Normalmente nosotros relegamos nuestro papel en la búsqueda de la paciencia a pedir a Dios por ella. Señor, dame paciencia. Normalmente a eso que lo relegamos. Algunos incluso manifiestan temor de pedir a Dios paciencia porque creen que pedirle a Dios paciencia es pedir aflicciones. Yo no pido paciencia porque cada vez que pido paciencia me pasa algo. Pero eso es un pensamiento incorrecto porque Dios puede ayudarnos a cultivar una actitud de paciencia aunque no nos encontremos en ese momento en el horno de la aflicción y Dios nos equipa con su gracia para cuando venga el horno de aflicción. No es que necesariamente, para que tú veas, eso se aprende por las malas. Aprende paciencia, coge ahí. No, hermanos. No podemos pensar de Dios de esa forma. Dios nos equipa para las aflicciones que tarde o temprano vendrán en la vida. Porque vivimos en este mundo pasando por aflicciones y tribulaciones. Y ellas llegarán independientemente de si pedimos paciencia en oración o no. Van a llegar las aflicciones de todas maneras. No es malo pedir a Dios por las virtudes y las gracias que nosotros necesitamos, incluyendo la paciencia. Pero aquí lo que vemos en este texto es una responsabilidad dada por el Espíritu de Dios y puesta sobre nuestros hombros. El cultivo y el ejercicio de la paciencia. El cultivo y el ejercicio de la paciencia. Y no es el tipo de virtudes de las que se habla mucho en los libros. Normalmente no se escribe sobre este tema. Normalmente no se estudia a profundidad el tema de la paciencia. Pero todos necesitamos paciencia para poder enfrentar las situaciones de la vida. ¿Qué es la paciencia? ¿Cómo opera la paciencia en nuestro corazón? ¿Cuál es la relación que guarda la paciencia con las aflicciones? ¿Existe alguna relación entre la paciencia y la esperanza? Son preguntas necesarias para nosotros poder entender esta exhortación que el pasaje nos está haciendo. Y permítanme comenzar con la última pregunta. ¿Existe alguna relación entre la paciencia y la esperanza? ¿Existe alguna relación entre la paciencia y la esperanza? Por este texto de Santiago y por otros de las Escrituras, nosotros podemos concluir efectivamente que existe un vínculo muy estrecho entre la paciencia y la esperanza. Santiago supone o pone como una razón para ser pacientes el hecho de la promesa de la segunda venida del Señor. Observen en el versículo 7, una vez más, dice, tened paciencia hasta la venida del Señor. Y luego en el versículo 8 dice, tened también vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones porque la venida del Señor se acerca. El 7 dice, hasta la venida del Señor. Hay un momento que estamos esperando, hay un evento trascendental para la vida de todo cristiano que ocupa un lugar especial en el corazón. Cristo vuelve otra vez. Debe ocupar un lugar trascendental en el corazón de los hijos de Dios. En el ínterim de la vida, el creyente enfrenta aflicciones. La vida está matizada por aflicción, que es lo que Pablo llama esta leve tribulación momentánea. Padecer en esta vida, leve en comparación con la eternidad. ¿Pero qué nos mantiene a nosotros en pie? ¿Qué nos motiva a seguir hacia adelante en medio de las dificultades? Nuestra esperanza. Precisamente nuestra esperanza. La esperanza es lo que nos ayuda a tener paciencia y a esperar. Y estos dos vocablos, paciencia y esperanza, tienen relación con esperar. Tienen relación con esperar. La paciencia nos ayuda a esperar la esperanza que esperamos. Esperanza, esperamos algo. Y la paciencia es lo que nos ayuda a estar en espera. Tiene relación con esperar. Pero el mundo, el esquema mundano ante las injusticias no es el esquema cristiano. Son dos esquemas diferentes. En el esquema mundano se ve la tranquilidad, el sosiego con el que un creyente pasa por la aflicción como un individuo que se entretiene con una esperanza vana. Ese es el opio de los pueblos, la religión. Así lo critica. Hay que solucionar los problemas. Hay alguien que se interpone en el medio, hay que quitarlo del medio. Hay algo que me afecta, vamos a solucionarlo a como dé lugar. Ante las injusticias tienen que actuar y el mundo busca venganza y exige sus derechos a cualquier precio. Hay un esquema mundano. Pero los cristianos son perseguidos por causa de la justicia sin responder con maldición, como dice Pedro. Él pasa por las mismas experiencias que todo el mundo pasa y además sufre la persecución que los cristianos pasan por ser seguidores de Cristo. Tiene más todavía que sufrir y que padecer en este mundo y sin embargo no lamentan las cosas como aquellos que no tienen esperanza. Hay una diferencia entre el que tiene esperanza y el que no tiene esperanza a la hora de pasar por las aflicciones. El incrédulo tiene toda su esperanza aquí en esta vida. Y cuando lo que es y lo que él tiene se ve amenazado, él lo defiende con uña y dientes. Pero el cristiano sabe que la historia terminará muy diferente a como las cosas son hoy. Nosotros tenemos una esperanza, esperamos algo distinto, esperamos que Dios va a ordenar el desorden que hay en el mundo ahora mismo. Dios, Cristo, va a venir y va a implantar su reino y la esperanza hace la diferencia de que nosotros esperamos de Dios cielos nuevos y tierra nueva. Y por lo tanto eso va a modelar la vida que nosotros llevemos aún en medio de las aflicciones. Y estos hermanos a quienes Santiago está escribiendo, estaban recibiendo el maltrato de los poderosos. Y Santiago les dice, ustedes no deben reaccionar como aquellos que no conocen a Dios. Y lo que iba a hacer la diferencia era la paciencia, una paciencia que sabe esperar en medio de las tribulaciones. Nosotros tenemos que aprender a valorar, darle valor a la paciencia. darle valor a esta virtud cristiana. Cuando Pablo oraba por los tesalonicenses, él se gloriaba por la actitud que ellos asumían en medio de las aflicciones. y él les dice en 2 Tessalonicenses, capítulo 1, nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios. Dice, entre todas las iglesias, ustedes son un ejemplo, dice, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis. Ustedes son un ejemplo. Ustedes pasan por las aflicciones con paciencia. Ustedes pasan por esas persecuciones Por ese antagonismo del mundo. Ustedes lo enfrentan con paciencia. Saben esperar. Saben esperar en Dios. De hecho, ese en segunda, tercera licencia es uno. Que Pablo les instruye a ellos y les dice que esperen en Dios, que los injustos van a recibir su castigo y que ellos debían esperar porque Dios era el que se iba a vengar, no ellos mismos. No tenemos que tomar la venganza en nuestras manos, sino aprender a esperar en Dios. De manera que, ¿qué es la paciencia? ¿Qué es la paciencia? Una enciclopedia cristiana define la paciencia como lo siguiente. Dice, paciencia implica sufrir, perseverar o esperar como una determinación de la voluntad y no simplemente por necesidad. Porque una cosa es la resignación. ¿Y qué voy a hacer ya? Estoy pasando por esto, no hay más nada que hacer. ¡Aguantar aquí! No, no es una resignación. Dice que es una determinación de la voluntad. Dice, como tal, es una virtud cristiana esencial para cuyo ejercicio hay muchas exhortaciones. Necesitamos esperar pacientemente por Dios, resistir y aguantar sin quejarnos las diversas formas de sufrimientos, atropellos y males con los que nos encontramos y soportar pacientemente las injusticias que no podemos remediar y las provocaciones que no podemos quitar. O sea, que no es una mera resignación pasiva, sino una actitud de freno personal que nos capacita a no vengarnos de ningún modo ante la provocación. Es la paciencia lo que nos permite seguir hacia adelante cuando otros tiran la toalla, permaneciendo firmes en nuestra resolución de ser fieles a Jesucristo. No importa qué. La venganza puede manifestarse con hechos, con palabras, con actitudes y ocurren situaciones de diferentes índoles y las personas asumen actitudes vengativas o expresan palabras vengativas o a veces llevan hasta cometer hechos vengativos. Nosotros como cristianos no podemos dar rienda suelta a nuestro espíritu sino aprender a controlarlo. Hay dos palabras griegas que aparecen en nuestro texto para hablar de la paciencia. Una enfatiza es lo que sentimos, lo que sentimos. Es nosotros tener una capacidad de aguante emocionalmente hablando, de que nosotros ante cualquier provocación no reaccionamos. Inmediatamente nos hacen algo, una reacción emocional fuerte, equivalente al atropello que estamos sintiendo. No, la paciencia mantiene esos sentimientos bajo control. Y hay otra palabra que enfatiza la perseverancia bajo la aflicción, la perseverancia bajo la aflicción, de que sentimos la fuerza, sentimos la carga y el peso de la prueba, pero nosotros aguantamos y toleramos hasta que Dios quiera quitarnos esa presión. De manera que afecta nuestro espíritu y nos da una determinación para seguir hacia adelante con una actitud piaosa, con una actitud piadosa. La paciencia, hermano, nos hace mirar hacia adelante. La paciencia nos hace no quedarnos en el presente y en la condición como yo me encuentro ahora mismo. Si me quedo evaluando mi situación, digo, ¿y qué es lo que va a pasar? Nos lleva a mirar hacia adelante, pero no hacia adelante a un panorama sombrío, sino hacia adelante, hacia la esperanza de la solución del problema. Por eso dice, sed pacientes hasta la venida de Cristo. ¿Por qué? ¿Qué diferencia iba a traer la venida de Cristo? La justicia. La reivindicación. Iba a ser la solución precisamente. Allí Cristo aplastará a sus enemigos. Allí los problemas de persecución, de opresión se terminarán. Porque Cristo implantará un reino de justicia. Por lo tanto, esperar la venida de Cristo debe ser la esperanza de todos nosotros. Debemos alimentarnos con esa esperanza. Y nosotros no experimentamos situaciones necesariamente distintas. No es de la misma naturaleza, pero es similar. Nosotros sabemos lo que es recibir opresión de poderosos. De otra manera, de múltiples formas. Hay opresión, hay abuso. Lo puedes experimentar en tu trabajo. Lo podemos experimentar con diferentes compañías. Una compañía que les aseguro viene a la mente Son las compañías de electricidad. Cuando uno sabe que está apagando la luz que otros están consumiendo, usando o aún hasta la que nunca nos dan. Y uno dice, ¿hasta cuándo, Señor? Debemos nosotros, obviamente, defender los chelitos como nosotros podamos. Siempre en el marco de la justicia y la rectitud. Pero, en última instancia, viene el día donde las cosas se van a aclarar. Donde a ti te van a devolver todos los chelitos que te cogieron. Dios va a poner las cosas en orden. Dios va a poner las cosas en orden, mi hermano. Ahora nosotros tenemos dos formas de enfrentar esa opresión o la persecución que sintamos. O nosotros buscamos la solución a nuestra propia manera, o nosotros buscamos defendernos con venganza, ojo por ojo, diente por diente, o nosotros aprendemos a esperar, esperando en Dios con paciencia. Siempre manteniendo una postura cristiana, actitudes cristianas, con virtudes cristianas que den gloria a Dios por la forma en que pasamos la aflicción. Y lo que Santiago está diciendo es, decide irte por el camino de la paciencia. Toma la determinación de irte por el camino de la paciencia. Hermanos, esa paciencia y esa perseverancia son vitales. Permítame leer varios textos de las Escrituras para mantener nuestras conciencias informadas con la Palabra de Dios al respecto. Lucas capítulo 21, en primer lugar. Lucas capítulo 21. El contexto del pasaje que vamos a estar leyendo es un contexto de profecía. Cristo hablando de los eventos del fin. Y ante esta enseñanza de la esperanza, Él dice, pero ustedes van a experimentar persecución. Versículo 12. Dice, pero antes de todas estas cosas, os echarán mano y os perseguirán y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre. Y esto será ocasión para dar testimonio, dice el Señor. Proponed en vuestro corazón, no pensar antes cómo debéis de responder, etcétera, etcétera. Dice, versículo 17, seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Y noten la expresión del versículo 19, con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas. Nosotros tenemos una esperanza, no creemos que Cristo vuelve. No estaba prometiendo las cosas, cómo sucederán y cómo terminará todo. Sí, vendrán persecuciones. Ahora, ¿cómo vamos a ganar nuestras almas en medio de ese contexto? Con la paciencia. La paciencia es vital, la paciencia es indispensable. ¿Cómo opera esto en medio de la aflicción y cómo es que esa esperanza nos sostiene en pie? Romanos capítulo 5. En Romanos capítulo 5 Vemos la enseñanza acerca de la justificación. Versículo 1 dice, justificados pues por la fe tenemos paz para con Dios. Que en Cristo tenemos entrada por la fe a esta gracia, versículo 2. Y dice allí al final, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia prueba y la prueba esperanza. Y la esperanza no avergüenza. Observen el razonamiento que Pablo está expresando aquí. Nosotros nos gloriamos en la esperanza. Pero no solamente en la esperanza, lo que nosotros esperamos, sino que nos gloriamos hasta en las tribulaciones. ¿Pero por qué? Porque somos masoquistas. No, por la forma en que opera Dios en medio de las aflicciones. ¿Qué ocurre en las aflicciones? Dice, ah, que sabemos que la tribulación produce paciencia. Y la paciencia produce un carácter probado, que es la traducción literal, como dice la Biblia de las Américas. Nuestra paciencia nos ayuda a pasar por las aflicciones, pero las aflicciones nos hacen crecer en la paciencia. ¿Ven cómo ambas se alimentan la una a la otra en un sentido? Ahora, ¿cómo es esto? Bueno, no es lo mismo que una persona haya pasado por la escuela de la aflicción a que no haya pasado por ella. ¿Quiénes son las personas con un carácter más forjado, más fuerte, más experimentado? el que ha pasado por sus aflicciones, que tiene un carácter desarrollado por haber pasado momentos difíciles. ¿Cuál es el muchacho que se le hace la vida más dura, más difícil, más pesada? Al muchacho al que le han dado todo, que no ha tenido que dar un golpe, todo se lo han suplido, se le hace la cosa más difícil. Pero el que es experimentado, el que ha pasado trabajo, el que ha pasado luchas, está más equipado para los embates de la vida. Está diciendo el Señor aquí, nosotros por medio del pasar, por el horno de la aflicción, estamos desarrollando el carácter espiritual y Dios hace algo con nosotros, nos fortalece, nos hace más fuertes, nos hace más vigorosos para después seguir enfrentando lo que venga. Algo ocurre en la forma en que nosotros pasamos por las aflicciones. Capítulo 8, Romanos capítulo 8. Versículo 24 Dice, porque en esperanza fuimos salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, porque lo que alguno ve ha que esperarlo. Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Nosotros no vemos lo que ocurrirá cuando Cristo vuelva otra vez. No estamos viendo a Cristo. Pero si nosotros lo esperamos con paciencia, lo vamos a recibir tranquilo. ¿Cómo tenemos que aguardar eso? Con paciencia. El día viene. Ahora, si nos desesperamos, si queremos resolver las cosas por nosotros mismos, si queremos lograr nosotros los fines que deseamos, si buscamos atajos, nosotros mismos nos metemos en problemas. El consejo de Dios es cultiva la paciencia. Aprende a esperar en mí. Aprenda a esperar en las promesas de Dios. Romanos 15, versículo 4. Romanos 15, versículo 4. Porque las cosas que se escribieron antes para nuestra enseñanza se escribieron a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza. a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras tengamos esperanza, esas enseñanzas que tenemos en las Escrituras, y para estos lectores, las Escrituras del Antiguo Testamento, lo que nosotros encontramos en sus páginas, tanto por el lado del consuelo como por el lado de la paciencia, nos producen esperanza. Cuando vamos a la Biblia, y transformamos nuestra manera de pensar por la forma en que Dios piensa, nosotros nos sentimos tranquilos. Es como alguien que está ahí quieto, y yo no sé lo que voy a hacer, y alguien viene y nos habla y nos calma y nos da palabras de consuelo. Bueno, dice aquí, dice Pablo, que la palabra de Dios debe producir eso en nosotros. que aunque el mundo produzca ansiedad, afán, intanquilidad, ir a la escritura y ver lo que Dios promete, el Dios que nunca miente, el Dios que cumple su palabra, el Dios que es fiel, debe traer sosiego al alma. Eso debe producir, es una esperanza con paciencia. ¡Ah! ¡Qué bueno que esto no va a ser así para siempre! ¡Qué bueno que va a haber solución! ¡Qué bueno que Dios es el que va a reinar finalmente! La Biblia debe alimentar esa esperanza en la que nosotros nos encontramos. Segunda a los Corintios, capítulo 6, versículo 4. Noten una vez más aquí cómo Pablo relaciona la paciencia con las tribulaciones. Dice Pablo, antes bien, nos recomendamos en todo, como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceres, en tumultos, en trabajo, en debelo, en ayunas. ¿Cómo es que él enfrenta todo eso? Bueno, porque tiene impaciencia. Él se recomienda a sí mismo impaciencia. Y porque él está en paciencia, viviendo en la esfera de la paciencia, él puede pasar por todas estas cosas. Nadie quiere verse en medio de estas cosas. ¿Pero cómo pudo Pablo? Con la paciencia. Con la paciencia. Hebreos capítulo 6. Hebreos capítulo 6, versículo 11. Dice, pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin para plena certeza de la esperanza. O sea, le está hablando del contraste con los apóstatas que no conocen a Dios, que echan hacia atrás de profesar seguir a Cristo. Dice, pero nosotros deseamos con ustedes algo distinto. Que ustedes muestren una misma solicitud, ¿para certeza de qué? De la esperanza. Versículo 12. A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. ¿Cómo es que heredan las promesas? Por medio de la fe y de la paciencia. Dios dijo, yo estoy aquí esperando, Dios va a cumplirlo. ¿Cómo es que los siervos del pasado podían aguantar y creerle a Dios? ¿Cómo fue que Abraham pudo hacerlo? Por medio de la fe y la paciencia, versículo 13. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo diciendo, de cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Dice, y habiendo esperado con paciencia alcanzó la promesa. Así fue que Abraham pudo, esperando esa promesa de Dios con paciencia. ¿Estamos nosotros en una situación diferente? No, estamos esperando la promesa de Dios con paciencia también. Había muchos factores a su alrededor que podían decirle a Abraham, Abraham, eso es imposible. Abraham creía que iba a haber una generación que no se puede contar, como las estrellas del cielo. A otros con ese cuento. Pero no, Abraham se fortaleció en fe, no dudando en incredulidad, y él esperó que Dios iba a cumplir su palabra. Hermanos, lo que está en juego aquí es si nosotros creemos a Dios o no le creemos. Si nosotros creemos la palabra de Dios, si nosotros creemos que Dios es veraz, y Él es veraz, nosotros tenemos que esperar, y tenemos que esperar con paciencia. Aparecerán otros que dirán, ¿dónde está la promesa de su advenimiento? Eso tenemos muchísimo tiempo yendo que Cristo viene, y Cristo viene. Pero nosotros nos mantenemos firmes porque el Señor no retarda su promesa como algunos la tienen por tardanza. sino que Él es paciente para con todos. ¿Sabe por qué Cristo no ha venido? Dándote lugar para el arrepentimiento. Por eso no ha llegado todavía. Gracias al Señor que Él no vino en los 1200, ni en los 1500, ni en los 1900. Gracias al Señor que no vino en el 2006 y estás vivo todavía. Dándote lugar para el arrepentimiento, pero no sabemos cuándo viene. Pero nosotros esperamos ese día que ciertamente viene. Hebreos capítulo 10. Hebreos capítulo 10. A partir del versículo 32 de Hebreos 10, habla de cómo estos creyentes a quienes está creyendo estaban pasando por momentos difíciles. Dice, por una parte, perdón, dice, sostuviste gran combate de padecimientos al final. Dice, por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hecho espectáculo, y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante, porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. ¿Qué les llevó a ellos a soportar y pasar por esa aflicción de esa forma? la esperanza que tenían. Versículo 35. No perdáis pues vuestra confianza que tiene grande galardón porque os es necesaria la paciencia para que habiendo hecho a la voluntad de Dios obtengáis la promesa porque aún un poquito y el que ha de venir vendrá y no tardará más el justo vivirá por fe y si retrocediere no agradará a mi alma. Os es necesaria la paciencia hermanos para, esperando un poquito más y un poquito más, obtener la promesa de Dios. Porque nosotros, la esquema de nuestra vida no es el esquema que Dios tiene. Él tiene un programa más amplio en el que Él está actuando y no podemos meter el plan de Dios en el pequeñito plan de nuestra propia vida personal. Somos nosotros los que tenemos que vernos encajados en ese panorama más amplio que Dios tiene, donde está llevando a cabo sus propósitos eternos. y qué bueno es saber que estamos del lado del victorioso y que reinaremos con Cristo. Tenemos que aprender a esperar. Tenemos que aprender a esperar. Como dice Hebreos 12.1 que tenemos que correr la carrera que tenemos por delante. Con paciencia. Con paciencia. Necesitamos de la paciencia para que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Es lo que nos va a mantener corriendo. Es lo que nos va a mantener resistiendo a la oposición. Dice Santiago que la prueba de nuestra fe produce paciencia. Necesitamos paciencia, hermanos. Para Dios es importante la paciencia. Dice Apocalipsis 2, 3, Cristo hablándole a una de las iglesias, dice, has sufrido y has tenido paciencia. O sea, Cristo se fijó en eso. Has sufrido, sufrimiento, y has tenido paciencia para poder pasar por ella. Dice, y por eso no has desmayado. No has desmayado. Apocalipsis 13, versículo 10. Busquen ese texto conmigo. Hay dos textos ahí en Apocalipsis que yo quiero que ustedes lean conmigo. Apocalipsis 13, 10, viene hablando de lo que va a ocurrir con el Anticristo y cómo, precisamente, habrá juicio contra el Anticristo y los seguidores del Anticristo. Y dice en el versículo 9, si alguno tiene oído, oiga. Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad. Si alguno mata espada, espada de ser muerto. Dice, aquí está la paciencia y la fe de los santos. Acaba de describir cómo el enemigo de Cristo, el anticristo, va a ser castigado. Dice, ahí está la paciencia de los santos. ¿Qué es lo que tenemos que esperar? Que Cristo actuará, que las cosas no seguirán como son ahora. y en el capítulo 14 versículo 12 acaba de describir en el versículo 11 el tormento que sube por los siglos de los siglos de los enemigos de Dios y dice, y no tienen reposo ni día ni noche los que adoran a la vez de su imagen Dice en el versículo 12, aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. ¿Cuál es la paciencia de los santos? Habrá un juicio venidero, las cosas se pondrán en orden, la opresión terminará, la injusticia terminará. Dice, ahí está la paciencia de los santos. Hermanos, esa es nuestra paciencia. Eso es lo que tenemos que esperar y mantenernos siguiendo hacia adelante, hacia adelante hasta que Cristo vuelva. Dice Pablo en Filipenses 3.20 que nuestra ciudadanía está en los cielos de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo. Y dice la Biblia de las Américas, a quien esperamos ansiosamente. Nuestra ciudadanía no está aquí. Nuestra ciudadanía está en los cielos. Donde Cristo está sentado, ese es el lugar de nuestro interés, el lugar donde ponemos nuestro corazón, el lugar donde nosotros hacemos tesoro. Esperamos la venida del Señor, la esperamos ansiosamente. Y eso va a dar color a todo lo que hacemos en nuestra vida. Hermanos, debemos ser alentados con la verdad de la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Y a la luz de esa bendita promesa tenemos que ser cristianos perseverantes y pacientes. Nuestras aflicciones terminarán y la recompensa de Cristo llegará cuando Él vuelva. Hermano, ¿tú lo crees? Necesitamos decirnos esto más frecuentemente los unos a los otros. Necesitamos estimularnos más con esto los unos a los otros. Es lo que vemos en las Escrituras, ¿no lo es? Santiago no deja su instrucción en mera exhortación. Santiago ilustra lo que él quiere decir, y de una manera tan clara. Y él da tres ilustraciones, tres ilustraciones. En primer lugar, la ilustración del labrador. Versículo 7, la ilustración del labrador. Dice él, por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad como el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Si alguien está dispuesto a esperar, si alguien no está dispuesto a esperar, no puede ser labrador. Porque el que siembra tiene que esperar el periodo en que eso crece, desarrolla, se fructifica y cosecha. Tiene que estar dispuesto a esperar, tiene que sembrar y aguardar con paciencia. Son como esos niños que ustedes ven que cogen una semillita, la siembran y al ratito vuelven a ver si salió la matica. Así es la gente, impaciente, quiere que salga. Pero no, hay que sembrarlo y a su tiempo va a surgir. A su tiempo surgirá. Hay un intervalo de crecimiento y de desarrollo que no se puede saltar. Si se desespera y arranca las plantas, cuando están pequeñas no tendrá cosecha. Si piensa que el trabajo ha sido demasiado arduo como para tener que esperar tanto, no tendrá cosecha. Y muchos factores hay que no dependen de él. Tiene que esperar las lluvias necesarias. Dice aquí, reciba la lluvia temprana y la tardía. En Palestina, las lluvias tardías, las lluvias tempranas, eran las lluvias que venían entre octubre y noviembre. Preparando el terreno para que esas semillas pudieran germinar Para poder trillar la tierra bien, se necesitaban esas lluvias. Pero, después que sembraba, había que esperar. Y se tenía que esperar hasta las lluvias tardías, las lluvias tardías de abril y mayo, para que esa cosecha pudiera finalmente darse como debiera. Tenía que esperar todo ese tiempo. Y nosotros tenemos que esperar de la misma forma. No podemos pretender poner una semillita hoy y cosechar los resultados mañana. Lo que nos está diciendo el Señor es no te desesperes. Espera y aguanta. Espera y aguanta. Y así como Dios manda la lluvia a su tiempo cada vez, vamos a esperar que Dios va a mandar al Señor Jesucristo a su tiempo. Nosotros como labradores espirituales no debemos desesperarnos. sembramos aquí o allá, sembramos en la iglesia, sembramos en la familia, sembramos en nuestra propia vida espiritual, no veremos necesariamente los resultados inmediatamente. Pero si tú ves una hojita que va saliendo, anímate mi hermano. Si tú estás viendo que hay una flor que está saliendo, anímate mi hermano, no coseche todavía, espérate. No es el tiempo, sigue trabajando, Dios está haciendo algo, pero todavía, espera con paciencia. Segundo ejemplo, el ejemplo de los profetas, versículo 10. Versículo 10, hermanos míos, tomar como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. Tomar como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. Ay, si ellos son ejemplos de aflicción, yo estoy pasando la misma aflicción también. Ahora la pregunta es si Dios está tomando como ejemplo de paciencia. Ellos pasaron aflicción, yo también. Ellos la pasaron con paciencia. ¿Y tú? ¿Y tú? Santiago conocía el valor de un buen ejemplo. Él lo sabía. Por eso él dice, tomen como ejemplo de aflicción a los profetas. La palabra ejemplo es una palabra enfática en el texto. Y una de las cosas que aprendemos del texto, del ejemplo de los profetas, es que nosotros, hermanos, no podemos pretender que porque estamos viviendo en el reino de Dios, Él no nos va a mandar aflicciones. Oye, pero yo soy uno de los siervos del Señor. Es más, dice aquí que ellos hablaban en nombre del Señor. Yo hablo en el nombre del Señor, ¿y cómo yo voy a estar pasando estas cosas? Si hay alguien que Dios tiene que proteger con una campo de fuerza, es a mí. Pero no, los profetas son ejemplos de aflicción. Todo lo contrario. Los profetas son ejemplos de aflicción y de paciencia. Ni siquiera los siervos más eminentes del Señor estuvieron exentos. No escaparon al maltrato y a la injusticia. Y el Nuevo Testamento abunda en las cosas en que pasaron los profetas y cómo atacaron a los profetas y cómo aún mataron a los profetas. Fueron tan pacientes que al final hasta los mataron a muchos de ellos. Le quitaron la vida. Dios no quiso librarlos de la muerte. Algunos fueron, dice, aserrados en dos, como dice Hebreos 11. ¿Acerrado por la mitad? Esos ya están viendo un avance de lo que ocurrirá cuando Cristo vuelva a la tierra. Ya ellos están viendo un avance, pero ciertamente los profetas pasaron por muchas cosas. Estudiar la vida de Jeremías, por ejemplo, y ver lo que es ser echado a una cisterna Y lo que era ser maltratado cuando él traía el mensaje de Dios al pueblo de Dios, donde todo el mundo prácticamente estaba en contra suya. Amó siendo acusado falsamente de levantar una conspiración. Vez tras vez, vez tras vez. Y hasta el Hijo de Dios mismo. Vinieron los profetas y lo mataron. Dice, yo voy a mandar a mis hijos a ver qué hacen. Hasta el Hijo de Dios mismo, ¿qué le hicieron? No era el que venía trayendo la palabra de Dios. Él mismo era la palabra de Dios. Y lo mataron. Tened como ejemplo de aflicción a los profetas. Y esa fidelidad que mostraron hacia Dios en medio del sufrimiento fue una marca de que eran verdaderos creyentes. Y tercer ejemplo, el ejemplo de Job, en versículo 11. De aquí tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. Pero noten esa declaración que interesante. Dice, tenemos por bienaventurados a los que sufren. O sea, nosotros tenemos una teología del sufrimiento. Dichosos son los que sufren. Dichosos los cristianos que sufren. Y nos aprendemos la bienaventuranza. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de mi nombre. Pero cuando nos llega a nosotros, no vemos tal bienaventuranza. ¡Dichosos los que sufren! Excepto yo. Miserable de mí. Y cuando estamos pasando por la aflicción, llamamos la atención sobre nosotros. ¡Miren todo lo que yo estoy pasando! ¡Miren, miren! ¡Yo doy lástima! ¡Miren, miren, miren! ¡Da pena, Señor! ¡Cójame, pena! Pero dice, tenemos por bienaventurado a los que sufren. Pero ahora ustedes no consideran eso una bienaventuranza. Es que ellos no estaban considerando eso una bienaventuranza. Si habéis oído de la paciencia de Job, que de paso nos dice que ellos estudiaban la Biblia y conocían los eventos de la Biblia, y lo habían oído porque lo oían en las enseñanzas que ellos escuchaban en la sinagoga. Nosotros tenemos la Biblia. ¿Estamos nosotros aprendiendo de todos estos casos? ¿Por qué ellos estaban supuestos a haber aprendido de Job para sus propias vidas? ¿Estamos nosotros aprendiendo de los caracteres bíblicos para nuestra propia vida? Quizás te puedes proponer en este año estudiar algunos personajes de la Biblia y aprender de ellos. Podría ser un buen estudio. Pero Job, dice aquí Santiago, nos es un ejemplo de cómo pasar con paciencia las aflicciones. Algunas personas se quedan con el caso de que Job terminó diciendo cosas impropias con respecto a Dios y teniendo una evaluación incorrecta aún acerca de sí mismo. Yo soy inocente porque yo estoy pasando por todo esto. Pero la verdad es que la marca dominante del caso de Job es que ese individuo fue, dio un ejemplo impresionante de paciencia, impresionante de paciencia. De hecho, en Ezequiel, cuando menciona a hombres justos, uno de los que menciona es Job, Porque es un hombre que se mantuvo confiando en Dios. Dice, aunque Él me matare, en Él yo esperaré. Uyame, eso es confianza. Él tuvo paciencia. ¿Cuánto aguantó? No sólo de sus amigos que estaban dando esos malos consejos. ¿Cuánto aguantó en medio del dolor y de la aflicción? Y Él lo toleró como un hombre de piedad. Y ahora dice, ustedes deben aprender de ahí algo. Y deben de aprender de Dios, cómo Dios actúa. Porque dice Él, habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. Ustedes en la vida de Job pueden aprender algo de Dios. Es que Dios no actúa porque sí, Dios tiene propósitos. Y ustedes pueden ver al final de la vida de Job lo que ocurrió. Ah, o sea que tenemos que esperar que Dios nos va a multiplicar lo que perdemos. No, un momentito. Un momentito. Dios no nos está llamando a esperar la recompensa de Dios aquí en la tierra. Porque la recompensa que tiene Job ahora mismo es mejor que la que Dios le dio cuando estaba en vida. Nosotros estamos llamados a esperar la recompensa eterna. La recompensa eterna. Esa es la que estamos llamados a esperar. Santiago entonces asume que nosotros podemos concluir de la historia de Job que Dios es misericordioso y compasivo. Ah, sí, pero soy con él. No, que Dios es misericordioso y compasivo con todos los suyos. Y que por eso podemos ser pacientes. Que si esperamos, al final, Dios mostrará su compasión y Dios mostrará su misericordia. Hermanos, esperemos con paciencia la manifestación de la compasión y de la misericordia de Dios. Eso es lo que tenemos que esperar. Estás desesperado. Estás a punto de tirar la toalla. Estás tú reaccionando en contra de otros. Espera la mercericordia y la compasión de Dios. Pon tus ojos en estos ejemplos y serás estimulado a seguir hacia adelante. Finalmente, la paciencia aplicada. La paciencia aplicada. Vemos aquí algunas cosas que podemos aprender. Y lo primero que quiero señalar es que nosotros debemos mantener a raya el uso de nuestras lenguas. Nosotros debemos mantener a raya el uso de nuestras lenguas. Noten el versículo 9. Dice, hermanos, no os quejéis unos contra otros para que no seáis condenados. Y aquí el juez está delante de la puerta. Ellos estaban siendo tentados a reaccionar como los hombres naturalmente lo hacen en su pecado, a quejarse en medio de las tribulaciones. Y esa tendencia coexiste con la tendencia a ventilar nuestras frustraciones contra otros aunque no tenga nada que ver con el asunto. Y tú estás pasando por cierta opresión de ciertas personas, imagínate que está pasando algo en tu trabajo y tú llegas a tu casa y te desquitas con tus hijos, con tu esposa, o viceversa. La esposa está teniendo un día terrible con los hijos y desde que llega el esposo le cae encima al esposo. Podemos ventilar nuestra frustración contra otros. Santiago está diciendo, cuidadito, cuando ustedes estén pasando por estas cosas, cuidado con darle rienda suelta al hablar, porque podemos caer en injusticia nosotros mismos. Que nos quejamos de injusticia, podemos nosotros mismos estar siendo presa de esa injusticia y quejarnos y quejarnos y pecar. Nos quejamos de pecado y nosotros mismos pecamos. Cuidado, no os quejéis unos contra otros para que no seáis condenados. Dios va a tomar en cuenta eso. En otras palabras, hay personas que no le dan mente al espíritu de queja y a la manifestación de esa queja y estar murmurando con otros y contra otros y pensamos que tenemos derecho, que si me siento mal y yo estoy bajo presión, yo puedo ahora atacar a otros porque yo estoy bajo mucha presión. Dicen, no, Dios no lo considera eso como algo liviano. Dios no lo considera eso algo superficial. Dios lo mira como un pecado. Por eso, observen la amenaza que pone aquí. Dice, para que no seáis condenados. Y aquí el juez está delante de la puerta. Dios lo toma en cuenta. Dios lo toma en cuenta. Y en segundo lugar, en ese mismo contexto, en el versículo 12, tiene algo sobre los juramentos. Dice, pero sobre todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento, sino que vuestro sí sea sí y vuestro no sea no para que no caigáis en condenación. Algunas personas, algunos comentaristas se dan vueltas en la cabeza sobre dónde ubicar este versículo en medio de este contexto. ¿Es este versículo un versículo aislado? ¿O tiene este versículo algo que ver con esta sección anterior, los versículos anteriores del versículo 12? Particularmente yo creo que tiene relación. Y la idea es que bajo presión, si nos encontramos bajo un trato injusto, la tendencia es hablar con más énfasis y hasta con exageración. Y esa cultura de los juramentos en esa época era algo muy dominante. Y para aseverar los asuntos solían recurrir a esto. Dice Evis Carballosa acerca de este pasaje. Dice, como se señaló en un capítulo anterior, Santiago enfatiza la parte ética de la vida cristiana, particularmente lo concerniente al hablar. En este sentido, la enseñanza del apóstol refleja mucho de la enseñanza ética del Antiguo Testamento. Como ejemplo, el Libro de Proverbios. Decíamos, él usa cosas del Libro de Proverbios para enseñar en su Epístola. Y aún de la misma enseñanza de Cristo, Cristo habló de los juramentos en el sermón del monte en Mateo capítulo 5, versículos 33 al 37. Dice, es necesario notar cuidadosamente el contexto del pasaje para percibir la razón de la prohibición de no jurar. Los lectores del Epístola confrontaban severas presiones tanto de parte de sus compatriotas inconversos como de gentiles incrédulos. Probablemente eran perseguidos tanto por unos como por otros. Es posible que, para evitar problemas, muchos apelasen a la práctica antigua de jurar para tratar de dar validez o prueba de veracidad a lo que se ha dicho. Santiago evidentemente considera tal actitud contrario a la ética bíblica. O sea, muchos se veían forzados ante la presión a jurar. y juraban por diferentes cosas, y en última instancia, la última jueza al que acudían, Dios, yo te juro en nombre de Dios, y usaban el nombre de Dios en vano o lo usaban incorrectamente. Y Santiago dice, no se dan a la presión, no se dan a la presión, deben cuidar el hablar. Otra cosa que aprendemos de este pasaje, hermanos, es que debemos cultivar y practicar conscientemente la virtud de la paciencia. cultivar y practicar conscientemente la virtud de la paciencia. Dice Colosenses 3, 12, que debemos vestirnos como escogidos de Dios, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Esas son de las... del ropaje que nosotros tenemos que usar como cristianos. Estudiábamos el otro día cómo el Señor nos manda a añadir a nuestra fe virtud, al conocimiento domino propio, al domino propio, paciencia. Debemos hacer algo y cultivar conscientemente la paciencia en nuestras vidas. Y finalmente, hermanos, aprendemos que tenemos que alimentar más y más nuestra esperanza con la doctrina del regreso en gloria de nuestro Señor Jesucristo. Debemos alimentar nuestra esperanza con la doctrina del regreso en gloria del Señor Jesucristo. Santiago no ofrece detalles de la segunda venida. Él no pasa de mostrar la escatología de la segunda venida, no, no. Él sencillamente dice, eso es una verdad. que debe impactar todas las esferas de nuestra vida y debe ayudarnos a esperar pacientemente. Se ve que la Iglesia Primitiva lo creía, se ve que la Iglesia Primitiva era moldeada por esa verdad. ¿Y qué nos dice Juan? Que el que tiene esa esperanza se purifica a sí mismo, así como Cristo es puro. Es una esperanza que afecta, es una esperanza que día a día nos va a llevar a permanecer tranquilos, a permanecer tolerantes, a estar soportando con paciencia. Vendrá una aflicción mañana y pasado otro, la semana que viene otra, el mes que entra ante otra. Pero nosotros esperamos de Dios que los cielos se abrirán y Cristo descenderá en gloria y ya estaremos por siempre con el Señor. Hermanos, debemos alimentar nuestra esperanza con ese regreso del Señor que no tiene fecha. ¿Y para qué no tiene fecha? Para que todas las generaciones del pueblo de Dios estén esperando la gloriosa venida del Señor. Porque si nosotros supiéramos que es el mes que viene, en este mes nos descuidamos, así de pecadores somos, hermanos. No sabemos cuándo es para que estemos en todos momentos listos y siempre alimentando eso en nuestro corazón para vivir piadosamente en Cristo Jesús. Así que, hermanos, como dice Santiago, tener paciencia hasta la venida del Señor. que el Señor nos ayude a poder lidiar con nuestras propias almas en el momento de la aflicción y traer estas instrucciones y poder así notar una diferencia en este mundo, una diferencia marcada por nuestra gran esperanza. Vamos a ver. Señor y Padre nuestro, te damos gracias por esta porción de tu palabra. Y te damos gracias, Señor, porque tú nos muestras nuestras necesidades. Necesitamos ser recordados a esperar. Necesitamos ser recordados de que las cosas no serán así como están ahora para siempre. Señor, perdónanos cuando por incredulidad nosotros hemos tomado en poco tus promesas. Pero nosotros he aquí que te estamos pidiendo misericordia. y que te acerques a nosotros y nos des de tu gracia para crecer en la virtud de la paciencia y para que esa virtud nos haga más fiadosos. Señor, nosotros te alabamos y no queremos cuestionar ninguno de tus caminos. Queremos reconocer que tú sabes el mejor camino para las cosas. Señor, gracias por cuidarnos y gracias por sostenernos. A ti te damos la gloria. Señor, te oramos también por aquellos que están aquí que no te conocen. Y nuestra oración por ellos es que tú los libres de la maldición de vivir solamente para esta vida temporal. Y que ellos también puedan estar preparados para la venida del Señor. Porque si no es su Salvador, será su Juez. Y ellos no están preparados. Señor, ten misericordia y trabaja con sus almas. Dales la fe y el arrepentimiento para que estén preparados. Oh Dios, escucha nuestra oración. Confiamos en Ti y nos ponemos en Tus manos. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
La Indispensabilidad de la Paciencia
Série Epístola de Santiago
- La Paciencia Exhortada
- La Paciencia Ilustrada
- La Paciencia Aplicada
Identifiant du sermon | 1807165027 |
Durée | 58:36 |
Date | |
Catégorie | Dimanche - matin |
Texte biblique | Jacques 5:7-12 |
Langue | espagnol |
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